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DERECHO CIVIL CONTRATOS

DERECHO UNA FILIAL CAACUPE


RODRIGO DANIEL RIVAS FERNANDEZ

UNIDAD 16

 EL SOCIO.
Primeramente conviene expresar un concepto preciso de lo que debe entenderse por “socio” o el “estado de
socio”. Como lo explica Halperín, por “estado” se entiende la relación entre un individuo y un determinado
ordenamiento jurídico. El supuesto clásico, que consideró la doctrina hasta el siglo XX, es el estado de
ciudadano, que se caracteriza por imponerse a este y porque los derechos y obligaciones del ciudadano
“derivan del Estado”, que es así un “prius” de tales derechos y obligaciones. Desde fines del XIX y con
mayor generalidad en el siglo que corre, el concepto se extendió a la familia y al conjunto de derechos y
deberes derivados de la creación de la familia.
La extensión al socio de este concepto de “estado” no es técnicamente aceptable; solo cabe aceptarlo como
una comodidad verbal, porque la situación del socio es diversa de la del ciudadano: mientras que la calidad
de socio es normalmente voluntaria, puesto que es negocial; la del ciudadano es obligatoria; en la primera,
los derechos y obligaciones crean ese estado y no derivan de él; en cambio, en la segunda, los derechos y
obligaciones derivan del Estado.
Tal “estatus” no sería uniforme, porque depende; 1º) del tipo de sociedad; 2º) de los derechos y obligaciones
en determinado contrato de sociedad.
La doctrina y la legislación han concentrado su interés en determinar la situación de aquel individuo que se
compromete a integrar una sociedad o prestar su consentimiento formal de integrarla, formando un ente
distinto a cuyas directivas someten su voluntad.
La característica principal, como ya se ha expresado, es que el resultado de esa vinculación produce un ente
distinto a cada uno de los que han contribuido a formarlo, los cuales, por su parte, se comprometen a
respetar las obligaciones y derechos emanados del nuevo ente. Es lo que se denomina comúnmente el “status
socii”.
Según Richards, Escutia y Romero, el “status socii” da nacimiento a dos clases de derechos: a) los llamados
derechos patrimoniales, es decir, a la participación en los beneficios y soportar de las pérdidas dentro del
funcionamiento de la sociedad, o bien en su liquidación; y b) derechos de consecución, de gobierno y
administración y fiscalización de la sociedad.
El socio es, pues, toda persona que adecuándose a los requisitos exigidos por el régimen societario integra
una sociedad. El Código de Vélez en su Art. 1667 da una definición más amplia al expresar: “Tienen calidad
de socios las personas que como tales fueron partes en el primitivo contrato de sociedad y las que después
entraren en la sociedad, o por alguna cláusula del contrato, o por contrato posterior con todos los socios, o
por admisión de los administradores autorizados al efecto”.
 APORTES.
El Art. 981 del Código Civil trata directamente primero las obligaciones de los socios, para referirse en el
parágrafo siguiente a los derechos de los mismos. El mencionado artículo dispone: “Cada socio debe a la
sociedad lo que prometió aportar y será responsable por los vicios redhibitorios y por la evicción, en su caso.

Delegado 7º Semestre - Miembro Titular Nº 1 - Secretario General CEDUNA FC Periodo 2023/2024


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Si debiere dinero, sin necesidad de requerimiento judicial, abonará los intereses desde el día en que debió
entregarlos.
Las disposiciones de este artículo son suficientemente explícitas, pues no indican que la primera de las
obligaciones del socio es la de entregar a la sociedad lo que prometió, bien se trate de obligaciones de dar o
de hacer, cargándole con la responsabilidad de responder por los vicios redhibitorios u ocultos de la cosa
entregada por la evicción, si la propiedad del aporte fuese reclamada por terceros, en su caso. Asimismo, si
la promesa de aporte fuese de dinero, el artículo dispone que el socio abonará, sin necesidad de
requerimiento judicial, los intereses desde el día en que debió entregar la suma prometida, como cualquier
deuda no cumplida.
 RÉGIMEN SEGÚN LA NATURALEZA DE LOS APORTES.
El Art. 982 establece los derechos de la sociedad según la naturaleza de los aportes.
a) Bienes entregados en dominio. En cuanto a los bienes entregados en dominio, el socio los perderá, pues
formarán parte del capital social y no tendrá derecho a reclamarlos, aunque se produjere la disolución de la
sociedad y dichos bienes no hubieren sufrido alteración.
b) Bienes fungibles, deteriorables por el uso, o que se entreguen para ser vendidos por cuenta de la sociedad,
o los bienes estimados en el acto constitutivo o en documentos válidos. La sociedad adquiere el dominio de
ellos, los que no podrán ser reclamados con posterioridad. Si el objeto fue estimado en el contrato social, se
juzgará como aporte el valor establecido.
c) Bienes entregados para ser vendidos por cuenta de la sociedad. En este caso, los mencionados bienes se
tendrán como capital aportado a la sociedad al precio de venta de ellos; si la venta no pudo realizarse, el
valor de los bienes se considerará el correspondiente al tiempo de la entrega. Si el objeto fue estimado en el
contrato social, se juzgará como aporte el valor establecido.
d) Aporte de uso o goce de bienes. En este caso el socio propietario de ellos conservará la propiedad o
dominio de los mismos, siendo responsable de su pérdida total o parcial cuando dichas causas no fuesen
imputables a la sociedad o alguno de sus miembros. A la resolución del contrato, el socio podrá exigir la
devolución de los bienes en el estado en que se encuentren. Salvo estipulación en contrario, se considera que
el uso o goce constituye un derecho personal regido por las reglas de la locación subsidiariamente.
e) Aporte de créditos. Si el socio aportara créditos, la sociedad se considerará cesionaria desde la entrega de
ellos, debiendo constar la transferencia en el contrato constitutivo. El valor dado del crédito será el nominal,
con los intereses vencidos hasta el día del traspaso a la sociedad, cuando no se hubiese estipulado en forma
expresa que la cobranza fuere por cuenta del socio cedente. En este supuesto solo se computará lo percibido
más los intereses.
f) Aporte de trabajo o industrias. Si la prestación consistiera en trabajo o industria, el derecho de la sociedad
contra el socio que la prometió se regirá por los principios de la obligación de hacer.
g) La prestación de un capital se juzgará limitada al uso o goce del mismo, cuando la sociedad se
compusiere de un socio capitalista y de otro meramente industrial. Reproduce exactamente el Art. 1075 de
Vélez, que establece: “La prestación de un capital es sólo de uso o goce del mismo cuando la sociedad se
compusiese de un socio capitalista y de otro meramente industrial”.

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Como comentario general podemos afirmar que las fuentes de este artículo son principalmente el Código de
Vélez Sarsfield, el proyecto argentino de 1936, el Código de Comercio derogado y el Anteproyecto de
Bibiloni, legislaciones ya perimidas, por lo que se hace necesaria una nueva reestructuración de este Art.
982.
 PRESTACIÓN O APORTE ADICIONAL DEL SOCIO.
El Art. 983 es reproducción del Art. 1710 de Vélez, con la diferencia de que este está mejor redactado, por lo
que lo reproducimos para su mayor comprensión: “Ninguno de los socios podrá ser obligado a nueva
prestación, si no se hubiese prometido en el contrato de la sociedad, aunque la mayoría de los socios lo exija
para dar mayor extensión a los negocios de la misma; pero si no pudiese obtener el objeto de la sociedad sin
aumentar las prestaciones, el socio que no consienta en ello podrá retirarse, y deberá hacerlo siempre que sus
consocios lo exijan”.
Nuestro Art. 983 expresa: “Ninguno de los socios podrá ser obligado a nueva prestación, si no lo hubiere
prometido en el contrato, aunque la mayoría lo reclamare para dar más impulso a los negocios; pero si no
pudiere lograrse el fin de la sociedad sin aquel aumento, el disidente podrá retirarse, y deberá hacerlo
cuando sus socios lo exigieren”. El retiro coactivo del socio está justificado por la necesidad de la sociedad
de contar con capital superior que podrá obtener por otros medios.
 SOCIO ADMINISTRADOR ACREEDOR DE UN DEUDOR DE LA SOCIEDAD.
Este artículo contempla el caso en que tanto el socio administrador como la sociedad sean acreedores de una
misma persona. En este caso, el Art. 984 establece: “Cuando el socio administrador cobrare una cantidad
exigible que le fuera debida personalmente de quien, a su vez, era deudor de la sociedad por una suma
también exigible, deberá imputarse lo cobrado a las dos obligaciones, en proporción de sus respectivos
montos, aunque hubiere dado recibo por cuenta del crédito particular, pero si lo otorgó por el crédito social,
todo se imputará a este”.
Tiene su fuente inmediata en Vélez, con la excepción de que este agrega en su último párrafo: “…Pero si el
crédito lo hubiese dado por cuenta del crédito de la sociedad, todo se imputará a este…”. Así, si “el deudor,
al hacer el pago, hubiese designado el crédito del socio por serle el más gravoso, la imputación se hará a ese
crédito”. A nuestro parecer la solución dada por este Código es más equitativa que la propugnada por el
nuestro en referencia a los párrafos anotados.
 PROHIBICIÓN AL SOCIO.
El Art. 985 dispone una regla casi obvia: “El socio no podrá servirse, sin consentimiento de los otros socios,
de las cosas pertenecientes al patrimonio social para fines extraños a los de la sociedad”.
Los antecedentes de este artículo son el Anteproyecto De Gásperi y el Código italiano. Consideramos que la
actitud del socio sería evidentemente contraria a los intereses de la sociedad y pensamos que ni aun con el
consentimiento de los otros socios, podría admitirse una actitud que resultaría hasta dolosa.
 COBRO DE UN CRÉDITO SOCIAL POR UN SOCIO.
El Art. 986 se refiere al caso del socio que hubiese cobrado por entero la parte que le correspondía en un
crédito social sin que lo hayan hecho los demás socios, está obligado, si el deudor cae después en
insolvencia, a traer al patrimonio social lo que recibió, aunque hubiere dado el recibo solamente por su parte.

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La situación creada es bien clara y la norma tiende a favorecer a todos los socios, asegurándoles el cobro de
la parte correspondiente del crédito social.
 INCUMPLIMIENTO POR EL SOCIO INDUSTRIAL.
El Art. 987 expresa: “Cuando el socio industrial no prestare el servicio prometido por causa que no le sea
imputable, el contrato podrá disolverse. Interrumpido el servicio sin culpa suya, será lícito imponer una
disminución proporcional en las ganancias; pero si el socio industrial fuese responsable del incumplimiento,
los consocios tendrán derecho para excluirlo de la sociedad, o para disolverla. El socio industrial deberá a la
sociedad cuanto ganare con la actividad que se obligó a aportar a ella”.
Como se advierte, este artículo hace referencia a los socios que aportaren su industria o trabajo. Parecería
algo desubicado, pues tenemos una ley que regula las relaciones entre los socios capitalistas y los
suministradores de trabajo. Pero sin embargo, el caso planteado por el Código enfoca el problema desde otra
perspectiva.
El artículo se refiere, en primera instancia, al caso en que el socio industrial no prestare el servicio por causa
que no le sea imputable. Y, en este caso, dispone que el contrato pudiera resolverse. La solución nos parece
bastante drástica, a no ser que el servicio fuese fundamental para la sociedad y que la disolución la
resolviesen la mayoría de los demás socios. Asimismo, establece el Código una pena para el socio industrial
en caso de interrupción de sus servicios sin causa imputable a él, autorizando en este caso a una disminución
proporcional en las ganancias. El otro caso contempla el del incumplimiento del servicio por su
responsabilidad. En este caso, los consocios tendrán la opción de excluirlo de la sociedad o disolver la
misma.
El último párrafo del artículo que comentamos impone al socio industrial la obligación de acreditar a la
sociedad cuanto ganare con la actividad que se obligó a aportar. Sanción bastante rigurosa, sobre todo por no
tener en cuenta las circunstancias particulares del incumplimiento de la aportación.
 PAGO DE INTERESES POR EL SOCIO.
El Art. 988 reza: “El socio tiene la obligación de abonar intereses a la sociedad provenientes de las sumas
que hubiere extraído de la caja social, desde el día que los tomó, sin perjuicio de responder por los daños”.
La fuente de este artículo es el 1722 de Vélez Sarsfield y tiende a precautelar el capital social, no
permitiendo al socio utilizar fondos sociales para gastos particulares, o pena del pago de interese y daños en
su caso.
 DERECHOS DE LOS SOCIOS.
El Art. 989 establece: “Los socios podrán:
a) Derechos a reembolso. Todo socio tiene derecho a que la sociedad le reembolse las sumas que hubiese
adelantado con conocimiento de ella, para cubrir obligaciones sociales, así como las pérdidas que hubiesen
experimentado. Todos los socios están obligados a esta indemnización a prorrata de su interés social y la de
los socios insolventes se dividirá de la misma manera.
b) Exigir la permanencia en la sociedad de los demás socios. A primera vista podría tomarse como una
disposición arbitraria, el Art. 989 inc. b) se refiere a que la permanencia del socio solo es posible si no
tuvieran causa justa de separación. El mismo inciso nos indica cuáles son los motivos de “justa causa de
separación”: Cuando el administrador nombrado en el contrato social renunciare o fuere removido, o si

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existiendo derechos para la exclusión de algún socio, no se le permitiere hacer uso del mismo. Se entiende
que lo anotado se aplica a las sociedades que tengan tiempo determinado de duración.
c) Renuncia del socio. El inc. c) del Art. 989 dispone como derecho del socio: “Renunciar en cualquier
tiempo cuando la sociedad fuere por plazo indeterminado, a no ser que dicha renuncia sea de mala fe o
intempestiva”.
El derecho del socio de renunciar en cualquier tiempo, cuando se tratare de sociedades de duración
indeterminada, es un derecho en cierto sentido inviolable, pero la ley lo restringe a la necesidad de que la
renuncia no sea de mala fe o intempestiva. El propio Código, en su artículo siguiente, nos explica qué debe
entenderse por “mala fe” y por “intempestiva”. “La renuncia será de mala fe cuando se hiciere con intención
de obtener para sí algún beneficio o ventaja que hubiere de pertenecer a la sociedad. Será intempestiva la
producida sin estar consumado el negocio que constituye su objeto, en cuyo caso el socio deberá satisfacer
los perjuicios causados” (Art. 990).
 RENUNCIA DE MALA FE. CONSECUENCIAS.
“La renuncia de mala fe es nula respecto de los socios. Lo ganado en la operación que tuvo en mira al
separarse, pertenece a la sociedad, pero el renunciante soportará las pérdidas”, (Art. 991).
Como vemos, la sanción para el socio que renuncia de mala fe es bastante dura, pues se arriesga a perder
íntegramente lo que hubiere pretendido, así como a soportar por sí mismo todas las pérdidas que pudieren
derivarse de la operación pretendida.

 PROHIBICIÓN DE EXCLUSIÓN DEL SOCIO SIN JUSTA CAUSA.


Se considerará justa causa:
a) la cesión de derechos a terceros, no obstante la prohibición del contrato. Es decir que en este caso el socio
está violando deliberadamente el contrato social suscripto por él;
b) El incumplimiento de cualquiera de las obligaciones para con la sociedad, tenga o no culpa el socio”. Es
una cláusula coercitiva que constriñe al socio a cumplir sus obligaciones sociales. Somos del parecer que la
misma peca de rigurosidad y falta de ecuanimidad;
c) la incapacidad sobreviniente. La producida por falencia no causará exclusión, cuando se tratare del socio
industrial”; y “d) cuando perdiere la confianza de los demás, por insolvencia, mala conducta, provocación de
discordia entre los socios y otros hechos análogos”. Evidentemente, en casos como los citados, existirá una
verdadera crisis de confianza, que hace desaparecer la “affectio societatis”, elemento aglutinante para la
colaboración social activa y eficaz (Art. 992).
 EFECTOS DE LA EXCLUSIÓN O RENUNCIA DEL SOCIO.
El Art. 993 enumera las consecuencias de la exclusión o renuncia de cualquiera de los socios:
a) “en cuanto a los negocios concluidos, el saliente solo participará de las ganancias realizadas hasta el día
de la separación”. Consideramos lógica esta disposición, ya que la separación implicaría el reembolso de los
aportes.

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b) “el excluido o el renunciante continuará en la sociedad al solo efecto de participar en las ganancias o
soportar las pérdidas en las operaciones pendientes”. Es una disposición justa, pues se trata de operaciones
emprendidas en el período en que ejercía aún su calidad de socio;
c) “respecto de las deudas sociales, los acreedores conservarán, hasta esa fecha, sus derechos contra el socio,
del mismo modo que contra los que continuaren en la sociedad, aunque estos tomasen a su cargo el pago
total, salvo si por escrito hubieran exonerado al saliente”.
Se comprende que la renuncia o exclusión son actos ajenos a los acreedores y, en consecuencia, conservan
sus derechos incólumes contra los renunciantes o excluidos hasta la fecha en que ellas se produzcan;
d) “las deudas sociales ulteriores solo podrán ser exigidas contra los socios que continuaren y no respecto al
excluido o renunciante, a menos que hubieren sido contratadas ignorando los terceros dichas
circunstancias”.
Entendemos que la primera parte es inobjetable, pero la segunda parte es absolutamente impracticable por
estar sujeta a pruebas raras veces eficaces y que solo acarrearán litigios inconvenientes para los intereses
sociales.
e) “la separación solo perjudicará a los acreedores y a terceros en general cuando fuere registrada, o de otro
modo la conocieren”.
Consideramos que el único modo aceptable es el de la registración, ya que ella surte efecto contra terceros y
es el medio de publicación más eficaz.
 DE LOS DERECHOS Y OBLIGACIONES DE LOS SOCIOS ANTE TERCEROS.
¿Quiénes son considerados terceros con respecto a la sociedad? El Art. 994 juzga terceros, respecto a la
sociedad, a los extraños a la misma, como también a los socios en sus relaciones entre sí que no deriven del
contrato social o del carácter de administradores de la entidad. Este artículo tiene su fuente principal en el
Art. 1711 de Vélez Sarsfield, el que a nuestro parecer tiene una mejor redacción y es más sencillo de ser
comprendido. Es importante considerar quiénes son reputados como terceros para la sociedad. Ante esta
cuestión, no hay duda de que son considerados terceros los extraños a la misma; es decir, los que no son
socios de ella.
En segundo término, también se consideran extraños los socios entre sí siempre que sus relaciones no
deriven del contrato social. Nos atreveríamos a agregar, como lo hacen el Código de Vélez y la doctrina
argentina, que tampoco son socios aquellos que contratan con la sociedad en su carácter particular y no de
socio, o cuando un socio trata con un tercero en nombre particular.
En estas relaciones no debe invocarse la calidad de administrador de la sociedad. Es decir, que es necesario
establecer una neta separación entre el socio como miembro de la sociedad y las actividades que el mismo
obra, independientemente de su carácter de o fuera de su carácter de tal.
 CONCEPTO DE DEUDAS SOCIALES.
Hace referencia a este punto el Art. 995 del C.C. La sociedad considerará deudas sociales aquellas que los
administradores hubiesen contraído en su calidad de tales, debiendo indicar de cualquier modo, invocar en
forma clara y precisa (contemplatio dominis), dichos títulos y obligaciones por cuenta de la sociedad o en
representación de ella. Es decir que, volvemos a repetir, no basta que se sea socio o administrador, sino que

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es imprescindible que se indique esa calidad; solo así las obligaciones por cuenta y representación de la
sociedad surtirán efecto sobre ella. El párrafo final contiene una presunción, al expresar que en caso de duda
se presumirá que los administradores se obligaron independientemente de su calidad de socio; es decir, en
nombre particular, y cuando hubiere duda respecto de si lo hicieron o no dentro de los límites de su mandato,
se entenderá lo primero. Ya un comentario de Llerena sostenía: “En los casos en que, debiendo contratar a
nombre de la sociedad, contrata a nombre propio, esta tiene derecho para exigir la subrogación en los
derechos adquiridos por cuenta propia y que debió hacer en nombre de la sociedad; el administrador que
estando obligado a contratar a nombre de la sociedad, contratara para sí, comete una infidelidad en el
cumplimiento del mandato, aprovechando para sí lo encargado de adquirir para la sociedad; no debe, pues,
aprovecharse de su propia falta”.
 DEUDAS CONTRAÍDAS A NOMBRE DE LA SOCIEDAD CON ABUSO Y
EXTRALIMITACIÓN DE MANDATO.
El art. 996 expone el caso en que las deudas fueren contraídas en nombre de la sociedad, con extralimitación
del mandato y la sociedad no las ratificare, la obligación será solo suya en la medida del beneficio,
correspondiendo a los acreedores la prueba de ésta.
El caso aparece bien claro cuando el mandatario hubiere invocado la representación de la sociedad
extralimitándose en sus poderes, podrán darse dos situaciones: 1º) si la sociedad no la ratifica; la sociedad
solo será responsable en la medida en que ella se hubiere beneficiado, incumbiendo a los acreedores la
prueba de este; 2º) si la sociedad lo ratifica, es obvio que ella asume toda la carga de la deuda.
 EFECTOS RESPECTO A LOS ACREEDORES DE BUENA FE.
Los acreedores de buena fe son aquellos que no conociesen la extralimitación de los poderes, la cesación del
mandato o la prohibición de ejercerlo, siempre que resultasen de estipulaciones que no pudieran ser
conocidas por aquellos. Si se probare que tuvieron conocimiento de los impedimentos de los mandatarios y
no obstante contrataron con ellos, no se presumirá la buena fe. Este Art 997 sigue la línea del 1711 de Vélez
Sarsfield. Es necesario que el conocimiento de las extralimitaciones sea probado.
El código consagra al respecto la buena fe de las personas, en este caso de los acreedores que contratasen en
base a un poder abusivo, inexistente o con prohibición de ejercerlo. En estos casos, los acreedores quedan
liberados de todo compromiso contraído en base a poderes viciados. La buena fe se presume.
 DEUDORES SOCIALES.
El Art. 998 consagra el principio de la independencia de la personalidad de la sociedad con respecto a los
socios, dos entes distintos. Por tanto, los deudores sociales no lo son con respecto a los socios y, en
consecuencia, no podrán compensar lo que debiesen a la sociedad con sus créditos particulares contra
algunos de los socios, aunque se tratare del administrador. No es posible la compensación por faltarle la
condición de que para ella es necesario que se reúnan la calidad de deudor y acreedor por sus propios
derechos.
Quizá un ejemplo dado por Llerena citando a Troplong nos ilustre mejor: “Así, por ejemplo, si una persona
ha comprado una cosa de un tercero que se la ha vendido al fiado, o si le ha prestado dinero y el dinero o la
cosa comprada ha sido introducida en la sociedad como capital de este socio, o en pago de deudas que este
tenía con la sociedad, el tercero no tendrá acción directa alguna contra la sociedad por lo entregado al socio

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y llevado por este a la sociedad. La deuda es aquí particular del socio para con el tercero, pero no de la
sociedad, cuya solvencia no ha tenido, como dice Troplong para que sea tomada en cuenta por el acreedor”.
 ACREEDORES SOCIALES.
Recíprocamente, los acreedores de la sociedad no lo son de los socios, salvo disposiciones especiales
referentes a cada tipo de sociedad (Art. 999).
Es este punto, nuestro Código discrepa sustancialmente con el Código de Vélez Sársfield, pues el mismo
sostiene el principio adverso. De Gásperi se adhiere al criterio de Vélez en su Art. 1595 que es una
reproducción casi exacta del Art. 1713 del legislador argentino.
El Art. 999 mencionado, al manifestar que “los acreedores de la sociedad no lo son de los socios”, agrega sin
embargo un párrafo que atempera el rigorismo del primer criterio, pues añade: “Salvo disposiciones
especiales referentes a cada tipo social.” (Caso de sociedad colectiva).
El Art. 57 de la Ley 19550, a cuyo criterio nos adherimos, sostiene: “(Partes de interés). Los acreedores del
socio no pueden hacer vender la parte de interés; solo pueden cobrarse con las utilidades y la cuota de
liquidación…”.
(“Cuotas y acciones”). “En las sociedades de responsabilidad limitada y por acciones se pueden hacer
vender las cuotas o acciones del deudor, con sujeción a las modalidades estipuladas”. El comentario a este
artículo aclara más el mismo: “La situación de los acreedores de los socios se atiende aquí a la luz de tres
argumentos básicos, que son: la personalidad propia que ostenta la sociedad; el diferente grado de relevancia
que reviste el elemento personal en las distintas “clases” de sociedades (personalistas y de capitales) y el
principio de preservación de la empresa que informa la filosofía legal a lo largo de su articulado. Es así
cómo, en primer lugar, se dispone que en las sociedades de personas (o por parte de interés) los acreedores
particulares de los socios pueden embargar las partes de interés (forma de representación del capital en estos
entes, pero no ejecutarlas durante la existencia de la sociedad: solo pueden cobrarse de las utilidades y de la
cuota de liquidación, porque ellas pertenecen al socio. Precisamente, porque el cobrarse de la cuota de
liquidación es derecho de tales acreedores, la sociedad no puede ser prorrogada ni reconducida hasta tanto
sean satisfechos sus créditos. En las sociedades de capital, en cambio, se pueden hacer vender las cuotas o
acciones”.
Vemos, pues, que del principio general del Art. 999 pueden surgir consecuencias que afecten el capital social
sin que la sociedad en sí sea acreedora de terceros.
 PROHIBICIÓN AL SOCIO.
La prohibición consagrada en el Art. 1000 del Código Civil se refiere a que ningún socio tendrá derecho a
cobrar los créditos de la sociedad o demandar a los deudores de ella, salvo que fuese su administrador, la
representare en los casos previstos por este Código o hubiere sido especialmente autorizado. Este artículo es
reproducción fiel del 1748 del Código de Vélez, y es una limitación lógica y prudente, pues otorga
capacidad a los socios para cobrar los créditos de la sociedad o demandar a los deudores de ella, solo a
aquellos que fuesen sus administradores en los casos previstos en el Código o hubiesen sido especialmente
autorizados para las mencionadas gestiones.
 SITUACIÓN DE LOS SOCIOS FRENTE A TERCEROS.

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Hemos repetido que la sociedad es un ente distinto de cada uno de los socios. El Art. 1001 confirma este
principio fundamental de las relaciones entre socios, sociedad y terceros, cuando dispone: “Los socios, en
cuanto a sus obligaciones respecto de terceros, deberán considerarse como extraños a la sociedad. La calidad
de socio no podrá invocarse por ellos, ni serles opuestas”.
Se refiere, lógicamente, en sus relaciones personales con terceros. No olvidemos que deben considerarse
terceros con relación a la sociedad y a los socios, no solo las personas que no fuesen socios, sino también los
mismos socios en sus relaciones con la sociedad, o entre sí, cuando no derivasen de su calidad de socios, o
de administradores de la sociedad (Art. 1711, 1ª parte del Código de Vélez). Agregando nuestro Código que
“la calidad de socio no puede invocarse por ellos, ni serles opuesta”.
 FALTA DE ACCIÓN DE LOS TERCEROS.
El Art. 1002 establece: “Las obligaciones particulares de uno de los socios no confieren a los terceros
contratantes acción directa contra los demás, aunque estos se hubiesen beneficiado con ellas”.
No puede invocarse la acción “in rem verso”. Como sabemos, los contratos solo producen efecto entre las
partes; y el tercero, acreedor del socio, ninguna acción directa podría tener contra la sociedad. En el mismo
sentido Vélez, al comentar el Art. 1744, fuente del 10025 nuestro, dispone: “La sociedad es una tercer
persona, no hay acción contra ella, como no la habría contra un particular a quien el deudor hubiese
entregado el dinero que tomase prestado”.

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UNIDAD 17

 REPRESENTACIÓN Y ADMINISTRACIÓN Y SOCIEDAD.


 GENERALIDADES.
La formación de una persona jurídica se encuentra motivada en la intención de las personas que concretaron
el acuerdo, de dirigir sus esfuerzos en la consecución de un fin, que, sin dicha unión, resultaría imposible.
Las sociedades, necesitan para cumplir con su fin, inmiscuirse en vínculos jurídicos, hacerse sujeto (activo o
pasivo) de obligaciones. ¿Cómo logrará este cometido? Como persona ideal que es, necesita contar con un
medio para lograr vincularse jurídicamente con otras personas, tanto jurídicas como físicas.
El sistema jurídico ha ideado la respuesta a esa incógnita, es decir, el modo de imputar a la sociedad
obligaciones que se generaran con terceros.
Esa mentada respuesta se encuentra dada en los llamados “órganos societarios”. Estos varían según el tipo
societario y las necesidades de cada una.
Para la obtención del fin, de cualquier organización (Estado, Sociedades, Asociaciones), los integrantes de
esta deben desempeñar funciones entre las que es posible destacar las de: a) administración y representación,
b) gobierno y c) control.
La especificidad de cada una de las actividades señaladas, requiere que las mismas sean realizadas por
designadas específicamente para el efecto. En el caso de las sociedades, las funciones serán ejecutadas por
los órganos establecidos en la ley, que variará según el grado de complejidad del tipo societario.
Las funciones siempre serán las señaladas, variando solo el ejecutor. En las sociedades siempre contaran con
órganos que desempeñan funciones de gobierno y de administración y representación. La función de control
o fiscalización no siempre está dada en un órgano, en algunas sociedades puede no existir órganos con esta
función, lo que no quiere decir que el control no sea realizado.
 ÓRGANO DE LA ADMINISTRACIÓN Y REPRESENTACIÓN EN LAS SOCIEDADES.
Las sociedades necesitan, como se esbozó más arriba, de organización para alcanzar sus objetivos. Estos
constituyen el norte marcado por el gobierno societario y para alcanzarlo es necesario un órgano que las
ejecute. Su función esta dada en la dirección en pos de la ejecución de los propósitos marcados.
Gilberto Villegas, en su obra “derecho de las sociedades comerciales, pag. 159”, hace referencia a la
diferencia existente entre los conceptos de administración y representación. Señala que la función de
administración esta referida a la gestión interna de la sociedad mientras que cuando se habla de
representación, se esta refiriendo a actos realizados con extraños a la sociedad.
La función de administración y representación puede ser desempeñada por cualquier socio, conforme a lo
dispuesto por el Art. 974 del Código Civil. El citado artículo también abre la posibilidad de que un extraño a
la sociedad, sea su administrador. Por lo general, apostar en el cargo de administrador a alguien que no tiene
el estatus de socio, tiene que ver con sus especiales habilidades en el ejercicio de dicho cargo.

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Cabe aclarar que, si no se encuentran designadas personas para la administración de la sociedad, entonces,
cualquiera de los socios podrá realizar actos en nombre de la sociedad, es decir, cualquier socio podrá
obligar a la sociedad, aunque no este designado específicamente para representar a la sociedad, siempre y
cuando no exista una limitación que le niegue esa posibilidad prevista en el contrato social. En el caso de
que exista persona designada como representante, solo el podría obligar a la sociedad, dado que, según el
código civil, los dirigentes societarios tienen carácter de mandatarios y existiendo algún socio con este
rango, implica que los demás carecen de poder suficiente para obligar a la sociedad.
La gestión y representación social puede producir la necesidad de una o mas personas, según la complejidad
que represente la obtención de los fines. En dicho sentido, la administración podrá ser:
A) Unipersonal: cuando una sola persona constituye el órgano de representación y administración
B) Pluripersonal: cuando dos o mas personas desarrollan la administración y representación de la sociedad.
Esta presenta una subdivisión, fundado en el modo en que realicen su labor. Esta puede ser:
B.1) De administración indistinta: cuando se establece que cualquiera de los socios administradores,
puede obligar a la sociedad, sin necesidad de intervención del o los demás administradores.
B.2) De administración conjunta o colegiada: esta se da cuando los administradores obligan a la sociedad,
con su actuación conjunta, es decir, todos deben intervenir en el acto para que este resulte obligatorio para la
sociedad.
 DESIGNACIÓN Y CESACIÓN.
El o los administradores de la sociedad deben ser designados en el acto de constitución de la sociedad, por
aquellos que conformaran la categoría de socios. Esta obligación de designación en el contrato social se
extrae de las normas que regulan la constitución de las distintas sociedades comerciales.
También pueden ser designados los directivos de las sociedades en acto posterior. Los directivos designados
en acto posterior, lo son a consecuencia de la facultad de revocación que tienen los socios o porque ha la
renuncia de estos o tal vez, hayan cumplido el periodo para el cual fueron nombrados.
Las designaciones de los administradores deben ser registradas en el Registro público de comercio, para que
terceros no puedan alegar desconocimiento del carácter con el que esta investido el administrador. Villegas,
en obra Derecho de las sociedades comerciales, sostiene que la inscripción tiene una función de publicidad,
por lo que entiende que su omisión puede generar responsabilidad frente a terceros perjudicados. En
cuestiones que hacen a los administradores, sobre aspectos no reglados en el Código Civil, debe tomarse en
cuenta las disposiciones de la ley del Comerciante, en la parte que regula sobre el factor, por la similar
naturaleza de ambos institutos.
En el último compendio de normas nombrado, se establece que la designación del factor debe ser registrado
en el Registro Público de Comercio, lo que confirma la afirmación realizada más arriba sobre la inscripción
del o los administradores de las sociedades, en razón de la similitud de los institutos.
Como consecuencia de la facultad acordada a los socios para nombrar a los administradores, se les reconoce
la posibilidad de revocación de la designación, lo que quiere decir que los socios pueden cesarlos en dichas
funciones. En cuanto a la revocación, nada refiere la ley, sobre la potestad que tienen los socios de hacer
valer ese derecho de revocación, sin que este motivada, por lo que puede concluirse que los mismos pueden

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ejercer ese derecho sin causas, lo que no obsta a que el ejercicio de ese derecho sea reglado en el contrato, es
decir, se imponga las causas por las cuales los administradores pueden ser removidos.
 RENUNCIA.
En cuanto a la renuncia, resalta una cuestión interesante, atendiendo a lo que dispone el Art. 978 ultima
parte, que refiere que: “…El administrador nombrado por acto posterior al contrato, podrá renunciar, tuviere
o no justa causa para hacerlo”. Por esta norma se entiende que el administrador solo tiene el derecho de
renunciar a dicho cargo, si fue nombrado en oportunidad posterior al del acto constitutivo, por tanto, no seria
extensivo a aquel que fue designado en el contrato.
Resulta que dicho articulo debe interpretarse de manera conjunta con lo dispuesto por el Art. 1004 del
Código Civil, que refiere que la sociedad “podrá” disolverse a instancia de uno de socios, citando entre los
motivos la renuncia de administrador nombrado en el contrato social. Este articulo contempla la posibilidad
de renuncia del administrador que fuere nombrado en el acto constitutivo, teniéndolo como causal de
disolución, que es una posibilidad, es decir, no es imperativo que se disuelva la sociedad como consecuencia
de la renuncia del administrador de la sociedad nombrado en el contrato.
Entonces, tenemos dos cuestiones a partir de este ultimo artículo, la primera que habré la posibilidad de
renuncia a aquel administrador que fue nombrado en el contrato y la segunda, que la renuncia no implica la
necesidad de la disolución, por lo que si renuncia el administrador nombrado en el acto constitutivo, puede
seguir funcionando la sociedad.
Los administradores pueden renunciar por cualquier motivo, salvo pacto expreso en el contrato. Aun así
debería poder aplicarse, por analogía los dispuesto en los Arts. 990 y 991 del citado cuerpo legal, que regula
la renuncia de mala fe o intempestiva, en cuanto a las causales de separación del administrador, para la
imputación de responsabilidad de este frente a la sociedad.
 FACULTADES DE LOS ADMINISTRADORES.
La sociedad tiene un fin social que alcanzar y a dichos efectos, los administradores tienen que tener el poder
necesario para lograrlo. Estos poderes deben ser lo mas amplio posible para que su trabajo no se vea
truncado y, a dicho efecto, lo que podría establecerse son prohibiciones, si los demás socios quieren reservar
ciertos actos a otros socios o mandatarios. Fuera de estas limitaciones, el administrador, se encuentra
facultado para realizar actos que tengan que ver con el giro de la empresa.
Es por eso que el Código Civil establece como naturaleza de la administración de la sociedad el carácter de
mandato general.
En virtud de dicho mandato, el administrador tiene la facultad de realizar todos los actos que tengan que ver
con el giro normal de la sociedad. Ante la falta de cláusula expresa en el instrumento donde se lo instituye,
en el que se determine el límite de su competencia, para la interpretación sobre la amplitud de los poderes de
administración, se atenderá a la naturaleza y fin de la sociedad.
Los administradores no podrán encargar a otros sus labores, es decir, no podrán delegar sus funciones de
administración y representación, lo que no obsta a que los mismos puedan otorgar poderes especiales para a
otras personas para la ejecución de actos específicos o hacer ejecutar a sus subordinados alguna cuestión
administrativa que tiene con el giro de la sociedad, bajo su supervisión y más que nada, bajo su
responsabilidad.

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 LIMITACIONES.
Como se ha dejado sentado, la administración de la sociedad comprende los negocios ordinarios de ella con
todas sus consecuencias, es decir, todos aquellos que tiene que ver con el objeto de la sociedad.
Esas actividades están comprendidas dentro de lo que se entiende el giro normal, o mejor todos aquellos
actos tendientes a la consecución de fin.
El poder asignado en el contrato social o resolución de asamblea, a los administradores, tienen como fuente
la esencia del objeto social. Estas asignaciones son consideradas por la ley como un mandato general.
La ley considera que el administrador o administradores pueden realizar todos los actos ordinarios, y para
determinar que comprenden los mismos, lo hace a través de una definición indirecta, es decir, señalando lo
que no es, para que se entienda su esencia. Refiere la norma que son negocios ordinarios aquellos que no
requieren poderes especiales.
El Art. 883 del Código Civil, nos ayuda a entender mejor los alcances de la competencia de los
administradores. Estos son considerados como mandatarios con poder general y este artículo no hace otra
cosa mas que desentrañar el alcance del poder general, estableciendo que solo comprende los de
administración, por lo que se puede descartar entonces la posibilidad de los administradores de realizar actos
de disposición. Estos, estan reservados a los socios.
Entonces, los administradores, pueden realizar todos los actos que tienen que ver con el giro normal de la
empresa y que no requieren para su ejecución de poder especial. El Art. 884 del C.C. señala cuales son los
actos que requieren poderes especiales, por lo que los mismos les está vedado a los administradores, salvo
que se les extienda un poder especial a dichos efectos.
 DERECHOS Y OBLIGACIONES.
El Código Civil no ha determinado específicamente las obligaciones de los administradores, por lo que debe
recurrirse a la figura del mandato, dado que el este cuerpo legal ha asimilado este contrato con lo realizado
por los administradores. Pero estos deberes, a los que debe adecuar su conducta el administrador,
desarrollados en el Art. 884 del Código Civil, constituyen una derivación los principios jurídicos del derecho
comercial de lealtad, diligencia de un buen hombre de negocios y legalidad.
Se hace referencia primero a estos principios, puesto que la ley constituye el corolario de estos.
Con relación al primero (lealtad), el administrador debe actuar siempre teniendo en la mira a la sociedad que
tiene a su cargo, sin dejarse influenciar por otros intereses extraños a la sociedad, es decir debe ser fiel a la
sociedad para la cual trabaja.
Con respecto a la diligencia, el mismo debe desempeñarse como si el negocio fuere suyo.
En relación al de legalidad, se puede concluir que el administrador debe cumplir a cabalidad con el estatuto,
el contrato social y la ley. En caso de incumplimiento será pasible de ser responsabilizado por daños y
perjuicios ocasionados.
Como se dijo más arriba, debe hacerse alusión a lo dispuesto en el Art. 884, por cuanto este hace se refiere a
las obligaciones del mandatario y dada la naturaleza asignada por el Código Civil a los administradores, la
norma señalada les es aplicable, por lo que los administradores deben, según el este articulo: “…a) ejecutar

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fielmente el contrato de acuerdo con la naturaleza del negocio y dentro de los límites del poder, ajustándose
a las instrucciones recibidas. No se juzgará que se apartó de ellas, si lo hubiese cumplido en una forma más
ventajosa que la indicada; b) abstenerse de ejecutar el mandato, cuando de ello resultare daño manifiesto
para el poderdante; c) tomar las medidas conservatorias exigidas por las circunstancias, cuando se hallase en
imposibilidad de obrar con arreglo a las instrucciones, pero no estará obligado a constituirse en agente
oficioso; d) responder por los daños y perjuicios derivados de la inejecución total o parcial, si le fuere
imputable; e) dar cuenta de sus operaciones, sin que la previa relevación de ello por el mandante le libere de
los cargos que éste pueda justificar contra él; f) restituir cuanto recibió del poderdante y no hubiese
dispuesto por su orden, como también lo que obtuvo de tercero, aunque fuere sin derecho, las ganancias
derivadas del negocio, los títulos, documentos y papeles que le hubieren sido confiados, salvo las cartas o
instrucciones entregadas con motivo de la ejecución del contrato; g) a falta de autorización del mandante,
abstenerse de otro beneficio o provecho en el desempeño del encargo, salvo el previsto al celebrarse el
contrato; y h) posponer sus intereses en la ejecución del contrato si mediare conflicto entre los suyos y los
del mandante.
Si nos fijamos, los principios señalados mas arriba constituyen el fundamento de los incisos del Art. 884
transcriptos, pues, como puede observarse, los incisos “a, b, e, f, g y h”, constituyen la particularización del
principio de lealtad. El “c” tiene que ve con el de diligencia y el “d” con el de legalidad.
 RESPONSABILIDAD DE LOS ADMINISTRADORES SOCIALES.
Los administradores están obligados a actuar conforme a las normas del contrato y la ley. Apartarse de las
mismas implicaría responsabilidad para el o los infractores.
En el caso de que existan varios administradores que hubieran quebrantado las normas apuntadas serán
solidariamente responsables.
Para la aplicación de la responsabilidad el código civil exige que exista culpa al menos, por ende, serán
considerados, con mas razón aun, responsables aquellos que actuaron con dolo o culpa grave.
Esa solidaridad mentada, no es extensiva sin excepción a todos los administradores, puesto que tiene como
presupuesto la violación (con culpa o dolo) de las normas del contrato o ley. La responsabilidad solidaria no
se aplicará entonces, a aquellos administradores que demostraren estar exentos de culpa.
A raíz del obrar violatorio del contrato o la ley, los socios podrán resolver la destitución del cargo de
administrador y la promoción de acciones civiles o penales en su caso.
Nótese que el articulo dispone que la responsabilidad esta dada respecto de la sociedad, lo que no implica
que terceros perjudicados con la actuación del representante o representantes sociales, puedan accionar
contra los mismos.
Los administradores son responsables por los actos realizados por dependientes que están bajo su
dependencia conforme lo dispone el Art. 1842 del Código Civil.
 FORMA DE OPERAR.
En el caso de que se hayan designado dos o mas personas para la administración de la sociedad, los socios
pueden disponer en que forma deberán actuar. La manera en que se desempeñarán podrá estar determinada
en el contrato social, lo que no implica que se lo omita en este último y se lo desarrolle en el estuto social.

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Se puede establecer que los administradores actuaran, para el cumplimiento de sus funciones, de manera
conjunta o disociada.
Actuaran de forma disociada cuando en el documento en el cual se extiende sus poderes (contrato social o
resolución de asamblea) no deje sentado específicamente que los mismos actuaran en su gestión el uno sin el
otro. Entonces, la actuación disociada significa que cada uno podrá actuar por separado, mientras que la
actuación conjunta comprende la actuación en equipo, ya que uno de los administradores no obrará sin el
otro.
En el caso de que se haya omitido en el acto de designación expresar la forma en que actuaran se entiende
que los mismos actuaran de manera disociada.
Nos encontramos, con el problema, en caso de que sean dos administradores, de que se puedan dar
posiciones encontradas en cuanto a la realización de un acto, puesto que se consagra en la ley el derecho de
oposición a los actos que se pretenda ejecutar. ¿Cómo se resuelve esta situación? En la ley no esta prevista la
solución, y una pensada, constituye el establecimiento de periodos de presidencia de la administración, por
ejemplo, seis meses cada uno, en las que se prevé, en caso de conflicto, el voto múltiple para el presidente.
La oposición realizada por uno de los administradores, genera la eximisión de responsabilidad de aquel que
lo expreso, para el caso que la ejecución de la decisión genere daños. Ahora bien, se suele pensar que la no
participación en la decisión del cuerpo administrador, no genera responsabilidad para el ausente. No debe ser
tomada a la ligera esta situación de absolución de aquel que no haya participado en las deliberaciones del
directorio, dada la obligación del mismo de actuar según el principio de diligencia. Para eximirse debe
demostrar su imposibilidad de participación.
En el caso de administración conjunta, nos encontramos con el problema que representa la actuación como
cuerpo en todo momento, sucede que se podría presentar situaciones críticas (peligro inminente de un daño
grave e irreparable) que requieren celeridad, entonces la ley habilita el quebrantamiento de la actuación
conjunta, pudiendo uno de los administradores asumir personalmente la representación de la sociedad.
Los socios evaluarán en asamblea la actuación de los administradores, pudiendo en caso de disconformidad
con los resultados de su desempeño, motivados en la forma en que realizan sus labores (forma conjunta o
disociada), cambiar la forma de actuación.
 INTERVENCIÓN JUDICIAL DE LAS SOCIEDADES.
 CONCEPTO.
Ocurre que la sociedad puede ser entendida en su funcionamiento como un organismo y como tal, tiene sus
propios metodos de solución de conflictos. Es decir, los problemas sociales no deben trascender el límite
enmarcado por sus integrantes. Ningún socio debería tener que recurrir, para preservar sus derechos, a
elementos exteriores para solucionarlos.
Refiere Villegas, (Derecho de las sociedades comerciales, pag. 170) que los problemas entre los socios
deben ser resueltos dentro de la sociedad, con la intervención de los órganos.
Los socios serán siempre, los que resuelvan los problemas societarios. La forma de viabilizar los mismos
varia según el tipo societario, puesto que pueden plantearlo directamente en la reunión de socios, como por
ejemplo en las sociedades colectiva o hacerlo a través de un órgano constituido al efecto, es decir,

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reclamaran el dicho órgano, ejemplo el sindico en las sociedades anónimas, para que este las presente ante
los socios.
Si no es posible resolver los conflictos que se tienen con la sociedad, se podrá recurrir a la via judicial para
precautelar los derechos.
Entre los problemas que pueden presentársele a un socio, se encuentra aquellos que tiene que ver, a su modo
de ver, con la administración societaria y sus derechos de socio. Primero, como se dijo debe tratar de
resolverse en la sociedad, en la sociedad, primeramente con los administradores, luego con los socios en su
totalidad, para que después de agotadas estas instancias, acudir a la vía judicial para la preservación de sus
derechos, pidiendo a dichos efectos, la remoción de los administradores societarios.
Esa remoción puede demorar, por lo que esta prevista en la ley procesal, una medida cautelar denominada
intervención judicial a los efectos de prevenir que los derechos se vean truncados por la demora en la
remoción judicial de los administradores.
Entonces, se la puede caracterizar como medida cautelar, dentro de juicio de remoción de los
administradores sociales, a los efectos de precautelar los intereses societarios y también, según Villegas, de
manera subsidiaria, los derechos del socio accionante.
 CLASES.
La intervención judicial se divide, según los poderes que tengan los administradores, según la competencia
que le es asignada.
Encontramos aquella en la que solo el interventor realiza solo un trabajo de comprobación y comunica lo
verificado al Juez.
Mientras que en el otro, el Juez asigna al interventor una tarea participativa en lo que ser refiere al giro de la
sociedad, pudiendo trabajar en exclusividad o en forma conjunta con los administradores cuya remoción se
solicita.
 PROCEDENCIA.
Esta medida cautelar se hará viable como consecuencia de los peligros que la actuación de los
administradores societarios generen respecto del normal funcionamiento de la sociedad y su subsistencia.
Estos tienen que ver con actos u omisiones de los administradores que generen un peligro para
desenvolvimiento de la sociedad como tal.
Entre los actos podríamos citar como ejemplo la extralimitación en sus poderes, mientras que como ejemplo
de actos omisivos, tendríamos su ausencia en la dirección societaria.
Esta tiene como parámetro de procedencia la inexistencia de otra medida, concluyéndose que la intervención
tiene carácter subsidiario en relación a otras medidas cautelares que podan ser solicitados para precautelar
los derechos que se intenta garantizar o la decretada fuere ineficaz.
Esta puede ser solicitada por cualquier socio, en el juicio que promoviera para la remoción de los
administradores.
 REQUISITOS.

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Como parámetros para que sea otorgada la medida cautelar se tiene los siguientes:
A) Solo un socio podrá solicitar la medida, pero con la aclaración de que debe ser parte en el juicio de
remoción que sustenta a la presente medida cautelar. Deberá acreditar su estatus de socio y para ello se
servirá de documentos que estén en su poder y que lo avalen.
B) Que se inicie la acción de remoción del administrador. Esta es la única acción que hace viable la
implementación de esta medida judicial. En atención a lo dicho, se concluye que esta medida cautelar no
podrá ser solicitada antes de la interposición de la demanda principal con la condición de que se presentara
en el futuro.
C) Que haya peligro en la demora. El socio deberá acreditar el peligro que ocasionaría el hecho de que no
sea intervenida la sociedad en su administración. Debe establecer cual es acto u omisión del administrador,
cual es la consecuencia (tipo de daño) y la relación causal entre el acto u omisión del administrador y el
daño.
 FACULTADES DEL INTERVENTOR.
El Juez deberá determinar, en la resolución en la que haga lugar a la medida cautelar, cuales los son los actos
que puede realizar y cuales no, es decir, establecerá los limites de su competencia, no pudiendo excederse,
por mas que crea que ello beneficiaria a la sociedad.
El Juez para lograr la correcta determinación de los limites del encargo del interventor deberá tener en
cuenta la sociedad en su estructura y funcionamiento, como asimismo el negocio social y las circunstancias
del caso que motivaron el pedido de remoción de los administradores.
Para la ejecución de la intervención deberá designar a una persona entendida en el ramo de negocios que
constituya el objeto de la sociedad. Esta persona podrá ser ofrecida por la parte actora en el juicio de
remoción (socios accionantes).
Una cuestión que salta la vista sobre la competencia de los interventores, dada la diferencia realizada entre
administración y representación, constituye saber si el administrador tiene facultades administrativas y no de
representación o si tiene ambos. Se entiende que solo cuenta con facultades administrativas y no de
representación. El interventor no podría contratar con un tercero en representación de la sociedad. Lo que el
interventor puede hacer es inducir a los socios, a través de sus órganos, finalizar los actos con terceros,
puesto que admitir que puede representar constituiría la transformación de la sociedad privada en una
publica.
 FISCALIZACIÓN.
Debe diferenciarse primeramente, la fiscalización del órgano de fiscalización. La Fiscalización constituye el
acto de control de legalidad de los actos societarios, incluyendo tanto los actos internos como aquellos
realizados con terceros. Mientras que el órgano administrativo lo constituye la persona que realiza el acto de
fiscalización que designada para el efecto.
Hecha la aclaración, puede señalarse que en todo tipo de sociedad existe fiscalización, pero no en todas
existe un órgano especializado para realizar la tarea del control.

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La fiscalización puede ser directa e indirecta. Para el caso de que este previsto en la ley un órgano
fiscalizador, la labor de esta constituiría una fiscalización indirecta, mientras que el control realizado por los
socios, por su cuenta, sería un control directo.
 FISCALIZACIÓN DIRECTA.
Todos los socios tienen el derecho de informarse sobre el negocio societario, es fundamental para poder
formarse una opinión sobre el funcionamiento del negocio societario y así poder, en la reunión de socios,
decidir, según su parecer, lo mejor para los intereses societarios y suyos.
En las sociedades de personas es donde mejor se expresa la fiscalización directa, puesto que no cuentan con
órganos que hagan esa labor.
No puede ser denegada el derecho de los socios de conocer el estado económico de la sociedad. Si bien es
cierto se puede prohibir (Art.979 del C.C.) a los socios inmiscuirse en la administración, puesto que los
mismos podrían entorpecer el giro de la empresa, no quiere decir que no pueda examinar, por medio de
análisis de los libros, documentos y papeles, los negocios de la sociedad. Tampoco se le cercenará su
derecho a reclamar sobre aquellos puntos con lo que no esté de acuerdo, en el momento oportuno (reunión
de socios).
 FISCALIZACIÓN INDIRECTA.
La fiscalización indirecta, es cuando el control es realizado a través de un órgano instituido para el efecto.
Por ley, la Sociedad Anónima tienen como órgano obligatorio en su conformación a la sindicatura. Mientras
que en las Sociedades de Responsabilidad limitada la constitución de la sindicatura es facultativa, es decir
depende de los socios instituirla.
La competencia de la sindicatura se circunscribe al control de legalidad de los actos de administración y
representación. Solo los socios tienen el control de la gestión empresarial de los administradores, es decir, la
sindicatura no puede dictaminar sobre la obtención de resultados societarios, tan solo sobre la legalidad de
los mismos.
La sindicatura puede ser unipersonal o colegiado, y a la vez tener titulares y suplentes.
 DERECHOS Y OBLIGACIONES DE LA SOCIEDAD RESPECTO A TERCEROS .
 TERCEROS.
La sociedad en el proceso de obtención de su fin social debe necesariamente vincularse con otras personas,
estas son reputadas por la ley (Art.994), como terceros, puesto que extraños en lo que se refiere al
relacionamiento interno.
También son considerados como terceros, aunque tengan la calidad de socios, cuando estos se vinculen entre
sí, pero dicho vínculo no tiene como fuente el contrato social. Por ejemplo, un miembro del directorio de
una S.A., le vende una casa propia a otro socio. Este vínculo no puede ser considerado como consecuencia
del contrato social. El director no será considerado en este caso representante de la sociedad y por tanto, no
será un acto de la sociedad, sino propio y por el hecho de que el comprador sea también socio, no cambia la
negativa de considerarlo como acto de la sociedad y por tanto, el director y el socio, en este caso serán
considerados extraños a la sociedad.
 DEUDAS SOCIALES.

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Los administradores sociales son los representantes sociales. En razón de ello, son estos los que hacen que la
sociedad se obligue.
Para conseguir la vinculación de la sociedad con terceros, debe en el acto en el que se efectivizara el vínculo
jurídico, señalar, de manera fehaciente, que lo hace en representación de la sociedad y no a título personal.
Esta comunicación no tiene formalidad alguna, tan solo, debe señalar que su actuación lo hace por cuenta de
la sociedad o en representación de la misma, o de cualquier otro modo similar por el que se entienda que su
actuación es para la sociedad y no, para que los efectos que se produzcan, sean a su respecto.
En caso de duda sobre la calidad del representante social, se presumirá que los mismos se obligaron a titulo
personal. Esta presunción puede resultar perjudicial para las personas que contratan con los administradores,
habiendo dudas sobre la calidad de los mismos, por lo gravoso que significa tener que desvirtuar una
presunción y asi obligar a la sociedad. Ahora bien, presunción resulta una suerte de presión para los
administradores, por cuanto no querrían quedar obligados, comprometiendo asi su patrimonio, en cuestiones
que hacen a la sociedad, y es por ello que tendrían que tener mayor cuidado de que no queden dudas sobre
su actuación en nombre de la sociedad.
Tienen que tener también cuidado de que actuar dentro de los limites establecidos en sus mandatos, por las
implicancias que puede traer haber actuado fuera de su competencia. Aun asi en caso de dudas, cuando se
este por obligar con un tercero, sobre si lo hacen o no dentro de su competencia, se entenderá, para
salvaguardar los intereses de los terceros de buena fe, lo primero.
Ahora bien, para el caso en el que se determine posteriormente a la concreción del acto, que el o los
administradores actuaron con extralimitación de sus mandatos, la sociedad podrá ratificar la actuación de
este para quedar vinculada. En el caso de que no sea ratificada por la sociedad, la única forma para que
quede vinculada, sería que exista algún beneficio a su respecto, resultando esta la medida de su vinculación,
debiendo ser demostrado ese beneficio por los acreedores. El resto, es decir, lo que no se considera beneficio
para la sociedad, es obligación del o los administradores.
La vinculación hecha fuera de los límites del mandato de los administradores, no puede perjudicar a
personas que no pudieron tener noticia de las mismas y que tan solo fueron sorprendidas en su buena fe.
Pudieron caer también, en el caso de que contrataran con un socio, que no tiene facultades de representación
(no fue designado para el efecto), en estos caso tampoco podrían ser perjudicadas, puesto que la buena fe
será el escudo protector para afrontar dichas situaciones perjudiciales. Esa buena fe se verá quebrantada en
razón del conocimiento que tenia de la situaciones señaladas, por lo que no podrá eximirse de obligaciones
que haya asumido ni beneficiarse del crédito que pudo haber tenido con la sociedad.
 DEUDORES SOCIALES Y ACREEDORES DEL SOCIO.
Una persona pudo asumido obligaciones respecto de la sociedad como así también respecto de alguno de sus
socios. Este, en cuanto a sus obligaciones respecto de terceros, deberá considerarse como extraños a la
sociedad.
Es así que no puede ser vinculadas ambas obligaciones, por mas que ese socio, con el que se concreto la
obligación, sea administrador. Se evita el relacionamiento de obligaciones, porque, en el caso de procederse

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de dicha manera, podría perjudicar los intereses sociales, pues se podría dejar de percibir bienes con los que
se contaba.
La calidad de socio, no podrá invocarse por ellos, ni serles opuesta. Tal es el caso de una persona que
contrata con la sociedad y a la vez con algún socio (este de manera particular) y que este tercero, teniendo
deudas con la sociedad, no quiera cumplir con la ella porque tiene una crédito contra ese socio con quien
también tiene vinculación. Como la sociedad, per se, esta obligada respecto de este ultimo, una
compensación, haría que no reciba lo que debía, creando un desequilibrio económico en la sociedad,
independientemente de que la sociedad le deba rendir cuentas a su socio respecto del rendimiento
económico, solo que esto ultimo lo hace en razón del beneficio logrado y si se compensa, no se lograría
beneficiar a todos los socios de la misma manera tal vez que si se hubiese hecho efectivo el crédito.
 ACREEDORES SOCIALES.
Son acreedores sociales, aquellos que tengan a su favor, en virtud de un vínculo obligacional, la facultad de
requerir alguna prestación a su favor por parte de la sociedad. Ejemplo seria un proveedor de insumos,
entonces, el este es acreedor de la sociedad, por el valor de la venta de los productos.
Puede ocurrir que ese mismo acreedor haya entablado alguna relación obligacional con algún socio, siendo
acreedor de este por la prestación que le es debida.
Ahora bien el Art. 999 del C.C. refiere que los acreedores de la sociedad no lo son de los socios, salvo
disposiciones especiales referentes a cada tipo de sociedad.
Lo que se quiere establecer en este articulo, es que no se puede hacer referencia a la calidad de socio de un
deudor suyo, para sacar alguna ventaja para el cobro de la deuda. Esto debe ser completado con lo dispuesto
en el Art. 1001 en el que se deja sentado expresamente como serán considerados los socios en sus relaciones
obligacionales con extraños a la sociedad u otros socios fuera del ámbito del contrato social, señalando que
los mismos serán considerados extraños a la sociedad y por tanto, la calidad de socio no podrá ser opuesta al
acreedor, para evitar el cumplimiento de su obligación o sacar ventaja, ni tampoco como se dijo, sus
acreedores podrán hacer valer el estatus de socio para el cobro.
 RELACIONES DE LOS SOCIOS CON LOS DEUDORES DE LA SOCIEDAD.
La categoría de socio no implica que dicha persona pueda sustituir en sus asignaciones a los órganos
constituidos. El mismo no puede hacer efectivo, por más que sea para la sociedad, créditos de la sociedad si
no se encuentra expresamente habilitado para ello.
El socio debe tener algún tipo de habilitación para proceder a efectivización de créditos y con ello desobligar
a los deudores. La habilitación societaria aludida puede tener como causa, el carácter de administrador
societario, sea su representante en los casos previstos por este Código, o sin tener dichos cargos le fuera
asignada dicha tarea a través de poder especial.
Todo ello es porque, de permitirse el cobro a cualquier socio, se estaría induciendo al caos a la sociedad y a
los terceros que negocian con ella. Por ejemplo, imagine que un socio cobra un crédito social y no comunica
a la sociedad en tiempo oportuno. Tampoco hace lo propio el deudor societario en la creencia de que ya se
desobligo y posteriormente, este último es demandado por la sociedad, por un pago que ya hizo. Bien la ley
ha previsto, situaciones como esta, vedando la posibilidad de cobrar a cualquier socio.

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 DOCUMENTOS Y CONTABILIDAD.
 OBJETIVOS.
El objeto de la contabilidad es permitir a su titular, para el caso de un comerciante, conocer en cualquier
momento el estado de sus negocios, probar sus derechos, y establecer el resultado económico de sus
negociaciones, en su propio interés y en el de los terceros en general.
En el caso de las sociedades, resulta imprescindible para los socios por cuanto lo permite un conocimiento
cabal de la gestión de la sociedad. Deben ser llevados de acuerdo al modo y forma exigidos al comerciante
comun, puesto que a las sociedades le son aplicables las obligaciones de los comerciantes en general, es
decir toda sociedad comercial, deberá:
Registrar, en libros establecidos en la ley y necesarios conforme a la naturaleza del negocio, una
contabilidad ordenada y regular, que permita determinar su situación patrimonial y los resultados de su
actividad.
Dejar constancia de todas y cada una de sus operaciones, debiendo todos estos asientos estar realizados de
manera organizada y regular, de modo tal que de las mismas resulte un esquema que refleje de manera
verídica de sus negocios. Llevará los asientos de la forma apuntada, sin posibilidad de dejar espacios en
blancos, ni podrá realizar raspaduras ni enmiendas, salvándose las equivocaciones y omisiones de la forma
que la técnica contable establezca.
Dichos asientos registrables deberán estar justificados de manera clara y además, estar debidamente
respaldados con la documentación respectiva.
Deberá conservar, además, su correspondencia mercantil y la documentación contable que exija la
naturaleza de su giro comercial, por el plazo establecido en la ley.
 LIBROS CORRIENTES.
La ley del comerciante determina cuales son los libros indispensables de cualquier comerciante. El término
“comerciante” utilizado por la ley debe ser considerado como género, en cual se encuentran incluidas la
especie sociedad comercial.
Es así que, al igual que los comerciantes (personas físicas) las sociedades tienen la obligación de llevar
libros.
Existen libros que están obligados todos y cada uno de los comerciantes (incluidas las sociedades) que son el
libro diario y el de inventario.
 LIBRO DIARIO.
Es el libro donde la sociedad dejara sentado todos los movimientos que realicen durante su giro comercial.
En el libro Diario se asentarán en forma detallada las operaciones diarias de la sociedad según el orden en
que se hubiesen efectuado. Los movimientos se asientan de tal manera que cada asiento indique el acreedor
y el deudor en la negociación realizada.
Este libro es complementado por el libro denominado de caja, en el cual se deja sentado todos las
operaciones que se realizaren en efectivo. Si se cuenta con este libro, ya no es necesario el asiento de dichos
movimientos en el libro diario, por el carácter complementario del libro de caja.

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 LIBRO INVENTARIO.
Señala Argaña, Luis M., en su obra “Tratado de derecho mercantil, pag. 197” que el libro de inventario es el
aquel donde se asienta todo bienes pertenecientes al comerciante. No obstante, atendiendo a lo que prescribe
la ley del comerciante sobre el libro de inventario, se tiene que, no solo el detalle de bienes aportados serán
consignados en el libro inventario, sino también las deudas. En el caso de las sociedades, las mismas
también están obligadas a tener un libro inventario. En el se registraran:
a) Con que bienes cuenta la sociedad y sus deudas, al iniciar el giro de la misma, realizando una
discriminación entre el activo y el pasivo de la empresa, con indicación y valoración de cada cuenta.
b) El patrimonio (créditos, bienes y deudas) y el resultado de cada ejercicio, al que se adjuntará el cuadro
demostrativo de ganancias y pérdidas.
 LOS LIBROS SOCIALES ESPECIALES.
Ademas de los libros señalados, a las que están obligadas todas las sociedades tipificadas en el Código Civil,
deberán llevar aquellos exigidos por su estructura.
La ley hace especial mención de los libros con los que deberá contar toda sociedad por acciones, es decir las
sociedades anónimas y la comandita por acciones, las que son:
a) El libro de Registros de Acciones. En este se dejara asentado los siguientes datos referentes a las acciones:
1) El nombre y apellido de los suscriptores, el número y la serie de acciones suscriptas y los pagos
efectuados;
2) La transmisión de los títulos nominativos, la fecha en que se verifica y los vínculos que se refieren a ella,
3) La especificación de las acciones que se conviertan al portador y de los títulos que se emiten a cambio de
ellas y,
4) El número de las acciones dadas en garantía de buen desempeño por los administradores de la sociedad,
en el caso de que lo exijan los estatutos.
b) El libro de Registro de Obligaciones. En este se dejará consignado los debentures emitidos, cuales fueron
pagados, como asimismo el valor de cada una. También se asentará el nombre del titular en aquellos
documentos que fueron emitidos como nominativos, las cesiones de los mismos, el pago de los intereses
c) El Libro de Asistencia a las Asambleas. En este se anotaran el depósito de las acciones. También en dicho
libro firmaran los accionistas o sus representantes, dejando constancia de sus datos (nombre y domicilio) y
cantidad de votos que le corresponde.
d) El Libro de Actas de las deliberaciones de las Asambleas y del Directorio o Consejo de Administración.
En este se asentarán todas lo que fue objeto de discusión en las reuniones de estos órganos societarios. Para
su validez, salvo pacto en contrario contenido en el contrato social o estatutos, las actas de las Asambleas
serán firmadas por el Presidente y dos socios, por lo menos, designados al efecto. Las de las sesiones del
Directorio serán firmadas por todos los asistentes.

 BALANCE Y MEMORIA.

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 ESTADO DE REQUISITOS.
El balance constituye un resumen que arroja los resultados del giro societario, correspondiente a lo actuado
durante el año. Este deberá estar compuesto por la descripción detallada hasta el dia en el que se realizare el
balance, del activo (comprende bienes, créditos y acciones) y el pasivo (deudas pendientes). Este de deberá
confeccionarse, dentro de los tres primeros meses de cada año. Las copias del balance junto con el resultado
del ejercicio (cuenta de pérdidas y ganancias) y cuadros anexos, deberán ser depositadas por los
Administradores en la sede social, a disposición de los socios, con no menos de quince días de anticipación a
su consideración por la Asamblea. El derecho de votación del socio para aprobar o impugnar los balances es
irrenunciable, y cualquier convención en contraria será nula. La memoria es un documento donde los
administradores informan a los socios sobre la situación de la sociedad, de manera general, aunque también
se realiza un detalle de las actividades económicas que mas influencia generaron. Se deja sentado, cuales
han sido las dificultades por las que atravesaron durante el ejercicio, como por ejemplo huelgas, falta de
provisión de materia prima, etc., también hacen referencia a los logros desarrollados, por ejemplo
expansiones la sociedad, y por ultimo, se explayan sobre las perspectivas de la sociedad. Constituye el
desarrollo de un bosquejo para los socios sobre el presente y futuro de la empresa.
LA CONSERVACIÓN.
Las sociedades deberán conservar sus libros y registros contables por el plazo de cinco años. Este plazo será
computado a partir de la fecha de la última anotación efectuada en cada uno de dichos documentos. También
seran conservados por el mismo plazo los documentos que respalde los asientos hechos en los libros, para su
comparación, en caso de necesidad. Respecto de estos documentos, el término señalado, se empieza a
computar desde la fecha en que hubieren sido extendidos. Por ultimo, la correspondencia mercantil deberá
también ser conservada. RESPONSABILIDAD POR LOS ESTADOS CONTABLES. Los administradores
sociales junto con el contador son responsables solidarios por la fidelidad de los estados contables. El
contador no es responsable de la veracidad de las operaciones, documentos y constancia en los que no ha
participado ni intervenido. La aprobación del balance por parte de los socios, no implica la liberación de los
administradores, ni del síndico, en su caso, por la responsabilidad legal en que hayan incurrido en la gestión
social y por violación de la Ley y de los estatutos. La aprobación del balance implica la aprobación del
ejercicio en forma general, y no de lo actuado en forma especifica por los administradores o síndico. Dichas
actuaciones contrarias a los intereses societarios, a la ley o estatutos, deberán ser evaluadas por la asamblea
correspondiente, en la que se decidirá sobre la responsabilidad de los mismos. UTILIDAD Y PÉRDIDA.
CONCEPTOS Ambos conceptos tienen que ver con el resultado de las actividades desplegadas por la
sociedad. En el Diccionario enciclopédico de derecho usual, tomo 5, pag. 204” nos señalan que la utilidad
consiste en el provecho económico que condice con su actividad. Mientras que las perdidas constituyen las
disminuciones en el activo de la sociedad. DISTRIBUCIÓN DE LAS UTILIDADES Y DE LAS
PÉRDIDAS. REGLAS. Los socios establecerán en el contrato social, como se repartirán las ganancias y
pérdidas. Si solo se dejo sentado como sería la distribución en caso de ganancias, se aplicará dichos formato
para el caso de que hubiere. por ultimo, en el caso de que no se haya pactado nada al respecto, la parte de
cada socio en las ganancias y perdidas, debe ser proporcional a lo que haya aportado. DIVIDENDOS.
DERECHOS AL DIVIDENDO. Brunetti, Antonio, en su obra “Tratado del derecho de las sociedades”
señala que es necesario distinguir fundamentalmente entre derecho de participación en las futuras ganancias
de la sociedad (derecho al dividendo) y derecho que nace de la determinación de un beneficio susceptible de
ser repartido referente a un determinado ejercicio social (crédito al dividendo) El primero es un derecho

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potencial, el segundo un derecho actual. Porque con anterioridad a la asamblea que acuerda este derecho
existe solo una expectativa no tutelada; después del acuerdo hay un derecho incondicional que no puede ser
modificado o limitado por futuras perdidas. El Articulo 89 de la ley del comerciante, reza que no pueden ser
aprobados ni distribuidos dividendos a los socios sino por utilidades realmente obtenidas y resultante de un
balance confeccionado de acuerdo con la ley y los estatutos, y aprobado por el órgano social competente.
Por lo que no pueden ser distribuidos dividendos ficticios. Asi también, se señala que en las sociedades por
acciones no pueden ser repetidos los dividendos percibidos de buena fe por los accionistas.
DETERMINACIÓN DEL DIVIDENDO. Es el estatuto el que fija las reglas para la distribución de los
beneficios, pero si este no lo hiciera sera la asamblea la que, al aprobar el balance, resolverá sobre tal
distribución. Determinado el dividendo, el accionista tiene un derecho adquirido que no puede ser
modificado ni limitado. La realidad del dividendo resulta de la sinceridad y exactitud del balance e
inventario. Es decir documentos contables que deben haber sido elaborados cumpliendo estrictamente las
reglas legales vigentes y conforme la documentación existente. RESERVAS, Las reservas constituyen, según
Villegas, partidas de dinero que las empresas prevén en salvaguardia de la intangibilidad de su capital. Las
sociedades guardan, por mandato de la ley o por que los socios se han obligado a ello, una parte de las
ganancias para resguardar el capital o para algún gasto determinado. La sociedades por acciones y las de
responsabilidad limitada, deben efectuar, al terminar cada año, a partir de las utilidades netas obtenidas, una
reserva que no puede ser inferior al cinco por ciento, es decir, de esas ganancias deben guardar cinco por
ciento, hasta completar lograr tener como ahorro (reserva) de la empresa, un valor equivalente al veinticinco
por ciento del capital social. Si estas fueren utilizadas por cualquier motivo, gastos o reintegración del
capital, en el ejercicio siguiente no podran repartirse las utilidades mientras no sea repuesta nuevamente la
reserva. DE LAS SOCIEDADES CONSTITUIDAS EN EL EXTRANJERO. CONCEPTO Las sociedades
en el deseo de ampliar su campo de accion, pueden sus socios querer trasvasar los limites del nacionales
donde se desarrolla su objeto social y encontrar nuevos mercados y por ende, mayores posibilidades
económicas. Ese beneficio perseguido por los socios, no es exclusivo, dado que para un país en desarrollo
como el nuestro, la instalación de una sociedad constituida en el extranjero, constituye un presupuesto
indispensable para el desarrollo nacional, pues significa la importación tecnología, capital y de personal
calificado con todo lo que ello representa. Además, el posibilitar el funcionamiento de sociedades que fueron
constituidas y funcionan en el extranjero, tiene su fundamento en la Constitución Nacional, que consagra la
libertad de concurrencia y establece que “cualquier” persona puede dedicarse a la actividad económica lícita.
Nuestro Código Civil permite el desarrollo de actividades societarias de personas jurídicas constituidas en el
extranjero, en nuestro país, en observancia de lo apuntado en párrafo anterior, siempre y cuando se cumplan
determinados requisitos. Villegas, Carlos, en su obra “Derecho de las sociedades comerciales, pag. 271”,
señala que es distinto el problema de la nacionalidad o no de las sociedades, al de la actuación
extraterritorial de una sociedad, puesto que este se subsume solo en la determinación de la ley aplicable, en
cuanto a su existencia, capacidad y forma, para determinar si su actuación es legal. Para aludir a las
sociedades que tuvieron su génesis en otro pais, y regular su intervención en el nuestro, las denomina como
“sociedades constituidas en el extranjero”. Con la forma de individualización adoptada por el código civil,
se ha adoptado una posición respecto de la controversia generada a raíz de la intención de atribuirle a las
sociedades nacionalidad, estableciendo que se deja de lado la misma, buscando resolver solo las posibles
controversias que se generarían como consecuencia de la intervención extraterritorial de la sociedad
Nuestros legisladores, se han inclinado por resolver la situación que acarrea la actuación extraterritorial de la
sociedad, porque no creyeron conveniente entrar en las disputas de si la nacionalidad le corresponde solo a

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la persona física y no a la jurídica, porque no resolvería las controversias que se generarían como
consecuencia de la intervención, en nuestro país, de una sociedad que tuvo su origen en otro. Las sociedades
de este tipo podrán realizar actos permanentes y actos aislados y respecto de estas, se estudiara si su
intervención se encuentra acorde a nuestro marco normativo. El análisis de la legalidad de la intervención de
una sociedad constituida en el extranjero, en cuanto a los poderes que se haya extendido para la realización
de actos en nuestro pais, se rige por la ley de su domicilio. Para los actos permanentes, necesitara constituir
una sucursal, filial o representación, mientras que para actos aislados, no se requiere la institución de las
figuras señaladas. Podrá hacerlo por si, por medio de sus representantes, pero sin que tengan que, entre otras
cosas, tener una estadía permanente. CAPACIDAD Las sociedades constituidas en el extranjero que quieran
realizar de manera habitual, actos comprendidos en su objeto, se ajustarán a las prescripciones establecidas
en la República. Instituirán a dicho efecto una representación, filial o sucursal, que adquirirá personeria
jurídica en nuestro país desde su inscripción los Registros correspondientes, previa acreditación de los
requisitos señalados en el Art. 1197 del Código Civil. A partir, la inscripción, serán plenamente capaces para
vincularse jurídicamente en nuestro país. Respecto de la capacidad para actos aislados será analizada
separadamente en otro ítem. FORMA. Cualquier sociedad constituida en el extranjero, que desee ejercer su
giro comercial, es decir, actos de manera permanente, en nuestro país debe: a) Establecer una representación
con domicilio en el país. Ello quiere decir que deberá instituir una sucursal, filial o representación. La
fijación de un domicilio tiene que ver asignación de una sede, donde pueda ser ubicada respecto de los actos
que realizaran. b) Que la sociedad extranjera este debidamente constituida. Es asi que deberá demostrarse
con documentos pertinentes, que la sociedad se ha constituido conforme a las leyes de su pais. c)
Justificación del intención tener representación en el pais. Por medio de documentos debe acreditar, la
decisión de los asamblearia de socios de crear una sucursal, filial o representación permanente. Ello podrá
hacerlo con la resolución de asamblea, el poder otorgado al representante o el contrato que se haya firmado
para el establecimiento de la representación. También debe ser demostrado por medio de dichos
documentos, a cuanto asciende el capital con el que la representación realizara su cometido. Se viabilizará el
pedido de actuación de una sociedad constituida en el extranjero, aunque el tipo de sociedad no esté previsto
por nuestra legislación. SUCURSAL. FILIAL Y AGENCIA. CONCEPTOS. Los actos permanentes deberá
realizarse a través de una sucursal, filial o representación. ACTOS AISLADOS. Para este tipo de actos
aislados de comercio, no necesita la sociedad constituida en el extranjero, instalar una sucursal o
representación en el país. En su ultima parte, el Art. 1196 del Código Civil, señala que el carácter societario,
sirve por si mismo para la realización de actos aislados. Por ejemplo, la sociedad puede venir realizar una
compraventa de algún bien para venderlo o manufacturarlo, y para ello no tendra poner una sucursal, ni filial
ni representación permanente. Se valdrá de su representante para viabilizar el acto y nada más. SOCIEDAD
CONSTITUIDA EN EL EXTRANJERO CON DOMICILIO U OBJETO PRINCIPAL EN EL PAIS. El Art.
1199 señala que la sociedad que se haya constituido en el extranjero pero tenga su sede social en nuestro
pais o su objeto principal se cumplira aquí, será considerada como sociedad local a los efectos del
cumplimiento de las formalidades de constitución o de su reforma y fiscalización, en su caso. Este articulo
constituye una ratificación del principio de derecho internacional privado, regulada en el Art. 1196, que para
el análisis en lo referente a su existencia y forma se regirá por las leyes del domicilio y que según el Art. 95
del C.C. lo tendrán en su sede. Si esta sede “principal” esta instalada en el pais, a los efectos de la existencia
y cumplimiento de formalidades se estará a lo dispuesto por nuestras leyes. EXTENSIÓN DE LOS
PODERES DEL REPRESENTANTE. Los representantes de sociedades constituidas en el extranjero, estan
habilitados para realizar en la república todos los actos que tienen relación con el giro de la empresa, tenga

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esta forma de sucursal, filial o representación permanente. Son por ello, asimilables en la extensión de sus
encargos, a los directivos de las sociedades previstas en el Código civil. Por tanto pueden realizar todo tipo
de actos que hacen al cumplimiento del objeto para cual fueron constituidas en el pais, incluyendo entre
estas, la de representar en juicio. Como consecuencia de ello, el Código ha señalado que en lo referente a la
extensión de la responsabilidad de los representantes permanentes, que a estos se los asimile a la prescripta
para los administradores, y tratándose de sociedades no reguladas en él, las de administradores de
sociedades anónimas.

UNIDAD 19

 NORMAS GENERALES.
Vale recordar que las normas generales establecidas en los Arts. 959 al 1012 del Código Civil son aplicables
a todos los tipos de sociedades, tanto civiles como comerciales, como consecuencia de la unificación
legislativa de los actos jurídicos, obligaciones y contratos civiles y comerciales, que caracteriza a la
sistematización de nuestro Código. Tales normas se aplican incluso a las sociedades típicas, en forma

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supletoria, es decir, en cuanto no se opongan a las normas específicas legisladas para ellas, tanto por el
Código como por las leyes especiales.
Así tenemos que la existencia y validez de la sociedad y de su administración, los efectos de la sociedad, los
derechos de los socios, las obligaciones de la sociedad respecto de terceros, la disolución de la sociedad y su
liquidación y partición, se rigen por estas normas, siempre y cuando no se trate de una sociedad típica para
la cual se hayan previsto normas específicas que rijan al respecto.
 SOCIEDAD SIMPLE.
El Art. 1013 del Código Civil define la sociedad simple en términos negativos, diciendo: “Será considerada
simple la sociedad que no revista los caracteres de alguna de las otras regladas por este Código o en leyes
especiales y que no tenga por objeto el ejercicio de una actividad comercial”. Esta última parte excluye a
todas las sociedades comerciales, quedando bajo su reglamentación las sociedades civiles que también se
rigen, supletoriamente, por las normas generales.
 CONSTITUCIÓN.
A diferencia de las sociedades comerciales, la constitución de la sociedad simple no está sujeta a forma
especial alguna, salvo las exigidas por la naturaleza de los bienes aportados. En cuanto a la modificación del
contrato de sociedad, nuestro Código exige el asentimiento expreso de todos los socios, siempre y cuando no
se haya convenido una cláusula en contrario.

 RESPONSABILIDAD DE LOS SOCIOS.


El patrimonio social responde por las obligaciones de la sociedad, como también responden, personal y
solidariamente, los socios que han obrado en nombre y por cuenta de la sociedad. Esto implica que los
acreedores de la sociedad podrán satisfacer sus créditos no solo con los bienes que pertenecen al ente social,
sino también con los bienes de los socios que actuaron representando a la sociedad. No obstante, se reconoce
a estos el beneficio de excusión, pudiendo el socio llamado a responder por la sociedad, indicar al acreedor
social los bienes con los cuales pueda satisfacerse fácilmente.
Los otros socios solo son responsables hasta el límite de su aporte, salvo que se hayan obligado
solidariamente en forma expresa. Esta limitación de la responsabilidad solo tiene efectos cuando el contrato
social se pone a conocimiento de los terceros por medios idóneos. De lo contrario, la limitación de la
responsabilidad no es oponible a aquellos que no han tenido conocimiento del mismo.
Por otra parte, el Código también prevé la situación del socio que entra a formar parte de la sociedad con
posterioridad a su constitución, estableciendo que este responde con los otros socios por las obligaciones
sociales, incluyendo las anteriores a su ingreso a la sociedad (Art. 1018).
También se establecen protecciones al acreedor particular de un socio, habilitándolo a hacer valer sus
derechos sobre las utilidades correspondientes al deudor socio, y a realizar actos de conservación sobre la
cuota que le corresponda en la liquidación (Art. 1019).
 DURACIÓN.
En cuanto a su duración, el Código prevé que una vez trascurrido el plazo por el cual fue constituida la
sociedad, en caso de que los socios continúen cumpliendo las operaciones sociales y la existencia social

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pueda probarse por hechos notorios, se considera que la sociedad quedó tácitamente prorrogada por tiempo
indeterminado (Art. 1020).

 DISOLUCIÓN Y LIQUIDACIÓN.
Respecto a su disolución y liquidación, el Código establece las normas que serán utilizadas en forma
supletoria, en caso de que el contrato no prevea el modo de liquidar el patrimonio social y los socios no
lleguen a un acuerdo. En estos casos, la liquidación será realizada por uno o varios liquidadores, que serán
nombrados por los socios por unanimidad o, en caso de que no haya acuerdo, por el juez competente. Para
su remoción, también deberán contar con el asentimiento de todos los socios, o será decretada por el juez,
mediando justa causa, a petición de uno o varios socios (Art. 1021).
El Código Civil también establece diversas causales de exclusión de un socio.
Por un lado, la exclusión se prevé como sanción por incumplimiento grave de las obligaciones que deriven
de la ley o del contrato social; también por declaración judicial de interdicción, inhabilitación o quiebra del
socio, por la incapacidad de hecho que ello importa y el tipo de responsabilidad que tienen los socios en
estas sociedades; así como por su condena a una pena que importe su inhabilitación para el desempeño de
las funciones públicas, aunque sea temporal.
Por otro lado, también puede ser excluido el socio que ha aportado a la sociedad la propia obra, por ineptitud
sobreviniente para realizar la obra; el socio que ha aportado el goce de una cosa, por el perecimiento de la
cosa debido a causa no imputable a los administradores; el socio que se ha obligado con su aportación a
transferir la propiedad de una cosa, por el perecimiento de la misma antes de que el dominio de ella haya
sido adquirido por la sociedad (Art. 1022).
Salvo el socio declarado en quiebra, cuya exclusión opera de derecho (Art. 1023 in fine), la exclusión debe
ser decidida por la mayoría de los socios, sin computar en el número de estos el socio que va a ser excluido.
Una vez notificada la exclusión al socio afectado, este tiene treinta días para formular su oposición ante el
Juez, quien podrá suspender la exclusión. Trascurridos los treinta días sin que se haya formulado oposición,
la exclusión produce todos sus efectos (Art. 1023).
Si la sociedad se compone de dos socios, la exclusión de uno de ellos será pronunciada por el juez, a
petición del otro. El Código Civil prevé que en todos los casos en que la relación social concluya respecto a
un socio, este o sus herederos tienen derecho solamente a una suma de dinero que represente el valor de la
cuota. La liquidación de la cuota se hace sobre la base de la situación patrimonial de la sociedad en el día en
que se verifica la disolución, y el pago de la cuota correspondiente debe realizarse dentro de los seis meses
posteriores al día en que se verificó dicha disolución. El Código establece que si existen operaciones en
curso, el socio o sus herederos participan en las utilidades y en las pérdidas inherentes a dichas operaciones
(Art. 1024).
 SOCIEDAD COLECTIVA.
La sociedad colectiva es caracterizada por el Art. 1025 del Código Civil como aquella entidad de personas
en la cual “los socios contraen responsabilidad subsidiaria, ilimitada y solidaria, por las obligaciones
sociales”, sin que el pacto en contrario produzca efectos respecto de terceros.

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 CARACTERES.
En la sociedad colectiva, todos los socios sin excepción, independientemente de su carácter de
administradores o no, son responsables en forma personal, aunque subsidiariamente, por las operaciones y
demás obligaciones de la sociedad. Esto comprende tanto los actos realizados bajo el uso de la razón social,
como también todos aquellos que hayan resultado en interés de la sociedad, más todo tipo de
responsabilidad extracontractual que pueda recaer en el ente social.
Lo dicho implica que los acreedores de una sociedad colectiva tienen como garantía no solamente el activo
de la misma, sino también los bienes propios de cada socio. En una palabra, la responsabilidad de los socios
es personal e ilimitada. No obstante, la responsabilidad del socio mantiene el carácter de subsidiaria, lo que
implica que el acreedor de la sociedad debe dirigir su reclamo contra la sociedad y, solo en caso de
impotencia patrimonial de esta, podrá ejecutar el patrimonio personal de los socios. Además, esta
responsabilidad es solidaria, alcanzando todos los compromisos y obligaciones sociales.
Este tipo de responsabilidad se funda en la misma realidad económica para la cual se está legislando. Al
respecto, Halperín señala: “En la realidad económica legislada, se trata normalmente de sociedad de pocos
integrantes, que buscan lograr el fin perseguido por la colaboración personal y permanente, en la cual la
personalidad de los integrantes tiene influencia decisiva”. Por ello, se reconoce que un elemento propio de
este tipo de sociedades es “la confianza total de los socios recíprocamente”.
El Código de Comercio Argentino, que tuvo vigencia en nuestro país hasta la promulgación del actual
Código Civil, definía la sociedad colectiva mencionando su carácter comercial. La Ley 19550, que modificó
el Código de Comercio en la Argentina, dejó de mencionar el rasgo comercial de estas sociedades, ya que las
mismas pasaron a ser mercantiles por su misma forma conforme a las disposiciones de la citada ley. No
obstante, nuestro Código no menciona el carácter comercial como rasgo intrínseco de este tipo de
sociedades.
 DENOMINACIÓN.
El Art. 1026 de nuestro Código Civil establece: “La sociedad colectiva actúa bajo una razón social
constituida con el nombre de uno o varios de los socios, con inclusión de las palabras ‘sociedad colectiva’, o
su abreviatura. Debe contener las palabras ‘y compañía’, cuando en ella no figura el nombre de todos los
socios”.
De esta manera nuestro Código mantiene la exigencia del uso de la “razón social”. En consecuencia, la
composición de la razón social debe comprender los nombres de todos los socios o, en caso de que no se
mencione a todos, deberá ir seguido de la locución “y compañía”. Si bien nuestra legislación no prevé
expresamente una sanción al hecho de que una persona extraña a la sociedad permita que su nombre
aparezca en la razón social, otras legislaciones establecen expresamente la responsabilidad solidaria de estos
terceros por las obligaciones sociales. Al respecto, el eminente jurista francés Batardon señaló: “El nombre
de una persona no asociada no puede figurar en la razón social. Los que no perteneciendo a la compañía
incluyan su nombre en la razón social quedarán sujetos a la responsabilidad solidaria sin perjuicio de la
penal si a ello hubiera lugar”.
El Código Civil establece que las sociedades colectivas se rigen supletoriamente por las normas de las
sociedades simples (Art. 1027).

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 CONSTITUCIÓN.
En cuanto a la forma de su constitución, el Código exige que sea por escrito, ya sea por instrumento privado
o escritura pública; en el primer caso, el documento deberá contar con la autenticación de las firmas de los
contratantes, debiendo constar en el documento: a) el nombre y domicilio de los socios; b) la razón social; c)
los socios que tienen la administración y la representación de la sociedad; d) el domicilio de la sociedad y de
sus sucursales; e) el objeto de la sociedad; f) las aportaciones de cada socio, el valor atribuido de ellas y el
modo de su valoración; g) las prestaciones a que están obligados los socios industriales; h) las normas según
las cuales se deben distribuir las utilidades y la cuota de cada socio en ellas y en las pérdidas; e i) la duración
de la sociedad.
Este instrumento, así como sus modificaciones, deben ser presentados por los administradores dentro de los
treinta días de su otorgamiento para su inscripción en el Registro Público respectivo (Art. 1029, Código
Civil). Mientras esté registrada la sociedad, el Código prevé que las relaciones de la sociedad con terceros se
regularán por las disposiciones relativas a la sociedad simple, sin perjuicio de la responsabilidad ilimitada y
solidaria de los socios. No obstante, se presume que cualquier socio que actúe invocando el nombre de la
sociedad inviste la representación social, incluso en juicio. Existiendo pactos que confieran la representación
a solo alguno de los socios o que limiten los poderes de representación, deberá probarse que los terceros con
quienes se contrató estaban en conocimiento de ello; de lo contrario, estos pactos no podrán serles opuestos
(Art. 1030, Código Civil).
 ADMINISTRACIÓN.
El administrador que tiene la representación de la sociedad puede llevar a cabo todos los actos que entran en
el objeto social, salvo las limitaciones que resulten del acto constitutivo o del poder. Si tales limitaciones no
están registradas, deberá probarse que los terceros tenían conocimiento de ellas a fin de que tales
limitaciones les sean opuestas; de lo contrario, surtirán efectos solo en la relación interna de la sociedad
(Art. 1031, Código Civil).
El Código también prevé protección contra la competencia desleal que pueden realizar los propios socios. Al
respecto, establece que un socio de ellos no puede, sin contar con previo asentimiento de los otros socios,
ejercer la misma actividad a la que se dedica la sociedad, aunque sea por cuenta ajena; en las mismas
condiciones, tampoco puede participar como socio ilimitadamente responsable en otra sociedad que tenga el
mismo objeto. No obstante, se presume que existe consentimiento, si el ejercicio de la actividad o la
participación en otra sociedad existía antes del contrato social, y los otros socios lo conocían (Art. 1032).
En cuanto a los acreedores particulares del socio, el Código no permite que estos pidan la liquidación de la
cuota del socio deudor mientras dure la sociedad (Art. 1033). No obstante, finalizado el plazo para el cual
fue constituida la sociedad, su prórroga no podrá ser opuesta al acreedor particular del socio, cuyo crédito
sea anterior al registro de dicha prórroga. En este caso, sí se admite la liquidación de la cuota del deudor
(Art. 1034).
 DISOLUCIÓN Y LIQUIDACIÓN.
En cuanto a la liquidación y disolución, no se debe olvidar que el Código prevé expresamente la aplicación
supletoria de las normas relativas a la sociedad simple. Ahora bien, una vez decidida la liquidación, el
Código exige que la designación o cambio de los liquidadores sea inscripta en el Registro; y, a partir de esta
inscripción, los liquidadores asumen la representación de la sociedad (Art. 1035).

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Conforme a lo dispuesto en el Art. 1036, a los liquidadores corresponde redactar el balance final de la
sociedad y proponer a los socios el proyecto de repartición. Este balance y plan de repartición deben ser
comunicados a los socios en forma fehaciente. Los socios tienen un plazo de dos meses, a partir de dicha
comunicación, para corroborar y analizar dichos documentos. Si vencido dicho plazo, ninguno de los socios
ha impugnado el balance o el proyecto de repartición, estos se entienden aprobados. En caso contrario,
habiéndose formulado alguna impugnación, el liquidador puede pedir que la liquidación sea examinada
separadamente de las oposiciones referentes a la división, cuestión a la que, comprensiblemente, el
liquidador puede permanecer extraño.
Aprobado el balance final de liquidación, debe solicitarse al juez la cancelación de la sociedad en el registro
respectivo, carga que la ley impone también a los liquidadores. También se podrá pedir al Juez que decida, a
falta de acuerdo entre los socios, quién conservará los libros de contabilidad y demás documentos de la
sociedad.
No obstante la cancelación del registro, vale recalcar que los acreedores sociales que no han sido satisfechos,
pueden hacer valer sus créditos contra los socios.
Ahora bien, el Código prevé que, en caso de que la falta de pago sea imputable a los liquidadores, estos
también responderán ante los acreedores sociales (Art. 1037).
 SOCIEDAD EN COMANDITA SIMPLE.
La sociedad en comandita simple es caracterizada por el Código Civil, en su Art. 1038, como aquella entidad
de personas en la cual coexisten dos categorías de socios, “los socios colectivos responden solidaria e
ilimitadamente por las obligaciones sociales, y los socios comanditarios responden de las mismas hasta el
límite de sus aportes”; y en la cual, las cuotas de participación de los socios no pueden ser representadas por
acciones.
 SOCIOS COLECTIVOS Y COMANDITARIOS.
Los socios colectivos, cuya responsabilidad por las obligaciones sociales, respecto a terceros, es ilimitada y
solidaria. Al respecto, el Art. 1043 de nuestro Código sanciona expresamente: “Los socios colectivos tienen
los derechos y las obligaciones de los socios de la sociedad colectiva”. Entonces, al igual que en las
sociedades colectivas, los acreedores de una sociedad en comandita simple tienen como garantía no solo el
activo de la misma, sino también los bienes propios de todos los socios colectivos. Ello implica que los
acreedores de una sociedad de este tipo pueden dirigir su reclamo contra la sociedad e incluso, en caso de
impotencia patrimonial de la misma, pueden ejecutar también el patrimonio personal de los socios
colectivos.
Los socios comanditarios o en comandita, son aquellos que responden hasta el límite de sus aportes. Si bien
estos son también socios del ente social, con todas las atribuciones y derechos de tal, se prevén ciertas
limitaciones que están estrechamente ligadas a la limitación de responsabilidad que les ampara.
Debido a la diferencia entre los regímenes aplicables a estas categorías de socios, el Código exige hacer
constar claramente, en el acto constitutivo de la sociedad, quiénes son socios colectivos y quiénes
comanditarios. No obstante, admite que si los socios comanditarios ya han integrado su aporte al tiempo del
acto, su nombre pueda ser omitido, indicándose solo la naturaleza y el monto del aporte (Art. 1041).
 DENOMINACIÓN.

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La razón social debe constituirse solo con el nombre de los socios colectivos, aplicándose las mismas reglas
que las previstas para la razón social de la sociedad colectiva. Al respecto, la ley establece expresamente que
en caso de que el comanditario consienta que su nombre sea incluido en la razón social, su responsabilidad
respecto de terceros por las obligaciones sociales se extiende al mismo grado que la de los socios colectivos,
es decir, se torna ilimitada y solidaria al igual que la de estos últimos (Art. 1039).
 ADMINISTRACIÓN.
En virtud del tipo de responsabilidad que recae sobre los socios colectivos, la administración de la sociedad
queda a cargo de estos, por expresa disposición de la ley (Art. 1043 in fine).
Como ya se ha expresado, el comanditario no puede intervenir en la administración de la sociedad. La única
excepción a esta regla se configura cuando los administradores encargan específicamente la realización de
un acto en particular al socio comanditario, lo cual solo puede efectuarse por medio de poder especial y,
siempre, para un acto singular específico. El Código establece, en su Art. 1045, la sanción por el
incumplimiento de la regla general: “El socio comanditario que contraviene esta prohibición asumirá
responsabilidad ilimitada y solidaria respecto de terceros por todas las obligaciones sociales y podrá ser
excluido de la sociedad”. Como puede observarse, la sanción es grave, pues no solo extiende la
responsabilidad del socio comanditario equiparándola a la de los socios colectivos, sino que incluso puede
considerarse como causal suficiente de exclusión del socio.
Halperín explica la exclusión del comanditario en la administración, diciendo: “La exclusión del
comanditario tiene raíces históricas y persigue: a) amparar a los terceros, que de otra manera no sabrían a
qué atenerse, porque crearía una apariencia de responsabilidad solidaria; y b) a los consocios mismos,
porque la limitación de la responsabilidad podría inclinarlos a la celebración de negocios arriesgados”.
No obstante, se admite que los socios comanditarios presten su trabajo a la sociedad, siempre que lo hagan
bajo la dirección de los administradores. Además, el contrato de la sociedad también podrá prever que los
socios comanditarios otorguen autorizaciones y dictámenes para determinadas operaciones, y realicen actos
de inspección y de vigilancia, pues la sola limitación de responsabilidad no puede menoscabar su legítimo
interés en el buen funcionamiento de la sociedad a la que pertenece. Asimismo, se les reconoce, en todos los
casos, el derecho a obtener la comunicación anual del balance y de la cuenta de los beneficios y de las
pérdidas, y a verificar su exactitud, consultando los libros y otros documentos de la sociedad (Art. 1045).
Finalmente, respecto a sus derechos sobre las utilidades y su aporte, el Código establece que los socios
comanditarios no están obligados a restituir la utilidades que hayan cobrado, de buena fe, de conformidad
con el balance regularmente aprobado (Art. 1046); y que su cuota de participación es transmisible por causa
de muerte, así puede ser cedida con el consentimiento de los socios que representen la mayoría del capital
(Art. 1047).
En cuanto a la designación de los administradores, el Código prescribe, en su Art. 1044: “Si el acto
constitutivo no dispone otra cosa, para el nombramiento de los administradores, y para su remoción, por
justa causa, son necesarios el consentimiento de los socios colectivos y la aprobación de los socios
comanditarios que representen la mayoría del capital suscrito por ellos”. Al respecto, Halperín señala:
“Téngase en cuenta que en estas designaciones interviene el comanditario porque no se trata de ejercer,
intervenir o inmiscuirse en la administración, sino del gobierno de la sociedad. (…) porque debe tenerse en

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cuenta que, con relación al gobierno de la sociedad, tiene los mismos derechos y obligaciones que los demás
socios”.
Por último, vale señalar que el Código establece expresamente que, en cuanto sean compatibles con las
normas establecidas específicamente para este tipo de sociedades, le serán aplicables en forma supletoria, las
normas relativas a las sociedades colectivas (Art. 1040).
 CONSTITUCIÓN.
En cuanto a la forma del acto constitutivo, el Código exige que sea por escrito, ya sea por instrumento
privado o escritura pública; en el primer caso, el documento debe contar con la autenticación de las firmas
de los contratantes, aplicándose al respecto, las normas previstas para las sociedades colectivas, por expresa
remisión legislativa (Art. 1040).
En cuanto a los efectos de la sociedad mientras no esté registrada, el Art. 1042 de nuestro Código se remite a
las normas aplicables a la sociedad simple, agregando que “los socios comanditarios responderán de las
obligaciones sociales hasta el límites de sus cuotas, salvo que hayan participado en dichas operaciones, en
cuyo caso su responsabilidad será ilimitada”.

UNIDAD 21
SOCIEDAD ANÓNIMA

 ANTECEDENTES HISTÓRICOS.
Los precedentes más aceptados de las sociedades por acciones los constituyen por un lado el Banco de San
Giorgio, de Génova (siglo XIV), en el cual hallamos particularidades tales como la representación de los
aportes por medio de títulos representativos similares a las acciones como las conocemos hoy día.
Asimismo, las compañías de las Indias (a comienzos del siglo XVIII), coincidentemente con la primera
explosión capitalista y expansión colonialista, han marcado un hito histórico importante. Estas compañías
tuvieron necesidad de grandes capitales y fueron contemporáneas de la primera revolución comercial: la
primera manifestación de grandes empresas, constituyéndose las mismas en antecedentes de la moderna
sociedad anónima que conocemos en la actualidad.

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Las compañías de las Indias incorporan algunos caracteres propios de la sociedad anónima: a)
responsabilidad limitada de los socios en relación al aporte (el privilegio era justificado por la explotación
riesgosa); b) el capital se divide en títulos que a su vez son constitutivos del derecho del socio. La acción es
el instrumento que sirvió a los comerciantes para incorporar los recursos de los terratenientes.
En el siglo XIX el maquinismo y la revolución industrial produjeron una profunda transformación
económica. Unido a ello la ideología liberal de la revolución (el laissez faire o laissez passer) provocó el
auge del capitalismo industrial y financiero. El instrumento jurídico predilecto del capitalismo fue la
sociedad por acciones.
Se necesitaron por primera vez grandes capitales para las empresas. La sociedad por acciones permitió
colectarlos y concentrarlos para obtener un fin económico. La concepción capitalista de las sociedades por
acciones alcanza su máximo apogeo hacia principios del siglo XX. En este periodo el capital lo es todo, al
extremo de haberse podido afirmar que la sociedad por acciones es simplemente un capital dotado de
personalidad jurídica. Es una concepción radical–capitalista de la sociedad por acciones.
Producida la Primera Guerra Mundial (1914-1918) se inicia la transformación, consecuencia de las
conmociones políticas y sociales, y principalmente por las reivindicaciones de los movimientos obreros
europeos. Sobre la estructura jurídica de la sociedad hacen sentir su peso y su fuerza las reivindicaciones del
trabajo, en detrimento de las ventajas que tradicionalmente correspondían al capital. El Estado expropia
sociedades anónimas (sustitución del capital público al privado). Se concede a los obreros participación en
los beneficios de la sociedad hasta el momento atribuido exclusivamente a los accionistas (aportantes del
capital).
A los representantes de los obreros se les permite formar parte de los órganos de dirección, cosa que
anteriormente se entendía como un derecho reservado exclusivamente a los accionistas. Estas
reivindicaciones y transformaciones han permitido afirmar (cosa discutible) que se ha iniciado el proceso de
“socialización” de la sociedad por acciones.
Este tipo de sociedad ya no es instrumento jurídico al servicio exclusivo del sistema capitalista. El Estado y
otros entes de derecho público recurren frecuentemente a la sociedad anónima para dotar de vestidura
jurídica a empresas que se crean para alcanzar fines de orden o interés general. Vedel ha podido decir que el
“Estado no solo expropia al capital sus empresas, sino también sus métodos”
 CONCEPTO.
La Sociedad por Acciones puede definirse como la “sociedad de naturaleza mercantil, cualquiera que sea su
objeto, cuyo capital (integrado por las aportaciones de los socios) está dividido en acciones transmisibles
que atribuyen a su titular la condición de socio, el cual disfruta del beneficio de la responsabilidad limitada
frente a la sociedad y no responde personalmente de las deudas sociales.
Art. 959 del Código Civil: “Por el contrato de sociedad dos o más personas, creando un sujeto de derecho, se
obligan a realizar aportes para producir bienes y servicios en forma organizada, participando de los
beneficios y soportando las pérdidas”.
 VENTAJAS. IMPORTANCIA.

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Consideramos que la sociedad anónima es el medio perfecto y quizás único para lograr la formación de
grandes capitales, a fin de implementar, bajo un régimen de garantía y responsabilidad, el desenvolvimiento
adecuado para una explotación racionalizada e inspiradora de confianza a los socios y terceros.
La división del capital en acciones de relativo bajo valor ha permitido acceder a ella a grandes masas de
personas, democratizando el capitalismo y constituyéndose en un propulsor de la integración y la paz social.
El dinamismo impreso en la conformación y circulación del capital, el gobierno colectivo, la administración
responsable, así como el control y la fiscalización de su funcionamiento y resultados, la han convertido en la
preferida para los grandes emprendimientos, que a más de seguridad, también persiguen ganancias, ya sea
mediante dividendos o la negociación de las acciones en los mercados de valores.
 CARACTERES.
a) Limitación de la responsabilidad de los socios.
b) División del capital en acciones de igual valor.
c) Carácter “intuitu rei”.
d) Ausencia de razón social.
e) Denominación.
f) Gobierno, administración y fiscalización por órganos creados por los estatutos.
g) Libre cesibilidad y transferencia de acciones.
 DENOMINACIÓN.
La denominación de la sociedad es un requisito importante porque provee la identificación plena del ente,
circunstancia de especial relevancia para su funcionamiento, en interés de los socios, los terceros y los
órganos jurídicos en general. En materia comercial la individualización de los comerciantes adquiere un
valor extraordinario, casi preponderante, sobre todo en un mundo en que la publicidad y la competencia
comercial han alcanzado límites a veces inverosímiles.
Art. 1049 del Código Civil. “La denominación social, de cualquier modo que esté formada, debe contener la
indicación de ser sociedad anónima”. Queda bien en claro que la expresión “de cualquier modo que esté
formada”, autoriza a utilizar ya sea nombres de fantasía, así como los nombres propios de todos, o varios de
los nombres de los socios, sean o no ellos accionistas. Lo que la ley exige obligatoriamente es que la
denominación contenga la indicación de ser sociedad anónima, obviamente para significar a los terceros los
límites de responsabilidad de los accionistas.
 CONSTITUCIÓN Y FORMA GENERAL ESTABLECIDAS EN EL ART. 1050 (MODIFICADO
POR LEY 388/1994 ART. 4º) Y 1051 (MODIFICADO POR LEY 3228/2007 ART. 1º) DEL
CÓDIGO CIVIL.
Art. 1050 del Código Civil. “Las sociedades anónimas adquieren personalidad jurídica y comienzan su
existencia a partir de su inscripción en el registro de las personas jurídicas y asociaciones creado por el Art.
345 de la Ley Nº 879/81. Deberán anotarse en el registro la escritura pública en la que conste el acto
constitutivo, los estatutos sociales y la designación del primer directorio y del o de los primeros síndicos.
La sociedad debe constituirse por escritura pública. El acto constitutivo indicará:
a) El nombre, nacionalidad, estado, profesión y domicilio de los socios, y el número de acciones suscriptas
por cada uno de ellos;

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b) La denominación y el domicilio de la sociedad, y el de sus eventuales sucursales, dentro o fuera de la


República;
c) El objeto social;
d) El monto del capital suscripto e integrado;
e) El valor nominal y el número de las acciones y si estas son nominativas o al portador;
f) El valor de los bienes aportados en especie;
g) Las normas según las cuales se deben repartir las utilidades;
h) La participación en las utilidades eventualmente concedidas a los promotores o a los socios fundadores;
i) El número de los administradores, y sus poderes con indicación de cuáles de ellos tienen la representación
de la sociedad; y
j) La duración de la sociedad.
Art. 1051 del Código Civil.10 “Para proceder a la constitución de una Sociedad Anónima es necesario que
se haya suscripto por entero el capital social emitido.
Cumplidas las condiciones establecidas por la Ley para la constitución de las Sociedades Anónimas o una
Sociedad de Responsabilidad Limitada, estas deberán presentar la documentación respectiva a la Abogacía
del Tesoro, la cual expedirá el dictamen pertinente en un plazo no mayor de ocho días hábiles para su
correspondiente inscripción en los Registros Públicos.
Formalizada la inscripción, se publicará un extracto de la constitución por el término de tres días
consecutivos en un diario de gran circulación. El extracto deberá contener la individualización de la escritura
pública de constitución, la denominación social, el domicilio, la duración, el objeto principal, el nombre del
o de los directores y del o de los síndicos, así como el capital suscripto e integrado de la sociedad.
Cualquier modificación de los estatutos sociales o la disolución de la sociedad deberán hacerse observando
las mismas formalidades y procedimientos establecidos para la constitución. Lo establecido en el presente
artículo será aplicado a las Sociedades Anónimas y a las Sociedades de Responsabilidad Limitada”.

 RESPONSABILIDAD DE SUS AUTORIDADES.


La característica esencial de estas sociedades reside, justamente, en el hecho de que por las obligaciones
sociales responde solamente la sociedad con su patrimonio y no responde nunca – ni siquiera con carácter
subsidiario – el socio. Este último es deudor de la sociedad y únicamente por la aportación prometida y no
efectuada todavía. No existe responsabilidad ultra vires, en el sentido que los acreedores sociales no pueden
contar con la responsabilidad subsidiaria del socio”.
Ahora bien, debemos recordar que el Art. 1111 del Código Civil nos dice que los directores responden
ilimitada y solidariamente ante la sociedad, los accionistas y los terceros por la inejecución o mal
desempeño del mandato, así como por violación de la Ley o de los estatutos, y de cualquier otro perjuicio
ocasionado por dolo, abuso de facultades o culpa grave, exonerando de responsabilidad al director que no
hubiere participado en la deliberación o resolución, o que hubiere dejado constancia escrita de su
disconformidad y dado noticia a los síndicos antes de imputársele responsabilidad.
 DE LA SUSCRIPCIÓN POR ACTO ÚNICO. REQUISITOS. TRÁMITES.

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Este modo de constitución de la sociedad anónima, que también se denomina simultánea, se realiza en una
sola etapa. Luego de reunidos los requisitos exigidos, se formaliza sin más trámite su constitución ante un
Escribano Público.
Es la forma más común de constitución, pues ella implica mayor rapidez, ahorrándose una serie de
formalidades que conspirarían contra la agilidad en su constitución.
A sus requisitos y trámites hemos hecho referencia más arriba, al estudiar los Artículos 1050 y 1051 del
Código Civil.
 DE LA SUSCRIPCIÓN MEDIANTE SUSCRIPCIÓN PÚBLICA.
También denominada sucesiva, gradual, escalonada. Nuestro Código ha preferido denominarla “mediante
suscripción pública”, siguiendo la terminología de nuestro anteproyectista De Gásperi.
La sociedad, en este caso, no se constituye en actos de duración más o menos breves y con un
procedimiento, si se quiere, rápido, sino mediante el cumplimiento de etapas sucesivas en las que el
promotor cumple una función activa determinante.
Art. 1053 del Código Civil: “La Sociedad puede también ser constituida por medio de suscripción pública,
sobre la base de un programa que indique su objeto y el capital, las principales disposiciones del acto
constitutivo, la eventual participación que los promotores se reservan en las utilidades y el plazo en el cual
debe ser otorgado el acto constitutivo.
El programa consignado en escritura pública deberá ser registrado y publicado por tres veces en un diario de
gran circulación.
La suscripción de las acciones debe resultar de acto público o de escritura privada autenticada. El acto debe
indicar el nombre, nacionalidad, estado, profesión y domicilio del suscriptor, el número de las acciones a
que se suscribe y la fecha de la suscripción”.
 PROMOTORES Y FUNDADORES.
La promoción de un nuevo emprendimiento y su fundación son las dos etapas incipientes de la constitución
de una Sociedad Anónima por medio de la Suscripción Pública. Con posterioridad a la vigencia de nuestro
actual Código Civil, se promulga la Ley 1284/1998 que establece que las mismas son consideradas Emisoras
de Capital Abierto, y por ello amparadas y sometidas a la mencionada Ley del Mercado de Valores.
En opinión del Profesor Ernesto Velásquez Guido existen diferencias entre estas dos figuras que en el
antiguo Código aparecían como identificadas, pero el vigente considera “promotor” al que planea la
constitución de la sociedad tomando a su cargo la responsabilidad de ella, ejecutando todos los
procedimientos y diligencias requeridas para el funcionamiento legal de la misma. Es el que firma el
programa y toma a su cargo, ante todo, la oferta pública de acciones, en base a las pautas programáticas,
hasta la constitución de la sociedad.
El “fundador”, en cambio, es aquel que suscribe el acto original y, como tal, goza de ciertas preferencias y
en las sociedades de constitución simultanea no solo es “firmante constituyente”, sino que debe tomar
disposiciones para finiquitar la etapa constitutiva.
 EL PROGRAMA: CONTENIDO, LA SUSCRIPCIÓN.

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Art. 1053 del Código Civil segundo parágrafo. “El programa consignado en escritura pública, deberá ser
registrado y publicado por tres veces en un diario de gran circulación”. El programa, llamado por algunos
tratadistas “programa de fundación”, es un instrumento de suma importancia, firmado por el o los
promotores, que contiene una detallada descripción de las características y modalidades de la Sociedad
proyectada, dirigida a los eventuales suscriptores que deben en señal de aceptación, firmar junto al promotor
el programa .
Art. 1053, último parágrafo del Código Civil. “La suscripción de acciones debe resultar de acto público o de
escritura privada autenticada…”.
Como bien lo expresa Messineo: “El programa de los promotores es una oferta in certum personam¨, una
oferta pública” (no promesa como dice el Art. 1989). Por tanto, el “acto de suscripción del tercero es
'adhesión' a un acto constitutivo; o sea que hay asunción de promesa, a la cual va unida la obligación de
aportar; por consiguiente, es manifestación de la voluntad de convertirse en socio según el contenido del
programa, o sea, participar en la sociedad “confiriendo a ella el propio aporte”.
Asimismo, debemos recordar que el Art. 122 de la Ley 1284/1998 establece que también serán sociedades
anónimas de capital abierto aquellas constituidas mediante el procedimiento de suscripción pública, en cuyo
caso los promotores redactarán un programa de fundación por instrumento público o privado, que se
someterá a la previa aprobación de la Comisión (entiéndase , la Comisión Nacional de Valores). Continúa
diciendo la mencionada disposición normativa: Al respecto, regirán las disposiciones contenidas en el
Código Civil y la reglamentación que dicte la Comisión.
 OBLIGACIONES DE LOS PROMOTORES.
La solvencia moral y diligencia de los promotores son fundamentales cuando se trata de constituir una
sociedad anónima por suscripción pública de capital; es así que la misma es una de las principales bases de
referencia para que los terceros depositen la confianza en el emprendimiento propuesto.
Asimismo, el Código Penal, reconoce la figura de la Promoción Fraudulenta de Inversiones y lo establece en
su Art. 191, la sanción de pena privativa de libertad o multa a quien proporcionara datos falsos e
incompletos sobre las ventajas de una inversión, sea en folletos de propaganda o en presentaciones o
resúmenes de estado patrimonial, sea que la misma fuera administrada en nombre y por cuenta propia o en
nombre propio y por cuenta ajena, lo cual es aplicable al emprendimiento novel en la primera hipótesis de la
referida norma penal.
Art. 1056 del Código Civil. “Los promotores son solidariamente responsables ante los terceros por las
obligaciones asumidas para constituir la sociedad. La sociedad está obligada a relevar a los promotores de
las obligaciones asumidas por ellos y a reembolsarles los gastos que hubieren hecho, siempre que hayan sido
necesarios para su constitución y aprobados por la asamblea. Si por cualquier razón la sociedad no se
constituyese, no podrán los promotores dirigirse contra los suscriptores de las acciones”.
El Artículo 1057 del Código Civil dispone: “los promotores son solidariamente responsables para con la
sociedad y los terceros: a) Por la suscripción integral del capital social y por los desembolsos exigidos para
la constitución de la sociedad; b) por la existencia de las aportaciones en especie, de conformidad con la
declaración jurada; y c) por la veracidad de las comunicaciones hechas por ellos al público para la

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constitución de la sociedad. Salvo la primera, que debe ser controlada por el escribano, las otras
responsabilidades están tomadas como medidas preventivas”.
 ASAMBLEA CONSTITUTIVA.
La última parte del Art. 1054 del Código Civil establece: “Salvo que el programa establezca un plazo
distinto, los promotores, en los veinte días siguientes al plazo fijado para el depósito, deben convocar a la
asamblea de los suscriptores mediante comunicaciones fehacientes que harán llegar a cada uno de ellos por
lo menos diez días antes del fijado para la asamblea, con indicación del objeto y materias de la
convocatoria”.
 ORDEN DEL DÍA. DECISIONES.
El Art. 1055 del Código Civil dispone: “La asamblea de suscriptores resolverá si se constituye la sociedad, y
en caso afirmativo, sobre los siguientes puntos que deben formar parte del orden del día: Gestión de los
promotores, es decir, una evaluación del comportamiento de los promotores como gestores de la sociedad;
los promotores no podrán votar sobre este punto”.
Estatuto social; aprobación de las disposiciones a las cuales adecuará su funcionamiento la sociedad.
Valuación provisional de los aportes en especie, en caso de existir. Los aportantes no tienen derecho a voto
en esta decisión.
Ventajas reservadas a los promotores; es decir las preferencias o retribuciones que se otorgarán a los
promotores por su gestión que se rigen por el Art. 1058 del Código Civil.
Designación de administradores y síndicos: es decir los que tendrán a su cargo la administración y
fiscalización de la sociedad; es una disposición positiva ya que se permite que los nombres designados para
cubrir los cargos sean de la confianza de todos los suscriptores y no solo de los promotores y fundadores.
El promotor en caso de ser rechazado su gestión tiene derecho a ejercer las acciones necesarias para
defender su actuación. “Las decisiones de la asamblea deberán constar en escritura pública” (Art. 1055,
parágrafo 2º). Si la asamblea resolviere no constituir la sociedad, se dará por terminada la promoción y se
restituirá lo abonado por los suscriptores. Nuestro Código no contempla el caso, pero consideramos lógica la
solución mencionada.
MAYORÍA NECESARIA.
El Art. 1055 (última parte) del Código Civil dispone: “Las decisiones se adoptarán por la mayoría de los
suscriptores presentes que representen no menos de la tercera parte del capital suscripto, sin que pueda
estipularse diversamente. Para modificar las condiciones establecidas en el programa, es necesario el
asentimiento unánime de los suscriptores”. Su fuente es el Art. 1663 del Anteproyecto De Gásperi.
 RESPONSABILIDAD DE LOS FUNDADORES Y PROMOTORES.
Art. 1057 del Código Civil: “Los promotores son solidariamente responsables para con la sociedad y los
terceros: a) por la suscripción integral del capital social y por los desembolsos exigidos para la constitución
de la sociedad; b) Por la existencia de las aportaciones en especie, de conformidad con la declaración jurada;
y c) Por la veracidad de las comunicaciones hechas por ellos al público para la constitución de la sociedad”.
 BENEFICIO DE LOS PROMOTORES Y FUNDADORES.

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El Art. 1058 del Código Civil establece claramente que los promotores y fundadores no pueden recibir
ningún beneficio que menoscabe el capital social, en el acto de constitución o ulteriormente. Todo pacto en
contrario es nulo. Y el mismo artículo agrega: “La retribución podrá consistir en la participación de hasta
diez por ciento de las utilidades y por el término máximo de diez ejercicios sociales en los que se distribuyan
beneficios. Si existiesen utilidades líquidas y realizadas y se resuelva no distribuirlas, el promotor o
fundador podrá reclamar su pago”.
 APORTES.
 APORTES EN DINERO Y BIENES QUE NO SON DINERO.
Art. 1059 del Código Civil: “Si en el acto constitutivo no se ha establecido otra cosa, la aportación debe
hacerse en dinero. En este caso la integración no podrá ser inferior al veinte y cinco por ciento de la
suscripción”.
Es importante señalar que al ser sometida la sociedad, constituida mediante suscripción pública, al régimen
de la Ley 1284/1998 del Mercado de Valores, de conformidad al Art. 122 de la mencionada Disposición
Normativa, la misma debe operar en función a las condiciones expuestas en la referida legislación, con las
excepciones que en ella se encuentran.
Art. 1060 del Código Civil: ”Los aportes que no sean en dinero deben integrarse totalmente en el acto
constitutivo, consignándose el valor que se atribuye a los bienes aportados y los antecedentes que justifiquen
esa estimación”.
 VALOR. ANTECEDENTES QUE LO JUSTIFICAN. DISPOSICIONES QUE LO REGLAN.
Art. 1060, segundo parágrafo del Código Civil: ”Los administradores y los síndicos, dentro del término de
seis meses computados desde la constitución de la sociedad, deben verificar las valoraciones contenidas en
la relación indicada en el parágrafo anterior y, si existen motivos fundados, deben proceder a la revisión de
la estimación. Mientras las valoraciones no hayan sido verificadas, las acciones correspondientes a las
aportaciones en especie son inalienables, y deben quedar depositadas en la sociedad.
Si resulta que el valor de los bienes aportados era inferior en más de un quinto a aquel por el que tuvo lugar
la aportación, la sociedad puede reducir proporcionalmente el capital social, y anular las acciones que
resulten en descubierto. Sin embargo, el socio que los aportó puede entregar la diferencia en dinero o
separarse de la sociedad”.
A los efectos de establecer con solvencia el valor de los bienes a ser integrados en una sociedad, el mejor
método es la participación de un profesional perito tasador, el cual eventualmente acompañado de un
colegiado de similares profesionales pueda determinar si no con exactitud, con la mayor precisión y
acercamiento posible, el valor del bien en cuestión.
Ahora bien, el transcurso del tiempo puede afectar el comportamiento de los valores de mercado sobre los
bienes avaluados, lo cual puede exponer a sus aportantes tanto a ser perjudicados así como favorecidos por
alzas o bajas en los valores, de tal manera que del mismo modo que la Ley castiga al aportante por la pérdida
del valor del bien, este pueda ser beneficiado y de alguna manera deberá serle compensada la diferencia bajo
las mismas reglas de aplicación que fueran ejecutables para la hipótesis contraria, por aplicación analógica
de la disposición normativa en cuestión.

Delegado 7º Semestre - Miembro Titular Nº 1 - Secretario General CEDUNA FC Periodo 2023/2024


DERECHO CIVIL CONTRATOS
DERECHO UNA FILIAL CAACUPE
RODRIGO DANIEL RIVAS FERNANDEZ

En opinión de Ernesto Velásquez tenemos que un punto crítico siempre fue la tasación de los aportes no
dinerarios, es decir, en bienes. Este artículo tiende a asegurar la veracidad y exactitud de tales aportaciones,
concediendo al socio que las haya efectuado con estimación real inferior a un quinto por ciento en más del
valor por el que tuvo lugar la aportación, proporcionalmente a la reducción del capital social, anulando las
acciones que resulten en descubierto o sin respaldo real en bienes. La ley concede, sin embargo, al socio
aportante dos opciones: entregar la diferencia en dinero o separarse de la sociedad. Solo así la sociedad
tendrá un capital verdaderamente real y los terceros contarán con la confianza de que el capital social esté
verdaderamente cubierto.

Delegado 7º Semestre - Miembro Titular Nº 1 - Secretario General CEDUNA FC Periodo 2023/2024


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RODRIGO DANIEL RIVAS FERNANDEZ

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