1880, se consideraba que el trabajo humano intervenía en 90%para hacer un producto y el 10% restante era el trabajo que realizaba la máquina. A partir de entonces, el cuidado que se le da a las máquinas para que éstas funcionen adecuadamente se le llama mantenimiento, concepto que a partir de aquí se escribirá entre comillas cuando nos refiramos a la acepción antigua y sin comillas cuando se hable del mantenimiento moderno. Es decir, sólo se efectuaban acciones correctivas, y no preventivas, teniendo como objetivo sólo el arreglo de la máquina y no se pensaba en el servicio que ésta suministraba. 1.2 Del mantenimiento correctivo (MC) al mantenimiento productivo total (TPM) Productivo Total, el cual hace énfasis en la importancia que tiene involucrar al personal de producción y al de mantenimiento en labores de mantenimiento productivo; debido a que esta acción arroja buenos resultados, sobre todo en las industrias de punta. 90% en la producción industrial y el 10% restante lo realiza la mano de obra. Esto obliga a la empresa moderna a apoyar sus utilidades en la eficacia de la preservación y el mantenimiento de sus productos, por lo que es muy común observar que entre las industrias que elaboran productos similares con máquinas y procedimientos similares, aquellas que obtiene mejores resultados en la calidad y el precio de sus productos son las que han logrado que éstos sean fáciles de preservar y mantener. La figura 1.1 muestra, en forma sintetizada, la evolución del «mantenimiento» desde sus inicios, hasta nuestros días y marca la fecha de 1950 cuando se empezó a tener conciencia de que son los productos que se fabrican los que deben garantizar la satisfacción del usuario y que las máquinas con las cuales producimos esos productos es obligación de nuestro proveedor el garantizar nuestra satisfacción. 1.3 El concepto de servicio y su calidad La teoría de los sistemas es un concepto relativamente nuevo ya que su desarrollo se considera que empezó en 1937 en la fundación En la actualidad, un producto está diseñado cuidadosamente con objeto de que éste proporcione un servicio con la calidad suficiente para satisfacer una necesidad. Esta pequeña máquina se convierte en una luminaria que constituye el servicio que deseamos y para lo cual fue hecho este satisfactorio. En principio comprobamos que el foco apagado, al cual le llamamos «máquina ociosa», no es otra cosa más que materia, pero cuando esta máquina empieza a funcionar nos proporciona un servicio de calidad predeterminada pues nosotros lo escogimos por el tipo y la intensidad de iluminación que deseábamos obtener. El producto se preserva y el servicio se mantiene Es necesario puntualizar que existe una relación muy estrecha entre máquina, servicio y usuario, por lo tanto, cuando las expectativas del usuario cambian, las labores que se realizan para garantizar su funcionamiento también deben adecuarse al cambio. Debido a esta necesidad, con el fin de conquistar los mercados, los productores de todo tipo de satisfactorios hicieron estudios cada vez más detallados y profundos sobre la fiabilidad y la mantenibilidad de éstos, con objeto de que sus consumidores finales tuvieran menos problemas en su preservación y mantenimiento. La década de 1950 se considera como el parteaguas del pensamiento humano, en donde se empieza a concebir al producto como un sistema satisfactorio. Como analizamos al principio de este capítulo, desde la década de 1950 el estudioso del «mantenimiento» ha pensado, aunque sin claridad absoluta, que el mantenimiento debe enfocarse hacia el servicio que proporcionan los productos que fabrican y no a las máquinas con las cuales se manufacturan. Se debe recordar que la evolución de las expectativas del ser humano ha dado lugar a que toda empresa que se encuentre fabricando un producto, éste debe ser considerado como un satisfactorio humano el cual estará estructurado para proporcionar un servicio con la calidad exigida por el mercado hacia el cual va dirigido. Por eso es tan importante que en la actualidad toda empresa antes de iniciar con el diseño de un producto, deberá definir cuál es el mercado que va a cubrir, pues existe un número indeterminado de mercados para cada satisfactorio y esta variabilidad la da el hecho de que los seres humanos somos quienes formamos dichos mercados. Recordemos que todas las personas somos diferentes debido a nuestras características individuales Todos tenemos necesidades físicas o psíquicas que debemos satisfacer para lograr nuestra permanencia en el mundo, por lo que desde que nacemos estamos dedicados a buscar todo aquello que satisfaga nuestras necesidades o deseos, y esto nos complace más cuando lo obtenemos a través de un satisfactorio que nos proporciona la calidad que queremos y podemos pagar. Esto, precisamente es lo que da lugar al establecimiento de mercados conformados con las diferentes expectativas, lo cual define calidad, costo y tipo de productos o servicios que se desean ofrecer y que las empresas intentan satisfacer a estos mercados con la calidad requerida. El servicio en uso satisfará las esperanzas del cliente. En síntesis, lo que ofrece una empresa a sus clientes son satisfactorios, los cuales sirven para cubrir expectativas del ser humano. Además, como ya se estudió éstos están formados por una parte material estructurada de tal manera que puede proporcionar un determinado servicio con una calidad estipulada. Sin embargo, la calidad del servicio no es una constante, es decir, tiene gradaciones, debido a que puede satisfacer completamente, o en cierta medida, a los usuarios. En síntesis, la calidad de un servicio puede definirse como el grado de satisfacción que se logra dar a una necesidad humana. 1.4 Concepto erróneo del mantenimiento industrial • Pérdida de esfuerzos a nivel mundial. En simposios, congresos, seminarios, mesas redondas, conferencias, cursos, etcétera, dictados en todo el mundo no se entienden con facilidad los conceptos que se discuten, debido a la falta de una filosofía confiable sobre mantenimiento industrial, que permita establecer una concepción entendida en todo el planeta.
• Fricciones frecuentes en las empresas entre el personal de producción y el de
mantenimiento. Mientras el personal de producción labora para la productividad, el personal de mantenimiento lo hace con el fin de lograr el “buen funcionamiento y bienestar” de la maquinaria que fabrica; es decir, mientras unos piensan en la cantidad del producto que elabora, los otros piensan en la preservación de las máquinas de su empresa; pero posiblemente ninguno de los dos tenga presente que deben darle satisfacción al usuario del producto que están elaborando.
• El personal de mantenimiento contingente traspasa con frecuencia los límites
de la conservación programada. Al no estar consciente, el personal de mantenimiento contingente, sus acciones traspasan con frecuencia los límites de la conservación programada, por lo que se elevan los costos, no sólo por trabajos inapropiados de conservación, sino también por tiempo perdido, desperdicios de material y repeticiones de procesos.
• Uso del mismo personal en labores de mantenimiento contingente y de mantenimiento
programado. Seguimiento del desgaste de una o más piezas o componentes de equipos (sistema) prioritarios a través de análisis de síntomas, o estimación hecha por evaluación estadística, tratando de extrapolar el comportamiento de esas piezas o componentes y determinar el punto exacto de cambio.
• Al no hacerse una clara distinción entre el personal de mantenimiento contingente y el
de mantenimiento programado y emplearlos en funciones que no les competen se corre un alto riesgo de productividad, ya que los primeros requieren, ante todo, habilidad para el diagnóstico, por su condición de aleatoriedad y emergencia; en cambio, el personal del mantenimiento programado siempre deberá adecuarse a cada problema específico.
• Dificultad para desarrollar fácilmente un sistema de conservación que involucre
las labores de preservación y mantenimiento en forma de subsistemas bien relacionados y dentro de un marco económico adecuado. 1.6Causa y solución del problema Se ha determinado que uno de los mayores problemas que existen en el mundo para la correcta administración del mantenimiento, es la enorme cantidad de sistemas o definiciones de lo que éste es, ya que prácticamente cada empresa tiene sus propios conceptos al respecto y, por consiguiente, su propia nomenclatura. El problema no radica tan sólo en las operaciones de reparación propiamente dichas, sino en las actividades de planeación y administración, tanto a nivel empresa como a nivel nacional. El término mantenimiento no debe abarcar solamente las tareas efectuadas al pie de la maquinaria, cuando éstas sufren averías. Precisamente, este criterio limitado es una de las principales razones de que los resultados de las actividades de mantenimiento en los países en desarrollo no sean satisfactorios. Por lo tanto, sería poco útil ayudar a esos países a que mejoraran sus instalaciones de mantenimiento o que construyesen otras nuevas, sin sentar pautas sólidas en materia de mantenimiento e inculcar en todos los niveles las necesidades de los trabajos en esta área. Los aspectos administrativos y económicos son de importancia decisiva en esta esfera. Por ello se debe poner especial empeño en mejorar las actividades de administración del mantenimiento y en fomentar un espíritu consciente de la necesidad de éste en todos los niveles. Esto fue parte de lo dado a conocer por la ONUDI en 1970 y aunque se han obtenido buenos resultados, las necesidades de una taxonomía propia de mantenimiento aún tienen una gran importancia en nuestro medio. Conceptos sobre mantenimiento preventivo y correctivo Una vez que el equipo trabaja, seguramente proporciona el servicio con la calidad esperada, pero conforme pasa el tiempo, las pruebas nos indican que éste sufre variaciones , por lo que hay que efectuar los ajustes necesarios en el sistema . Estos arreglos deben calificarse como de mantenimiento preventivo, ya que con éstos se previene que la calidad del servicio continúe dentro del margen esperado. Sin embargo, si el sistema no se atiende a tiempo, el servicio que éste puede llegar a suministrar rebasará el límite superior de control y sin duda provocará que se quemen algunas lámparas, o, si rebasa el límite inferior de control , entonces no proporcionará una iluminación adecuada, lo cual queda fuera de lo pactado. Los arreglos que se hacen al equipo, para volverlo a colocar dentro de su margen de funcionamiento esperado, deben calificarse como de mantenimiento correctivo, puesto que se está corrigiendo la deficiencia del servicio, así como en el caso de que el servicio se pierda del todo, lo que se conoce como paro . Es necesario considerar que con este enfoque es el servicio al que se mantiene o se corrige, por consiguiente, ya no se tiene por qué pensar en la parte material del sistema para calificar dichas labores como de mantenimiento correctivo o preventivo. De cualquier manera, siempre podemos jerarquizar los diferentes satisfactorios que esperamos del sistema, si nos cuestionamos desde el punto de vista de usuarios del mismo y por tanto del servicio que esperamos de él. Además, esto permite integrar racionalmente conceptos de preservación y mantenimiento y aclarar, a su vez, que la conservación se compone de dos importantes ramas. Esta capacidad recibe el nombre de homeostasis, que significa que en cierto grado éstos pueden controlar su desorden interno, su entropía, la calificada como gravedad cero, que es la zona comprendida entre los límites de control del sistema. La entropía tiene su origen en los errores ocasionados por los seres humanos y los defectos ocasionados por la influencia del ambiente al que está sujeto el sistema abierto. Cuando el sistema pasa a gravedad 1, se presenta la falla, momento en el cual éste deja de funcionar adecuadamente, ocasionando pérdidas económicas. Cuando el sistema pasa a gravedad 2, se presenta la falla catastrófica, ocasionando la pérdida de vidas humanas. Llamamos queja a la reclamación que los usuarios de un satisfactorio hacen al proveedor del mismo porque el mencionado satisfactorio no cumple con la calidad ofrecida. De esto se desprende que la calidad del servicio se mide por el número de quejas recibidas de nuestros usuarios. Es necesario hacer ambas estadísticas y estudiarlas para mejorar nuestros sistemas de control. La combinación de ambos parámetros se hace en las administraciones de servicio telefónico a nivel mundial. Estas compañías tienen un registro por cada usuario, de tal manera que siempre que se recibe una queja, se revisa la «tarjeta de usuario», en la cual están asentados todos los datos necesarios, tales como nombre y dirección del cliente, tipo y fecha del equipo instalado. Si por demora en la atención de una queja se recibe otra del mismo usuario, ésta se anota como queja repetida. Hasta principios de 1990, la fiabilidad de los recursos usados en la comunicación telefónica urbana había permitido considerar como norma, media falla por unidad de servicio por año . Éste era el índice de calidad esperado, el cual se lograba a través de una conservación adecuada, aplicada a recursos de tal fiabilidad que permitían obtenerlo dentro de un marco económico previamente definido, por lo que se acostumbraba tomar una tolerancia de 10% arriba o debajo de este índice, Hasta aquí hemos visto la manera en que se ha analizado el comportamiento del recurso sujeto a trabajos de conservación, por lo que el siguiente paso es analizar el concepto de la calidad del servicio que proporciona nuestro departamento de conservación. Sólo en casos eventuales, una queja corresponde a una falla, puesto que es muy frecuente que al suscitarse alguna falla no exista queja sobre la misma, ya sea porque el usuario no se dio cuenta, no perdió la calidad de servicio esperado, o porque sencillamente el recurso no estaba proporcionando un servicio durante la falla. Sin embargo, hay ocasiones en que una sola falla produce complicaciones para varios usuarios, lo que provoca que la mayoría, o todos, se quejen, esto implica que el servicio que proporciona este recurso es muy importante. Otro ejemplo consiste en que una falla, aunque sólo afecte a un usuario, no es atendida con la oportunidad debida, de tal manera que después de un tiempo, éste se queja nuevamente y así de manera sucesiva, por lo que también, en este caso, una falla produce más de una queja. Tal análisis muestra en forma clara que, aunque el número de quejas no es proporcional al número de fallas, las primeras dan una imagen real de la calidad de servicio que estamos proporcionando a nuestros usuarios. En síntesis, podemos considerar que si se desarrolla, enseña y utiliza esta filosofía en las labores de producción y conservación industrial de cualquier empresa, se garantizará un mejor producto al cliente dentro de un marco económico más aceptable.