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Guerras y conflictos en la edad media:

El abuso de los privilegios de los señores feudales, las imposiciones fiscales y los excesos del clero
encendieron la mecha de varias convulsiones sociales en la Edad Media.
El orden feudal dividía la población en tres estamentos. El más numeroso, el pueblo llano,
mayoritariamente campesino y siervo, formaba la amplia base de la pirámide social. Los otros dos
eran la nobleza, poseedora de las tierras, y la Iglesia, que rezaba por las almas de los fieles mientras
poseía y administraba la cultura y el conocimiento. En la cúspide de la pirámide se hallaba el rey, al
que todos los nobles debían vasallaje.
Estas relaciones conformaban el llamado pacto o contrato feudal. Pero este pacto se podía romper.
Sucedía cuando llegaban las hambrunas, las epidemias o las guerras, y veían que los nobles no solo
no les amparaban, sino que a menudo abusaban de ellos.
La extensión de las rebeliones del siglo XIV reflejaba la crisis paulatina del sistema señorial.
Su punto álgido se situó en el siglo XIV, una época de malas cosechas, hambre y pestes que elevó la
mortandad campesina. El malestar, acentuado por el aumento de la presión fiscal, empujaba a los
vasallos a rebelarse y exigir justicia.
La extensión de las rebeliones en el siglo XIV reflejaba la crisis paulatina del sistema señorial. Eran
protestas radicales en demanda de pan y justicia. Nunca constituyeron una alternativa
coherentemente hilvanada, sino un conjunto heterogéneo de movimientos violentos y puntuales,
rechazos frontales ante los excesos, que a veces se estrellaban contra chivos expiatorios, como en el
caso de los judíos.
Todas las sublevaciones tuvieron suertes dispares a corto plazo. En ocasiones mejoraron las
condiciones de vida de los más humildes, pero en otras no lo consiguieron, y sus protagonistas
pagaron su osadía con la vida. Estas son algunas de las revueltas más importantes de aquella
centuria.
1. Los valdenses. Fue la primera herejía igualitarista de la Baja Edad Media. Sus seguidores
exhortaban a renunciar a la riqueza como medio de acercarse a Dios, y abogaban por la traducción
de la Biblia del latín a la lengua vulgar para poder entenderla y predicarla.
Excomulgados a finales del siglo XIII, tuvieron que emigrar de Francia, lo que favoreció la difusión
de su pensamiento por toda Europa, incluida España, donde cientos de ellos fueron quemados. Los
pocos grupos que lograron sobrevivir acabaron sumándose al protestantismo en el siglo XVI.

2. Los cátaros. La herejía, originada en Oriente, llegó al sur de Francia en el siglo XI, donde
arraigó con fuerza por contar con el apoyo de parte de la nobleza. El ascetismo y la crítica a los
excesos materiales eran pilares de sus creencias.
A principios del siglo XIII, el papa impulsó una cruzada, bajo el patrocinio del rey galo, que debía
acabar con los herejes a sangre y fuego. La represión ejercida sobre los cátaros permitió vincular a
la Corona francesa casi todo el Languedoc y una parte de Occitania. A mediados de aquel siglo, el
catarismo se había extinguido casi por completo.
3. Los husitas. Tomaban su nombre del teólogo Jan Hus, natural de Bohemia (hoy en Chequia), y
sus tesis eran similares a las de los valdenses.
El movimiento husita, surgido en el siglo XV, se convirtió en excusa para la disputa sobre el
dominio de los bienes de la Iglesia y para la lucha por el poder en el seno del Imperio entre nobles
húngaros, bohemios y alemanes. La burguesía bohemia también encontró en la doctrina de Hus un
medio para tratar de librarse del predominio germánico y afianzar su identidad nacional.
El conflicto entre católicos y husitas y entre facciones internas de este movimiento duró todo el
siglo XV y enlazó, ya en el XVI, con las guerras de religión. De hecho, la influencia husita en toda
la Europa central había dejado perfectamente abonado el terreno a Martín Lutero.

4. La Jacquerie. Su denominación deriva del nombre genérico de Jacques que los nobles daban a
sus siervos. Se inició a finales de febrero de 1358, en plena guerra de los Cien Años (1337-1453).
El rey Juan II se hallaba prisionero en Londres junto con numerosos aristócratas, de modo que se
incrementó la presión fiscal sobre el pueblo para recaudar el importe de los rescates. La burguesía
de París, reacia a pagar los nuevos impuestos de guerra, amotinó a los bajos artesanos de la ciudad.
Mientras tanto, por su cuenta, los nobles trataban de cobrarse por la fuerza las rentas y bienes de los
campesinos. A raíz de la muerte de cuatro caballeros y cinco escuderos a manos de campesinos en
un acto en defensa propia, se entró en una espiral de violencia. Los siervos acusaron a los nobles de
traidores al reino y asaltaron y destruyeron cientos de castillos. La Iglesia no sufrió ningún ataque,
pues los campesinos no la responsabilizaban de la situación.
Dada su espontaneidad, la sublevación fracasó. Los intentos de coordinarla con la rebelión burguesa
parisina no fructificaron, y sus líderes fueron capturados y ejecutados ese verano en medio de una
terrible represión.
5. Wat Tyler y la revuelta inglesa. En la primavera de 1381 estalló la revuelta inglesa de Wat
Tyler, nombre de uno de sus dirigentes. Como lo acaecido en Francia, los detonantes fueron los
atropellos feudales y el gravamen de nuevos impuestos en el marco de varias derrotas militares
durante la guerra de los Cien Años.
En este caso sí se incorporaron las denuncias de algunos religiosos contra la corrupción de la
Iglesia, siguiendo las tesis igualitaristas del teólogo John Wyclif, que encontraron eco entre los
campesinos.
Los sublevados asaltaron castillos y propiedades nobiliarias, incluyendo la torre de Londres, e
intentaron hacer llegar al monarca sus peticiones: la anulación de impuestos y la abolición de la
servidumbre vinculada a la tierra. Pagaron cara la ingenuidad.
Tyler, que encabezaba un improvisado ejército rebelde, se adelantó en solitario para parlamentar
con el soberano, pero fue asesinado por los caballeros de Ricardo II.
El rey prometió atender las reclamaciones si los rebeldes se retiraban y, cuando estos se
dispersaban, lanzó a las tropas contra ellos. Pese a todo, la rebelión asustó a la élite y, a medio
plazo, representó el fin de la servidumbre en Inglaterra.

6. La revuelta de los ciompi. Caracterizada por su radicalismo social, esta revolución urbana tuvo
como escenario la Florencia de 1378. Sus protagonistas fueron los llamados ciompi, miembros del
artesanado textil de la lana de más baja condición y muy mal pagados. Se sumaron otros sectores,
como los gremios menores, así como vendedores ambulantes, cargadores, arrieros o vagabundos,
que compartían unas penosas condiciones de vida.
Las epidemias y la hambruna, junto con una subida de impuestos para sostener la guerra contra la
Santa Sede, fueron los factores principales.
El conflicto empezó en primavera con protestas de los sectores más humildes encabezadas por el
noble Salvestro de’ Medici, que pretendía desestabilizar a los güelfos, los partidarios del papa. Sin
embargo, la oposición del gobierno de Florencia a hacer concesiones radicalizó la revuelta,
desbordando las pretensiones de Salvestro.
En julio, la violencia de los ciompi se tradujo en saqueos, muertes e incendios de palacios y
conventos. La noche del 21 al 22 de julio, en plena efervescencia revolucionaria, se redactaron
nuevas leyes que recogían las aspiraciones populares. Por la mañana, las fuerzas patricias se
rindieron, y el pueblo entró en el Palazzo Vecchio. A su frente había un nuevo dirigente, un
cardador de lana llamado Michele di Lando.
Una vez en el poder, resultó imposible aplicar el programa de los rebeldes. El movimiento comenzó
a disgregarse y los sectores más radicales se desengañaron. Por otro lado, el desabastecimiento se
cernía sobre la ciudad y los intereses de los gremios menores comenzaron a chocar entre sí y con el
movimiento popular, por lo que los gremios mayores pudieron pactar con aquellos la vuelta a la
normalidad. A la cabeza de la represión para restablecer el orden se encontraba Salvestro.
7. La guerra de los Remences. Se inició en Cataluña en 1462. Juan II de Aragón se enfrentó a los
señores con el respaldo de los campesinos de remença, así llamados porque debían pagar una
compensación (la remença) al señor para abandonar la tierra junto a sus familias. A diferencia de
otras sublevaciones agrarias en Europa, esta rebelión no estaba movida por una religiosidad
herética, sino por demandas de justicia social.

La guerra civil se prolongó diez años y acabó con la victoria del monarca y sus aliados. Las
tensiones, sin embargo, se mantuvieron. En 1484, durante el reinado de Fernando el Católico, se
desató una segunda revuelta, más radical, que perseguía acabar con el orden feudal, y no
simplemente reformarlo.
Dos años después, la Sentencia de Guadalupe supuso un duro golpe para las pretensiones populares.
Se suprimieron algunos malos usos, pero se conservaron otros prácticamente intactos. Así pues, la
esencia del régimen feudal subsistió en Cataluña, aunque de forma algo más suave que en Aragón o
en Valencia. La Corona había aprovechado el movimiento para fortalecerse ante la nobleza, pero se
cuidó mucho de consentir ninguna radicalidad popular.
8. Las guerras Irmandiñas. Entre 1467 y 1469 se produjo un gran estallido que sumiría a Galicia
en la guerra civil. Los sublevados, enfrentados sobre todo a la alta nobleza, formaban un grupo
heterogéneo.
La destrucción de castillos y fortalezas de los señores (unos ciento treinta en total), contó con el
apoyo de Enrique IV de Castilla. El monarca había autorizado también la creación de las
hermandades (los hermanados eran los irmandiños). Los señores reaccionaron aprovechando el
vacío de poder en Castilla, pero los irmandiños de las ciudades no fueron vencidos ni las fortalezas
reconstruidas.
De hecho, hoy en día en Galicia no quedan en pie defensas medievales, en contraste con las muchas
del resto de la geografía española.
La revuelta había sido tan generalizada que fue imposible aplicar castigos masivos sobre los
rebeldes. Los nobles, por su parte, perdieron numerosas rentas y jurisdicciones. Poco tiempo
después, los Reyes Católicos vinieron a consagrar esa transformación social.

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