Está en la página 1de 2

¿Los animales son objeto o sujeto de Derechos ?

Los animales actualmente son considerados como objetos de derecho, en ese sentido se
les confiere a sus propietarios o titulares todas las atribuciones de los derechos reales,
exclusivamente del derecho de propiedad, es así, que todo titular de un animal puede
usar, disfrutar, disponer y recuperar al bien.
Mi propuesta es que si a los animales debe reconocérseles una categoría diferente a la de
las cosas, si deben dejar de ser considerados objetos es, pues, porque deben comenzar a
ser tratados como sujetos, eso y no otra cosa es lo que venimos sosteniendo y, con igual
inteligencia se ha pronunciado, recientemente nuestra Cámara de Casación Penal: “a
partir de una interpretación jurídica dinámica y no estática, menester es reconocerle al
animal el carácter de sujeto de derechos, pues los sujetos no humanos (animales), son
titulares de derechos”.
Los animales, específicamente los de compañía, no puedan ser usados como bienes
sujetos al control de los seres humanos y, sobre todo que obtengan el derecho a no ser
tratados como cosas o bienes pertenecientes a otros seres humanos, pues, se trata de
seres vivos que a diferencia de un bien mueble; produce y genera vida, alimenta y
protege, siente, sufre y percibe.
Si bien es cierto que el ordenamiento jurídico civil, específicamente nuestro Código Civil
de 1984 clasifica a los bienes en muebles e inmuebles; no es menos cierto que de
manera expresa no hace referencia de los animales; empero, se considera que son
considerados bienes muebles – semovientes - debido a su capacidad de trasladarse de
un lugar a otro sin que sea necesario alguna fuerza externa o exterior.
De forma general, la ley ha considerado a los animales como propiedad. Esta creencia se
encuentra arraigada en la tradición jurídica de la mayoría de los países de occidente y
oriente si bien en estos se observa en menor medida. Esta posición sobre el estatus de
los animales no humanos frente a los hombres también se identifica en los contextos
religiosos, culturales y en los círculos académicos, así: “Por lo tanto, para la ley, la religión
y la filosofía, los animales son bienes muebles cuyo destino se dirige con razón por los
seres humanos. Como propiedad, los animales no tienen intereses independientes de los
asignados por la humanidad. Sin embargo, los animales no son como cualquier otra
propiedad de los hogares” (Lubinsky, 2004).
Los países cuya cultura jurídica obedece a lo dispuesto por el derecho romano, dieron
desarrollo a sus ordenamientos legales a partir de la noción de propiedad como elemento
clave. Así las cosas, en estos contextos el valor de los animales y su definición, incluso en
el terreno jurídico, se encontraba dado por el valor económico que ellos representaban:
“Todo fue articulado alrededor de la dualidad de poseído / no poseído” (Laimene
Lelanchon, 2014).
Ahora bien, es importante resaltar que con esta atribución jurídica un bien entra a formar
parte de la categoría de los “objetos del derecho”. Por lo tanto, de igual forma que los
bienes corporales y los incorporales, cuando un animal es considerado como un bien con
todas las características que estos detentan pasa a significar que el ser humano tiene
poder sobre él.
Por otro lado, el filósofo Tom Regan (2003), en su libro The Case for the Animals
Rights, sustenta que los animales son sujetos de derechos por el simple suceso de que
los animales al ser seres vivientes la vida misma les otorga determinados derechos, de
modo tal que el autor sostiene que es la vida misma la fuente de derechos de los
animales, por tanto el derecho debe proceder a proteger la vida de los animales como
seres vivos que tienen facultades cognoscitivas, conductuales, emocionales, propias de lo
que hoy por hoy se entiende como sujeto de derechos.
Uno de los principales autores que propende por el reconocimiento de los animales como
sujetos de interés es Peter Singer, el cual ha expresado en su libro Animal
Liberation (1999) que los animales son sujetos de reconocimiento de relevancia jurídica
en la medida en que actúan de forma tal que son capaces de tomar y/o elegir la decisión
más beneficiosa para sí mismos, es decir, que su actuar se encuentra inmerso dentro de
una teoría utilitarista. Para este autor, la fuente de derechos de los animales está dada
por el hecho de que los mismos animales tienen una capacidad de autoconciencia y de
autorreconocimiento que les permite reconocerles una subjetividad jurídica, pero no como
sujetos de derechos, sino como sujetos de interés, dando lugar a que el derecho proteja a
los animales del maltrato innecesario y arbitrario que les es causado por mano humana.
Por otro lado, Steven Wise (2000) parte de la pregunta "¿tienen las cosas o seres o ideas
valor porque nosotros las valoramos o porque tienen un valor inherente?" para reconocer
a los animales como sujetos de derechos; en torno a esta pregunta el jurista
estadounidense plantea la hipótesis según la cual al interior del derecho natural todos
tenemos una valoración intrínseca e inherente y por tanto el derecho está en la obligación
de abogar por la protección de derechos básicos a todos los seres con valor de forma tal
que ese modelo argumentativo debe extenderse a todos los animales, sin importar si
dicho valor ha sido otorgado o es inherente al ser.

Referencias Bibliográficas
Castillo, D., & Zapata, R. (2007). Los Derechos de los Animales. Universidad Autónoma
del Estado de Hidalgo .
Arias, D. (2016). Entre el anti-especismo y el derecho de los animales (Aproximaciones
para una fundamentación filosófica). Revista Principia Iuris, 13(25), 43-64. Recuperado
de http://revistas.ustatunja.edu.co/index.php/piuris/article/view/1121/1084.
Franciskovic Ingunza, B. (2013). Protección jurídica y respeto al animal: Una perspectiva a
nivel de las. Revista de la Universidad San Martín de Porres .

También podría gustarte