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El lobby es una práctica que se trasladó desde Inglaterra a sus 13 colonias previas
norteamericanas, como parte de la democracia representativa heredada por esta
potencia a sus colonias, y que permaneció durante su desarrollo político y social a
través de diversos eventos posteriores a su independencia.
A partir de 1791 el derecho de petición, así como la práctica del lobby como medio
idóneo para hacerlo efectivo, quedaron garantizados por la constitución, y ya en
1808 el término lobby era empleado comúnmente en los círculos legislativos del
país, se realizaba como parte del funcionamiento de las dos cámaras del congreso,
podía ser empleado tanto para propiciar el ejercicio de la democracia como para
desvirtuarla.
Abundante evidencia señalaba que los métodos venales y egoístas eran empleados
con frecuencia para obtener resultados legislativos, sobornos, que los legisladores
intercambiaban influencia por dinero. La misma polarización y segmentación de
estos grupos, así como la influencia empresarial que denotaba presión a la hora de
presentar leyes de intereses fue la guerra civil de 1861-1867. En efecto, la propia
guerra de secesión y las acciones de apoyo brindadas por el gobierno de la Unión
brindó a los capitalistas, propició el surgimiento de grandes corporaciones.
Como resultado en los años de reconstrucción posteriores a la guerra civil, se
enfrascó en el cambio hacia una buena política, dejando de lado el partidismo, la
búsqueda de privilegios y la corrupción.
Cuando Abraham Lincoln ocupó la presidencia, el país era una nación de pequeñas
empresas, pero durante y después de la guerra civil se comenzaron a formar
grandes monopolios que absorbieron a múltiples compañías que antes competían
entre sí. Existió un intenso cabildeo de agentes bien pagados para obtener leyes y
exenciones de impuestos que benefician a las empresas que representaban.
Así como en el pasado el ejercicio del lobby se mantuvo tras la necesidad y el alto
gasto de las campañas políticas, así como para prevalecer los intereses de los
empresarios. Aún continúa siendo un elemento sustancial para el funcionamiento de
la democracia, puesto que garantiza no sólo que quien aspira a ocupar un puesto de
elección popular se vea precisado a responder los intereses, inquietudes y
preocupaciones del elector (ciudadanos).
La política de Washington es un juego para los que están dentro, del cual el
ciudadano ordinario está excluido. El verdadero problema es que la mayoría de la
gente no está involucrada políticamente, ni informada sobre lo que su gobierno está
haciendo. La mayoría de las leyes son aprobadas sin que nadie las lea.
La gran prioridad para el presidente Reagan fue reducir el papel del gobierno
federal, puesto que para él, el déficit presupuestal fue uno de los problemas más
serios que enfrentó durante su periodo. Se enfocó en el desarrollo de armas lo que
implicó un enorme gasto que lo llevó al endeudamiento gravé del país.