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COVID-19

“El miedo y la incertidumbre se han incubado de manera silenciosa, a tal punto de

que hoy son la otra epidemia que se esparce por el orbe y corroe a multitudes, lo

que tiene implicaciones ideológicas y ligadas al poder”.

A finales del 2019, cuando nuestra vida era totalmente diferente a la que tenemos hoy,

veía por las noticias que había un virus que estaba afectando a mucha gente en Wuhan

China, pero como parecía que era muy lejano ese país al nuestro, la preocupación de la

gente que vive en Perú era un porcentaje mínimo o casi nulo. Sin embargo, a inicios del

2020 cuando se vio que este virus se expandió a muchos países y entre ellos llegó al

Perú, uno se sorprendía porque no sabía que es lo que se venía tampoco imaginaba que

sería de la magnitud que hemos visto hasta ahora, a la que ha llegado este coronavirus.

Todos nos disponíamos a iniciar el año 2020 con muchísimos objetivos, metas trazadas,

sueños, talvez viajes en familia, visitas a familiares, viajes por estudio o volver a la

universidad, volver a ver a los amigos, compañeros, docentes todo eso teníamos en

mente.

Sin embargo, un 15 de marzo aquí en el Perú nuestra vida cambio literalmente, porque

el presidente de ese entonces Martin Vizcarra decidió que teníamos que estar confinados

en nuestra casa, sin poder salir ni siquiera a la puerta porque había llegado a nuestra

vida un virus que nunca pedimos, un virus que no imaginamos en nuestra vida que iba

allegar y tuvimos que aceptarlo. Al principio parecía algo incluso divertido porque

estábamos tan estresados con el trabajo, los estudios, los que haceres del día, que era

difícil estar en familia, así que este confinamiento de 15 días era una oportunidad para

reunirnos con los que más queremos; así que esa travesía empezó así, luego de los 15

días más otro 15 días, luego del mes más otro 15 días y así sucesivamente, ya esto se
tornaba más estresante que antes, ya uno no quería estar en casa, quería salir, ver nuevos

lugares, caminar por las calles, hacer nuevas cosas porque ya la rutina de estar todos los

días en casa haciendo lo mismo era cansado, así que como parte de las experiencias que

puedo compartir con ustedes es que el año pasado a inicios de año, después de que

habíamos pasado casi un año entero de cuidados para no contraer el covid, para cuidar a

nuestros padres a los que más queremos lamentablemente toda mi familia se contagió

empezando por mi hermano menor, luego siguió mi mamá, mis hermanos, yo y al final,

quien mas sufrió este virus fue mi padre, después de que todos habíamos enfermado y

ya estábamos mejorando nuestra salud, lamentablemente mi papá cayó enfermo por el

virus y fue duro para él, le choco más que a todos, estuvo casi mes y medio

convaleciente, tuvimos días muy difíciles no sabiendo que hacer pero a Dios gracias

pudimos salir de lo más difícil, poco a poco él se fue mejorando y una pequeña historia

que quisiera contarles es la siguiente: Cuando mi papá contrajo el virus, al principio nos

asustamos, porque estábamos en la segunda ola y era como la que más fuerte, se

escuchaban muertes por todo lado aquí en la ciudad donde vivimos, colegas de mi padre

que fallecían, la desesperación, la preocupación era grande para nosotros. Un martes de

mañana después de que mi papá fue atendido por médicos se le veía mejor había una

notoria mejoría en él y nos sentíamos más aliviados pensamos que iba a quedar ahí y

con el tratamiento que le había dado el médico iba a sanar completamente. Sin embargo,

llegó la tarde llegaron sus hermanos a visitarlo y a pesar de que teníamos conocimiento

mediante la OMS la prohibición de que no podíamos estar cerca de un paciente

infectado, en nuestro caso eso era muy irrelevante, al contrario queríamos estar más

cerca de mi padre para que no se sienta solo, para que no se estrese, para que se sienta

acompañado en ese momento, llegaron sus hermanos y lo acompañaron durante la tarde

conversando entre risas y risas mi papa estaba sano, en ese momento lo veíamos sano,
sin embargo en la noche maso menos a las 11 mi papa hizo una llamada a mi hermana

diciendo que no se sentía bien que no podía respirar, que lo ayudara, entonces todos

despertamos y fuimos a su habitación efectivamente no se sentía bien, no podía respirar,

en ese momento no sabíamos que hacer, nos quedamos muy sorprendidos a la vez

asustados sin saber a quién acudir a esa hora pero el Señor siempre ha bendecido a mi

familia con personas muy buenas quienes nos han ayudado y teníamos una amiga

doctora quien nos ayudaba bastante en esos momentos y no importando la hora

llamamos y muy amablemente nos atendió y nos dijo que hacer, nosotros no siendo

enfermeros, no siendo médicos, no siendo nada, no sabiendo mucho sobre medicina

hicimos todo, solo con el objetivo de ayudar a mi papá para que pudiera reaccionar,

hicimos todo lo que nos pidió al pie de la letra la doctora y como a las 2 de la mañana

mi papá ya estaba más estable.

Como estudiantes de una institución cristiana en lo que no solo nos imparten todo lo

que tenemos saber cómo profesionales sino también nos ayudan a comprender de que

nunca estamos solos, a pesar de los muchos problemas que hay de los momentos

dolorosos que hemos pasado durante estos dos años a causa del covid, el Señor siempre

nos ha mostrado una salida, nos ha mostrado esperanza y nos fortalece porque los

problemas son momentos de tristeza pero a la ves de fortaleza de aprender de que

nosotros no somos débiles y con Dios menos, que esos problemas, esos momentos

difíciles nos ayuda a comprender de que no estamos en un mundo en el que es nuestro

hogar si no que nos está preparando para un lugar donde nunca más estaremos tristes,

donde nunca más lloraremos y podremos abrazar a nuestros seres queridos que

lamentablemente hemos perdido a causa de este virus, con esa esperanza, con esa

certeza, con esa seguridad es que debemos seguir adelante a pesar de la pandemia, a

pesar de que todavía viene momentos difíciles, seguir adelante. No hay de otra, No hay
opción para que retrocedamos sino solamente que veamos para adelante y que mejor

acompañados con el Señor. Gracias

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