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La mayoría de las formulaciones se componen por tres supuestos básicos, primero enfatizan en
el nivel de inferencia, segundo la información que contienen se basa más en lo que hace
mención el usuario y, por último, algunos componentes están ya fijados y son completados
individualmente en el proceso e integrados a una formulación comprensiva. Asimismo, se
plantean ciertos
elementos para la formulación de un caso: identificar los problemas psicológicos del usuario,
desarrollar las hipótesis y un modelo de trabajo, distinguir el origen de las características
personales disfuncionales, negociar los objetivos del tratamiento, especificar los resultados de
los instrumentos utilizados del usuario y, por último, seleccionar las intervenciones.
Las teorías en psicoterapia postulan algunas características particulares de los individuos, las
cuales originarían los problemas psicológicos. Desde el enfoque psicoanalítico el origen de los
problemas psicológicos se debe a las primeras experiencias en la infancia que provocan
fijaciones; dentro de los aportes de este enfoque se encuentra el desarrollo de modelos de
personalidad y psicopatología, la conducta normal y anormal, resignificación a la entrevista ya
no se encuentra solamente orientada a los síntomas del usuario y, por último, el énfasis en el
estudio de caso. En el enfoque cognitivo comienzan las primeras formulaciones de caso que
destacan la conducta, la generación de hipótesis explicativas comienza a nutrirse del valor de los
antecedentes históricos que gatillan la conducta, también se concibe al usuario desde el punto de
vista ideográfico despojándose de lo nomotético y acepta una mirada diacrónica de la historia
del usuario que gatillaron la emergencia de la conducta. Por otro lado, el enfoque sistémico los
elementos que se incluyen en la formulación de caso son el ciclo vital, el cual se refiere en que
se evalúan en qué etapa se encuentra la familia/usuario las tareas que ya ha enfrentado, logrado
y las que aún no consigue; también se encuentre el término estructural se refiere a que a la
hipótesis se le incluirá un análisis y descripción del usuario o sistema familia y, por último en
términos interacciónales concibe a la comunicación como un proceso predominantemente
circular que se comprende desde las interacciones y relaciones que se establezcan. Finalmente,
desde el enfoque rogeriano las formulaciones clínicas y el diagnóstico psicológico son
innecesarios y dañino, por lo cual, se tiende a enfatizar en formulaciones de las experiencias
momento a momento y también el apelar al darse cuenta del terapeuta apunta a la capacidad de
conciencia del terapeuta tanto del paciente como de sí mismo, no sólo de forma intelectual, sino
que a través de percatarse del presente de la interacción, de las propias emociones y las del
paciente, del propio cuerpo y del cuerpo del paciente. El reconocer a ese sujeto como singular es
una experiencia única, irrepetible, a la cual el (la) terapeuta debe abrirse con una completa
capacidad de tener y ofrecer una presencia real.
Por lo tanto, la formulación clínica o de caso es una herramienta de trabajo clínico. Facilita la
comprensión de los procesos centrales presentes en la experiencia del paciente, o bien, permite
articular explicaciones acerca de la conducta de éste alrededor de ciertos temas centrales.
En esta lectura, pude encontrar conceptos que ya había estudiado en cátedras anteriores, que
señalaban también, la importancia de un mapa que oriente al terapeuta en la comprensión e
intervención de casos o acompañamientos. Si bien, tener un guía orientadora durante mi proceso
de práctica en el hospital, permitirá brindar una ayuda de calidad a las personas que necesiten un
acompañamiento, considero relevante prestar atención a la interacción del momento, las propias
emociones y sensaciones que vayan ocurriendo durante la sesión de acompañamiento.