Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
PSICOLOGÍA JURÍDICA.
CUARTA LECTURA DE LA II UNIDAD
“PERSONALIDAD Y
CONDUCTA”
SEMESTRE 2021 – I
1. PERSONALIDAD Y CONDUCTA.
1.1. LA PERSONALIDAD
La personalidad es un concepto difícil de definir, por eso hay
tantas conceptualizaciones como teorías. Sin embargo, la
observación de cierto tipo de conductas lleva a precisar el
término como sigue:
1.2. RASGOS DE LA PERSONALIDAD. Los teóricos de los rasgos rechazan la idea sobre la
existencia de unos cuantos tipos muy definidos de personalidad. Señalan que la gente difiere en
varias características o rasgos, tales como, dependencia, ansiedad, agresividad y sociabilidad.
Todos poseemos estos rasgos pero unos en mayor o menor grado que otros.
Desde luego es imposible observar los rasgos directamente, no podemos ver la sociabilidad del
mismo modo que vemos el cabello largo de una persona, pero si esa persona asiste constantemente
a fiestas y a diferentes actividades, podemos concluir con que esa persona posee el rasgo de la
sociabilidad.
Tipología de Kretschmer.
Tipología de Jung
TIPOS CARACTERISTICAS
Tipología de Spranger.
La conducta está relacionada a la modalidad que tiene una persona para comportarse en
diversos ámbitos de su vida. Esto quiere decir que el término puede emplearse como sinónimo
de comportamiento, ya que se refiere a las acciones que desarrolla un sujeto frente a los
estímulos que recibe y a los vínculos que establece con su entorno.
Existen múltiples
conceptualizaciones de conducta
amparadas en diferentes enfoques
psicológicos, probablemente la
más popular sea la definición
watsoniana anteriormente
mencionada, que incluye todas
aquellas expresiones del sujeto
tanto internas como externas. En
consonancia con esta idea, Bayés
(1978) la comprende como toda
actividad del organismo en el mundo físico. Desde estas perspectivas pueden incluirse bajo la
definición de conducta, incluso las respuestas acto reflejas del organismo. Sin embargo, en un
intento de precisar un poco más esta categoría, Ribes (1990) considera que no es la simple acción
del individuo sino su interacción con el medio, la relación interdependiente que se establece.
Desde estos puntos de vista, aún hoy se maneja la conducta como un término ambivalente que
puede incluir cualquier respuesta organísmica o solamente la relación interdependiente y
consciente (Campo, 2005).
Rubinstein (1967) analiza la conducta como una actividad organizada que permite la relación
individuo-medio. En su conceptualización prevalecen las expresiones “actividad organizada” y
“enlace”
Se entiende por conducta humana como todo aquello que una persona hace, piensa o dice en
relación al ambiente que le rodea, actual o pasado, físico o social constituyendo una
adaptación perfecta al entorno. Cognición y emoción son conductas no observables directamente,
pero sí indirectamente, a través de la expresión corporal, reacciones fisiológicas, movimiento,
palabra, etc. Conocemos lo que percibimos, pero la percepción puede estar sesgada por prejuicios
irracionales o por experiencias previas, interferencia con otros estímulos no relevantes, mal
estado orgánico general o simplemente de los órganos sensitivos, etc.
Los principios que rigen la conducta humana son tres:
Casualidad.
Motivación.
Finalidad.
Si tenemos en cuenta que entendemos como conducta cualquier tipo de acción o comportamiento
realizado, lo cierto es que podemos darnos cuenta de la innumerable cantidad de situaciones y
actividades de la que podemos estar hablando.
En este sentido podemos encontrar una gran cantidad de posibles clasificaciones de tipos de
conducta, en base a criterios muy diversos. A continuación algunas de las más habituales y
conocidas.
– Conductas instintivas
Durante mucho tiempo los psicólogos creían que los seres humanos llegamos al mundo como una
“pizarra en blanco”, sin poseer por tanto una serie de comportamientos innatos relacionados con
nuestra supervivencia como sí ocurriría con otras especies animales. Sin embargo, en el último
siglo se ha descubierto que esto no es así en absoluto.
Hoy en día sabemos que los seres humanos tenemos una serie de instintos que nos llevan a actuar
de forma inconsciente, y que tienen que ver con nuestra supervivencia y nuestros instintos de
reproducción. Algunas de estas conductas instintivas son muy evidentes, mientras que otras
pueden ser difíciles de detectar.
– Conductas aprendidas
En el otro lado del espectro nos encontramos con las conductas aprendidas, que serían aquellas
que no están presentes en el momento de nuestro nacimiento y que vamos adquiriendo mediante
diferentes mecanismos a lo largo de nuestra vida. La mayoría de comportamientos que
presentamos pertenecen a esta categoría.
– Conductas apetitivas
Las conductas apetitivas son aquellas que se llevan a cabo para alcanzar un determinado objetivo
relacionado con la búsqueda de placer o la persecución de estímulos positivos para el bienestar
del individuo. Estos estímulos pueden ser tanto externos como internos, aunque en la práctica casi
siempre se trata de una mezcla de ambos tipos.
– Conductas evitativas
Las conductas evitativas son opuestas a las apetitivas, ya que se dirigen a evitar dentro de la
medida de lo posible un estímulo desagradable. Al igual que ocurre en el caso anterior, los
estímulos de los que se está huyendo pueden ser tanto internos como externos.
– Conductas encubiertas
– Conductas manifiestas
Por otro lado, las conductas manifiestas serían todas aquellas que un observador externo puede
ver. Dentro de esta categoría encontraríamos todos los comportamientos que no tuviesen que ver
con el pensamiento, como por ejemplo las acciones físicas, el habla o el movimiento.
Así, una persona que estuviese pensando sobre qué hacer en una determinada
situación estaría llevando a cabo una conducta encubierta; pero tan pronto
como pasara a la acción su comportamiento sería manifiesto.
Tipos de conducta según la intencionalidad de la persona
– Conductas involuntarias
Por ejemplo, cuando un individuo se quema el dedo al tocar una vitrocerámica su respuesta
automática será alejar la mano del fuego para evitar el dolor. Este comportamiento es
completamente automático, y la persona no se dará cuenta de lo que ha hecho hasta después de
llevarlo a cabo.
– Conductas voluntarias
Por otro lado, las conductas voluntarias son todas aquellas que la persona
medita antes de llevar a cabo. En un principio se pensaba que todos los
comportamientos son producto de una respuesta automática frente a un
estímulo, pero más adelante se descubrió que tenemos la capacidad de elegir
la manera en la que actuamos en cada momento.
Así, por ejemplo, cuando algo nos enfada puede que nuestra respuesta automática sea ponernos a
gritar; pero también tenemos la capacidad de escoger no hacerlo y llevar a cabo una conducta más
constructiva.
– Conductas pasivas
Se considera una conducta pasiva aspirar el humo de alguien que fuma y no comunicar que es
molesto
Las conductas pasivas son aquellas que dejan de lado los deseos y necesidades propios para tratar
de evitar conflictos con los demás o para no hacer daño a otra persona. Generalmente las
conductas pasivas son típicas de individuos con baja autoestima y que no saben comportarse con
asertividad.
– Conductas agresivas
En el otro polo del espectro nos encontramos las conductas agresivas, que son todas aquellas
destinadas a satisfacer los propios deseos y necesidades sin tener en cuenta los de los demás.
Curiosamente, también suelen ser típicas de personas con baja autoestima, especialmente cuando
se dan de manera automática y no premeditada.
Retomando el ejemplo anterior, la persona que se dedica a insultar y
humillar a otros estaría actuando de manera agresiva, generalmente para
sentirse superior o para ganar poder de algún tipo.
– Conductas asertivas
Por otro lado las conductas asertivas son todas aquellas que se utilizan para afirmar los propios
deseos y necesidades a la vez que se tienen en cuenta los de los demás. Cuando se responde a un
conflicto con asertividad suele ser posible encontrar una solución que satisfaga a todas las partes
y que evite que el problema termine escalando.
Un ejemplo de conducta asertiva podría ser hablar con claridad con otra
persona sobre algo que ha hecho y que nos ha molestado, con la intención
de encontrar alguna manera de que no vuelva a ocurrir.
– Conductas adaptativas
Por ejemplo, una persona que quiere perder peso y ponerse en forma estaría actuando de manera
adaptativa si hiciese ejercicio y comiese sano.
– Conductas desadaptativas
Por el contrario, las conductas desadaptativas son aquellas que irían en contra
del bienestar y los objetivos de la persona. Siguiendo con el ejemplo anterior,
entrenar y estar a dieta podría ser algo desadaptativo en el caso de una persona con trastornos
como la anorexia o la bulimia.
En muchos casos puede parecer que las conductas desadaptativas no tienen ningún sentido; pero
incluso aunque sean perjudiciales a largo plazo para el individuo, en la mayoría de los casos este
obtiene algún tipo de recompensa al llevarlas a cabo. De lo contrario, acabarían desapareciendo
por sí mismas.
– Conductas estables
Esta categoría se refiere a aquellos comportamientos que tienden a repetirse cada vez que se
produce una situación similar. En psicología tendrían una especial utilidad a la hora de predecir
la forma de actuar de una persona, pudiendo así diseñar intervenciones más eficaces.
De hecho, el estudio de la personalidad pasa en la mayoría de ocasiones por investigar sobre las
conductas estables de una persona con el objetivo de comprender sus rasgos más característicos.
Por ejemplo, una persona que siempre se enfadase al hablar de ciertos temas
estaría mostrando una conducta estable, y esto podría darnos una pista sobre
su temperamento.
– Conductas inestables
Las conductas inestables serían aquellas que no se repiten de manera predecible frente a
situaciones similares. En la vida de la mayoría de personas son mucho menos frecuentes que las
estables, y en gran parte de los casos están detrás de cambios vitales de cierta importancia.
Las conductas inestables suelen darse además en momentos de gran intensidad emocional, como
por ejemplo en aquellos en los que la persona siente un gran dolor o estrés.
Así, por ejemplo, alguien que acabe de perder a un familiar cercano puede
comportarse de formas sorprendentes para la gente de su entorno.
– Conductas prosociales
Dentro de una sociedad determinada, se considera que una conducta es prosocial cuando va a
favor del bienestar de todos sus miembros y entra dentro de los estándares y los valores de su
cultura en concreto.
Por otra parte, una conducta puede ser prosocial en un país y no serlo en otro. Un ejemplo de este
fenómeno podría ser la actitud frente a la bebida de los habitantes de diferentes países. Culturas
como la italiana, la irlandesa o la española incluyen el consumo de bebidas como el vino y la
cerveza dentro de sus hábitos, y se considera una conducta deseable y
prosocial quedar en un bar para beber con amigos y familiares.
– Conductas parasociales
Las conductas parasociales serían aquellas que aunque no van a favor del bienestar de los
miembros de una cultura, tampoco les perjudican directamente. Las personas que las llevan a cabo
normalmente sufren algún tipo de rechazo por parte de sus conciudadanos debido al abandono de
los valores tradicionales, pero no suelen sufrir consecuencias especialmente negativas.
Por ejemplo, ciertos estilos de vida como el nomadismo o el emprendimiento están bastante mal
vistos en algunas culturas, mientras que en otras son celebrados.
– Conductas antisociales
REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA