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Monitor 2: La gratitud es música a los oídos de Dios y hoy, le agradecemos por darnos la vida, la
familia, los amigos y todo lo que procede de Él. Es por eso que iniciaremos nuestra oración entonando
el salmo 136, que canta todas las proezas que realizó el Señor al crear, liberar y proveer de su eterna
misericordia a todo su Pueblo. En Israel, siempre lo cantaban en la Cena de Pascua, a este sentimiento
nos unimos nosotros, que ya disfrutamos del sacrificio pleno de Cristo.
Sacerdote: Queridos jóvenes, comenzamos este momento de oración con la señal de la Cruz, que nos
recuerda el gran amor que Dios nos tiene. En el nombre del Padre…
1. Cada uno tiene esta parte de la oración en una hoja y la siguen de acuerdo al coro y al
salmista.
Salmista: ¡Den gracias al Señor, porque él es bueno, porque su amor perdura para siempre!
Todos: Dios y Padre nuestro, Tú has querido que nos reunamos delante de Ti para celebrar una
fiesta contigo, para alabarte y para decirte lo mucho que te amamos.
Salmista: Al único que ha hecho maravillas, porque su amor perdura para siempre.
Todos: Te alabamos por todas las cosas hermosas que has hecho en el mundo y por la alegría
que has dado a nuestros corazones con ellas. Te agradecemos, porque en tu promesa de
salvación, incluyes el renovar todas las cosas.
Salmista: Al que con sabiduría hizo los cielos, porque su amor perdura para siempre.
Todos: Te alabamos por todas las cosas bellas que has hecho en el mundo y por la alegría que
has dado a nuestros corazones. Te alabamos por la luz del sol y por tu Palabra que ilumina
nuestras vidas.
Salmista: Se acordó de nosotros en nuestro abatimiento, porque su amor perdura para siempre.
Todos: Te damos gracias Señor por Jesús, tu enviado, el amigo de los jóvenes y de los pobres,
porque Él vino para para arrancar de nuestros corazones el mal que nos impide ser amigos y el
odio que no nos deja ser felices.
Comisión de Liturgia
Salmista: Y nos libró de nuestros opresores, porque su amor perdura para siempre. Él da su pan a
todo hombre y mujer, porque su amor perdura para siempre. Den gracias al que es Dios de los
cielos, porque su amor perdura para siempre.
Todos: Te doy las gracias por dar tu vida en la Cruz, para perdón de nuestros pecados, para
darnos salvación y para recibir a través de Ti, vida eterna.
Palabra de Dios.
Monitor: Queridos jóvenes, ha llegado un momento especial para todos. Ahora, en nuestra
comunidad, reflexionaremos y compartiremos entorno a la lectura que se ha escuchado.
NOTA: El animador de cada comunidad guía la reflexión.
1. Después de haber escuchado la lectura ¿Qué es lo que más me llama la atención? ¿Qué
gesto de Jesús me impresiona?
2. ¿Con que acciones concretas demuestro mi amor y adhesión por Jesucristo? ¿Estos
detalles son hechos con toda sinceridad o son por puro cumplimiento?
Nota:
Comisión de Liturgia
Animador (tomando el pan en la mano): Bendito eres tú, Dios nuestro, Rey del Universo, que
nos santificas con tus mandamientos, y nos invitas a comer de este pan, fruto de la tierra y del
trabajo del hombre, que en este momento nos recuerda el verdadero sacrificio de tu Hijo, presente
en la Eucaristía.
Nota: Cada animador, luego de leer la bendición, coge un pedazo de pan y lo pasa al de la
derecha, el cual hace lo mismo. El animador, explica que al quebrar el pan y coger el propio
pedazo, se comparte en voz alta el ofrecimiento, y da el ejemplo. Después de unos 10
minutos de compartir se vuelve formar un solo grupo en torno al sacerdote.
Animador: Con la alegría de saber que nos hemos arrepentido de todas las ofensas que hemos
hecho contra Dios, nuestros hermanos y su Creación, nos dirigiremos a Él con la oración que
Jesús nos enseñó: Padre Nuestro…
(Se le entrega a cada uno una hoja con la letra de la canción “Ya no eres pan y vino”, el
audio estará en el usb de la comisión de liturgia. Luego del canto, el sacerdote termina con
la oración)
Sacerdote:
Bendición final