Los sentimientos son las percepciones subjetivas de las emociones,
es decir, la forma en que cada uno de nosotros interpretamos la emoción y le damos nombre. Por tanto, dependiendo de nuestra personalidad, creencias y vivencias pasadas interpretaremos la emoción de manera diferente y esto nos producirá distintos sentimientos.
Por lo tanto, podríamos decir que las emociones se producen de
manera inconsciente y los sentimientos son la forma consciente de las emociones: tienen un componente más racional. Por ejemplo, imagínate que has conseguido algo que anhelabas y que era tu sueño, la emoción de alegría te invade y puede manifestarse con sentimientos de satisfacción, optimismo o gratitud, entre otros.
Cuando hablamos de emociones y sentimientos no podemos dar
definiciones absolutas y específicas, ya que ambos conceptos están interrelacionados. Aunque podamos matizar que las emociones son irracionales e inmediatas y los sentimientos son producto de un análisis consciente de la situación, lo cierto es que la emoción y el sentimiento no pueden darse de manera unilateral. No hay emoción sin sentimiento y viceversa.
El debate abierto para diferenciar estos conceptos es más una cuestión
teórica que práctica, que tiene como objetivo entender todo el proceso que los origina y en qué parte de la experiencia consciente nos encontramos. No obstante, existen muchas ocasiones en que podemos utilizar ambos conceptos como si de sinónimos se tratara.
Las emociones y los sentimientos son parte de nosotros e influencian
en gran medida las decisiones que tomamos a diario y en muchos casos, no somos conscientes del gran papel que desempeñan en nuestro día a día.
Más que el hecho de cómo definamos sentimiento y emoción, lo
realmente importante para cualquier persona es cómo los gestione. Aunque creas que los sentimientos y emociones no pueden controlarse, sí que podemos tomarnos tiempo para identificar lo que sentimos, ponerle un nombre, y una vez lo hayamos identificado, podemos analizarlo y tomar decisiones sobre cómo afrontarlo.
Por otra parte, tenemos el estado de ánimo:
Este refiere a las actitudes o disposiciones que tenemos antes las
situaciones que se nos presentan, un estado de ánimo es una forma de estar o permanecer el más larga de duración que una emoción, pero no tanto como un sentimiento.