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LOS PACTOS DE
CONTINUACION ENTRE SUPERSTITES Y HEREDEROS.
El artículo 1700.3º del Código Civil establece que la sociedad se extingue “por
muerte, insolvencia, incapacitación o declaración de prodigalidad de cualquiera de los
socios y en el caso previsto en el artículo 1.699”. Propone así el legislador para la
sociedad civil, junto con la expiración temporal del término (art. 1700.1º Cc), la pérdida
o terminación del negocio que constituye el objeto (art. 1700.2º Cc), y la voluntad de los
socios (art. 1700.4º), la muerte de cualquiera de ellos como causa de disolución social
(además de su insolvencia o incapacitación, o declaración de prodigalidad).
Del tenor del artículo 1700 Cc se deriva que la sociedad civil no está diseñada en
nuestro modelo jurídico para pervivir después de la vida de sus partícipes, pues además
de fijarse la duración de la sociedad como indefinida o referenciada a la vida de los
socios (art. 1680 Cc), dispone el Código Civil que la sociedad debe disolverse por la
muerte de cualquier de aquéllos. El motivo principal de tal circunstancia es la marcada
influencia en esta forma social del principio intuitus personae, pues la ley parece
concebir la sociedad civil como un tipo destinado a desenvolverse en un marco de
integrantes no muy numerosos, que posiblemente ya se conocen y deciden asociarse
tanto por causa de sus cualidades personales, como por el patrimonio o bienes que
pueden aportar. Viene ello a suponer una concepción del socio original como
insustituible a priori, de manera que ante la falta de alguno de ellos o sus cualidades, el
resto de miembros no debe quedar atrapado –ni tampoco su patrimonio- en un contrato
que a partir de ese momento va a ser gravemente distinto. Esto es en suma lo que se
plantea en el artículo 1700 Cc como manifestación básica del carácter personalista del
contrato, al recoger expresamente como causa de disolución de la sociedad civil, aparte
de la muerte de alguno de los socios, su incapacitación, insolvencia, o declaración de
prodigalidad.
El Código Civil consiente sin embargo que los partícipes pueden acordar la
continuación de la sociedad entre los supérstites, e incluso que el heredero del fallecido
ascienda a la posición de su causante como auténtico socio a partir de la sucesión.
Art. 1704 Cc: “Es válido el pacto de que, en el caso de morir uno de los socios, continúe la
sociedad entre los que sobrevivan. En este caso el heredero del que haya fallecido sólo tendrá
derecho a que se haga la partición, fijándola en el día de la muerte de su causante; y no
participará de los derechos y obligaciones ulteriores, sino en cuanto sean una consecuencia
necesaria de lo hecho antes de aquel día.
Si el pacto fuera que la sociedad ha de continuar con el heredero, será guardado, sin perjuicio de
lo que se determina en el número 4.º del artículo 1.700”.
1
CAPILLA habla de una relación “sensible particularmente a las vicisitudes por las que atraviesan los
socios, hasta el punto de provocar la relajación de los vínculos obligatorios si tales vicisitudes revisten
extremos de gravedad” (CAPILLA RONCERO, “Comentario al artículo 1704 CC”, en Comentarios al
Código Civil y Compilaciones Forales, ALBALADEJO [Dir.], T. XXI, Vol. 1, Ed. Edersa, Madrid, 1986,
p. 644).
2
Vid. MESA MARRERO, “Pactos con trascendencia sucesoria en la sociedad civil”, en Anuario de
derecho civil, Vol. 67, num. 3º, Madrid, 2014, p. 896.
3
MANRESA Y NAVARRO, Comentarios al Código Civil español, T. XI, Ed. Reus, Madrid, 1931, p.
358.
La presencia de este acuerdo actúa como elemento que diluye la posible
alegación de los socios restantes de perjuicio a sus intereses -o patrimonio- por la
eventual subsistencia de la sociedad en las nuevas condiciones. Por lo demás, no
existiendo una definición concreta de pacto en el art. 1704 Cc, se infiere que los socios
tienen mayores posibilidades dispositivas en tanto a la configuración de los acuerdos de
continuación, pudiendo así, por ejemplo, pactar la continuación de la sociedad civil en
el supuesto de muerte de un único socio, o solamente cuando fallezcan algunos de ellos
previamente designados4.
Por lo que respecta a las deudas, el heredero como sucesor natural del socio ha
de responsabilizarse de las que existieran en la sociedad –en lo que tocaba a su
causante- hasta, otra vez, el día de su fallecimiento; pero ello sólo, y aquí se centra la
matización del artículo 1704, por causa de la partición que se ha instado previamente y
la continuación de la vida social, y no porque se convierta en socio. Recuérdese que la
condición de socio en este caso no es transmisible y no se ha asumido, solamente sucede
4
STS de 5 de marzo de 1984.
5
Artículos 657 y concordantes Cc. Vid. igualmente RDGRN de 18 de marzo de 2000 (R 5817).
que el patrimonio resultante de la liquidación sí se integra en el proceso de sucesión
mortis causa, que debe seguir su curso.
El último párrafo del artículo 1704 Cc añade en este contexto que si el pacto
fuere que la sociedad ha de continuar con el heredero, éste “será guardado, sin perjuicio
de lo que se determina en el número 4.º del artículo 1.700”. Significa esto que el
heredero que en virtud del pacto previo se incorpore a la sociedad, conserva la
capacidad de todo socio de invocar la extinción de la sociedad por su simple voluntad
6
Admiten la composición de ambos tipos de cláusulas GIRON TENA, Derecho de sociedades, T.I.,
Madrid, 1976, p. 647, y PAZ-ARES, “Comentario al artículo 1704 CC”, en Comentario del Código Civil,
Ed. Ministerio de Justicia, Madrid, 1993, p. 1501.
7
STS de 3 de octubre de 1995.
8
En este sentido, SAP de Sevilla de 23 de febrero de 2009.
“con sujeción a lo dispuesto en los artículos 1705 y 1707” (art. 1700.4º Cc in fine); se
permite así al nuevo miembro, quizá vinculado por una cláusula obligatoria y no
facultativa, poner fin a esa situación por él no deseada, facultad que en suma posee todo
partícipe desde la creación del contrato. La doctrina ha criticado esta mención, pues
puede resultar innecesaria en tanto a que otorga al socio reciente una facultad que ya
vendría de suyo al adquirir tal condición9.
La remisión a los artículos 1705 y 1707 Cc, a su vez, provoca que el heredero
que ingresa en la sociedad también se vea vinculado por las obligaciones de cualquier
socio para disolver la sociedad; es decir, sólo podrá instar la disolución si la sociedad no
tiene señalado término para su duración, o no resulta éste de la naturaleza del negocio
(art. 1705 Cc)10. Y si efectivamente la sociedad no es perpetua, esto es, fue constituido
el contrato por tiempo determinado, solamente podrá utilizar la denuncia de disolución
si hay justo motivo.
Cuando el acuerdo de continuación sea con los herederos del socio difunto, sí
acontece la transmisión de la condición de socio, que se adquirirá mortis causa. Puede
ser un defecto notable de la ley no precisar si las cláusulas de sucesión pactadas pueden
ser obligatorias o también facultativas, aunque la jurisprudencia y la doctrina vienen a
admitir ambas posibilidades. Si se llegase a considerar no obstante la cláusula como
obligatoria, al heredero que no deseara entrar en la sociedad sólo le quedaría el drástico
9
Así O´CALLAGHAN MUÑOZ, quien considera que la facultad de denuncia a la que refiere la ley “es
algo obvio y que ninguna necesidad había de decirlo expresamente” (O´CALLAGHAN MUÑOZ, Código
Civil. Comentado y con Jurisprudencia. Ed. La ley, 7ª ed., Madrid, 2012, p. 1835).
10
La denuncia igualmente debe hacerse de buena fe, notificarse a los otros socios, y efectuarse “en tiempo
oportuno”.
11
Aunque este más bien podría ser un problema de indeterminación del artículo 1700 Cc.
recurso de repudiar la herencia. Añade aquí el artículo 1704 Cc la precisión de que la
cláusula de sucesión es igualmente válida “sin perjuicio de lo que se determina en el
número 4.º del artículo 1.700”, lo que parece redundante por pertenecer la cualidad de
denuncia a todo socio, adquiera tal condición por herencia o no. Tal vez el legislador
desea incorporar una mayor seguridad de liberalidad para el supuesto, otra vez, de un
heredero que aceptando la herencia se vea obligado a convertirse en socio por causa de
una acuerdo vinculante ex art. 1704 Cc; pero si de eso se trataba, la exigencia de justo
motivo seguramente se convierta en excesiva y poco sistemática.
12
SSTS de 21 de junio de 1988 y 29 de octubre de 1987, que admiten incluso la reactivación tácita. Véase
también STS 29 de enero de 1965.
13
En este sentido, STS de 4 de julio de 2006.