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Eugenia Dri
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• Realismo Clásico
1 Mónica Salomón aclara que: "las referencias de los manuales al "primer debate" no incluyen las respuestas que los autores
implicados dieron a las críticas. Con ello se refuerzan los argumentos de Carr, con lo que la idea que hoy día solemos tener del
carácter del debate es muy sesgada (...) Lo que hizo Carr en The Twenty Years Crisis fue oponer a las premisas utópicas (o, mejor
dicho, a las que él atribuía a los utópicos) otra serie de premisas basadas en la tradición de pensamiento realista y que, según él,
coincidían con la realidad" (Salomón González, 2002:10-11).
2 “Los realistas, en contraste con los utopistas, subrayan el poder y el interés más que los ideales, en las relaciones internacionales. El
realismo es básicamente conservador, empírico, prudente, sospechoso ante los principios idealistas y respetuoso de las lecciones de
la historia” (Dougherty y Pfaltzgraff, 1993:17)
3 “La esencia de la política internacional es idéntica a la de su contraparte interna. Tanto una como la otra implican una lucha por el
poder solo modificada por las diferentes condiciones en las que tiene lugar esta lucha dentro de los campos interno o internacional”
(Morgenthau, 1992:50).
Luis Dallanegra Pedraza señala que el realismo “se maneja en función de los
intereses dominantes en la media de los poderes que permiten alcanzarlos”. El
interés es el catalizador de la acción y el poder es la medida –y las limitaciones–
4 Es decir, un sistema compuesto por la yuxtaposición de unidades semejantes, y en ausencia de instituciones políticas con autoridad
por sobre las unidades y sistemas legales o patrones de conducta comúnmente aceptados. “En la política interna se dice que hay
relación jerárquica, en la cual las unidades mantienen una diferenciación formal entre sí por referencia a un grado de autoridad o la
función que desempeñan. Por contraste el sistema internacional carece de instituciones gubernamentales comparables. Los agentes
se mantienen en relación horizontal entre sí, y cada estado aparece formalmente igual (soberanía) al otro” (Dougherty y Pfaltzgraff,
1993:132; ver también Waltz, 1988:164-180).
5 “En política, el interés es analizado en términos de poder, del mismo modo que en economía el interés es definido en términos de
En este sentido, los realistas establecen una jerarquía entre los Estados, de
acuerdo a sus capacidades –grandes potencias y Estados menores–, en un
sistema internacional descentralizado y anárquico donde todas las unidades que lo
integran poseen igualdad legal o soberanía (Dougherty y Pfaltzgraff, 1993:91).
7“Se debería comenzar con una definición de estos fines y luego calcular la cantidad de poder apropiadas para diferentes fines,
decidir, si es necesario, cómo incrementar los tipos de poder requeridos para los fines absolutamente indispensables, y eliminar
aquellos fines para los cuales no se tiene poder, o aquellos fines que simplemente no pueden ser logrados, ya sea con los tipos de
poder que se es capaz de producir o con los tipos de poder a disposición que sean realmente utilizables” (Hoffmann, 1991:86).
• Neorrealismo
Hacia fines de la década de 1970, surge una nueva corriente en la teoría realista,
conocida como “realismo estructural” o “neorrealismo”. Esta nueva corriente, que
nace a partir del trabajo de Kenneth Waltz –especialmente su libro Theory of
International Politics (1979)–, retoma la tradición realista clásica e intenta contribuir
a la especificidad de los conceptos a través del desarrollo de proposiciones que
permitieran una comprobación empírica más concreta; pero, se aparta de los
postulados de la corriente clásica al remitir a la construcción sistémica y su
influencia sobre las unidades.
9 “La única moralidad es la de la prudencia (…) una que implique “el medir las consecuencias de las acciones políticas alternativas”
antes que la “conformidad con la ley moral””. (Morgenthau, 1985 citado en Hoffmann, 1991:84).
10 Waltz define estructura como “el componente sistémico que hace posible pensar en el sistema como un todo”. E indica que su
definición debe abstraerse de los atributos y las relaciones de las unidades que componen el sistema, es decir, dejar de lado las
cuestiones acerca de las clases de líderes políticos; instituciones económicas y sociales; compromisos ideológicos; interacciones
culturales, económicas, políticas y militares de los estados. Esto es así porque “para definir una estructura es necesario ignorar de qué
modo se relacionan las unidades entre sí (cómo interactúan) y concentrarse en cuál es su posición mutua (cómo están dispuestas o
posicionadas). Las interacciones, tal como he repetido, se llevan a cabo a nivel de la unidad. Las mutuas relaciones entre las
unidades, el modo en que están dispuestas o posicionadas, no conforman una propiedad de las unidades. La disposición de las
unidades es una propiedad del sistema” (Waltz, 1988:119-120).
11 Es decir “unidades cuyo poder central reclama el monopolio de la violencia adentro y reclama afuera el derecho exclusivo de tomar
favor. Para esta corriente amenaza es un correlato directo de la distribución de poder” (Battaleme, 2013:133).
Por ende, “para el neorrealismo el poder sigue siendo una variable clave, si bien
existe menos como fin en sí mismo que como un componente necesario e
inevitable de una relación política13” (Dougherty y Pfaltzgraff, 1993:131); es decir,
el poder no es un fin en sí mismo, sino el medio para conseguir un fin: la
seguridad14. Ante la posibilidad de que cualquier unidad integrante del sistema
pueda hacer uso de la fuerza contra otra, todos los Estados deben adoptar las
medidas adecuadas para asegurar su propia supervivencia. Por lo tanto, en
ausencia de una autoridad superior, los realistas estructurales argumentan que la
autoayuda15 es el principio de acción imperante; y, en consecuencia, “the most
important measure that a state can take to help guarantee its own survival is to
accumulate a sufficient amount of power” (Schmidt, 2005:537). Así, la principal
característica distintiva que separa a un Estado de otro radica en los medios –o
poder– que cada uno de ellos posea para asegurar su propia seguridad
(Dougherty y Pfaltzgraff, 1993:131-132).
Waltz refiere a la noción de poder como “la antigua y simple idea de que un
agente es poderoso en la medida en que afecte a los otros más de lo que éstos lo
afectan a él” (Waltz, 1988:281). El autor no otorga una definición de qué es el
poder sino que equipara el poder a la distribución de recursos materiales y
capacidades, y su posesión por parte de cada Estado. El poder “suministra los
medios para mantener la propia autonomía ante la fuerza que los otros puedan
13 Dougherty y Pfaltzgraff citan también a otro teórico del neorrealismo Gottfried-Karl Kindermann, quien indica que “tanto como el
instrumento de poder y de sanciones no agota la naturaleza de la ley, la naturaleza de la Política no se ve agotada refiriéndose
primordialmente al poder como su herramienta más importante” (Kindermann, 1985 citado en Dougherty y Pfaltzgraff, 1993:131).
14 “En la anarquía, la seguridad es el fin más alto” (Waltz, 1988:186).
15 “In an anarchical international society, each individual state has continued to depend for its very existence, as much as for the
enjoyment of its rights and the protection of its interests, primarily on its own strength or that of its protectors” (Spykman, s.f. citado en
Schmidt, 2005:537).
A partir de la década del ’90, el desarrollo teórico del paradigma realista volvió a
experimentar avances conceptuales a partir de la emergencia de las corrientes
“defensivas” y “ofensivas”. Ambas corrientes mantienen los postulados básicos de
la teoría realista: identifican al Estado como el actor principal y asumen que los
Estados son actores egoístas que actúan según el principio de autoayuda; hacen
hincapié en los factores materiales y señalan al sistema internacional como
inherentemente competitivo. Pero se diferencian en la manera en que cada uno
16 Énfasis en original.
El realismo defensivo toma como base los postulados del propio Kenneth Waltz y
hace hincapié en la idea de que los Estados están más orientados a la búsqueda
de la seguridad que a la búsqueda de poder. Los autores de esta corriente
asumen que “states had little intrinsic interest in military conquest and argued that
the costs of expansion generally outweighed the benefits” (Walt, 1998:37).
Esta idea del realismo defensivo de que la pretensión principal de los Estados es
mantener su posición relativa en el sistema internacional –supervivencia del
Estado y mantenimiento del status quo17–, conlleva una ruptura con la tesis clásica
del realismo en la cual el interés de los estados es definido en términos de poder.
Esto se debe a que la estructura establece limitaciones a la maximización del
poder dado que un aumento en las capacidades puede generar que otros Estados
interpreten un alza en el nivel de agresión, se sientan amenazados e intenten
equilibrar la situación generando, de esta manera, una mayor amenaza al Estado.
17 “Preserving power, rather than increasing it, is the main goal of states” (Mearsheimer, 2002).
18 Esta diferencia lleva a sostener que el realismo ofensivo es una corriente que se encuentra a mitad de camino entre el realismo
clásico y el neorrealismo, ya que toma elementos de ambas; sin embargo, también contiene aspectos propios que la diferencian.
Fuentes
• Tucídides
19“Entre personas de entendimiento las cosas justas y razonables se debaten por derecho y razón, cuando la necesidad no obliga a
una parte más que a la otra; pero cuando los mas flacos contienden sobre aquellas cosas que los más fuertes y poderosos les piden y
demandan; conviene ponerse de acuerdo con éstos para conseguir el menor mal y daño posible” (Tucídides, 1944b:94).
20 En las negociaciones entre Atenas y Esparta, previas al comienzo de la guerra, los embajadores atenienses argumentan que el
aumento de sus dominios y poderío está justificado por las victorias militares: “Ninguna cosa hicimos de que os debáis maravillar, ni
menos ajena de la costumbre de los hombres, si aceptamos el mando y señorío que nos fue dado, y no le queremos dejar ahora por
tres grandes causas que a ello nos mueven, e a saber: por la honra, por el temor y por el provecho (…) Nosotros, por el consiguiente,
somos dignos y merecedores de ello, y lo podemos hacer así, según nuestro parecer, y aún según el vuestro, si queréis medir el
provecho con la justicia y la razón. Nadie antepuso jamás la razón al provecho de tal modo que, ofreciéndosele alguna buena ocasión
de adquirir y poseer algo mas por sus fuerzas, lo dejase” (Tucídides, 1944a:81).
• Nicolás Maquiavelo
21 Morgenthau señala que "el realismo político conoce el significado moral de la acción política. También tiene conciencia de la
inevitable tensión entre los preceptos morales y los requerimientos de una exitosa acción política (Sin embargo) los principio morales
no pueden aplicarse a los Estados en una formulación abstracta y universal" (Morgenthau, 1992:21).
22 “Morgenthau señala tajantemente la diferencia entre el ser y el deber ser en la política internacional. El deber ser corresponde a la
órbita del derecho internacional, mientras que develar el “ser” (las cosas tal como son) de las relaciones internacionales es el propósito
de la teoría realista” (Carvajal H., 2007:261). Por esta razón, Hans Morgenthau es generalmente reconocido como el padre del estudio
científico de la política internacional.
23 “Quien deja lo que se hace por lo que se debería hacer, aprende más bien su ruina que su salvación: porque un hombre que quiera
en todo hacer profesión de bueno fracasará necesariamente entre tantos que no lo son” (Maquiavelo, 2004: XV, 111). Y más adelante
agrega: “Porque de los hombres en general se puede se puede decir esto: que son ingratos, volubles, hipócritas, falsos, temerosos del
peligro y ávidos de ganancias (…) Porque los hombres olvidan antes la muerte del padre que la pérdida del patrimonio” (Maquiavelo,
2004: XVII, 120-121).
24 Para Maquiavelo, el príncipe debe saber comportarse de igual manera como un hombre –es decir, según las leyes y la palabra
dada– que como una bestia –es decir, saber utilizar la fuerza–. El autor señala que “es necesario ser zorra para conocer las trampas y
león para atemorizar a los lobos” (Maquiavelo, 2004: XVIII, 126).
25 “Asegurarse contra los enemigos, ganar amigos, vencer o con la fuerza o con el fraude, hacerse amar y temer por los pueblos,
hacerse seguir y reverenciar por los soldados, eliminar a quienes pueden o deben ofenderte, innovar el antiguo orden, ser severo y
agradable, generoso y liberal, eliminar la milicia desleal, crear otra nueva, conservar las amistades de reyes y príncipes de manera
que tengan que favorecerte con cortesía o atacarte con respeto” (Maquiavelo, 2004: VII, 56-57).
26 “Mientras el individuo tiene el derecho moral de sacrificarse a sí mismo en defensa de (un) principio moral, es Estado no tiene el
derecho de permitir que su desaprovacion moral a una determinada violación (…) interfiera en el resultado exitoso de una acción
política inspirada en el principio moral de la supervivencia nacional” (Morgenthau, 1992:21).
• Thomas Hobbes
Adicionalmente, asocia la libertad con el poder al definir ésta como “la ausencia
de impedimentos externos” para hacer lo que quiere30, dado que estos
impedimentos reducen parte del poder (Hobbes, 2014:106).
27 “La multitud así unida en una persona se denomina Estado, en latín civitas. Esta es la generación de aquel gran Leviatán, o más
bien (hablando con más reverencia), de aquel dios mortal, al cual debemos, bajo el Dios inmortal, nuestra paz y defensa” (Hobbes,
2014:141).
28 La obra de Hobbes ha sido tradicionalmente considerada como el fundamento teórico del absolutismo político.
29 “La eminencia de la facultades del cuerpo o de la inteligencia, tales como la fuerza, belleza, prudencia, aptitud, elocuencia,
liberalidad o nobleza extraordinarias (…) la riqueza, la reputación, los amigos y los secretos designios de Dios, lo que los hombres
llaman buena suerte” (Hobbes, 2014:69).
30 “Renunciar un derecho a cierta cosa es despojarse a sí mismo de la libertad de impedir a otro el beneficio del propio derecho a la
cosa en cuestión (…) Se abandona un derecho bien sea por simple renunciación o por transferencia a otra persona (…) La mutua
transferencia de derechos es lo que los hombres llaman contrato”. Y esta restricción de sí mismos, basada en el deseo de abandonar
el estado de natural de guerra, es decir, el deseo de obtener seguridad, lleva a la formación del estado –cuyo fin es asegurar la
seguridad de sus ciudadanos– (Hobbes, 2014: 107-109, 137).
31 “La felicidad es un continuo progreso de los deseos, de un objeto a otro, ya que la consecución del primero no es otra cosa sino un
camino para realizar otro ulterior. La causa de ello es que el objeto de los deseos humanos no es gozar una vez solamente, y por un
instante, sino asegurar para siempre la vía del deseo futuro” (Hobbes, 2014:79).
Pero el poder es una posesión escasa, dado que los bienes que lo aseguran
también lo son. Es por ello que Hobbes señala que los hombres buscan acceder al
poder, y esto desemboca inevitablemente en un conflicto: “la pugna de riquezas,
placeres, honores u otras formas de poder, inclina a la lucha, a la enemistad y a la
guerra. Porque el medio que un competidor utiliza para la consecución de sus
deseos es matar y sojuzgar, suplantar o repeler a otro” (Hobbes, 2014:80).
Tomando las ideas de Hobbes, los teóricos realistas sostienen que “la naturaleza
humana es esencialmente constante, o al menos no es fácilmente alterable (y)
plantean que hay graves limitaciones en la medida en la cual la reforma política o
la educación pueden alterar la naturaleza humana: la humanidad es mala,
pecadora y busca el poder. Según la teoría realista, la naturaleza humana no es
innatamente buena o perfectible” (Dougherty y Pfaltzgraff, 1993:92).
32 “Así hallamos en la naturaleza del hombre tres causas principales de discordia. La primera, la competencia; segunda la
desconfianza; tercera, la gloria. La primera causa impulsa a los hombres a atacarse para lograr un beneficio; la segunda para lograr
seguridad; la tercera, para ganar reputación” (Hobbes, 2014:102).
33 El cual, a partir de poseer el conjunto del poder –fortaleza y medios– de todos los hombres que lo componen –monopolio del uso
del interés nacional, la idea del Estado de naturaleza propuesto por Hobbes, “se aparta netamente del sentido paradisíaco que a ese
estado primordial asigna el pensamiento teológico”, el cual había sido predominante hasta entonces. “Hobbes separa con claridad dos
etapas: una situación de barbarie y de guerra de todos contra todos, un mundo sin germen de derecho, y por otra parte, un Estado
creado y sostenido por el derecho, un Estado con poder bastante para iniciar y reformar su estructura” (Sánchez Sarto [Prefacio] en
Hobbes, 2014:XXV).
36 “Dada esta situación de desconfianza mutua, ningún procedimiento tan razonable existe para que un hombre se proteja a sí mismo,
como la emancipación, es decir, dominar por medio de la fuerza o por la astucia o todos los hombres que pueda, durante el tiempo
preciso, hasta que ningún otro poder sea capaz de amenazarle” (Hobbes, 2014:101).
37 “En esta guerra de todos contra todos, se da una consecuencia: que nada puede ser injusto. Las nociones de derecho e ilegalidad,
justicia e injusticia están fuera de lugar. Donde no hay poder común, la ley no existe: donde no hay ley, no hay justicia” (Hobbes,
2014:104).
38 Los hombres “naturalmente aman la libertad y el dominio sobre los demás” (Hobbes, 2014:137).
Por otro lado, Hobbes señala que “los reyes y personas revestidas con autoridad
soberana, celosos de su independencia, se hallan en estado de continua
enemistad (…) Es decir, con sus fuertes guarniciones y cañones en guardia en las
fronteras de sus reinos, con espías entre sus vecinos, con todo lo que implica una
actitud de guerra. Pero como a la vez defienden también la industria de sus
súbditos, no resulta de esto aquella miseria que acompaña a la libertad de los
hombres particulares” (Hobbes, 2014:104). En este párrafo, el autor, evidencia las
diferencias existentes entre los objetivos que el Estado tiene respecto de las
relaciones con sus súbditos y las relaciones con otros Estados. En lo referente a
los primeros se espera que los Estados velen por el “bienestar” de sus súbditos 40,
dado que este es su principal cometido; pero esta situación lleva a que sus
relaciones internacionales deben ser racionales y prudentes para no afectar el
"orden" al interior del propio Estado y asegurar “la mutua ayuda contra sus
enemigos, en el extranjero” (Hobbes, 2014:141). Pero, como indica Miryam
Colacrai, dado que sus relaciones con los otros soberanos no pueden ser
irracionales, se establece una diferencia entre las actitudes y la “miseria” que
acompaña a la libertad de los hombres particulares (Colacrai, 2003:98); es decir,
que el estado de naturaleza en el sistema internacional resulta más moderado que
el estado de naturaleza hobbesiano donde “el hombre es el lobo del hombre”.
A partir de esto, Waltz acepta que puede existir cierta jerarquía en la anarquía:
“la política internacional es, entonces, descripta como moteada por las partículas
del gobierno y mezclada con elementos de la comunidad41”, pero aclara que esto
no significa un abandono del estado de anarquía porque los elementos jerárquicos
de las estructuras internacionales limitan y restringen el ejercicio de la soberanía
39 “Accordingly, if states are to survive, they must eschew cooperation in favour of self-help. Cooperation is ultimately dangerous
because, in lowering their guards, states become vulnerable to predators” (Hobson, 2000:21).
40 "Cada soberano debe cuidar los intereses y la “industria” de aquellos que viven en el territorio sobre el cual detenta su autoridad"
(Colacrai, 2003:98).
41 Waltz cita como ejemplos de “elementos de la comunidad” a las organizaciones internacionales, ya sea que tengan jurisdicción
global –ONU– o regional, las alianzas, las redes de comercio, etc. (Waltz, 1988:168).
Críticas y debates
42 “La anarquía de ese orden afecta fuertemente la probabilidad de cooperación, la profundidad de los acuerdos de desarme y la
jurisdicción de las organizaciones internacionales” (Waltz, 1988:171).
En el caso particular del neorrealismo, los críticos han señalado que debido a su
interés en la estructura, Waltz deja de lado la base social y los límites sociales del
poder. “El poder no puede reducirse a capacidades; por el contrario, el poder
consiste también en factores psicológicos tales como la moral pública y el
liderazgo público, tanto como en factores situacionales y la medida en la cual el
poder se ejerce dentro de un marco consensual, por contraste con uno conflictivo”
(Dougherty y Pfaltzgraff, 1993:138). En el mismo sentido, Hoffmann señala que
Waltz al subrayar “su visión de la distribución de las capacidades, no toma
totalmente en cuenta la no fungibilidad del poder”. Esto se debe a que al
considerar solo la distribución de capacidades como herramienta para el estudio
del poder se ignoran características esenciales tales como las diferentes
jerarquías y estructuras, correspondientes a diferentes tipos de poder que pueden
darse en el sistema internacional; o la diferencia esencial entre la disponibilidad,
43Stanley Hoffmann agrega: “Especialmente en una democracia, la definición de interés nacional es probable que sea materia de
debate, y puede que resulte, cuanto menos, tanto de un choque de opiniones partidarias como de las necesidades permanentes de
posición geopolítica o de los requerimientos inevitables de conflictos externos” (Hoffmann, 1991:86).
Por otro lado, Luis Dallanegra Pedraza (2008) plantea que la teoría realista –en
especial el realismo clásico– trata sobre el "poder" desde una "cosmovisión
realista", dado que el realismo no es una teoría, sino una cosmovisión: "Hay
teorías realistas, pero el realismo no es una teoría. El “realismo” es una
cosmovisión, y como toda cosmovisión es universal” (Dallanegra Pedraza,
2008:34). Para el autor, Morgenthau “quiso crear un “mapa” del poder mundial
partiendo de la visión de los intereses definidos en términos de poder”. Pero, al
analizar el poder desde la perspectiva interestatal –interés nacional–, perdió la
perspectiva totalizadora del funcionamiento del sistema (Dallanegra Pedraza,
2008:50).
Los autores aceptan algunas de las proposiciones del realismo, pero con
matices: por ejemplo, admiten el papel fundamental de los Estados como actores
internacionales, pero disienten al no aceptarlos como los únicos actores del
sistema; por el contrario, hacen hincapié en el papel de las organizaciones
internacionales, sean éstas formales o informales. Asumen el hecho de que los
Estados actúan racionalmente, pero demuestran que los Estados pueden ampliar
la percepción de su propio interés a través de la cooperación económica y la
participación en las instituciones internacionales44. Además, establecen que no
existe una clara jerarquía de cuestiones: los temas “alta política” –seguridad
militar– no predominan sobre la “baja política” –asuntos económicos y sociales–.
44 “La manipulación de la interdependencia puede ser un instrumento de poder” (Keohane y Nye, 1988:33).
Por otro lado, las teorías críticas de las Relaciones Internacionales plantean que
la teoría realista, que fundamenta su estudio del comportamiento de los Estados
en la naturaleza egoísta del hombre y en la anarquía del sistema internacional,
deja de lado el desarrollo histórico de las estructuras que moldean las identidades
e intereses, legitimando así el status quo en las relaciones de poder entre los
Estados.
45 “Sugerir que la cultura y la ideología son cruciales para el análisis de la política mundial no es necesariamente adoptar una posición
idealista (…) al contrario, es importante reconocer que las ideas, la conciencia, la cultura y la ideología están ligadas a tipos más
inmediatamente visibles del poder político, militar y económico” (Walker, 1984 citado en Porcelli, 2013:71).
46 “Distando de ser un elemento decorativo, las normas ejercen una profunda influencia en el comportamiento del Estado: en primera
instancia las normas colaboran con el desarrollo de las identidades e intereses; y, en segunda instancia, condicionan y limitan las
estrategias y acciones emprendidas por los Estados en la búsqueda de sus intereses” (Porcelli, 2013:69).
47 los realistas, pero también la corriente liberal.
Conclusiones
Además, los autores realistas señalan que el Estado es una unidad racional y
plantean que el análisis de las políticas llevadas adelante por éstos debe basarse
en “los hechos de la realidad”: es decir, establecen que la incorporación de
consideraciones respecto de la justicia o moralidad de los actos de los Estados no
tiene lugar, sino que el análisis debe realizarse solo en cuestión de las
capacidades que tienen los Estados para llevar adelante esos actos. Plantean que
su trabajo es sobre el "ser" y no sobre el "deber ser". De esta manera, la teoría
realista se presenta como una teoría práctica basada en las condiciones políticas
e históricas que la realidad presenta.
En lo que respecta a las críticas, distintos autores han planteado que, a pesar de
que para los realistas el poder es un concepto central, éstos no han llegado a un
consenso respecto de qué se entiende por poder. Y, por consiguiente, al definir el
interés nacional en términos de poder, este segundo concepto carece también de
claridad y objetividad. De la misma manera, la falta de definición respecto de qué
es el poder, repercute en una gran dificultad a la hora de medirlo; lo que
finalmente conlleva a problemas en los aspectos predictivos de la teoría.
Para finalizar, se plantea que a pesar de las críticas planteadas por las diferentes
escuelas de pensamiento, las cuales presentan argumentos válidos y precisos, el
realismo continúa siendo una de las escuelas más influyentes en la disciplina de
las Relaciones Internacionales. En consecuencia, los postulados realistas de la
centralidad del Estado como actor de un sistema internacional anárquico donde la
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