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en Disputa
Andrew L. Ross
Para el realismo, los estados son los actores más importantes, tienen unidad y
racionalidad y la seguridad nacional domina la jerarquía de las cuestiones
internacionales. El liberalismo enfatiza la función de los actores no estatales,
manifiesta que el estado no es ni unitario ni racional y amplía la agenda de la
política internacional a los temas económicos y sociales. El marxismo tiene su
enfoque en la naturaleza capitalista del sistema internacional, su desarrollo histórico,
en la dominación de las sociedades industriales avanzadas y la subordinación de las
sociedades menos desarrolladas y en la forma en que las economías moldean los
acontecimientos políticos. ¿Cuál de las tres perspectivas analíticas resulta útil?, ¿Se
excluyen mutuamente el realismo, el liberalismo y el marxismo? ¿Qué perspectiva
debería ejercer más influencia sobre las elecciones estratégicas de los EE.UU.?
La teoría debería iluminar en forma permanente todos los fenómenos, de manera
que podamos reconocer y erradicar más fácilmente los obstáculos que surgen de la
ignorancia; debería mostrar cómo se relaciona una cosa con la otra y mantener
separado lo que es importante de lo que no lo es... La teoría no puede llenar la
mente con fórmulas para resolver los problemas, ni puede marcar el estrecho
sendero donde se supone que radica la única solución, resguardando principios a
uno u otro lado. Pero sí puede brindarle a la mente un conocimiento más profundo
de la gran masa de los fenómenos y sus relaciones...- Carl von Clausewitz. 1
La teoría es un requisito previo para la acción. Ya sea de manera consciente o
inconsciente, son las ideas respecto de la forma en que funciona el mundo y las
expectativas sobre los resultados que se buscan, las que moldean las acciones. La
acción efectiva requiere entendimiento y no hay entendimiento sin teoría. 2 La teoría
está incorporada en los conceptos, en los marcos analíticos y en los enfoques
empleados por los estrategas y planificadores de fuerzas. Las decisiones que toman
tienen su base en hipótesis -algunas explícitas, algunas implícitas, algunas simples,
inclusive simplistas, algunas sofisticadas-sobre los acontecimientos que requieren
respuesta, los problemas para los que hay que prepararse y la medida en que
puede moldearse el mundo del futuro. La teoría es ubicua.
Las ideas, con frecuencia no reconocidas, sobre las que se basan las acciones de
los líderes políticos y militares responsables de las interacciones de sus países con
el resto del mundo, tienen sus raíces en tradiciones intelectuales opuestas que dan
sustento a los análisis de las cuestiones de política, economía y seguridad
internacional. Según ha observado el economista John Maynard Keynes: "las ideas
de los economistas y filósofos políticos....son más poderosas de lo que por lo
general se cree...los hombres prácticos que se consideran exentos de cualquier
influencia intelectual, generalmente son esclavos de difuntos escritores académicos
del pasado.3 Los desacuerdos entre los profesionales se originan en desacuerdos
entre los teóricos y analistas que intentan explicar las relaciones internacionales.
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Andrew L. Ross
Consideremos las siguientes evaluaciones divergentes sobre el fin de la Guerra Fría
por John Mearsheimer, un ex oficial del Ejército y de la Fuerza Aérea, que luego
trabajó como profesor de ciencia política en la Universidad de Chicago (ja pesar de
haber estudiado en West Point!) y Jessica Mathews, quien trabajó para el Consejo
de Seguridad Nacional y como Subsecretario de Estado Adjunto para Asuntos
Globales antes de convertirse en la presidente del Carnegie Endowment for
International Peace (Fundación Carnegie para la Paz Internacional). Según
Mearsheimer, la finalización de la Guerra Fría no significa el fin del sistema estatal,
ni que los estados deban preocuparse menos por la seguridad, que durante la
guerra fría. La política internacional seguirá siendo una actividad fundamentalmente
competitiva que involucra a los estados con capacidad para infligirse daños masivos
unos a otros.4
Mathews tiene una visión diferente:
El fin de la Guerra Fría no sólo ha producido ajustes entre los estados, sino una
nueva redistribución del poder entre los estados, los mercados y la sociedad civil.
Los gobiernos nacionales no sólo están perdiendo autonomía en la economía de la
globalización. Están compartiendo poderes -inclusive funciones políticas, sociales y
de seguridad centrales a la soberanía- con empresas, con organizaciones
internacionales y con numerosos grupos de ciudadanos conocidos como
organizaciones no gubernamentales... Hoy están despareciendo los absolutos
esenciales al sistema Westfaliano, que postulaba la existencia de estados
territoriales donde todo lo que tiene valor se encuentra dentro de las fronteras de
mismo; una autoridad única, secular, que gobierna cada territorio y que lo
representa en el exterior y ninguna autoridad por encima de esos estados. 5
El desacuerdo entre Mearsheimer y Mathews es sólo la punta del iceberg. Existe y
ha existido durante mucho tiempo un importante debate entre los analistas respecto
de la naturaleza de las relaciones internacionales en el pasado, en la actualidad y
en el futuro probable. El fin de la guerra fría sólo sirvió para reforzar conflictos de
larga data. Ya sea que uno se concentre en los actores que se consideran los más
importantes, en la importancia relativa de los niveles de análisis sistémicos,
nacionales o individuales, en la evolución de la estructura del sistema internacional,
en la preeminencia de los atributos nacionales tales como la democracia, la relación
entre la política y la economía o las áreas problemáticas consideradas de la mayor
importancia, abundan las controversias.
Esta controversia no puede desestimarse fácilmente. El análisis de las relaciones
internacionales hoy no puede basarse y de hecho, jamás se ha basado, en un solo
enfoque conceptual o paradigma.6 Por el contrario, ha tomado forma a partir de lo
que Stanley Hoffman denominó "las tres grandes teorías de la política
internacional"7: realismo, liberalismo y marxismo. Las conflictivas y hasta
contradictorias hipótesis que constituyen las bases sobre las cuales se han
construido estas tres teorías comportan la raíz de las controversias analíticas
evidentes en los trabajos contemporáneos sobre relaciones internacionales.
El Realismo
Liberalismo
Marxismo
Las teorías marxistas60 están tan lejos del realismo como del liberalismo. 61 Las
hipótesis y las categorías analíticas realistas y liberales tradicionales son
descartadas o se ponen de cabeza. Probablemente, ninguna tradición intelectual ha
sido más difamada, distorsionada y mal interpretada, especialmente por los políticos
uniformados y sus seguidores en los EE.UU. 62 No obstante, el marxismo ha sido de
gran influencia, tanto en lo político como en lo intelectual. Los poderosos escritos
intelectuales de Marx, Engels, y Lenin continúan resonando en los trabajos
contemporáneos de los eminentes economistas, historiadores, científicos políticos y
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sociólogos neo-marxistas tales como Theotonio Dos Santos, 63 Eric Hobsbawn, 64
William Appleman Williams, 65 Peter Evans, 66 Fernando Henrique Cardoso, 67 e
Immanuel Wallerstein.
El fin de la lucha ideológica entre los EE.UU. y la Unión Soviética y la desaparición
de ésta última no significaron la muerte del marxismo; estos acontecimientos "en
realidad... no dicen nada sobre la validez de la teoría marxista." 69 El marxismo es
anterior a la Unión Soviética y, ha sobrevivido a la desaparición de la misma, sigue
vigente y prospera aun luego de su caída. En verdad, de acuerdo con lo expresado
por Timothy Garton Ash "el final de los regímenes marxistas en Europa ha
contribuido al resurgimiento del análisis marxista." 70 Tanto los pueblos del ex imperio
soviético como el marxismo mismo han sido liberados con el colapso del imperio.
Aquellos que alguna vez se vieron atrapados por las garras de la ortodoxia
occidental que indujo a la guerra fría ahora tienen libertad para reconocer, aunque
sea de mala gana, los duraderos y profundos conocimientos del análisis marxista y
neo-marxista.
Después de todo, la globalización económica que ahora se celebra en el "Consenso
de Washington" del mercado libre, había sido pronosticada por Marx. Para Marx y
los Marxistas, la globalización es inherente a la lógica inevitable del capitalismo. Si
se permite al capitalismo y a sus contradicciones internas causar un desastre de
mayor escala que en el pasado, la globalización, puede llegar a confundir a sus
seguidores. El crecimiento y la riqueza ensalzados por los triunfalistas del
capitalismo mundial han beneficiado más a unos que a otros. Inclusive la voz de The
New York Times, ha reconocido que aún quedan lugares en el mundo a los cuales
no ha llegado la riqueza."71 Debe recordarse que fue el capitalismo el que originó el
marxismo. El marxismo de Marx es, fundamentalmente, una crítica del capitalismo.
Siempre que el capitalismo, según lo ha expresado Howard Sherman "continúe
mostrando los mismos síntomas de enfermedad como crisis, explotación,
discriminación, contaminación, guerra y marginación," 72 seguirá existiendo el
marxismo.
Debería ser evidente que el problema central del marxismo no es la guerra ni la paz
ni los conflictos ni la cooperación. La guerra, la paz, los conflictos y la cooperación,
para los marxistas, son meras manifestaciones de una realidad subyacente, más
profunda. Los Marxistas se preocupan por las estructuras materiales de dominación
y subordinación y las consecuentes inequidades que se encuentran dentro de una
misma sociedad y entre ellas.
Las hipótesis subyacentes al marxismo difieren, en forma significativa, de aquéllas
sobre las que se apoyan el realismo y el liberalismo. En primer lugar, los marxistas,
aceptan el énfasis que ponen los realistas sobre la importancia del contexto
internacional dentro del cual se producen las interacciones. Pero su caracterización
de este contexto internacional difiere fundamentalmente del que proponen los
realistas. Los marxistas no se concentran en las implicancias de un sistema
anárquico internacional sino en la economía politica mundial. La característica más
importante del sistema internacional no es ni la anarquía del realismo ni el
institucionalismo y la interdependencia del liberalismo; más bien, para el marxismo,
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la característica más importante del sistema internacional es que es capitalista. Por
lo tanto, lo que es clave para su entendimiento no es la lógica política del sistema
político internacional según la ve el realismo o el liberalismo, sino la lógica
económica del sistema mundial capitalista.
En segundo lugar, el desarrollo histórico de la economía mundial capitalista es un
elemento central para comprender su lógica y funcionamiento. En síntesis, la
posición dominante de algunas sociedades y la posición subordinada de otras es el
resultado del desarrollo y funcionamiento del sistema mundial moderno, es decir,
capitalista.73 Algunas sociedades se han beneficiado a partir del desarrollo y
funcionamiento del sistema mundial capitalista, otras no.
La historia del sistema mundial capitalista es la historia de su surgimiento a partir de
la Europa feudal, su transformación desde sus modelos agrícola, al industrial y
luego al financiero y luego su expansión. Esa expansión desde una base
inicialmente europea hasta la incorporación del resto del mundo ocurrió a causa del
imperialismo mercantilista de los estados capitalistas de Europa. Las dos olas de la
conquista imperial europea colocaron, primero al hemisferio occidental y luego, a
Asia y a África bajo el dominio del capitalismo. Durante el desarrollo y la expansión
del sistema capitalista, las primeras sociedades capitalistas de Europa y América del
Norte emergieron como centros del poder industrial y financiero. Quienes se
incorporaron más tarde al capitalismo en Latinoamérica, África y Asia sirvieron a las
sociedades dominantes como fuentes de productos agrícolas, recursos naturales y
mano de obra de bajo costo y, al mismo tiempo, como mercados para los productos
que fabricaban.
Las posiciones asimétricas de las distintas sociedades en el orden del mundo
capitalista son el resultado del desarrollo desparejo del capitalismo. El desarrollo y la
expansión histórica del sistema mundial capitalista dejó a las sociedades
industriales avanzadas del "Norte" con un ascendiente sobre menos desarrolladas
(o, para ser más optimistas, en vías de desarrollo) sociedades del "Sur". De acuerdo
con la lógica materialista del marxismo, las sociedades menos desarrolladas son
poco desarrolladas no porque no pudieran adaptarse a las formas del capitalismo e
integrarse completamente en el sistema mundial capitalista, como los economistas
liberales clásicos quisieran que creamos, sino por la forma en que se desarrolló y se
expandió el capitalismo para absorberlas. En consecuencia, las sociedades menos
desarrolladas en la economía mundial capitalista han estado subordinadas y han
dependido de las sociedades industriales avanzadas. Ni aun las sociedades en
desarrollo más avanzadas han podido ejercer ninguna medida de influencia
significativa sobre el destino de sus economías; su desarrollo continua dependiendo
de las carteras de inversiones de los capitalistas y de las inversiones directas de las
corporaciones multinacionales del Norte.
En tercer lugar, los actores más importantes para los marxistas no son los estados
sino las clases. Según han escrito Marx y Engels: "La historia de toda la sociedad
hasta hoy es la historia de la lucha de las clases" 74 Las clases se definen por su
relación con los medios de producción. Los propietarios de los medios, o los
factores o la producción -la tierra, la tecnología y el capital- constituyen la clase
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dominante de la sociedad -la burguesía o los capitalistas. Los empleados por los
propietarios de los medios de producción constituyen la clase subordinada de la
sociedad -el proletariado, los obreros. De esta manera, tenemos estructuras
paralelas de dominación y subordinación a nivel nacional e internacional. Asimismo,
los propietarios de los medios de producción y los trabajadores en las sociedades
industriales avanzadas comparten más intereses con sus pares en las sociedades
en vías de desarrollo que entre sí, pero tanto los capitalistas como los trabajadores
en las sociedades industriales avanzadas se encuentran en posiciones superiores a
las de sus contrapartes en otros países y se esforzarán para mantener sus ventajas.
Los actores en los que se concentran los realistas y liberales son, para los
marxistas, poco más que herramientas de la clase capitalista dominante. Los
estados, las instituciones internacionales, los partidos políticos y los grupos de
interés son útiles a los intereses de la elite gobernante del capitalismo. La clase
dirigente capitalista usa a los estados para administrar las cuestiones nacionales e
internacionales del capitalismo, en especial, garantizando y exigiendo los derechos
de propiedad. Mientras los realistas observan que los estados chocan al intentar
maximizar los intereses nacionales, los marxistas sostienen que las clases entran en
conflicto al intentar maximizar los intereses de las clases. En palabras de Marx y
Engels, "El poder ejecutivo del Estado moderno no es más que un comité para
administrar las cuestiones comunes de toda la burguesía." 75 Los intereses
nacionales se establecen sobre la base de los intereses de quienes poseen los
medios de producción. Para los marxistas, los intereses de las clases dominan los
intereses nacionales.
En cuarto lugar, como puede observarse en las experiencias históricas y posiciones
asimétricas de la burguesía y el proletariado y de las sociedades industrializadas
avanzadas y las menos desarrolladas, existen ganadores y perdedores en el
sistema del mundo capitalista. Dentro de las sociedades, los capitalistas ricos y con
poder político dominan, inclusive explotan y a los trabajadores pobres que no tienen
poder político.76 A nivel internacional, las sociedades industriales avanzadas ricas y
políticamente poderosas dominan a las sociedades menos desarrolladas pobres y
sin poder político. De esta manera, tanto para los marxistas como para los realistas,
las relaciones internacionales son por naturaleza conflictivas y por lo general son
juegos de suma cero más que juegos de suma positiva.
En quinto y último lugar, mientras los realistas consideran que la política determina
la economía y, según los liberales, la interacción entre la política y la economía
impulsa los acontecimientos, para los marxistas, la lógica de la economía. La
economía es la base o el economía determina la política -la política está sujeta a
pilar de la sociedad, todo lo demás, incluyendo la política (y el estado) son meras
superestructuras. La economía es la llave que abre la puerta hacia el entendimiento
de la dinámica del sistema mundial. De esta manera, mientras los realistas ignoran
los estragos que causa la malaria y los liberales argumentan que debería
considerarse una amenaza a la seguridad nacional, los marxistas, más
radicalmente, manifiestan que "El dinero que se destina a la investigación de la
malaria es escaso, en parte, porque la enfermedad afecta principalmente a la gente
A modo de cierre
Si bien existen lazos entre las tres perspectivas analíticas -por ejemplo, las
potencias más importantes del realismo constituyen el centro del sistema del mundo
capitalista marxista- las diferencias entre el realismo, el liberalismo, y el marxismo
aplastan sus similitudes. Los realistas y los marxistas brindan explicaciones
relativamente frugales, parsimoniosas respecto de cómo funciona el mundo. Pero
los realistas comienzan sus argumentos causales con la política mientras que los
marxistas comienzan con la economía. Los liberales se sienten obligados a
enmendar la parsimonia del realismo mediante diversas capas de complejidades
explicativas y sus argumentos causales enfatizan la interacción entre la política y la
economía. Abundan las divergentes y, con frecuencia, conflictivas hipótesis sobre
los problemas centrales de las relaciones internacionales, la naturaleza del sistema
internacional, los actores más importantes, la naturaleza del juego y la relación entre
la política y la economía.
Notas
El autor agradece a Peter H. Liotta y a Mackubin Owens, Jr., por sus agudos
comentarios a la primera versión de este ensayo. El presente capítulo se finalizó en
diciembre de 1999. El autor no se hace responsable de los cambios de paradigmas
que se hayan producido a partir de entonces.
1. Carl von Clausewitz, On War (Sobre la Guerra), editado y traducido por Michael
Howard y Peter Paret, (Princeton: Princeton University Press, 1976), p. 578.
2. "Las relaciones internacionales involucran el estudio de un gran número de
"hechos" sobre el mundo. Sin embargo, estos hechos son importantes sólo cuando
existe un marco donde colocarlos... Es la teoría la que proporciona el marco. . . ."
Ngaire Woods, "The Uses of Theory in the Study of International Relations," (Los
Usos de la Teoria en el Estudio de las Relaciones Internacionales), en Ngaire
Woods, ed., Explaining International Relations Since 1945 (Explicación de las
Relaciones Internacionales desde 1945), (Oxford: Oxford University Press, 1996), p.
9.
3. John Maynard Keynes, The General Theory of Employment, Interest, and Money
(Teoría General del Empleo, el Interés y el Dinero), (Nueva York: Harcourt, Brace,
1936), p. 383.
4. John J. Mearsheimer, "Disorder Restored," (El Desorden Restablecido) en
Graham Allison y Gregory F. Treverton, eds. Rethinking America's Security: Beyond
Cold War to New World Order, (Replanteo de la Seguridad de Norteamérica: Más
allá de la Guerra Fría hacia un Nuevo Orden Mundial) (Nueva York: W. W. Norton &
Company, 1992), p. 235.
5. Jessica T. Mathews, "Power Shift," (Desplazamiento del Poder) Foreign Affairs,
Vol. 76, No. 1 (Enero/Febrero 1997), p. 50.