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Fedón

Este dialogo esta presentado en un marco dramático. Sócrates es condenado a morir y pasa sus
últimas horas de vida hablando sobre la inmortalidad del alma y de que tras una vida filosófica, a
ella le aguarda una eterna bienaventuranza.

En este dialogo, Fedón le cuenta a Euquécrates la conversación establecida entre Sócrates y sus
amigos antes de morir.

 El primer problema planteado es si es lícito hacerse violencia uno mismo. A esto Sócrates
responde diciendo que los humanos estamos en una especie de cárcel y que no debe uno
librarse a sí mismo ya que los dioses son los que cuidan de nosotros y nosotros somos una
posesión de los dioses; y que si nos diéramos muerte a nosotros mismos ellos se enojarían
y nos sobrevendría un castigo.
 El segundo problema planteado es sobre si hay otra vida después de la muerte. A esto
Sócrates responde que está seguro que hay algo para los muertos y que es mucho mejor
para los buenos que para los malos. Que la muerte es la separación del alma y del cuerpo,
por lo que, estar muerto significa que el cuerpo está solo en sí mismo y en alma está sola
en sí misma. Por lo que si hay otra vida en la que van a gozar los filósofos por haber
librado su alma de la vinculación con el cuerpo.
 El tercer planteo es dónde persiste el alma después de la muerte. A esto Sócrates
responde que al haber reencarnación, los que de nuevo nacen, lo hacen de los muertos.
Porque no podrían nacer de nuevo en ningún sitio de no existir, y eso es un testimonio
suficiente de que las almas después de la muerte se encuentran en el Hades, ya que las
cosas contrarias se originan a partir de sus contrarios.
 El cuarto problema planteado es acerca del conocimiento. A esto Sócrates responde
diciendo que: antes de que empezáramos a ver, oír y percibir todo lo demás, era necesario
que hubiéramos obtenido el conocimiento de qué es igual en sí mismo. Por lo que, saber,
consiste en conservar el conocimiento adquirido. Las almas antes de existir en forma
humana, aparte de los cuerpos, tenían entendimiento. O sea que antes de nacer ya existía
nuestra alma
La filosofía busca liberar el alma del cuerpo ya que éste genera pasiones como el placer y
dolor que atan y clavan cada vez más el alma al cuerpo.
 El quinto problema planteado es acerca de la composición y descomposición del hombre.
A esto Sócrates responde que lo que es compuesto por naturaleza debe descomponerse y
lo que verdaderamente es, se mantiene y no cambia, se mantiene idéntico. Admite dos
clases de seres, visibles e invisibles donde siempre que estén unidos alma y cuerpo en un
mismo organismo, al uno le prescribe la naturaleza que sea esclavo y esté sometida y a la
otra mandar y ser dueña. De esto se deduce que el alma es lo más semejante a lo divino,
inmortal, inteligible, uniforme, indisoluble y que está siempre idéntico consigo mismo,
multiforme, irracional, soluble y que nunca está idéntico a sí mismo.
 El sexto planteamiento son las objeciones de Simmias y Cebes. Donde Simmias dice que
teme que el alma, aun siendo algo más divino y más bello que el cuerpo, perezca antes de
ser como un tipo de armonía. A lo que Sócrates responde que de acuerdo con su
razonamiento ningún alma participara de la maldad ya que siendo ella por completo
armonía no podría participar de la inarmonía. Por lo que de ninguna manera puede decirse
que el alma es cierta armonía. En cambio Cebes plantea que, si bien el alma es más
duradera que el cuerpo, sino hubiera un momento en que el alma tras gastar muchos
cuerpos pereciera. Sobre la, inmortalidad del alma, Sócrates responde que los opuestos
no se admiten entre sí, por lo que es imposible (por la naturaleza del alma) que cuando la
muerte se bata sobre ella, esta perezca.
 Y el séptimo y último problema planteado es acerca de la participación. A esto Sócrates
responde que si hay algo bello al margen de lo bello en sí, no será bello por ningún otro
motivo, que porque participa de aquella belleza. No la hace bella ninguna otra cosa, sino la
presencia o la comunicación o la presentación en ella en cualquier modo de aquello que es
lo bello en sí. En efecto, cada una de las Ideas era algo y las otras cosas tenían sus
calificativos por participar de ellas.

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