EQUIPO Para mí, no existe gran chef si no hay un gran equipo detrás Daniel Boulud
La cocina, más que el taller de un gran
artista, es una línea de producción que opera sin parar, en la que cada uno de sus miembros forma parte ininterrumpida de la cadena. No imagines que el chef es la encarnación de Jackson Pollock en la cocina, y que lanza sus pinceladas a diestra y siniestra usando un gran espacio y salpicando con libertad sobre un gran lienzo, mejor piensa en la línea de ensamblaje de una maquiladora o de una compañía automotriz. Tendrás que perdonarme si rompí tus fantasías, pero esta es la verdad de la gastronomía; esta forma de operar, es armoniosa, fluida y eficiente, siempre y cuando cada una de las piezas trabaje en sincronía con las demás. Sin embargo, si de esta gran cadena, uno solo de sus componentes falla (o sea tú, bien sea porque eres lento, incapaz, torpe, descuidado o por cualquier otra razón), el sistema completo se va a caer y el servicio colapsará por tu culpa. Una cocina, en plena operación, es una coreografía bien orquestada y si uno solo de los miembros pierde el ritmo, hará que todo se vaya por puertas, y de eso ni Dios padre nos salva. Un solo platillo saca de tiempo a una mesa, una mesa tardía saca de tiempo al resto de las órdenes y así sucesivamente, hasta que, en cuestión de minutos, todo se hizo un desastre y “estás camote” como decimos en México, o como dicen los franceses tan acertadamente, estás “dans la merde”, es decir, con la mierda hasta el cuello. Las cosas buenas de la vida se logran paso a paso y lentamente, para las malas, el efecto dominó se aplica literalmente y sucede en un instante. No importa que seas el mejor, tu cocina es tan buena como el peor de sus cocineros. Es tu deber, desde el inicio de tu carrera, convertirte en un excelente “engranaje” de la maquinaria, debes ser aquel que tiene su área limpia, su mise en place lista y bien abastecida, aquel que llega puntual, que pone atención y que trabaja a un ritmo rápido y fluido. ¿Por qué te digo esto en un ensayo en donde lo que se predica es la formación de un buen equipo? Para formar un gran equipo, hace falta que tú hayas sido un buen elemento. No podrás transmitir algo que no viviste y experimentaste. Los buenos elementos se atraen entre sí. Muchas veces me pasó en mi carrera, que trabajé con excelentes compañeros, y para mis adentros pensaba: Si en un futuro, lo tengo en mi equipo, vamos a lograr grandes cosas. Afortunadamente, ellos pensaban igual, por lo que cuando yo me aparecía con una invitación, ellos accedían con gusto a trabajar conmigo. Mi relación con una buena parte de mi equipo actual, se gestó hace décadas, en las que nos conocimos como iguales y fuimos fuente de inspiración mutua y compañerismo entre nosotros. Recuerda, desde tus inicios te debes de convertir en una persona que inspira a los demás, esto es algo que solo lograrás si te comportas como un profesional. Si quieres rodearte de profesionales, predica con tu ejemplo, inspira a tus compañeros a trabajar tan duro y eficientemente como tú lo haces, ya verás cómo ellos te van a seguir. EL COCINERO SOCRÁTICO
Sócrates, uno de mis filósofos favoritos
y a quien por naturaleza siempre seguí incluso cuando ignoraba yo la base de su filosofía, era un hombre que promovía la educación del individuo a través de la búsqueda de la verdad racionalmente alcanzada. Voy a hacer una vinagreta y me pregunto:
¿Qué es una vinagreta?
¿Por qué el aceite y por qué el vinagre? ¿Qué papel juega cada uno de ellos? ¿Por qué la vinagreta está dispersa en dos fases, es decir, el aceite y el vinagre? ¿Es malo que se separe? ¿Qué puedo hacer para que no se separe?
Hacerme estas preguntas me lleva a
indagar y a descubrir la técnica de emulsionar. La receta solo pone los ingredientes tradicionales, pero además sugiere agregar una yema de huevo, batir y añadir el aceite en un chorro delgado y continuo. Una vez que emulsiono mi vinagreta, me pregunto:
¿Qué es una emulsión?
¿Cómo funciona una emulsión?, es decir, porqué al agregar miel, mostaza o una yema de huevo, ¿ya no se separan el aceite y el vinagre? A niveles microscópicos, ¿cómo funciona el agente emulsionante?, ¿cómo se vería bajo el microscopio una vinagreta debidamente emulsionada con respecto a una vinagreta batida?
Si la emulsioné con yema de huevo, me
surgen más preguntas:
¿Cuál será su vida útil? Ya que la yema
de huevo es altamente perecedera. ¿La yema me generará riesgos sanitarios? ¿Cuáles son esos riesgos? ¿Qué tengo que hacer para prevenir esos riesgos sanitarios? ¿Qué bacterias se pueden reproducir en una vinagreta emulsionada que no se cuidó como debía de cuidarse? ¿Cuáles son los síntomas de intoxicación provocados por los microorganismos que se reproducen en esta emulsión mal cuidada?
¿Ya viste la cantidad de preguntas? Y
todavía no he comenzado a hacer la ensalada. Cuando haga la ensalada:
¿Cuál es la técnica correcta para
impregnar la ensalada? ¿Por qué lo mejor es añadir la vinagreta en el fondo del tazón antes que la ensalada y no la vinagreta sobre la ensalada? ¿Por qué la ensalada pierde textura, consistencia y color si se deja mucho tiempo en la vinagreta?
Si te das cuenta, no todas estas preguntas
tienen un fin práctico, por lo menos de manera inmediata, pero aún así, al final del día, buscaré respuesta a todas y cada una de las interrogantes que te mencioné, sin embargo una vez que llegamos al entendimiento profundo de las cosas, podemos comenzar a crear más y nuestras creaciones, en la mayoría de los casos, generarán un buen resultado ya que parten de una buena base y además de una base que entendemos a cabalidad. Por otra parte, el entendimiento profundo de una regla es lo que nos permite romperla, o doblarla a nuestra conveniencia y, una vez más, con muy altas posibilidades de obtener un buen resultado. Al operar con este tipo de pensamiento, la creatividad aumenta y comienzan a llegar los momentos “eureka” de forma recurrente; es decir, estamos sumidos en nuestros pensamientos y de repente comienzan a surgir nuevas y buenas ideas casi como si fueran epifanías. El hecho de que operemos de esta manera, terminará resultando en que acumulemos una gran cantidad de conocimientos, por lo que cuando uno de nuestros cocineros nos pregunte algo, podremos responder con la verdad y de manera contundente, cosa que es muy útil para quien nos pregunta, además de que cuando tus respuestas son dadas con seguridad y contundencia te genera mucha admiración y respeto entre tus compañeros, asociados y clientes. Esto es algo que no me canso de repetir a quien trabaja en mi equipo: —Piensen, cuestionen, cuestiónense a sí mismos, e investiguen. No vayas a atosigar a tu chef en plena hora de servicio con muchas preguntas, tampoco quiero que cada vez que vayas a cocinar un huevo revuelto tengas que pensar, ¿qué es un huevo?, ¿de dónde viene?, ¿fue primero la gallina o el huevo? De ser así, nunca terminarás. Recuerda que todo tiene un momento y un lugar, pero no dejes de cuestionarte y de buscar respuestas. Nunca es demasiado conocimiento. Sé un cocinero socrático.