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Paso del Mito al Logos

Si tenemos que comenzar a escarbar, cual trabajo de arqueólogos, buscando el momento y lugar en y por el cual
comenzó la filosofía1 a rodar por el mundo, debemos viajar a Grecia, más precisamente a los siglos VII y VI A.C. Lo
primero que encontraremos es lo que se conoce entre los especialistas como “tránsito del mito al logos”.
Dejaremos de lado por un momento la tarea de definir cada uno de estos conceptos, para exponer otra discusión:
la sospecha de que la filosofía no es creación de los griegos.

“¡Oh Solón, Solón!, vosotros, griegos, sois siempre niños… No poseéis aún ciencia que, por efectos del tiempo, haya
llegado a ser antigua… En cambio, en este país (Egipto)… lo que es transmitido, se considera que sea lo más antiguo
que exista” (PLATÓN, Timeo, 22b., 23).

Encontramos esta curiosa cita en el Timeo, obra de Platón en la que hay un diálogo entre Solón y un egipcio, que
deja a las claras que toda ciencia provenía de Oriente, o en su defecto de Oriente Medio.

Para Rodolfo Mondolfo2, un experto en el pensamiento griego antiguo, es un hecho que la ciencia y la filosofía
nacieron y se afirmaron primeramente en las colonias de Asia Menor entre los siglos VII y VI. Mileto, Samos, Éfeso,
etc. (colonias griegas), habían intensificado sus relaciones directas con Egipto, e indirectamente con la
Mesopotamia e Irán, especialmente a través de Fenicia y Lidia. También es innegable el contacto de la costa griega
con la mitología de estos pueblos: Egipto, Babilonia, Fenicia. Sabemos por otro lado que la cuestión de la escritura
griega se ve influenciada por la prexistencia de otros alfabetos. El conocimiento de los mitos orientales acerca del
Océano como un “caos acuoso”, o los relacionados con lo que después se va a configurar en la cultura griega como
el mito del “Gran Año Cósmico”, provienen de estos sitios ya mencionados.

Un detalle más es que al parecer los relatos míticos se refieren, tanto en esas culturas antiguas como en la griega, al
inicio del Universo3. Ya retomaremos este tema más adelante.

Pero ¿por qué cuando hablamos de la aparición de la filosofía, independientemente de dónde se haya originado,
debemos hablar del “paso del mito al logos”? ¿Qué es esta cosa de paso o tránsito? ¿Por qué mito y filosofía en
algún punto están relacionados? A su vez, no decimos “filosofía”. Decimos Logos ¿Qué es logos?

Empecemos diciendo qué es mito, si les parece. Sería oportuno recuperar aquí un texto de Aristóteles: “… la
maravilla ha sido siempre, antes como ahora, la causa por la cual los hombres comenzaron a filosofar. Al principio
se encontraron sorprendidos por las dificultades más comunes; después, avanzando poco a poco, plantearon
problemas cada vez más importantes, tales, por ejemplo, como aquellos que giraban en torno a los fenómenos de
la luna, del sol o de los astros, y finalmente los concernientes a la génesis del Universo. Quien percibe una dificultad

1
Sin buscar ser repetitivo acerca de las actitudes que llevan a la aparición del filosofar como actividad humana, hemos
mencionado la del asombro o maravilla. Dice Platón en su “Teeteto” al respecto algo digno de ser recuperado aunque sea
como nota a pie de página: “Precisamente, es característico del filósofo este estado de ánimo: el de la maravilla, pues el principio de la
filosofía no es otro, y aquél que ha dicho que Iris (la filosofía) es hija de Thaumante (la maravilla), no ha establecido mal la genealogía
(Teeteto, 155 d)”.

2
MONDOLFO, R. El pensamiento antiguo. Traducción del italiano por Segundo A. Tri. Cuarta Edición. Buenos Aires. Editorial
Losada, S. A. 1959.

3
Por pura curiosidad, podría echar un vistazo a los textos que dan cuenta de la mitología griega, como es el caso de una obra
llamada Teogonía, del famoso poeta del siglo VII A.C. Hesíodo de Ascra. También del mismo autor, el bellísimo texto Los
trabajos y los días. Incluso, poder observar la presencia del mito en las dos grandes obras de Homero, Ilíada y Odisea.
y se admira, reconoce su propia ignorancia. Y por ello, desde cierto punto de vista, también el amante del mito es
filósofo, ya que el mito se compone de maravillas” (Metafísica, I, 2, 982b).

Aristóteles nos da una buena información hacia el final de la cita sobre la relación entre mito y filosofía, y más
importante aún, sobre qué es un mito. Dice que el mito se compone de maravillas, de cosas asombrosas. Es un
relato asombroso acerca de (podríamos decir) la luna, el sol, los astros, la génesis del universo.

Es decir, que hay una admiración o un maravillarse que proviene de lo inentendible que se presenta el orden que
nos rodea: el cosmos. Para los griegos, el primer acercamiento a una comprensión del orden (kosmo) que había en
la naturaleza, a la que llamaron physis, fue de carácter mítico. La primera explicación de la realidad que los rodeaba
fue una explicación mítica.

Puede ser que por el contexto en el que estamos inmersos no logremos una acaba comprensión de “lo mitológico”.
No resulta fácil dar con el profundo sentido que tenían las personas de los últimos setecientos años antes de Cristo
acerca de la vivencia religiosa. Mircea Eliade 4, uno de los expertos en mitología Oriental, puede ayudarnos en la
comprensión de esta realidad. El mito se caracteriza por:

 ser un relato sagrado que narra un acontecimiento primordial que tuvo lugar al inicio del tiempo.
 es un relato que revela un misterio: es algo que el hombre no podría descubrir por sí mismo, puesto que
es revelado.
 “Decir un mito consiste en proclamar lo que acaeció ab origine. Una vez dicho, es decir, revelado, el mito
pasa a ser verdad apodíctica: fundamenta la verdad absoluta”.
 narrar siempre una creación: se cuenta cómo se efectuó algo, cómo comenzó a ser.
 referir la actividad divina creadora, perteneciente a la esfera de lo sagrado. Es el relato de lo que los
dioses hicieron.
 irrumpir en el mundo. Es la irrupción de lo sagrado, de lo divino en el mundo de los hombres.
 Todo mito muestra cómo ha venido a la existencia una realidad, cualquiera sea. Si narra el cómo, narra
también el por qué de una cosa, su fundamento (en el caso de lo que nos revela el mito, el fundamento
de las cosas es sagrado, puesto que ha sido hecho por dioses o por intervención de éstos).
 ser de carácter ejemplar, un modelo. Dicen los orientales al respecto de las actividades que el hombre
debe hacer a diario: “Así lo hicieron los dioses, así lo hacen los hombres”. Los dioses son el ejemplo de
cómo debe obrar el hombre. Sólo obrando como los dioses, el hombre se mantiene en lo sagrado, y se
aleja así de lo profano.

La relación de estos dos términos (sagrado y profano) es muy interesante en este autor. Él plantea que en la
medida en que el hombre vive sagradamente, es decir con conciencia de que todo proviene de las fuentes
señaladas por los mitos, vive en la realidad. De lo contrario, vivir inmerso en una realidad desprovista del mito, de
la presencia de lo divino, es vivir en la ilusión, en la irrealidad. A propósito de ello, una cita que ilustra el
pensamiento de Eliade:

“… el trabajo agrícola es un trabajo revelado por los dioses o por los Héroes civilizadores. También constituye un
acto a la vez real y significativo. Comparémoslo con el trabajo agrícola en una sociedad desacralizada: aquí se ha
convertido en un acto profano, cuya única justificación es el beneficio económico. Se trabaja la tierra para
explotarla, se persigue el alimento y la ganancia. Despojado de simbolismo religioso, el trabajo agrícola se hace a la
vez «opaco» y extenuante: no revela significación alguna, no depara «abertura» alguna hacia lo universal, hacia el
mundo del espíritu…”

4
ELIADE, M. Lo sagrado y lo profano. Trad. Luis Gil. GUADARRAMA. PUNTO OMEGA. 4ta. edición 1981.
Podríamos afirmar que la vocación del mito y de la filosofía es una y la misma: la de ofrecer una explicación de la
realidad. Es en ello que encontramos similitudes.

“Hay algunos que creen que, también los más antiguos, que vivieron mucho tiempo antes que la generación
presente, los primeros en tratar de los dioses, han pensado de la misma manera (que Tales) respecto a la
naturaleza, ya que hicieron de Océano y Tetis los progenitores de la generación, y el agua, llamada por los poetas
Estigia…”

Esta cita de “Metafísica” de Aristóteles deja en claro que los antiguos explicaban en forma de mito y poesía, el
origen del Universo, a partir de las divinidades Océano y Tetis. El autor encuentra una coincidencia entre lo
sostenido por éstos y un tal “Tales”. Habitante de Mileto, Tales es quien inaugura la filosofía. Es señalado como el
primer filósofo, perteneciente al grupo de los filósofos naturalistas o físicos de la escuela de Mileto.

Un paréntesis a los efectos de aclarar esta relación entre mito y filosofía. Serviría traer a colación lo que en ¿Para
qué sirve la filosofía?, Darío Sztajnszrajber afirma:

“Nada en la historia cambia de manera tan terminante de un día para el otro. No es cierto que hasta Tales toda la
cultura griega estaba escuadriñada por la mitología y en el medio de tanta oscuridad, Tales se dio cuenta y empezó
a pensar. ¿No se pensaba antes? ¿Los mitos no tienen lada de pensamiento? Y al revés, ¿no hay nada de mito en la
razón? ”

Para este autor, los mitos son cuentos o relatos que no aspiran a una explicación racional de lo real. No son una
justificación racional; antes bien son relatos que apelan a lo emotivo, a la fantasía, a la sensibilidad.

Volviendo a la cita de Aristóteles, afirmamos con la Historia de la Filosofía, que Tales sostenía que el origen del
universo era el agua. Pero antes de pasar a explicar la idea de inicio u origen del Universo (arché) señalada por
Tales, debemos resolver aquello que ha quedado en el camino. Haremos algunas observaciones, estableceremos
diferencias entre mito y filosofía. No terminamos de decir que el mito y la filosofía en algún aspecto son parecidas,
y ya notamos diferencias entre el relato mitológico y el filosófico. Aquí involucraremos la palabra “logos”.

La palabra λόγος tiene muchos significados: entre ellos "palabra", "expresión", "pensamiento", “concepto",
“discurso", "habla", "razón", "inteligencia". También ha sido usado para significar "ley", "principio", "norma", etc.
Así, el verbo λέγειν (legein) se traduce por "hablar", "decir", "contar (una historia)". λέγειν es también "recoger" o
"reunir": reunir las palabras como se hace al leer ( légère, lesen) y se obtiene entonces la "razón", "la significación",
"el discurso", "lo dicho". Cuando se reúnen partes se van seleccionando cada una de ellas, como si se tratara de una
cosecha. Logos es un "decir inteligible" y "razonado".

Si vamos a los textos de los primeros filósofos que utilizan esta palabra, la misma significa “principio inteligible”,
"razón" en cuanto "razón universal", que es al mismo tiempo "ley" de todas las cosas. En Heráclito, por ejemplo el
Logos es la razón universal que domina el mundo y que hace posible un orden, una justicia y un destino. En este
sentido, la filosofía sería la sabiduría que consiste principalmente en conocer esta razón universal que todo lo
penetra. El logos es el principio del cual toda realidad surge y al cual, en último término, todo vuelve. Para el
griego, el Logos es un principio abstracto, ordenador, intermediario.

El logos a diferencia del mito es eso dicho, ese discurso, ese relato que nos conecta con lo racional, lo lógico, lo
metódico. Es aquí que diremos que la filosofía busca explicar la realidad siguiendo pasos, con cierto orden,
apelando ya no a la fantasía, sino a la especulación, ya no a la imaginación, sino a la razón. También como el mito
nace de la admiración, pero tiene un interés obsesivo por brindar una explicación de la realidad sobre bases
racionales, nutridas por la observación e independiente de la tradición mítico-religiosa. Busca con actitud crítica
responder a la pregunta sobre la realidad. Busca tener conocimientos “verdaderos”.

Dos aclaraciones más:

No es que el mito carezca de racionalidad, de lógica. Hay una coherencia admirable en los mitos, tanto
internamente como externamente*. No es falta de racionalidad lo que se señala. Es la naturaleza del mito ser un
discurso más ligado a lo sagrado, que a lo científico.

El paso del mito al logos ha sido un proceso histórico complejo que involucra como antecedentes a todo el mundo
oriental y sus conocimientos acerca de la realidad (ciencias), pero que sin embargo sólo logró despuntar o
amanecer en la Grecia arcaica, en esas costas regadas por el Mar Mediterráneo.

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