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Pablo Llorente Lobón Grupo 3.

Resumen Capítulo 4

Oscureciendo lo obvio

La autoinspección es muy útil a la hora de determinar la emoción, ya que estas experiencias


son más concretas que las que son originadas por la percepción de los eventos externos.

Aunque estemos seguros de que las emociones son experiencias concretas y reales, muchas
teorías lo niegan. Pero a pesar de estas hipótesis, esta comprobado que no hay más real y
solido que nuestra experiencia. Por lo que no hay ninguna ciencia que no comience con unos
datos de la experiencia, las llamadas ciencias empíricas.

Pero si nos centramos en la psicología como una ciencia empírica, muchos de datos empíricos
no son tenidos en cuenta, ya que trabaja con experiencias subjetivas e inaccesibles, lo que ha
supuesto un desarrollo de distintos caminos independientes.

Para cumplir nuestro objetivo como ciencia (comprender las experiencias emocionales), hay
que comprender de que experiencia es la experiencia; y deshacernos del miedo irracional de
estudiar las experiencias.

Las experiencias tienen algunas características, la primera es que toda experiencia tiene un
contenido y, la segunda, que toda experiencia es verdadera en sí misma. Franz Brentano fue
uno de los primeros en afirmar esto. Tanto las experiencias verídicas como las ilusorias, nos
llevan a realizar la misma acción, aunque su relación con su referencia externa varie, por lo que
son legítimas. De hecho, podemos clasificar las experiencias como verídicas o ilusorias.
Verídica es cuando los atributos sentidos son correspondientes con los atributos del objeto,
ilusoria cuando no hay ninguna correspondencia y alucinación cuando no podemos encontrar
un objeto que se relacione con la experiencia.

Para responder la cuestión fundamental de qué es el objeto, la autoinspección es el método


más utilizado.

El testimonio de la autoinspección

Aunque la opinión sobre esta, es tan inequívoca en el caso de prolongados estados


emocionales como en el caso de los sentimientos transitorios, debido a dos razones, a los
hábitos conceptuales y lingüísticos y a la naturaleza de los sucesos somáticos en sí.

El hecho de que la experiencia emocional es la consciencia de los cambios somáticos es mucho


más evidente en el caso de las emociones transitorias, nos lleva a plantearnos la siguiente
cuestión: ¿Cuáles son los atributos de las experiencias emocionales o las circunstancias que las
rodean que nos inducen a creer que consisten en ser conscientes de los sucesos somáticos?

Las experiencias emocionales reflejan los atributos de sus objetos, y no los del estímulo
precipitante. Es decir, notamos que el comienzo coincide con el comienzo de las sensaciones
viscerales y la duración es la duración de esta agitación visceral somática.

A la hora de estudiar la veracidad de las experiencias debemos fiarnos de la observación de las


señales visibles y de los cambios fisiológicos, creemos y asumimos que otros sienten la
emoción de forma mas intensa mientras mayor sea la activación somática. Aunque no
podemos afirmar que la intensidad de nuestros sentimientos sigue a la intensidad o la claridad
o la duración del pensamiento o la percepción del objeto que induce la emoción, que es
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también el objeto sentido. Para terminar, podemos experimentar la emoción sin ser
conscientes de ese objeto.

El cuestionarse sobre la veracidad de las emociones se encuentra fuera de disputa cuando el


cuerpo no responde o está entumecido debido a diversos factores.

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