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LA SOCIEDAD CIVIL TRAS LA MUERTE DE UN SOCIO.

LOS PACTOS DE
CONTINUACION ENTRE SUPERSTITES Y HEREDEROS.

SUMARIO: I. LA MUERTE DE UN SOCIO COMO CAUSA DE DISOLUCION DE LA


SOCIEDAD CIVIL. - II. LOS PACTOS DE CONTINUACION DE LA SOCIEDAD. EL
ARTICULO 1704 DEL CODIGO CIVIL. - III. CLAUSULA DE CONTINUACION ENTRE
LOS SOCIOS SUPERSTITES. - IV. CLAUSULA DE SUCESION CON LOS HEREDEROS.
V. VALORACION CRITICA DEL ARTÍCULO 1704 DEL CODIGO CIVIL.

Por Mario Sánchez Linde. Abogado del Ilustre Colegio de Madrid.

I.LA MUERTE DE UN SOCIO COMO CAUSA DE DISOLUCION DE LA SOCIEDAD CIVIL.

El artículo 1700.3º del Código Civil establece que la sociedad se extingue “por
muerte, insolvencia, incapacitación o declaración de prodigalidad de cualquiera de los
socios y en el caso previsto en el artículo 1.699”. Propone así el legislador para la
sociedad civil, junto con la expiración temporal del término (art. 1700.1º Cc), la pérdida
o terminación del negocio que constituye el objeto (art. 1700.2º Cc), y la voluntad de los
socios (art. 1700.4º), la muerte de cualquiera de ellos como causa de disolución social
(además de su insolvencia o incapacitación, o declaración de prodigalidad).

En general, el artículo 1665 del Código Civil configura el contrato de sociedad


como aquel en el cual dos o más personas se obligan a poner en común dinero, bienes o
industria, con ánimo de partir entre sí las ganancias. Dicho de otra forma, en la sociedad
civil los sujetos se obligan a colaborar patrimonialmente en una actividad lícita, para la
consecución de un fin lucrativo común y repartible. Se crea entonces una entidad con
personalidad jurídica propia, constituida por las aportaciones de los socios en el contrato
fundacional y por los bienes que se fueran adquiriendo con posterioridad.

Del tenor del artículo 1700 Cc se deriva que la sociedad civil no está diseñada en
nuestro modelo jurídico para pervivir después de la vida de sus partícipes, pues además
de fijarse la duración de la sociedad como indefinida o referenciada a la vida de los
socios (art. 1680 Cc), dispone el Código Civil que la sociedad debe disolverse por la
muerte de cualquier de aquéllos. El motivo principal de tal circunstancia es la marcada
influencia en esta forma social del principio intuitus personae, pues la ley parece
concebir la sociedad civil como un tipo destinado a desenvolverse en un marco de
integrantes no muy numerosos, que posiblemente ya se conocen y deciden asociarse
tanto por causa de sus cualidades personales, como por el patrimonio o bienes que
pueden aportar. Viene ello a suponer una concepción del socio original como
insustituible a priori, de manera que ante la falta de alguno de ellos o sus cualidades, el
resto de miembros no debe quedar atrapado –ni tampoco su patrimonio- en un contrato
que a partir de ese momento va a ser gravemente distinto. Esto es en suma lo que se
plantea en el artículo 1700 Cc como manifestación básica del carácter personalista del
contrato, al recoger expresamente como causa de disolución de la sociedad civil, aparte
de la muerte de alguno de los socios, su incapacitación, insolvencia, o declaración de
prodigalidad.

Atendiendo a ese carácter personal y de confianza que se presupone confluyó en


los socios al momento de constituirse la sociedad, el fallecimiento de uno de los
integrantes supone la extinción de una de las partes del contrato, y no formará de esta
manera la condición de socio parte del contenido de la herencia (vid. arts. 659 y 661
Cc). Efectivamente el intuitus personae implica que los socios son libres de asociarse
con quien ellos deciden y no con sus herederos, pues las cualidades que se denotan en
el socio original bien pueden no considerarse idóneas en sus sucesores en lo que
respecta a las exigencias negociales o patrimoniales requeridas. Presupone por tanto la
norma, en torno a la confianza recíproca que existe entre los socios, que en caso de
muerte de alguno de ellos los demás participantes ya no están interesados ni adscritos al
vínculo original, e igualmente no han aceptado que otro sujeto –aunque sea heredero-
sustituya al anterior en la condición de socio1.

II. LOS PACTOS DE CONTINUACION DE LA SOCIEDAD. EL ARTICULO 1704 DEL


CODIGO CIVIL.

El Código Civil consiente sin embargo que los partícipes pueden acordar la
continuación de la sociedad entre los supérstites, e incluso que el heredero del fallecido
ascienda a la posición de su causante como auténtico socio a partir de la sucesión.

Art. 1704 Cc: “Es válido el pacto de que, en el caso de morir uno de los socios, continúe la
sociedad entre los que sobrevivan. En este caso el heredero del que haya fallecido sólo tendrá
derecho a que se haga la partición, fijándola en el día de la muerte de su causante; y no
participará de los derechos y obligaciones ulteriores, sino en cuanto sean una consecuencia
necesaria de lo hecho antes de aquel día.
Si el pacto fuera que la sociedad ha de continuar con el heredero, será guardado, sin perjuicio de
lo que se determina en el número 4.º del artículo 1.700”.

El art. 1704.1º Cc permite la celebración de un pacto anterior al fallecimiento del


socio según el cual los supervivientes deciden continuar con la sociedad, teniendo
derecho entonces el heredero del fallecido a que se efectúe la partición y se asigne la
parte del causante a su patrimonio hereditario. Además, el segundo párrafo concibe que
igualmente mediante acuerdo previo se dictamine la integración del heredero del socio
en la sociedad –lo que implica igualmente la no disolución social-.

Se admite así en primer lugar la continuación de la sociedad con los socios


sobrevivientes, restando entonces la posición de socio del fallecido y adjudicando el
valor de su participación a su heredero; igualmente es posible que los socios convengan
que el heredero o herederos del socio causante asuman su posición en el contrato,
evitando igualmente que la sociedad se disuelva. En general, esta clase de acuerdos se
basa en la autonomía de la voluntad de las partes del contrato original, quienes
decidiendo la fundación de la sociedad también podrán diseñar la organización social y
las vicisitudes de la relación societaria si alguno de los socios firmantes causa baja 2. La
doctrina tempranamente ya comprendía que el fallecimiento de uno de los integrantes
podía no conllevar de manera directa la disolución de la sociedad, si con anterioridad se
celebrara un pacto que implicara la continuación social3.

1
CAPILLA habla de una relación “sensible particularmente a las vicisitudes por las que atraviesan los
socios, hasta el punto de provocar la relajación de los vínculos obligatorios si tales vicisitudes revisten
extremos de gravedad” (CAPILLA RONCERO, “Comentario al artículo 1704 CC”, en Comentarios al
Código Civil y Compilaciones Forales, ALBALADEJO [Dir.], T. XXI, Vol. 1, Ed. Edersa, Madrid, 1986,
p. 644).
2
Vid. MESA MARRERO, “Pactos con trascendencia sucesoria en la sociedad civil”, en Anuario de
derecho civil, Vol. 67, num. 3º, Madrid, 2014, p. 896.
3
MANRESA Y NAVARRO, Comentarios al Código Civil español, T. XI, Ed. Reus, Madrid, 1931, p.
358.
La presencia de este acuerdo actúa como elemento que diluye la posible
alegación de los socios restantes de perjuicio a sus intereses -o patrimonio- por la
eventual subsistencia de la sociedad en las nuevas condiciones. Por lo demás, no
existiendo una definición concreta de pacto en el art. 1704 Cc, se infiere que los socios
tienen mayores posibilidades dispositivas en tanto a la configuración de los acuerdos de
continuación, pudiendo así, por ejemplo, pactar la continuación de la sociedad civil en
el supuesto de muerte de un único socio, o solamente cuando fallezcan algunos de ellos
previamente designados4.

En todo caso los socios han de ser cuidadosos en no traspasar el marco de


regulación que les permite el artículo 1704 Cc, y no recaer en la prohibición general de
pacto sucesorio. Efectivamente el artículo 1271 Cc prescribe que “sobre la herencia
futura no se podrán celebrar otros contratos que aquellos cuyo objeto sea practicar
entre vivos la partición de un caudal y otras disposiciones particionales, conforme a lo
dispuesto en el artículo 1056”. Al margen de las formulaciones que puedan realizar los
socios –sin extralimitarse en tanto al artículo 1271-, el contenido del artículo 1704 Cc
incluye dos modalidades de acuerdo: de una parte el pacto de pervivencia de la sociedad
entre los socios que sobrevivan; y de otra, el pacto de continuación con los posibles
herederos del socio fallecido. Asistimos de esta forma a una cláusula de continuación en
el primer caso, y cláusula de sucesión en el segundo.

III. CLAUSULA DE CONTINUACION ENTRE LOS SOCIOS SUPERSTITES.

En lo que a la continuación social entre los socios sobrevivientes se refiere, el


heredero del faltante no pasará a formar parte de la sociedad y tendrá derecho solamente
a exigir la partición de su cuota patrimonial, que consistirá en la cantidad que le
correspondiese a su causante el día del óbito. Textualmente y además se prohíbe que el
heredero tome parte en el activo – y también en el pasivo- de la sociedad, que prosigue
su existencia sin él; ello con la excepción de las deudas y ganancias que sean
“consecuencia necesaria de lo hecho” antes de la mencionada fecha. Lo dicho en la
práctica se traduce en que el heredero que solicita la cuota tendrá, además de adquirir
ésta, que pechar con las deudas, y también aprovecharse de los créditos pendientes de la
época en la que su causante era aún miembro de la sociedad.

La participación social del causante ha de liquidarse, por tanto, a favor del


heredero o herederos del socio desde el día del fallecimiento por orden explícita del art.
1704 Cc, que no se aleja tampoco aquí del régimen general sucesorio 5. Ese valor
patrimonial se incluirá en la masa hereditaria, y será también la fecha de la muerte la
que determine la cuota final, aunque el socio solicite más tarde la partición.

Por lo que respecta a las deudas, el heredero como sucesor natural del socio ha
de responsabilizarse de las que existieran en la sociedad –en lo que tocaba a su
causante- hasta, otra vez, el día de su fallecimiento; pero ello sólo, y aquí se centra la
matización del artículo 1704, por causa de la partición que se ha instado previamente y
la continuación de la vida social, y no porque se convierta en socio. Recuérdese que la
condición de socio en este caso no es transmisible y no se ha asumido, solamente sucede

4
STS de 5 de marzo de 1984.
5
Artículos 657 y concordantes Cc. Vid. igualmente RDGRN de 18 de marzo de 2000 (R 5817).
que el patrimonio resultante de la liquidación sí se integra en el proceso de sucesión
mortis causa, que debe seguir su curso.

IV. CLAUSULA DE SUCESION CON LOS HEREDEROS.

Si el pacto consiste en que el contrato pueda continuar con los sobrevivientes y


además con el heredero o herederos del socio, éstos acceden a la sociedad sucediendo al
causante en su posición automáticamente cuando procedan a efectuar la aceptación de la
herencia, y no necesitan el consentimiento de los otros socios, que ya lo otorgaron
cuando acordaron la cláusula de sucesión.

Ha existido cierta controversia doctrinal en dilucidar si el pacto de continuación


suscrito por los miembros de la sociedad es de carácter obligatorio, o bien puede ser
facultativo; es decir, si es posible que el heredero pueda verse compelido a integrarse en
la sociedad por disposición testamentaria si la cláusula pactada entre los socios
originales así lo establecía. En general, la doctrina admite esta posibilidad, aunque
también que los socios acuerden el dejar a elección del heredo que en el momento del
óbito, decida él mismo si adquiere o no la condición de socio. Se distinguiría así entre
cláusula de sucesión obligatoria en el primer caso, y cláusula facultativa en el segundo
supuesto6.

Ciertamente el acuerdo entre los miembros de la sociedad civil puede plantearse


con un cariz obligatorio, es decir que el heredero por el mero hecho de aceptar la
herencia se ha de convertir en socio en la posición de su causante. Si por el contrario los
socios originales adoptaron para su acuerdo un contenido facultativo, el heredero tendrá
la capacidad de decidir incorporarse o no a al contrato social, pudiendo en caso de
negativa exigir la liquidación de la parte correspondiente a su causante. Desde que se
acepta la herencia en el primer caso, y desde que se manifiesta la voluntad de integrarse
en la sociedad en el segundo, el heredero pasa a ser auténticamente socio con los
mismos derechos y obligaciones que los miembros supérstites.

El ingreso debería colocar al heredero además en la misma posición que su


causante; así por ejemplo, si el socio original ostentaba el cargo de administrador de la
sociedad, el heredero debería asumir dicha condición desde el momento de la entrada 7.
En parecido sentido y si los herederos son más de uno, éstos deberán ejercitar la
condición de socio en común, situándose así colectivamente en la posición del fallecido.
Para ejercitar los derechos sociales en aras de una mayor funcionalidad, tampoco hay
óbice en que se designe un representante que ejecute lo decidido por los herederos8.

El último párrafo del artículo 1704 Cc añade en este contexto que si el pacto
fuere que la sociedad ha de continuar con el heredero, éste “será guardado, sin perjuicio
de lo que se determina en el número 4.º del artículo 1.700”. Significa esto que el
heredero que en virtud del pacto previo se incorpore a la sociedad, conserva la
capacidad de todo socio de invocar la extinción de la sociedad por su simple voluntad
6
Admiten la composición de ambos tipos de cláusulas GIRON TENA, Derecho de sociedades, T.I.,
Madrid, 1976, p. 647, y PAZ-ARES, “Comentario al artículo 1704 CC”, en Comentario del Código Civil,
Ed. Ministerio de Justicia, Madrid, 1993, p. 1501.
7
STS de 3 de octubre de 1995.
8
En este sentido, SAP de Sevilla de 23 de febrero de 2009.
“con sujeción a lo dispuesto en los artículos 1705 y 1707” (art. 1700.4º Cc in fine); se
permite así al nuevo miembro, quizá vinculado por una cláusula obligatoria y no
facultativa, poner fin a esa situación por él no deseada, facultad que en suma posee todo
partícipe desde la creación del contrato. La doctrina ha criticado esta mención, pues
puede resultar innecesaria en tanto a que otorga al socio reciente una facultad que ya
vendría de suyo al adquirir tal condición9.

La remisión a los artículos 1705 y 1707 Cc, a su vez, provoca que el heredero
que ingresa en la sociedad también se vea vinculado por las obligaciones de cualquier
socio para disolver la sociedad; es decir, sólo podrá instar la disolución si la sociedad no
tiene señalado término para su duración, o no resulta éste de la naturaleza del negocio
(art. 1705 Cc)10. Y si efectivamente la sociedad no es perpetua, esto es, fue constituido
el contrato por tiempo determinado, solamente podrá utilizar la denuncia de disolución
si hay justo motivo.

V. VALORACION CRITICA DEL ARTÍCULO 1704 DEL CODIGO CIVIL.

La muerte de un partícipe se configura como causa legal de disolución de la


sociedad civil, con lo que la condición de socio no se integra en el proceso sucesorio. Sí
que lo hace la parte proporcional que perteneciera a su causante, es decir, la
participación patrimonial en la sociedad materializada en su aportación y posibles
ganancias, o su valoración. La norma se refiere a la disolución de la sociedad por causa
de muerte, pero no indica lo que debe suceder en otros supuestos similares 11; parece
natural que la declaración de fallecimiento equivalga a la muerte a efectos legales, sin
embargo, será una incógnita para los socios y los herederos la operativa a llevar a cabo
en caso, por ejemplo, de ausencia legal.

En cuanto a los pactos de continuación, no consta en la ley si éstos han de


realizarse en el contrato fundacional de la sociedad, que es lo que parece estar en la
mente del legislador, pero ante el silencio de la norma debería aceptarse el acuerdo de
continuación realizado en otra sede, siempre que fuera previo al óbito. En la primera de
las modalidades –continuación entre los supervivientes- el heredero o herederos tienen
derecho a que se efectúe la partición, asignándoseles la participación correspondiente de
su causante, aunque también podrán beneficiarse de los créditos pendientes y deberán
soportar las deudas aún no pagadas si son consecuencia lógica de la actividad social
previa. El Código no alude a qué sucede cuando los herederos aceptan en este caso la
herencia a beneficio de inventario, pero se supone que tal condición debería evitar la
asunción de las deudas sociales, sin en el cómputo global de su herencia así resulta.

Cuando el acuerdo de continuación sea con los herederos del socio difunto, sí
acontece la transmisión de la condición de socio, que se adquirirá mortis causa. Puede
ser un defecto notable de la ley no precisar si las cláusulas de sucesión pactadas pueden
ser obligatorias o también facultativas, aunque la jurisprudencia y la doctrina vienen a
admitir ambas posibilidades. Si se llegase a considerar no obstante la cláusula como
obligatoria, al heredero que no deseara entrar en la sociedad sólo le quedaría el drástico
9
Así O´CALLAGHAN MUÑOZ, quien considera que la facultad de denuncia a la que refiere la ley “es
algo obvio y que ninguna necesidad había de decirlo expresamente” (O´CALLAGHAN MUÑOZ, Código
Civil. Comentado y con Jurisprudencia. Ed. La ley, 7ª ed., Madrid, 2012, p. 1835).
10
La denuncia igualmente debe hacerse de buena fe, notificarse a los otros socios, y efectuarse “en tiempo
oportuno”.
11
Aunque este más bien podría ser un problema de indeterminación del artículo 1700 Cc.
recurso de repudiar la herencia. Añade aquí el artículo 1704 Cc la precisión de que la
cláusula de sucesión es igualmente válida “sin perjuicio de lo que se determina en el
número 4.º del artículo 1.700”, lo que parece redundante por pertenecer la cualidad de
denuncia a todo socio, adquiera tal condición por herencia o no. Tal vez el legislador
desea incorporar una mayor seguridad de liberalidad para el supuesto, otra vez, de un
heredero que aceptando la herencia se vea obligado a convertirse en socio por causa de
una acuerdo vinculante ex art. 1704 Cc; pero si de eso se trataba, la exigencia de justo
motivo seguramente se convierta en excesiva y poco sistemática.

Quizá igualmente la ley sea poco clara en su redacción, en cuanto a dilucidar si


el pacto de continuación entre los socios supervivientes y con los herederos son
posibilidades alternativas, o si la segunda opción es una variante que incluye la primera.
Aunque el resultado práctico es el mismo, cual es la continuación de la sociedad,
podrían presentarse problemas de inseguridad en supuestos donde la redacción de la
cláusula de continuación se limite a establecer la misma en caso de fallecimiento de uno
de los socios, o sea dubitativa y no concluyente en incluir a los herederos.

En general la existencia y contenido del artículo 1704 Cc tiende a diluir la


imperatividad del artículo 1700, de manera que en la práctica el efecto de disolución de
la sociedad por muerte de alguno de los socios se configura como dispositivo, pues va a
depender de que los interesados acuerden unánimemente, o no lo hicieran, la
continuación de la sociedad. Pero es que aun no existiendo acuerdo alguno, los socios
restantes pueden evitar la disolución de la sociedad mediante la reactivación de la
misma, figura admitida por la jurisprudencia, lo que suele suceder además cuando los
socios del fallecido son precisamente sus herederos12.

Y en sentido contrario y aun con la existencia de un pacto de continuación entre


los sobrevivientes, también la jurisprudencia lega a los socios la decisión de liquidar
definitivamente la sociedad ante el óbito de uno de sus miembros, por no querer
perdurar sin el mismo13. De esta manera y en el estado actual de cosas, el contenido del
artículo 1704 Cc parece superado por el elemento de la voluntad de los socios, al menos
en lo que respecta a la posible continuación o no de la sociedad sin los herederos.

12
SSTS de 21 de junio de 1988 y 29 de octubre de 1987, que admiten incluso la reactivación tácita. Véase
también STS 29 de enero de 1965.
13
En este sentido, STS de 4 de julio de 2006.

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