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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD BICENTENARIA DE ARAGUA


VICERRECTORADO ACADÉMICO
FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS
ESCUELA DE DERECHO
BIRUACA - ESTADO APURE

LOS DERECHOS HUMANOS Y GARANTIAS CONSTITUCIONALES DEL


IMPUTADO O IMPUTADA EN LA LEGISLACIÖN VENEZOLANA.
Trabajo Especial de Grado para optar el Titulo de Abogado

Autor: Freddy Duran


C.I: :27473977

Tutora: ABOG. Francys Moreno


C.I: 13.937.872

Biruaca, marzo 2021

1
2
ÍNDICE

RESUMEN.......................................................................................................iv
INTRODUCCIÓN.............................................................................................2
El problema....................................................................................................2
Objetivos de la Investigación.........................................................................9
Objetivo General............................................................................................9
Objetivos Específicos.....................................................................................9
Justificación...................................................................................................9
Alcance........................................................................................................10
Metodología.................................................................................................11
CAPÍTULO I...................................................................................................16
ANTECEDENTES LEGALES DE LAS GARANTÍAS
CONSTITUCIONALES DEL IMPUTADO O IMPUTADA EN LA
LEGISLACIÓN VENEZOLANA...................................................................
Antecedentes de las garantías constitucionales............................................16
El Ordenamiento Jurídico. Derechos Fundamentales...................................22
CAPÍTULO II..................................................................................................31
DERECHOS DE LOS DE LOS IMPUTADOS O IMPUTADAS DENTRO
DE LA LEGISLACIÓN VENEZOLANA.......................................................
Las Garantías Jurisdiccionales.....................................................................42
Diferencia entre Derechos y Garantías Jurisdiccionales...............................42
Garantías Jurisdiccionales en la Constitución de 1999.................................44
Las partes acusadoras en el proceso penal venezolano.................................47
El Ministerio Público como titular fundamental de la acción penal
pública..........................................................................................................
Capacidad procesal del Ministerio Público..................................................
La víctima en el proceso penal venezolano..................................................49
Protección de la víctima...............................................................................51
Derechos de la víctima.................................................................................52
El imputado o imputada y sus defensores como parte del proceso penal.....53

0
El imputado o imputada...............................................................................53
Efectos jurídicos de la cualidad de imputado o imputada.............................55
Derechos y garantías del imputado o imputada............................................57
Imputado o imputada privado (a) de libertad...............................................58
Violaciones más comunes de los Derechos Humanos..................................59
Impunidad....................................................................................................59
Principales mecanismos de impunidad que operan antes y durante la
comisión del delito.......................................................................................
CAPÍTULO III................................................................................................63
DEBIDO PROCESO COMO DERECHO DE LOS IMPUTADOS O
IMPUTADAS EN LA LEGISLACIÓN VENEZOLANA...............................
El Debido Proceso en el Ordenamiento Jurídico Venezolano......................63
El Debido Proceso........................................................................................65
El Derecho a la Defensa...............................................................................71
La Presunción de Inocencia.........................................................................74
Derecho a ser Oído.......................................................................................75
Derecho al Juez o Jueza Natural..................................................................76
Derecho a no Confesar Contra Sí Mismo.....................................................79
El Principio de Legalidad.............................................................................79
El Principio Non Bis In Idem.......................................................................80
Responsabilidad del Estado por Errores Judiciales......................................81
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES...............................................83
MATERIAL BIBLIOGRÁFICO.....................................................................85

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD BICENTENARIA DE ARAGUA
VICERRECTORADO ACADÉMICO
FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS
ESCUELA DE DERECHO
BIRUACA - ESTADO APURE
Autora: Rossana Espinoza
Tutora: ABOG. Francys Moreno
Año: 2021

LOS DERECHOS HUMANOS Y GARANTIAS CONSTITUCIONALES


DEL IMPUTADO O IMPUTADA EN LA LEGISLACIÖN
VENEZOLANA
RESUMEN
Actualmente es una época de cambios, y de cambios realmente trascendentales
dentro de estos cambios se encuentran la aplicación los derechos humanos y
garantías constitucionales del imputado o imputada en la legislación
venezolana y sobre este se inicia la presente investigación la cual tuvo como
objetivos específicos: Describir los antecedentes legales de las garantías
constitucionales del imputado o imputada en la legislación venezolana;
Explicar el debido proceso como derecho de los imputados o imputadas en la
legislación venezolana; Analizar el debido proceso como derecho de los
imputados o imputadas en la legislación venezolana; Las características de este
estudio se ubican dentro de la modalidad de investigación jurídica, para este
trabajo de investigación se aplicaron diversas formas de obtener la información
en este sentido se utilizo el análisis de documentos, el fichaje y análisis de
contenido parte de sus conclusiones fueron que al estudiar los derechos
humanos y garantías constitucionales del imputado o imputada en la
legislación venezolana se deja notar que el contenido y alcance del derecho al
debido proceso en Venezuela, en el Máximo Tribunal no ha recorrido las
sendas de la noción de Debido Proceso sustantiva y se ha conformado con
precisar que se trata de un derecho complejo que encierra dentro de sí, un
conjunto de garantías que se traducen en una diversidad de derechos para el
procesado, entre los que figuran, el derecho a acceder a la justicia, el derecho a
ser oído, el derecho a la articulación de un proceso debido, derecho de acceso a
los recursos legalmente establecidos, derecho a un tribunal competente,
independiente e imparcial, derecho a obtener una resolución de fondo fundada
en derecho, derecho a un proceso sin dilaciones indebidas, derecho a la
ejecución de las sentencias, entre otros.
Descriptores: Derechos humanos, garantías, imputados, proceso

1
IV
INTRODUCCIÓN
El problema
Con la entrada en vigencia del Código Orgánico Procesal Penal, se
instauró en Venezuela un sistema acusatorio oral, blindado con múltiples
principios que lo rigen y que caracterizan sus bases de garantista, los cuales
hacen del sistema un mecanismo procesal respetuoso de los Derechos
establecidos en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
estos Principios están contenidos en el Título Preliminar, entre los artículos 1
al 23 del Código Orgánico Procesal Penal (en adelante COPP), y en defensa de
los Derechos Humanos vienen a suprimir los postulados del sistema inquisitivo
plasmados en el extinto Código de Enjuiciamiento Criminal que bajo su
imperio se violaban impunemente todos los derechos inherentes al ser humano.
Así mismo en el anterior código se dejaba pasar las corruptelas y trampas
que se presentaban tan frecuentemente en el sistema derogado, que por ser
secreto y escrito se prestaba a los vicios, sobornos y alteraciones e incluso
guardar los expedientes, dando lugar a la corrupción en los tribunales, en
virtud de que en este sistema, los aspectos esenciales del proceso como
acusación, defensa y decisión estaban en manos de una sola persona el Juez o
Jueza, quien iniciaba el juicio, investigaba en el sumario lo cual era una fase en
la que toda la investigación de los hechos se realizaba prácticamente en secreto
y a espaldas del acusado mismo, conducía el debate en el plenario que era la
fase en que, en teoría, el acusado podía enterarse de su situación y, finalmente,
sentenciaba. Es decir, el Juez o jueza era casi omnipotente y tenía facultades
infinitas.
Actualmente es una época de cambios, y de cambios realmente
trascendentales. Precisamente, interesa en este momento una transformación
vital para todos, que no es otra que la modificación de la administración de la
justicia penal. Con la entrada en vigencia del C.O.P.P., se da un paso

2
agigantado en lo que se refiere al sistema procesal penal. Además de lo dicho,
en este nuevo sistema predomina la oralidad, lo que es más adecuado a las
tendencias mundiales y a la realidad jurídico-social en la cual se vive. En este
sentido Imputado o imputada es la denominación que le da la legislación
venezolana al posible autor (a) o participe del delito hasta la etapa de control
de la acusación o intermedia del proceso, de aquí en adelante con el auto de
apertura a juicio es llamado acusado (a) y así lo dispone el artículo 126 del
COPP. Con el auto de apertura a juicio el imputado (a) adquiere la calidad de
acusado.
El imputado o imputada, procesado (a) o acusado (a) es una parte
material del proceso penal, obligado y necesario por cuanto es aquel sometido
al debido proceso penal al que se le debe asegurar que recibirá un trato digno
sin dilaciones indebidas y realizadas con todas las garantías establecidas en el
COPP, la Constitución Nacional y los Tratados Internacionales. En el titulo
preliminar del COPP se encuentran establecidas los principios y garantías
procesales en su Artículo 1 del cual se desprende el siguiente análisis: ningún
venezolano (a) o extranjero (a) podrá ser condenado sin ser procesado
debidamente en un juicio legal, oral, público y contradictorio equitativo ante
un juez natural que sea autónomo independiente e imparcial, con respeto pleno
del derecho de defensa y realizado con todas las garantías establecidas en esta
código la constitución nacional y los tratados internacionales.
En la etapa de investigación o de instrucción es donde más fácilmente se
pueden vulnerar los derechos humanos porque en ella comienza cualquier
proceso penal y es donde se recogen todas las pruebas fiscales que servirán
para sustentar la acusación y demostrar la culpabilidad sin llegar a quebrantar
la garantía expuesta en el Artículo 8 del COPP. “Cualquiera a quien se le
impute la comisión de un hecho punible tiene derecho a que se le presuma
inocente y a que se le trate como tal, mientras no se establezca su culpabilidad

3
mediante sentencia firme” esta garantía es inquebrantable ya que determina
claramente que un sujeto debe ser considerado inocente de los cargos o los
actos que se le imputan mientras dure el proceso “In dubio pro reo” como
también tiene el imputado o imputada el derecho de ser juzgado en libertad
excepto por las razones determinadas en la ley en el artículo 44 de la
Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela.
En el Artículo 127 del COPP se encuentran plasmados los Derechos del
imputado o imputada. Otro de los derechos que tiene el imputado o imputada
dentro del proceso penal es que gozara de un debido proceso en el que reine la
seguridad jurídica que el estado constitucional establece en el Articulo 49 de la
Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela “El debido proceso”
también se encuentra plasmado en los tratados internacionales, en el artículo 3
del derecho a la vida, libertad y seguridad personal de la Declaración
Americana de los Derechos y Deberes del Hombre que dice así Nadie podrá
ser privado de de su libertad física, salvo por las causas y en las condiciones
fijadas de antemano por las Constituciones Políticas de los estados partes o por
las leyes dictadas conforme a ellos´´. En concordancia con este articulo se
encuentra el numero 7.3 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos (San José 1969) que dice Nadie puede ser sometido a detención o
encarcelamientos arbitrarios.
De lo anterior se debe destacar que el proceso penal está revestido de
diversas garantías de reconocimiento constitucional que, como se ha relevado,
buscan no sólo otorgar al procesado un marco de seguridad jurídica, sino en
última instancia mantener un equilibrio entre la búsqueda de la verdad material
y los derechos fundamentales del imputado, los cuales constituyen un límite al
poder punitivo estatal, cuya protección y respeto no pueden ser ajenos a una
justicia penal contemporánea. Este conflicto de intereses se presenta, por
ejemplo, cuando existe la necesidad de implementar procedimientos más

4
eficaces de persecución penal ante la gravedad que revisten ciertas conductas
delictivas, pero cuya legitimidad puede relativizarse.
Señala Roxin (2003), “el derecho procesal penal es el sismógrafo de la
Constitución política del Estado!”. Por ello es frecuente que en los textos se
empleen conceptos como derechos fundamentales, derechos fundamentales
procesales, derechos humanos, principios procesales, libertades públicas,
garantías institucionales, entre otros conceptos, para referirse por lo general a
lo mismo: las garantías procesales penales constitucionalizadas, se podría
decir, en el plano general, conforme señala Oré (1999), que:

Los derechos son las facultades que asisten al individuo para exigir
el respeto o cumplimiento de todo cuanto se establece y reconoce en
su favor en el ordenamiento jurídico vigente. Por su parte, las
libertades abarcan un campo más amplio que el de los derechos, y
su esencia es fundamentalmente política. Finalmente, las garantías
son el amparo que establece la Constitución y que debe prestar el
Estado para el efectivo reconocimiento y respeto de las libertades y
derechos de la persona individual, de los grupos sociales, e incluso
del aparato estatal, para su mejor actuación y desenvolvimiento.

Por su parte, Gómez (1996) señala que “los derechos fundamentales


pueden ser, y de hecho son al mismo tiempo, aunque considerados desde un
punto de vista distinto, libertades públicas, garantías institucionales o
principios procesales”. Y, agrega que “los derechos fundamentales procesales,
entendidos en sentido amplio, incluyen también a los principios procesales,
garantías institucionales y libertades públicas reconocidos por la Constitución
y que tienen aplicación en el proceso penal”.
De lo expuesto, se puede advertir que sea derecho fundamental procesal,
derecho humano, libertades públicas o garantías institucionales, observarlos y
respetarlos dentro del proceso penal es vital para la vigencia de un Estado

5
democrático y de derecho. Por tanto, por garantías constitucionales del proceso
penal debe entenderse el cúmulo de principios, derechos y libertades
fundamentales reconocidos por la Constitución y, lato sensu, por los tratados
internacionales, que tienen por finalidad otorgar al imputado un marco de
seguridad jurídica y, en última instancia, mantener un equilibrio entre la
llamada búsqueda de la verdad material y los derechos funda-mentales del
imputado.
Precisamente, esta necesidad de que el Estado vele por el respeto y la
protección de los derechos fundamentales del imputado obliga a que se definan
en la Constitución, en tanto Ley Fundamental que fija las condiciones mínimas
de actuación pública y privada, los límites del ejercicio del poder estatal. Como
quiera que en el proceso penal esta necesidad es más imperiosa, la tendencia es
a fijar en la Constitución las reglas mínimas de un debido proceso penal, es
decir, como afirma Binder, “un diseño constitucional del proceso penal”.
En ese sentido Se denomina garantías procesales “aquellas normas
generales que guían el desenvolvimiento de la actividad procesal”. Se trata de
reglas constitucionales que no restringen sus efectos a determinados momentos
o actos del proceso penal, sino que proyectan su fuerza garantista a todos los
momentos por los que pasa el desenvolvimiento del proceso, es decir, desde la
fase preliminar o prejudicial, pasando, según el caso, por las fases de
instrucción, intermedia y juicio oral, hasta concluir la fase impugnatoria, es
decir, hasta la conclusión del proceso penal. Los alcances de esta garantía, de
reconocimiento constitucional en la mayoría de sistemas procesales penales de
la región y del mundo aunque en algunos dentro de la garantía del debido
proceso, no es un tema zanjado ni pacífico.
El sistema Penal Venezolano se ha sustentado legalmente a lo largo del
tiempo, tal cual en aspectos relacionados a las Garantías de los Derechos
Sociales, Civiles, Políticos y Humanos. Todos ellos contentivos de un legajo

6
jurídico que fundamentan la existencia y el funcionamiento de lo que son los
centros de reclusión, los cuales históricamente no han sido más que simple
letra muerta dado a el gran incumplimiento que de ellos se ha venido haciendo
y pues de allí emana la crisis que cada día se ha venido acrecentando en cuanto
a violaciones y Derechos vulnerados de los imputados durante su proceso y
aun después de entrar a un internado.
Cabe destacar que si bien al referirse al imputado o imputada se puede
decir que cuenta con Derechos que en si le otorgan las leyes y a sus vez
garantías que emanan de la carta magna y que son tendientes a resguardar a la
persona, su dignidad y asegurarles una calidad de sujeto en la investigación
para así romper el paradigma de que este no sea víctima de objeto de la misma,
con el fin de garantizar su Derecho a la presunción de Inocencia. Pero se puede
preguntar ¿Por Que si existen Derechos y leyes que garanticen los derechos del
imputado o imputada, son violadas reiteradamente en el actual sistema
penitenciario? ¿Por qué son tutelados una y otra vez? La respuesta es porque
el Derecho en Venezuela solo lo atañe el Estado y es este a través de su Poder
es quien va a determinar si a estas leyes se les da el debido cumplimiento o no.
Es de carácter obligatorio ver esto con suma preocupación y no solo eso
sino la gran manipulación política en forma de monopolio que hay dentro del
Ministerio Publico, que si se quiere, se puede afirmar que es un órgano que en
varias ocasiones ha desnaturalizado sus atribuciones violando abiertamente lo
que respecta como el debido proceso, y esto no es más que una muestra clara
del estado de indefensión e inseguridad jurídica que existe en Venezuela. Es
Menester recalcar que durante estos quince (15) últimos años la situación de
los Derechos Humanos, se ha deteriorado grandemente y mas aberrante aun es
que la impunidad pasó de ser algo institucional a una afrenta sistemática contra
los Derechos Humanos, lo cual debilita grandemente las denuncias y los
ciudadanos por ende pierden credibilidad en las instituciones.

7
Se debe decir que cuando se comete un delito, toda la comunidad sufre
las consecuencias y si, quizás es cierto, pero también es muy cierto que el
imputado o imputada sufre mas, aun cuando esta solo detenido y muchas veces
hasta por miedo de hablar, de denunciar, se suma la pérdida de tiempo que
exige su colocación con la justicia, tiempo que muchas veces excede el
realmente necesario, pues las demoras perjudican a aquel que ya se vio dañado,
amenazado o ultrajado, o simplemente a aquel que le violaron sus Derechos.
De tal manera que si se indaga un poco más ante tantas lagunas que
adversan a este tema, se observa una gran realidad, realidad que hoy viven los
imputados ante el Sistema Penal Venezolano, se puede decir que la sociedad si
bien es cierto comete errores aberrantes y denigrantes, la cual en muchos casos
es sembrada por los medios de comunicación y que a decir verdad no tienen
ningún valor jurídico pero si social, pues este no da cavidad al estado el cual es
el principal culpable para que estos Derechos sean vulnerados antes, durante y
después del proceso. Además el Ministerio Publico está obligado a velar por la
protección de ellos en todas estas etapas
Respecto a el papel que han jugado los cuerpos policiales en el proceso
penal a través de las leyes, es necesario decir que el rol ha variado desde el
protagonismo extremo hasta una posición de absoluta subordinación a la
fiscalía, jueces y altos funcionarios que hoy día no es de sorprender.
De lo planteado se derivan las siguientes interrogantes:
¿Cuáles son los antecedentes legales de las garantías constitucionales del
imputado o imputada durante el proceso penal venezolano?
¿Cuáles son los Derechos de los imputados o imputadas dentro del
sistema penal venezolano?
¿Qué es el debido proceso como derecho de los imputados o imputadas
en el sistema penal venezolano?

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Objetivos de la Investigación
Objetivo General.
Analizar los derechos humanos y garantías constitucionales del imputado
o imputada en la legislación venezolana
Objetivos Específicos.
Describir los antecedentes legales de las garantías constitucionales del
imputado o imputada en la legislación venezolana
Explicar el debido proceso como derecho de los imputados o imputadas
en la legislación venezolana
Analizar el debido proceso como derecho de los imputados o imputadas
en la legislación venezolana
Justificación
El Código Orgánico Procesal Penal, en desarrollo de los principios
consagrados en nuestra carta magna, determina los derechos que asisten tanto
a los imputados en el proceso penal. Por su parte, el imputado o imputada,
quien es la persona contra quien se dirige la acción penal por considerársele
autor o partícipe de un hecho punible, igualmente goza de derechos, los cuales
abarcan todas las formas posibles de manifestación del derecho a la defensa.
El estudio de la presente investigación justifica su desarrollo debito a que
los derechos de los imputados o imputadas en el Ordenamiento Jurídico
Venezolano tiene una serie de aristas a través de las cuales puede integrarse su
comprensión. En ese sentido se busca con la investigación la solución al
desconocimiento de las condiciones en las cuales el Ministerio Público, a
través de los órganos de investigaciones penales, debe realizar las actuaciones
en la etapa preparatoria del proceso penal, apegándose a la normativa procesal
penal venezolana en aras de evitar posibles lesiones a los derechos que le
atribuyen o competen a los imputados. Otro de los problemas a resolver es el
de la determinación del criterio objetivo necesario para la apreciación de las

9
acciones configurativas, contenidos en la legislación procesal penal
venezolana, pero teniendo en cuenta al mismo tiempo que también es
importante la interpretación jurisprudencial de este punto.
De esta manera, el presente trabajo de investigación tiene una gran
importancia en relación con los criterios de aplicación del derecho, pues el
conocimiento de los derechos que asisten tanto a la víctima como al imputado
dentro del proceso penal, así como las atribuciones que por vía constitucional y
legal le han sido encomendadas al Ministerio Público y a los cuerpos de
investigaciones científicas, penales y criminalísticas, permitirán tanto al
estudiante como al jurista, reconocer los criterios de aplicación del derecho,
por lo que puede resultar de gran utilidad para todos aquellos practicantes en su
ejercicio legal. Además el análisis jurisprudencial puede aportar luces en
cuanto a la aplicación de las normas en cuestión.
Alcance
El alcance de la presente investigación se limita a la normativa que posee
congruencia con las declaraciones, convenios y acuerdos suscritos por la
República en materia de reconocimiento, proclamación y garantía de los
derechos inherentes a las personas, todos ellos constitucionalizados por
mediación del artículo 50 de la Constitución de la República. Pertenece
Venezuela a la familia de los pueblos del mundo que reconocen en la dignidad
de la persona humana un valor esencial, que debe servir de basamento a la
creación, interpretación y aplicación del orden jurídico positivo. Valor ético
que, cual estrella polar, debe guiar el quehacer de legisladores, administradores
y jueces.
La República de Venezuela esta anexada a los siguientes instrumentos
internacionales fundamentales como la Declaración Universal de Derechos
Humanos (1948); Declaración Americana de los Derechos y Deberes del
Hombre (1948); Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (Gaceta

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Oficial de la República de Venezuela del 28-1-78) y Convención Americana
sobre Derechos Humanos, Pacto de San José de Costa Rica (Gaceta Oficial de
la República de Venezuela del 14-6-77). Al suscribir estos instrumentos la
República asume obligaciones no sólo con los otros Estados de la Comunidad
Internacional, sino, y principalmente, respecto de los individuos que viven bajo
su jurisdicción.
El denominador común de estas obligaciones es el de reconocimiento y
respeto de los derechos objeto de protección por las Declaraciones y Pactos,
esto es, proclamarlos y garantizarlos. Estos instrumentos, a los que se suman la
Constitución de la República, con su Título III de los Deberes, Derechos y
Garantías; y los medios directos e indirectos de protección de los derechos
humanos (recursos procesales y procedimientos ordinarios) constituyen el
bloque de los derechos humanos, paradigma de legitimidad aprobado
internacionalmente, que debe regir la evaluación de nuestros textos
normativos.
Estas obligaciones internacionales implican respetar garantías mínimas
que pueden englobarse concepto del debido proceso legal: ser informado sobre
la naturaleza de la acusación; tiempo para la defensa; ser juzgado sin dilaciones
indebidas; derecho a defenderse por sí o por un defensor de su elección
remunerado o no; derecho a no declarar contra sí mismo; a interrogar a los
testigos de cargo y a obtener la comparecencia de los testigos de descargo; a
ser oído por un juez independiente e imparcial, establecido con anterioridad
por la ley, en un juicio oral y público; y el derecho a recurrir de la sentencia
condenatoria.

Metodología
El trabajo de investigación, desde el punto de vista metodológico, utilizo
la modalidad documental la cual fue soportada en el estudio de todo lo que se

11
acopio referido a los derechos humanos y garantías constitucionales del
imputado o imputada en la legislación venezolana. En este sentido
refiriéndose a la investigación documental el Manual de la Universidad
Pedagógica Experimental Libertador (2005) expresa:

Se entiende por investigación documental, el estudio de problemas


el propósito de ampliar y profundizar el conocimiento de su
naturaleza, con apoyo, principalmente, en trabajos previos,
información y datos divulgados por medios impresos, audiovisuales
o electrónicos, la originalidad del estudio se refleja en el enfoque,
criterios, conceptualizaciones, reflexiones, conclusiones,
recomendaciones y, en general, en el pensamiento del autor. (35)

Las características de este estudio se ubican dentro de la modalidad de


investigación jurídica en la que según la propuesta de Witker (1999), se efectúa
un análisis de los elementos legislativos con el objeto de arribar a resultados a
partir de los cuales se puedan realizar las recomendaciones pertinentes con
miras a contribuir a la solución de la problemática planteada. En la perspectiva
que aquí se adopta, el método de investigación jurídico-dogmático se empleara
en virtud que el problema jurídico sea abordado desde un enfoque
exclusivamente legalista y documental doctrinario.
En cuanto a las técnicas de recolección de datos es pertinente nombrar a
Arias (2006) cuando menciona que: las técnicas de recolección de datos son las
distintas formas de obtener información. Agregando seguidamente, “Los
instrumentos son los medios materiales que se emplean para recoger y
almacenar la información (p.53). Para este trabajo de investigación se aplicaron
diversas formas de obtener la información que luego de ser procesada, se
convirtieron en material necesario, en este sentido se utilizo el análisis de
documentos, el fichaje y análisis de contenido, los cuales permitieron sustentar

12
y apoyar el estudio así mismo fue de apoyo la dogmatica jurídica y al respecto
el Tamayo (2004) señala:
La dogmática jurídica, o la ciencia del derecho, pueden caracterizarse
como la disciplina comúnmente denominada doctrina, que determina y
describe el material tenido por el derecho sin cuestionar su validez. (P. 181)
Paralelamente, según el nivel de conocimiento a desarrollar, el presente
trabajo se identifica como una investigación dogmática ya que su propósito es
el análisis integro de toda documentación pertinente al tema en estudio. En la
presente investigación se profundiza en dicha investigación, recalcando que no
existe un solo método para interpretar, pero se puede señalar que el método
dogmatico concibe el problema jurídico desde una perspectiva estrictamente
formalista. En este contexto, Olaechea menciona la dogmática jurídica:
Como un método de estudio e investigación jurídica y su objeto de
investigación es la norma. La característica de este método jurídico (sistema)
es la interpretación de la Ley. La sede de la dogmática es la norma y el valor,
pero no es absoluto en la medida que aceptará realidad y valor... (P. 15)
Así mismo Nino (2001) la caracteriza de la siguiente forma:

...un tipo de razonamiento deductivo análogo al que utilizan las


ciencias empíricas, que utiliza criterios y principios que, al mismo
tiempo permiten la inferencia de soluciones no contenidas en el
texto legal, las cuales no se oponen abiertamente al sistema de
derecho positivo. Esta circunstancia permite contar con criterios
racionales para resolver una controversia o evaluar una conclusión
con mucha más amplitud de lo que es posible en relación con la
moral. Por ello, a pesar de que la dogmática no es una ciencia
descriptiva empírica ni una ciencia formal, no se puede negar su
racionalidad o la posibilidad de controlar intersubjetivamente sus
soluciones. (p. 87)

13
Basados en lo anterior existen numerosas técnicas para obtener
información acerca del problema propuesto, Es por esto, que en el presente
estudio se utilizaron técnicas como la recolección de información
específicamente del tema en cuestión, el subrayado utilizado para resaltar los
aspectos más importantes, igualmente el fichaje, para obtener los datos
bibliográficos de los textos utilizados y en conjunto se aplicaron las
mencionadas técnicas para el análisis de los datos obtenidos a través del
Subrayado y del Fichaje.
Con relación a los instrumentos, se utilizaran los siguientes: Informes,
mapas conceptuales, unidad de C.D. Room, Correo Electrónico, Fichas, Hojas
Blancas, lápices, textos legales, pendrive, entre otros.
En relación a las fases de la investigación, se tiene que todo estudio
documental es predominante bibliográfico, por lo que el trabajo se estructura
en fases; en tal sentido Balestrini (2008) señala: El investigador debe señalar
las diferentes fases de la investigación, descubriendo todas las actividades
realizadas en orden cronológico. Aquí se mencionan las técnicas para obtener
la información que permite alcanzar los objetivos propuestos. (p.37)
Es así como se tienen las fases de la investigación para alcanzar los
objetivos propuestos, a través de la investigación se plantearon 4 etapas en las
cuales se desarrollarán de la siguiente manera:
Fase I
En esta fase se realizo una recopilación del material bibliográfico esencial
para la evolución de la investigación derivando de la revisión de fuentes tales
como: leyes, textos, artículos de publicaciones electrónicas, jurisprudencia,
doctrinas, tratados o convenios internacionales, entre otras.
Fase II
Esta consistió en el análisis interpretativo del material recabado, además
de la organización y jerarquización del mismo, de tal forma que la misma

14
permitió obtener los aspectos fundamentales e importantes de la información
indispensable sobre el tema, clasificándola en orden de relevancia.
Fase III
En esta fase se analizaron las investigaciones teóricas del trabajo, así
como también, obtener un sustento en teoría de los diferentes datos que de
alguna manera estén relacionados con la investigación.
Fase IV
Esta fase se iniciará con la interpretación de los contenidos, lo cual,
permitirá la elaboración de las conclusiones del estudio, esclarecer la
problemática planteada de la investigación y orientar las recomendaciones en
función de los objetivos propuestos.

15
CAPÍTULO I
ANTECEDENTES LEGALES DE LAS GARANTÍAS
CONSTITUCIONALES DEL IMPUTADO O IMPUTADA EN LA
LEGISLACIÓN VENEZOLANA
Antecedentes de las garantías constitucionales.
Al revisar los textos jurídicos de los primeros tiempos de la historia de la
humanidad, no aparece mención alguna al concepto de derechos humanos,
aunque hay quienes expresan que estos aparecen recogidos en el Código de
Hammurabi, 2000 años. Otros reconocen la famosa Carta Magna, del rey in-
glés Juan Sin Tierra, de 1215, como el primer reconocimiento estatal de estos
derechos; aunque eran derechos que solo se lo concedían a determinados seres
humanos, por formar parte de una clase social, pero que no se extienden a to-
dos . Esta Carta recogió de forma embrionaria el derecho al debido proceso y
la garantía por excelencia del derecho de libertad, el mandamiento de habeas
corpus, previsto en el artículo 36, instrumento de protección procesal de la li-
bertad que posteriormente fue asimilado por múltiples ordenamientos jurídicos.
El término derechos humanos, en el sentido moderno, surge a partir de
que aparece en el seno de la sociedad la clase social burguesa. La famosa Bill
of Rights (Carta de Derechos), aprobada por el Parlamento inglés en 1689,
como documento que selló el pacto entre la nobleza y la burguesía para acabar
de institucionalizar la Revolución Burguesa en Inglaterra, era una modesta ex-
posición de once derechos, entre los que se encontraban la libertad de palabra,
el derecho de presentar peticiones al rey, que no se debía exigir fianzas excesi-
vas, ni imponer multas excesivas, ni infligir penas crueles o insólitas.
La Declaración de Independencia de los Estados Unidos de Norteamérica
, proclamada en 1779 recogió los enunciados sobre los derechos humanos con-
cebidos hasta aquel momento por la ideología de la burguesía. En esta se esta-
blecía que todos los hombres nacían iguales y que a todos el Creador les con-

16
cedía ciertos derechos inherentes de los que nadie les podía despojar, entre los
que estaban la vida, la libertad y la búsqueda de la libertad.
La Constitución de Estados Unidos es considerada la carta magna escrita
más antigua del mundo; fue aprobada el 17 de septiembre de 1787, en princi-
pio no incluía los derechos humanos enarbolados en 1779 en la Declaración de
Independencia de los Estados Unidos de Norteamérica; tuvieron que transcurrir
cuatro años para que el Congreso Norteamericano aprobara las diez primeras
enmiendas, en 1791, donde se recogen dichos derechos. Otra gran limitación
de esta Constitución es que no regulaba garantías individuales para los dere-
chos. Fue en el marco de la Revolución Francesa, donde por primera vez se ex-
ponen de una manera más elaborada los derechos humanos. La Declaración de
los Derechos del Hombre y del Ciudadano del 25 de agosto de 1789, integrada
por un Preámbulo y 17 artículos.
En el Preámbulo se declara que “la ignorancia, el olvido y el menosprecio
de los derechos del hombre son las únicas causas de las desventuras públicas y
de la corrupción de los gobiernos”. A través de su articulado, proclama dere-
chos individuales importantes, en el artículo 1 establece que los hombres nacen
libres e iguales en derechos; el 2 declara que el objetivo de toda sociedad polí-
tica es la conservación de los derechos naturales e imprescriptibles del hombre,
y que estos son la libertad, la seguridad y la resistencia a la opresión.
Otro grupo de artículos regula garantías en caso de actuaciones judiciales
como son que nadie puede ser detenido o encarcelado más que en los casos de-
terminados por ley, y mediante sus formalidades, la presunción de inocencia de
todo acusado hasta tanto se pruebe su culpabilidad y que la ley debe establecer
únicamente penas necesarias y nunca aflictivas o expiatorias. En el artículo 16
exponía que toda sociedad en la cual la garantía de los derechos no esté asegu-
rada, ni determinada la separación de los poderes, carece de Constitución. Esta
Declaración sirvió de preámbulo a la Constitución Francesa de 1791.

17
Las constituciones posteriores marcaron etapas en la evolución de los de-
rechos humanos; siendo estos clasificados en derechos de 1ra, 2da y 3ra gene-
ración. Los primeros derechos consagrados por las revoluciones burguesas son
los conocidos como derechos civiles y políticos o de primera generación, ca-
racterizados principalmente por la necesidad de limitar el poder estatal e impe-
dir que se entorpeciera el libre desenvolvimiento de las relaciones de mercado,
en una sociedad que nacía, o se desarrollaba, bajo el estigma del liberalismo
económico.
El Estado Liberal de Derecho del siglo XIX e inicios del XX rechazó la
concepción de la Constitución como norma directiva fundamental, pues esta
aparecía como una amenaza para los liberales. El primer intento de liberalismo
fue abandonar la supremacía de la Constitución, asignándosela al Estado. Si-
guiendo esta idea la tutela de los derechos garantizados por la Constitución se
sustituye por la certeza del derecho garantizado por los códigos, por la Ley, el
derecho positivo del Estado; se sitúa a la Ley en la cima del sistema de fuentes
del derecho y la Constitución se reduce a un instrumento de organización.
Aparece la jurisdicción administrativa, para someter a la administración
al derecho con finalidad de garantía, partiendo de que no se puede someter el
Estado a la jurisdicción civil ordinaria. En el caso de que alguien sea lesionado
en un derecho puede recurrir a un juez para su tutela, el cual no puede inaplicar
la Ley, como sucede en Estados Unidos, porque prevalece la convicción de la
fuerza de la Ley. Esta doctrina del Estado Liberal de Derecho del siglo XIX en
materia de tutela de derechos, fue objeto de críticas, pues el juez no era un ver-
dadero garante de ellos, ya que no se basaba en la supremacía de la Constitu-
ción para su defensa, y no podía aparecer como un tercero neutral entre los par-
ticulares y el Estado.
El Estado Liberal sufrió transformaciones, principalmente a partir del fi-
nal de la Primera Guerra Mundial y la aparición de la Constitución Mexicana

18
de 1917, la soviética de 1918 y la de Weimar en 1919. No es hasta principios
del siglo XX que los derechos socioeconómicos y culturales son regulado por
los textos constitucionales. El triunfo de la primera revolución anticapitalista
de la historia, la Revolución Rusa de 1917, y sus declaraciones de derechos,
constituye un hecho significativo en la historia de los derechos humanos.
El primer logro de la Gran Revolución Socialista de Octubre fue la cons-
trucción del primer Estado de obreros y campesinos victorioso en la historia de
la humanidad, el cual hizo posible garantizar a las mayorías, antes explotadas,
derechos fundamentales con carácter constitucional, la Constitución Soviética
de 1918, de la República Federativa Rusa. Entre estos se encontraban el dere-
cho al trabajo, a la seguridad social y al descanso. La Constitución Mexicana
de 1917, resultado de la Revolución Mexicana, fue la primera en consagrar
normativamente los derechos socioeconómicos y sociales, estos eran además
de los mencionados anteriormente el derecho a la educación, a la cultura, a la
salud, al trabajo y al asistencia social.
La Constitución de Weimar, Alemania, de 1919, que antecedió al nazis-
mo, recogió una amplia relación de estos derechos, calificándolos de sociales y
dando inicio, en el campo de la burguesía a la aparición de lo que ha dado en
llamarse Estados Sociales de Derecho. A partir de ese momento se produce un
cambio en la estructura de los sistemas jurídico políticos; el Estado Social, a
diferencia del Estado Liberal, supuso el paso de un derecho que tenía una fun-
ción represiva, a un derecho con una función promocional, es decir un derecho
orientado a la satisfacción de intereses y demandas sociales, cuyas líneas se
prefiguran en los propios textos constitucionales.
No se trata solo de garantizar los derechos individuales, sino que, es pre-
ciso satisfacer nuevos derechos sociales, para cuya efectividad se hace necesa-
ria la actuación del Estado. A la hora de abordar la evolución de los derechos
humanos y sus garantías se hace necesario tener en cuenta los aportes del cons-

19
titucionalismo socialista. La doctrina soviética varió la concepción en torno a
las garantías de los derechos, al afirmar que asumía un doble aspecto, uno de
carácter material, que comprendía las condiciones necesarias para que los dere-
chos pudieran realizarse en la práctica, y en segundo término, existían las de
naturaleza jurídica atribuidas a todos los órganos y autoridades que se en-
contraban obligados a preservar la legalidad socialista y a proteger los dere-
chos ciudadanos.
En consecuencia, la tutela de los derechos en estos países, no siguió el ca-
rácter estrictamente procesal establecido en los ordenamientos occidentales, es
decir, se apartó de los tradicionales instrumentos de protección y se establecie-
ron varias instituciones peculiares, orientadas a la citada tutela, como es el caso
de la Procuraduría soviética, cuyo modelo fue asimilado por la mayoría de es-
tos países, también las reclamaciones de los ciudadanos ante las distintas orga-
nizaciones sociales y políticas, incluyendo el Partido Comunista; aunque este
tipo de garantía no es jurídica sino política.
Además se facultó a los tribunales socialistas para proteger los derechos,
aunque en proporciones menores que la Procuraduría, así la defensa de los de-
rechos quedó dentro de los estrictos marcos de los procedimientos ordinarios;
aunque se apreció una tendencia a establecer una regulación particular del pro-
cedimiento administrativo, en lo que se refiere a la intervención de los particu-
lares en la defensa de sus derechos, incluyendo la posibilidad de establecer re-
cursos administrativos; ejemplo de esto son la Ley 71 de 1967, de Checoslova-
quia; el Código de Procedimiento Administrativo de 1960, de Polonia y la Ley
1 de 1967, de Rumania.
El Estado Social alcanza mayores dimensiones con la aparición de las
Constituciones Democráticas de la última postguerra mundial, como la Ley
Fundamental de Bonn, de 1949; la italiana de 1948; la portuguesa de 1976 y la
española de 1978. Estas constituciones hacen énfasis en los derechos sociales,

20
vislumbrándose una cierta tendencia a expandir el catálogo hacia nuevas de-
mandas y necesidades, los llamados Derechos de Tercera Generación; elevaron
el nivel de garantía de los derechos y en tal sentido resurge la concepción de la
Constitución rígida, protegida por procedimientos de revisión y por el control
judicial constitucional, bien sea difuso al estilo de los Estados Unidos, de mera
inaplicación de la norma al caso concreto, o concentrado a través de tribunales
especializados, con eficacia anulatoria o erga omnes, establecida por Hans Kel-
sen en la Constitución Austriaca de 1920, reformada el 7 de diciembre de 1929
.
Posterior a la Segunda Guerra Mundial y debido a los crímenes cometi-
dos por el nazismo la Organización de Naciones Unidas (ONU), partiendo de
que en su carta constitutiva declara que uno de sus objetivos es el desarrollo y
estímulo del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales
de todos, sin hacer distinciones por motivos de raza, sexo, idioma o religión; el
10 de diciembre de 1948 la Asamblea General proclamó la declaración univer-
sal de los derechos humanos, la cual en sus 30 artículos recoge los conceptos
generales sobre los que la comunidad internacional de naciones entiende por
derechos humanos, abarcando los derechos civiles y políticos, que se venían
defendiendo desde la Revolución Francesa y los derechos económicos, sociales
y culturales, que surgieron después de la Revolución Socialista de Octubre.
En 1966 y con el objetivo de ir desarrollando los conceptos generales en
esta Declaración se adoptan el pacto Internacional de los Derechos Civiles y
Políticos y el pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Cul-
turales, ambos adoptados por la Asamblea General de Naciones Unidas. Se han
firmado y ratificado en pos de la protección internacional de los derechos hu-
manos otros muchos instrumentos jurídicos como son: la Convención Ameri-
cana de los Derechos Humanos, la Convención y la Declaración de los Dere-

21
chos del Niño, Derechos de la Mujer, Derecho al Desarrollo, Derecho a un Me-
dio Ambiente Sano, Derechos de los Refugiados, entre otros.
No se pueden dejar de mencionar otros derechos humanos, que han sido
concebidos como tales con posterioridad a los antes mencionados, fundamen-
talmente durante los años comprendidos en la década del 70 y la del 90 del pa-
sado siglo XX, denominados de Tercera Generación. Estos se han ido configu-
rando a partir de las nuevas necesidades de la humanidad, por ejemplo el dere-
cho al medio ambiente sano, al desarrollo sostenible, a la paz, a la autodetermi-
nación de los pueblos, de los pueblos indígenas y otros que están en constante
origen y desarrollo
Las modernas corrientes doctrinales, además de poner el acento en la tu-
tela judicial de los derechos, en la práctica se han extendido a establecer otros
instrumentos como los Defensores Ciudadanos, las Comisiones de Reclama-
ción, y el establecimiento de procedimientos administrativos. Esta orientación
se ha puesto de manifiesto en los textos de Europa del Este y de Latinoamérica,
que tienden a copiar las tablas de derechos y las garantías constitucionales de
los textos clásicos de occidente.
El Ordenamiento Jurídico. Derechos Fundamentales.
El ordenamiento jurídico (orden jurídico) es el conjunto de normas
globales que rigen en una determinada época y en un lugar determinado. En el
caso de los estados democráticos, el ordenamiento jurídico está formado por la
Constitución del Estado, que se edifica como la norma suprema, por los
códigos de derecho público y privado, las leyes (en sus diversos tipos y clases),
los reglamentos y otras regulaciones menores en cantidad (que no en
importancia), tales como los tratados, convenciones, normas unilaterales,
contratos privados y disposiciones de particulares.
La doctrina jurídica coincide en describir el ordenamiento jurídico como
un sistema. No se trata simplemente de un conjunto de normas, porque dichas

22
normas interactúan entre sí y están reguladas, creando un sistema jurídico
completo. El ordenamiento jurídico es el conjunto sistemático de reglas,
principios o directrices, a través o por donde se representa la organización de
un grupo social y los cuales pueden ser:
-Temporales, porque esta contenido por normas vigentes en un momento
dado.
-Sociales, porque este ordenamiento se da entre un grupo social.
-Materiales, por que se expresa como normas jurídicas.
Si bien, sostienen que las raíces históricas de los derechos fundamentales
se remontan hasta la antigüedad, el documento que estableció por primera vez
limitaciones de naturaleza jurídica al ejercicio del poder frente a los súbditos,
apareció en Inglaterra; nos referimos a la Carta Magna suscrita por el Rey Juan
Sin Tierra en 1215, la cual consagra expresamente las limitaciones al poder del
Estado tutelando al individuo frente al poder del soberano; luego en Gran
Bretaña para el 1689 se esbozan en el Hill of Rights de manera ordenada
alguna de las garantías individuales, derechos civiles, los cuales son
reconocidos por el rey.
Sin embargo, estos documentos a pesar de ser pautas para las modernas
declaraciones de derechos, no se fundan en derechos inherentes a la persona
sino en conquistas de la sociedad, en los cuales se evidencia la enunciación de
derechos del pueblo más que el reconocimiento de derechos inviolables de la
persona frente al Estado.
El reconocimiento cartalografico de declaraciones de derechos
individuales, con fuerza legal fundada en el reconocimiento de derechos
inherentes al ser humano que el Estado está en el deber de respetar y proteger
lo encontramos en la Declaración de Independencia de 1776, y en la
Declaración de los derechos del hombre y del Ciudadano en 1789, entre otras

23
declaraciones formuladas a partir de las Revoluciones de Independencia
Norteamericanas y Francesa, respectivamente.
En estas declaraciones de 1776 y 1789 empiezan a diferenciarse de los
precedentes ingleses, fundamentalmente porque al declarar y establecer los
derechos, no hacían referencia a estos como basados en el Common Law o la
tradición, sino derivados de la naturaleza humana y de la razón, en vista de que
su fundamento consistía en la existencia de derechos inherentes al hombre, los
cuales se caracterizaban por ser inalienables, por ello los derechos establecidos
en la Declaración de Virginia de 1776 , eran considerados como derechos
naturales.
El aporte de esta declaración es precisamente la conformación de lo que
hoy se conoce como “Garantías Constitucionales” ya que en secciones de la
misma se regulan derechos fundamentales como el derecho a juicios rápidos y
con las debidas garantías, así como también la declaración de 1789 reconoce la
igualdad de los hombres al nacer y su derecho a permanecer libres e iguales,
todo ello con miras a proteger a los ciudadanos del absolutismo, no solo a
través de la consagración de libertades públicas dadas a la nación sino
estableciendo el principio de primacía de la ley.
Así, desde entonces, en mayor o menor grado, las constituciones de los
pueblos civilizados han ido acogiendo el reconocimiento y protección por
diversos medios de los derechos fundamentales de la persona, pero no es sino
que después de la Segunda Guerra Mundial que ante la necesidad de crear un
nuevo orden mundial, asegurar una protección más eficaz de los derechos
fundamentales en razón del impacto de los graves retrocesos que presenciamos
en todo el mundo, es que se dirige la atención de la Comunidad Internacional
hacia el establecimiento de estos derechos en declaraciones de carácter
internacional, produciéndose su reconocimiento más allá del ámbito interno de

24
cada Estado, y de esa forma controlar el ejercicio del poder público tanto en
este mismo ámbito , como en instancias internacionales.
En efecto la consagración contemporánea en el presente siglo de los
derechos fundamentales en el Derecho Internacional se encuentran
consagrados en los siguientes instrumentos entre otros:
-Declaración Universal de Derechos Humanos (1948)
-Convención Europea para la Protección de los Derechos Humanos y
Libertades Fundamentales (1950)
-Carta Social Europea (1961)
-El Pacto Internacional de derechos Civiles, Políticos , Económicos,
Sociales y Culturales (1966)
-Convención Americana sobre Derechos Humanos “Pacto de San José de
Costa Rica” (1969)
-Convención Africana sobre el Derecho de los Hombres y de los Pueblos
(1981)
-Declaración Islámica Universal de Derechos Humanos (1981)
Ahora bien, la descripción de los aportes y avances que han traído
consigo cada uno de estos instrumentos escapa de nuestro objeto de estudio,
por lo cual seguidamente solo nos referiremos a los aspectos más relevantes de
los convenios de los que Venezuela es signataria:
-Declaración Universal de Derechos Humanos. Es el primer documento
promulgado por una organización internacional en la materia, el cual es
aprobado en 1948 por la Asamblea General de la ONU y posteriormente
integrado al ordenamiento jurídico venezolano, publicándose en la Gaceta
Oficial extraordinaria No. 2146 del 28-01-1978. Consagra dos grupos de
derechos, los civiles y políticos por una parte y por la otra, los económicos,
sociales y culturales. Ha servido de regencia para medir el cumplimiento de los
Estados en materia de Derechos Humanos.

25
-El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y Derechos
Económicos, Sociales y Culturales: Adoptado por la ONU en 1966, publicado
en la gaceta Oficial extraordinaria No. 2146 del 28-01-1978. Origina
obligaciones verdaderas para los Estados que forman parte de él, ya que está
integrado de un sistema de supervisión internacional para garantizar su efectivo
respeto y contempla la obligación de tomar las medidas legislativas necesarias
para hacer efectivos los derechos en consagrados, cuando en esas normas no
estén garantizadas en el derecho interno. Igualmente contiene disposiciones
referidas a aquellas situaciones en que el Estado suspenda, limite o restrinja
algunas garantías a excepción del derecho a la vida, al debido proceso y otros
derechos humanos intangibles.
-Convención Americana sobre Derechos Humanos, “Pacto de San José de
Costa Rica”. Adoptada por la Conferencia Especializada Interamericana sobre
Derechos Humanos en 1969, publicada en la Gaceta Oficial No. 31256 del 14-
16-1977. Consagra derechos como el derecho a la vida, a la personalidad
jurídica, a la integridad personal, prohibición de la esclavitud y la servidumbre,
derecho a indemnización por error judicial y derecho a la protección judicial de
los derechos humanos, entre otros.
Siguiendo el orden de ideas, es de gran importancia hacer mención al más
reciente, instrumento internacional que contempla la creación y estatuto
jurídico de la Corte Penal Internacional, que es un tribunal de jurisdicción
internacional con competencia para juzgar a quienes cometan violaciones
masivas de los derechos humanos reconocidas como crímenes contra la
humanidad como lo son el genocidio, los crímenes de guerra y los crímenes de
lesa humanidad, también unos de los fines de su creación es incentivar de
alguna manera a los Estados a modernizar sus sistemas penales tipificando
crímenes internacionales, produciendo como resultado el fortalecimiento de la

26
independencia del poder judicial, base fundamental en todo Estado
Democrático y de Derecho.
El instrumento al que se refiere es el Estatuto de Roma, aprobado por la
ONU en 1998, el cual entró en vigencia en el año 2001. El primer país de
América Latina en ratificarlo fue Venezuela al consignar la firma ante la ONU
el 7 de julio del año 2000 y fue publicada en la Gaceta oficial No. 32098 y en
la Gaceta Oficial Extraordinaria No 5507 ambas de fecha 13-12-2000.
Ahora bien, las funciones que le son dadas a la CPI (Corte Penal
Internacional) van a ser ejercidas de manera complementaria a los sistemas
judiciales nacionales, en vista de que solo actuara cuando los Estados
concernidos no inicien por voluntad propia o por incapacidad, los
procedimientos correspondientes. A diferencia de la Corte Interamericana que
resuelve sobre el cumplimiento de las obligaciones de los Estados parte
surgidos de la Convención Americana de Derechos Humanos, la CPI
establecerá la responsabilidad penal individual; y a diferencia de los Tribunales
Penales Internacionales para Ruanda y la antigua Yugoslavia, creados por
resolución del Consejo de Seguridad, su jurisdicción no estará cronológica o
geográficamente limitada, sino que es de carácter permanente.
La importancia de un texto normativo está dada por su congruencia con
las declaraciones, convenios y acuerdos suscritos por la Republica, en materia
de reconocimiento, proclamación y garantía de los derechos inherentes a la
persona humana, todos ellos constitucionalizados. Del estudio y aplicación del
nuevo ordenamiento constitucional vigente en Venezuela desde 1999, se
desprende tal y como lo establece la Constitución Nacional del mismo año, en
su Preámbulo y articulado, que consagra al Estado de Venezuela, como un
Estado Social “de Derecho y de Justicia”, que propugna como valores
superiores los Derechos Humanos.

27
Adquiriendo estos una gran relevancia dentro del ordenamiento jurídico
nacional, no solo porque al ser reconocidos expresamente en el derecho
constitucional, quedan integrados al bloque de la constitucionalidad, lo cual
trae como consecuencia directa que se les dote de un carácter vinculante,
operativo y no programático, sino también porqué en la medida en que un
Estado reconozca y respete los derechos humanos, se determinara la situación
particular en que se encuentre su desarrollo, evolución social y principalmente
su democracia.

Dentro de la legislación, la Constitución Nacional incorpora a


los derechos humanos en la positividad, es decir como lo ha
expresado Faúndez “…los derechos humanos han pasado a
constituir una garantía normativa”; ya que en el curso del desarrollo
histórico de los mencionados derechos se han hecho notar dos
criterios: el Iusnaturalista, que concibe a los derechos del hombre
como derechos superiores y anteriores a las actuaciones del Estado,
sin que sea necesaria una normativa jurídica para que estos existan.

En el Positivismo Jurídico, se fundamenta en la explicación por si misma


de la norma jurídica, es decir que según este criterio los derechos humanos son
producto de la acción normativa que asume el Estado y, son susceptibles de
reclamación una vez consagrados en tales normas. Cabe resaltar que los
criterios mencionados anteriormente no pueden ser tomados como conceptos o
posiciones antagónicas ya que las ideas de derecho natural sirven como bases
sobre las cuales se va cimentar el derecho positivo, que son las que en
definitiva hacen al ordenamiento jurídico eficaz.
Muchas son y han sido las denominaciones que tanto la doctrina nacional
como a nivel del derecho comparado, han sido utilizados para referirse a los
derechos humanos, tales como libertades públicas del hombre; derechos

28
universales indivisibles; derechos innatos, sustanciales e irrenunciables;
derechos positivizados, entre otros.
La distinción más unánime recogida, reserva la expresión “Derechos
Humanos” para aquellos contemplados en las declaraciones y convenios a
nivel internacional, que están directamente relacionados con la dignidad, la
igualdad y la libertad de las personas; restringiendo el término “Derechos
Fundamentales” para los derechos humanos que han sido positivazos a nivel
interno, es decir aquellos reconocidos, consagrados inclusive no de manera
taxativa sino enunciativa, en los ordenamientos jurídicos estatales.
Por tanto cuando se hace referencia al enunciado de derechos
fundamentales se debe precisar con ello que se alude a algo más específico: a
la concreción positiva de los derechos humanos en las normas jurídicas
internas ya que, estamos en presencia de derechos fundamentales en la medida
en que los mismos son recogidos por las legislaciones positivas.
Ballesteros afirma en su obra, que

…el adjetivo fundamental puede adquirir dos connotaciones,


una dentro de un contexto jurídico-positivo interno sobre derechos
humanos, en donde el termino fundamental, se refiere a la
concreción positiva de ellos en la Norma Jurídica Suprema; y otra
dentro del contexto de los derechos humanos, donde el adjetivo
fundamental tiene un significado preciso en la medida en que él se
haga referencia al carácter básico de estos derechos, es decir, a la
traducción normativa de determinados valores.

Por otra parte, tradicionalmente se ha dicho que las notas a través de las
cuales se ha querido perfilar el carácter fundamental de estos derechos son: su
carácter universal, absoluto, inalienable, imprescriptible, interdependientes e
indivisibles pero el autor anteriormente mencionado sostiene “…que en vista
de análisis encaminados a verificar que es lo que hace a los Derechos Humanos

29
fundamentales”, se ha llegado a la conclusión de que las notas mencionadas up
supra, no permiten atribuir a un derecho al calificado de fundamental frente a
otro tipo de derechos no considerados como fundamentales, tras esa
comprobación se afirma que la fundamentalidad es un atributo de los derechos
humanos que da muestra del grado de resistencia, de fortaleza de los mismos”,
en otras palabras, que por ser de tan relevante importancia son consagrados en
la Norma Suprema, estableciéndole barreras a la arbitrariedad del poder y las
trabas encaminadas a que no puedan ser relajadas por el capricho de la acción
legislativa.
En definitiva, los Derechos Fundamentales son aquellos derechos
inherentes a la persona humana, los cuales son anteriores y superiores al
Estado, que una vez reconocido de manera enunciativa y no taxativa por el
mismo, pasan a ser las bases fundamentales en virtud del cual se van a
desarrollar las demás normas, principios y mecanismos necesarios que
aseguren el desarrollo integral del hombre, en todos sus ámbitos o sentidos, lo
cual solo puede alcanzarse en presencia de un Estado de Derecho.
Se debe acotar que en el origen de los derechos fundamentales, al ser
estos reconocidos por el Estado y principalmente respetado por el mismo como
postulado humanístico universal viene a condicionar desde el exterior la
operatividad de los sistemas constitucionales y es, desde entonces inseparable
de la idea misma del Estado de Derecho.

30
CAPÍTULO II
DERECHOS DE LOS DE LOS IMPUTADOS O IMPUTADAS DENTRO
DE LA LEGISLACIÓN VENEZOLANA
El Código Orgánico Procesal Penal confiere a la víctima, aun sin consti-
tuirse como querellante o acusador, y siempre que lo solicite por ante el Juez
de control, las facultades de presentar querella y acusación propia e intervenir
en el proceso conforme a lo establecido en el mismo; ser informada de los re-
sultados del proceso, aun cuando no hubiere interveniros en él; solicitar medi-
das de protección frente a probables atentados en contra suya o de su familia;
adherir a la acusación del fiscal o formular una acusación propia contra el im-
putado; ejercer las acciones civiles con el objeto de reclamar la responsabilidad
civil proveniente del hecho punible; ser notificada de la resolución del fiscal
que ordena el archivo de los recaudos; ser oída por el Tribunal antes de la deci-
sión de sobreseimiento o de otra que ponga término al proceso o lo suspenda
condicionalmente; e impugnar el sobreseimiento o la sentencia absolutoria, aun
cuando no hubiere intervenido en el proceso, con independencia de que el Fis-
cal haya recurrido o no.
A los fines del proceso penal venezolano, se considera víctima:
- La persona directamente ofendida por el delito; es decir, la llamada víc-
tima directa, o sea, la persona que sufre los efectos del delito en su persona, pa-
trimonio y honor, y abarca por igual a personas naturales o jurídicas.
- El cónyuge o la persona con quien haga vida marital por más de dos
años, hijo o padre adoptivo, parientes dentro del cuarto grado de con-
sanguinidad o segundo de afinidad, y al heredero, en los delitos cuyo
resultado sea la incapacidad o la muerte del ofendido; y, en todo caso,
cuando el delito sea cometido en perjuicio de un incapaz o de un me-
nor de edad; es decir, la llamadas víctimas indirectas, que no son otros

31
que los deudos más cercanos de la víctima directa, cuando ésta resulta
muerta o incapacitada a consecuencia del delito, o se trata de un me-
nor.
- Los socios, accionistas o miembros, respecto de los delitos que afectan a
una persona jurídica, cometidos por quienes la dirigen, administran o contro-
lan; es decir, los casos de delitos cometidos por las personas que dirigen, admi-
nistran o controlan la persona jurídica.
- Las asociaciones, fundaciones y otros entes, en los delitos que afectan
intereses colectivos o difusos, siempre que el objeto de la agrupación se vincu-
le directamente con esos intereses y se hayan constituido con anterioridad a la
perpetración del delito. En este caso se abre la posibilidad de ejercicio de la ac-
ción popular, ya que las personas consideradas como víctimas, representan in-
tereses difusos o colectivos, es decir, de consecuencias concretas no demostra-
bles ni identificables en cabeza de personas concretas. No obstante, se exigen
dos requisitos de legitimación procesal, a saber:
- Que el objeto de la organización resté vinculado directamente con los
intereses que se diga afectados.
- Que esas organizaciones se hayan constituido con anterioridad a la per-
petración del delito de donde pretendan derivar tales intereses.
Las facultades de la víctima, en el orden práctico, le permiten perseguir
personalmente sus intereses en el proceso y actuar como factor de choque
contra posibles abstenciones de la fiscalía que pudieran propender a la impuni-
dad. La víctima, al ser la parte doliente del delito, hará lo imposible para que
éste se esclarezca y se castigue al culpable. Por otra parte, la sociedad, al admi-
tirle como sujeto procesal, se descarga un tanto de responsabilidad colectiva
respecto a las posibles impunidades, pues si la víctima ha actuado por sí, no
podrá luego aducir que no se hizo lo humanamente posible.

32
En relación a la defensa de los derechos humanos de las víctimas, dispone
el Código Orgánico Procesal Penal que la Defensoría del Pueblo y cualquier
persona natural o asociación de defensa de los derechos humanos podrán pre-
sentar querella contra funcionarios o empleados públicos, o agentes de las fuer-
zas policiales, que hayan violado derechos humanos en ejercicio de sus funcio-
nes o con ocasión de ellas. A los efectos del Código Procesal Penal, el imputa-
do es la persona contra quien se dirige la acción penal y que tiene la necesidad
de defenderse. En el artículo 126 se le define como toda persona a quien se le
señale como autor o partícipe de un hecho punible, por un acto de procedi-
miento de las autoridades encargadas de la persecución penal conforme lo esta-
blece el Código. Con el auto de apertura a juicio, el imputado o imputada ad-
quiere la calidad de acusado o acusada.
Ahora bien, los actos de procedimientos que confieren la nada deseable
cualidad de imputado o imputada son:
- La instructiva de cargos, que es el acto por el cual se le comunica a una
persona que se le tiene por imputado y se le impone del hecho imputado y sus
pormenores.
- La orden de aprehensión o detención librada por un juez o jueza de con-
trol a petición del Ministerio Público, pues ella supone que existen elementos
de convicción para suponer el “destinatario” de la orden comisor de un hecho
punible.
- La requisitoria, por las mismas razones antes acotadas.
- La citación librada por el Ministerio Público para comparecer a declarar
como acusado en libertad en los delitos de acción pública.
- La citación librada por el juez de juicio para comparecer como acusado
en los delitos de acción privada.

33
Por disposición del Código Orgánico Procesal Penal, y, en desarrollo de
los principios y garantías constitucionales, el imputado o imputada tendrá los
siguientes derechos:
- Que se le informe de manera específica y clara acerca de los hechos que
se le imputan; es decir, el derecho a la instructiva de cargos, que no es otra
cosa que el acto procesal por el cual se pone en conocimiento del imputado el
hecho que se le atribuye. En la instructiva de cargos, el fiscal del Ministerio
Público le hará saber al imputado o imputada los hechos por los que se le in-
vestiga y los elementos de convicción que le vinculan a tal hecho, dándole, al
mismo tiempo, la oportunidad de formular sus descargos justificaciones o coar-
tadas y de ofrecer la forma de comprobarlos.
- Comunicarse con sus familiares, abogado de su confianza o asociación
de asistencia jurídica, para informar sobre su detención. Este derecho constitu-
ye el antídoto contra el secuestro policial y la desaparición de personas por las
autoridades, pues por este medio se publicita el hecho de la detención y se
pone de manifiesto la responsabilidad de las autoridades aprehensoras respecto
a la integridad personal de los detenidos.
- Ser asistido, desde los actos iniciales de la investigación, por un defen-
sor o defensora que designe él o sus parientes y, en su defecto, por un defensor
público; que no es más que el derecho a la asistencia letrada, que es el derecho
del imputado a contar en todo momento, desde el acto imputatorio, del asesora-
miento de un abogado o abogada de su escogencia o de un defensor o defenso-
ra público.
- Ser asistido gratuitamente por un traductor o intérprete si no comprende
o no habla el idioma castellano; lo cual se encuentra relacionado con el dere-
cho al conocimiento de los hechos del proceso y, quien no hable nuestro idio-
ma o sea sordomudo innato, no podría ejercer tal derecho si no tiene un traduc-
tor o intérprete.

34
- Pedir al Ministerio Público la práctica de diligencias de investigación
destinadas a desvirtuar las imputaciones que se le formulen. Aquí se establece
el principio de la libertad e igualdad probatoria en la fase preparatoria, que
marca la diferencia sustancial con el sistema inquisitivo y que potencia la con-
trariedad a favor de la búsqueda de la verdad materia y objetiva.
- Presentarse directamente ante el juez con el fin de prestar declaración.
Este derecho es una manifestación de los principios del juez natural y de afir-
mación de libertad establecidos por vía constitucional, pues siendo el juez
competente el único facultado para dictar medida restrictiva de libertad, el im-
putado debe tener el derecho a ser oído por este juez, a fin de exponerle perso-
nalmente sus descargos.
- Solicitar que se active la investigación y a conocer su contenido, salvo
en los casos en que alguna parte de ella haya sido declarada reservada y sólo
por el tiempo que esa declaración se prolongue; lo cual está destinado a evitar
la absolución de la instancia, a lo que, incuestionablemente tiene derecho toda
persona imputada, a fin de que se defina su situación mediante un pronuncia-
miento categórico.
- Pedir que se declare anticipadamente la improcedencia de la privación
preventiva judicial de libertad. Este derecho se refiere a la posibilidad de que
todo imputado, contra el que se haya dictado medida cautelar de privación de
libertad, pueda, aun antes de la audiencia preliminar, momento en el cual siem-
pre se debatirá sobre ese punto, solicitar la revocación de tal medida o su susti-
tución por una medida no detentiva.
- Ser impuesto del precepto constitucional que lo exime de declarar y, aun
en caso de consentir a prestar declaración, a no hacerlo bajo juramento; lo cual
se encuentra perfectamente definido en el artículo 133 que establece con toda
claridad la instructiva de cargos y el sentido y alcance de la declaración inda-
gatoria.

35
- No ser sometido a tortura u otros tratos crueles, inhumanos o degradan-
tes de su dignidad personal; lo cual no excluye solamente las torturas atroces,
tales como las golpizas, inmersiones, quemaduras, ayunos o aplicaciones de
electricidad al imputado o imputada, sino también las presiones indebidas y los
interrogatorios extenuantes.
- No ser objeto de técnicas o métodos que alteren su libre voluntad, inclu-
so con su consentimiento; lo cual consagra el principio de que el imputado no
puede ser drogado o hipnotizado o privado de sueño a fin de obtener declara-
ciones que, de otra manera, no haría. Toda declaración obtenida bajo estos mé-
todos es ilegal y nula de nulidad absoluta, según el artículo 186 del Código Or-
gánico Procesal Penal.
- No ser juzgado en ausencia, salvo lo dispuesto en la Constitución de la
República. Aquí se establece el derecho de todo imputado o acusado a estar
plenamente a derecho en su juicio y a estar presente en el juicio oral de su cau-
sa.
En relación al Ministerio Público, el artículo 111 del Código Orgánico
Procesal Penal determina que, corresponde al Ministerio Público en el proceso
penal:
-Dirigir la investigación de los hechos punibles para establecer la identi-
dad plena de sus autores o autoras y partícipes.
-Ordenar y supervisar las actuaciones de los órganos de policía de investi-
gaciones en lo que se refiere a la adquisición y conservación de los elementos
de convicción.
-Requerir de organismos públicos o privados, altamente calificados, la
práctica de peritajes o experticias pertinentes para el esclarecimiento de los he-
chos objeto de investigación, sin perjuicio de la actividad que desempeñen los
órganos de policía de investigaciones penales.

36
-Formular la acusación y ampliarla, cuando haya lugar, y solicitar la apli-
cación de la penalidad correspondiente.
-Ordenar el archivo de los recaudos, mediante resolución fundada, cuan-
do no existan elementos suficientes para proseguir la investigación.
-Solicitar autorización al Juez o Jueza de Control, para prescindir del
ejercicio de la acción penal.
-Solicitar cuando corresponda el sobreseimiento de la causa o la absolu-
ción del imputado o imputada.
-Imputar al autor o autora, o partícipe del hecho punible.
-Proponer la recusación contra los funcionarios o funcionarias judiciales.
-Ejercer la acción civil derivada del delito, cuando así lo dispongan este
Código y demás leyes de la República.
-Requerir del tribunal competente las medidas cautelares y de coerción
personal que resulten pertinentes.
-Ordenar el aseguramiento de los objetos activos y pasivos relacionados
directamente con la perpetración del delito.
-Actuar en todos aquellos actos del proceso que, según la ley, requieran
su presencia.
-Ejercer los recursos contra las decisiones que recaigan en las causas en
que intervenga.
-Velar por los intereses de la víctima en el proceso y ejercer su represen-
tación cuando se le delegue o en caso de inasistencia al juicio.
-Opinar en los procesos de extradición.
-Solicitar y ejecutar exhortos, cartas rogatorias y solicitudes de asistencia
mutua en materia penal, en coordinación con el Ministerio con competencia en
materia de relaciones exteriores.
-Solicitar al tribunal competente declare la ausencia del evadido o prófu-
go sobre el que recaiga orden de aprehensión y que proceda a dictar medidas

37
definitivas de disposición sobre los bienes relacionados con el hecho punible,
propiedad del mismo o de sus interpuestas personas.
-Las demás que le atribuyan este Código y otras leyes.
El sistema de ejercicio de la acción penal en los delitos puramente de ac-
ción pública y de los delitos de acción pública de instancia privada es en el Có-
digo Orgánico Procesal Penal un sistema cuasi-absoluto, pues la titularidad de
la acción penal pertenece en forma principal y determinante al Ministerio Pú-
blico y aun cuando se permite el ejercicio de la acción penal por parte de la
víctima (querella – acusación particular propia) en esos delitos, la ley no auto-
riza el juzgamiento oral y público cuando el fiscal decide que no debe actuar o
rehúsa hacerlo.
Sin embargo, nadie puede dejar de tomar en consideración el hecho de
que en el sistema acusatorio, la acusación particular o privada es el antídoto
contra la posible venalidad de los funcionarios del Ministerio Público, pues na-
die está más interesado, en principio, en el castigo del culpable de un delito
que la propia víctima de éste. En referencia a los órganos de investigaciones
penales y criminológicas, el artículo 113 determina que, son órganos de policía
de investigaciones penales los funcionarios a los cuales la ley acuerde tal ca-
rácter, y todo otro funcionario que deba cumplir las funciones de investigación
que establece el Código.
Los redactores del Código Orgánico Procesal Penal se propusieron desde
un inicio, siguiendo las mejores tradiciones europeas y norteamericanas, termi-
nar con el sumario policial y dar a los órganos de investigación su verdadero
rol en ese campo, pero sin indebidas facultades judiciales o instructorias, po-
niéndole coto a los cuerpos policiales respecto al proceso penal. Así, la Ley de
Policía de Investigaciones Penales ha determinado con absoluta precisión su
subordinación al Ministerio Público a los efectos del proceso penal e indica
claramente que los órganos de policía no pueden aprehender o detener a ningu-

38
na persona, a menos que sea por orden judicial o cuando estuviera cometiendo
delito flagrante que mereciera pena privativa de libertad.
Por disposición del Código Orgánico Procesal Penal, corresponde a las
autoridades de policía de investigaciones penales, bajo la dirección del Minis-
terio Público, la práctica de las diligencias conducentes a la determinación de
los hechos punibles y a la identificación de sus autores y partícipes. Este pre-
cepto no implica que las policías dejarán de investigar, de interrogar o de hacer
inteligencia policial, sino que, si bien a la policía la seguirá correspondiendo la
investigación policial propiamente dicha y la realización de las diligencias pro-
cesales que les indique el fiscal, ya no habrá ningún cuerpo policial que ordene
de suyo la detención de personas, la recepción de pruebas o instruir directa-
mente, es decir, desarrollar funciones judiciales.
De esta manera, las informaciones que obtengan los órganos de policía,
cerca de la perpetración de hechos delictivos y de la identidad de sus autores y
demás partícipes, deberá constar en acta que suscribirá el funcionario actuante,
para que sirvan al Ministerio Público a los fines de fundar la acusación, sin me-
noscabo del derecho de defensa del imputado; y en los plazos que se les hubie-
ren fijado, comunicarán al Ministerio Público el resultado de las diligencias
practicadas. En ningún caso, los funcionarios policiales podrán dejar transcu-
rrir más de doce horas sin dar conocimiento al Ministerio Público de las dili-
gencias efectuadas.
En el artículo 286 del Código Orgánico Procesal Penal se determina la re-
serva de las investigaciones preliminares o de fase preparatoria para los terce-
ros, es decir, para las personas ajenas al proceso, entre las cuales se incluye, ló-
gicamente, a la prensa. Por esta razón los funcionarios policiales que interven-
gan en dichas investigaciones no pueden dar información a terceros, a los fines
de salvaguardar la vida de los ciudadanos, que como mandato constitucional, la

39
ley procesal penal viene obligada a proteger mientras no exista una acusación
formal y sustentada contra aquellos.
Como disposición de vital importancia, se encuentra el artículo 119 del
Código Orgánico Procesal Penal, que determina las reglas para la actuación
policial, tantas veces cuestionada. Así, las autoridades de policía de investiga-
ciones deberán detener a los imputados en los casos que el Código ordena,
cumpliendo con los siguientes principios de actuación:
-Hacer uso de la fuerza sólo cuando sea estrictamente necesario y en la
proporción que lo requiera la ejecución de la detención.
-No utilizar armas, excepto cuando haya resistencia que ponga en peligro
la vida o la integridad física de personas, dentro de las limitaciones a que se re-
fiere el numeral anterior.
-No infligir, instigar o tolerar ningún acto de tortura u otros tratos o casti-
gos crueles, inhumanos o degradantes.
-No presentar a los detenidos o detenidas a ningún medio de comunica-
ción social, cuando ello pueda afectar el desarrollo de la investigación.
-Identificarse, en el momento de la captura, como agente de la autoridad
y cerciorarse de la identidad de la persona o personas contra quienes procedan,
no estando facultados para capturar a persona distinta de aquella a que se refie-
ra la correspondiente orden de detención. La identificación de la persona a de-
tener no se exigirá en los casos de flagrancia.
-Informar al detenido o detenida acerca de sus derechos.
-Comunicar a los parientes u otras personas relacionadas con el imputado
o imputada, el establecimiento en donde se encuentra detenido o detenida.
-Asentar el lugar, día y hora de la detención en un acta inalterable.
Este artículo contiene normas de conducta policial, respecto a las perso-
nas detenidas, que recogen en forma precisa y concisa el desiderátum de una
actuación policial consecuente, ponderada y ajustada a derecho. La violación

40
de cualquiera de estas normas constituye una violación de los pactos suscritos
por Venezuela en materia de Derechos Humanos y, por consiguiente, tal viola-
ción no sólo da lugar a las acciones consagradas en el Código Orgánico Proce-
sal Penal, sino a responsabilidades penales y civiles de los funcionarios actuan-
tes y de responsabilidad patrimonial del Estado venezolano a la luz de nuestra
legislación interna y de los referidos pactos internacionales.
Es claro que, quedará a jueces, fiscales y a la opinión pública la valora-
ción de si ha existido exceso o torpeza en la actuación policial, de conformidad
con el caso concreto de que se trate, y nunca faltarán las opiniones encontradas
al respecto. En este caso, para determinar la posible responsabilidad de los
cuerpos o funcionarios policiales por una actuación infortunada siempre habrá
que hacer las valoraciones atinentes al estado de necesidad en lo que respecta
al balance entre el mal causado y el que se trataba de evitar y los riesgos poten-
ciales de la actuación en un caso concreto, la posibilidad de prevenirlo, y las al-
ternativas existentes.
Es de hacer notar que, en cuanto al numeral 4º, algunos periodistas han
querido ver en él otra cortapisa a la libertad de expresión e información. No
obstante, cabe recordar que, la fase preparatoria, a la que pertenece la deten-
ción como acto procesal, está reservada a terceros, para proteger la identidad
de los investigados hasta tanto no haya cargos firmes en su contra y también
para evitar la contaminación de la investigación. Por esta razón, si un detenido
no quiere que se revele su identidad al gran público o que se sepa que se le in-
vestiga, está en el perfecto derecho constitucional de proteger su privacidad y
negarse a comparecer ante los medios de comunicación social. Si embargo, si
el propio detenido desea que se sepa su condición, bien porque teme por su se-
guridad futura o, simplemente, porque quiere que sus familiares y amigos se
enteren de su situación, puede acceder e incluso solicitar tal presentación.

41
Estructura de la investigación criminal
El nuevo modelo de administración de justicia penal en Venezuela, vi-
gente plenamente desde el primero de julio del año 1999, cambió radicalmente
el sistema pasándolo de Inquisitivo a Acusatorio, por ende los métodos y pro-
cedimientos utilizados para llevar a cabo la investigación criminal, también
cambiaron, siendo una de las principales reglas o principios la afirmación de la
libertad, y no como antes cuando la detención era la regla y la libertad una ex-
cepción.
Ahora bien, dentro de este nuevo modelo de administración de justicia en
Venezuela, que busca rescatar la confianza de la colectividad en los métodos y
procedimientos, donde existen nuevos esquemas, nuevos principios, nuevas re-
glas, por los cuales el Ministerio Publico pasa a ser el titular de la Acción Pe-
nal, tal como lo establece el principio de la titularidad de la Acción Penal, en el
artículo 11 del Código Orgánico Procesal Penal, y junto a los órganos de poli-
cía de investigaciones penales encargados de aplicar las leyes y realizar las in-
vestigaciones, tienen que regirse, so pena de ser sancionados, tal como lo esta-
blece el citado Código Orgánico y la Constitución Bolivariana de Venezuela.
Las Garantías Jurisdiccionales.
Son seguridades institucionales que el propio ordenamiento positivo
arbitra para posibilitar la vigencia de los derechos y libertades reconocidos y
otorgados, ya que no solo se requiere a un Estado de Derecho, de la
solemnidad declaratoria-constitucional, sino también de la implementación
constitutiva legal-procedimental, es decir, la conformación de garantías, de
mecanismos, de vías de amparo que hagan eficaz el ejercicio de los derechos.
Diferencia entre Derechos y Garantías Jurisdiccionales.
El derecho es el poder o conjunto de facultades concedidos a una persona
(individual o colectiva), en virtud del cual, se tiene la posibilidad, de exigir una
determinada actividad o deber jurídico, el cual, debe estar conforme con las

42
normas jurídicas y que para que estas exigencias no constituyan una aspiración
vana o mera ilusión, se requiere como elemento esencial, el factor coactivo, la
reserva potencial, que permite mediante la fuerza material, si es necesario,
hacer cumplir u obligar al acto o abstención.
En otras palabras, los derechos son la consagración de las libertades
públicas reconocidas, respetadas y tuteladas por el Estado, pero no basta la
simple consagración de dichas libertades para que su ejercicio este garantizado,
puesto que para ello es menester la previsión dentro del ordenamiento jurídico,
de medios para hacer efectivo el ejercicio de los derechos y proteger a sus
titulares contra violaciones o restricciones ilegales lato sensu mecanismos de
protección, es decir, que es necesaria la consagración de garantías
jurisdiccionales, las cuales pueden concretarse mediante dos tipos de
procedimientos: Los jurisdiccionales y los no jurisdiccionales, según sean
intentados o no por ante los órganos judiciales del Estado pero que ambas
tienen en común la búsqueda del ejercicio efectivo de los derechos.
Al respecto, la extinta Corte Suprema de Justicia en sentencia de la Sala
Político Administrativa de fecha 15 de junio de 1999, con ponencia de la
magistrado Hildegard Rondon de Sansó que contiene el voto salvado de la
Magistrado Cecilia Sosa Gómez, establece el siguiente criterio: “La garantía
que acompaña al derecho en tanto y en cuanto devela la obligación de tutela
que el Estado mismo contrae en relación a tal derecho…” Por lo tanto, las
Garantías Jurisdiccionales a diferencia de los Derechos, son los medios
procesales a través de los cuales se hace posible la concreción, protección,
respeto, vigencia y eficacia de los derechos consagrados en el ordenamiento
jurídico, especialmente en la Carta Superior, por parte del Estado, que de no
existir, los derechos se reducirían a una mera declaración formal de buenos
principios.

43
Entre esas garantías están: El Derecho a la Tutela Judicial Efectiva,
Derecho a la Defensa, Derecho al Juez Ordinario predeterminado por la ley,
Derecho a un proceso sin dilaciones indebidas y con todas las garantías,
Derecho a no declarar contra sí mismo y a no confesarse culpable entre otras.
Garantías Jurisdiccionales en la Constitución de 1999
La Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela de 1999, ha
constituido un gran avance con respecto a esta materia en virtud de que
paralelamente con el proceso de objetivación de los derechos humanos en
nuestro ordenamiento jurídico, también se dio la consagración expresa de
ciertas garantías jurisdiccionales referidas al proceso las cuales se encontraban
anteriormente contempladas sobre todo en instrumentos internacionales y se
afirmaba para aquel entonces que del articulado de la Ley Superior se podían
inferir de manera implícita su consagración, mientras que la nueva
Constitución, los reconoce de manera explícita saldando las dudas
interpretativas al respecto.
El derecho comparado muestra que a México se debe gran parte del
desarrollo del amparo, y que su legislación ha servido de inspiración a la
mayoría de los ordenamientos jurídicos mundiales, entre ellos el Venezolano.
El amparo constitucional a nivel latinoamericano, incluyendo a Venezuela
surgió con la consagración del amparo en el artículo 25 de la reforma de la
Constitución Mexicana de 1824. El constituyente venezolano desde los inicios
de su constitucionalización también recogió los principios esbozados por la
Declaración de Derechos de Virginia en 1776 y de la Declaración de los
Derechos del Hombre y del Ciudadano de Francia en el año 1789 sobre los
derechos fundamentales del hombre.
Con la entrada en vigencia del artículo 49 de la Constitución de 1961:

44
Los Tribunales ampararán a todo habitante de la República en el
goce y ejercicio de los derechos y garantías que la Constitución
establece, en conformidad con la ley. El procedimiento será breve y
sumario, y el juez competente tendrá potestad para restablecer
inmediatamente la situación jurídica infringida.

Surgieron ciertas divergencias a nivel de jurisprudencia, en vista de que,


para aquel entonces predominaba la tesis de las normas programáticas, de
manera que los tribunales desestimaban dicho artículo aduciendo “ausencia de
un texto legal que desarrollara el principio constitucional así como su falta de
competencia para conocer de este tipo de acciones”. No es sino hasta la célebre
decisión dictada por la Sala Político Administrativa de la extinta Corte
Suprema de Justicia de fecha 20 de Octubre de 1983, caso Andrés Velásquez
que se abre camino para ejercer el amparo constitucional. Es a partir de este
fallo cuando comienzan a dictarse diversas decisiones en las que se esbozan las
principales características del amparo constitucional, que sirvió como base para
la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales.
En la Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela (1999) se
estableció el amparo constitucional en el artículo 27, señalando al mismo como
un derecho, de manera que se supera en este aspecto a la Constitución de 1961
que se abstuvo de realizar calificación alguna sobre la naturaleza del mismo.
Con su entrada en vigencia, la Constitución de 1999 no introdujo cambios
sustanciales en esta materia, pero la creación de la Sala Constitucional, ha
producido una serie de decisiones que han venido a mejorar el régimen legal
del amparo constitucional.
El amparo constitucional se caracteriza por su universalidad, tanto por los
sujetos que ampara como por los derechos que abarca, ya que puede ser
ejercida por todos los habitantes de la Republica de Venezuela, sin
discriminación entre ciudadanos o extranjeros, de manera que solo basta estar

45
residenciado en el país. Otro rasgo que lo distingue de otros recursos es su
extraordinariedad, así lo ratifico el máximo Tribunal de la Republica, en Sala
Constitucional, sentencia de fecha 09-03-00 al señalar que:

El amparo constitucional es una acción de carácter extraordinario,


por lo que su procedencia está limitada solo a los casos en los que le
sean violados a los solicitantes manera directa, inmediata y flagrante
derechos subjetivos de rango constitucional o previstos en los
instrumentos internacionales sobre derechos humanos, para cuyo
restablecimiento no existan vías procesales ordinarias, eficaces,
idóneas y operantes.

Como se deriva del fallo trascrito, tal carácter de extraordinario que se le


atribuye al Amparo Constitucional, se refiere a que sus supuestos de
procedencia son limitados y no deben emplearse cuando existan vías ordinarias
para la protección de aquello sobre lo que se busca accionar. En efecto, dicho
recurso (mal llamado acción) solo es procedente frente a la violación o
amenaza de violación de derechos y garantías “constitucionales” o de aquellos
inherentes a la persona que aunque no figuren expresamente en la Carta Magna
gozan de protección por mandato de la misma.
También, pueden ser objeto de amparo, aquellas lesiones o amenazas
inminentes que sean consecuencia directa de actos, hechos u omisiones
emanados del Poder Público (en todas las divisiones) o de otros particulares
como bien lo establece el artículo 2 de la Ley Orgánica de Amparo sobre
Derechos y Garantías Constitucionales. La lesión o posible lesión en caso de
amenaza, como se ha expuesto anteriormente, debe versar sobre un derecho
constitucional. Por otra parte, es necesario para su procedencia y admisión, que
no exista otro medio procesal ordinario adecuado, ya que como se ha expuesto
anteriormente el mismo es de tipo extraordinario.

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Sin embargo aun cuando existan mecanismos ordinarios, en situaciones
especiales donde se infringen derechos o garantías constitucionales y es
menester su restablecimiento inmediato es procedente la acción de amparo
constitucional. De lo que deriva otro de sus caracteres, y es que el amparo es
restablecedor de situaciones, así lo ratifica la Sala Constitucional al
pronunciarse en fallo de fecha 11-06-01, en el caso Isaac Benedetti donde se
determinó lo siguiente:

…la acción de amparo tiene una naturaleza meramente


restablecedora o restitutoria, y por lo tanto a través de la misma no
se pueden crear situaciones jurídicas distintas a las denunciadas
como vulneradas, ya que con ello, más que proteger los derechos
constitucionales denunciados como violados se estarían
produciendo ex novo situaciones jurídicas.

Las partes acusadoras en el proceso penal venezolano


Las partes acusadoras en el sistema acusatorio instituidos por el Código
Orgánico Procesal Penal, son los siguientes:
- El Ministerio Público, que es titular principal de la acción penal en los
delitos de acción pública o perseguibles de oficio y en los delitos públicos de
instancia privada.
- La víctima, la que puede ejercer la acción penal mediante querella (ac-
ción privada), en los procesos por delitos de acción pública solo cuando el Fis-
cal del Ministerio Publico la ejerce.
- Cualquier persona natural o asociación de defensa de los derechos hu-
manos, quienes podrán ejercer la acción penal, mediante querella, contra fun-
cionarios o empleados públicos o agentes policiales, que hayan violado los de-
rechos humanos en el ejercicio de sus funciones o con ocasión de ellas.

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El Ministerio Público como titular fundamental de la acción penal
pública
La actuación del Ministerio Público en el proceso penal venezolano debe
ser entendida de consumo, es decir, como órgano todo, de manera tal que la ti-
tularidad de la acción penal pertenece al órgano y no a su funcionario indivi-
dualmente considerado, y está regulado por las normas de la Constitución de la
Republica Bolivariana de Venezuela, el Código Orgánico Procesal Penal y las
disposiciones de la Ley Orgánica del Ministerio Público en cuanto sean aplica-
bles.
El Ministerio Público está organizado a los efectos del proceso penal, de
la siguiente manera:
- El Fiscal General de la República, órgano unipersonal de rango consti-
tucional, con facultades reglamentarias internas, que encabeza y dirige el Mi-
nisterio Público y lo representa ante el Tribunal Supremo de Justicia.
-Las Direcciones del Ministerio Público, creada por reglamento Interno
con facultades de orientación, supervisión y control de la actividad de los fisca-
les respecto del proceso penal.
-Los Fiscales Superiores de cada Circunscripción Judicial, creados por el
Código Orgánico Procesal Penal; que representan al Ministerio Público ante
los Circuitos Judiciales Penales respectivos.
-Los fiscales del Ministerio Público con competencia en materia penal.
Capacidad procesal del Ministerio Público
La capacidad procesal del Ministerio Público venezolano dimana de sus
atribuciones constitucionales y legales, entre las cuales está la de ejercer la ac-
ción penal pública. Por esta razón nadie puede recusar al Ministerio Público
como ente en el proceso penal ni oponerle falta de cualidad o interés.
Se puede recusar a un fiscal concreto a título personal o pedir que se le
separe del procedimiento por haber cesado en su condición de tal, pero jamás

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puede excluirse al órgano titular de la acción vindicativa. La capacidad proce-
sal, de los fiscales del Ministerio Público como individuos, dimana del acto pú-
blico y notorio del nombramiento, el cual es publicado en la Gaceta Oficial de
la República y por tanto, para comparecer ante los tribunales de la jurisdicción
penal venezolana, los fiscales del Ministerio Público sólo tendrán que identifi-
carse por sus generales e invocar o alegar su condición de tales, sin que deban
acompañar ninguna constancia o autorización de los niveles jerárquicos del
Ministerio Público para actuar, correspondiendo la larga de la prueba a quien
impugne su cualidad.
La capacidad procesal de los fiscales del Ministerio Público dimana del
nombramiento, porque antes de ser nombrado como tal, el aspirante a fiscal
debe cumplir toda una serie de requisitos, tales como ser venezolano, abogado,
mayor de 21 años de edad, y otras que se establezcan para cargos particulares
dentro del Ministerio Público.
La víctima en el proceso penal venezolano
Dado el sentido eminentemente público del sistema penal, el directamen-
te afectado por el delito, aquel que ha sufrido de manera concreta la agresión
en su afectividad, persona o patrimonio, no es parte. Se entiende que el interés
preponderante y en ocasiones excluyente, es el general, formalizado a través de
lo que se conoce como bien jurídicamente protegidos. Solo a través de los deli-
tos de acción de ejercicio privado, el particular ofendido tiene disponibilidad
sobre la materia; la instancia privada, al introducir la denuncia facultativa,
otorga una cierta relevancia a la voluntad de agraviado, pero una vez salvado
tal requisito, la acción sigue su curso.
La admisión de la figura del querellante de a la víctima un protagonismo
necesario, lo que se aumenta con la acción civil resarcitoria. De todas formas,
la tendencia contemporánea es proclive a que los protagonistas reales del con-
flicto penal tengan intervención en algo que, indiscutiblemente, les concierne.

49
Porque si bien el delito afecta valores generales, no puede jamás desconocerse
que siempre hay afectados concretos que la realización penal no puede ignorar.
Ahora bien, el reconocimiento de los derechos de las persona o personas
que son víctima de un hecho punible, en los marcos del proceso penal donde
éste sea juzgado, constituye uno de los avances más notorios del Código Orgá-
nico Procesal Penal, que lo pone a tono con las más modernas corrientes doc-
trinales en materia de derecho procesal penal y de derechos humanos y en con-
sonancia con las obligaciones internacionales de la República de Venezuela.
Según el Código Orgánico Procesal Penal, la protección y reparación del
daño causado a la víctima del delito son objetivos del proceso penal. El Minis-
terio Público está obligado a velar por dichos intereses en todas las fases. Por
su parte, los jueces garantizarán la vigencia de sus derechos y el respecto, pro-
tección y reparación durante el proceso. Asimismo, la policía y los demás or-
ganismos auxiliares deberán otorgarle un trato acorde con su condición de
afectado, facilitando al máximo su participación en los trámites en que deba in-
tervenir.
El Código Orgánico Procesal Penal le confiere un tratamiento de amplísi-
ma decencia a la posición procesal de la víctima, agraviado o perjudicado por
el delito que constituye el hecho justiciable. En esto el Código Orgánico Proce-
sal Penal está a la altura de las más altas aspiraciones internacionales en la ma-
teria. Como se podrá apreciar, la víctima, en muchos casos, no necesitará si-
quiera de abogado para hacerse oír en el proceso, lo cual habla muy en alto del
papel que le asigna este Código. Es de resaltar lo referido a la protección que el
Estado debe dar a la víctima y sus familiares ante amenazas de agresiones o
atentados.
Las facultades de la víctima, en el orden práctico, le permiten perseguir
personalmente sus intereses en el proceso y actuar como factor de choque
contra posibles abstenciones de la fiscalía que pudieran propender a la impuni-

50
dad. La víctima al ser la parte doliente del delito, hará lo imposible para que se
establezca el delito y se castigue al culpable. Por otra parte, la sociedad, al ad-
mitirle como sujeto procesal, se descarga un tanto de responsabilidad colectiva
respecto a las posibles impunidades, pues si la víctima ha actuado por sí, no
podrá luego aducir que no se hizo lo humanamente posible.
Sin embargo, el Código Orgánico Procesal Penal no es absolutamente li-
beral en el tratamiento de las facultades de la víctima, pues en varios aspectos
sujeta la actuación procesal de aquélla a la actuación del Ministerio Público, al
no darle la posibilidad de acusar ni de recurrir con toda independencia. Así, el
Código Orgánico Procesal Penal considera víctima.
- A la persona directamente ofendida por el delito.
- Al cónyuge o lo persona con quien haga vida marital por más de dos
años, hijo o padre adoptivo, parientes dentro del cuarto grado de consaguinidad
o segundo de afinidad y al heredero, en los delitos cuyo resultado sea la muerte
del ofendido.
- A los socios, accionistas o miembros, respecto de los delitos que afecten
a una persona jurídica, cometidos por quienes la dirigen, administran o contro-
lan.
- A las asociaciones, fundamentales y otros entes, en los delitos que afec-
tan intereses colectivos o difusos, siempre que el objeto de la agrupación se
vincule directamente con esos intereses y se hayan constituido con anterioridad
a la perpetración del delito.
Protección de la víctima
El Ministerio Público está obligado a velar por la protección de la víctima
del delito en todas las etapas del procedimiento penal. Por su parte, el Tribunal
garantizará conforme a la ley la vigencia de sus derechos durante el procedi-
miento. Asimismo la policía y los demás organismos auxiliares deberán otor-

51
garle un trato acorde con su condición de víctima, procurando facilitar al máxi-
mo su participación en los trámites en que debiera intervenir.
Cabe señalar que aunque la víctima no denuncie el delito, éste igual será
investigado si se trata de delito de acción penal pública. Esto porque es deber
del Estado cautelar los derechos de la ciudadanía a través de sus órganos, ade-
más de ser un intento para dar vigencia a sus reglas. También es el Estado,
quien a través de sus instituciones debe brindar atención jurídica, social y psi-
cológica gratuita para las personas de menos ingresos. Es en este ámbito donde
por mucho tiempo ha existido un gran vacío, ya que no ha habido una política
clara de protección a las víctimas.
En el actual Procedimiento Penal hay que destacar que la situación de la
víctima es absolutamente precaria, especialmente en los sectores de menos in-
gresos, ya que además del daño causado a la víctima, su situación se agrava al
exponerse a intimidaciones, amenazas o atentados, incluso a veces durante las
largas esperas en los tribunales deben soportar la presencia de su agresor o los
familiares de éste, además de la falta de información, orientación y de un trato
digno.
Derechos de la víctima
Toda persona víctima de un delito tiene el derecho de denunciarlo ante el
Ministerio Público, con el fin de seguir la acción penal pública. El más nove-
doso e importante derecho que se comienza a ejercer con la Reforma, es que la
víctima (al igual que el imputado) adquiere carácter de sujeto procesal, esto es
aunque no intervenga como querellante en el proceso. Además tiene derecho
de ser informada de las actuaciones y resultado del procedimiento, sobre sus
derechos y que debe hacer para ejercerlos; cumpliéndose de esta manera el
principio de publicidad y de transparencia y dejando de lado el "secreto de su-
mario", el que impedía mantenerse informadas a las partes, creando de esta
manera incertidumbre.

52
Puede solicitar ante el Ministerio Público medidas de protección frente a
probables hostigamientos, amenazas o atentados en su contra o de su familia.
Esto constituye un medio de protección muy importante, ya que la víctima po-
drá proteger su identidad al momento de declarar pudiendo también cambiar de
domicilio o trabajo Ejercer contra el imputado o imputada acciones tendientes
a perseguir las responsabilidades civiles provenientes del hecho punible; esto
es de carácter pecuniario de manera de indemnizar o reparar el daño causado.
Puede presentar querella; pudiendo defenderse por sí mismo, con aboga-
do particular o con defensor penal público. Ser oída si lo solicitare, por el Tri-
bunal antes de pronunciarse acerca del sobreseimiento temporal o definitivo, u
otra resolución que pusiere término a la causa; existiendo de esta manera con-
tacto directo con el juez.
Ser recibido y atendido debidamente por los o las Fiscales del Ministerio
Público y los jueces que estén substanciando su causa; de esta manera se elimi-
nan los actuarios que eran quienes llevaban las causas creando una barrera de
esta forma para poder llegar hasta el juez. Pueden también impugnar el sobre-
seimiento temporal o definitivo o la sentencia absolutoria, aún cuando no hu-
biere intervenido en el procedimiento.
El imputado o imputada y sus defensores como parte del proceso
penal
El imputado o imputada
Desde el punto de vista jurídico doctrinario, "imputado o imputada" es
aquel sujeto a quien se endilga o carga, en cualquier grado legal, la participa-
ción penal en un hecho delictuoso que se investiga en un proceso. En el ámbito
de la normativa procesal, el código procesal penal actual se refiere a la "calidad
de imputado" y surge de su letra que con ella señala a cualquier persona que
sea detenida o indicada de cualquier forma como partícipe de un delito. Lo cual
de ninguna manera da lugar a interpretar que al referirse al "imputado o impu-

53
tada" se está ya ante el culpable o responsable del hecho que se le atribuye. Y
es así porque esa calidad puede desvanecerse o agravarse a lo largo del proce-
so.
Partiendo entonces de la idea de que el imputado es un sindicado o seña-
lado como posible participe de un hecho delictuoso, el primer paso a dar, ante
el hallazgo de este y el misterio que lo rodea, es el de determinar al presunto
responsable y proveer a su necesaria individualización y posterior identifica-
ción. En la etapa de inicio de la investigación esta sindicación personal es solo
una parte de esa materialidad, por cuanto para entrar a considerar la subjetivi-
dad como tal, previamente debemos comprobar el hecho y luego relacionar al
sujeto con él. Esa relación o nexo entre sujetos y hecho es la individualización
física, entendiendo por ella la vinculación causal entre hecho y autor en el seno
mismo del proceso.
Por lo tanto imputado o imputada es la calidad genérica, considerada den-
tro de una hipótesis de trabajo, que es la que funda la investigación, la que se
inicia irrumpiendo la nueva realidad actual y presente a través de un resultado,
que genera un cambio de la anterior y antigua realidad. Esta calidad genérica
puede desaparecer con el sobreseimiento, en cuanto en la instrucción no se reú-
nan los extremos sustanciales del ilícito atribuido, por lo que se prevé que en
tal caso el juez debe hacer la declaración de que el proceso no afecto el buen
nombre y honor de que hubiere gozado. De este modo la "calidad de imputado"
se borra y no deja nada tras de sí.
Por lo contrario a medida que se consolidan los elementos, esa calidad
genérica, va cambiando, pudiendo ser progresivamente "sospechoso", "indaga-
do", "procesado", "acusado" y finalmente transformarse en condenado. De lo
expuesto se concluye que toda persona declarada "culpable" es necesaria y pre-
viamente imputada, pero no todo imputado es siempre culpable. La palabra,
empleada correctamente en su sentido amplio por el digesto, designa a la per-

54
sona sometida a la persecución penal por ser el presunto autor del hecho crimi-
noso investigado y juzgado. Se es imputado desde el inicio de la investigación
hasta una definición conclusiva (sobreseimiento, sentencia absolutoria o con-
denatoria)
En la legislación procesal penal venezolana, el imputado o imputada es la
persona contra quien se dirige la acción penal y que tiene la necesidad de de-
fenderse. El Código Orgánico Procesal Penal considera imputado o imputada a
toda persona a quien se le señale como autor o participe de un hecho punible,
por un acto de procedimiento de las autoridades encargadas de la persecución
penal conforme lo establece este código. Los actos de procedimiento que con-
fieren la nada deseable cualidad de imputado o imputada son básicamente cin-
co:
- La instructiva de cargos.
- La orden de aprehensión o detención librada por un juez de control a pe-
tición del Ministerio Público.
- La requisitoria.
- La citación librada por el Ministerio Público para comparecer a declarar
como acusado en libertad en los delitos de acción Pública.
- La citación librada por el juez del juicio para comparecer como acusado
en los delitos de acción privada.
Efectos jurídicos de la cualidad de imputado o imputada
La cualidad de imputado produce ipso iure una serie de efectos, entre los
cuales los principales son el nacimiento de los derechos del imputado en el
proceso y la necesidad de su defensa. Todos los derechos del imputado son
tendientes a resguardar su persona y su dignidad de tal, asegurándole su cali-
dad de sujeto de la investigación y no de objeto de la misma. Es importante se-
ñalar que se protege la calidad jurídica del imputado o imputada respetando su

55
derecho de " presunción de inocencia", esto es mientras no se pruebe su culpa-
bilidad, abarcando todas las etapas del procedimiento.
Pero alguien podría preguntarse ¿por qué a alguien a quien se le presume
que tiene participación en un delito, por muy grave que esta sea, igual tiene una
serie de derechos y garantías que estipulan las leyes? La respuesta es "presun-
ción de inocencia", ya que a partir de la idea que toda persona es inocente hasta
que no recaiga sobre ella sentencia condenatoria firme y debe ser trata como
tal, por lo que se han de reducir al mínimo las medidas restrictivas de sus dere-
chos y el más importante en este caso como lo es el de la "libertad"; esta garan-
tía es la más importante dentro del proceso penal que tiene en su favor el impu-
tado, sin embargo hasta el momento, este derecho tiene escasa aplicación, po-
dría decirse porque nuestro sistema más que garantista ha sido reprimidor, mi-
rando el proceso penal como instrumento de represión del delito.
Otra garantía a favor del imputado que cambia drásticamente es su dere-
cho de ser defendido por defensor penal público o abogado, ya que para quie-
nes carecían de medios económicos eran los más afectados. Con el antiguo sis-
tema se le asignaba un abogado de turno, al que no alcanzaba ni a conocer a
veces y en la práctica eran los estudiantes en práctica quienes seguían las ac-
tuaciones ante los Tribunales, sin asegurarle de esta manera es derecho de ser
asistido por un abogado durante toda la tramitación del proceso.
Pero ¿cómo se entera el imputado que actualmente se está desarrollando
una investigación en su contra respecto de uno o más delitos? Se entera me-
diante la formalización de la instrucción, la cual procede cuando es necesario
requerir la intervención judicial por primera vez en relación con una medida
cautelar determinada o cuando se pretenda formalizar la persecución penal para
eventuales diligencias de investigación. Su finalidad es otorgar garantías al im-
putado o imputada en cuanto al conocimiento de la imputación y sus límites,
permitir su declaración judicial como medio de defensa frente a la imputación

56
que se le formula y dar lugar a la intervención judicial, para el control de la ac-
tividad investigativa y las eventuales medidas cautelares.
Además debe ser juzgado sin dilataciones indebidas. Teniendo presente
que el sistema se caracteriza por su rapidez y en el caso de no hablar el mismo
idioma del funcionario del Tribunal tiene derecho a ser asistido gratuitamente
por un intérprete y derecho de ser oído con las mínimas garantías y dentro de
un plazo razonable, por un Tribunal competente, independiente e imparcial, es-
tablecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acu-
sación penal formulada en su contra.
Derechos y garantías del imputado o imputada
- Que se le informe de manera específica y clara acerca de los hechos que
se le imputaren y de los derechos que le otorgan la Constitución y las leyes.
- Ser asistido por un abogado desde los actos iniciales de la investigación.
- Solicitar de los Fiscales diligencias de investigación destinadas a desvir-
tuar las imputaciones que se le formularen.
- Solicitar directamente al juez que cite a una audiencia, a la cual podrá
concurrir con su abogado o sin él, con el fin de prestar declaración sobre los
hechos materia de la investigación.
- Solicitar que se active la investigación y conocer su contenido, salvo en
los casos en que alguna parte de ella hubiere sido declarada secreta y sólo por
el tiempo que esa declaración se prolongare.
- Solicitar el sobreseimiento definitivo de la causa y recurrir contra la re-
solución que lo rechazare.
- Guardar silencio, o en caso de consentir a no hacerlo bajo juramento.
- No ser sometido a tortura o tratos crueles, inhumanos o degradantes.
- No ser juzgado en ausencia, sin perjuicio de las responsabilidades que
para él derivaren de la situación de rebeldía.

57
Imputado o imputada privado (a) de libertad
Quienes se ven más afectados en el actual sistema inquisitivo son los im-
putados privados de libertad de escasos recursos, ya que carecen de efectiva
asistencia de un abogado, ya que tienen escasa comunicación con su defensa y
en la práctica los casos carecen de los suficientes abogados titulados para cu-
brir todos requerimientos. Esta situación cambia radicalmente, ya que desde la
primera actuación del procedimiento contarán con la asistencia de un letrado
designado por el Ministerio Público hasta el término del proceso. Toda persona
privada de libertad tiene derecho de ser puesta a disposición del Juez de Con-
trol antes de las 24 horas desde efectuada su detención, con el fin de que le
examine la legalidad de su privación de libertad y para examinar las condicio-
nes en que éste se encuentra, constituyéndose en el lugar de su detención si
fuere necesario. El juez o jueza podrá ordenar su libertad o adoptar las medidas
que estime convenientes. Sus derechos y garantías son:
- Conocer el motivo de su detención y ver la orden de detención, salvo
que sea sorprendido in fraganti.
- Ser informado acerca de los hechos que se le imputaren y de los dere-
chos que le otorgan la Constitución y las leyes.
- A que no lo obliguen a hablar, ni firmas sin su consentimiento.
- A no ser tratado como culpable mientras no sea condenado por una sen-
tencia firme.
- A no ser sometido a torturas, tratos inhumanos o degradantes, ni ser
obligado a someterse a exámenes corporales a menos que lo ordene el juez o
jueza.
- A que se le informe a su familia o a alguien que indique, acerca de su
detención.
- A comunicarse y ser visitado, a lo menos que el Juez lo prohíba hasta
por un plazo máximo de 10 días.

58
- A ser asistido por un abogado y a entrevistarse privadamente con él.
- A ser trasladado ante el Juez, a más tardar, dentro de las 24 horas si-
guientes a su detención. En la misma audiencia el Juez puede ampliar la deten-
ción hasta por tres días más.
De lo anterior se puede desprender que en el proceso penal venezolano se
debe cumplir a cabalidad con los Tratados Internacionales, cumpliendo a la vez
con el "debido proceso", ya que en definitiva existen los siguientes principios
procesales un juicio previo propiamente tal contradictorio, esto es igualdad de
armas entre la acusación y el acusado, en que el imputado y la víctima podrán
interrogar a los testigos, existiendo de esta manera confrontación de opiniones
donde nace la verdad; Tribunal independiente e imparcial, ya no será el juez o
jueza quien instruya el proceso, acuse al inculpado y dicte sentencia, afectado
de esta manera la imparcialidad; publicidad del procedimiento, dejando atrás el
secreto de sumario, aunque se aceptan ciertas medidas cautelares por ejemplo
la que prohíbe dar a conocer la identidad de la víctima; inmediación y oralidad
lo que permite que sea más rápido el procedimiento; y concentración, esto es
solución del proceso en un plazo razonable ya que dejarán de existir los famo-
sos "expedientes" donde todo lo que no figure ahí no existe.
Violaciones más comunes de los Derechos Humanos
Impunidad
La impunidad es un tema esencial para conocer la situación de los Dere-
chos Humanos en un país. En el caso de Venezuela, existen diferentes meca-
nismos estructurales y prácticas consolidadas en los cuerpos de seguridad del
Estado y en el ámbito judicial que permiten que un número importante de vio-
laciones de los derechos humanos queden impunes.
Una posible definición de impunidad es: "la inexistencia, de hecho o de
derecho, de responsabilidad penal por parte de los autores de violaciones de los
derechos humanos, así como de responsabilidad civil, administrativa o discipli-

59
naria, porque escapan a toda investigación con miras a su inculpación, deten-
ción, procesamiento y, en caso de ser reconocidos culpables, condena a penas
apropiadas...”(Consejo Económico y Social. Comisión de derechos humanos.
La administración de justicia y los derechos humanos de los detenidos, pág.
19).
La impunidad no es sólo la ausencia de castigo en la comisión de un deli-
to (o la imposibilidad de una realización plena de la justicia) sino también una
cultura política del Estado que se produce incluso en las sociedades democráti-
cas. Se convierte entonces en un problema estructural cuya solución es mucho
más compleja pues está integrado por múltiples elementos. La impunidad en
que quedan muchas de las violaciones de derechos humanos evidencia la in-
fluencia que el poder político y el de los autores de los crímenes-agentes del
Estado-, entre otros, ejercen sobre la justicia.
Principales mecanismos de impunidad que operan antes y durante la
comisión del delito
Desde sectores tan diferentes como las organizaciones pro-derecho huma-
no, jueces, fiscales,... se ha señalado que la actuación policial es discriminato-
ria. En muchos casos, los policías (independientemente del cuerpo al que perte-
nezcan) dirigen su actuación hacia los habitantes de barriadas y zonas popula-
res, de zonas fronterizas, hacia los vendedores informales y hacia las comuni-
dades campesinas en situación de inestabilidad. Todo ello por el mero hecho de
pertenecer a estos grupos, sin haber comprobado previamente si efectivamente
estas personas eran autores de algún delito.
Ejemplos de este tipo se ven cuando los periódicos dan cuenta de malos
tratos y abusos sufridos por los vendedores informales que reclaman mejores
condiciones de venta. En el comportamiento policial existe una cultura de dis-
crecionalidad consolidada. Con frecuencia se deja un amplio margen para ac-
tuar libremente, sin tener que dar cuentas a nadie. Asimismo, generalmente no

60
se cuestionan sus actuaciones, si son reprobables o no, incorporan el atropello
a su cotidianidad y poco a poco se va debilitando a la víctima.
Particularmente grave es la permanencia de nociones superadas de la doc-
trina criminológica en el sistema jurídico-penal tales como la “peligrosidad”,
en virtud de la cual se considera que una persona por el sólo hecho de pertene-
cer a determinados estados socioeconómicos (desempleados, marginados, ni-
ños y adolescentes abandonados), de salud (drogodependientes, enfermos men-
tales, alcohólicos) o más comúnmente por la existencia de antecedentes pena-
les y/o policiales posee una potencialidad delictual que debe ser frustrada, an-
tes de materializarse en determinada conducta tipificada como delito por el De-
recho Penal formal; surgen así las llamadas “medidas de seguridad” o “de pro-
filaxia social”. Dichas medidas constituyen una violación manifiesta de los
principios constitucionales del debido proceso, la no discriminación, la libertad
personal y la presunción de inocencia, además de constituir una rémora históri-
ca por cuanto universalmente se acepta que el poder sancionador del Estado
debe dirigirse a juzgar conductas y no personas.
En la comisión de un delito, hay pocos elementos que permitan indivi-
dualizar al victimario. Es decir, es fácil conocer el cuerpo de seguridad del Es-
tado al que pertenece pero no el agente concreto involucrado. Normalmente
esto sucede por la falta de colaboración de los cuerpos implicados a la hora de
identificar a los presuntos culpables. Esto sucedió en el caso del Retén de Catia
donde no hubo problemas para señalar que los cuerpos de seguridad que inter-
vinieron en la masacre fueron la guardia de seguridad del centro, la Policía Me-
tropolitana y la Guardia Nacional. Sin embargo, no se ha enjuiciado a ningún
responsable.
Los autores de violaciones de derechos humanos, en muchas ocasiones,
destruyen las pruebas que les puedan inculpar inmediatamente después de ha-
ber cometido el delito o fabrican pruebas falsas para inculpar a la víctima. Ma-

61
nipulan las evidencias para despistar las posteriores investigaciones. Asimis-
mo, es muy frecuente que los victimarios también alteren los hechos para des-
calificar a la víctima o para criminalizar los sectores populares. De esta forma
los cuerpos de seguridad intentan justificar una actuación que normalmente
constituye un exceso policial. También es muy común que el victimario, des-
pués de haber matado a alguien, le coloque una pistola (o lo intente cuando ve-
cinos o familiares de la víctima lo impiden) para que durante las investigacio-
nes se crea que la víctima iba armada y lo que allí sucedió fue un enfrenta-
miento. Por último, otra forma de alteración de los hechos se produce en los
casos de muertes ocurridas bajo custodia de la policía pues ésta muchas veces
las presenta como suicidios.
Una forma muy frecuente de garantizar la impunidad de los victimarios
es que éstos oculten sus identidades (tanto la personal como el cuerpo al que
pertenecen) utilizando vehículos particulares sin distintivos oficiales, o cu-
briendo la identificación con el chaleco antibalas, utilizando pasamontañas
para ocultar su rostro, o utilizando guantes para no dejar huellas dactilares o
utilizando prendas de vestir de uso común para los civiles. Otro mecanismo de
impunidad muy importante en esta fase de preparación del delito es de carácter
ideológico pues hace referencia a la existencia de espíritus de cuerpo o códigos
de honor en los diferentes cuerpos de seguridad del Estado (Policías y Fuerza
Armada). En este sentido, con frecuencia entre los cuerpos policiales circula la
idea de que la muerte de un compañero, de un agente policial, se paga con la
muerte de otra persona (como un acto de pura venganza).

62
CAPÍTULO III
DEBIDO PROCESO COMO DERECHO DE LOS IMPUTADOS O
IMPUTADAS EN LA LEGISLACIÓN VENEZOLANA
El Debido Proceso en el Ordenamiento Jurídico Venezolano
La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999) en su
artículo 49 y 51 y Declaración Universal, artículos 10 y 11, Declaración Ame-
ricana, artículo 25, Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, artícu-
lo 14, Convención Americana, artículo 8, contemplan el derecho al debido pro-
ceso (García, 2003). La Constitución de la República Bolivariana de Venezue-
la (1999), en su artículo 49 señala que el debido proceso se aplicará a todas las
actuaciones judiciales y administrativas, en consecuencia:
-La defensa y la asistencia jurídica son derechos inviolables en todo esta-
do y grado de la investigación y del proceso. Toda persona tiene derecho a ser
notificada de los cargos por los cuales se le investiga, de acceder a las pruebas
y de disponer del tiempo y de los medios adecuados para ejercer su defensa.
Serán nulas las pruebas obtenidas mediante violación del debido proceso. Toda
persona declarada culpable tiene derecho a recurrir del fallo, con las excepcio-
nes establecidas en esta Constitución y la ley.
-Toda persona se presume inocente mientras no se pruebe lo contrario.
-Toda persona tiene derecho a ser oída en cualquier clase del proceso, con
las debidas garantías y dentro del plazo razonable determinado legalmente, por
un tribunal competente, independiente e imparcial establecido con anterioridad.
Quien no hable castellano o no pueda comunicarse de manera verbal, tiene de-
recho a un intérprete.
-Toda persona tiene derecho a ser juzgada por sus jueces naturales en las
jurisdicciones ordinarias, o especiales, con las garantías establecidas en esta
Constitución y en la ley. Ninguna persona podrá ser sometida a juicio sin cono-

63
cer la identidad de quien la juzga, no podrá ser procesada por tribunales de ex-
cepción o por comisiones creadas para tal efecto.
-Ninguna persona podrá ser obligada a confesarse culpable o declarar
contra sí misma, su cónyuge, concubino o concubina, o pariente dentro del
cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad.
-La confesión solamente será válida si fuere hecha sin coacción de ningu-
na naturaleza.
-Ninguna persona podrá ser sancionada por actos u omisiones que no fue-
ren previstos como delitos, faltas o infracciones en leyes preexistentes.
-Ninguna persona podrá ser sometida a juicio por los mismos hechos en
virtud de los cuales hubiese sigo juzgada anteriormente.
-Toda persona podrá solicitar del Estado el restablecimiento o reparación
de la situación jurídica lesionada por error judicial, retardo u omisión injustifi-
cados. Queda a salvo el derecho del o de la particular de exigir la responsabili-
dad personal del magistrado o de la magistrado, del juez o de la jueza, y el de-
recho del Estado de actuar contra éstos o éstas.
Artículo 51. Toda persona tiene el derecho de representar o dirigir peti-
ciones ante cualquier autoridad, funcionario público o funcionaria pública so-
bre los asuntos que sean de la competencia de éstos o éstas, y de obtener opor-
tuna y adecuada respuesta. Quienes violen este derecho serán sancionados o
sancionadas conforme a la ley, pudiendo ser destituidos o destituidas del cargo
respectivo.
Al respecto, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia Ve-
nezolano, ha señalado que:

El derecho al debido proceso se consagra como un derecho


fundamental, tendente a resguardar todas las garantías
indispensables que deben existir en todo proceso para lograr una
tutela judicial efectiva. En este sentido, la Sala, mediante decisión

64
del 15 de marzo de 2000 (Caso: Enrique Méndez Labrador), señaló
la necesidad de que cualquiera sea la vía procesal escogida para la
defensa de los derechos o intereses legítimos, las leyes procesales
deben garantizar la existencia de un procedimiento que asegure el
derecho de defensa de la parte y la posibilidad de una tutela judicial
efectiva (15.11.2001).

El Debido Proceso.
El concepto del Debido Proceso envuelve comprensivamente el desarro-
llo progresivo de prácticamente todos los derechos fundamentales de carácter
procesal o instrumental, como conjuntos de garantías de los derechos de goce,
cuyo disfrute satisface inmediatamente las necesidades o intereses del ser hu-
mano, es decir, de los medios tendientes a asegurar su vigencia y eficacia. Este
desarrollo muestra tres etapas de crecimiento según Ambrosio:
En un primer momento se atribuyó valor y efecto constitucional al princi-
pio del debido proceso legal –como aun se conoce en la tradición británica y
norteamericana: que process of law. Del capítulo 39 de la Carta Magna Inglesa
de 1215 se desarrolló este derecho de los barones normandos frente al Rey
“Juan Sin Tierra” a no sufrir arresto o prisión arbitrarios, y a no ser molestados
ni despojados de su propiedad sin el juicio legal de sus pares y mediante el de-
bido proceso legal. Su contenido fue un signo claro de alivio ante los excesos
de este Rey y de sus predecesores, con su antecedente inmediato en la “Carta
de Coronación de Enrique I” o “Carta de las Libertades”, primera Carta conce-
dida por un monarca inglés, otorgada por aquél en 1100, en el momento de su
acceso al trono. Según el pasaje de la Magna Charta que interesa:

Ningún hombre libre deberá ser arrestado, o detenido en prisión, o


desprovisto de su propiedad, o de ninguna forma molestado; y no
iremos en su busca, ni enviaremos por él, salvo por el juzgamiento
legalde sus pares y por la ley de la nación.

65
A partir de este último concepto del Capítulo 39 de la Magna Charta,
trascrito del latín original per legem terrae y traducido al inglés como law of
the land, se desarrolló el de debido proceso legal, due process of law, en su
acepción contemporánea. El capítulo 39 fue una protesta contra el castigo arbi-
trario y las ilegales violaciones a la libertad personal y de los derechos de pro-
piedad, y garantizaba el derecho a un juicio justo y a una justicia honesta.
Creaba y protegía inmunidades de que las personas nunca habían disfrutado
hasta entonces, así como los derechos propios, atinentes a la persona o a sus
bienes, y también significa que su disfrute no podía ser alterado por el Rey por
su propia voluntad y, por ende, no podía arrebatárselas, según Crisaldi.
El contenido original de la Carta era mucho más específico y restringido,
como salvaguarda para asegurar un juzgamiento por árbitros apropiados, com-
puestos por los propios poseedores, por los barones mismos o por los jueces
reales competentes. La cláusula no pretendía acentuar una forma particular de
juicio, sino más bien la necesidad de protección ante actos arbitrarios de encar-
celamiento, desposesión e ilegalidad que el Rey Juan había cometido o tolera-
do.
Pero con el tiempo las apelaciones a otras libertades fueron, o sustantivas,
o procesalmente orientadas hacia fines sustantivos, motivo por el que la Carta
Magna Inglesa se convirtió en uno de los documentos constitucionales más im-
portantes de la historia. No en vano recibió más de 30 confirmaciones de otros
monarcas ingleses; las más importantes, de Enrique III, en 1225; de Eduardo I,
en 1297, y de Eduardo III, en 1354.
De todo esto fue desprendiendo también una reserva de ley en materia
procesal, en virtud de la cual las normas rituales sólo pueden ser establecidas
mediante ley formal, emanada del Parlamento, progresivamente más democrá-
tico y representativo, además de un derecho a la propia existencia y disponibi-
lidad de un proceso legal. En esta primera etapa no se hizo una cuestión consti-

66
tucional de cuáles fueran los procedimientos preestablecidos o preestablecibles
en cuanto a su contenido, sino sólo en cuanto a la imperatividad de su existen-
cia y a que estuvieran prefijados por ley formal.
Sin embargo, a poco andar la insuficiencia del principio anterior, deriva-
da de su carácter meramente formal, hizo que la doctrina se extendiera al lla-
mado debido proceso constitucional, hoy; simplemente debido proceso, según
el cual el proceso, amén de regulado por ley formal y reservado a ésta, debe en
su mismo contenido ser garantía de toda una serie de derechos y principios ten-
dentes a proteger a la persona humana frente al silencio, al error o a la arbitra-
riedad, y no sólo de los aplicadores del derecho, sino también del propio legis-
lador; con lo que se llegó a entender que la expresión de la Magna Charta law
of the land se refiere, en general, a todo el sistema de las garantías todavía sólo
procesales o instrumentales, implicadas en la legalidad constitucional. Este es
el concepto específico de la garantía constitucional del debido proceso en su
sentido procesal actual.
En esta línea, Bustamante sostiene que:

La dimensión material del debido proceso exige que todos los actos
de poder, sean normas jurídicas, actos administrativos o
resoluciones judiciales, inclusive, sean justos, es decir, que sean
razonables y respetuosos de los valores superiores, de los derechos
fundamentales y de los demás bienes jurídicos constitucionalmente
protegidos, a tal punto que su inobservancia debe ser sancionada
con la inaplicación de aquel acto o con su invalidez.

De ese modo, un acto será considerado arbitrario, y por tanto lesivo del
derecho fundamental a un debido proceso sustantivo, si no se sujeta a paráme-
tros de razonabilidad; es decir, si su fin no es lícito, en tanto vulnera un dere-
cho o un bien jurídico de mayor jerarquía que el que pretenden protegerse, y

67
los medios para alcanzarlo no son proporcionales, en tanto no respetan los
principios de adecuación, necesidad y proporcionalidad en estricto.
De allí que las leyes y, en general, las normas y los actos de autoridad re-
quieran para su validez, no sólo haber sido promulgados por órganos compe-
tentes y procedimientos debidos, sino también pasar la revisión de fondo por su
concordancia con las normas, principios y valores supremos de la Constitución
(formal y material), como son los de orden, paz, seguridad, justicia, libertad,
etc., que se configuran como patrones de razonabilidad. Es decir, que una nor-
ma o acto público o privado sólo es válido cuando, además de su conformidad
formal con la Constitución, esté razonablemente fundado y justificado confor-
me a la ideología constitucional. De esta manera se procura, no sólo que la ley
no sea irracional, arbitraria o caprichosa, sino además que los medios seleccio-
nados tengan una relación real y sustancial con su objeto.
En resumen, el concepto del debido proceso, a partir de la Carta Magna,
pero muy especialmente en la jurisprudencia constitucional de los Estados Uni-
dos, se ha desarrollado en los tres grandes sentidos descritos: a) el del debido
proceso legal, adjetivo o formal, entendido como reserva de ley y conformidad
con ella en la materia procesal; b) el del debido proceso constitucional o debi-
do proceso a secas, como procedimiento judicial justo, todavía adjetivo o for-
mal procesal–; y c) el del debido proceso sustantivo o principio de razonabili-
dad, entendido como la concordancia de todas las leyes y normas de cualquier
categoría o contenido y de los actos de autoridades públicas con las normas,
principios y valores del Derecho de la Constitución.
La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en sus artícu-
los 49 y 51; la Declaración Universal, artículos 10 y 11; Declaración America-
na artículo 25; el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos en su ar-
tículo 14 y la Convención Americana en su artículo 8, establecen el derecho al
Debido Proceso. Ya citados en el origen de los Derechos Fundamentales, ya

68
que guardan una muy estrecha relación. Bajo la vigencia de La Constitución de
la República de Venezuela de 1961, el conjunto de garantías que comprenden
el hoy Derecho al Debido Proceso figuraban, como principios fundamentales
de manera que, era justificada su aplicación por estar consagrados en los Trata-
dos Internacionales sobre derechos humanos suscritos por la Republica, así
pues, esta reconocía los derechos fundamentales, y en su artículo 50 expresa
que: “…la enunciación de los derechos y garantías contenidas en esta Constitu-
ción no debe entenderse como negación de otros que, siendo inherentes a la
persona humana, no Figuren expresamente en ella”.
Estos derechos inherentes a la persona a los que se refiere el mencionado
artículo 50, están contenidos en la Declaración Universal de los Derechos Hu-
manos de 1948, como ejemplo de ello puede citarse el artículo 11 de la citada
declaración que establece la Presunción de inocencia en los siguientes térmi-
nos: “Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su ino-
cencia mientras no se pruebe su culpabilidad conforme a la ley y en juicio pú-
blico en el que hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defen-
sa”.
Así mismo, la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto
de San José) de 1969 y ratificada por Venezuela en 1978, establece en su ar-
tículo 8, que:

Las garantías judiciales mínimas del debido proceso consisten en


aquellas reglas que deben ser respetadas por el estado, en la
sustanciación de cualquier acusación penal, y en general, para la
determinación de derechos y obligaciones de orden civil, laboral,
fiscal, o de cualquier otro carácter.

En tal sentido el magistrado Rossell expone haciendo un comentario al


voto salvado que emitiera en sentencia de la extinta Corte Suprema de Justicia

69
en la cual se declara inadmisible la acción de amparo interpuesta a favor de la
ciudadana peruana Rosana Núñez Chipana, manifiesta que ”La ley y la Consti-
tución son muy claras al respecto, sin embargo mantenemos el criterio de que
se ha decidido amparar a la solicitante por las razones en las cuales se basa-
menta el voto salvado y que se puedan puntualizar en los siguientes apartes:
-El sistema judicial venezolano está fundamentado en el principio de la
doble instancia.
-Entre Normas Constitucionales contradictorias, priva la de mayor rango
por el bien jurídico tutelado.
-A través del artículo 50 de la Constitución de la Republica de Venezuela
se constitucionaliza cualquier interés que tenga como base un derecho inheren-
te a la persona humana.
Actualmente el debido proceso se encuentra en la Constitución de la re-
publica Bolivariana de Venezuela dispuesto de la siguiente forma:
El Artículo 49 de la vigente Constitución reza:
El debido proceso se aplicará a todas las actuaciones judiciales y adminis-
trativas; en consecuencia:
-La defensa y la asistencia jurídica son derechos inviolables en todo esta-
do y grado de la investigación y del proceso. Toda persona tiene derecho a ser
notificada de los cargos por los cuales se le investiga, de acceder a las pruebas
y de disponer del tiempo y de los medios adecuados para ejercer su defensa.
Serán nulas las pruebas obtenidas mediante violación del Debido Proceso.
Toda persona declarada culpable tiene derecho a recurrir del fallo, con las ex-
cepciones establecidas en esta Constitución y la ley.
-Toda persona se presume inocente mientras no se pruebe lo contrario.
-Toda persona tiene derecho a ser oída en cualquier clase de proceso, con
las debidas garantías y dentro del plazo razonable determinado legalmente, por
un tribunal competente, independiente e imparcial establecido con anterioridad.

70
Quien no hable castellano o no pueda comunicarse de manera verbal, tiene de-
recho a un intérprete.
-Toda persona tiene derecho a ser juzgada por sus jueces naturales en las
jurisdicciones ordinarias, o especiales, con las garantías establecidas en esta
Constitución y en la ley. Ninguna persona podrá ser sometida a juicio sin cono-
cer la identidad de quien la juzga, ni podrá ser procesada por tribunales de ex-
cepción o por comisiones creadas para tal efecto.
-Ninguna persona podrá ser obligada a confesarse culpable o declarar
contra sí misma, su cónyuge, concubino o concubina, o pariente dentro del
cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad. La confesión solamente
será válida si fuere hecha sin coacción de ninguna naturaleza.
-Ninguna persona podrá ser sancionada por actos u omisiones que no fue-
ren previstos como delitos, faltas o infracciones en leyes preexistentes.
-Ninguna persona podrá ser sometida a juicio por los mismos hechos en
virtud de los cuales hubiese sido juzgada anteriormente.
-Toda persona podrá solicitar del Estado el restablecimiento o reparación
de la situación jurídica lesionada por error judicial, retardo u omisión injustifi-
cados. Queda a salvo el derecho del o de la particular de exigir la responsabili-
dad personal del magistrado o de la magistrada, del juez o de la jueza; y el de-
recho del Estado de actuar contra éstos o éstas.
El Derecho a la Defensa.
El Estado está obligado a garantizar que, en todo proceso judicial o pro-
cedimiento administrativo, las personas puedan ejercer efectivamente el dere-
cho a la defensa, teniendo para ello una efectiva asistencia jurídica en la cual se
le informe de los hechos que se le imputan y en la que pueda promover y eva-
cuar las pruebas del caso. Asimismo, en caso de de obtener una sentencia des-
favorable, la persona imputada debe tener la posibilidad de recurrir al fallo

71
(principio de la doble instancia) y en caso de no hablar el idioma, tener la posi-
bilidad de la obtención de una intérprete.
El derecho a la defensa, incluido en el numeral 1 del Art. 49 de la C.R.-
B.V. constituye así una garantía de que toda persona tendrá la posibilidad de
repeler el ataque proveniente de otra persona o de la administración, según se
trate de un proceso o de un procedimiento, en todo estado y grado del proceso,
quiere decir aquí el constituyente que el derecho a la defensa debe ser respeta-
do y garantizado, en todas las fases del proceso o procedimiento, y en todas las
instancias a las que se recurra.
La notificación, figura como requisito necesario para evitar la violación
del derecho a la defensa (indefensión), del demandado, imputado o administra-
tivo para que así tenga conocimiento del proceso o procedimiento en el cual es-
tá involucrado y por supuesto pueda ejercer su defensa. Con esta misma inten-
ción el constituyente en el Art. 49 numeral 1 C.R.B.V. establece el derecho al
acceso a las pruebas y a “disponer del tiempo necesario” para construir su es-
trategia a seguir al momento de contestar la demanda o bien presentar los ale-
gatos a su favor.
Si el fallo le es desfavorable tiene derecho según el mismo artículo a re-
currir este, esa capacidad está limitada por la ley según lo que expresa el Cons-
tituyente. 1.3.1.1. La Indefensión y sus Supuestos. La Sala Constitucional, en
sentencia No. 5 de 24–10–2001 Caso: Supermercado Fátima S. R. L., establece
que:

…en cuanto al derecho a la defensa, la Jurisprudencia ha


establecido que el mismo debe entenderse como la oportunidad para
que el encausado o presunto agraviado de que se oigan y analicen
oportunamente sus alegatos y pruebas. En consecuencia, existe
violación del derecho a la defensa cuando el interesado no conoce el
procedimiento que pueda afectarlo, se le impide su participación o

72
el ejercicio de sus derechos, o se prohíbe realizar actividades
probatorias.

En cuanto a los llamados supuestos de indefensión la Sala en sentencia


No. 2 del 24–01 –01, caso: Germán Montilla, claramente dispone que estos se
dan cuando: “…Los interesados no conocen del procedimiento que pueda afec-
tarlos, se les impide su participación en el ejercicio de sus derechos, se les
prohíbe realizar actividades probatorias o no se les notifican los actos que los
afecten”. Para el año 2001, la Defensoría del Pueblo recibió 39 denuncias por
el menoscabo a estas personas, de su derecho a conocer de las razones por las
cuales se le siguen procedimientos judiciales y administrativos, de parte del
Poder Judicial.
Constituye la garantía constitucional que asegura a los interesados la po-
sibilidad de efectuar a lo largo de todo el proceso sus alegaciones, probarlas y
controvertir las contrarias, con la seguridad de que serán valoradas en la sen-
tencia conforme a derecho. La característica de este derecho es la posibilidad
de argumentar y rebatir los fundamentos que la parte contraria haya podido for-
mular en apoyo de las suyas, que compete a todas las partes del proceso y es
independiente del hecho de si las partes hacen o no uso de él. Se manifiesta
además en el hecho de que las partes de un proceso siempre han de estar infor-
madas respecto de las actuaciones del procedimiento, mediante la notificación
de las resoluciones que afecten a cada una de ellas y que, en definitiva, inciden
en el proceso.
De esta forma, se le está garantizando a los habitantes de la Republica
Bolivariana de Venezuela, que tienen acceso a la defensa ante las autoridades
tanto judiciales como administrativas de los hechos que se le imputen o donde
tengan interés, y poder exponer con certeza y sin limitaciones o ventajismos,

73
sus alegatos para la obtención de una respuesta favorable de acuerdo a lo plan-
teado.
La Presunción de Inocencia.
La presunción de inocencia que contempla el Art. 49 numeral 2, le garan-
tiza al individuo la imposibilidad de ser condenado por delito, o bien responsa-
bilizado por ilícito alguno, mientras no se le haya probado culpabilidad, luego
por supuesto de haberse cumplido, el proceso o procedimiento, conforme a la
Ley y a la Constitución. Al respecto, la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, suscrita por Venezuela establece en su Artículo 8 numeral 2º que:
“Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia
mientras no se establezca su culpabilidad” y basándose en esta norma el magis-
trado de la sala de casación penal de la extinta Corte Suprema de Justicia, Ro-
sell, emite voto salvado en el caso de autorización de extradición de la ciudada-
na peruana Cecilia Rosa Núñez Chipana, y se pronuncia a favor de lo alegado
por los defensores de la ciudadana, relativo a que si bien existían indicios en su
contra era inocente, hasta prueba en contrario.
Era necesario según el magistrado “comprobar indicios que la señalaran
como presunta autora de lo que se le imputa, tales elementos de convicción no
podrían ser suplidos por simples sospechas o presunciones menos graves, sino
que deben constituir fundados indicios de culpabilidad”, y citando sentencia de
fecha 13 de junio de 1993 dictada por Humberto Yépez Boscán, resalta que “el
sujeto, goza de la presunción de inocencia, a pesar de los indicios que operan
en su contra, que desaparece solo con la sentencia condenatoria definitivamen-
te firme”.
En ese sentido la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia,
en sentencia No. 1397/1 del 07/08/01 caso Alfredo Esquivar Villarroel, con
ocasión de una consulta sobre una sentencia de la Corte Primera en lo Conten-
cioso Administrativo, establece que:

74
…la garantía de la presunción de inocencia comporta, entre otros
aspectos: (i) la necesaria tramitación de una fase probatoria en la
cual el particular, sin perjuicio de que la carga probatoria
corresponde en estos casos a la administración, pueda desvirtuar los
hechos o infracciones que se le imputan, permitiendo así que el
órgano competente pueda efectuar un juicio de culpabilidad y (ii)
que la culpabilidad de indiciado haya sido legalmente declarada.
Tales elementos requieren, sin duda, la previa tramitación del
procedimiento administrativo correspondiente, pues, sin el
cumplimiento de esta formalidad, es obvio que no pueda verificarse
la actividad probatoria que permita derivar la culpabilidad, ni que
pueda considerarse que ha sido legalmente declarada.

En conclusión, la presunción de inocencia, para que deje de surtir efecto


en cualquier proceso o procedimiento, requiere del cumplimiento del mismo
previsto en la Ley, y que el resultado por supuesto sea, la comprobación de la
presunta culpabilidad del indiciado. De esta forma se le está asegurando a to-
das las personas, que nadie será sometido a penas sin haberse podido demostrar
nada en su contra, y que no serán restringidos de su libertad sin un proceso
donde se haya demostrado su culpabilidad.
Derecho a ser Oído
Otra de las garantías que componen el Debido Proceso es el derecho a ser
oído, el cual está íntimamente relacionado con el derecho a la defensa, la Cons-
titución incluye para el cumplimiento de esta disposición el establecimiento de
“un plazo razonable para ello” el respeto a las “debidas garantías” y la existen-
cia para ello de un tribunal competente, independiente e imparcial establecido
con anterioridad”. El Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos,
ratificado por Venezuela en 1978 dispone que este derecho deba ser garantiza-
do, “en la substanciación de cualquier acusación de carácter penal contra la
persona o para la determinación de sus derechos u obligaciones de carácter ci-
vil”.

75
La Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo, en sentencia No.
01459 del 12–07–01, afirma que: “No podría hablarse de defensa alguna si el
particular no ha contado con la posibilidad de ser oído”…todo con el fin de po-
der” presentar los alegatos que en su defensa pueda aportar al procedimien-
to…”
El derecho a ser oído es garante del derecho a la defensa consagrado en el
numeral 1 del Art. 49. En este sentido aclara la Sala en la sentencia No. 02807
del 21– 11–01 que es uno de los aspectos esenciales del derecho a la defensa es
la “posibilidad del administrado de participar en la formación del expediente”.
En materia penal el antiguo Código de Enjuiciamiento Criminal, con su siste-
ma inquisitivo, era el más grande exponente en lo que a no ser oído respecta.
Actualmente el Derecho Procesal Civil en Venezuela en cuanto al proceso res-
pecta aun conserva vestigios de inquisitivo, ya que no permite la oralidad en su
totalidad, además esto no permite que se dicten sentencias en menos tiempo y
se acumulan muchas causas.
Derecho al Juez o Jueza Natural.
El derecho de toda persona a ser juzgado por el juez natural, es una ga-
rantía judicial esencial del debido proceso, que se deriva del derecho a ser juz-
gado por un juez competente, independiente e imparcial. La competencia refe-
rida, se entiende por supuesto, a aquella determinada por la materia, la cuantía
y el territorio. Y así lo afirma la Sala Constitucional del Tribunal Supremo, en
sentencia No. 77 del 07–03–2000, que es requisito para que se entienda por
cumplida la garantía del juez natural, la idoneidad del mismo, que sea un espe-
cialista en el área jurisdiccional donde vaya a obrar.
Dicha competencia exigida por Constitución establece la prohibición de
la realización de procesos militares contra civiles, igualmente los militares acti-
vos no pueden ser juzgados en tribunales ordinarios a menos que cumpliéndose
lo establecido por la Carta Magna (Artículos 29 y 261) estos sean juzgados por

76
los tribunales ordinarios cuando sean acusados por delitos contra los Derechos
Humanos. En lo relativo a la mencionada independencia de los jueces, en sen-
tencia del 30 – 05–99 la Corte Interamericana de los Derechos Humanos ex-
presa que “constituye un principio básico relativo a la independencia de la judi-
catura que toda persona tiene derecho a ser juzgada por los tribunales de la jus-
ticia ordinaria con arreglo a procedimientos legalmente establecidos”.
Dispone el texto fundamental, la prohibición de los “jueces sin rostro”, y
así pues el Art. 49 numeral 4º establece que “ninguna persona podrá ser some-
tida a juicio sin conocer la identidad de quien la juzga”, la única manera de ga-
rantizar que una persona es juzgada por un juez imparcial, competente e inde-
pendiente es precisamente mediante el conocimiento de su identidad, pues de
lo contrario, no hay forma que la persona sometida a proceso pueda controlar
dichos elementos esenciales.
Y con respecto a ello expone la Sala Constitucional en sentencia No. 77
del 09–03–2000, que el juez debe ser identificado e identificable… continua la
sentencia diciendo que…”el juez será independiente en la medida en que no re-
ciba ordenes o instrucciones de persona alguna en el ejercicio de su magistratu-
ra e imparcial”…refiriéndose así a una imparcialidad consciente y objetiva, se-
parable como tal de las influencias psicológicas y sociales que puedan gravitar
sobre el juez y que le crean inclinaciones conscientes”.
El conocimiento de la identidad del juez es necesario que el procesado
pueda cuestionar o no su actuación, la violación a este derecho hace inexistente
la posibilidad para el procesado de plantear la recusación. El mismo artículo 49
hace referencia en este numeral 4º de nuevo a la preexistencia de un tribunal
debidamente constituido pues prohíbe que persona alguna sea juzgada por ad
hoc o de excepción.
La Sala Constitucional define al derecho del juez natural, en sentencia
No. 520, de fecha 07–06–2000 de la siguiente forma:

77
El derecho del juez natural consiste, básicamente en la necesidad de
que el proceso sea decidido por el juez ordinario predeterminado en
la Ley, esto es, aquel que le corresponde el conocimiento según
normas vigentes con anterioridad. Esto supone, en primer lugar, que
el órgano judicial haya sido creado previamente por la norma
jurídica; en segundo lugar, que esta lo haya investido de autoridad
con anterioridad al hecho motivador de la actuación y proceso
judicial.

En tercer lugar, ese régimen orgánico y procesal no permita calificarlo de


órgano especial o excepcional para el caso; y en cuarto lugar, que la composi-
ción del órgano jurisdiccional sea determinado en la Ley, siguiéndose en cada
caso concreto el procedimiento legalmente establecido para la designación de
sus miembros, vale decir, que el tribunal este correctamente constituido. En
síntesis, la garantía de que la causa sea resuelta por el juez competente o por
quien funcionalmente haga sus veces.
Este, ha sido un punto álgido en lo que respecta a la administración de
justicia en Venezuela, como se recuerda, el país en la crisis de los bancos origi-
nada en años anteriores, la emergencia ocasionada conllevo a la creación de tri-
bunales con una clara violación del principio del Juez Natural, poniendo así de
manifiesto vulnerabilidades de nuestro sistema judicial, y que no permiten un
cambio de rumbo real.
Derecho a no Confesar Contra Sí Mismo.
Esta garantía conocida hoy por hoy en el artículo 49 numeral 5º, tiene su
precedente más próximo en el artículo 60 numeral 4º de la Constitución de la
Republica de Venezuela de 1961, y estaba consagrada en los siguientes térmi-
nos:

La libertad y seguridad personales son inviolables y en


consecuencia:…Nadie podrá ser obligado a prestar juramento, ni
constreñido a rendir declaración o a reconocer culpabilidad en causa

78
penal contra sí mismo, ni contra su cónyuge o la persona con quien
haga vida marital, ni contra sus parientes dentro del cuarto grado de
consanguinidad o segundo de afinidad…

De manera similar la Constitución de 1999, expresa que el acto de confe-


sión, no puede ser usado en contra del procesado, igual tampoco está obligado
a hacerlo en contra de ninguno de sus familiares dentro del cuarto grado de
consanguinidad y segundo de afinidad, prosigue así el Constituyente recono-
ciendo derechos humanos que figuran dentro de los Tratados Internacionales
suscritos por la Republica, y que constituían la base en la cual se sustentaban
muchas de las decisiones que sobre el particular, tomaba la antigua Corte Su-
prema de Justicia.
La confesión solamente, establece la Carta Magna vigente, tendrá validez
cuando sea voluntaria, y ello implica por lo tanto que la confesión obtenida a
través de la coacción será nula, ya que el constituyente lo afirma en el primer
numeral del artículo 49 al establecer que serán nulas todas las pruebas obteni-
das mediante la violación del debido proceso.
El Principio de Legalidad.
Este principio por mandato o de la constitución de 1961 se aplicaba solo
en materia penal, está consagrado en la Carta Magna de 1999, de manera taxa-
tiva, con el objetivo de evitar la imposición de sanciones por parte de los órga-
nos judiciales con base en la comisión de hechos no previstos como delitos por
las leyes vigentes dentro del ordenamiento jurídico que rigen en la nación. Ma-
nifiesta esta disposición la intención del Constituyente de someter todos los ac-
tos del Poder Judicial al imperio de la Ley.
Nullum Crimen Nulla Poena Sine Lege sobre el particular se pronuncio la
Sala Político Administrativa de la anterior Corte Suprema de Justicia, en sen-
tencia No. 122 del 17–11–83, de la siguiente manera:

79
La constitución y las leyes definen las atribuciones del Poder
público y a ellos deben sujetarse su ejercicio, expresa el 117 de la
Constitución de la republica Bolivariana de Venezuela, que la
función no puede ser ejercida de manera discrecional sino que está
limitada por la Constitución y las leyes, estos exigen que el ejercicio
de las atribuciones se realice conforme a unas formas determinadas
o de acuerdo con un procedimiento constitutivo

El Principio Non Bis In Idem.


“La cosa juzgada es inimpugnable, en cuanto le ley impide todo ataque
ulterior tendiente a obtener la revisión de la misma materia”
El articulo 49 numeral 7º, prevé que ninguna persona podrá ser juzgada
por los mismos hechos en virtud de los cuales ha sido juzgada anteriormente,
este principio denominado non bis in ídem, Couture, lo equipara a la cosa juz-
gada, por tanto es consecuencia de su autoridad que los procesos ya terminados
con sentencia definitiva y firme no pueden volver a abrirse. De esta forma, el
Estado quien detenta el monopolio de la justicia, otorga a sus habitantes la cer-
teza de Seguridad Jurídica, tan necesaria en un Estado de Derecho, ya, que en
la medida que opere la garantía de no ser juzgado dos veces por el mismo he-
cho habrá paz y seguridad, pilar fundamental de la democracia.
Responsabilidad del Estado por Errores Judiciales
El articulo 49 en su parte in fine establece la responsabilidad que tiene el
Poder Judicial en el caso de incurrir en error, retardo u omisión, durante la rea-
lización del proceso y la terminación del mismo, aquellos casos donde se pro-
ducen situaciones de carácter aparentemente arbitrario, o en las que se extra-
vían expedientes (administrativos y judiciales), o donde se cometen abusos y
falta de atención (omisión) por parte de la autoridad correspondiente.
Todas las personas tienen derecho a que la resolución o decisión de natu-
raleza judicial que resuelve el conflicto de relevancia jurídica, se encuentre li-
bre de toda injerencia externa, a objeto de que ésta sea, por lo tanto, totalmente

80
independiente. La Función Jurisdiccional una potestad que emana de la sobera-
nía popular tal como lo dispone el encabezado del artículo 253 de la Carta
Magna, mal puede omitirse la participación del pueblo en la escogencia de
quienes se encargaran de mantener el orden constitucional incólume.
El juez o Jueza, al administrar justicia, está cumpliendo con un mandato
de Ley, y por ende actuando en nombre de la Republica, mal podría un repre-
sentante de la Ley, infringirla o errar y el estado permitir que ese daño quede
sin indemnización alguna, cuando lo ideal es una sentencia ajustada a las pre-
tensiones de los actores y en el tiempo previsto, “justicia tardía no es justicia”.
De allí que las legislaciones disponen que los jueces son igualmente responsa-
bles por su actuación, de allí lo previsto en el in fine del Art.255 de la Consti-
tución de la Republica Bolivariana de Venezuela establece que:…

Los jueces o juezas son personalmente responsables en los términos


que determine la ley, por error, retardo u omisiones injustificadas,
por la inobservancia sustancial de las normas procesales, por
denegación, parcialidad, y por los delitos de cohecho y
prevaricación en que incurran en el desempeño de sus funciones.

También es importante destacar que dado que los jueces no podrán parti-
cipar o realizar en forma alguna ninguna actividad que trascienda a la de la
función jurisdiccional con el activismo político, gremial, sindical o afines, sal-
vo ciertas excepciones, como por ejemplo las actividades docentes o de investi-
gación, mal pueden ser removidos de sus cargos los agentes del Poder Judicial
prescindiendo de los procedimientos legales que para los efectos se hayan esta-
blecido en lo que concierne a su destitución, es decir, que bajo ninguna otra
circunstancia Juez alguno pueda ser separado de sus funciones por motivos dis-
tintos de los previstos expresamente en la ley.

81
Rosell señala que la Independencia del Juez no solo se concreta al ser au-
tónomo en relación con los órganos del Estado, sino que esta se completa
cuando es imparcial ante la presión de los prejuicios, la objetividad con base en
la estricta legalidad es el único antídoto ante el peligro de la iniquidad que mu-
chas veces desvía la Administración de justicia en ciertos asuntos. Igualmente
señala que la Independencia del Juez se robustece en la búsqueda y en la decla-
ración de la verdad si solo se realiza con sujeción estricta de la ley.
La Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en sentencia de
fecha 19-03 - 2002 señalo lo siguiente respecto de la Independencia de los Jue-
ces:

Al respecto, esta Sala debe señalar, una vez más, que la valoración
de las pruebas forma parte de la autonomía e independencia de la
que gozan los jueces al decidir, quienes, dentro del marco de la
Constitución y de las leyes, al resolver una controversia, disponen
de un amplio margen de valoración del derecho aplicable a cada
caso, por lo cual pueden interpretarlo y ajustarlo a su entendimiento,
como actividad propia de su función de juzgar, sin que el juzgador
de amparo pueda inmiscuirse dentro de esa autonomía en el estudio
y resolución de la causa, salvo que tal criterio viole flagrantemente
derechos o principios Constitucionales.

82
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
Conclusiones
Al estudiar los derechos humanos y garantías constitucionales del
imputado o imputada en la legislación venezolana se deja notar que el
contenido y alcance del derecho al debido proceso en Venezuela, en el
Máximo Tribunal no ha recorrido las sendas de la noción de Debido Proceso
sustantiva y se ha conformado con precisar que se trata de un derecho
complejo que encierra dentro de sí, un conjunto de garantías que se traducen en
una diversidad de derechos para el procesado, entre los que figuran, el derecho
a acceder a la justicia, el derecho a ser oído, el derecho a la articulación de un
proceso debido, derecho de acceso a los recursos legalmente establecidos,
derecho a un tribunal competente, independiente e imparcial, derecho a obtener
una resolución de fondo fundada en derecho, derecho a un proceso sin
dilaciones indebidas, derecho a la ejecución de las sentencias, entre otros.
El Poder Judicial tiene un rol relevante en la preservación del Estado de
Derecho es fundamental, puesto que dicho Poder público, como ya se ha
establecido, es el encargado de velar porque el ordenamiento jurídico sea
cumplido tanto por los órganos públicos, como por los particulares.
Los Derechos Fundamentales constituyen una nota característica en un
Estado de Derecho eficaz, en donde a pesar del gran avance que en esta
materia se ha dado, en vista de que la actual Constitución de Venezuela
coincide al igual que el resto de la comunidad internacional, al consagrar de
manera expresa ciertos Derechos y Garantías Jurisdiccionales, pasando a ser
parte integrante del ordenamiento jurídico positivo, resaltando que a pesar de
ser expresas ello no implica que sean taxativas.
Recomendaciones
Articular el principio de independencia de los Jueces con el Poder
Judicial en la preservación del Estado de Derecho; en la medida que un Estado

83
goce de jueces probos, autónomos, honestos e independientes, el Estado de
Derecho de ese Estado será sólido, por lo que debe garantizarse que el ingreso
a la carrera judicial de parte de aquellos que lo aspiren, cumplan a cabalidad
con todos y cada uno de los requisitos y pasos que establecen la Constitución y
las leyes para el ingreso al Poder Judicial, evitando con ello la designación de
jueces comprometidos con alguna parcialidad política, o que no esté académica
e intelectualmente preparado para la función que pretende ejercer.
Estudiar y ampliar el conocimiento en cuanto a las Garantías
Constitucionales, pues la Constitución de 1999, ha sido elaborada con la clara
intención de producir cambios en el comportamiento de nuestro sistema
judicial, pero todavía debe recorrerse muchos senderos
Despolitizar la administración de justicia, ya que se han visto jueces
despedidos por tomar decisiones que afectan o “desobedecen” instrucciones
dadas por manos todopoderosas, que lejos de manifestar confianza en nuestra
administración de justicia, solo fomenta la incertidumbre y desconfianza en las
instituciones, por tanto se debe hacer énfasis en una despolitización como lo
manifiesta el Art. 256 de la Constitución Nacional.
Incrementar el número de jueces y fiscales, pero también al abundar en
cantidad se hace requiere no descuidar la calidad, porque de nada sirve un sin
número de funcionarios de bajo o nulo rendimiento, carentes de
conocimientos, y escogido bajo la tutela de una parcialidad especifica, a las
cuales más temprano que tarde deberá obediencia y subordinación.

84
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