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Pablo Llorente Lobón Grupo 3.

Capítulo 9: Poniendo a prueba la hipótesis del marcador somático

Saber sin sentir

El primer enfoque para estudiar la hipótesis del marcador somático implicó el uso de
respuestas del sistema nervioso autónomo. Este está formado por centros de control
autónomo situados en el sistema límbico y en tallo cerebral y por proyecciones que se dirigen
a las vísceras de todo el cuerpo. Estas ramas nerviosas se organizan en dos grandes divisiones,
la simpática y parasimpática y emanan del tallo cerebral y medula espinal. Se dirigen solas a los
órganos que inervan o acompañan a ramas nerviosos que no son del sistema nervioso
autónomo. Estas mismas vías traen al sistema nervioso central señales viscerales.

Desde un punto de visión evolutivo, el sistema nervioso autónomo era el medio neural que
permitió que el cerebro de organismos menos sofisticados interviniera en su regulación
interna. Este sistema suministraba una red de entrada para señalar al cerebro los estados
viscerales, y una red de salida para transmitir ordenes motoras a esas vísceras.

La hipótesis del marcador somático conlleva un cambio del estado corporal inducidas por
señales químicas y neurales. Cuando generamos el estado somático característico de una
emoción determinado, el sistema nervioso autónomo es la clave para lograr el cambio
corporal.

Entre esas respuestas, la más útil a la hora de estudiarla es la conductibilidad dérmica. Tras la
respuesta, el cambio somático empieza a producirse y el sistema autónomo incrementa la
secreción de glándulas sudoríparas en la piel. Para medir esa respuesta, se hace pasar al sujeto
por dos electrodos detectores, y ese cambio de registra como una onda que sube y después
baja. Este tipo de prueba es también utilizado en los detectores de mentiras.

Aparte, se experimento con sujetos con un daño en el lóbulo frontal y se comparo con otros
sin ningún daño. Los resultados indicaron que tanto unos como otros podían manifestar
respuestas dermoconductivas, por lo que no esta dañado la maquinaria necesaria para la
producción de esas respuestas. Pero los sujetos con el daño no pueden generar las respuestas
ante imágenes evocadoras de emociones, mientras que los que tienen dañada otras partes o
ninguna si las producen. Además de no producir las respuestas, tampoco sintieron ninguna
emoción. Los investigadores concluyeron con que esos sujetos disponían de todo el campo de
conocimiento, excepto el que empareja un hecho con el mecanismo productor de la emoción.

Riesgos: los experimentos en vivo

Para seguir estudiando la hipótesis del marcador somático, se utilizó lo que se conoce como
apuestas experimentales. El sujeto se sienta frente a cuatro barajas (A, B, C y D) y se le presta
2000 dólares indicándole que debe ganar la mayor cantidad de dinero a lo largo del juego no
perdiendo nada de este. El juego consiste en dar la vuelta a las cartas, de una en una, de las 4
barajas hasta que el experimentar indica que el juego ha acabado. Cada carta volteada le hará
ganar o perder una cantidad de dinero.

Las cartas de las barajas A y B hacen ganar 100 dólares y las de C y D 50, pero de forma
impredecible algunas cartas de A y B hacen perder grandes cantidades de dinero, mientras que
las de C y D una cantidad mucho menor. Estas normas no son relevadas y sin inmutables. Tras
100 jugadas el juego termina. Para el jugar es imposible predecir las reglas ni hacer
operaciones mentales sobre el dinero obtenido o perdido.
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La pauta de conducta normal sería buscar pistas y pautas, muestreando las cuatro barajas.
Después, preferimos las barajas más premiadas, pero gradualmente cambiamos de preferencia
a las otras barajas. Esto se suele mantener hasta el final, aunque hay algunas personas
arriesgadas que cambian a las otras barajas con la esperanza de ganar más. Se han ido
generando corazonadas de que las barajas A y B son más peligrosas y que las sanciones de C y
D son mucho menores que las de las otras. Para realizar esto el cerebro utiliza procesos
conscientes e inconscientes.

La conducta de los pacientes con daños en el lóbulo frontal fue totalmente la contraria. Tras el
muestreo general, voltearon mas cartas de las barajas A y B que las de C y D. A pesar de ganar
mucho dinero, las perdidas hacían que perdiesen a mitad de juego. Este tipo de sujetos
querían ganar lo que hizo que fallaran podemos atribuirlo a diferentes motivos:

1- Ya no son sensibles al castigo como los sujetos normales y solo se los puede controlar
con recompensas
2- Han desarrollado tal apetito de gratificación, que la presencia de un premio les hace
ignorar el castigo
3- Siguen siendo conscientes del premio y castigo, pero ya que no contribuyen a la
marcación automática, prefieren la gratificación inmediata

Para averiguar cuál era la razón, se desarrolló otra tarea que consistía en trastocar el
programa de castigos, dando como resultado la misma conducta en sujetos con el daño y
sin este, por lo que el primer motivo es descartado.

Otra evidencia contra la insensiblidad al castigo es un análisis cualitativo del desempeño de


los pacientes en la primera tarea. Después de un pago, los sujetos con lesión evitaban las
barajas de la que provenía esa carta, al igual que los sujetos normales. Pero pasado un
tiempo, los lesionados volvían a esas barajas al contrario que los normales que las seguien
evitando. Esto sugiere que los pacientes seguían siendo sensibles al castigo, cuyos efectos
no parecían durar mucho.

Miopía ante el futuro

La tercera hipótesis haría que los pacientes están más preocupados por el presente que
por el futuro. Sin el mecanismo de la marcación somática, estos pacientes lesionados son
controlados por perspectivas inmediatas y perecen ser insensibles al porvenir. Esta
condición es denominada miopía ante el futuro, también utilizada para explicar la
conducta de personas bajo la influencia por el alcohol y otras drogas.

Ante la lesión, los pacientes descartan lo que han adquirido mediante la socialización y la
educación. Uno de los rasgos humanos mas distintivos es la capacidad de guiarse por
prospectos futuros mas que por los presentes. La lesión no solo daña los conocimientos
acumulados, sino también la capacidad de adquisición de nuevos.

Existen varias posibilidades para explicar esto:

1- Las imágenes relativas a escenarios futuros son débiles e inestables. Estas son
activadas, pero no se mantienen en la consciencia el tiempo suficiente para
desempeñar un papel en la estrategia de razonamiento. En términos
neurospsicológicos, esto se refiere a que la memoria operativa y los mecanismos de
atención ya no funcionan bien para imágenes relativas al futuro.
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2- Aun si las imágenes de las consecuencias futuras sean estables, la lesión de las capas
corticales reduciría la evocación de las señales de estado somático, así que las
situaciones futuras no serán marcadas. Se pierde un mecanismo para generar
automáticamente predicciones sobre la significación de un resultado futuro. En los
sujetos normales esta significación había sido adquirida mediante las exposiciones a
los castigos y recompensas, en un proceso no consciente, siendo imposible darse en
los pacientes con daño frontal.

La concepción actual combina las dos posibilidades, por lo que tienen la misma relevancia.

Predicción del futuro: correlatos fisiológicos

Se sugirió un nuevo aspecto al que añadir a estos experimentos, monitorear la


dermoconductividad de sujetos normales y lesionados durante los juegos. De esta forma se
reunieron dos datos: las elecciones que los sujetos hacían y el perfil de respuesta de
conductividad dérmica que se generaba en el proceso.

Tanto los normales como los afectados mostraron respuestas dermoconductivas tras recibir el
castigo o la recompensa, demostrando que solo se puede generar este tipo de respuesta ante
ciertas condiciones, responden a estímulos que suceden pero no si son una representación
mental. Después de unos movimientos, los sujetos normales, antes de elegir una baraja
desventajosa, generaban una respuesta dermoconductiva que iba creciendo conforme el
juego, como si el cerebro aprendiese a predecir el resultado desventajoso. Esto indica que el
cerebro de sujetos no afectados aprendía e intentaban señalar el resultado de las respuestas.

En cambio, no ocurría ninguna respuesta anticipatoria en sujetos con lesiones, los sistemas
neurales que permiten aprender que evitar o predecir están dañados y no funcionan, siendo
incapaces de desarrollar respuestas ante una situación nueva.

Actualmente, no se sabe como se desarrolla esa predicción, aunque hay una posible
explicación. Esta afirma que una estimación encubierta, no consciente, precede a cualquier
proceso cognitivo. Las redes prefrontales seleccionarían automáticamente las razones de cada
baraja, ayudando al sujeto a pensar en las ventajas y desventajas, terminando con los sistemas
regulatorios corporales que prepararan el cuerpo para los procesos conscientes y cognitivos.

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