TEORÍA DE JUEGOS
J. MARIO HERRERA RAMOS
DEFINICIÓN
La teoría de juegos tiene diferentes formas de defini-
ción, cada una de las cuales subraya uno o varios de sus
elementos analíticos. Por ejemplo, Myerson la de-
fine como "[ ... ] el estudio de modelos matemáticos de
conflicto y cooperación entre decisores racionales in-
teligentes". En este caso se pon e el acento en el hecho
de que la teoría de juegos es una rama de las mate-
máticas aplicada al estudio de la interrelación entre
agentes racionales. Aumann, sin negar el enfoque ma-
temático, establece que la teoría de juegos analiza el
comportamiento racional de personas con intereses di-I
ferentes. En esta definición, que para algunos podría ser
un tanto cuanto distinta de la expresada por Myerson, se
destaca implícitamente la posibilidad de negociar o
alcanzar un acuerdo entre individuos racionales que en
principio tienen intereses distintos. Binmore, por su
parte, considera que la teoría de juegos, tal como hasta
el momento se ha desarrollado, analiza fundamental-
mente situaciones en las cuales los individuos inter-
actúan en forma racional, tienen una interdependen-
cia racional o de acuerdo con la lógica de interacción
estratégica. Para John van Neumann y Oskar Morgens-
tern, la teoría de juegos tiene por objeto analizar el
comportamiento racional, es decir, la base del compor-
tamiento social, para lo cual se usa la teoría matemática
de los juegos estratégicos. Conceptos similares pre-
sentan otros autores, cuyo interés analítico incluye otras
ciencias sociales diferentes de la economía, disci-
plina que ha sido la más beneficiada por los avances de
la teoría de juegos (Myerson, 1991; Aumann, 1989a;
Binmore, 1992; Neumann y Morgenstem, 1944; Mou-
lin, 1986; Ordeshook, 1986; Shubik, 1982).
Estas definiciones destacan como objeto de estudio
a los individuos racionales que interactúan estratégi-
camente de tal manera que uno de estos individuos, al
elegir o tomar decisiones, debe considerara los otros
individuos con los que se relaciona y los cuales también
deciden en forma racional. En este sentido, la teoría
considera que un individuo es racional, es decir, que
tiene en cuenta las posibles consecuencias de cada una
de las opciones de acción que se le presentan (Cudd,
1993: tOI-133). En una forma más precisa, siguiendo a
Rubinstein (1998), un individuo es racional en el sen-
tido "clásico" cuando tiene que elegir una alternativa
después de un proceso de deliberación en el que tiene
que considerar qué es posible, qué es deseable y cuál es
la mejor opción de acuerdo con la idea de deseabíli-
dad dadas las restricciones posibles.
Todos los estudiosos de la teoría de juegos, cuando
creen adecuado expresarlo, coinciden en destacar el
hecho de que el nombre de esta disciplina no es el más
apropiado, sobre todo si se considera la importancia
del objeto de estudio. Sin embargo, el nombre precisa-
mente intenta describir situaciones de interacción
estratégica teniendo en cuenta su similitud con los,
juegos estratégicos. En este sentido, vale la pena des-
tacar que la teoría de juegos -como una de las ramas de
las matemáticas- tiene una de sus principales mo-
tivaciones en lo que podríamos convencionalmente
741
llamar el "mundo real". Así lo establecen Von Neumann
y Morgenstern en su obra magna 'sobre el tema, aun-
que no siempre esta relación sea de lo más feliz. En
relación con este tema conviene considerar lo expre-
sado por Robert Aumann, uno de los autores importan-
tes de la teoría de juegos. Aumann dice que la tema de
juegos trata de comprender la conducta interactiva de lo
que llama Hommo rationalis, una especie que actúa
con propósitos y lógica, que .tiene motivaciones y por
tanto metas bien definidas, que calcula el resultado de
sus acciones y trata de conseguir sus metas. Esta espe-
cie es un ideal pues su "primo", el Hommo sapiens, no
cumple con esos requisitos ya que a veces sus decisio-
nes son irracionales, también tiene instintos, su mo-
tivación no es constante y frecuentemente carece de
ella, su habilidad para e! cálculo es muy limitada, etc.
La racionalidades, pues, uno de tantos factores que
afectan el comportamiento humano. A pesar de ello, nos
dice Aurnann, el efecto acumulativo del aprendiza-
je provoca que en general los individuos tiendan hacia
la toma de decisiones racionales. El aprendizaje propio
y heredado, individual y social, proporciona un marco
donde el individuo tiene propensión a comportarse en
forma racional. Aumann (1985: 36) proporciona una
conclusión que también es una advertencia digna de
considerar: "Si uno tiene cuidado de no esperar de-
masiado, entonces el Hommo rationalis puede servir
como un modelo para ciertos aspectos del comporta-
miento del Hommo sapiens".
Muchas situaciones sociales pueden catalogarse co-
mo juegos estratégicos: las elecciones, la competencia
por mercados, las negociaciones, las subastas, la fija-
ción de precios, la participación, o falta de ella, en el
financiamiento de un bien cuyo consumo es común, la
presentación de argumentos jurídicos, lanzar o no un
ataque nuclear, localizar un aeropuerto en un lugar o en
otro, unirse o no a un sindicato, las relaciones den-
tro de y entre distintos órganos legislativos, etcétera.
Se mencionó al principio que la teoría de juegos es una
rama de las matemáticas, y como tal, para consi-
derar una situación como un juego estratégico es im-
portante decidir qué características destacar y cuáles
pasar por alto. El grado de detalle en la descripción de
las características de! juego depende del problema o,
más generalmente, de la situación bajo análisis
Para describir un juego necesitamos definir primero
a los jugadores. El jugador es un individuo racional que
ejerce su libertad de elegir y tomar decisiones. Para
participar en el juego dispone de recursos, en sentido
amplio; desde luego, cuenta con distintas posibilida-
des de acción y también tiene preferencias. Estas pre-
ferencias pueden representarse numéricamente me-
diante una función de utilidad, que es una forma de,
asignar' un número a cada posible objeto de decisión, de
suerte que aquello que más prefiera tenga números
mayores; es, por tanto, una forma de ordenar esas pre-
ferencias. La utilidad es lo que podemos considerar que
se arriesga en el juego, y por ello se supone que el
individuo racional, el jugador, se comporta como un
optimizador de utilidad. Una función de utilidad ade-
cuada para referirse a situaciones de riesgo es la fun-
J. Mario Herrera Ramos
ción de utilidad esperada o de Von Neumann y Mor-
genstern. Esta función establece que la utilidad es la
suma ponderada de alguna función del objeto de deci-
sión (el consumo, por ejemplo) en distintos eventos
aleatorios con sus respectivos resultados, y donde los
ponderadores son las probabilidades de que ocurra cada
evento. 1
Básicamente existen tres formas diferentes de des-
cribir un juego: en forma extensiva, en forma estraté-
gica (o normal) yen forma de coalición (o función ca-
racterística). En el primer caso, como su nombre lo
sugiere, se especifican detalladamente cada uno de los
movimientos posibles (decisiones), así como la infor-
mación disponible durante el transcurso del juego. En
esta forma se describe quién y qué elige, las oportuni-
dades disponibles ante cada alternativa de movimiento o
acción, lo que cada jugador sabe sobre las elecciones
anteriores de sus oponentes y sus probabilidades de que
ocurran, así como las preferencias sobre cada re-
sultado posible. La forma común de representarlos es
mediante lo que se conoce como un "árbol' de decisio-
nes". El grado de detalle que puede requerir un juego en
forma extendida aumenta con el número de alter-
nativas ante las que se pueda elegir.
Una forma más simple de representar un juego es
precisamente en términos de estrategias -de ahí su
nombre de representación en forma estratégica-c-, en
que éstas pueden ser manipuladas, su significado ca-
rece de importancia y no hay nodos de elección como en
la forma extendida. En los juegos descritos en for-
ma estratégica, todos los jugadores simultáneamente
eligen una acción sin conocer cada cual la elección de
los demás. Para describir un juego en forma estratégica
es necesario definir para cada jugador un conjunto de
estrategias, así como una función de pagos (la utilidad
asociada con cada resultado) que depende de la elec-
ción respectiva. En el caso de la representación exten-
siva las acciones son secuenciales, mientras que en la
forma estratégica se agregan y forman estrategias.
La descripción estratégica de un juego requiere que
se defina el concepto de estrategia. Ésta es un plan com-
pleto (que incluye todas las contingencias) que consi-
dera cada uno de los movimientos que el jugador hará
en cada uno de los posibles eventos o circunstancias
-que se representan por la disponibilidad de informa-
ción respectiva- en las que tenga que tomar una de-
cisión. Las estrategias pueden ser puras, en cuyo caso el
jugador toma una decisión y se mantiene en ella.
Cuando al jugador se le permite asignar una probabili-
dad a cada alternativa de decisión, entonces se habla de
estrategias mixtas.
Tanto la forma extensiva como la estratégica son
útiles para representar juegos clasificados como "no
cooperativos". Un juego no cooperativo es aquel donde
ningún acuerdo es obligatorio, y los únicos acuerdos
relevantes para el análisis son los que podemos califi-
car como "autorreforzados", es decir, que está en el in-
terés de cada jugador mantener el acuerdo dado que
los otros jugadores también tienen interés en cumplir.
1 Una presentación accesible para cualquier lector intere-
sado se encuentra en Hal Varian (1994), Bosch, capo 12. Para
tratamientos más amplios se puede consultar Von Neumann y
Morgenstem, 1994, parte 3, capo 1; R. Duncan Lucey Howard
Raiffa (1957), capo 2, y Binrnore, 1992, capo 30 .
742
Otra forma de distinguir los juegos no cooperativos es
en relación con la unidad de análisis; en este caso es el
individuo quien intenta obtener el máximo posible del
juego y cumple con las reglas y las posibilidades. Las
reglas se cumplen no porque exista una especie de auto-
ridad que las haga cumplir, sino por el propio interés de
los participantes; en estos casos no se excluye la po-
sibilidad de que los individuos participen en lo que co-
múnmente se denomina cooperación, que se mantiene
porque está en el interés de los individuos hacerlo y a
veces porque su reputación está en entredicho.
Un juego es cooperativo cuando existe un acuerdo
que tiene que ser cumplido y mecanismos para hacer-
lo cumplir. En este caso los jugadores pueden nego-
ciar antes del juego sobre las acciones en el mismo, se
pueden comunicar las funciones de utilidad y éstas con-
cluyen con su acuerdo obligatorio, que puede hacer
cumplir alguna autoridad a la que estén sometidos los
jugadores. En juegos cooperativos con acuerdos obli-
gatorios se presenta el problema de la repartición jus-
ta o equitativa de lo que se obtuvo con la coalición.2 El
elemento importante que ayuda a distinguir estos jue-
gos de los no cooperativos es la existencia de institu-
ciones que aseguran el cumplimiento de las reglas; el
rasgo que los distingue no es el comportamiento de los
jugadores, que en ambas clases de juegos son "egoís-
tas racionales", sino la existencia de acuerdos insti-
tucionales que obligan al cumplimiento de los acuer-
dos de cooperación. El objeto de estudio en los juegos
cooperativos es el grupo o la coalición.
Para describir estos juegos se usa la denominada for-
ma de coalición (o forma de función característica).
Asociado con cada coalición se encuentra un conjunto
de distintos pagos que les es posible obtener. Esta for-
ma de descripción de un juego, de acuerdo con lo ante-
rior, destaca las ganancias o pagos conjuntos posibles
resultantes de la decisión de entrar en la coalición. En
contraste con la forma estratégica se eliminan de la
descripción los detalles de la estrategia. La función ca-
racterística es el centro de la descripción de un juego
cooperativo y equivale al valor potencial de la coalición.
Cuando existen pagos colaterales (utilidad transferi-
ble) antes o después del juego, entonces se hablará de
juegos cooperativos con pagos colaterales (o con utili-
dad transferible).
El número de jugadores es una variable importante
para el análisis de los juegos. Por ejemplo, en el caso
de un juego con dos jugadores no aparece la posibili-
dad de coalición, mientras que con tres o más jugado-
res sí se presenta. El punto de partida de la teoría de
juegos es el caso de juegos con dos jugadores de suma
cero. Los jugadores tienen preferencias totalmente
opuestas respecto a un par de estrategias, y lo que un
jugador gane el otro lo pierde; el famoso "dilema del
prisionero" es un juego de este tipo. Estos juegos son,
pues, estrictamente competitivos, y si bien son útiles
para el análisis, pueden considerarse como casos espe-
ciales de juegos en los cuales lo que está en riesgo es
algo más complicado que, por ejemplo, cantidades pe-
queñas de dinero. En muchas circunstancias los inte-
reses de los jugadores no son totalmente opuestos, sino
que existe la posibilidad de negociar y de cooperar (en
2 Un tratamiento muy interesante sobre este tema se en-
cuentra en Moulin (1995).
743
el sentido expresado con anterioridad), y entonces se habla
de juegos no cooperativos entre dos personas de suma
general. Estas distinciones se mantienen para casos con n
jugadores (tres o más jugadores).
Planteado el juego se presenta el problema de anali-
zarlo, esto es, predecir lo que pasará; como dice Kreps,
el concepto de "dominio" o estrategia dominante per-
mite eliminar estrategias "perdedoras" en favor de es-
trategias "ganadoras"; es una respuesta a la pregunta
¿qué no pasará? (Kreps, 1990). Éste es el primer paso
hacia la solución de un juego. Existe otro enfoque para
encontrar la solución de un juego, no excluyente del
anterior, basado en el concepto de equilibrio. Es posi-
ble encontrar distintos conceptos de soluci6n, o resul-
tados finales de un juego; unos con más éxito que otros
considerando los criterios de evaluaci6n analítica pro-
puestos por Aumann (1985: 42-43): tanto el desem-
peño de sus aplicaciones como la calidad y cantidad de
relaciones que de él se desprenden (algo así como
"por sus frutos los conoceréis").
Entre los conceptos de soluci6n destacan los si-
guientes: el "equilibrio de Nash", el "núcleo" y el "valor
de Shapley". El primero es una solución para juegos
no cooperativos, mientras que los otros dos se aplican a
juegos cooperativos. El "equilibrio de Nash" surge
cuando la elecci6n de estrategia de cada jugador es la mejor
respuesta ante la elección de estrategias, también
óptimas, por parte de los otros jugadores. Esta solu-
ción implica que ningún jugador al modificar el con-
junto de estrategias podrá obtener una mayor utilidad
si los otros jugadores mantienen sus decisiones.
El "núcleo" es un concepto de soluci6n que conside-
ra al individuo como el caso límite de una coalición, y por
tanto cabe preguntar si existen resultados que sean
racionales para cada coalición. Las coaliciones se
consideran como jugadores y el "núcleo" es la solución
a un juego cooperativo donde ninguna coalición tiene
incentivos para retirarse de manera unilateral; los re-
sultados en el "núcleo" implican que la coalición es es-
table. De acuerdo con Shubik, el "núcleo" es el conjunto
de vectores de pagos factible, Pareto óptimo e indivi-
dualmente racional (Van Neumann y Morgenstern
denominan "imputación" al vector de pagos que cum-
ple con estas propiedades) en que ninguna coalición
está en posibilidad de mejorar los pagos para todos sus
miembros. El resultado de un acuerdo se encuentra en el
"núcleo" si no existe otro resultado que le presente
competencia. En caso de que exista ese otro resultado
y sea preferido al primero, entonces se dice que aquél
domina a éste si hay una coalici6n que tenga capaci-
dad y preferencia para elegir dicho resultado. El "nú-
cleo" está definido por el conjunto de resultados que no
están dominados, en el sentido anterior, por otro;
es el conjunto de todos los resultados no dominados.
Conviene notar que las propiedades del "núcleo" supo-
nen que lo obtenido a resultas de la coalici6n se divide
de tal manera que cada miembro recibe al menos lo
que hubiera ganado sin entrar en la misma.
El "valor de Shapley" puede entenderse con mayor cla-
ridad como una respuesta a las preguntas ¿por qué unir-
se a una coalición?, ¿por qué admitir a algún indivi-
duo en una coalición? Es, pues, la formalización de la
evaluación que un individuo y una coalición elaboran
(en una escala ordinal de valor, una función de utilidad)
con respecto a lo que esperan obtener al decidir la ac-
Teoría de juegos
ción. Es una solución normativa de juegos cooperati-
vos con pagos colaterales, y propone una forma de dis-
tribuir la diferencia entre lo que un individuo hubiera
obtenido sin coalición y lo que recibe como resultado
de la misma. Es una medida del valor medio marginal del
juego para un jugador. Esta forma de distribuir los re-
sultados del juego cumple con las siguientes condiciones:
a) A cada miembro de la coalición se le otorga trata-
miento igual.
b) Si no agrega nada a la coalición, entonces no ob-
tendrá nada.
e) La suma de los valores individuales es el valor
máximo que en conjunto es posible obtener.
d) El valor de la suma de dos juegos es igual a la suma
del valor de los juegos, es decir, dos coaliciones de
jugadores sin miembros en común, si integran una
coalición obtendrán al menos lo que hubieran ganado
si no se hubieran unido. No hay restricciones a las coali-
ciones y es posible que se presente una "supercoalición".
Un caso especial del "valor de Shapley" es el "índice
de poder", definido para individuos cuya participación
o ausencia' en una coalición determina que ésta sea ga-
nadora o perdedora. Bajo estas condiciones, el "valor
de Shapley" mide la probabilidad de que un jugador de-
fina a una coalición como ganadora; es una respuesta
a la pregunta ¿cuánto "poder" tiene un individuo?
HISTORIA, TEORíA Y CRíTICA
Una de las áreas de análisis social de mayor expansión
en el último cuarto de siglo es precisamente la teoría de
juegos. Para algunos autores como Andrew Schotter
-vinculado con Morgenstern, uno de los creadores de
la teoria-, ésta puede considerarse como una de las po-
cas invenciones sociocientíficas originales del siglo xx
(Schotter, 1992: 95-112). Estos dos hechos (la expan-
sión y la originalidad) se encuentran quizá entre las
principales características de la teoría de juegos y de-
finen su desarrollo histórico. Su consolidación es el
producto de la colaboración entre un genio de las ma-
temáticas, John van Neumann (1903-1957), y Oskar
Morgenstern (1902-1977), un economista visionario,
insatisfecho con el análisis económico tradicional e
interesado en los problemas que surgen de la interac-
ción estratégica de los individuos y el desarrollo de mé-
todos cuantitativos para formalízarla.3
Como establece Weintraub, en general la historia de
la teoría de juegos pone el acento en su desarrollo den-
tro de la economía y suele suponer que a partir de la pu-
blicación del libro de Van Neumann y Morgenstern en
1944 (Carne Theory and Eeonomie Behavior) se generó
un gran interés por esta área de estudio. Sin embargo, a
fines de los años cincuenta ese interés disminuyó pues-
to que la teoría se concentró en problemas de juegos
cooperativos de difícil solución debido a los problemas
de información que presentaban, además de que se con-
sideraban poco útiles para el tipo de problemas que
interesaban a la economía. El descubrimiento del con-
cepto de "núcleo" permitió una solución que además
ayudó a unificar los desarrollos de la teoría del equilibrio
3 Ibid. Este interés también se puede ver en Morgenstern (1978:
320-361), así como en el capítulo 1 de Von Neumann y
Morgenstern (1944).
J. Mario Herrera Ramos
general con la teoría de juegos. A fines de los años se-
senta el interés vuelve a surgir asociado con los proble-
mas de información incompleta o información
asimétrica propios de los juegos no cooperativos y el
reconocimiento de que podían ser analizados mediante
el concepto de solución de Nash (presentado en 195l-
1952).
En esta parte surge una síntesis de los resultados más
interesantes y relevantes para los propósitos de este
trabajo, la investigación sobre la historia de la teoría de
juegos presentada en el libro editado por Weintraub.
Esta presentación permite subrayar tres puntos impor-
tantes para los lectores interesados en la aplicación de la
teoría, especialmente en' disciplinas distintas de la eco-
nomía. El primero se relaciona con el hecho de que
la teoría de juegos tiene una fuerte base matemática,
tanto en su origen como en su desarrollo subsecuente.
Segundo, aunque en su origen también se encuentran
temas económicos y sus avances se han logrado en re-
lación con esta disciplina, no fue en la economía don-
de la teoría de juegos recibió una buena acogida. Ter-
cero, durante su desarrollo se ha extendido a otras
áreas de estudio, al grado de que algunos autores im-
portantes pueden afirmar que todas las ciencias socia-
les son subdisciplinas de la teoría de juegos (Binmore,
1991; Aumann, 1989b).
Quienquiera que consulte un libro introductorio de
estadística podrá convencerse del interés de los espe-
cialistas en probabilidad por el análisis de los juegos
de azar. Sin embargo, en este tipo de juegos falta un
elemento importante: un adversario hábil, inteligente,
cuya participación es determinante para el resultado fi-
nal del juego. Ésta es precisamente la diferencia entre
los juegos de azar y los juegos estratégicos que a partir
de la publicación del libro de Van Neumann y
Morgenstern recibieron mayor atención por parte de
matemáticos, filósofos, economistas y politólogos.
Como en todas las áreas del conocimiento, uno de los
temas de análisis histórico su ele ser el de establecer las
aportaciones de los creadores y delimitar las influencias
cuando éstas existen. En el caso de la teoría de juegos
antes de 1944, Van Neumann tenía aportaciones que
databan de 1928. En esta parte de la historia de la teo-
ría de juegos la atención se concentra en el teorema del
minimax de Van Neumann, el cual, de acuerdo con
Binmore, es quizás el resultado más célebre de la teoría
de juegos. Aumann, por su parte, establece que es un
elemento central de donde derivan conceptos funda-
mentales como formas extensivas, estrategias puras y
teoría de la utilidad. Más aún -y esto explica el "qui-
zás" de Binmore-, el concepto de equilibrio estraté-
gico de Nash -el otro concepto fundamental- es un
resultado derivado del teorema del minimax. Final-
mente, dice Aumann, este teorema ha tenido una gran
influencia en otras disciplinas diferentes de la propia
teoría de juegos (Binmore, 1991: 6-7). Este teorema es-
tablece que todo juego de suma cero entre dos jugado-
res con un número finito de estrategias puras para cada
uno de ellos está determinado. Al admitir estrate-
gias mixtas para los jugadores, el
teorema minimax asegura que el jugador [ ... ] siempre
puede encontrar una estrategia mixta óptima correcta- .
mente computada para protegerse (minimizando el peor
de los valores esperados que puede obtener) de igual
modo que en los juegos estrictamente determinados
744
pueden identificar, aun anunciar, su estrategia óptima
pura [Morgenstern, 1978: 171].
El descubrimiento de este teorema y las influencias
que haya tenido el descubridor son materia de análisis en
los estudios de historia de la teoría de juegos. En 1713
James Waldegrave analizó un juego de cartas de-
nominado "le Her", cuyo objetivo es obtener una carta
mayor que el adversario. Los jugadores tienen posibi-
lidad de intercambiar cartas, salvo cuando uno de ellos
(quien reparte) tiene la carta más grande (rey). El pro-
blema es encontrar una estrategia ganadora que maxi-
mice la probabilidad de ganar sin importar la elección
del rival. La solución de Waldegrave es una solución
minimax que no fue generalizada, y por diversas razones
fue hasta fines de la década de 1950 cuando se recon-
sideró su trabajo.
En los primeros años de la década de 1920 Émile
Borel presentó diversos trabajos sobre juegos de dos
personas basados en trabajos de Ernst.Zermelo y Joseph
Bertrand. El primero demostró que el ajedrez es un
juego determinado, aunque se desconoce cuál es la
estrategia óptima para el jugador. El trabajo de Zermelo
es importante; entre otras cosas, porque varios
desarrollos determinantes para la teoría de juegos
derivan de él (Aumann, 1989b: 4-6).4
Bertrand, por su parte, analizó el juego de bacará, es-
pecialmente en relación con el problema de si el juga-
dor debería sacar otra carta cuando tiene una carta de
cincos. Tanto Zermelo como Bertrand sólo consideran
estrategias puras. De acuerdo con Dimond y Dimond
(1992: 15-25), Borel elaboró la primera formulación
moderna de estrategias mixtas, además de haber en-
contrado la solución para juegos de azar y de habili-
dad entre dos personas con tres o cinco estrategias po-
sibles,5 aunque expresó dudas sobre la posibilidad de
una solución minimax para juegos con más estrategias.
En su trabajo de 1928, Van Neumann probó que
para este tipo de juegos siempre había una estrategia
óptima, es decir, la primera prueba general del teore-
ma del minimax (Morgenstern, 1978: 161). La historia
resumida sugiere que después de 1928 Van Neumann
sólo publicó -en 1937- un trabajo sobre crecimien-
to económico donde usa el concepto de mini max (y la
teoría de punto fijo de Brower para probar que la tasa
de crecimiento de equilibrio tiene características aso-
ciadas al minimax), y hasta principios de la década de
1940 no volvió a retomar el tema. Sin embargo, los
trabajos recientes sobre la historia de la teoría de jue-
gos muestran dos hechos interesantes. Primero, Borel
mantuvo su interés por la teoría de juegos, aun duran-
te la década de 1930. Además, el matemático francés
René Passel publicó en 1936 la primera versión del
minimax para un público mayor, la cual apareció en una
serie de monografías del Centro Universitario del
Mediterráneo en la Universidad de Niza, colección di-
rigida por el poeta Paul Valéry. En 1938, un alumno de
Borel, Jean de Ville, quien le ayudó a elaborar las no-
tas de un curso sobre las aplicaciones de la teoría de
4 Una presentación del trabajo de Zermelo se encuentra
en J. Aumann (1989a, capo 1), y en Binrnore, 1992,
capo 1, especialmente la parte 1.4.
S Una descripción del trabajo de Borel en relación con la
teoría de juegos se encuentra en Leonard (1992: 29-76).
745
Juegos de azar, presentó una prueba del teorema del
minimax (ibid.: 162; Leonard, 1992: 45-49).
Segundo, al parecer también Van Neumann siguió
mostrando interés por el tema que consideraba como
recreativo: la teoría de juegos (no olvidemos que era
un matemático sumamente destacado y tenía otros in-
tereses centrales). Por ejemplo, existen pruebas de que
impartió cursos cortos sobre la teoría de juegos (a
principios de 1940 en la Universidad de Washington),
y también tenía material inédito que elaboró después
de 1928 y utilizó en el libro que publicó en 1944 junto
con Morgenstem, aunque algunas partes del mismo
estaban terminadas para 1942 (Leonard, 1992).6 El
libro fue bien recibido por los economistas; incluso
Jacob Marschak publicó en 1946 una exposición de la
teoría invitando a los interesados a estudiar ese nuevo
enfoque. Sin embargo, de alguna manera el interés den-
tro de la economía disminuyó. El desarrollo de la teoría
provino de posibles aplicaciones en actividades aso-
ciadas con la guerra y otros problemas militares. Pa-
radójicamente éste era uno de los intereses de Borel,
quien se vio relacionado con el Ministerio de Defensa
francés. La vinculación fuerte entre la teoría de juegos y
la economía, y desde luego las matemáticas, se pre-
senta en los años cincuenta, cuando se desarrolló una serie
de conceptos básicos para la teoría (como los con-
ceptos de solución considerados anteriormente). Parte de
ese desarrollo proviene de la relación entre lo que en
la época parecían ser dos temas de investigación diferentes:
por un lado la teoría de juegos y por otro el equilibrio
general (el tema central de investigaci6n de los economistas
por esos afias). En 1952 Shapley desarrolla el concepto de
"núcleo" y Shubik muestra que las soluciones de equilibrio
general son idénticas al "núcleo" (la curva de contrato de
Edegeworth es idéntica al "núcleo": en una economía con
un gran número de agentes, cada uno de ellos obtiene
justamente lo que contribuye a la sociedad). Los desarrollos
subsecuentes durante esos años se centraron en analizar si
ambos enfoques convergían en una misma solución. Un
poco de la insatisfacción de los economistas derivó de que
el enfoque era estrictamente cooperativo. Hacia fines de los
años sesenta una buena parte de las bases teóricas habían
sido desarrolladas, y el gran auge se inicia en los años
setenta en contextos no cooperativos en los que la solución
de Nash era de gran aplicación.
La expansión hacia otras disciplinas ha sido más len-
ta y no en forma unilateral, en modo "imperial", sino
también ha habido una especie de interacción con al-
gunos de los problemas de otras disciplinas, como la ciencia
política o la biología. Algunas aplicaciones de la teoría de
juegos a la primera se presentan desde 1953. En 1954, por
ejemplo, la Americen Political Science Review publicó un
trabajo de Shapley y Shubik sobre un método para evaluar
la distribuci6n del 'poder en un sistema de comités. En este
punto conviene considerar
6 De acuerdo con el mismo Morgenstern; el trabajo
del libro se realizó principalmente entre 1941 y 1942.
Para corroborar lo anterior (su Interés sobre el tema
entre 1928 y 1944) conviene recordar que el libro tiene
632 páginas de texto, y Von Neumann no se dedicó
tiempo completo. En 1943. por ejemplo. formó parte
de! Proyecto Manhattan. Para más detalles sobre e!
tema y en particular sobre la colaboración entre ambos
autores, e! lector puede consultar el trabajo de Urs
Rellstab (1992: 77-93).
Teoría de juegos
la experiencia de Ríker, uno de los impulsores de la
teoría de juegos en el análisis político, quien recuerda sobre
su trabajo:
Para 1954 había diagnosticado que el problema de la
ciencia política estaba relacionado con la elaboración de
teoría. Lo que en esos días se consideraba como "teoría
política" era simplemente una serie aleatoria de recetas
normativas sobre la buena sociedad. sin mención alguna
sobre arreglos institucionales. [La teoría fallaba
científicamente porque] no había afirmaciones
comprobables en forma indicativa sobre instituciones o
comportamiento. [ ... ] para que la ciencia política fuera
científica necesitaba modelos comprobables sobre
fenómenos políticos, esto es, oraciones descriptivas
refutables. Pero tal teoría no existía. [ ... ] Por esta razón,
había estado buscando, hasta cierto punto de manera
aleatoria, métodos para elaborar una teoría. Había
buscado. sin resultado. en la lógica moderna, y fue en
este punto cuando le! el documento de Shapley y
Shubík, y Elección social y valores individuales, de
Kenneth Arrow. Estos libros me llevaron a Teoría de
juegos y comportamiento económico de Von Neumann
y Morgenstern. Ahí descubrí lo que pensaba que era
necesario en la teoría política para elaborar teoría
[Riker, 1992: 208-209].7
En su importante trabajo sobre la teoría de juegos
publicado en 1957 y considerado como un texto clásico,
Luce y Raíffa, en el capítulo 12, consideran como una de las
aplicaciones de juegos con n jugadores el análisis
del poder en un congreso bipartita. Entre 1953 y 1958
Robin Farquharson elaboró su tesis doctoral, publicada
.hasta 1969, donde analiza el voto como un juego en que los
jugadores votan en forma estratégica
(Riker,1992:214-215).
Con el gran desarrollo de la teoría de juegos a fines de
los sesenta y principios de los setenta se presenta también
una serie de análisis, hasta cierto punto independientes, que
han contribuido al fortalecimiento de la teoría de juegos
dentro de las ciencias sociales.
El primer campo analítico, donde Shapley y Shubik
tienen un papel importante, se relaciona con el recono-
cimiento de que las instituciones son de gran importancia
para la interacci6n de los individuos, y que por tanto afectan
también las decisiones y sus resultados respectivos. El
segundo es el interés analítico por lo que se conoce como
"diseño de mecanismos para la asignación de recursos",
donde, de acuerdo con Hurwikz (1973: l), la estructura del
sistema económico, a diferencia del enfoque tradicional, se
considera como una incógnita en el proceso de buscar un
sistema mejor. "Una riqueza de ideas, originadas en
disciplinas tan diversas corno teoría de la computación,
administración pública, juegos y ciencias del control, en mi
opinión, ha abierto una nueva y excitante frontera para el
análisis económico." La tercera línea de análisis es la que se
desprende del trabajo de Arrow y otros. mencionado
anteriormente y asociado con lo que se conoce como la
teoría de la elección social, el diseño de
7 Peter Ordeshook (1986) considera que cinco libros son
básicos para e! inicio de la teoría política moderna; tres de
ellos (el libro de Arrow. el de Black y el de Riker, los dos
primeros de los cuales se publicaron en la década de 1950)
están directamente vinculados con la teoria de juegos.
J. Mario Herrera Ramos
mecanismos o arreglos institucionales que permitan a
los individuos expresar o, mejor dicho, revelar sus
verdaderas preferencias. La gran diversidad de
intereses de investigación y los problemas
relacionados con el diseño de instituciones donde
éstas surgen como resultado de juegos estratégicos y
además determinan las acciones de los individuos -y
por tanto es posible, como dice Hurwikz, analizar
comparativamente las propiedades de diferentes
arreglos institucionales- han hecho que la teoría de
juegos sea una herramienta de análisis sumamente útil
en las ciencias sociales. Quizá por ello algunos
autores dicen que las ciencias sociales son una
subdisciplina de la teoría de juegos, y reconocen que
proporcionar una teoría universal aplicable al
conflicto y la cooperación en sociedades .tanto
humanas como animales es un fin último de quienes
hacen teoría de juegos, aunque lo califican de
ambicioso y ridículo (Binmore el al., 1993: 2).
LíNEAS DE INVESTIGACIÓN Y DEBATE CONTEMPORÁNEO
En 1994 el premio Nobel de Economía se otorgó a John
Nash, John Harsanyi y Reinhard Selten por sus contri-
buciones a la teoría de juegos. Este premio tiene fama de
entregarse a quienes han hecho trabajo teórico con
aplicaciones importantes en la solución de problemas
reales, de modo que en cierta forma fue un reconoci-
miento a la gran influencia que la teoría de juegos ha tenido
en distintas áreas del conocimiento.
La teoría de juegos ha revolucionado el análisis de
una gran cantidad de problemas en distintas disciplinas.
En la actualidad, por ejemplo, los textos más importan-
tes de microeconomía contienen al menos un capítulo sobre
el tema, y en otros casos incluso suponen que el lector está
familiarizado con él; la llamada economía experimental
también se ha visto fortalecida al buscar pruebas de este
tipo para algunas proposiciones de la teoría de juegos. (El
lector interesado puede consultar los siguientes textos:
Varian, 1995; Kreps, 1995; Mas-
746
Colell et al., 1995; Tirole, 1988; Hey, 1996.)
El estudio de la acción colectiva también ha recibido la
influencia de la teoría de juegos para realizar el análisis de
la acción de grupo a partir del comportamiento individual, y
a partir de ahí proporcionar explicaciones de los posibles
resultados. Ejemplos de ello son, en especial, el estudio de
la provisión de bienes públicos, la toma de decisiones en
comités, movimientos sociales, sindicatos y partidos
políticos, negociación colectiva y procesos electorales
(Hardín, 1982; Sandler, 1992).
La teoría de juegos y algunos de sus resultados se han
aplicado para organizar subastas y concursos, procesos
importantes en programas de privatización, de regulación y
de promoción y competencia (Laffont y Tirole, 1993).8 Un
campo sumamente activo en la actualidad es la relación
entre la teoría de juegos y la biología con aplicaciones para
explicar el proceso de evolución.
Finalmente, áreas como la filosofía social y la ética han
sentido también el influjo de la teoría de juegos (Binmore,
1994: vols. 1 y 2).
Desde luego que las críticas a la teoría de juegos
provienen de las distintas áreas que tienen alguna relación
con ella, y al mismo tiempo, como en cualquier otra
disciplina, existe insatisfacción con ciertos resultados.
Algunas de las críticas, y subsecuentes desarrollos, se
centran en el concepto de racionalidad y la relación entre el
concepto de racionalidad limitada y el enfoque asociado
con la teoría de la evolución. En particular se discute si los
individuos se comportan conforme al equilibrio de Nash, y
en caso de que así sea, cuál equilibrio se ha de elegir.9
8 Aplicaciones directas de la teoría para resolver problemas de
subasta se encuentran en McMillan, 1994.
9 Una exposición de las críticas a la teoría de juegos está
fuera del interés de este trabajo. El lector interesado puede
consultar a los siguientes autores: Kreps, 1990: caps. 4, 5 y 6;
Binmore et al., 1993; Rubinstein, 1998; Samuelson, 1998,
especialmente los capítulos 1, 2 y 3; Mailath, 1998: 1347·
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