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La evaluación de la formación es un 

método que permite controlar la calidad de una


acción formativa y determinar sus resultados, tanto a nivel de aprendizaje como de
impacto en las competencias profesionales de los trabajadores.

Las acciones formativas contribuyen a alcanzar objetivos relativos al empleo y a la


mejora de las condiciones sociales y económicas de los trabajadores y las empresas. Por
ello, la evaluación de la formación implica no sólo mecanismos para medir la
satisfacción y el aprendizaje sino también los resultados y efectos, sean directos o
indirectos.

Existen tres momentos diferentes para realizar la evaluación de la formación, cada uno
de ellos con objetivos propios.

 El primero es antes de impartir el curso. Tiene como objeto evaluar los


conocimientos previos del alumnado para saber si el curso a impartir es el
adecuado y también se evalúa la calidad de la acción formativa en relación con
la demanda o necesidad.
 El segundo, durante la formación. En este momento la evaluación está
orientada a realizar ajustes y mejoras que permitan cumplir los objetivos.
 Y el tercero, al finalizar el curso, cuando la evaluación verifica si se han
cumplido las metas propuestas.

Tanto los formadores, profesionales, superiores inmediatos y responsables de


área como los alumnos/as, pueden realizar la evaluación de la formación. Según la
etapa del proceso de evaluación de la acción formativa será uno u otro quien se
encargue de evaluar la acción formativa.

A la hora de evaluar la acción formativa utilizaremos diferentes instrumentos


dependiendo de quienes realicen dicha evaluación. Pueden ir desde encuesta de
satisfacción de los participantes o de los docentes hasta test a participantes
y cuestionarios de aplicación según profesionales, superiores o responsables de área

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