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Contenido DEL Instrumento Constitutivo

Derecho Empresario C (Universidad Nacional del Sur)


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CONTENIDO DEL INSTRUMENTO CONSTITUTUVO.

El acto constitutivo requiere de un instrumento escrito que lo contenga, que lo exteriorice.


Si así no fuera, estaríamos dentro de una de las llamadas sociedades del Capítulo Cuarto de la
Ley General de Sociedades. Y, por razones de seguridad jurídica, como repetiremos a lo largo de
las clases, las distintas legislaciones exigen la forma escrita para la constitución de una sociedad.

Así, el artículo 4 de la Ley 19.550 dispone que “el contrato por el cual se constituya o
modifique una sociedad se otorgará por instrumento público o privado”. Esta regla, al decir de
Ricardo Augusto Nissen (Ley de Sociedades Comentada, Editorial Abaco), estaría incompleta,
pues se debería complementar dicho artículo con el agregado “de acuerdo al tipo social de que se
trate”, porque para las sociedades por acciones la ley exige obligatoriamente su constitución por
instrumento público (artículos 165 y 316 Ley 19.550). Es decir que la forma del instrumento no
es libre sino sólo para las sociedades de personas y las de responsabilidad limitada, ya que en
esos casos los socios sí pueden elegir al momento del acto constitutivo entre el instrumento
público y el instrumento privado.

El artículo 11 de la Ley General de Sociedades dice: “El instrumento de constitución


debe contener, sin perjuicio de lo establecido para ciertos tipos de sociedad:
1) El nombre, edad, estado civil, nacionalidad, profesión, domicilio y número de documento
deidentidad de los socios;
2) La razón social o la denominación, y el domicilio de la sociedad. Si en el contrato
constaresolamente el domicilio, la dirección de su sede deberá inscribirse mediante petición
por separado suscripta por el órgano de administración. Se tendrán por válidas y vinculantes
para la sociedad todas las notificaciones efectuadas en la sede inscripta;
3) La designación de su objeto, que debe ser preciso y determinado;
4) El capital social, que deberá ser expresado en moneda argentina, y la mención del aporte
decada socio. En el caso de las sociedades unipersonales, el capital deberá ser integrado
totalmente en el acto constitutivo;
5) El plazo de duración, que debe ser determinado;
6) La organización de la administración, de su fiscalización y de las reuniones de socios;7) Las
reglas para distribuir las utilidades y soportar las pérdidas. En caso de silencio, será en
proporción de los aportes. Si se prevé sólo la forma de distribución de utilidades, se aplicará
para soportar las pérdidas y viceversa;
8) Las cláusulas necesarias para que puedan establecerse con precisión los derechos
yobligaciones de los socios entre sí y respecto de terceros;
9) Las cláusulas atinentes al funcionamiento, disolución y liquidación de la sociedad”.

En todos estos incisos la Ley ha establecido los requisitos y elementos que debe contener
el contrato constitutivo de las sociedades. Son todos requisitos esenciales que obligatoriamente
deben constar en los convenios, con excepción, según algunas opiniones de la doctrina, de los
últimos incisos: el 7 pues si no se regulan las reglas para distribuir las utilidades y para soportar
las pérdidas, es el mismo inciso al final el que establece la solución, el inciso 8 pues los derechos
de los socios están consagrados en toda la Ley General de Sociedades, y finalmente el inciso 9

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pues la Ley regula perfectamente las causales de disolución así como todo el proceso liquidatorio
de las sociedades.

Aún cuando el artículo 11º no lo establezca, debe también consignarse en el contrato


social la fecha de cierre del ejercicio, sí mencionada entre los requisitos del artículo 10
(contenido de los edictos a publicarse en oportunidad de la constitución de las sociedades de
responsabilidad limitada y por acciones).

Queremos aquí dejar en claro que cuando nos referimos a contrato constitutivo de la
sociedad, contrato social o estatuto, estamos hablando de lo mismo, podría decirse que son
sinónimos y así lo entiende lo mayoría. Empero si queremos ser más precisos, la doctrina reserva
el concepto de estatuto a las sociedades por acciones y específicamente a las sociedades
anónimas.

Pasamos a continuación a explicar someramente cada uno de los incisos del artículo 11
objeto de estudio, siguiendo principalmente lo expuesto por Ricardo Augusto Nissen en su Ley
Comentada de Sociedades.

1) Datos personales de los socios: la ley exige que en el contrato constitutivo deben figurar
los datos personales de los socios, lo que resulta importante en distintas situaciones. Por
ejemplo, el estado civil sirve para saber si al momento de la cesión o venta que realice un
socio de su participación societaria, deberá firmar su cónyuge (esposa o esposo) para dar
su consentimiento; la nacionalidad para establecer cómo se compone y quienes
constituyen el grupo de control de una sociedad cuando por razones de interés público
interese saberlo; o la profesión, que permite determinar si existe alguna incompatibilidad
que impida a dicha persona formar parte de la sociedad.

2) Razón social o denominación: no es ni más ni menos que el nombre de la sociedad.


Todas las sociedades deben tener un nombre, es un atributo que surge de la personalidad
jurídica que la ley de otorga a las sociedades. Se llama razón social al nombre de las
sociedades con responsabilidad ilimitada y solidaria, debiéndose incluir en ella el nombre
de alguno o todos los socios que integran la sociedad. Podrán igualmente usar estos tipos
sociales un nombre de fantasía, porque la ley no lo prohíbe. En las sociedades de
responsabilidad limitada o por acciones, dado el carácter limitado de la responsabilidad
que asumen los socios, el nombre de estas está regulado en cada tipo social en un artículo
aparte, justamente nombrado “denominación”. Lo que también exige la ley al determinar
el nombre de una sociedad es incluir expresamente el tipo social de que se trate. Dicha
exigencia permite que los terceros que contraten con la sociedad sepan de antemano los
caracteres principales de la sociedad, dando certidumbre acerca de la responsabilidad de
los socios, del órgano de representación de la sociedad, etcétera.
Y en aras también de esa seguridad jurídica, es que el Registro Público (en nuestra
provincia de Buenos Aires la Dirección Provincial de Personas Jurídicas) realiza el
control de homonimias, es decir que no haya más de una sociedad con el mismo nombre
o parecido inscripta en dicho registro, con la finalidad de evitar la confusión de los
terceros en cuanto con que sociedad están contratando. Ello aunque tengan las sociedades

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diversidad de objeto o ramo a la que se dediquen o sean de distinto tipo. Por dicho
motivo, antes de la constitución de una sociedad, puede presentarse ante el Registro
Público un trámite denominado “reserva de nombre”, mediante el cual se presentan en
orden de prioridad cinco nombres que se desean poner a la futura sociedad y es el ente
administrativo el que aprueba uno de ellos y lo reserva por un plazo determinado durante
el cual se deberá constituir el ente social.

3) Domicilio: la mención del domicilio de las sociedades en el contrato social es un


requisito esencial, en tanto el mismo importa uno de los atributos de la personalidad
jurídica, no hay persona sin domicilio. La importancia de su inclusión en el instrumento
constitutivo radica que el domicilio social determina la aplicabilidad de la ley del lugar de
este, así como la competencia de los jueces. Nótese que el inciso 2 ° distingue entre el
domicilio - entendido como jurisdicción -, de la sede social -entendida como la dirección
precisa donde funciona la sociedad. A modo de ejemplo, jurisdicción puede ser “Bahía
Blanca”, que será consignada en el contrato social o estatuto, y sede social será “calle
Mitre 123” de la misma ciudad, determinada únicamente en el acta constitutiva. En
consecuencia, el cambio de sede social, es decir el cambio de dirección, dentro de la
misma jurisdicción, no modifica el contrato social, evitándose de esa forma los trámites y
gastos correspondiente que conllevaría esa modificación ante el Registro Público.

4) Objeto social: ha sido definido como la actividad económica en vista de la cual se


estipula el contrato de sociedad, y a través de él la sociedad se manifiesta y se
desenvuelve. Es el ramo del negocio que la sociedad explota, la categoría de actos que la
sociedad puede realizar, como por ejemplo agropecuarias, inmobiliarias, comerciales,
turísticas, etcétera. La inclusión del objeto social en el contrato importa en principio –
pues existen más avanzadas opiniones doctrinarias en contra de ello – la delimitación de
la capacidad de la sociedad, la cual sólo responderá por los actos celebrados por sus
administradores o representantes que no sean notoriamente extraños al objeto social
(artículo 58), aunque ello dependerá finalmente de la apreciación judicial en el supuesto
de conflicto.
La ley dice que el objeto social debe ser preciso y determinado, es decir claro y concreto,
sin cláusulas ambiguas. También debe ser posible y lícito. Vale remitirnos aquí al
artículo 19, que distingue entre el objeto y la actividad tendiente para llevarlo a cabo: el
objeto de la sociedad podría ser la importación y exportación de mercaderías, totalmente
lícito, y dedicarse el ente al contrabando, actividad ilícita totalmente prohibida.

5) Capital social: es un requisito esencial del contrato social. Es el elemento fundacional de


la sociedad, pues es la única garantía efectiva con la que cuentan los acreedores. Está
formado por la suma de aportes de los socios, y su importancia puede apreciarse desde
numerosos puntos de vista, a saber: 1) Desde el punto de vista económico, su misión
básica consiste en servir de patrimonio empleado para la obtención de un beneficio, a
través del ejercicio de determinada actividad empresarial. 2) Constituye un elemento
necesario de conocimiento por parte de terceros, para quienes interesa de sobremanera
conocer los bienes con que cuenta la sociedad en el desarrollo de su comercio. Y no sólo
por ello, sino por cuanto ofrece, tratándose de una sociedad de responsabilidad limitada o

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sociedad anónima, una responsabilidad limitada en cuanto a los aportes de los socios, y
en cuanto a la responsabilidad total frente a los acreedores, pues la sociedad responde por

sus deudas con todos los bienes presente y futuros. Esa función de garantía se observa
con mayor nitidez si se tiene en cuenta que toda disminución de capital social debe
realizar cumplimiento una serie de requisitos legales. 3) Finalmente, desde el punto de
vista interno, el capital social desempeña una fundamental actuación pues determina el
grado de participación de los socios en las utilidades y en las pérdidas en caso de silencio
en el contrato, fija las mayorías necesarias para la adopción de resoluciones sociales,
entre otras.

Caracteres del capital social.


Adelantamos aquí algunos de los principales caracteres del capital social, sin perjuicio de lo cual
y por la cantidad de conceptos y artículos relacionados con el mismo, en trabajos posteriores nos
ocuparemos nuevamente de este requisito tan importante de las sociedades.

a) Determinación del capital social.- Un primer caracter es la llamada determinación del


capital, según la cual la cuantía de este debe estar determinada, es decir ser objeto de
mención en los contratos constitutivos o estatutos (expresando importes, número de
acciones, clases, etcétera). La determinación del capital adquiere así rango de una
cláusula obligatoria de los mismos, y ese dato va a resultar de decisiva influencia en lo
que afecta a la disciplina a que quedan sujetas las posibles alteraciones de su cuantía.
b) Intangibilidad del capital social.- El segundo principio es el de la intangibilidad del
capital social, consagrado por la ley 19.550 con una serie de normas, caracterizadas como
de orden público, y concebidas para mantener la relación que debe existir entre el
patrimonio y el valor nominal del capital suscripto, que garantiza la solidez del ente y
permite medir su deterioro. Dicho principio es de aplicación a todo tipo de sociedades, y
no sólo a aquéllas en las que el capital social fija los límites de responsabilidad frente a
terceros, pues la responsabilidad subsidiaria de los integrantes de la sociedad por parte de
interés no afecta la recíproca independencia entre los patrimonios de aquéllos y el de ésta.
c) Invariabilidad del capital social.- El principio de la invariabilidad del capital social,
como bien se ha señalado, es cuestión diferente, pues no significa que el capital de la
sociedad no pueda modificarse, pero sí que la cifra de capital determinada en los estatutos
no puede ser alterada aumentándola o reduciéndola sino en virtud de una resolución de
asamblea reunida al efecto y conforme a los requisitos de la ley y del estatuto.- es decir
que su aumento o reducción no opera automáticamente, como si entre aportación y
capital hubiera una relación natural incondicionado, pues para que la cifra capital pueda
ser modificada, se hace necesaria una reforma de contrato, que se producirá en definitiva
por decisión del órgano de gobierno y previo cumplimiento de una serie de requisitos
impuestos legalmente. Ello constituye otro argumento que refuerza la diferencia entre
capital social y patrimonio, pues si bien ambos pueden variar durante la vida de la
sociedad, mientras la modificación del patrimonio es fruto de las vicisitudes económicas

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de la empresa, las alteraciones del capital social obedecen a decisiones adoptadas por los
correspondientes órganos sociales, con los requisitos y formalidades que la ley reclama.
d) Principio de unidad del capital. Significa que la sociedad solo puede tener un capital, y
por el responde de todas las deudas sociales (aunque tenga sucursales, los bienes de ellas
forman una unidad con los de la casa matriz).
¿Debe existir relación entre capital social y objeto de la sociedad?
Parecería que la respuesta afirmativa se impone, en los términos del art. 94, incisos 5) y 6), pues
si el objeto social define el conjunto de actividades que los socios se proponen cumplir bajo el
nombre social, no caben dudas de que guarda entonces relación de necesaria proporción con el
capital, en tanto el mismo constituye el conjunto de los aportes de los socios, ordenados a la
consecución de dicho fin. Vale decir, por servir el capital social como medio para obtener
beneficios a través del ejercicio de una determinada actividad económica, su cuantía debe
adecuarse a la naturaleza de la misma, pues de lo contrario un capital desproporcionadamente
reducido en su magnitud determinará la imposibilidad de cumplir el objeto, que, debe, por
esencia, ser tácitamente posible.-
En materia de sociedades anónimas, la ley ha consagrado legislativamente esta relación, al fijar
un capital mínimo de constitución, cuyo monto se justifica a los efectos de desalentar la
proliferación de estas sociedades, dedicadas a actividades económicas de escasa envergadura o
significación, que deben encontrar en otros tipos societarios moldes más adecuados para su
organización.

6- Plazo de duración. Importancia de su determinación.- La ley 19.550 en su artículo 11


inciso 5º incluye como elemento esencial del contrato de sociedad el plazo de duración, que
expresamente debe ser determinado. La importancia de ese elemento es incuestionable, pues no
sólo interesa a la sociedad y a los socios, sino que trasciende a terceros, acreedores sociales y
particulares de aquéllos. Para la sociedad, porque vigente el plazo de duración, gozará de
capacidad plena e irrestricta para desarrollar el objeto social. Para los socios, porque su
existencia indicará el tiempo durante el cual se mantendrán unidos, mancomunando su esfuerzo
para la obtención de utilidades. Y, finalmente, para los terceros, en especial acreedores
particulares de los socios, puestos éstos cuentan con expectativas diferentes según el contrato
social esté o no vigente.
Por todo ello es que el legislador ha exigido que el plazo de duración sea determinado, pues nada
de lo expuesto sería factible si los socios o terceros no tuvieran una absoluta certeza del período
durante el cual el contrato de sociedad se encuentra vigente.
Con relación al plazo de duración de las sociedades, es importante tener en cuenta aquí el
artículo 95 de la Ley General de Sociedades, dentro del capítulo referido a la disolución de las
sociedades, siempre en la parte general. Sabemos que uno de los principios que se desprenden de
dicha ley es el de “conservación de la empresa”: al Estado y a la comunidad le interesa
obviamente una empresa o sociedad en funcionamiento, antes que cerrada. Por ello es que brinda
la Ley la posibilidad que, una vez vencido el plazo social, si la sociedad así lo decidiera pueda
seguir funcionando. Pueden darse aquí dos situaciones: la primera, si antes del vencimiento del

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plazo, los socios, anoticiados de ello deciden continuar con el emprendimiento común, la ley
permite la “prórroga” de la sociedad, es decir la modificación del contrato social ampliando el
plazo de duración. La segunda situación se presenta si la sociedad continuó trabajando y los
socios no recordaron o no se percataron del efectivo vencimiento del plazo establecido
originalmente en el estatuto y ello ya operó, es decir al plazo se venció. La Ley incorporó para
este último supuesto, en el mismo artículo 95, en año 1983 con la sanción de la Ley 22.903, la
posibilidad de igualmente continuar con la “vida” de la sociedad, siempre y cuando “no se haya
inscripto el nombramiento del liquidador”. Ello se denomina “reconducción”. Es decir que, si se
modifica y amplía el plazo antes del vencimiento, estaremos, frente a la prórroga del plazo de
duración de la sociedad. Mientras que, si se desea modificar y ampliar el plazo luego de dicho
vencimiento, estaremos frente a la figura de la “reconducción”. Al decir de Jorge Osvaldo
Zunino, la diferencia entre ambas figuras es evidente: mientras la prórroga determina la
continuación normal del ente, siendo instrumentada para evitar la disolución, la reconducción es
un remedio para revertir los efectos de la disolución ya operada.

7- Organización de la administración, fiscalización y gobierno de la sociedad.-


Haciéndose eco el legislador del principio según el cual a mayor limitación de la responsabilidad
de los socios mayor desarrollo de los órganos sociales, como se observará al analizar cada tipo
societario en particular, estructura, para aquellas sociedades en las cuales la responsabilidad de
los socios es solidaria y limitada, un esquema simple de organización, como sucede en las
sociedades por interés, en las cuales el gobierno, administración y fiscalización del ente están, en
principio, en manos de todos los socios. Ello obedece en gran medida al acentuado rasgo
personal que caracteriza estas sociedades, no destinadas a empresas de gran envergadura, a
diferencia de lo que sucede en las sociedades anónimas, en las cuales, por estar latente la
posibilidad de agrupar elevado número de socios, se tiende a identificar con mayor claridad los
diferentes órganos y funciones que desempeñará cada uno de ellos en beneficio de los terceros y
socios, siendo incompatible con dichas sociedades la administración o fiscalización a cargo de
todos los asociados en forma indistinta.

8- Las reglas para distribuir las utilidades y soportar las pérdidas. Concordantemente
con el artículo uno de la Ley General de Sociedades, cuando incluye dentro de la definición de
sociedad la “participación en los beneficios y soportación de las pérdidas” como elemento
esencial del contrato de sociedad, tal cual hemos visto, también el artículo 11 lo menciona como
cláusula de inclusión dentro del contrato social. Dicha cláusula puede sin embargo estar ausente
y no corresponde en tal caso decretar la nulidad del contrato social, ya que la misma ley prevé en
el inciso 7° de este artículo 11 en estudio la solución a ello. La participación en los beneficios y
soportación de las pérdidas es un elemento esencial del contrato de sociedad, y ambos configuran
derechos inherentes a la calidad de socios, que no pueden ser menoscabados.

9- Las cláusulas necesarias para que puedan establecerse con precisión los derechos y
obligaciones de los socios entre sí y respecto de terceros. Dentro de estos derechos de los
socios podemos mencionar la conservación del status de socio, derecho de voto (esencial),
derecho al dividendo acordado, derecho a obtener de la sociedad la documentación que lo
acredite como socio, a participar en las asambleas o reuniones de socios que se celebren,

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examinar los balances y estados de resultados, libros, entre otros. Como obligaciones de los
socios podemos nombrar el deber de cumplir con el aporte, deber de lealtad, de cumplir con la
ley y el estatuto, etcétera.

10- Las cláusulas atinentes al funcionamiento, disolución y liquidación de la sociedad.


Veremos ya este inciso en particular cuando tratemos específicamente ello en posteriores
trabajos.

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