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Literatura europea medieval y renacentista

Tarea X
El Ensayo Humanista del Renacimiento.
Características del Ensayo Humanista del Renacimiento
Autores y obras representativas.

Andrea Alexandra Sánchez López


Literatura europea medieval y renacentista
Literatura europea medieval y renacentista

a) Datos de la época: históricos, literarios, sociales y filosóficos.

El humanismo fue un movimiento intelectual surgido en el Renacimiento entre


los siglos XIV y XVI, que reivindicaba el pensamiento racional propuesto en las
antiguas civilizaciones griega y romana.

Esta nueva interpretación de la realidad fue una manera de deslastrarse del


pensamiento medieval, también conocido como “la edad oscura”, debido a que
fue una época en la que todo indicio de pensamiento científico o racional fue
descartado, mientras que se exaltaba el valor de la religión, los textos sagrados
y la teología.

Mientras que en la época medieval se aseguraba que Dios era el epicentro


desde el cual todo debía ser discutido, en el humanismo renacentista esta
visión cambia y le da al ser humano un lugar protagónico como la nueva
medida de todas las cosas.

Si bien el término humanismo fue creado a partir del siglo XIX para
conceptualizar los cambios estéticos e intelectuales surgidos en el
Renacimiento, fue en este período histórico en el que se comenzó a utilizar la
palabra “humanista”, para referirse a quienes dominaban y enseñaban las
letras y la cultura clásicas.

Algunos de los principales representantes de la escuela humanista fueron


Cosme de Medici, fundador de la Academia Platónica Florentina, considerada
cuna del humanismo, Nicolás Maquiavelo, el impulsor del autoritarismo
monárquico y Martin Lutero, el teólogo alemán responsable de la reforma
protestante que generó una división definitiva en la Iglesia católica.
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b) Biografías: trayectoria, formación intelectual y trascendencia de los siguientes


autores:

Nicolás Maquiavelo

(Florencia, 1469-1527) Fue un escritor y estadista florentino. Nacido en el seno


de una familia noble empobrecida, Nicolás Maquiavelo vivió en la Florencia de
los Médicis, en tiempos de Lorenzo el Magnífico y Pedro II de Médicis.

Su actividad diplomática desempeñó un papel decisivo en la formación de su


pensamiento político, centrado en el funcionamiento del Estado y en la
psicología de sus gobernantes. Su principal objetivo político fue preservar la
soberanía de Florencia, siempre amenazada por las grandes potencias
europeas, y para conseguirlo creó la milicia nacional en 1505. Intentó sin éxito
propiciar el acercamiento de posiciones entre Luis XII de Francia y el papa Julio
II, cuyo enfrentamiento terminó con la derrota de los franceses y el regreso de
los Médicis a Florencia (1512).

La obra de Nicolás Maquiavelo se adentra por igual en los terrenos de la


política y la literatura. Sus textos políticos e históricos son deudores de su
experiencia diplomática al servicio de Florencia, caso de Descripción de las
cosas de Alemania (Ritrato delle cose della Alemagna, 1532).

El pensamiento histórico de Nicolás Maquiavelo quedó plasmado


fundamentalmente en dos obras: La vida de Castruccio Castracani de
Luca (1520) e Historia de Florencia (Istorie fiorentine, 1520-1525). Entre sus
trabajos literarios se cuentan variadas composiciones líricas, como Las
decenales (Decennali, 1506-1509) o El asno de oro (L'asino d'oro, 1517), pero
sobre todas ellas destaca su comedia La mandrágora (Mandragola, 1520),
sátira mordaz de las costumbres florentinas de la época. Clizia (1525) es una
comedia en cinco actos, de forma aparentemente clásica, que se sitúa en la
realidad contemporánea que Maquiavelo tanto deseaba criticar.

Tomás Moro

(Thomas More; Londres, 1478 - 1535) Fue un político y humanista inglés.


Procedente de la pequeña nobleza, estudió en la Universidad de Oxford y
accedió a la corte inglesa en calidad de jurista. Su experiencia como abogado y
juez le hizo reflexionar sobre la injusticia del mundo, a la luz de su relación
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intelectual con los humanistas del continente (como Erasmo de Rotterdam).


Desde 1504 fue miembro del Parlamento, donde se hizo notar por sus posturas
audaces en contra de la tiranía.

Su obra más relevante como pensador político fue Utopía (París, 1516). En ella
criticó el orden político, social y religioso establecido bajo la fórmula de
imaginar como antítesis una comunidad perfecta; su modelo estaba
caracterizado por la igualdad social, la fe religiosa, la tolerancia y el imperio de
la ley, combinando la democracia en las unidades de base con la obediencia
general a la planificación racional del gobierno.

A pesar de haber mantenido en el plano teórico estas aspiraciones


premonitorias del pensamiento socialista, Tomás Moro fue prudente y
moderado en cuanto a la posibilidad de llevarlas a la práctica, por lo que no
combatió directamente al poder establecido ni adoptó posturas ideológicas
intransigentes.

Erasmo de Rotterdam

(Desiderio Erasmo de Rotterdam; Rotterdam, 1466 - Basilea, 1536) Fue un


humanista neerlandés de expresión latina. Clérigo regular de san Agustín
(1488) y sacerdote (1492), pero incómodo en la vida religiosa (que veía llena
de barbarie y de ignorancia), Erasmo de Rotterdam se dedicó a las letras
clásicas y, por su fama de latinista, consiguió dejar el monasterio como
secretario del obispo de Cambrai (1493).

Cursó estudios en París (1495) y, tras dos breves estancias en los Países
Bajos (1496 y 1498), decidió llevar vida independiente. En tres ocasiones
(1499, 1505-1506 y 1509-1514) visitó Inglaterra, donde trabó amistad con Jane
Colet y Tomás Moro, en cuya casa escribió su desenfadado e irónico Elogio de
la locura (1511), antes de enseñar teología y griego en Cambridge.

Para unos hereje (que preparó el terreno a la Reforma), para otros racionalista
solapado u hombre de letras ajeno a la religiosidad (un Voltaire humanista) y
para otros gran moralista y lúcido renovador cristiano, Erasmo de Rotterdam
quiso unir humanismo clásico y dimensión espiritual, equilibrio pacificador y
fidelidad a la Iglesia; condenó toda guerra, reclamó el conocimiento directo de
la Escritura, exaltó al laicado y rehusó la pretensión del clero y de las órdenes
religiosas de ostentar el monopolio de la virtud.

Michel de Montaigne
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(Michel Eyquem, señor de Montaigne; Périgueux, Francia, 1533 - Burdeos, id.,


1592) Fue un escritor francés de cuya obra fundamental, los Ensayos (1580 y
1588), tomó nombre y forma el moderno género del ensayo, entendido como
una disertación subjetiva y crítica en torno a cierto tema. Nacido en el seno de
una familia de comerciantes bordeleses que accedió a la nobleza al comprar la
tierra de Montaigne en 1477, fue educado en latín, siguiendo el método
pedagógico de su padre. Más tarde ingresó en una escuela de Guyena (hoy
Aquitania), donde estudió poesía latina y griega, y en 1549 empezó a estudiar
derecho en la Universidad de Tolosa.

A partir de 1554 fue consejero en La Cour des Aides de Périgueux,


sustituyendo a su padre, y cuando ésta se disolvió, pasó a formar parte del
Parlamento de Burdeos. Allí conoció al poeta y humanista Étienne de La
Boétie, con quien trabó amistad. Poco interesado por sus funciones
parlamentarias, frecuentó un tiempo la vida de la corte. En 1565 se casó con
Françoise de La Chassagne, y tres años después murió su padre, heredando la
propiedad y el título de señor de Montaigne, lo que le permitió vender su cargo
en 1570.
Para cumplir la última voluntad de su padre, Montaigne acabó y publicó en
1569 la traducción de la Teología natural, de Ramón Sibiuda, libro al que
volvería años más tarde en los Ensayos (Essais) con la intención de rebatirlo.
Un año más tarde viajó a París para publicar en un volumen las poesías latinas
y las traducciones de su amigo La Boétie, cuya muerte, en 1563, le había
afectado profundamente.

La progresiva evolución de Montaigne hacia una mayor introspección convierte


la versión definitiva de los Ensayos en un libro de confesiones en que el autor,
profesando un escepticismo moderado, se revela a sí mismo y muestra su
curiosidad por todos los aspectos del alma humana, desde el detalle más
ínfimo hasta elevadas cuestiones de religión, filosofía o política. Su perspectiva
racional y relativista le permite enfrentarse a toda clase de dogmatismos y
superarlos, y abre la puerta a una nueva concepción secularizada y crítica de la
historia y la cultura, capaz de integrar los nuevos descubrimientos de su
tiempo, como los pueblos del Nuevo Mundo.

Francis Bacon

(Londres, 1561 - 1626) Fue un filósofo y político inglés. Su padre era un alto
magistrado en el gobierno de Isabel I, y fue educado por su madre en los
principios del puritanismo calvinista. Estudió en el Trinity College de Cambridge
y en 1576 ingresó en el Gray's Inn de Londres para estudiar leyes, aunque
pocos meses después marchó a Francia como miembro de una misión
diplomática.
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Durante toda su carrera persiguió una reforma coherente de las leyes y el


mantenimiento del Parlamento y los tribunales a salvo de las incursiones
arbitrarias de los gobernantes; pero, sobre todo, su objetivo era la reforma del
saber. Su propósito inicial era redactar una inmensa «historia natural», que
debía abrir el camino a una nueva «filosofía inductiva», aunque la acumulación
de cargos públicos le impidió el desarrollo de la tarea que se había impuesto, a
la que, de hecho, sólo pudo dedicarse plenamente los últimos años de su vida.

Francis Bacon sometió todas las ramas del saber humano aceptadas en su
tiempo a revisión, clasificándolas de acuerdo con la facultad de la mente
(memoria, razón o imaginación) a la que pertenecían; llamó a este esquema «la
gran instauración», y muchos de los escritos dispersos que llegó a elaborar,
como El avance del conocimiento (Advancement of Learning, 1605) -superado
más tarde por el De augmentis scientiarum-, estaban pensados como partes de
una Instauratio magna final.

Aun cuando el método baconiano ejerció, nominalmente, una gran influencia en


los medios científicos, lo cierto es que el filósofo desarrolló su pensamiento al
margen de las corrientes que dieron lugar al surgimiento de la ciencia moderna,
caracterizada (conforme a las ideas de Galileo) por la formulación matemática
de sus resultados, a la que él mismo no concedió la importancia debida. Bacon
concibió la ciencia como una actividad social ligada a la técnica, elaborando
una utopía, Nueva Atlántida (The New Atlantis, publicada póstumamente en
1627), basada en la organización científica de la sociedad.

Leer y analizar los Capítulos I, V, VI, VIII, IX y XV, de El Príncipe de Nicolás


Maquiavelo.

Capitulo V

Sin embargo, los espartanos, que habían tenido Atenas y Tebas por medio de
un Consejo de un corto número de ciudadanos, acabaron perdiéndolas; y los
romanos, que para poseer Capua, Cartago y Numancia, las habían
desorganizado, no las perdieron. Cuando éstos quisieron tener la Grecia con
corta diferencia, como la habían tenido los espartanos, dejándola libre con sus
leyes, no les salió acertada esta operación, y se vieron obligados a
desorganizar muchas ciudades de esta provincia par aguardarla. Hablando con
verdad, no hay medio ninguno más seguro para conservar semejantes Estados
que el de arruinarlos92. El que se hace señor de una ciudad acostumbrada a
vivir libre, y no descompone su régimen, debe contar con ser derrocado él
mismo por ella. Para justificar semejante ciudad su rebelión, tendrá el nombre
de libertad, y sus antiguas leyes, cuyo hábito no podrán hacerle perder nunca
el tiempo ni los beneficios del conquistador.
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Pero cuando las ciudades o provincias están habituadas a vivir bajo la


obediencia de un príncipe, como están habituadas por una parte a obedecer y
que por otra carecen de su antiguo señor, no concuerdan los ciudadanos entre
sí para elegir a otro nuevo; y no sabiendo vivir libres, son más tardos en tomar
las armas. Se puede conquistarlos94 con más facilidad, y asegurar la posesión
suya.

Capitulo VI

Digo, pues, que en los principados que son nuevos en un todo, y cuyo príncipe,
por consiguiente, es nuevo, hay más o menos dificultad en conservarlos, según
que el que los adquirió es más o menos valeroso. Como el suceso por el que
un hombre se hace príncipe, de particular que él era, supone algún valor o
dicha100, parece que la una o la otra de estas dos cosas allanan en parte
muchas dificultades; sin embargo, se vio que el que no había sido auxiliado de
la fortuna, se mantuvo por más tiempo. Lo que proporciona también algunas
facilidades, es que no teniendo un semejante príncipe otros Estados, va a
residir en aquel de que se ha hecho soberano.

A estos tan relevantes ejemplos, quiero añadirles otro de una clase inferior,
que, sin embargo, no estará en desproporción con ellos; y me bastará escoger,
entre todos los otros el de Hierón el Siracusano124. De particular que él era,
llegó a ser príncipe de Siracusa, sin tener cosa ninguna de la fortuna más que
una favorable ocasión. Hallándose oprimidos los siracusanos, le nombraron por
caudillo suyo; en cuyo cargo mereció ser elegido después para príncipe
suyo125. Había sido tan virtuoso en su condición privada que, en sentir de los
historiadores, no le faltaba entonces para reinar más que poseer un reino126.

Capitulo VIII

Librado Oliverot por este medio de todos aquellos hombres cuyo descontento
podía serle temible229, fortificó su autoridad con nuevos estatutos civiles230 y
militares231, de modo que en el espacio de un año que él poseyó la
soberanía232 no solamente estuvo seguro en la ciudad de Fermo, sino que
también se hizo formidable a todos sus vecinos; y hubiera sido tan
inexpugnable como Agatocles si no se hubiera dejado engañar de César Borgia
cuando, en Sinigaglia, sorprendió éste, como lo llevo dicho, a los Ursinos y
Vitelios. Habiendo sido cogido Oliverot mismo en esta ocasión, un año después
de su parricidio233, le dieron garrote con Vitellozo, que había sido su maestro de
valor y maldad234.
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Los actos de severidad mal usados son aquellos que, no siendo más que en
corto número a los principios, van siempre aumentándose, y se multiplican de
día en día, en vez de disminuirse y de mirar a su fin239.

Capitulo IX

El que consigue la soberanía con el auxilio de los grandes se mantiene con


más dificultad que el que la consigue con el del pueblo256; porque siendo
príncipe, se halla cercado de muchas gentes que se tienen por iguales con
él257, y no puede mandarlas ni manejarlas a su discreción.

Capitulo XV

Hay tanta distancia entre saber cómo viven los hombres y saber cómo deberían
vivir ellos, que el que, para gobernarlos, abandona el estudio de lo que se
hace, para estudiar lo que sería más conveniente hacerse aprende más bien lo
que debe obrar su ruina que lo que debe preservarle de ella; supuesto que un
príncipe que en todo quiere hacer profesión de ser bueno, cuando en el hecho
está rodeado de gentes que no lo son390, no puede menos de caminar hacia su
ruina. Es, pues, necesario que un príncipe que desea mantenerse, aprenda a
poder no ser bueno, y a servirse o no servirse de esta facultad, según que las
circunstancias lo exijan391.

Reseña critica

Dentro de los textos Maquiavelo propone un poder absolutamente terrenal, en


el cual separa de la moral religiosa. El objetivo del libro es propiciar la
unificación del Estado a cualquier costo. Los medios para lograrlo no son
necesariamente malos ni buenos, lo que importa es que sean efectivos. De allí
la reducción de su pensamiento a la conocida frase, “el fin justifica los medios”;
pero, ¿qué quiso decir Maquiavelo?

Es la síntesis de una mala comprensión de su controversial filosofía política,


realizada (como era de esperarse) desde el cristianismo y la moral tradicional.
Para que la propuesta de Maquiavelo fuera efectiva, precisaba de una política
separada de la ética, es decir, amoral, que no juzgara las cosas como buenas o
malas esencialmente.

Maquiavelo niega la existencia de un orden preestablecido por la divinidad que


pueda servir de fundamento al valor o la ley humana. Al cancelar el valor
trascendental, da al hombre la posibilidad de gobernarse a sí mismo, de
acuerdo con sus propias leyes y valores. Así como el mundo no puede detener
su devenir, el hombre no puede dejar de moverse y por ello sus formas de
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gobierno no pueden mantenerse fijas. “[…] las cosas de los seres humanos
están siempre en movimiento, sin que puedan permanecer estables”[2]. De
este modo, queda planteada la tesis de que el bien común no es algo que
exista a priori, sino que es algo que debe ser creado políticamente por los
hombres en el ejercicio del poder.

No obstante, su planteamiento es novedoso al decir que ese orden debe ser


creado y no descubierto a partir de leyes trasmundanas. “Al mismo tiempo
Maquiavelo asume, de manera implícita, que ese bien común tiene solo un
carácter formal, en el sentido que no define un modelo universal de vida
buena”[3]. La ley deberá estar conformada por principios que permitan la
pluralidad de los individuos, pero que garanticen la unidad y el bienestar
común, pues solo mediante la unidad y el poder de un Estado sólido que
permita el orden, los hombres pueden llegar a perseguir y alcanzar sus propios
ideales.

Estas premisas amorales cancelan el


orden divino preestablecido, por lo que
el cristianismo se vuelve –después de
su muerte– en contra del filósofo
italiano, combatiendo su pensamiento y
afirmando que era un hereje promotor
de ideas diabólicas. Maquiavelo es
juzgado entonces como un malvado. Y
si bien abrió posibilidades dentro de la
acción política, incluyendo aquellas que
apelan al terror y la dominación, no por
ello las consideró ideales, aunque sí
necesarias en ciertas situaciones. Su
pensamiento revolucionario le agenció
el odio de múltiples sectores sociales,
tal como afirma, G. B. Busini: “los ricos
porque enseña al príncipe a
despojarlos de sus riquezas, los pobres
porque enseña a privarlos de su
libertad; a los beatos por hereje, a los
buenos por falta de honestidad, a los malvados porque es más valiente y
malvado que ellos”.[4]

la teoría política de Maquiavelo ha sido tomada por diferentes conquistadores y


gobernantes despóticos, para justificar sus ambiciones personales, que nada
han tenido que ver con el bien común, sino que atienden a ideales mezquinos y
dictatoriales.
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Leer y analizar el Libro II, pp. 28 a 76; ( en el archivo pp. 14 a 38) de Utopía de
Tomás Moro.

Libro II, pp.

El Anhidro nace de un pequeño manantial, ochenta millas más arriba de


Amaurota. Su caudal se alimenta de otros pequeños ríos, sobre todo de dos un
poco más medianos. Cuando llega a la ciudad, su anchura es de quinientos
pies. Pronto vuelve a ensancharse y después de un curso de sesenta millas,
desemboca en el mar. El curso del río queda singularmente alterado en el
espacio comprendido entre la ciudad y el mar, incluso al unas millas más
arriba, merced al flujo y reflujo de las olas por espacio de seis horas. Cuando
hay pleamar, las aguas cubren completamente el lecho del río Anhidro en una
longitud de unas treinta millas, empujando las aguas del río hacia su
nacimiento. En todo este espacio y un poco más arriba, el agua salada se
mezcla con la del río. Desde este punto, sin embargo, las aguas van
endulzándose progresivamente, y el caudal que atraviesa la ciudad es limpio y
puro. El agua desciende limpia y cristalina hasta la desembocadura.

Anteriormente a nuestra llegada, ninguno de los filósofos, cuyos nombres son


célebres en nuestro hemisferio, les era conocido. Sin embargo, consiguieron
más o menos los mismos descubrimientos que nuestros clásicos en música,
dialéctica, aritmética y geometría. Con todo, a pesar de ser casi iguales en todo
a los antiguos, están muy por debajo de los dialécticos modernos. Todavía no
han inventado ninguna de esas reglas sutiles de restricción, amplificación y
suposición con tanta sutileza elaboradas en la Pequeña Lógica, que aprenden
nuestros hijos. Son del todo incapaces de captar las llamadas: «ideas o
intenciones segundas». Lo mismo sucede en cuanto al llamado «Hombre en
general o universal». Ese coloso, según la jerga de la escuela, ese gigante
inmenso, que aquí se nos quiere hacer ver, y tocar, en Utopía nadie lo ha
conseguido percibir todavía.

Pero, en compensación, los utopianos conocen de manera exacta el curso de


los astros y los movimientos de los cuerpos celestes. Han creado ingenios de
tipos diversos que les permiten fijar con exactitud la trayectoria y la posición
respectiva del sol, de la luna y de los astros visibles por encima de su
horizonte.

Reseña critica.
La obra Utopia se divide en dos libros, en el primero narra cuando conoce a
Rafael Hytlodeo, quien le cuenta como ha conocido Utopía, y también conversa
sobre las repúblicas; y el segundo nos cuenta como es Utopía.
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La obra es un recuento de un viaje supuestamente verdadero de un navegante


que afirma haber visto un Estado ideal en una isla en algún lugar más allá del
ecuador. Moro discute con él: ¿debe haber propiedad privada? ¿Es buena la
igualdad social? ¿Puede una sociedad generar suficientes bienes si nadie
ambiciona obtener ganancias? ¿Hay un jefe de Estado bueno y justo que no
urda guerras por intereses personales ni exprima a sus súbditos? Las
preguntas muestran que la Utopía de Moro es asombrosamente moderna.

Moro hace una valoración de la familia considerándola como una institución


sagrada en la cual sólo está permitida la monogamia, y el divorcio se aprueba
en caso de adulterio comprobado. La muerte, motivo de alegría y no de
tristeza, es la que conduce a una vida de paz; felicidad en el más allá. En
cuanto a la preferencia religiosa, no se obliga a poseer una misma religión, sino
que hay libertad de culto.

En una conversación posterior con


Moro, Hitlodeo describe la política de
poder europea habitual, y pone de
ejemplo a Francia, especialmente con
respecto a la política del matrimonio y
el soborno. Le propuso al rey francés
que renunciara a sus posesiones
italianas, ya que ahora el país era
demasiado grande para que pudiera
ser gobernado sensatamente por un
rey. Eso hicieron los acorianos, un
pueblo cerca de Utopía: su rey había
conquistado un país vecino, pero no
había podido pacificarlo y había
perdido mucho dinero. Entonces el
pueblo le pidió que se decidiera por
uno de los dos reinos. El inteligente
rey le cedió el reino recién
conquistado a un amigo, y protegió y
embelleció con éxito su antiguo reino.

“Las autoridades no imponen horas


extras de trabajo a sus ciudadanos,
ya que el objetivo
“Las autoridades no imponen horas extras de trabajo a sus ciudadanos, ya que
el objetivo esencial de este Estado es aliviar a todos los ciudadanos tanto como
sea posible, en la medida en que las necesidades públicas lo permitan, del
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trabajo físico a favor del libre desarrollo y el cultivo de su espíritu. En esto


consiste, según ellos, la felicidad de la existencia”.

Dentro de una forma de Estado completamente racional no encontramos que


los utopianos utilizan la misma ropa sencilla, funcional pero elegante, que es
fácil de hacer. Las construcciones también son sencillas; de esta manera, se
requiere poca mano de obra. Esto, junto con el hecho de que todos trabajan,
explica por qué los habitantes de Utopía solo trabajan seis horas al día y aun
así producen en abundancia; los ociosos, o sea los ricos, los sacerdotes, los
nobles y su séquito, pero también los mendigos, no lo hacen. Allí, solo hay
trabajo significativo; no hay ocupaciones que solo sirvan al hedonismo ni
tampoco abogados, a los que consideran picapleitos. Y puesto que casi no hay
leyes en esta forma significativa de Estado, entonces los abogados resultan
superfluos.

Bibliografias:

Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «Biografia de Nicolás Maquiavelo». En Biografías y Vidas. La


enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible
en https://www.biografiasyvidas.com/biografia/m/maquiavelo.htm [fecha de acceso: 16 de mayo
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