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Procedimiento Administrativo Disciplinario.
Procedimiento Administrativo Disciplinario.
ALFREDO L. REPETTO
PROCEDIMIENTO
ADMINISTRATIVO
DISCIPLINARIO
EL SUMARIO
CATHEDRA JURÍDICA
AÑO: 2019
EDICIÓN: 3º
ISBN 978-987-3886-68-3
2
CONTENIDO
PRESENTACIÓN
INTRODUCCIÓN
BIBLIOGRAFÍA
3
Presentación
Alfredo L. Repetto
En el Capítulo IV: punto 17.2.3.5 y nueva nota 282 del punto 17.2.3.9
(ambos referidos a la responsabilidad patrimonial); nota 286 del punto
18.2. Capítulo V: punto 23.1.5 (audiencia pública); nota 432 del punto
24.2.3 y nuevo punto 23.4 (diferencias en el trámite entre el sumario
disciplinario y el procedimiento común). En el Capítulo VI: nota 443
del punto 26.4; punto 26.4.1; punto 26.5; punto 26.5.2; punto 26.5.3,
acápite c.1; punto 26.6.1, acápite d y nota 472, atento a la sanción del
nuevo Código Civil y Comercial de la Nación. Asimismo, las notas, en
esta edición tienen una nueva numeración que es corrida.
4
Con la sanción de la ley 27.148 la Fiscalía de Investigaciones
Administrativas (FIA) pasa a denominarse Procuraduría de
Investigaciones Administrativas (PIA), por lo cual, en distintas
oportunidades, junto a la anterior denominación aclaramos la nueva.
5
“Recibisteis gratuitamente, dad, gratuitamente” (Mat. X, 8)
6
17.2.3.6 y 19.4; al inicio del punto 16, aun cuando ya estaba indicado,
se recordó la funciones del instructor en la etapa contradictoria.
7
nacimiento: Sofía, Teresita, Juan Bautista, Francisca (no serán los
únicos) y, a través de ellos, a mis sobrinos y sobrinas, en definitiva, a
mi familia.
Por un lado, atento “el carácter obligatorio para los abogados que
forman el Cuerpo” (“Dictámenes”, 77:245, entre otros) y, por otro, por
ser un modo de reconocimiento al trabajo y reflexión que insume la
elaboración de los Dictámenes.
Así lo señala Beltrán Gambier: “Allí tuve directo contacto con la técnica
de proyección de dictámenes, razón por la cual sé muy bien que detrás
de cada dictamen de la Procuración hay mucho trabajo y reflexión“ (“La
potestad sancionatoria de la Administración en materia disciplinaria...”,
en 130 años de la Procuración del Tesoro de la Nación, p. 146).
8
Para el tema del sumario administrativo disciplinario se contaba con los
Dictámenes, una buena parte con intervención de la Dirección Nacional
de Sumarios (posteriormente: e Investigaciones Administrativas) y, en
especial, el correspondiente a dos décadas (del setenta hasta el noventa),
donde la Dirección estuvo, hasta mediados del año 1987, a cargo del
Dr. Francisco J. D’Albora.
Abreviaturas -
Normas
9
Cód. Civil - Código Civil
10
EPCAPN - Estatuto del Personal Civil de la Administración Pública
Nacional
OA - Oficina Anticorrupción
11
Publicaciones
12
Generales
apart./aparts. - apartado/s
art./arts. - artículo/s
c. - causa
c/ - contra
cap./caps. - capítulo/s
cfr. - confrontar/confróntese
cit. - citado
conf. - conforme
consid./consids. - considerando/s
dec./decs. - decreto/s
dto. - decreto
13
expte. - expediente
inc./incs. - inciso/s
nº/nros. - número/s
p./ps. - página/s
parág. - parágrafo
párr. - párrafo
pto./ptos. - punto/s
resol. - resolución
rto./rta. - resuelto/a
/ss. - siguiente/s
sanc. - sancionada
tít. - título
14
T. - - tomo
trad. - traducción
v.gr. - verbigracia
vs. - versus
vol. - volumen
Capítulo I
Introducción
Alfredo L. Repetto
15
Su fundamento y fin consiste en prevenir o evitar que el agente
incumpla con sus deberes (o quebrante las prohibiciones), y, de ese
modo, asegurar y mantener el normal funcionamiento de la
Administración Pública, pues sin orden no se puede concebir el eficaz
desarrollo de la actividad administrativa (“Dictámenes”, 199:175) 2.
16
La racionalidad en la reglamentación legislativa está condicionada a la
adecuación a un fin sujeto a reglamentación legal. Y no es susceptible
de tacha constitucional en tanto no quepa impugnarlo con base en su
iniquidad manifiesta (Fallos, 249:252, consid. 6º).
Por eso, en la medida en que las leyes que reglamentan los derechos
constitucionales “sean razonables, serán también obligatorias e
insusceptibles de tacha constitucional” (Fallos, 253:478, consid. 5º,
1962).
17
En consecuencia, la garantía de la estabilidad no impide ni cercena la
existencia en cabeza de la Administración Pública de las facultades
indispensables para asegurar el correcto y normal funcionamiento de
los servicios administrativos (Fallos, 262:105 y 406; 305:1280;
314:1059, entre otros).
18
público, dijo: “En su recto sentido la norma proscribe la ruptura
discrecional del vínculo de empleo público” 6.
Esta garantía “rige también en el ámbito local, pues con arreglo al art.
31 de la Ley Fundamental, las ‘autoridades de cada provincia están
obligadas a conformarse a ellas’” (Fallos, 261:361, consid. 4º, 1965;
311:360 y 314:1060, consid. 4º).
3. El régimen disciplinario -
19
medidas disciplinarias (art. 30, RJBFP). El personal no podrá ser
privado de su empleo ni ser objeto de medidas disciplinarias, sino por
las causas y procedimiento que este estatuto determina... (art. 34,
EPCAPN, dec. ley 6666/57).
20
Tal situación obsta a la realización de un sumario administrativo
disciplinario a su respecto y sólo son pasibles de remoción.
21
conformidad con lo establecido por el art. 86, inc. 10 de la C.N.
(“Dictámenes”, 156:240; 139:334).
22
De allí que en tal supuesto, la Administración debe ocuparse de contar
con adecuado respaldo probatorio para demostrar la existencia de la
justa causa de despido en el juicio laboral que eventualmente
promoviera el empleado.
23
3.4. Para aplicar las sanciones disciplinarias se requiere la sustanciación
del sumario administrativo disciplinario 12.
24
”Razón por la cual, aun cuando hubiera sido procedente la aplicación
de la sanción directa propiciada, la no observación del procedimiento
antes referido, traería aparejada la nulidad de cualquier medida
adoptada por violación de las formas esenciales (v. art. 14, inc. b, de la
Ley Nacional de Procedimientos Administrativos 19.549)”
(“Dictámenes”, 290:181, 21/8/14).
1) un acto de un individuo;
2) un deber;
3) una infracción.
25
Cuando el acto de la persona “no se ajusta a su deber, el individuo
incurre en responsabilidad”.
26
Art. 1721. Factores de atribución: La atribución de un daño al
responsable puede basarse en factores objetivos o subjetivos. En
ausencia de normativa el factor de atribución es la culpa.
27
Los agentes públicos (funcionarios y empleados públicos son los
“órganos personas” u “órganos individuos” de los cuales el Estado
(persona jurídica) se vale para poder cumplir con sus fines esenciales y
específicos, con sus fines propios.
28
público regulada” por la LMREPN “y que revista en planta
permanente” (art. 27, párr. 1º y concs.).
Notas -
29
protectorio frente a la relación de trabajo en el sector público”, Revista
de Derecho Administrativo, nº 18, 1995, p. 145).
2 RPTN (Revista de la Procuración del Tesoro de la Nación), nº 18, p.
297; el fundamento de la sanción disciplinaria reside en lo expuesto;
cfr. VILLEGAS BASAVILBASO, Benjamín, Derecho administrativo,
t. III, nos. 356 y 359, Tea, Buenos Aires, 1951, ps. 525/526 y 533.
3 La noción de falta disciplinaria, ha sido tratada en la obra indicada en
la nota 1; brevemente se puede decir: “Es el acto ejecutado
culpablemente por el agente público que importa el incumplimiento o
inobservancia de los deberes u obligaciones emergentes de la relación
de empleo público, susceptible de perturbar el normal y correcto
funcionamiento de la Administración Pública y sancionado con una
medida disciplinaria. Los elementos que caracterizan la falta
disciplinaria son tres: una acción; el incumplimiento de un deber (la
antijuridicidad); el actuar culpable”.
4El art. 30, LMREPN prevé las medidas disciplinarias de:
apercibimiento, suspensión de hasta 30 días, cesantía y exoneración;
iguales sanciones en el art. 30, RJBFP.
5LUQUI, Roberto E., “La estabilidad del empleado público frente a las
leyes de racionalización y prescindibilidad”, LL, 139-68.
6MARIENHOFF, ob. cit., nº 988, ps. 298/299, donde se citan Fallos,
261:361, consid. 3º y 269:230, consid. 6º.
7 El párr. 2º del art. 27, LMREPN establece: “Al personal comprendido
en el régimen de contrataciones, y de gabinete se le aplicarán los
preceptos del presente capítulo, en las condiciones que establezcan las
respectivas reglamentaciones”. No obstante no compartir el criterio de
que el personal contratado pueda resultar pasible de un sumario
disciplinario —las razones fueron expuestas en la obra citada en nota
1—, la Reglamentación, aprobada por dec. 1421/02, ha guardado
silencio (véase Cap. III, pto. 14, acápite e.2., Personal sin régimen de
estabilidad —arts. 7º, 9º, 10 y 27, LMREPN—, donde se trata la
situación del personal referido por el párr. 2º antes transcripto).
8 El art. 1º del dec. 1421/02 (B.O., 9/8/02), aprueba la reglamentación
de la LMREPN, mientras que el art. 2º deroga el dec. 1797/80, y
establece: “Los sectores que estuvieren alcanzados por lo previsto en el
art. 4º de la citada ley, continuarán rigiéndose por las referidas
reglamentaciones hasta tanto se firmen los respectivos convenios
colectivos de trabajo o se dicten los nuevos ordenamientos que las
reemplacen”. En su párr. 1º el art. 4º de la LMREPN, dice que deroga,
entre otras, a la ley 22.140, pero en su párr. 2º dispone: “Sin perjuicio
30
de lo establecido precedentemente, dichos ordenamientos y sus
respectivas reglamentaciones continuarán rigiendo la relación laboral
del personal de que se trate, hasta que se firmen los convenios
colectivos de trabajo, o se dicte un nuevo ordenamiento legal que
reemplace al anterior”. Con ello este segundo párrafo mantiene la
vigencia de las normas que dice derogar “hasta que se firmen los
convenios colectivos de trabajo”. Al decir que “se firmen” se trata de
convenios futuros, pues de haberse querido referir al homologado por
el dec. 66/99 (B.O., 26/2/99), hubiera dicho de los convenios firmados.
En la obra indicada en la nota 1, como en las observaciones realizadas
en la nota 249/02-SGP, sobre el proyecto de reglamentación de la
LMREPN (27/7/02), señalé, sin mengua de lo dispuesto por los arts. 6º
de la ley 12.954 y 4º de su dec. regl. 34.952/47 (véase “Dictámenes”,
77:245 y 223:84, entre otros), las razones de un criterio particular
(diferente al de “Dictámenes”, 235:377). No obstante ello, el dictado
del dec. 1421/02 impone la plena operatividad —vigencia— de la
LMREPN.
9 Cfr. art. 2º, inc. a), del Estatuto del Personal Civil de la
Administración Pública Nacional aprobado por dec. ley 6666/57,
EPCAPN, dec. ley 6666/57.
10 En relación con los secretarios de Estado: “Dictámenes”, 139:334;
156:240, RPTN, nº 11, p. 67; 211:453; 259:432. Subsecretarios:
“Dictámenes”, 117:409; 143:27; 161:18; 169:377, RPTN, nº 13, p. 82;
232:210, RPTN, nº 33, p. 672. Autoridades superiores o máximas
autoridades de organismos jurídicamente descentralizados:
“Dictámenes”, 192:96, RPTN, nº 17, p. 149; 192:98; 199:16, RPTN, nº
18, p. 415; 231:29, RPTN, nº 32, p. 524; 233:386, RPTN, nº 33, p. 418;
241:494. Interventores: “Dictámenes”, 199:31; 231:150 y 170;
233:203, RPTN, nº 33, p. 684; entre otros.
La relevancia de la ausencia de la norma previa expuesta por la PTN en
los dictámenes citados, también es señalada por la Corte Suprema de
Justicia de la Nación, en el consid. 8º de la sentencia del 30/12/2014
(CSJN 103/2011-47-ERecurso de Hecho “Echave, Julián c/Universidad
Nacional de Quilmes s/recurso administrativo directo”): “...no resulta
ocioso destacar que la sanción impuesta al recurrente (...) no se halla
entre las previstas expresamente en el estatuto universitario. En efecto,
éste sólo establece para el rector o el vicerrector que incurriese en
notoria inconducta en el cumplimiento de sus funciones o el
incumplimiento de las obligaciones estatutarias las sanciones de
‘suspensión’ o ‘separación’ (arts. 71 y 75 de los estatutos citados). En
31
consecuencia, el acto por el que se aplicó al recurrente la sanción de
‘exoneración’ vulneró, además, el principio de legalidad que debe
respetarse en el procedimiento disciplinario (art. 18 de la C.N.) ―de la
mayoría―”.
11 El art. 2º de la Ley de Contrato de Trabajo establece: “...las
disposiciones de esta ley no serán aplicables: a) a los dependientes de
la Administración Pública nacional, provincial o municipal, excepto
que por acto expreso se los incluya en la misma o en el régimen de las
convenciones colectivas de trabajo” (véase “Dictámenes”, 199:187,
Cap. IV, pto. 1, p. 188/vta.).
12 El art. 35, LMREPN (véase art. 34, RJBFP), establece que las
sanciones de apercibimiento y suspensión de hasta 5 días no requerirán
la instrucción de sumario (el art. 35, reglamentación dec. 1421/02, fija
las previsiones a las que debe sujetarse su imposición). También se
prevé, con relación a determinadas causales, la imposición de cesantía
sin la instrucción de sumario (art. 35, LMREPN, véase art. 34, RJBFP;
sobre la admisibilidad de esta modalidad, véase CSJN, Fallos, 250:418,
consid. 8º; 314:1060, consid. 4º).
13 El art. 38 de la reglamentación aprobada por dec. 1421/02, establece:
“...El procedimiento de investigación aplicable será el establecido por
el dec. 467 del 5 de mayo de 1999 o el que se dicte en su reemplazo”;
véase art. 36 de la reglamentación aprobada por dec. 1797/80.
14 También puede haber un enfoque penal; véase VILLEGAS
BASAVILBASO, ob. cit., nº 356, ps. 526/527; MARIENHOFF, ob.
cit., nº 1022, p. 370; BIDART CAMPOS, Germán, “Hipótesis de un
mismo hecho que multiplica efectos diferentes”, ED, 123-395. Para la
denominada responsabilidad política, véase MARIENHOFF, ob. cit., t.
III-B, nos. 1021, 1027 y 1028, ps. 369 y 377-378; VILLEGAS
BASAVILBASO, ob. cit., t. III, nº 356, p. 527, nota. 3.
15 Véase LÓPEZ OLACIREGUI, José M., “Notas sobre el sistema de
responsabilidad del Código Civil, Balance de un siglo”, Revista
Jurídica de Buenos Aires, 1964-I/IV, nos. 7, 8, 12 y 13, ps. 61/62, luego
trata de la responsabilidad en el derecho civil.
16 Véase MARIENHOFF, ob. cit., ts. I y III-B, nos. 165 y 830, ps. 8 y
511.
Capítulo II
32
El Sumario Disciplinario
Su iniciación
Alfredo L. Repetto
1. Su finalidad -
33
Por ello, “no resulta razonable abrir un sumario a fin de averiguar una
conducta que, en definitiva, no resulta susceptible de reproche alguno”
(“Dictámenes”, 127:431).
2. El acto promotor -
34
administrativo disciplinario, pero como el sumario está dirigido a
esclarecer un hecho, acción u omisión, deben indicarse las
circunstancias de lugar tiempo y modo de ejecución que permitan
establecer la hipótesis de la irregularidad a investigar, toda vez que a
ella se circunscribe la actividad del instructor (arg. arts. 1º, 24, 25 y 27
del Reglamento de Investigaciones; Dictamen 146, del 18 de junio
ppdo., expte. 25.901/90). (“Dictámenes”, 197:148, Cap. IV).
35
expresa D’Albora, desde el punto de vista objetivo, “su significado es
que el instructor no puede afrontar otro hecho que el señalado en la
resolución que ordena la instrucción del sumario”, pero tal
impedimento no sucede “desde el punto de vista subjetivo, siempre que
el agente no resulte excluido del régimen disciplinario” 22, pues,
conforme surge de lo estatuido en el art. 5º, R.I.A., dec. 467/99:
36
Por lo tanto, si a pesar de tal impedimento se decide vincular a una
persona como sumariada, tal proceder provocará una nulidad absoluta,
aunque parcial, con relación al episodio cuya investigación no ha sido
ordenada por la autoridad fijada por el art. 44, R.I.A., dec. 467/99 23.
37
Por ello, la orden de instrucción y la tramitación del expediente hasta el
dictado del acto conclusivo implican, de por sí, que se suspenda el curso
de la prescripción de la acción por la razón de que la sustanciación del
sumario es el medio indispensable para hacer efectiva la potestad
disciplinaria, como culminación de un procedimiento que asegura la
defensa en juicio.
38
el artículo 31, LMREPN, establece como causas para imponer el
apercibimiento o la suspensión hasta treinta días, en el inciso c):
“Incumplimiento de los deberes determinados en el art. 23 de esta ley,
salvo que la gravedad y magnitud de los hechos justifiquen la aplicación
de la causal de cesantía”; mientras que en el artículo 32, entre las
causales de cesantía, el inciso e), prevé: “Incumplimiento de los deberes
establecidos en los artículos 23 y 24 cuando por la magnitud y gravedad
de la falta así correspondiere”.
39
En todos los casos, el plazo se contará a partir del momento de la
comisión de la falta.
Con anterioridad el art. 38, RJBFP, fijó el plazo de tres años, a partir de
la fecha de cometida la falta disciplinaria y “con las salvedades que
determine la reglamentación” (cuando “se trate de actos o hechos que
lesionan el patrimonio del Estado, por el término que fije la ley de
contabilidad para el caso”, art. 38, reglamentación, dec. 1797/80).
40
La Procuración del Tesoro de la Nación, en “Dictámenes”, 243:620
(16/12/02), ha señalado que la potestad disciplinaria de la
Administración Pública tiene por finalidad asegurar y mantener el
normal funcionamiento de los servicios a su cargo, por lo cual la
imposición de las sanciones disciplinarias resulta ser el ejercicio de una
facultad inherente al poder de administrar (véase “Dictámenes”,
121:166; 199:175; CS, Fallos, 254:43).
41
La “sustancial aniquilación” de la potestad disciplinaria, que es
inherente al Poder Administrador, no se adecuaría al fin perseguido por
el poder disciplinario que esencialmente procura asegurar y mantener
el correcto y normal funcionamiento de la Administración Pública
(véase “Dictámenes”, 243:620).
En efecto, un lapso menor, como el de seis meses, para las causales que
dieran lugar a la aplicación de apercibimiento y de suspensión hasta
treinta días, o de un año, para las causales que dieran lugar a la cesantía,
cercena sin razón atendible el ejercicio de la potestad disciplinaria, que
la Constitución Nacional otorga al Poder Ejecutivo Nacional (cfr. art.
86, incs. 1º y 10, C.N. —1853—, arts. 99, incs. 1º y 7º, 100, incs. 1º, 3º
y 4º —1994—) (véase “Dictámenes”, 243:620); por dicho motivo, no
dudamos que, en ese aspecto la ley resulta inconstitucional (véase pto.
2, Cap. I).
42
modo incurrir en una falta disciplinaria (o ilícito disciplinario), que no
es susceptible de una enumeración previa por parte del legislador.
En el caso del art. 31, inc. c) LMREPN, el legislador deja que sea la
autoridad administrativa competente que debe aplicar la sanción (el
instructor, por su parte, en la oportunidad prevista por el art. 108, R.I.A.,
dec. 467/99), quien ante la conducta del agente, y las circunstancias
concretas en que dicho comportamiento se realizó, efectúe la
ponderación de si aquél ha incumplido algunos de los deberes que tiene
que observar cuando presta servicios, es decir, cuando desempeña sus
tareas laborales (véase, “Dictámenes”, 255:639, Cap. I, ptos. 4 y 4.1).
43
luego apreciar si esa conducta se puede subsumir en el precepto legal
(calificación jurídica) y considerar cometida la falta disciplinaria.
4. El denunciante -
44
Un sumario se puede promover, además de oficiosamente, con motivo
de una denuncia (véase art. 43, R.I.A., dec. 467/99), la cual puede ser
verbal o escrita, pero provenir de un denunciante 26, quien puede
acompañar la prueba que tenga en su poder (cfr. arts. 32 y 33, R.I.A.,
dec. 467/99).
45
dispuesta (...) y todas las diligencias que son sus secuelas
(‘Dictámenes’, 108:178; 122:35” (“Dictámenes”, 132:207;
“Dictámenes”, 250:16) 29.
5. Modalidades en el inicio -
46
El R.I.A. ha establecido que en único acto (un mismo o sólo acto) la
autoridad competente decida el cierre de la información sumaria y la
apertura del sumario administrativo disciplinario consecuencia de la
primera.
5.1. La orden de sumario (art. 44, R.I.A., dec. 467/99) puede ser
consecuencia de la actividad cumplida por la Fiscalía de
Investigaciones Administrativas, cuando de “la investigación
practicada” en dicho ámbito (art. 45, inc. a]; “Dictámenes”, 235:200,
Cap. III; “Dictámenes”, 251:711, Cap. II, pto. 3) “resulten comprobadas
transgresiones a normas administrativas” y tales “actuaciones servirán
de cabeza del sumario que deberá ser instruido por las autoridades
correspondientes... La Fiscalía será tenida, necesariamente como parte
acusadora...” (art. 49, ley 24.946).
47
impulso (art. 2º), surjan presuntas transgresiones a normas
administrativas, y tales actuaciones “servirán de cabeza de sumario que
deberá ser instruido por las autoridades correspondientes”, donde la
Oficina Anticorrupción, “podrá ser tenido como parte acusadora”,
cuando el fiscal de Control Administrativo lo “considere pertinente”
(art. 4º, cit.).
48
La situación señalada se mantiene no obstante el dictado de la ley
27.148 ―Ley Orgánica del Ministerio Público Fiscal (B.O.
18/6/2015)―, pues el contenido del art. 49, ley 24.946 se ha
incorporado en el nuevo art. 28, en cuyo segundo párrafo también se
indica: “...así como la de recurrir todas resolución adversa a sus
pretensiones...”; asimismo, ese art. 28, al igual que el anterior art. 49:
“Cuando de la investigación practicada resulten comprobadas
transgresiones a normas administrativas” y tales “actuaciones servirán
de cabeza del sumario que deberá ser instruido por las autoridades
correspondientes (...) la Procuraduría será tenida necesariamente, como
parte acusadora...”.
49
La decisión de instruir sumario no es susceptible de ser recurrida
conforme la doctrina anterior citada en “Dictámenes”, 110:34, pues
dicho acto no puede afectar derecho o interés legítimo ya que sólo
habilita para verificar hechos y recién luego del llamado a prestar
declaración indagatoria, el trámite se endereza hacia un sujeto
determinado. Por su parte, una citación efectuada con ese alcance
tampoco resultaría impugnable, porque integra las amplias y
discrecionales facultades investigatorias (RPTN, nº 11, p. 147).
Notas -
50
jurisdicción se determine”. No se debe confundir la autoridad
competente para ordenar el sumario (art. 44, R.I.A., dec. 467/99; art.
27, R.I., dec. 1798/80), con la que tiene competencia para dictar el acto
conclusivo (art. 38, LMREPN y su reglamentación; cfr. art. 35, RJBFP
y su reglamentación; en el EPCAPN, dec. ley 6666/57, art. 35 y su
reglamentación; “Dictámenes”, 233:150, RPTN, nº 33, p. 665; 234:227,
RPTN, nº 34, p. 626).
20 Véase “Dictámenes”, 204:246, RPTN, nº 20, p. 661, entre otros; la
declaración prevista en el art. 40, párr. 1º, del anterior Reglamento, se
corresponde con la del art. 61, R.I.A., dec. 467/99 (cfr. “Dictámenes”,
232:210).
21 La relación del hecho o de los hechos resulta imprescindible en todo
tipo de procedimiento. El art. 16 del Reglamento de Procedimientos
Administrativos, dec. 1759/72, t.o. 1991 —RPA—, establece: “Todo
escrito por el cual se promueve la iniciación de una gestión ante la
Administración Pública nacional deberá contener los siguientes
recaudos ..., b) Relación de los hechos...”. El informe del art. 108,
R.I.A., dec. 467/99, debe contener: “a) La relación circunstanciada de
los hechos investigados...”. El inicio del proceso penal depende de un
presunto hecho delictuoso; cfr. art. 193, inc. 1º, CPP: El requerimiento
de instrucción contendrá “...2º) La relación circunstanciada del hecho
con indicación, si fuere posible, del lugar, tiempo y modo de
ejecución...” (art. 188, CPP); quien denuncia debe aportar un hecho (art.
176, CPP), cualquiera sea el lugar donde se formule; quien pretende
asumir la función de querellante tiene que efectuar una “...relación
sucinta del hecho en que se funda...” (art. 83, CPP, inc. 2º). El art. 330,
CPCC, al referirse a la demanda “...4º Los hechos en que se funde,
explicados claramente”.
22 “La Procuración del Tesoro...”, cit., p. 27.
23 La validez del procedimiento depende de tal habilitación, si el
instructor investiga un hecho que no fue ordenado, la actividad deviene
nula. En “Dictámenes”, 121:137, —1972—, se dijo (en ese momento
regía EPCAPN, dec. ley 6666/57): “Si la autoridad que debe resolverlo
considera pertinente la producción de nuevas diligencias probatorias, o
la ampliación del sumario sobre uno o más aspectos, puede así
disponerlo, extremo que no surge de la compulsa de estos actuados,
pues solamente existe un dictamen del Departamento de Asuntos
Jurídicos que aconseja la realización de nuevas diligencias probatorias,
que no ha sido receptado por resolución emanada de V.S... En esas
condiciones, las actuaciones labradas, sin que su diligenciamiento fuera
51
dispuesto por autoridad competente, a partir de fs. 116vta. son nulas y
así debe declararse” (p. 139). Véanse “Dictámenes”, 252:294, Cap. I,
pto. 4 (7/3/05); en “Dictámenes”, 256:40 (16/1/06), al resolverse el
recurso del art. 124, R.I.A., dec. 467/99 (resol. PTN, Nº 1/06), se
declaró la nulidad parcial de las actuaciones y se señaló: “en este caso,
la ausencia de la orden previa de instruir sumario impide que las
actuaciones, respecto del tal episodio, deban ‘volverse a sustanciar a
partir del último acto válido’, como establece el art. 126 del Reglamento
citado para otros supuestos de nulidad absoluta” y “la nulidad
mencionada se extiende parcial y exclusivamente, a los actos
posteriores referidos a tal hecho incluyendo el acto conclusivo” (véase
también “Dictámenes”, 277:237 [24/6/11]).
24 Véase D’ALBORA, “La Procuración del Tesoro...”, cit., p. 30;
“Dictámenes”, 249:635, Cap. I, pto. 13.8.
25 En “Dictámenes”, 223:251 (18/12/97): “Ante el trámite simultáneo
de dos sumarios administrativos disciplinarios, en los cuales un mismo
hecho constituye el objeto de ambas investigaciones, corresponde su
acumulación para que la perquisición prosiga en un solo expediente, de
este modo se impida que se vulnere el principio del non bis in idem, aun
cuando todavía no hubiese algún agente sospechado y, además, se evita
el dispendio procesal de continuar dos trámites iguales y la posibilidad
de cualquier tipo de resoluciones contradictorias” (véase “Dictámenes”,
240:265, Cap. II, pto. 1).
26 La reglamentación al art. 41 del EPCAPN, dec. ley 6666/57, el R.I.,
dec. 1798/80 (arts. 22 y 30 —como arts. 14 y 59, pto. 7.2), y el actual
se refieren al denunciante identificado (arts. 32 y 33), lo cual constituye
un requisito para la admisión de tal acto como sustento para iniciar un
sumario disciplinario. En relación con la denuncia anónima, la
Procuración emitió opinión en “Dictámenes”, 97:158 (1966; véase
también 150:343), pero ello sólo permitiría, como se dijo en tal
dictamen, “una simple investigación administrativa de carácter previo”
que, a partir del R.I., dec. 1798/80, importa una información sumaria
(arts. 21 a 24; arts. 34 a 39, R.I.A., dec. 467/99), pero “cuando resultaren
prima facie verosímiles” (cfr. art. 33, in fine, R.I.A., dec. 467/99; art.
30, in fine, R.I., dec. 1798/80).
27 El art. 22, R.I., dec. 1798/80, respecto de la denuncia señalaba: “Se
expresarán los hechos y se agregará la documentación u otros elementos
de prueba que ofrezca”. También la reglamentación —dec. 1478/58—
al art. 41 del EPCAPN, dec. ley 6666/57, en el pto. II, establecía: “La
denuncia deberá consignar una relación circunstanciada del hecho
52
denunciado, con expresión de tiempo, lugar, medios empleados...”.
28 En igual sentido, “Dictámenes”, 126:177. En “Dictámenes”,
132:207 se expresó que la denuncia: “precisa la relación del hecho, con
indicación de todas las circunstancias de lugar, tiempo y modo de
ejecución (“Dictámenes”, 126:153; 126:177). En consecuencia es
legítima la decisión... que ordena instruir sumarios. En “Dictámenes”,
134:375 (1975) se dijo: “...a los fines del procedimiento administrativo
disciplinario, tan solo puede meritarse como denuncia la primera de las
alusiones, pues es la única en la cual se precisa el elemento objetivo
material que es de la esencia de dicho acto; en efecto, respecto del
inspector ... se efectúa una relación del hecho, con indicación de todas
las circunstancias de lugar, tiempo y modo de ejecución eficaces para
su ulterior pesquisa” (“Dictámenes”, 126:153 y 177).
29 En “Dictámenes”, 168:19 se señaló: “No ha debido concederse la
vista de las actuaciones al denunciante... pues éste no asume durante la
sustanciación del sumario otro carácter que el de informante primero y
eventual testigo después; en la primera calidad, pone el hecho en
conocimiento de la autoridad competente a quien corresponde con
exclusividad su investigación y en la segunda, si fuese requerido al
efecto por esa autoridad, tiene el derecho de declarar bajo juramento
todas las circunstancias que conozca y pueda coadyuvar al
esclarecimiento del hecho denunciado”.
“Unánimemente, en materia administrativa, los ordenamientos legales
no acuerdan al denunciante el carácter de parte en las causas originadas
en las denuncias que formulan y por ende no pueden tener acceso a las
actuaciones a que aquéllas den origen (“Dictámenes”, 109:18; 108:178
y 137:1)” (véase “Dictámenes”, 250:16).
30 Tampoco está prevista la adhesión a la denuncia de otro denunciante
(“Dictámenes”, 232:66, RPTN, nº 33, p. 691).
31 La información sumaria es un procedimiento que permite aclarar, en
un plazo breve, pero simplemente ordenatorio (“Dictámenes”, 231:46,
RPTN, nº 32, p. 536; “Dictámenes”, 247:453), si los hechos ocurridos
—denunciados o advertidos— tienen una entidad disciplinaria
suficiente para promover un sumario (“Dictámenes”, 247:453). En su
sustanciación se siguen, “en lo posible, las normas de procedimiento de
este reglamento para la instrucción de sumarios, prescindiendo de todo
trámite que no fuere directamente conducente al objeto buscado y
simplificando las diligencias” (art. 35, R.I.A., dec. 467/99; art. 23, R.I.,
dec. 1798/80). El instructor tendrá que proponer, al hacer el “informe
final de todo lo actuado”, la iniciación o no de un sumario (art. 39,
53
R.I.A., dec. 467/99; art. 27, R.I., dec. 1798/80).
32 Los arts. 25, 26, 27 y 28 de ley 27.148 (Ley Orgánica del Ministerio
Públi co Fiscal) se refieren a la Procuraduría de Investigaciones
Administrativas integrada por el Fiscal Nacional de Investigaciones
Administrativas y los demás fiscales generales, auxiliares fiscales,
asistentes fiscales y empleados del Ministerio Público Fiscal (art. 25).
El art. 27 establece los deberes y facultades (funciones) del Fiscal
Nacional de Investigaciones Administrativas (v. art. 24).
A partir de “Dictámenes”, 299:34 (13/10/16) se modificó la opinión de
la PTN (ver “Dictámenes”, citados en la nota 40, Cap. III, pto. 10,
acápite c.4; y nota 276) y se concluyó: “que la Procuraduría de
Investigaciones Administrativas puede, cada vez que así lo decida,
intervenir como parte acusadora o coadyuvante en todos los sumarios
administrativos referidos a personal de organismos estatales; ello, sin
importar la forma en que se hubieran iniciado”.
33 En “Dictámenes”, 110:34 (1969) se dijo: “...la decisión ...que ordenó
la instrucción del sumario a que se refiere este expediente no es
susceptible de producir tal lesión, pues aparte de que no existe el
derecho del funcionario público a no ser sumariado, sino
contrariamente la obligación de los agentes de la administración a
someterse a sumario y declarar en ellos, las resoluciones que ordenan
su instrucción emanan del ejercicio del poder disciplinario que compete
innegablemente a la autoridad administrativa para investigar los hechos
que pudieran configurar irregularidades o violaciones de normas legales
de cualquier carácter, y determinar las responsabilidades que en ellos
pudieron corresponder a sus agentes, aplicando las sanciones
autorizadas o declarando la inexistencia de tales responsabilidades... Es
obvio, en consecuencia, que las razones y argumentos que el
funcionario sumariado considere que hacen a su defensa han de ser
expuestas y hechas valer dentro del procedimiento sumarial y en las
estaciones oportunas, sin que sea dable entrar a considerarlas por vía de
recurso jerárquico contra la resolución que ordena la instrucción del
sumario, habida cuenta de que el régimen disciplinario ha sido reglado
respetándose con amplitud el derecho de defensa”. (“Dictámenes”,
110:34); véase pto. 24.1, acápite d), Cap. V.
54
Capítulo III
El Sumario Disciplinario
Su desarrollo
Alfredo L. Repetto
1. Sus etapas -
a) De investigación
b) Contradictoria
55
En la medida en que hubiere algún agente sumariado, su apertura se
produce cuando el instructor emite el informe previsto por el art. 108,
R.I.A., dec. 467/99 (véase art. 83, R.I., dec. 1798/80).
c) Procedimiento especial
56
y como este acto mismo sujeto a formas. La concepción del
procedimiento administrativo complementa la del proceso
administrativo como creador del acto jurídico administrativo,
proyectándose, en función de la garantía a favor del administrado, hacia
los valores de seguridad, eficacia y justicia de toda la actividad
administrativa. Así, no se trata sólo de la garantía para un administrado,
sino para la Administración Pública (véase Fiorini, Bartolomé, ob. cit.,
ps. 327 y ss.; Marienhoff, ob. cit., III-B, ps. 429 y ss.).
Esa actividad sólo puede y debe ser cumplida por quien esté legalmente
capacitado —órgano predispuesto— y asuma, respecto a cada proceso
particular las cargas que la misma ley le impone, ya sea por
avocamiento, en el supuesto de órgano genéricamente facultado, o por
aceptación del cargo —supuesto de delegación o atribución
específica—. (“Dictámenes”, 122:10, 1972).
57
abstenerse de declarar (ser oído; arts. 61, 63 y 66, R.I.A., dec. 467/99;
véase art. 40, párr. 1º, 41 y 42, R.I., dec. 1798/80).
58
Con ello se hace referencia a las garantías constitucionales de la defensa
en juicio y del debido proceso (art. 18, C.N.) 38.
59
Tales garantías se encuentran aseguradas en el R.I.A., dec. 467/99, el
que establece los momentos en que se efectivizarán durante el
desarrollo del sumario disciplinario (también se hallaban en el R.I., dec.
1798/80); además, el acto conclusivo (art. 122, R.I.A., dec. 467/99),
tiene que constituir una decisión fundamentada —motivada— y
fundada (cfr. art. 7º, LNPA, 19.549), en términos de la Corte Suprema,
cuando se refiere a las sentencias, y ser una derivación razonada del
derecho vigente y de las circunstancias comprobadas de la causa.
60
c.2.3. En “Dictámenes”, 242:626 (30/9/02) se señaló por que el art. 38,
LMREPN, en cuanto:
61
la caducidad de la instancia sólo halla justificación en la necesidad de
conferir un instrumento al Estado para evitar la indefinida prolongación
de los juicios, pero no un artificio tendiente a impedir un
pronunciamiento sobre el fondo del pleito o a prolongar las situaciones
de conflicto (Fallos, 313:1156 y 319:1616) de manera que por ser dicho
instituto un modo anormal de terminación del proceso, su aplicación
debe adecuarse a ese carácter sin llevar con excesivo ritualismo el
criterio que la preside más allá de su ámbito propio (Fallos, 297:10;
306:1693 y 319:1616) (3/5/01, consid. 7º, Fallos, 324:1459, ED, 193-
93, f. 50.877) (“Dictámenes”, 242:626).
62
previstos para un proceso regular y válido, la autoridad competente,
previo el dictamen del servicio jurídico, pueda dictar el acto conclusivo
(art. 122, R.I.A, dec. 467/99), se puede concluir que el plazo del art. 38,
LMREPN, aparece, para utilizar las palabras de la Corte Suprema,
como “un artificio tendiente a impedir un pronunciamiento sobre el
fondo del pleito”, pues no se reglamenta razonablemente el derecho
constitucional de la defensa en juicio del agente público. Lo más grave
es que se quiera cercenar la potestad disciplinaria de la Administración
Pública, e impedir el ejercicio de una facultad inherente al poder
administrador otorgada por la Constitución Nacional como es la de
remover a sus empleados... Fallos, 250:418, consid. 2º (“Dictámenes”,
242:626).
3) Por otra parte, el art. 38, LMREPN no expresa nada sobre el efecto
que puede producir el vencimiento de dicho plazo. Adviértase, que la
consecuencia o efecto que produce la caducidad en el trámite del
proceso, sólo recae en él pues determina su conclusión anormal, pero
no extingue la acción, o la pretensión (derecho de fondo) que se ha
ejercitado.
El CPCCN establece:
63
La caducidad operada en primera o única instancia no extingue la
acción, la que podrá ejercitarse en un nuevo juicio, ni perjudica las
pruebas producidas, las que podrán hacerse valer en aquél. La
caducidad operada en instancias ulteriores acuerda fuerza de cosa
juzgada a la resolución recurrida... (art. 318) ...No se producirá la
caducidad: ...Cuando los procesos estuvieren pendientes de alguna
resolución y la demora en dictarla fuera imputable al tribunal... (art.
313, inc. 3º).
64
Si el legislador hubiese querido establecer tal forma de extinción, sin
ingresar a su palmaria inconstitucionalidad... debió ser fijada
expresamente por el legislador, circunstancia esta omitida
(“Dictámenes”, 242:626).
65
El agente podrá reclamar que la sanción sea justa, que guarde
proporción con la falta cometida; en este caso, lo suyo, para el agente
infractor importará una pérdida: desde la privación de sus haberes
(suspensión) hasta la extinción o conclusión de la relación de empleo
público (cesantía o exoneración).
66
A su vez, en la etapa contradictoria, el art. 115, R.I.A., dec. 467/99,
establece:
67
c.3.1. Ante el planteo de una posible nulidad del procedimiento, en
virtud de que el sumario se sustanció sin observar las normas atributivas
de la competencia de la Dirección Nacional de Sumarios de la PTN, se
sostuvo la validez de la actividad cumplida.
En “Dictámenes”, 112:151 (1970), se dijo:
2) el sumario ha concluido;
68
Administración Pública, ello no vicia de nulidad el sumario instruido.
(“Dictámenes”, 112:151) 43.
Ante ello, teniendo en cuenta que tanto la opinión del Instructor como
la de la Junta de Disciplina no son vinculantes (“Dictámenes”, 140133
y 144-212) corresponde a V.E. (por el secretario de Estado) decidir
acerca de la ampliación del sumario”. (“Dictámenes”, 145:390).
69
En esa oportunidad se recordó:
Además, se expresó:
70
Una interpretación razonable del ejercicio de la potestad disciplinaria
permite sostener que, recibido el expediente por la autoridad
competente para dictar el acto conclusivo del sumario administrativo
disciplinario, después del dictamen del servicio jurídico permanente
(art. 122 del Reglamento de Investigaciones Administrativas aprobado
por dec. 467/99; art. 91 del anterior Reglamento), exclusivamente dicha
autoridad, en ese momento, puede disponer que el instructor convoque
a un agente como sumariado, pues de lo contrario podría darse el
absurdo que prevalezca la autoridad del instructor sobre aquélla.
(D’Albora, Francisco J., “La Procuración del Tesoro y el procedimiento
administrativo disciplinario”, RPTN, nº 19, 1992, p. 28)”.
71
c.3.6. Conviene recalcar que la autoridad competente para dictar el acto
conclusivo, en la oportunidad prevista para resolver (art. 122, R.I.A,
dec. 467/99), es la que puede decidir sobre la reapertura del sumario o
del procedimiento (cfr. “Dictámenes”, 121:137 —nota 23—; 234:404 y
235:493, RPTN, nº 34, p. 637), esto es que las actuaciones vuelvan al
instructor en supuestos como los indicados en c.3.4. y c.3.5.
72
233:270, RPTN, nº 33, p. 653; art. 113, 2º párr., R.I.A, dec. 467/99 y
art. 24 íd.; “Dictámenes”, 262:125).
73
13/7/73, expte. 136.815/73, Presidencia). Siempre que resulte posible
aplicar sanciones de carácter represivo, parece atinado —en ausencia
de disposiciones en contrario— regular la actividad procesal por dicho
cuerpo normativo (véase resolución citada en RPTN, nº 4, p. 222).
74
196:180). (“Dictámenes”, 232:208; en esa oportunidad el expediente se
habría extraviado “en el ámbito de la Subsecretaría de Administración...
dependencia a la cual se había elevado el sumario administrativo
después de haber incorporado los alegatos sobre el mérito de la prueba
de descargo”).
a) Finalidad
75
1798/80; véase Cap. II, pto. 4, 1ª parte); se busca establecer la verdad
de los hechos.
b) Escrita
c) Escasamente contradictoria
...se permitirá ... exponer cuanto tenga por conveniente para su descargo
o para la explicación de los hechos, evacuándose las diligencias que
propusiere si el instructor las estimare conducentes para la
comprobación de las manifestaciones efectuadas (art. 69, R.I.A., dec.
467/99; situación similar para quien declara a tenor del art. 62, R.I.A.,
76
dec. 467/99, art. 40, párrs. 1º y 2º, R.I., dec. 1798/80, “Dictámenes”,
204:246, RPTN, nº 20, p. 661).
77
prueba (el dato existente en la realidad) se debe incorporar a través de
las regulaciones establecidas para su acceso al sumario disciplinario.
Por otra parte, el art. 33, R.I.A., dec. 467/99, en relación con el
denunciante que no concurriere, establece:
d) Secreta
e) Duración
78
La instrucción de un sumario se sustanciará en un plazo de noventa (90)
días, contados desde la fecha de notificación de la designación al
instructor hasta la resolución de clausura a que se refiere el art. 107, no
computándose las demoras causadas por el diligenciamiento de oficios,
realización de pericias u otros trámites, cuya duración no dependa de la
actividad del instructor. Dicho plazo podrá ser ampliado a juicio del
superior cuando las circunstancias del caso así lo aconsejen 53.
79
De allí que el Reglamento de Investigaciones Administrativas ha fijado
plazos para que el instructor dicte las providencias mediante las cuales
dispone la realización de las medidas de pruebas y las distintas
diligencias para esclarecer el hecho y oir a las personas como simple
imputados o sumariados (art. 10, incs. a] y d] y 27 del Reglamen to
actual y art. 6º, incs. c] y d] del Reglamento aprobado por dec. 1798/80).
(“Dictámenes”, 232:210, RPTN, nº 33, p. 672; 241:298; 243:620,
RPTN, nº 38, p. 301; 267:145, 22/10/08) 54.
80
En nuestro caso, se trata de un plazo ordenatorio, como se sostiene en
los Dictámenes citados (232:210; 241:298, entre otros), la actividad que
desarrolla el instructor es indispensable.
81
Se debe destacar que el sumario administrativo disciplinario (o sumario
disciplinario) sólo puede finalizar con el dictado del acto conclusivo
establecido en el art. 122, R.I.A., dec. 467/99.
82
reiteración: en el sumario disciplinario la Administración se encuentra
interesada en el esclarecimiento de la comisión, o no, de una falta
disciplinaria (ilícito disciplinario).
3. El instructor -
a) Un órgano independiente
83
En caso de ausencia que lo justifique, el superior designará
reemplazante del instructor interviniente 60.
b) La Oficina de Sumarios
84
Adviértase, para resaltar la independencia del instructor, que en el
supuesto de que, “razones debidamente fundadas lo justifiquen”, lleven
al nombramiento de un instructor ad-hoc (art. 18, R.I.A., dec. 467/99;
art. 3º, R.I., dec. 1798/80), éste durante la sustanciación del sumario (o
de la información sumaria), será “desafectado en la medida necesaria
de sus tareas habituales, hasta la conclusión de la investigación” y
dependerá “directamente a ese efecto y durante ese lapso, de la
autoridad superior de la oficina de sumarios” (art. 19, R.I.A., dec.
467/99; art. 4º, R.I., dec. 1798/80).
85
de septiembre de 1980”, se dictó la Circular 5/80 65.
En sus ptos. 1º a 8º, la Circular establecía:
86
8) Las estructuras orgánicas deberán rectificarse para su adecuación a
las pautas precedentes y serán... 66.
...dicha actividad sólo puede y debe ser cumplida por quien esté
legalmente capacitado —órgano predispuesto— y asuma, respecto de
cada proceso particular las cargas que la misma ley le impone, ya sea
por avocamiento, en el supuesto de órgano genéricamente facultado, o
por aceptación del cargo —supuesto de delegación o atribución
específica—.
87
En “Dictámenes”, 232:85 (2000), se expresó:
Tal ausencia,
88
quien tiene el ejercicio de la potestad disciplinaria, conforme ha
opinado este organismo asesor (Dictamen 133/99 del 8/10/99,
“Dictámenes”, 231:28 y 160/99 del 21/10/99, “Dictámenes”, 231:114;
arg. art. 4º del Reglamento citado). (“Dictámenes” 232:85, RPTN, nº
33, p. 662, Instituto Nacional de Semillas) 68.
Este último supuesto sólo procede cuando existe tal Oficina y surjan
razones debidamente fundadas que justifiquen nombrar una agente de
otra dependencia (tendrá que ser letrado, arg. art. 6º), que será
“desafectado en la medida necesaria de sus tareas habituales, hasta la
conclusión de la investigación” y dependerá directamente a ese efecto
y durante ese lapso, de la autoridad superior de la Oficina de Sumarios
(art. 19, R.I.A., dec. 467/99; art. 4º, R.I., dec. 1798/80); con lo cual se
requiere la existencia de dicha Oficina (“Dictámenes”, 246:221).
89
A los fines de los sumarios a que se refiere el inc. b) del art. 5º de la ley
12.954 el Cuerpo de Abogados del Estado contará en cada uno de los
ministerios u organismos administrativos, con una Oficina de Sumarios,
independiente de la respectiva Delegación y que dependerá de la
Dirección General por intermedio del abogado inspector de la misma.
La sustanciación, informe y elevación de los sumarios estará a cargo de
dichas oficinas, salvo que el sumariado revista, por lo menos, categoría
de subdirector general, en cuyo caso dicha función será cumplida por el
abogado inspector de la Dirección General 69.
90
reparticiones, pero las delegaciones deberán supeditar su acción a las
instrucciones que imparta la primera para unificar criterios.
91
El 12 de enero de 1965, el art. 1º del dec. 227 sustituyó el art. 45 del
dec. 34.952/47, con una redacción similar al originario, pero la
expresión “por intermedio del abogado inspector”, que aparecía en dos
oportunidades en la redacción, se modificó “por intermedio de la
Oficina de Sumarios de la Procuración del Tesoro de la Nación”.
El art. 2º dispuso:
El art. 3º estableció:
El dec. 1462/94, efectuó dos sustituciones, la del art. 1º del dec. 1590/67
y la del art. 2º del Reglamento de Investigaciones (dec. 1798/80), en
ambos casos para adecuar la competencia de la Dirección Nacional de
Sumarios al SINAPA.
92
Cuando el dec. 467/99 (B.O., 13/5/99), aprueba el Reglamento de
Investigaciones Administrativas, deroga los decs. 1590/67 y 1462/94,
en sus partes pertinentes. Éstas se refieren a la competencia de la
Dirección Nacional de Sumarios, ya que el art. 7º del Reglamento trata
este tema, pero lo que se mantiene del texto es lo relacionado con la
independencia de la Oficina de Sumarios de la Delegación:
A los fines de los sumarios a que se refiere el art. 5º, inc. b) de la ley
12.954 el Cuerpo de Abogados del Estado contará en cada uno de los
Ministerios, Secretarías de Estado u organismos administrativos con
una Oficina de Sumarios independiente de la respectiva Delegación y
que dependerá funcionalmente de la Dirección del Cuerpo por
intermedio de la Dirección Nacional de Sumarios de la Procuración del
Tesoro de la Nación.
93
Por lo tanto, en la sede de origen (Oficina de Sumarios), el instructor
designado debe colectar las probanzas (ordenar y practicar las
diligencias probatorias) que acrediten la realidad del suceso y mientras
se cumple esta tarea, como se expresa en “Dictámenes” 165:181, no
“hay agente sumariado” y su realización “es totalmente escindible de la
vinculación al sumario como parte de quien puede aparecer como
sospechoso”; por otra parte, es un “paso previo, natural y lógicamente
necesario para efectuar una posterior imputación, si correspondiere”
(“Dictámenes”, 193:101, RPTN, nº 17, p. 203) 73.
94
investigación— la vinculación del agente como sumariado, pues es
facultad privativa de ésta (“Dictámenes”, 165:181).
Por otra parte, la sola referencia genérica de que “la jerarquía de los
funcionarios... en muchos casos excede la competencia del suscripto
como instructor” no cumple con la doctrina señalada, pues resulta
necesario precisar cuál sería la actividad cuestionada de ese personal
(“Dictámenes”, 187:120 y 139; 192:105), el que ademástiene que estar
individualizado. (“Dictámenes”, 232:38).
95
La determinación de la jerarquía de los funcionarios presuntamente
involucrados se debe poner de manifiesto a través del informe
producido por la oficina de personal o de recursos humanos
(“Dictámenes”, 168:228; 192:105; 232:38; 246:268, entre otros); y el
agente tiene que haber sido designado de acuerdo con el sistema de
selección implementado (SINAPA) (“Dictámenes”, 217:39; 236:119;
246:268 y 261:149, 15/5/07; 262:148, 17/7/07; 297:169, 18/5/16.).
96
Por lo cual, si los hechos resultan escindibles natural y jurídicamente,
la Dirección de Sumarios sólo deberá conocer en el evento relacionado
con el funcionario cuya jerarquía habili ta su competencia
(“Dictámenes”, 166:244; 170:440; 187:120; 198:235; 199:122; 202:99;
246:268; 247:1; 250:280, entre otros).
Asimismo,
...la mera conexidad entre los hechos resulta ineficaz para ampliar la
competencia de la Dirección Nacional de Sumarios, ámbito que desde
el punto de vista subjetivo se restringe a la indispensable jerarquía que
debe revestir el funcionario imputado (“Dictámenes”, 135:280;
136:272). (“Dictámenes”, 171:277, RPTN, nº 13, p. 134; “Dictámenes”,
198:235; 202:99).
97
nº 19, del 10/5/00, “Dictámenes”, 233:226, RPTN, nº 33, p. 712;
“Dictámenes”, 233:350, RPTN, nº 34, p. 663; “Dictámenes”, 242:647;
267:632, 29/12/08; 289:163, resol. PTN nº 13, del 10/6/14; 289:170,
resol. PTN nº 14, del 10/6/14; 289:177, resol. PTN nº 15, del 10/6/14;
302:377 bis, resol-2017-69-APN-PTN, del 8/9/17).).
Por ello, cabe inferir que el “régimen disciplinario para los profesores”,
cuya reglamentación corresponde al Consejo Superior, conforme con lo
dispuesto por el art. 191 del Estatuto Universitario, queda abarcado en
la locución “toda cuestión ético-disciplinaria” del art. 57 de la ley
24.521.
98
dicho órgano de gobierno es a quien compete resolver sobre lo
dispuesto por el art. 57 de la ley 24.521, lo cual también impli ca decidir
quién reglamentará el modo de promoción, desarrollo y conclusión del
procedimiento para “sustanciar el juicio académico” y “entender en
toda cuestión ético-disciplinaria en que estuviere involucrado personal
docente”. (“Dictámenes”, 242:647, RPTN, nº 38, p. 315) 74.
c) Un órgano imparcial
99
Circunstancias todas ellas que obligan al sumariante a guardar
imparcialidad en el ejercicio de tan fundamentales tareas.
100
con las leyes y precedentes, con la opinión de las partes y las rúbricas
de los autores 80.
101
Dado que el acto de justicia es dar a cada uno lo que es suyo, al acto de
justicia precede el acto por el cual algo se hace de alguien, como se ve
en las cosas humanas; pues alguno trabajando merece que se haga suyo
aquello que (luego) el retribuidor (el remunerador) por un acto de
justicia le da (Tomás de Aquino, Suma Contra los Gentiles, Libro II,
Cap. 28; v. S.T., II-II, q.57, a.1.).
102
La ley que regula la relación de empleo público establece las causas
(hechos) y los encuadres legales que permiten la aplicación de las
medidas disciplinarias, como el procedimiento para su imposición (cfr.
arts. 30, 31, 32 y 33, LMREPN; arts. 30, 31, 32 y 33, RJBFP) 84.
c.2. El art. 22, R.I.A., dec. 467/99, enumera las siguientes causas por
las cuales “El instructor y el secretario deberán excusarse y podrán a su
vez ser recusados” (arts. 22, R.I.A., dec. 467/99; art. 14, R.I. dec.
1798/80) 87:
103
e) Cuando dependan jerárquicamente del sumariado o del denunciante
88.
Conforme con el art. 24, R.I.A., dec. 467/99, el recusado deberá emitir
un informe sobre las causales alegadas y
104
En cuanto a las distintas causales, basta remitirse a cualquiera de los
autores de derecho procesal, tanto en el proceso civil o en el proceso
penal.
105
La inobservancia de este deber pueda dar lugar a la configuración de
una falta disciplinaria (arts. 31, inc. c], y 32 inc. e], LMREPN; arts. 31,
inc. e], y 32 inc. f], RJBFP).
d) Deberes y facultades
El art. 10, R.I.A., dec. 467/99 establece los deberes del instructor (art.
6º, R.I., dec. 1798/80).
106
En la etapa de investigación el instructor tiene la iniciativa probatoria,
la dirección e impulso del procedimiento:
El art. 27, R.I.A, dec. 467/99 le fija una serie de plazos para el dictado
de las distintas providencias, dirigidas al desarrollo del procedimiento,
que servirán para apreciar la existencia o no de una demora injustificada
en la etapa de investigación (art. 127, R.I.A., dec. 467/99; art. 93, R.I.,
dec. 1798/80, véase Cap. III, pto. 11, acápite e).
107
La interpretación del art. 9º corresponde efectuarla teniendo presente
que el instructor es quien, como órgano independiente predispuesto,
dirige y tiene a su cargo la sustanciación del sumario disciplinario.
Por consiguiente, a nuestro modo de ver, el art. 9º, R.I.A., dec. 467/99,
abarca el supuesto en que el instructor dispone la realización de
determinada diligencia y le solicita a la autoridad competente que
autorice el desplazamiento de “otros funcionarios” para llevarla a cabo.
Si bien el art. 9º no formula ninguna otra precisión, el funcionario
referido, en principio, sería el secretario de instrucción, cuyas funciones
108
se encuentran establecidas en los arts. 20 y 21, R.I.A, dec. 467/99, pero
podría ser otro de los instructores de la Oficina de Sumario.
109
Cabe reiterar que la opinión del instructor no es vinculante
(“Dictámenes”, 140:133; 151:590; 198:11; 218:309; 236:596; 255:304
—2/11/05— entre otros).
110
Tal momento es el del art. 109 íd. 96; también en dicha oportunidad,
corresponderá la intervención de la Oficina Anticorrupción, de darse el
supuesto establecido en el art. 4º, párr. 2º, del dec. 102/99 (B.O.,
29/12/99).
Además,
111
supuesto del art. 13: “verificar si se ha realizado la denuncia policial o
judicial”. En el caso del art. 14 cuando se advierte en la sustanciación
del sumario la aparición de “indicios de haberse cometido un delito de
acción pública”.
112
explicativa a través de los cuales se elevan los antecedentes para que se
formule la denuncia penal, o de cualquier otra consulta que se la pueda
requerir para aclarar las posibles dudas sobre el contenido de la
denuncia (art. 176, CPPN); copia de estos antecedentes deben quedar
incorporados en el sumario disciplinario.
113
Los funcionarios y empleados públicos comprendidos en la obligación
de denunciar impuesta por el art. 177, inc. 1º del CPPN, cumplirán su
deber legal poniendo a la Oficina Anticorrupción del Ministerio de
Justicia y Derechos Humanos, en conocimiento de los hechos y/o
pruebas que fundamenten la presunción de la comisión de un delito
perseguible de oficio cometido en el ámbito de la Administración
Pública Nacional centralizada y descentralizada, empresas y sociedades
y todo ente público o privado con participación del Estado o que tenga
como principal fuente de recursos el aporte estatal.
d.5. El art. 11, R.I.A., dec. 467/99, establece una facultad correctiva a
ejercer durante la sustanciación del sumario administrativo
disciplinario:
e) Sede de la instrucción
114
...el sumario será siempre instruido en la jurisdicción donde se produzca
el hecho, cualquiera fuere la situación de revista del sumariado 100.
En igual sentido, el art. 9º, R.I., dec. 1798/80, mientras que el pto. III
de la Reglamentación al art. 41, EPCAPN, dec. ley 6666/57, expresaba:
“...El instructor debe pertenecer a la misma jurisdicción en la que se ha
producido el hecho”.
115
inc. g], RJBFP), y el hecho no ocurrió ni en el horario, ni en el lugar de
trabajo, la repartición estatal u organismo donde el agente presta
servicios es el ámbito que se debe tener en cuenta, en orden a la
jurisdicción prevista por el art. 4º, R.I.A., dec. 467/99 103.
116
En “Dictámenes”, 215:98 (también en 215:111), se planteó un conflicto
negativo de competencia (art. 5º, LNPA, 19.549), con motivo de una
transferencia de competencia en razón de la materia, pues se debía
determinar cuál era la jurisdicción —el Ministerio de Salud y Acción
Social, o la Secretaría de Desarrollo Social de la Presidencia de la
Nación—, donde debía continuar tramitando el sumario disciplinario;
se siguió el criterio del art. 9º, R.I., dec. 1798/80: “El sumario será
siempre instruido en la jurisdicción donde se produjo el hecho” 104.
117
f) Competencia
Como establece el art. 8º, R.I.A., dec. 467/99: “La competencia de los
instructores es improrrogable” (art. 5º, R.I., dec. 1798/80).
Toda decisión fundada sobre una prueba actúa, por tanto, por vía de
conclusión: Dado tal hecho, llegó a la conclusión de la existencia de tal
otro 107.
118
Por lo tanto, Bentham, considera que la fuente de prueba son los
“hechos percibidos por el juez y que le sirven para la deducción del
hecho que se va a probar” 108.
Además, se ha dicho:
119
pueden verdaderamente servir para alcanzar o fijar la verdad”...; se trata
de la denominada “verdad procesal”, pues “la fijación de los hechos se
realiza ajustándose a las reglas atinentes a la producción y valoración
de la prueba” (Cap. III, pto. 12, acápite c.1.1).
120
Por ello, sólo se podrán valorar los datos o elementos probatorios que
hayan sido aportados e ingresados con las formalidades procesales —
legal o debidamente incorporados— 113.
121
vicisitudes de la vida pública actual”, Fallos, 238:566, consid. 3º, in
fine.
122
alguien a declarar contra sí misma”, lo que ha llevado al tribunal a
descalificar “las confesiones prestadas bajo la coacción moral que
importa el juramento (Fallos, 1:350 y 281:277)”, consid. 4º 116.
123
eliminación de los eslabones viciados, teniendo en cuenta la posibilidad
de adquisición de las evidencias por otras fuentes distintas de las que se
tengan por ilegítimas. De tal modo, deberá descartarse por ineficaz la
prueba habida en la causa, siempre y cuando su obtención dependa
directa y necesariamente de la violación de la garantía constitucional de
que se trate, o bien cuando sea una consecuencia inmediata de dicha
violación (conf. c. F-193-XX, “Franco, Miguel A. s/falsificación de
documento público”, 24/12/85) (Fallos, 310:1847, consid. 13; Fallos,
308:733, consid. 5º; ED, 118-473, f. 39.475).
124
examen y las operaciones que llevan a cabo y que vuelcan en el
dictamen o informe técnico.
125
En el caso de una inspección (reconocimiento; art. 106, R.I.A., dec.
467/99; art. 81, R.I., dec. 1798/80) la fuente es la cosa reconocida (el
objeto observado; cosas o lugares) y el medio es la diligencia de
reconocimiento.
126
...la fuente existirá con independencia de que se siga o no el proceso...;
el medio nacerá y se formará en el proceso. Buscamos las fuentes y
cuando las tenemos proponemos los medios para incorporarlos al
proceso 127.
127
testimonio y la pericia); es decir que la prueba es indirecta cuando el
hecho objeto de la percepción es diferente del hecho que prueba, de tal
manera que el juzgador sólo percibe el segundo y de éste induce
indirecta o mediatamente la existencia del primero. El juez “sólo
percibe la narración” del testigo y de “esa percepción induce la
existencia o inexistencia del hecho” 129.
Bentham expresa:
Un hecho puede tener efecto legal, es decir, puede servir como medio
de prueba en forma directa o indirecta: directa si se encuentra
inmediatamente ligado al hecho que se quiere probar; indirecta si se
encuentra más alejado.
128
b.3.3.1. Esta distinción ha sido seguida por diversas autores en materia
penal: la prueba es directa porque el dato proporcionado por el medio
de prueba se relaciona directamente con el hecho delictuoso que es
objeto del proceso (medios de prueba que muestran directamente el
delito: “Pablo ha visto a Juan cometer el delito”).
129
En la etapa contradictoria el sumariado en la oportunidad prevista por
el art. 111, R.I.A., dec. 467/99, podrá “proponer las medidas de prueba
que estime oportunas”, con lo cual tiene la iniciativa probatoria.
130
c) Valoración de la prueba: La valoración es la operación intelectual
destinada a establecer el valor de convicción —el mérito— de los datos
probatorios incorporados.
Esta tarea la cumple el instructor al emitir el informe del art. 108, R.I.A.,
dec. 467/99 (también en el art. 115, íd.), el sumariado al efectuar su
descargo (art. 111, íd.) y en el alegato (art. 117, íd.), los acusadores
(arts. 110 y 116, íd.), y la autoridad competente al dictar el acto
conclusivo (art. 122); también el servicio jurídico permanente al emitir
el dictamen previo (arts. 83, 84, 85, 88, 89 y 91, R.I., dec. 1798/80).
Conviene recordar que el instructor sólo debe investigar los hechos que
integran el objeto del sumario (ptos. 6, 6.1 y 6.2, Cap. II; pto. 12, acápite
d.1.1, Cap. III), y, dentro de este ámbito, en la averiguación (búsqueda)
de la verdad objetiva sobre la hipótesis de falta disciplinaria cometida,
tendrá que disponer aquellas diligencias probatorias referidas, directa o
indirectamente, al hecho objeto del procedimiento, tanto las que pueden
ser en perjuicio, como en favor del presunto autor de la falta.
131
En la etapa contradictoria, el sumariado, en su caso, la Fiscalía de
Investigaciones Administrativas, o la Oficina Anticorrupción, pueden
proponer medidas de prueba, pero “el instructor ordenará la producción
de aquellas que considere procedentes” (art. 113, R.I.A., dec. 467/99;
art. 86, R.I., dec. 1798/80); tal mención implica que el instructor deberá
ponderar sobre la pertinencia o impertinencia de las medidas
propuestas.
132
No serán admitidas las (pruebas) que fueran manifiestamente
improcedentes o superfluas o meramente dilatorias.
Además, dijo:
133
Si bien es cierto que es jurisprudencia reiterada del tribunal que la
eficacia de las pruebas oportunamente ofrecidas debe ser motivo de
pronunciamiento en ocasión del fallo de la causa, no lo es menos que
esa regla no cubre el ofrecimiento de medidas probatorias totalmente
improcedentes o no idóneas para la justificación de los hechos
articulados.
134
La admisibilidad de la prueba se relaciona, en uno de sus aspectos, con
el tiempo o la forma de su ofrecimiento 140.
135
Se trata de limitaciones o restricciones impuestas a la actividad
probatoria en el proceso judicial, tanto en el penal (donde algunos las
llaman prohibiciones probatorias), como en el civil o comercial (u otro).
No obstante, que excepcionalmente algunas de tales situaciones se
podrían llegar a presentar, en el procedimiento administrativo
disciplinario, a título ilustrativo se hace una breve referencia.
136
El Reglamento de Investigaciones Administrativas no ha previsto tal
situación, pero, en la hipótesis de presentarse 146, tendría que
solucionarse el caso con la aplicación supletoria de la ley procesal penal
147.
El art. 86, R.I.A., dec. 467/99 (62, R.I., dec. 1798/80), prevé que el:
137
secreto por el interesado, salvo las mencionadas en primer término. Si
el testigo invocare erróneamente ese deber con respecto a un hecho que
no puede estar comprendido en él, el juez procederá, sin más, a
interrogarlo 148.
d.1.3. El art. 77 del R.I.A., dec. 467/99 (art. 53, R.I., dec. 1798/80)
dispone: “No podrán ser ofrecidos ni declarar como testigos el
presidente y vicepresidente de la Nación”. Ello importa una limitación
probatoria.
138
siempre que no afecten la moral, la libertad personal de los litigantes o
de terceros, o no estén expresamente prohibidos para el caso.
139
Resulta ilustrativo lo establecido por el art. 44 de la ley 23.184 (ley
sobre violencia en espectáculos deportivos; ley 24.192):
140
implicar que se contraríen prescripciones expresas contenidas en las
leyes de fondo.
141
d.2. En el sumario administrativo disciplinario, tanto en la etapa de
investigación, como en la etapa contradictoria, los elementos
probatorios se deben introducir conforme con el trámite de recepción
establecido en el Reglamento y de acuerdo al medio probatorio previsto,
sin que, excepcionalmente, corresponda atenerse a lo indicado en los
acápites d.1.4.2 y d.1.4.3.
e) Comunidad de la prueba
f) Carga de la prueba
Expresa D’Albora:
142
f.1. La actividad probatoria en el proceso está dirigida a aportar (a
ingresar) los elementos de convicción que permitan al juez pronunciarse
sobre la existencia o inexistencia de los hechos constitutivos del objeto
del proceso.
143
...se debe considerar inocente mientras no se le pruebe plenamente su
responsabilidad, desde otro punto de vista significa que al Estado (a
través del Ministerio Público y del juez investigador) lo mismo que al
acusador particular o a la parte civil, corresponden la carga de probar la
responsabilidad del reo, y si no la satisfacen, éste debe ser absuelto.
Pero la carga juega un papel más amplio, porque también se refiere al
riesgo que corre el reo de sufrir consecuencias desfavorables si no
aparece la prueba de los hechos que constituyan exoneración de
responsabilidad o atenuaciones de ella y por consiguiente al interés que
tiene en que esas pruebas lleguen al sumario o investigación y al juicio
o proceso y, por lo tanto, de colaborar para ello. Es decir, la noción de
carga de la prueba juega también importante papel en el proceso penal
159.
144
467/99 establece: “En caso de duda deberá estarse siempre a lo que sea
más favorable al sumariado”; por lo cual, el sumariante tiene la carga
de la prueba de los hechos 160.
145
No obstante que luego se tratará el tema del sumariado y del imputado,
es conveniente señalar que la naturaleza jurídica de la declaración del
sumariado es la de ser un medio de defensa, sin perjuicio de la
posibilidad de que a través de ella se obtenga la prueba de confesión
(art. 94 del R.I.A, dec. 467/99; art. 70, R.I., dec. 1798/80), o que dicha
declaración sea fuente de prueba (art. 69 del nuevo Reglamento,
“evacuándose las diligencias que propusiere”, véase art. 45 del anterior)
(“Dictámenes”, 243:612).
A través de este acto intelectual, quien valora (véase pto. 13, acápite b.
4, letra c]), se pronuncia acerca de la eficacia de la prueba para acreditar
la existencia o inexistencia de los hechos investigados en el sumario
disciplinario (hechos objeto del proceso), y de quien o quienes están
llamados a responder disciplinariamente por esos episodios.
146
Efectúo tal aclaración pues algunos autores presentan una clasificación
bipartita: apreciación tasada —sistema legal o tarifa legal— y libre
apreciación 162, y otros tripartita: prueba legal, intima convicción y
sana crítica racional —libre convicción— 163.
g.3.1. El art. 108, inc. b), R.I.A., dec. 467/99 establece: “El análisis de
los elementos de prueba acumulados, los que serán apreciados según
las reglas de la sana crítica” (también el art. 83, inc. b], R.I., dec.
147
1798/80).
El art. 398, CPP fija:
Las reglas de la sana crítica son, ante todo, las reglas del correcto
entendimiento humano. En ellas interfieren las reglas de la lógica, con
las reglas de la experiencia del juez. Unas y otras contribuyen de igual
manera a que el magistrado pueda analizar la prueba (ya sea de testigos,
de peritos...) con arreglo a la sana razón y a un conocimiento
148
experimental de las cosas; ...la sana crítica es la unión de la lógica y de
la experiencia, sin excesivas abstracciones de orden intelectual 167... es
el método más eficaz de valoración de la prueba (nº 175, p. 276).
Expresa Maritain:
149
La lógica es una ciencia o arte que dirige el acto mismo de la razón,
para que esta progrese con orden, fácilmente y sin error en ese acto
(Maritain) 171; su fin es el de dirigir los actos de la razón humana, hacia
la búsqueda la verdad.
150
La lógica a este producto de la mente lo denomina ente de razón, porque
sólo existe en la mente no obstante su relación con los objetos reales.
151
La función de la palabra (voz significativa convencional o arbitraria) es
la de expresar o significar el concepto; a su vez, el concepto es signo de
la cosa, de la realidad.
152
algo de una cosa” (compone afirmando o divide negando; “El hombre
es mortal”).
153
...nuestro espíritu se encamina a partir de los primeros principios
universales conocidos inmediatamente por la inteligencia, enlazando a
sus principios una conclusión o “resolviéndola” en ellos: se mueve
entonces puramente sobre el plano inteligible, y manifiesta la verdad de
una proposición en tanto está contenida en una verdad universal de la
cual deriva —el silogismo— ej. “Todo lo que subsiste inmaterialmente
es indestructible, el alma humana subsiste inmaterialmente, luego el
alma humana es indestructible” 179.
d) Escribe Maritain:
154
aún no poseía sino imperfectamente (orden del juicio o de la
demostración) 181.
155
En el conocimiento prudencial entran en juego: a) un conocimiento
universal de los principios y de las leyes del obrar (ceñido a lo jurídico
implica un conocimiento de las leyes —naturales y positivas—), y b)
un conocimiento particular de las circunstancias del caso.
156
Este proceso se integra con actos propios del conocimiento, la
deliberación y el juicio (dimensión cognoscitiva); y con el acto
preceptivo (dimensión imperativa) de mandar “acerca de las cosas por
las que se llega al fin debido” (“Y esto pertenece a la prudencia, cuyo
acto principal consiste en mandar, previo el consejo y el juicio, las cosas
que deben ser hechas”, S.T., II-II, q.47, a.9.; se da un análisis de los
hechos y una síntesis o composición para dirigir la acción concreta).
“Es propio del prudente formar un recto juicio de la acción” que cuando
se trata del derecho consiste en la solución justa del caso concreto 183.
Además,
157
como argumentos de las futuras. Y por tanto la memoria de las cosas
pasadas es necesaria para aconsejar bien sobre las futuras (id. 3obj.).
Couture señala:
También aclara que “los hechos tenidos por evidentes caen ante nuevos
hechos o nuevas experiencias que los desmienten o contradicen” (nº
148, ps. 229/230).
158
Otros principios lógicos son el de identidad —“Todo ente es idéntico a
si mismo”—; el de tercero excluido, “entre la verdad y la falsedad no
hay término medio”, o “una proposición no puede ser sino verdadera o
falsa”.
...No obstante en las cosas que caen bajo la aprehensión de los hombres
hállase cierto orden. Porque lo que primeramente cae bajo la
aprehensión es el ente, cuya idea (noción) está incluida en todas las
demás que cualquiera (el hombre) aprehende. Y por eso, el primer
principio indemostrable es que no se puede afirmar y negar a la vez (una
misma cosa), lo cual se funda en las nociones de ser (ente) y no ser (no
ente) y sobre este principio se fundan todos los demás (principios) como
se dice en Metafísica (l.4 t.9)... (S.T., I-II, q.94, a.2.).
159
Lo primero que el entendimiento a partir de la experiencia conoce
(aprehende) es el ente: conocemos este pájaro, este árbol, este hombre
que están frente a nosotros y lo conocemos porque son, porque
participan del acto de ser y por eso existen (el aspecto común es que
todos son; todos son entes).
160
El principio lógico de tercero excluido también tiene un sustento
ontológico: “Entre ser y no ser no hay un término medio” o “es
imposible que en el mismo ser se den al mismo tiempo los contrarios”;
lo mismo sucede con el principio de identidad “el ente es el ente”, “lo
que es, es lo que es” 189.
161
g.3.2.6. Esta tarea valorativa no consiste en enunciar o mencionar las
pruebas producidas, es decir, relatar o hacer un resumen de las
probanzas, sino que se tiene que ponderar, relacionar y expresar cómo
se llega a determinada conclusión 190: fundamentar la conclusión.
162
certidumbre demostrativa, pues tienen por objeto cosas contingentes y
variables. Y por eso, basta la certidumbre probable que en la mayoría
de las ocasiones llega a la verdad, aunque en la menos se separe de ella.
Y es probable que encierre más verdad la palabra de muchos que el
dicho de un solo. Y por esto, como el acusado que niega es uno, pero
muchos los testigos que afirman lo mismo que el acusador, se ha
instituido racionalmente, por derecho divino y humano que se esté al
dicho de los testigos... (S.T., II-II, q.70, a.2.).
ha sustentado tal criterio al exigir que las sentencias de los jueces sean
fundadas y constituyan una derivación razonada del derecho vigente,
con aplicación a las circunstancias comprobadas de la causa.
Así, ha dicho:
163
hechos conducentes para la decisión del litigio, en especial cuando se
ha prescindido de una visión de conjunto y de la necesaria correlación
de los testimonios entre sí, y de ellos con otros elementos indiciarios
164
Que el acto decisorio haga expresa consideración de los principales
argumentos y de las cuestiones propuestas, en tanto fueren conducentes
a la solución del caso.
Al respecto, se ha dicho:
165
h.1. Una situación particular es la prevista por el art. 94, R.I.A., dec.
467/99:
166
Simple: Cuando el sumariado reconoce o acepta lisa y llanamente su
intervención en el hecho imputado.
Dividir una confesión consiste en dejar de lado los hechos relatados por
el confesante, que atenúan o excusan su responsabilidad, admitiendo
sólo aquella parte de la declaración que consagra su responsabilidad.
167
La regla de que la confesión no se puede dividir en perjuicio del
confesante (v.gr., art. 318 “La confesión no puede dividirse en perjuicio
del confesante”, C.P.M.P., ley 2372), se debe interpretar correctamente
para que ese relato confesorio no quede sin eficacia, en orden a no poder
valorarlo como prueba de cargo, ante la existencia de prueba que
neutralice o desvirtúe la calificación efectuada por el declarante 199.
168
requisitos y existen otros que surgen implícitos, pues están previstos al
regular la declaración a tenor del art. 61, R.I.A., dec. 467/99:
h.4.2. Se tiene que haber cumplido con lo dispuesto en el art. 64, R.I.A.,
dec. 467/99:
Además “las preguntas serán claras y precisas” (art. 68, R.I.A., dec.
467/99; art. 44, R.I., dec. 1798/80).
169
Según el art. 94, R.I.A., dec. 467/99, la confesión, dicho relato, no tiene
que ser “inverosímil” (el hecho confesado debe ser posible y verosímil).
También dice:
De tal modo que el relato confesorio tendrá que concordar con el hecho
disciplinario imputado.
h.4.3.1. El art. 1º, letra f), apart. 2º de la ley 19.549, LNPA, establece
“el esclarecimiento de los hechos y de la verdad jurídica objetiva”.
170
el administrado, debe esclarecer los hechos, circunstancias y
condiciones, tratando, por todos los medios admisibles, de precisarlos
en su real configuración, para luego, sobre ellos, poder fundar una
efectiva decisión. La verdad material debe predominar, con exclusión
de cualquier otra consideración... (“Dictámenes”, 203:47, Cap. III.1.,
RPTN, nº 19, p. 512; véase 204:61, entre otros).
171
provinciales y funcionarios de jerarquía equivalente, magistrados
nacionales y provinciales y funcionarios judiciales asimilados a esa
calidad, obispos y dignatarios de la Iglesia Católica y otras religiones
reconocidas, jefes y subjefes de las policías provinciales. Este artículo
y el precedente serán de aplicación con independencia de que las
personas de que tratan hubieran cesado en sus funciones.
172
h.5.4. En “Dictámenes”, 213:363, se indicó que las disposiciones de los
arts. 60, 61 y 63, R.I., dec. 1798/80 (arts. 84, 85 y 87, R.I.A, dec.
467/99):
173
se trate (Palacio, Lino E., Derecho procesal civil, t. IV, Abeledo-Perrot,
Buenos Aires, 1972, p. 567).
174
día y hora de prosecución” (art. 89, R.I.A., dec. 467/99; art. 65, R.I.,
dec. 1798/80).
175
Serán inapelables las resoluciones del juez sobre producción,
denegación y sustanciación de las pruebas; si se hubiere negado alguna
medida, la parte interesada podrá solicitar a la cámara que la diligencie
cuando el expediente le fuere remitido para que conozca del recurso
contra la sentencia definitiva.
a) Las diferencias
a.1) Sumariado
176
adquiere con la convocatoria a prestar declaración en los términos del
párr. 1º, del art. 40 íd. (“Dictámenes”, 193:127, RPTN, nº 17, p. 213;
204:246, RPTN, nº 20, p. 661) 218.
La omisión de llevar a cabo esa diligencia afecta los actos que tienen
como presupuesto dicha vinculación: la requisitoria, el descargo y la
resolución, que sin la expresa asunción de tal carácter resultan írritos
(“Dictámenes”, 168-2). (“Dictámenes”, 193:127, pto. II, RPTN, nº 17,
p. 213; “Dictámenes”, 164:324, pto. III; “Dictámenes”, 220:89, pto. III,
RPTN, nº 27, p. 220; “Dictámenes”, 232:210, RPTN, nº 33, p. 672;
255:267, 25/10/05; 263:281, 20/11/07, entre otros).
177
a.1.2. En el caso de “Dictámenes”, 193:127, se había citado a un agente
a prestar declaración a tenor del art. 40, párr. 2º, R.I., dec. 1798/80;
además, en la audiencia, se le recibió juramento (otra circunstancia para
decretar la nulidad de tal declaración, véase pto. II, a], del Dictamen
citado).
Por eso, la previsión de la última oración del art. 126, R.I.A., dec.
467/99:
Conviene releer el pto. 10, acápite c.3.1 y las notas 42 y 43—en especial
el pto. a) de la nota 42—, para comprender, adecuadamente, que en
supuestos como el de “Dictámenes”, 193:127 —también 200:89, pto.
III—, donde el agente fue oído como simple imputado y no como
sumariado, no se le puede imponer una sanción, pues en dicho trámite
se ha incurrido en la inobservancia de una forma esencial o sustancial
del procedimiento, como es la vinculación del agente público como
sumariado.
178
diferente de la tratada en el pto. 10, acápite c.3.1., por ello, no se las
debe confundir.
179
...el agente convocado en las condiciones previstas en el 2º párr. del art.
40 ...se convierte en un mero imputado pero de ninguna manera puede
considerárselo parte en el sumario. Por ese motivo su situación no ha
de ser analizada en la requisitoria ni, por ende, en el acto administrativo
que decida el sumario.
Además, se agregó:
180
a.2.1. El simple imputado también está “amparado por las garantías
establecidas para la declaración del sumariado, sin que ello implique el
carácter de tal (art. 62, párr. 2º, R.I.A., dec. 467/99; art. 40, párr. 3º,
R.I., dec. 1798/80).
181
conclusivo la autoridad competente pueda considerar, ante las
probanzas colectadas, que algún otro agente, sea convocado como
sumariado y así disponerlo.
182
De igual modo en relación con la Oficina Anticorrupción, si actúa como
parte acusadora.
183
Es un acto de realización facultativa pues el agente no se encuentra
obligado a concurrir a la audiencia fijada, y, para el caso de asistir, se
puede abstener de declarar: “La no concurrencia del sumariado, su
silencio o negativa a declarar, no hará presunción alguna en su contra”
(cfr. art. 63, R.I.A., dec. 467/99; art. 41, R.I., dec. 1798/80).
El sumariado está amparado por la garantía del art. 18, C.N.: “Nadie
puede ser obligado a declarar contra sí mismo”; la cual comprende al
simple imputado.
184
Por ello, no se le puede exigir juramento alguno y mucho menos utilizar
cualquier medio (torturas física o psíquica —apremios ilegales—,
amenazas, coacción moral o cualquier otro método) para doblegar su
voluntad (su capacidad de elección), para obtener que se reconozca
culpable 226.
185
a la persona que según el interrogatorio aparece como sospechada de
ser autor o cómplice de los supuestos hechos delictuosos que se tratan
de esclarecer, puede importar precisamente obligarlo o bien a mentir,
faltando así a su juramento e incurriendo en la infracción penal
precedentemente señalada, o bien a declarar contra sí mismo,
contrariando la prohibición terminante del art. 29 de la Constitución
Nacional, por ello ...declárase que es improcedente dar curso al exhorto.
El sumariante, en este caso, tiene que decretar tal nulidad (arg. art. 10,
inc. d], pto. 2, R.I.A, dec. 467/99; “Dictámenes”, 152:262, ptos. III y
IV, RPTN, nº 11, p. 12).
186
La nulidad puesta en evidencia es absoluta y, como tal, insusceptible de
convalidación por afectar la inviolabilidad de la defensa...;
187
imputado, de lo que se deduce que no fue respetada la garantía por el
sentenciante que al momento de fundar la pena tomó en cuenta como
agravante la mendacidad (JA, 2001-I-740, en especial, p. 743).
188
...ordenar adecuadamente el ejercicio de los derechos en aras de lograr
la concreción del valor justicia en cada caso y salvaguardar la garantía
de la defensa en juicio; todo lo cual no puede lograrse si se rehúye
atender a la verdad objetiva de los hechos lo cual es de decisiva
relevancia para la justa decisión del litigio (arg. C.S., Fallos, 302:1611,
consid. 5º) 230.
189
la imputación que se le formula e incluso señalar las diligencias
probatorias que se pueden realizar en sustento de su inocencia (cfr. arts.
67 y 69, R.I.A., dec. 467/99; arts. 43 y 45, R.I., dec. 1798/80;
“Dictámenes”, 243:612, pto. 3.2) 233.
Interesa apuntar que este último reza que “se permitirá al interrogado
exponer cuanto tenga por conveniente para su descargo o para la
explicación de los hechos, evacuándose las diligencias que propusiere
si el instructor las estimare conducentes para la comprobación de las
manifestaciones efectuadas”, situación similar a la del que declara en el
190
marco del párr. 2º del art. 40, a mérito de lo que impone el tercero
(RPTN, nº 20, p. 661).
La previsión del art. 45, R.I., dec. 1798/80, fue recepcionada en el art.
69, R.I.A, dec. 467/99:
191
denominada defensa técnica... en todos los actos que tienen ese carácter;
se desarrolla a través de las argumentaciones de carácter jurídico 235.
c) Estructura de la declaración
192
modificación con la del simple imputado, si bien esta declaración no
importa su vinculación como parte en el sumario.
193
También es de buena práctica dejar constancia que puede concurrir con
un letrado (art. 51, R.I.A., dec. 467/99; art. 29, R.I., dec. 1798/80).
Se le debe hacer saber que goza del derecho de no declarar y que “su
silencio o negativa a declarar, no hará presunción alguna en su contra”
(art. 63 íd.; art. 41, R.I., dec. 1798/80; “Dictámenes”, 168:198, pto. III).
c.2.3) El derecho de contar con asistencia letrada El art. 51, R.I.A, dec.
467/99 prevé:
En todo acto en que debe participar el sumariado durante la etapa
instructoria, se admitirá la presencia de su letrado, sin derecho alguno
de intervención (véase art. 29, R.I., dec. 1798/80).
194
c.2.3.1. En “Dictámenes”, 171:324, RPTN, nº 13, p. 150, se dijo:
195
c.2.3.1) Si el declarante solicita contar con asistencia letrada, pero no
fue acompañado por un abogado, el instructor tendrá que suspender la
audiencia, fijar y notificar el nuevo día para su realización 239.
El Reglamento prevé:
196
El sumariado podrá ampliar la declaración cuantas veces lo estime
necesario ante el instructor, quien la recibirá inmediatamente siempre
que el estado del trámite lo permita. (Art. 74, R.I.A., dec. 467/99; art.
50, R.I., dec. 1798/80; “Dictámenes”, 166:244, pto. VI.2).
c.2.6) Incumplimiento
197
124, R.I.A., dec. 467/99, uno de los agravios fue la “nulidad de la
declaración indagatoria” por entender que al declarante no
198
La transcripción precedente permite verificar como se cumplió con el
anoticiamiento del hecho investigado (art. 67, R.I.A., dec. 467/99,
acápite c.2.4.), lo cual posibilita al declarante expedirse sobre él
(acápite c.3. La exposición sobre el hecho).
Se sostuvo:
199
que retrotraer a la etapa de investigación, a fin de que se cite a recibir
una nueva declaración como sumariado al agente... con la prevención
de que podrá abstenerse de hacerlo sin que ello constituya presunción
alguna en su contra, y se continúe substanciando la etapa de
investigación de este sumario, atento lo dispuesto por el artículo 126,
RIA, Dto. 467/99, pues de “admitirse la petición nulificante, las
actuaciones deberán volver a sustanciarse a partir del último acto
válido” (“Dictámenes”, 255:267 y sus citas), sin perjuicio de que tal
nulidad no se extiende a otros actos realizados en la etapa de
investigación, por resultar independientes... (resol. PTN, nº 92, del
22/10/08, “Dictámenes”, 267:145, p. 166).
También se indicó:
200
Además puede proponer la realización de diligencias probatorias, que
el instructor las dispondrá si “las estimare conducente para la
comprobación de las manifestaciones efectuadas” (art. 69 íd., art. 46;
cfr. arts. 28, 43, 44, 45, R.I., dec. 1798/80).
Los arts. 70, 71, 72 y 73, R.I.A., dec. 467/99 (arts. 46, 47, 48 y 49, R.I.,
dec. 1798/80) se refieren al momento de la conclusión de la declaración,
201
con su lectura, ratificación y posibles modificaciones (“...añadir, quitar
o enmendar...”), y cabe remitirse a su contenido; sí conviene mencionar
que la última oración del art. 72 prevé: “Si no quisiere firmar (por el
sumariado, extensible al simple imputado) se interpretará como
negativa a declarar”.
d) Citaciones al sumariado
202
Por otra parte, si el sumariado “antes de la clausura de la etapa de
investigación se presentare a prestar declaración, la misma le será
recibida” (art. 66, in fine). El art. 107, R.I.A, dec. 467/99, señala:
A su vez, el art. 29, R.I.A., dec. 467/99 (art. 20 R.I., dec. 1798/80)
establece los medios conforme a los cuales “las notificaciones sólo
serán válidas”.
203
en sobre abierto para que el “agente postal habilitado, antes del
despacho, quien los sellará juntamente con las copias que se agregarán
al expediente” (art. 29, inc. e], R.I.A., dec. 467/99; art. 20, inc. e], R.I.,
dec. 1798/80).
204
En “Dictámenes”, 107:232, 1968, se explicitó cómo debía ser
interpretado el fallo de la Corte Suprema (Fallos, 251:368), ya que se
sostuvo que se podía sustanciar el respectivo sumario pero sin que se
pudiese aplicar en forma efectiva la sanción, en caso de corresponder,
la que se anotaría en el legajo (véase también “Dictámenes”, 156:240,
RPTN, nº 11, p. 67, 206:212; 225:69, entre otros) 242.
205
Se ingresó a ponderar el hecho y se entendió que el recurrente
incumplió lo dispuesto en el inc. b) del art. 7º, del EPCAPN, dec. ley
6666/57, dando lugar a la causal de cesantía del art. 37, inc. i), del
mencionado cuerpo legal, por lo que se propuso desestimar el recurso
jerárquico (132:255, ps. 257/258, 1975, con cita de “Dictámenes”,
96:129).
206
considerarse como causales que impiden la acreditación de dicho
requisito, las siguientes situaciones:
Ambos artículos tienen que vincularse con el art. 5º, LMREPN, que fija
diversos impedimentos para el ingreso, entre ellos, en el inc. e):
207
(2) años de consentido el acto por el que se dispusiera la cesantía o de
declarada firme la sentencia judicial, en su caso.
208
Ello no obstante que, en dicho considerando, la Corte Suprema indica:
209
A su vez, la Sala I expresó:
210
...a los treinta (30) días corridos de su presentación, si con anterioridad
no hubiera sido aceptada por la autoridad competente. La aceptación de
la renuncia podrá ser dejada en suspenso por un término no mayor de
ciento ochenta (180) días corridos si al momento de presentar la
renuncia se encontrara involucrado en una investigación sumarial.
Ello significa que si antes de los 180 días se dicta el acto conclusivo del
sumario, en ese momento, se tendrá que expedir sobre la renuncia; de
lo contrario, si desde la presentación transcurren los 180 días corridos
y la sustanciación del sumario continúa, “se la considerará aceptada”.
211
presentación formal de la misma, vencido el cual se la considerará
aceptada.
212
considerará aceptada” (art. 22, LMREPN y su reglamentación;
“Dictámenes”, 162:275); sin perjuicio de que el sumario prosiga, en su
sustanciación, hasta el dictado del acto conclusivo. Por el contrario, si
se informase que el agente fue citado a tenor del art. 62, R.I.A., dec.
467/99, a nuestro modo de ver, dicha suspensión de la aceptación de la
renuncia no procedería.
213
reciba declaración indagatoria, pues el cumplimiento de esa diligencia
quedará subordinado a que su estado físico lo permita.
214
Tal situación se trata de un supuesto excepcional, pero de surgir el
instructor, durante la etapa de investigación, tendría que lograr se
verifique la existencia o no de tal estado de inimputabilidad en el
momento de perpetrarse la presunta falta. De acreditarse tal extremo, se
tendría que solicitar la exención de responsabilidad del agente, en virtud
de la inimputabilidad padecida 249.
e) Otras situaciones
Este punto se relaciona con los agentes no comprendidos (art. 3º, incs.
a] y b]) y con el personal que no reviste “en el régimen de estabilidad”,
sino “en el régimen de contrataciones, o como personal de gabinete de
la autoridades superiores” (art. 7º, LMREPN).
En estos casos,
215
Tal investigación es la referida en el Cap. I, pto. 3.2, y se origina, en la
opinión de la Procuración del Tesoro, conforme la cual el señor
Presidente de la Nación, si tuviera interés en la averiguación de hechos
irregulares atribuidos a tal calidad de funcionarios, puede ordenar una
investigación (“Dictámenes”, 169:377; 172:359; 192:96 y 98; 221:102;
231:29; 233:386; 242:64; 262:148, 17/7/07; 262:579, 26/9/07, RPTN,
nº 48, p. 293,entre otros) 252.
e.2) Personal sin régimen de estabilidad (arts. 7º, 9º, 10 y 27, LMREPN)
216
Al personal comprendido en el régimen de contrataciones, y de
Gabinete se le aplicarán los preceptos del presente capítulo en las
condiciones que establezcan las respectivas reglamentaciones.
Por ello, dicho personal no puede ser vinculado como sumariado (art.
61, R.I.A., dec. 467/99), porque no le es aplicable el régimen
disciplinario establecido en la LMREPN, ya que no se han dictado “las
respectivas reglamentaciones”, señaladas en el art. 27, LMREPN.
217
seguir el procedimiento fijado por el art. 35, reglamentación dec.
1421/02.
218
se le aplicarán los preceptos del presente capítulo, en las condiciones
que establezcan las respectivas reglamentaciones.
Allí sostuvo:
219
ley, y que revista en la planta permanente, no podrá ser privado de su
empleo ni ser objeto de medidas disciplinarias, sino por las causas y en
las condiciones que expresamente se establecen”.
Se trata del personal que, conforme con el art. 7º, reviste “en el régimen
de estabilidad” y al cual el artículo 39 le otorga una opción en la vía
recursiva (“Dictámenes”, 270:217).
Esto es así pues el segundo párrafo del art. 27, LMREPN establece: “Al
personal comprendido en el régimen de contrataciones, y de gabinete
220
se le aplicarán los preceptos del presente capítulo, en las condiciones
que establezcan las respectivas reglamentaciones”.
Por otra parte, el art. 10, LMREPN, respecto del personal de gabinete
prevé que “cesará en sus funciones simultáneamente con la autoridad
cuyo gabinete integra y su designación podrá ser cancelada en cualquier
momento”.
Por ello, como se expresa al inicio de este acápite este personal no puede
ser vinculado como sumariado (art. 61, R.I.A., dec. 467/99), por no
221
haberse dictado “las respectivas reglamentaciones” señalada en el art.
27, LMREPN, pues tal convocatoria se encuentra afectada de nulidad.
222
días; cesantía y exoneración) y los arts. 31, 32 y 33 las causas para
imponerlas.
223
tanto, se trataría de esos “casos excepcionales” referidos en el segundo
párrafo del punto 2.1 del dictamen antes transcripto.
En el caso del segundo párrafo del art. 27, LMREPN deviene ineludible
el dictado de “las respectivas reglamentaciones”, para la aplicación de
alguna de las medidas disciplinarias (art. 30, LMREPN).
iii. El Capítulo III, punto 2.4, del mencionado dictamen sostiene: “En
conclusión, la circunstancia de que no se haya dictado esa
reglamentación con posterioridad a la sanción de la Ley Marco en modo
alguno se presenta como obstáculo insalvable para la aplicación de la
ley. Adviértase que el art. 1º del Reglamento de Investigaciones
Administrativas aprobado en ese decreto es aplicable (…) al personal
comprendido en el Régimen Jurídico Básico de la Función Pública
224
(actualmente Ley Marco), al docente comprendido en estatutos
especiales, así como a todo aquel que carezca de un régimen especial
en materia de investigaciones (art. 1º). Vale agregar que la aplicación
del reglamento de una ley para otra dictada con posterioridad ha sido
admitido por la Corte Suprema (Fallos, 300:271)” (“Dictámenes”,
300:206, v. p. 217).
225
En la reglamentación a dicho artículo (dec. 1421/02), respecto de los
contratos, se señala que éstos, entre otros requisitos, deben contener:
226
contratado, ya que, como se ha dicho en el pto. 14, acápite e.2, no
pueden ser convocados como sumariados 258.
227
y se sostuvo: “En consecuencia, la convocatoria a declarar como
sumariado en los términos del artículo 61 del ordenamiento ritual se
encuentra afectada de nulidad, toda vez que no se le aplica, se reitera,
el régimen disciplinario establecido en la mencionada Ley Marco (conf.
“Dictámenes”, 261:112 y 270:217...)” (Cap. II, pto. 2).
También se dijo:
228
El art. 10 de la reglamentación de la LMREPN, dec. 1421/02, prevé:
El personal ahora referido carece de estabilidad, por eso existe una gran
diferencia con el permanente o estable (véase pto. 14, acápite e.2).
229
público se la concibe como el derecho a no ser removido del cargo, sino
por las causas y los procedimientos establecidos por las normas, pues
lo que se proscribe es la ruptura discrecional del vínculo de empleo
público (Cap. I, ptos. 2 y 3 de este trabajo).
230
Una vez dictada la providencia de clausura de la etapa de investigación,
el instructor tendrá que producir el informe previsto por el art. 108,
R.I.A., dec. 467/99:
231
Producida tal clausura, se emitirá un informe en los términos del art.
108, R.I.A., dec. 467/99, es decir, con un contenido casi similar y tendrá
que propiciar el temperamento a seguir por la autoridad competente:
podrá indicar que no se configuró una irregularidad administrativa, o
que el hecho investigado constituye una irregularidad pero no se pudo
individualizar a “responsable alguno” (art. 122, incs. c] y d], R.I.A.,
dec. 467/99; art. 91, incs. c] y d], R.I., dec. 1798/80).
232
Cuando algún agente se encuentre vinculado como sumariado, se inicia
otra etapa que hemos denominado “etapa contradictoria”, cuyo
desarrollo se explica en los capítulos siguientes.
Notas -
233
El sumariado podrá hacerse asistir por un letrado en las actuaciones
pertinentes”.
35 El superior del instructor es el titular de la Oficina de sumarios (art.
128, R.I.A., dec. 467/99). Cuando el instructor fuera el titular de la
Oficina de Sumarios, la situación debe resolverse conforme lo expuesto
en “Dictámenes”, 224:215, 1998, RPTN, nº 29, p. 306; y 232:210,
RPTN, nº 33, p. 672.
36 En dicha audiencia sólo se procede a la lectura de determinados actos
cumplidos en la denominada etapa contradictoria, tal como lo establece
el art. 119: “El instructor presentará el informe previsto en el art. 108,
y en su caso, la Fiscalía de Investigaciones Administrativas el informe
previsto en el art. 109. De formularse los informes de los arts. 115 y
116, también se procederá a su presentación. Idéntico temperamento se
seguirá del descargo y del alegato producido por el sumariado”. Por
consiguiente, no resulta admisible ni la realización de prueba ni la
formulación de nuevas alegaciones, ya que el Reglamento ha previsto
el momento oportuno para el ejercicio de tales actos, por consiguiente,
en virtud del principio de preclusión, se produce la extinción o
consumación de tal facultad procesal. En tal sentido, el art. 111, en su
último apartado prevé: “Vencido el plazo para efectuar su defensa sin
ejercerla, se dará por decaído el derecho de hacerlo en el futuro”.
Asimismo, la asistencia del sumariado resulta facultativa: “En caso de
comparecer, el sumariado podrá ser asistido por su letrado, pero no
representado en la audiencia por éste” (art. 121, R.I.A., dec. 467/99).
37 El instructor tiene el deber de dirigir e impulsar el procedimiento —
actúa oficiosamente—, por ello, en el sumario administrativo
disciplinario no rige el instituto de la caducidad del procedimiento, que
es un modo anormal de conclusión (o extinción o terminación) del
trámite. Tal instituto se prevé, como modo anormal de extinción (de
terminación o conclusión) del procedimiento, en la LNPA 19.549 y en
el RPA, dec. 1759/72, t.o. 1991 (arts. 63 y 65), ante la inactividad o
falta de impulso del interesado, cfr. art. 1º, inc. e), apart. 9, LNPA
19.549, si bien: “Se exceptúan de la caducidad los trámites relativos a
previsión social y los que la Administración considere que deben
continuar por sus particulares circunstancias o por estar comprometido
el interés público”.
38 La garantía de la defensa en juicio (art. 18, C.N.) requiere que se
acuerde a las personas (las partes), la oportunidad suficiente de
audiencia y prueba, “lo cual no significa que aquellas deban ser oídas y
tengan derecho a producir prueba en cualquier momento y sin ninguna
234
restricción formal”. Las normas procesales, en beneficio de la correcta
sustanciación de las causas, reglamentan los derechos de las partes
respecto al momento y forma en que pueden hacer valer sus defensas y
pruebas (PALACIO, Lino, Derecho procesal civil, t. I, n° 23.B.3.b,
Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1975, p. 147). “La garantía
constitucional de la defensa en juicio requiere que se oiga al imputado
y se le permite producir la prueba que juzgue procedente en su descargo,
en la forma y oportunidad, que dispongan las respectivas leyes
procesales” (CSJN, Fallos, 223:128; cfr. Fallos, 186:297 —en esp., p.
300—; 207:293, entre otros). “Las normas procesales que reglamentan
la oportunidad para la producción y ofrecimiento de la prueba, cuando
de su normal aplicación no surge restricción irrazonable de la defensa
en juicio, son compatibles con la garantía constitucional” de la defensa
en juicio (Fallos, 239:142). El art. 18, C.N. al establecer: “Es inviolable
la defensa en juicio de la persona y de los derechos” exige, en orden a
la privación de cualquier derecho —como para la imposición de una
pena (cfr. primera oración de dicho artículo)—, que se cumpla un
proceso regular fijado por la ley, en el cual la persona tiene que tener la
posibilidad suficiente de ser oído (audiencia previa), de ofrecer y
producir prueba, de controlar su realización, de alegar sobre la
producida y de una sentencia fundada, con fundamentos serios y no
producto de la voluntad de los jueces (Fallos, 236:27, 279:355, 315:856,
entre otros), para acreditar que, el pronunciamiento, es una derivación
razonada del derecho vigente y con aplicación de las circunstancias
probadas de la causa (cfr. arts. 1º y 7º, LNPA, 19.549).
39 La Corte Suprema en Fallos, 295:726 (docente universitario
separado del cargo de Profesor Titular), sostuvo que el debido proceso
exige la oportunidad de audiencia y prueba, extremos éstos que no
satisface el exiguo plazo de 24 horas acordado al recurrente, toda vez
que no es dable pensar que éste puede preparar en ese término el
descargo y el ofrecimiento de prueba que intentare valerse. Además
recordó que la garantía de la defensa no es exclusiva de una rama
particular del derecho, sino un principio aplicable también a los
supuestos en que la administración impone sanciones de separación del
cargo de un profesor universitario (Fallos, 295:726). Reiteradamente el
máximo tribunal ha señalado que las formas sustanciales de la garantía
de la defensa, deben ser observadas en toda clase de juicios, sin que
corresponda diferenciar causas criminales, los juicios especiales o
procedimientos seguidos ante tribunales administrativos (Fallos,
312:1042, 1989 y sus citas; ED, 134-445, f. 41.817).
235
40 La segunda y tercera oración del último párrafo del art. 38 de la
Reglamentación de la LMREPN, aprobada por dec. 1421/02 (B.O.,
9/8/02) expresan: “Los sumarios deberán sustanciarse y resolverse
dentro de un plazo máximo e improrrogable de seis (6) meses, en
concordancia con las previsiones y términos del artículo anterior. No se
computarán dentro del plazo del sumario las demoras causadas por el
diligenciamiento de oficios, realización de pericias u otros trámites
cuya duración no dependa de la actividad del instructor y por otras
situaciones ocasionadas por el imputado o terceros”. En el Dictamen
453, del 11/11/02 —expte. 1736, SIGEN, se concluyó: “...los
argumentos expuestos enervan por su razonabilidad, la declaración
dogmática determinante de un plazo de 6 meses que por arbitrario
resulta inconstitucional, y como tal agravio no puede superarse con la
reglamentación a dicho artículo, conforme lo expuesto, sólo cabe
atenerse, en orden a los plazos de la sustanciación del sumario
disciplinario, a lo dispuesto por el Reglamento de Investigaciones
Administrativas aprobado por dec. 467/99” (“Dictámenes”, 243:349;
258:333 [12/9/06]; 263:281 [20/11/07]; 266:95 [4/8/08]; 267:145
[22/10/08]; 289:109; 22/5/14, cap. III, pto. 5, RPTN n° 60, p. 190).
41 La Procuración del Tesoro ha sostenido, reiteradamente, que sólo le
compete emitir su opinión con relación a casos concretos, dado que las
características circunstanciales de cada situación particular —que no
siempre resulten predecibles—, pueden lugar a soluciones jurídicas
diversas, lo que torna relativo un asesoramiento concebido en términos
generales y abstractos (“Dictámenes”, 185:194; 197:127; 226:1 y 86,
entre otros). Además, el dictamen jurídico no puede constituir una mera
relación de antecedentes, ni una colección de afirmaciones dogmáticas,
sino que consiste en “el análisis exhaustivo y profundo de una situación
jurídica determinada efectuada a la luz de las normas vigentes y de los
principios generales que las informan a efectos de recomendar
conductas acordes con la justicia y el interés legítimo de quien formula
la consulta” (“Dictámenes”, 141:202, RPTN, nº 10, p. 37; 211:246;
216:74; 231:129, RPTN, nº 32, p. 451; 231:156, RPTN, nº 32, p. 532;
235:429).
42 En Fallos, 272:188 (1968), se planteó la situación de que apelado el
fallo de primera instancia “el tribunal de Alzada anuló —de oficio, sin
que mediara petición alguna de las partes al respecto— todas las
actuaciones a partir del referido cierre del sumario, sobre la base de que
el instructor no había agotado la investigación” (consid. 5º), y el
problema a resolver es “saber si, substanciado un proceso en la forma
236
en que indica la ley, el tribunal a quo ha podido invalidar todo lo
actuado no por omisión o vicios de formas esenciales del juicio —desde
que se instruyó sumario, hubo acusación, defensa y oportunidad de
producir prueba de cargo y de descargo— sino con el exclusivo
fundamento de que el inferior no realizó durante la instrucción diversas
diligencias que se estiman de interés para el esclarecimiento del caso”
(consid. 7º). La Corte Suprema recalcó que “los actos procesales se
precluyen cuando han sido cumplidos observando las formas que la ley
establece” (regularmente cumplidos) y señaló: “Tanto el principio de
progresividad como el de preclusión reconocen su fundamento en
motivos de seguridad jurídica y en la necesidad de lograr una
administración de justicia rápida dentro de lo razonable, evitando así
que los procesos se prolonguen indefinidamente; pero, además, y esto
es esencial atento los valores que entran en juego en el juicio penal,
obedecen al imperativo de satisfacer una exigencia consubstancial con
el respeto debido a la dignidad del hombre, cual es el reconocimiento
del derecho que tiene toda persona a liberarse del estado de sospecha
que importa la acusación de haber cometido un delito, mediante una
sentencia que establezca, de una vez para siempre, su situación frente a
la ley penal” (consid. 10). Además: “—al margen de la libre actividad
de las partes— las posibles deficiencias de la prueba son susceptibles
de reparación mediante el uso prudente de las medidas para mejor
proveer que la ley autoriza adoptar a los jueces antes de dictar la
sentencia (art. 493 del Código de Procedimientos en lo Criminal”
(consid. 13; véase CSJN, 7/5/81, ED, 95-198, f.34.814). Asimismo,
interpretó: “Debe reputarse incluido en la garantía de la defensa en
juicio consagrada por el art. 18 de la Constitución Nacional el derecho
de todo imputado a obtener —luego de un juicio tramitado en legal
forma— un pronunciamiento que, definiendo su posición frente a la ley
y a la sociedad, ponga término, del modo más rápido posible, a la
situación de incertidumbre y de innegable restricción de la libertad que
comporta el enjuiciamiento penal” (consid. 14, Fallos, 272:188). a) En
Fallos, 305:1701 (1983), la situación fue diferente, pues el tribunal de
Alzada decretó la nulidad pues no se observaron las formas sustanciales
del juicio ya que no hubo correlación entre la sentencia y la acusación;
además, la acusación versó sobre un hecho que no fue motivo de
indagatoria, por lo cual también se declaró la nulidad y se dispuso
devolver las actuaciones a la justicia de instrucción para que se
cumpliera con dichos extremos. La Corte Suprema estuvo de acuerdo
con tal temperamento. En Fallos, 312:2434 (1989, ED, 137-101, f.
237
42.288), la Corte Suprema al referirse, a los precedentes de Fallos,
272:188; 297:48; 298:50; 300:226 y 1102—relacionados a los
principios de progresividad y de preclusión— indicó que ellos no
podían regir los supuestos en que las nulidades dispuestas respondieran
a la inobservancia de las formas sustanciales del juicio, como ocurría
en el caso, por la inexistencia de correlación entre la sentencia y la
acusación, y entre ésta y el hecho por el cual se indagó al procesado
(citó y siguió el criterio de Fallos, 305:1701; Fallos, 321:3396). b) El
principio de preclusión implica que “el proceso se halla articulado en
diversos períodos o fases dentro de cada uno de los cuales deben
cumplirse uno o más acto, siendo ineficaces aquellos que se ejecuten
fuera del período que les está asignado” (PALACIO, Lino, Derecho
procesal civil, t. I, nº 53, b, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1975, p.
279). Eduardo Couture indica que en un proceso dominado por el
principio de preclusión, extinguida la oportunidad procesal para realizar
un acto, ese acto ya no podrá realizarse; con lo cual el proceso se
desarrolla en diversas etapas, en formas sucesivas, donde se va
clausurando cada una y se impide el regreso a etapas y momentos
procesales ya extinguidos y consumados (Fundamentos de derecho
procesal civil, nº 121, Depalma, Buenos Aires, 1973, p. 194). Tal
principio importa la pérdida (por no haber observado el orden señalado
por la ley para el ejercicio de una facultad procesal), la extinción (haber
realizado una actividad incompatible con el ejercicio de una facultad),
o la consumación (por haberla ejercitado) de una facultad procesal
(PALACIO, ob. cit. t. I, nº 53, c, ps. 280/281). c) El art. 111, R.I.A.,
dec. 467/99 (art. 85, párr. 4º, R.I., dec. 1798/80), prevé: “vencido el
plazo para efectuar su defensa sin ejercerla, se dará por decaído el
derecho de hacerlo en el futuro”, con lo cual se pierde la posibilidad de
ejercer tal facultad, si no se efectúa en tiempo oportuno (en esto hay una
diferencia con el proceso penal). Si con el escrito de descargo no ofrece
la prueba, no puede posteriormente ofrecerla. Si el sumariado varios
días antes de vencer el plazo del art. 111, presenta su descargo y ofrece
prueba, ejercita tal facultad y la consuma o agota; por consiguiente, no
podría ampliar ni su descargo, ni la solicitud de prueba antes del
vencimiento, porque no se trata de un acto fraccionable en su ejercicio,
ya que el art. 111 dice: “...efectuar su defensa y proponer medidas de
prueba”.
43 También en “Dictámenes”, 132:125, por el principio de
progresividad, se sostuvo la validez de la actividad desplegada, en
atención a las circunstancias antes indicadas (“Dictámenes”, 112:151),
238
a saber: 1) el cumplimiento de la garantía constitucional de la
inviolabilidad de la defensa; 2) el no haberse cuestionado
explícitamente la intervención del instructor; 3) no percibirse vicios que
descalifiquen eltrámite. Talcriterio, conigual sustento, se siguió en
“Dictámenes”, 133:365; 138:115 y 443; 147:231 (144:212, RPTN, nº
10, p. 72). Una situación parcialmente distinta es la de “Dictámenes”,
175:47 (RPTN, nº 14, p. 131), pues a partir de que se cuestionó la
intervención del instructor se sostuvo que correspondía el cambio de
sede (intervención de la Dirección Nacional de Sumarios).
44 El art. 49 de la ley 24.946 (Ministerio Público), establece: “Cuando
en la investigación practicada por la Fiscalía resulten comprobadas
transgresiones a normas administrativas, el fiscal nacional de
Investigaciones Administrativas pasará las actuaciones con dictamen
fundado a la Procuración del Tesoro de la Nación o al funcionario de
mayor jerarquía administrativa de la repartición de que se trate, de
conformidad con las competencias asignadas por el reglamento de
investigaciones administrativas. En ambas circunstancias, las
actuaciones servirán de cabeza del sumario que deberá ser instruido por
las autoridades correspondientes”. “En todas estas actuaciones que se
regirán por el reglamento de investigaciones administrativas, la Fiscalía
será tenida, necesariamente, como parte acusadora, con iguales
derechos a la sumariada, en especial las facultades de ofrecer, producir
e incorporar prueba, así como la de recurrir toda resolución adversa a
sus pretensiones. Todo ello, bajo pena de nulidad absoluta e insanable
de lo actuado o resuelto según el caso” (el art. 5º de la ley 21.383 tenía
similar previsión; en “Dictámenes”, 175:24, RPTN, nº 14, p. 115, se
hizo mención de “que lo dispuesto en dicho precepto, en cuanto asigna
competencia para promover perquisiciones, no ha modificado la
asignada a la Dirección Nacional de Sumarios, en razón de que las
normas que se la confieren conforman un ámbito de la Constitución
Nacional atribuido en forma exclusiva al Poder Ejecutivo, pues se trata
de un reglamento autónomo emitido por el señor Presidente de la
Nación en su carácter de jefe de la administración y en ejercicio de las
facultades privativas derivadas del principio de reserva de la
Administración que reconoce fundamento normativo en el art. 86, inc.
1º y 10 íd. (“Dictámenes”, 139-343, 168-17, 171-369)”; véase también
“Dictámenes”, 174:171). En “Dictámenes”, 139:343, además del
fundamento transcripto con cita de Bidart Campos, Marienhoff y Diez,
se señaló: “Resulta claro, entonces, que el Poder Legislativo no puede
dictar normas jurídicas que tengan como efecto invalidar dichos
239
reglamentos autónomos, habida cuenta de la naturaleza de estos
últimos; sostener lo contrario iría contra el principio de separación de
poderes, con evidente agravio constitucional (cfr. MARIENHOFF, ob.
cit., p. 241, nº 68 b), 2º párr.)”. Cuando el art. 49 expresa: “De la
investigación practicada por la Fiscalía resulten comprobadas
transgresiones a normas administrativas”, se refiere a las
investigaciones que puede “promover...de la conducta administrativa de
los agentes de la Administración centralizada y descentralizada” al
“solo impulso de la Fiscalía de Investigaciones Administrativas y sin
necesidad de que otra autoridad estatal lo disponga”, en virtud del art.
45, inc. a) (sobre este aspecto, cfr. “Dictámenes”, 235:200). Conforme
al 2º párr. del art. 49 de la ley 24.946, la participación de la F.I.A. en el
sumario disciplinario se subordina a lo dispuesto en el R.I.A, dec.
467/99, que en su art. 109, establece: “Cuando corresponda, dentro de
los tres (3) días de producido el informe del instructor deberán girarse
... Una vez recibidas en devolución las actuaciones y, en aquellos casos
en que la Fiscalía de Investigaciones Administrativas hubiera asumido
el rol de parte acusadora ... se le correrá vista ... a cuyo fin se le girará
el sumario con todos sus agregados...”. El único recurso que el
Reglamento prevé para deducirlo durante su sustanciación es el del art.
113 íd, que también comprende al sumariado. Dictado el acto
conclusivo, la F.I.A. está facultada para interponer los recursos
administrativos, tanto el establecido en el art. 124, R.I.A., dec. 467/99,
como “las vías impugnativas previstas en la ley 19.549 y en su
reglamentación aprobada por dec. 1759/72 (t.o. 1991)” (cfr. art. 126,
R.I.A. cit.). El art. 10 de la ley 21.383 (B.O., 20/7/976), le autorizaba al
ejercicio de una facultad, con relación al supuesto previsto en el art. 9º,
de dicho cuerpo legal: “En los casos mencionados en el artículo
precedente el fiscal general podrá optar por: 1) Disponer la suspensión
del sumario administrativo, el que deberá ser girado de inmediato a la
Fiscalía a fin de que se practique la investigación prevista en el art. 3º,
inc. a) de la presente. 2) Que el sumario se instruya por la vía
correspondiente, en cuyo caso la Fiscalía será tenida necesariamente
como parte acusadora, con iguales derechos a la sumariada, en especial
el derecho a recurrir de toda resolución adversa sus pretensiones. Todo
ello, bajo pena de nulidad absoluta e insanable de lo actuado o de lo
resuelto, según el caso”. Los arts. 9º y 10 de la ley 21.383 no fueron
recepcionados en la ley 24.946, con lo cual se limitaron sus facultades
y con ello su competencia; “Dictámenes”, 231:232, RPTN, nº 32, p.
373; 232:113, RPTN, nº 33, p. 657; 235:349; 246:405; 246:593, RPTN,
240
nº 40, p. 306; 254:502 y 255:513, entre otros; “Resoluciones del
Procurador del Tesoro de la Nación”, PTN, nos. 72 y 73, del 19/7/01).
A partir de “Dictámenes”, 299:34 (13/10/16) se modificó la opinión de
la PTN expuestas en los Dictámenes antes citados y se concluyó “que
la Procuraduría de Investigaciones Administrativas puede, cada vez que
así lo decida, intervenir como parte acusadora o coadyuvante en todos
los sumarios administrativos referidos a personal de organismos
estatales; ello, sin importar la forma en que se hubieran iniciado” (el art.
49, ley 24.946 se recepcionó en el art. 28 de la ley 27.418 ―Ley
Orgánica del Ministerio Público Fiscal (B.O. 18/6/15)―, véase nota
32).
El art. 4º del dec. 102/01 (B.O., 29/12/99), prevé: “En las actuaciones
en que el fiscal de Control Administrativo considere pertinente, la
Oficina Anticorrupción podrá ser tenida como parte acusadora, con
facultades de ofrecer, producir e incorporar prueba, así como la de
recurrir toda resolución adversa a sus pretensiones. Todo ello, bajo pena
de nulidad absoluta e insanable de lo actuado o resuelto según el caso”.
Por lo cual la facultad recursiva, durante la sustanciación del sumario
se ciñe a la del art. 113, R.I.A., dec. 467/99.
45 Un supuesto de excepción es el afrontado, en las “Resoluciones del
Procurador del Tesoro de la Nación”, PTN, nº 72, del 19/7/01, y PTN,
nº 102/01, del 28/11/01 (“Dictámenes”, 238:644). En efecto, toda vez
que el acto de procedimiento dictado por el instructor, por el cual no
admitía como parte acusadora a la F.I.A., adquiría el carácter de acto
definitivo en cuanto su futura intervención como parte acusadora.
46 Si la autoridad que dictó el Reglamento hubiera querido prever la
posibilidad de otros supuestos para interponer recursos lo habría
establecido; la inconsecuencia o falta de previsión no se supone en el
legislador. Además de esta razón, conviene advertir que “los
instructores tendrán independencia en sus funciones, debiendo evitarse
todo acto que pueda afectarla” (art. 15, R.I.A., dec. 467/99; art. 10, R.I.,
dec. 1798/80), con lo cual no puede recibir ninguna directiva ni ver
interferida su actuación por el superior, por eso no procede, por
ejemplo, el recurso de queja del art. 71, RPA, dec. 1759/72 —t.o.
1991— que establece: “Podrá ocurrirse en queja ante el inmediato
superior jerárquico contra los defectos de tramitación e incumplimiento
de los plazos legales o reglamentarios en que se incurriere durante el
procedimiento y siempre que tales plazos no se refieran a los fijados
para la resolución de recursos”. “La queja se resolverá dentro de los 5
días, sin otra sustanciación que el informe circunstanciado que se
241
requerirá si fuere necesario. En ningún caso se suspenderá la
tramitación del procedimiento en que se haya producido y la resolución
será irrecurrible”. Este art. 71, se relaciona con el art. 2º del RPA dec.
1759/72, t.o. 1991: “Los ministros, secretario de Presidencia de la
Nación y órganos directivos de entes descentralizados podrán dirigir o
impulsar la acción de sus inferiores jerárquicos mediante órdenes,
instrucciones, circulares y reglamentos internos, a fin de asegurar la
celeridad, economía, sencillez y eficacia de los trámites; delegarles
facultades; intervenirlos; y avocarse al conocimiento y decisión de un
asunto a menos que una norma hubiere atribuido competencia exclusiva
al inferior ... Todo ello sin perjuicio de entender eventualmente en la
causa si se interpusieren los recursos que fueren pertinentes”. Todo ello
no se compadece con la independencia del instructor (en cuanto a la
tarea de supervisión del superior sobre el instructor —art. 128, R.I.A.,
dec. 467/99 y art. 94, R.I., dec. 1798/80—, “Dictámenes”, 232:210,
RPTN, nº 33, p. 672).
47 “La Procuración del Tesoro y el procedimiento administrativo
disciplinario”, RPTN, nº 19, p. 26.
48 “La aplicación de principios y normas penales al derecho
administrativo disciplinario”, JA, 1996-IV, p. 785; luego de explicar su
opinión diferente, a la aplicación supletoria de normas procesales
penales en el sumario disciplinario, y que el procedimiento disciplinario
es un procedimiento especial, concluye que “es posible fijar el siguiente
orden de prelación en materia de procedimientos administrativos
especiales: 1) el régimen propio; 2) la ley 19.549 y el Reglamento de
Procedimientos Administrativos y 3) el Código Procesal Civil y
Comercial” (p. 791). No obstante el valioso trabajo de Docobo,
compartimos la opinión de D’Albora. Además, de la denominada
sustancial penal de la sanción disciplinaria (ha sido tratada en la obra
indicada en la nota 1), aun en el nuevo Código Procesal Penal, se
pueden hallar las disposiciones más acordes o más semejantes para
resolver alguna cuestión relativa a la intervención del sumariado o del
simple imputado, en el desarrollo del sumario, entre ellos los problemas
suscitados con su declaración —v.gr., anoticiamiento del hecho,
concurrencia de un letrado—. Adviértase, por ejemplo, que el imputado
“podrá abstenerse de declarar. En ningún caso se le requerirá juramento
o promesa de decir verdad ni se ejercerá contra él coacción o amenaza
...” (art. 296, CPP; cfr. arts. 63, 64 R.I.A., dec. 467/99; art. 40, 41, y 44
R.I., dec. 1798/80). La Corte Suprema tiene decidido “que la garantía
constitucional de no ser obligado a declarar contra sí mismo sólo rige
242
en materia penal —Fallos, 238:416; 240:416 y otros—”. “Que la
circunstancia de que la demandada haya sido tenida por confesa a raíz
de su negativa a prestar juramento en el acto de absolver posiciones, no
excluye al problema del específico ámbito del procedimiento civil y de
las formalidades que le son propias” (Fallos, 253:493). Por otra parte,
la Corte Suprema ha reconocido que la garantía del art. 18, C.N., en
cuanto establece que nadie puede ser obligado a declarar contra sí
mismo, que comprende a “quien es juzgado por delitos, faltas o
contravenciones” (Fallos, 281:177), también es extensible al sumario
disciplinario (Fallos, 324:3593; “Dictámenes”, 143:101; 152:262, entre
otros).
49 Se siguen los lineamientos del trabajo de D’ALBORA, “La
Procuración del Tesoro y el procedimiento administrativo
disciplinario”, RPTN, nº 19, p. 23; también de dicho autor Curso de
derecho procesal penal, ts. I y II, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1982
y 1984.
50 En los actos “en que deba participar el sumariado durante la etapa
instructoria, se admitirá la presencia de su letrado, sin derecho alguno
de intervención” (art. 51, R.I.A., dec. 467/99; art. 29, R.I., dec.
1798/80). El art. 96 R.I.A., dec. 467/99, prevé: “Toda designación de
peritos se notificará al sumariado”, y “el perito deberá excusarse y
podrá a su vez ser recusado por las causas previstas en el art. 22...” (art.
97, R.I.A., dec. 467/99; art. 72, R.I., dec. 1798/80). “...Si con motivo de
la notificación establecida en el art. 96, el sumariado propusiera un
perito de su parte para controlar el peritaje dispuesto, nada impediría su
intervención previa aceptación del cargo, ante la instrucción (arg. art.
100 del Reglamento citado), si bien durante la segunda etapa—iniciada
luego de la requisitoria del art. 108— el sumariado tiene la oportunidad
de proponer medidas de prueba que estime oportunas (cfr. arts. 111 y
113)” (“Dictámenes”, 233:270, RPTN, nº 33, p. 653). Por lo cual, el
control de la realización de la prueba se encuentra limitado en esta
etapa, ya que no puede asistir a las audiencias de los testigos. La prueba
pericial importa una parcial excepción, pues se le debe notificar al
sumariado los peritos designados (los puede recusar), y, en principio,
podría proponer un perito a su cargo, aún cuando se tratase de un
peritaje reproducible en la etapa contradictoria. Lo que debe preservar
el perito es el secreto que pesa sobre las actuaciones.
51 Tal criterio se sostuvo en el expte. 25.594/73, S.E. Menor y Familia,
resolución Procuración del Tesoro, 1/8/78. En dicha oportunidad, la
agente que había sido citada a prestar declaración informativa,
243
pretendía ser convocada como testigo y se confirmó la resolución que
desestimo el recurso jerárquico interpuesto. En relación con la
convocatoria como sumariado (“Dictámenes”, 159:113, RPTN, nº 11,
p. 147; RPTN, nº 10, p. 208). Véase lo expuesto en el pto. 10, acápite
c.4, Cap. III.
52 “El sumario será secreto hasta que el sumariante dé por terminada la
prueba de cargo”, art. 37, RJBFP. La LMREPN no tiene una previsión
similar. El secreto parcial, pues se circunscribe a esta etapa, tiene por
finalidad evitar la posible dispersión de la prueba —casual o
provocada—, por lo cual es una solución legislativa razonable (cfr.
respecto del proceso penal D’ALBORA, Curso de Derecho Procesal
Penal, cit., t. I, Cap. I, pto. 3, c; en el Comentario al Código Procesal
Penal, véase art. 204). La Corte Suprema en Fallos, 223:128 (1952)
desechó la invalidez del art. 180 CPMP —ley 2372— en cuanto al
secreto en la etapa instructoria. La Sala Contencioso-Administrativa de
la CNFed. sostuvo sobre el secreto (art. 41, dec. ley 6666/57), que
“constituye una reglamentación razonable del derecho de defensa,
tendiente al mejor éxito de la investigación, que de otra manera
fácilmente podría malograrse” (LL, 105-491, f. 47.548, 11/10/61, p.
492).
53 Se ha fijado un plazo para la etapa de investigación para posibilitar
el regular desarrollo del procedimiento, pero se trata de un plazo
meramente ordenatorio. Este plazo se computa en días hábiles por lo
establecido en el art. 28, R.I.A., dec. 467/99 “Los plazos se computarán
en días hábiles administrativos, a partir del siguiente al de la
notificación” (art. 19, R.I., dec. 1798/80; cfr. art. 1º, incs. d], y e], LNPA
19.549). El art. 38 de la Reglamentación de la LMREPN, aprobada por
dec. 1421/02, B.O., 9/8/02, no sólo determina que el procedimiento de
investigación aplicable es el R.I.A., dec. 467/99, sino que hace
referencia a: “No se computarán dentro del plazo del sumario las
demoras causadas por el diligenciamiento de oficios, realización de
pericias u otros trámites, cuya duración no dependa de la actividad del
instructor y por otras situaciones ocasionadas por el imputado o
terceros...”. Respecto del plazo de seis meses mencionado por el art. 38,
LMREPN, en el Cap. II, punto c), acápite c.2.2, se hizo mención a que
resulta inconstitucional (“Dictámenes”, 242:626, RPTN, nº 38, p. 274;
“Dictámenes”, 243:620, RPTN, nº 38, p. 301; “Dictámenes”, 246:479
bis; 255:304, 2/11/05; 258:333, 12/9/06; 263:281, 20/11/07; 266:95,
4/8/08; 267:145, 22/10/08). En la nota 36 bis se ha hecho referencia al
Dictamen 453, del 11/11/02 (“Dictámenes”, 243:349), donde se trata el
244
contenido del último párrafo del art. 38 de la Reglamentación de la
LMREPN (“Dictámenes”, 255:304; 258:333; 263:281; 266:95;
267:145).
54 La Procuración del Tesoro ha señalado, como defecto que en el
futuro debía corregirse, la situación de que en un sumario disciplinario
las medidas cumplidas no aparecían previamente ordenadas. “Este
defecto atenta contra el orden que debe imperar en todo procedimiento”,
el cual exige que las diligencias sean previamente dispuestas
(“Dictámenes”, 166:244; 202:99; 212:104; 246:268; 255:304, 2/11/05,
entre otros; arts. 10, inc. c] y 27, R.I.A., dec. 467/99; art. 6º, incs. c] y
d], R.I., dec. 1798/80). Ello, además, es el único modo para controlar si
se cumplieron todas las diligencias (art. 107, R.I.A., dec. 467/99, art.
82, R.I., dec. 1798/80), y permite verificar si hubo o no demoras en la
actuación del instructor.
55 PALACIO, ob. cit., t. IV, nº 342, A.2., 1992, p. 70. Al respecto
Eduardo Couture señala que los plazos perentorios “son aquellos que,
vencidos, producen la caducidad del derecho, sin necesidad de actividad
alguna ni del juez ni de la parte contraria. La extinción del derecho se
produce por la sola naturaleza del término”. En cambio, cuando se trata
de “términos no perentorios...se necesita un acto de la parte contraria
para producir la caducidad del derecho” (COUTURE, ob. cit., nº 114,
1979, p. 177). Dicho autor indica que el término prorrogable o
improrrogable los es solamente en razón de poder o no ser extendido y
la condición de ser perentorio o no, lo es tan sólo con relación a la
caducidad, además, agrega, se ha utilizado la solución de la
perentoriedad para acelerar el juicio (p. 180).
En materia procesal penal, Jorge Clariá Olmedo, al referirse al efecto
del vencimiento del término expresa: “una distinción de los términos
finales en perentorios y en meramente impuestos u ordenatorios, según
que el agotamiento del plazo produzca decadencia o no la produzca”.
El término perentorio no tolera “la realización del acto después de su
vencimiento, sea que esto suceda de pleno derecho o que el efecto se
produzca por instancia de parte interesada en la caducidad... En general,
estos términos son los concedidos en favor de las partes para el ejercicio
de sus facultades procesales, pero en materia procesal quedan excluídos
aquellos que regulan la actividad indispensable en el proceso, como es
la acusación y la contestación a ella. Cuando se trata del término
ordenatorio “su vencimiento no produce caducidad del poder dejado de
ejercitar por el órgano o sujeto del acto”, y si bien “no producen
decadencia, los infractores pueden ser pasibles de sanciones de tipo
245
penal o disciplinario, muchas de éstas previstas expresamente en los
códigos procesales penales” (CLARIÁ OLMEDO, ob. cit., t. IV, nº 957,
ps. 128/129).
56 Cuando se fija una audiencia para que declare un testigo, debe
tenerse presente el tiempo necesario tanto para que sea notificada y
como el de una prudente antelación para que el convocado pueda
concurrir, en especial, cuando no se trata de un agente de la
Administración. Ambas circunstancias adquieren relevancia cuando se
convoca a tenor de los arts. 61 o 62, R.I.A., dec. 467/99 (art. 40, párrs.
1º y 2º, R.I., dec. 1798/80), pues es conveniente hacerle saber en la
citación, de que pueden contar con la presencia de un letrado (art. 51,
R.I.A., dec. 467/99), lo que posibilita tal asistencia, como una consulta
previa.
57 CSJN, Fallos, 245:546.
58 “Potestad disciplinaria de la Administración Pública”, JA, 1970,
Doctrina, p. 253.
59 Docobo, en el trabajo citado en nota anterior, con relación a la
reglamentación del art. 41, EPCAPN, dec. ley 6666/57, por la
independencia del sumariante, señalaba: “Su delicada e ingrata tarea no
ha recibido hasta la fecha el espaldarazo de la protección contra
presiones que pudieran presentarse en el curso de la investigación” (p.
253).
60 Comprende algún supuesto de licencias. Una licencia extraordinaria,
para realizar estudios o investigaciones (art. 13, pto. I, inc. b], del
Régimen de Licencias, Justificaciones y Franquicias aprobado por dec.
3413/79), o el ejercicio transitorio de otro cargo (art. 13, pto. II, inc. a],
de dicho Régimen). Cuando se trata de una enfermedad, el posible
reemplazo se subordina, en principio, a que por su duración fuera
necesario o imprescindible su nombramiento.
61 Otro supuesto de apartamiento podría ser si se dispone el traslado
del agente por necesidades de servicios. También se podría llegar a
considerar que algunos de los casos de la nota anterior, v.gr. licencia
largo tratamiento, sean encuadrados en este supuesto. Según opina
Docobo, “al producirse la apertura de un sumario en su contra, debe ser
inmediatamente trasladado a otras funciones, porque quien investiga a
los demás debe hallarse libre de toda sospecha” (“Potestad
disciplinaria”, cit., p. 253), aunque señala que la Sala Contencioso-
administrativa CNF, ha decidido: “No basta para invalidar las
actuaciones la simple afirmación de que el instructor se hallaba
sometido a proceso administrativo, puesto que si se consideraba que de
246
ello podría surgir una causa de recusación debió ejercerse
oportunamente el derecho a articularla y si constituía ... una inhabilidad,
debía demostrar en qué medida esa circunstancia le ha perjudicado y
cómo ese funcionario actuó con parcialidad en su contra” (ED, 2-305,
f. 680, 28/8/61). Otro supuesto sería si se dispone una suspensión
preventiva por la existencia de un proceso penal. En el caso de que “la
demora fuera injustificada”, en la sustanciación de la etapa de
investigación (art. 127, R.I.A., dec. 467/99), “el superior deberá tomar
las medidas conducentes para establecer la responsabilidad del
instructor, sin perjuicio de lo establecido en el art. 18”. Esta mención
tiene que vincularse al art. 17 íd., y configuraría una posible causa legal
de apartamiento del sumariante.
62 Véase nota 46. El Reglamento sólo prevé una supervisión por el
superior del instructor en el art. 128 (art. 94, R.I., dec. 1798/80) y sobre
el alcance de dicha tarea la etapa de investigación, y las posibles
observaciones indicadas en el art. 118, R.I.A., dec. 467/99,
“Dictámenes”, 232:210. Respecto de la intervención del superior del
instructor durante el desarrollo del sumario, “Dictámenes”, 224:215,
RPTN, nº 29, p. 306, y 232:210, RPTN, nº 32, p. 672.
63 El art. 2º, R.I., dec. 1798/80, no mencionaba las informaciones
sumarias, pero ello no impedía que se instruyesen en dicha Oficina, no
obstante, lo dispuesto en el art. 21 de tal Reglamento.
64 En este supuesto, el superior del jefe de la Oficina tendrá que,
eventualmente, ejercer determinadas funciones, “Dictámenes”,
224:215.
65 El art. 8º del dec. 1798/80 (B.O., 8/9/80), estableció: “La Secretaría
General de la Presidencia de la Nación, será el órgano competente para
dictar las pertinentes normas aclaratorias e interpretativas del
Reglamento que se aprueba...”. El art. 134, R.I.A., dec. 467/99, dispone:
“La Procuración del Tesoro de la Nación será la autoridad de
interpretación del presente Reglamento y propondrá las pertinentes
normas reglamentarias”.
66 En enero de 2000, el entonces procurador del Tesoro se dirigió al
señor jefe de Gabinete de Ministros para que en las estructuras se
tuviera en cuenta que las Oficina de Sumarios “deberán estar
claramente diferenciadas y en dependencia directa de los secretarios de
Estado o subsecretarios generales o autoridades administrativas que
cumplan tales funciones”, recordándose la recomendación realizada por
Circular 5/80, del 10 de septiembre de 1980. Por otra parte, se dijo:
“Conforme con la opinión vertida en ‘Dictámenes’, 224:215, resulta
247
conveniente que la Oficina de Sumarios no dependa directamente de la
autoridad máxima, para evitar que ésta deba expedirse, antes de la
resolución conclusiva prevista por el art. 122 del Reglamento de
Investigaciones Administrativas aprobado por dec. 467/99, en el
supuesto de que el titular de la Oficina se desempeñe como instructor
(arts. 24, 25, 113, 118 y 127 del Reglamento citado)”.
67 El art. 2º, R.I., dec. 1798/80, establecía “funcionarios de planta
permanente que deberán revistar en categoría igual o superior a la del
agente sumariado, exigencia que se considerará cumplida cuando los
mismos fueran letrados”. Por lo tanto, no resulta procedente que un
contratado cumpla las funciones de instructor. Mientras regía la
reglamentación del art. 41, EPCAPN, Docobo señaló: “Debería
impedirse la actuación de sumariantes contratados, ante la carencia total
de independencia que significa la posibilidad de rescisión unilateral del
contrato por la Administración. No representa ninguna garantía para el
inculpado ser sometido a investigación por quien puede ser separado de
sus funciones en cualquier momento y sin causa” (“Potestad
disciplinaria” cit., p. 253). Como el art. 6º, R.I.A., dec. 467/99,
puntualiza “funcionarios letrados”, el instructor ad hoc tendrá que ser
letrado, por lo cual correspondería que fuera un integrante del servicio
jurídico, no obstante la independencia de la Oficina de Sumarios a que
se hará referencia en el pto. 12, acápite b.4.
68 “Dictámenes”, 233:391, RPTN, nº 33, p. 687; “Dictámenes”,
234:513 y 246:224. Véase lo dispuesto, en su momento, en los ptos. 1,
2, y 3 de la Circular 5/80 del 10/9/80, de la Secretaría General de la
Presidencia de la Nación —pto. 12, acápite b.2—. Así como existen
algunos organismos descentralizados, v.gr., Administración de Parques
Nacionales (art. 14, ley 22.351), Servicio Nacional de Sanidad y
Calidad Agroalimentaria —SENASA— (art. 1º, dec. 1585/96), AFIP
(entidad autárquica, que se integra con la Dirección General de Aduanas
y la Dirección General Impositiva, arts. 1º, 2º y 4º, dec. 618/97), que
necesariamente requieren contar con oficinas de Sumarios, en otros
casos, p. ej., la Biblioteca Nacional (organismo descentralizado y
autárquico conforme al dec. 1386/96), puede resultar razonable el
sistema de colaboración, para lo cual resulta conveniente que la Oficina
de Sumarios del ámbito jurisdiccional donde se encuentre el ente tenga
una dotación mayor de personal para afrontar tales supuestos.
69 La última oración se refiere a la competencia de la actualmente
Dirección Nacional de Sumarios e Investigaciones Administrativas.
70 Ello incide en el ejercicio de la potestad disciplinaria que pertenece
248
al organismo o ente del cual depende la persona a sancionar,
“Dictámenes”, 197:86; por lo cual a ella compete la decisión de ordenar
un sumario disciplinario (“Dictámenes”, 197:86; 212:104; 231:116;
233:391, entre otros).
71 Lo expuesto no impide que el titular de la Delegación pueda dejar a
sal vo la opinión personal. Así se ha dicho también que “sus dictámenes
son obligatorios para las delegaciones del Cuerpo de Abogados del
Estado aun cuando puedan expresar su opinión en contrario, pero no
tienen tal carácter para las autoridades con competencia para resolver,
ya que pueden apartarse fundadamente bajo su responsabilidad en
aquellos supuestos en que no comparten su criterio. (conf.
‘Dictámenes’, 201:235; 206:354)”. (“Dictámenes”, 242:326; 145:333).
La Procuración del Tesoro, reiteradamente, ha sostenido: “No entra en
debate con relación a las opiniones que emite, salvo cuando se hubiere
producido un cambio en la situación esencial o se aportaren nuevos
elementos de juicio cuya apreciación fuese necesaria para agotar el
estudio del expediente (véase, entre otros, ‘Dictámenes’, 156:56;
214:149, 287 y 368)” (“Dictámenes”, 222:198, RPTN, nº 28, p. 148).
Sobre ambos aspectos, véase el importante precedente de
“Dictámenes”, 77:245 (1961), donde se argumentan las razones de la
preeminencia de la opinión de la Dirección General sobre las
Delegaciones, y como se desvirtuaría el principio de Organización del
Cuerpo de Abogados del Estado, de no darse tal prevalencia. Asimismo,
en “Dictámenes”, 192:52, se dijo: “Cabe destacar que, en virtud del art.
6º de la ley 12.954 y del art. 4º del dec. 34.952/47, las interpretaciones
de las leyes y reglamentos que efectúa la Procuración del Tesoro de la
Nación a través de sus dictámenes, son de carácter obligatorio para los
servicios jurídicos que conforman el Cuerpo de Abogados del Estado.
Es por ello que, en el caso que el responsable del servicio asesor no
cumpla con su deber de acatar las opiniones emanadas de este
Organismo, podrá —en el futuro— ser pasible de sanciones
disciplinarias con fundamento en los arts. 33, último párrafo, y 39, in
fine, de la ley 22.140 —Régimen Jurídico Básico de la Función
Pública—”. El art. 134, R.I.A., dec. 467/99, dispone: “La Procuración
del Tesoro de la Nación será la autoridad de interpretación del presente
reglamento...”. En “Dictámenes”, 231:4, RPTN, nº 32, p. 471, se hace
referencia a los servicios jurídicos de los Entes Reguladores de
Servicios Públicos y de las universidades nacionales, los que integran
el Cuerpo de Abogados del Estado, pero con una especificidad propia:
“El Procurador del Tesoro de la Nación no puede impartir instrucciones
249
ni vincular con su opinión a los abogados de estos servicios jurídicos
en cuestiones comprendidas en la esfera de competencias de estos entes
que escapan del control administrativo del Poder Ejecutivo nacional”.
72 Con anterioridad, véase también “Dictámenes”, 102:104; 115:284;
126:182; 143:27; 154:240. En “Dictámenes”, 126:182 (1973) se
expresó: “Esta Procuración ha sostenido que por ser dicha competencia
excepcional la interpretación de aquellas normas necesariamente debe
ser restrictiva; así, sólo procede cuando se cuestiona, en forma expresa
la conducta de personal de la jerarquía señalada (conf. expte. 2020-
31.442/69: t. 119:201; expte. 54/67 Promoción y Asistencia de la
Comunidad expte. 16.887/1971 Seguridad Social). Mientras ello no
ocurra y tal circunstancia se acredite con elementos que permitan prima
facie determinar su participación en el objeto de la investigación, el
sumario debe realizarse por quien reúna las condiciones establecidas en
el apart. III de la Reglamentación del art. 41 del Estatuto aprobado por
dec. ley 6666/57”.
73 La realización de la actividad probatoria que permite acreditar el o
los hechos investigados, tiene que preceder a la recepción de las
declaraciones que importan un grado de sospecha sobre la posible
intervención de la persona en una falta disciplinaria. Cuando la
sospecha es de menor intensidad —más débil— se lo citará a tenor del
art. 62 —simple o mero imputado—, si es más intensa, la convocatoria
será a tenor del art. 61 —indagatoria—, R.I.A, dec. 467/99 (art. 40,
párrs. 1º y 2º, R.I., dec. 1798/80). Indudablemente que la declaración
que recién vincula al agente como sumariado es la del art. 61 íd., por
ello, la importancia de la acreditación de la materialidad de los
episodios.
74 Una situación muy particular ha sido la de “Dictámenes”, 231:315,
RPTN, nº 32, p. 550, pues se trató de la situación de un decano de una
Facultad de la Universidad Nacional de Mar del Plata, por ello, lo
opinado se debe ponderar en la situación planteada.
75 Se habían planteado las causales de prejuzgamiento y enemistad
manifiesta. Conforme surge del relato “a la luz de la prueba testimonial
recogida, ...el Sr. Sumariante, llevado —es de suponer— por su celo y
legítima pasión de bien público, ha formulado en alguna oportunidad
comentarios extemporáneos sobre la marcha de la encuesta. Mas ello a
mi juicio no es razón suficiente para apartarlo del sumario, pues nada
indica que las palabras revelen animosidad contra los Sres. ni
parcialidad en la recolección de datos” (“Dictámenes”, 93:264). El pto.
XII, de la Reglamentación del art. 41, dec. ley 6666/57, preveía las
250
causales de excusación y recusación del instructor, de redacción muy
similar a la del art. 22, R.I.A., dec. 467/99; véase acápite c.2 del pto.
12.
76 Por eso, se ha dicho que la actividad instructoria, vale decir, la que
el sumariante tiene a su cargo, no es de esencia jurisdiccional, y no
puede afirmarse que el instructor juzga (cfr. también “Dictámenes”,
140:133, RPTN, nº 10, p. 9; 168:165, RPTN, nº 13, p. 21).
77 Luego me referiré a la verdad que se puede alcanzar en el
procedimiento o proceso; sin embargo, considero oportuno efectuar una
breve reflexión sobre la realidad del conocimiento y la verdad,
conforme las enseñanzas de la “filosofía realista clásica”
(especialmente Aristóteles y Santo Tomás de Aquino): 1) Para
Aristóteles y Tomás de Aquino la inteligencia y la razón son sólo dos
funciones diferentes de una única —o misma— facultad, la potencia
intelectual (el entendimiento posible). La inteligencia o la razón tienen
un mismo objeto propio, el ente, lo que es (véase S.T., I, q.79, a.7.); la
diferencia entre ellas se funda en el modo distinto en que la potencia
intelectual conoce la verdad: “. la razón y el intelecto (la inteligencia)
no pueden ser en el hombre potencias diversas. Esto se ve considerando
los actos de la una y la otra: porque inteleer (entender) es aprehender
simplemente la verdad inteligible; y raciocinar es discurrir de uno en
otro concepto, para alcanzarla...” (véase S.T., I, q.79, a.8.). 2) El
conocimiento humano se origina en los sentidos (en la experiencia),
pero la inteligencia abstrae de esa realidad, el ser de las cosas, lo
permanente de ellas; este conocimiento no es una creación de la
inteligencia, sino una abstracción realizada por ella, pues la realidad
existe fuera y con independencia de la inteligencia. Conocer no es crear,
sino tender hacia un objeto distinto (realidad trascendente) del
cognoscente; conocer es poseer inmaterialmente una forma ajena. El
sujeto cognoscente recibe de modo inmaterial (mediante la forma
intencional) algo realmente distinto y trascendente a él: un objeto (“el
objeto es el ente en cuanto alcanzado por una potencia cognoscitiva”,
es la realidad captada intencionalmente); como ha dicho Aristóteles,
“porque no es la piedra la que está en el alma sino su forma” (De Anima,
III, Cap. VIII, 431b). El acto de conocer es inmanente, porque es un
acto que se da y permanece en el interior del sujeto cognoscente. Se
trata de un acto subjetivo de entender; pero lo conocido por ese acto es
un objeto trascendente, que está más allá del sujeto. Para el realismo
gnoseológico el conocer humano es ver, captar o aprehender una
realidad trascendente que se encuentra fuera de la inmanencia del
251
conocimiento humano (la realidad objetiva determina la medida y el
contenido del conocimiento). El idealismo gnoseológico, en cambio,
niega la cognoscibilidad de realidades en sí fuera de la inmanencia del
conocimiento humano (“es imposible conocer algo que exista fuera del
pensamiento”), el conocer humano es “como un construir o incluso un
crear el objeto, que sustituye al ente”. 3) La filosofía clásica distingue
entre verdad ontológica y verdad lógica. La verdad ontológica es la
verdad de las cosas mismas; reside en su auténtica esencia y ser (la
esencia, es uno de los principios constitutivos del ente; es aquello por
lo cual una cosa es lo que es —en virtud de su esencia el hombre es
hombre; el perro es perro—; el otro principio es el acto de ser que hace
que la esencia este existiendo; el existir es un hecho, es el resultado de
tener ser, del acto de ser). Las nociones de esencia y naturaleza se
identifican (coinciden) en la realidad, pero, sin embargo, las nociones
difieren en lo que explicitan. La esencia es lo que define el ente (es la
“estructura basal intrínseca del ente”); la noción de naturaleza tiene dos
sentidos: incluye el contenido de la esencia —dimensión estática,
“repertorio intrínseco de determinaciones específicas— y explicita la
dimensión dinámica —foco y haz dinámico de inclinaciones y
tendencias connaturales perfectivas”— (SOAJE RAMOS, Guido,
“Elaboración del problema del valor”, Ethos, nº 1, Buenos Aires, 1977,
ps. 117/118). “No sería verdadero el entendimiento que se conforma a
las cosas, si éstas no tuvieran en sí mismas su verdad, la verdad del ente
o verdad ontológica”. La verdad lógica es la adecuación (o
conformidad) de la inteligencia humana con la realidad. La verdad del
entender humano, o “verdad lógica” consiste en la adecuación del
intelecto a las cosas, de modo que es verdad afirmar que Pedro corre si
así sucede realmente, y es falso ese juicio si Pedro está quieto. “La
verdad es la conformidad del entendimiento con lo que la cosa es”.
Resulta ilustrativo lo escrito por Lamas, quien señala que tal afirmación
analíticamente supone: “a) El conocimiento de la cosa como sustancia...
b) el conocimiento de la esencia o quididad (lo que la cosa es); que a su
vez, implica la comprensión de todas sus notas constitutivas y
propiedades, así como las relaciones que afectan a ambas, c) el
conocimiento de la existencia de la cosa y, mas radicalmente, del acto
de ser (esse) que la hace existir y el conocimiento de los principios de
esa existencia (las causas)” (La experiencia jurídica, ps. 239/240). 4)
Aristóteles y Tomás de Aquino distinguen entre conocimiento
especulativo y conocimiento práctico; la única facultad — potencia
intelectual— tiene esas funciones diversas (véase S.T., I, q.79, a.11). El
252
conocimiento teórico o especulativo —función especulativa— tiene por
fin simplemente el conocer la verdad (conoce por conocer, o se limita a
considerar un orden dado). El conocimiento práctico: también conoce
la verdad, pero para dirigir la acción humana (la actividad libre y
consciente del hombre), conoce para hacer algo; por ello, la fórmula:
“el conocimiento especulativo se hace práctico por extensión”
(Aristóteles: “el fin de la especulación (ciencia teórica) es la verdad, el
de la (ciencia) práctica es la mano de obra (es la obra); y los prácticos
cuando consideran el por qué de las cosas, no examinan la causa en sí
misma sino con relación a un fin particular y para un interés presente”,
Metafísica, II, 1, p. 31, Porrúa, México, 1992). Además, el
conocimiento práctico puede ser: el ético o moral, que dirige el obrar
humano (el uso recto del libre albedrío); y el técnico o artístico, que
dirige el hacer, es decir, la construcción humana de obras exteriores,
como una casa o un navío. El conocimiento práctico se puede
desarrollar en dos grados: uno, llamado especulativo-práctico,
destinado a dirigir la acción, en general, pero sin llegar hasta lo singular
y concreto; conoce lo que debe ser o hacerse; se mantiene en el campo
de los principios y conclusiones generales, universales, abstractos, v.gr.
un tratado de ética, o de derecho, o de técnica. Otro, llamado práctico-
práctico, es el que guía o dirige una acción individual y concreta; es el
saber de lo que se debe hacer en el caso concreto, es el momento donde
debe operar la virtud de la prudencia, y donde la ciencia práctica debe
estar acompañada por la prudencia para resolver el caso particular. 5)
En el proceso judicial o en el procedimiento disciplinario, se busca
alcanzar la verdad relacionada con el hecho investigado, para lo cual se
llegará a una certeza apropiada para la materia cuya verdad se busca.
En relación con el juez penal, Pío XII, señaló que el juez humano:
“...antes de pronunciar la sentencia judicial debe formarse una certeza
moral, tal que excluya toda duda razonable y seria sobre el acto externo
y la culpabilidad interna ... En la mayor parte de los delitos el
comportamiento externo manifiesta ya suficientemente el sentimiento
interno de donde procedió. Por lo tanto, por regla general, se puede —
y aun algunas veces se debe— sacar de las circunstancias externas una
conclusión substancialmente exacta, sino se quiere hacer imposibles las
acciones judiciales entre los hombres” (“Alocución al VI Congreso
Nacional de Estudios de la Unión de los Juristas Católicos Italianos”,
Prudentia Iuris, 1980, nº 2, p. 117). “En los asuntos humanos no puede
obtenerse una prueba demostrativa e infalible, pero basta alguna
probable conjetura obtenida por la persuasión de los abogados” (S.T.,
253
I-II, q.105, a.2., 2obj.). Por lo cual la prueba tiende a formar la
convicción de quién debe decidir sobre la versión de los hechos, y tal
convicción implica formarse una certeza moral, tal que excluya toda
duda razonable y seria sobre lo acontecido.
78 CALAMANDREI, Piero, Proceso y Justicia, citado por SANZ,
Carlos R., “Sobre el Derecho y el proceso”, LL, 1983-B, sec. Doctrina,
p. 885. “La normativa procesal, obviamente indispensable y
jurídicamente valiosa, no se reduce a una mera técnica de organización
formal de los procesos sino que, en su ámbito específico, tiene como
finalidad y objetivo ordenar adecuadamente el ejercicio de los derechos
en aras de lograr la concreción del valor justicia en cada caso y
salvaguardar la garantía de la defensa en juicio; todo lo cual no puede
lograrse si se rehuye atender a la verdad objetiva de los hechos que de
alguna manera aparecen en la causa como de decisiva relevancia para
la justa decisión del litigio” (CSJN, Fallos, 302:1611, consid. 5º; Fallos,
238:550, en relación con la renuncia consciente a la verdad, también
Fallos, 310:2456 y 319:1577).
79 D’ALBORA, Francisco, Código Procesal Penal de la Nación,
anotado, comentado, concordado, comentario al Tít. III, “Medios de
prueba”, 1996, p. 288; 2002, p. 467.
80 “Sobre el Derecho y el proceso”, cit., p. 886; véanse fallos citados
en nota 78.
81 El art. 122, R.I.A., dec. 467/99 establece el contenido del acto
conclusivo,—véase 91, R.I., dec. 1798/80—.
82 LÓPEZ OLACIREGUI, José M., “Esencia y fundamento de la
responsabilidad civil”, RDCO, nº 43, p. 946.
83 Cfr. LAMAS, Félix A., La experiencia jurídica, Buenos Aires, 1991,
ps. 363 y 367; HERNÁNDEZ, Héctor, “Algunas cuestiones sobre el
derecho subjetivo”, Prudentia Iuris, XX-XXII, 1989-28.
84 Véanse arts. 34, 36, 37 y 38, EPCAPN, dec. ley 6666/57. Cabe
aclarar que el art. 23 de la LMREPN —también el art. 27 del RJBFP—
, sólo enuncia algunos de los deberes u obligaciones de los agentes
públicos, los que se integran con otros que surjan de otras normas en
sentido material; de igual modo con las prohibiciones. Así, v.gr., arts.
1º, 2º y 3º de la ley 25.188; arts. 10, inc. k), y l), 11, inc. i), y art. 12,
todos del Régimen de Licencias, Justificaciones y Franquicias aprobado
por dec. 3413/79 (B.O., 11/1/80). Los deberes que se establecen cuando
se reglamenta la ley (dec. 1421/02, o en su momento el dec. 1797/80).
Las obligaciones o deberes que pueden provenir de Reglamentos, las
instrucciones, órdenes y circulares que regulan la actividad interna de
254
la Administración son manifestaciones de la potestad jerárquica, en
“Dictámenes”, 106:230 y 286 se ha expresado: “El efecto fundamental
de tales actos internos, órdenes, instrucciones o circulares es el de
obligar a los agentes públicos en el desempeño de sus funciones ya que
las mencionadas revisten carácter imperativo y su incumplimiento o
transgresión tiene como consecuencia natural en cuanto a los eventuales
infractores la determinación de responsabilidad administrativa
consiguiente que puede ser no sólo disciplinaria sino incluso civil”.
85 Ambos extremos importan a verificar la existencia material y
jurídica de la falta disciplinaria investigada; ante su inexistencia
material o jurídica la sanción aplicada sería ilegítima. El control de
legalidad o legitimidad importa controlar el de la debida aplicación de
las normas, de manera que los hechos se configuren y clasifiquen
(califiquen) adecuadamente y que las sanciones se ajusten al texto legal
(véase CSJN, Fallos, 259:266; 267:77; 306:820 y 1792; 311:2128; cfr.
MARIENHOFF, Tratado de derecho administrativo, t. III-B, nº 1066,
1978, ps. 436/438); lo que tiene que estar acreditado es el presupuesto
fáctico que constituye la causa que sustentará la sanción.
86 La aplicación de una sanción importa un acto prudencial de la
autoridad administrativa, quién a partir de los preceptos generales de la
ley debe determinar cuál es el obrar debido en justicia; dicha autoridad
establece si esa conducta del agente público configura una falta
disciplinaria para imponerle una sanción, que cuando se trata de las
expulsivas importan la perdida de la estabilidad, y esto lo debe hacer
“según la recta razón de la prudencia” (S.T., II-II, q.60, a.2.; II-II, q.60,
a.1., 1obj.), ya que está determinando lo justo, esto es dar a cada uno lo
suyo. El autor de la falta tiene un título de merecimiento negativo, debe
algo y lo que debe es sufrir la sanción disciplinaria. Existen opiniones
encontradas en cuanto a que la Administración pueda ejercer una
actividad materialmente jurisdiccional. La admiten, entre otros,
Marienhoff —véase t. I, nº 18b, p. 87 y nota 120, nº 240, ps. 678 y 679,
nº 275, p. 749/750, 1977— y PALACIO, Lino E., “Algunas
consideraciones sobre los actos jurisdiccionales de la Administración”,
ps. 75/83 en “120 años de la Procuración del Tesoro de la Nación”, así
señalan que la Administración Pública ejerce una actividad cuya
naturaleza se asemeja materialmente a la función jurisdiccional
(potestad jurisdiccional), por ejemplo, a través de la resolución de los
recursos administrativos o cuando aplican sanciones (art. 99, RPA. dec.
1759/72, t.o. 1991). La Corte Suprema de Justicia de la Nación ha
admitido el reconocimiento de facultades jurisdiccionales a órganos
255
administrativos (véase especialmente Fallos, 247:646; Fallos,
319:2215, entre otros), sólo en la medida en que se garantice un control
judicial suficiente (Fallos, 247:646, consid. 13, 14, 17, 18 y 19). En
Fallos, 289:185, donde se trataba un tema previsional, la Corte Suprema
señaló: “...La Administración puede actuar en un doble carácter, como
administración que juzga o bien como poder administrador ejecutor. En
el primer carácter realiza actos de substancia jurisdiccional,
entendiendo como tales aquellos que presuponen un derecho vulnerado,
y cuya lesión se cuestione, sea por vía de acción, de recurso o de otro
medio análogo, invocándose el desconocimiento o violación del mismo.
Solamente puede hablarse de cosa juzgada, en relación con la actividad
de la Administración, cuando se trate de aquellos actos” (consid. 7º).
87 Existe una diferencia en relación con la LNPA 19.549, pues su art.
6º remite a las causales previstas en el Código Procesal Civil y
Comercial, sin embargo también prevé: “Las resoluciones que se dicten
con motivo de los incidentes de recusación o excusación y las que los
resuelvan, serán irrecurribles”. Conviene resaltar que las causales de
excusación y de recusación son personales (“Dictámenes”, 200:67,
RPTN, nº 19, p. 386; “Dictámenes”, 218:98; 224:215, RPTN, nº 29, p.
306). En “Dictámenes”, 106:84 (1968) se indicó: “Aun cuando alguno
e incluso todos los sumariantes que integran el Departamento de
Sumarios de esa Secretaría de Estado pudieran ser imputados en las
actuaciones a realizarse, o considerarse en situación que justificara su
excusación, resulta evidente que, por tratarse de hechos personales, no
puede extenderse “in genere” la causal de imputación o excusación al
Departamento de sumarios en sí, el que debe arbitrar los medios para
que se realice la instrucción sumarial, sea asumiendo el propio director
del departamento, habida cuenta de las particularidades del caso, la
función de instruir el sumario, sea encomendando la instrucción a
funcionario no involucrado, en forma personal, en los hechos que
deberán ser investigados”.
88 La calidad de sumariado recién se adquiere con la convocatoria a
prestar declaración a tenor del art. 61, R.I.A., dec. 467/99 (art. 40, párr.
1º, R.I., dec. 1798/80). Véase “Dictámenes”, 193:32 y 127, RPTN, nº
17, ps. 182 y 213; 204:246, RPTN, nº 20, p. 661. Sobre el denunciante,
véase pto. 7, Cap. II.
89 Igual situación que en el caso del art. 6º, LNPA 19.549; véase nota
87.
90 Los arts. 20 y 21, R.I.A., dec. 467/99, similares a los arts. 12 y 13,
R.I., dec. 1798/80, establecen el modo de nombramiento de los
256
secretarios y las tareas que tienen a su cargo. Nada obstaría a designar
como secretario del instructor a un agente contratado.
91 Art. 21, R.I.A., dec. 467/99; véase art. 13, R.I., dec. 1798/80.
92 En cuanto a la posibilidad del desplazamiento del instructor, en
“Dictámenes”, 263:281, resol PTN nº 193 del 20/11/07, se sostuvo:
“...se efectúa tal señalamiento, a pesar de advertirse otra deficiencia
previa, producida durante la etapa de investigación, que determina la
nulidad del procedimiento, como ha sido la recepción de la declaración
al sumariado mediante la intervención de Personal de la Prefectura
Naval argentina (cfr. fs. 40/47), que si bien en el acta de la declaración
se le hacen saber los derechos que le asisten como del hecho investigado
(cfr. fs. 45), ha sido cumplida de un modo no previsto por el
Reglamento de Investigaciones Administrativas, pues su realización
está encomendada al instructor, para lo cual, en supuestos como el de
este expediente, se tienen que arbitrar los medios necesarios para que el
sumariado pueda trasladarse a la sede de la instrucción, a fin de cumplir
con el acto, o la posibilidad de la instrucción dentro del país, conforme
lo establecido en el art. 8º del Reglamento mencionado (v. art. 9º), y
corresponde al instructor la decisión de la opción a seguir”
(ps.286/287).
En el caso de desplazarse el instructor (lo que podrá facilitar la
asistencia de un letrado de confianza del sumariado) tendrá que
notificarse al sumariado el lugar y hora de la audiencia con anticipación,
y, además, dado este supuesto de excepción, fijarle una audiencia
supletoria de realización al día siguiente de la primera para cumplir con
lo establecido en el art. 66, R.I.A, dec. 467/99, ya que ese
desplazamiento importa un costo para la Administración. Asimismo,
para estos supuestos, el sumariado, luego de declarar y antes de la
clausura de la etapa de investigación, podría llevar a cabo lo previsto en
la última parte del art. 66 cit., mediante la remisión de un escrito con su
exposición.
93 En “Dictámenes”, 130:258 se indicó “la doble determinación —
objetiva y subjetiva— del objeto procesal” que debe reunir la
requisitoria (el procedimiento estaba regulado por la Reglamentación
del art. 41, EPCAPN, dec. ley 6666/57). Tal pieza debe contener “una
circunstanciada y fundamentada relación de los hechos atribuidos” —
“Dictámenes”, 140:133—. En “Dictámenes”, 212:71 se sostuvo: “Entre
las exigencias del citado art. 83 se encuentra ‘la relación
circunstanciada de los hechos investigados’, lo que implica la
descripción independiente de cada uno de los episodios perquiridos,
257
precisando qué agente o agentes han cometido la presunta
irregularidad”.
94 Una disposición similar esta contenida en el art. 5º, inc. d), del RPA,
dec. 1759/72, t.o. 1991.
95 Conviene tener presente que el art. 124, R.I.A., dec. 467/99, prevé
un recurso administrativo deducible contra decisiones definitivas que
impongan sanciones no expulsiva. Una de las causales se refiere al
procedimiento y el art. 126, establece: “De admitirse la petición
nulificante, las actuaciones deberán volver a sustanciarse a partir del
último acto válido”, por ello la importancia de que el sumariante evite
posibles nulidades (“Dictámenes”, 255:267 —25/10/05—, y 304 —
2/11/05—).
96 Véase art. 44, R.I.A., dec. 467/99. En relación con la intervención
de la F.I.A., “Dictámenes”, 231:232, RPTN, nº 32, p. 373; 232:213;
235:200; 235:349; 246:405 y 593, RPTN, nº 40, p. 306; 254:502 y
255:513; Resoluciones del Procurador del Tesoro de la Nación: PTN,
nº 72/2001, expte. 708/00, JGM, PTN, nº 73/2001, expte. 1059, JGM,
y PTN, nº 93/2002, expte. 831/00, Sedronar.
97 No se debe confundir la reunión de elementos destinados a señalar
la existencia de un posible perjuicio fiscal, con la determinación de una
posible responsabilidad patrimonial —cuya efectiva imposición se
logra en sede judicial— que es una cuestión independiente del sumario
administrativo disciplinario, “Dictámenes”, 167:442; 221:102; 231:29,
RPTN, nº 32, p. 524; 231:170 y 232:41, entre otros (véase pto. 17.2,
Cap. IV).
98 Si bien no se trata del supuesto del instructor, conviene tener
presente que la Procuración del Tesoro no opera como vehículo para
formular una denuncia penal (“Dictámenes”, 130:35; 133, 2ª parte, 607;
138:403; 171:277, entre otros).
99 Véase el art. 6º del RPA, dec. 1759/72 —t.o. 1991—, el cual también
“para mantener el orden y el decoro en las actuaciones” prevé la
posibilidad del ejercicio de facultades disciplinarias. Con respecto a los
términos o expresiones utilizadas en distintas presentaciones —como
ser recursos— la Procuración del Tesoro ha dicho “que en tal caso el
órgano debe tener amplitud de criterio en la apreciación del tono o
énfasis que cualquier recurrente pueda poner al formular su reclamo y
expresar sus agravios, pues un exceso de celo sancionatorio puede
conducir a la enervación del derecho de defensa produciendo efectos
intimidatorios indeseables en un régimen legal que garantiza al agente
la posibilidad de una segunda instancia” (“Dictámenes”, 98:352, 1996;
258
104:14, 232:66, RPTN, nº 33, p. 691); sin embargo, cabe indicar que
una crítica razonada se puede efectuar sin la utilización de giros,
muchas veces desmedidos o con un estilo desmesurado (falta de estilo).
100 El art. 4º también alude a “La información sumaria”.
101 El lugar de perpetración del hecho tiene relevancia para determinar
la autoridad competente para ordenar el sumario. Al respecto, resulta
ilustrativa la opinión vertida en “Dictámenes”, 234:227, RPTN, nº 34,
p. 626.
102 A título de ejemplo no exhaustivo: Presidencia de la Nación —
conforme su estructura organizativa en orden a las secretarías—,
Jefatura de Gabinete de Ministros—conforme su estructura
organizativa—, ministerios, organismos descentralizados. Lo expuesto
no implica que según sea el caso, pueda llegar a intervenir, cumplidas
las condiciones para ello, la Dirección Nacional de Sumarios e
Investigaciones Administrativas (véase Cap. III, pto. 12, acápites b.4.2,
b.4.2.1 y b.4.2.2).
103 La falta disciplinaria o falta de servicio puede resultar según
Marienhoff, no sólo del ejercicio del cargo o función, sino también del
comportamiento del funcionario en la vida privada —al margen de la
función— (Tratado de derecho administrativo, t. III-B, nº 1047, 1978,
p. 403). Bielsa también refiere que el poder disciplinario se puede
extender fuera de la esfera de la función, pues la inconducta privada
puede motivar alguna sanción disciplinaria (Tratado de derecho
administrativo, t. III, nº 576, Depalma, Buenos Aires, 1956, p. 292).
104 Uno de los servicios jurídicos opinantes recordó la Circular 3/81 de
la Secretaría General de la Presidencia, dictada con motivo de la
Reorganización Ministerial — ley 22.450—. Esa Circular dispuso: “1)
Todo sumario donde se encuentren inculpados varios agentes, que con
la nueva organización pasan a revestir en áreas ministeriales diferentes,
seguirá siendo instruido hasta su finalización por el área que comenzó
el diligenciamiento...”; 2) La resolución final será dictada
separadamente por cada uno de los ministros de quienes dependan los
agentes inculpados, al momento de concluir el sumario”).
105 Sobre el alcance del art. 5º, véase lo expuesto en el pto. 6.2, acápite
a, Cap. II.
106 Sólo se harán referencias a nociones generales de la actividad
probatoria teniendo en cuenta las previsiones del Reglamento de
Investigaciones Administrativas, por lo cual, para un estudio
particularizado del tema, en especial de los diversos medios de prueba,
véase a cualquiera de los autores de derecho procesal o algunos de los
259
que se citan.
107 Tratado de las pruebas judiciales, vol. I, Cap. IV, EJEA, Buenos
Aires, 1971, p. 21.
108 Véase cita de DEVIS ECHANDÍA, Hernando, Teoría general de la
prueba judicial, t. I, nº 62, Zavalía, Buenos Aires, 1981, p. 268.
109 Véase D’ALBORA, Francisco J., Código Procesal Penal, cit.,
comentario al Tít. III, Lib. II, Instrucción, 2002, p. 460; PALACIO,
Lino E., Derecho procesal civil, t. IV, nº 399, c., 1977, ps. 330/331.
110 Un ilícito disciplinario o una irregularidad administrativa, véase
Cap. II, pto. 4. Cabe puntualizar que si la orden de sumario comprende
varios hechos independientes, su objeto resultará múltiple al integrarse
con varios episodios (Cap. III, pto. 12, acápite b.4.2.2).
111 Cfr. pto. 4, Cap. II; pto. 11, acápite a, y pto. 12, acápite d.1.1, Cap.
III. Para la noción desarrollada se ha tenido en cuenta, de modo
preferente, la exposición de los autores citados en la nota 109; cfr.
también CLARIÁ OLMEDO, Jorge A., Tratado de derecho procesal
penal, t. V, nos. 1172 y ss., véase nº 1178; VÉLEZ MARICONDE,
Alfredo, Derecho procesal penal, t. I, Cap. VIII, Lerner, Buenos Aires,
1981, ps. 341 y ss. La prueba “es la demostración de la verdad de un
hecho realizada por los medios legales (por modos legítimos)” —
CARNELUTTI, según cita de DEVIS ECHANDÍA, Teoría general de
la prueba judicial, t. I, nº 36, p. 158—. Cuando la Fiscalía de
Investigaciones Administrativas, actúa como parte acusadora, de igual
modo la Oficina Anticorrupción, pueden ofrecer prueba (cfr. arts. 109,
113 y concs., R.I.A., dec. 467/99). Una vez acreditado el hecho
corresponde ingresar a su posible encuadre jurídico —véase nota 85 y
el texto principal—.
112 VÉLEZ MARICONDE, ob. cit., ps. 341 y ss.; CAFFERATA
NORES, José, La prueba en el proceso penal, nos. 7 y 8, Depalma,
1994, ps. 12/19.
113 Se quiere subrayar que el ingreso del dato probatorio se realice
conforme las formalidades previstas en la ley (p. ej., en la declaración
testimonial el testigo deberá prestar juramento, ser informado de las
consecuencias previstas en el art. 275, Cód. Penal, cumplir con el
interrogatorio de las denominadas generales de la ley —cfr. arts. 82 y
83, R.I.A., dec. 467/99—, sin perjuicio de cumplirse con las demás
previsiones sobre el modo de llevarse a cabo la diligencia), para que su
incorporación sea regular y no irregular. La inobservancia de tales
formalidades procesales incidirá, al momento, en que se deba valorar el
dato o elemento probatorio, sobre la eficacia del medio probatorio
260
(véase nota 126).
114 FLORIAN, citado por DEVIS ECHANDÍA, Teoría general de la
prueba judicial, nº 30, p. 116.
115 Derecho procesal penal, t. I, Cap. VIII, ps. 343/344; en nota 47
reitera: “Si el juez se basara, al dictar sentencia, en una prueba que está
fuera de autos y que, por eso mismo, no puede ser fiscalizada por las
partes, estaría contrariando el principio constitucional que asegura la
defensa” (p. 361).
116 Resulta oportuno traer a colación algunos párrafos de la Alocución
de Pío XII al VI Congreso de Derecho Penal Internacional (3/9/53): “La
instrucción judicial debe excluir la tortura física y psíquica y el
narcoanálisis, ante todo porque lesionan un derecho natural, aun cuando
el acusado sea realmente culpable, y además porque muy a menudo dan
resultados erróneos. No es raro que logren exactamente las confesiones
deseadas por el tribunal y la perdida del acusado, no porque éste sea de
hecho culpable, sino porque su energía física y psíquica se ha agotado,
y en consecuencia está dispuesto a hacer todas las declaraciones que se
sugieran ...”. Luego, Pío XII, se refirió a una clara advertencia del Papa
Nicolás I: “Hace casi 1100 años, en el 866, el gran Papa Nicolás I
respondía del modo siguiente a una de las demandas de un pueblo que
acababa de entrar en contacto con el cristianismo ...: ‘Si un ladrón o
bandido es apresado y niega lo que se le imputa, vosotros afirmáis que
el juez debe molerle la cabeza a palos y atravesarle los lados con púas
de hierro, hasta que diga la verdad. Eso ni la ley divina ni la ley humana
lo admiten: la confesión no debe ser forzada sino espontánea; no debe
ser arrancada por la fuerza, sino voluntaria; en fin, si sucede que
después de haber inflingido esas penas no descubrís absolutamente nada
de aquello de que se acusa al inculpado, ¿no os avergonzaríais siquiera
en ese momento y no reconoceríais cuán impío fue vuestro juicio? De
la misma manera, si el inculpado, no pudiendo soportar semejantes
torturas, confiesa crímenes que no ha cometido, ¿quién, os pregunto,
lleva la responsabilidad de tal impiedad, sino el que le forzó a semejante
confesión mentirosa? Más aún, es bien sabido, que si alguien profiere
con los labios lo que no tiene en su mente, ese tal no confiesa, sino que
habla. Renunciad, pues, a semejantes cosas y maldecid del fondo de
vuestro corazón lo que hasta el presente habéis tenido la locura de
practicar’...” (Prudentia Iuris, nº 2, 1980, p. 107).
117 El art. 172, CPPN, establece: “La nulidad de un acto, cuando fuere
declarada, hará nulos todos los actos consecutivos que de él dependan.
Al declarar la nulidad, el tribunal establecerá, además, a cuáles actos
261
anteriores o contemporáneos alcanza la misma por conexión al acto
anulado. El tribunal que la declare ordenará, cuando fuere necesario y
posible, la renovación, ratificación o rectificación de los actos
anulados”. El art. 174, CPCCN, señala: “La nulidad de un acto no
importará la de los anteriores ni de los sucesivos, que sean
independientes de dicho acto. La nulidad de una parte del acto no
afectará a las demás partes que sean independientes de aquélla”. La
nulidad no se extiende a los actos sucesivos que sean independientes
del acto nulo, y sólo comprende a los actos posteriores que resulten
consecuencia directa de aquél.
118 En el proceso civil, los autores, en su mayoría, si bien aceptan que
el objeto de prueba serán los hechos invocados o alegados por las partes,
luego formulan precisiones sobre cuales hechos necesitan acreditarse;
así se tendrán que demostrar —probar— los hechos controvertidos —y
conducentes— ya que otros hechos pueden estar exentos de prueba.
Con respecto al proceso penal Clariá Olmedo expresa: “Por objeto de
prueba ha de entenderse el tema o la materialidad en que recae la
actividad probatoria”, por lo cual se tiene que “adquirir los datos
materiales que deben producir la convicción afirmativa o negativa sobre
el acontecimiento que debe ser juzgado” (t. V, nº 1179, p. 18). Como
“el objeto del proceso penal es un hecho que a título de hipótesis se
adecua a una figura delictiva”, el objeto de la prueba recaerá sobre tal
objeto (D’ALBORA, Código Procesal Penal, cit., p. 416, coment. al art.
193, ps. 459 y 461).
119 Se sigue de modo principal a PALACIO, Derecho procesal civil, t.
IV, nº 400, A, ps. 332/333, y D’ALBORA, Código Procesal Penal, cit.,
ps. 461/462; y en especial el trabajo de SENTÍS MELENDO, Santiago,
La prueba —“Fuentes y medios de prueba”—, EJEA, Buenos Aires,
1978, ps. 147, 150/156 (aun cuando no se comparta su criterio de que
las afirmaciones de las partes, y no los hechos son el objeto de la
prueba); DEVIS ECHANDÍA, Hernando, Teoría general de la prueba
judicial, t. I, nos. 62 y ss., ps. 268/275, y cfr. los autores citados en las
notas 111 y 112.
120 Cuando se aprecia o valora la prueba (judicial) se dan las razones,
motivos o argumentos que fundamentan o justifican el valor de
convicción —el mérito— del hecho probatorio para demostrar la
existencia o inexistencia del hecho.
121 En cada una de las fuentes y medios de prueba se siguen los autores
citados en la nota 119, pero en especial el trabajo “fuentes y medios de
prueba”, de Sentís Melendo.
262
122 Cfr., v.gr., art. 253, CPP; art. 457, CPCC.
123 Derecho procesal civil, t. IV, nº 400, p. 332.
124 Teoría general..., t. I, nº 63, cit., p. 271.
125 PALACIO, Derecho procesal civil, nº 400, p. 332; DEVIS
ECHANDÍA, Teoría general... cit., t. I, nº 62, p. 269, agrega: “Cuando
un hecho conduce a la prueba de otro, el primero es su fuente y el
segundo su objeto”.
126 Tales actos requieren el sujeto (o sujetos) que lo ejecuta, el objeto
y una actividad divisible, en tiempo, lugar y modo o forma. Por
ejemplo, la recepción de la declaración del testigo, el informe o el
dictamen de los peritos. Una actividad física y material, señala Sentís
Melendo, p. 150. Para cada medio probatorio la ley fija una serie de
requisitos y formas (formalidades procesales) para la validez de la
prueba, que se deben cumplir para garantizar la seriedad y eficacia de
su contenido; v.gr., en la declaración testimonial, entre otras exigencias,
se encuentran: el prestar “juramento o promesa de decir verdad”, el
anoticiamiento “de las consecuencias a que puedan dar lugar las
declaraciones falsas o reticentes” (art. 275, Cód. Penal); el
interrogatorio preliminar acerca de ciertas cuestiones denominadas
“generales de la ley”; la forma del examen “las preguntas no contendrán
más de un hecho y serán claras y concretas”, el acta a levantarse. Para
el proceso civil, por ejemplo, cuando las llamadas generales de la ley
“las omite o no aparecen contestadas en el curso de la declaración, está
(por la declaración) carecerá de valor y su nulidad o ineficacia puede
ser alegada en cualquier momento”, según expresa Carlos Colombo
(Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, coment. al art. 441,
p. 683, Abeledo-Perrot, 1975). A su vez, Palacio, señala: “La
declaración es en principio inválida si no consta en el acta que se haya
efectuado el interrogatorio preliminar”, y agrega que se trata de una
nulidad relativa, por lo que en nota 147 dice: “el vicio debe reputarse
consentido, sin perjuicio de la valoración de la prueba que corresponde
realizar en oportunidad del pronunciamiento de la sentencia definitiva”
(Derecho procesal civil, t. IV, nº 470, D, p. 621). El cumplir con tal
interrogación posibilita una correcta valoración de la prueba, para
apreciar si existen las circunstancias allí previstas que pueden afectar la
posible de imparcialidad del testigo, por lo cual su omisión, resta
eficacia a la fuerza probatoria del testimonio al momento de su
valoración.
127 Agrega: “En cualquier caso, siempre una prueba, una manifestación
probatoria, ofrecerá los dos aspectos, y los dos momentos (si llega a
263
utilizarse en un proceso) de fuente de prueba y de medio de prueba. La
fuente será anterior al proceso e independiente de él; el medio se
formará durante el proceso y pertenecerá a él; la fuente será lo sustancial
y material; el medio será lo adjetivo y formal” (ps. 151, 155/156).
“Todas las pruebas, como fuentes, son preconstituidas o al menos, como
fuentes preexistentes; y son simples, o a constituir en el proceso como
medios” (p. 165).
128 PALACIO, Derecho procesal civil, t. IV, nº 400, p. 333. Devis
Echandía expresa que, en la prueba directa, desde este punto de vista,
“el hecho directamente percibido por el juez, es el hecho mismo objeto
de prueba”, (nº 137, p. 520), y considera como único ejemplo la
inspección judicial.
129 Teoría general de la prueba judicial, t. I, nº 137, p. 520.
130 Tratado de las pruebas judiciales, t. I, Cap. V, EJEA, Buenos Aires,
1971, p. 27.
131 BENTHAM, ob. cit., Cap. VI, ps. 30/31.
132 La prueba indirecta se refiere a los indicios. Cfr. CLARIÁ
OLMEDO, Jorge A.,Tratado de derecho procesal penal, t. V, nº 1182,
ps. 25/26; RUBIANES, Carlos, Manual de derecho procesal penal, t. II,
nº 246, c., Depalma, Buenos Aires, 1979, p. 399. Un rastro (impresión
digital), una huella, un testimonio, un documento, entre otros, son
hechos que, debidamente comprobados, pueden constituir un indicio.
El indicio es todo hecho conocido y debidamente acreditado del cual el
juez —o quien valora la prueba— infiere o deduce, mediante el
raciocinio y las reglas de la experiencia, el hecho a probar. El indicio
causa la presunción (D’ALBORA, Curso de derecho procesal penal, t.
I, Cap. IX, III, nº 84, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1982, ps. 231 y
ss.); los indicios examinados y valorados pasan a constituir prueba
(CSJN, Fallos, 308:640; ED, 120-569, f. 39.715; Fallos, 311:2402).
Como ejemplo de la distinción antes indicada, véase lo expuesto por la
Corte Suprema, en Fallos, 311:608 (ED, 129-106, f. 40.902): “La
circunstancia tenida en cuenta en el pronunciamiento de que los testigos
—dos policías y otros tantos transeúntes— no hayan visto el momento
en que los procesados se apoderaron del aparato electrónico, sólo podría
computarse en su favor desde el punto de vista de la prueba directa, pero
carece de relieve mirada desde el ángulo de la indirecta de presunciones
en que se ha basado la acusación” (consid. 4º). De acuerdo con lo
expuesto en el consid. 2º: “En autos se ha probado la sustracción con
violencia del pasacasete de un automóvil estacionado en la vía pública,
la presencia de dichos acusados a pocos metros de allí, el secuestro en
264
poder de uno de ellos del aparato mencionado, la incautación al otro de
una pinza apta para cortar los cables que unían el artefacto a la
instalación eléctrica del vehículo, el hallazgo a escasa distancia de otra
herramienta hábil para el mismo fin y que uno de los imputados
reconoció que el otro abandonó en su huida el paquete conteniendo lo
robado, aún cuando después rectificó esta manifestación. Sin embargo,
los jueces estimaron que era imposible declarar la responsabilidad penal
de aquéllos en virtud de lo dispuesto por el art. 13 del Código
Procedimiento Criminal”. La Corte Suprema descalificó por
arbitrariedad la sentencia de la Cámara por haber ponderado, en forma
fragmentaria y aislada, la prueba indiciaria. Sobre la valoración de la
prueba, véase Cap. III, pto. 13, acápite g.4. (véase, Fallos, 297:100;
303:2080; 308:460; ED, 120-569, f. 39.715; 311:948, 311:2402; ED,
131-623, f. 41.385; 321:3423, entre otros).
El art. 163, inc. 5º, CPCC establece: “Las presunciones no establecidas
por la ley constituirán prueba cuando se funden en hechos reales y
probados y cuando por su número, precisión, gravedad y concordancia,
produjeren convicción según la naturaleza del juicio, de conformidad
con las reglas de la sana crítica”.
133 En el pto. 10, acápite c. 5. —Cap. III— y nota 48, se ha señalado
la aplicación supletoria del CPP. Esta aplicación supletoria tiende a
resolver el problema de la inexistencia de una disposición legal, para
resolver el caso o la cuestión planteada durante el desarrollo del proceso
—en nuestro caso del procedimiento—. Se trata, según Oderigo, de la
integración de la ley procesal y que consiste en aplicar a una situación
no prevista, una norma establecida para otra situación análoga (el autor
citado explica varios supuestos, según que la norma integrante —
integradora— pertenezca al ordenamiento procesal penal, al
ordenamiento procesal no penal o a un ordenamiento no procesal, y al
modo de concreción, Derecho procesal penal, Depalma, 1975, ps.
28/29). En el caso del sumario administrativo disciplinario el orden de
preferencia será la ley procesal penal, sin perjuicio de que, en algún
supuesto, se tenga que recurrir supletoriamente a la ley procesal civil.
Conviene recordar que el art. 106, RPA —dec. 1759/72, t.o. 1991—
establece: “El Código Procesal Civil y Comercial de la Nación será
aplicable supletoriamente para resolver cuestiones no previstas
expresamente y en tanto no fuere incompatible con el régimen
establecido por la ley de procedimientos administrativos y por este
reglamento”.
134 Cfr. VÉLEZ MARICONDE, Alfredo, Derecho procesal penal, t. I,
265
Cap. VIII, ps. 345/352; en igual sentido CAFFERATA NORES, La
prueba en el proceso penal, nº 13, Depalma, Buenos Aires, 1984, ps.
34/38.
135 El objeto del proceso señala un límite en materia probatoria: el art.
46 RPA—dec. 1759, t.o. 1991— dispone: “La Administración, de
oficio o a pedido de parte, podrá disponer la producción de prueba
respecto de los hechos invocados y que fueren conducentes para la
decisión...”. El art. 364, CPCC, fija: “No podrán producirse prueba sino
sobre hechos que hayan sido articulados por las partes en sus escritos
respectivos...”.
136 Devis Echandía expresa: “Alsina dice que ‘en caso de duda, es
decir, cuando prima facie no se advierte su impertinencia, debe recibirse
la prueba ofrecida, sin perjuicio de apreciar su procedencia en la
sentencia definitiva’” (Tratado de derecho procesal civil, t. II, Ediar,
Buenos Aires, 1942, ps. 184/185; Teoría general de la prueba judicial,
t. I, nº 96, f, p. 347). Un criterio similar sostiene COLOMBO —ob. cit.,
t. I—, coment. al art. 364, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1975, p. 602.
137 La superabundancia, dice Clariá Olmedo, “implica cantidad
excesiva de elementos probatorios referidos a un mismo dato, aunque
todos ellos sean relevantes si se los considera por separado: tres o cuatro
testimonios pueden ser suficientes para acreditar que una persona
acostumbra usar sombreros. Si a ese fin se ofrecen diez testigos, la
recepción de los seis o siete restantes se muestra inútil” (Tratado de
derecho procesal penal, t. V, nº 1183, p. 27).
138 Derecho procesal civil, t. IV, nº 407, Abeledo-Perrot, Buenos Aires,
1992, ps. 359 y 361.
139 “La relevancia guarda estrecha relación con la conducencia”, y
“Hechos conducentes, dice Sentís Melendo, es hecho que conduzca,
que lleve, a algún resultado práctico, a alguna meta” (La prueba —
“Fuentes y medios de prueba”—, p. 282). Se puede decir que la prueba
impertinente es irrelevante o inútil. Resulta impertinente la prueba que
pretende acreditar hechos —o puntos— que no interesa probar para
decidir sobre la existencia de la falta y la responsabilidad del sumariado
en el caso. Colombo expresa: “Son hechos inconducentes aquéllos que
aun probados no tienen gravitación sobre la suerte del pleito” (ob. cit.,
coment. al art. 364, p. 602); ello determina su impertinencia.
140 PALACIO, Derecho procesal civil, t. IV, nº 407, p. 359. El término
admisibilidad en un procedimiento concreto se lo puede vincular con la
pertinencia de la prueba ofrecida, y así se dirá que sólo resulta admisible
aquella prueba relacionada con el hecho constitutivo de su objeto.
266
También se puede sostener que es inadmisible el medio de prueba que
no es idóneo para acreditar el hecho, por ejemplo, Couture menciona
que la prueba de testigos es inadmisible para acreditar la pericia de un
sujeto en un arte u oficio determinado (Fundamentos de derecho
procesal civil, nº 151, Depalma, Buenos Aires, 1973, p. 238); sin
embargo, otros de los ejemplos referidos por Couture (prohibición de
reconocimiento de cartas misivas dirigidas a terceros) se trata de un
supuesto de ilegalidad del medio, véase pto. 13, acápite d.1 y nota 142.
141 Se menciona o se califica de “oportunidad principal” pues, como
se ha dicho, durante la etapa de investigación puede solicitar medidas
probatorias, pero es facultativo del instructor disponer su realización —
véase Cap. III, pto. 11, acápite c); pto. 13, acápite b.4, letra a)—;
además, en esta etapa, el control de la prueba es amplio, pues puede
asistir, por ejemplo, a las declaraciones testimoniales, circunstancia
vedada durante la etapa de investigación, dado su carácter de secreta y
de escasamente contradictoria —véanse notas 50 y 51—. En el pto. 12,
acápite c.2.2, Cap. III, se recordó que la garantía de la defensa en juicio
—art. 18, C.N.—: “Requiere indispensablemente—y en cualquier clase
de juicio— que se oiga al acusado y, además que se le dé alguna
oportunidad para producir la prueba de descargo de que quiera valerse”
(véanse fallos citados de la Corte Suprema en el texto principal y en
notas 38 y 39). Por consiguiente, otorgada la oportunidad de producir
la prueba de descargo, el sumariado debe ejercer su facultad en tiempo
hábil, y el posible rechazo de prueba presentada extemporáneamente,
no importa un menoscabo a la garantía de la defensa en juicio. Sobre el
principio de preclusión, véase nota 42, letras b) y c), y también pto. 10,
acápite c.3.
142 Derecho procesal civil, t. IV, nº 407, p. 360; en relación con normas
de fondo Palacio menciona, entre otras: art. 1036, Cód. Civil: “Las
cartas misivas dirigidas a terceros, aunque en ellas se mencione alguna
obligación, no serán admitidas para su reconocimiento” (sobre la
atenuación de la rigidez del texto conforme la jurisprudencia, t. IV, nº
435, B, ps. 462/463). Respecto de normas procesales: art. 397, CPCC:
“No será admisible el pedido de informes que manifiestamente tienda a
sustituir o a ampliar otro medio de prueba que específicamente
corresponda por la ley o por la naturaleza de los hechos controvertidos”;
art. 427 íd. En materia penal, por ejemplo, la ley penal prohíbe la prueba
de la verdad de la injuria (objeto de prueba), salvo los supuestos de
excepción (art. 111, Cód. Penal: “El acusado de injuria sólo podrá
probar la verdad de la imputación en los casos siguientes: 1) Si la
267
imputación hubiere tenido por objeto defender o garantizar un interés
público actual; 2) Si el hecho atribuido a la persona ofendida, hubiere
dado lugar a un proceso penal; 3) Si el querellante pidiere la prueba de
la imputación dirigida contra él. En estos casos, si se probare la verdad
de las imputaciones, el acusado quedará exento de pena”); por ello
resulta inadmisible tal prueba (sobre el tema, véase CLARIÁ
OLMEDO, Tratado de derecho procesal penal, t. I, nº 332, p. 450 y t.
V, nº 1186, p. 33). De haberse ordenado y producido una prueba
prohibida (si no se advirtió su ilegalidad al admitírsela o recién se
advirtió una vez cumplida), no se podrá utilizar (tener en cuenta), a los
fines de la decisión judicial (o del sumario disciplinario), por resultar
inválida. Conviene recordar el principio establecido por el art. 18, Cód.
Civil: “Los actos prohibidos por las leyes son de ningún valor, si la ley
no designa otro efecto para el caso de contravención”.
143 CLARIÁ OLMEDO, ob. cit., p. 3; véase pto. 13, acápite a.3.1, Cap.
III. Las leyes procesales se deben adecuar a los principios y garantías
constitucionales correctamente entendidos para afianzar la justicia y
promover el bienestar general.
144 El art. 243, CPP prevé una facultad de abstención: “Podrán
abstenerse de testificar en contra del imputado sus parientes colaterales
hasta el cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad; sus
tutores, curadores y pupilos, a menos que el testigo fuere denunciante,
querellante o actor civil, o que el delito aparezca ejecutado en su
perjuicio o contra un pariente suyo de grado igual o más próximo que
el que lo liga con el imputado. Antes de iniciarse la declaración, y bajo
pena de nulidad, el juez advertirá a dichas personas que gozan de esa
facultad, de lo que se dejará constancia”. Sobre la interpretación y
extensión de los arts. 242 y 243, CPP, véase D’ALBORA, Código
Procesal Penal, cit. coment. arts. 242 y 243; CAFFERATA NORES, La
prueba en el proceso penal, nº 35, ps. 96 y ss.
145 PALACIO, Derecho procesal civil, t. IV, nº 470, ps. 577 y ss.
146 Dos hermanos que trabajan en la misma dependencia y se investiga
un hecho, en el cual uno de ellos ha sido sumariado, y se cita a declarar
como testigo al otro.
147 Véase nota 133. Además el art. 53, RPA, dec. 1759/72, t.o. 1991,
establece: “Serán de aplicación supletoria las normas contenidas en los
arts. 419, primera parte, 426, 427, 428 ... del CPCCN”; el art. 427 se
refiere a los testigos excluidos, con lo cual en el procedimiento regido
por tal Reglamento, no se pueden ofrecer como testigos los parientes en
el grado allí previsto.
268
148 Véase nota 126. Además el art. 53, RPA, dec. 1759/72, t.o. 1991,
establece: “Serán de aplicación supletoria las normas contenidas en los
arts. 419, primera parte, 426, 427, 428 ... del CPCCN”; el art. 427 se
refiere a los testigos excluidos, con lo cual en el procedimiento regido
por tal Reglamento, no se pueden ofrecer como testigos los parientes en
el grado allí previsto.
149 DEVIS ECHANDÍA, Hernando, Teoría general de la prueba
judicial, t. I, nº 142, ps. 557 y 559; PALACIO, Derecho procesal civil,
t. IV, nº 403, letra d), ps. 339/342.
150 CLARIÁ OLMEDO, Tratado de derecho procesal penal, t. I, nº
331, p. 449. El art. 206, CPP establece: “No regirán en la instrucción
las limitaciones establecidas por las leyes civiles respecto de la prueba,
con excepción de las relativas al estado civil de las personas”; sobre la
interpretación de tal disposición, véase D’ALBORA, Código procesal
penal, cit., coment. al art. 206; CLARIÁ OLMEDO, t. I, nº 332, esp. p.
451, t. V, nº 1186, esp. ps. 33/34; CAFFERATA NORES, La prueba en
el proceso penal, nº 12, ps. 28/29; MAIER, Julio, Derecho procesal
argentino, t. 1B “Fundamentos”, parág. 8, Hammurabi, Buenos Aires,
1989, ps. 586/589; cfr. PALACIO, Derecho procesal civil, t. IV, nº 401,
ps. 336/342. Véase pto. 13, acápite d.1.4.4.
151 Tratado de derecho procesal penal, t. V, nº 1186, p. 32, quien
agrega: “Cuando se dice que todo objeto de prueba puede ser traído al
proceso por cualquier medio, debe entenderse que el procedimiento
probatorio ha de ser en todos los casos alguno de los taxativamente
contenidos en la ley. Si las circunstancias exigieran un apartamiento
justificable, el límite siempre estará impuesto por el respeto a las
garantías individuales, y a la facultad de contralor cuando la ley lo
acuerda”. La defensa en juicio comprende además de la posibilidad de
ser oído, el de ofrecer y controlar la prueba a realizarse; este último
aspecto, en el proceso penal, cuando se trata de ciertos supuestos, no
resulta de fácil solución y sin ingresar a tal ríspido tema, ajeno a nuestra
a materia, D’ALBORA, coment. al art. 249, b) identidad, ps. 544/546,
ps. 532/533, art. 355, párr. 6º, ps. 781/82, 2002.
152 Cfr. art. 397, 1º párr., CPCC y nota 135. Lo expuesto no debe
confundir con aquellos casos donde el dato probatorio ingresa por el
uso combinado de más de un medio de prueba; v.gr., cuando el hecho
controvertido permita la compulsa de los libros de Comercio, además
de ofrecerla como prueba documental, la compulsa requiere la posesión
de conocimientos técnicos, lo que se realizará a través de peritos
contadores conforme los puntos de pericia ofrecidas. También se puede
269
ingresar una historia clínica, radiografías, análisis clínicos, etc., pero
tales elementos, sin perjuicio del dato que por sí permitan inferir,
requieren que alguien con conocimientos técnicos formule su
apreciación, para lo cual se requiere la prueba pericial.
153 PALACIO, Derecho procesal civil, t. IV, nº 401, p. 341, donde cita
los distintos precedentes que en sede civil fueron admitiendo algunas
de las probanzas mencionadas (art. 475, CPCC). Las fotografías
(reproducciones fotográficas), filmaciones (reproducciones
cinematográficas), grabación de conversaciones (registraciones
fonográficas), constituyen objetos, de los cuales surgen datos
probatorios, pero su valor de convicción dependerá, en especial, cuando
no son reconocidos, de la posibilidad de poder verificar su autenticidad,
que sea fidedigno. Por ejemplo, si se trata de una conversación, además,
de lograr la identificación de la voz, para evitar algún tipo de imitación,
los expertos tendrían que señalar que la conversación no ha sido
artificiosamente armada (un truco), ello sin perjuicio de ponderar el
modo —medio lícito— en que fue obtenida (cfr. PALACIO, nº 439, ps.
471/472 y nota 150); igual situación se puede presentar con las
fotografías o filmaciones, u otras fuentes de prueba (la prueba
informática). Al momento de la valoración se apreciará, conforme las
reglas de la sana crítica, su eficacia probatoria.
154 Véanse las citas de nota 150.
155 También resol. PTN nº 27/01, del 20/3/01, en expte. 102.092/95,
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos; se trató de un supuesto
donde el instructor, al emitir el informe previsto en el art. 115, R.I.A,
dec. 467/99 (art. 88, R.I., dec. 1798/80), valoró las probanzas
producidas a solicitud de otros cosumariados. También se indicó: “La
Corte Suprema de Justicia de la Nación ha señalado que reconoce base
constitucional la necesidad de acordar primacía a la verdad jurídica y si
el instructor no hubiera ponderado tales diligencias legítimamente
ingresadas habría incurrido en una renuncia consciente a la verdad
material lo cual es incompatible con el servicio de justicia” (Fallos,
238:550; 302:1611; 310:2456, entre otros; cfr. “Dictámenes”, 203:47 y
204:61, entre otros, y art. 1º, letra f], pto. 2, ley 19.549)” (“Dictámenes”,
236:596).
156 Curso de derecho procesal penal, t. I, nº 59, p. 151.
157 Derecho procesal civil, t. IV, nº 408, esp. ps. 362/363.
158 Teoría general del proceso, t. I, Universidad, 1984, Buenos Aires,
p. 48; del mismo autor Teoría general de la prueba judicial, Cap. XVII,
quien considera a la carga como una facultad o poder de ejecutar,
270
libremente ciertos actos o adoptar cierta conducta prevista en la norma
para beneficio y en interés propio, pero cuya inobservancia le acarrea
consecuencias desfavorables, nº 121, ps. 420/21, en el nº 123 da el
concepto de carga procesal.
159 Teoría general del proceso, t. I, p. 49.
160 Se puede indicar que el sumariado debe estar interesado en que
aparezca “la prueba de los hechos que constituyan (su) exoneración de
responsabilidad o atenuaciones de ella”, y ello depende de su
colaboración en tal sentido. Véase art. 94, R.I.A., dec. 467/99.
161 Además de los autores ya citados, Devis Echandía expresa:
“Entiéndese por verdad procesal la que surge del proceso, es decir, la
que consta en los elementos probatorios y de convicción allegados a los
autos” (Teoría general del proceso, t. I, nº 11, j, p. 26); como señalara
Tomás de Aquino, los jueces “deben juzgar según las pruebas que les
han sido presentadas” (S.T., II-II, q.67, a.2., 1obj.); véase nota 77, pto.
5 y fallos de nota 78.
162 DEVIS ECHANDÍA, Teoría general de la prueba judicial, t. I, nos.
25 y 27, ps. 84, 95 y ss.; PALACIO, ob. cit., t. IV, nº 420, p. 411.
163 D’ALBORA, Código Procesal Penal, cit., 2002, ps. 464 y ss.;
CAFFERATA NORES, La prueba en el proceso penal, nº 14, ps. 38 y
ss.; VÉLEZ MARICONDE, Derecho procesal penal, t. I, Cap. VIII, ps.
352 y ss.
164 En el derogado Cód. de Procedimientos en Materia Penal —ley
2372—, por ejemplo, el art. 305 establecía, en relación con la prueba de
testigos: “Los jueces apreciarán al resolver, según las reglas de la sana
crítica, la fuerza probatoria de las declaraciones”, pero inmediatamente
en el art. 306, el legislador se inclinaba por el sistema de prueba legal:
“La declaración de dos testigos hábiles, contestes en el hecho, lugar y
tiempo y de buena reputación o fama, podrá ser invocada por el juez
como plena prueba de lo que afirmaren”, D’ALBORA, Curso de
derecho procesal penal, t. I, nº 60, p. 154, quien indica otros supuestos
sobre la recepción del sistema de la prueba legal en dicho Código.
165 “Valoración de la prueba”, ob. cit., p. 263.
166 Sentís Melendo, en el artículo “Valoración de la prueba” se refiere
a tal noción (ps. 266/281).
167 Fundamentos de derecho procesal civil, nº 171, Depalma, 1973, ps.
270/271. También expresa que las “presunciones judiciales son sana
crítica y no libre convicción, ya que ellas deben necesariamente
apoyarse en hechos probados y no en otras presunciones; deben,
además, encadenarse lógicamente de tal manera que conduzcan sin
271
violencia hasta el resultado admitido”, nº 174, p. 274.
168 Derecho procesal penal, t. I, Cap. VIII, ps. 361 y 363.
169 En el pto. 2 de la nota 77, se señaló que el acto de conocer es un
acto inmanente, pues el sujeto cognoscente recibe de modo inmaterial,
de forma intencional, el objeto que conoce, el cual es un objeto real,
distinto y trascendente a quién conoce. La intencionalidad, en este caso,
significa la propiedad del conocimiento de tender hacia un ente distinto
de sí y también la propiedad del sujeto cognoscente por la cual puede
recibir “en sí”, de un modo inmaterial la forma del objeto conocido; la
presencia intencional del objeto conocido (la acepción más común de
la palabra “intención” se refiere al acto de la voluntad guiada por la
razón práctica, cuando tiende a un fin a través de ciertos medios; hace
referencia al acto voluntario). El acto de conocer (directo) es inmaterial
pues el conocimiento de los entes materiales (naturales) se realiza
mediante un proceso de inmaterialización (o desmaterialización); a
través de la abstracción, los objetos de conocimiento son separados
mentalmente de sus condiciones individuales y materiales de su
existencia. También existe el conocimiento reflejo o reflexivo (de
segunda intención). La reflexión es la capacidad intelectual específica
del hombre, de volver sobre sí y conocer el conocimiento mismo e
incluso conocer al sujeto cognoscente (de modo que no sólo conozco
algo, un perro, sino que volviendo sobre mí, conozco que lo conozco y
me conozco a mí mismo: “...lo primero que el entendimiento humano
conoce, es su objeto; lo segundo, el acto mismo, con que conoce el
objeto; y en fin por el acto es conocido el entendimiento mismo, cuya
perfección es su entender”, S.T., I, q.87, a.3.). El acto de conocer
importa, por un lado, una actividad psíquica, algo producido en y por el
intelecto del sujeto cognoscente (consideración psicológica); por otro
lado, también implica la presencia intencional del objeto conocido en
nuestra mente, la presencia por ej. del perro que conozco, que pertenece
al reino de la realidad y no al reino de lo psíquico; “es la presencia en
nuestra mente de algo totalmente distinto de la naturaleza de esa mente
y de sus actos” (Casaubon). En el hombre se da un conocimiento de los
sentidos, y un conocimiento intelectual, pero, ambos parten de la
experiencia, de los sentidos. Mientras los sentidos sólo captan entes
singulares materiales, la inteligencia o razón llega a conceptos
universales y abstractos del ser o esencia de las cosas, materiales o
inmateriales (sobre el conocimiento humano, véase CASAUBON, Juan
A., Introducción al Derecho. La actividad cognoscitiva del hombre, vol.
2, Ariel, Buenos Aires, 1979, ps. 12/27; BLANCO, Guillermo P., Curso
272
de antropología filosófica, caps. IV y VI, Educa, Buenos Aires, 2002;
DERISI, Octavio, La doctrina de la inteligencia de Aristóteles a Santo
Tomás, Club de Lectores, Buenos Aires, 1980; LAMAS, Félix A., La
experiencia jurídica, Buenos Aires, 1991; VERNEAUX, Roger,
Filosofía del hombre, Herder, Barcelona, 1985).
170 MARITAIN, Jacques, El orden de los conceptos, nº 61, Club de
Lectores, Buenos Aires, 1984, p. 205.
171 Ídem, nº 1, ps. 13 y 23.
172 CASAUBON, Juan A., Nociones generales de lógica y filosofía,
Ángel Estrada, Buenos Aires, 1981, p. 22; Educa, 2001; sobre estos
temas que se desarrollan brevemente en la parte principal, véase
también MARITAIN, ob. cit.; SANGUINETI, Juan J., Lógica, Eunsa,
Pamplona, 2000.
173 CASAUBON, ob. cit., p. 21.
174 Idem, p. 22.
175 El concepto es un signo. El signo se puede definir como aquello
que representa, o hace conocer algo distinto de sí mismo a una potencia
cognoscente. Por ejemplo el pulso acelerado es signo de enfermedad o
emoción; el humo es signo del fuego; las palabras son signos de los
conceptos y, por su intermedio, de las cosas. El signo tiene una doble
relación: 1) la relación a la cosa significada; 2) la relación a la potencia
cognoscitiva del que lo usa o capta como tal (CASAUBON, ob. cit., p.
33). 1) En relación con la cosa significada los signos se dividen en
naturales y convencionales (o arbitrarios). El humo es signo natural del
fuego (la relación es real, pues por su propia naturaleza el humo es signo
del fuego, nos hace conocer la presencia del fuego). La palabra (el
lenguaje) es un signo convencional o arbitrario; la relación entre el
signo y la cosa significada es sólo de razón, pues es creada por la razón
humana. 2) En relación con la potencia del cognoscente los signos se
dividen en instrumentales y formales. El signo instrumental es una cosa
exterior (el humo, el pulso, la luz verde, las palabras) que, conocida
primero como objeto, hace conocer después la cosa significada. Primero
conocemos el humo y de allí pasamos a conocer el fuego. El semáforo
con la luz verde nos hace conocer que podemos circular. El signo formal
es interior. Este signo no es conocido como un objeto desde el cual
pasamos a conocer el objeto significado, sino que en el signo mismo se
hace presente inmediatamente el objeto significado (CASAUBON, ob.
cit., ps. 33/34).
176 Cfr. LAMAS, Félix, “Lenguaje, dialéctica y metodología jurídica”,
Revista Internacional de Filosofía Práctica, Circa Humana Philosophia,
273
Buenos Aires, 2003, ps. 23 y ss.
177 LAMAS, Félix, “Dialéctica y Derecho”, Circa Humana
Philosophia, III, Buenos Aires, 1998, ps. 20/21.
178 El razonamiento, para Aristóteles, es “un discurso en el que,
sentadas ciertas cosas, necesariamente se da a la vez, a través de lo
establecido, algo distinto de lo establecido” (Tópicos, I, 100a25-27,
Gredos, Madrid, 2000). Además, de la estructura del razonamiento, de
sus formas, a Aristóteles le interesa los posibles usos y contenidos del
razonamiento. En ciertos ámbitos se razona con premisas verdaderas,
y, en otras, a partir de premisas probables o verosímiles. El silogismo
científico es llamado por Aristóteles “silogismo demostrativo” o
“demostración”, en el cual el contenido de las premisas son “cosas
verdaderas y primordiales”, por lo tanto, la conclusión será un
conocimiento necesario y verdadero. En la dialéctica el razonamiento
recae sobre una materia probable, por lo cual se podrá alcanzar un grado
de certeza adecuado a la materia en la que se discurre (el ámbito de la
deliberación de los asuntos morales, políticos o jurídicos); por
consiguiente, la verdad no será necesaria sino verdad probable (véase
pto. 13, acápite g.3.2.7. y notas 191 y 193). El objetivo de la dialéctica
“es encontrar un método a partir del cual podamos razonar sobre todo
problema que se nos proponga a partir de cosas plausibles, y gracias al
cual, si nosotros mismos sostenemos un enunciado, no digamos nada
que le sea contrario” (ARISTÓTELES, Tópicos, I,100a-20); también
indica cuáles son las “cosas plausibles” (“las que parecen bien a todos,
o a la mayoría, o a los sabios, y, entre estos últimos, a todos, o a la
mayoría, o a los más conocidos y reputados”, Tópicos, I.100b21-24).
La forma y el contenido no se pueden escindir en los razonamientos. Si
razonamos con premisas verdaderas estamos ante el silogismo
científico o demostración; si razonamos con cosas plausibles estamos
ante el razonamiento dialéctico. En cada caso, se arribará a una certeza
o verdad que guardará conveniencia con la naturaleza del asunto en
discusión.
179 MARITAIN, ob. cit., nº 66, p. 217.
180 Ídem, nº 66, ps. 217/218 y nº 95, p. 332.
181 Ídem, nº 2, p. 14 y nº 60, p. 201.
182 El otro extremo del razonamiento judicial, también en el sumario
disciplinario, es la norma jurídica que se debe aplicar. Se trata de un
razonamiento práctico (Tomás de Aquino, en este tipo de razonamiento,
hace referencia al silogismo práctico o silogismo prudencial) en donde
el principio práctico o norma se ubica de premisa mayor, y las
274
circunstancias de hecho al que se debe aplicar ese principio, el de
premisa menor (MASSINI, Carlos, La prudencia jurídica, Abeledo-
Perrot, Buenos Aires, 1983, ps. 74 y ss., donde cita S.T., II-II, q.49, a.2.
y 1obj.; del mismo autor “Introducción a la lógica judicial”, en La
función judicial, Depalma, Buenos Aires, 1984, ps. 48 y ss.; cfr. S.T.,
I-II, q. 76, a.1.).
183 Véase MASSINI, ob. cit.
184 La experiencia es el punto de partida del conocimiento y el origen
de los saberes; sobre este tema véase LAMAS, Félix A., La experiencia
jurídica, Lib. I, Buenos Aires, 1991, ps. 3/276.
185 Véase pto. 13, acápite g.3.2.1, letra b) y nota 178.
186 Principio, señala Aristóteles, es aquello de lo cual algo procede, sea
en la línea del ser, del obrar o del conocer (Metafísica, Lib. V, Cap. 1,
Porrúa, México, 1992, p. 76); S.T., I, q. 33, a. 1. “...Llamamos principio
a todo aquello de lo cual algo procede, de cualquier manera que sea”.
187 Sobre el tema de los primeros principios, LAMAS, Félix A.,
“Percepción e inteligencia jurídicas. Los principios y los límites de la
dialéctica”, en Los principios y el derecho natural, en la metodología de
las ciencias prácticas, Educa, Buenos Aires, 2001, ps. 39/41, y La
experiencia jurídica, cit., ps. 267 y ss.
188 En la nota 77, pto. 4, se menciona la distinción entre el
conocimiento especulativo y el práctico; por eso los primeros principios
pueden ser especulativos o prácticos según rija la razón especulativa o
la razón práctica.
189 Otros principios especulativos son: el principio de causalidad —
“todo ente contingente tiene una causa”— (causa es aquello de lo que
se sigue el ser de otro, o “el principio positivo de donde algo procede
realmente, con dependencia en el ser”). El principio de finalidad: “Todo
agente obra por un fin” (Suma Contra Gentiles, Libro III, Cap. 2; S.T.,
I, q.44, a.4.; I-II., q.1, a.2.). El principio de razón de ser: “todo ente tiene
una razón de ser, intrínseca o extrínseca”. También se habla del
principio de razón suficiente, en virtud del cual, expresa Gustavo E.
Ponferrada, “consideramos que no podría hallarse ningún hecho
verdadero o existente ni ninguna enunciación verdadera sin que haya
razón suficiente para que sea así y no de otro modo”, p. 200; según
dicho autor, no obstante haber sido adoptado por algunos tomistas,
dicho “principio es una fórmula abreviada de las distintas formas de
causalidad y del modo de ser de la esencia”, p. 202 (PONFERRADA,
Gustavo E., “Los primeros principios”, Sapientia, vol. XXXIV, UCA,
1979, ps. 171/206). El primer principio práctico, en el orden ético o del
275
obrar, es “el bien debe hacerse y el mal evitarse”. “...Y así como el ser
(el ente) es lo primero que se aprehende absolutamente, así el bien es lo
primero que cae bajo la aprehensión de la razón práctica, que se ordena
a la operación; porque todo agente obra por un fin, que tiene razón de
bien. Y por esto el primer principio en la razón práctica es el que se
funda sobre la razón del bien, que es: El bien es lo que todos apetecen.
Luego, éste es el primer precepto (primer principio) de la ley de la
naturaleza (ley natural): que el bien debe hacerse y procurarse
(buscarse), y evitarse el mal. Y sobre éste se fundan todos los demás
preceptos de la ley de la naturaleza (ley natural); para que todas aquellas
cosas a hacer o a evitar que la razón práctica naturalmente aprehende
que son bienes humanos pertenezcan a los preceptos de la ley. Mas por
cuanto el bien tiene razón de fin y el mal razón de contrario, síguese
que todo aquello a que tiene el hombre inclinación natural, la razón
naturalmente lo aprehende como bueno, y por consiguiente como que
debe ejecutarlo, y lo contrario como malo y digno de evitarse...” (S.T.,
I-II, q.94, a.2.); “en las ciencias prácticas los principios se denominan
normas, leyes, reglas” y “un principio operativo es una regulación de
los actos humanos en orden a un determinado fin: la norma no expresa
lo que es, sino lo que debe ser o, mejor, lo que el hombre ha de hacer
para conseguir una finalidad” (SANGUINETI, p. 216).
190 Ello exige también la cita de la página o foja, de donde surge cada
dato probatorio. Esta referencia muchas veces no se realiza, y tal
omisión dificulta la actividad de controlar que la conclusión se sustenta
en los datos probatorios incorporados. Una decisión es arbitraria si no
cuenta con tal respaldo, pues resulta ser el resultado de la voluntad del
que la dicta y no de los elementos incorporados.
191 Ética Nicomaquea, Libro I, Lección 3, p. 23. Tomás de Aquino al
comentar esa lección agrega: “El modo de hacer ver la verdad en
cualquier ciencia debe guardar una conveniencia con lo que subyace
como materia en esa ciencia...la certeza no puede ser hallada ni debe ser
requerida de igual manera en todos los discursos por los que razonamos
sobre alguna cosa” (nº 32). “Porque al hombre que es versado o bien
instruido pertenece buscar tanta certeza en cada materia cuando la
naturaleza de la cosa lo permita. Pero no puede existir tanta certeza en
materia variable y contingente como la que existe en materia necesaria,
que siempre es de la misma manera” (nº 36; Comentario de la Ética a
Nicomaco, Lib. I, lec. 3, Centro de Antropología Filosófica y
Cultural—CIAFIC—, 1983, ps. 10/11).
192 Sobre este aspecto de la certeza absoluta y condicionada:
276
metafísica, física y moral, véase CASAUBON, Nociones generales...,
cit., p. 94; ROGER VERNEAUX, Epistemología general, Herder,
Barcelona, 1979, ps. 141/145. Véase nota 178.
193 Véase nota 77, pto. 5.
194 Véase fallos citados en el pto. 13, acápite f.2.1.
195 El pto. XV de la reglamentación al art. 41, EPCAPN, dec. ley
6666/57, fijaba: “La confesión del acusado hace prueba en su contra y
podrá con ello darse por terminada la instrucción, salvo que las
circunstancias que rodean el hecho investigado y otros elementos de
juicio documentados en la misma, dieran base para su prosecución a los
efectos de mejor esclarecimiento”. Al comentar D’Albora, lo dispuesto
por el art. 316, C.P.M.P., ley 2372, señala que se trataba de una prueba
legal (Curso de derecho procesal penal, t. I, nº 87, ps. 235 y ss.). En el
tema de la confesión se sigue lo expuesto por dicho autor, y también a
CLARIÁ OLMEDO, Tratado de derecho procesal penal, t. V, nº 1212
y ss. El art. 408, CPP, ley 23.984, referente al juicio correccional
establece: “Si el imputado confesara circunstanciada y llanamente su
culpabilidad, podrá omitirse la recepción de la prueba tendiente a
acreditarla, siempre que estuvieren de acuerdo el juez, el fiscal, la parte
querellante y el defensor”. El art. 8º, pto. 3, Convención Americana
sobre Derechos Humanos, aprobada por ley 23.054, fija: “La confesión
del inculpado solamente es válida si es hecha sin coacción de ninguna
naturaleza”.
196 El hecho imputado es la comisión de una presunta falta
disciplinaria. Palacio, con relación al proceso civil, define a la
confesión: “como la declaración emitida por cualquiera de las partes
respecto de la verdad de hechos pasados, relativos a su actuación
personal, desfavorables para ella y favorables para la otra parte”
(Derecho procesal civil, t. IV, nº 447, b, p. 491).
197 Véase el art. 317, C.P.M.P., ley 2372, actualmente derogado.
198 CLARIÁ OLMEDO, Tratado de derecho procesal penal, cit., nº
1220, p. 105; art. 318, del derogado C.P.M.P.
199 Ídem, t. V, nº 1221, p. 107.
200 Ídem, t. V, nº 1221, p. 107. En Fallos, 298:240, en un caso de
competencia originaria de la Corte Suprema, donde aplicó el C.P.M.P.,
ley 2372, el máximo tribunal señaló: “La confesión calificada del
procesado (art. 317 del Código de forma) no es, en el caso, divisible en
su contra (art. 318 ídem). En este sentido ha de destacarse que los
motivos expresados por J...para atenuar o excusar su responsabilidad no
han quedado desvirtuados en el proceso, al menos en el grado necesario
277
para que este tribunal pueda llegar a la convicción de que es autor de un
hecho delictuoso” (consid. 3º). La mendacidad puede importar una
presunción grave para dividir la confesión: “las versiones de los
encausados son inaceptables, y se tornan, en rigor, en cuanto a la
mentira que encierran, en presunciones graves de su culpabilidad, pues
si bien nadie está obligado a declarar en su contra, el apartarse
deliberada y ostensiblemente de lo cierto rindiendo datos falsos y por
ende carentes de la mínima corroboración, es elemento que puede ser
ponderado en los términos de las previsiones estipuladas por los arts.
357 y 358 del Cód. Proc. Crim., para acreditar con ello la
responsabilidad de los acusados” (CNCrim., Sala I, ED, 144-670, f.
43.867).
201 CLARIÁ OLMEDO, ob. cit., t. V, nº 1221, ps. 107/108. La
explicación en este acápite se sustenta en disposiciones procesales
penales por las razones vertidas en la nota 48 (véanse también notas 34
y 133), pero ello no implica identificar el sumario disciplinario con el
proceso penal. Como se dijo en la nota 1 y se reitera, el derecho
disciplinario integra el derecho administrativo y no forma parte, no
integra, el derecho penal.
202 El posible reconocimiento formulado por el agente al declarar a
tenor del art. 62, R.I.A., dec. 467/99, sólo adquiere el carácter de
confesión, si lo vuelve a expresar al declarar a tenor del art. 61, pues si
en dicha oportunidad no comparece (se lo debe citar dos veces, art. 66),
o si al comparecer se niega a declarar, aquella manifestación se podrá
valorar según las reglas de la sana crítica y podrá constituir un indicio
según las circunstancias del caso.
203 Véase CSJN, Fallos, 281:177 y 324:3593 —Cap. IV, del Dictamen
del procurador general, ps. 3597/98—; véase pto. 13, acápite a.3.1, Cap.
III, y nota 143.
204 “Si no quisiere firmar se interpretará como negativa a declarar”,
art. 72, R.I.A., dec. 467/99 (art. 48, R.I., dec. 1798/80).
205 Cfr. los artículos antes citados. Se presupone que la persona goza
del perfecto uso de sus facultades mentales.
206 La materialidad del hecho se tiene que acreditar con otras pruebas
y a partir de tal situación la confesión produce efectos legales. En otras
palabras, la simple manifestación de voluntad del sumariado de haber
cometido una falta disciplinaria, no basta para que la confesión
produzca efectos, sino que se debe contar con alguna prueba que pueda
sustentar tal dicho. El art. 316, C.P.M.P., ley 2372, en su inc. 7º exigía,
para que la confesión tenga efectos legales, “que la existencia del delito
278
esté legalmente comprobada y la confesión concuerde con sus
circunstancias y accidentes”.
207 La verdad jurídica objetiva, o verdad material. En el artículo “La
Procuración del Tesoro y el procedimiento administrativo
disciplinario”, D’Albora señala que “también el art. 70 (R.I., dec.
1798/80, similar al vigente), regulador de la confesión, determina el
imperio del principio de la verdad histórica”, RPTN, nº 19, p. 29; Cap.
III, pto. 12, acápite c.1.1, nota 78, y acápite d.1.1.
208 Véase pto. 13, acápites d.1.2 y d.1.3, Cap. III.
209 Desde ya se le hará saber que presta “juramento o promesa de decir
verdad” (art. 82) y se cumplirá con el interrogatorio de las denominadas
“generales de la ley” (art. 83); véase nota 126.
210 El deber mencionado es el previsto en el art. 23, inc. i), LMREPN:
“Concurrir a la citación por la instrucción de un sumario, cuando se lo
requiera en calidad de testigo”; art. 27, inc. h), RJBFP. Cuando
concluye la relación de empleo público cesa este deber.
211 La última parte importa la distinción entre el testigo directo y el
testigo de oídas o de referencia; sobre tal punto, PALACIO, Derecho
procesal civil, t. IV, nº 466, ps. 565/566.
212 En “Dictámenes”, 80:145, 1962, se señaló que “la omisión del
juramento de los testigos, en las declaraciones que figuran en el sumario
invalida las mismas (ALSINA, ob. cit., t. I, p. 649)”, previamente se
mencionó que el pto. VI, de la Reglamentación del art. 41 del EPCAPN,
dec. 6666/57, aprobada por dec. 1471/58, prescribe: “...y constancia de
la habérsele requerido juramento de decir verdad de cuanto le fuera
preguntado...”.
213 PALACIO, Derecho procesal civil, t. IV, nº 486, letra c), p. 654,
dicho autor manifiesta que “el sistema de la sana crítica... no se
compadece con la exclusión de la eficacia probatoria de la declaración
prestada por un testigo único”.
214 En “Dictámenes”, 151:590, RPTN, nº 10, p. 185, se ha hecho
referencia al Careo.
215 Véase también pto. 10, acápite c.2.2, y nota 38; pto. 10, acápite c.4.
y nota.
46. Resulta conveniente recordar que el anterior Código de
Procedimientos en Material Penal (ley 2372), en su art. 180, señalaba
que durante la instrucción “no habrá debates ni defensas pero las partes
podrán...proponer las diligencias que juzguen convenientes, y el Juez
deberá decretarlas, siempre que las repute conducentes al
esclarecimiento de los hechos. La negativa del Juez no dará lugar a
279
recurso alguno...”. El nuevo Código (ley 23.984), en el art. 199
establece: “Las partes, podrán proponer diligencias. El juez las
practicará cuando las considere pertinentes y útiles; su resolución será
irrecurrible”.
216 Si el titular de la Oficina de Sumarios fuera quien se desempeñase
como instructor, véanse los “Dictámenes”, 224:215, RPTN, nº 29, p.
306, y 232:210, RPTN, nº 33, p. 672.
217 Durante la vigencia del EPCAPN, el pto. VI de la reglamentación
del art. 41, preveía recibir declaración, “al imputado o presunto autor o
responsable, no podrá exigírsele el juramento expresado”. Como se
aplicaba supletoriamente el Cód. Procesal en Materia Penal (ley 2372),
se requería la vinculación al sumario, a través de la convocatoria a
prestar declaración indagatoria (art. 236, párr. 1º), para constituirlo
como parte, “Dictámenes”, 137:1, pto. II, y 152:262, pto. III, RPTN, nº
11, p. 12.
218 Véase pto. 12, acápite b.4.2 y nota 73, Cap. III.
219 Véase en nota 42, cuando el acto procesal precluye, según lo dicho
por la Corte Suprema en Fallos, 272:188.
220 Véase nota 51, y lo expuesto en el pto. 10, acápite c.4, sobre el
sumario como procedimiento especial y los medios impugnativos,
como la nota 46, para comprender que la citación a prestar declaración
como sumariado no resulta recurrible.
221 Véase pto. 12, acápite b.4.2, Cap. III, y los Dictámenes allí citados.
222 En dicho dictamen se explicitan las razones por las cuales dentro
de las “observaciones del caso, fijando un plazo no mayor de diez (10)
días, para su diligenciamiento y nueva elevación” que el superior puede
realizar devolviendo el expediente al instructor, de acuerdo con el art.
118, R.I.A., dec. 467/99, no se encuentra la de vincular a un agente
como sumariado. También en esa opinión se desarrolla cuál es la tarea
de supervisión durante la etapa de investigación.
223 Cfr. pto. 13, acápite f.1.2 y acápite h.1, Cap. III. En “Dictámenes”,
243:612, luego de indicarse los motivos por los cuales la declaración
del sumariado es un medio de defensa, también se señaló que similar
naturaleza asume la declaración del simple imputado, por lo que no se
debía considerar “una medida probatoria”.
224 No obstante las diferencias entre el sumario administrativo
disciplinario y el proceso penal, para este tema se ha tenido en cuenta
el curso de D’ALBORA, Derecho procesal penal, t. I, nº 49, ps. 130 y
ss., como su comentario al Código Procesal Penal; CLARIÁ
OLMEDO, Tratado de derecho procesal penal, t. IV, nos. 1119 y ss.
280
225 Como se dijo en la nota 48, la Corte Suprema tiene decidido “que
la garantía constitucional de no ser obligado a declarar contra sí mismo
sólo rige en materia penal, Fallos, 238:416; 240:416 y otros”, y no
cuando se trata de absolver posiciones (Fallos, 253:493). Por eso, la
aplicación supletoria de la ley procesal penal, resulta mas adecuada a
los problemas que se pueden presentar con la declaración del sumariado
o del simple imputado. El art. 8º, pto. 2, inc. g), de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, respecto del inculpado en el
proceso penal, establece el “derecho a no ser obligado a declarar contra
sí mismo, ni a declararse culpable”; de modo similar el art. 14, pto. 3º,
inc. g), del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos —art.
75, inc. 22, C.N.—. A su vez, el canon 1728, inc. 2º, del Código de
Derecho Canónico prevé: “El acusado no tiene obligación de confesar
el delito, ni puede pedírsele juramento” (B.A.C., 1985).
226 Véase nota 116 y pto. 13, acápite a.3.1.
227 Véase nota anterior y pto. 13, acápite a.3.1, notas 116 y 117, y
acápite h.4.2, Cap. III.
228 En el proceso penal se ha decidido que la omisión de relevarlo del
juramento trae aparejada la nulidad de la declaración: CCrim. y Correc.,
Sala I, ED, 142-114, f. 43.351; CNCP, Sala IV, ED, 161-340, f. 46.259.
229 Véanse ptos. 10, acápite c.2.2, y notas 38 y 39.
230 Véanse pto. 12, acápite c.1.1; nota 77, nº 5; pto. 13, acápite h), 4.3.1
y nota 199.
231 Véanse nota 116, pto. 13, acápite a.3.1.
232 Véase nota 200.
233 Conviene aclarar que la persona que concurre a declarar a tenor del
art. 62, R.I.A., dec. 467/99 (art. 40, 2º párr., R.I., dec. 1798/80) tiene la
posibilidad de exponer todo aquello que sirva para aclarar una situación
que, en principio, aparece como dudosa; véase lo señalado en el pto. 14,
acápite a.2, Cap. III.
234 Véase lo expuesto en el Cap. III, pto. 10, acápites b, c.2, c.2.1, c.2.2;
notas 38 y 39.
235 D’ÁLBORA, Curso de derecho procesal, cit., t. I, nº 49, p. 131.
236 Ibídem.
237 Sobre prueba de confesión, véase pto. 13, acápites h.1, a h.4.3.
238 Véase nota 39; Fallos, 324:3593, Cap. IV, del Dictamen del
procurador general.
239 Por eso la importancia de que, en la citación, se haga saber este
derecho.
240 El art. 23 de la reglamentación aprobada por dec. 1421/02 en el inc.
281
a), pto. 4, establece como deber el “mantener permanentemente
actualizada la información referente al domicilio”; también en su
momento la reglamentación aprobada por dec. 1797/80, con relación al
art. 27, inc. a), en el pto. 7, fijaba similar deber.
241 Lo expuesto no es óbice para que de acuerdo a las circunstancias
del caso, se pueda averiguar el último domicilio que registre en la
Cámara Nacional Electoral y también librar una citación a dicho
domicilio. Todo ello, para lograr que la persona citada sepa que ha sido
convocada, sin perjuicio que resulte facultativa su concurrencia.
242 En doctrina, una parte de los autores considera que el poder
disciplinario y sus sanciones están condicionados a la existencia de la
relación jurídica entre el agente público y la Administración Pública
(VILLEGAS BASAVILBASO, ob. cit., t. III, nº 357, p. 530; FIORINI,
Bartolomé, Derecho administrativo, t. I, Cap. VII.10, Abeledo-Perrot,
Buenos Aires, 1976, p. 856; BIELSA, Rafael, Derecho administrativo,
t. III, Depalma, Buenos Aires, 1956, quien señala que extinguida tal
vinculación, la “pena disciplinaria no tiene objeto”, ya que a través de
la sanción se trata de mejorar el servicio a través de mejorar al agente
que lo preste, nº 577, p. 293; nº 578, p. 294, y nota 133). Marienhoff no
coincide con la doctrina expuesta, pues “para resolver si una sanción
disciplinaria puede o no aplicarse aún después de terminada la relación
de empleo público”, resulta “indispensable saber si la Administración
Pública conocía, pudo o debió conocer los hechos que justifican la
sanción disciplinaria a aplicar (cesantía, exoneración, etc.)”. Por eso:
“La Administración, pues, ejercitando su poder disciplinario, puede
dejar cesante al renunciante, con renuncia aceptada, o exonerar al mero
cesante, si en las respectivas oportunidades ignoraba o desconocía las
razones que después supo y requerían la cesantía —en lugar de la
aceptación de la renuncia— o la exoneración en lugar de la cesantía...”
(MARIENHOFF, Tratado de derecho administrativo, cit., nº 1052, s.
408/410). También Julio A. Comadira considera que no es necesaria “la
subsistencia de la relación de función o empleo”, ni tampoco
“distinguir...si la Administración pudo o debió, o no, conocer al
momento de la extinción del vínculo la conducta infractora”, para
concluir: “Si la falta existió no encuentro razón para excluir la
posibilidad de la sanción cuando la Administración no pudo o debió
conocer, al momento de la extinción del vínculo, la conducta infractora;
el fin de prevención de la sanción es siempre, a mi juicio, posible de ser
cumplido al menos ante la eventualidad del regreso” (“La
responsabilidad disciplinaria del funcionario público”, en
282
Responsabilidad del Estado y del funcionario público, Ciencias de la
Administración, 2000, ps. 590/591). Se comparten las opiniones de
Marienhoff y de Comadira, pero se podrían distinguir dos situaciones
y, en ambos casos, procede el ejercicio del poder disciplinario: a)
después de haber sido aceptada la renuncia del agente, la
Administración conoce algún hecho que podría configurar una sanción
disciplinaria; b) el agente que presenta su renuncia, encontrándose en
trámite un sumario disciplinario.
243 Tanto el art. 32, como el 33, LMREPN, refieren como inicio del
cómputo del plazo, la fecha “de consentido el acto por el que se
dispusiera la cesantía o declarada firme la sentencia judicial, en su
caso”. De haberse impugnado la sanción por “vía administrativa
común”, una vez agotada ésta, sino se acude a sede judicial (art. 39,
LMREPN), el inicio del cómputo ante referido partirá de la decisión
que agota la vía administrativa.
244 En el consid. 1º, se explica la situación suscitada: el 28/12/59, por
dec. Del P.E. se aceptó la renuncia del agente en el cargo que
desempeñaba en la Lotería de Beneficencia y Casinos. Posteriormente,
el 20/12/60, el P.E. por medio de otro decreto, convirtió la anterior
renuncia en la cesantía del ex agente; se fundó esta ultima medida en el
art. 37, inc. a), EPCAPN, dec. ley 6666/57.
245 Baró sostiene tal criterio (La relación de empleo público, Cap. IV,
4.2, Buenos Aires, 1982, p. 73). A las dos situaciones indicadas en la
nota 234, cabe agregar esta otra, referida a prohibiciones o deberes que
obligan al agente después de su egreso de la administración; el tema se
ha tratado en “Dictámenes”, de la PTN, y la doctrina se ha referido a él.
En “Dictámenes”, 121:166 (1972), donde se consultó en relación con el
anteproyecto de Ley del Régimen Disciplinario de la Administración
municipal, después de recordarse que “...por vía de principio, la
potestad disciplinaria tiene —en la función pública— por sujeto pasivo
al agente en actividad” y “que la subsistencia de la relación de empleo
público es requisito indispensable para el ejercicio de aquélla”, se dijo:
“Existen situaciones particulares a considerar. Así, por ejemplo, se ha
señalado que en algunos textos del derecho positivo se consagran
excepciones que posibilitan el ejercicio de la potestad disciplinaria aun
luego del cese definitivo de la función pública tal el supuesto de
incumplimiento del deber de no revelar hechos que el ex agente hubiere
conocido en razón del desempeño de su cargo y que tuvieren carácter
secreto por su naturaleza o por disposición del superior jerárquico, o de
otro tipo de deberes que suelen subsistir aún después del egreso. En
283
tales casos, se ha argumentado que el ejercicio de la potestad
disciplinaria se fundamenta en la existencia de un vínculo especial del
ex agente con la Administración, o simplemente en la circunstancia de
que el cese definitivo en la función no supone necesariamente la ruptura
total de la relación preexistente, que en algún aspecto puede subsistir
(DELPERÉE, ob. cit., ps. 90/91) (121:169). Bielsa ha sostenido: “La
obligación de mantener el secreto subsiste aún después de extinguido el
vínculo de la función o del empleo público, si el secreto se conoció con
motivo del ejercicio del cargo. Sostener lo contrario sería asegurar la
impunidad de los que han asumido la función o empleo para conocer el
secreto, y luego revelarlo. Este deber nace con la función pero no se
extingue con ella” (Derecho administrativo, t. III, nº 474, p. 112). La
previsión de estas situaciones particulares queda sujeta a la prudencia
del legislador sobre la conveniencia y posibilidad de su
implementación.
246 Cuando regía el EPCAPN, dec. ley 6666/57, la reglamentación al
art. 46, inc. a), sólo preveía: “Como medida previa a la aceptación de la
renuncia de un agente deberá acreditarse la inexistencia de sumario o
situaciones pendientes, que pudieran motivar la aplicación de sanciones
disciplinarias”. Sobre esta situación y la fórmula en boga durante años,
se acepta “a las resultas del sumario”, puede verse el comentario
formulado por DOCOBO, Potestad disciplinaria de la Administración
Pública, JA, Doctrina, 1970, p. 247. El art. 46, inc. a) del EPCAPN, dec.
ley 6666/57, en el año 1976, fue modificado por la ley 21.289 que
estableció que la aceptación de la renuncia “podrá ser mantenida en
suspenso por un término no mayor de ciento (180) días” (“Dictámenes”,
147:158, 1978). Tanto el RJBFP y la LMREPN han fijado un plazo
máximo y han dispuesto que a su vencimiento se considerará aceptada
automáticamente la renuncia.
247 Idéntica situación surgía cuando debía interpretarse el art. 24, de la
reglamentación aprobada por dec. 1797/80.
248 Véase Cap. I, pto. 3.4; Cap. II, pto. 4 y nota 31; cfr. “Dictámenes”,
247:453, pto. 4.6.
249 Lo expuesto sin perjuicio de las medidas que corresponda adoptar,
ajenas al sumario disciplinario, ante el estado de salud que pueda
impedir al agente la prestación de servicios (cfr. art. 42, inc. e],
LMREPN). La situación de inimputabilidad que pueda padecer el
agente impediría llevar a cabo la audiencia prevista en el art. 61, R.I.A.,
dec. 467/99. Para estos supuestos excepcionales, una guía para arribar
a la solución del caso se puede encontrar en las disposiciones del CPP
284
—ley 23.984—, especialmente arts. 76 y 77, véase D’ALBORA,
Código Procesal Penal de la Nación. Anotado, comentado, concordado
(sobre su aplicación supletoria véase Cap. III, pto. 10, acápite c.5, notas
48 y 133). Véase también nota 205.
250 En la nota 14 se mencionó la denominada responsabilidad política
que alcanza a un limitado número de funcionarios políticos, los
mencionados en el art. 53 de la C.N. (ex art. 45) y comprende, entre
otros, “al presidente, vicepresidente, al jefe de Gabinete de Ministros, a
los ministros”, por las causales previstos en el art. 53 íd. Su estudio
corresponde al derecho constitucional; VILLEGAS BASAVILBASO,
Derecho administrativo, t. III, nº 356, Tea, Buenos Aires, 1951, p. 527,
nota 3; MARIENHOFF, Tratado de derecho administrativo, t. III, nos.
1021, 1027 y 1028, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1978, ps. 369,
377/378. El fallo que dicta el Senado de la Nación “no tendrá más efecto
que destituir al acusado, y aun declararle incapaz de ocupar ningún
empleo de honor, de confianza o a sueldo en la Nación” (art. 60, C.N.;
ex art. 52); Marienhoff indica que, “aun implicando una inhabilitación,
en substancia trasunta una sanción administrativa” (t. III, nº 1021, p.
369).
251 En ese Dictamen también se señaló que la convocatoria como mero
imputado (art. 62, R.I.A., dec. 467/99), de tal tipo de funcionarios
también se encuentra subordinada a que, como excepción, el Poder
Ejecutivo hubiera ordenado una investigación, véase pto. 3.6, Cap. I, de
“Dictámenes”, 243:612.
252 En “Dictámenes”, 242:64, se recordó el alcance del art. 7º, R.I.A.,
dec. 467/99, en orden a la competencia de la Dirección Nacional de
Sumarios e Investigaciones Administrativas, por eso se dijo que para
los supuestos de excepción que el Poder Ejecutivo dispusiera una
investigación relacionada con hechos referidos a un funcionario
excluido del régimen disciplinario, como los mencionados, la
intervención de la Dirección Nacional de Sumarios e Investigaciones
Administrativas sólo “procede si así lo dispone el Presidente de la
Nación” (“Dictámenes”, 242:64 y sus citas). También se ha señalado
que, cuando una Dirección de Sumarios (igual situación para el servicio
jurídico permanente), en este tipo de investigación, propone la
intervención de la Dirección Nacional de Sumarios e Investigaciones
Administrativas (PTN), debe explicitar el motivo o la conveniencia de
excluir la jurisdicción de origen para tal cometido (“Dictámenes”,
249:49, Cap. I, pto. 2.2.1; “Dictámenes”, 250:283, Cap. I, pto. b;
“Dictámenes”, 253:94, Cap. I, pto. 2; 262:579, 26/9/07, RPTN, nº 48,
285
p. 293). Asimismo, se tendrá que especificar que, para la sustanciación
de la investigación, se aplicará el R.I.A., dec. 467/99.
253 Tal es el criterio seguido por la Dirección Nacional de Sumarios e
Investigaciones Administrativas: informe del 12/10/81, expte.
25.419/80 —S.E. de Transportes y Obras Públicas—; informe expte.
58.877/78 —Cultura y Educación—, del 18/8/80; resol. DNS del
22/7/77, expte. 2918/76 Sec. Dep. y Tur.; en dicha época el titular de la
Dirección Nacional de Sumarios era el Dr. Francisco J. D’Albora, —
entre marzo de 1975 y hasta marzo de 1987 ejerció tales funciones—,
y su pluma se refleja en los Dictámenes correspondientes a dicha área.
Así, en el informe emitido en el expte. 58.877/78, en relación con la
sanción, el director nacional de Sumarios sostuvo: “de encontrarse
sometido al sistema del Régimen Jurídico Básico para la Función
Pública se habría hecho acreedor a que se le aplicase cualquiera de las
sanciones señaladas por el art. 31 íd.”.
254 Véase nota 12.
255 Le corresponde a la reglamentación determinar cuáles de las
sanciones previstas se aplicarán al personal comprendido en el segundo
párrafo, pues la cesantía y la exoneración son dos medidas disciplinarias
destinadas a extinguir la estabilidad que solamente se aplican al
personal permanente.
Además, el dictado de la reglamentación implica e impone su
publicación oficial―Boletín Oficial―, lo que incide en el ámbito
temporal de aplicación de la norma, pues sólo los hechos cometidos
después de su publicación, que constituyan una falta disciplinaria,
podrán ser sancionados.
Sobre este aspecto, si bien referido al régimen infraccional, pero con
sustento en el art. 18 de la C.N. ―ver Capítulo I, pto. 3.2 y nota 10―
se advierte la relevancia asignada por la CSJN a la publicación oficial
de una modificación legislativa (Fallos, 293:157 ―9/10/75― y 592
―16/12/75―).
256 El marco que regula el contrato del personal no permanente o sin
estabilidad (personal contratado) no prevé, dada la modalidad del
vínculo contractual, la sustanciación de un sumario disciplinario.
Además, con ello se neutralizaría la cláusula o facultad de rescisión a
favor de la Administración, al pretender sujetarla a requisitos no
previstos —sumario disciplinario—, para un personal sin estabilidad.
257 Véase Cap. III, pto. 14, acápites a.1.1, a.1.2 y a.1.3.
258 Para que un acto procesal sea válido requiere la ausencia de un vicio
que alcance a los sujetos, al objeto o a la actividad divisible, a su vez,
286
en tiempo, lugar y modo o forma. Como explica D’Albora en su
comentario al Cap. VII, “Nulidades” del Tít. V, del Lib. I, del CPP: “La
nulidad consiste en privar de eficacia a un acto procesal como
consecuencia de hallarse impedido de producir los efectos previstos por
la ley, al alojar en alguno de sus elementos un vicio que lo
desnaturaliza”. “Los sujetos deben hallarse dotados de capacidad
procesal —aptitud para producir actos válidos, coincidente, en general,
con la capacidad civil de hecho—; en los públicos la competencia es
una de las proyecciones de la capacidad. El objeto tiene que ser idóneo
y lícito. En cuanto a la actividad es preciso observar las exigencias de
lugar, tiempo y forma. Sobre todas esas circunstancias nos hemos
explayado en la introducción al Tít. V de este Libro... Los posibles
defectos, en cualquiera de los elementos allí señalados, pueden
determinar la nulidad del acto” (1996, p. 193; 2002, ps. 300/301).
Luego agrega, un dato importante, en orden a las causales de nulidad:
“La unidad o entero —si se utiliza una comparación aritmética— está
conformada por tres tercios: uno son los sujetos, otro el objeto y el
último la actividad, divisible, a su vez, en tiempo, lugar y modo o forma.
Este último segmento no se limita a la manera de exteriorizarse la
actividad —palabra hablada o escrita— pues también incluye a la
estructura del acto” (D’ALBORA, Código, cit., 1996, p. 200; 2002, p.
308). En la Introducción al Tít. V, “Actos procesales”, ya señala: “Los
defectos de cierta entidad alojados en alguno de los elementos de los
actos procesales genera su nulidad (Cap. VII)” (1996, p. 161; 2002, p.
256). La convocatoria a prestar declaración como sumariado padece de
un vicio que provoca una nulidad. En efecto, el contratado no reúne la
calidad de personal permanente (RJBFP), o personal que revista en el
régimen con estabilidad (LMREPN), por lo tanto, no puede ser pasible
de algunas de las sanciones previstas para tal personal y, por lo tanto,
no puede ser sujeto pasivo en un sumario disciplinario; en otras
palabras, no reúne uno de los requisitos para vincularlo en el sumario,
pertenecer al régimen de estabilidad. Tanto la citación y la posterior
declaración originan una nulidad absoluta, desde el punto del acto
procesal o acto del procedimiento. Como se dice en el pto. 14, acápite
e, cuando se dicte la reglamentación referida en el art. 27, LMREPN
“se podrá conocer cuáles de las medidas disciplinarias previstas en el
art. 30, LMREPN, resultarían aplicables y cómo se tendrá que
procederá a tal fin”. A partir de ese acontecimiento se podrá ponderar,
conforme lo que se establezca, si el personal bajo “régimen de
contrataciones”, podrá o no ser convocado a tenor del art. 61, R.I.A.,
287
dec. 467/99.
259 Esta situación resulta diferente de la prevista en el último párrafo
del art. 33, “la exoneración conllevará necesariamente la baja en todos
los cargos públicos que ejerciere el agente sancionado”, pues
comprende la situación del agente que ha sido autorizado a ejercer otro
cargo público, por existir compatibilidad —cfr. art. 30, párrs. 2º, 3º y 4º
de la reglamentación, dec. 1797/80, con lo cual ejerce ambas funciones.
Véase Cap. V, pto. 23.3.4, acápite b), nota 380 y “Dictámenes”,
250:314.
260 En Fallos, 310:195, en relación con el RJBFP, ley 22.140, la Corte
Suprema sostuvo que el trámite previsto en los arts. 40 a 42, de dicho
régimen, no corresponde para el caso del personal contratado: “Para
discutir las consecuencias jurídicas de la rescisión de un contrato de
locación de servicios entre la administración estatal y un empleado que
no integra su planta permanente” —p. 199—; véanse los fallos citados
en pto. 14, acápite e.4. La Corte Suprema, en Fallos, 320:74 (referido a
un agente del Poder Judicial) señaló: “...el empleo público guarda
diferencias fundamentales con el contrato de trabajo, que justifican en
principio la adopción de regímenes jurídicos distintos. Entre ellas, se
destaca la estabilidad consagrada a favor del primero por el art. 14 bis
de nuestro texto constitucional” (consid. 4º); “...conforme al criterio
sustentado por este tribunal, todo lo referente a la relación de función o
empleo público es materia ajena al derecho privado —laboral o no
laboral—, rigiéndose por normas de derechos administrativo (Fallos,
187:127; 190:437; 241:149; 307:848, 1523, 1936; 308:488, 1291, 2636;
311:621; 312:418, 440...)” (consid. 5°); “...las relaciones de derecho
entre el Estado y el empleado público, no nacen de un contrato de
locación de servicios, sino de un acto de imperio o de mando, en virtud
del cual se inviste al agente que acepte su designación, de la función
pública, reglamentada por leyes, decretos y resoluciones del superior
(Fallos, 220:404, 405). En tal sentido, puede afirmarse que la relación
de función o empleo público es de naturaleza contractual, pero no
configura un contrato de derecho privado” (consid. 6º).
261 Véase nota 34, donde se hace referencia a lo dispuesto en el pto.
XIII de la reglamentación al art. 41 del EPCAPN, dec. ley 6666/57, y
en el art. 41 íd.
262 En este momento, la autoridad competente para dictar el acto
conclusivo puede entender que algún agente tiene que ser oído como
sumariado y, en este caso, se daría la situación indicada en el Cap. III,
pto. 10, acápite c.3.5 y pto. 14, acápites a.3.1, a.3.2 y a.3.3 (opinión del
288
superior del instructor).
263 Véase Cap. II, pto. 8, pto. 8.1.
Capítulo IV
El Sumario Disciplinario
Etapa contradictoria
Alfredo L. Repetto
1. La etapa contradictoria -
a) Su inicio
Según se dijo en el Cap. III, pto. 10, acápite b), la apertura de esta etapa
sólo se produce si hubiere algún agente sumariado y cuando el
instructor emite el informe previsto por el art. 108, R.I.A., dec. 467/99
(art. 83, R.I., dec. 1798/80):
b) Principales caracteres
b.1) Escrita
Los actos que integran esta etapa se realizan por escrito y la recepción
de la prueba se cumple a través de la oralidad actuada (pto. 11, acápite
b).
290
nuevo informe del instructor (arts. 111, 113, 114, 115 y 117, R.I.A.,
dec. 467/99); arts. 85, 86, 87, 88 y 90, R.I., dec. 1798/80).
b.3) Duración
3) producción de la prueba;
291
En aquellos supuestos en que el sumariado o la Fiscalía de
Investigaciones Administrativas no ofrecieren pruebas o las mismas no
fueren consideradas procedentes por el instructor, no será necesaria la
producción de un informe final...),
292
impulso procesal, en ambas etapas, para evitar una duración
indeterminada del procedimiento y así procura que del modo más
rápido posible la autoridad competente pueda estar en condiciones de
dictar el acto conclusivo, previa intervención del servicio jurídico
permanente (art. 122 íd.).
293
b) El análisis de los elementos de prueba acumulados, los que serán
apreciados según las reglas de la sana crítica.
Este informe lo debe producir en un plazo de diez (10) días, pero “podrá
ser prorrogado, por el superior, a requerimiento fundado del instructor”;
la prórroga podrá ser por igual término 266.
294
2.1. Sus requisitos
Los requisitos establecidos por el art. 108, como sucede, con una
acusación en el proceso penal, o con la demanda en el proceso ordinario
en sede civil (“los hechos en que se funde, explicados claramente” y “el
derecho expuesto sucintamente”, art. 330, incs. 4º y 5º), tienen por
finalidad posibilitar el ejercicio del derecho de defensa en juicio (art.
18, C.N.), para lo cual es necesario precisar los hechos objeto de debate
o controversia.
295
Se quiere significar que es preciso que la declaración recaiga sobre
todos los episodios objeto de investigación, pues la omisión de
interrogarlo por alguno de esos hechos, impide que se formule
requisitoria por ese episodio, pues de efectuarse, se incurriría en una
nulidad parcial, por un vicio o defecto en el procedimiento (pto. 14,
acápites a.1.1 y a.1.2, Cap. III).
2.1.2. El inc. a) del art. 108 señala: “la relación circunstanciada de los
hechos”.
296
Durante la vigencia del R.I., dec. 1798/80, en “Dictámenes”, 212:71, se
señaló:
297
sugerida, que haga posible para el imputado la clara comprensión de las
consecuencias del hecho que se le atribuye. Sólo así se está en
condiciones de responder eficazmente los cargos quedando asegurada
la garantía del debido proceso (art. 18, C.N.).
298
d) La conducta ha sido juzgada definitivamente en otro expediente;
entonces tendrá que propiciar la declaración de cosa juzgada (cfr.
“Dictámenes”, 114:137, 1970), para evitar que se transgreda el
principio de non bis in idem: “El personal no podrá ser sancionado más
de una vez por la misma causa” (art. 28, LMREPN; art. 39, RJBFP; art.
42, in fine, EPCAPN, dec. ley 6666/57; “Dictámenes”, 96:290; 158:106
y 256; 169:390) 276.
299
Si el único agente sumariado fallece, las actuaciones se elevarán al
titular de la Oficina de Sumarios para su posterior remisión a la
autoridad competente, para que dicte el acto conclusivo. En cambio, si,
además del fallecido, existen otros agentes sumariados, se correrá vista
a éstos y la situación de aquél se decidirá en el momento en que todo el
expediente se encuentre en condiciones de ser resuelto (art. 122, R.I.A,
dec. 467/99).
En la nota 97 se dijo:
300
Reunir los informes y la documentación relacionados con un eventual
perjuicio fiscal, a efectos de la oportuna intervención de la Sindicatura
General de la Nación en caso de corresponder en razón del monto, o
bien para respaldar su propio pronunciamiento en tal sentido; y el art.
108, inc. e):
301
art. 108, inc. e) del Anexo I del dec. 467/99, modificado por su similar
N° 1012/12 (B.O., 4/9/12).
302
consideración del perjuicio fiscal en su caso, la calificación como de
relevante significacióneconómica.
303
Esta actividad se limitará a las específicas facultades ahora
encomendadas, importando una opinión técnica y objetiva sobre el daño
sufrido por el erario público, libre de toda consideración relacionada
con la responsabilidad de los imputados, oportunidad y forma de
reintegro... Dicha intervención tampoco implicará juicio alguno
respecto de lo obrado en las actuaciones sumariales, función ésta que
eventualmente se ejercerá posteriormente a través de los
procedimientos previstos en el marco de la ley 24.156 (art. 2º, resol.
SIGEN 78/99).
De tal Anexo I, resol. SIGEN 28/06, resultan de interés las pautas que,
para la evaluación de ese perjuicio, se detallan en los puntos siguientes
al 5.2, pues se tienen “en cuenta las causales más frecuentes de daños
ocasionados al erario público”, mencionaremos algunos: 5.2.1. Faltante
o destrucción total de bienes; 5.2.2. Daño parcial a bienes; 5.2.3.
Percepción indebida de haberes o asignaciones familiares; 5.2.4.
Faltante de fondos públicos; 5.2.5. Omisión de rendición de cuentas
(véanse 2.4.2, 2.4.2.1 a 2.4.2.7, resol. SIGEN 78/99).
La opinión sobre la valoración del daño fiscal que de esta forma emita
la Sindicatura General de la Nación, será sin perjuicio del menoscabo
patrimonial, prevista en el inc. e) del art. 122 del Reglamento de
Investigaciones Administrativas, por parte de la autoridad superior de
la jurisdicción u organismo, debidamente reexpresada a esa fecha (art.
5º, resol. SIGEN 28/06; cfr. art. 5º, resol. SIGEN 78/99).
304
2.2.2. La responsabilidad patrimonial, a partir del dictado de la ley
24.156, se determina mediante el ejercicio de una acción judicial
conforme resulta de los arts. 130 y 131:
305
Vencido el término señalado sin que se haya hecho efectivo el pago, el
Tribunal de Cuentas pasará copia legalizada de la resolución a la
Procuración del Tesoro, para que ésta inicie sin más trámite la acción
pertinente por vía de apremio...La referida resolución, que tendrá fuerza
ejecutiva, constituirá título hábil y suficiente para iniciar la acción
judicial respectiva.
Esto último parece no ser claramente advertido, pero tan es así que, el
art. 4º del dec. 1154/97, como el art. 6º, resol. SIGEN 67/94, establecen:
“Fracasada la gestión de cobro en sede administrativa se promoverá la
acción judicial correspondiente”, con la salvedad de que su ejercicio
fuese antieconómico (en el año 2003, la resol. SIGEN 35/03, dejó sin
efecto la resol. 67/94, B.O., 25/4/03).
306
CPCCN. La promoción de acciones judiciales deberá resolverse
conforme a lo dispuesto en el dec. 411/80 (t.o. 1987). Encomiéndase a
la Procuración del Tesoro de la Nación la supervisión del ejercicio de
esta atribución. (El apart. 1º se refería a: “Resoluciones condenatorias
del Tribunal de Cuentas”, y conforme al apart. 4º: “...Serán remitidos a
la Procuración del Tesoro de la Nación para su ejecución fiscal”.)
Los agentes públicos son responsables ante el Estado por los daños que
le ocasionen y se puede fundamentar tanto en el dolo como en la culpa
o negligencia 278.
Además del juicio de cuentas (art. 103 y ss.), que comprendía a quienes:
307
dirigido a imponer una sanción administrativa o medida disciplinaria,
pues “un mismo hecho puede ser enfocado desde el punto de vista de la
responsabilidad disciplinaria y patrimonial... pero es distinta el modo
de hacerlas efectivas” (como se indicó en el pto. 3.5, Cap. I).
308
analogía, las disposiciones pertinentes del Código de Procedimientos
en lo Criminal”), mientras que el sumario disciplinario estaba regulado
por el Reglamento de Investigaciones aprobado por dec. 1798/80
(“Dictámenes”, 166:292; 167:442; 197:81, entre otros).
309
Las resoluciones definitivas del Tribunal de Cuentas se llevarán a efecto
no obstante cualquier recurso que contra ellas se interpon ga, y sólo se
suspenderá la ejecución cuando se efectúe el pago, se consigne el
importe del cargo, éste fuese declarado judicialmente improcedente o si
se resolviera a favor del responsable el recurso de revisión autorizado
por el art. 133.
Además:
310
2.2.3.3. La responsabilidad civil o patrimonial, con el dictado de la ley
24.156, ha sufrido una modificación importante, pues se debe ejercer
una acción judicial (arts. 130 y 131), por lo cual a través del proceso se
determinará la responsabilidad patrimonial del agente público y su
cobro judicial.
La disimilitud, entre ambos regímenes, que había sido señalada por este
organismo cuando se encontraba vigente el Cap. XIII de la Ley de
Contabilidad (“Dictámenes”, 166:292; 167:444; 188:13 y 46, entre
otros), se mantiene con el dictado de la ley 24.156 que en sus arts. 130
y 131 se refieren a la responsabilidad patrimonial (“Dictámenes”,
221:102).
311
La resol. 67/94 de la SIGEN (B.O., 1/6/94) ha establecido el
procedimiento a seguir cuando la autoridad superior de cada
jurisdicción tuviera conocimiento de un “hecho, acto u omisión o
procedimiento que hubiere causado perjuicio patrimonial. En este caso,
se ...deberá solicitar del servicio jurídico permanente dictamen para
que: ...a) determine la existencia de responsabilidad por parte del
personal interviniente; b) Determine la existencia de daño económico y
estime su monto; c) Aconseje el procedimiento a seguir, y d) Informe
sobre la fecha de prescripción de la acción para lograr en tiempo
oportuno el resarcimiento... (art. 2º de la resol. SIGEN 67/94).
312
existente entre el procedimiento destinado a imponer sanciones
disciplinarias, con el dirigido a determinar la responsabilidad
patrimonial, para decidir sobre la promoción o no de la acción judicial.
De haber tramitado un sumario disciplinario, éste podrá ser uno de los
elementos a tener en cuenta para adoptar tal tipo de resolución.
313
b) Determine la existencia del daño económico y estime su monto;
314
todo otro elemento de convicción que corresponderá reunir (véase pto.
17.2.3.8), para expedirse de acuerdo con los extremos previstos en el
art. 2º, resol. SIGEN 67/94, la cual complementa las previsiones del
dec. 1154/97, cuyo art. 1º, establece:
315
El desarrollo de la argumentación advierte que el Tribunal a quo ha
seguido la doctrina de “Dictámenes” de la PTN, citados en pto. 17.2.3.4
(231:170 entre otros), entre ellos 231:29 y 172, y 231:150, que la CSJN
menciona en el consid. 5º.
316
2.2.3.5.1. El dec. 1154/97 (B.O., 11/11/97), eleva y complementa el
sistema, pues el art. 1º establece:
Tal intervención es la del art. 2º, resol. SIGEN 67/94. Conviene aclarar
que el art. 2º de la resol. SIGEN 35/03, dejó sin efecto la resol. 67/94;
en el considerando señala que el dec. 1154, del 5 de noviembre de 1997,
“receptó, prácticamente en su totalidad, la resol. 67/94” (B.O., 25/4/03);
sin embargo, tal situación no incide en lo expuesto, pues el dec.
1154/97, complementó y elevó —de resolución a decreto— el sistema
fijado por la resol. SIGEN 67/94.
317
2.2.3.6. La circunstancia que el art. 5º de la resol. SIGEN 67/94,
establezca:
Repárese en que el art. 4º del dec. 1154/97, como el art. 6º, resol.
SIGEN 67/94, establecen: “Fracasada la gestión de cobro en sede
administrativa se promoverá la acción judicial correspondiente”, con la
salvedad de que su ejercicio fuera antieconómico (disposiciones citadas
y pto. 17.2.3.5.1, in fine, resol. SIGEN 35/03).
318
En el régimen de la ley 24.156, recién con la sentencia judicial que
declare la responsabilidad patrimonial del agente, el Estado podrá
ejecutarla sobre los bienes del agente.
2.2.3.8. El art. 2º, dec. 1154/97, y el art. 4º, de la resol. SIGEN 67/94,
refieren que si para determinar la responsabilidad se exige una
investigación previa, ésta se sustanciará como información sumaria o
sumario, de acuerdo al Reglamento de Investigaciones Administrativas
aprobado por dec. 1798/80, o el que lo sustituya.
319
En la información sumaria no puede haber agente sumariado; por otra
parte, en el sumario disciplinario tal vinculación tiene por fin la
aplicación de una sanción disciplinaria, la cual va precedida de todo un
debate (etapa contradictoria), y permite recurrir el acto conclusivo.
320
A partir del dictado de la ley 24.156, la Procuración del Tesoro ha
considerado, cuando se trata de actos o hechos que lesionan el
patrimonio del Estado, que el plazo de prescripción es el decenal
previsto en el art. 4023 del Cód. Civil (“Dictámenes”, 209:40; 245:307,
entre otros 282).
321
2.2.3.10. El Tribunal de Cuentas de la Nación cumplía una importante
función preventiva, pues entre sus atribuciones se encontraba la de
“analizar todos los actos administrativos que se refieren a la hacienda
pública y observarlos cuando contraríen o violen disposiciones legales
o reglamentarias” (art. 85 inc. a]; el art. 87 preveía el instituto de la
insistencia como un medio para evitar la paralización de la actividad
estatal). En esa primordial tarea contaba con delegaciones en los
distintos servicios administrativos (art. 85 cit., inc. b]).
3. Otros intervinientes -
322
Como se ha dicho en el pto. 17.2.2, a partir del dec. 1012/12 (B.O.,
6/7/12), que modificó la redacción de los arts. 10, inc. d) pto. y 108, inc.
e), y del dictado de la resol. conj. 23/12 y 139/12 (PTN-SIGEN), del 29
de agosto de 2012 (B.O., 4/9/12) (véase pto. 17.2.1), el giro de las
actuaciones procede en las situaciones allí previstas, y la que se puede
denominar común o general tiene lugar cuando el monto del presunto
perjuicio fiscal supere los Tres mil pesos ($ 3.000).
323
Ello es así porque la resol. de la SIGEN sólo puede regular el trámite a
seguir en dicho organismo, cuando toma intervención conforme con el
art. 109, R.I.A., dec. 467/99, y no puede incorporar un trámite (medida
de mejor proveer en la oportunidad del art. 109), que el propio
Reglamento no ha establecido, sin perjuicio de que en la oportunidad
señalada por el art. 113 el instructor disponga realizar tal diligencia
probatoria 285.
En los casos en que la FIA (PIA, conforme ley 27.148, ver punto 8.1,
Cap. II) hubiera sido admitida como parte acusadora 286, o la OA
actuase en tal carácter 287, conforme con el art. 109 íd.:
324
Asimismo, es el momento para ofrecer la prueba que considere
conveniente para sustentar su pretensión, la que recién será proveída en
la oportunidad indicada por el art. 113 íd.; si no propone diligencias
probatorias se le precluye tal facultad para el futuro 288.
Además, de considerar que algún otro agente tiene que ser vinculado
como sumariado tendrá que formular tal pedido o solicitud, pues ello
permitirá que la autoridad competente para dictar el acto conclusivo, de
compartir tal opinión, siga el temperamento indicado en el pto. 14,
acápite a.3.1, a.3.2 y a.3.3.
3.2.1. El art. 109, R.I.A., dec. 467/99, establece que a la FIA “se le
girará el sumario con todos sus agregados, o sus copias certificadas”,
sin especificar el plazo; de igual modo el art. 4º del dec. 102/99, del
23/12/99 (B.O., 29/12/99), sólo determina la posibilidad de que la OA
actúe como “parte acusadora, con facultades de ofrecer, producir
prueba...”.
Para adoptar tal criterio se tiene en cuenta que la parte acusadora emitirá
una requisitoria, con lo cual su tarea resulta similar a la establecida en
el art. 108 íd. (aunque su actividad no sea indispensable como la del
instructor —pto. 17—); agréguese que también diez días es el plazo
concedido al sumariado para ejercer su defensa, el que podrá extenderse
325
“hasta un máximo de diez (10) días más” (art. 111 íd.), de no darse
alguna circunstancia extraordinaria (pto. 19.1.7).
326
Tal acto consiste “en afrontar la refutación” de los hechos constitutivos
del objeto del sumario administrativo disciplinario, incluidos en el
informe del sumariante (art. 108, R.I.A., dec. 467/99; art. 83, R.I., dec.
1798/80), o de las partes acusadoras (pto. 18.2, FIA, OA) 292.
El art. 111, R.I.A., dec. 467/99, prevé que el sumariado puede “con
asistencia de letrado si lo deseare, efectuar su defensa” (véase art. 85,
R.I., dec. 1798/80).
El ejercicio de tal facultad, contar con letrado o no, depende de él, pero
ello no le impide, frente a lo expuesto en la requisitoria, realizar su
crítica al encuadre o calificación jurídica.
327
b) La garantía constitucional de la defensa en juicio y del debido
proceso (art. 18, C.N.), exige que toda persona tenga la oportunidad de
ser oído, ofrecer y producir la prueba que creyere conducente a su
descargo (Cap. III, pto. 10, acápites c.2, c.2.1, c.2.2; notas 38, 39 y 141).
El principio de contradicción o de bilateralidad, deriva del art. 18, C.N.,
que asegura la inviolabilidad de la defensa en juicio de las personas y
de los derechos. Por eso resulta imprescindible que el sumariado tenga
la posibilidad de contestar la pretensión (conocer los hechos y con ello
las actuaciones labradas), proponer prueba conducente a la defensa de
sus derechos, controlar su producción y alegar sobre su mérito (sobre el
resultado probatorio), lo cual supone el anoticiamiento de la requisitoria
mediante el pertinente acto de comunicación.
328
estime oportunas, dentro del plazo de diez (10) días a partir del
vencimiento del plazo de vista establecido en el art. 110.
4.1.2. Conforme surge del art. 110, R.I.A., dec. 467/99, el instructor
debe notificar al sumariado “en forma fehaciente”, a través de alguno
de los medios (modos) previstos o establecidos como válidos por el art.
29 íd., para que, dentro del tercer día de notificado, de haber recibido la
cédula de notificación (inc. c]), o el telegrama (inc. d]), o el oficio o
carta documento, (inc. e]), o la diligencia escrita en el lugar de trabajo,
(inc. f]), concurra a tomar vista de las actuaciones.
El art. 28 establece:
329
Por consiguiente, resulta imprescindible la agregación del aviso de
recepción, donde surge la entrega de la pieza postal, si el acto de
comunicación se efectúa por intermedio del correo; o de la constancia
prevista en el inc. f) del art. 29, R.I.A., dec. 467/99, para determinar el
día de inicio del cómputo del plazo, que es “a partir del siguiente de la
notificación” (art. 28, R.I.A, dec. 467/99), es decir de haberse entregado
la comunicación, o cédula de notificación o la pieza postal; de igual
modo, si la notificación se realiza directamente en el expediente (art.
29, inc. a]).
Si no concurre dentro de los tres días, a partir del cuarto día comenzará
el cómputo del plazo, de diez días fijado por el art. 111 íd., para
presentar el descargo y ofrecer las medidas de prueba que estime
oportunas; en otras palabras, si transcurridos los tres días sin que el
sumariado comparezca a tomar vista (art. 110), se inicia el cómputo de
los diez días (art. 111 íd.; art. 85, R.I., dec. 1798/80; “Dictámenes”,
262:125, Cap. I, pto. 1, 5/7/07).
330
inc. e], R.I., dec. 1798/80); de esa manera, la copia sellada agregada al
expediente permite conocer su contenido.
331
indicados se iniciarán con la nueva comunicación. Al encontrarse el
agente de licencia ordinaria es preciso extremar los recaudos para tener
la certeza de que la notificación pueda cumplir su finalidad, esto es, que
el empleado conozca la comunicación y pueda tomar vista de las
actuaciones 296.
4.1.5.1. Conviene recordar que el art. 11, inc. i), del Régimen de
Licencias, Justificaciones y Franquicias, aprobado por dec. 3413/79,
dispone:
Los agentes en uso de las licencias previstas en los incs. a) “afecciones
o lesiones de corto tratamiento”, c) “afecciones o lesiones largo
tratamiento”, d) “accidentes de trabajo” y j) “asistencia del grupo
familiar”, del art. 10, no podrán ausentarse del lugar de su residencia o,
en su caso, de la del familiar enfermo, sin autorización del servicio
médico que hubiera acordado la respectiva licencia. De no cumplirse
con ese requisito, la misma será considerada sin goce de sueldo a partir
de la fecha en que se comprueba la falta, sin perjuicio de las sanciones
que correspondan (B.O., 11/1/80) 297.
332
4.1.5.2. Se indicarán algunas posibles situaciones:
333
4.1.7. El instructor, cuando el sumariado concurre, debe levantar un acta
para reflejar tal comparecencia y que procede a tomar vista.
Ello, sin perjuicio de que podrá solicitar se le amplíe “el plazo hasta un
máximo de diez (10) días más”, conforme lo dispone el art. 111, párr.
2º, íd.
Dicho artículo sólo prevé la ampliación por un plazo de hasta diez días
hábiles (art. 28, R.I.A., dec. 467/99; art. 19, R.I., dec. 1798/80), pero
como, en definitiva, se trata de garantizar o preservar la defensa del
sumariado, en algún supuesto de excepción, por ejemplo, si debe
trasladarse desde el interior del país, o ante la complejidad del
expediente, queda a la prudencia del instructor, ante las particularidades
de la situación, conceder una prórroga mayor a los diez días 299.
334
4.1.7.1. Ha escrito Marienhoff:
335
Econ., en pleno, JA, 27-1975-409, f. 24.531); la razón parece sencilla,
pues ante el silencio de la ley, una acordada no puede derogar la ley que
establece (arts. 1º, inc. e]) dec. ley 12.454/57 y 45, R.J.N.) 302.
En igual sentido, art. 124, CPCCN; el art. 25, in fine, del RPA, dec.
1759/72, t.o. 1991, dispone:
La norma del art. 124 del Código Procesal no debe considerarse como
un intento de modificación de las leyes de fondo o de forma que fijan
plazos para el ejercicio de un derecho, sino como un modo de regular
las situaciones en que el interesado se ve en la imposibilidad de utilizar
todo el tiempo apto del que legalmente dispone, debido a la hora de
cierre de las oficinas judiciales —o, en el caso administrativas—,
partiendo del presupuesto de que normalmente la respectiva voluntad
fue expresada en el curso del día anterior, sin que fuese materialmente
recibida merced a la circunstancia antedicha (consid. 6º).
336
hábiles administrativos y se computarán a partir del día siguiente al de
la notificación (art. 1º, inc. e]), aps. 1º, 2º y 3º). Preceptos análogos —
aún más estrictos— contiene el Código Procesal al que pertenece
aquella regla (arts. 155 y 156). Por lo demás, dichos plazos
administrativos, por aplicación supletoria del Cód. Civil (art. 29 de
éste), son continuos y completos y se extienden desde el momento en
que finaliza el día de la notificación hasta la medianoche del día de su
vencimiento (arts. 24 y 27 del cit. Código), siendo en cambio limitadas
las horas en que funcionan las respectivas oficinas (Fallos, 300:1070,
consid. 7º) 304.
Debe observarse que una adecuada lectura de los fundamentos del fallo
no autoriza en modo alguno a deducir que sus conclusiones sean sólo
aplicables a los recursos, y no a cualquier otro escrito (p. 44).
337
Con el otorgamiento de la “vista de las actuaciones” del art. 110, que se
integra con la actividad establecida en el art. 111, R.I.A., dec. 467/99,
“se asegura la efectividad de la garantía de la defensa, reconocida por
el art. 18 de la C.N.”, aun cuando el instructor propicie la exención de
responsabilidad, “se formule o no cargo”.
338
467/99, prevé que el sumariado podrá, se formule o no cargo, con
asistencia de letrado si lo deseare, efectuar su defensa y proponer las
medidas de prueba que estime.
Es decir, otorgar la vista omitida (art. 85, R.I., dec. 1798/80) y superar
el estado de indefensión incurrido.
339
Por tratarse de un vicio o defecto esencial (o sustancial) en el
procedimiento, la omisión incurrida determina que se declare la nulidad
de lo obrado que se relaciona con la actuación nula; por ello, el trámite
se debe retrotraer hasta el último acto válido, para que a partir de ese
acto se vuelva a sustanciar el procedimiento en debida forma 307; con
lo cual, se deberá otorgar la vista omitida 308.
340
...en cualquier caso, vencido el plazo para efectuar su defensa sin
ejercerla, se dará por decaído el derecho de hacerlo en el futuro (art. 85,
R.I., dec. 1798/80).
341
representativa, según sucede, en ciertos casos, en el proceso penal (cfr.
Clariá Olmedo, Tratado de derecho procesal penal, t. III, ps. 139 y ss.).
342
Si el letrado presentara el escrito de defensa con su sola firma, habrá
que convocar al sumariado para que ratifique y suscriba tal presentación
por ser el único legitimado para hacerlo; en tal caso, tendrá que
asentarse en un acta dicha diligencia.
343
Ambos supuestos se deben formular en el único plazo previsto en el art.
111, R.I.A., dec. 467/99 (art. 85, R.I., dec. 1798/80); y ofrecer la prueba
que pretenda utilizar para cada una de las defensas esgrimidas.
a) Excepciones
344
a.1. El sumariado puede plantear la prescripción de la acción
disciplinaria.
En esa oportunidad,
345
agentes referencistas del Registro de la Propiedad Inmueble, al no
asentar en un informe la inhibición general de bienes trabada ... contra
... y posibilitar la constitución de un nuevo gravamen hipotecario sobre
uno de los bienes que componían el acervo de los nombrados.
346
donde al agente se le aplicaron dos sanciones por el mismo hecho y se
propuso dejar sin efecto una de ellas).
347
“las razones fácticas y jurídicas que neutralizan o disminuyen la entidad
de sus imputaciones”, y critica el encuadre jurídico.
Como se ha dicho:
5. Un trámite abreviado -
348
El art. 112, R.I.A., dec. 467/99, establece:
De darse el supuesto previsto en el último párrafo del art. 111 íd. —dar
por decaído el derecho de efectuar su defensa—, también corresponde
obrar del modo previsto en el art. 112 íd.
349
Tanto el sumariado como las partes acusadoras (FIA, OA) 313 pueden
proponer medidas de prueba (art. 113, RIA, dec. 467/99; art. 86, RI,
dec. 1798/80) 314.
350
6.1.1. Una situación diferente resulta si de la realización de una prueba
ofrecida surge y, por eso, se solicita una nueva medida.
351
Esta imprecisión en el ofrecimiento puede determinar que no surja su
procedencia, es decir, su vinculación con el objeto del procedimiento y,
por ende, su denegación.
352
El instructor puede denegar la prueba ofrecida, pero tal
pronunciamiento debe ser fundado (art. 113 íd.; art. 86, R.I., dec.
1798/80).
353
6.3.2. El instructor tendrá que notificar a quienes ofrecieron prueba la
providencia, tanto cuando se admite o se deniega, pues, en ambos casos,
aquélla debe conocer lo decidido y proceder a su posterior control.
En esta etapa, el secreto ha cesado, por ello, el sumariado puede
concurrir a la oficina de sumarios a compulsar las actuaciones, por lo
cual, es una carga en su propio interés el de concurrir para compulsar el
desarrollo del trámite y conocer, en el supuesto de que hubiera otros
sumariados, si éstos han o no ofrecido prueba. Respecto de la parte
acusadora, el sumariado, al tomar vista de las actuaciones y proveer a
su defensa, ya puede saber si ésta ofreció o no prueba (pto. 19.1.1).
Véase, asimismo, la nota 136 y lo señalado por Palacio (Cap. III, pto.
13, acápite c.1.1).
354
Sobre este punto, la Corte Suprema, en un expediente de
Superintendencia, sostuvo:
El art. 114, R.I.A., dec. 467/99 (art. 87, R.I., dec. 1798/80), regula lo
relativo a la presentación de las preguntas, como la consecuencia de su
no presentación en el plazo fijado y que “no podrán ofrecerse testigos
de concepto ni preguntas relacionadas con ello”, pero lo relevante del
pronunciamiento citado es su mención de la primacía del “principio de
amplitud probatoria”.
355
En el pto. 19.4 se hizo referencia a la actuación personal del sumariado
en el procedimiento disciplinario, si bien se puede hacer asistir por un
letrado.
Por eso resulta necesario que el instructor haga saber al sumariado que
a las audiencias testimoniales debe concurrir personalmente, sin
perjuicio de contar con asistencia letrada; el art. 114, R.I.A., dec.
467/99, establece:
356
La práctica consiste en que el abogado formule directamente (aunque
en presencia de la parte o de su representada), las peticiones o
planteamientos que correspondan (v.gr., repreguntas...) 321;
357
partes y se salvan los inconvenientes de todo orden que crea la
realización de diligencias superfluas (Fallos, II:290, 1933).
6.6.1.1. Conforme con el último párrafo, art. 114 íd.: “No podrán
ofrecerse testigos de concepto ni preguntas relacionadas con ello”
(véase art. 87, R.I., dec. 1798/80).
358
Cuando se trata de testigos que deben declarar por oficio, si en el
momento de su ofrecimiento no se hubieran acompañado las preguntas,
el instructor tendrá que intimar a que en un plazo de cinco días sean
presentadas, bajo el apercibimiento de tenerlo por desistido de la
realización de tal prueba; se trata de un supuesto de caducidad por no
ejercer, en tiempo oportuno, una facultad procesal por la parte
interesada en la práctica de la prueba (arg. art. 114, párr. 2º, R.I.A., dec.
467/99).
359
6.6.3. Cuando se trata de los testigos que serán examinados en la sede
de la Instrucción, el sumariante fijará las audiencias respectivas, con
una supletoria por si el citado no comparece a la primer audiencia (art.
81, R.I.A., dec. 467/99; art. 57, R.I., dec. 1798/80).
Los testigos serán interrogados por separado (pto. 13, acápite h.5.7), y
si alguno
360
Por consiguiente, el día de la audiencia tendrá que fijarse con la
antelación que le permita al sumariado, una vez recibida la notificación,
la presentación del interrogatorio en tiempo oportuno, ante lo
establecido en el art. 114, R.I.A., dec. 467/99.
El instructor puede:
361
las diferencias en orden al ámbito de aplicación (véase lo expuesto en
la nota 34), la jurisprudencia había señalado que no correspondía
rechazar la prueba testimonial fundada en los términos de los
interrogatorios cuando eran susceptibles de modificarse, por lo cual, se
intimaba a la parte para que modificara su redacción ajustándolos a
derecho (CCrim. y Correc., Sala V, ED, 24-757, f. 12.467, 1968;
CCrim. y Correc., Fallos, 2ª serie, I:310, 1976, donde se sostuvo:
362
advierta por uno u otro motivo, la improcedencia de una pregunta”
(CCrim. y Correc., Fallos, VII:349).
6.6.3.3. Conforme con el párr. 3º del art. 114, R.I.A., dec. 467/99:
363
las preguntas (art. 114), resulta posible que, a pesar de haberse
acompañado el interrogatorio y hasta el momento de realizarse la
audiencia, la parte desista de tal declaración; para ello tendrá que
presentar un escrito o concurrir a la sede de la Instrucción, para que se
confeccione un acta donde exponga tal desistimiento, con su firma y la
del instructor.
364
Sin embargo, esa misma Cámara ha negado que el defensor de un
coprocesado pueda intervenir en la declaración de los testigos ofrecidos
por otro coprocesado (CCrim. y Correc., Fallos, V:467).
365
La posibilidad de tal declaración se encuentra subordinada a que el
interrogatorio a formularse no verse sobre hechos de los cuales se
puedan derivar consecuencias adversas al interrogado, pues ello
vulneraría la garantía del art. 18, C.N. (“Dictámenes”, 143:101;
152:262) 328.
366
(parte acusadora o sumariado), porque a través de tal alegación pueden
reafirmar su postura, sea acusatoria o defensiva 330.
Aun cuando el art. 115 íd. no prevé la prórroga del plazo, como sucede
con el art. 108 íd., nada impide que a requerimiento del instructor el
superior la conceda 333.
367
7.1.1. El art. 115, R.I.A., dec. 467/99, menciona “previa resolución
definitiva de clausura de las actuaciones”, por lo cual éste resultaría el
momento hasta donde se podría deducir como recusación “la causal
sobreviniente o desconocida... y antes de la clausura definitiva de las
actuaciones”, conforme establece el art. 23 íd.
Adviértase, que mientras el art. 107, R.I.A., dec. 467/99, prevé: “El
instructor procederá a dar por terminadas las actuaciones en lo
relacionado con la investigación”, el art. 23 utiliza otro giro: “clausura
definitiva de las actuaciones”.
La actividad prevista tanto por el art. 115 como por los arts. 116 y 117,
R.I.A., dec. 467/99 (véanse arts. 88 y 89, R.I., dec. 1798/80), implica la
ponderación de la prueba practicada.
El art. 116 íd., referido a la parte acusadora, expresa: “Para que alegue
sobre el mérito de la prueba y el informe aludido”; el art. 117, respecto
del sumariado, dispone: “Podrá alegar sobre el mérito de la prueba y los
informes aludidos”.
368
El art. 116, R.I.A., dec. 467/99, no fija un plazo, no obstante, resulta
aplicable el criterio expuesto en el pto. 18.2.1 (Cap. IV), y, en
consecuencia, en la providencia, cuando se dispone la remisión de las
actuaciones, se tendrá que fijar el plazo para que cumpla la tarea
establecida en dicho artículo, con la posibilidad de su ampliación; en
caso contrario, se tendrá que dar por decaído tal derecho (el de alegar),
y continuar con la prosecución del trámite 335.
En este caso, el plazo tendría que ser de seis (6) días, que es idéntico al
establecido para el sumariado, y atento a circunstancias especiales —
v.gr., complejidad de la causa— podría ser prorrogable por otro término
similar.
369
En relación con el modo de notificación, cabe remitirse a los ptos.
19.1.2, 19.1.3, 19.1.4, 19.1.5 y 19.1.6.
Conforme establece el art. 118, R.I.A., dec. 467/99 (art. 90, R.I., dec.
1798/80):
370
considerarlo necesario, las devolverá al instructor con las observaciones
del caso, fijando un plazo no mayor de diez (10) días para su
diligenciamiento y nueva elevación.
371
Tanto la opinión del instructor, como la del titular de la Oficina de
Sumarios, no resultan vinculantes para el órgano que debe dictar el acto
conclusivo.
Si el superior del instructor considera que algún otro agente tuviera que
ser convocado como sumariado, tendrá que motivar su criterio a fin de
372
que la autoridad competente, para dictar el acto conclusivo, la pondere
oportunamente (Cap. IV, pto. 14, acápites a.3.1 y a.3.3).
Notas -
373
267 Véase Cap. III, pto. 11, letra e), “Duración”; cfr. D’ALBORA,
Curso de derecho procesal penal, t. II, nº 139, Abeledo-Perrot, Buenos
Aires, 1987, p. 35.
268 D’ALBORA, Francisco, Código Procesal Penal, cit., coment. a los
arts. 347 y 393, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 2002/2003.
269 Sobre la valoración de la prueba, véase pto. 13, acápite g), Cap. III.
270 En ese momento el procedimiento estaba regulado por la
Reglamentación del art. 41, EPCAPN, dec. ley 6666/57.
271 Véanse las citas legales efectuadas en la nota 34, en especial, pto.
XIII de la reglamentación al art. 41, EPCAPN, dec. ley 6666/57.
272 La redacción del art. 108, R.I.A., dec. 467/99, en sus incs. a), b),
c), d), f) y g), resulta similar con la del art. 83, R.I., dec. 1798/80, en los
incisos identificados con tales letras.
273 Relacionado con el encuadre jurídico, véase Cap. III, pto. 12,
acápite c.1.2 y notas 84 y 85.
274 En el supuesto de tramitar una causa penal y la sustanciación del
sumario disciplinario no se ha suspendido (art. 130, R.I.A., dec.
467/99), el instructor tendrá que advertir, si ha propuesto una sanción,
que ésta se podrá agravar conforme prevé el art. 34, LMREPN (art. 37,
RJBFP), y si propone una exención de responsabilidad, que “pendiente
la causa criminal, no podrá el sumariado ser declarado exento de
responsabilidad” (art. 131, R.I.A., dec. 467/99; art. 34 de la
reglamentación, dec. 1421/02; art. 96, R.I., dec. 1798/80). En la
situación de excepción referida en el pto. 14, acápite e.1, Cap. III, puede
ser más adecuado el temperamento ahí indicado y puntualizado en la
nota 253.
275 Recordar lo expuesto en el pto. 14, acápite d.3.1, Cap. III y nota
249.
276 Véase pto. 19.5, letra a), Cap. IV.
277 MARIENHOFF, Tratado de derecho administrativo, t. III-B, nº
1021, 1978, p. 369; sobre la responsabilidad patrimonial, véase pto.
17.2.3.2, y nota 279.
278 MARIENHOFF, Tratado de derecho administrativo, t. III-B, nos.
1021 y 1033, ps. 369 y 381; VILLEGAS BASABILVASO, Derecho
administrativo, t. III, nº 364, p. 543.
279 MARIENHOFF, ob. cit., t. III-B, nº 1021, p. 369, quien agrega que
la responsabilidad civil puede pasar a los herederos del agente que
causó el daño (p. 370).
280 Este recurso se podía sustentar: “Cuando la resolución condenatoria
del Tribunal de Cuentas se hubiera fundado en documentos falsos,
374
errores de hecho o de derecho, o bien existan otras cuentas o nuevos
documentos que justificaran las partidas desechadas o el empleo
legítimo de los valores computados en el cargo...”.
281 “Dictámenes”, 231:4, RPTN, nº 32, p. 471; cfr. también art. 66, ley
24.9461998.
282 El art. 131 de la ley 24.156 señala que la acción “prescribe en los
plazos fijados por el Código Civil”. El art. 2560 del nuevo Código Civil
y Comercial de la Nación (ley 26.994, B.O. 8/10/14) prevé como plazo
genérico de prescripción el de cinco años, “excepto que esté previsto
uno diferente en la legislación local”. A su vez el art. 2561—Plazo
Especiales—, dispone que El reclamo de la indemnización de daños
derivados de la res-ponsabilidad civil prescribe a los tres años.
Por otra parte, se debe tener en cuenta el plazo previsto por el art. 9º de
la ley 26.944 (Responsabilidad estatal, B.O. 8/8/14), respecto de “La
actividad o inactividad de los funcionarios y agentes públicos en el
ejercicio de sus funciones por no cumplir sino de una manera irregular,
incurriendo en culpa o dolo, las obligaciones legales que les están
impuestas, los hace responsables de los daños que causen”.
283 Tratado de derecho administrativo, t. III-B, nº 1042, (1994), ps.
406/407.
284 Su restablecimiento sería una medida atinada, pero quienes fueron
sus integrantes, en especial, los de mayor experiencia, son los que
pueden aportar mejor opinión.
285 El art. 110, R.I.A., dec. 467/99 establece: “Producido el informe a
que se refiere el art. 108 y, en su caso, emitidos los dictámenes por la
Sindicatura General de la Nación y/o... se notificará al sumariado en
forma fehaciente...”; por lo tanto, la vista a la SIGEN del art. 109 íd.,
en principio, se supedita a la presencia de agente sumariado, por ello,
en el supuesto señalado en el Cap. III, pto. 15.1 —ausencia de
sumariado—, no estaría prevista tal intervención.
286 Véase Cap. II, ptos. 8 y 8.1 y nota 44. En dicha nota se cita la
opinión de la Procuración del Tesoro de la Nación, relacionada con la
interpretación de los párrs. 2º y 3º del art. 3º, R.I.A., dec. 467/99,
respecto de la intervención de la FIA, como parte acusadora, véase
también “Dictámenes”, 246:405 y 246:593, RPTN, nº 40, p. 306. En
“Dictámenes”, 235:200 se han ponderado los sucesivos textos legales
que regularon, desde su creación hasta el dictado de la ley 24.946, la
FNIA, lo cual incide en su intervención como parte acusadora; tal
análisis se reiteró en “Dictámenes”, 246:593.
A partir de “Dictámenes”, 299:34 (13/10/16) se modificó la opinión de
375
la PTN (ver “Dictámenes”, citados en la nota 44, cap. III, pto. 10,
acápite c.4) y se concluyó “que la Procuraduría de Investigaciones
Administrativas puede, cada vez que así lo decida, intervenir como
parte acusadora o coadyuvante en todos los sumarios administrativos
referidos a personal de organismos estatales; ello, sin importar la forma
en que se hubieran iniciado”.
287 Véase Cap. II, pto. 8.1 y nota 44, in fine.
288 Véase Cap. III, pto. 10, acápite c.3, nota 42, ptos. b) y c).
289 En el pto. 17.2 y sus diversos puntos, nos hemos referidos al tema
del presunto perjuicio fiscal, y de la responsabilidad patrimonial,
señalando la independencia de los trámites y la circunstancia de que la
“determinación de la responsabilidad patrimonial” surgirá de una
sentencia judicial (cfr., especialmente, ptos. 17.2.1 y 17.2.3.5).
290 No obstante las diferencias entre el sumario administrativo
disciplinario y el proceso penal —véase nota 224—, para este tema se
ha tenido en cuenta: 1) D’ALBORA, Francisco J., Derecho procesal
penal, t. II, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1984/1987, nº 141, p. 45, y
nº 144, p. 75; 2) PALACIO, Lino E., Derecho procesal civil, t. I, Cap.
V, IV, “La oposición a la pretensión”, Abeledo-Perrot, 1975. D’Albora
comparte la posición “de quienes denominan acción a la potestad
dirigida a provocar la actividad de los órganos judiciales, y pretensión
al contenido del acto que se realiza como consecuencia de aquel poder
y alrededor del cual gira toda la actividad que en el proceso despliegan
sus sujetos... La pretensión consiste en la declaración de voluntad
mediante la que se solicita de un órgano judicial una actuación frente a
una persona determinada y distinta del autor de dicha declaración
(Fenech, Viada López-Puigcever, Palacio)” (t. I, nº 15, p. 68, del curso
citado, 1982/1987; en el Código Procesal, cit., coment. art. 5º, p. 42 [ed.
1999], p. 49 [ed. 2002]).
291 El instructor sólo aconseja, por ello, ante las situaciones tratadas en
el pto. 17.4.1, letras a), b), c) o d), el trámite de la etapa contradictoria
continúa (pto. 17.1.4.1), e igualmente corresponde darle vista de la
actuaciones al sumariado, como se verá en el pto. 19.2.
292 D’ALBORA, Curso de derecho procesal penal, t. II, nº 144, p. 75.
293 Lo dispuesto en los artículos citados estaba previsto en el art. 85,
R.I., dec. 1798/80; véase art. 41, EPCAPN, dec. ley 6666/57, en nota
34.
294 El director nacional de Sumarios de la PTN, ha señalado que el acto
de suscribir la vista para que el agente pueda contestarla “tiene el
incuestionable alcance de una ratificación, acorde con una práctica
376
ininterrumpida en esta Dirección Nacional”, reservándose “siempre el
director nacional” la “indelegable función de formular las conclusiones
finales” —resol. del 23/11/76, expte. 54.130/75, Ministerio de
Bienestar Social—; ello importa una actividad de supervisión.
295 Lo expresado se extiende a cualquiera de los medios de notificación
individualizados en el pto. 19.1.1.
296 Una situación que guarda semejanza con la expuesta, es la que
surge cuando se convoca a un agente a declarar a tenor del art. 61, R.I.A.
dec. 467/99, y el agente se encuentra gozando su licencia anual
ordinaria; sobre tal circunstancia, en “Dictámenes”, 234:404, Cap. I,
pto. 3, RPTN, nº 34, p. 630, se ha expresado que “deben extremarse los
recaudos para tener la certeza de que la notificación puede cumplir su
finalidad”. Es decir que el instructor debe tener certeza que la
notificación dirigida pudo ser conocida por su destinatario, pues a partir
de tal conocimiento podrá decidir si concurre o no, pues cabe recordar
que el instructor durante la etapa de investigación, si el sumariado no
concurre a la primera citación, lo debe citar por segunda vez y de no
comparecer continúa el procedimiento (véase pto. 14, acápites d] y d.1).
297 La inobservancia de esta preceptiva puede dar lugar a otra falta
disciplinaria. Como ejemplo sirve un caso decidido por la Corte
Suprema en Fallos, 303:1029, donde la agente se ausentó del país
durante el transcurso de una licencia por enfermedad (se invocó el art.
6º, inc. b] del EPCAPN, dec. ley 6666/57). En esa oportunidad, se
sostuvo que “la conducta de la agente, en especial al ocultamiento del
viaje realizado y las circunstancias antecedentes (estaba en uso de
licencia por la enfermedad que padecía), constituyen elementos que
pudieron objetivamente ocasionar la pérdida de confianza de sus
superiores, lo que impide la descalificación de la cesantía por causa de
arbitrariedad conforme a la doctrina de Fallos, 262:105 y 294:36” (p.
1033); por lo cual se revocó la sentencia de la Sala Contencioso
Administrativa que declaró la nulidad de la resolución que decretaba la
cesantía y se dispuso se dicte nuevo pronunciamiento (Fallos,
303:1029). El Dictamen del procurador general menciona al dec.
1429/73, Adla, XXXIII-A-1973, ps. 632/640, que regulaba el régimen
de licencias, luego derogado y reemplazado por el dec. 3413/79.
298 Si el agente se ha desvinculado de la Administración corresponde
dirigir la notificación a tal domicilio —pto. 14, acápite d.1.1—, sin
perjuicio de tener en cuenta lo señalado en la nota 241.
299 Otro caso podría surgir si en el mes de enero, durante la feria
judicial donde la mayoría de los abogados se ausentan de esta ciudad,
377
el letrado de confianza del sumariado se encontrase fuera de la Ciudad.
En este supuesto, si el sumariado anoticia tal circunstancia y solicita la
suspensión del plazo mientras dure la feria judicial, queda al prudente
arbitrio del instructor acceder a lo solicitado para preservar el derecho
de defensa, teniendo en cuenta que la defensa técnica integra tal
derecho. También el indicado en el pto. 19.1.5.2, letra b).
300 “La garantía de libre defensa y la instancia administrativa”, JA, 22-
1974, ps. 554/556.
301 Dicho fallo fue, posteriormente, revocado por la Corte Suprema
(véase nota 39).
302 D’ALBORA, Curso de derecho procesal penal, t. II, 157, c), p. 145;
situación que se ha modificado en el nuevo Código Procesal Penal;
véase, del mismo autor, coment. al art. 164.
303 El art. 6º, dec. 2476/90, fija: “Dispónese una banda única de trabajo
entre las 9.00 y 13.00 horas y entre 13.30 y 17.30 horas, en el ámbito
de la Administración nacional (central, cuentas especiales y organismos
descentralizados) quedando exceptuados de la presente norma los
establecimientos...” (B.O., 28/11/90).
304 En tal precedente, del 5/10/78, —Fundación Universidad de
Belgrano—, se admitió la aplicación del art. 124, CPCCN, “a tenor de
lo dispuesto por el art. 111 del dec. 1759/72, a fin de no privar al
recurrente del lapso que queda a su favor entre la finalización del
horario de oficina y la medianoche del vencimiento del plazo”.
305 PALACIO, Lino, Derecho procesal civil, t. IV, nº 342, B, p. 77.
Los arts. 23 a 29, Cód. Civil, fijan las bases para computar los intervalos
de derecho (días, meses, año) y “tales normas, por constituir preceptos
de derecho general, también tienen vigencia en el derecho
administrativo”, sin perjuicio de las excepciones que pueden
establecerse (art. 28 íd.); MARIENHOFF, ob. cit., t. II, nº 374, p. 208
(1975).
306 Véanse notas 38 y 39.
307 Véase Cap. III, pto. 12, acápite d.2, notas 95, y 110.
308 Conforme sea el momento en que este vicio se advierta, será mayor
o menor la extensión del procedimiento que deba renovarse (pto. 16,
acápite b.3).
309 Resol. del 1º/4/76, expte. 612/75 J.N.G.; resol. del 15/1/82, expte.
80.139/80; resol. del 2/12/83, expte. 279/82; esas resoluciones fueron
suscriptas por el entonces director nacional de Sumarios, Dr. Francisco
J. D’Albora.
310 D’ALBORA, Curso de derecho procesal penal, t. II, nº 141, p. 45.
378
311 Conviene recordar que a partir de “Dictámenes”, 198:60 (RPTN,
nº 18, p. 302), en virtud de lo resuelto por la Corte Suprema (Fallos,
310:316 o ED, 123:395), no rige la aplicación de la ley más benigna
(además, “Dictámenes”, 235:210, RPTN, nº 34, p. 621; 243:620; resols.
PTN 20/01; PTN, 47/01; “Dictámenes”, 267:390, Cap. II, 25/11/08,
entre otras); con anterioridad, el criterio era distinto (“Dictámenes”,
166:361; 168:165; 191:115; 190:119, entre otros).
312 Se reitera lo expresado en la nota 106. Además, corresponde tener
presente las referencias realizadas, en el Cap. III, pto. 13, acápite h),
sobre los medios probatorios.
313 Como se dijo en el acápite 18.1, no puede descartarse que la SIGEN
pudiera solicitar alguna diligencia probatoria relacionada con el
perjuicio fiscal.
314 Véase art. 41 del EPCAPN, dec. ley 6666/57, transcripto en nota
34.
315 Véanse notas 42, letras b) y c), 38 y 141.
316 En la nota 214, se mencionó que en “Dictámenes”, 151:590, 1979,
RPTN, nº 10, p. 185, se hace referencia al careo, el cual “en la práctica...
proporciona resultados generalmente efímeros” y “de utilidad harto
discutible”; en ese momento, el procedimiento se regía por la
reglamentación al art. 41 EPCAPN, dec. ley 6666/57; véase nota 34.
317 “Potestad disciplinaria de la Administración Pública”, JA,
Doctrina, 1970, p. 252.
318 En el supuesto de los testigos, la prueba no resulta admisible
cuando no se la propone del modo previsto en el Reglamento. Con
respecto a la presentación del interrogatorio véanse los ptos. 21.6.2 y
21.6.3.1.
319 Se puede dar alguna excepción conforme se indicara en el pto.
19.4.1, pero quedará a la prudente decisión del instructor tal admisión,
conforme sean las circunstancias que se presenten. La concurrencia del
sumariado, tanto a las audiencias fijadas, como para compulsar las
actuaciones en la Oficina de Sumarios, es una actividad que se realiza
en horario de trabajo, y no se puede ver restringida ya que está
autorizada, implícitamente, para posibilitar y asegurar su defensa. En
su caso, y de ser necesario, el instructor le tendrá que extender, al
agente, la constancia de su concurrencia.
320 Derecho procesal civil, t. III, nº 236 a, (1976), ps. 124/126.
321 Ídem, t. III, nº 236 b, p. 128.
322 Tal el argumento de Palacio al comentar el art. 430, CPCCN,
cuando preveía un máximo de doce testigos (ob. cit., t. IV, nº 471, b],
379
p. 583, ed. 1992), resulta extensible al art. 114, R.I.A., dec. 467/99.
323 Véase lo expuesto en nota 38; en el pto. 13, acápite a.3 y nota 115.
324 Cfr. PALACIO, Derecho procesal civil, t. IV, nº 466, p. 565, y nº
476, p. 602. El art. 86, R.I.A., dec. 467/99 establece: “El testigo podrá
rehusarse a contestar las preguntas en los siguientes casos: a) Si la
respuesta lo expusiere a un enjuiciamiento penal. b) Si no pudiera
responder sin revelar un secreto al que se encuentra obligado en razón
de su estado o profesión” (art. 62, R.I., dec. 1798/80), véase pto. 13,
acápite d.1.2.
325 PALACIO, ob. cit., t. IV, nº 479, F, p. 626. En la nota 160, trae una
cita de Caravantes como ejemplo: “Si la parte contraria preguntase en
su interrogatorio a un testigo que declare ser cierto que entregó a su
contrincante una cantidad en depósito, podrá repreguntar éste que diga
ser cierto que se la entregó en billetes de banco, o en moneda, y en tal
caso en qué especie, en tal día, delante de tales personas, etc. (Tratado,
cit., t. I, p. 234).
326 De darse las situaciones desarrolladas en el pto. 21.7, la parte
contraria no se puede oponer al desistimiento del testigo ofrecido por la
otra, pues el interés en su producción reside en quien la ha ofrecido
(CCrim. y Correc., Fallos, II:293).
327 Tal intervención resulta irrestricta, véase D‘ALBORA, Curso de
derecho procesal penal, t. II, nº 146, d.4, p. 100.
328 Cfr. D’ALBORA, Curso de derecho procesal penal, t. I, nº 63, ps.
175/176; Cfr. CCrim. y Correc., Sala V, 9/9/77, Fallos, 2ª serie, II:397.
329 D’ALBORA, Curso de derecho procesal penal, t. II, nº 146, d.4, p.
100.
330 CCrim. y Correc., Fallos, 2ª serie, I:313.
331 D’Albora, en su Curso de derecho procesal penal, denominó con el
título “La discusión final”, la etapa que durante el plenario, en el Código
—ley 2372— derogado, se iniciaba después de producida la prueba,
agregados los cuadernos al principal, y puesta de la causa en Secretaría
(art. 490), para que las partes solicitaren alegar sobre la prueba (art.
492). Ese título, para este momento del procedimiento disciplinario, nos
parece muy atinado, por eso lo usamos.
332 No se puede descartar que la prueba practicada a solicitud del
sumariado le pueda resultar adversa; sobre la comunidad de la prueba,
véase pto. 21.8.
333 Como se dijera en el pto. 17, la actividad del instructor en la
sustanciación de un sumario es indispensable, por lo cual, cabe estar a
lo allí señalado en orden al vencimiento del plazo.
380
334 De seguirse el criterio indicado en los ptos. 18.1, y 18.2.1, en orden
a la realización de alguna diligencia probatoria solicitada por la SIGEN,
el instructor tendría que ponderar darle nueva intervención a dicho
organismo.
335 En el expte. 46.394/03 del Registro del Ministerio de Relaciones
Exteriores, Comercio Internacional y Culto, en un informe de la
Dirección Nacional de Sumarios e Investigaciones Administrativas del
31/3/04, con relación al art. 116, R.I.A., dec. 467/99, se sostuvo:
“Corresponde al instructor cuando la permanencia en Fiscalía del
expediente se prolonga, el adoptar los recaudos para que la parte
acusadora se expida, por tratarse del alegato, con lo cual tendrá que
fijarle un plazo prudencial e indicarle que, a su vencimiento, se le podrá
dar por decaído el ejercicio de la facultad de alegar sobre la prueba
producida”.
Capítulo V
El Sumario Disciplinario
Su finalización
Alfredo L. Repetto
382
A la finalización de esta audiencia se labrará un acta que será firmada
por el instructor, los funcionarios intervinientes y en su caso, por el
sumariado, la que se agregará al expediente.
383
También conviene recordar que, el art. 111 íd., en su último apartado,
en relación con el descargo, prevé:
Por otra parte, el art. 121 íd., dispone sobre el modo de comportamiento
de los concurrentes:
384
Quien presida la audiencia podrá excluir de la sala de audiencia al
infractor.
385
forma sustancial del procedimiento, pues las formas esenciales o
sustanciales en la etapa contradictoria se integran con la requisitoria, el
descargo, la prueba y el alegato (“Dictámenes”, 198:11), con lo cual
termina todo posible debate.
Por eso y, como para algunos casos, la audiencia resulta facultativa (art.
118), en los casos previstos, se podría, como excepción, obviar su
realización, cuando razones económicas —reducir o restringir
erogaciones— lo hagan conveniente, en épocas de emergencia
económica, sin perjuicio de lograr una mayor celeridad, o menor
tiempo, para el dictado del acto conclusivo.
386
perjuicio, ni la nulidad por la nulidad misma (conf. Fallos, 314:290;
319:119; 320:1611; 322:507; 324:1564, entre otros)” (“Dictámenes”,
273:393, cap. II, pto. 5).
387
principios generales que las informan a efectos de recomendar
conductas acordes con la justicia y el interés legítimo de quien formula
la consulta. (“Dictámenes”, 141:202, RPTN, nº 10, p. 37; cfr.
“Dictámenes”, 197:61; 202:89; 207:517; 241:184, entre otros).
O también:
388
presente sino que requiere la elucidación de una cuestión general y
abstracta.
389
...verificar la existencia material y jurídica de la falta disciplinaria
investigada; ante su inexistencia material o jurídica la sanción aplicada
sería ilegítima (pto. 12, acápite c.1.2 y nota 85).
390
También podría opinar motivadamente que otro agente tendría que ser
vinculado como sumariado y así expresarlo, para que la autoridad
competente, al momento de dictar el acto conclusivo, pondere tal
petición (Cap. III, pto. 14, acápites a.3.1 y a.3.3) 340.
Al respecto se ha dicho:
391
Cuerpo de Abogados del Estado del reemplazante resulta admisible sólo
cuando no sea posible el nombramiento de otro funcionario de la
jurisdicción en condiciones legales, ello es así en razón del carácter
excepcional de la intervención de este organismo, el cual esta llamado
a prestar asesoramiento con posterioridad al de la Delegaciones
(“Dictámenes”, 200:67), (“Dictámenes”, 218:98; “Dictámenes”,
232:336, RPTN, nº 33, p. 643; “Dictámenes”, 267:446, Cap. II).
392
b) la existencia de responsabilidad del o de los sumariados y la
aplicación de las pertinentes sanciones disciplinarias.
El art. 91, R.I., dec. 1798/80, tenía un texto similar en relación con los
incs. a), b), c) y d);
393
La resolución debe respetar el principio de congruencia, por ello, debe
comprender “los hechos descriptos en la orden de sumario”, afrontados
por el sumariado en su declaración, tratados y atribuidos por el
instructor en su requisitoria y objeto de debate y prueba en la etapa
contradictoria (Cap. III, pto. 6, acápite c.2, letra b]).
1.3.1.1. Elementos
a) Los hechos
394
Entre los principios que rigen el proceso disciplinario administrativo,
Fiorini señalaba:
395
Dicho criterio se reitero en “Dictámenes”, 268:278:
b) La calificación jurídica
En el Cap. III, pto. 12, acápite c.1.2 y nota 84, nos hemos referido a los
deberes y prohibiciones previstos en la LMREPN, y cómo se integran
y complementan conforme otras normas, en sentido material, que se
dicten 347.
396
responsabilidades y acciones (misión y funciones) que permiten
conocer las tareas que deben cumplir los agentes (se trate de direcciones
nacionales o generales, direcciones, departamentos, gerencias o
subgerencias) y que posibilitarán ponderar si éstos han cometido o no
una falta disciplinaria (véase nota 103).
Y la ley 25.188, que en los arts. 7º y 8º califica como falta grave los
incumplimientos allí establecidos (cfr. art. 5º, inc. m]; art. 23, inc. b] de
la Reglamentación aprobada por dec. 1421/02).
b.1. No se debe olvidar que la ley ha fijado las causas para imponer
determinadas sanciones (arts. 30, 31, 32 y 33, LMREPN; en su
momento: arts. 30, 31, 32 y 33, RJBFP; y arts. 34, 36, 37 y 38,
EPCAPN, dec. ley 6666/57; Cap. I, ptos. 2 y 2.1).
Por eso, el acto administrativo tendrá que expresar las razones que
sustentan la existencia material y jurídica de la falta disciplinaria, pues
el control de legalidad o legitimidad, en sede judicial, importa verificar
el de la debida aplicación de las normas, de manera que los hechos se
configuren y clasifiquen (califiquen) adecuadamente y que las
sanciones se ajusten al texto legal (CSJN, Fallos, 259:266; 267:77;
306:820 y 1792; 311:2128, entre otros; véase nota 79).
397
En Fallos, 259:266 (1964) la Corte Suprema sostuvo:
c) La ausencia de arbitrariedad
398
razonada de los hechos o circunstancias comprobadas de la causa y del
derecho vigente.
399
La lectura de la sentencia recurrida impide conocer los motivos que
llevaron al tribunal a disponer el nuevo sobreseimiento definitivo. Al
uso de términos que no existen en el idioma castellano se agrega una
sintaxis que conspira contra una clara comprensión de argumentos que,
por tanto, no logran fundar mínimamente la nueva resolución.
400
c.1.1. En “Dictámenes”, 113:99 (1970), se sostuvo:
Se expuso:
401
La circunstancia de haberse ejercitado una facultad discrecional no
obsta a que el acto en cuestión deba cumplir con el requisito
constitucional de la razonabilidad el que comprende la necesaria
fundamentación de los actos administrativos, la existencia de hechos
ciertos y probados que justifiquen la decisión adoptada, y la debida
proporcionalidad que debe guardar el objeto del acto con los hechos que
lo motivan 351.
Por otra parte, el art. 7º, inc. c), LNPA, 19.549, prevé:
402
Antes de su emisión deben cumplirse los procedimientos esenciales y
sustanciales previstos y los que resulten implícitos del ordenamiento
jurídico 353.
403
art. 172, CPPN, dice: “Renovar implica cumplirlos de nuevo...
Rectificar significa salvar el vicio”.
En el Cód. Proc. Crim. (ley 2372), del juego armónico de los arts. 509
y 512, cuando se producía una nulidad absoluta en el procedimiento,
éste se debía sustanciar nuevamente.
404
En este caso, se tendrá que dictar la orden de sumario para ese hecho, y
tramitarlo debidamente. Recién con esta orden, para ese episodio, se
dará la situación indicada en el pto. 6.2, acápite d).
405
El Reglamento ha fijado la Oficina de Sumarios integrada por
instructores, y exclusivamente éstos pueden llevar a cabo la tarea, para
que la actividad resulte válida.
b.3. La vinculación como sumariado (art. 61) es una forma esencial del
procedimiento, por lo cual, si el agente no fue convocado en tales
términos, y sólo fue oído como simple imputado (art. 62), no puede ser
pasible de una sanción disciplinaria:
La omisión de llevar a cabo esa diligencia afecta los actos que tienen
como presupuesto dicha vinculación: la requisitoria, el descargo y la
resolución, que sin la expresa asunción de tal carácter resultan írritos
(“Dictámenes”, 168-2). (“Dictámenes”, 193:127, pto. II, RPTN, nº 17,
p. 213; “Dictámenes”, 164:324, pto. III; “Dictámenes”, 220:89,
406
En “Dictámenes”, 213:248, se sostuvo: “Al hacerle saber a L...que ‘ha
caducado su derecho a efectuar descargo’...”, cuando el plazo de 10 días
del art. 85, R.I., dec. 1798/80, para efectuar su descargo y proponer
medidas de pruebas, no estaba vencido, importó afectar
407
hubiera renovado el procedimiento, se estará en condiciones de dictar
el acto conclusivo.
408
sumario si, con posterioridad y dentro del trámite impreso al recurso
jerárquico, se concedió al sumariado la oportunidad de ejercer con
amplitud su derecho de defensa (véase ‘Dictámenes’, 115:289 y CSJN,
in re ‘Kusnir, Juan E. c/Universidad Nacional de Buenos Aires’, ED,
22/1/70)”. (“Dictámenes”, 235:524).
409
La posibilidad de apartarse del acatamiento estricto a las reglas del
debido proceso legal, que excepcionalmente se admite en el derecho
administrativo disciplinario, expresa Marienhoff, sólo procede cuando
se trata de sanciones mínimas, cuya existencia y posible aplicación son
ínsitas a la Administración Pública; tales serían el “llamado de
atención”, “apercibimiento”, pero jamás se extiende a las graves
sanciones de multa con privación de la libertad, cesantía o exoneración
a cuyo respecto las reglas del debido proceso imperan con estricta
rigidez 359.
Se agregó:
410
recurrente, considero que debe instruírsele sumario a tales efectos en
forma inmediata, dado que la nulidad de su cesantía se debe a
deficiencias del procedimiento y no implica valoración de las conductas
que motivaron su iniciación, las que deben apreciarse a través del
Sumario substanciado con las debidas garantías. (“Dictámenes”,
111:80) 360.
411
por la Corte Suprema de Justicia en el sentido de que es factible
considerar subsanados los vicios del sumario si, con posterioridad y
dentro del trámite impreso al recurso jerárquico, se concedió al
sumariado la oportunidad de ejercer con amplitud su derecho de
defensa. Tal solución, por otra parte consulta sólidas razones de
economía procesal que, en la especie, cobran particular relevancia en
razón del ya excesivo trámite impreso a estos actuados, en los que se ha
debatido hasta el hartazgo la conducta del recurrente en los hechos que
originaron la sanción aplicada. (“Dictámenes”, 115:289).
412
Sólo podrá fundarse en la ilegitimidad de la sanción, con expresa
indicación de las normas presuntamente violadas, o de los vicios que se
atribuyen al sumario instruido.
413
Para la “teoría de la subsanación” la violación en sede administrativa
de las exigencias del debido proceso resulta subsanable en sede judicial
(cfr. Fallos, 292:15).
Por eso, como el recurso judicial directo “sólo podrá fundarse” en dos
gravámenes, uno de ellos en “...los vicios que se atribuyen al sumario
instruido”, queda en evidencia, como señalamos en el acápite c.1.1 (pto.
23.3.1.2), que ciertos vicios no se pueden subsanar en sede judicial,
pues si se admitiese tal criterio (el sostenido por la teoría de la
subsanación), el recurrente nunca podrá obtener una sentencia que
reconozca la existencia de tales vicios, haga lugar al agravio y disponga
que el sumario tramite en debida forma, desde el último acto válido,
conforme indicamos en el párrafo precedente.
414
El personal no podrá ser sancionado más de una vez por la misma causa
(art. 39, RJBFP: El personal no podrá ser sancionado sino una vez por
la misma causa; art. 42, in fine, EPCAPN, dec. ley 6666/57).
En cualquiera de los dos supuestos, por aplicación del principio non bis
in idem, se impide que al agente se lo juzgue nuevamente por ese
episodio, pues hubo cosa juzgada.
415
1.3.1.3. Ejercicio de una facultad
1.3.2. La decisión
El art. 122, R.I.A., dec. 467/99, establece aquello que debe declarar la
resolución.
416
Por eso, el acto estará viciado en su objeto (pasible de nulidad) si se
pretende aplicar un sanción disciplinaria que no esté expresamente
prevista en la ley (véanse Cap. V, ptos. 23.3.4 a 23.3.4.1.1).
b) las excepciones;
417
c) el tema de fondo.
En el Cap. IV, pto. 19.5, acápites a, a.1 y a.2, hicimos referencia a las
excepciones de prescripción y cosa juzgada (“Dictámenes”, 96:290 y
114:137). Con la excepción de cosa juzgada se evita transgredir el
principio de non bis in idem (acápites a.1 y a.2 citados).
Cabe recordar lo indicado en el pto. 19.5, acápite a.1, Cap. IV, en cuanto
a que la orden de sumario importa la suspensión del plazo de
prescripción hasta el dictado del acto conclusivo (“Dictámenes”,
250:330, Cap. I, pto. 5; “Dictámenes”, 266:95, Cap. I, pto. 2;
“Dictámenes”, 267:145; 267:394, RPTN, nº 50, p. 223, entre otros).
418
La autoridad competente (art. 122, R.I.A., dec. 467/99) debe resolver
estas cuestiones (planteo de prescripción o posibles nulidades) y la
omisión de su tratamiento y decisión pueden provocar la nulidad del
acto conclusivo y la necesidad de dictar un nuevo acto conclusivo.
419
b) “el hecho investigado constituye irregularidad”, y pueden darse
distintos supuestos:
420
culpabilidad real, la cual requiere necesariamente la objetiva
comprobación de una actitud de menosprecio o indiferencia (Soler,
“Culpabilidad real y culpabilidad presunta”, Revista del Colegio de
Abogados de La Plata, nº 12, 1964, p. 336) 368.
Para que haya reproche es preciso que la persona posea una cierta
aptitud subjetiva (capacidad de comprender y dirigir su acción; la
imputabilidad), y que, además, haya ejercitado esa capacidad subjetiva
en el actuar concreto (conocimiento y voluntad respecto del acto
realizado); sólo podrá ser culpable quien es imputable, es decir quien
goza en el momento del hecho de esa posibilidad de comprender y
dirigir; también debemos señalar que hay causas que excluyen la
imputabilidad y otras que excluyen la culpabilidad.
421
1.3.2.3. Proceso penal en trámite
422
autoridad tendrá que obrar del modo establecido por las disposiciones
mencionadas:
423
En “Dictámenes”, 248:94, frente a tal situación se señaló:
Con los mismos efectos del último párrafo del art. 130, conforme al
cual: “Dicho lapso no operará a los efectos de la prescripción y
quedarán suspendidos todos los términos fijados en el presente
reglamento”, y de acuerdo a cuál sea el pronunciamiento penal
(“Dictámenes”, 233:324 y sus citas), podrá decidir sobre el
temperamento a seguir. (“Dictámenes”, 248:94) 371.
424
El personal podrá ser objeto de las siguientes medidas disciplinarias:
a) Apercibimiento.
c) Cesantía.
d) Exoneración.
425
de jerarquía inferior a director, que sean directamente responsables de
unidades orgánicas cuya ubicación geográfica o descentralización
operativa justifiquen tal medida. En el supuesto de delegación de
suspensión de hasta cinco (5) días, sólo se podrá imponer hasta un
máximo acumulable de veinticinco (25) días en los doce (12) meses
inmediatos anteriores.
B) También se debe tener presente el art. 1º, inc. c), del dec. 101/85
(B.O., 18/1/85) 372.
426
invista de tales atribuciones —en el caso, mediante el art. 8º del dec.
557/59— al presidente del Directorio del organismo descentralizado de
que se trata, si exigencias provenientes de la complejidad de las
funciones del Estado así lo requieren, toda vez que las facultades a que
se viene aludiendo no son de aquéllas a las que pueda considerarse
como indelegables en razón de su naturaleza ínsita (consid. 4º)...
D) Como ya se dijera:
427
El art. 5º, R.I.A., dec. 467/99, prevé el supuesto de que:
428
si bien la tramitación del sumario disciplinario corresponde a “la
jurisdicción donde se produzca el hecho” (art. 4º, R.I.A., dec. 467/99),
cuando “surgiere la participación en el hecho que lo motiva personal de
otro organismo”, el dictado de la resolución conclusiva a su respecto
corresponde a dicha autoridad, previa opinión del servicio jurídico
respectivo (arg. art. 5º, R.I.A., dec. 467/99, “Dictámenes”, 233:150).
429
desarrollado por la autoridad donde se produjo el hecho, y ello permite,
en lo relativo a la existencia del hecho (no de la culpabilidad que es
personal), una cierta uniformidad 375.
430
será ejercida por el órgano competente a tal efecto (art. 90, Reglamento
de Investigaciones aprobado por el dec. 1798/80).
431
1.3.3.4.1. En “Dictámenes”, 221:149 (RPTN, nº 27, p. 223) se
consideró la situación surgida con motivo del dictado de la ley 24.049,
que facultó al Poder Ejecutivo nacional
El art. 12 dispuso:
432
y, también razonablemente, que las eventuales sanciones las aplicará la
nueva jurisdicción.
a) Las correctivas
b) Las expulsivas
433
Además, “la exoneración conllevará necesariamente la baja en todos los
cargos públicos que ejerciere el agente sancionado” (art. 33, último
párrafo, LMREPN); se refiere a los empleos que ejerza, en el orden
nacional, en virtud de no darse una situación de incompatibilidad (art.
25, LMREPN y su reglamentación) 380.
434
b.2. En “Dictámenes”, 70:294 (22/9/59) se dijo:
435
decorosa y digna, ya sea en el servicio o fuera de él, o cualquier otra
que implique realizar o propiciar actos incompatibles con las normas de
moral, urbanidad y buenas costumbres, o que en general comprometan
la moralidad y decoro que deba imperar en la administración pública
nacional, dará lugar a la automática separación del causante de todos
los empleos que desempeñe en dicho ámbito, siempre que para la
aplicación de aquella medida se hubieran seguido los recaudos fijados
en los arts. 35, 40, 41, 42 y 44 del estatuto del Personal Civil de la
Administración pública nacional y su reglamentación, u otros que
contengan similares garantías de defensa, según sea la jurisdicción en
que se originara la medida. En estos casos no resultará necesaria la
sustanciación de nuevo sumario, sirviendo el incoado en el organismo
donde se aplicó la medida original para las que se dicten en su
consecuencia en las demás jurisdicciones (Adla, 1962, XXII-A-504).
436
La supuesta opción discrecional sólo podría argumentarse respecto de
la elección que se otorga a la Administración entre las variedades del
apercibimiento y de la suspensión, pero no entre éstas y las medidas
expulsivas, o entre una u otra medida segregativa 382.
1.3.4.1.1. Su determinación
437
legal; ...opino que el llamado de atención de que se trata en el presente
ha constituido sustancialmente una sanción.
Además, se dijo:
1.3.4.2.Graduación
a.1. En este aspecto, cabe tener presente, por ejemplo, que el art. 30,
LMREPN, prevé como sanción disciplinaria la “suspensión de hasta
treinta (30) días en un año, contados a partir de la primera suspensión”.
438
Esta disposición se debe correlacionar con el art. 32, inc c), LMREPN
que, como causal para imponer cesantía, establece: “Infracciones
reiteradas en el cumplimiento de sus tareas, que hayan dado lugar a
treinta (30) días de suspensión” en los doce meses anteriores (el RJBFP,
en el art. 32, inc. d], preveía: “Infracciones que den lugar a la
suspensión, cuando haya totalizado en los doce (12) meses inmediatos
anteriores, treinta (30) días de suspensión”).
c) En el caso de los arts. 31, inc. c) y 32, inc. e), LMREPN, ante el
“incumplimiento de los deberes determinados en el art. 23 de esta ley”,
el órgano decisor tendrá que calificar la falta, y, conforme “la gravedad
y magnitud de los hechos” (“de la falta”), podrá aplicar de un
“apercibimiento o la suspensión hasta treinta (30) días”, o sino la
cesantía (art. 31, inc. e], y art. 32, inf. f], RJBFP) 386.
439
En la nota 80 se dijo:
b) el principio de oportunidad.
440
1.3.4.4. Ausencia de proporción
441
tan extrema gravedad como la cesantía; este criterio se ha reiterado
(“Dictámenes”, 114:315 [1970]; 130:374 [1974]; 194:190, RPTN, nº
17, p. 281, entre otros).
442
Federal que declaró la nulidad de la resolución de cesantía dictada en el
ámbito de la Universidad.
En el consid. 6º dijo:
Agregó:
443
más evidente si se observa que la actora carecía de antecedentes en su
legajo personal... (ps. 299/300).
Comadira señala que “la competencia del Poder Judicial para convertir
actos administrativos nulos por exceso de punición, en otros no
afectados por esa invalidez”, es una cuestión polémica, y cita dos fallos
de la Corte Suprema donde la exoneración se convirtió en cesantía 391.
444
En él, la medida expulsiva tomada por la Administración se la
reemplaza por otra totalmente diferente, cual es la suspensión... Surge
evidente que aquí el tribunal está obrando como administrador. Lo que
es írrito. El tribunal, equivocadamente, acude, al decidir, a la figura de
la conversión cuando, en realidad, lo que hace es algo por completo
diferente; en su decisión no hay conversión sino sustitución de una
sanción por otra de distinta naturaleza (p. 171).
En el consid. 6º se sostuvo:
445
a.2.1. La CSJN, en Fallos, 267:77, reiteró tal criterio:
a.2.2. Una vez que la sentencia judicial declara la nulidad del acto
administrativo conclusivo del sumario administrativo disciplinario,
vale decir del acto que impuso una sanción disciplinaria, corresponderá
a la Administración (centralizada o descentralizada) dictar, previo
dictamen del servicio jurídico permanente un nuevo acto conclusivo del
sumario disciplinario conforme los supuestos previstos en el art. 122,
R.I.A., dec. 467/99 (pto. 23.3.2.2). La solución de la CSJN en los casos
Nassif y Molinelli (acápites a.2 y a.2.1, respectivamente), pueden
resultar discutibles o polémicos, pero mantienen el acto de remoción
del agente (cesantía en lugar de exoneración), “el cual en un caso como
el presente aparecería convalidado de antemano” (Fallos, 259:266,
consid. 6º).
446
corresponda, nos parece, cuando se trata del régimen disciplinario de la
relación de empleo público es privativo de la Administración (del poder
administrador).
447
las pautas que anteceden se ajustarán a los efectos propios de la especie
represiva que se aplique; también en el resuelvo, pto. 4, p. 545).
448
impugnado, si ello correspondiere conforme al art. 19 de la ley; o bien
a aceptarlo, revocando, modificando o sustituyendo el acto, sin
perjuicio de los derechos de terceros.
449
La última parte prevé una excepción, por lo cual la autoridad
competente del ente descentralizado (“ente autárquico”, art. 94) tendrá
que dictar el nuevo acto conclusivo, atendiendo a las razones vertidas
en la resolución del recurso (es una situación semejante a la desarrollada
ante la sentencia judicial de anulación). El sumario administrativo
disciplinario es un expediente que finaliza con el dictado del acto
conclusivo, el que tiene sus particularidades cuando un agente reviste
la calidad de sumariado (véanse ptos. 23.3, 23.3.2 y 23.3.2.2), por lo
tanto, si la impugnación vía administrativa o judicial (véanse ptos. 24.2
a 24.2.3) tiene acogida favorable, corresponde que en sede
administrativa se dicte un nuevo otro acto conclusivo que declare la
exención de responsabilidad o la aplicación de una sanción disciplinaria
y recién cuando éste adquiera la calidad de firme se podrá saber si con
motivo de ese sumario hubo agente sancionado o no 392.
450
La palabra ius, explica Di Pietro, se la traduce, habitualmente, como
“derecho”, pero los romanos no la usaban sino que hablaban del ius. El
sentido de este vocablo, aun cuando en su forma más amplia equivale a
lo justo, fue variando en las distintas épocas.
En la época clásica (se extiende del 130 a.C. al 230 d.C.). El ius
“adquiere un sentido más complejo, como lo es la búsqueda de las
soluciones de justicia en cada caso específico” 393.
451
alberga un sentido moralizante, en el sentido de que la conducta justa
es aquella que sigue el camino recto. Comenzará a ser empleada por los
autores cristianos de la tardía época del Bajo Imperio. Pero no
trascenderá a lo jurídico, donde siempre se utiliza el vocablo ius 396.
452
La justicia es la virtud (hábito) que reside en el sujeto; lo justo es su
objeto, es la obra justa, la operación justa 398.
453
Aristóteles enseña: “Lo justo, pues, es lo legal y lo igual; lo injusto, lo
ilegal y lo desigual” (E.N. V:I, p. 110; V.1.1129b 3-5). “Lo justo” se
puede considerar en dos sentidos: “lo legal y lo igual”.
“La justicia parece ser la única de las virtudes que es un bien ajeno,
porque es para otro” (E.N., Lib. V, Cap. I, p. 111; V.1.1130a 5-7); la
justicia perfecciona la relación con el otro (o algo del otro), al cual se le
da, lo que se le debe o lo que le corresponde conforme al título que (ese
otro) ostenta.
454
interesado subsidiariamente en el cumplimiento de lo debido en derecho
402.
455
Las leyes van a determinar lo justo y lo injusto, como normas que han
de dirigir la actividad jurídica; las leyes son fuentes del ius, del derecho
(véase acápite e, La conducta jurídica valiosa y la conducta
antijurídica).
Un precepto de ley, como obligatorio que es, versa sobre algo que se
debe hacer. Mas el que algo deba hacerse proviene de la necesidad de
algún fin. Por lo cual es evidente que es esencial al precepto que importe
orden al fin, a saber, en cuanto se preceptúa lo que es necesario o
conducente al fin (S.T., I-II, q.99, a.1.).
456
La obligación jurídica (la conducta debida a otro) es una necesidad de
fin, pero la persona como goza de libertad puede no realizar la conducta
debida y como el orden jurídico, señala Lamas, no puede tolerar su
vulneración, porque ello compromete su propia existencia como orden
a un fin (tiene que prever) como alternativa de la necesidad de fin, una
necesidad de hecho para el caso de que aquélla fracase. Y esta necesidad
de hecho es la coacción. Ella consiste en una cierta violencia que se
ejerce sobre la voluntad de alguien y, en sentido jurídico, tiene por
objeto la sustitución de la conducta debida omitida o el castigo de dicho
incumplimiento o de la prohibición violada.
457
La fuerza coactiva hace a la eficacia del derecho, tanto de la ley, como
de la sentencia del juez.
458
señala que el fin de toda ley es ordenar lo regulado al bien común de la
comunidad política.
Porque la ley prescribe juntamente hacer los actos del valiente tales
como no abandonar las filas (del ejército), ni huir ni arrojar las armas;
y los del temperante, como no cometer adulterio ni incurrir en excesos;
y los del varón manso, como no herir ni hablar mal de nadie, y lo mismo
en las otras virtudes y fechorías (malicias), ordenando (mandando) unas
cosas, prohibiendo otras, rectamente la ley rectamente establecida,
menos bien la improvisada a la ligera (ps. 110/111; V.1.1129b 20-27).
“...la ley es, por tanto, razón sin deseo” (Política, Lib. III. 16, 1287a,
Gredos —“inteligencia sin las ciegas pasiones”—) 409.
d) La justicia particular
459
Aristóteles también trata de la justicia particular y de lo justo según ella,
una forma tiene lugar en las distribuciones de honores o de riquezas o
de otras cosas que puedan repartirse entre los miembros de la república,
en las cuales puede haber desigualdad e igualdad entre uno y otro; se
refiere a la justicia distributiva.
La justicia tiene como materia propia las acciones exteriores del hombre
(un hacer, dar u omitir) referidas a otros y a las cosas exteriores que
están al uso del hombre, a las que regula según la razón de debido, pero
conforme a cierta igualdad de proporción (S.T., II-II, q. 58, a.2. y a.8)
460
racional que señalará la prudencia, tiene que estar en la persona (en
nosotros), por lo cual se dice que el medio es subjetivo, por
corresponder a la persona (cfr. E.N., Lib. II, Cap. VI, p. 52; II.6. 1106a
27-35, 1106b 1-7.).
En este caso, lo justo es algo debido según una cierta igualdad que será
proporcional, como ocurre, por ejemplo, en materia de impuestos, en
donde el contribuyente debe a la sociedad lo que el título de ésta exige
contra él, pero ello es sólo proporcional a lo que puede exigir de otro
contribuyente, donde puede haber una desigualdad respecto del primer
contribuyente, en lo que atañe a la fortuna —a su capacidad
contributiva— 411.
461
Es indiferente, en efecto, que sea un hombre bueno el que haya
defraudado a un hombre malo, o el malo al bueno, como también que
sea bueno el que haya cometido adulterio. La ley atiende únicamente a
la diferencia del daño y trata como iguales a las partes, viendo sólo si
uno cometió injusticia y otro la recibió, si uno causó un daño y otro lo
resintió.
462
Esa igualdad, como se ha dicho implica un medio, el cual es un medio
real, objetivo o material, pues implica un quantum con relación a una
medida inmanente a la relación misma.
463
El acto justo perfecciona la relación con el otro o con algo del otro
(véase acápite c), al cual se le da lo que se le debe o lo que corresponde
(su derecho), conforme al título que (ese otro) ostenta.
El que roba a otro, no sólo daña a una persona particular, sino que
también perjudica la vida social ...; el derecho expresa, mediata o
inmediatamente, una ordenación al bonum commune, es decir una
orientación finalística intrínseca hacia la societas perfecta 416.
Como se ha dicho:
Dado que el acto de justicia es dar a cada uno lo que es suyo, al acto de
justicia precede el acto por el cual algo se hace de alguien, como se ve
en las cosas humanas; pues alguno trabajando merece que se haga suyo
aquello que (luego) el retribuidor (el remunerador) por un acto de
justicia le da (Tomás de Aquino, Suma Contra los Gentiles, Lib. II, Cap.
28; S.T., II-II, q.57, a.1.); pues “dícese ser suyo personal de cada uno lo
que se le debe según la igualdad de proporción”, S.T., II-II, q.58, a.11.)
(Cap. III, pto. 12, acápite c.1.2.).
464
En la nota 400 nos hemos referido a los términos análogos y el término
derecho es análogo, pues se pueden significar distintas realidades, una
de las cuales será la acepción principal y las otras serían derivadas o
relacionadas con ésta. Por ello, previo a ingresar al tema del epígrafe
veamos tales sentidos:
465
la misma cosa justa, es decir, el derecho subjetivo para ser tal debe
fundarse en lo objetivamente justo; lo objetivamente justo mide y limita
al derecho subjetivo.
466
También es justo que el depositante (Cayo) tenga el poder de reclamarle
(derecho subjetivo) al depositario (Ticio) la cosa depositada.
467
e.2. La conducta antijurídica, conducta disvaliosa o axiológicamente
negativa, implica:
468
La ley que regula la relación de empleo público, establece la medida de
los títulos y de las prestaciones respectivas, entre la Administración
Pública y el agente público. Establece deberes (u obligaciones) y
prohibiciones, también fija cuales hechos u omisiones configuran faltas
disciplinarias, como las sanciones disciplinarias (la relación de empleo
público origina para ambas partes una serie de deberes).
El infractor sólo podrá reclamar que la sanción sea justa, es decir, que
guarde proporción con la falta cometida (entre la falta y la sanción tiene
que haber una cierta igualdad); en este caso, lo suyo, para el agente
infractor importará una perdida: desde la privación de sus haberes
(suspensión) hasta la extinción o conclusión de la relación de empleo
público (cesantía o exoneración).
469
Es de pacífica doctrina, como principio general, el de que el derecho
disciplinario se diferencia del penal en que, respecto de este último, rige
el sistema de “obligatoriedad”, según el cual la conducta ilícita prevista
en la ley impone al órgano jurisdiccional el deber ineludible de aplicar
una sanción determinada.
470
Por otra parte, el texto mismo del Estatuto y la ubicación de las normas
pertinentes así lo demuestran.
471
Administración necesariamente deba necesariamente hacerlas
efectivas”. (“Dictámenes”, 109:353 (1969); 113:73 (1970); 172:395
(1985); entre otros) 421.
Sin embargo, el art. 30, LMREPN establece: “El personal podrá ser
objeto de las siguientes medidas disciplinarias” (art. 30, RJBFP).
Expresa Marienhoff:
472
La Administración realiza una valoración que integra el juicio de
oportunidad (II-454, ps. 412/413, también ps. 414/415).
473
Según dicho autor:
También agrega:
474
particulares del caso; también refiere sobre los efectos con relación al
tiempo 426.
Como se ha dicho:
475
En ese asesoramiento contestó las instrucciones solicitadas ante la
eventual interposición del recurso extraordinario (art. 14, ley 48), contra
la sentencia de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Federal y
Contencioso Administrativo de la Capital que declaró:
También indicó:
476
1.4. Las diferencias entre el sumario disciplinario (R.I.A.) y el
procedimiento común (RPA)
En el punto 10, Cap. III, acápite c), se reiteró y señaló que sus
particulares se irán indicando en el transcurso de este trabajo; ya en ese
punto se hizo referencia a las dos etapas: de investigación y
contradictoria, que se desarrollaron en ese Capítulo III, en el IV y en el
actual V, y el conocimiento de ambas etapas, el modo de su desarrollo
y ante quién se desarrollan, es lo que permite comprender las
diferencias que brevemente se expondrán y contrapondrán para
entenderlas (i. para el sumario disciplinario; ii. para el procedimiento
común).
477
La sustanciación del sumario administrativo disciplinario permite a la
Administración, como al agente público que resulta sumariado, que
mediante su sustanciación se garantice el debido proceso y la defensa
en juicio para la comprobación (o no) de las causas (faltas
disciplinarias), como de la consecuente responsabilidad subjetiva (o no)
del agente, que permitirán aplicar las sanciones disciplinarias que, en el
caso, de la cesantía o exoneración harán concluir la relación de empleo
público.
478
escrito que debe contener una relación del hecho o de los hechos
(requisito indispensable en todo tipo de procedimiento o de proceso) “y
si lo considera pertinente, la norma en que el interesado funde su
derecho”, “La petición concretada en términos claros y precisos” y
“Ofrecimiento de toda la prueba…” (v. arts. 15 y 16, RPA, cit.).
479
El instructor es un órgano independiente y predispuesto (integra la
Oficina de Sumarios) para cumplir con la tarea de sustanciar el sumario
administrativo disciplinario, que tiene a su cargo la dirección e impulso
del procedimiento, en ambas etapas, para posibilitar después de un
trámite regular que la autoridad administrativa competente esté en
condiciones de resolver sobre la existencia o no de una falta
disciplinaria.
Por otra parte, el R.I.A., dec. 467/99 prevé en el art. 113, párr. 2º, un
recurso ante la denegación de la prueba ofrecida (v. art. 86, R.I., dec.
1798/80); por ello, si la autoridad que dictó el reglamento hubiera
querido prever la posibilidad de otros recursos durante su tramitación
480
lo habría establecido, ya que la inconsecuencia o falta de previsión no
se supone en el legislador.
2. Los recursos -
481
La cuestión a esclarecer es si durante la tramitación del sumario
administrativo disciplinario se pueden interponer los recursos
administrativos establecidos en el Reglamento de Procedimientos
Administrativos, dec. 1759/72, t.o. 1991.
482
de investigación aplicable será el establecido por el dec. 467 del 5 de
mayo de 1999 o el que se dicte en su reemplazo...” 428.
Ese recurso en el R.I.A., dec. 467/99, se prevé en el art. 113, párr. 2º.
Asimismo, en la nota 42 se indicó otro motivo por el cual resulta
absolutamente, inaplicable el recurso de queja del art. 71, RPA, dec.
1759/72 —t.o. 1991—.
483
b) Basta reparar en el modo en que se estructura el procedimiento para
sustanciar el sumario disciplinario, para arribar a la conclusión de que
durante su tramitación, sólo proceden los recursos, exclusivamente,
previstos en el Reglamento que regula su trámite.
484
d), el sumariado toma vista de las actuaciones y puede “con asistencia
de letrado si lo deseare, efectuar su defensa” y ofrecer prueba (arts. 110
y 111, R.I.A., dec. 467/99, art. 85, R.I., dec. 1798/80).
485
d) En relación con la orden de instruir sumario, en el pto. 9, Cap. II, se
citan los dictámenes de la Procuración del Tesoro conforme con los
cuales dicha resolución no puede ser recurrida (“Dictámenes”, 99:146;
110:34; 159:113; 251:72).
486
A partir de tal convocatoria, se han previsto una serie de facultades para
que pueda ejercer su derecho de defensa y aclarar su situación respecto
del hecho objeto del sumario y, recién, con el dictado del acto
conclusivo, de aplicarse una sanción, el agente podrá recurrir.
Con el dictado del acto conclusivo (art. 122, R.I.A., dec. 467/99; art.
91, R.I., dec. 1798/80) adquiere plena aplicación el RPA, dec. 1759/72
(t.o. 1991), y, con ello, los medios de impugnación previstos contra los
actos definitivos.
487
Si hubo intervención de parte acusadora, la FIA puede recurrir
conforme lo establece el art. 49, párr. 2º, ley 24.946,
De igual modo, si intervino la OA, pues el art. 4º, dec. 102/01 dispone:
2.2.1. La LMREPN
488
El recurso judicial directo sólo podrá fundarse en la ilegitimidad de la
sanción, con expresa indicación de las normas presuntamente violadas
o de los vicios que se atribuyen al sumario instruido.
489
Sobre el recurso directo del art. 40, RJBFP, la Corte Suprema ha dicho
que constituye un procedimiento especial de impugnación de la cesantía
que impone un trámite sumario y rápido cuyo fin es permitir una
solución definitiva de la controversia en corto tiempo (Fallos,
310:2336; 302:1544, consid. 3º).
b) el recurso optativo previsto en los arts. 124, 125 y 126, RIA, dec.
467/99, cuando se trate de sanción no expulsiva, y que “de resultar
denegada la pretensión, quedará agotada la instancia administrativa”
(art. 126 íd.) 432.
490
En estos casos, para un mejor orden procesal resulta aconsejable que la
tramitación, según las circunstancias, se realice en forma separada, lo
que tendrá que determinarse al dictarse la orden de sumario
(“Dictámenes”, 213:35; “Dictámenes”, 212:104, pto. II, letra c.5];
253:653, Cap. I, pto. 2 —30/6/05—; 261:149, Cap. I, pto. 5 —
15/5/07—).
491
subjetivo”, ya que el sumariante puede, por ese hecho, llegar a vincular
a cualquier agente público, siempre que la persona no resulte excluido
del régimen disciplinario (pto. 6.2, acápite a, Cap. II)
Las causas serán conexas en los siguientes casos si: 1) Los delitos
imputados han sido cometidos simultáneamente por varias personas
reunidas; o aunque lo fueren en distinto tiempo o lugar, cuando hubiere
mediado acuerdo entre ellas. 2) Un delito ha sido cometido para
perpetrar o facilitar la comisión de otro, o para procurar al autor o a otra
persona su provecho o la impunidad. 3) Si a una persona se le imputaren
varios delitos.
492
No procederá la acumulación de causas cuando determine un grave
retardo para alguna de ellas, aunque en todos los procesos deberá
intervenir un solo tribunal, de acuerdo con la reglas del artículo anterior.
Si correspondiere unificar las penas, el tribunal lo hará al dictar la
última sentencia.
493
la investigación prosiguiera en un solo expediente (“Dictámenes”,
223:251 y 240:265, Cap. II, pto. 1).
Notas -
336 Se podría dar algún supuesto de excepción, véase Cap. IV, pto.
19.4.1; sin embargo, cabe recordar la importancia de la actuación
personal del sumariado conforme se ha dicho en el pto. 19.5, acápite b,
“Cuestiones de fondo o mérito”.
337 También podría encomendarse tal tarea al titular de la Oficina de
Sumarios.
338 Véase nota 41.
339 En este sentido, aun cuando en dicho momento regía el EPCAPN,
dec. ley 6666/57, véase “Dictámenes”, 121:137, transcripto en la nota
21. De igual modo, en “Dictámenes”, 120:68, (1972) se señaló: “Recién
después de producido el dictamen de la Junta de Disciplina, y elevadas
por ella las actuaciones a la autoridad que debe resolver el sumario,
puede ésta requerir, en cuanto no le ha sido expresamente prohibido el
ejercicio de esa facultad, el asesoramiento de otras reparticiones.” (en
esa oportunidad, se había expedido la Dirección General de Asuntos
Jurídicos del Ministerio y se solicitó la opinión de la Procuración del
Tesoro).
340 En este momento, como se dijo en “Dictámenes”, 233:150, RPTN,
nº 33, p. 665, el servicio jurídico permanente podrá opinar sobre la
posible responsabilidad patrimonial y el eventual ejercicio de acciones
judiciales. Nada impide que, en esta oportunidad, se solicite formar un
expediente o legajo por separado, para luego opinar sobre la posible
responsabilidad patrimonial e indicar el trámite a seguir; ello puede
ocurrir antes, o inmediatamente después de dictado el acto conclusivo
decidiendo el ilícito disciplinario. Adviértase que el aspecto
disciplinario puede dar lugar a todo un trámite impugnativo (pto. 24),
que resulta independiente de la responsabilidad patrimonial que sólo
494
puede originar una eventual acción judicial (véase en especial ptos.
17.2.3.5 y 17.2.3.8), por ello, dicha separación puede facilitar el trámite
sobre de la posible responsabilidad patrimonial
341 Véase, en especial, Cap. IV, ptos. 17.2.2, 17.2.2.1, 17.2.3, 17.2.3.1,
17.2.3.2, 17.2.3.9 y 17.2.3.10.
342 Tratado de derecho administrativo, t. II, nº 403, b), p. 297 (1975).
343 La Sala IV de la CNCont. Adm. Fed. confirmó la sentencia que
“anula el acto administrativo de cesantía del actor” (personal de la
Policía Federal; LL, 1988-A-209, f. 86.155). La resolución (acto
administrativo de cesantía) era “nula de nulidad absoluta por estar
viciado el elemento causa (art. 14, inc. b], ley 19.549)”, pues “no
existen pruebas de que el actor haya cometido el delito”, por el cual se
le aplicó la sanción disciplinaria (p. 212). El tribunal señaló: “Dos son
los motivos que dieron fundamento a la sanción disciplinaria: el haber
cometido un delito —y esto es sustancial para la solución del caso— y
dado ocasión con ello a la iniciación de una causa penal. El primero es
presupuesto de lo segundo, y tal hecho no se probó que hubiera
ocurrido...”, pues “... en sede penal fue absuelto por el delito que le
achacó la institución policial” (p. 212; LL, 1988-A-209). En sede
administrativa se invocó una causa, “el haber cometido un delito”,
mientras que la sentencia absolutoria acreditaba lo contrario.
La Corte Suprema, en Fallos, 320:2509 (1997), confirmó la sentencia
de primera y segunda instancia, en una demanda ordinaria que declaró
la nulidad del decreto por el cual se hizo cesar en sus funciones a los
fiscales adjuntos de la FNIA por un vicio grave en la causa del acto
administrativo pues “no se invocó hecho concreto alguno para atribuir
‘mala conducta’ a los actores” (consid. 13, del voto concurrente); este
vicio en la causa del acto administrativo fue también sostenido por los
otros ministros en sus respectivos votos (Belluscio —consid. 5º—;
Petracchi —consids. 8º, 9º y 10—; Bossert —consid. 7º—). Del fallo
se puede concluir: sin hecho probado configurativo de una falta
disciplinaria (vicio en la causa) resulta nulo el acto que aplica una
sanción disciplinaria (objeto).
344 En este momento, resulta de aplicación lo expuesto en el Cap. III,
pto. 13, en especial, acápites a, a.2, a.3 y a.4; acápites g, g.3.2.2, g.3.2.6,
g.3.2.7, g.4, g.4.1, h, h.1 y ss.
345 Derecho administrativo, t. I, Cap. VII.7, Abeledo-Perrot, Buenos
Aires, 1976, p. 850.
346 El instructor al emitir su requisitoria efectúa la calificación jurídica
(pto. 17.1.3), con la cual puede o no coincidir el órgano que dicta el acto
495
conclusivo.
347 A la enumeración realizada en la nota 84, se puede agregar el
Convenio Colectivo de Trabajo General para la Administración Pública
Nacional, homologado por dec. 66/99, del 29/1/99, B.O., 26/2/99.
Véase nota 470.
348 Véanse los arts. 27, LMREPN; 16 y 30, RJBFP; 34, EPCAPN, dec.
ley 6666/57, transcriptos en el pto. 3.1; que establecen que el personal
sólo podrá ser pasible de las medidas disciplinarias (entre las cuales se
encuentran, la cesantía y la exoneración) conforme las causas y el
procedimiento establecido por tales ordenamientos.
349 Ambos son actos jurídicos de Derecho Público.
350 Derecho administrativo, t. III, nº 579, p. 295.
351 Véase pto. 23.3.4.4.
352 En la nota 12 se han señalado los supuestos que no requieren la
instrucción de sumario disciplinario; art. 35, LMREPN y art. 35 de la
reglamentación dec. 1421/02.
353 El art. 2º, LNPA 19.549, dispuso: “El Poder Ejecutivo determinará
cuáles serán los procedimientos especiales actualmente aplicables que
continuarán vigentes”. El dec. 722/96 que derogó el dec. 9101/72, en su
art. 2º estableció: “Sin perjuicio de la aplicación supletoria de las
normas contenidas en la ley nacional de procedimientos administrativos
19.549 y en el reglamento de procedimientos administrativos aprobado
por dec. 1759/72 (t.o. 1991), continuarán en vigencia los
procedimientos administrativos especiales que regulen las siguientes
materias: ...g) Procedimientos sumariales y lo inherente al ejercicio de
la potestad correctiva interna de la Administración pública nacional”
(Adla, LVI-C-3584). El dec. 1155/97 sustituyó el texto del art. 2º del
dec. 722/96, cuya redacción en el primer apartado se mantiene y en el
inc. f) —procedimiento especial que continúa vigente—, figura:
“Procedimientos sumariales y lo inherente al ejercicio de la potestad
correctiva interna de la Administración pública nacional” (Adla, LVII-
E-5595). Sin perjuicio de tales decretos, el carácter de procedimiento
especial del sumario disciplinario, tal como se ha desarrollado en el
Cap. III, pto. 10, acápite c y ss., surge de la ley que regula la relación
de empleo público. En su momento, el art. 35, RJBFP, y, ahora, el art.
38, LMREPN, disponen: “Por vía reglamentaria se determinará...el
procedimiento de investigación aplicable” (pto. 10, acápite c.4) y notas
48 y 133.
354 Se pueden dar otros supuestos. Así se puede mencionar el de
“Dictámenes”, 218:338 (1996). El sumario disciplinario se inició como
496
consecuencia de la investigación practicada por la Fiscalía Nacional de
Investigaciones Administrativas, por lo cual, conforme con el art. 5º,
ley 21.383, “...la Fiscalía será tenida, necesariamente, como parte
acusadora, con iguales derechos a la sumariada, en especial el derecho
a recurrir de toda resolución adversa a sus pretensiones. Todo ello, bajo
pena de nulidad absoluta e insanable de lo actuado o lo resuelto según
el caso...”. El art. 84, R.I., dec. 1798/80, cuando la Fiscalía fuera parte
en el sumario administrativo, preveía correr vista luego del informe del
instructor (art. 83 íd.); además, los arts. 86 y 89 íd. facultaban a la
Fiscalía a ofrecer prueba y alegar sobre su mérito, con carácter previo a
la elevación de los actuados para su resolución. En dicho sumario se
omitió la vista del art. 84 íd., y se había dictado resolución imponiendo
tres días de suspensión al agente sumariado. La Fiscalía dedujo un
recurso de reconsideración y al expedirse la Procuración se señaló que
resultaba procedente hacer lugar al recurso, pues “los pasos
procedimentales comentados no fueron cumplidos, toda vez que se
omitió dar a la Fiscalía la intervención que le correspondía,
circunstancia que trae aparejada la nulidad absoluta e insanable de todo
lo actuado y resuelto con posterioridad a la producción del informe
previsto en el art. 83 del Reglamento de Investigaciones” (pto. III.4).
También se recordó que “un acto adquiere carácter firme cuando, una
vez notificado, ha expirado el plazo legal para impugnarlo, ya sea en
sede administrativa o judicial..lo que no ocurrió en este caso en toda
vez que, ...la Fiscalía recurrió la resolución que nos ocupa en tiempo y
forma”. Se agregó que el agente no había adquirido “derecho alguno a
partir del acto administrativo que dispusiera sancionarlo, porque
entiendo que, tal como sostuviera esta Procuración del Tesoro en
anteriores oportunidades, la circunstancia de que el sumariado
consienta la sanción no implica que el acto administrativo que la impuso
quede firme mientras se encuentre pendiente un recurso administrativo
planteado por otra de las partes del procedimiento (“Dictámenes”,
120:98), cuanto más que, como principio, la nulidad y nuevo
procedimiento puede desembocar en una sanción más grave”. “...Juzgo
que la resol. 69/94 es un acto nulo que no se encuentra firme ni ha
generado derechos subjetivos circunstancia que, de acuerdo a la
doctrina de este organismo, torna procedente y necesaria su revocatoria
por la propia Administración (Dictamen nº 104/93, entre otros)”.
(“Dictámenes”, 218:338, RPTN, nº 26, p. 69). Una situación distinta
fue la de “Dictámenes”, 229:147 (RPTN, nº 31, p. 246) y, por ello, se
opinó que no correspondía que se decrete la nulidad del procedimiento
497
solicitado por la FIA.
355 En el Cap. III, pto. 12, y sus acápites no hemos ocupado del
instructor, como de la Oficina de Sumarios —b., b.1, b.2, b.3, b.4, b.4.1,
b.4.2 y b.4.2.1. La situación señalada no se debe confundir con lo
indicado en el pto. 10, acápite c.3.1 y nota 43.
356 Tal lo expuesto, respecto de agentes de la administración pública,
por la CSJN en Fallos, 295:344, consid. 5º; Fallos, 305:115, consid. 8º;
Fallos, 305: 628, consids. 4 y 5º; Fallos, 306:2009, consid. 5º, entre
otros. En Fallos, 321:1970, respecto de la remoción por decreto de
cuatro integrantes del Tribunal de Cuentas, sin mediar sumario, la Corte
Suprema señaló que si los miembros del tribunal de cuentas sólo podían
ser removidos si se probaba la “mala conducta y la incapacidad”, se
desprende que dicha prueba debía ventilarse en el marco de un sumario
que respetara las reglas del debido proceso, previstas por el art. 18, C.N.
(consid. 6º de la mayoría; cfr. consid. 12 del voto de los Dres. Nazareno,
Moliné O’Connor, López y Vázquez). El máximo tribunal confirmó la
sentencia en cuanto se hizo lugar a la nulidad del decreto (el
pronunciamiento fue por unanimidad, pero cuatro integrantes lo
hicieron según su voto).
357 En “Dictámenes”, 235:524 se mencionan, “algunas inobservancias
vinculadas con garantías y derechos propios del procedimiento sumarial
(véase declaración indagatoria, prueba pericial y requisitoria)”, pero no
se indica en qué consistió la inobservancia, lo que impide otra
apreciación.
358 “El principio de legalidad que la Administración debe asegurar en
forma preponderante impide que puedan disimularse en la instancia
judicial tales apartamientos del ordenamiento jurídico que deben
sancionarse sin hesitación a fin de prevenir la correcta actuación
administrativa, evitando así la repetición de transgresiones a las normas
jurídicas que ineludiblemente debe cumplir pues devienen directamente
de la Constitución Nacional y ningún organismo por peculiares que
sean sus características puede ignorar” (p. 473). Este argumento
expuesto por el procurador general de la Nación, en Fallos, 306:468,
resulta adecuado para el ámbito disciplinario, no obstante que la opinión
fuera emitida en una acción de amparo relacionada con una decisión del
Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados
que rescindió parcialmente un contrato e impuso una multa, y que
tampoco tuvo acogida por la Corte Suprema.
359 “La garantía de libre defensa” cit., JA, Serie Contemporánea, 22-
1974-555.
498
360 En “Dictámenes”, 106:114, pto. III, se mencionan los “graves
errores del procedimiento” en un sumario instruido, conforme con las
normas establecidas en el “Reglamento de Sumarios” de la Empresa del
Estado Aerolíneas Argentinas (p. 114), y se propone, ante los defectos
sustanciales de las actuaciones, que se anule el procedimiento y que se
sustancie nuevo sumario (p. 116). Dicha opinión se reiteró, en el mismo
expediente, en “Dictámenes”, 107:52.
361 Posteriormente, en dicho expediente, se expidió nuevamente la
Procuración (“Dictámenes”, 125:227, 1973), y como la falta sólo
ameritaba una sanción menor se propuso la revocación de las
resoluciones y el reintegro del agente a la empresa con la jerarquía en
que revistaba al momento de su cesantía.
362 Cuando regía el EPCAPN, dec. ley 6666/57, ante el recurso judicial
previsto en el art. 24, contra la cesantía o exoneración, el art. 25,
señalaba: “fundado en la ilegalidad de la medida aplicada...y/o los
vicios incurridos en el sumario instruido”.
363 A tal comentario remitimos. Sobre este tema, también se puede
consultar el trabajo de CANDA, Fabián O., “La cesantía del empleado
público y el debido procedimiento previo (la ‘teoría de la subsanación’
en sendos fallos de la SCBA y de la Cámara Federal en lo Contencioso-
Administrativo)”, ED, Serie Especial de Derecho Administrativo,
31/10/00, ps. 5/11. Huici y Canda citan pronunciamientos judiciales, en
respaldo de ambas posturas.
364 Véase BIDART CAMPOS Germán “El principio constitucional e
internacional del non bis in idem, ED, 143-112/113. Art. 8.4: “El
inculpado absuelto por una sentencia firme no podrá ser sometido a
nuevo juicio por los mismos hechos” (Convención Americana sobre
Derechos Humanos). Art. 14.7: “Nadie podrá ser juzgado ni sancionado
por un delito por el cual haya sido ya condenado o absuelto por una
sentencia firme de acuerdo a la ley y al procedimiento penal de cada
país” (Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos).
365 FIORINI, Bartolomé, Derecho administrativo, t. I, Cap. VII.7,
Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1976, p. 845.
366 Tratado de derecho administrativo, t. II, nº 404 c), p. 299. Conviene
tener presente que las “Normas para la elaboración, redacción y
diligenciamiento de los proyectos de actos y documentación
administrativos”, aprobadas por dec. 333/85 (B.O., 20/3/85), en el pto.
“4.2.16. Nombramientos, ascenso, cesantías, etc.,” dispone: “Se
consignarán todos los nombres y apellidos completos de la persona o
personas que se incluyan en la medida, conforme figuren en sus
499
documentos de identidad. Cuando se trate de argentinos, se indicará el
número de Libreta de Enrolamiento, Libreta Cívica o Documento
Nacional de Identidad, según corresponda...Si la medida se relaciona ra
con personal que posee título académico, profesional o de nivel
terciario, o estado eclesiástico, militar o policial, se seguirá el
procedimiento indicado en el párr. 1º, pero anteponiendo al nombre, el
título o grado correspondiente”.
367 En el Cap. III, pto. 15.1 se hace referencia a un caso, que se puede
relacionar con el indicado en el acápite, pues abarca otros aspectos de
tal situación.
368 Véanse “Dictámenes”, 194:190, pto. II, RPTN, nº 17, p. 281;
“Dictámenes”, 199:374, pto. III.2 b y 3, RPTN, nº 18, p. 293. También
la Corte Suprema ha señalado “con relación al deber de custodia que
pesa sobre los secretarios... que es presupuesto del derecho disciplinario
un factor subjetivo, de modo que siempre se impone una valoración de
la conducta del agente en la cual el juicio de reproche no puede
desvincularse de las circunstancias de personas, del tiempo y del lugar”
(Fallos, 323:2351, consid. 4º, —2000—; Fallos, 320:67, consid. 7). El
actuar culpable... indicada en la nota 1. La falta disciplinaria,
presupuesto para aplicar la sanción, “es todo acto u omisión del
funcionario intencional o culposo, que viole los deberes funcionales”
(DIEZ, Manuel M., Derecho administrativo, t. III, cap. XIV, nº 2,
Bibliográfica Omeba, Buenos Aires, 1967, p. 433). Daisy Baro señala:
“la falta disciplinaria se traduce en el hecho material, que se manifiesta
concretamente en el mundo exterior, del incumplimiento por parte del
agente (ya sea por acción u omisión) de un deber impuesto por la
relación de empleo público”; menciona que “su existencia como tal
depende de la necesaria concurrencia de elementos subjetivos” y cita
“Dictámenes”, 102:42 (BARO, Daisy, La relación de empleo público,
cap. 3, pto. 3.1, Fundación de Derecho Administrativo, Buenos Aires,
1982, p. 51).
369 MARQUARDT, Eduardo, y CABRAL, Luis C., “Culpabilidad y
responsabilidad penal”, LL, 104-95; véase de nuestra autoría El acto
culpable: el dolo y la culpa como sus formas, Cathedra Jurídica, Buenos
Aires, 2006, Cap. III, pto. 4, Cap. VII, Cap. VIII, ptos. 1 a 6, Cap. IX y
X).
370 No se ingresa, en este momento, a tratar el tema de cuándo
procedería la suspensión del trámite del sumario disciplinario, en virtud
de sustanciarse un proceso penal, Cap. VI, pto. 26.6.
371 En tal asesoramiento se trajo a colación el pronunciamiento de la
500
Corte Suprema de Justicia de la Nación, del 19 de noviembre de 1993,
inserto en ED, 155-252, f. 45.454, y se mencionaron los votos de los
Dres. Cavagna Martínez y Fayt, quienes, en el sumario disciplinario
“propiciaron suspender la resolución del sumario a las resultas de lo que
surja de la investigación en sede penal (ps. 258 y 260)”. La Corte
Suprema, en el sumario administrativo disciplinario relativo a tal hecho
ocurrido en el Poder Judicial, no obstante encontrarse en trámite un
proceso penal, por mayoría decidió “no adoptar por el momento medida
disciplinaria alguna, sin perjuicio de modificar este criterio para el
supuesto en que de la substanciación de la causa penal, emerjan datos
que incidan en las conclusiones del presente” (ED, 155-257).
372 Es conveniente verificar la existencia o no, de alguna disposición
que atribuya competencia o delegue la atribución de aplicar sanciones,
tanto en la administración centralizada como en los organismos
descentralizados (cfr. “Dictámenes”, 246:413); cfr. art. 19, inc. c), del
dec. 1883/91, B.O., 24/9/91.
373 Para el acto conclusivo, cabe tener en cuenta que las “Normas para
la elaboración, redacción y diligenciamiento de los proyectos de actos
y documentación administrativos”, aprobada por dec. 333/85, entre sus
prescripciones generales señala: “1.1.4. Resolución: Medida que dictan
los ministros, secretarios de los ministerios o de la Presidencia de la
Nación u otras autoridades facultadas para ello, ya sea en uso de
atribuciones propias o de aquéllas que les hubieran sido delegadas...”;
“1.1.6. Disposición: Decisión emanada de una autoridad administrativa
superior (subsecretarios, titulares de organismos descentralizados,
directores generales), sobre cuestiones o asuntos de su competencia”.
El decreto es la decisión que dicta el Poder Ejecutivo nacional, “que
constituye un acto unilateral, de alcance individual o general, y que
puede tener vigor y curso dentro de la Administración Pública nacional,
fuera de ella o en ambas esferas al mismo tiempo” (1.1.3).
374 Véase lo expuesto en el Cap. III, pto. 12, acápites e. Sede de la
instrucción, e.1, e.2 y e.3. Conviene recordar el “principio del
paralelismo de las competencias”, expuesto en “Dictámenes”, 114:473:
“Aun cuando la norma mencionada guarde silencio al respecto, la
separación del servicio también corresponde disponerla al Primer
Magistrado por aplicación del principio del ‘paralelismo de las
competencias’ en cuya virtud, salvo disposición expresa en contrario —
que en el caso no existe—, quien tiene facultades para dictar un acto —
v.gr., un nombramiento— también la tiene para modificarlo o
extinguirlo”. “Dictámenes”, 167:641: “Aun cuando la norma guarde
501
silencio... por aplicación del principio del paralelismo de las
competencias ...salvo disposición en contrario, quien tiene facultades
para designar también las tiene para sancionar”.
375 El art. 5º, utiliza la expresión “concluida”, por el resultado de la
investigación, y esto se puede referir a la tarea del instructor, cuando se
eleva para el dictado del acto conclusivo (art. 118, R.I.A., dec. 467/99),
pero también se puede entender, como la finalización de la
sustanciación del sumario disciplinario, y esto sucede con el acto
conclusivo.
376 Conforme con dicho art. 8º: “La Secretaría General de la
Presidencia de la Nación, será el órgano competente para dictar las
pertinentes normas aclaratorias e interpretativas del Reglamento que se
aprueba por este acto las que serán publicadas en el Boletín Oficial”; el
art. 134, R.I.A., dec. 467/99, establece: “La Procuración del Tesoro de
la Nación será la autoridad de interpretación del presente reglamento y
propondrá las pertinentes normas reglamentarias”.
377 Ministerio, organismo descentralizado o desconcentrado, o
repartición.
378 BIELSA, Rafael, Derecho administrativo, t. III, nº 577, Depalma,
Buenos Aires, 1956, p. 293; MARIENHOFF, ob. cit., t. III-B, nº 1055,
p. 415.
379 El art. 34, EPCAPN, dec. ley 6666/57, además del apercibimiento
y suspensión hasta de un mes, preveía como sanciones correctivas la
postergación en el ascenso y la retrogradación de categoría en el
empleo.
380 El dec. 8556/61, aprobó el “Régimen sobre acumulación de cargos,
funciones y/o pasividades para la Administración Pública Nacional”.
Una situación diferente surge cuando un agente con estabilidad
concurre a ejercer otro cargo que no goza de dicha garantía,
conservando aquél donde se le otorga licencia extraordinaria sin goce
de haberes (art. 13, pto. II, del Régimen de Licencia, Justificaciones y
Franquicias aprobado por dec. 3413/79; art. 17, inc. c], LMREPN, “...El
personal que goce de estabilidad la retendrá cuando fuera designado
para cumplir funciones sin dicha garantía...”). Por ejemplo, cuando el
agente concurre a desempeñar el cargo de subsecretario u otro de los
mencionados en el art. 3º, inc. a), LMREPN (art. 2º, incs. a] y g],
RJBFP); en tal sentido, “Dictámenes”, 250:314, con la salvedad ahí
indicada.
381 Véase “La potestad sancionatoria de la Administración en materia
disciplinaria: ¿actividad reglada o discrecional?; lo atinente a la
502
oportunidad, mérito o conveniencia del dictado del acto (A propósito
de una doctrina de la Procuración del Tesoro)”, en 130 años de la
Procuración del Tesoro del Tesoro de la Nación, 1863-1993, p. 154.
Este trabajo también está en Revista de Derecho Administrativo, nos.
15/16, 1994, ps. 219/234.
382 “Derecho administrativo sancionador y algunas notas del régimen
disciplinario del empleo público”, JA, 2003-IV-1269.
383 Art. 39, RJBFP: “Toda sanción se graduará teniendo en cuenta la
gravedad de la falta, los antecedentes del agente y los perjuicios
causados”; art. 42, EPCAPN, dec. ley 6666/57: “Toda sanción se
graduará teniendo en cuenta la gravedad de la falta o infracción, los
antecedentes del agente y, en su caso, los perjuicios causados”.
384 Por ello, si el instructor hubiera emitido la requisitoria sin su
agregación, ello no traería como consecuencia la nulidad de la
requisitoria (“Dictámenes”, 241:298, pto. II.2).
385 En su momento, el art. 37, EPCAPN, dec. ley 6666/57, entre las
causas para la cesantía, su inc. b) establecía: “Incurrir en nuevas faltas
que den lugar a suspensión, cuando el inculpado haya sufrido, en los
once (11) meses anteriores, treinta (30) días de suspensión
disciplinaria” y respecto de su interpretación véanse “Dictámenes”,
93:78 (1965), que sirve para el supuesto analizado en el texto principal.
386 La Corte Suprema, como tribunal de superintendencia, en orden al
quántum de la sanción, ha decidido: “Corresponde reducir la sanción de
multa a la de apercibimiento (art. 16 del dec. ley 1285/58) a la empleada
judicial que dejó de concurrir a su lugar de trabajo sin esperar la
decisión favorable de sus superiores a su pedido de licencia, si median
circunstancias que convierten a la multa en una sanción excesiva: a) el
delicado estado de salud de su padre que precipitó su conducta; b) los
hechos que se sucedieron a partir de su primera nota, y c) sus excelentes
antecedentes” (Fallos, 314:642).
387 Sobre la prudencia, véase Cap. III, pto. 13, acápite g.3.2.3.
388 MARIENHOFF, Miguel, “El exceso de punición como vicio del
acto jurídico de derecho público”, LL, 1989-E, sec. Doctrina, p. 968.
De Julio Comadira véase el completísimo trabajo, “El exceso de
punición y su incidencia sobre la validez del acto administrativo”,
Revista de Derecho Administrativo, nº 4, 1990, ps. 273/287; también
en Derecho administrativo, Cap. II, Abeledo-Perrot, Buenos Aires,
1996, ps. 73/85.
389 Véase pto. 23.3.4.4.2, acápites a.1, a.2, y a.2.1.
390 Dromi expresa: “En sede judicial el control es sólo de legitimidad
503
y se limita, en su caso, a anular el acto, y/o obligar a la Administración
a dictar el acto debido” (DROMI, José R., Instituciones de derecho
administrativo, cap. XX, punto VII, nº 4, Astrea, Buenos Aires, 1978,
p. 481).
391 “El exceso de punición...”, cit., p. 286 y nota 45 (Derecho
administrativo, p. 86, nota 47), donde también cita Suprema Corte de
Justicia de la Prov. de Mendoza, 13/6/84, “Marotta, Ángel A. v. Prov.
de Mendoza”, primera cuestión, pto. 5. b, donde se trata el tema en p.
194, JA, 1985-III-190. La Dra. Kemelmajer de Carlucci, en su voto,
menciona el trabajo de Marcelo M. Pearson, “Control judicial del acto
administrativo”, quien con reservas, acepta el temperamento seguido
por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en el caso “Molinelli”,
Fallos, 267:77, pues el tribunal “mantiene el hecho de la expulsión del
agente producido por el primer acto bajo la figura jurídica de la
exoneración y convierte ésta en cesantía. No hay duda que se respeta la
consecuencia querida por la Administración en forma tal que se guardan
las debidas competencias. La Corte apunta a lo exclusivamente
jurídico” (LL, 1975-B-171).
392 Véase de nuestra autoría, “El acto conclusivo y el agente
sumariado”, JA, 2010-II, ps. 70 y ss., luego publicado en RPTN, nº 53,
ps. 9 y ss.
393 DI PIETRO, Alfredo, Derecho privado romano, nos. 75 y 78,
Depalma, Buenos Aires, 2001, ps. 37 y 38. No ingresaremos al tema de
la Aequitas, o equidad, sólo indicaremos que, para los juristas y los
magistrados romanos, este tema guarda diferencia con el concepto
griego de la epieikeia (equidad), pues para Aristóteles, la equidad, en
sentido estricto, era un correctivo de la justicia legal (E.N., Lib. V, Cap.
X; DI PIETRO, ob. cit., nº 82); sobre los diversos sentidos de la
equidad, ROSSI, Abelardo, Aproximación a la justicia y a la equidad,
en especial, Educa, Buenos Aires, 2000, ps. 115/137 y ss.
394 La cita de la Suma Teológica corresponde a la edición “Club de
Lectores”, Buenos Aires.
395 DI PIETRO, Alfredo, Derecho privado romano, nos. 75 y 77,
Depalma, Buenos Aires, 2001, p. 37; y “Las fuentes jurídicas romanas”,
Revista Sapientia, vol. LIV, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad
Católica Argentina, 1999, ps. 94/95.
396 Ob. cit. nº 75, p. 37. Sobre el origen del vocablo o término
“derecho”, pueden verse CASAUBON, Juan A., Introducción al
derecho, vol. 3, Ariel, Buenos Aires, 1981, ps. 3 y ss.; SOAJE RAMOS,
Guido, “El concepto del derecho”. Primera Parte, Circa Humana
504
Philosophia, nº III, Buenos Aires, 1998, ps. 80/81.
397 Se cita la edición de la Universidad Nacional Autónoma de México,
1972, y se hará de la siguiente manera: Lib. V, Cap. I, p. 109, se efectúa
E.N., Lib. V, Cap. I, p. 109. También se indicará la numeración de la
edición de Gredos, 1985, 6ª reimpr.
398 HERNÁNDEZ, Héctor H., “Lecciones sobre la justicia en
Aristóteles”, revista Moenia, nº XIII, jun.1983, Buenos Aires, ps. 51/93.
399 Cfr. TOMÁS DE AQUINO, Comentario de la Ética a Nicómaco,
Lib. V, Lección I, nº 886, CIAFIC, Buenos Aires, 1983, p. 259.
400 Conviene recordar que se dijo: “La función de la palabra (voz
significativa convencional o arbitraria) es la de expresar o significar el
concepto; a su vez el concepto es signo de la cosa, de la realidad” (cita
de S.T., I, q.13, a.1.), Cap. III, pto. 13, acápite g.3.2.1, letra b.1.2. En la
escuela tomista respecto de los términos y su significado se efectúa la
siguiente división: a) Término unívoco: “se aplica una denominación
empleando una sola y misma palabra y según una sola y misma
significación”; la palabra conejo que se refiere a una especie de
animales. b) Término equívoco: la misma palabra se aplica a seres
diversos, por lo cual tiene significados diversos; “así como “can” se
aplica al animal que ladra y a la constelación celeste, que tienen el
mismo nombre, sin tener la misma definición ni la misma significación”
(Tomás de Aquino). c) Término análogo: es un vocablo que tiene
“varios sentidos, en parte diversos, pero con algo en común”. Un
término es análogo por que se refiere a varias realidades que guardan
entre sí una relación o unidad nocional, ya que en parte concuerdan y
en parte difieren (guardan una semejanza y una desemejanza). Los
conceptos pueden ser unívocos y análogos, pero no hay conceptos
equívocos “porque un mismo pensamiento no puede representar dos
cosas completamente distintas” (véase nota 175). Lo equívoco es sólo
la palabra o el vocablo, dado el carácter convencional del lenguaje
(Sanguineti). El término “sano” puede presentar diversas acepciones.
Hay una primera acepción cuando calificamos como sano a un cuerpo
viviente (un hombre, un animal no racional, una planta). Una segunda
acepción (o sentido) cuando nos referimos al clima, al alimento, a
determinada actividad; en estos casos el calificativo sano “no significa
que lo así calificado tenga o posea la salud, sino que lo calificado” como
sano (clima, alimento) se debe a que favorece la salud (no la afecta; la
conserva o ayuda a restablecerla). En una tercera acepción, cuando
hablamos del pulso o del rostro que es sano (“en el sentido de
saludable”); ahora se quiere significar que el pulso o el rostro reflejan o
505
hacen conocer (son signos) la salud del viviente. El término se usa para
predicar diversas realidades; las acepciones son parcialmente distintas,
pero no independientes ya que no se encuentran desvinculadas entre sí
al estar relacionadas entre sí; entre ellas existe una unidad de noción.
De tal modo el término “sano” se aplica ante todo al cuerpo viviente en
buen estado de funcionamiento, pero también al remedio (en cuanto
restaura la salud), al clima (en cuanto no daña la salud), al pulso (en
cuanto es signo de salud), al alimento (en cuanto no afecta la salud)
(CASAUBON, Juan A., Introducción al Derecho, vol. 3, Derecho, Cap.
I, nº 6, Ariel, 1981, ps. 21/23; SOAJE RAMOS, Guido, “Sobre el
concepto de derecho”, pto. IV.4, Circa Humana Philosophia, nº III,
1998, ps. 90/93; TOMÁS DE AQUINO, “Los principios de la realidad
natural”, Cap. VI; S.T., I, q. 13, a.5 y a.6.). También el término derecho
es análogo y tiene diversas significaciones, véase acápite e), La
conducta jurídica valiosa y la conducta antijurídica.
401 La justicia legal ordena las relaciones de los individuos para el
“todo social”, relaciones de integración; la justicia particular, a través
de la distributiva ordena las relaciones de la comunidad para los
particulares (relaciones de subordinación) y la correctiva, ordena las
relaciones de los individuos entre sí (relaciones de coordinación).
402 La experiencia jurídica, Lib. II, Cap. II, pto. IV.2, p. 314.
403 Cfr. LAMAS, La experiencia jurídica, ps. 185, 336/337, 349,
361/363, 365/367.
404 LAMAS, La experiencia jurídica, Lib. II, Cap. IV, pto. III.11, ps.
349/350.
405 La justicia y el derecho, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1974, ps.
104 y 110.
406 LAMAS, ob. cit., Lib. II, Cap. II, pto. II.1, p. 303.
407 Ídem, Cap. V, pto. II.5, p. 396.
408 Aristóteles en el Libro II trata de la virtud en general y
recordaremos dos enseñanzas: 1) “la virtud del hombre será entonces
aquel hábito por el cual el hombre se hace bueno y gracias al cual
realizará bien la obra que le es propia” (Cap. VI, p. 52; 1106a 21-23;
“la virtud es lo que hace bueno al que la tienen y buena su obra”, S.T.,
I-II, q. 55, a.3., sed en contra). 2) La cita de un fragmento de origen
desconocido: “Los buenos lo son de un modo único y de todos modos
los malos” (Cap. VI, p. 53; 1106b 35). La ley debe tender, en lo posible,
a hacer buenos a los súbditos, pues: “...siendo cada hombre una parte
de la ciudad, es imposible que algún hombre sea bueno, si no está bien
proporcionado al bien común; ni el todo puede existir en buenas
506
condiciones, si no es razón de las partes bien proporcionadas a él. Por
lo cual es imposible que el bien común de la ciudad se obtenga bien si
no son virtuosos los ciudadanos, al menos aquellos a quienes conviene
mandar” (S.T., I-II, q.92, a.1. obj.3.).
409 Véase la Retórica, Lib. I, Cap. I, 1354a, 30, 1354b, 15).
410 Tomás de Aquino a esta forma de justicia particular la denominó
justicia conmutativa que dirige los cambios entre las personas, sean
voluntarios o involuntarios (S.T., II-II, q.61., a.3.). La justicia
conmutativa permite abarcar los tratos entre personas, incluyendo los
grupos, ambos son el otro, por ello, las personas jurídicas de carácter
público o privado, pueden quedar incluidas. Los deberes de justicia
conmutativa pueden ser de un individuo respecto de otro o de muchos
individuos más o menos indeterminados (el deber de cuidado que uno
tiene según el moderno derecho de daño). También pueden ser de un
individuo respecto de las autoridades que gobiernan una comunidad
(v.gr. el delito de traición) (FINNIS, John, Ley natural y derechos
naturales, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 2000, p. 212, VII.5).
411 CASAUBON, Juan A., Introducción al Derecho, vol. 3, Derecho,
Ariel, 1981, p. 30, nota 25.
412 Ídem, p. 30, nota 25.
413 ROSSI, Abelardo F., “Diálogos”, ED, Serie Especial, Filosofía del
Derecho, 14/5/01, ps. 1/4.
414 Comentario de la Ética a Nicómaco, Lib. V, Lección V, nº 963,
CIAFIC, Buenos Aires, 1983, p. 273.
415 En este Lib. V de la E.N., Aristóteles distingue entre lo justo natural
y lo justo por determinación humana o positivo: “De lo justo político
una parte es natural, otra legal. Natural es lo que en todas partes tiene
la misma fuerza y no depende de nuestra aprobación o desaprobación.
Legal (por la determinación humana o positivo) es lo que en un
principio es indiferente que sea de este modo o del otro, pero que una
vez constituidas las leyes deja de ser indiferente; por ejemplo pagar una
mina por el rescate de un prisionero, o sacrificar una cabra y no dos
ovejas...” (Lib. V, Cap. VII, p. 123; V, Cap. VII, 1134b 20-25; en
Tomás de Aquino, véase entre otros textos: S.T., I-II, q.94., a.2., I-II,
q.95, a.2.; II-II, q.57. a.2. y 2obj., II-II, q. 60., a.5., Comentario de la
Ética, Lib. V, Lección XII, nº 1018, 1019, 1020, 1023).
416 OLGIATI, Francisco, “El concepto de juridicidad en Santo Tomás
de Aquino”, según cita de Carlos Massini, en El derecho, los derechos
humanos y el valor del derecho, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1987,
p. 56.
507
417 Según Ulpiano, hay tres principios que fundamentan el ius: a)
Honeste vivere (Vivir honestamente). Si bien este principio luce como
moral, “dada la interpenetración entre las costumbres —Mores— y el
ius, el no vivir en forma honesta puede arrastrar consecuencias
jurídicas”. b) Alterum non laedere (No dañar a otro) o también
Neminem laedere (No dañar a nadie). La conducta de todo hombre no
debe ocasionar daños a otro. Este principio abarca, entre otros, alguno
de los deberes que surgen de la justicia correctiva o conmutativa, esto
es, los deberes de una persona respecto de otra u otras (p. ej. el deber
de cuidado que uno tiene según el moderno derecho de daños). c) Suum
ius cuique tribuere (Dar a cada uno lo suyo jurídico) (DI PIETRO,
Alfredo, Derecho privado romano, nº 82, p. 40).
418 Lo expuesto es una síntesis, desde un enfoque, denominado
derecho natural clásico, sin perjuicio de los matices que surgen entre
los autores. cfr. MASSINI, Carlos I., “La categoría metafísica del
derecho según Santo Tomás”, Sapientia, Facultad de Filosofía y Letras,
UCA, vol. XXXVI, 1982, ps. 9/20; Sobre el realismo jurídico. El
concepto del Derecho, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1978, ps. 14/28,
y Filosofía del Derecho, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1994, ps.
27/82; LAMAS, Félix A., La experiencia jurídica, en especial ps.
310/323; “Dialéctica y Derecho”, en Circa-Humana Philosophia, Año
2, nº III, 1998, ps. 9/76; CASAUBON, Juan A., principalmente
Introducción al Derecho, vol. 3, Ariel, 1978, ps. 17/25, y trabajos en
LL, 1979-D, Doctrina, ps. 776/786, y Prudentia Iuris, nº XIV, ps. 29/39,
dic. 1984.; SOAJE RAMOS, G., “El concepto de derecho. Primera
Parte”, Circa-Humana Philosophia, Año 2, nº III, 1998, ps. 77/105;
SANZ, Carlos, “Sobre el derecho y el proceso”, LL, 1983-B-secc.
Doctrina, ps. 876/877; TALE, Camilo, “El concepto de derecho —
ius— en Santo Tomás de Aquino”, ED, 183-1466/1471;
PUEYRREDÓN, Ernesto, “Público y privado”, Sapientia, 1977, vol.
XXXII, ps. 263/276; “El Derecho (aproximación a su esencia)”,
Prudentia Iuris, nº II, 1980, ps. 27/34; HERNÁNDEZ, Héctor H.,
“Aproximación a la problemática del derecho subjetivo”, Prudentia
Iuris, XVI-1985-5/47.
419 LAMAS, Félix A., La experiencia jurídica, Lib. II, Cap. IV, pto.
III.3, ps. 367/368.
420 El título jurídico, puede ser definido como “la razón o fundamento
inmediato en virtud de la cual una conducta (jurídica) es debida por un
sujeto a otro” (MASSINI CORREAS, Carlos, Filosofía del Derecho,
Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1994, p. 70).
508
421 En “Dictámenes”, 109:353, además de recordar el criterio de
“Dictámenes”, 84:344, se expresó: “...que aunque una norma
determinada del cuerpo legal pertinente establezca que determinada
conducta pueda ser sancionada con cesantía, ello no impide que la
administración según su libre, discrecionalidad y prudente arbitrio
considere que debe atenuar esa sanción”; de igual manera en
“Dictámenes”, 113:71, y 199:374, pto. III.2.a, entre otros.
422 Tratado de derecho administrativo, t. II, nº 456, p. 418 (ed. 1975).
423 La potestad sancionatoria..., p. 157.
424 Ob. cit., ps. 158/160. En la nota 43 y 44 analiza algunos Dictámenes
de la PTN, donde se aplicó el criterio de oportunidad y señala en qué
casos se justificaba. Baro se refiere a este tema en el Cap. 3, pto. 3.3.3,
ps. 66/67. Comadira en el trabajo “El exceso de punición”, cit. en nota
377, expresa: “En todo caso, la discrecionalidad parecería hallar su
ámbito adecuado en la determinación de la sanción a imponer,
eligiendo, entre ellas, la clase y quántum más ajustada a las
circunstancias, cuando el ordenamiento asigna esa aptitud de elección
al órgano responsable de la decisión” (p. 284, RADA; p. 84, DA.).
425 La falta disciplinaria se configura cuando el agente no cumple con
alguno de sus deberes, y este incumplimiento afecte, en mayor o menor
medida, el normal y correcto funcionamiento de la Administración
Pública. No obstante, se pueden dar supuestos excepcionales —como
los ejemplos de Beltrán Gambier o los Dictámenes que analiza en la
nota 43, de su trabajo (véase nota 412), donde la imposición de la
sanción iría en desmedro o implicaría un riesgo para el correcto y
normal funcionamiento de la Administración, y, como ello no aparece
como oportuno o conveniente, a pesar de la infracción, se invoca y
aplica el criterio de oportunidad, para no imponer la sanción.
426 Tratado de derecho administrativo, t. III-B, nº 1069 (1978), ps.
440/441; véase nº 1074, ps. 453/455, sobre “la revocación por razones
de oportunidad, mérito o conveniencia del acto que impuso la sanción
disciplinaria, para lo cual el Ejecutivo pondría en ejercicio sus
potestades de superior jerárquico”. Villegas Basabilvaso, habla de
condonación, e indica: “el órgano administrativo competente, en
ejercicio de su potestad disciplinaria, tiene la facultad para la remisión
o conmutación de la sanción disciplinaria, si a su juicio estima
conveniente, por motivos de orden moral o político, levantarla o
disminuirla, esto es, indultarla o conmutarla. En los casos de remisión
de la pena se trata de una especie de rehabilitación”. No es una
revocación, señala, sino es un acto de naturaleza graciable
509
(condonación). Por ello, contrariamente a lo que sucede “con la revisión
por causa de ilegalidad, el agente no tiene derecho a la percepción de
los sueldos por el tiempo de su separación o suspensión en el cargo”
(Derecho administrativo, t. III, nº 361, Tea, Buenos Aires, 1951, p.
538).
427 Con motivo de cumplirse 40 años de la sanción de la Ley Nacional
de Procedimientos Administrativos, escribimos sobre este tema que
integra el Capítulo XXI “Procedimiento administrativo en los sumarios
administrativos y en el régimen sancionador”, del tomo II,
Procedimiento Administrativo, obra colectiva (dirs.: Héctor Pozo
Gowland et al.), La Ley, 2012, publicada en homenaje de cumplirse 40
años de la sanción de la Ley Nacional de Procedimientos
Administrativos 19.549, y de su decreto reglamentario. La lectura de
los puntos VI y VII (en especial) permite visualizar las diferencias
volcadas en el punto VIII de dicho trabajo que ahora se reiteran.
428 En cuanto al plazo indicado en el art. 38, LMREPN, véase lo
expuesto en el pto. 10, acápite c.2.2, Cap. III, y “Dictámenes”, 242:626,
RPTN, nº 38, p. 274; “Dictámenes”, 243:620, RPTN, nº 38, p. 301;
“Dictámenes”, 246:479bis; “Dictámenes”, 255:304, 2/11/05; 258:333,
12/9/06; 263:281, 20/11/07; 266:95, 4/8/08; 267:145, 22/10/08).
Respecto del término señalado en el art. 38 de la reglamentación, dec.
1421/02, pto. 16, acápite b.3.1, Cap. IV, y “Dictámenes”, 243:349;
258:333; 263:281; 266:95; 267:145).
429 Un supuesto, diferente, y por eso de excepción es el tratado en la
nota 45, pues se refiere a la parte acusadora y a su no admisión en tal
carácter en el procedimiento.
430 En relación con este recurso, durante la vigencia del EPCAPN y
del RJBFP, la Corte Suprema, sostuvo: “La consagración de un sistema
específico para el control judicial de ciertas decisiones
administrativas... descarta la facultad del afectado de elegir la vía o el
órgano judicial en busca de la protección de sus derechos, apartándose
del camino contemplado en tales disposiciones legales” (Fallos,
295:994; 310:2336, 317:387, 324:3934); una opinión crítica, véase
MARIENHOFF, t. III-B, n° 1095 (1978), ps. 483/485.
431 Cfr. GALLEGO FEDRIANI, Pablo, “Recursos contra las
sanciones impuestas en los términos del régimen jurídico básico de la
administración pública”, ED, 1851335/1336.
432 Respecto del régimen disciplinario en las universidades nacionales,
véase pto. 13, acápite b.5, Cap. III; contra las sanciones no expulsivas
aplicadas al personal no docente y docente, con exclusión de los
510
comprendidos por el juicio académico (“Dictámenes”, 242:647, RPTN,
nº 38, p. 315), no resulta admisible este recurso de R.I.A., dec. 467/99
(resol. PTN, nº 15, del 28/1/00; “Dictámenes”, 233:226, RPTN, nº 33,
p. 712; “Dictámenes”, 246:204 (resol. PTN, nº 45, del 11/7/03); 250:1
(resol. PTN, nº 63, del 7/7/04); 289:163 (resol. PTN nº 13, del 10/6/14);
289:170 (resol. PTN nº 14, del 10/6/14); 289:177 (resol. PTN nº 15, del
10/6/14); 302:377 bis (resol. 2017-69-APNPTN, del 8/9/17, donde
demás se aplicó una sanción expulsiva).
El recurso previsto por el R.I.A. sólo procede respecto de los agentes
vinculados por una relación de empleo público cuyo régimen
disciplinario se encuentra regido, en su momento por el RJBFP y luego
por la LMREPN. Se formula esta aclaración dado que la investigación
sumarial puede sustanciarse aplicando el R.I.A., pero la normativa de
fondo aplicable ―sanción disciplinaria― no resulta ser las establecidas
por el RJBFP o por la LMREPN: “Dictámenes”, 276:156 (10/3/11;
conciliador laboral o mediador); 276:261 (14/3/11; conciliador laboral
o mediador); 277:248 (24/6/11; relación laboral regida por la Ley de
Contrato de Trabajo); 287:174 (17/12/13; reproche por incumplimiento
de los deberes impuestos por una convención colectiva de trabajo);
295:68 y 73 (3/11/15, agentes del Cuerpo Especial de Seguridad y
Vigilancia de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia,
donde además se aplicaron sanciones expulsivas).
433 La referencia al proceso penal se efectúa pues se sostiene la
aplicación supletoria de la ley procesal penal (véase pto. 10, acápite c.5,
Cap. III, y notas 44 y 126), y sus disposiciones, en este caso, también
tienen mayor semejanza.
434 PALACIO, Lino, Derecho procesal civil, t. I, nº 99, e), Abeledo-
Perrot, Buenos Aires, 1975, p. 452.
511
Capítulo VI
Su relación
Alfredo L. Repetto
512
Conviene aclarar que cuando la ley se refiere a causa criminal, quiere
significar causa o proceso penal, en contraposición a causa o proceso
civil 435.
Tanto el art. 34, LMREPN, como antes el art. 37, RJBFP, establecen la
independencia y autonomía entre el derecho penal y el derecho
administrativo disciplinario: la substanciación de los sumarios
administrativos por hechos que puedan configurar delitos y la
imposición de las sanciones pertinentes en el orden administrativo, son
independientes de la causa criminal (“Dictámenes”, 170:419 y 171:377,
RPTN, nº 13, ps. 111 y 134, respectivamente, entre otros).
513
delito de derecho penal. La multiplicidad de efectos que surjan de un
mismo hecho, determina la distinta clases de responsabilidades, que no
son excluyentes entre sí, y con ello tres clases de sanciones: la
disciplinaria o administrativa, la civil o patrimonial y la penal 436.
514
No se vulnera el principio non bis in idem, pues, “...cada uno de los
tipos de responsabilidad de que es susceptible el agente público, tiende
a proteger o tutelar un distinto y específico bien o valor jurídico”, y de
un mismo hecho o comportamiento del agente puede surgir
simultáneamente la responsabilidad penal, civil y administrativa-
disciplinaria 440.
El art. 32, inc. f), LMREPN, prevé como causal para imponer cesantía:
El art. 33, incs. a) y e), LMREPN, fijan como causales para imponer
exoneración: a) Sentencia condenatoria firme por delito contra la
Administración Pública Nacional, Provincial o Municipal y e)
515
Imposición como pena principal o accesoria de inhabilitación absoluta
o especial para la función pública (art. 33, incs. b] y h], RJBFP) 441.
Por una parte, se debe tener presente lo dispuesto por el art. 20 bis del
Cód. Penal:
El art. 20 establece:
516
El art. 12 establece:
517
Al referirse a los delitos contra la Administración, el precepto dispone
una necesaria remisión al Código Penal, que no sólo debe referirse a su
Título XI, sino a toda otra figura que pudiera tipificarse como delito
contra la Administración (pto. IV.1).
518
b) Cuando en el art. 33 inc. a), LMREPN expresa “...delito contra la
Administración Pública Nacional, provincial o municipal”, además de
los delitos previstos en el Tít. 11, Libro Segundo, Código Penal, otros
pueden quedar comprendidos en dicha causal.
A esta situación, nos hemos referido en el pto. 14, acápite d.1.2.2, Cap.
III, y nota 243.
519
Cuando la inhabilitación importó la pérdida de un cargo público... la
rehabilitación no comportará la reposición en los mismos cargos.
520
La sustanciación de los sumarios administrativos y la aplicación de las
sanciones pertinentes, tendrán lugar con prescindencia de que los
hechos que las originen constituyan delito. Pendiente la causa criminal,
no podrá el sumariado ser declarado exento de responsabilidad.
Y en la última oración:
521
a) Los distintos regímenes jurídicos que regularon (RJBFP, EPCAPN)
y que regulan (LMREPN) la relación de empleo público han establecido
como causas de sanciones disciplinarias (cesantía y exoneración) la
comisión de delitos, ya se trate de delito doloso que no se refiera a la
administración o de delito contra la Administración (Pública Nacional,
provincial o municipal), o la imposición de pena principal o accesoria
de inhabilitación (arts. 32, inc f] y 33, inc. a] y e], LMREPN; arts. 32,
inc. g] y 33, inc. b] y h], RJBFP).
Ello indica una vinculación entre ambos, a pesar de que el art. 34,
LMREPN (art. 37, RJBFP), señala una cierta autonomía o
independencia entre el derecho disciplinario y el derecho penal.
522
La SCBA (19/12/950), ha señalado:
El fin del art. 1101, Cód. Civil, es asegurar el respeto de la cosa juzgada
criminal y, de ese modo, evitar que en la sede civil se pretenda rever
algún punto que reviste esa condición, para evitar el escándalo jurídico
de dos decisiones contrarias al no respetarse el pronunciamiento penal.
523
Desde ya, corresponde adelantar que lo expuesto conforme al texto de
los arts. 1101, 1102 y 1103 del anterior código se mantiene sin
modificaciones sustanciales, y por ello añadiremos un comentario
complementario y aclaratorio.
”c) si la acción civil por reparación del daño está fundada en un factor
objetivo de responsabilidad”.
524
Por otra parte, los incs. b) y c) del art. 1775 receptan algunas de las
decisiones de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, para hacer
excepción al principio del anterior art. 1101, las que fueron analizadas
en el punto 26.5.1. “Posible excepción”, en los acápites a, a.1. y c (para
el inc. a del art. 1775) y el acápite b, para el inc. b), ya que en el caso
Fallos, 321:1124 se hizo lugar a la demanda por daños y perjuicios (arts.
1067, 1068, 1078, 1109 y 1113, Cód. Civil) contra el Club I.A.C.C. y
se rechazó la demanda contra la provincia de Córdoba y contra la
Asociación del Fútbol Argentino, y la lectura del consid. 2º que hemos
transcripto (ver el mencionado acápite b) permite advertir que en dicha
causa se planteó un supuesto de responsabilidad fundada en un factor
de atribución objetiva (v. arts. 1721, 1722 y 1724, nuevo Cód. Civil y
Comercial).
525
pues en ambos juicios se trataba de dilucidar la existencia de un mismo
hecho y el art. 1103 del Cód. Civil no permite que se discuta, en el juicio
civil, “la existencia del hecho principal sobre el cual hubiese recaído la
absolución” —Fallos, 183:288 y otros—... (Consid. 6º de Fallos,
248:274; “Dictámenes”, 236:252, pto. II, RPTN, nº 35, p. 451, donde
se cita este precedente, para sustentar, entre otros argumentos, la
prevalencia de una medida cautelar en un proceso penal respecto de otra
decretada en un proceso civil).
526
Ante tal situación dijo:
La empresa “Ataka”
527
En tal pronunciamiento, se mencionó:
También dijo:
528
El caso, como surge de la reseña efectuada, tenía la particularidad de
tratarse de un juicio ejecutivo en el que debía valorarse la prueba
producida en sede penal.
En el consid. 8º se ingresa al tema del art. 1101, Cód. Civil: Con carácter
previo a determinar si existe responsabilidad del Club I.A.C.C., debe
examinarse la pretendida aplicación del arts. 1101 y sus concs. del Cód.
Civil.
529
tanto se dicte el fallo penal, la prohibición legal que sienta el precepto
no es absoluta.
530
podrá contestar en el juicio civil la existencia del hecho principal que
constituye el delito, ni impugnar la culpa del condenado.
Por lo tanto, se mantiene el criterio anterior del art. 1102: ante una
sentencia penal condenatoria no se puede discutir en sede civil la
existencia del hecho y la culpa del condenado, entendida la culpa en un
sentido amplio, vale decir como la presencia del elemento subjetivo en
el condenado, en la modalidad de dolo o culpa, reconocida por el juez
penal (v. art. 1724, Cód. Civil y Comercial).
531
c) La existencia de una sentencia condenatoria firme no trae problema
alguno, pues si se trata del art. 33, incs. a) (“...por delito contra la
Administración Pública Nacional, provincial o municipal”) y e)
(“Imposición como pena principal o accesoria de inhabilitación
absoluta o especial para la función pública”), LMREPN (véanse ptos.
26.3 y 26.3.1), la causal de exoneración reviste autonomía y agregada
la sentencia firme, al sumario administrativo disciplinario, sólo cabe
disponer la medida segregativa (“Dictámenes”, 177:196; 209:259).
En estos casos, la defensa en juicio se desarrolla en el proceso penal.
532
El art. 1103, Cód. Civil, expresa:
533
En esta oportunidad, se responde a la pregunta de si el autor material
debe ser también considerado autor culpable, según hubiese obrado con
dolo o con culpa 450.
534
conforme a las disposiciones del Código Civil y Comercial (v. art. 1716
y cc.) y también disciplinaria (ver pto. 26.5.7).
535
La importancia de lo expuesto surge cuando se presentan las causas de
justificación (contrapartida de la antijuridicidad).
El inc. 4º, del art. 34, Cód. Penal, establece como causas de
justificación: “el que obrare en cumplimiento de un deber o en el
legítimo ejercicio de su derecho, autoridad o cargo”, y se trata de una
norma de reenvió (Marquardt), a todo el ordenamiento jurídico, para
verificar si conforme con lo dispuesto, en determinado sector o rama
del derecho (civil, administrativo, comercial, procesal), la conducta
desarrollada se encuentra autorizada, ya que en tal rama se prevé el
deber, o el ejercicio de la autoridad, cargo, o el derecho invocado como
justificante 455.
En suma: las causas de justificación no son otra cosa que aquellos actos
realizados conforme al derecho 456.
536
El art. 1777 “Antijuridicidad”, del nuevo Código Civil y Comercial
establece: “Cualquier acción u omisión que causa un daño a otro es
antijurídica si no está justificada”.
537
”b) en legítima defensa propia o de terceros, por un medio
racionalmente proporcionado, frente a una agresión actual o inminente,
ilícita y no provocada; el tercero que no fue agresor ilegítimo y sufre
daños como consecuencia de un hecho realizado en legítima defensa
tiene derecho a obtener una reparación plena;
”c) para evitar un mal, actual o inminente, de otro modo inevitable, que
amenaza al agente o a un tercero, si el peligro no se origina en un hecho
suyo; el hecho se halla justificado únicamente si el mal que se evita es
mayor que el que se causa. En este caso, el damnificado tiene derecho
a ser indemnizado en la medida en que el juez lo considere equitativo”.
538
que se han acumulado... En esa causa criminal resulta que por sentencia
firme, se ha declarado que el procesado procedió a hacer uso de su arma
en defensa legítima y en cumplimiento de la función de guardián del
orden público, quedando así cubierta su responsabilidad por lo
dispuesto por el art. 1071 del Cód. Civil, que dice: “El ejercicio de un
derecho propio, o el cumplimiento de una obligación legal no puede
constituir como ilícito ningún acto”. “El que ejerce un derecho
conforme a la ley no responde del perjuicio que resulte de este
ejercicio” (cita de la nota al mismo artículo). No podría en el juicio civil
subsiguiente declararse una culpabilidad de que el agente ha sido
absuelto. Únicamente podría imputársele culpa civil, si las
circunstancias lo permitieran, porque como lo ha dicho esta Corte en el
caso del tomo 192, página 207, puede la culpa no ser suficientemente
grave y clara para responsabilizar al agente ante la ley penal, y puede,
sin embargo, configurar una falta, un acto ilícito o un cuasidelito del
derecho civil que lo haga incurrir en responsabilidad pecuniaria (nota a
los arts. 1102 y 1103). Pero éste no es el caso, pues del examen de los
autos y de la prueba producida no resulta tal cosa. (Fallos, 196:215 y
216; la cita del tomo 192, guarda relación con otro supuesto).
Primero, se señaló:
539
responsabilizar a ésta por los daños y perjuicios ocasionados (Fallos,
182:5; 169:120; 124:22; 145:89; 171: 142; y 183:247). (p. 142).
540
Se rechazó la demanda, porque la parte “no ha probado que el
inculpado”, como conductor del vehículo de la Provincia, “haya
procedido” con culpa civil (Fallos, 192:140 o 192:207).
541
No hay cosa juzgada civil y cosa juzgada penal diferentes; hay sí, casos
juzgados ante esos tribunales. Pero la cosa juzgada surgirá ... del cotejo
entre ellas y las nuevas acciones que se intenten (ps. 436/437).
542
puede un hecho determinado no haber alcanzado para caracterizar la
culpa penal, pero sí ser suficiente para discernir la responsabilidad civil
y la consiguiente obligación de indemnizar (véase pto. 26.5.3, acápite
c.2.1.1).
También agregó:
543
a.1. Aunque el procesado en causa criminal por lesiones culposas
resulte absuelto por no haberse acreditado su responsabilidad penal, la
Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires sostuvo que no es
violatoria del art. 1103 del Cód. Civil, la sentencia civil que lo condena
a indemnizar los daños y perjuicios, “desde que el fallo civil ha
agregado nuevos elementos de su parte para justificar la condena
indemnizatoria”, es decir que se ha válido de nuevos elementos de
juicio, que permitieron caracterizar de imprudente, el obrar, en
oportunidad de producirse el accidente (ED, 96-323, f. 34.995).
...J.J.S. fue absuelto por existir duda acerca de la forma como se produjo
la colisión (concretamente, acerca de si el micro invadió la
contramano), es decir, con base en consideraciones que no sólo no
acreditan la inexistencia del hecho sino que, por añadidura, sólo tienen
cabida, normalmente, en materia penal.
544
demanda y cuya aplicabilidad fue expresamente admitida por la
accionada (p. 223).
545
La SCBA resolvió que era de plena aplicación el art. 1103, Cód. Civil,
por lo cual se casó el fallo impugnado y se rechazó la demanda (ED,
192-316, f. 50.776).
La primera conclusión debe ser tamizada, pues depende del motivo del
sobreseimiento o de la absolución, ya que a partir de tal extremo, se
546
podrá apreciar su influencia o no, en sede administrativa (véanse ptos.
26.5.3, 26.5.3.1 y 26.5.5).
547
(D’Albora, Francisco, Curso de derecho procesal penal, t. I, nº 125,
Abeledo-Perrot, 1982, p. 345). (“Dictámenes”, 201:189, pto. IV.1.c).
Resulta útil recordar que Marienhoff sostiene que “...la verdad judicial
se dice —debe ser en lo posible única—. Ello da como resultado que si
se absuelve en la instancia penal a un funcionario, la sanción
administrativa no sería procedente si se invocasen exacta y
precisamente los mismos hechos y circunstancias que sirvieron de base
al pronunciamiento penal...”, ello como consecuencia de la “unidad
lógica que esencialmente debe existir en la actuación en los órganos
estatales...” (III-B-427, 1979); de modo similar se ha expresado Bielsa
cuando se trata de decisiones dictadas sobre los mismos hechos
(Derecho administrativo, t. III, Depalma, 1956, p. 260) 461.
548
administrativa posterior, de sentido contrario. (“Dictámenes”, 201:189,
pto. IV.1.d) 462.
549
de la absolución como la del sobreseimiento. (“Dictámenes”, 201:189,
pto. IV.1.d).
550
c) El anterior Código de Procedimientos en Material Penal (ley 2372),
preveía el sobreseimiento definitivo: “es irrevocable, dejando cerrado
el juicio definitivamente... (art. 436) y el provisional: “deja el juicio
abierto hasta la aparición de nuevos datos o comprobantes, salvo el caso
de prescripción” (art. 436, párr. 2º).
Ante
551
...las posibilidades de éxito del peticionante, en caso de intentar ante la
justicia la acción pertinente, pueden considerarse como apreciables,
vale decir que, según se estima el recurrente podría triunfar contra el
Estado, se opinó: “...no existe impedimento de orden jurídico para que
el Poder Ejecutivo revoque el decreto de cesantía por haberse dictado a
causa del grave error en que fue inducido por un sumario administrativo
defectuosamente sustanciado”.
Marienhoff indica:
552
penal y en el procedimiento administrativo. La verdad judicial —se
dice— debe ser en lo posible única. Ello da como resultado que si se
absuelve en la instancia penal a un funcionario, la sanción
administrativa no sería procedente si se invocase exacta y precisamente
los mismos hechos y circunstancias que sirvieron de base al
pronunciamiento penal. Si así no fuere penetraríase en el mundo del
caos rompiendo la unidad lógica que esencialmente debe existir en la
actuación de los órganos estatales 466.
b) Bielsa expresaba:
Respecto de esto último, dicho autor no aclara cuál sería tal situación
(Derecho administrativo, t. III, nº 370, ps. 562/563).
553
Cuando el sobreseimiento se dictó por una causa de inimputabilidad,
también influye (véanse Cap. III, pto. 14, acápite d.3.1; “Dictámenes”,
168:4; pto. 23.3.2.2, acápite b.2, Cap. V, y nota 368);
554
También ha expresado:
b) La CSJN ha decidido:
En el consid. 6º se recordó:
555
prestación del servicio, la separación del cargo no puede calificarse
como arbitraria (Fallos, 305:102).
556
interpretación que estimo correcta en torno a la causal de “pérdida de
confianza” (ps. 1285/1286).
557
acreditados en el proceso penal, aunque hayan sido considerados
irrelevantes desde el punto de vista punitivo pueden computarse a los
fines disciplinarios...
Se entendió que:
Se sostuvo:
558
a) Un aspecto del tema de la influencia del proceso penal, en el ámbito
administrativo disciplinario, ha sido analizado, pero queda por dilucidar
la incidencia del proceso penal en el trámite, suspensión o continuación,
del sumario disciplinario.
En los ptos. 26, 26.3 y 26.3.3, se han transcripto las disposiciones de la
ley de fondo (art. 34, LMREPN, art. 37, RJBFP), como de
procedimiento (arts. 130 y 131, R.I.A., dec. 467; arts. 34 y 38 de la
reglamentación de la LMREPN, dec. 1421/02) relacionados con el
tema.
559
b.1. La CSJN, respecto de la interpretación, ha señalado:
560
perjuicio de poder sustituir la medida disciplinaria aplicada por otra de
mayor gravedad (el art. 37, RJBFP, resolvía la situación de igual modo).
561
Por ello, si la sola existencia de una causa penal pudiese implicar, como
prevé la última oración de la reglamentación del art. 38, LMREPN, que
“los sumarios quedarán suspendidos al cumplirse el tercer mes de su
sustanciación hasta la resolución de la causa penal”, se produce una
contraposición con el art. 130, R.I.A., dec. 467/99, que con mejor
criterio otorga al instructor la decisión de suspender, o no, el trámite del
sumario, conforme las circunstancias del caso, para cumplir con el art.
1101, Cód. Civil, norma de orden público (véase pto. 26.5), y de no
darse tal circunstancia —la suspensión—, el sumario podría concluir,
pero con las salvedades establecidas en el art. 34, LMREPN y su
reglamentación (dec. 1421/02), como las previstas en el art. 131, R.I.A.,
dec. 467/99.
562
b) La CSJN expresó:
También agregó:
563
investigación los elementos probatorios que acrediten el hecho y, de
encontrarse el grado de sospecha requerido por el art. 61, R.I.A., dec.
467/99, convocar al agente a declarar como sumariado, pero el
desarrollo del trámite se tendrá que suspender y “deberá requerir
informes periódicos a efectos de conocer la situación procesal del
sumariado” (art. 130 íd.) 471. La circunstancia que el juez penal
solicitase la remisión del sumario disciplinario no impide la
continuación del trámite pues, o se le remiten fotocopias del expediente,
o de requerir el expediente original, se le remitirá éste, pero previa
extracción de fotocopias, las que servirán para proseguir la
sustanciación del sumario, debiendo dejarse registrado tales
circunstancias en la Mesa de Entradas y Salidas del organismo.
564
Pero el hecho atribuido a I ... es único, de tal modo que la existencia o
inexistencia del mismo determinaría la culpabilidad o inocencia del
sumariado en ambos ordenamientos, ya que el cargo es el mismo; ser
autor de los endosos obrantes al dorso de los cheques sustraídos —f.
58—. Ningún otro reproche se le formula capaz de determinar
responsabilidades de exclusivo alcance disciplinario en ámbito
administrativo ... por sobre cualquier cuestión meramente procesal,
campea el deseo y el interés del poder administrador de conocer la
verdad real —principio de informalismo administrativo— pues ante
todo debe prevalecer la idea de justicia evitando caer en errores de
juicio determinados por opiniones técnicas controvertidas.
Se sostuvo:
565
Con lo cual el instructor se encuentra facultado para decidir sobre la
necesidad de suspensión del trámite, por eso el “debiera suspenderse,
conforme sean los hechos investigados en sede penal y administrativa;
lo que conlleva, a la ponderación de las particularidades de cada
situación, como se ha indicado en el punto 5”.
566
suspender el trámite al existir una inexorable influencia de la causa
penal en el desarrollo del sumario disciplinario.
Ante dicha divergencia de los textos, en el acápite c), del presente pto.
26.6, hemos señalado las razones por las cuales debe prevalecer lo
dispuesto por el art. 130, R.I.A., dec. 467/99.
567
1.6.2. Otro supuesto de suspensión
La falta disciplinaria se puede sustentar en la causal del art. 32, inc. g),
LMREPN:
568
Si ante el trámite de un proceso penal por la comisión de tal delito se
hubiera ordenado un sumario disciplinario (art. 44, R.I.A., dec. 467/99),
el instructor iniciará su sustanciación, pero indudablemente se
suspenderá el trámite (art. 130, Reglamento cit.), el cual se podrá
reanudar con el dictado de la sentencia condenatoria.
Notas -
569
Cada una, con su dominio propio, con finalidades específicas e
inconfundibles, por lo cual no se viola el principio non bis in idem, ni
son excluyentes entre sí (VILLEGAS BASAVILBASO, ob. cit., t. III,
nº 356, ps. 526/527). Véase nota 14.
441 El art. 38, EPCAPN, dec. ley 6666/57, establecía como causas para
la exoneración: “a) Delito que no se refiera a la Administración cuando
el hecho sea doloso y de naturaleza infamante; c) Delito contra la
Administración”.
442 SOLER, Sebastián, Derecho penal argentino, t. II, 69.I y II, Tea,
Buenos Aires, 1976, ps. 397/398. Ricardo Núñez respecto de las pena
accesorias, entre las cuales se encuentra el art. 12, Código Penal,
expresa: “son consecuencias retributivas inherentes a las penas
principales. La inherencia jurídica de aquellas penas a éstas se
manifiesta procesalmente por la falta de necesidad de su imposición
expresa”, no es necesario que la sentencia la imponga expresamente
(NÚÑEZ, Ricardo, Tratado de derecho penal, t. II, Lerner, Córdoba,
1976, p. 442).
443 El art. 76 quáter, Cód. Penal, incorporado por la ley 24.316 (1994),
introduce otra excepción: “La suspensión del juicio a prueba hará
inaplicables al caso las reglas de prejudicialidad de los artículos 1101 y
1102 del Cód. Civil, y no obstará a la aplicación de las sanciones
contravencionales, disciplinarias o administrativas que pudieran
corresponder”. El art. 76 bis, en su séptimo párrafo, dispone: “No
procederá la suspensión del juicio a prueba cuando un funcionario
público, en el ejercicio de sus funciones, hubiese participado en el
delito”.
Conviene señalar que si se suspendió el juicio a prueba y el imputado,
durante el tiempo fijado por el tribunal, no comete un delito, repara los
daños en la medida ofrecida y cumple con las reglas de conducta, esto
dará lu-gar a que se declare extinguida la acción penal (art. 76 ter, Cód.
Penal).
Esta resolución de extinción de la acción penal que concluye el proceso
penal no se puede equiparar a una sentencia absolutoria en los términos
del ex art. 1103 Cód. Civil, o del actual art. 1777, Cód. Civil y Comer-
cial, pues en ningún momento el tribunal penal se expide sobre la
existencia del hecho, ni sobre la autoría de ese hecho (ver
“Dictámenes”, 293:108, 28/4/15, Cap. II, ptos. 4.2, 4.3 y 4.4; v.
CNCont. Adm. Fed., Sala III, 9/9/10, causa nº 32.573/04: “D., E. A.
c/EN-Cámara de DiputadosResol. 136/04-EXP 67471/00”, cons. VII).
En estos casos, el reproche disciplinario (existen-cia o no de la falta
570
disciplinaria y si el agente es o no el responsable) dependerá de las
probanzas colectadas por el Instructor en el sumario disciplinario, ya
sea las practicadas por él o las cumplidas en el proceso pe-nal hasta el
momento de la suspensión del juicio a prue-ba y cuyas fotocopias se
hubieran agregado al sumario, donde se deberán cumplir las etapas de
investigación y contradictoria.
Cuando se suspende el trámite del sumario discipli-nario por la
existencia de un proceso penal (art. 130, R.I.A, dec. 467/99, ver pto.
26.6) y en el expediente penal se decide otorgar la suspensión del juicio
a prue-ba, el instructor en este supuesto tiene que reiniciar la
sustanciación del sumario, pues la suspensión del juicio a prueba
importa una situación distinta al caso donde el proceso penal se
sustancia hasta el dictado de un acto definitivo, ya que la sentencia o el
sobresei-miento implican que el tribunal se expide sobre la mate-
rialidad del hecho y su autoría (ver ptos. 26.5.2, al 26.5.5; 26.5.5.1,
26,5,5.2, 25.5.6 y 26.5.7). Circuns-tancias que no se producen si con
motivo de la suspen-sión del juicio a prueba se extingue la acción penal
(art. 76 ter, Cód. Penal).
444 LLAMBÍAS, Jorge J., Tratado de derecho civil. Obligaciones, t.
IV-B, nº 2762, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1980, p. 65. La Sala C,
CNCiv. (ED, 137-669, f. 42.458; 28/12/89), sobre el art. 1101, Cód.
Civil, señaló: “Se trata de una norma de orden público, que debe ser
aplicada de oficio desde el momento en que el juez tenga conocimiento
de la existencia del proceso penal. En consecuencia, es nula la sentencia
dictada por el tribunal en lo civil mientras está pendiente el fallo en sede
criminal, por emanar de un magistrado carente de jurisdicción actual.
Nulidad que debe ser declarada de oficio...” p. 670). “No obstante su
ubicación, este precepto (por el art. 1101, Cód. Civil) se aplica a todos
los supuestos en que el pronunciamiento en lo civil se encuentra
estrechamente vinculado a la sentencia a dictarse en el proceso criminal,
en relación con la calificación de los hechos en que se funda la acción
civil; pues en ellos existe la misma razón de orden público que inspira
la regla, la cual reside en asegurar al respecto el principio de la autoridad
de cosa juzgada en lo criminal... Además, el precepto se aplica aun
cuando distintas personas intervengan en los respectivos procesos. La
suspensión opera tanto cuando la acción se dirige contra el autor del
hecho, como cuando en el juicio civil se persigue la condena del
civilmente responsable” (p. 670). La Sala declaró nula la sentencia y
suspendió el dictado de la misma hasta que se cumpla la condición del
art. 1101 del Cód. Civil (ED, 137-669, f. 42.458).
571
445 La C1ª Civ. y Com., Río Cuarto (ED, 97-592, f. 35.340; 1/12/81),
citó este precedente de la Corte Suprema, para revocar la decisión que
suspendía el dictado de la sentencia hasta tanto recaiga
pronunciamiento en sede penal, y disponer que “...se dicte
sentencia...valorando también las constancias del expediente criminal,
que deberá requerirse a tal efecto” (p. 596).
La Sala D, CNCom. (ED, 179-500, f. 48.837, 30/6/97), también cita el
fallo “Ataka” (LL, 154-85), en el juicio promovido “contra el Banco
Central de la República Argentina y la Banca Nazionale del Lavoro
S.A., por un grupo de personas que se calificaron como accionistas del
Banco de Italia y Río de la Plata” (p. 501). La demanda se había iniciado
en el año 1988, como “la querella presentada por el señor L. el 5/7/88,
no resultando previsible su conclusión en breve lapso” (p. 503), por
ello, la Cámara revocó la resolución “en cuanto suspendió el dictado de
la sentencia definitiva hasta ser decidida la causa penal” (p. 504). La
Sala C, CNCiv. (ED, 142-509, f. 43.473; 28/9/90), ante la suspensión
de dictar la sentencia civil, hasta que recaiga resolución definitiva en
sede penal (art. 1101, Cód. Civil) y la posible violación del art. 18, C.N.,
sostuvo: “Es verdad que en algunas situaciones particulares se ha tenido
en cuenta el tiempo que demandaría la resolución definitiva del proceso
penal, para prescindir de la suspensión de la sentencia civil porque ello
se traduciría en una efectiva privación de justicia (CSJN, 20/11/73, LL,
154-85...)”. “Pero dadas las circunstancias de esta especie, la existencia
de muchas víctimas, la gravedad del hecho y sus consecuencias y la
intensidad de la influencia que puede tener el pronunciamiento
pendiente en sede penal, no parece posible prescindir de la regla que
nos ocupa... El orden público al que responde el art. 1101 del Cód. Civil,
y los fines de su institución constituyen un interés de rango superior...
Es entonces aplicable la doctrina de la preponderancia de los intereses
según la cual “un derecho cualitativamente superior debe ser
conservado a costa del derecho inferior y un derecho cuantitativamente
más extenso conservado a costa del derecho cualitativamente igual,
pero cuantitativamente menor... De tal modo que, en el caso, no puede
entenderse que se encuentra violado el art. 18, C.N.” (ED, 142-509).
446 Todos los firmantes del fallo coinciden en la opinión emitida en el
considerando.
447 Para la consideración de hecho principal, véase NÚÑEZ, Ricardo,
Tratado de derecho penal, t. II, Lerner, Córdoba, 1976, ps. 570/571;
KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aída, Código Civil comentado (dir.
Belluscio), art. 1103, Astrea, Buenos Aires, 1984, p. 311; LLAMBÍAS,
572
Jorge J., Tratado de derecho civil. Obligaciones, t. IV-B, nos. 2773,
2775, 2780, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1980, ps. 84 y ss.;
PALACIO, Lino E., Derecho procesal civil, t. V, nº 685 bis, Abeledo-
Perrot, Buenos Aires, 1975, ps. 527 y ss.; CLARIÁ OLMEDO, Jorge,
Tratado de derecho procesal penal, t. I, nº 239, 1970, ps. 326 y ss.
448 Respecto de la responsabilidad civil, Bustamante Alsina, señala:
“Es necesaria la existencia de ese nexo de causalidad, pues de otro
modo se estaría atribuyendo a una persona el daño causado por otro o
por la cosa del otro” (nº 580, p. 267). Luego de probada la relación
casual tendrá que ponderarse el factor de responsabilidad (del
responder) “subjetivo u objetivo que la ley reputa idóneo para atribuirlo
a una determinada persona” (Teoría general de la responsabilidad civil,
Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1997, nos. 730 y 731, p. 323, y nos. 922
y 923, p. 381).
449 La Suprema Corte de Mendoza, Sala I (29/10/91), a través del voto
de la Dra. Kemelmajer de Carlucci, se refirió respecto del ingreso, por
el tribunal penal en una absolución, en argumentos sobreabundantes,
relativos a cuál había sido la causa del incendio (ED, 145-452, f.
44.007).
450 SOLER, Sebastián, Derecho penal argentino, t. I, 23.III, Tea,
Buenos Aires, 1976, p. 266; ORGAZ, Alfredo, El daño resarcible, n°
16, 1980, p. 32; LLAMBÍAS, Tratado de derecho civil. Obligaciones,
t. I, n° 282, ps. 367 y ss.
451 LLAMBÍAS, ob. cit., t. IV-B, nº 2775, ps. 84/85 y nota 101;
BUSTAMANTE ALSINA, nos. 1664 y 1165, ps. 596/597; CCiv., en
pleno, JA, 1946-I-803, f. 5757; vánse fallos citados en: punto 26.5,
acápite c.2.1.1; pto. 26.5.3.1 y pto. 26.5.6.
Sobre las discrepancias que se presentan, véase KEMELMAJER DE
CARLUCCI, ob. cit., t. V, coment. al art. 1103, donde se mencionan las
dos recomendaciones suscriptas, en las Jornadas sobre Temas de
Responsabilidad Civil en caso de muerte o lesión de personas: a)
“declara que la cuestión de la autoría hace a la culpa, no a la existencia
del hecho”; b) “dice que la sentencia absolutoria en sede penal hace
cosa juzgada en materia civil respecto de la inexistencia del hecho y la
falta de autoría, aunque en este segundo caso el juez puede condenar en
calidad de responsable civil al sujeto absuelto” (ps. 312/313).
452 MARIENHOFF, Tratado de derecho administrativo, t. III-B, nº
1021, p. 369, 1978.
453 Para todo lo expuesto, véase NUÑEZ, Tratado de derecho penal, t.
I, ps. 291/292 y p. 297; ORGAZ, Alfredo, La ilicitud (extracontractual),
573
Lerner, Córdoba, 1974, ps. 17/21, y nota 1,
454 Véanse autores citados en nota 453.
455 En el derecho penal, además de las mencionadas en el inc. 4º,
también son causas de justificación la legítima defensa (art. 34, incs. 6º
y 7º) y el estado de necesidad justificante (art. 34, inc. 3º).
456 Tratado de derecho penal, t. III, nº 1268, 4ª ed., Losada, Buenos
Aires, 1977, p. 1035.
457 En Fallos, 249:362 (1961), se indica que el principio consagrado
por las prescripciones de los arts. 1102 y 1103 responde a una razón de
justicia, que, en el caso, se manifiesta como de certeza jurídica. Sobre
la legítima defensa, véase SCBA, 22/6/01, ED, 197-502, f. 51.495, con
comentario de Emilio A. Ibarlucía, “Influencia de la absolución penal
en sede civil, indemnización de equidad y responsabilidad del Estado
por actos lícitos”. El anotador del fallo señala: “No surge con claridad
si el individuo lesionado (actor en la causa civil) formaba parte del
grupo agresor o no” (p. 519); y “ésta es la hipótesis de trabajo que
merece este comentario: autor de lesiones a un tercero que es absuelto
por legítima defensa” (p. 520). La hipótesis sobre la cual trabaja el
comentador implica un tratamiento diferencial, sobre el tema, véase al
respecto, JIMÉNEZ DE ASÚA, Tratado de derecho penal, t. IV, nº
1331, “Lesión de bienes de tercero” donde distingue “cinco casos” y
sus soluciones; MARQUARDT, Eduardo, Temas básicos de derecho
penal, nº 3, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1977, p. 92.
458 Sobre esta diferenciación, y a título ilustrativo, se puede citar el
pronunciamiento de la CNCiv., Sala A, 5/2/76, LL, 1976-C-9, f.
73.102), donde sostuvo: “La norma del art. 1101 del Cód. Civil tiene
una finalidad: evitar sentencias contradictorias sobre el mismo tema...
La absolución en lo criminal prejuzga acerca de la ‘existencia del hecho
principal’, cuando la sentencia dice que no hay hecho alguno. En todo
lo que no sea esa inexistencia del hecho principal, la absolución
criminal nada dice; puede no haber mediado intención delictuosa, puede
no haber existido culpa criminal; con ello y todo, puede caber la
responsabilidad civil ya que, según tengo advertido, la mera
negligencia, la simple imprudencia y aun la culpa puramente refleja
pueden determinarla”. “A lo que hoy cabría agregar, ante la reforma
normativa del dec. ley 17.711/68, que ya no es menester a quien reclama
la reparación aportar elementos de juicio que demuestren esa mera
negligencia o la simple imprudencia, al damnificado le basta probar el
daño sufrido y el contacto con la cosa de la que proviene aquél (CNCiv.,
Sala A, 10/11/70, ED, 36-99; Sala E, 31/7/74, ED, 53-454)” (p. 10).
574
459 Tratado de derecho administrativo, t. III-B, nº 1064 (1978), p. 428.
460 Véanse ptos. 6, 6.1, 6.2 y 6.3, Cap. II, respecto del contenido de la
orden de sumario, y, por eso, su relevancia.
461 Villegas Basavilbaso ha expresado: “...práctica y racionalmente ha
de evitarse que un mismo hecho dé lugar a decisiones contradictorias
en el proceso penal y en el proceso administrativo. Como bien se ha
dicho, la verdad judicial debe ser en lo posible única” (Derecho
administrativo, t. III, nº 370, p. 561).
462 Véase también “Dictámenes”, 201:26, pto. III.2.3.4 y 5, RPTN, nº
19, p. 273, sobre la influencia del art. 1103, Cód. Civil, a pesar de no
tratarse de un sumario disciplinario.
463 Las excusas absolutorias son circunstancias que no afectan la
tipicidad, la antijuridicidad o la culpabilidad, pero en atención a razones
de política criminal —de diversas índole— se exime de pena al autor
de determinado delito (NÚÑEZ, Manual de derecho penal. Parte
General, p. 261). Algunos ejemplos: en los delitos contra el honor (arts.
109 y 110, Cód. Penal), la retractación deja en pie la responsabilidad
civil; el art. 185: “Están exentos de responsabilidad criminal, sin
perjuicio de la civil, por los hurtos, defraudaciones o daños que
recíprocamente se causaren”, e individualiza a determinados parientes.
464 En “Dictámenes”, 86:385 (1963), citado, con firma del Dr. Miguel
Marienhoff, se dijo: “La irrevisibilidad producida por el cierre de la
instancia administrati va no es impedimento jurídico para que la
autoridad que dictó la medida la revise o reexamine, si juzgare que
media suficiente mérito para ello, ya que la cosa juzgada administrativa
juega en beneficio exclusivo del administrado, de manera tal que, nada
impide, en el ámbito de la Administración Pública, la modificación o
derogación de un acto administrativo a fin de corregir, a favor del
recurrente, un error en que se hubiere incurrido (‘Dictámenes’, 80:9;
84:61 y 85, ps. 120 y 190), careciendo de trascendencia jurídica el
hecho de que la emisión del acto contra el cual se recurre haya sido
emitido en ejercicio de facultades regladas o discrecionales
(‘Dictámenes’, 84:69) (p. 385vta.); art. 22, LNPA 19.549 (1972).
465 Véanse la aclaración señalada en el pto. 26.5.3, acápite b, entre
autoría material y autoría culpable. En sede civil, se admite según las
circunstancias que determinaron la absolución, la posible acreditación
de la culpa civil, y la consecuente responsabilidad civil (pto. 26.5.3,
acápite c.2.1.1, y pto. 26.5.3.1. En materia disciplinaria, resulta
necesario la existencia del elemento subjetivo para que se configure la
falta disciplinaria (pto. 23.3.2.2, acápite b.2); dicha responsabilidad se
575
puede fundar en el dolo o en la culpa del agente (pto. 26.5.3, acápite b).
466 Tratado de derecho administrativo, t. III-B, nº 1064, 2º (1978), p.
427.
467 Derecho administrativo, t. III, nº 565, 1956, ps. 259/260.
468 No surgen del fallo mayores datos para conocer cómo se arriba al
sobreseimiento, en orden: 1) si el hecho estuvo acreditado o no; 2) si
estuvo acreditado el hecho pero no encuadraba en tales tipos penales;
3) si el episodio había sido cometido por los imputados; 4) si no se pudo
acreditar un accionar doloso. Tales datos son los que permiten apreciar
la posible influencia de la resolución del proceso penal en el
procedimiento administrativo disciplinario (véase pto. 26.5.3).
469 El art. 6º, inc. b), EPCAPN establecía: “A observar, en el servicio
y fuera de él una conducta decorosa y digna de la consideración y de la
confianza que su estado oficial exige”.
470 El art. 27, RJBFP, en su momento, entre los deberes establecidos,
en el inc. b) fijaba: “Observar en el servicio y fuera de él una conducta
correcta, digna y decorosa, acorde con su jerarquía y función”. El art.
23, inc. b), LMREPN, dispone: “Observar las normas legales y
reglamentarias y conducirse con colaboración, respeto y cortesía en sus
relaciones con el público y con el resto del personal”. El Convenio
Colectivo de Trabajo General para la Administración Pública Nacional
(dec. 66/99, B.O., 26/2/99), prevé en su art. 33: “Sin perjuicio de los
deberes que en función de las particularidades de la actividad
desempeñada pudieran agregarse en los respectivos convenios
sectoriales, todos los agentes tienen los siguientes deberes”: inc. b)
“Observar en el servicio y fuera de él una actitud ética acorde con su
calidad de agente y conducirse con respeto y cortesía en sus relaciones
con el público y el resto del personal” (p. 3, B.O., cit.). El 1º de marzo
de 2006 se publicó en el Boletín Oficial, el dec. 214/06 (27/2/06), cuyo
art. 1º homologa en el nuevo Convenio Colectivo de Trabajo General
para la Administración Pública Nacional (ps. 4 y ss., B.O.). El art. 36
establece: “Sin perjuicio de los deberes que en función de las
particularidades de la actividad desempeñada pudieran agregarse en los
respectivos convenios sectoriales, todos los agentes tienen los
siguientes deberes”: inc. b) “Observar las normas convencionales,
legales y reglamentarias y conducirse con colaboración, respeto y
cortesía en sus relaciones con el público y el resto del personal” (p. 7,
B.O. cit.). Se puede recordar que el art. 2º, inc. b), de la Ley de Ética en
el Ejercicio de la Función Pública 25.188 (B.O., 1/1/99), establece:
“Desempeñarse con la observancia y respeto de los principios y pautas
576
éticas establecidas en la presente ley: honestidad, probidad, rectitud,
buena fe y autoridad republicana”. El art. 3º fija: “Todos los sujetos
comprendidos en el art. 1° deberán observar como requisito de
permanencia en el cargo, una conducta acorde con la ética pública en el
ejercicio de sus funciones. Si así no lo hicieren serán sancionados o
removidos por los procedimientos establecidos en el régimen propio de
su función”. El art. 8° del Código de Ética de la Función Pública,
aprobado por dec. 41/99, dispone: “Probidad. El funcionario público
debe actuar con rectitud y honradez, procurando satisfacer el interés
general y desechando todo provecho o ventaja personal, obtenido por sí
o por interpósita persona. También está obligado a exteriorizar una
conducta honesta” (“Dictámenes”, 255:639, Cap. I, pto. 4.1, 22/12/05).
471 La tramitación de un proceso penal puede originar la suspensión
preventiva del agente público; véase Cap. VII, ptos. 28, 28.1, 28.2 y
28.3.
472 La solución arribada en el dictamen con sustento en el art. 1101 del
Código Civil se mantiene ante lo dispuesto en el art. 1775 del nuevo
Código Civil y Comercial, como se señala en el punto 26.4.1, ya que
establece: “Si la acción penal precede a la acción civil, o es intentada
durante su curso, el dictado de la sentencia definitiva debe suspenderse
en el proceso civil hasta la conclusión del proceso penal, con excepción
de los siguientes casos:...”.
473 Véase Cap. VII, ptos. 28 y ss.
Capítulo VII
El Sumario Disciplinario
Alfredo L. Repetto
1. Su regulación -
577
El art. 36, LMREPN, establece:
Los arts. 32, 33, 34 y 35, R.I., dec. 1798/80, regulaban el modo de
aplicación de ambas medidas: suspensión preventiva y traslado, como
sus plazos 474.
578
A título ilustrativo, el art. 21 bis, “Sumarios administrativos”, agregado
por la Acordada 7/90 al Reglamento para la Justicia Nacional,
establece:
1.1. Su finalidad
579
La medida preventiva tiene por finalidad asegurar el éxito de la
investigación en cuanto a la reunión de la prueba.
“Esta decisión deberá ser tomada por la autoridad competente con los
debidos fundamentos” (art. 36, LMREPN); anteriormente, el art. 36,
RJBFP señalaba: “la autoridad administrativa competente”.
El art. 44, R.I.A., dec. 467/99 establece: “La instrucción del sumario
será dispuesta por autoridad de jerarquía no inferior a subsecretario”,
pero, como se ha dicho en “Dictámenes”, 234:227 (RPTN, nº 34, p.
626):
580
funcionarios que determinen conforme con la organización de cada área
(art. 14, t.o. 1992, modificado por leyes 24.190 y 25.233).
1.1.2. Fundamentos
581
También se agregó:
582
c) La aplicación de las medidas preventivas se excluyen entre sí, vale
decir que, si se aplica una suspensión preventiva por treinta días, a su
vencimiento se la podrá prorrogar o no, pero lo que no resulta posible,
en ese momento, es imponer un traslado.
Conforme con el art. 54, R.I.A, dec. 467/99, en principio, habría que
elegir como medida preventiva el traslado transitorio:
Si bien es cierto que el art. 32, párr. 1º, primera oración, del Reglamento
de Investigaciones, parece considerar presupuesto de cualquier medida
cautelar la condición de sumariado, merece señalarse que en el último
párrafo de dicha norma se emplea una palabra que amplía tal
comprensión. En efecto, en lugar de emplearse allí ese vocablo
“sumariado”, según ocurre en la primera ocasión, se utiliza la voz
“imputado”, sustantivo éste que se emplea como género y, por lo tanto,
comprensivo de las modalidades con que puede recibirse declaración a
un sospechoso conforme al art. 40 íd.
583
Cabe añadir, además, que el art. 35 hace mención a las medidas
cautelares o su prórroga que se “...dispusieran durante la instrucción del
sumario...”, de lo que se infiere la posibilidad de su adopción incluso
antes de iniciar la actividad perquisitiva. (“Dictámenes”, 176:9).
584
Conviene recalcar que la medida preventiva sólo la dispone la autoridad
competente, y la consulta previa o “previo informe” del instructor
procede cuando se pretende prorrogar la suspensión preventiva
decretada, o cuando se pretenda disponer una medida preventiva
durante la sustanciación del sumario (art. 56, R.I.A., dec. 467/99).
585
En “Dictámenes”, 236:651 (28/3/01), se consultó: “sobre la
oportunidad de hacer efectiva la suspensión preventiva respecto de
agentes que se encuentran en uso de licencia por enfermedad”, pues la
que se había dispuesto “...por el término de treinta días... no se pudo
hacer efectiva pues ese personal se encuentra gozando de licencia por
enfermedad de largo tratamiento”.
Además, se agregó:
No obstante, para tal apreciación se tendría que tener presente los plazos
del art. 54 citado (R.I.A., dec. 467/99) en su relación al momento en
que se dispuso la suspensión preventiva pues los noventa días corridos
se corresponden con los tres meses de la otra disposición antes citada
(art. 36, LMREPN) (“Dictámenes”, 236:651).
586
la finalidad del restablecimiento de la salud del agente enfermo y su
alejamiento del lugar de tareas (fin de la medida precautoria) y,
entonces, al producirse el alta médica se podrá hacer efectiva la medida
precautoria 478; sin perjuicio de ponderar la situación anteriormente
señalada.
1.2. Plazos
587
1999 o el que se dicte en su reemplazo, debiendo ajustarse en todos los
casos, la extensión del plazo que se disponga en virtud de las
necesidades de la causa, al término máximo establecido por el artículo
que se reglamenta por el presente...
De este modo, los plazos fijados en los arts. 53 y 54, R.I.A., dec. 467/99,
han sido parcialmente modificados.
Por lo tanto, “los noventa días corridos se corresponden con los tres
meses” (“Dictámenes”, 236:651).
588
2.2.1.1. Clases de suspensión
589
a) como medida preventiva o precautoria;
b) como sanción;
590
En “Dictámenes”, 39:255 (1951), el Dr. Enrique Petracchi, entonces
procurador del Tesoro, indicó que, a la suspensión preventiva, no se le
puede asignar
1.2.2. Traslado
591
El traslado, a partir del dictado de la LMREPN, ha sufrido una
modificación, en orden a su duración, que no puede ser mayor de tres
meses (art. 36).
El art. 32, R.I., dec. 1798/80, cuyo texto fue seguido, casi textualmente,
por el R.I.A., especificaba:
592
La instrucción de un sumario se sustanciará en un plazo de noventa (90)
días, contados desde la fecha de notificación de la designación al
instructor y hasta la resolución de clausura a que se refiere el art. 82.
Dicho plazo podrá ser ampliado a juicio del superior cuando la
circunstancia del caso así lo aconseje.
593
c) Una vez transcurridos tres meses de haberse decretado el traslado, el
art. 36, LMREPN, dispone que “si el sumario no hubiera sido
concluido, el trabajador deberá ser reincorporado a sus tareas
habituales”.
1.3. Recursos
Los arts. 57 a 59, R.I.A., dec. 467/99 (arts. 36 a 38, R.I., dec. 1798/80)
establecen la posibilidad de aplicar una suspensión preventiva con
motivo de la tramitación de un proceso penal.
La última oración del art. 54, R.I.A., dec. 467/99, cuando regula la
suspensión preventiva, así lo confirma:
594
La aplicación de estas medidas (por las originadas en un sumario
disciplinario) lo será sin perjuicio de las previstas en los arts. 57 a 59
487.
595
La suspensión preventiva, en su extensión, se circunscribe a la situación
descripta por el artículo.
596
Cuando al agente se le haya dictado auto de procesamiento por hecho
ajeno al servicio, y la naturaleza del delito que se le imputa fuera
incompatible con su desempeño en la función, en el caso que no fuera
posible asignarle otra, podrá disponerse la suspensión preventiva del
mismo hasta tanto recaiga pronunciamiento en la causa penal a su
respecto.
Por ello, se puede concluir que el delito tiene que haber sido cometido
fuera del servicio, mientras la persona no cumple con su actividad de
agente público, en las tareas originadas en la relación de empleo
público.
597
Delito doloso no referido a la Administración Pública cuando por sus
circunstancias afecte el prestigio de la función o del agente.
Con lo cual sólo quedan abarcados, en esta causal, los delitos dolosos.
598
a) La suspensión preventiva decretada se extiende “hasta tanto recaiga
pronunciamiento en la causa penal a su respecto”, es decir, hasta su
finalización.
El proceso penal puede concluir durante la etapa de instrucción con el
auto de sobreseimiento, el cual “cierra definitiva e irrevocablemente el
proceso con relación al imputado a cuyo favor se dicta” (art. 335,
CPPN); el art. 336, íd. establece los casos en que procederá el
sobreseimiento.
b) En la etapa de juicio, salvo el supuesto del art. 361 íd., sea común o
abreviado, el proceso concluye con el dictado de la sentencia (cfr. arts.
396 a 404 íd. y art. 431 bis íd.) 489.
599
Los requisitos para su procedencia difieren del supuesto previsto en el
art. 58, R.I.A., dec. 467/99.
El art. 37, en su redacción, difería del art. 38, R.I., dec. 1798/80 que
sólo exigía: “Cuando el proceso se hubiere originado en hechos del
servicio...”, por lo cual, el art. 38, no requería ni necesitaba que el agente
público hubiese sido convocado a prestar declaración indagatoria.
600
b) En “Dictámenes”, 169:166, con relación al art. 38, R.I., dec. 1798/80,
y, entonces, vigente el CPMP (ley 2372) se dijo:
Comparto íntegramente las conclusiones de dicho dictamen pues resulta
claro que si el ilícito disciplinario genera coetáneamente la promoción
del proceso penal como resultado de la denuncia impuesta por el art.
164, Cód. Proc. Crim. basta con que el agente revista allí la condición
de imputado para que la suspensión pueda extenderse hasta la
conclusión de la causa judicial.
601
Cuando en el término fijado por el art. 306, el juez estimare que no hay
mérito para ordenar el procesamiento ni tampoco para sobreseer, dictará
un auto que así lo declare, sin perjuicio de proseguir la investigación...
El nuevo CPPN (ley 23.984) prevé, en el art. 180, que la denuncia (arts.
174 y concs.) recibida por el juez se “transmitirá inmediatamente” al
agente fiscal para que formule el requerimiento de instrucción (art.
188), o pida “que la denuncia sea desestimada o remitida a otra
jurisdicción” (art. 180). El art. 176 íd., dispone:
602
Asimismo, el art. 72, íd., establece:
Los derechos que este Código acuerda al imputado, podrá hacerlos valer
hasta la terminación del proceso, cualquier persona que sea detenida o
indicada de cualquier forma como partícipe de un hecho delictuoso...
603
La instrucción será iniciada en virtud de un requerimiento fiscal, o de
una prevención o información policial, según lo dispuesto en los arts.
188 y 186, respectivamente, y se limitará a los hechos referidos en tales
actos. El juez rechazará el requerimiento fiscal u ordenará el archivo de
las actuaciones policiales, por auto, cuando el hecho imputado no
constituya delito o no se pueda proceder. La resolución será apelable
por el agente fiscal y la parte querellante.
604
e) La procedencia de aplicar la suspensión preventiva una vez iniciada
la causa penal, dependerá del contenido de la denuncia.
Ante una denuncia que reúna tales requisitos la autori dad competente
recién estaría en condiciones de motivar la resolución por la cual
dispusiera suspender a un agente por encontrarse en trámite un proceso
penal.
605
El art. 36, LMREPN, sólo comprende las medidas preventivas
originadas en la sustanciación de un sumario disciplinario; ello también
es señalado en la reglamentación aprobada por dec. 1421/02 (9/8/02):
...el propósito del art. 39 del dec. ley 6666/57 citado no puede ser otro
que el de urgir los procesos administrativos a que den lugar las
irregularidades de los agentes en el servicio. Los plazos allí establecidos
carecen de efectividad respecto de los términos que pueda requerir el
procesamiento criminal de los mismos agentes (consid. 9º).
606
256:182, la Corte Suprema señaló que el término de la suspensión
preventiva de que puede ser pasible el personal de la administración
difiere según exista o no proceso criminal. Si existe proceso criminal
aquélla debe durar hasta su terminación... (consid. 4º). Asimismo indicó
que “al tenor del art. 6º, dec. 4520/60, la suspensión preventiva por
razón de estar sujeto el agente a proceso, es regular. También lo es la
duración de la misma hasta la terminación de la causa criminal en los
términos del ap. 3º, inc. b), del mencionado texto (consid. 7º)”.
607
En cuanto a la finalización del proceso penal, corresponde remitirse a
lo expuesto en el pto. 28.2.3 493, pero con la salvedad de que en este
supuesto no es requisito el auto de procesamiento para la adopción de
la suspensión preventiva, por lo cual su reforma de oficio no tendría la
incidencia allí indicada.
Notas -
608
superior, pero cabe atenerse a las disposiciones que las regulan.
476 Respecto de la orden de sumario, en “Dictámenes”, 251:72, se dijo:
“...este organismo asesor ha destacado que la decisión de instruir un
sumario no puede ser recurrida porque no implica un agravio ni afecta
un derecho subjetivo o un interés legítimo del sumariado, ya que
solamente ordena una investigación y un trámite destinados a esclarecer
los hechos, en que el agente alcanzado por el sumario tendrá
oportunidad de ejercer su derecho de defensa; además, los agentes de la
Administración no tienen derecho a repeler el sumario, sino, por el
contrario, la obligación de someterse a él (“Dictámenes”, 99:146,
110:34 y 159:113)”. Véanse pto. 9, Cap. II, y nota 33; y pto. 24.1,
acápite d, Cap. V.
477 El art. 54 del SINAPA (aprobado por dec. 993/91 y sus
modificatorios) establece que el funcionario designado en un cargo con
funciones ejecutivas durante el lapso allí previsto “no podrá ser
removido de sus funciones, salvo: a) por razones disciplinarias...”. Sin
perjuicio de la estabilidad que otorga dicha norma, conforme se ha
opinado (“Dictámenes”, 242:345, Cap. II, pto. 2, RPTN, nº 38, p. 222),
la mención de “razones disciplinarias”, implica que, por la
sustanciación del sumario disciplinario, pueda ser pasible de medidas
preventivas.
478 Conviene tener presente lo dispuesto por el art. 12 del Régimen de
Licencias, Justificaciones y Franquicias, aprobado por dec. 3413/79:
“...Se considerará falta grave toda simulación o falsedad con el fin de
obtener licencia o justificación de inasistencias...”.
479 En su momento, el art. 36, RJBFP dispuso que los “términos” iban
a ser determinados por la reglamentación, y estos surgieron de los arts.
32 y 35, R.I., dec. 1798/80 (pto. 27), luego fueron reemplazados por los
arts. 53 y 54, R.I.A., dec. 467/99.
480 El art. 25, Cód. Civil, establece: “Los plazos de mes o meses...
terminarán el día que los respectivos meses tengan el mismo número de
días de su fecha. Así, un plazo que principie el quince de un mes,
terminará el quince del mes correspondiente, cualquiera que sea el
número de días que tengan los meses o el año”. Véanse también los arts.
28 y 29 íd., y la nota 305.
481 Tratado de derecho administrativo, t. III-B, nº 1058 (1978), p. 418.
482 En relación con el EPCAPN, dec. ley 6666/58, véase la
reglamentación al art. 35.
483 Sin perjuicio de resultar opinable, como se trata de una medida
precautoria, entendemos que se debe hacer efectiva de inmediato, con
609
independencia de su notificación, que tendría que realizarse en el día en
que se dispone, lo cual resulta ser lo más conveniente. De darse la
situación del punto 27.1.8, se efectivizará producida el alta médica.
484 El art. 36, RJBFP, preveía para el supuesto de aplicarse suspensión
preventiva, si “del sumario no surgieran sanciones o las mismas no
fueran privativas de haberes, éstos le serán íntegramente abonados.
Caso contrario le serán reconocidos en la proporción correspondiente”.
485 Previamente se argumentó: “En cambio, tratándose de medidas
disciplinarias como la de suspensión, o de inferior gravedad a ésta, tales
como apercibimiento, la amonestación, etc., sería notoriamente
antijurídico que la culpa que no da más que para sancionar al autor con
una medida leve, le traiga aparejado indirectamente una sanción
pecuniaria, a veces de extrema gravedad según el lapso que haya durado
la suspensión preventiva que puede obedecer, a un exceso de
precaución por parte de los órganos encargados de adoptarlas” (en igual
sentido, véanse “Dictámenes”, 54:86 [1955]; “Dictámenes”, 86:395).
486 Sobre la duración de la etapa de investigación, véase pto. 11,
acápite e), Cap. III.
487 El art. 60, R.I.A., dec. 467/99, regula los recaudos relacionados con
el posible pago de haberes cuando se trata de este tipo de suspensiones
(art. 39, R.I., dec. 1798/80).
488 Quien interviene es la Dirección de Asuntos jurídicos (Dirección
de Asuntos Legales, o asesorías letradas o legales, art. 7º
reglamentación ley 12.954, aprobada por dec. 34.952/47), sin perjuicio
de que pueda ser consultada el área de sumarios.
489 Una situación especial, cuya solución se tendrá que ponderar ante
las circunstancias del caso, puede surgir en virtud de la aplicación del
instituto de la suspensión del juicio a prueba (art. 76 bis, 76 ter y 76
quáter, del Cód. Penal), de no darse el supuesto del art. 76 bis: “No
procederá la suspensión del juicio a prueba cuando un funcionario
público, en el ejercicio de sus funciones, hubiese participado en el
delito”. En efecto, conforme con lo dispuesto por el art. 76 ter, “el
tiempo de la suspensión del juicio será fijado por el tribunal entre uno
y tres años, según la gravedad del delito... Si durante el tiempo fijado
por el tribunal el imputado no comete un delito, repara los daños en la
medida ofrecida y cumple con las reglas de conducta establecidas, se
extinguirá la acción penal. En caso contrario, se llevará a cabo el
juicio...”.
490 Posteriormente, los “Dictámenes”, 242:62 y 287, tuvieron relación
con dicho expediente.
610
491 La denuncia presentada ante el Poder Judicial tiene que ser
preparada por el servicio jurídico. En el pto. 12, acápites d.4) y d.4.1),
Cap. III, están transcriptos los arts. 13 y 14, R.I.A., dec. 467/99,
referidos al instructor y la presunta comisión de un delito de acción
pública con motivo del hecho objeto del sumario. El art. 1º del dec. 1162
del 6/12/00 (B.O., 12/12/00; Adla, LXI-A-173), establece: “Los
funcionarios y empleados públicos comprendidos en la obligación de
denunciar impuesta por el art. 177, inc. 1º del CPPN, cumplirán su deber
legal poniendo a la Oficina Anticorrupción del Ministerio de Justicia y
Derechos Humanos, en conocimiento de los hechos y/o pruebas que
fundamenten la presunción de la comisión de un delito perseguible de
oficio cometido en el ámbito de la Administración Pública Nacional
centralizada y descentralizada, empresas y sociedades y todo ente
público o privado con participación del Estado o que tenga como
principal fuente de recursos el aporte estatal... Exceptúanse de la
obligación dispuesta en el párrafo precedente las situaciones de
flagrante delito y aquellos supuestos en los cuales el defecto de
promoción inmediata de la denuncia por ante la autoridad competente
pudiera provocar la desaparición o pérdida de elementos probatorios.
En tal caso se pondrá en conocimiento de la Oficina Anticorrupción, la
denuncia formulada dentro de las veinticuatro (24) horas con copia de
ella, a fin de que tome la intervención que corresponde”.
492 Lo expuesto con independencia de que el hecho constitutivo del
objeto del sumario administrativo disciplinario pueda originar la
promoción de un proceso penal. Puede suceder que por la sustanciación
del sumario administrativo disciplinario se disponga una medida
precautoria (suspensión preventiva o traslado), y luego, en virtud del
proceso penal, se aplique la suspensión preventiva por el proceso penal,
como se ha dicho en el pto. 28 (véase última oración del art. 54, R.I.A.,
dec. 467/99).
493 Se puede ver la situación planteada, en “Dictámenes”, 242:62 y
287, sobre la finalización de la medida preventiva y el desarrollo del
proceso penal.
Capítulo VII
1. Su regulación -
612
El trabajador, salvo que se trate de un candidato no electo, podrá optar
por considerar extinguido el vínculo laboral en virtud de la decisión del
empleador, colocándose en situación de despido indirecto, en cuyo caso
tendrá derecho a percibir, además de indemnizaciones por despido una
suma equivalente al importe de las remuneraciones que le hubiere
correspondido durante el tiempo faltante del mandato y el año de
estabilidad posterior. Si el trabajador fuese un candidato no electo
tendrá derecho a percibir, además de las indemnizaciones y de las
remuneraciones imputables al período de estabilidad aún no agotado, el
importe de un año más de remuneraciones.
613
Sin embargo, nuestra tarea se circunscribirá al modo en que la tutela
sindical operaría en la relación de empleo público y su incidencia en la
sustanciación de un sumario administrativo disciplinario.
El art. 49, ley 23.551, establece los requisitos para que “surta efecto la
garantía”.
Éstos son:
614
a) ...la designación se haya efectuado cumpliendo con los recaudos
legales, y b) ...haya sido comunicada al empleador. La comunicación se
probará mediante telegrama o carta documento u otra forma escrita.
La ley sindical 23.551, en su art. 49, establece que para que funcione la
garantía del art. 48 es necesario que la designación haya sido
comunicada al empleador mediante telegrama, carta documento u otra
forma escrita, no acreditándose esta comunicación, no corresponde el
pago de la indemnización prevista en el art. 52 de la misma (CLab.,
Villa Mercedes, 23/4/98, “Ferrer, Roberto H. c/Ranquel Radiodifusión
S.R.L.”, LL Gran Cuyo, 1999-482, conf. Rep. LL, 1999-225, nº 39).
615
La notificación a la empleadora de la designación de delegados debe
interpretarse con suma estrictez, con absoluta fehaciencia, lo que
equivale a decir que no deja lugar a dudas sobre el conocimiento que el
empleador debió tener, y la calidad de fehaciente exigida a la
notificación dirigida a la patronal mediante la cual se le hace saber la
designación del delegado gremial, implica una comunicación formal
mediante la cual puedan justificarse sin duda alguna los extremos
exigidos por la ley, nombramiento y su término (CTrab., Resistencia,
Sala I, 30/6/98, “Zalazar, Rómulo y otro c/Telener S.A. y/u otros”,
revista Derecho del Trabajo, DT, 1999-A-99).
616
pueda ser “despedido”, “suspendido” o “modificarse las condiciones de
trabajo”.
617
delegado debe desplegar en el ejercicio de su función, lo que justifica
excluirlo de la tutela sindical de la cual goza (“Atlántida S.A. c/P.,
N.A.”, JA, 2001-IV-365).
618
legalidad, con lo que se relativiza consecuentemente los efectos de la
cosa juzgada en aras de preservar para el delegado, el derecho al análisis
en un juicio exhaustivo de la cuestión controvertida, mediante la
interposición de un posterior proceso ordinario, derecho que —se
alega— no puede ser diferente al de cualquier trabajador (p. 435).
619
La mayoría señala: “Adentrándose en el análisis de la estructura jurídica
que la ley otorga a la acción de tutela sindical” adhiere a la postura
mayoritaria en “Quela S.A. c/Chávez, Ramón Rafael s/juicio
sumarísimo”, del 9/11/98, Sala VI (revista Derecho de Trabajo, 1989-
A-73/79).
La minoría sostuvo:
620
Por último cabe señalar que si se acogiera el criterio que confiere al
dispositivo procesal adoptado una continencia plena y absoluta, se le
restaría valor a la expresión legal incorporada al citado art. 52 cuando
aludiera en forma precisa a “una resolución judicial previa” y además
se atribuiría al mecanismo legal el carácter liso y llano de una propuesta
de despido, de suspensión, de modificación de las condiciones de
trabajo a las que el magistrado interviniente deberá dar aprobación... (p.
437, CNTrab., Sala II, 16/11/90, revista Derecho del Trabajo, 1991-A,
ps. 434/437).
621
Otros tribunales sostienen otra postura:
La SCBA ha sostenido:
622
El Tribunal del Trabajo Nº 2, de la Matanza, respecto del proceso
establecido por el art. 52, ley 23.551, ha dicho:
623
relación con un pedido de exclusión de tutela sindical a fin de discernir
si existían razones suficientes como para justificar una futura denuncia
motivada del contrato de trabajo. Por tal razón, comprobado y admitido
por la propia Cámara el obrar desleal del dependiente que, inclusive, se
prolongó durante la sustanciación del pleito, choca contra los más
elementales principios que rigen la relación laboral, la decisión que
obliga a la empresa a reinstalarlo y, además, a pagarle salarios caídos
durante el prolongado período en que, por disposición judicial —y no
por decisión patronal—, aquél estuvo suspendido y no desempeñó
funciones (conf. doctrina de Fallos, 302:573 y 1404; 315:1441, entre
muchos otros).
624
la Ley Marco de Regulación de Empleo Público Nacional (LMREPN),
aprobada por ley 25.164, la aplicación de las sanciones disciplinarias
(apercibimiento, suspensión, cesantía o exoneración) requiere la
sustanciación de un sumario disciplinario, salvo los supuestos en que
no resulta necesario tal procedimiento (art. 35, LMREPN, art. 35 de la
reglamentación aprobada por dec. 1421/02; véanse art. 34, RJBFP; Cap.
I, pto. 3.4 y nota 2; Cap. V, pto. 23.3.1.2 y nota 352).
625
Todo este procedimiento se puede cumplir no obstante que el agente
involucrado fuese un agente amparado por la garantía del art. 52 —Cap.
XII—, de la ley 23.551.
626
Por lo cual, en el supuesto de los agentes públicos, el juicio de exclusión
de tutela se circunscribe a ésta, es decir, se trata de la postura que hemos
denominado limitada (véase pto. 29.3.3).
627
En el consid. IV, se dijo:
628
Como se dijera en “Dictámenes”, 237:288, respecto de aquel personal
que se encuentre regido por la Ley de Contrato de Trabajo:
629
...por no haberse adoptado el procedimiento establecido por la ley
23.551 con el objeto de ejercer facultades disciplinarias que interfieran
con las garantías que amparan a los delegados gremiales, en el caso
resulta procedente la intervención del tribunal, al solo efecto de dejar
sin efecto la separación del cargo del agente... Porque corresponde
cumplir con lo prescripto por el art. 52 de aquélla, lo cual no implica
que se encuentren cercenadas las facultades disciplinarias de los
órganos que ejercen la superintendencia, cuando existen causas que
justifiquen su ejercicio. La Corte Suprema dispuso que la Cámara de
Apelaciones debe reintegrar al agente en sus funciones... Ello, hasta
tanto se cuente con resolución judicial que decida la exclusión de la
tutela sindical que lo ampara.
En el consid. 12 sostuvo:
630
Lo que está vedado a la Administración es la aplicación efectiva de la
sanción mientras el agente no fuese excluido “de la garantía”.
631
que efectúe su descargo pudiendo acompañar las pruebas que estime
necesarias.
Notas -
632
sindical se puede consultar la síntesis de jurisprudencia de OJEDA,
Raúl H., “La estabilidad sindical en la jurisprudencia”, revista Derecho
del Trabajo, 1999-B, ps. 2305/2324.
495 En el Cap. V, pto. 23.3.3, se menciona a la autoridad competente
para la aplicación de la sanción disciplinaria. Sin embargo, cuando se
tenga que autorizar al servicio jurídico permanente la promoción de una
acción judicial, debe tenerse presente lo dispuesto por el dec. 411/80
(t.o. dec. 1265/87), cuyo art. 1° establece: “La promoción y
contestación de acciones judiciales serán autorizadas por resolución de
los ministros, secretarios ministeriales y secretarios y jefe de la Casa
Militar de la Presidencia de la Nación o de los órganos superiores de
los entes descentralizados”, también menciona los asuntos que
justifican la intervención del Poder Ejecutivo nacional. El art. 2º,
establece: “Las funciones enunciadas en el art. 1° podrán ser
encomendadas por los ministros y secretarios ministeriales a los
subsecretarios con sus respectivas jurisdicciones y a los jefes de los
Estados Mayores Generales de las Fuerzas Armadas y a los titulares de
la Gendarmería Nacional, la Prefectura Naval Argentina, la Policía
Federal Argentina y el Servicio Penitenciario Federal” (t.o., dec.
1948/02).
Apéndice I
Alfredo L. Repetto
633
regido por los preceptos de la Ley de Contrato de Trabajo 20.744 (t.o.),
y modificatorias o las que se dicte en su reemplazo, se le aplicarán las
previsiones contenidas en ese régimen normativo (art. 3º, Ley Marco de
Regulación del Empleo Público Nacional, aprobada por ley 25.164,
LMREPN).
634
económicas, en los límites y con arreglo a las condiciones fijadas por la
ley, los estatutos profesionales, las convenciones colectivas de trabajo,
los consejos de empresa y, si los hubiere, los reglamentos internos que
éstos dictaren. Siempre se cuidará de satisfacer las exigencias de la
organización del trabajo en la empresa y el respeto debido a la dignidad
del trabajador y sus derechos patrimoniales, excluyendo toda forma de
abuso del derecho.
1) justa causa;
2) determinado plazo; y
635
Por otra parte, el art. 64, LCT, se refiere al poder de organización (—
Facultad de organización—).
636
Se ha sostenido:
Las sanciones menores, aplicadas por el dador del trabajo, tienen por
finalidad encauzar la conducta del trabajador:
637
llegar a configurar, por su gravedad o reiteración, la injuria laboral, (art.
242, LCT) y de lugar a la extinción de la relación contractual (pto. 7);
dicha reacción es consecuencia del ejercicio de las facultades
disciplinarias por parte del empleador (véanse ptos. 3.2 y 7.2)
638
Las partes están obligadas, activa y pasivamente, no sólo a lo que
resulta expresamente de los términos del contrato, sino a todos aquellos
comportamientos que sean consecuencia del mismo, resulten de esta
ley, de los estatutos profesionales o convenciones colectivas de trabajo,
apreciados con criterio de colaboración y solidaridad.
639
Las medidas disciplinarias que se apliquen deben ser “proporcionadas
a las faltas o incumplimientos demostrados por el trabajador” (art. 67,
LCT); además, se requiere una justa causa (razón disciplinaria, art. 219,
LCT).
640
3.1. La Ley de Contrato de Trabajo no hace una relación concreta de
las posibles sanciones a las que puede recurrir el empleador.
Las faltas leves, aunque nada se diga al efecto según los usos y
costumbres están sancionadas con fórmulas correctivas de implicancia
moral, expresa Martínez Vivot, ya que importan un llamado de atención
que significa, una reflexión sobre la conducta, o un apercibimiento que
significa que si persisten en la falta la sanción será mayor (p. 146).
Según Grisolía:
641
Todo depende de las circunstancias del hecho, pero lo que la ley si
contempla es que la sanción sea proporcional a la falta o
incumplimiento incurrido por el trabajador.
Unos sostienen que el despido con justa causa no puede ser considerado
sanción, pues el fin de ésta, es la corrección del trabajador y el despido
implica la desvinculación de la empresa con lo que el propósito
correctivo no se logra (véase LCT, “Altamira y otros”, t. I, ps. 382/383
y nota 5).
642
1) por un lado, es un caso de resolución contractual por incumplimiento
(desde el punto de vista de la relación individual de cambio; el despido
por injuria es una rescisión fundada en el incumplimiento);
El art. 218, LCT, establece los requisitos de validez para aplicar una
suspensión disciplinaria; y el art. 219, LCT determina cuando se
considera que existe justa causa para suspender al trabajador.
643
4.1.1. Justa causa
644
La aplicación de la suspensión disciplinaria implica:
645
aceptada por el trabajador, dará derecho a éste a considerarse
despedido.
646
De haberse colocado sólo la duración, el plazo de la suspensión se debe
contar desde que la notificación es recibida por el trabajador, en forma
corrida, incluyéndose los días inhábiles (Grisolía).
Esta facultad de sancionar está regulada pues el art. 68, LCT, al prever
que su ejercicio se efectúe:
en los límites y con arreglo a las condiciones fijadas por la ley, los
estatutos profesionales, las convenciones colectivas de trabajo, los
consejos de empresa y, si los hubiere los reglamentos internos que éstos
dictaren. Siempre se cuidará de satisfacer las exigencias de la
organización del trabajo en la empresa y el respeto debido a la dignidad
del trabajador y sus derechos patrimoniales, excluyendo toda forma de
abuso del derecho (véase art. 220, párr. 2º, LCT, Vázquez Vialard, ps.
464/465).
La LCT no permite el abuso del derecho al ejercer esta facultad (art. 68;
cfr. art. 1071, Cód. Civil), y tampoco que la sanción disciplinaria pueda
constituir (consistir en) una “modificación del contrato de trabajo” (art.
69).
647
La jurisprudencia ha exigido que la sanción disciplinaria aplicada debe
ser “contemporánea” con la falta (en tiempo oportuno no dejando
transcurrir un lapso que indique que la falta ha sido consentida).
Grisolía ejemplifica:
El texto original del actual art. 67, LCT, establecía la audiencia previa
del trabajador, antes de la aplicación de la sanción o medida
disciplinaria.
648
averiguar y esclarecer el hecho (su comprobación) y determinar quién
es el responsable, con intervención del inculpado para posibilitar que
ejerza su derecho de defensa antes de aplicarse la sanción disciplinaria.
649
el sumario sólo tiene, en este punto y en la actividad privada “la
finalidad de esclarecer la verdad y evitar la adopción de sanciones
precipitadas” (Monzón, Máximo D. “El sumario y la verificación de
incumplimientos contractuales”, JTA, 1979, ps. 170/71).
650
De modo breve se resaltan las principales diferencias entre la LCT y la
LMREPN para la aplicación de las medidas disciplinarias, y sólo
señalamos que el procedimiento previo para su imposición, como el
vocablo o término sumario, que también se puede instrumentar en los
supuestos de la LCT, en cuanto a su contenido, su regulación y modo
de sustanciación también presentan diferencias con el procedimiento
que se instrumenta para aplicar las sanciones disciplinarias establecidas
en la LMREPN.
651
se requiere que el cuestionamiento necesariamente se formule
judicialmente.
652
Entonces el trabajador puede:
A través de lo dispuesto por el art. 67, LCT, las partes tienen asegurada
un recurrencia irrestricta al Poder Judicial.
653
salvo los casos de excepción que configuren una injuria grave, la
aplicación de una sanción disciplinaria no da derecho a considerarse en
situación de despido indirecto (arg. art. 246, LCT) (p. 322).
654
En síntesis: las suspensiones, cuando son menores a treinta días, no
justifican —en principio— la denuncia del contrato por parte del
trabajador, a menos que demuestre que el empleador actuó con abuso
del derecho y siempre que ello constituya una conducta injuriosa que
impida la prosecución de la relación laboral (Grisolía).
La extinción del contrato del trabajo por justa causa, por parte del
empleador, guarda relación con las facultades disciplinarias para una de
las posturas doctrinaria (pto. 6.2).
Una de las partes podrá hacer denuncia del contrato de trabajo en caso
de inobservancia por parte de la otra de las obligaciones resultantes del
mismo que configuren injuria y que, por su gravedad, no consienta la
prosecución de la relación.
655
que promoviere la parte interesada, no se admitirá la modificación de la
causal de despido consignada en las comunicaciones antes referidas.
La justa causa del art. 242, LCT, constituye una causal genérica única
dejando librada su valoración, en cada caso particular, a la prudencia
judicial. Se trata de:
656
Cuando el empleador denuncia el contrato con justa causa, el prestador
de trabajo carece de derecho a las indemnizaciones por falta de preaviso
y por antigüedad o despido (art. 232 y 245, LCT).
Si la denuncia está a cargo del trabajador (con justa causa) se está ante
la figura del despido indirecto, del art. 246, LCT, que genera la
indemnización previstas en los arts. 232, 233 y 245, LCT (Altamira
Gigena, t. II, ps. 424/425).
657
Se ha efectuado alguna enumeración clasificatoria de los supuestos de
injuria laboral (falta del trabajador), conforme sea el incumplimiento
contractual producido, pero como se ha señalado “las circunstancias de
cada caso particular serán finalmente decisivas” (Altamira Gigena, t. II,
p. 432).
2) defectos de disciplina;
658
Dos son los defectos tradicionales respecto de la capacidad laboral del
trabajador al servicio del empleador:
659
cuenta los parámetros de causalidad, proporcionalidad y oportunidad;
...la conducta asumida por el actor, ha sido sancionada con medidas que
fueron de menor a mayor, previo a la decisión de romper la relación
laboral habida entre las partes (art. 67, LCT), por lo tanto, se puede
concluir que la empleadora ha intentado corregir la mala conducta del
trabajador, pero sin éxito... la medida adoptada por la demandada luce
proporcionada a la luz de los acontecimientos acreditados en la causa,
ya que si bien la falta cometida puede considerarse leve, lo cierto es que
los antecedentes y la reiteración de su conducta es lo que torna al último
incumplimiento de un entidad tal que impide la prosecución del vínculo
(CNTrab., Sala VII, 17/4/13, “Cáceres, Walter E. c/Alpargatas
Calzados S.A. s/despido”).
b) Defectos de disciplina
660
Comprende la negativa a cumplir lo que el empresario ordene dentro de
los términos de un contrato de trabajo (también la desobediencia a las
leyes y reglamentos generales).
c) defectos de conducta
661
c1) Las ofensas verbales o físicas al empresario, compañeros de trabajo
o familiares de aquél (la agresión a un compañero en horas de trabajo)
662
Por ejemplo, no debe revelar cuestiones reservadas, como pueden ser
las estrategias comerciales o campañas publicitarias que abordará la
empresa para lanzar determinado producto (Grisolía).
Se ha señalado:
663
Jorge A. c/Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música
s/despido”).
664
6.2.1. Unos sostienen que la injuria del trabajador importa un acto
resolutorio por incumplimiento contractual y no se debe considerar
sanción disciplinaria.
6.2.2. La otra postura considera que el despido por falta del trabajador
(injuria) participa de la naturaleza del acto resolutorio por
incumplimiento contractual, y acumulativamente del carácter de
sanción disciplinaria (Altamira Gigena, t. II, p. 431).
665
administrativos previos, que pueden consistir en sumarios o
investigaciones (Altamira Gigena, t. II, p. 427).
666
La proporcionalidad entre la injuria y el despido configura una cuestión
de hecho (SCBA, 9/11/76, DT, 1977455).
667
había sido debidamente notificada, constituye, junto con sus deficientes
antecedentes laborales, causal de injuria que autorizó válidamente a la
patronal a rescindir el vínculo de trabajo por justa causa” (TTrab., Nº 2,
Lomas de Zamora, 29/9/78, “Martínez, Elida L. c/F.A.P.A. S.A.”, JTA,
1979-187).
“el recurrente arguye que ‘la gota de agua que rebaso el vaso’, radico
en que la actora faltó al trabajo el día del despido. Pero olvida el
apelante, que el hecho fue por él silenciado, absolutamente, en la
comunicación del distracto, que sólo alude a ‘reiteradas llegadas tarde’.
Ello es por demás determinante a poco que se observe que la LCT,
recogiendo una inveterada tradición jurisprudencial, dispone que el
despido deberá comunicarse con ‘expresión suficientemente clara de
los motivos en que se funda la ruptura del contrato’, de forma tal que
‘ante la demanda que promoviere la parte interesada, no se admitirá la
modificación de la causal de despido consignada en la comunicación’
(art. 243, t.o.)” (CNTrab., Sala II, 15/12/78, JTA, 1979-161 y 162).
668
modo inmediato, sin posibilidad de discutir su procedencia o
improcedencia.
669
Cuando se trata de organismos estatales en los cuales la relación laboral
se rige por la ley de contrato de trabajo el aplicar una medida
disciplinaria o el declarar la extinción del contrato por justa causa
(despido) requerirá de un procedimiento previo, escrito, pero sin olvidar
cual es el régimen de fondo (LCT), en otras palabras el procedimiento
se debe adecuar a la norma de fondo.
670
Con lo expuesto se pretende resaltar que cuando un organismo estatal
donde el personal se rige, en su relación de empleo, por la LCT y se
decide aplicar el R.I.A., dec. 467/99, como procedimiento para
esclarecer la existencia del hecho u omisión que presuntamente
configura una falta disciplinaria, con intervención del servicio jurídico
se tendrá, previamente, que ponderar, cuál ha sido ésta, pues ante
incumplimientos (inobservancia) de los deberes o faltas, como sucede
en el caso de la LMREPN (v.gr., incumplimiento del horario;
inasistencia al servicio; posible abandono de servicio, cfr.
reglamentación de los arts. 32, inc. b) y 35, inc. a), y b), LMREPN,
aprobada por dec. 1421/02), se puede seguir un procedimiento escrito
tendiente a verificar su existencia, con intervención del agente a quien
se le dirige la imputación, para que con intervención del servicio
jurídico, la autoridad competente se encuentre en condiciones de
resolver sobre la existencia, o no de tal falta.
671
resultarían aplicables en dicha actuación, por el letrado designado como
instructor por la autoridad competente del organismo que dispone la
investigación o sumario.
672
- si la denuncia fue efectuada por un tercero o proceso promovido de
oficio.
La injuria laboral tiene una calidad y una entidad distintas del delito de
carácter penal en que pudiera haber incurrido el trabajador (ps.
459/460).
Se ha dicho:
673
Probado de manera categórica que en ocasión de abandonar el
establecimiento, el actor portaba un bolso conteniendo material de la
empresa, resulta irrelevante su absolución en sede penal, desde que es
doctrina recibida que un hecho exento de connotaciones penales puede
ser configurativo de injuria, puesto que la culpa laboral se informa en
principios distintos a los que constituyen la culpa penal y que, debido a
ello, no tiene por qué guardar siempre y necesariamente obligada
correspondencia (SCBA, 4/9/79, “Milizia, Antonio c/Boese Hnos.
S.R.L.”, DT, 1980-478; en sede penal la Cámara revocó y absolvió al
imputado por el delito de tentativa de hurto; en ocasión de abandonar el
establecimiento en el que prestaba servicios, al ser revisado el sobre del
actor —trabajador—, fueron hallados dos bultos de recortes de bronce
de un kilogramo cada uno pertenecientes la empresa y fue despedido,
imputándole el empleador injurias gravísimas).
Se ha dicho:
674
...en repetidas ocasiones han tenido oportunidad los tribunales laborales
de nuestra provincia —como igualmente la doctrina—, de precisar la
diferencia que existe entre la imputación de una causa delictiva y de una
motivación de naturaleza laboral. Esta diferencia concreta la
independencia absoluta de una y otra, es decir, que puede perfectamente
un hecho no constituir delito o no merecer sanción penal y sin embargo,
el mismo hecho objetivo puede ser determinante de injuria laboral que
justifique la rescisión contractual... (C.II, Trab., Córdoba, 8/5/79,
“Villegas de Pérez, Elba c/José A. Cooke”, JTA, 1979-350).
675
penal irremisible en sede civil (laboral), el juzgador de este fuero está
facultado para apreciar los hechos y discernir si ha existido o no injuria
legitimante del despido (CNTrab., Sala V, 31/3/77, TySS, 1978-347).
676
Aún cuando el trabajador se encuentre en libertad y en condiciones de
prestar tareas, el empleador se puede negar a otorgarlas (reintegrarlo al
trabajo) y a pagar la correspondiente remuneración mientras dure el
proceso penal.
677
salvo que el trabajador optase en razón de las circunstancias del caso,
por considerarse en situación de despido.
Se ha dicho:
678
La circunstancia de sorprender al trabajador cuando pretendía salir del
establecimiento, ocultando mercadería que llevaba consigo es
suficiente para determinar la pérdida de confianza que justifica el
despedido por injuria, pese a lo exiguo del valor de los efectos que
pretendía sustraer y a los buenos antecedentes que registraba (SCBA,
17/11/76, ED, 72-252-29.146; según surge del fallo, en sede penal se
había condenado al trabajador por tentativa de hurto).
679
En este supuesto corresponde al empleado o trabajador peticionar en
tiempo oportuno la reincorporación al empleo, ya que su detención por
causas ajenas a sus tareas no lo exonera de su obligación de dar aviso y
razón de sus inasistencias para no incurrir en abandono (véase LCT,
Altamira Gigena, p. 326).
680
Si el trabajador es declarado culpable, el despido es justificado, y el
empleador no debe pagar ninguna indemnización; si es absuelto (o
sobreseído), debe pagar la indemnización por despido sin justa causa.
9. Bibliografía -
681
GRISOLÍA, Julio A., Derecho del Trabajo y de la seguridad social,
Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 2008.
Notas jurisprudenciales
682
FINOCCHIETTO, M. Elisa, “Configuración de la justa causa”,
Jurisprudencia del Trabajo Anotada, 1979, ps. 214/215.
El Sumario Disciplinario
Alfredo L. Repetto
683
Como actuación administrativa su forma es la escrita (debe volcarse por
escrito) y son diversas las disposiciones sobre la formación,
compaginación del expediente, la incorporación y realización de
pruebas, como el dictado de providencias (cfr. arts. 10, 11, 12, 27, 31,
45, 47, 48, 49, 50, 102, 103, 106, 107 y cc. R.I.A, dec. 467/99). Similar
situación ocurría con el R.I., dec. 1798/80 (v. arts. 6º, 7º, 31, 77, 79, 81,
82 y cc. R.I., dec. 1798/80; cfr. art. 8º, LNPA 19.549).
684
Entre esta prueba se encuentra la incorporación de informes de
dependencias de la Administración Pública Nacional, como de
organismos, empresas o personas jurídicas privadas (de particulares).
Todos estos informes deben ser incorporados al expediente (arts. 47 y
48, R.I.A. dec. 467/99).
Los peritajes sobre sellos u otro tipo de impresión también exigen que
obren en papel para su posible cotejo.
El art. 102, R.I.A. establece: “Los peritos emitirán opinión por escrito.
La misma contendrá la explicación detallada de las operaciones técnicas
realizadas y de los principios científicos en que funden su opinión (...)
y acompañará las fotografías, registros, análisis, gráficos, croquis u
otros elementos que correspondan...”. Además, el instructor de oficio o
a pedido de parte cuando la investigación lo requiera “...practicará una
inspección en lugares o cosas, dejando constancia circunstanciada en el
acta que labrará al efecto, a la que deberá agregar los croquis,
fotografías y objetos que correspondan...” (art. 107).
685
La copia de la declaración del agente convocado, ya sea como simple
imputado (art. 62, R.I.A. dec. 467/99) o como sumariado (art. 61), debe
darse al declarante (“Dictámenes”, 204:246), y la firma resulta
fundamental, pues “Si no quisiera firmar se interpretará como negativa
a declarar” (art. 72, in fine, R.I.A., cuya primera parte establece: “La
declaración será firmada por todos los que hubiesen intervenido en ella,
salvo el supuesto del artículo siguiente. El sumariado rubricará además
cada una de las fojas de que conste el acto”).
Por lo tanto, todas las modalidades de las declaraciones, como las que
luego se señalarán, y también los careos deben necesariamente existir
en soporte papel.
Las notificaciones que se efectúan por Correo implican que debe tener
la copia sellada (en la actualidad con sticker que indica la imposición
de la pieza) y la agregación del aviso de entrega (constancia del
diligenciamiento, como del no diligenciamiento que vuelve con el sobre
cerrado por no haberse entregado) (art. 29, incs. d, y e, R.I.A.).
686
La formación de anexos (art. 50, R.I.A.), si la información o
documentación remitida a solicitud del instructor no se agrega al
expediente principal.
687
De haberse producido prueba habrá un nuevo informe escrito del
Instructor (art. 115, R.I.A.), y el sumariado obtendrá copia de dicho
informe para alegar sobre la prueba producida (art. 117).
688
copia de su declaración, por lo cual los instrumentos originales de las
declaraciones en algún lugar deben conservarse, y ese sitio es el
expediente.
689
Asimismo, existe una limitación en el horario de compulsa, pues de
contarse con las fotocopias de las actuaciones el sumariado y su letrado
pueden trabajar en el escrito de defensa, en cualquier momento del día
y también los fines de semana. No se debe olvidar que el plazo del art.
111, R.I.A es de diez días hábiles, los que pueden prorrogarse.
690
Una vez que concluye la intervención de la Oficina de Sumarios, todo
el expediente en papel se tendrá que escanear y subir al sistema GDE
para su posterior elevación a la autoridad superior (art. 118, R.I.A.),
girando el expediente electrónico pero también el expediente papel para
que dicha autoridad dé resguardo y conservación a los actos que
ineludiblemente se instrumentan en papel, decidiendo si su
continuación lo será en ambos formatos 497, pues realizada o no la
audiencia pública, previa intervención del servicio jurídico permanente
corresponde que la autoridad competente dicte el acto conclusivo (art.
122, R.I.A.).
Notas -
691
g.3.2.4).
En nuestro caso esta experiencia procede de haber desarrollado
funciones en la Dirección Nacional de Sumarios a partir de abril de
1988 hasta julio de 2017. Pero está precedida de que el trabajo con
expedientes (causas judiciales) se inicia en octubre de 1971, al ingresar
como meritorio no rentado a un Juzgado Nacional de Sentencia y luego
en julio de 1972, como auxiliar interino a un Juzgado Nacional de 1ª
Instancia en lo Criminal y Correccional Federal, con competencia en
Instrucción y Sentencia; posteriormente, a fines de 1977, en una
Fiscalía de dicho fuero y en septiembre de 1978, en una de las Salas de
la Cámara Federal en lo Criminal y Correccional; y a partir de mayo de
1981, el ejercicio de la profesión.
496 Cuando se trabaja con el GDE resulta conveniente primero en un
archivo Word preparar el informe, la providencia el oficio, o el texto
que se quiera instrumentar a través de GDE, para luego copiarlo y ya
dentro del sistema GDE pegar el texto. Asimismo, dentro del sistema
tendrá que justificarse el texto y la impresión hacerla por hoja, pues el
sistema no tiene preparada la plantilla para márgenes simétricos, con lo
cual si se imprime anverso y reverso, este último quedará como texto
normal (puede ser que esto haya se haya solucionado).
497 Debemos recordar que el art. 39, LMREPN, prevé un recurso
judicial direc to que puede deducirse contra cualquiera de las sanciones
(apercibimiento, suspensión, cesantía o exoneración) que se apliquen
“al personal amparado por la estabilidad prevista en este régimen”, y en
esos casos, conforme al art. 40, LMREPN, “debiendo la autoridad
administrativa enviar al Tribunal el expediente con el legajo personal
del recurrente”. De allí también la importancia de la guarda de aquellos
actos instrumentados en papel y firmados por sus intervinientes.
Bibliografía
692
AQUINO, SANTO TOMÁS de, Comentario de la “Ética a Nicómaco”,
Centro de Antropología Filosófica y Cultural, Buenos Aires, 1983.
693
CAFFERATA NORES, José, La prueba en el proceso penal, Depalma,
Buenos Aires, 1994.
694
- “La Procuración del Tesoro y el procedimiento administrativo
disciplinario”, RPTN, nº 19.
695
FINNIS, John, Ley natural y derechos naturales, Abeledo-Perrot,
Buenos Aires, 2000.
696
LAMAS, Félix, “Lenguaje, dialéctica y metodología jurídica”, Circa
Humana Philosophia, Buenos Aires, 2003.
LUQUI, Roberto E., “La estabilidad del empleado público frente a las
leyes de racionalización y prescindibilidad”, LL, 139-68.
697
- Tratado de derecho administrativo, t. III-B, Abeledo-Perrot, Buenos
Aires, 1978.
MASSINI, Carlos I., “La categoría metafísica del derecho según Santo
Tomás”, Sapientia, vol. XXXVI, Facultad de Filosofía y Letras, UCA,
1982.
698
NÚÑEZ, Ricardo, Tratado de derecho penal, t. II, Lerner, Córdoba,
1976.
699
SANGUINETI, Juan J., Lógica, Eunsa, Pamplona, 2000.
700