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INTRODUCCIÓN
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FACTOR ECONÓMICO
1. LA POBREZA
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Porcentaje correspondiente al año 2004
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Incidencia de la pobreza e indigencia en el total de los 28 aglomerados urbanos1 y por región estadística
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Primer semestre 2006
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GBA: Ciudad de Buenos Aires y Partidos del Conurbano.
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Los porcentajes referidos a personas utilizan la clasificación "pobre/no pobre" e "indigente/no indigente" definida
para los hogares. Esto significa que una persona es pobre e indigente si pertenece a un hogar pobre e indigente.
“Los datos oficiales marcan que, en un año, la pobreza se redujo del 38,9% al
31,4%. Pero la mayor parte de esa caída se produjo en la segunda mitad del año
pasado, ya que en el primer semestre de 2006 la baja fue menor. En valores
absolutos, significa que 12,1 millones de personas en la Argentina son pobres.
Tanto la pobreza como la indigencia son ahora levemente menores a las registradas
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en 2001. Pero en ambos casos son superiores a las de 1998, cuando comenzó la
recesión”. 2
La escuela ha pasado a cubrir necesidades básicas que las familias no pueden
cubrir, la mayor de ellas: el hambre.
Es de conocimiento público, la existencia de los comedores escolares. Para
quienes han vivenciado o vivencian el día a día en una escuela pública, bien saben
que los niños no sólo acceden a la comida que se les brinda en el comedor durante
el mediodía; esto también implica la merienda (la tacita de leche, mate cocido, el
pancito, tal vez con suerte una factura o un alfajor). Asimismo, bien se sabe, que
en muchos casos, la comida que los niños reciben en la escuela, será su único
sustento durante el día. Es muy triste ver como algunos alumnos, preguntan
desesperadamente para saber si pronto llegará la hora de la merienda o el
almuerzo, porque uno bien sabe, que aún no han tenido nada que comer. Y el
cubrir esta necesidad que ataña a la familia, ha pasado a ser tarea de la escuela e
incluso implica perder parte de la hora de clases para que los niños puedan
merendar. Se presenta aquí el primer interrogante, ¿Por qué concurren los niños a
la escuela?
“La escuela está atrayendo a los chicos en los sectores populares por el hambre,
no por el querer saber ni por un saber instrumental”. (Tenti, Emilio, 2004, pág. 29).
Al leer estas palabras, cuesta creer que esto puede llegar a ser una realidad, pero
tristemente, sabemos que en los sectores más carenciados, esto ocurre tal y como
se lo plantea. No se intenta aquí poner en tela de juicio a los alumnos, pues debe
reconocerse, que gran parte de los niños que acuden a la escuela, participan
activamente en el proceso de enseñanza-aprendizaje y alcanzan los logros
esperados; es decir, van a la escuela por el interés de adquirir el conocimiento.
Pero también se sabe, que en otra gran parte de ellos, su principal expectativa, es
acceder al alimento.
Y aquí, se plantea otro nuevo interrogante ¿Cómo se le enseña a un niño que
tiene hambre? ¿Cómo se le enseña a un niño que está pensando a qué hora llega la
comida, en vez de estar atento a la clase en la que están interactuando el docente
y el resto de los alumnos? No se intenta aquí exponer que estos niños no acceden
al conocimiento puesto que una parte del grupo lo logra, pero lo cierto, es que esta
tarea se torna más compleja. Esta realidad es con la cual conviven alumnos y
docentes dentro del aula. Una realidad que además del hambre, trae aparejada la
falta de útiles escolares que resultan indispensables para el trabajo áulico.
2. LA DESERCIÓN ESCOLAR
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Relevamientos iniciales
Según datos de la propia DGEYC, la cantidad de alumnos que abandonan la
escuela está aumentando en los últimos años:
-2,92 % en el año 2000 (71.734 alumnos)
-3,05 % en el 2001 (75.236 alumnos)
-3,26 % en el 2002 (80.223 alumnos).
La mayor parte de esos alumnos no vuelven a inscribirse en la escuela al año
siguiente. Según calcula también la propia DGYC, unos 57.000 alumnos
abandonaron definitivamente en el 2001 y otro tanto en el 2002 (deserción); un
2,35 % en el 2001, respecto del 2000, y un 2,31 % del 2002, respecto del 2001.
“La deserción escolar es uno de los hechos más preocupantes del ya crítico
panorama educativo argentino. (…) Según un reciente estudio de la CEPAL, la
pobreza es la variable que explica en mayor medida a la deserción escolar en la
Argentina. (…) Hace algunas décadas, el niño o el joven que desertaba de la
escuela tenía como horizonte al mercado de empleo: "¿Estudiás o trabajás?", era la
pregunta tradicional y la salida de la experiencia escolar significaba la asunción de
responsabilidades laborales que, aunque a veces muy precarias o riesgosas,
implicaban roles sociales claros.
En la actualidad, la deserción escolar no suele dar lugar al ingreso a un trabajo
sino que lleva al joven al terreno de la exclusión social: la deserción escolar parece
significar el reclutamiento, especialmente de los adolescentes, a un mundo en el
que aumenta su vulnerabilidad en relación a la violencia urbana, al abuso y a la
adicción a las drogas o al alcohol.
No es que la asistencia a la escuela lo evite, pero seguramente constituye la
última frontera en la que el Estado, las familias y los adultos se hacen cargo de los
jóvenes, en el que funcionan, aunque a veces a duras penas, valores y normas
vinculados a la humanidad y la ciudadanía y en el que el futuro todavía no ha
muerto”. (Narodowski, 2004).
Este enfoque intenta demostrar, que muchos de los niños y adolescentes que no
concurren a la escuela, no lo hacen porque no manifiestan un interés por el querer
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saber, sino porque se encuentran imposibilitados de hacerlo. “No son suficientes los
intentos por reincorporar a los que desertaron tratando de convencerlos acerca de
las ventajas de la educación, como si los jóvenes no las conocieran; como si
abandonaran la escuela por mera ignorancia”. (Narodowski, 2004). La situación
económica empeora día a día y esto conlleva al abandono de la educación, pues no
disponen de los recursos necesarios para concurrir a clases (falta de vestimenta,
útiles escolares, dinero para viajar para quienes no viven cerca de la escuela, entre
otras cosas). Y he aquí un nuevo interrogante ¿Qué pasa con el niño que no
concurre a la escuela? En la actualidad, se sabe que un sujeto que no posee
estudios, que no ha adquirido al menos los conocimientos básicos que se dan en la
escuela, es un sujeto limitado a conseguir trabajo, pero no es un sujeto limitado a
sobrevivir. Por lo tanto, aquel que no puede acceder al trabajo por no haber podido
acceder al estudio se encuentra con la problemática de resolver como podrá
subsistir. En muchos casos, esto desencadena en el delito, el consumo de drogas y
alcohol, pues el sujeto no encuentra otra manera de resolver su problema.
“La deserción escolar, en las actuales condiciones, puede ser la antesala al delito
y la marginalidad social sin fin. En la Argentina, cerca del 20% de los jóvenes entre
15 y 24 años eluden la vieja pregunta ya que no estudian, no trabajan, no buscan
trabajo y no colaboran con tareas domésticas: para los sociólogos son "inactivos
absolutos". (Narodowski, 2004).
Esto provoca en el sujeto sentirse marginado por la sociedad, sentirse excluido de
la misma. Cuando el sujeto se encuentra en estas condiciones, en términos
generales no reacciona positivamente hacia la sociedad que lo rodea, lo que lo lleva
inevitablemente a caer en el delito para obtener para sí lo que otros tienen.
Párrafo aparte, nos encontramos en un momento histórico en el cual se vive
mucho de la “imagen”, de valorizar al individuo por lo que posee más que por lo
que es. Uno de los factores que ha incidido en esto, es el gran avance tecnológico
que se ha producido en los últimos años; la computadora, la televisión por cable, el
teléfono celular. Parecería ser como que quien no lo posee no “existe”, no forma
parte del mismo grupo social, está en diferencia de condiciones de los demás. Esto
produce una reacción particular en quien no puede acceder a ello por carencias
económicas y de algún modo trata de obtenerlo como para sentir que “no es
diferente” a su entorno social.
Volviendo al tema que nos compete, ¿Cómo lograr entonces que los niños
concurran a la escuela? Compartiendo la opinión de Mariano Narodowski: “Más allá
de las medidas tradicionales, la política educativa necesita estar centrada en los
destinatarios de la educación: no debemos esperar que los adolescentes y los
jóvenes vuelvan a la escuela aceptando graciosamente nuestra invitación, no
alcanza con tener abiertas las escuelas más tiempo sino que es necesario salir a
buscarlos uno por uno y resolver los problemas de cada uno de ellos”.
Bien se sabe que la misma no es tarea fácil, ni que se logrará de un día para el
otro, ni que es tarea de unos pocos, pero es necesario que se produzca un cambio.
Y para que esto ocurra, es necesario también un cambio en las políticas educativas
y sociales que acompañan en la tarea educativa.
“Con esos jóvenes fuera de las calles, la inseguridad urbana se habrá de reducir
notoriamente, pero también habremos de recuperar su posibilidad de pensamiento
crítico, de acceso a la cultura y de formación para la participación democrática”.
(Narodowski, 2004).
La escuela no puede ni debe resignar sus esfuerzos. Es necesario agotar todas
las instancias posibles para lograr disminuir la deserción escolar, -y por qué no, en
algún momento llegar a combatirla definitivamente- con lo cual, como expresa el
autor, ayudará a disminuir la inseguridad y colaborará a aumentar la cantidad de
sujetos que participen de forma activa, social, cultural y democráticamente.
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EL DOCENTE
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ocurrir, que el día que el docente decide evaluarlos, justamente ese día tiene una
“inspiración particular”. Cambia los ejercicios, presentando una actividad que jamás
desarrolló. Esto logra desorientar a los alumnos, pues la tarea les resulta
inabordable. El resultado de ello: la mayoría de los alumnos desaprobados.
Alumnos que sabían del tema, pero que han sido perjudicados por el docente ante
la toma de la medida de “innovar” el día de la evaluación.
Desde esta perspectiva, la vida del aula es una red de intercambio, creación y
transformación de significados. La enseñanza debe entonces orientar, guiar y
preparar las comunicaciones que hacen posible el aprendizaje.
La enseñanza toma el perfil de una actividad no-mecánica, que consiste en
ayudar al alumno a plantearse y resolver nuevos problemas. En el aprendizaje
escolar, los alumnos deben activar sus esquemas de pensamiento, utilizar sus
códigos de interpretación del mundo y de comunicación con los otros, aún cuando
sean insuficientes o incorrectos.
El docente deberá ser el intérprete que interviene en esa red de significados,
sentimientos y actuaciones, buscando acercar las claves o ayudas para los
problemas planteados. Su principal tarea será el diagnóstico permanente y continuo
de las situaciones de aula y la evaluación de los intercambios que se producen.
Esta perspectiva intenta desarrollar en el alumno un pensamiento crítico y una
cierta autonomía.
Por lo tanto, la programación que el docente realice de su tarea puede ayudar u
obstaculizar este proceso.
Esta concepción acerca de la enseñanza, se encuentra atravesada por cuestiones
éticas y opciones de valor. La enseñanza de la democracia comienza por la forma
en que se organizan el como y el que enseñar.
Lo que hace que una acción sea educativa o formativa no es la producción de
resultados, es decir, llegar a los objetivos predeterminados, sino el desarrollo de las
cualidades y las capacidades que se busca fortalecer y que se ponen de manifiesto
en la acción.
Dentro de esta perspectiva se encuentran las teorías constructivistas. Una de
ellas es la Ley de Vigotsky.
Desde el punto de vista del autor, el rol que ejerce el docente, es sumamente
importante, pues resulta de ayuda funcionando como mediador. Sin esta ayuda, los
procesos esenciales en el desarrollo de las potencialidades humanas no serían
posibles.
El docente puede llegar a asumir diferentes roles:
-Como guía y soporte (El docente ayuda al niño a asumir riesgos, lo va guiando y
trata de asegurar que el alumno logre el éxito)
-Como participante activo en el aprendizaje con sus alumnos (Investiga
junto con ellos y realiza demostraciones de los procesos de investigación)
-Como evaluador del desarrollo de sus alumnos (Identifica cuáles son los
problemas que pueden presentarse y cuando es necesario brindar otro tipo de
ayuda)
-Como facilitador del aprendizaje de sus alumnos (Utiliza distintos recursos.
Selecciona el material con el cual trabajarán los alumnos, da consignas claras que
vayan incrementando el grado de complejidad).
También debe ofrecerle ejemplos de la competencia deseada; una amplia gama
de ejercicios que permitan ir acomodando la intervención, según sea el desempeño
de los alumnos.
A lo que se quiere llegar con esto, es que el docente, les muestre a sus alumnos
lo que desea que se logre y poco a poco su rol se vaya desarticulando.
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cinco o a lo sumo un diez por ciento, pero hacen daño, les arruinan a los chicos el
año escolar”. (Narodowski).
El hecho de que el directivo de la institución estatal no pueda elegir su equipo
docente, contribuye a dificultar el aprendizaje de los alumnos cuando hay un
docente incompetente o irresponsable y el directivo nada puede hacer, tal como lo
plantea Narodowski, los perjudicados son los niños.
Otra cuestión, son los cursos de capacitación. Esto “…generó que los docentes los
realicen para obtener un mayor puntaje que les permita acceder a un cargo.
Muchas veces la capacitación no es requerida para mejorar las prácticas sino como
una forma de encontrarse mejor ubicados en los listados de ingreso a la docencia.
Por lo que se puede decir que los docentes compiten en términos de mercado, ya
que cuando se inscriben en un curso lo hacen para que el mismo les de un mayor
puntaje en el ingreso más que para acceder a nuevos y mejores saberes.
De este modo la antigüedad dejó de ser el mecanismo de selección de los
docentes, ahora ya no importa cuanto el docente tiene de experiencia sino cuantos
cursos de capacitación realizó”. (Mikitiuk, Paula, 2004, pág.106).
Incluso existen docentes que “compran” su puntaje, realizando cursos cuya
temática muchas veces no tiene relación con la materia que enseñan, pero
simplemente lo hacen para sumar puntaje. Parecería ser que el docente vale más
por los puntos que ha obtenido que por su experiencia.
No se está exponiendo aquí que todos los docentes –sobre todo los estatales- no
cumplen con su tarea satisfactoriamente, de hecho existen educadores que
desempeñan sus funciones de manera que resulta ser sumamente fructífero tanto
para sus alumnos como para la institución. Pero lamentablemente, otro grupo con
sus actitudes y concepciones, opaca la tarea educativa y condiciona de esta forma,
el aprendizaje de sus alumnos.
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BIBLIOGRAFIA
-Gvirtz, Silvina, Palamidessi, Mariano, Año ¿?, “El ABC de la tarea docente: Currículum y
enseñanza”, Cap. 5, Editorial Aique, Argentina.
-Feldman, Daniel, Año ______, “Ayudar a enseñar”, Cap. 1, Editorial Aique, Argentina.
-Frigerio, Graciela, Año 2004, “La (no) inexorable desigualdad”, Revista Ciudadanos, Argentina.
-Mikitiuk, Paula, Año 2004, “De maestro de la Corporación a maestro Estatal. Estudio de las
regulaciones del trabajo docente en la Argentina”, Cap. 6, Universidad de San Andrés,
Argentina.
-Clarín Diario Digital, Octubre de 2004, “Enfrentar la deserción escolar”, Entrevista a Mariano
Narodowski.
-www.indec.gov.ar
-www.suteba.org.ar
-www.educ.ar
-www.infanciaenred.org.ar
-www.revistanueva.com.ar
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