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Manual de historia social del trabajo. Madrid, Siglo Veintiuno Editores. Pp. 237-253
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La crisis de 1929 supuso una crisis del sistema liberal abierto, basado exclusivamente en la ley
de la oferta y la demanda.” El estado hasta entonces había sido un mero espectador y a partir
de entonces tenia que intervenir decididamente en la economía” (Aizpuru y Rivera: 237). Otra
consecuencia de la grave crisis fue el establecimiento de un desempleo extremo, que afecto a
la mayor parte de los países de una manera desconocida hasta entonces. Este hecho paralizo la
fuerza de los sindicatos a la hora de reclamar mejoras salariales y laborales. Sin duda, se
produce un retroceso en las conquistas sindicales. Además, los sindicatos, al igual que el resto
de las fuerzas sociales, incluidos los partidos, fueron incapaces de proponer soluciones.
A esta crisis del sindicalismo se une la política de los países fascistas. Por ejemplo, en Italia y en
Alemania se prohíben los sindicatos de clase y se crean pseudosindicatos verticales y
corporativos, de filiación obligatoria para los trabajadores, basados en la idea de la defensa de
la patria (sindicalismo vertical).
En otras zonas, como en los países nórdicos, donde fueron elegidos gobiernos
socialdemócratas, los sindicatos moderaron mucho sus peticiones para llegar a acuerdos en las
negociaciones colectivas con los empresarios.
En Francia se produjeron los avances mas significativos. El gobierno del frente popular de Leon
Blum estableció avances como la semana de 40 horas laborales, las vacaciones remuneradas,
billetes colectivos para viajes, etc. De esta forma proporcionaba un derecho hasta entonces
tapado para los trabajadores: el derecho a disfrutar de tiempo libre y ocio (descanso). Pese a
ello hubo oleadas de huelgas que reclamaban el establecimiento de convenios colectivos entre
las empresas y los trabajadores. Finalmente, se consiguió el objetivo. En los acuerdos de
Matignoon Leon Blum reconoció este derecho de los trabajadores. Los empresarios franceses
reconocían por primera vez el derecho de los obreros a negociar las condiciones de su trabajo.
Sin embargo, esta situación duro poco. El siguiente gobierno, dirigido por el conservador
Dadalier, restringió los derechos sindicales y reprimió duramente una huelga general contra él.
Finalmente, ya durante la 2ªGM, en la Francia ocupada, los sindicatos fueron prohibidos, y en
la Francia de Vichy (dirigida por el mariscal Petain) los sindicatos también fueron disueltos.
En Estados Unidos, la política del New Deal de Roosevelt a partir de 1933fue favorable a la
presencial social de los sindicatos, otorgándoles un papel clave en las negociaciones colectivas.