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FUNDAMENTOS TEOLÓGICOS DE LA EXISTENCIA

CRISTIANA
D. Daniel Granada

Límite de la tradición manualística postridentina, que se resumía en los temas: acto, juicio, ley,
conciencia, pecado.
Los manuales parecían quedarse en una visión extrínseca (normas fuera del sujeto) y legalista (sin
partir de la fe, de Cristo) y donde se perdían el enfoque de la Sagrada Escritura, Cristo, la Tradición,
la Santidad, la gracia, la felicidad o bienaventuranza como fin último, la libertad personal… pero el
péndulo ha hecho que se aterrice en una moral muy casuística que ha enfermado a la moral.
La última norma de la moralidad para S. Alfonso María Ligorio era la conciencia y Pablo VI en el
1967 refiere a los redentoristas que esta última norma debe estar iluminada por el magisterio. Esto
invita a discernir sobre la conciencia con prudencia.
La moral patológica, cuando tiene problemas, se enfrenta a una visión subjetivista que pretende
darle una autonomía que la libere de su rigorismo, ¡peligro! ¡Cuidado con los extremos!
Redimensionar la moral, con Gaudium et Spes, le provee en GS 10 y en OT 16 una proyección de
máximos, no de límites, no solo de qué debo hacer sino quien estoy llamado a ser y cómo he de
responder desde ahí. La fe como principio motor…
El aliento de la moral del concilio, en el posconcilio tuvo varios bloqueos: lo específico de la moral
cristiana frente a la bíblica (con el peligro de derivarlo todo en una ética teológica, una mera
racionalidad de las normas), el problema de la HV (el pluralismo con la respuesta de la conciencia
personal de los fieles) y dicotomía entre moral pública y privada (dando una prioridad a la moral
pública, frente a la privada que no trasciende).
La AL tiene la virtud de ser la primera exhortación que habla de afectos. Pero, aunque en el capítulo
VI se dedica a ahondar en los casos concretos, no da las pautas para
La perspectiva de la 1ª persona (o protagonista) frente a la perspectiva de la 3ª persona (o del
espectador, del juez o del confesor). GS 46 expone como fuentes la revelación y la experiencia, por
lo que no somos neutrales, aunque tenemos que proponer la felicidad para que se descubra el
protagonista sus intenciones y que el camino actual no conduce a esa felicidad.
Las condiciones genéticas (generadoras) de la aparición del sujeto… ¿cuándo me doy cuenta de que
soy un sujeto? Entre la esperanza y la desmotivación se devanean los desarrollos de los sujetos
existentes en la posmodernidad, frente al sujeto moral (la experiencia moral nos refiere al sentido, el
fondo de la existencia, al fin) que parece ser inexistente.
Gracia y morada: al principio todo es un movimiento en que se descubre una vida que no es tuya,
algo que has recibido, un don del encuentro con Cristo; y la morada como ambiente o ámbito, en
que el sujeto pueda aparecer o crecer… no desiertos o tierra estéril, la gracia crece en la Iglesia.
Edificar la Iglesia en el mundo es edificar comuniones, donde no ser prudente a solas. Anuncio de
una promesa si caminas con Cristo, que es el centro del existir, donde el vértice de la adhesión es su
seguimiento (VS).
Contenidos específicos de la moral en la Sagrada Escritura, pero no es su finalidad. Se pueden
distinguir los lugares donde se pueden vivir las relaciones básicas e inmediatas (relación
padres/hijos/hermanos, sociedad/vecinos/trabajo/amistad, hombre/mujer) para 1º anunciar el gozo
de estas relaciones, sin centrar tanto en la denuncia, para provocar la subjetividad: ¡Yo quiero ser
moral! La autonomía verdadera…
El Papa Benedicto XVI en el 2003, en el 10º aniversario de la VS: Recuperar el gran aliento
bíblico… hay una corriente que viene de Cristo y de la Escritura. La gran visión, del evento del
encuentro vivo de amor con una persona viva. Hay una moral revelada que no se queda en sus
contenidos, sino que proyecta hacia un discernimiento moral (más allá del espiritual) a la luz del
Evangelio y la experiencia humana. La Biblia no solo da una orientación fundamental, sino que
ayuda a un discernimiento de lo humano, de la experiencia humana. Por lo que se da una
configuración global nueva, determinada por la fe que conduce por un (derek=camino) donde en la
historia y la verdad, se concreta el principio hermenéutico cristiano. Superar dialécticas entre: ley-
evangelio (ley sin perdón o misericordia=moralismo; ni perdón sin ley=inmoral).
Para B. Häring, desde un modelo personal, el seguimiento es posible por el diálogo que se
establece entre Dios y los hombres en llamada/respuesta. Es el núcleo la ley, los mandamientos. Es
manualista y diferencia entre pecados añadiendo el “grave”, y llega a confrontación entre la ley y la
conciencia, entre esta y el magisterio. Su problemática es el dualismo y la separación.
K. Demmer SJ: modelo antropológico. El nombre es un mediador entre la ley y Cristo. La
autoconciencia normativa, a raíz de la razón autónoma. Importa la hermenéutica de la razón en la
historia, que la va a hacer mi conciencia: yo. ¿Cuál es la influencia de la fe en la determinación de
las normas? Es un cambio en las estructuras mentales (buenas intenciones), en la capacidad
trascendental del hombre (quiere y piensa de otra manera). Su problemática: cae en un dualismo.
Hay una diferencia insalvable entre lo trascendental y lo categorial, reduciendo esto último a
rectitud. Pierde la mediación afectiva.
D. Capone y R. Tremblay, redentoristas, desde el modelo ontológico, propugnan que la nueva
forma de vida que desde el bautismo nos provee una nueva identidad, la adopción filial, que nos
capacita para ser un nuevo ser en Cristo. Un imperativo para actuar desde Cristo. Su problema:
agere sequitur ese. A la hora de concretar el modo de ser cristiano, derivan a la “conciencia filial”,
de una presencia intensiva, del ser hijos y Cristo, desde una subjetividad que no termina de fraguar
una objetividad moral.
En 1974, la CTI, encarga a varios teólogos buscar los fundamentos teológicos de la moral. La parte
bíblica se la encargan a Schürmann, la dogmática a J. Ratzinger y la moral a H.U. von Balthasar (9
tesis sobre ética cristiana). Si para Kant, su imperativo categórico es trascendental (abstracto y
formal)… para Balthasar será Cristo su “imperativo categórico concreto”. Así la existencia humana
de Cristo es normativa y se convierte en “norma” universal y concreta para todo cristiano. Para
concluir que Dios es héteros (el Otro), pero no es héteron (algo diferente a mí, lejano). La
problemática es que es inconcluyente… se queda en devaneos intelectuales, pero sin aterrizarlos o
concretarlos. Le falta una mediación moral verdadera, al considerar solo la norma y podría derivar
en un extrinsecismo. Es una perspectiva muy de 3ª persona.
C. Cafarra, que sigue la senda de Balthasar, habla de la libertad con la que el hombre se conforma
con Cristo, con la norma, en la medida en que se produce una conformación interior con Cristo.
Necesidad del horizonte teológico de la moral, desde un principio orgánico de moral formal interno
y universal.
MODELO/NORMA CAUSA FIN
- Personal - Ontológica Buenaventura / Sto. Tomás
- Balthasar - Cristo como eis / meta
- Causa eficiente: FUENTE Xto. como meta, camino
DÍA (x el cual). - Causa formal (en) Perfección, plenitud,
• Imitación. (en el cual). Relación conciencia/vida
• Medida. - Participación. Sujeto agente.
• Razón. - Adhesión. Transformación.
• Obediencia. - Conformación. Perfección, fin, medios.
• Ejemplaridad. - Identificación. Dinamismo: principio de vida
• Idealización exterior - Vida  nueva  ser. VOLUNTAD / principios
(mimetismo) - Deductivismo intrínsecos.
• Cumpli-miento sin (Si Cristo… fin inmanente / libertad
implicación/interés. nosotros) CRISTOCENTRISMO del
- Cristo como MAESTRO - Quietismo/pasividad actuar
- CRISTO COMO FIN
Sto. Tomás – Filipenses 1, 21: para mí la vida es Cristo.
Perspectiva de la moral de la primera persona. Es la misma acción de Cristo en el sujeto. Se podría
denominar una genética de la acción.
La gloria de Dios aumenta o decrece en nosotros, en cuanto en que sus actos se configuran con los
de Cristo, que es la promesa del cristiano.
La base de la exégesis de Santo Tomás del texto desprende que la vida es un movimiento y que todo
él se mueve, se mueve por sí mismo. El movimiento perfecto no es el que es empujado… y el
principio del movimiento del cristiano es Cristo, que se hace fin en el afecto.
Las ideas de Dios que el hombre tiene de Dios no son verdaderamente Dios, no pueden reducirlo.
No es ni idea, ni intelectualismo, ni voluntarismo del hombre. El pondus amoris que decía S.
Agustín y que muestra si nuestra vida está cimentada en el amor de Dios.
SEGUIMIENTO – VS 19-23 imagen del seguimiento del joven rico.
Fundamentos bíblicos de la idea de seguimiento:
- Peripatein: andar; Akolutheon: seguimiento (en sinópticos 56 veces); Opiso (ir detrás).
- Mathetés: discípulo. Aquel que está comprometido con el aprendizaje del conocimiento de
un maestro. La palabra en el NT indica adhesión a una persona, más que con un
conocimiento. El discípulo verdadero es el que recibe la palabra de Jesús y la guarda.
- Miméomai: imitación, seguir en pos.
- Odos: camino.
- Permanecer, comunión, don
- Llamada
Giuseppe Angelini – Sequela e imitazione
Los santos padres han dado mucha importancia a la vocación inicial, a la primera respuesta que abre
a esa nueva forma de vida que está llamada a ser estable… y por esto, esta debe cuajar en una
comprensión de toda la vida a través de la figura del camino.
En la vida religiosa, el espacio del camino, quizá desdibuje un poco la vida… porque todo lo que
rodeaba esa elección: votos, etc. podrían separar de unas opciones vitales que conectan con los
consejos evangélicos y mandamientos que estamos llamados a vivir.
Se ha privilegiado en la Iglesia, por la fuerza de la vida religiosa, más el dejarlo todo que el
seguimiento del camino en la vida diaria y corriente de las personas. La progresión y distensión del
sujeto: el proceso de la identidad o el camino efectivo, donde se realiza la conversión personal.
Bonhoefffer indica que no podemos ofrecer una gracia a bajo precio porque la gracia tiene un
precio caro y por ello debe despertar en la gente el camino de conversión. Por ello propone dos
momentos: un primer paso de fe, que no es el modelo, al que siguen el seguimiento en la acción: fe
madura que compone la vida. El joven rico le pregunta teóricamente y Jesús le propone desde la
práctica desprenderse y seguirlo. La liberalidad es contraria a la realidad de la redención en que
Cristo ha pagado su sangre para librarnos del pecado. El camino de la misericordia que nos
transforma… no tapa o suple nuestros pecados, sino que nos convierte en profundidad.
El seguimiento, entendido como camino, nos desprende de la idealización nostálgica del momento
vocacional. Nos abre a lo desconocido, donde descubrimos la verdad de la elección inicial, desde la
experiencia del fracaso, desde la incomprensión, desde lo que va siendo revelado.
La meta de la historia es un don del Espíritu que conduce a la conversión interior desde la exterior.
Es quien nos abre a comprender los pasos iniciales, recordando las elecciones hechas.
Momentos fundamentales de los relatos: Jn 1, 38-39.
Basamos el seguimiento pospascual, pero hay que volver al Cristo prepascual para mirar cómo
afecta la resurrección a este seguimiento nuestro, puesto que seguimos la vida de Cristo. Y así la
liturgia lo va recorriendo. Tipología: llamada – crisis – cumplimiento.
La transición y crisis: Los Doce.
Hay un cambio entre la llama inicial y el camino. La vida va desluciendo el seguimiento. Se dan
interrupciones, distancia, decepción, fracaso, proyecciones, expectativas, programas.
La continuidad del seguimiento es un reto. Muchos se van porque es más el seguimiento de una
persona que de una idea o programa. Y en ese camino la fe constituye el asidero para que la
incomprensión, la corrección, la instrucción se sostengan: la perseverancia.
El grupo de los Doce es un grupo fabricado por Jesús. Él los elige y en eso se da una 2ª vocación,
porque debían ser de los que ya estaban siguiéndole. Los instruye para que profundice el
seguimiento y se convierta en imitación. Es un progresivo configurarse con una nueva forma de
vida que imite la que descubren en el Señor, al permanecer con él.
En el camino se dan los anuncios de la Pasión y la corrección de los Doce. Ahí la cruz se convierte
en sufrimiento, contradicción, persecución. De ahí las formas estables de relación maestro/discípulo
que provee la ley nueva. La imitación: “Quia sequi nisi imitare?” de San Agustín… ¿qué es el
seguimiento sino imitar? Lutero vio que esto era un imposible.
La conversión es un trabajal. Es algo laborioso el pasar de un seguimiento sin conversión a uno que
esté movido a imitación que conforme la vida.
La meta del seguimiento
El rito de la cena
Excedencia del rito sagrado: superación del tiempo y de las acciones que se realizan, cuajando en
un ritual que supera la fragilidad de los bienes y del futuro. No se va a medir la acción según el
futuro sino en la promesa de Dios. Se abre una nueva forma de acción, en la fe.
El rito de la cena se ritualiza y así es signo de una Alianza eterna.
Los relatos de la Pasión
Es cuando el seguimiento físico de Jesucristo se interrumpe por la Pasión, porque todos huyen, será
cuando les preceda en Galilea cuando el seguimiento se retome ya resucitado.
Comienza así una nueva figura de seguimiento, no práctica sino teologal, que hace memoria
confesante de Jesús.
El Espíritu Santo ilumina a los discípulos para que puedan comprender la verdad completa.
Además, también sobre el futuro, donde el Espíritu Santo ayuda en la conservación de la Palabra en
los discípulos. El guía pospascual es el Espíritu (Rm 8, 14).
Juan y el permanecer… sentido de estabilización (frecuentar, morada), de participación en la vida
de Cristo. En Jn 14, 23: amar – guardar – inhabitación de Dios. La condición escatológica del
seguimiento de Jesús se ve en Juan, cuando en Ap 14, 4 suceden
La teoría de los valores – Valores y actitudes
Es una teoría muy extendida… pero es muy superficial. Los cristianos no formamos en valores sino
en virtudes. La gran diferencia entre los valores y las virtudes es que la virtud comienza con la
lógica del don, mientras que los valores son estructuras construidas.
La virtud es una disposición habitual para hacer el bien. Son actitudes firmes, disposiciones estables
y perfecciones habituales. Se puede hablar de valores, actitudes, etc. siempre que se enmarquen en
un proceso de llamada a la acción. Amoris lætitia en sus números 264 y ss. indica la educación de
los hijos en virtudes, con una gradación de los valores que se deben arraigar en la persona, pasando
de los principios teóricos a los afectos, modulando las costumbres esa profunda inclinación. Los
números 143-146 se refieren a la educación sexual y en ellos se hace referencia a las emociones y
afectos.
Tillmann, con su modelo personal, quería fundar la moral de modo positivo en la Biblia, desde la
categoría del seguimiento… por ello debe ser de carácter sobrenatural y no se entiende fuera del
marco de la fe. Esta idea se basa en la ética material de los valores de Scheler y Von Hildebrand.
Max Scheler es un hombre atormentado, genial e inteligente, pero su falta de humildad provoca que
se vean sus incoherencias. Desde el método fenomenológico describe los valores como eventos
interiores que pueden ser descritos –a posteriori de la “intuición categorial”– no solamente las
categorías. Los valores definen cualidades afectivas de las cosas, no sus cualidades físicas o ideales.
Es lo primero que se capta –lo que te atrae o te repele, su polaridad– y son objetivos. Establece la
importancia de jerarquizar los valores –y este orden genera conflicto– también según la materia,
altura, fuerza y urgencia. 4 tipos: hedónico, vital, espiritual y sagrado. Los valores suscitan acciones
y estas tienden a los valores más altos… que desde las vivencias sentimentales se desglosan en
estados –disposición de entrada– y sentimientos –movimientos tendenciales–, que motivan los
actos.
Las virtudes, de modo general, nos llevan a la excelencia de las potencias –cuidando la razón, el apetito
y la voluntad–. Una parte del fin, depende del hombre, que no solo son los fines naturales… son los
fines personales que dotan a los afectos de inclinaciones naturales.
Nosotros recibimos la realidad y esa realidad nos dispone. La virtud por ello es una disposición –
estar bien puesto– que conforme vayamos perfeccionando el afecto, se va haciendo más racional.
Así también es la virtud un afecto integrado por la razón, un apetito recto, un deseo bueno…
Las potencias sensitivas reciben los apetitos, pero movilizan el afecto hacia la razón. Hay una
tendencia interior (verdad) al bien. Así el apetito se va cargando de más verdad. Para ello debe
sostenerse en el tiempo –fidelidad e indisolubilidad… en Romeo y Julieta, ésta se pregunta por si
este amor de hoy será mañana– y la necesidad de verificación –cuando Romeo hace locuras y
expone como motivo la pasión… Julieta lamenta: ojalá este amor tuviera más verdad–.
S. Juan Pablo II en El taller del orfebre, se pregunta cuando el amor deja de ser un rapto, cuando se
ha acabado el impulso, ¿qué queda? Porque hay veces que nada… y tiene que quedar algo, si es
verdadero. Por ello el apetito ha de ser conformado, adquiriendo una forma racional. La virtud es
una cualidad de la razón que ilumina un afecto concreto que busca desarrollar un movimiento o
acción, apetito o deseo. La pasión quiere hacerse virtuosa, la virtud quiere hacerse movimiento.
Al comienzo Homero define la virtud como la fuerza del guerrero –pelear bien– y el sabio –hablar
bien–. Después Sócrates lo refiere a un conocimiento que se desprende de un saber interior que te
ayuda a comportarte bien –si sabes… eres capaz de hacer– frente al sofismo que busca engañar.
Con Platón avanza hacia el bien honesto, bien útil y bien placentero… así se asocia la virtud al bien,
y lo concreta más en las potencias del hombre.
Aristóteles incluye las virtudes dentro del hacer, en el proceso de la acción, interpretando que es un
principio de la acción. El hábito electivo que enseña o ayuda a elegir y que es concreción del afecto.
Los estoicos después comienzan a hablar de un logos universal, por lo que la virtud será la
adecuación a esa razón universal. Para ellos la verdadera virtud es la apatía, la obediencia a la razón
que subyuga o mantiene a raya las pasiones.
Al llegar el cristianismo, se descubre que la virtud es un pedagogo que lleva a vivir bien. Es un don.
San Agustín dice que es una cualidad buena de la mente por la que se vive rectamente, que nadie
usa mal, y que Dios da y obra en nosotros sin nosotros. La virtud es el orden del amor… que hace
bueno al que la tiene y hace buena la obra.
San Máximo el confesor refiere al momento del Huerto de los Olivos para hablar del crecimiento de
la virtud. Desde un cristocentrismo, se expresa el cómo también es necesaria la respuesta del
hombre, no solo el don de Dios.
Para Santo Tomás, la caridad de Cristo crece a través de las virtudes humanas –de las acciones
buenas que se aprenden a hacer por Cristo–.
Las virtudes son hábitos operativos buenos, estables –2ª naturaleza, según Cicerón–, que son
intrínsecas, luz interior, fuerza operativa, inclinaciones cuyo fin último está en la comunión con
Dios. No es ni una manía ni costumbre. Los hábitos crecen en virtudes, pero no buscan un mero
perfeccionamiento de las potencias, sino de la persona para que el bien sea connatural.
Concreto, personal, interior, connaturalidad, disposición, integral, acción, crecimiento, comunión,
real con Dios en la carne.
VS 19-23 y 119
Don de Dios se convierte en virtudes. Que va a convertirse en un camino de perfección, gradual,
que va concretándose en un modo de discipulado con su tipología que desemboca en la adhesión a
la persona de Cristo: movimiento de la entrega de Cristo, con su base ontológica, la dinámica
afectiva de esa entrega, como una dinámica creciente del don correlativa a la del seguimiento
orgánico de Cristo.
Pinckaers y Patfoot defienden que las cuestiones teológicas de Santo Tomás son estructurales y
organizan el resto de cuestiones. Cuestiones: bienaventuranza, virtudes teologales, ley nueva, la
dedicada al ES y el tratado de la Gracia de Cristo.
Camino de la verdad – fin – acción: lo que hizo y padeció.
VS 16. Ante la persona de Jesús, se da cuenta que le falta aún algo. El destino y la existencia desde
el cumplimiento de la Ley no termina de satisfacer al joven rico.
VS 11. La plenitud del cumplimiento de la Ley es un don. Y la gracia no es un cumplimiento sino la
vivencia de una relación.
VS 66. El seguimiento: la elección fundamental se rubrica con el mandamiento fundamental.
VS 109. Sobre el seguimiento en la Iglesia.
Aufbauprinzip (principio fundamental). La opción fundamental es la máxima exaltación de la
verdad, a la vez que verifica actos de fe y obligatorios.
La finalidad de este seguimiento es la identificación con Cristo en cuanto comunión con Dios y los
hermanos, donde cuaja la perfección, santidad… desde una virtud no entendida como un ejercicio
individual. Aunque la identidad global, que identifica a cada uno, se da en un proceso humano,
existencial, que se da en unos pasos inscritos dentro de una comunidad: vocación (origen),
configuración como discípulos (forma de vida) y la plenitud en el martirio (motivo), que conduce al
don de si, que es el fin propio del acto humano virtuoso que brota del encuentro con Cristo. Nos
introduce en un camino de desarrollo existencial del vínculo con Cristo, una dinámica viva de
crecimiento donde se da un estado de comunión de vida y destino con Cristo. Este seguimiento
(sinópticos) que posibilita la imitación (Pablo) y la permanencia (Juan).
Identificación no solo ontológica, sino también moral. Un proceso afectivo de la identificación con
Jesucristo, lo que sucede dentro de nosotros y es un call to action. Primero es un don, que nos
despierta los afectos y con la inmutatio nos modifica la conducta para conformarnos. Ahí se da la
coaptatio y la complacentia. Ahí se da el movimiento de la intentio/electio y eso actúa la comunión,
porque está muy interesado, movido, vibrante. De la unio affectus  unio realis.

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