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Antecedentes históricos
los aportes que realizan los cónyuges, e incluso de terceros. En épocas primitivas,
dado el gran poder ejercido por el marido, y ante la ausencia del sentido moderno de
primer lugar, si el matrimonio es celebrado cum manu, la mujer carece por completo
de bienes propios, ya que todos, cualquiera sea su origen, son propiedad del esposo.
matrimonio dos clases de bienes: por un lado aquellos pertenecientes al esposo y, por
bienes dados fuera de la dote. Estos bienes que pertenecen a la mujer son aportados
variada índole, como vestuario, joyas personales, vajillas, etc.; luego se añaden
Así vemos como el derecho romano, aún habiendo pasado muchísimos años, ha
influenciado en nuestro código, ya que al igual que para los romanos para Vélez
Administración de la comunidad
Para nuestro código, la administración ordinaria era ejercida por el marido, ya que el
matrimonio.
actos de neta disposición, por lo cual podía enajenar a título oneroso y gravar la
enajenación fuera en fraude de sus derechos (Art. 1277). Sólo le estaba vedado
La mujer actuaba sólo en dos casos: 1) Cuando la venta recaía sobre un inmueble
categoría fuese por más de cinco años si el predio era urbano, o por más de ocho si
cuentas. Lo cual es lógico, ya que por tradición el marido era el jefe de la familia, esto
sin olvidar que la comunidad debía tener una cabeza en la cual se concentren los
poderes de la administración, Vélez creía que el más apto para ello era el marido.
emancipación (Art. 134 y 135), por lo que no podía prestar la venia a su mujer menor o
En el caso de que el marido sea mayor de edad y la mujer menor, este ve limitadas
sus facultades por los arts. 1249 y 1250, para lo que exige autorización judicial, y por
mujer. Ella no podía disponer de sus bienes raíces propios ni de sus rentas inscriptas
sin acuerdo de su marido; sí podía disponer libremente del dinero existente en los
depósitos públicos.
Los amplios poderes del marido solo sufrían las limitaciones de los arts. 1249, 1250,
1253, 1257, 1277, 1278, 1279 y 1807, Inc. 2º. Además había dos supuestos en que la
adquirió antes del matrimonio o que lo adquirió después por título propio.
Asimismo por determinación del donante o testador los bienes donados o testados
por lo cual la mujer podía administrarlos con licencia del marido o del juez si aquél no
Administración extraordinaria
administración es extraordinaria.
curadora (también puede designarse curador a un tercero) teniendo ella las mismas
posición de la mujer.
pocas veces exhibidas como arbitrios deprimentes, han sido en realidad soluciones de
organización centralizada, en las que una función principal resultaba atribuida a quien
más indicado para desempeñarla, y en las que la misma función principal sería
Art.1285 la disminuye, ya que ella no podrá sin autorización especial del juez,
enajenar bienes raíces del marido, de ella, y los adquiridos durante el matrimonio ni
Lo que fue muy discutido, fue si la mujer debía rendir cuentas de su administración.
Algunos autores consideraron que si, pues sino contra la mala administración de la
mujer no había ningún remedio, Borda además sostuvo que no había norma que la
mujer tenía que responder con sus bienes propios y con la parte de los gananciales en
cuentas.
de la sociedad conyugal.
más de tres años, ya que por aplicación del Art. 1282, la designación de curador debe
administración de los bienes del marido, por lo cual, con autorización judicial, puede
ella enajenar los bienes inmuebles del marido y de la comunidad; realizar todos los
porque ha sido declarada incapaz, condenada por más de tres años, mediase
La mujer solo puede excusarse si median causas graves que hagan imposible la
administración, pues es un deber que nace del matrimonio, siendo la curatela una
carga social.
Más adelante, la comunidad que el código había organizado y que había dado
excelentes resultados tuvo que seguir a la realidad viva, al ser la familia, una
organización dinámica, la ley tuvo que adecuarse a ella, y así hacer frente a la
problemática que surgía, como los problemas derivados del industrialismo, del
el cambio radical que tuvo la posición de la mujer, que ya no era la misma que tenía
destinada a regir a la mujer. Por ello se sanciona la ley 11.357., cuya finalidad
primordial fue conceder a la mujer una mayor extensión de sus derechos civiles y un
Como esta modificación se dio origen a lo que Rébora denominó régimen compuesto o
que ésta haya formulado con el fin de oponerse a la administración de sus bienes por
comunidad conservó los llamados bienes gananciales que pertenecen a ella, a pesar
exigidos, regía el régimen del código, por eso era un régimen derivado, lo era en su
clásicas por la vigencia del régimen primario y porque la apertura del régimen
Sin embargo algún fallo sentó la doctrina de que la ley 11.357 había venido a fijar cuál
era el régimen del matrimonio, que no era otro que el de separación de bienes. Es que
vigente.
En esta ley la voluntad en el caso de la mujer tomó mayor preponderancia, pero la ley
cónyuges continuaba proscripta. Pero el Art. 3º, Inc.2º, ap. C, de la ley concedió a la
mujer la administración y disposición a título oneroso de sus bienes propios, por lo cual
la convención matrimonial que autorizaba que autorizaba el Art. 1217, Inc. 2º, y sus
concs. Arts. 1226 y 1257, dejaba de tener sentido, pues esa administración era
sociedad conyugal y el sistema de defensa que para ella había organizado el código:
modificación que alcanzó a la dote de la mujer casada menor de edad que por el Art.
7º tiene los mismos derechos que la mujer casada mayor de edad, con la salvedad de
que para hacer actos de disposición de sus bienes, necesita la venia del marido,
cuando este sea mayor de edad: cuando el marido fuere menor de edad o se negare a
acordar su venia, la mujer necesitará la correspondiente autorización judicial. Del tal
manera todo se redujo a la venia marital o judicial que se debía otorgar cuando la
mujer quisiera disponer de sus bienes dótales. La mayor de edad, en cambio, dispone
directamente, pero sólo a título oneroso, lo cual provoco la derogación de los Arts.
1252, 1257 y 2840, pero el primero no hacia distinción entre los actos gratuitos y los
actos onerosos, de ahí que la ley, al conceder sólo la facultad para actos onerosos,
trajo como consecuencia que la mujer casada mayor de edad fuese incapaz de
Sin embargo, la ley 11.357 no derogó el Art. 1246, por lo cual el carácter propio o
ganancial de los bienes matrimoniales continuó regido por las disposiciones del
código. Por lo tanto, los bienes inmuebles que se compraban con dinero de la mujer,
perdiendo importancia los otros señalados por la norma, ya que la mujer podía adquirir
para si, sin que fuera necesaria la comparecencia del marido, ni que éste declarase
que tal adquisición se hacia para ella y con su consentimiento, pues éste debía surgir
de la misma escritura de compra. Ello hacía a la perfección del título, a fin de que la
mujer pudiese enajenar sin venia alguna. Se redujo el ámbito de la venia marital a que
los cónyuges, fijaba sus derechos y constituía la ajustada base para la oportuna
gratuito, la comparecencia del marido significaba que el acto tenía efectos respecto de
No obstante, deben cumplirse estrictamente con los requisitos exigidos por el Art.
1246. Es que frente a actos sujetos a requisitos determinados por la ley la venia era
inocua, porque no podía tener por resultado la exención de las formalidades impuestas
por la ley y que se exigen, como en el supuesto del Art. 1246, para proteger a los
Inc.2º, ap. A, y al modo de efectuarla, pues allí también aparecía un requisito formal: la
constancia del origen del dinero con que la mujer compraba el bien, que así tenía la
calidad de reservarlo, para que la mujer pudiese administrar y disponer libremente, con
En cuanto a los bienes gananciales, la ley introdujo una sola modificación. El Art 3º,
Inc. 2º ap. D, no sólo autorizó a la mujer a administrar los bienes pertenecientes a sus
hijos de un matrimonio anterior, sino que determinó que los frutos naturales o civiles
1272 y esos frutos son propios. Aunque la ley habló de la mujer, la solución se
extendió a los frutos de los bienes de hijos de nupcias anteriores del marido.
El Art.3º, Inc. 2º, junto a los Arts. 5º y 6º constituye la verdadera reforma al régimen de
doctrinarias y jurisprudenciales.
había producido.
Asimismo la ley no derogó el Art. 1276 ni lo contradice, sino que creó dos
tenía injerencia alguna; otra, la administración de los bienes propios de la mujer por el
apuntada de los bienes reservados y no cabía intromisión alguna por parte de los
que era ejercido por el marido. Dicho mandato no era consecuencia de una imposición
garantizar los derechos de los terceros. Inscripción que traía como consecuencia que
realizaba algún acto, el acto era válido frente al marido. En cambio los actos que el
marido efectuaba mientras no mediaba la inscripción eran válidos salvo mala fe del
tercero.
Es decir: en las relaciones entre cónyuges los actos realizados por la mujer, dentro de
los límites fijados por la ley, eran válidos, aunque el marido continuase como
administrador de la sociedad conyugal, carácter ante los terceros que sólo cesaba con
de bienes, sin que fuera necesaria la inscripción. Lo mismo ocurría cuando la mujer
atacaba el acto realizado por el marido en virtud de fraude o simulación, si la muje caía
en quiebra o concurso civil, o se transformaba en administradora de la sociedad
conyugal.
o porque la mujer estuviese en juicio sin autorización del marido, pues ésta era una
facultad otorgada por la ley (Art. 3º, Inc.2º, ap. G) y que no requería la previa asunción
De todo acto que efectuaba, el marido debía rendir cuentas a la mujer, pus la exención
de ellas era sólo respecto de las rentas o frutos producidos por los bienes propios y
generó diversas posiciones. Borda y Spota consideraron que todos los bienes
mujer. Es indudable que no era ése el fin de la ley que autorizó a la mujer a
esa actividad personal y los adquiridos con los frutos de esos bienes. Díaz de Guijarro
Los bienes de administración reservados a la mujer eran los provenientes del ejercicio
matrimonio la mujer puede, con autorización judicial, disponer de los bienes propios
recluya por dos años o más y no tuvieran la mujer y los hijos otros recursos.
Durante este lapso la mujer tenía menores facultades que una vez instalada la curatela
y no podía disponer de los bienes propios del marido y de los gananciales bajo
subsistir.
el Art. 5º: Los bienes propios de la mujer y los bienes gananciales que ella adquiera no
responden por las deudas del marido, ni los bienes propios del marido y los
El Art. 6º, a su vez, dice: Un cónyuge sólo responde con los frutos de sus bienes
propios y con los frutos de los bienes gananciales que administre, por las obligaciones
contraídas para atender las necesidades del hogar, para la educación de los hijos, o
que de otra manera estaría en el régimen primario del código, el cual importaba la
patrimonios: por una parte, el integrado por los bienes propios de la mujer y los
gananciales adquiridos y administrados por ella, y por otra, el formado por los bienes
producía en la medida de los Arts. 5º y 6º, teniendo en cuenta quién los adquirió o
sólo tenían aplicación después de la apertura del régimen compuesto y que todos los
hubiera ocurrido.
interpretaciones.
Spota interpretó que el Art.3º, Inc.2º, ap. C, parte 2ª, no representaba papel alguno en
la materia que reglaban los Arts.5º y 6º, pues éstos no regían una cuestión de
administración, sino una materia de responsabilidad por las deudas que un cónyuge
contrae con el fin de solventar las cargas del hogar, con prescindencia de que mediare
Spota, sosteniendo que una interpretación contraria reduciría a nada o casi nada la
norma capital contenida en el Art. 5º, así se protegía de manera efectiva a la esposa,
que fue uno de los propósitos primordiales de la ley 11.357. De acuerdo con lo
debía aplicarse sin distinciones. Aunque era verdad que mientras la mujer no inscribía
tenía por objeto la protección del patrimonio de cada cónyuge frente a las obligaciones
de administración reservada, pues no había por qué negarle en tal caso protección
legal.
Esta doctrina fue sentada por las Cámaras Civiles y Comerciales en pleno de la capital
federal al decidir que cada esposo sólo respondía por las deudas que hubieses
contraído el otro cuando tal obligación surgió para satisfacer las cargas del hogar que
se indican en el Art. 6º. Es decir que la responsabilidad solo aparecía cuando la deuda
hubiere sido contraída para atender las necesidades del hogar, para educación de los
hijos o para conservación de los bienes comunes, a tal fin quedaban afectados los
¿Qué había pasado con el artículo 1275, estaba derogado o seguía vigente? Para
Borda había quedado derogado, ya que era impropio hablar de cargas de la sociedad,
salvo algunos supuestos, en los que reconocía una responsabilidad limitada del
cónyuge que no las había contraído. El sistema legal establecía una definida
separación de bienes.
si la mujer podía o no hacer uso del derecho que le otorgaba el Art. 1294 de solicitar la
separación judicial de bienes cuando mediaba mala administración o concurso civil del
marido.
responsabilidades que eliminaba los peligros que preveía el Art. 1292 y ss. Del
pues ello le permitía negarse a compartir por mitades con el marido los gananciales
Fassi dijo que la separación de bienes sólo procedía en los supuestos del Código sin
efectuar distinciones.
lo mismo habilitar a la mujer casada para la administración de sus bienes propios , que
manera que no podía equiparse esta situación al pedido de la mujer de poner fin a la
comunidad.
La ley, en otro aspecto, lo que trató de elevar la posición jurídica de la mujer, haciendo
disponer a título gratuito de bienes raíces propios; repudiar herencias; aceptar pura y
La Gran reforma se produce con la sanción de la ley 17. 711, con la cual se modifica
El nuevo Art. 1276 determina: “Cada uno de los cónyuges tiene la libre administración
personal o por cualquier otro título legítimo, con la salvedad prevista en el Art. 1277.
Art. siguiente.
Uno de los cónyuges no podrá administrar los bienes propios o los gananciales cuya
administración le ésta reservaba al otro, sin mandato expreso o tácito conferido por
Sarsfield, que luego se mantuvo con la sanción de la ley 11.357, desaparece, dando
conyugal.
Existen, ahora, dos masas de bienes gananciales, desaparece la unidad de
régimen, división que esta sometida a las reglas previstas para la liquidación de la
bienes.
gananciales adquiridos con su trabajo personal o por cualquier otro título legitimo.
Cada cónyuge no responde por las deudas del otro y la única limitación es la
interés económico del otro cónyuge, que asiste pasivamente a la gestión que
los bienes que tiene, los administra y dispone libremente, esta libertad tiene tres
restricciones: a) Cada cónyuge no puede realizar actos en fraude de los derechos del
otro, b) las limitaciones impuestas por el Art. 1277; c) lo dispuesto por el Art. 1807, Inc.
2º.
El sistema de protección que emana del Art. 1277, es un régimen de protección creado
hace que el cónyuge propietario concurra ante el juez a fin de suplir esa falta de
dudosa, la ley otorga preeminencia al marido y esos bienes formarán parte de la masa
La administración del marido funciona por defecto de la prueba que pueda producir la
Para que un cónyuge pueda administrar los bienes del otro, ya sean bienes propios o
cuentas.
han impuesto las leyes de forma obligatoria, aportes de dominio o uso de dichos
fusión de estas. Si alguno de cónyuges negare sin justa causa su consentimiento para
inmueble propio de uno de ellos, en que está radicado el hogar conyugal si hubiere
El juez podrá autorizar la disposición del bien si fuere prescindible y el interés familiar
no resulte comprometido.
Es claro que lo que la norma hace es consagrar un régimen de protección, dirigida al
jurídicos de mayor importancia patrimonial que pueden lesionar la base económica del
núcleo familiar, impidiendo que sobrevengan los actos fraudulentos que un cónyuge
tal como lo determina el art.1276, la libre disposición de los bienes por los cónyuges,
el cónyuge titular del dominio puede suplir ese asentimiento con la autorización
judicial.
dispositivo.; tácito en el caso que el cónyuge mandatario lleve a cabo el acto por el
No siendo válido el asentimiento general y anticipado dado por uno de los cónyuges
sociedad conyugal.
unidad de masas.
La separación de bienes hace que las funciones del cónyuge que asuma la
administración de los bienes del otro se rijan por las reglas de la curatela.
Si el cónyuge curador debe realizar actos previstos en el art. 1277, deberá solicitar
venia judicial supletoria ante la imposibilidad del interdicto. El cónyuge curador deberá
rendir cuentas pero podrá aplicar los frutos de los bienes propios y de los gananciales
ley 11.357.
Finalizará la curatela, en un principio, por las causas comunes. Pero en el caso del
ya que esto sería incompatible, de ser así, se reemplazaría la curatela del cónyuge por
cónyuge capaz para los actos que contempla el art. 1277, pero no podrá otorgarlo para
los actos que haya de realizar el cónyuge capaz, quien necesitara la autorización
judicial.
En el caso de un cónyuge que sufre prisión o reclusión por más de tres años, esto va a
llevar consigo la inhabilitación absoluta por el tiempo que dure la condena, quedando
consecuencia cada cónyuge responde con sus bienes propios y gananciales que
administre por cualquier título. Además los art.5 y 6 de la ley 11.357, regulan los casos
contraídas para atender las necesidades del hogar, la educación de los hijos o la
mujer a los gastos conyugales, tal como lo demuestra el art. 198 cuando establece que
los esposos se deben mutuamente alimentos, con lo cual desaparece aquello de que
el marido estaba obligado a prestar a su mujer todos los recursos que sean
necesarios.
Así lo establece la ley 23.515 cuando reafirma que la mujer está obligada a dicha
tomarse en cuenta las posibilidades de la mujer en lo que tiene que ver con su edad,
estado de salud, capacitación laboral, la dedicación y cuidado del hogar que ella
Conclusión personal
A lo largo de éste trabajo, luego de leer mucho sobre el tema, me he dado cuenta que
a pesar de las modificaciones realizadas por las distintas leyes y los cambios que ello
produjo dentro del núcleo familiar, en especial respecto de la posición de la mujer
importante para una sociedad, y por eso nuestra legislación ha puesto a lo largo de la
Natalia Bianciotto
Bibliografía
-Costa, José Carlos, Manual de Derecho Romano Público y Privado, Segunda edición,