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INTRODUCCIÓN

El Derecho, a través del tiempo se ha encargado de regular la conducta


del hombre dentro de una sociedad, pero al estar dentro de ésta, sus acciones
repercuten en otros lugares dando como consecuencias, el regular la conducta
entre Estados (aun cuando sean soberanos) y todo por llevar una armonía
entre los mismos, siendo de esta manera, el surgimiento de una rama del
Derecho encargada de regular a los Estados Soberanos y es, el Derecho
Internacional, específicamente al Público.
El presente trabajo aborda una parte de la historia del Derecho Internacional
Público, en el cual se presenta algunos de los tratados con los cuales se
permite una mejor convivencia entre los Estados y los individuos que en ellos
se encuentran, así como las ideas que desde los romanos ya manejaban y que
en la actualidad seguimos utilizando y aclamando a nivel jurídico internacional.
HISTORIA DEL DERECHO INTERNACIONAL

1.1.DERECHO DE GENTES (IUS GENTIUM)

En Roma, al principio los peregrini 1 (extranjeros) no se veían protegidos por


el Derecho de la Ciudad, así que carecían de derechos en Roma; sin embargo,
con la expansión territorial debida a las conquistas romanas y el consecuente
aumento del comercio en diversos pueblos, hizo necesaria la aplicación de un
Derecho común para regular estas situaciones entre ciudadanos y extranjeros
o peregrinos, el Derecho Romano no era aplicable por lo que las obligaciones
no se exigían a base del ius, sino en la fides, que es el compromiso de cumplir
la palabra empeñada, lo que obliga a todos los hombres, independientemente
del pueblo al que pertenezcan. El conocimiento de un cierto número de
normas, que son de sentido común e igualmente aceptadas por todos los
pueblos, es lo que se denomino IUS GENTIUM.
En los tiempos modernos se entiende por derecho de gentes la parte del
derecho público que trata de las relaciones amistosas de los Estados o de los
pueblos constituidos en ciudades regulares e independientes y por
consiguiente, de los gobiernos que lo representan, y de cualquiera que sea su
forma. Por otra parte, de las obligaciones recíprocas de los Estados, los
deberes que tienen que cumplir, los derechos que están llamados a defender
los unos respecto de los otros, , que se pueden fundar en los sentimientos
innatos de la humanidad y de la justicia, sobre los eternos principios de la razón
y de la conciencia, sobre las relaciones invariables que se deducen de nuestra
naturaleza inteligente, sociable y libre, sobre reglas sancionadas por el uso,
sobre convenciones particulares y por último, sobre tratados o contratos
escritos, necesariamente transitorios, como la voluntad de los que los firmaron,
nacen dos especies de derechos de gentes:

1
PADILLA SAHÚN, Gumesindo. DERECHO ROMANO 1. 2ª edición, McGraw-Hill. México, 1998,
Pág. 29
 El natural o derecho de gentes interior, universal y necesario, porque
su origen lo hallamos en nosotros mismos, en la conciencia que
tenemos de nuestra dignidad moral o intelectual, porque se extiende
indistintamente a todos hombres y por consiguiente, a todos los pueblos
y porque es anterior y superior a todas las instituciones humanas
 Derecho de gentes exterior, particular, pragmático o convencional.2

1.2.FORMACIÓN DEL ESTADO MODERNO.

Los siglos XIV y XV estuvieron marcados, en el plano político, por la crisis


de la Cristiandad occidental y de sus dos instancias supremas debilitadas por
un enfrentamiento pertinaz: el Imperio, que víctima de la anarquía no volvería a
encontrar el prestigio, y el Papado, que sufrió la prueba del Cisma de
Occidente y en el propio seno de la Iglesia debió defender su autoridad ante los
concilios. En paralelo con la decadencia del Imperio y del Papado cabe
registrar el surgimiento y el ascenso de los Estados en el sentido moderno,
cualificados por la soberanía. Es la hora de las ciudades y los reinos “que no
reconocen superior”, que no admitía tal realidad más que como derogación de
la supremacía imperial, un territorio con fronteras determinadas, la existencia
de gobierno común y un sentimiento de identificación cultural y nacional de sus
habitantes.
La pirámide política bicéfala de la Cristiandad dio lugar a una pluralidad de
Estados soberanos, celosos de su independencia. La Reforma, habiendo
quebrado la unidad religiosa del Occidente cristiano, reforzó por lo demás el
papal del Estado, el cual, desde que ésta se implantó, no le reconoció al
Papado ninguna autoridad en lo espiritual. La progresiva descomposición del
orden medieval dio lugar a una gran inestabilidad en el mundo internacional,
atormentado por guerras interminables. Carlos V fue el último paladín del
Imperio, concebido como cuerpo político de la Cristiandad. Su esfuerzo resultó
vano frente al vigor de los Estados con vocación nacional. 3

1.3.PROGRESO DE LAS INSTITUCIONES EN LOS SIGLOS XVI, XVII Y XVIII.

2
http://enciclopedia.us.es/index.php/Derecho_de_gentes
3
http://html.rincondelvago.com/historia-del-derecho-internacional-publico_truyol-i-serra.htm
El desarrollo alcanzado en la Baja Edad Media cristiana por las doctrinas
de los romanistas, canonistas y teólogos acerca del jus gentium, el bellum
justum y el jus humanae societatis, hace que se comiencen a desarrollar
teorías sobre esta disciplina en los siglos XVI y XVII. Los “clásicos españoles
de Derecho de gentes” sometieron los problemas de la sociedad internacional a
un riguroso análisis. La mayoría pertenecía a diversas órdenes religiosas.
Pueden clasificarse según tres corrientes principales. Dos están asociadas
respectivamente a la Orden dominica, donde destacan Francisco de Vitoria y
Domingo Soto, y a la Compañía de Jesús, cuyos máximos representantes
fueron Luis de Molina y Francisco Suárez. En ellos predomina el punto de vista
de la teología moral y el Derecho natural. La tercera corriente está
representada por los juristas, eclesiásticos o seglares, entre los que hay que
señalar a Fernando Vázquez de Menchaca.
VITORIA.- Puso de relieve que la comunidad internacional está basada en
el Derecho natural, al igual que el Estado. La legitimidad del poder es
independiente de un título religioso. La Iglesia, por el contrario, es de Derecho
divino positivo. El poder eclesiástico, en menos del Papa, se ejerce única y
directamente sobre los bautizados. La comunidad internacional resulta de la
sociabilidad inherente a la naturaleza humana, que se extiende al conjunto del
género humano, que Vitoria denomina el orbis. Sobre esta concepción, subraya
el carácter de persona moral del orbis, que en cierta manera forma un solo
cuerpo político. Existe, entre todos los pueblos un derecho natural de sociedad
y de comunicación, al que no pueden sustraerse sin un motivo válido. La
comunidad internacional es así el resultado de la sociabilidad natural del
hombre, de alcance universal. Su vínculo es el Derecho de gentes, que Vitoria
concibe en un doble sentido: de un lado, como derecho universal del género
humano, en la tradición romana; de otro, como un derecho de los pueblos en
cuanto tales en sus relaciones recíprocas. Vitoria aportó una primera definición
del derecho de gentes como “Derecho entre las gentes”, en definitiva, como
derecho internacional. Vitoria dedujo de la naturaleza de la comunidad
internacional su primacía sobre las comunidades políticas particulares. Para él
el Derecho de gentes forma parte del Derecho natural; pero la voluntad
humana da lugar a un Derecho de gentes positivo, teniendo el orbis la potestad
de dictar “leyes justas y que convienen a todos”.
En lo que concierne al Derecho de la guerra, retoma la doctrina cristiana
tradicional de la guerra justa y la desarrolla. Mantiene sus tres condiciones
clásicas: causa justa suficiente, autoridad legítima y recta intención. Su teología
le permite “secularizar” la comunidad internacional al situar, en lugar de la
Cristiandad de fundamento religioso, el orbis religiosamente neutral. Tras
Vitoria, la escolástica española de la época, no hizo sino trasladar al terreno del
Derecho de gentes la distinción -que ya estableciera Santo Tomás de Aquino-
entre los ámbitos de lo natural y de lo sobrenatural. 4
SUÁREZ.- Su aportación a la doctrina del Derecho de gentes se dirige
en primer lugar a la noción de comunidad internacional. Al igual que en Vitoria,
existe en Suárez una subordinación del bien común nacional al universal. Dio
un paso decisivo en la elaboración del concepto moderno de Derecho de
gentes, gracias a una distinción que marca un verdadero giro en la materia.
Existe, afirma, un doble Derecho de gentes: primero, “el Derecho que todos los
pueblos y todas las naciones deben mantener entre ellos”; en segundo lugar,
“el Derecho que cada ciudad o reino observa en su interior”; es el primero el
que, hablando con propiedad, constituye el Derecho de gentes.
Con GENTILI se encuentran los elementos de una doctrina del Derecho
de gentes que sobrepasa los límites del Derecho de la guerra. Escribió un De
jure belli, pero este tratado fue precedido por un tratado sobre el Derecho de
embajada. Algunos han visto en él al precursor de una consideración histórica
del Derecho de gentes, aunque la mayor parte de sus referencias
corresponden a la Antigüedad clásica. Su concepto de jus gentium, que
identifica con el Derecho natural o -lo que puede sorprender- con una parte del
“Derecho divino”, no es claro, y parece concebirlo como el Derecho universal
tradicional. Con relación al derecho diplomático, Gentili es partidario de la
inmunidad de los embajadores, aunque la delimita. Resalta el carácter público
de la guerra, y señala que la justicia no modifica los derechos de los
beligerantes. La guerra deberá realizarse con humanidad. Consagra el tercer
libro de su De jure belli a los tratados de paz. En principio, éstos vinculan a los

4
Véase en http://html.rincondelvago.com/historia-del-derecho-internacional-publico_truyol-i-serra.html
sucesores y los pueblos de las partes contratantes, y el hecho de haberlos
suscrito con el apremio de una derrota, no autoriza a denunciarlos. Todos
contienen la cláusula tácita de ser obligatorios en tanto que las condiciones
permanezcan inalteradas. Aplica a los terceros Estados la doctrina de la guerra
justa, obligándoles a ayudar al Estado que hubiera sido objeto de una agresión.
Por otro lado, preconiza el arbitraje internacional.
GROCIO, conocido como el “prodigio de Holanda”, tiene el mérito de
haber sido el primero en ofrecer una exposición de conjunto del Derecho de
gentes: De jure belli ac pacis, que es su principal obra. Fue precedida por un
tratado sobre el Derecho de presa (De jure predae), que no vio la luz hasta el
siglo XIX, excepto el capítulo relativo a la libertad de los mares (Mare liberum).
El Derecho natural es, para Grocio, lo que la recta razón muestra como
conforme a la naturaleza social del hombre, un conjunto de principios absolutos
que el propio Dios no podría alterar. Al conocimiento a priori del Derecho
natural por el razonamiento añade un conocimiento a posteriori mediante la
opinión común de los pueblos civilizados. Al igual que Vitoria, es un teórico del
Derecho de gentes. No mantiene tan claramente como Vitoria y Suárez la
distinción entre el Derecho de gentes como jus inter gentes y el jus gentium
tradicional. Destaca plenamente una distinción ya establecida por los clásicos
españoles: la del Derecho de gentes natural (el propio Derecho natural en tanto
que se aplica a las sociedades políticas) y el Derecho de gentes voluntario o
positivo (“aquél que recibe su fuerza obligatoria de la voluntad de todas las
gentes o de muchas de ellas”). Un principio esencial del Derecho de gentes
voluntario es la fidelidad a los compromisos aceptados (pacta sunt servanda).
Grocio hace de la buena fe un principio fundamental del Derecho de gentes,
que debe mantenerse ante el enemigo en toda circunstancia. Ha contribuido a
una humanización del Derecho de la guerra.
Un aspecto importante de la doctrina grociana del Derecho de gentes es la
defensa del principio de la libertad de los mares, surgida de la conquista de
espacios oceánicos por el hombre. Como Vitoria, Grocio afirma un Derecho
natural de comunicación y de sociedad a escala humana. El océano no podía
ser reivindicado en exclusiva por un Estado, siendo de uso común. La alta mar
no es susceptible de ser ocupada. El Mare liberum suscitó réplicas, proviniendo
las más célebres de Serafim de Freitas y de John Selden. A los
iusinternacionalistas propiamente dichos, vinieron a añadirse, autores diversos
que elaboraron proyectos llamados de “paz perpetua” y de organización
internacional. Propugnan una solución federal o confederal al problema de la
paz, tanto en el ámbito europeo como en un plano universal.
1.4.LA PAZ DE WESTFALIA
El término de Paz de Westfalia se refiere a los dos tratados de paz de
Osnabrück y Münster, firmados el 15 de mayo y 24 de octubre de 1648,
respectivamente, este último en la Sala de la Paz del Ayuntamiento de
Münster, en la región histórica de Westfalia, por los cuales finalizó la Guerra de
los Treinta Años en Alemania y la Guerra de los ochenta años entre España y
los Países Bajos. En estos tratados participaron el emperador del Sacro
Imperio Romano Germánico (Fernando III de Habsburgo), los Reinos de
España, Francia y Suecia, las Provincias Unidas y sus respectivos aliados
entre los príncipes del Sacro Imperio Romano.
La Paz de Westfalia dio lugar al primer congreso diplomático moderno e inició
un nuevo orden en el centro de Europa basado en el concepto de soberanía
nacional. Fue en Westfalia que la integridad territorial se erigió como un
principio que consagra la existencia de los Estados frente a la concepción
feudal de que territorios y pueblos constituían un patrimonio hereditario. Por
esta razón, marcó el nacimiento del Estado nación. Hasta la instauración de la
Confederación del Rin en 1806, los reglamentos de Westfalia pasaron a formar
parte de las leyes constitucionales del Sacro Imperio Romano. Francia y
Suecia, a ambos lados del Sacro imperio, asumieron las garantías del acuerdo.
Sin su autorización no podía cambiarse ninguna disposición. Así, los alemanes,
que vivían en más de trescientos Estados independientes, solo podían
fusionarse con otro Estado si contaban con la aprobación de Suecia y Francia. 5
La Paz de Westfalia ha sido la base del “Derecho público europeo”. Fue el
punto de partida de toda una serie de tratados posteriores. Un principio de
ordenación de este mundo de Estados fue el principio de equilibrio de fuerzas,
en el que Italia fue el primer escenario. Ésta se extendería después a la gran
política europea, hasta el reconocimiento expreso del principio como tal en el
Tratado de paz entre Gran Bretaña y España, suscrito en Utrecht. Pero se
trataba de un principio que no podía asegurar por sí solo un orden internacional
5
http://es.wikipedia.org/wiki/Paz_de_Westfalia
estable. Su práctica era facilitada por un sentimiento de intereses comunes
frente a los de las restantes partes del mundo, fundado sobre la realidad de
una densa red de relaciones entre los Estados de Europa.
La Paz de Westfalia supuso modificaciones en las bases del Derecho
internacional, con cambios importantes encaminados a lograr un equilibrio
europeo que impidiera a unos Estados imponerse a otros. Los efectos de la
Paz de Westfalia se mantuvieron hasta las guerras y revoluciones nacionalistas
del romántico siglo XIX. Este tratado supuso la desintegración de la república
cristiana y el imperialismo de Carlos VI, y además se propugnaron principios
como el de la libertad religiosa "inter estados". Así, cada Estado adoptaba
como propia y oficial la religión que tenía en aquel momento, lo cual es visto
como una concesión católica a los nuevos cismas que, como origen político,
habían roto Europa. Frente a la visión española y del Sacro Imperio de una
universitas christiana, triunfaron las ideas francesas que exaltaban la razón de
Estado como justificación de la actuación internacional. El Estado sustituía a
otras instituciones internacionales o transnacionales como la máxima autoridad
en las relaciones internacionales. En la práctica esto suponía que el Estado
dejaba de estar sujeto a normas morales externas a él mismo. Cada Estado
tenía derecho a aquellas actuaciones que asegurasen su engrandecimiento.
Entre las consecuencias de la Paz de Westfalia fueron la aceptación del
principio de soberanía territorial, el principio de no injerencia en asuntos
internos y el trato de igualdad entre los Estados independientemente de su
tamaño o fuerza. En la práctica, las cosas fueron algo diferentes y el resultado
muy desigual para los diferentes Estados. Algunos Estados pequeños fueron
absorbidos por Francia, acabaron perdiendo su identidad asimilados por la
cultura mayoritaria y ya no dejaron de ser parte de ella. Por otro lado, a los
Estados que formaban parte del Sacro Imperio se les reconoció una autonomía
mucho mayor de la que ya tenían.

1.5.EL TRATADO DE UTRECHT

El Tratado de Utrecht6, también conocido como Paz de Utrecht o Tratados


de Utrecht y Rastadt, es una serie de tratados multilaterales firmados por los
6
http://es.wikipedia.org/
países beligerantes en la Guerra de Sucesión Española entre los años 1712 y
1714 en esas ciudades de los Países Bajos y Alemania, respectivamente. Se
consideran el fin de la guerra, aunque simultánea y posteriormente a su firma
continuaron las hostilidades (por ejemplo, en España). En este tratado, Europa
cambió su mapa político.
Tras unas conversaciones preparatorias en Londres entre Francia y Gran
Bretaña, el congreso se abrió en la ciudad holandesa de Utrecht en enero de
1712. Los resultados fueron los siguientes:
1. Armisticio de Francia y España con Gran Bretaña (agosto de 1712),
seguido de los tratados de paz entre Gran Bretaña y Francia (abril de
1713) y entre Gran Bretaña y España (julio de 1713).
2. Firma de tratados entre Francia y las Provincias Unidas, Brandeburgo,
Portugal y el ducado de Saboya (julio de 1713).
3. Firma de tratados entre España y el ducado de Saboya (julio de 1713),
las Provincias Unidas (julio de 1714) y Portugal (febrero de 1715).
4. Firma de convenios comerciales entre Gran Bretaña y España (marzo y
diciembre de 1714, diciembre de 1715 y mayo de 1716).
Como balance global, la serie de tratados supuso los siguientes acuerdos:
 Gran Bretaña toma Menorca y Gibraltar, ocupadas durante la guerra
(cedidas por España), Nueva Escocia (Acadia), la bahía de Hudson y
Terranova (cedidas por Francia), la isla de San Cristóbal en el Mar
Caribe, el negros (un monopolio de treinta años sobre el tráfico de
esclavos negros con la América española) y el navío de permiso, así
como el derecho de asiento (concedidos por España).
 La Casa de Saboya ve devueltas Saboya y Niza (ocupadas por Francia
durante la guerra) y recibe Sicilia (cedida por España). Con la posesión
de Sicilia recibe el título de rey que, con diversas denominaciones,
tendría en adelante la casa de Saboya (primero reyes de Sicilia, luego
reyes de Cerdeña y finalmente reyes de Italia).
 Las Provincias Unidas reciben la "barrera" flamenca (una serie de
fortalezas en el norte de los Países Bajos españoles que el Imperio
ayudó a financiar), cedida por Felipe V de España.
 Brandeburgo recibe Güeldres del Norte (cedido por el rey de España) y
la "barrera" de Neuchâtel (cedida por Francia), además de su
transformación en reino con el nombre de Prusia. Federico Guillermo I
fue su primer rey.
 Portugal obtiene la devolución de la Colonia del Sacramento, ocupada
por España durante la guerra.
 Carlos VI de Austria obtiene los Países Bajos españoles, el Milanesado,
Nápoles, Flandes y Cerdeña (cedidos por el rey de España). El
Archiduque Carlos de Austria, ahora emperador, abandona cualquier
reclamación del trono español en 1725.
 Francia reconoce la sucesión protestante en Inglaterra y se compromete
a no apoyar a los pretendientes Estuardo. También se compromete a
demoler las fortificaciones de Dunquerque y a cegar su puerto y obtiene
definitivamente el principado de Orange (en Provenza).
 Felipe V (Felipe de Anjou) obtiene el reconocimiento como rey de
España y de las Indias por parte de todos los países firmantes, en tanto
que se establece una cláusula que prohíbe que el rey de España y el de
Francia sean una misma persona.
Además, las tropas austriacas se comprometen a evacuar las zonas de
Cataluña, lo que realizan a partir del 30 de junio de 1713. Ante lo cual, la Junta
General de Brazos (Brazo Eclesiástico, Brazo Militar y Brazo Real o Popular)
acuerda la resistencia. A partir de este momento empezó una guerra desigual,
que se prolongó durante casi catorce meses, concentrada en Barcelona,
Cardona y Castellciutat, al margen de los cuerpos de fusileros dispersos por el
país. El punto de inflexión será cuando las tropas felipistas rompan el sitio de
Barcelona el 11 de septiembre del 1714. Mallorca, Ibiza y Formentera cayeron
diez meses más tarde (11 de julio del 1715).
Sin embargo, la lucha aún seguía entre Francia y el Imperio. El tratado de paz
entre ambos se firma en Rastatt en marzo de 1714. Las fronteras entre ambos
vuelven a las posiciones de antes de la guerra, salvo para la ciudad de Landau
in der Pfalz (en el Palatinado Renano), que queda en manos francesas. Este
tratado se suele incluir también dentro de la serie de tratados de Utrecht.
El gran beneficiario de este conjunto de tratados fue Gran Bretaña que,
además de sus ganancias territoriales, obtuvo cuantiosas ventajas económicas
que le permitieron romper el monopolio comercial de España con sus colonias.
Por encima de todo, había contenido las ambiciones territoriales y dinásticas de
Luis XIV, y Francia sufrió graves dificultades económicas causadas por los
grandes costes de la contienda. El equilibrio de poder terrestre en Europa
quedó, pues, asegurado, mientras que en el mar, Gran Bretaña empieza a
amenazar el control español en el Mediterráneo con Menorca y Gibraltar.

1.6.CONGRESO DE VIENA Y LA INDEPENDENCIA DE AMÉRICA.

El Estado español está en crisis desde 1808 a causa de la invasión


napoleónica y la descomposición de la corona. En el siglo XIX se pretende que
las posesiones españolas de ultramar funcionen con un concepto sajón, y
pasan de ser posesiones a ser colonias, y a explotarse económicamente en
favor de la metrópoli. La dependencia política y económica de España
aumenta, y América se convierte en proveedora de materias primas y
mercados. También aumenta la presión fiscal sobre las tierras americanas. Sin
embargo, la guerra y el liberalismo que se impone tras la derrota de Napoleón,
hacen caer las barreras proteccionistas, y la confianza en el Estado español se
tambalea. Esta es la época en la que triunfan las ideas románticas y la
ideología liberal, que se imponen tras el éxito de la Revolución estadounidense
y la Revolución francesa. Nacen en esta fecha los nacionalismos americanos
que mitifican y manipulan la historia, principalmente a través de la literatura.
Los criollos se sienten descendientes o de los indios americanos, o de los
primeros descubridores que hicieron el viaje con Colón. 7
La revolución industrial aún no se había desarrollado en España, y sí en
Inglaterra, Francia y los Países Bajos, que dominan desde 1713 (tras el
Tratado de Utrecht) el comercio con América. Inglaterra, particularmente, tiene
un intenso comercio con América. Sobre todo tras la batalla de Trafalgar, en la
que España pierde las rutas de navegación a América, y por el bloqueo
napoleónico de Europa, que dificulta el comercio americano con España. En
América el equilibrio de poder continúa siendo el borbónico, una Administración
funcionarial con los cargos en venta, la Iglesia y el dominio de las oligarquías
que compran y venden oficios. Cada vez más, se veía a España como un
obstáculo que impedía el crecimiento económico, particularmente por la
prohibición del comercio interregional.
7
http://enciclopedia.us.es/index.php/Independencia_de_Am%C3%A9rica
Durante el siglo XIX se suceden los ataques británicos a las colonias y a las
flotas españolas. Se atacan los puertos de Buenos Aires y La Habana, y las
islas como Jamaica. La metrópoli no está en condiciones de prestar mucha
ayuda, pues está en guerra, por lo que América tiene la impresión de estar
abandonada. Proliferan, también, los conflictos sociales por el control
económico y de los cargos públicos, con las oligarquías españolas. Las quejas
políticas son continuas. Aparece el movimiento comunero en Colombia, y se
extiende por toda Suramérica. Además, también proliferan las revueltas indias.
En Cuba estas rebeliones serán el germen del nacionalismo.
Luego de la derrota de Napoleón, los absolutistas vieron la oportunidad
de retomar el poder que habían perdido durante el auge de las ideas liberales
impuestas por la Revolución Francesa, e implantar la Restauración, o sea,
volver todo al estado anterior al accionar revolucionario. Erradicar los principios
liberales, el retorno a las fronteras anteriores, y a los valores tradicionales de
orden y autoridad, por encima de los derechos individuales.
El 1 de octubre de 1814, con ese fin, se reunió el Congreso de Viena, donde
sobresalieron cinco grandes potencias: Austria, bajo el gobierno de Francisco I,
contó con la destacada y descollante participación de su representante el
príncipe Metternich, Prusia, bajo el mando de Federico Guillermo III, tuvo como
delegado a Handenberg, Rusia, cuyo gobierno era desempeñado por el zar
Alejandro I, estuvo representada por Noselrode, Francia, bajo la autoridad del
restaurado monarca Luis XVIII, fue representada por Talleyrand, y Gran
Bretaña, por Castlereagh. Los ideales de esta Asamblea internacional se
basaban, como ya se expresó, en el rechazo a las ideas liberales y
nacionalistas, consideradas peligrosas para la estabilidad del estado y en el
principio del legitimismo y de la restauración, por el cual las fronteras se
volverían, a las existentes en 1792. Por ejemplo, Francia, perdió los territorios
adquiridos en ese período, recuperando el imperio austriaco las que había
perdido en manos de los franceses. La creación de una alianza ofensiva-
defensiva entre los países miembros del Congreso con el fin de impedir
cualquier brote revolucionario era otra cuestión prioritaria. El principio de
justicia, estaba iluminado por la religión.
Gran Bretaña obtuvo las mayores ventajas. Consiguió el dominio de sitios
estratégicos, que le permitieron la explotación de grandes cuencas de carbón,
imprescindibles en el despegue de la Revolución Industrial. Logró el predominio
sobre el mar Mediterráneo, obteniendo Malta y las Islas Jónicas. El Cabo y
Ceilán le aseguraron la ruta a la India. Austria obtuvo salida al Mediterráneo y
le fue concedido el norte de Italia. Por lo tanto Italia quedó dividida, entre
Austria, al norte, al sur, el reino de Nápoles, bajo la dinastía borbónica, y en el
centro los Estados Pontificios. Además, Austria, pasó a dominar la
confederación alemana ahora constituida por 38 estados. Prusia se apoderó de
Posen, Dantzig, la Pomerania sueca y otras zonas para intentar frenar el
crecimiento de Rusia, que recibió gran parte del Ducado de Varsovia, Finlandia
y Besarabia, que pertenecía a Suecia, pero ésta recibió a su vez, Noruega.
Bélgica, Holanda y Luxemburgo conformaron un estado-tapón. Todos los
repartos se hicieron sin tener en cuenta los sentimientos nacionales de los
pueblos que integrarían las nuevas conformaciones territoriales. El Congreso
finalizó sus sesiones el 9 de junio de 1815.
En noviembre de 1815, Gran Bretaña, Austria, Prusia y Rusia constituyeron la
Santa Alianza, por iniciativa del zar Alejandro I, donde decidieron reunirse
periódicamente para observar el cumplimiento del Tratado de Viena. Gran
Bretaña, sin embargo, no estuvo de acuerdo con el principio de intervención,
por el cual las potencias se comprometían a brindar su apoyo a los monarcas si
sus tronos se hallaran amenazados. Por ejemplo, se opuso a las intervenciones
de Francia en España en 1822, a la intervención austriaca en Italia, y a ayudar
al repuesto Fernando VII de España a reconquistar las colonias americanas.
En 1830 y 1848, las ideas liberales, que subsistían aunque reprimidas,
produjeron las revoluciones de 1830 y de 1848, en Francia. La primera
acaecida en un período de profunda crisis económica, en la cual Carlos X,
disolvió el Congreso y restringió la libertad de prensa, mientras el pueblo se
sumía en la miseria. El periodismo liberal arengó a la población, que se levantó
contra el monarca que debió abdicar. La segunda, fue dirigida por los
sindicatos obreros, con el fin de lograr la democracia.
Bélgica, logró disolver su unión con Holanda garantizado por el Tratado de
Londres en 1839. Pero no todos fueron éxitos para los liberales. Por ejemplo,
los polacos fueron reprimidos por los rusos en su intento independentista. De
todos modos, llegó el año 1848 y estallaron revoluciones en toda Europa. En
Sicilia, en Francia (la ya mencionada revolución de 1848), en Prusia, donde el
rey Federico Guillermo IV debió aceptar la fusión de Prusia con Alemania y
reinar de acuerdo a la constitución, en algunos estados alemanes. En el
imperio austriaco se produjo la caída de Metternich a causa de un
levantamiento en Viena. Se reiniciaba el camino que habían comenzado a
andar los revolucionarios franceses: la democracia comenzaba a renacer. 8

FUENTES DE CONSULTA:

8
http://www.laguia2000.com/europa/el-congreso-de-viena
BIBLIOGRÁFICAS:
 PADILLA SAHÚN, Gumesindo. DERECHO ROMANO 1. 2ª edición,
McGraw-Hill. México, 1998.

ELECTRÓNICAS:
 http://www.laguia2000.com/europa/el-congreso-de-viena
 http://es.wikipedia.org/
 http://html.rincondelvago.com/historia-del-derecho-internacional-
publico_truyol-i-serra.html
 http://enciclopedia.us.es/index.php/Derecho_de_gentes
 http://enciclopedia.us.es/index.php/Independencia_de_Am%C3%A9rica

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