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En un contexto de súper especialización y transformación digital, pudiera

sobre entenderse que el perfil de abogado joven que buscarán los


bufetes en el futuro estará marcado por la especialización y las
habilidades tecnológicas.
 Sin embargo, la realidad es que son otro tipo de skills las que más se
cotizan en los profesionales jóvenes que buscan desarrollar una carrera
en los despachos. Es el momento, de hecho, de recordar el componente
humanístico de esta profesión y de reivindicar competencias y
capacidades que se están perdiendo y que sin embargo a mi juicio son
absolutamente esenciales en esta profesión. Sin un ápice de ironía, así
será el abogado joven que se rifarán todos los bufetes en el futuro
 Leerá la prensa todas las mañanas. No se me ocurre un consejo mejor
para un abogado joven que leer, muy temprano, antes de llegar a la
oficina, al menos un diario de información general y otro de información
económica. Supone tal ventaja competitiva que, si los futuros abogados
fueran conscientes, no dudarían en practicar este hábito incluso durante
la Universidad. Muy interesados por la actualidad política, a los de mi
generación, y no digamos a los de la transición y primeros años de la
democracia, nunca nos faltó un periódico bajo el brazo. Los nombres de
las principales firmas periodísticas y creadores de opinión nos eran tan
familiares como las de los socios de los principales despachos
profesionales. Hoy me temo que muchos jóvenes inician la carrera
jurídica sin saber ni lo uno ni lo otro. A pesar de las mayores
posibilidades de información que brindan suplementos y medios
especializados como este, no hacen seguimiento de la actualidad jurídica
y su acceso a la información es muchas veces pobre, parcial y
anecdótico, condicionado por la intermediación de las redes sociales, que
no siempre viralizan las noticias de mayor relevancia y no aportan el
acceso jerarquizado y organizado que ofrecen los medios a las
cuestiones más relevantes de la esfera pública.
 Tendrá una vasta cultura general. La cultura distingue la preparación del
abogado y lo focaliza a la sociedad. ¿Se puede ser abogado en un bufete
sin haber ido nunca a una ópera o un concierto, sin haber pisado nunca
un museo, sin haber asistido nunca a una función de teatro, sin leer las
principales novedades editoriales de cada año, sin conocer las mayores
ciudades del mundo, sin saber quién era Tocqueville, Locke, Rousseu,
Montesquieu, sin conocer qué supuso la Ilustración para la sociedad
occidental, sin conocer los grandes episodios de historia del mundo, de
tu país y aun de la ciudad donde desarrollas tu carrera profesional?
Saber de Derecho es como el valor al soldado: se le presupone. La
cultura general también se debería presuponer, pero hoy en día ya se
puede asegurar que es un valor completamente diferencial. E
imprescindible cuando te mueves en altos niveles directivos.
 Será capaz de mantener el interés de una conversación en un almuerzo
o una reunión de de trabajo. Lo cual está ligado a todo lo anterior. A la
cultura y al seguimiento de la actualidad pero también a ese aparente
anacronismo que son las "buenas maneras", y digo aparente porque lo
que antes llamábamos "saber estar" no solo no está pasado de moda,
sino que es hoy imprescindible. Comportarse de forma adecuada,
haciendo sentir a gusto al interlocutor que se tiene enfrente,
escuchándolo con interés real e interaccionando con él en la medida
justa, sin mostrarse ni demasiado elocuente ni demasiado soso... esa es
una skill de rabiosa y acuciante actualidad.
 Será capaz de expresarse de forma adecuada. El abogado del futuro
será una persona leída, con capacidad para escribir de forma lineal,
hilando los argumentos, manejando el razonamiento lógico y la
consecutio, de modo que una idea conduzca a la siguiente de forma
natural, haciendo progresar el razonamiento hacia una conclusión final.
En la era del pensamiento puzle y visual, los jóvenes que trabajen en
bufetes tendrán la característica diferencial de ser capaces de verbalizar
los pensamientos utilizando los conceptos apropiados. En resumen, tras
realizar una investigación en profundidad sobre cualquier tema, no
tendrían la menor dificultad en escribir un ensayo o monografía sobre el
mismo.
 Será capaz de adaptar el tono y el contenido del mensaje al interlocutor
que tiene en frente. Parece una tontería o una obviedad, pero no lo es en
absoluto. Uno de los efectos que las redes sociales están teniendo sobre
los jóvenes es la anulación de la capacidad de modular el mensaje, que
antaño se tenía por signo de ilustración (la persona culta era
precisamente aquella que era cambiar de registro) y era práctica habitual
en los de mi generación y anteriores: no se nos ocurría hablarle de la
misma forma a un padre que a un amigo, a un cliente que a un
compañero, a un amigo que a un superior. El abogado del futuro debe
tener estas capacidades, y debe ser lo suficientemente flexible y
empático como para saber adaptarse al entorno y a la persona.
 Agenda eficaz. Sabrá lo que tiene que hacer cada mañana sin que se lo
digan. Será autónomo y no necesitará que le digan lo que tienen que
hacer porque durante sus años de formación ya se habrá acostumbrado
a eso, y él mismo se marcará las etapas, las herramientas y los
mecanismos para alcanzar los resultados pretendidos, sin esperar a que
otra persona le fije las tareas o le encargue deberes para llegar al
aprobado final. En los bufetes hay reuniones de coordinación, pero lo que
esperan los socios es que sean eso, de coordinación, no de fijación y
repaso de los deberes.
 Será responsable desde la exigencia y adulto en sus
comportamientos. Íntimamente ligado con lo anterior. Lo que supone,
entre otras cosas, la asunción de plazos y la entrega dentro de ellos de
los trabajos acordados; el seguimiento de las cuestiones y proyectos en
marcha hasta su satisfactorio desenlace final y una cultura y una actitud
completamente ajenas a al tipo de mentalidad "eso no depende de mí",
"eso no es de mi negociado", "hable con mi jefe, que yo solo soy un
empleado", "es que es la primera vez que lo hago". El junior que se
excusa ante un cliente diciéndole que es la primera vez que lo hace
puede tener claro una cosa: su superior no le permitirá que lo haga una
segunda. En los bufetes se necesitan jóvenes adultos, no jóvenes niños.
Idiomas, másteres, especialización... Todo eso está muy bien y es un
plus. Pero los jóvenes con estas siete competencias que he comentado
anteriormente no tendrán problemas: son el perfil más demandado.

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