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El ART.1749 CC, que encabeza el párrafo 3º del título 22 del libro 4º, nos
dice que “El marido es el jefe de la sociedad conyugal y como tal administra los
bienes sociales y los bienes de su mujer sujeto empero a las limitaciones que por
el presente título se le impongan y a las que haya contraído en las capitulaciones
matrimoniales”.
Sin perjuicio de que la mujer tiene créditos que hacer valer en contra de la
sociedad conyugal. Como lo ha resuelto la Corte Suprema, la mujer puede durante
la vigencia de la sociedad conyugal solicitar la nulidad absoluta de los actos y
contratos ejecutados o celebrados por el marido. Pero el marido durante la
vigencia de la sociedad conyugal es dueño de los bienes sociales, no sólo
respecto de terceros sino también respecto de la mujer y la mujer por si sola no
tiene derecho alguno sobre los bienes sociales, salvo el caso calificadísimo de
excepción en que ella administra ordinariamente la sociedad conyugal.
Cabe recordar que don Andrés Bello en nota al margen a los ARTS.1750 y
1752 CC, en el proyecto de 1853 dice: “Se ha descartado el dominio o el
condominio de la mujer sobre los bienes sociales porque es una ficción que a
nada conduce, no es lo mismo decir que un bien es social a que un bien es
común”.
Tan cierto es que la mujer no tiene derecho alguno sobre los bienes
sociales que la administración extraordinaria de la sociedad conyugal no le
corresponde en su calidad de mujer casada, en su calidad de persona que tiene
interés, le corresponde en su calidad de curadora del marido. Si la mujer tuviera
derecho sobre los bienes sociales lógicamente la administración extraordinaria de
la sociedad conyugal le correspondería de pleno derecho, por la sola circunstancia
de ser una persona que tiene interés.
Con todo, si se trata de una sociedad iniciada antes del matrimonio, una vez
celebrado éste pasa a constituir el patrimonio reservado de la mujer, como por
ejemplo: Una sociedad de profesionales, en concepto de la doctrina, la continua
ejerciendo los derechos sociales durante la vigencia de la sociedad conyugal, en
el ejercicio de su patrimonio reservado. Pero el capital que la mujer aportó a la
sociedad ingresa al haber relativo y la sociedad conyugal deberá a la mujer
recompensa reajustada por ese capital.
Con las salvedades hechas el marido goza y dispone de los bienes muebles
sociales. Respecto de los bienes inmuebles sociales tiene una serie de
limitaciones, casos en los cuales requiere autorización de la mujer.
Estos son los dºs que la ley otorga a la mujer como medio de defensa frente
a la administración que el marido hace de los bienes sociales. Pero el marido
durante la vigencia de la Soc. Conyugal no sólo administra los bienes sociales,
sino también administra los bienes propios de la mujer. El ART.1749 CC, nos dice
que: “El marido es el jefe de la Soc. Conyugal y como tal administra los bienes
sociales y los de su mujer, sujeto empero a las limitaciones que por este titulo se
le imponen y a las que haya contraído en las capitulaciones matrimoniales”.
La critica más fuerte que puede formularse a la ley 18.802, que derogo la
potestad marital y otorgo a la mujer casada en Soc. Conyugal plena capacidad, es
que en realidad le otorgo una capacidad teórica, porque los bienes propios de la
mujer continúan siendo administrados por el marido, lo que no se justifica siendo
la mujer una persona capaz.
Facultades que tiene la Mujer sobre sus Bienes Propios durante la Vigencia
de la Sociedad Conyugal.
1) El ART.1754 inc. Final CC, nos dice: “La mujer por su parte no podrá
enajenar ni gravar ni dar en arrendamiento ceder la tenencia de los bienes de su
propiedad que administra el marido, sino en los casos del ART.145”.
La voluntad de la mujer sólo puede ser suplida por el juez cuando la mujer
se encuentre imposibilitada de manifestar su voluntad, ello es perfectamente
lógico porque se trata de bienes propios de la mujer, de manera que el juez no
puede autorizar al marido ante la negativa de la mujer. Esa autorización del juez
seria nula, porque el juez esta actuando fuera de la órbita de sus atribuciones y el
juez sólo puede actuar dentro de la órbita de sus atribuciones de acuerdo al ART.4
C.P.E y ART.4 C.O.T.
3) En virtud del ART.1756 CC, el marido no puede dar en
arrendamiento o ceder la tenencia de los bienes raíces rústicos de la mujer por
más de 8 años, y de los bienes raíces urbanos por más de 5 años, incluidas las
prorrogas que hubiere pactado el marido. Pero el ART.1756 CC, hace aplicable a
este caso lo dispuesto en el ART.1749 inc.7 y 8 CC. Si son aplicables ambos
incisos significa que la autorización de la mujer debe ser especifica, es decir debe
referirse determinadamente al acto o contrato que el marido pretende celebrar.
Puede ser expresa o tácita, la autorización expresa es solemne, debe otorgarse
por escrito o por escritura publica, si el acto requiere tal solemnidad. La
autorización tácita resulta de la intervención de la mujer directa o expresamente de
cualquier modo en el acto. También la mujer puede autorizar a su marido por
medio de mandatario y el mandato en este caso es especial y solemne, debe
constar por escrito o por escritura publica, si el acto requiere tal solemnidad.
Recordemos que según el inc.2 del ART.138 bis CC, si el marido se niega
injustificadamente a provocar la partición de una herencia en que tiene interés la
mujer, ésta frente a la negativa del marido puede acudir al juez, para que con
citación del marido la autorice para actuar por sí misma.
Normalmente la mujer será curadora del marido. Así ocurre tratándose del
marido declarado en interdicción por demencia, así ocurre con el marido declarado
en interdicción por sordomudez, así ocurre tratándose del marido ausente.
También tratándose del marido menor de edad, pero respecto de éste, hay ciertas
personas llamadas con anterioridad a la mujer para ejercer la guarda. Será
siempre un tercero, curador del marido, cuando éste haya sido declarado en
interdicción por disipación, porque ninguno de los cónyuges puede ser curador del
otro declarado en interdicción por disipación, así lo establece el ART.450 CC.
Tampoco corresponde a la mujer la administración extraordinaria de la Soc.
Conyugal, por no tener la calidad de curadora del marido, cuando la mujer se
encuentra incapacitada para ejercer la guarda o cuando la mujer se excusa de
ejercerla. Antes de la dictación de la ley 19.335, las mujeres podían excusarse de
ejercer la guarda sin expresar causa, es decir por la sola circunstancia de ser
mujeres, la ley trato de equiparar la situación del marido con la de la mujer y hoy
en día puede excusarse de ejercer la guarda, el padre o madre que tenga a su
cargo el cuidado cotidiano del hogar, así lo establece el ART. 514 Nº5 CC.
c) Administra los bienes sociales con sujeción a las reglas que señala el
párrafo 4º del título 22 del libro 4º, que trata de la administración extraordinaria de
la Soc. Conyugal. La mujer requiere autorización del juez en los mismos casos en
que el marido requiere autorización de la mujer. Así lo establece el ART.1759 CC.
De tal manera que del ART.1759 CC, se desprende que la mujer necesita:
Todos los actos y contratos que la mujer realice con autorización judicial, en
virtud del ART.1760 CC, se miran como actos del marido, y por consiguiente
obliga al marido en sus bienes y en los de la Soc. Conyugal, a menos que
aparezca o se pruebe que dichos actos se celebraron en beneficio personal de la
mujer.