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1. DE ENERO DE 1910
0
GE OGRAF'A OLOMBIANA
100 planchas, texto explicativ o é índice alfabético general
CAlTA5 GENIUtALitS, (J,RTAS DJ.::PARTAMF.ST AlFS CARTAS SRCCIO:-iALES Y LOCALES,
1 CARTAS HIST61l!CA5 y
CeADROS ESTADfSTICOS Y GEOGRÁFICOS
BOGOTA
111 P R E N T A E L É C T R l C A
CALLE I0 1 NÚMERO 168
ATLAS COMPLETO
DE
GEOGRAFIA COLOMBIANA
BOGOTA
I ~I I' R E X T A E L f': e T R J eA
r.A l. U . 1 o, !\ ú "ERO IIJ
19 06
D. Rafael Reyes
B. L. M. de V. E.
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CARTA SEISMDLO&ICA COLOMgfANA
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Desde el momento en que los geólo~os eur-opeos pusieron de relieve la importancia de la seismologla, por la luz
que puede suministrar para la mejor inteligencia de la tectónica de un _país, prin cipiamos á recoger los datos referentes
á los temblores y terremotos de _Colon:bia,_ y hace ya och? aiíos pubhcámos en los Anales de lngenzer/,z de Bo~·o t R,
los resul tados generales de esta mvcstrgactón, que, corr·~gula y complementad~' c?n nuevos documentos y con Jos f.~nr',
menos seismológicos subsiguientes, son la base de la adJunta carta de los movtmtenlos de la corteza terrestre en lo r¡ue
un dla fue la Gran Colombia.
DesJe Juego la experiencia secular enseña que no tiembla el suelo en todas partes, ni con la misma frecuencia,
ni con idéntica intensidad) ósea el planeta ~e divide eo porciones seismicas, pneseismü:as y aseismicas (r), compro-
bando la variable inquietud de la corteza lo complexo de su constitución geológica.
Dos grandes anillos especialmente seismicos presenta el planeta: las gcosinclinales (2) Alpina y cirrurnpacífica,
dominio habitual de lns catástrofes que han asolado la humanidad. La Alpina <'1 de los Mediterráneos-la Tethys de los
geólogos-parle de Jos abismos que avecinan ias islas de la Sonda, atraviesa la India y el Asia anterior, sigue por el
Mediterráneo y cruzando el Atlántico viene á terminar en el mar Caribe y el archipiélago antillano. Es, como su herma-
na, uno ele Jos rasgos notablt>s de la superficie terrestre desde los más remotos ti<!mpos geológicos, y en sus orillas se ha
formado una geanticlinal enorme, agitada por frecuentes y formidables terremotos.
La circumpacífica se define por si misma en el arco ele relieves que se dilatan de! Cabo de Horno. á las islas de
Nueva Zelandia, pasando por el estrecho d~ Be~rin"', por lo cual se enl,\l~a con la ~ntenor en_Ias Antillas y en las islas
de la Sonda. Constitllyela un enorme ~eosmclmal con reborde de alt1S1mas cord1lleras tend1das en torno del Grande
Océano, y que como la anterior data en su forma_ actual de. la ~poca terciaria. Al ?puesto lado) ósea al exterior, se
apoya contra tierras de arquitectura tabular ó anttgua consohdactón. El flanco exterwr del reborde es abrupto, en es-
pecial en América, donde alcanza su máxima altitud; pero en toda la periferie la profundtdad del Océano es enorme á
poca _distancia de la costa actual. La ~rruga en cuestión,, además de ser en extremo in table, s~ muestra _señoeeada por
tal numeeo de volcanes, que ha merectdo el nombre de czrculo de fuego del planeta. Es e_n reah~ad una L_nmensa feac-
t~~a de la corteza terrestre, por lo cual, como el Pacifico es el rasgo_ fundamental de la T1~r:a, st nó conti_nentes, sí cle-
bw encerrar grandes tierras próximas á la fractura, las que se hundteron después de summ.tstrar los detnlus que, acu·
mutados en lageosinclinal, dieron origen á la geanticlinal pacifica, por lo m1smo no menos lllStable que su homóloga la
mencionada atrás.
Por lo pronto, de dichas geosinclinales no nos interesa íntegra su longitud, y basta lo dicho para entrar en los
detalles que tengan relación con Colombia, cuyas costas, á decir verdad, pertenecen íntegras á la ciecumpacífica que un
día abarcó en su seno, poe medio de un codo, el actual Caribe, corno poe el otro lado hizo Jo pi'Dpio con el Océano Indi-
co, ::tnles ele que los Océanos Atlántir.o del Norte y del Sur se hubieran unido en una sola masa para separar dtl todo
el Viejo y el l\' u evo l\1 u ndo.
Por lo tanto) á primera vista) lógico sería decir qu e los Andes Colombianos pertenecen á la porción seísmica, es
decir, tienen ellos cierta igualdad de composición geognóstica, de donde un hecho contrario á lo que enseña el estudio
directo de las rocas que los componen, diversas en las distintas secciones de su área total.
Empero, si después dirigimos la vista á la carta adjunta, resaltará en el acto un hecho de la mayor importancia:
qu ..: las diversas porciones de nuestras montal1as no presentan la misma intensidad seismológica, ni é la se deriva de
idénticcls causas, puesto que en unos lugares indud::tblcmenle interviene el volcanismo en tales fenómenos y en otros
nunca han existido tales chimeneas.
Prosio-uiendo el análisis sobre un moderno mapamundi seismológico, el hecho adquiere la necesaria claridad al
observar que la Gran Colombia está ubicada en una situación notabilísima desde el punto de vista en cuestión, por cuan-
to al N. y al vV. la envuelven las geosinclinales alpina y circumpaclfica, que se enlazan precisamente á su frente en el
Mar Caribe, en tanto que las grandes llanuras orientales hacen parle de lo que fue en otras edades geológicas el con-
tinente brasi lero-africano, notable por su relativa estabilidad. O, en otros términos, en la linea de contacto de esos
dos elementos, tan importantes como distintos en la corteza terrestre, es muy natural que la zona estable, que recibe
el choque de los movimientos de la otra, vibre á su turno por rep ercusión, siquiera sea en los lindes del contacto.
Esto sentado, podemos hacer algunas otras observaciones preYias antes de entrar en el fondo del asunto: tiem-
bla con frecuencia en Popayán, Manizales, Pasto, por ejemplo; pero dichas poblaciones, como varias otr::~s, están si-
tuadas sohre los flancos de un volcán, por así decir, y, como se comprende, buen número de tales sacudidas deben te-
( 1) Seis mico : territorio donde son frecuentes los verdaderos terremoto ; pneseismico: territorio donde los movimientos varían con fre-
cuencia pero sin pasar de ser severos; aseísmico: territorio donde los temblores son desconocidos ó débiles y raros. Cuanto á In escala de ""ra-
duación, la '"?á~ usual es di":id_ir los te.mblores en miCI_'OSeismos, apenas. not~d?s por los ins~ru_mentos, !/ ~nacroseismos, sentidos por los h~m
br_es. Estos u! timos se _subd.Ividen ~n diez cla_ses, que b1en pue~len reducirse a cmco:. I ,_ movimient?s sentidos por poca_s personas; 2, movi-
mientos que se transmiten a los obJetos mov1hles (puertas, lamparas, etc. ) ; 3• movmliento ent1Jos por todos los habitantes, visibles en los
árboles, con detención de relojes, etc.; 4, movimientos q1;1e producen espanto general con c.1ídas de chimeneas y daños en edificios mal cons-
truidos ó vencidos; 5, verdade1·o terremoto, con ruina de toda clase de edificios, apertura de gi·ietas en el suelo y derrumbes en las montañas.
Desde otTo punto de vista, los movimientos de la corteza serún volcánicos, de desli::amiento (sedimentarios) ó tectónico (de esqueleto).
(2) Geosinclinal~iifti!as de menor resi tencia en forma de fosos profundos, donde se depositan los sedimentos arranca Jos á tierras vecinas
y que con el tiempo originan por compresión nuevos plie;ues, ósea las cadenas de montañas. '
(1) Los chibchas sabían que su suelo temblaba con frecuencia suma, de donde la leyenda de Chibchacun semejante á la del Atlas ,.riego·
pero no recorda?an ningú? .terremoto, que.~~ haberlo habido, ma! 1~ ha~rían pasado los al~~;are~ con. sus g;andes postes poco enterra:aos po;
fa~ta de berram1entas metahcas. Y la trad1ciOn de hecho tal habr1a mflmdo en la construccwn de !"'le 1as y conventos como influyó pronto el
chma en la altura de las eslanzas de las casas particulares, dado que Andalucía es tit'rra clásica par~ los terremotos. '
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LA CATl.DRA L, San riclorino, .~.\)l PABLO. Las
A.e:uaM, l..as .Vrtrt'l: lhul , * * t
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Pl.~Al..A S: A : Oc JJotir:ar ; H. d(• lan f 1nder ; r• del Ct'n
1l rio, JJ. dt• ~1n Vktouuo, E. de os .3l.ír.lr · , lt~ de Ar.
11181.
Plarrttla• "':de "'an ,\gt1 Uu. do Egipto, do J.-a Capuch1 By do
J~a~~ N' t'\'t>i! 1 dt• l.as J\ goa.!l,
E•tatua• • a de BoliYar, b dt!l Sanht.nd~"r, e Temph•te, d 1\lo.
D 1Ull'Uto c.o os Jrr6cf•rf"a, e de CoJón ó hal)Cl Jll e ... liea.
JC.LJo;:-¡JAS ... J.. a ('ntulraJ, ;¿.San P••tlro, '1 ~:m hoacio. 9 La
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l m.m: metros.
Los Cobartles 1 m,m : 8oo metros.
El Cocuy :r In Sierl'a X eYada
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NOT A. L. A I N T E RCO RDIL~E R A
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EL TACHIRA VENEZOLANO
D 18 UJÓI F, J,V.Il
IKA8Ó oi.NIIRI~G
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y Ú CAMPAÑA DE. eUE.SADA
CONSTRUYO!
~.ú~VEKGARA Y vwsco
~EG.AN!!!!!!:.'·l'JDERO
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LINAJES V súinRJliS
I:JlljSTJtDVII:
F.J.VE/it:ARA Y VfLASCD
I:RA&Ó:
!m
.,, BIEN " a!J
'}, DESPOBLADA
...
"No era Bo.,.olá el nombre que le daban los ~hibchas á nue tra capital, sino Theusa, Theusa7uillo. En efecln, es
muy difícil poder obtener las palabras de un len,gu.aJe en su entera pureza/ en su ':er~adera sig~ificacic'tn, cuando
no se
conoce éste de antemano y se habla con gen te rusttca p~ra apr~nderlo. ) a a ter mdtcaba la Y
dd1cu 1tad que había para
el sentido de las
aprender cuando se tenía que hacerlo con g~nte tosca y sm estudws,.qu e no tiene costumbre de separar
voces cuando se les pregunta una palabra atslada, y que traducen, Sl llega~ á comprender la _pregunta, tal
como lrs viene
en una frase, haciendo tomar muchas vece> la frase entera por la palabra, o á lo menos aliadtend? los afijos ó desinencias
palabra. Otra dtficultad es la verdadera
con que se le encuentra en dicha frase .Y que no saben separar de la verdadera
comprensión de la pregunta, y de ésta fui ':íclima en una ~xcur~ión por la lliri.a. .
"Ignorando yo el ilirio y deseando mlemarme hacta. ldna: me fue prect~o umrme al c.orre~ que á pie hacía
d er-
. .
VIct? entre Laibach é Idria. Poco tiempo después de esta; ¡un.tos, y ya en cam.mo_, me ap~rctbí (sic) que el dicho funcio-
narw püblico que me había procurado por guía, no conoc1a mas lengua qu~ elii1riO, y qu1se hacer de neccsidul
virtud y
provecho. Emprendí mi vocabulariO, y para, aprender le mostrab~ al $lila un río, me decía su nombre geogrúfico; le
enseiiaba campos cubiertos de papas, y me dec1a rl .nombre del proptelano; le mos~raba el reloj, y me decía la hora, pero
n~nca la traducción de los nombres río, papas, reJo.¡, qt,te yo bu~L·ab.a,. quedando mt vocabulario como ya
puedrn figurar
m1s lectores y sirviéndome de lección que apro,·eche luego en mts YtaJeS al l\Ieta. Es prob~hle que al principio el nombre
ele la :Nact6n, su granero, y así llamaron
que más oían los espaiíoles sería Fac-a-ata (r), fin del gran campo de labmnza
al pueblecillo qne estaba al pie de la cc·rdillera." . _ .
Las líneas anteriores son de una de las notas qu~ el D.r. Ezer¡utel Unco~chea agrega á la Introducció n que
ante-
puso á la Gramátt'ca vocabltlario ' cateúsmo !/ confeswnar w de la lengua d . c!ubrha, publicada en r8~¡I "se"'ún antiO'uos
.1 " 1 ,. ' ~ !!)
'
ll_Ianuscritos anón irnos é inéditos, aumentados_ .)' co.IT~~· tc os po~ e autor. ,~ ~ v1erte que "!~les manuscritos
son poste-
rt~res á la Gramática del Padre Lugo, que se J.m.pnrnto en Macl~·¡d en r6rg. ~ nosotros adYerltr : !~os que
lns tales manus-
cotege durante
cntos debieron ser variantes de dicha Gramattca y vocahulano , como podra reconocerlo cualqULera que
unos pocos minuto el libro de 1871 con el ¿e J6rg. . . .
El mi , mo autor advierte que el primer mae~tro de lengua clubcha fue el v1gés~mo (¿segundo?) cura de la parroquia
de Santa Bárbara (erigida en 15s 1 ), y qu~ la cnsenanza del padre Da~ey contnbuyo á .hacer ai;andonar el
dialecto que se
esta.ba formando de mezclclcaste llana y cluh ::lta, que ll~maban los espanoles len~ua degJtanos, a los sesenta aiios de domi-
que eran mucl~os Jos dtaleclos (?)de la l_:ng_ua chibcha, figt.u·ando entre ellos el cluit, y los
nación (r5g8?). TamiJién indica
lo p:'opw ncedía hacia los otros puntos
que se hablaban en Chita Iorcote Támara, PtsYa, Paya, á lo quedebeana du·se que
cardinales relacionado s ;obre Ja 'sabana de Bogotá, ~omo cent:o. Empero, ~abrí~ pn·~· untar con qué derecho se llama
lengua la de la tal sabana y dialectos los n~ros, en espec1al. los onentales, máxune.st se ttene en cuenta que Castellanos
indicar que no
ernlle el si()'uiente concep to sobre el ongen de los habtlantes de esta gran cordillera de Sumapaz, tras
tenía~ ellos ~radiciones sobre sus antecesores: "Sólo prest~~o yo que fueron gentes venidas de Jos llanos á la sierra, y las
necesidades de ampararse del frío, fue la ca u: a del Yesl!rse. , .
Por su parte escribió Quesada, autoridad fund~mental en lo ¡·e~e!'ente ¡~ los Chtbchas: "Lo más ciertn que
se sabe
es que lo que 1 s espaiioles llamaron Boo·otá se J_Jamo Docatá, que qu1ere dec11· rern~t~ de lahranza, y que en los tiempos
J?a .ados se poblaron aquellas tierras de tantos Ca.ctques, absolulo cada cual en el dorn11~10 de sus vasallos, que
más era con-
fustón que grandeza. y de aquí nació la diferencia de lenguas que usaban en a~¡uel Remo, has~a que el Cacique de Bogotá
ernpezó á dilata 1· su Estado reduciendo, ya por ~uerza d~ armas, y::por herenctas, los más c~c~caz;os á sn dominio, y des-
de aquellos tiempos Je intitulaban Zipa, que qmere decir gran Scuor, de que resultó q~e eii~IOma de Bog·otá se dilatase
en lodo su Reino, de suerte que ltoy es la gener~l. que cone, au.rz,1ue con a_lguna dtfe.rencw de voces
!/ pronunciacidn
que los nuevamente sujetos mezclaban con el_tdwma d~ Bog?la. ~o propiO debe aplicarse ?aturalmen te á Iraca, Tun-
y como lógica consecuenct a, la exJstencJa de diversos centros de lengu::1Je ó en otros términos que
dama, Hunza ele.
lo que Uricoe~hea' denomina gramática de la Je~gua chibcha, ~s sim.ple y llana1.nente gramátic; del principal dialecto de
alcance del qne naturalmen te
l~ leng·ua chibcha, advertencia que 110 debió olvidarse para no Inducir á error m dar-le más
Llene.
? Y en realidad, ¿,una sola lengua se hablaba en las comarcas centrales y orientales de la gran cordillera de Suma-
paz· La respuesta se dará en lugar oportuno. . .
P~rque, ¿ quié!l~s escri~i.eron y co!1 qué ob¡~to que nos res~~ ~obre la lengua c!11b~l~a _? Doctrinero~ preocupa-
!o
dos tan solo con su mtstón espll'ltnal y sujetos al cnterw con que se t1 ~1tabau los ~suntos hngut~lJcos en su
epoca, el me-
amcncana anterwr á la conqUista, la que, como se com-
nos adecuado para entender el genio y Ja índole de una lengua
sujetarla á moldes que le eran opuestos desde cualquier punto de vista que se
pren?e, tuvo que ser violentada para
constdere la cuestión.
e ~n esa época la lingüísticas~ reducía á tomar el l.atín com~ base, Y era i~~o~ible, sin los progresos posteriores,.
hacerlo con la ~---
ornpagmar lo que se llamaron un twmpo lenguas de fl.extón, aglutinante s Y monos!labtc as, y mucho menos
-
moderna
n
clasificación de lenguas en que la palabra extsle realmente Y lenguas
( 1) "Habemos colegido que lo que llaman Bogotá. los nuést:os e dice Boca~á (no Fac-a-la
0
en que la palabra no existe
.. .
Así, puesto en su punlo lo que á la lengua se refiere, podemos ocuparnos de las localizaciones de los diversos o-ru-
pos chibcha~, ó_ sea de esa multitud de Ca~icazgos e~tab_lecid?s en alguna porción de la coma~ca. Y en el par·~icular es glaro
~ucel con_ocim t ent~ exacto de la Geograf!a delternlor~o se trnpone como base de tal estudw, ya para la citada localiza-
-ción propiamente dtcha, ya para el estu ,lto de las relacwne_s q~e pueden resultar e.ntre laspal'les que. lo componen.
Baladí parece el punto, pero no lo es, conforme lo Illd1can algunos trabaJOS sobre la matena, con fama en el pú-
blico y en los cuales el Oriente se ll eva al Sep tentrión y el Ocaso al Mediodía, sin despertar asombro en el público, lo que
.prueba, ó su indiferencia por el tema mismo, ó su identida1l de criterio con el au tor ( 1 ) •
., Y la consecuencia natural de lo antedicho es la perentoria. n~cesidad de principiar t_ales trabajos por la prepara-
·CIOn á grande escala de una carta geográfica aceptable delterntono que se qu1e:e cstud_Iar de de el punto de vista his-
tórico, tomando eso sí po1· base sus regiones naturales, ya que las di visionees polít1cas no siempre se amo ldan á los rasgos
fundamentales del sudo.
( t ) Por ejemplo, e11 uno de esos trabajos se e-cribe, tratando del antig.1o D ~p.1rtamento ~e S:mlan.Jer : " Al N. de Vélez, en la banda
·<>puesta del río Suma paz (! ), se extendían las Pl'ovincias ele Los Laches y Chitas (! )." No cabría d1sculpa con una errata ele Sumapaz por Suárez
porque ni el Cocuy está al N. ele Vélez, ui demora á la han da izquierda de tal río. "Chiaochon al SE. de San Gil," " Jerirá, donde Jaén-o se fundÓ
'Málaga," "Chipatá, que es hoy Vélez." Separa á Chinácota de" los valles circunvecinos ele P~plona."" El Occidente del Deparlame~to (de Bo-
-yacá) estaba habitado por los Moscas, cuya principal ramificación era la de los Muzos.P ·~Al Onente de Tunja están las colinas r¡ue habitaban Jos
Chivataes, Soracae y otras naciones que se seguían hasta los llanos de San J .¡an."" TmJaCá, donde está la Villa de Leiva.'' "No lejos de Tunja
quedaba Saboyá.'' :• Los Caciques de D~itama; Gámeza y Sogamoso eran tributarw.s del Zaque," y ci~a e?- apoyo á P!edrahita, quien escribe preci-
sámeute lo contrariO:" el Tundama, senor absoluto y podero ·o."" Numerosos deh1m·on de ser los subd1tos del Tunp, cuando éstos pudieron opo-
ner á los español?s 5o,ooo gl!erreros el día que é tos penetraron hasta el cerc~do de su rey.'' O sea, Tunja co!ltaba esa guarnición permanente-
mente (!)y debwn de ser pmtados, pues los asaltantes apenas eran 100. "Nemequcne ( !!! ), el poderoso senor de Tundama," u dueño de So-
rr.ocotá."" Eran vecinos de Tundama al S. los S:>tairaes y más adelante los Tenzas.'' "Chic¡lmocha (Sogamo ·o)." "A ocho Jen-ua~ al Oriento de
'Túoja, separada por el río Sogamoso, se extendia la Prm·incia sa..,.rada de Iraca.'' u 1\lorcote en Cundinamarca.'' Kn suma, un nú~nero tal de errores
.de fuente y localización "'eográfica como es imposible hallarlo re"unido en ningún otro escrito del globo, y ese escrito ha sido recomeo:dado por
.otros escritores afamados sobre la materia. ¿Conviene consentir en que tales yerros se perpetúen sin correctivo de ninguna especie?
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Q.UIBDO• Y EL ISTMO DE SAN PABLU
J'll!iTAZGDS----·
EL CA. ~UETA
(Geografía general-Exploracio nes de loH Hermanos Reyes-Navegación )
PAGINAS OLVIDADAS
"This eslupendous river Ama.=on, the greatest on the globe, vierned in tlze light
ofthe uolume of ils walers, may, conúdeáng its own position and thal of ils tábu-
taries, be denominalecl a second lJ.Iediterranean-L!te American lJ.fedderranean!
[t divides almost complete!y Soulh Amen'ca from west lo east, u ashing, together
with its tribulart'es, the lerrt'lon'es oj Bolivt'a, Perú, Ecuador, Colombia, Vene:;uela
and Bra:úl.
" Vesseels of any draft m ay navzgate this rt·ver for a dt'slance of 3 ,o o o miles,
and ascend seveml of its tributarles for 2 o o, 3 o o, and e ven .9 o o miles. An admi-
rable treltl's, as it were oj water, ancl faálilates the navtgation oj the enlt're Ama-
.:;on regton. an.d such as are conllguous .
................................................. ................................................................. ......................
"The Palumayo or lea rt'ses amon.g the rides oj the Andes, al lhe place coman-
ded by Lhe town of Pasto, and takes a soutlherly direction, receiving in its course
tlúrty streams, some ofwtch are navigable, and 25 rivulets. In its cow·se of goo
miles it t's, as 1 knoru from personal experz'ence, all naVt'gable, except the firt 9 o
miles. ~Vith tlu's excepll'on, it oifers no impediment lo steam navtgation, provided
the uessels be adapted lo z'ts depth. At this writing, its walers, wich may be called
uirgin, have been dtslurbed by two small steamboats, recente/y sent by me to San
José, 7 2 o miles from t'Ls mouth, and ! propose shortly lo despatch the third. Tht's
enlerp~t'se wtll be followed llP with regularity al !he rale of one voyage per month,
and wtl become morejrequent as soon as the route l's traced wic!t, by land, t's to con-
nect tlze porl oj S. José wilh tlze town oj Pasto, and openfree andjacile communi-
calton Jor tlze trade betwcen Northen Ecuador and Soulhern Colombia. The Pu-
tumayo River t's one on of the moslt'mporlanl tribularies oj the Ama.=on, not only
on account of the vegetaúle ancl mt'nemlriches jound upon ils ban!.:s, but because
of its siluaü'on belwen the Napa and Caquetá, wich allows its naVL'gation to be eifec-
ted in relation with that of the water courses.
" The ~ulamayo l's, therefore, the cenler of the most exlensive naVL'gation, and
the most tmportant of the conjluents upon tlze lrift bank of the Ama.::on, and will,
sorne day, be lhe channel through wich the trajjic of the selllements lhat encircle
the Ama2on will be carried,from the springs oj the Napo to the plains of /;asa-
nare."
RAFAEL REYES
(De la primera publicación hecha en x8¡G en el Extranjero pm· quien fue lla -
mado entonces" disl inguished and daring young Colombian, explorer ofthe
Putumayo, and the promoter of lhe navigation of this vi ver.''
S i en Ja historia desempeiía la crilic~ papel prio~ipalísimo, co;no ?lemento indispensable para llega\ al acerta~o
conocimiento de Jos hech 0 s en cuanto locahzaclos en el Ltempo, por as1 decir; en la geografla no es menor su Importancia
y su olvido produce siemp;e errores g~a ~ísimos, porque fa! Lai~clo c_l ~a fa! tao las r~glas para .l?calizar conveniente~ente en
e l espa;:io Jos diversos rasO'os caractenst1cos de una comarca o reg10n. Esta olra 1mportantunma par le ele la crítica segu-
ramente por no estar condensad~ en ningún manual_que facilite su ?studio, casi ~iempre se_ deja á un I_a~o por ~uchos
trabajadores, como si todos los tiempos fueran los mIsmos y las Yemdera~ generaciOnes hub~eran de r<!clbir como de bue-
na ley obras en cuya realización no se resp etaron los preceptos menciOnados y á veces m aun los fundamentales de la
ciencia respectiva (r). . . . .
Por estos motivos, cuando se trata de form~r la geogr~fta ~e comarcas en donde apenas pnnc1p1a á sentar su planta
el hombre civil izado, es preciso COJ?en~ar el trab_aJO por la lu stona de su "exploración," ) 'a para la determinación de las
fuentes disponibles y rle su reseecti ~a Jm porta ocia, ya para ex traer de esas labores las ptedras que habrán de emplearse
en la construcción de la obra smtétrca.
El punto de vista que antecede se impon e, sin el u da ~ünguna, al tratarse de una parte considerable del tel'ritorio
nacional, de esa parte que llamamos usualmente EL CAQUETA ó A~rAZONIA ~OLO.\IBIANA, y cuyos limites políticos no coin-
ciden por completo con ~os linderos g?ogr~ficos, ~l_e d?nde una causa de poslh!e.e~Tor qu~ ?che evitars,e desde luego: aq~í
entendemos por C,\QUETA lo que constituyo el. terulorw de ese nombre en la ciJnsJón pobt1ca que regm en el país al expi-
rar el régimen federal. Geográficamente const.~erado el punto_, el C':tquel~, en su parte Norte, si bien es cierto que rebasa
la hoya del Amazonas y comprende una porcwn de la del Onnoco (la mttad de la de su afluente el Guaviare), también Jo
( x) Hay asuntos en verdad enojosos de ser tratados, pero el :espeto á la verdad científica no permite rehuir su crítica. A ellos'~perte
nece lo relacionad.~ con las. Comisiones _de. Límite,s encaro-adas de fipr la fro~ lera entre Colombia y ~ cnezuela al tenor del Laudo arbitral"espa- -~--.
las que e':lla porc10n del rw Negro _se hm1~ar?n a aceptar docu_mcntos antc_rwres, y en sus planos 1ncorporaron dato de antig-uas y defic'
cartas, sm saber que en el ExtranJero ex1stwn sobre el partiCular trabaJOS nuevos y correctos! Por ejemplo en dichos planos del Ri ~;'ro
aparee~ marcado por un a simp le l.ínea curva el lecho de los af1uentes colombianos Aquia y Tomo, que con ~u curso correcto, ya se ha a!l en
cualqUJer al ias moderno por aíi.1didura aun hacen figurar el do Bocon! ¿Pensaron los autores del trabajo en referencia que la crítica rá-
fica no enseña á restablecer la verdad así ultrajada?
es qu~ dicha porción en la realicla~ geo~ráfica hace parte integrante de dicho Caquetá Y. no ele los llanos, ósea ~le la Ori-
noqma,_ en la qu~ tampoco puede mclUJrse, por análogas razones,. la_ G_uayana .. En cambiO, la parte Sur de la Amaz:)Oia
colombiana, la situada allende el surco ~el Putumayo, perlenec~ a lhstmta enl1dad geográfica. Por el Oriente se no.> ha
despojado de su límite natural en las ~aJaS ll~nuras do~de lermm~n l_os raudales del RioneO'ro y se desparraman los bra-
zos del della del Yapurá, y por el Occidente mcluye, blCn que artificialmente, las faldas de fos Andes.
En suma, el Caquetá "entidad" g_eográfica cicl suel~ de_ Suramé:ica, mide una superficie apenas igual á la mitad
de la que comprendía dentro de sus _límites leO'a.les el terntono)mencwnado a~nis, y lo constituyen la serie de mesas de
poca altitud, que, escalonadas, se ex.llenden ~el plC de los An~es 150 leguas hawt el SE., formando con los rebordes de
sus estratas_leYan ladas af_o-o así com? l~s _espmazos de una sen e de olas cu~si concéntricas .Y ~olidifi~adas repentina mente.
La tierra en cuestrón, _que prmc1p~a con anchura de 50 leguas, que a la postn; se tr1phcan, si al Occidente se adosa
de lleno á Jos Andes, y al OriCnte, por mrtad, muere sobre la gran llanura amazónica y se enlaza á las últimas faldas del
macizo guayanense, Gu~inía de por medio ; . al 1 . y al S. tiene {t los pies, c~mo fosos de inmensa fortaleza, el Guaya-
bero y el Putumayo de mnumerables y capnchosos meandros, y muestra hendido·su lomo por haz diYer$ente de grietas
en las cuales ruedan alborotados, por calles (1) prolongadas, los ríos lnirida, Guainía, Uaupes, Apopons y CAQUETÁ. d~
curso más ó menos dilatado y considerable caudal. '
Ahora bien: descubierto el Amazonas pe r O rellana y conocidos luégo los raudales del Madeira, del Caquetú del
Negro (U aupe ) y del Inirida, y las angosturas del Guayabero y del Putumayo, y vistas del lado de los Andes y del 'Río-
negro las escarpas ya mencionadas, que por contraste con las planicies del pie semejan prolong·adas serranías se IJcO'ó á
creer universalmente que verdaderas maEas montañosas cruzaban el lerrdorio del Caquelá, y que ninguno' de Jo (!)ríos
mencionados era realmente navegable, es decir, que por ninguno de ellos se podían enlazar, comercialmente hablando los
Andes y la llanura amazónica, de donde un abandono poco menos _que completo de inmensos espacios, riquísimo~ eu
productos naturales, con perjuicio evidente para el de arrollo de la ctvilización en el centro de la América del Sur.
Dicha está la importancia geográfica del Puta'Tlayo, único río realmente navegable por vapor entre el Amazona
central y los Andes ecuatoriales, y por lo tanto, forzoso es mencionar desde luego la historia de su descubrimienttl en
cuanto vía comercial y la de su exploración geo$ráfica en cuanto río de primer orden en la hoya del Amazonas.
Antes de mediar el siglo xvr ya fue conoctdo el Amazonas y por ende la boca de sus principales afluentes de arnbn:;
márgen~s; pero pasaron muchos aiíos ante de ~u~ los explora~ores se atrevieran á internarse por esas arterias subor-
dinadas, no siendo sino hasta principios de la sigUlen le cen tuna cuando los J esuítas primero y luégo Juan de Sosa re-
montaron la parte baja del Putumayo sin reba ar la co•Jfluencia del Cotuhe. Años más tarde las barcas lleO'aron hast 3
la angostura hoy llamada Las Termópilas, y allf, á menos de 100 legua dell\Iaraiíón, se detuvieron por ~os icrfos los
esfuerzos de lo~. pocos navegantes que osaban recorrer e a~ comarcas _solitarias. ¿Qué causa pudo p.rovocar semejante alto
en la exploracwn delira (lza), nombre dado por los braslleros al baJO Putumayo, cuando pretend1an señorear tan impor-
tante río y habían remontado considerable trecho por el Yapurá y el Negro?
Precisamente el hecho en referencia _era la con~ecuencia ele las exploraciones tentadas en aquellos dos _ríos: por el
Y apurá remontaron hasta la Chorrera de Stharé, en c1erto modo la homóloga de la angostura de Las Termóp1las y como
mucho más al Occidente se encontró en dicho río el considerable salto de A raracuara, y la continuación meridiO!{al de los
montes que formaban ese salto, los relieves de Maine-hanari, también señoreaban de lleno elPutumayocentral (el Kantiya
ele los indws), en tanto que la setentrional ósea la de Yimbí causaba en el Negro el Salto de_ Ju:upary, natural fue que
se supusiera la existencia de análogo embarazo en el curso del Putumayo. Pero, se dirá, los mdws debían conocer el te-
rritorio y por lo mismo tenían que saber que lo supuesto no era la verdad. En las dos bandas del_lza moraban los Maguas,
Miran has Orientales, Tacumas y Ases, pueblos antropófagos que habían producido el vacío en la zona aledaña al 'V. hasta
el pie del Maine-hanari, habitado por otros l\Iiranhas, y allende el cual y á distancia vivían, á los lados del río, Jos Enca-
bellados, los Huitotos y l\Iocoas, que aun cuando ligados por algún comercio á Jos blancos de Pasto, apenas si tenían re-
laciones con sus hermanos antropófagos, y por lo tanto no purlieron servir de canal para recoger noticias exactas sobre
el Putumayo y transmitirlas á los colombianos. Basta ojear en los archivos los documentos referentes á las Misiones de
la Amazonia colombiana, correspondientes á la época del Gobierno del Virrey l\Iessia de la Zerda, en la cual se a viva ron
con entusiasmo esa clase de trabajos, para quedar convencido de que nunca tuvieron los blancos noticias correcta<> sobre
lodo el curso del Putumayo, y ele que en esa época ya eran bien conocidos y muy usados los principales varaderos para
pasar del Caquelá al Amazonas por el Putumayo central y de é te al bajo Napo, procedimiento que nunca fue bien ent~n
dido por los antiguos geógrafos como lo veremos en su lugl:!-r.
Si de la parte baja del Putumayo voh·emos los ojos á sus cabeceras, hallamos que éstas prin_cipiaron á ser trajina·
das en la primera mitad del siglo xvr, y poco después se fundaron en tales regiones di versas_ poblacwnes que no alcanza-
ron :í ver el fin de la centuria, arruinadas como Jo fueron por los ataques de las tribus salvaJes de las selvas vecinas. Des-
pués, á principios del siglo xvu, se renovaron los esfuerzos de los misioneros, cuya obra, que progresó en espec·ial en la
época del Virrey Mes ia de la Zerda, según se dijo, decayó más larde por causa de la lucha de Independencia, para no
restaurarse sino en nuestros días.
En lodo caso, si los misioneros y los di versos exploradore recorrieron el pie de la cordillera, y navegaron el Napo,
y ei Caquetá hasta sus ~rancies saltos, por el Putumayo nanea llegaron más abajo de la boca del Campuya (2); pero como
pasaron varias veces del alto Putumayo al alto Caqnetá y al Nap::> central, pot el cual entraban al Amazonas, utilizar. do
los portazgos conocidos por los indios de tiempo atrás, se produjo en el público un singular yerro, cual fue el de supo-
nerse que algunas personas habían recMrido íntegro el Putumayo, como había sucedido con el 1 apo ó el Amazonas. En-
tre tales personas figuraron el General José l\Iaría Obanclo y algún negociante establecido en Casa-Canti, no lejos de la
línea equinoccial. El General Obando (r /¡2), Jespué. de navegar por un trecho el Putumayo, pasó al Napo por el Santa
1\laría para bajar al Amazonas, y luégo st~bir al Perú; el mulato de Tapacunti hacía lo propio por el Campuya, y se
confundieron los varaderos con supuestas 1slas del Putumayo, según lo demuestra el hecho de que él ignoraba que el río
reciba afluentes por la izquierda, no obstante ser en esa banda en donde se encuentran los principales (Cara-Parana Iga-
ra-Parana), de suerte que Codazzi, quien sólo llegó hasta la boca Jel Guepi (1857), y delineó la mayor parte del cu;so pe
dicho Putumayo en vista de tales infurmes, redujo á mínima faja la porción más amplia de la hoya del hermoso río apénas
pintado por medio de una línea ondulada, y aun cuando escribió que tal corriente era navegable por vapor, lo hiz~ en tér-
minos que no excluían la idea de la existencia de raudales por el estilo de lo del alto Magdalena, de suerte que Jos ·b ra-
sileros quedaron confirmados en sus antiguas ideas, y como queda indicado, no se atrevieron á pasar de Las Termópilas ni
á entrar vapores al Putumayo, como ya lo habían hecho en el Rionegro.
(1) En el Car¡uetá se llama vaella la curva acentuarla del curso de u u gran río; calle> la porción más ó menos rectilínea, que siempre lleva
nombre propio, y varadero, las especies de istmos terrestres que r¡uedan donde se aproximan mucho los gl'ande ríos por sí ó por medio de sus
afluentes y facilitan el paso de uno ú otro ll'onco de na ven-ación fluYial.
(2) Las carlas constr·uídas de oídas, e m:> la mism:t del Car¡uelá pJr \Volff, lamentable borrón en su notable mapa del Ecuador, dicen Ca
bu ya,· pero los documentos formados realmente sobre el terreno escriben Campnya, que es el ver!ladero nombre del río.
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~· NAUFRAC.IDS
se
En Colombia como en todo país de considerabl e extensión, variado relieve y diversos climas, los habitantes
reparten amoldándo~e á las facilidades para ga_na; l_a vida, ó sea d_e acuerd? con l~s lineas de fuerza y de resistencia
que ejercen influjo ta~to mayor cuanto _ape~as prmcip_Ia ~ entrar ~n JUego la mdustna, que en parle ~odifica
el relieve
respecto
desde el punto de vista de las comumcacw nes: ternlorws un dta abandonado s, por quedar excéntncos con
de las grandes vías comerciales del globo ó. de las de un país, mañana serán poblad~s, cua.ndo el comercio toque
fácilmente á sus puertas en demanda de las r~queza~ que el. suel? guarda ó p~ed~ pro~ucir medtante cultivo.
Por lo dicho, la cifr~ bruta d_e la denstclad ktlométnca, st es de gran s_tg~IficaciÓ~ en los pueblos viejos en cuyo
habitáculo íntegro se ha deJado senttr la mano del homb;e, resulta absurda é mcllad_ora_a errores ~u.ando se la
aplica no
hace tiempo, ct~ando todo su terntorw no es utt!Jzable: Egipto en el
sólo á los pueblos nuevos swo aun_á los formados
ribereño ·del Nilo es un hormtguero humano; pero esa denstdad enorme y real se transfurma en cifra irracional
oasis
divisor se
si al área del oasis se suman los extensos y aledaños.de siertos hasta los límites políticos del país, porque el
Jamás ~~rá JUsto hacer cargo á ungrupo de hombres porque no han utilizado
aumenta sin motivo ni razón, puesto que
un territorio inhabitable en la verdadera acepcwn de la palabra.
Lo dicho debe te~erse en cuenta al tratarse de Colombia, en la cual la ~ensidad absoluta, que apenas llega 5
á
~1 y todavía si en la misma
habitantes por k. o, sube enormem~nte al ~escontar área de la_s soledades onentales, más
zona poblada se descartan las porcwnes aun no habitadas P?r dtversas caus.as. _En efecto, es estudiando el
desarrollo
actual en el espacio para deducir
de un país en el 'tiempo como se puede formar concepto lógtco de su localización
consecuenci as que tengan alguna ra~ón de ser. . . . .
Verdades de Perogrullo, se dirá; pero es preciso recordarlas cuando. se las o~ vida de ordmar10 6 se les da
la
s y faltando por completo á
espalda para escribir falsas homilías de relumbrón en pro ó en contra de tesis determinada
los fueros de la verdad ( r ). . _ . . , .
Sentado Jo que antecede, si consideramo s la carta de la act~al den~tdad ktlometnca d~ los di versos anaqueles
del territorio y la compaginam os con la fis~gráfica y con la de las t_nb~s existentes á fines d~I stglo XV, salta
á la vista
los mdws al terreno, es dectr, se desarrollaro n donde
un hecho capital: )a densidad de la poblac1ón se amoldó entre
les fue propicia la naturaleza, contra 1~ ~u al no tenían ~rmas para l_uchar, y l_os conquistador es~ que en estado de reposo
por mtermedw de éstos obedec1e1:on por lo pronto á las
~o podf~n subsistir y crecer sin el auxtlw de los conqmstado s,
notable: l_a densidad actual, es decir, Ja
mfluencias de la topografía (2 ). Y este hecho se complemen ta con otro no men?s
del nuevo ocupante, se muestra en un todo anál~g~ á la de ~1ace cuatro centunas: donde nvíagran número de indios es
hoy densa ]a población; donde ellos faltaban conttn_ua el vae_w ó poco menos, ha~ta el punto _ele que las densidades que en
existentes
la apariencia se salen de (a regl~, entran ~n ella SI se prescmde de las c?atro ó cmco poblaciOnes f!1ás grandes
te tiene que ser mayor en
hoy, por cuanto son hijas en pnmer tér~mo d_el_ desarrollo del comercw, el cual naturalmen
el siglo XX que en los momentos ~el pnmer viaJe _d~ Colón. . . .
En una palabra, las tribus mdtgenas _adqumer.on en el c~l'~o de los tiempos. la expertencta del territorio y
de
esa "ciencia" indispensab le para crear colomas extens1 vas, _base u m ca de futuras enttdil?es el u rabies, fueron aprovecha-
con el
dos discípulos Jos peninsulares , puesto que todas las_ pobla?wnes fundadas en el corto llem_po de una generación
propósito de que fueran considerabl~ s en 1? porven1r, realizaron el sueño de l~s que les dteron el sér, debiendo ad ver-
tirse que esa generación no fue la mt~~a stno la heredera_ de_!~ de los descubn~ores del ~~evo M un lo.
las
Que la demidad de la poblacwn obedece á los prmc1p1?s sentados, prueban lo las c1fras que expresan la de
climáticas de la parte poblada, montañosa ú occidental, á saber: .
distintas zonas
Los hechos nos dlcen que aislad_a mente ni el relieve, ni el clima, ni la riqueza del territorio determinan la densi-
aún siendo
dad es decir el desarrollo de ]a población, la cual depende de leyes en extremo complexas y mal estudiadas
sí n~table q~e sean ciertos macizos y los remates ~oreales ~e las creste_rías andinas ( moder~o~ desde el punto de vista
y ¡ grandes valles ele determmado ongen geológico (cuencas de hundimiento ) las tierras donde
de su forma actual) 03
detenerse á
(• ¡ Fundaban los españoles caser!o.s en las grandes vías que conducían al mar ó _en los misu:os asien_tos de los indios, sin
examinar lo ventajoso ó desfavorable del sili?, ora muy apa~t.ado, ora trepa~:> sobre las cordilleras, ora. e~ las orillas pestilenciales de un río, ora
de un valle malsano; y de allí Ja falta de acierto. e o la elec~ton d~ lo~ paraJeS en do~de echaron los. Cimientos de los
pueblos, pues los intereses
de una tribu bárbara no podían ser Jos de una ciudad destmada a VIVIr del comercio y de las relaciOnes de todo género.
(2) Nada tan ridículo como suponer t1ue aquí había int.lios por cientos t.lc mile~, sólo poe acu sar á los españ:Jies católicos de baebarie
superior á la de la~ hordas d~ ~tila. Suponer la' nación Cbibeha más num~osa que los súbditos del Inca, y con ao-ricullura formal sin ganados,
cereales ni ilerramJenta ~ metaltcas, es un absurdo como no hay olro, y stn embargo, no faltan gentes, ul parecer sensatas, que lo hun soste-
nido tun campantes
VD .1
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(PRIMERA CARTA ACEPTABLE.DE lA nOMARCA)
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CARTA GENERAL
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e!JJl5.IRU·d;
f.LJJIERCIABA. '6 VELAS!: O
r&B.AB.IÜ . .
ANT M.~MADE.BO
2A 3A
~ MAG ISTRALES
-~ VA~UADAS
Causas perfectamente lógicas_ han _impedido _el estudio correcto de la con_qu,is_ta y colonización del territorio
colombi ano por Jos españoles, ~n.el_ s1g-lo XVI. E_n pnme_r Jugar, la falta_ de ~~entes h1stoncas, puesto que la malor parle
de los documentos permanece mecltta en el Archtvo Nacw_nal, y ln -rubhcacwn ele las obras de Jos grandes cromstus de la
época es reriente, por así decir. En ~egun_do lugar? las paswnes excilad~s por la magna gu~rra y la sangre de los már-
tires vertida por los penins?lares1 lnz? nurar con nor~or, por muchos anos, c~anto se re_lacwnaba ~on el nombre espa-
ñol, suponiendo posible lo Imposible o sea la de~trucc1ón del p:~.sado de la nacró?. emancipada en mll combates. En ter-
cer lu gar, mal conocida y peor_ tratada la conqutsta por los e~cnlores fc~nces~s _e 1ngleses, mentores de los colombianos,
se les hacía coco en el Yilipendto que ellos pretcndtan arroJar, por odw re!Jgwso, sobre los seiíores del mundo en el
siglo XVI. En fin, la ciencia histórica estaba por fo_rmarse y se red~cía ~fofa palabrería, puesto que nadie se preocupa-
ba por establecer la verdad de Jos hechos y se les JUzgaba sobre smtes1s err_adas.
l\Ias los tiempos corren? y h~ ll egado ~1 ~.omento el~ ~~ordar su estud~o á la luz d_e _nuevas antorchas, de las cla-
ridades de la verdad establectda sm esos preJ uictüs tan dificiles de desarra1gar, que VICiaron hasta obras como la de
Taine, tod avía maestro para no pocos nacio>1ales,. ~o obstante que allend~ el A_tlántico . nadie osaría á la fec!t::~ citarlo
como a u loridad en el particular; del sol de la c_:Ittca moderna, que . p3r desgra_c1a no bnll_a en e~ta Atenas, puesl_o que
aün se peca mortalm ente contra sus sanas ensenanzar::, como lo testlf1can los mts~os tr~baJOS rectei?-temente pub!Jcados
por Ja Prensa de la capital: la frase puede ser amllrga, pero el error debe comballrse sm tregua m descanso(*).
La ocupación del suel_o patrio po_r los ~e.ninsula_res presenta dos per~odos esencialmente disti_ntos por el diverso
e tado de ánimo que produJeron ~onscwn~e o Inconscientemente en los mtsmos actores en el grandwso drama: la con-
quista y la colonización . En la pnmera, dtversos g~upos de ~ahentes ~ventureros se lanzan sobre el territorio sin otro
1n óvil que ranchear el oro acumulado por_ los ::~bon~cnes en s1gl~s de stglos; en la segunda, esos aventureros resuelven
establecerse defi nitiYamen te en lo~ terntonos recor~1dos Y ~1 destmarlos pa~a patria. ~e sus hijos, cambian de sindéresis
como por ensalmo, y á una trabap n por 1~ fundactón de cwdades y encomiendas ( ), palabra que resume admirable-
mente cuanto puede decirse sobre el parttcular.
Empero antes de entrar de lleno_ en _el asunto debe hacerse notar que la conquista del territorio colombiano se
amoldó perfect~mente al relieve delterntono por dos razon es : porque la geografía física se impone en la obra de los
hombre s y porque Já población aboríg:ene? escasa de m~dios de .luc!la con la naturaleza, sufrió esa acción con mas inten-
sidad, y en ]as líneas de Jos poblados tnc!J.ge?-as_se movteron p~·mcipalmente los españoles, como era natural. Superpón-
ganse )as cartas del relieve, de la poblac10~1 mdta, dr. la conqmsta, dd desarrollo del país, de la Toponom ást ica (***)y
la densidad actual, todas dibupdas á la misma escala, y _se verá demostrada la antecedente afirmación.
El novísimo trabajo de Andrés l\Iater sob:c ~1 ongen·de las a{d~as, es . decir, de los primeros núcleos de pobla-
ción, escrito sobre la realidad de los hechos nos mdtc~ con toda pre?IStón, aphcándolo ~_Co l ombia, por qué se yuxt::~pu
sieron aquí las dos formas fundamental~s de la matena, la depewhente de las condtcwnes geográficas de l respectivo
territorio ósea la comunista, y la que Ltene por base la etnografía ósea el parentesco, las cuales se superpusieron en no
pocos lu gares. . .
Así las tribus caribes, como los panches, por eJemplo, edificaban las viviendas sueltas sobre alturas es decir
d ominan d~ el horizonte por causa de la continua luc~a en que vivían unas con otras, en tanto que las conquistada;
chibchas edificaban sus bohios en el fon~o del re~pecliVO v~llc y en torno del cercado ó castillo de su señor caribe y los
otros indios de las cordilleras no conqlllstados aun se reuman en verJaderas aldehuelas ó palenques fortificados en toda
la acepción de la palabra.
(") y u~ o de Jos J?~ts arr;tip-ados aquí es el de equiparar c?mo autoridades igual~s ~obre ¡¡na _época á los contemporáneos d~ ella y á los
que sobre la m tsma cscrtbt~ron d1~parat~daruente después, por eJe~1plo, ~aslellanos y S1~on, y segu1r declaran.do buenos los trabn.JOS que pug-
nan co n las fuentes como CICrlas b 1ografws de hombres de la Colonta rec1entemente publtcadas por El Bolctln, organo de la Academia colom-
biana de la Histor ia.
('*)Existen en el Archivo centenares de cxped !~ntes sob_r~ indios, e~co~iendas y enco~uenderos, y de ellos y de las visitas usuales en la
época rcsulla que :.t l principiar la gran guerra de los PlJaos, declstva en la lustorw de la Colonta, existían ya organizadas rn el país las siguientes
encomiendas:
-· Pasto, Gualmatán y Chipalillo, Barbacoas, Almaguer, Popayán, Pandiguando, Buga, Anserma, Toro, Cartago, Chocó, Piosa y Supinga,
Cm·amanta, Tiche, Tuluá. .
Cáceres, Las Gallinas, R emed ios, Pipes, Zaragoza, Garma, Arate, Fr<Jgua, Pence, Vegicos, Parilare, Panteyalarue, Suarua, Titirihí,
Norisco.
Carla(Jena.' Tolú, 1\Iom_pós, Bara~onn, Cochicán~ Ta_m~l~t, Tubará ,alto Y. bajo), 1\Iazag-uapo, G~acho, ~[orro, Pulinyatí. Chevasa, San Bar
tolome, San Franc1sco, Chapa, Oc~ma_rarap,t, SlrnJtJ, i\[ahates, _Pa?s1gu_a, Pallaca, Pamav1cha, Smcobcche, Talaigua, Chiloa, Chiao,
Loba, Galapa, Momperime, Palvall, Ttgua, Cucaparua, Guayepo, Smsastchoa, Esquimés.
Santamarla Tenerife Valledupar, 1\Iamatoco, 1\Iate>.
Neiva Tirn ::t~:\ lb:.t"'U¿ Mariquita . Victoria, Honda, Coloya, Piedras.
Santa k La PaÍma. ~\Iu~o, P_acho, ~~p~rrapi, Abip~y, Guachi_pa.y, ~ocaii:?a: Sasaima, Anapoima, Fontibón, Santafé, Teusar¡uillo, Chía,
Sopó, Gachelá, , MonqUJr~, Tmb1ta Macheta, Gacl~anctpa, ~tpaqu1r~, N~mocó~! Tasgatá, Tinto y Tcmenquirú, Suúti,·a, Bos 11 ,
Sub~, Turmeq~e, Gunt~v1ta, Len.g-~azaque, 9uach_ela, Sula,. Pasaga, C1pacon, .~aJICá, Susa, ~uta, Suesca, Fuqucne, Funza, Cucu -
nuba y Bobata, Eogat 1vá, Sesqtnle, C_hoconla, .Ch1paque, P1rauna, Ca1ma, l\Iat1ma y Anola1ma, Usme, Tabio, Choachí, Fag-u1,
P~ime, Itoco, Murcu:', y Guamaq~e, U baque, Caqueza, Uhatoque, Fusagasugá, Une, Tibacuy, Cueca, Topaipí, Arripí, Pinsaima, No-
calma, Yacopí, Suhachoque, Tumba, Cucuguate, ~aune, T~yo. .
Tunj,a,_ Cha,Yne, _Cómhila, Pa;e, B'lav!la, P~s:a, Boaca, Cochnnla, Putpa, Cuca~ta, Panqu~ha! ~áchi_ca, Oyucntá, Ciénaga, Tuta, lc<1buco,
ft~a.na, Clus~as~ lbacapt,_ Paun.a,_ .Ch1sco, Sora: .G~ateque, Gua¡;uape, lota, .l\!omqu1ra,_ ~!uta, Caratá, Guavatá, Cerinza, Tupía,
Cu't.tva, Soala, fencoqutrá, Suatn a, Chunala, F_aln a Y Dcoso, Cocuy, Busbanza, SolaqUJra, Chámcza, Garagoa, Tupía y Cuítiva,
Curan, Ta•aduca, Tegtn, Tenza, Guayatoqn~, Gu~psn, Somoodoco, ~ulatasco, Nomasguale, Tiquisola, Tune, Coasa, Motavita, Qui-
pausa, Comechoque, lbausa, Paseas, Pare, Stca~ha, Topngua, CuaqUJrá, Isa, .1\Iinispi, Guaneca Sitaquezipa Trjiba Tayo Carcas'
Soatá, Tinjacá, Carquitiva, Gámeza, Ocur3, S'út1va, Cheva, ll1oquecha, Oyamora, Toquecha Ur;a Cucaila S~ sbaqué' Cufti~•a Ata ~
Boquipí, Bótiva. ' ' ' ' ' ..,.
Vélez, ~hatá, Chocoa, I3utaré, ~hanloa, Chipacoca, Soratá, Tcquia, Bochagá, Uchauuc, San Andrés, Pinchina, Popoa, Ondocra, Onza ,.¡
Clncarnoch_a. . . . . . . . .. .
Pamplon?, pcaua, Salazar, _Chllaga y Caclun, Pampon, Chtlagoto, Velas, Botare, Bot•ps, Ntpa, Lajas, San Fauslino, Cácota, Chinácot
;¡
Serv1ta, Suratá, Buca!'lca.
San Juan, l\Iarsatelas, Quio abó~ Tama, .:\Iorcote, Gateen, Santiago, San Sebastián.
(***) En especial en el vocablo agua, río, como el qller del Sur, el bio de Popayán, el dó del Chocó, el ti del Darién, el oa de Bolívar y
Santander, etc. ele.
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-2
A l conquistar el sue lo los peninsulares y decidirse á co lon izarlo de u na manera eficaz se vieron obligados á
fundar poblaciones á la usanza de su país, es decir, con las viviendas agrupadas en los bloq ues llamados manzanas. Se
trataba de un problema nuevo cuanto á su prtmer desarrollo y en su resolución influyó decisivamen te la idea religiosa.
En efecto, la norma fue la cruz del Redentor en su forma griega, de donde una doble im portancia para el crucer o ó sea
la plaza, única en tal concepción ( ·). En torno del cuadrilátero elegido para plaza se trazaban, p ues, cuat ro frentes d e
man zana y tras cada uno de ellos se delineaban tres manzanas completas, es decir, doce po r tod as, emblema de las d oce
tri bus de Israel. Entre los brazos quedaba, por lo tanto treinta y seis manzanas "futuras" cuya área, q ue res ultaba
aumentada de precio por la ocupación de las doce primeras, constituía una renta para la in cipien te paLi ación, cuand o no
un halago que incitó á varios para gue tentaran la fundación de nuevas poblaciones, no obs tante lo difícil que esto era
por la oposicióu que á tales fundacwnes presentaban los vecinos y autoridades locales del poblado en cuyo territori o
jurisdiccional se pretendía realizar la nueva fundación, por razones que por claras no es preciso enumerar. De tales
tr abas y .de las demoras consiguientes hay curiosas pr~ehas en los respectivo.s expedient.r.s .de l A rchiv_o naciona l, lo
que explica de sobra por qné aumentaba con tanta lentitud el número ele poblaciones en el regimcn co lon ia l e··).
(") Elegido el sitio para fundar una ciudad, si en la futura plaza no hab1a un árbol se principiaba por hincar un palo tan grueso como
era posible, en cuyo torno se cdificnba un l:rblado ó mejor· tr·ibuna necesaria para el ecre~onial. H ec ho e~to, en el día scñ~lado ~e juntaban
en orden en 1~ tal plaza con ar~1as, banúcra~ (estandarte) y caj1, el Jefe subía :ll tablado y dcdaraba que J_u~dab_a la nueva ctudad en nombre
y acrecenlnmrcnto del pJ.trunonw el 1 Sol;eraoo, y que en ;cual de posesi )o lcvani>Iba allí aquel palo de .JUStr cw st nbol_o de la horca), en el cun l
hací;r :dgu_nns entall:!duras con _la espada desnuda, diciendo que aquello sustentaría y defendería ú quien se lo contrad r,cse. Los soldados con-
te;taban vttorcando .-ti Rey y d1sparaouo has! a tres veces las armaR ue fuego si l~s babia. En segu ttl:r, entrnndo en los ronchos levantados pre-
cisat;1Cnle e!!- torno de la plaza, el escribano tr m .-tiJa noln de los individuos que declaraban avecindarse en ~1 nue1•o lu~ar, siendo é_los los que
clegwn Cabrldo y J\lcalJes, r1ue entraban en funciones tomando una vara que ~e suponía del árbol que habwn plantado en la mencionada plaza
principal y hacían los apuntamientos del territorio en non \mero conveniente de encomiendas. En fin, se lrnaban ú cordel las ocho calles prin-
cipale; col'ladas _en. úngu_los. rect?s, ú pa_rtir de la pina, y en la s manznnas iniciales se distr_ibuían los solares para las cas~s de los mor~do
res y para los cJ¡ficws publicos, cstos sJCmpre en la plaza uel luo·ar. Todo Jo que en contrarto se ha escr rto sobre las formaltdades de laslun -
daciones es simple invento de los escribidores. .,
(' ') Según Castellnnos, en la mlleslrLL ó rcl"i sla que pabÓ Quesada de su tropa al entrar al Nuevo REino resull~ron 167 hombres, y según el
Capilún Tafur 170. Ambas cifms son correctas, porque en In primern no se incluyen evidentemente ni el General n1 los dos Capellanes. La 1ista
de esos qo peninsulares, que va en seguida, se publica completa por primera vez, trabajada conforme ú Castellanos y Quesada y coro pletada con
paciente labor sobre los documentos del Archivo naci ona l (probanzas, testamentos, causas civiles y crimiDales, ele.) Las que ::~_ntes se hnbían pu-
blicado son un tejido ele errores yn en los nombres reales, ya por coofundir los soldados de los tres conc¡uist:rdores que se reunr~ron en la Sabana
de Bo~otá, Y. entre ellas ?S la más censurable la dada por Acostn, por afirmar él que h formó con gran trabajo, ?uando no es SIDO la copia de la
que hrzo Florez de Ocarrz, Con una i" mnrcamos los r¡ue no se quedaron en el Nuevo P,eino ó cuyo paradero se 1gnora.
AguiJar Alonso-Tunja . García Gonzalo (a. Z orro)- liiestanza Frnncisco-Cnjicá. Sa lamanca J uan-Sutatasco.
Aguirre Domingo (Aiparg-ate- Fusa~asuq·.í , l\[ontalvo Juau de-Bogotá. Sala zar Pedro de- V élez.
ro)-Sogamoso. García del Hito Antonio t- Ilion toya Francisco ele t . Sale;uero Francisco-l\Iongua,
Albarrada Estcban- Tunjn, García l\1achado ó Mnnchaclo Morales de Valenznela Mrgue!. Salmas Hernando de ;-.
A lbarracín Juan-~unja Juan Alonso-Tunja. Tunja. Sánchez Miguel-.Onzagn .
Aranda Francisco ·¡. Gómcz Diego ·~, J\loralín Baltasar t. Súnchez Cogolludo Mateo-
Arias de Monroy Cristóbal- Gómez Juan Antonio- sme. Murcia Gutiérrcz Francisco, el Ocavita.
Macbctá. Gómez Cnslillejo Ilernando- isleño t . ::: ánchcz Montañés Die<To-So-
0
Acebo S 0tclo, Pedro de!-Zi- Suesca. Navarro Ilernando i·, taquirá.
paquirá . Gómez de 13 Cruz Francisco- N úñez de Cabrera Pedro- Sánchez Paniagua Dien-o (Cas-
0
Bermúdcz Anlonio-Ubaté. Subia y Tibacuy. Bonza . , tilblanco J-Tunja.
Bravo de Rivera Pedro-Chi- Gómez de Cifuentcs Juan - Núñez Pedraza Francisco- Sanchez Ropero l\Iartín-
vata. Paipa. Tunja. Tunja.
Bravo Diego (murió en com- Gómcz de Feria Francisco- Ortega Juan (el Baeno)- Zi- Sánchcz Soba el barro P e-
bate con los Panches). l3og·otá, paquirá. dro "f.
Briceño Pcdro-Bog·otá. Gómez Orozco Pedro-Pam- Ortiz Dic.!l"o-Bog·otá. . Sánchez Suárcz Bartolomé-
Camacho Zambrano Bartolo- plona. Ortiz de Car·ale Juan FranCIS- Tunja.
mé-Tunja. Gómez Portillo Juan --Usme. co;-. S:'mchcz Suárez de To ledo y
Canoas Juan de las "\-. Gómez Hiel de la Tierra y Ortiz Berna! Cristóbal ·;·. Melo Juan-Gachanci pá.
C aro R isano y Calvete Be- Sequillo Al onso-Tu njn. Otañcz ú Oñate Miguel de- E'ánchez de Velasen Peclro-
nilo t. Gordo Juan, ajuslicia<lo. Marirluita. Tunja.
Casas Fray Domin~o de lns ·~ , Gu.liérrez de Apoote Pedro ·;·. Olaya Antón de-Bogvtá. Saomarlín J uan de ·f.
Cnstellanos Juan-Tunja . Guliérrez de Valenzuela Juan. Olmeda Jorge-Tuoja. Santa Ana A!ltón-Tunjn .
Castro Juan Antonio de-Tin Vélez. Olmos Juno de-Nemocón. Santa Ana D rego--Tunja,
jaeá. Grasso Juan Bautistn-B0gotá. Pania¡;ua Manuel "f. Santa Ana Fer nando-Tunja.
Céspedes Juan - U baque. !Iernitndez Luis-Yélez, Paredes Calderón Diego de- Santa Fe Gaspar "f.
ColmeDares Pcdro-llogotú. IIernánd ~z de Ballesteros Somondoco. Seco Moynno f igue l- Agatá.
Corral Gó11rz del-;-. Fra ncisco-l3og-otú. P érez Antonio -¡·. Segura Diego "f.
Chinchilla Juan clc-Tunja. Jlernández de Bolcjam Pe · Pérez i\Iacíns de las Islas-· . Sil~a Francisco de-Tunja,
Daza de M adricl Pedro-Pesca. dro-l3ogo:ú. Pércz de Quesada Hcrnán- Suarcz Rendon Gonza lo-lea-
Dínz Frnncisco-Tunja. IIcrnánd Fz de las Islas 1\lartín . Tunja: . buco.
Díaz (ó Diez) C.trdo:;o Juan Tunja. Pineda Juan de-TunJ3 . Suárez. Sabariego Rodr igo-
Antonio-Suba. Ilct•núntlez de Lcdcsma Alon- Pinilla Juan- Tunja. Tunp.
Díaz Simón (a e{ viejo)- so- Vélez. Prado Juan dc-Vélez. Torre de la Juan Alonso-Vé-
Tunja. losa J erón imo~- . Prado Hernando-Tocaimn . lez,
Domínguez Ilerreño Beltrán Jiménez de Quesada Gonzalo- Ouincoces de Llana Juan- Torre Lázaro-Tunja.
Alon so-Vé lez. Bogotá. - Furaquirá. Torres Juan de-Turmequé.
Dunrtc Juan Antonio, lo co, Jun co Juan dei-Tunjn, Harnírez de Hinojosa Juan - Torres Contreras Juan de -¡-,
mul'i ó eu-Tunj~. Lcbrija Antonio-~. Tocaima. Torres Diego- Pamplona .
EslaYa Juan·;·. Le~games Juan ( cléri~o ). H.oa Cristóbal de-Sutatenza. Tafur Juan- Pasea.
Fran co Diego ·;-. Lópcz Juno Gil-S.irhica, Rodríguez Cnalla Antón- Tarde Humos Francisco-
F eroúnde;-. Alonso -Tunjn. Lóp cz de 1\lonte 11¡;-udo Pedro. TuDJ3. Cotn.
. .
Fernándcz M:rrco ·;·. Tunja. fl.odrírru cz Fr·aneisco-Soraca. Valenciano J uan Francisco-
Fernández tlc Eeija Fr,tn~is López tle Parle .Arro,ro l\-1 i- fl.odrí~uez Gil Juan-- Tuoja . Sanlafé
co~Tunja. g·ucl-Tuu,¡a. Rodríguez de León Pedro-· Y anegas (ó Vencgas) Carrillo
Fernánclez cle Gironda (;onza- Lozan o Fraucisco -;·. Tunja. Ilernando de-Gualavi ta.
lo-!3og-ot.í . i\[aldooado Baltasar-Duitarua Rod~íguez Parra Juan-Tc- V úsqu ez de Loaíza J uan ~-.
Fern:índez de León lhrt olo- llladas Gómez Gonznlo-Tunjn quta. .. V ásquez de llfolinn Andrés-
mé-j·. Martín de Ben avides Lorenzo. Rodrío-uez de CarrJOn Pedro Chocontá.
Fern<intlez de V~lenzuela Pe- Tunj'l. (Rodríguez l\lantilla de los V itsquez de Lciva Juan Pedro,
dro-B 'fjOlá. lll~rtín Peoro Alonso- Tunja. Ríos Sancho)-TunJa• Guane,
Figueredo Fr ncisco-Ci¡J!l- Martín de Inicsta (Mund ci- fl.odrí,.uez Bcnavides Juan ~-. Valle Juan del "f.
cón.
Fonte L áza ro~-.
niestn) Dicgo-Tunp. Rodríguez del Olmo Juan t. Ve!l"a Gonz 1lo Gregorio t.
.\[nrtín de Inic~ta Juan Alon· Rodrr~uez Cristóbal - Suesc:t. Villalobos N ., muerto por los
Galeano i\Iartín - Vélez. so-Tunja. Rome~o Dicgo-Engativá .. pan ches.
(;al lc(\"fl Fern án ·j-. l\Iartía Cobo (:\lin c _.bo) Sih·a Ruiz Corredor Pedro-TunJa. Villanue,·a Juan "f,
Gallegos Higuera~ Luis ·~. Alonso-Trwja. R':liz Clavijo Cristóba l-Tun- Yáñez PeJro ( Periáñez) -
Gamboa 1\liguel- Tunja. l\Iateos Ccg-nrra' Juan - Tunja. Tunja.
Garcín de las Cañas Pedro~- . JD· Y áñez Rodrigo -¡-,
lllarlínez Diego-;-. Ruiz H errezuelo Pedro-Pan-
García Es:alnnle Ii ernando- liicdrano i\limpujol Martín t . queba. Zarco Benito t.
Tunja. Méndez Rodríguez Gaspar t. R.uiz Francisco-Soracá. Zelada Cri stóba l- Suesca.
©Biblioteca Nacional de Colombia
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