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Iglesia TBB El Redentor

Título: Lecciones de Vida: Humildad


Enlace: Youtube
Transcriptor: Claudia Gálvez

TRANSCRIPCIÓN

Mateo 11:29 dice: Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde
de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;

Estoy hablando los días domingos acerca de lecciones de vida. Esta mañana le escribí a una
persona y le decía: Sabia es aquella persona que pasa por la vida y aprende, lo contrario son
aquellas personas que pasamos por la vida y estamos destinados a cometer los mismos
errores que cometemos siempre por no prestar atención a las lecciones. A veces somos más
dados a vivir todo lo contrario de lo que sabemos que no se debe hacer.

La lección número uno es no juzgar a nadie, porque no tenemos la moral para juzgar a otras
personas; la segunda fue la regla de oro “hay que tratar a las personas como nos gustaría que
nos traten a nosotros”; la tercera lección de vida tenía que ver con la honestidad, aprenda a
vivir honestamente, no sea mañoso, aprende a decir la verdad, si le debe a alguien pague a la
persona que le debe, cumpla con lo que usted dice, eso es una elección de vida; en la cuarta
lección hablamos de respeto, respeto a las personas, respecto a los bienes ajenos, a los
padres, a las autoridades; en la quinta hablamos de refrenar nuestra lengua, como con nuestra
lengua sanamos o herimos, con nuestra lengua bendecimos y maldecimos, con nuestra lengua
decimos la verdad y mentimos, con nuestra lengua decimos te amo y decimos te odio; el último
estudio hablamos de no participar de pecados ajenos, dijimos que participar de pecados ajenos
es tener compañerismo con personas que no viven conforme a la enseñanza de la palabra y
nos arrastran, al rato estamos haciendo las cosas que hacen otras personas, estamos
hablando como hablan otras personas, estamos viviendo como viven otras personas, participar
en pecados ajenos es guardar silencio cuando a usted le consta que otras personas están
cometiendo un delito delante de Dios y usted no las reprende, participar en pecados ajenos es
dar un apoyo moral a las personas que sabemos que no están haciendo bien las cosas; si
alguien está haciendo algo que no es correcto, como cristianos debemos de decir las cosas
como son. La verdad, hemos dicho siempre que es como el bisturí en las manos del cirujano,
nunca se debe abrir una herida más grande de lo que se debe, de lo que amerita, en estos
minutos que nos quedan yo quiero hablar de la elección de vida número siete y tiene que ver
con la humildad. La humildad, es lo contrario de la soberbia, vivimos en un mundo agresivo, la
soberbia es un orgullo desmedido, es ira, cólera, rabia, enojo, incontrolable, altivez, arrogancia,
es un sentido exagerado de autoestima y de superioridad; la humildad, es la ausencia completa
de orgullo, porque no se puede ser orgulloso y ser humilde al mismo tiempo.

La soberbia, puede ser producida por varios factores; el primero es el dinero, otro puede ser la
educación, la belleza, la fuerza física, la fama, el temperamento o por asociación con gente
importante. La soberbia destruye el carácter, porque el amor, el gozo, la paz, la paciencia, la
gentileza, la dulzura, la compasión y misericordia, difícilmente se encuentran en una persona
soberbia y la soberbia ciega, es sorda, es necia, es terca, no piensa, es desconsiderada y sirve
a sus propios intereses.

Un día le dije a un hermano: Usted debe tener mucho cuidado con su carácter, usted es muy
soberbio. Entonces le hizo una pregunta: ¿será que una persona soberbia puede entrar al
cielo?. Y él me contestó: Uno no va al cielo por ser soberbio o no ser soberbio, uno va al cielo
por confiar en Dios. Yo le dije: Sí, pero para confiar en Dios necesitas fe y la fe produce obra y
la fe es transformadora y la fe es regeneradora y la fe hace a una persona nueva criatura, no es
posible que vengamos a la fe y seguir viviendo como vivíamos antes, porque entonces, lo que
tenemos es una religión y no una relación con el Señor. Hay personas que pueden morir con
una religión, hay personas que pueden vivir años según la iglesia y vivir con religión, pero
nunca con Cristo, porque sus vidas jamás fueron transformadas por el poder del Espíritu Santo.

La biblia nos habla acerca del orgullo y la humildad, nos hace un contraste de las dos cosas.
Dice la palabra que Dios: Resiste a los soberbios y da gracia a los humildes, que cualquiera
que sea enaltecido será humillado y el que se humilla será enaltecido, la soberbia del hombre
le abate, pero que el humilde de Espíritu le sustenta la honra. Dice la palabra del Señor
también: Es mejor humillar el espíritu con los humildes que repartir despojos con los soberbios.
Santiago 4:6 dice: Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da
gracia a los humildes. Este versículo, nos enseña que Dios está a favor de una persona y en
contra de otra, ¿a favor de quien está Dios en este versículo? de los humildes y ¿en contra de
quien está Dios? de los soberbios. Cuando Dios dice que da gracia, quiere decir que Dios
cumple el favor a la persona, tenemos el favor de Dios, se tiene el favor de Dios cuando una
persona es humilde.

La soberbia es abominación a Jehová, un pecado degradable por completo. Proverbio 16:5


dice: Abominación es a Jehová todo altivo de corazón; Ciertamente no quedará impune.
Ciertamente no quedará impune, todo soberbio pagará un día su alta soberbia, todo soberbio
pagara un día las consecuencias de su altivez, todo soberbio pagará un día las consecuencias
de su orgullo.

El soberbio siempre está en pleitos. Proverbios 28:25 dice: El altivo de ánimo suscita
contiendas; Mas el que confía en Jehová prosperará.
El temperamento, carácter, la humildad, el orgullo, la altivez, la mansedumbre, hasta en el
matrimonio esto beneficia o afecta a las personas. Difícilmente un matrimonio tiene éxito
cuando uno de los dos es una persona altiva o una persona soberbia.

El mes pasado estaba en San Francisco esperando un vuelo y era el tiempo del mundial de
fútbol y en el aeropuerto, habían puesto pantallas de televisión grandotas para ver los partidos
y en una de las áreas de espera habían unas sillas muy cómodas y una pantalla y el partido
estaba interesante, estaba tan lleno, yo me senté en el piso y comencé a ver el partido y había
enfrente de mí una pareja, unos señores quizás como de unos 60 años viendo el partido, pero
de repente apareció un muchacho alto –me daba la impresión que era coreano– entonces, el
coreano se paró para ver la pantalla y mientras él estaba parado viendo la pantalla, estaba
tapando a esta pareja de 60 a;os y el se;or desde su lugar le gritó al muchacho: “ Oye tu,
muevete!”. El coreano, no se dio cuenta que le estaban hablando a él, entonces el señor le gritó
más fuerte: “¡Te estoy hablando a ti!”. Entonces, el coreano se dio cuenta que le estaba
hablando a él, pero no le hizo caso y siguió viendo el partido. Entonces, el señor le dijo: “¿Así
que no te vas a mover?”. A lo que el coreano contestó: “Si usted quiere ver el partido,
levántese”. Entonces el hombre le dijo una mala palabra al coreano.

En ese momento, sentí pena ajena, porque cuando una situación como ésta pasa, todo el
mundo deja de hacer lo que está haciendo y vuelve su mirada al escándalo, en primer lugar el
grito innecesario, pero es que una persona altiva, no puede hablar tranquilamente, una persona
soberbia, no piensa para hablar, escupe fuego, daña y después se acostumbre a pedir
disculpas, ya es un estilo de vida.

Yo me puse a pensar, esta pareja andarán por unos 60 años aproximadamente y todo pasó en
cuestión de minuto y medio. Yo me preguntaba: ¿Cuántos años tendrá esta señora de estar
soportando el temperamento de esta persona?. La biblia dice: El amor todo lo soporta, pero un
momento ¿qué significa que el amor todo lo soporta? significa que yo puedo cometer un error,
pedirle perdón a mi esposa de una forma sincera con el deseo de enmendar la falta y la esposa
puede soportar ese perdón que yo le estoy pidiendo; a eso se refiere, no significa que el amor
todo lo soporta y entonces hay que soportar las infidelidades, hay que soportar la malcriadez y
la mala vida; no, eso no está diciendo escritura y la biblia dice: El altivo de ánimo suscita
contienda, es decir, una persona soberbia vive en pleito toda la santa vida con todo el mundo,
porque el soberbio llega un momento en su vida que si no tiene pleito con nadie lo busca,
porque le hace falta.

Yo me hacía una pregunta mientras escribía: ¿Cómo podemos saber si somos humildes? una
persona humilde no siente necesidad de presumir sus logros, por ejemplo, no anda mostrando
su casa, sus muebles, es una manera de presumir; no anda publicando si se está bañando,
subiendo al avión, es una manera de presunción; pero una persona humilde, no necesita
presumir de lo que tiene, ni de lo que hace, no es necesario. Una persona humilde no busca
protagonismo; es decir, ser el centro de atención de las cosas, yo quiero hacer esto porque yo
quiero que me vean, yo quiero hacer esto, pero quiero que la gente note que yo estoy ahí, ese
protagonismo, el “yo”, mi foto, mi presencia, lo que yo hago, lo que estoy haciendo, lo que
tengo, ese es protagonismo. Si va a participar en un papel, quiere ser la persona principal; sino,
no participa para nada, el deseo de llamar la atención. Una persona humilde no siente la
necesidad de ser importante, una persona humilde no se jacta de lo que es ni de lo que tiene,
una persona humilde no se siente superior a los demás, una persona humilde acepta la
corrección con aprecio, una persona humilde está revestida de mansedumbre, es suave, es
apacible, es dulce y es sensible; una persona humilde no cree saberlo todo, una persona
humilde es tardo para molestar, se perdona con facilidad y no guarda rencor.

La razón por la que estamos hablando de lecciones de vida, es porque la biblia no solamente
nos muestra el camino de la salvación, sino que nos muestra también cómo vivir con nuestros
semejantes, porque esa es una muestra de nuestra fe.

Una vez, venía en un avión y estaba un señor sentado ahí en su silla y llegó una señora y le
dijo: Disculpe señor, creo que usted está sentado en la silla que me corresponde. Y el hombre
le dijo a la señora: No. Ni la volteo a ver el viejo y la señora le dijo: Disculpe señor, ¿puede
revisar por favor su asiento?. Y el hombre, alzando la voz le respondió: Ya le dije que estoy en
mi asiento, ¿porque no reviso usted?. Entonces, la muchacha fue y llamó a la azafata, la
azafata vino y le dijo al señor: ¿Me puede mostrar por favor su ticket?. El hombre a
regañadientes sacó el ticket y si, su asiento estaba equivocado, ¿qué pena, verdad? y bajo la
mirada de todos, todo el mundo viendo al viejo, como se levantaba y como agarraba sus cosas.
Que viejo más necio, ¿por qué? porque la gente soberbia es necia y estamos hablando de
lecciones de vida.

Un hombre humilde siempre está dispuesto a vivir en las sombras de su éxito. Una vez estuve
en una ciudad en los Estados Unidos, visitando una iglesia y hacían falta 100 millas para llegar
a la iglesia y usted veía el rótulo en la calle inmenso, donde decía el nombre del Pastor; luego
faltan 50 millas y lo mismo; 10 millas y el mismo letrero. Es el nombre de la persona, porque se
nos olvida que si hay alguien que debe brillar es Cristo y no nosotros, aunque mi ministerio
tenga éxito, los creyentes, los pastores, los siervos de Dios, debemos vivir bajo la sombra del
éxito; porque no se trata de nosotros, se trata de Él. De ahí esa historia del burro que entró con
Jesús, ese burrito que llevó a Jesús en la espalda y escuchaba a toda la gente que decía
“osana osano” dice que cuando el burrito regresó con su papá y su mamá le dijo a su papá y su
mamá: Vieran cómo la gente me aclamaba. El burro pensaba que él era el protagonista del
asunto.No se trata de nosotros, se trata de Él y si nuestro ministerio tiene éxito, bendito sea el
nombre del Señor. Nosotros somos simple y sencillamente sus siervos. Es tan fácil cuando uno
ya tiene colmillos grandes –por el tiempo que tiene en el ministerio– darse cuenta de aquel tipo
de persona que lo que quieren es enaltecer a ellos mismos: yo aquí, yo allá, yo esto, yo lo otro,
yo hice. ¿A quién le importa? El marketing puede decir lo que se le ronque su gana, pero la
palabra del Señor dice otra cosa, Cristo es el único que debe ser exaltado en una iglesia.
¿Sabe usted por qué razón hoy hay apóstoles? ¿Sabe por qué hay profetas? ¿Sabe porque
hay gente que quiere tener una posición bien elevada? porque quieren cometer el mismo
pecado que cometió satanás el diablo estando en el cielo, quieren poner su trono más arriba
que el del Altísimo. Nosotros no hemos sido llamados para eso.

Yo no estoy en contra de que otras iglesias festejen el día del pastor, pero la iglesia debe
reunirse para celebrar el día del Señor, no el día del pastor. Nosotros somos siervos, eso es lo
que somos. Alguien dijo por ahí que el secreto más difícil de guardar para una persona es la
opinión que tiene de sí mismo, ahora no nos confundamos, porque ser humilde tampoco es
sentirnos menos que nadie, no es sentirnos sin valor, no significa que no podemos levantar el
rostro, que no debemos tener aspiraciones, por supuesto que podemos tener aspiraciones,
claro que sí, por supuesto que se puede tener riquezas, tener dinero y ser humilde. El problema
es cuando usted permite que lo que usted tiene, lo posea a usted. Ser humilde no significa que
todo el mundo puede hacer lo que quiera con nosotros, no es la ausencia de fortaleza, mucho
menos una señal de debilidad.

En el versículo que leímos. Mateo 11:29 Jesús dijo: Aprended de mí, que soy manso y humilde
de corazón. Por amor de Dios ¿Quiénes somos nosotros, amado mío? ¿Quién? ¿Qué somos
nosotros para tener garbo, para querer demostrar nuestra autoridad, para querer humillar a
otras personas? si el Dios de la gloria, el Dios del cielo, el Creador del universo dijo: Yo que soy
dueño de todo, soy humilde y soy manso. Y dijo: aprendan de mí

Esto es una cosa difícil hermano. Cualquiera diría: Bueno, ¿De que predicó el pastor? de la
humildad. Como si fuera cosa fácil, trate de ser humilde una semana, trata de ser manso.

Hay un libro por ahí que se llama ¿Como cabalgar caballos salvajes? y la enseñanza del libro
es que primero hay que amansar al caballo y un caballo manso no significa que haya perdido
su fuerza, significa que su fuerza se encuentra bajo control.

Un día, el Señor Jesús hizo algo que sus discípulos jamás en la vida se imaginaron que jesús
podía hacer.

Capítulo 13 del evangelio de Juan, se acercaba la fiesta de la pascua y Jesús sabía que estaba
a unos días de ser entregado, en el versículo 2 dice: Y cuando cenaban, como el diablo ya
había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que le entregase, sabiendo
Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a
Dios iba, se levantó de la cena.

Hermano, está era una costumbre de aquel entonces, cuando una persona venía de caminar
largo tiempo, largo tramo, llegaba a la casa y usted ponía a sus siervos para que le trajeran un
recipiente, para que la persona pudiera lavar sus pies y lavaban los pies. Esto lo hacían los
esclavos, lo hacían los siervos, pero ahora están cenando, habían pasado tres años desde que
Jesús estaba con sus discípulos, esto no había sucedido y ahora están en la cena, se levanta
de la cena, se quita el manto, tomó una toalla, se la ciñe. Hasta este momento, me imagino que
los discípulos se están preguntando ¿qué está pasando aquí? ¿Qué va a hacer el Señor? se
levanta, pone agua en un lebrillo –cuando Él pudo haberle pedido cualquiera de sus discípulos
que lo hicieran, pero lo hizo Él– y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a enjugarlos con
la toalla con que estaba ceñido. Yo digo, que momento, yo pienso que los discípulos se
volteaban a ver el uno con el otro como diciendo: ¿Digo algo? ¿No digo algo? ¿Me quedo
callado? Si, el que habla siempre es Pedro, mejor esperemos a que llegue donde está Pedro
para que hable. Luego dice: Entonces vino a Simón Pedro; y Pedro le dijo: Señor, ¿tú me lavas
los pies? Respondió Jesús y le dijo: Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; mas lo
entenderás después. Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te
lavare, no tendrás parte conmigo. Le dijo Simón Pedro: Señor, no solo mis pies, sino también
las manos y la cabeza. Jesús le dijo: El que está lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues
está todo limpio; y vosotros limpios estáis, aunque no todos. Porque sabía quién le iba a
entregar; por eso dijo: No estáis limpios todos. Así que, después que les hubo lavado los pies,
tomó su manto, volvió a la mesa, y les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho? Vosotros me llamáis
Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado
vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os
he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.

Esta es una señal de humildad de parte de nuestro Señor Jesucristo, yo quiero que usted
piense por un instante en usted mismo; si en este momento yo le pidiera a los diáconos de la
iglesia que entraran con un recipiente y con una toalla y los pusieran aquí enfrente y a usted le
tocará lavar los pies de alguna persona, yo pediría que me permita a mí indicar a quien se los
va a lavar ¿lo haría usted? ¿lavaría usted los pies de una persona de esta iglesia? aunque la
persona no le caiga bien, aunque la persona haya hablado algo mal de usted, aunque la
persona lo haya dañado, aunque la persona le levantó un falso ¿lavaria usted los pies de esa
persona como una señal de humildad?.

El Señor dice: Si yo soy capaz de hacer esto ¿porque no lo pueden hacer ustedes? ¿porque no
pueden ser humildes?.

¿Sabe usted que la soberbia y la altivez de muchas personas hacen que tengan enemistad con
gente con la cual nunca en la vida se pueden reconciliar porque guardan rencor en su corazón?
Esta es una elección de vida hermanos, es aprender a vivir como Jesús. Pensemos en todas
las instancias donde hemos actuado equivocadamente, donde hemos ofendido, donde hemos
gritado, donde hemos alzado la voz y hemos dicho cosas feas a una persona, mereciendo o no.

El apóstol nos da recomendaciones y dice: Unánimes entre vosotros; no altivos, sino


asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión. ¿Usted quiere
aprender a ser humilde? el Señor pide que usted se asocie con gente humilde, esa es una
manera de ser humilde ¿por que? porque si usted se asocia con otro soberbio, usted va a ser
soberbio tarde o temprano. Busquen gente humilde y aprendan de la gente humilde.

Efesios 42 dice: con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los
otros.

Paciencia, una persona humilde es paciente y el matrimonio hermano, yo no creo que haya un
elemento en la vida que le ayude a uno a tener paciencia como lo es el matrimonio ¿sí o no? a
ganarla o perderla, uno de dos, pero eso ayuda. Vestidos como escogidos de Dios dice la
palabra.

Hay que hacer un examen en este día. Yo les comentaba a los jóvenes el viernes pasado, de
una ilustración que yo les conté a ustedes hace muchos años, de un señor que golpeaba a la
esposa y bueno, la señora aguanto, aguanto, aguanto y aguantó y aguanto y los hijos se
ponían en un rinconcito a llorar, a ver a su padre golpear a su mamá. El señor lo hacía porque
él tomaba; cuando él estaba bien, era una dulzura; cuando él tomaba era un trago amargo. Esa
vez el señor había tomado y le iba a pegar a su esposa, ya los hijos habían crecido; entonces
uno de los hijos se levantó y le dijo al papá: Nunca más vas a volver a golpear a mi mamá,
nunca más. Y el papá le dijo: te quitas o te voy a dar a ti también. Y el hijo le dijo al papá: No
me hagas faltarle el respeto por favor, pero no más, no más violencia en esta casa. Y el hombre
se fue para su cuarto a dormir y nunca más volvió a pasar, el hombre nunca más volvió a
golpear a su esposa. Pasaron los años y un día recibí una llamada, era la esposa de este
muchacho pidiéndome que los atendiera ¿cuál era el problema? pues resulta que el joven,
cuando toma, golpea a su esposa.

¿Usted cree que sus hijos no se dan cuenta de lo que usted hace? No estoy justificando la
actitud de este joven, de ninguna manera, no es justificable, no señor; pero son cosas que se
ven. Ayer estaba escuchando un sermón de un hermano de México, que estuvo predicando
aquí acerca del liderazgo hace unos años. El nos estaba contando que como su papá lo había
tratado a él, él así trató también a sus hijos, él dijo: Mi padre jamás me hizo un desayuno, yo
jamás les hice el desayuno a mis hijos. Dice: Mi padre me trató con la pata, yo trate también
con las patas a mis hijos. ¿Usted cree que no causa ningún efecto en sus hijos? Espérese a
que crezcan y se va a dar cuenta usted si no comienzan a gritar también ellos cuando tenga su
propia casa, espérese que crezcan y se va a dar cuenta si no comienzan a humillar a otra
persona y hablar como habla usted; por que hay un instinto natural en los hijos de querer ser
igual que los padres.

Leyendo un libro, apareció un joven judío diciendo que su padre le enseñó las mejores reglas
del judaísmo, pero el día sábado, era prohibido utilizar el carro –porque es el shabbat–
teníamos que caminar; pero mi padre, para que no lo viera el rabino se venía caminando, lo
dejaban estacionado como tres cuadras y caminaban las tres cuadras para que el rabino se
diera cuenta que venían caminando para la sinagoga el día sábado, dice: Mi padre me enseñó
las mejores leyes del judaísmo, pero también me enseñó la hipocresía religiosa; porque me
enseñó sin querer que también es posible hacer engaño mientras no se dé cuenta el rabino y
entonces yo crecí con estas cosas en mi corazón.
Cuando el Señor Jesucristo dice: Aprended de mí que soy manso, que soy humilde. Yo pienso
que todos debemos de echar un vistazo a nuestro interior, examinar nuestra vida y obedecer a
Dios. Nadie puede excusarse de decir: Es que yo así soy ¿y que?. Si usted tiene esas palabras
en sus labios, usted no ha nacido de nuevo, usted no ha tenido una experiencia real con Dios.
Mi mamá estuvo aquí, se acaba de ir, estuvo tres meses conmigo; mi madre, es un ejemplo de
una persona que ha sido transformada por Dios, yo a mi mama no le tenía miedo, le tenía
pánico. Mi madre no amagaba, mi mamá tiraba lo que fuera, mamá nos tiró piedras, nos tiró
cuchillos, nos tiró tenedores, nos tiró sartenes, mi madre miraba con ira, miraba a un lado y al
otro a ver que nos tiraba. Mi hermano mayor salía corriendo, porque ya la conocíamos, ya
sabíamos que algo iba a volar por ahí; yo me acurrucaba, yo me tiraba al piso, pero mi
hermano mayor no, él salía corriendo. Mi madre era así, mi madre era malcriada, yo recibiría
todas las malas palabras habidas y por haber, todas.

Lastimosamente le tocó como mujer criarnos a nosotros y mi hermano, que le causó tantos
problemas en la vida, en la cárcel unas veces, en el hospital otras veces. Mi hermano era 7
oficios y 14 calamidades, siempre desgarró el corazón de mi mamá; mi mamá fue dura, fue
fuerte con nosotros, durísima, era una persona que usted no podía humillar. Pero finalmente
ella conoció al Señor.

Estábamos conversando en alguna oportunidad y me dijo: Fijate que pasó esta situación con
una tía tuya. Y yo le dije: ¿Y usted qué dijo?. Y ella respondió: Fíjate que no dije nada, yo solo
agaché la cabeza; por dentro la quería ahorcar, pero si uno es cristianos y conoce al Señor,
tenemos que hacer morir la carne dentro de nosotros.

Eso es una transformación, no es cuestión de decir: Es que yo así soy. Entonces usted no
conoce a Dios, usted está jugando a la iglesia, pero una experiencia con Dios no lo ha tenido;
porque aquel que ha tenido una experiencia con Dios, quiere ser como Jesús es, y si el Rey de
Reyes y Señor de Señores dijo: Aprended de mí que soy manso y soy humilde de corazón.
¿Quién es usted y quién soy yo para ser soberbios altaneros y orgullosos? Veámonos ante la
presencia de Dios, pidámosle perdón por aquellas cosas que hemos hecho, que hemos
ofendido a Dios y a nuestro prójimo.

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