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UNIDAD 5
La protección de los
consumidores en
el ordenamiento
jurídico
Presentación
argentino
Responsabilidad por daños
LA PROTECCIÓN DE LOS CONSUMIDORES EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ARGENTINO
Finalmente revisamos aspectos relacionados con las acciones de incidencia general o colectiva.
Responsabilidad por Daños en la Ley de Defensa del Consumidor
Estuvimos analizando en los módulos anteriores que el consumidor se constituye como un sujeto
estructuralmente débil en las relaciones de consumo, como así también es un consumidor que se encuentra
sujeto a riesgos y accidentes derivados, entre otros, de los peligros o defectos de productos elaborados,
deficiencias de información en la oferta de productos y servicios, además de posibles engaños en la publicidad
recibida.
Con base en este fundamento, la Ley N° 24.240 establece una responsabilidad de tipo objetivo. Esto significa
que basta con probar que se ha producido un daño por la utilización de un producto o servicio para que surja
la responsabilidad del proveedor, sin necesidad de probar que haya actuado con intencionalidad o culpa en
su producción.
Se pueden distinguir, a la fecha, tres momentos en cuanto a las disposiciones y regulaciones que, sobre la
materia de reparación de daños, se han previsto en la Ley 24.240 de Defensa del Consumidor.
En tal sentido, debe describirse en primer término la previsión legal de la ley respecto de la reclamación de daños,
existente con anterioridad a la reforma introducida a la Ley 24.240 mediante la Ley 26.361 del año 2008.
Así, en primer lugar y con carácter general, la Ley de Defensa del Consumidor dispone:
“ARTICULO 10 bis. - Incumplimiento de la obligación. El incumplimiento de la oferta o del contrato por
el proveedor, salvo caso fortuito o fuerza mayor, faculta al consumidor, a su libre elección a:
a) Exigir el cumplimiento forzado de la obligación, siempre que ello fuera posible;;
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c) Rescindir el contrato con derecho a la restitución de lo pagado, sin perjuicio de los efectos
producidos, considerando la integridad del contrato.
Todo ello sin perjuicio de las acciones de daños y perjuicios que correspondan.”
Por su parte, el artículo 17 de la Ley prevé para casos de incumplimiento de la garantía:
a) Pedir la sustitución de la cosa adquirida por otra de idénticas características. En tal caso el
plazo de la garantía legal se computa a partir de la fecha de la entrega de la nueva cosa;;
b) Devolver la cosa en el estado en que se encuentre a cambio de recibir el importe equivalente
a las sumas pagadas, conforme el precio actual en plaza de la cosa, al momento de abonarse
dicha suma o parte proporcional, si hubiere efectuado pagos parciales;;
En todos los casos, la opción por parte del consumidor no impide la reclamación de los eventuales
daños y perjuicios que pudieren corresponder.”
Continuando con las cuestiones referidas a la reparación de daños, la Ley 24.240 establece expresamente en
su Art. 40, para los casos en los cuales medie vicio o riesgo de la cosa o de la prestación, la responsabilidad
solidaria y objetiva de quienes produzcan, distribuyan o comercialicen bienes o servicios, sin perjuicio de que
estos últimos puedan dirimir posteriormente su responsabilidad y participación en el daño ocasionado mediante
las acciones de repetición.
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La regulación en estos casos se asienta en los siguientes fundamentos:
• Criterio respecto de daños derivados de vicio o riesgo en bienes: “ficción jurídica”- responsabilidad de
todos los agentes intervinientes.
• Responden en tal caso el fabricante, importador, mayorista, minorista, etc.
• Responsabilidad “aguas abajo”, frente al consumidor, de tipo objetiva y solidaria (no hace falta
probar culpa alguna).
• Acciones de regreso “aguas arriba” entre “proveedores”, prevista como lógica consecuencia para
discriminar responsabilidades entre proveedores.
Sin duda el citado artículo 40 ha otorgado una mayor protección al consumidor o usuario víctima de un daño, al
quedar relevado de la difícil prueba de la culpa, y al mismo tiempo, al permitirle reclamar y/o demandar en forma
indistinta tanto al fabricante como a los demás integrantes de la cadena de comercialización de los productos.
Nos dice en el fallo de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, sala C S., M. Á. y otros c. Repsol YPF
Gas S.A. s/ daños y perjuicios. (AR/JUR/45138/2014)
El fabricante-vendedor se aprovecha económicamente introduciendo un bien en el circuito, creando un riesgo con
el producto que vende, sea en forma directa, cuando es vendedor de sus propios productos, o de manera mediata,
a través de un tercero vendedor. El factor objetivo de atribución del “riesgo creado” es el que prima en la
responsabilidad civil del fabricante, aunque hay quienes sostienen que, en rigor, ésta se explica por el factor de
aposición objetivo “garantía”, entendiéndose a éste como la seguridad que presta el fabricante por sus productos
introducidos en el mercado para el consumo (Cfr. SAGARNA, Fernando Alfredo, “Responsabilidad del fabricante-
vendedor por productos elaborados”, LA LEY 2006-B-301, AR/DOC/1010/2006). De todos modos, cualquiera sea
el fundamento último de esta responsabilidad, subsiste igualmente la relevancia de la obligación de seguridad
referida, siempre subyacente….
Respecto a la prueba a presentar, se dice en el mismo fallo:
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“…Como quedó dicho, puesto que la referida obligación de seguridad es de resultado, no pesa sobre la víctima
el deber de acreditar que se trata de una “cosa” deficiente o generadora de riesgo. Tal es un precepto exclusivo
de los confines de la esfera extracontractual, los que no se compadecen con los de la relación de consumo.
Pero además, la reforma de la ley 26.361 ha incidido en aspectos procesales, consagrando beneficios
probatorios a favor de los consumidores y usuarios. En tal inteligencia, el art. 53, párrafo tercero, de la ley 24.240,
modificado por la ley 26.361, establece: “Los proveedores deberán aportar al proceso todos los elementos de
prueba que obren en su poder, conforme a las características del bien o servicio, prestando la colaboración
necesaria para el esclarecimiento de la cuestión debatida en juicio”.
En cuanto a la reparación del daño causado, debe ser integral para el consumidor, es decir, que la indemnización
debe colocar a la víctima en la misma situación que tenía antes del hecho dañoso.
Daño Directo. Art. 40 bis:
Fundamento
A los fines de desarrollar la figura del daño directo, proponemos describir a continuación la modalidad existente
para reclamos de daños por parte del consumidor, comenzando por la situación anterior a la reforma de la Ley
26.361 que en el año 2008 modifica de manera integral la Ley 24.240.
Con anterioridad a la reforma entonces, y ante una denuncia administrativa por presunta infracción, la audiencia
conciliatoria era la única instancia administrativa en la cual, por vía de acuerdo, podía obtenerse una reparación
ante un reclamo de daños. Ya que, caso contrario, la administración continuaba instruyendo las actuaciones por
presuntas infracciones, pero para aplicar -en su caso- una sanción al proveedor;; multa que tenía como destino
el ingreso a las rentas generales de la propia administración pública.
En consecuencia, para poder hacer efectiva la reparación del daño, el consumidor debía iniciar la consecuente
acción judicial: el juicio sumarísimo (o más breve de la jurisdicción del caso). Ambas acciones, denuncia ante
la autoridad de aplicación y acción judicial, resultaban complementarias, si bien en un caso se obtenía una
sanción por parte de la administración y en el otro la debida reparación por parte del poder judicial para el
consumidor.
A partir del año 2008, con la sanción de la ley 26.361, se crearon dos institutos relevantes relacionados con la
materia: el Daño Directo y el Daño Punitivo.
Las figuras del “Daño directo” y del “Daño punitivo” fueron dos de las principales reformas introducidas por la ley
N° 26.361 en el 2008. Dos cambios sustanciales por medio de los cuales, en el caso de la incorporación del
artículo 40 bis a la Ley 24.240 (daño directo), se dio la potestad a los órganos administrativos de fijar una
reparación del daño directo a favor del consumidor y, en el caso del nuevo 52 bis (daño punitivo), se facultó a
los jueces a fijar una sanción o multa civil a favor del consumidor, adicional a la reparación general del daño
sufrido, denominado “daño punitivo”, el cual abordaremos con mayor detalle en esta Unidad.
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La figura del daño directo determinó una nueva posibilidad de reclamo para el consumidor, puesto que ya no
solo la etapa conciliatoria era pertinente para la obtención de una posible reparación (de mediar acuerdo de
partes), sino que, en caso de no mediar acuerdo, junto con la instrucción del sumario -por parte de la Autoridad
de Aplicación- para aplicar sanciones, existía la posibilidad de determinar una reparación de daños (en el mismo
acto administrativo) a favor del consumidor, de hasta cinco canastas Hogar 3 del INDEC.
Es decir, el consumidor ya no debía concurrir a los tribunales (salvo que las sumas a demandar fueran superiores
al tope establecido) para poder obtener una reparación concreta, dejando aclarado que dicha determinación
resultaba apelable con efecto suspensivo.
El Art. 40 bis establecía que la Autoridad de Aplicación de la Ley N° 24.240 podía fijar un resarcimiento del daño
sufrido por el consumidor relacionado con el “daño directo” - inmediato - que haya sufrido un consumidor
derivado de una relación de consumo incumplida. Lo que implica que solo será considerado el daño que resulta
invariablemente del incumplimiento, según el curso natural y ordinario de las cosas.
De lo anteriormente mencionado surge la necesidad de remitirse al Código Civil que, en su anterior art. 901
expresaba que “las consecuencias de un hecho que acostumbra suceder, según el curso natural y ordinario de
las cosas, se llaman en este código ‘consecuencias inmediatas’. Las consecuencias que resultan solamente de
la conexión de un hecho con un acontecimiento distinto, se llaman ‘consecuencias mediatas’. Las consecuencias
mediatas que no pueden preverse se llaman ‘consecuencias casuales’.”
1. La existencia de la infracción a algún tipo legal de la Ley N° 24.240.
2. La existencia del daño directo en perjuicio del consumidor.
3. El nexo causal entre la infracción y el daño.
El criterio para la indemnización que asume la norma atiende a volver, en la medida de lo posible, las cosas al
estado anterior al daño sufrido.
Es necesario aclarar que pueden darse casos en los que se verifique una infracción, pero que ella no genere
daño directo en perjuicio del consumidor (en general infracciones de índole formal). Asimismo, cabe considerar
que en caso de que la conducta denunciada no constituya infracción a las normas de protección al consumidor,
no se configura la existencia de daño directo.
El daño debía ser probado por los organismos de aplicación, pero el consumidor, como tercero, debía colaborar
en la instancia sumarial poniendo a disposición los elementos que fueran requeridos por el organismo. En este
sentido, rige el mismo principio de libertad probatoria que se encuentra establecido para determinar la existencia
de infracciones a la Ley de Defensa del Consumidor.
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El proveedor, obviamente, podía ejercer su derecho a defensa con respecto al acto administrativo que contenía
el daño. Y, con anterioridad, impugnar pruebas, ya que se le corría traslado de estas, o proponerlas en
oportunidad del descargo. El consumidor, por otro lado, no podía apelar el daño impuesto por no ser parte del
sumario administrativo.
Asimismo, la ley imponía un tope a los montos indemnizables al fijar que la suma en concepto de daño directo
no podía superar el equivalente a cinco Canastas Básicas Total para el Hogar 3 del INDEC.
En torno a la figura del daño directo se planteó un debate con respecto a su constitucionalidad, y la principal
crítica a este instituto radicó en que se le otorgó a la Administración una facultad exclusivamente judiciable.
Sobre el tema, la Corte, en el caso Ángel Estrada ANGEL ESTRADA Y CÍA S.A. C/ RESOL. 71/96 - SEC. ENER.
Y PUERTOS, ha manifestado que los organismos administrativos pueden efectuar determinaciones de daño
siempre y cuando posean criterios de especialidad e independencia para tal determinación. Y justamente ello
provocó que la figura que analizamos del Daño Directo sufriera una nueva modificación dispuesta con la sanción
de la Ley 26.993, que crea el Sistema de Resolución de Conflictos en las Relaciones de Consumo y contemplada
por la Ley 26.994 que aprueba el Código Civil y Comercial de la Nación.
Modificación del Daño Directo a partir de la sanción de la Ley 26.993
Nos hemos referido “en pasado” al explicitar la aplicación de la figura del Daño Directo en sede administrativa por
parte de la autoridad de aplicación, ya que esa figura sufre una nueva modificación, esta vez con la sanción de la
Ley 26.993 ya referida. En el marco de la reforma “integral” en cuanto a las modalidades de aplicación de la Ley
24.240 que se definen en el nuevo régimen legal (COPREC-AUDITORES- FUERO ESPECIAL DE CONSUMO),
se vuelve a modificar la figura del Daño Directo. Así, la nueva redacción resulta la siguiente:
“ARTICULO 40 bis: Daño directo. El daño directo es todo perjuicio o menoscabo al derecho del usuario
o consumidor, susceptible de apreciación pecuniaria, ocasionado de manera inmediata sobre sus
bienes o sobre su persona, como consecuencia de la acción u omisión del proveedor de bienes o del
prestador de servicios.
Los organismos de aplicación, mediante actos administrativos, fijarán las indemnizaciones para reparar
los daños materiales sufridos por el consumidor en los bienes objeto de la relación de consumo.
Esta facultad sólo puede ser ejercida por organismos de la administración que reúnan los siguientes requisitos:
La norma de creación les haya concedido facultades para resolver conflictos entre particulares y la
razonabilidad del objetivo económico tenido en cuenta para otorgarles esa facultad es manifiesta
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Este artículo no se aplica a las consecuencias de la violación de los derechos personalísimos del
consumidor, su integridad personal, su salud psicofísica, sus afecciones espirituales legítimas, las que
resultan de la interferencia en su proyecto de vida ni, en general, a las consecuencias no patrimoniales.
(Artículo sustituido por art. 59 de la Ley N° 26.993 B.O. 19/09/2014”)
La nueva redacción, que guarda relación con la establecida en el nuevo Código Civil y Comercial unificado,
sigue básicamente los lineamientos del fallo de la CSJN Ángel Estrada, ya que el propio texto prevé que los
organismos administrativos encargados de su aplicación deben cumplir determinados requisitos para ello. Y
justamente en atención a dicha previsión es que surge y se crea la figura de la Auditoría en las Relaciones de
Consumo, que será el organismo administrativo independiente que aplicará la nueva figura del daño directo
a favor del consumidor, con un procedimiento breve, en caso de que el reclamo no sea conciliado en el ámbito
del COPREC.
Funcionamiento del régimen actual respecto de la reparación de daños
En principio y para la Capital Federal, un consumidor que sea víctima de un incumplimiento legal o contractual
por parte del proveedor y que de dicha acción u omisión se derive un daño que lo perjudique, deberá:
1. Acudir Servicio de Conciliación Previa en las Relaciones de Consumo (COPREC) para solicitar la
intervención de un conciliador de consumo para la resolución del conflicto, siempre que no supere el
monto de 55 salarios mínimos, vitales y móviles (caso contrario, deberá pedir una mediación
convencional previa al juicio, para luego poder concurrir, en su caso, a la justicia nacional ordinaria -
civil o comercial-).
3. El acto administrativo que dicte el Auditor podrá ser recurrido por las partes, en principio, con efecto suspensivo
(suspende los efectos y ejecución del acto impugnado, hasta tanto se expida el tribunal). En tal caso, tomará
intervención la Justicia Nacional en las Relaciones de Consumo, que resolverá la apelación.
4. El “circuito” se cerrará notificando (tanto la Auditoria como la Justicia en las relaciones de consumo)
a la autoridad de aplicación -Secretaría de Comercio- el fallo o acto dictado en contra del proveedor,
con la finalidad de que esta autoridad, además, instruya un sumario para aplicar sanciones al
proveedor por la falta cometida (por violar el “orden público de consumo”), además de la sentencia
de reparación de daños que se haya determinado a favor del proveedor.
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Si bien ambas instancias se encuentran en proceso de conformación, serán desarrolladas con mayor detalle a
continuación, en base a lo dispuesto por la mencionada Ley 26.993.
Auditoria en las Relaciones de Consumo
Conforme la normativa en estudio, el segundo ámbito o estamento que se crea para atender los reclamos de
los consumidores, en caso de que el acuerdo conciliatorio no sea posible en el COPREC, es la Auditoría en
las Relaciones de Consumo. Este organismo administrativo tendrá como finalidad entender en la reclamación
del daño directo que sufra el consumidor como consecuencia de la acción u omisión del proveedor en el
contrato de consumo, y podrá determinar su resarcimiento hasta un monto de 15 salarios mínimos, vitales y
móviles.
Cobra mucha relevancia, en el contexto de la reforma legal que analizamos, la creación de la Auditoria, ya que
la norma reforma también la redacción del artículo 40 bis de la Ley 24.240 -Daño Directo- (único aspecto
sustancial de los cambios introducidos, ya que el resto ha sido reforma procedimental) y, como consecuencia
de tal modificación, a partir de su vigencia únicamente los organismos administrativos de la ley 24.240 que
cumplan los requisitos que prevé el “nuevo” art. 40 bis podrán efectuar reparación de Daño Directo en sede
administrativa. Con base en ello, las autoridades de aplicación de las provincias solo podrán en lo sucesivo
determinar reparaciones de Daño Directo -en forma conjunta con las multas para los proveedores- a favor de
los consumidores, en cumplimiento a lo allí expresado.
Y es justamente por esta cuestión que la Ley 26.993 crea la Auditoría en las Relaciones de Consumo, para que
se pueda continuar determinando las reparaciones de daño en sede administrativa, ya que los auditores
cumplimentarán todos los requisitos previstos por la norma para poder realizar dicha tarea.
Características
Los integrantes de la Auditoría se designarán por concurso público (art. 24, Ley 26.993), durarán 7 años en su
cargo y esta se constituirá como organismo administrativo independiente (bajo la figura de organismo
descentralizado/desconcentrado) de la administración, en el ámbito del actual Ministerio de Producción de la
Nación. Como ya hemos referido, su finalidad será proceder a determinar y reparar el daño directo que sufran
los consumidores hasta un monto de 15 salarios mínimos, vitales y móviles. No tendrá competencia para reparar
daño físico o moral.
Conforme la definición del Daño directo del art. 40 bis de la Ley 24.240, tiene competencia para resolver sobre
el daño material producido en los equipos o bienes del consumidor. El trámite será gratuito para el consumidor
y no será necesario el patrocinio letrado, el cual será requerido para apelar el acto administrativo, en caso de
que no resultara favorable para el consumidor. En tal caso, intervendrá la Cámara de Apelaciones del Fuero de
Consumo en la instancia de apelación y el recurso se concederá -en principio- con efecto suspensivo, salvo que
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pudiere resultar un daño irreparable para el consumidor, en cuyo caso se concederá con efecto devolutivo, es
decir, deberá cumplirse la sentencia administrativa a favor del consumidor.
El trámite previsto será muy breve, con producción acotada de pruebas, fijándose al efecto una única audiencia
pública y oral, con registro fílmico, para finalmente dictar el acto administrativo en un plazo máximo de 60 días.
El Auditor podrá de oficio disponer de medidas para mejor proveer, con la finalidad de comprobar la verdad
material de los hechos. Si el caso resultase muy complejo o requiriese de producción de pruebas específicas, el
Auditor podrá así disponer y la causa podrá ser continuada en la Justicia de Consumo.
Características de la Justicia en las relaciones de consumo
En esta vía judicial el consumidor requerirá de patrocinio jurídico obligatorio, pudiendo recurrir a los patrocinios
jurídicos gratuitos existentes, creándose adicionalmente, al efecto, 3 (tres) Defensorías Públicas Oficiales para
atender las demandas de los consumidores (art. 47). El consumidor gozará del Beneficio de Justicia Gratuita
previsto actualmente en artículo 53 de la Ley 24.240, aunque la parte demandada podrá -en su caso- acreditar
la solvencia del consumidor mediante incidente, en cuyo caso cesará el beneficio. El procedimiento será muy
abreviado, con posibilidad de producción integral de pruebas, y se prevé que la sentencia de primera instancia
sea dictada en un plazo de 60 días. También este fuero entenderá en la instancia de alzada para las apelaciones
que realicen los proveedores, relacionadas con las multas que imponga la autoridad de aplicación en la
instrucción de los sumarios por inobservancias a las previsiones de las Leyes 24.240, 22.802 y 25.156,
apelaciones que se concederán con efecto devolutivo, debiendo depositarse el importe de la multa previamente
en el organismo para que el recurso sea concedido. Cabe recordar que una vez dictada la sentencia por parte
del juez de consumo, o el acto administrativo -en su caso- por parte del Auditor, se disparará una notificación de
las resoluciones a la autoridad de aplicación (Secretaría de Comercio), para que esta adicione -de corresponder-
las multas y penalidades previstas a los proveedores que vulneren las previsiones de la ley o del contrato con
el consumidor.
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Consideraciones finales
Para finalizar cabe consignar que la norma invita a las jurisdicciones locales (provincias y Ciudad Autónoma de
Buenos Aires) a adecuar sus regímenes procesales y/o procedimentales a los previstos en la ley. Esta adecuación
podrá ser total o parcial, adecuando cada instituto o instancia a las realidades, recursos y necesidades de cada
jurisdicción, pudiendo aprovecharse total o parcialmente ámbitos o institutos ya existentes -para facilitar y simplificar
la implementación del nuevo sistema- tales como registros de mediadores, juzgados de faltas, de menor cuantía,
etc., contando para ello con todo el apoyo, asesoramiento y cooperación -conforme lo prevé el art. 77 de la ley-
de la Autoridad Nacional de Aplicación, la Secretaría de Comercio.
Daño Punitivo
El instituto del daño punitivo recogido en nuestra legislación a partir también de la reforma del año 2008, tiene
sus orígenes en el derecho anglosajón y ha sido adoptado en diversos países.
Esta figura es una sanción a quien produce el daño pero no solo pretende castigar, sino también disuadir tanto
a quien lo ha causado como a otros posibles infractores. Por ende, podría considerárselo como una multa con
sustento retributivo y ejemplificador pero no como una indemnización compensatoria hacia la víctima. Esta
multa es independiente de cualquier otra indemnización que correspondiere por el actuar lesivo del proveedor.
En caso de pluralidad de proveedores, todos responderán solidariamente manteniendo, obviamente, su derecho
a repetir.
A diferencia del Daño Directo, el Daño Punitivo solo se determina judicialmente y a instancias del damnificado.
Existe un tope previsto en la ley que equivale al monto máximo de multa con la que puede sancionar
administrativamente al proveedor, que asciende a los (Pesos cinco millones $5.000.000).
Jurisprudencialmente se han ido construyendo parámetros a la hora de evaluar el quantum del daño
estableciendo que se deberá tener en cuenta, como ser: a) la gravedad de la falta;; b) la situación particular del
dañador;; c) los beneficios obtenidos con el ilícito;; d) la finalidad disuasiva futura perseguida.
Al respecto dice el art. 52 bis de la Ley 24.240 que “Al proveedor que no cumpla sus obligaciones legales o
contractuales con el consumidor, a instancia del damnificado, el juez podrá aplicar una multa civil a favor del
consumidor, la que se graduará en función de la gravedad del hecho y demás circunstancias del caso,
independientemente de otras indemnizaciones que correspondan. Cuando más de un proveedor sea
responsable del incumplimiento responderán todos solidariamente ante el consumidor, sin perjuicio de las
acciones de regreso que les correspondan. La multa civil que se imponga no podrá superar el máximo de la
sanción de multa prevista en el artículo 47, inciso b) de esta ley.”
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LA PROTECCIÓN DE LOS CONSUMIDORES EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ARGENTINO
“En una acción incoada a efectos de que se condene a una empresa de telefonía celular a entregar al actor el
equipo telefónico cuyo precio abonó, resulta procedente imponer a la demandada una suma por daño punitivo
pues, su contumacia y su reticencia en cumplir con las obligaciones contraídas, torna aplicable lo establecido en
los arts. 10 y 52 bis de la ley 24.240, texto según ley 26.361.” Gramajo Salomón, Juan Pablo c. Telefónica Móviles
Argentina S.A. (Movistar) Publicado en: LA LEY 29/06/2010, 29/06/2010, 7 Cita Online: AR/JUR/26629/2010
Acciones individuales y acciones de incidencia general o colectiva
Definición:
A fin de contar con herramientas procesales que garanticen a los consumidores los derechos reconocidos en la
Constitución Nacional y en las normas protectorias, la Ley 24.240 de Defensa del Consumidor dedica el Capítulo
VIII a las acciones judiciales.
Las acciones contempladas en el texto legal permiten solicitar el cese o la reparación de los daños causados en
la relación de consumo y obtener una reparación integral.
Teniendo en cuenta la particular debilidad de los consumidores, se otorga a este colectivo una mayor protección
a través de herramientas procesales que facilitan el acceso a la justicia, como ser:
• Procedencia del régimen procesal más abreviado vigente en la jurisdicción
• Beneficio de gratuidad en las acciones
• Carga dinámica de la prueba (deber de colaboración)
Nos dice entonces el artículo 53 de la Ley 24.240:
ARTICULO 53. - Normas del proceso. En las causas iniciadas por ejercicio de los derechos establecidos en
esta ley regirán las normas del proceso de conocimiento más abreviado que rijan en la jurisdicción del
tribunal ordinario competente, a menos que a pedido de parte el Juez por resolución fundada y basado en la
complejidad de la pretensión, considere necesario un trámite de conocimiento más adecuado.
Quienes ejerzan las acciones previstas en esta ley representando un derecho o interés individual, podrán
acreditar mandato mediante simple acta poder en los términos que establezca la reglamentación.
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LA PROTECCIÓN DE LOS CONSUMIDORES EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ARGENTINO
Los proveedores deberán aportar al proceso todos los elementos de prueba que obren en su poder,
conforme a las características del bien o servicio, prestando la colaboración necesaria para el
esclarecimiento de la cuestión debatida en el juicio.
Las actuaciones judiciales que se inicien de conformidad con la presente ley en razón de un derecho o
interés individual gozarán del beneficio de justicia gratuita. La parte demandada podrá acreditar la
solvencia del consumidor mediante incidente, en cuyo caso cesará el beneficio.
En caso de desistimiento o abandono de la acción de las referidas asociaciones legitimadas la titularidad
activa será asumida por el Ministerio Público Fiscal.
Con la reforma introducida por la ya mencionada Ley 26.993, se ha dispuesto la creación de la Justicia Nacional
en las Relaciones de Consumo, un fuero especializado en la materia, que contará en CABA con 8 jueces de
primera instancia y una Cámara de Apelaciones con dos salas. El procedimiento previsto para la sustanciación de
las causas de consumo goza del beneficio de justicia gratuita para el consumidor, es muy abreviado, oral y actuado,
con la finalidad de que se obtenga pronunciamiento en muy breve plazo (60 días), para fijar reparaciones de daño
de carácter integral. También el Juez podrá aplicar la multa que establece el artículo 52 bis de la ley 24.240, a cuyo
efecto no se encontrará limitado por el monto establecido en el artículo 42 de la ley 24.240 (no supere el valor
equivalente a cincuenta y cinco (55) Salarios Mínimos, Vitales y Móviles).
En cuanto al interior del país y en atención a nuestro régimen federal, se dispone en el Art. 77 de la Ley 26.993,
literalmente:
“ARTICULO 77. - Invitación. Invitase a las jurisdicciones locales a adherir a la presente ley, para lo cual
deberán adecuar sus regímenes procesales y/o procedimentales.
Invítese a las jurisdicciones locales a la creación del fuero del consumidor y/o a determinar qué tribunal
será competente a efectos de adecuarse a la presente ley.
La opción de las vías procesales previstas en la presente ley no será causal de restricción o limitación
alguna para que el consumidor o usuario pueda ejercer plenamente sus derechos y accionar ante la
justicia en la jurisdicción local.
A tales fines, se encomienda a la autoridad de aplicación nacional de la ley 24.240 y sus modificatorias,
la gestión y celebración de convenios de cooperación, complementación y asistencia técnica con las
mencionadas jurisdicciones.”
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LA PROTECCIÓN DE LOS CONSUMIDORES EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ARGENTINO
Acciones colectivas
La problemática del consumo en general, si bien muchas veces refiere a problemas de tipo individual del
consumidor (Ej.: falta de entrega de un auto;; una reparación indebida, algún problema de garantía, etc.), muchas
veces guarda relación con problemas o incumplimientos que afectan a un número muy grande de consumidores:
(ej.: un débito indebido a todos los clientes del banco tal;; un seguro de vida impuesto compulsivamente a todos
los titulares de cuentas del banco tal, etc.)
Históricamente, ante esta situación, cada persona en forma individual tenía que iniciar una demanda para hacer
cesar el cargo ilícito, con todos los costos que ello implicaba. Y en realidad era una acción similar, reiterada
infinitas veces.
La Ley de Defensa del Consumidor, para atender este tipo de situaciones, previó legitimación general a diversos
actores para que puedan representar a todos los consumidores que se encuentren en una idéntica situación de
afectación en materia de consumo por parte de un proveedor, para así llevar adelante un único juicio que ponga
fin a un hecho o acto ilícito. En vez de repetir miles de veces el mismo juicio, se inicia una sola acción judicial
que dé respuesta a un litigio que afecta a un colectivo de consumidores.
La sentencia que haga lugar a la pretensión hará cosa juzgada para el demandado y para todos los
consumidores o usuarios que se encuentren en similares condiciones, excepto para aquellos que manifiesten
su voluntad en contrario previo a la sentencia en los términos y condiciones que el juez disponga.
Es relevante señalar el sentido económico de la acción colectiva, ya que mensurados en forma individual, los
montos pueden ser pequeños, a veces ínfimos, pero tomando el conjunto de particulares damnificados, las
sumas pueden ser millonarias. Y entonces, por el interés individual, es bajo el incentivo a reclamar, pero en
nombre y representación del conjunto, no. Por eso la ley prevé que determinados actores puedan representar a
un conjunto de consumidores a fin de evitar que muchos de estos reclamos queden sin juzgamiento por una
cuestión de incentivos y de costo económico.
El artículo 43 de la Constitución Nacional
La carta magna consagra el amparo individual, que comprende además aquellas situaciones donde la afectación
de derechos no solamente contemple una situación individual, sino que por su repercusión social extienda sus
efectos a un colectivo de consumidores
“Artículo 43.- Toda persona puede interponer acción expedita y rápida de amparo, siempre que no exista
otro medio judicial más idóneo, contra todo acto u omisión de autoridades públicas o de particulares, que
en forma actual o inminente lesione, restrinja, altere o amenace, con arbitrariedad o ilegalidad manifiesta,
derechos y garantías reconocidos por esta Constitución, un tratado o una ley. En el caso, el juez podrá
declarar la inconstitucionalidad de la norma en que se funde el acto u omisión lesiva.
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Podrán interponer esta acción contra cualquier forma de discriminación y en lo relativo a los derechos
que protegen al ambiente, a la competencia, al usuario y al consumidor, así como a los derechos de
incidencia colectiva en general, el afectado, el defensor del pueblo y las asociaciones que propendan a
esos fines, registradas conforme a la ley, la que determinará los requisitos y formas de su organización.”
Legitimación procesal
Conforme al artículo 52 de la Ley N° 24.240 se otorga legitimación activa, es decir, aptitud para accionar
judicialmente, no solo al consumidor (titular del derecho subjetivo) en forma directa, sino también a las
asociaciones constituidas y reconocidas como personas jurídicas que resguardan los derechos colectivos, a la
autoridad de aplicación nacional o local, al Ministerio Público y al Defensor del Pueblo de la Nación.
En síntesis, las únicas personas habilitadas para iniciar las correspondientes acciones judiciales en defensa de los
derechos de los consumidores o usuarios son aquellas legitimadas por el artículo 52 de la Ley 24.240, a saber:
En materia de acciones colectivas, la Ley 24.240 brinda la posibilidad de solicitar, además del cese de una
situación ilegítima, el reintegro de las sumas de dinero cobradas indebidamente a los consumidores, lo cual se
encuentra previsto en el artículo 54, último párrafo, que indica:
“Si la cuestión tuviese contenido patrimonial establecerá las pautas para la reparación económica o el
procedimiento para su determinación sobre la base del principio de reparación integral…
La Ley fija criterios de equidad para la restitución de sumas de dinero, disponiendo que se hará por los mismos
medios que fueron percibidas;; de no ser ello posible, mediante sistemas que permitan que los afectados puedan
acceder a la reparación y, si no pudieran ser individualizados, el juez fijará la manera en que el resarcimiento
sea instrumentado, en la forma que más beneficie al grupo afectado. Si se trata de daños diferenciados para
cada consumidor o usuario, de ser factible se establecerán grupos o clases de cada uno de ellos y, por vía
incidental, podrán estos estimar y demandar la indemnización particular que les corresponda.
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Sobre el tema de la legitimación que estamos analizando, en autos “Unión de Usuarios y Consumidores c/ Banco
de la Provincia de Buenos Aires s/sumarísimo" tramitado en el fuero comercial, se resolvió que la entidad
reclamante tenía legitimación activa, habida cuenta su naturaleza y lo dispuesto por el art. 43 de la Constitución
Nacional que consagra el instituto del "amparo" como remedio procesal idóneo para proteger los derechos del
consumidor, así como los de incidencia colectiva en general. En esa misma línea, tuvo en cuenta los alcances
del art. 52 de la ley 24.240, en cuanto contempla alternativamente, a los fines de la legitimación activa en
procesos judiciales, tanto al consumidor individualmente considerado como a las asociaciones que los nuclean,
las cuales actúan, en tal caso, en representación de la generalidad de los afectados.
Se señaló a su vez que “a estar al artículo 55 de la ley citada, la objetiva afectación o amenaza de los intereses
de los consumidores constituye la única condición para habilitar la actuación de entidades de esta naturaleza,
sin que la inexistencia de un poder conferido por cada uno de los perjudicados pueda erigirse en óbice, en tanto
ello desvirtuaría la esencia misma de la representación colectiva.”
Continúa en otro párrafo indicando que: “si se repara en que el seguro de referencia se volvió operativo en el mes
de abril de 2001 y el cese cautelar del débito tuvo lugar en el mes de mayo de 2003 (v. fs. 135/39 y 147), fácilmente
se advierte que -a razón de $1 mensual- a ninguno de los sujetos cuya representación se arroga la entidad actora
se le habría ocasionado un perjuicio patrimonial superior a los $25. Luego, desde el punto de vista del sentido
común y las máximas de experiencia, atendiendo lo que acostumbra suceder "según el curso natural y ordinario
de las cosas" (cfr. pauta de apreciación art. 901 Código Civil), aparece inobjetable el argumento -esbozado también
en el dictamen fiscal- de que ningún cliente alcanzado por el débito compulsivo se aventuraría a iniciar una acción,
ya judicial, ya meramente administrativa, con el propósito de reivindicar tan nimia suma. Desde esta perspectiva,
reputar contraria a derecho la legitimación de la actora alegando que cada perjudicado debió deducir
personalmente el reclamo por afectar la órbita de su derecho subjetivo, a todas luces implica desnaturalizar el
sistema de protección establecido expresamente en la Constitución Nacional a partir de su reforma en el año 1994,
el cual no gira en derredor de una estricta noción de indivisibilidad, en el sentido de que sólo deben considerarse
comprendidas bajo su órbita aquellas pretensiones cuyo objeto sea materialmente indivisible (puede citarse como
ejemplo de esta hermenéutica restrictiva la defensa del medio ambiente… “
Asimismo, a través de la sentencia recaída en los autos: “Padec Prevención, Asesoramiento y Defensa del
consumidos c/ Citibank s/ sumarísimo” que tramitó ante el Juzgado Comercial Nº 11 en fecha 10/2009, se
brindaron precisiones sobre las acciones de clase y los sujetos legitimados para interponerlas: “…para tornar
procedente la acción colectiva en defensa de intereses individuales homogéneos es preciso que, el hecho
generador que lesiona los derechos individuales del grupo sea único, provoque efectos comunes en todos y
cada uno de sus integrantes y que, la extensión del interés singular afectado no justifique la promoción de una
demanda individual…”.
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Sintetizando
La Ley N° 24.240 establece una responsabilidad de tipo objetivo, en tanto alcanza con probar que se
ha producido un daño por la utilización de un producto o servicio, para que surja la responsabilidad del
proveedor, sin necesidad de probar que este haya actuado con intencionalidad o culpa en su
producción. Al mismo tiempo, el consumidor puede reclamar y/o demandar en forma indistinta tanto al
fabricante como a los demás integrantes de la cadena de comercialización de los productos.
Ley 26.993 crea la Auditoría en las Relaciones de Consumo, para determinar las reparaciones de daño
en sede administrativa, ya que los auditores cumplimentarán todos los requisitos previstos por la norma
para poder realizar dicha tarea.
Mediante el daño punitivo no solo pretende castigar, sino también disuadir tanto a quien lo ha causado
como a otros posibles infractores, por lo cual se le otorga efecto ejemplificado para cambiar conductas.
Mediante las acciones colectivas, la Ley de Defensa del Consumidor brinda legitimación general a
diversos actores para que puedan representar a todos los consumidores que se encuentren en una
idéntica situación de afectación en materia de consumo por parte de un proveedor, para así llevar adelante
un único juicio que ponga fin a un hecho o acto ilícito.
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