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PABLO Y LA MISIÓN
UN ANÁLISIS DE LA ESTRATEGIA
PARA LA MISION EN SUS TRES VIAJES
LIMA
INTRODUCCIÓN
Aún hay muchas iglesias locales, que solo se preocupan por el cuidado de la
grey; ejercen un pastorado netamente centrípeta; con escasez de liderazgo,
haciendo recaer en 3 o 4 personas toda la responsabilidad. Para cumplir el propósito
de Dios, como Iglesia aquí en la tierra, es importante llevar a cabo ese cometido en
obediencia al mandato bíblico revelado en Hch. 1:8.
Pablo fue pionero en ideas como la predicación del mensaje a todo el mundo y
no sólo al pueblo elegido. Además fue un caminante inagotable, que asumió
personalmente la tarea que propuso a sus hermanos de comunidad.
Es tan compleja, tan rica y tan variada en matices, y por otra parte es tan
transcendental en la historia bíblica cristiana, que es necesario un estudio a fondo,
no sólo de su doctrina, sino también de su persona, de la historia de su tiempo y de
las circunstancias sociales y religiosas en que vive.
A Pablo lo conocemos mejor que a ningún otro apóstol o personaje del Nuevo
Testamento, por sus Cartas y por el Libro de los Hechos de los Apóstoles, dos
fuentes independientes, pero que se complementan.
a) Los ciudadanos del Imperio eran liberados de todos los castigos humillantes y
deshonrosos (flagelación y crucifixión especialmente). La lex portia regulaba y
prohibía bajo penas muy severas someter a un ciudadano romano al suplicio
de la flagelación.
b) Tenían derecho de apelar al emperador contra alguna sentencia, y el derecho,
para los que vivían en provincias, de estar sometidos únicamente a juzgados
romanos. En asuntos civiles estaban sometidos a un jurado. En los asuntos
criminales al representante de Roma.
Educación
Que Pablo haya sido un predicador itinerante no significa que haya pasado de
ciudad en ciudad en una carrera frenética. El esquema de Hechos parece dejar esa
impresión. Sin embargo se trataría más bien de la idea teológica del biógrafo de
Pablo que intenta mostrar la realización del itinerario descrito al comienzo de su
libro: "seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los
confines de la tierra" (Hechos 1:8). Por eso resulta suficiente decir, para cerrar el
relato, que Pablo había permanecido dos años en Roma predicando con valentía y
sin estorbo lo referente al Señor Jesús. No importaba ya que había sido más tarde
de la vida de Pablo, pues el mensaje de la salvación ya había llegado gracias a él
hasta la misma capital del Imperio. Esta carrera apostólica podemos sintetizarla en
las siguientes etapas.
Hechos 19:23 se relata el motín organizado en aquella ciudad por los orfebres
que veían en el apóstol una amenaza para su trabajo y para toda la infraestructura
implicada detrás del Artemision: "ese Pablo persuade y aparta a mucha gente
diciendo –que no son dioses los que se fabrican con las manos. Y esto no solamente
trae el peligro de que nuestra profesión caiga en descrédito, sino también de que el
templo de la gran diosa Artemisa sea tenido en nada y venga a ser despojada de su
grandeza aquella a quien adora toda el Asia y toda la tierra". La furia que habría
tenido el motín descrito podemos imaginarla a partir de la comparación con el fervor
con que los efesios habían reconstruido el presente Artemision después del incendio
que había destruido el antiguo. Dicho de otro modo, se interpretó la predicación de
Pablo como un atentado contra una de las siete maravillas del mundo antiguo.
Pablo pasa desde allí nuevamente a Grecia, y desde allí regresa a Jerusalém a
llevar la colecta hecha entre las comunidades de origen pagano para la comunidad
pobre de los hebreos: éste será el principal lazo que une a los creyentes que ya no
están unidos por la circuncisión (Hch. 20:1-16).
CAPITULO II
ESTRATEGIA MISIONERA
Hechos presenta toda la labor evangelizadora como una obra del Espíritu,
hasta el punto que lo hace responsable hasta del itinerario seguido por Pablo:
"Estando ya cerca de Misia, intentaron dirigirse a Bitinia, pero no se lo consintió el
Espíritu de Jesús. Atravesaron, pues, Misia y bajaron a Troáda" (Hch. 16:7-8).
Debemos reconocer que, sin embargo, el itinerario respondía ciertamente a un
proyecto elaborado por el apóstol. La opción de Pablo recaía en localidades donde
no había llegado el anuncio del evangelio: "he tenido como punto de honra no
anunciar el evangelio sino allí donde el nombre de Cristo no era aún conocido, para
no construir sobre cimientos ya puestos por otros" (Rom 15,20). Se sentía llamado a
llevar el primer anuncio y fundar nuevas comunidades, desplazando el señorío del
Resucitado cada vez más lejos.
En los caminos, cada 25 millas (la distancia que se podía llegar a recorrer a pie
por día) un puesto de guardia garantizaba seguridad a los viajeros, aunque no su
comodidad. Eso apenas importaba, porque lo únicamente temible eran los bandidos,
que sobraban por aquellos tiempos. Pero, de todos modos, cualquier medida parecía
insuficiente para frenar la delincuencia generalizada.
Había que contar, además, con las manadas de lobos que, en las montañas
entre Capadocia y Siria, obligaban a los viajeros a cerrar filas. Por eso Pablo
recordará sus viajes frecuentes como una fuente constante de sufrimiento en su
apostolado: "peligros de ríos; peligros de salteadores; peligros de los de mi raza;
peligros de los gentiles; peligros en ciudad; peligros en despoblado" (2 Co 11:26).
Más allá de los grandes discursos, que nos presentan a Pablo como a un
brillante orador ante grandes multitudes, Pablo dedicó muchísimo tiempo a la
predicación personalizada, a través del diálogo y el testimonio en el lugar donde
trabajaba y entre sus compañeros de viaje. Él mismo da cuenta a sus fieles cuánto
esfuerzo y cariño les dedicó durante su permanencia en Tesalónica: "Pues
recordáis, hermanos, nuestros trabajos y fatigas. Trabajando día y noche, para no
ser gravosos a ninguno de vosotros, os proclamamos el Evangelio de Dios. Vosotros
sois testigos, y Dios también, de cuán santa, justa e irreprochablemente nos
comportamos con vosotros, los creyentes. Como un padre a sus hijos, lo sabéis
bien, a cada uno de vosotros os exhortábamos y alentábamos, conjurándonos a que
vivieseis de una manera digna de Dios, que os ha llamado a su Reino y gloria" (1
Tes. 2:9-12).
El hecho de trabajar con sus manos para su propio mantenimiento es una
prueba de que Pablo desempeñó una amplia acción misionera con pocos medios y
con modestos recursos financieros.
CAPITULO IV
VIAJES MISIONEROS DE PABLO
A pesar de las Iglesias que fundó, de los convertidos que congregó, de los
milagros que obró y de las innumerables pruebas que soportó, Pablo no estaba
dispuesto a dormir sobre sus laureles, y emprendió su tenaz viaje. Comenzó
volviendo a las regiones de Galacia y Frigia, donde confirmó a los discípulos y los
instruyó respecto de la ofrenda. Este tercer viaje misional (53-58 D.C.) tiene especial
interés por el prolongado ministerio del Apóstol en Efeso: "Todos lo que habitan en
Asia, Judíos y Griegos, oyeron la palabra del Señor Jesús..." Hch. 19:10.
Seguramente el alcance del ministerio de Pablo se extendió a través de los que
se convirtieron en este importante centro comercial y cultural de la provincia de Asia.
Algunos creen que en esta ocasión escribió Filipenses y tal vez otras epístolas como
las de Corintios y Romanos entre otras.
Viaje a Roma
En Jerusalén Pablo fue apresado por los Judíos quienes estaban celosos por el
ministerio que el gran Apóstol había realizado entre los gentiles (58 D.C.), de allí fue
trasladado a Cesarea donde presentó su defensa ante el Gobernador Félix, ante su
sucesor Festo y ante el rey Agripa. Al fin apeló al Emperador Romano. (58-60 D.C.).
1. Región de Galacia:
2. Atenas:
En tiempos de Pablo era conocido el deseo que tenían los atenienses de oír
novedades, pero los pensadores se dividían en dos escuelas de filosofía muy
importantes: Estoicos y Epicúreos. Por su énfasis en la razón como la ley suprema
de la vida y su enseñanza del panteísmo, el estoicismo, etc, no tenían mucho en
común con la doctrina de Pablo.
Cuando Pablo presentó su mensaje en medio del Areópago tuvo muy escaso
éxito, no obstante cumplió con un deber que para él era más importante que la vida
misma. A Pablo sólo le importaba una cosa, y esta era que todos oyeran el mensaje
da la cruz.
3. Antioquía de Siria:
Ciudad situada sobre el río Orontes a 26 Km. del Mediterráneo. Tenía una
situación geográfica ideal. Llegó a ser la tercera ciudad de todo el Imperio, Roma era
la primera y Alejandría la segunda. Casas lujosas adornaban su calle principal (6
Km.) y los emperadores acostumbraban a contribuir a su belleza general. Aunque
Antioquía tuvo fama de ciudad pagana, ocupó también un lugar prominente en la
historia del cristianismo.
Antioquía recibió en impacto del mensaje evangélico poco después del martirio
de Esteban y fue allí donde por primera vez se predicó el evangelio a los paganos, y
los creyentes fueron llamados cristianos. Fue un centro muy importante de
operaciones misioneras de Pablo ya que sus características económicas y
geográficas permitían el desarrollo mundial del cristianismo.
Ciudades Importantes. (Continuación) Divisiones del tiempo.
4. Corinto:
5. Efeso:
Según hechos Pablo visitó Efeso en dos ocasiones hacia fin de su segundo
viaje misionero, cuando iba con prisa hacia Jerusalén. Efeso era el centro
administrativo y religioso de la provincia romana de Asia. El templo de Diana, es
considerado una de las siete maravillas del mundo. Fueron impresionantes la
superstición y el ocultismo que florecían a la sombra del culto a esta diosa, cuyas
características eran semejantes a las de la diosa oriental de la fertilidad.
Producto del trabajo misionero de Pablo, y otros más, se convirtieron tantas
personas a Cristo, que los fabricantes de ídolos vieron en peligro su negocio, y
provocaron el tremendo alboroto relatado en el libro de los Hechos.
BIBLIOGRAFIA