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La piel es el órgano más grande del cuerpo humano; es uno de los elementos del cuerpo
más complejo, Por debajo de su aspecto uniforme, la piel muestra variaciones regionales notables
por la gran organización estructural de diversos tipos celulares y elementos dérmicos. La piel se
compone fundamentalmente de tres capas: la epidermis, la dermis y la hipodermis. Sus anexos
son los folículos pilosos, las glándulas sebáceas, las sudoríparas ecrinas y apocrinas, los vasos
sanguíneos arteriales y venosos, los linfáticos, las terminaciones nerviosas, los corpúsculos
sensoriales y las uñas.
FUNCIONES DE LA PIEL:
• Barrera protectora (ha sido valorada principalmente por esta función permitiendo la
interacción con el medio ambiente), pero es mucho más que esto
EPIDERMIS
Estructura dinámica compuesta por queratinocitos. Es la porción más extensa de la piel
mide 0,04-1,5mm de espesor. Se constituye de un epitelio escamoso estratificado que se
encuentra en constante renovación, se queratiniza y da origen a uñas, pelo, glándulas sebáceas y
sudoríparas.
El espesor total de la epidermis representa tan solo el 5% del espesor total de la piel. Se divide en
las 5 capas (Desde la capa más interna a la más externa):
Estrato germinativo o basal (una sola hilera de células columnares con núcleos basales
unida firmemente a la membrana basal)
Estrato espinoso o de Malpighi (células poliédricas con un solo núcleo, representa el
mayor volumen de la epidermis)
Estrato granuloso (gránulos de queratohialina, son una estructura importante a la
diferenciación epidérmica)
Estrato lúcido (células planas, se dispone en hileras y son anucleadas. Presente solo en la
piel de palmas de manos y plantas de pies)
Estrato córneo (capas de células queratinizadas, descaman continuamente y proporcionan
a la piel su capacidad de barrera)
DERMIS
Está conformada por una red intrincada de vasos sanguíneos que proporcionan flujo vascular a
la epidermis, participa en la regulación de la temperatura corporal. Contiene folículos pilosos,
glándulas sebáceas y glándulas sudoríparas.
• Papilar o dermis superior: zona de tejido conectivo laxo que da sostén a la epidermis y la
función sensitiva gracias a las células y receptores de presión superficial o tacto
(Corpúsculos de Meissner).
• Reticular o dermis profunda: Anexos de la piel, fibras de colágeno, elastina y fibras
musculares dan estructura, elasticidad y erección pilosa a toda la piel.
HIPODERMIS
Tejido celular subcutáneo o fascia superficial, contiene tejido adiposo o graso en cantidad
variable el cual cumple funciones aislantes, de almacenamiento y modeladoras, también
encontramos fibroblastos y macrófagos. La hipodermis constituye una fuente de energía a la cual
el organismo apela cuando no son suficientes las reservas o los mecanismos productores de calor
basados en carbohidratos y proteínas.
• Capa Areolar, más externa se encuentra en casi todo el cuerpo (cadera, muslos, abdomen,
glúteos), se considera grasa de fácil movilización. pero por ejemplo se encuentra ausente
en los parpados, o el pene, o el clítoris, o escroto,
• Capa Lamelar, esta capa más profunda es la que más aumenta de volumen al engordar
QUEMADURAS
Son lesiones térmicas debido a la acción de agentes físicos, químicos o biológicos los
cuales provocan múltiples alteraciones tisulares, que dependiendo de su extensión y gravedad
producirán desde lesiones mínimas caracterizadas por un eritema hasta lesiones con destrucción
total de diversas estructuras
EPIDEMIOLOGÍA
Cada año, a nivel mundial, entre el 1 y el 2% de la población sufren quemaduras; de ellos,
aproximadamente el 5 % requieren hospitalización y de 9 a 12 millones de personas quedan
incapacitadas a causa de las quemaduras. En este medio, las quemaduras ocupan el tercer lugar
en los servicios de urgencia junto con los traumatismos craneales y fracturas.
Por ser un país petrolero y minero, es de alto riesgo para los accidentes por quemaduras,
siendo las de tercer grado las más comunes, produciéndose anualmente entre 800 a 1000 las
personas que sufren este tipo de quemaduras.
En Venezuela son pocos los centros para la atención del quemado, estando distribuidos
geográficamente así: Unidad de Caumatología del Hospital Coromoto de Maracaibo; Unidad de
quemados del Hospital Militar “Carlos Arvelo” y Unidad de quemados del Hospital “J.M. de los
Ríos, ambos en Caracas; Unidad de quemados Dr. Raúl Soto Matos, Hospital Universitario de
Maracaibo; Unidad de quemados, Hospital Ruiz y Páez en el Estado Bolívar.
FISIOPATOLOGÍA
Después de la quemadura, se presentan tres zonas concéntricas: de coagulación, estasis e
hiperemia. El área de contacto con el calor resulta en una zona blanquecina de coagulación
necrótica irreversible. El área circundante de estasis presenta perfusión tisular lenta, está dañada
pero no destruida, representa una penumbra isquémica y lo esencial aquí es prevenir la
hipotensión, infección y edema para asegurar que en esta área no disminuya el flujo sanguíneo y
no progrese a la pérdida tisular. La zona externa de hiperemia tiene incrementada la perfusión
tisular debido a la liberación local de mediadores inflamatorios, por lo general cura si no ocurre
otra lesión.
A medida que la lesión es más profunda y extensa las pérdidas son mayores, por lo que el
peligro de shock aumenta. La piel quemada pierde sus funciones fundamentales mencionadas
anteriormente y se desencadenan fenómenos inflamatorios que pueden ocasionar alteraciones en
todo el organismo y llevar a un shock hipovolémico, cardiogénico y distributivo.
A nivel local los diferentes fenómenos que se desarrollan son consecuencia inicial de una
desnaturalización proteica por el calor. Esto conlleva una destrucción de la barrera cutánea,
originándose grandes pérdidas de líquidos y electrolitos (deshidratación) y una mayor
predisposición a las infecciones bacterianas. Así mismo, el aumento de la temperatura provocará
un estado de hipercatabolismo local que finalmente tenderá a generalizarse.
A nivel sistémico el paciente quemado debe ser considerado en todo momento como un
paciente que ha sufrido un gran traumatismo, en el que se suman fenómenos fisiopatológicos muy
diversos. La respuesta vascular (aumento de la permeabilidad capilar, edema intersticial) llevará a
una deshidratación y al establecimiento de un shock hipovolémico.
ETIOLOGÍA
Los agentes causales son muy variados y se agrupan básicamente en cuatro categorías:
QUEMADURAS TÉRMICAS
Son las más frecuentes (85% de los casos) y se producen por contacto con un sólido
caliente (generalmente provoca una quemadura profunda pero poco extensa) o un líquido caliente
(más extensa pero habitualmente menos profunda). De entre estas últimas destaca la escaldadura
(o quemadura por contacto con un líquido caliente) que es el mecanismo más frecuente de
quemadura térmica (65% de los casos) y generalmente se da en entornos domésticos.
Así mismo pueden producirse quemaduras térmicas por llama (fuego, agentes volátiles,
cerillas, encendedores) y por inhalación de humo o sustancias tóxicas producidas por la
combustión. También hay quemaduras térmicas por frío (congelación), poco frecuentes en
nuestro país.
QUEMADURAS ELÉCTRICAS
Se producen por el paso de la corriente a través del organismo. Son casi siempre lesiones
profundas en las que, a diferencia de lo que ocurre con las quemaduras térmicas, el porcentaje de
superficie corporal quemada no es indicativo del daño real existente (lesión en iceberg). Aunque
infrecuentes (3%), presentan una elevada morbimortalidad.
Estas quemaduras pueden producirse por contacto con enchufes, cables pelados o
electrodomésticos en mal estado. Son quemaduras eléctricas de bajo voltaje, pero suelen afectar a
las manos, por ello provocar cicatrices y graves secuelas1. Las complicaciones más habituales que
pueden producir las quemaduras eléctricas son arritmias, tetania muscular, edema por
destrucción tisular, o fallo renal por rabdomiólisis.
QUEMADURAS QUÍMICAS
Existen gran cantidad de cáusticos (ácido sulfúrico, clorhídrico, etc.) y álcalis (sosa cáustica,
amo níaco, etc.) que pueden producir quemaduras. La mayoría de los casos son por productos de
limpieza. Los álcalis ocasionan quemaduras más profundas y progresivas. En general son muy
graves y con una alta morbilidad, sobre todo funcional y estética.
CLASIFICACIÓN
Para clasificar las quemaduras y poder estimar la gravedad y pronóstico de las mismas se
deben tener en cuenta la profundidad, la extensión y la localización de las lesiones.
SEGÚN LA PROFUNDIDAD:
La clasificación tradicional de quemaduras como primer, segundo tercer grado está siendo
reemplazada por un sistema que refleja el potencial de curación y la necesidad de intervención
quirúrgica (injertos cutáneos). Así, las designaciones actuales en cuanto a la profundidad de la
quemadura son:
1ER GRADO:
Superficial (primer grado), que afecta la solamente la epidermis. Se distinguen dos formas:
Quemadura de tipo A superficial: que se presenta como un enrojecimiento de la piel
(eritema) sin ruptura de la misma; se acompaña de hipersensibilidad. el ejemplo más
típico es la quemadura por exposición solar.
2DO GRADO:
3ER GRADO:
Espesor total (3er grado). Quemaduras de tipo B (tercer grado, subdérmica), la lesión se
extiende hasta la hipodermis, con lesión de todas las capas de la piel. Solamente puede ser
reparada con el autoinjerto de piel.
4TO GRADO:
El término cuarto grado todavía se usa para describir las quemaduras más graves que se
extienden más allá de la piel hacia el tejido blando subcutáneo y pueden involucrar vasos, nervios,
músculos, huesos y articulaciones subyacentes. Las características de cada tipo de quemadura
según su profundidad quedan reflejadas en la tabla 1.
Hay que tener en cuenta que una evaluación de la profundidad de la quemadura puede
ser difícil inicialmente dado que no suelen ser uniformes en profundidad, y muchas tienen una
mezcla de componentes profundos y superficiales. Los niños (sobre todo < 5 años) y los ancianos
son susceptibles a quemaduras más profundas dado que tienen una piel más fina.
SEGÚN LA EXTENSIÓN:
Salvo en las quemaduras superficiales (de primer grado), se debe calcular la extensión de
la superficie corporal quemada (SCQ). Los métodos más conocidos para el cálculo son 3-6:
• Regla “de los 9” de Wallace: se usa frecuentemente para valorar grandes superficies de un modo
rápido en > 14 años y adultos (Tabla 2). En ella las distintas regiones anatómicas representan un
9% o un múltiplo del 9 de la superficie corporal total (SCT). No debe utilizarse en quemaduras
superficiales.
• Tabla de SCT modificada según Lund-Browder: es el método más preciso para estimar la SCT
tanto para adultos como para niños. Se usa preferentemente en niños porque tienen cabezas
proporcionalmente más grandes y extremidades inferiores más pequeñas, por lo que el porcentaje
de SCT se calcula con mayor precisión (Tabla 3). Tampoco se debe utilizar en quemaduras
superficiales. Por cada año de edad se disminuye 1% en la cabeza y se aumenta 0.5% a cada
miembro inferior. A partir de los 15 años se aplica la regla de los nueve, al igual que en el adulto.
• Método palmar: en quemaduras poco extensas, o sobre todo cuando ésta es irregular o
parcheada, se puede calcular sabiendo que la palma del paciente (desde el borde de la muñeca a
la punta de los dedos) equivale a un 1% de la SCT. Si solo se cuenta la palma sin los dedos, equivale
al 0,5% de la SCT. Se puede utilizar a cualquier edad. Es útil en quemaduras de superficie y
distribución irregular.
SEGÚN SU LOCALIZACIÓN:
ESTIMACIÓN DE LA GRAVEDAD:
Reposición hidroelectrolítica
Todo paciente con lesión > 10% SCQ tiene indicación de rehidratación intravenosa y si la
lesión es > 20 % SCQ esta se realizará por una vía central. Para calcular las necesidades de líquidos
durante las primeras 24 horas se suelen utilizan dos fórmulas:
• Formula de Parkland: (4 ml x kg de peso x % SCQ) + necesidades basales del período. Del total se
repone el 50% en las primeras 8 horas y el 50% en 16 horas. Es la fórmula más utilizada.
• Fórmula de Galveston: 5000 ml/m2 de SCQ + 2000 ml /m2 de SCT, el 50% en las primeras 8 horas
y el otro 50% en las siguientes 16 horas.
Analgesia
Antibioticoterapia sistémica
En las quemaduras superficiales, salvo que sean muy extensas, no es necesario ningún tipo
de tratamiento, salvo el lavado y enfriamiento local inicial.
Posteriormente se debe cubrir la quemadura con gasas de malla fina que se ajusten bien a
las superficies a tratar y a los movimientos del paciente, pero sin que se adhieran a la lesión. Estas
gasas se usarán en combinación con antimicrobianos tópicos siendo el más utilizado la sulfadiazina
argéntica al 0,5-1% (no en < 2 meses), aunque también puede utilizarse nitrato de plata al 0,5%,
neomicina, nitrofurazona, bacitracina u otros.
El vendaje se debe realizar de distal a proximal para favorecer el retorno venoso. Tiene
que ser firme, pero no compresivo y se debe inmovilizar en las posiciones funcionales y/o evitando
retracciones.
Los injertos de espesor total no son prácticos para la mayor parte de heridas por
quemadura, y por tanto se obtienen autoinjertos de espesor parcial con un dermatomo eléctrico,
los cuales proporcionan cubiertas de la herida más duraderas y con mejor aspecto estético.
En quemaduras grandes, los autoinjertos cutáneos “en malla” proporcionan un área más
extensa para cubrir la herida. También permiten el drenaje de sangre y líquido seroso para evitar
la acumulación por debajo del injerto cutáneo, lo que ocasionaría la pérdida del injerto. Las áreas
de importancia estética, como la cara, cuello y manos deben tratarse con injertos que no incluyan
la técnica de malla para asegurar un aspecto óptimo. Por desgracia, aun con injertos cutáneos
extensos en malla, los injertos cutáneos en pacientes con sitios donantes limitados podrían no
proporcionar cantidades adecuadas de piel.
Las opciones para cubrir las heridas de manera temporal incluyen aloinjerto cadavérico
humano, el cual se incorpora a la herida, pero es rechazado por el sistema inmunitario y al final
debe sustituirse. Esto permite tiempo para la cicatrización de los sitios donantes de forma que
pueda realizarse una nueva toma. La búsqueda de un sustituto sintético permanente y perfecto
para la piel aún no ha dado resultados claros, pero hay algunos productos que ayudan a favorecer
la eliminación de la escara de la quemadura y proporcionan una cubierta temporal para la herida.
Los sustitutos epidérmicos, como los autoinjertos epiteliales cultivados son una opción en
pacientes con quemaduras masivas y sitios donantes muy limitados. Su uso clínico se ha visto
limitado por el tiempo prolongado para el cultivo y por la fragilidad de la piel cultivada, lo que da
origen a gran dificultad con la manipulación transoperatoria y cuidado del injerto. Hay desarrollos
prometedores en técnicas de cultivo de piel, pero aún no se dispone en el comercio de productos
finales.
Los muslos son sitios donantes convenientes desde el punto de vista anatómico, que
permiten la recolección fácil y en sitios anatómicos relativamente ocultos. La piel gruesa de la
espalda es útil en pacientes de edad avanzada, quienes tienen piel delgada en cualquier otra parte
de su cuerpo y puede ser difícil obtener sitios donantes sanos. La región de las nalgas es un sitio
donante excelente en lactantes y preescolares; puede aplicarse sulfadiazina de plata en el sitio
donante con un pañal como apósito. El cuero cabelludo es un excelente sitio donante; la piel es
gruesa y cuenta con muchos folículos pilosos de forma que cicatriza con rapidez. Tiene la ventaja
de quedar oculta por completo una vez que crece el cabello. Es necesario el goteo con solución de
adrenalina para obtener injertos del cuero cabelludo, tanto para la hemostasia de la región que
está muy vascularizada y para crear una superficie lisa para la recolección.
La lista de apósitos para sitios donantes utilizados con frecuencia es larga e incluye desde
apósitos transparentes hasta hidrocoloides, gasas vaselinadas y apósitos impregnados de plata.
Los sitios donantes cercanos a heridas frescas por toma de injerto deben ser cubiertas con gasa
porosa no adherente y tanto los sitios donantes como los injertos deben cubrirse con acetato de
mafenida para facilitar el cuidado. Los principios para elegir un apósito deben equilibrar la
facilidad de cuidado, comodidad, control de infecciones y costo. La elección del sitio donante
depende en gran medida del centro hospitalario; se cuenta con pocos datos que apoyen la
superioridad clara de un plan terapéutico individual.
REHABILITACIÓN
Debe enseñarse al paciente a realizar ejercicios por sí mismo para mantener el arco de
movimientos. Los individuos con quemaduras de pies y extremidades deben recibir instrucciones
para que caminen de manera independiente sin ayuda de muletas, a fin de evitar la hinchazón de
las extremidades, desensibilización de las áreas quemadas y evitar la atrofia por desuso; cuando
los pacientes no caminan, deben elevar la extremidad afectada para reducir el edema. Si se utiliza
inmovilización posoperatoria para protección del injerto, éste debe ser valorado con frecuencia de
forma que puedan reiniciarse ejercicios activos tan pronto como sea posible.