Está en la página 1de 5

¿POR QUÉ ESTUDIAR A DON BOSCO?

Fernando Peraza Leal SDB.

Un fenómeno generalizado.

Todos los institutos religiosos están haciendo opciones radicales respecto al conocimiento de
sus fundadores. Lo están haciendo a partir de una metodología seria de estudio. Lo están
organizando no sólo para el período de la formación inicial, sino para que su personal tenga la
oportunidad de continuar la profundización y diversificación sistemáticas de ese estudio en las
diversas etapas de la vida. Es, por tanto, ya, un elemento integrante, y ciertamente el más
decisivo para la clarificación y el fortalecimiento de la propia identidad salesiana, dentro de los
procesos de la formación permanente.

Las razones son evidentes.

Actualizar una vida religiosa o revitalizarla o “refundarla” , -que son proyectos en camino-,
supone, desde luego, una vuelta a los orígenes, y ante todo, a la persona de los fundadores, su
vida, los móviles para la creación de sus institutos, la manifestación de un singular designio de
Dios en ellos.
Lo que exige un grande esfuerzo, como en el caso de don Bosco, dadas las condiciones socio-
culturales e históricas en las que ellos vivieron y las nuestras hoy día. Una relectura de su vida,
de su pensamiento, de su proyecto fundacional, exige también grande responsabilidad por par-
te de los estudiosos sea para interpretarlo, como para darlo a conocer con veracidad y
convicción.

En el contexto de la renovación eclesial.

El 1971 el Capítulo General Especial que trató frontalmente el tema de renovación exigida por
el Concilio Vaticano II, procedió, siguiendo las directivas fundamentales de la Iglesia: la de
“volver a las fuentes” de nuestra vida, nuestra misión y de nuestra espiritualidad, para poder
adecuarlas a las cambiantes condiciones de los tiempos. Esto pedía, como escribía el Padre
Luis Ricceri, Rector Mayor, en la presentación de los documentos capitulares, tener
continuamente los ojos puestos, en el Don Bosco histórico y carismático, mientras íbamos
tratando de responder a los desafíos contemporáneos; y perfilando los derroteros del futuro.

Conocer para actualizar.

Pero, ¿cómo reinterpretar a don Bosco sin conocerlo? ¿Cómo hablar de él sin saber si nues-
tras afirmaciones son apenas hipótesis o conjeturas, fruto de la fantasía y no de la verdad
histórica?
Al hablar de don Bosco, entiendo el conocimiento de todo lo que es suyo: su procedencia
familiar; su camino hacia el sacerdocio, su completa consagración a los jóvenes pobres, su
múltiple pastoral oratoriana. Todo lo que significó para él, como fundador, la Congregación. Lo
que implica su ingenio personal, sus propias intuiciones y experiencias; su perfil de estudioso,
su ingerencia en graves conflictos entre Estado e Iglesia; su inmensa labor publicitaria como
catequista popular; la trascendencia de su pedagogía preventiva; la audacia del lanzamiento
misionero universal de su incipiente sociedad religiosa. La cuidadosa búsqueda de la voluntad
de Dios, su profunda interioridad compartida con maestros de espíritu como Cafasso y
Rosmini; su abertura tanto a la riqueza de valores que le podía ofrecer su ambiente social y
religioso, como a la secular tradición de la Iglesia; su inteligente coherencia tanto con los

1
desafíos pastorales de su tiempo como con el patrimonio de fe y sabiduría heredado de su
índole familiar y cultural, piamontesa e italiana.
Asunto que se hace más complejo al considerar que este estudio implica necesariamente una
contextualización histórico cultural y eclesial, en un siglo de cambios radicales y trascendentes
en la historia de la humanidad, que afectaron, sin duda su personalidad y la orientación de su
misión y de las respuestas educativo-pastorales que dio en su momento a los designios
universales de Dios sobre él. No hacerlo hace imposible la inteligencia e interpretación
adecuadas y objetivas de su vida y de su Obra.
Lo escrito ya por expertos en esta materia replantea toda la didáctica de la enseñanza de la
salesianidad en las etapas formativas de los miembros de la Sociedad y de la Familia
Salesiana. Sobre esa base, la figura de don Bosco adquiere nuevas connotaciones y
características y el sentido de su existencia y su mensaje pedagógico, exige nuevos criterios
para su lectura y su exégesis; y para la interpretación de nuestra misma identidad carismática. i

Lo esencial y lo transitorio.

¿Cómo saber distinguir entre los elementos transitorios y coyunturales y las líneas maestras,
los principios básicos y decisivos, las facetas propias e irrepetibles de su personalidad, de sus
instituciones y de sus obras?
Hay una expresión clarísima y fuertemente cuestionadora de Juan Pablo II en su exhortación
sobre la vida religiosa del de marzo 25 de 1996; allí en donde nos invita a reproducir
valientemente la audacia, la inventiva y la santidad de los fundadores y fundadoras, para poder
responder tanto a nuestra propia vocación original como los signos y urgencias
contemporáneos.
Lo que supone para nosotros por una parte ese estudio don “Bosco, fundador”, de que estamos
hablando, y por otra, una experiencia de nuestra genuina vocación original, que nos permita
mantenernos siempre en profunda sintonía espiritual con “Él” y en una sintonía de caridad
pastoral y educativa con los jóvenes a los que el Espíritu nos llama hoy para que nuestra
entrega sea fiel al espíritu de “entonces”, y fiel a las actuales condiciones de los sujetos de
nuestra misión prioritaria.

Los métodos de estudio.

De ahí que se hayan replanteado diversas metodologías de investigación y de estudio que


superen, por completo, un peligroso simplismo, elemental, que además de ser insuficiente es
muchas veces dañino, ofreciendo lecturas parciales, arbitrarias y a las veces también
reductivas o distorsionadas de su persona, de su pastoral educativa y de su obra.
Porque don Bosco es en sí mismo un sujeto de enorme significado, no sólo en la historia
cultural del Piamonte o de la Italia y de la Europa de su época, sino en lugares lejanísimos
hasta donde llegaron sus hijos y discípulos con su mensaje espiritual y apostólico; y, además a
un nivel de la iglesia y la cultura universal, dada su santidad, reconocida universalmente; y por
los postulados de su sistema educativo. Entendido éste, como una de las más logradas síntesis
“humanistas y de fe”, dentro de la milenaria tradición educadora del cristianismo.

La formación salesiana.

Por otra parte, estudiar a don Bosco es un imperativo para los responsables de la formación en
las Inspectorías, y para los mismos formandos. Para éstos, porque no pueden, honradamente,
profesar un Proyecto integral de Vida Consagrada y comprometerse en una misión y una espiri-
tualidad de la que no conocen de veras sus raíces, que, precisamente, está en el mismo
corazón del fundador.

2
Para los docentes, porque el respeto y la lealtad con sus alumnos debe llevarlos a mos trar al
don Bosco auténtico que, sobre todo en estos últimos decenios ha ido delineando con
caracteres muy precisos, gracias a una cuidadosa investigación científica y a una profunda
reflexión espiritual que nos permiten acercarnos con verdadera fruición a la interioridad más
escondida y fecunda vida en Dios.

Docentes educadores.

Por esto no basta que el docente sea un catedrático que agote su intervención profesional
dentro del horario de clase formal y el espacio de la malla curricular. Porque estudiar, cuando
se trata de llevar de inmediato a la vida lo aprendido es una tarea común, de discípulo y
acompañante.
Tarea que integra itinerario nocional, motivaciones, educación afectiva y ascética, con procesos
prácticos de personalización, en búsqueda de la conformación de toda una mentalidad, que
implica: conformación del corazón y del estilo de vida de los formandos y formadas con el
corazón y el testimonio del padre y del maestro por excelencia de su vocación.
Se trata, por tanto, de transmitir y asimilar valores fundamentales de nuestra identidad sales-
iana, acercándonos, a través del conocimiento reflexionado y de la oración, bajo la guía y la
inspiración del Espíritu Santo, a la poliédrica figura de Don Bosco, en quien en contramos una
síntesis vital y originaria de los mismos.
Un estudio que haga posible un discernimiento, no sólo científico sino de fe, de nuestra
vocación y nuestra vida en confrontación con la suya, siendo don Bosco mismo la mediación
por excelencia de nuestra fidelidad y de nuestro normal crecimiento humano y espiritual a la
medida de Cristo, como lo expresan nuestras Constituciones (Cs. 118 y 119).
De esta manera el ideal sería que los mismos docentes de salesianidad acompañaran, solícita
y gozosamente, el proceso formativo de sus “alumnos” en los aspectos concernientes a su
identidad carismática. O sea, que no sean solamente docentes, sino formadores.

Algunas implicaciones del estudio.

Nos dice Rafael Farina, un experto en asuntos históricos, que el verdadero Don Bosco es el
que resulta de un estudio inteligente, global, unitario y vivencial, de sus escritos, de sus
opciones fundamentales y de las realizaciones que llevó a cabo en la vida.
Tendríamos, pues que irnos acercando a él, desde el comienzo, con apasionamiento filial y con
honradez y curiosidad de aprendices.
En esta tarea hay que estar atentos para que la metodología empleada, desde el comienzo,
sea la más conveniente para hallar la verdad, que es la primera ley de la historia. Por tanto,
seria, sistemática, progresiva, documentada, de suerte que responda a las metas del estudio y,
acaso, de la investigación, que en un dado momento nos propongamos hacer.
Si es dentro del proceso de la formación institucional, el estudio está al servicio de la seriedad y
honestidad de la búsqueda vocacional, de nuestras opciones fundamentales de vida y de la
fidelidad dinámica que nos comprometa con Dios hacia futuro. Recordando aquella frase de
San Basilio, padre de la Iglesia, que perteneció al monaquismo de Siria y Palestina en el siglo
IVº, y, luego, fue obispo de Capadocia, provincia romana del Asia Menor, quien decía a sus
seguidores que toda la vida humana es tiempo de bautismo, podríamos afirmar que toda la vida
es también tiempo para caminar con don Bosco, renovando cada mañana con él nuestra
profesión Religiosa.

Siempre estudiar a don Bosco.

La vida de nuestro Padre es historia, no leyenda ni mito; y también es historia la vida de Dios
en él: es el aspecto teológico de la historia personal de un cristiano a quien llamamos don

3
Bosco. Éste es un aspecto imprescindible también de su estudio. Un estudio en que no se
puede partir de “preconceptos” o de suposiciones, presumiendo talvez que lo sabemos todo o
casi todo, y que no hay ya nada nuevo qué aprender. Por el contrario, siempre es tiempo de
aprender y muchas veces tiempo para rectificar honradamente algo o talvez casi todo lo que
sepamos, ante los avances de las ciencias humanas y teológicas que han ido profundizando
desde muchos puntos de vista y con relación a muy diversos aspectos las facetas de la
personalidad, el pensamiento, la experiencia educativa y el mismo itinerario de santidad
recorrido, con grande sabiduría espiritual y tacto pedagógico, por don Bosco en su entrega
radical a Dios para los jóvenes.
Ahora, Don Bosco sigue vivo, y vivo entre nosotros sus hijos y en la expectativa ideal de los
jóvenes, si lo hacemos presente. Vivo en el singular mundo de los jóvenes, si de veras por ellos
nos hemos llegado a jugar toda la vida, tratando de encarnarnos en todas las geografías y en
todas las culturas que, al mismo tiempo que nos desafían, nos permiten expresar, con creativi-
dad incesante, las potencialidades escondidas en el don maravilloso de la caridad pastoral que
se ha constituido en la mejor clave para la acertada explicación de su vida.
Siempre habrá, pues, nuevos aspectos de su personalidad, de su pensamiento y de su obra
que deberán ser estudiados. Siempre deberemos estudiarlo con humildad y con amor. Porque
siempre deberemos darnos razón a nosotros mismos y a los demás, de quiénes somos. Esa
será una de las mayores y más gratificantes experiencias que podemos tener si, de veras, so-
mos hijos suyos y los primeros herederos de su patrimonio humano y espiritual en la Iglesia.

Quito, noviembre del 2004- mayo 2007.

4
i
Acerca de algunos estudios fundamental hoy día, doy la siguientes pautas de lectura:
. Pietro Stella: “Don Bosco nella storia Della religiosita católica”, volúmenes Iº y IIº Seconda Edi zione riveduta dall’autore, 1979 y 1981, respectivamente; IIIº, 1988. “Don Bosco nella storia economica e so-
ciale (1915-1970)”, 1980. “Juan Bosco, en la hisoria de la educación”, Madrid, 1996. “Don Bosco”, Ediciones “Il Mulino”, Bologna, 2001.
. Pietro Braido: “Don Bosco prete dei Giovanni nel secolo delle libertà”, Volúmenes Iº y IIº, 2002/2003.
“Prevenire e non reprimere. Il sistema esucativo di don Bosco. Roma, 1999.
. Francis Desramaut, “Les Memorie I de Giovanni Bautista Lemoyne”, Lyon, 1962. “Don Bosco. e la vita spirituale”, Torino, 1965 (traducción en español, de José Atonio Rico, Madrid, 1994). “Don Bosco en
son temps (1815-1888)”, Torino, 1996.
. Arthur J. Lenti, “Don Bosco his pope and his bishop”, Institute of Salesian Studies Berkeley California. Roma, 2006.
. Secondo Caselle, “Cascinali e contadini in Monferrato. I Bosco di Chieri nel secolo XVIII”, Roma, 1975. “Giovanni Bosco studente”, Torino, 1988.
. Luigi Deambrogio, “Le passeggiate autunali di D.Bosco per i colli monferratini”, Asti, 1975.
. Natale Cerrato, “Vi presento Don Bosco”, Torino, 2005. “Il linguaggio Della prima storia salesiana”, Roma, 1991. “Don Bosco e il suo mondo”, Roma, 1985. “Don Bosco e le virtù Della sua gente”, Roma,
1985. “Cari j mè fieuj. Miei cari figlioli”. Roma, 1982. “La catechesi di Don Bosco nella sua Storia Sacra”, 1979.
. Cósimo Semeraro, “Don Bosco e Brasilia. Ptofezia, realtà sociale e diritto”, Pavota, 1990.
. Marco Bongioanni, “Don Bosco tra storia e aventura”, Roma, 1985. “Sac. Giovanni Bosco. Comunicatore Educatore”, 1989, Roma.
. Giuseppe Costa, “Don Bosco in terza pagina. La stampa e il Fonatore dei Salesiani”, Messina, 1991.
. Aldo Giraudo, “Clero, Seminario e Società”, Roma, 1992.
. Walter Nigg, “Don Bosco un santo de ayer como futuro”, Barcelona, 1981.
. Giacomo Dacquino, “Psicologia di don Bosco”, Torino, 1988.
. Sabio Palumbieri: “Don Bosco e l’uomo”, 1987.
. Mario Peresson Tonelli, “Seguir a Jesucristo tras las huellas de Don Bosco”, Bogotá, 1006.
. Francesco Traniello, en su volumen acerca de “Don Bosco en la historia de la cutura popular”, 1987, in cluye estudios de otros expertos como Paolo Zolli, Germano Proverbio, María Teresa Trebiliani,
Gianfausto Rosoli y Piero Bairati.
. José Manuel Prellezo Garcia, “Don Bosco en la historia”, Roma, 1990. Actas del, Primer Congreso In ternacional de Estudios sobre San Juan Bosco. Algunos autores, fuera de P. Stella y Desra maut:
Francisco Motto del Instituto Histórico Salesiano. Rafael Farina, Univesidad Pontificia Salesiana. Pietro Scoppola, Francesco Malgeri, Bruno Bellerate y Giulio Sforza de la Universidad “La Sa-
pienza”(Roma). Emile Poulat, de la Escuela de ltos Estudios Sociales de París. Juan María Laboa, Universidad de Comillas (Madrid). José Tuninetti, Facultad Teológica de Turín. Franco Molinari y Máximo
Marocchi, de la Universidad Católica de Milán. Jacques Schepens del Centrum voor Kerkelijke Studies (Lovaina). Ramón Alberdi, SDB, Centro Salesiano de Estudios Teologicos de Barcelona. Anita Deliedi
y Maria Ester Posada FMA, de la Pontificia Facultad ”Auxilium” (Roma). Giuseppe Bracco y Francesco Traniello de la Universidad de Turín. Silvio Tramontin, Facultad Teológica de Milán. Guy Avanzini,
Unversidad “Lumière”(Lyon). Giorgio Chioso, Universidad de Lecee. Luciano Pazzaglia y Cesare Scurati, Universidad Católica, Milán. José Manuel Prellezo García, Universidad Pontificia Salesiana
(Roma). Fausto Jiménez, Centro Salesiano de Estudios Teológicos (Madrid). Stefano Pivato, Universidad de Trieste. Jesús Borrego, Instituto Histórico Salesiano (Roma). María Fe Núñez Muñoz, Univer-
sidad de La Laguna (Canarias). Buenaventura Delgado, Universidad de Barcelona. Andrés Sopeña, Universidad Pontificia de Salamanca.
. Estudios en relación de Don Bosco con la Iglesia y la cultura religiosa y pedagógica lombar da:Goachino Barzaghi: “Tre secoli di storia e pastorale degli Oratori milanesi”, 1985. “Rileggere Don Bosco nel
quadro culturale Della Restaurazione católica”, 1989. “Alle radici del Sistema preventivo di don Bosco”, 1990. “Don Bosco e la chiesa lombarda. L’origine di un progetto. Studi e memorie del Semiario di
Bergamo”, 2004.

También podría gustarte