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De aplicación: casos o simulaciones: sirven para hacer funcionales (es decir, usar)
unos contenidos de información. Consisten en acciones realizadas en situaciones
artificiales, que remedan o simulan las situaciones naturales. Tienen dos partes: el caso
o ejemplo y las actividades.
Por eso es necesario prestar atención al uso de los verbos. Estos, en infinitivo o en modo
imperativo, indican la tarea.
Se recomienda organizar las indicaciones de manera secuencial.
Puede resultar más claro y operativo construir consignas con un sólo verbo, que solicite
una sola tarea; o bien, un sólo tema y más de una tarea para ese sólo tema.
Las consignas admiten el uso del infinitivo, forma que denota la significación del verbo
en abstracto, sin tiempo, número, ni persona. Expresa la idea del verbo como un nombre
en acción. Tiene valor nominal y por ello cumple las funciones propias del sustantivo,
aunque en el cotexto de la consigna adquiere un valor de acción a realizar, es decir, un
matiz imperativo.
Otro modo de redactar las consignas es mediante el uso del verbo con sus variaciones
morfosintácticas: tiempo, modo, voz, número y persona. Se recomienda la
homogeneidad en el uso de los verbos en los enunciados, sobre todo de las pruebas, en
particular, las de tipo objetivo o de respuesta cerrada; porque en los troncos de los
ítems, los verbos expresan la acción (analice, subraye, identifique, etc.) que debe
realizar el alumno.
Tiempo: presente. Se asocia a la persona. En el caso del presente es una de las
categorías del grado que corresponde al momento actual. Si un proceso está expresado
en grado presente significa que es simultáneo con el acto de enunciación.
Modo: imperativo (subjuntivo en las subordinadas), en la mayoría de los casos significa
las muy variadas formas que indican el grado de voluntad del emisor del mensaje, en
este caso del docente que escribe las consignas y da determinada orden o indica
determinada acción a realizar.
Supone la doble presencia del sujeto hablante y del sujeto oyente: la condición no es
realizada más que por una segunda persona del singular o del plural o de la primera del
singular, que por definición implica siempre otra persona, lo cual en el caso del
imperativo, la segunda.
Con este verbo el/la docente expresa su voluntad de forma directa al dar, a su mensaje,
el sentido de una orden proferida ante el/la estudiante presente y espera mover con ella
la voluntad de quien la recibe, para la inmediata concreción del proceso. De ese modo,
se cumple la función apelativa del lenguaje.
El imperativo es también una forma particular del subjuntivo en uno de sus sentidos
básicos: el desiderativo. En particular, el subjuntivo contiene un modus irrealis, es
decir, que lo que se expresa por su intermedio no tiene más realidad que lo que emana
de pertenecer a la voluntad del emisor del mensaje. Lo real será el acto en sí, o sea, la
realización de la tarea por parte del /la receptor/a del mensaje.
Voz: se utiliza la activa porque el sujeto es quien ejecuta la acción.
Se agregan las últimas páginas del libro cuya portada aparece a continuación porque
resulta de utilidad la lista de verbos que las autoras han relevado en el uso de las
consignas, con las respectivas acepciones.