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Bombones Huerto Azul

Bombones Huerto Azul E.I.R.L. es una chocolatería fina


ubicada en la capital de la Región de la Araucanía, nacida en
el año 2001 y dedicada a la elaboración y comercialización de
bombones artesanales para toda la familia, utilizando materias
primas de excelente calidad y basados en una rica tradición
del campo sureño.
Su fundador es don David Mieres, quien a sus 75 años aún
lleva la gerencia de esta empresa, siendo para él relevante
compartir sus ideas antes de tomar decisiones. Por ello,
siempre deja muy claros los objetivos y entrega varias
alternativas donde él y su grupo directivo debaten y participan
de la decisión final. Consulta periódicamente a la Sra. Paula
Lagos, encargada de administración y finanzas; a don Germán
Zúñiga, jefe de producción, y a don Álvaro Arteaga, jefe de
comercialización y marketing, sobre cómo enfrentar el futuro
de la empresa.
En sus inicios, la tecnología utilizada por Bombones Huerto
Azul fue, principalmente, maquinaria muy antigua, lo que
permitió a la empresa ahorrar en inversión. Luego, en el 2006,
la empresa enfrentó serios retos en cuanto a lograr una
estandarización de la calidad, aprovechando para ello un
programa de fomento a la innovación por parte del gobierno
de Chile. Se dieron cuenta, además, de que en el departamento
de comercialización y marketing era necesario diferenciar los
departamentos de envases, publicidad, e investigación de
mercado.
Posteriormente, en el año 2011, la empresa amplió sus
instalaciones hasta llegar a la capacidad actual de 50.000 kg,
la cual es utilizada al 60% de capacidad. En este sentido, uno
de sus objetivos durante el 2019 es aumentar su capacidad de
producción al 75%.

Actualmente, la empresa es reconocida en la región con el


28% de participación del mercado y una clientela fidelizada
por el posicionamiento de la marca Bombones Huerto Azul en
casi 18 años de vida. Lo anterior se ha logrado, según indica
don Germán Zúñiga, porque “nuestros productos están
elaborados bajo estándares de calidad, que dan garantía de la
utilización de materias primas naturales, sin ningún tipo de
conservantes. Dirigimos nuestros esfuerzos hacia el deleite de
paladares de quienes nos prefieren, rescatando la creatividad y
arte de cada uno de nuestros trabajadores.
Dentro de nuestros beneficios, brindamos al cliente la
posibilidad de personalizar los sabores y, al mismo tiempo, la
oportunidad de la compra de nuestros productos por medio de
la página web de la empresa, con el fin de entregar un mejor
servicio y comodidad”.

La Sra. Paula Lagos agrega que “manejamos una política de


precios bajos dentro del mercado de los bombones finos, 10%
menor al mercado local, sin dejar de lado la calidad y
excelencia de nuestro proceso productivo, garantizando la
satisfacción del cliente y superando sus expectativas. Cada
uno de estos aspectos ligados a nuestra estrategia de negocio
da lugar a la opción de preferencia entre los consumidores
frente a la competencia. Lo anterior ratifica nuestro desafío de
convertirnos en la empresa regional con mayor participación
del mercado en un lapso de seis años, desarrollando procesos
de mejoramiento continuo en todos sus departamentos,
apoyándonos siempre con programas de buenas prácticas de
manufactura que permiten certificar nuestra calidad”.
Sus principales rivales en la región siempre han sido
Chocolatería Norweisser (15% del mercado) y la empresa
valdiviana Entrelagos (30% del mercado), la cual ostentó por
mucho tiempo la mayor participación en el rubro, lo que traía
aparejados una gran aceptación y reconocimiento en el
mercado, dado que ofrece varios productos, como bombones,
frutas de mazapán, alfajores, etc. El resto del mercado local se
encuentra repartido entre cerca de 35 microempresas
dedicadas a la chocolatería artesanal.
Bombones Huerto Azul ha logrado ingresar al mercado
enfocándose en los sectores medio y alto, con una estrategia
de diferenciación. Sin embargo, en sus inicios la empresa no
realizaba ningún tipo de planificación estratégica, y las
decisiones eran tomadas de forma intuitiva, más que
analizadas en profundidad.

La empresa tiene una dotación de 15 personas y todas realizan


diferentes tareas, sin especializarse en algo en particular:
algunos están encargados de recibir las materias primas; otros,
de elaborar los chocolates en sus departamentos de cocción,
moldaje y enfriado.
Los principales insumos necesarios para la fabricación del
chocolate son: pepa de cacao procesada y mantequilla de
cacao, de las cuales solo hay tres comercializadoras en el país,
y las compras realizadas por la empresa no son tan
significativas.
Por otro lado, el año pasado un gran distribuidor de Santiago
le planteó a don David que fuera uno de sus proveedores de
chocolates artesanales para revenderlos en la capital. Don
David reconoce que su gran anhelo es crecer a otras regiones
del país y que la marca sea reconocida nacionalmente. Como
ventaja, reconoce que tiene un departamento de contabilidad
muy fuerte, para que la expansión sea segura y sustentable
financieramente, ya que para él es fundamental el buen
control financiero en el pago de los sueldos, el registro
adecuado de compras y ventas, y la determinación de costos
productivos. Todo lo anterior le permite tener acceso a
financiamiento bancario.
Los canales de distribución de la empresa no son adecuados
por el momento, utilizando solo el canal directo (fabricante-
consumidor). El Merchandising prácticamente no existe, pero
las instalaciones de venta y comercialización crean una
excelente imagen para la venta del producto. El 2017, las
estadísticas indicaban que en los almacenes tradicionales es
donde se vende más chocolate (51,9%), seguidos por los
supermercados (48%).
Don Álvaro Arteaga sabe que la confitería de chocolate es la
más consumida en el país (2,6 kg per cápita), seguida de los
artículos de confitería (2,2 kilos per cápita) y los chicles (0,4
kg per cápita). Según cifras de la Cámara de Comercio de
Santiago, el 2017 aumentó en un 20% el consumo de
chocolate fino en Chile, existiendo países que llegan a
consumir 15 kilos per cápita al año.
Dados los tratados internacionales de Chile con el extranjero,
las importaciones de este producto alcanzaron los 36,3
millones de dólares el 2017, equivalentes a un incremento de
21% respecto del año 2016. A raíz de ello, la empresa
brasileña Garoto pretende intensificar su exportación de
chocolate fino a Chile.
El gobierno ha potenciado el emprendimiento y la innovación,
dando relieve a una fuerte campaña para la creación de nuevas
empresas, con todos los beneficios existentes, pero
estableciendo restricciones en cuanto a la entrega de permisos
sanitarios relativos a alimentos.

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