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Ibero-Amerikanisches Institut Berlin

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J'ORGEBRIS~ON
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T-{.epubliea <le Cololnhia

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(A lnnNlSTRAClO;:; 1\1. A. CAnO)


URVIS.Hl.\. y CORREGIDA pon EL CORONEL F. J. VERG.\R/ y YEL,UCO

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UIPREN'fA NACTOXAL - BOGOTÁ - A"KT IGUO coxn''::\"T¡''
DE CLARISAS
11 QUOD SCRIPSI, VIDr 11

CASANARE
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JOB.. G-EJ EB..ISSO:t'J

.Lo.geuiero Civil, al ó!Je:rvioio del Gobierno Na.oional de la. Republica


de Colorn bia

EDICION OFICIAL

(.~DMINlSTRAClON M. A. CARO)
'iL."IVISADA y CORREGIDA POR EL CORONEL 1". J. VERGARA. y VELASCO

BOGOTÁ
IMPREN'1'A NACIONAL
-1896 -
.A.l EJ::x:e ele::n.. tisix::n..o Señor D_

ilustre iniciador y protector del progreso y desarrollo


de Casanare

DEDICO ESTAS PAGINAS cmw HffiIILDE HmmNAJE DE RESPETO,


DE GRATITUD YDE CARIÑO
INTRODUOOION

CASANARE

La sección de la República de Colombia desig-


nada con el nombre de Casanare, eetá comprendida
entre elLo y 3.° de longitud oriental de Bogotá y el
5.° y 7.° de latitud Norte, y cubre una superficie que
se puede valuar en 6.000,000 de hectáreas.
Sus límites naturales -son: al Norte, los ríos Sao
l'are y Arauca; al Oriente, una línea artificial; al Sur,
108 ríos Meta y U pía, y al Occidente la Cordillera
oriental.
Casan are no soló se compone de llanuras: diví-
dese físicamente en dos regiones muy distintas: las
faldas orientales de la cordillera de Sumapaz, de To-
qu-illa á la Nevada de Chita, y una parte de los llanos
que se hallan á la -izquierda del río Meta y á la dere-
cha del Arauca.
Estos mismos llanos se prolongan luégo, como
un golfo, entre ligeras ondulac-iones, haeta la boca del
Orinoco, en la costa oriental de Sur América, sobre
el Océano Atlántico.
La serranía, de origen complejo, presenta en su
generalidad una formación calcárea, perteneciente en
parte al cretácico, y en muchas otras se compone de
terrenos carboníferos, esquistos, pizarrosos y aspe-
rones.
-VI-

Esta cordillera, que en sus depresiones (San Ig-


nacio, Culebreada, Los Hervideros, Las Cañas, Rechi-
niga) presenta cuellos que bajan hasta 3,200 metros,
alcanza en la Nevada de Chita una altitud de 5,085
metros y forma la línea divisoria de aguas entre el
Magdalena y el Orinoco.
En su vertiente Este, mucho más desarrollada
que' la del Poniente, que en varias partes se levanta,
casi como una' mur~lla, sobre el valle del Chicamocha,
, prolonga sus últimos estribos y contrafuertes en lon-
gitud de más de treinta leguas, lo cual le permite dar
nacimiento á ríos caudalosos como el Dpía, el Pauto,
el Casanare, el Arauca y el Sarare, tributarios todos
indirectamente del Ol'inoco, en tanto que por el Oeste
únicamente forma queb?"adas y torrentes fragosos que
van á engrosar el Sogamoso.
El suelo superficial de la parte llana es de arenas
porosas, de transporte ó de acarreo, es decir, de alu·
viones, que reposan sobre una capa de arcilla caliza
de unos quince metros de espesor.
, La grande y melancólica llanura, cottada. por
caños (ríos) orillados por cintas de .montes de una aa·
·chura que varía de 10 á 5,000 metros, es una de las
Jnás sorprendentes y majestuosas manifestaciones de
la naturaleza. El ho.mbre más valeroso y atrevido se
siente allí sobrecogido por I'espetuosa admiración,
cuando mide con los ojos y el pensamiento esas incóg-
nitas y vírgenes soledades, sólo cruzadas por fieras y
por seres que por su estado primitivo recuerdan los
lnisteriosos orígenes de nuestra raza!
La altura de los :ylanos sobre el nivel del mar
aumenta insensiblemente desde los 145 (bocas dell'ío
Casanare en el nieta) hasta los 300 metros, que es la
-VII-

altitud media de los pueblos situados al pie de la


~ordillera (N unchía, Pore, Moreno, Tame, etc.).
La orientación general del río Meta, es decir, de
la vaguada principal, es de S.O. á N.E., Y la de los ríos
.afluentes de éste por la izquierda, que bajan de 108
Andes 0rientales, es de O.N.O. á E.S.E.
Se ha dado el nombre de Casan are á ]a región,
porque este río recibe, antes de desembocar en el
Meta, la mayor parte de las aguas que atraviesan las
llanuras (Lipa, Ele, Cravo del Norte, río de Tame,
río Chire, Aricaporo, Ariporo, etc.).
La población más importante de Casanare es
-L'\.rauca (170 metros sobre el ni,rel del mar); desgra-
ciadamente su situación excéntrica en la frontera del
Norte, y las dificultades de comunicación en invierno
con el interior, impiden elegirla para capital.
La segunda población, la que por su posición to-
pográfica está llamada al mayor desarrollo, es Orocué
sobre el río Meta (175 metros de altt<tra), la que in-
dudablemente será la futura capital del "Departa-
mento de los L1anos. " Su clima es sano; su situación
sobre una elevada barranca la pone al abrigo de toda
inundación, y el incremento que tomará en breve
tiempo la navegación elel 'Meta, hará de esta ciudad
un importante centro comercial é industrial en Co-
lombia.
Los otros pueblos principales, clasificados por el
número de habitantes, son: Tame, N unchía, Moreno,
Pore, Zapatosa, Corozal y Chire, situados todos al pie
de la cordillera.
La Trinidad, ó la Parroquia, hermoso pueblo en
la orilla izquierda del Pauto; se halla, puede decirse,
- VIll-

en el propio centro de los Llanos de Casan are, y por


tal motivo le está reservado tnmbién un gran porvenir_
Támara, la capital actual, está situada en una en-
sillada, á 1,400 metros de altitud: carece de área para.
extenderse, y los caminos que á ella conducen son tra-
bajosos, por lo cual debe afirmarse que fue error ele-
girla para centro administrativo de CasMlare.
Támara se desarrollará poco á poco con el culti-
vo de los cafetales que se irán levantando á su rede-
dor; pero tiene inconvenientes insuperables para lle-
gar al rango verdadero de capital civilizada: clima
frío y húmedo ( sin temor de equivocarnos podemos
considerarlo menos sano que el de Orocué), falta de
aguas, carencia absoluta de terreno plano para edifi.
cal', etc. etc.
La Salina de Chita, que tarde ó temprano indu-
dablemente hará parte del Departamento de los Lla-
nos, es yá una población de cerca de 2,000 habitantes,..
y la riqueza inagotable de sus fuentes saladas la con-
Tertirá, con el pl'ogreso de la elaboración, en una de
las más preciosas joyas de la diadema casanarefia.
El Llano presenta, entre muchas singularidades
J caracteres especi.ales, gran facilidad de comunicacio-
nes naturales de Occidente á Oriente, y vicever8a ,~
pero ninguna hasta ahora de Sur á Norte.
Efectivamente, los caminos que andan, es decir,
los ríos, van todos, como lo hemos observado, hacia
el Levante, y la mayor parte (Arauca, Ele, Cravo del
Norte, Casanare, Al'iporo, Pauto y Cravo del Sur)
son navegables en lanchitas de vapor, bongos, ca
noas. etc. Por tanto, uno de los desvelos de una ad-
mini~tración inteligente en Casanare debiera ser faci·
litar las comunicaciones de Norte á Sur, y recíproca-
-IX-

mente, estableciendo barcas con cables, canoas con


paseros, cabuyas, etc., en los ríos que cortan el paso
en el sentido del meridiano.
No debe pensarse por abora en construÍr puentes
en los ríos del Llano, pues además de inútiles en in-
vierno, serían muy costosos.
Los caminos en las sabanas de Casan are no neceo
citan reparación alguna: como en Hungría, los indica
la brújula, según el ru m bo que debe seguir el viajero
para llegar al lugar á donde se dirige, buscando á la
vez en los ríos, caños, esteros y raudales, los puntos
por donde se pasan y vadean con menor trabajo.
Máy diferente es la situación de los caminos de
]a cordillera que enlazan los Llanos con el interior de
Ja República: los del Sara re y de Cusirí (del Cocuy
á Lope) son dos empresas de magnitud trascenden-
tal, pero ni el uno ni el otro están terminados. Los
que conducen de los Llanos á las salinas (de Moreno
á Chita), el de Pore y Támara á Lagunaseca, y el d~\
Nunchía á Labranzagrande y Sogamoso, son malísi·
mos, carecen de muchos }J1lentes necesarios, y entre
Jos que existen hay algunos cuyo paso es peligroso.
En Jos dos años que cuenta la Intendencia, no
les ba prestado atención alguna.
Sabernos hoy que todas las raldas de la Cordille-
1'a oriental, hasta cerca de los páramos (3,000 metros
de altura para abajo), se prestan admirablemente,
por ]a composición de su suelo, para el cultivo del
café, del algodón y del maíz.
En ]a región baja, en el Llano, los pocos ensayos
de cultivos hechos hasta hoy, han sido coronados de
éxito completo. Bástenos citar á Arauquita, que es
un paraíso, una tierra de Canaán, con sus cacaotales,
-x-
sarrapiales y cana verales; otro tanto puede decirse
de Santa Mal'Ía (Mata 'de Palma, Toribio, Oropeza):
no se necesita en el1as sino sembrar para recoger.
Lo que falta allí son brazos. Efectivamente, el
ganado vacuno es el único habitante de estas inmen-
sas sabanas, porque DO podemos decir que e::5té pobla-
da una área de 6.00Q,000 de hectáreas en donde no
hay sino unos 500 duenos de hatos, y vaqueros, y unos
1,500 indjos nómades.
Como la República de Colom bia no está actual-
mente en situación económica que le permita :fomen-
tar una inmigración, asumiendo las responsabilidades
de encargarse de ella, conviene hacerla venir invitán-
dola, sin vanas promesas, dándole sencillamente, como
garantía, todas las facilidades apetecibles de comtlni·
-cación y la protección administrativa.
Los mÍfúonel'os son para esto gran elemento de
s eguridad, y clan prueba de la tolerancia, mansedum-
bre y caridad cristianas que sería de desear imitaran
todos los fu ncionarios y empleados que ad ministran
á Casanare.
Allí no irán hom bres de salón, ni de instrucción
su perlor: irán más bien espíritus atrevidos y aventu-
reros, y quizás á veces algo fieros, que necesitan mu-
cha 1ibertad y mucha indulgencia.
Hay que dar al colono ancho campo para su ac-
tividad, mientras ésta no moleste ni perjudique á ter-
ceros ni escandalice á la sociedad.
El telégrafo y el correo deben ser, después de
.atendidos los medios de transitar y de franquear las
aguas, una de las grandes preocu paciones del Go-
bierno, y las primeras líneas han de enlazar á Arauca
y Orocué con la capital de la República.
-XI-

Los indios que pueblan el Llano son, en genera],


sumamente dóciles: no hablaremos de los Sálivas,
Piapocos y Tunebos, que están tan civilizados corno
.cualquiera de los aldeanos de Boyacá ó de Cnndina-
marca.; hablamos de los Goahivos y los Cuivas, que
algunos viajeros novelescos se entretienen en presen-
tarnos como fieras; 10 cierto es que hasta ahora los
pobres han sido muy maltratados por los civilizados,
y huyen aterrados cuando ,~en á un blauco; la cues-
t ión no es yáreducirlos sino inspirarles confianza, y el
problema. puede resol verse fácilmente si esta delicada
obra se confía á los Reverendos Padres misioneros,
quienes la llevarán á caLo mucho mejor de lo que lo
haría la administración oficial.
Sería redundancia explanal'nos aquí sobre las
1'iq uezas naturales de los bosques que orillan los ríos
<del Llano: toJos saben que esos montes están llenos
de esencias admirables para construÍr, grabar, teñir,
eu ral', etc.
Los tigres y las culebras son otros espan tajos de
la misma familia que los indios bravos.
Es cierto que el tigre gusta de los novillos y ter-
neros; pero pregúntese á los ganaderos si cuando
quieren desembarazarse de uu tigre tienen que 1>e1'8e-
-vuido algunas veces basta quince días para poder en-
contrarlo y matarlo; esto es snficiente para t>robar
que el tigre jamás ataca primero al bombre en los lla-
nos de Casan are, donde tiene alimento en abu ndancia.
Las culebras sólo se ven por casualidad.
Las fiebres existen como en todas las tierras ca-
lientes, con diferenoia que aquí nunca ha habido
.caso alguno de fiebre amarilla, de cólera, de bel'i-beri,
-.xII -

y que las calenturas del llano se curan con veinte- gra-


nos de qulnina.
No querernos sostener que Casanare sea una tie-
rra prometida á donde uno encuentra el maná como.
el pueblo de Israel en el Desierto, nó; y no aconsc-·
jamos á los seres delicados ó afeminados que vayan ti,
esas tierras; porque hay que saber soportaT el calor;
la humedad, la mala cama y la mala comida, que al-
gunas veces es ninguna; pero sí ftiremos, con toda.
buena Íe, á los jóvenes de esta nueva generación que
se levanta, de esta generación que estará en todo. su.
vigor en los albores del siglo xx:
"Id á Casan are porque sois laboriosos y estáis;
educados yá para la paz y la economía; porque vues-·
tros primeros anos se han desarrollado en medio de lar¡: I

dificultades, de los sufrimientos y de los obstáculos de


la lucha por la vida, que son los mejores maestros
para hacernos hombres!
" Seréis enérgicos y vigorosos porque no os ha-·
béis criad~ en la voluptuosidad, en el lujo, en el siba-
ritismo, y habéis tenido que comprender desue tem-
prano ]a imprescindible necesidad de una existencia
de trabajo tenaz é inquebrantable para salvaros!
"j Por esto id á Casanare !"

JORGE BRISSON-

Bogotá, 10 rle Diciembre de 1894.


PRIMERA PARTE

DE BOOOTA A SOOAMOSO

'Vie1'7~e8 2 de Febr'e1'o de 1894.-Salimos de Bogotá en


coche; á las 8 a. ID., por Chapinero, U saquén, Serrezuelita,
en - dirección general N arte, y llegámos á las 10 y 30' a. m.
al Puente del Oomúo, donde almorzámos.
El Puente del Común, con más de una cuadra de largo,
€s medio viaducto, medio puente, sobre la sabana panta-
nosa bañada por las aguas invernales del Riogrande Ó Fun-
za, que en este lugar, aunque navegable en vaporcito, no
pasa en esta época del año de unos 10 á 12 metros de ancho.
'El puente se halla casi á medio ~amino dd Bogotá á Zi pa-
quirá, algo más cerca de esta última. La distancia de Bogotá
al Pueote del Común es de unas cinco y merlia leguas
(27! k.), Y h de éste á Zipaquirá es de cinco leguas (20 k.).
Luégo se atravesámos el pueblito de Cajicá (2,600 me-
troe de altura), y á la 1i- p. m. llegámos á Zipaquirá (cinco
horas en c09he).
La carretera es buena, á pesar de que tiene algunos tro-
zos dañados por las lluvias. -La pendiente es casi nuJa, si-
guiendo continuamente el plan horizontal de la sabana, entre
las dos cordilleras que limitan la altiplanicie regada por el
Funz<l; Zipaqnirá está á 2,650 metros de altura, 2 metros
más elevado que Bogotá. Como las lluvias han cesado desde
hace ,días, el polvo es insoportable y el calor fuerte. Tem-
,peratura á las 3 p. m., 19° centígrados; á las 5 p. m., 17°,
Visitámos la fábrica de sal, pero no pudimos entrar en
-2-
el socavón, por ser día feriado. El establecimiento, los edifi-
cios, los calderos, los hornos, los tanq nes, etc., todo parece-
muy atrasado, abandonado y administrado con poco interés y _
inteligencia y economía. Sólo con las pérdidas enormes de
sal que allí hay, una empresase haria rica. No hayal11 ningún
adelanto, ningún progreso, y todo tiene aspecto de ruina.
La sal es admirable, y se saca no solamente de la destilación
del agua, sino del mismo mineral. Se necesitaría alli una com-
pleta renovación para ganar Jo que se d~be ganar. En estas
semanas están parados los trabajos, pero en general no pasan
los trabajadores de veinte á veinticinco. Algunas veces, en
caso de mucha demanda, suben hasta cincuenta.
Zipaquirá tendrá unos cuatro mil habitantes (1), las
calles son limpias y tristes, y vemos poca vida y animación .
Parece que la principal fuente de la riqueza son las dos sa-
linas: Potosi y Guasa, que están juntas, y Rute; cerca
de ésta hay una mina de cal. Zipaquirá posee también una
mina de carbón que pertenece al Gobierno, lo mismo que
las salinas.
Zipaquirá fue residencia en verano de los soberanos
muiscas, una especie de Versalles, como dice Eliseo Reclus.
Se ha empezado la construcción de un ferrocarril de Bogotá
tí. Zipaquirá, pero está lejos todavía el día e n que silbe la
locomotora en esta parte de la sabana.
La villa se extiende al pie mismo ele la montaña de
donde se extrae la sal. Dice el señor F. J. Vergara y Ve-
lasco que la mina de Zipaquirá encierra 500 millon es de
metros cúbicos, con peso de lh- billón de kilogramos. L a
prpducción de sal fue en 1888 de 10.500 ton eladas, por
valor de $ 776,549, ósea 1.941,000 francos. En 1889 S E}
vendieron 11,000 toneladas, por valor de $ 12,080, ósea
2.032,000 francos oro, con¡3Umidos por una población d e

( 1) Es entendido que siempre estimo únicamente la población del


casco para dar idea de su importancia. La población del Municipio se-
:balla in 108 censos oficia les.
-3-
1.200,000 habitantes. En algún año (1882) se vendieron
13,000 toneladas, y 500,000 en los noventa primeros años
de este siglo.
Sábado 3 de Feb1"ero.-A las 10 á. m. regresa á Bo-
gotá el amigo que nos ha acompañado hasta aquí y ha
influido, sin querer, de una manera muy desastrosa sobre
nuestra vida desde hace tres meRes. A las once salímos n08-
otros á caballo, con un peón y una mula de carga, en direc-
ción contraria, es decir, para el N. N.E.
Bien se puede comprender que en este súbito aisla-
miento, dirigiéndonos hacia lugares que nos son desconoci-
dos y en d~:mde no tenemos todavía un solo amigo, el estad()
de nuestro espíritu es sumamente melancólico y predispuesto
á ideas negras. Toda nuestra vida nos hemos visto condenados
por el destino de viajeros á dejar nuestros cariños y amista-
des, y empezamos á llegar á una edad en que se siente la ne-
cesidad de encontrar cerca de sí algunas afecciones. Pero pa-
rece que todavía no ha sonado para nosotros la hora de la
calma y del reposo. Sin embargo, hacemos de"'tripa corazón,
cargamos la pipa, y conversando á menudo con el peón para
pedirle informes sobre lo que vemos en el camino, tomand()
algunas notas en la cartera, observando la región que atrave-
samos, vamos poco á poco recobrando la perdida serenidad.
N os fue más dura aún la primera salida para la América del
Sur hace catorce años, lo mismo que la de Buenos Aires para
la Tierra del Fuego, la de Lima para el Ecuador, la de Mede-
llín para el Chocó, y tántas más que dejaremos en el tintero!
Viejas cenizas, ¿ para qué os vamos á remover? i Que estas
nuevas se las lleve también el viento del olvido!
Como una legua al noroeste de Zipaquirá, un poco
antes de llegar al molino de Aguatá, dejámos á l~ izquier-
da el camino que conduce á Ubaté y á Chiquinquirá, y á las
2 p. ro. IIegám08 á Nemocón, que dista Ullas tres leguas de
Zipaquirá, y se extiende también al pie de uns salina que
ha sido muy importante y pertenece al Gobierno.
Dice el señor Vergara y Velasco que la producción de
-4-
sal en N emoc6n, en 1889, fue de 6,165 toneladas, por va-
lor de $ 125,595, ósea 320,000 francos. Antes producia más
esta salina: hoy está poco menos quo arruinada. La pobla-
ci6n de Nemoc6n (2,680 metros de altnra), que antigua-
mente era uno de los principales mercados chibchas, DO
pasa hoy de 2,000 habitantes.
A travesamos el pueblo sin demorarnos, franqueamos lotJ
cerros que lo dominan, y volvemos á caer á la Sabaua á.
poca distancia de Sesquilé (2,651 metros de altura), que
divisamos corno á media legua de distancia y que dejamos
á la derecha, es decir, al Este. Sesquilé posee también
una salina que produce al año cerca de 1,000 toneladas
de sal por valor de unos $ 62,000.
El camino, que desde N emoc6n deja de ser carrete-
r0, atraviesa el rio F unza y sigue reman tándolo por BU
costado izquierdo; al otro lado se divisa el pueblito de Sues-
ca (2,656 metros de altura). Luégo empezamos á elevarnos
sobre una escalonada serie de páramos fríos, despoblados, pe-
dregosos é incultos y que únicamente dan asilo á algunos
rebaños de ovejas. Toda esta parte es sumamente triste; el río
ha abierto su camino por erosión entre estcs páramos y ha ca-
vado en ciertas partes la roca en forma de una zanja estrecha.
y honda, de 50 á 60 metros. i De trecho en trecho alguna
choza miserable y ninguna agricultura! Hacia las 5 p. m.
empieza á soplar un viento tan giacial, qUA prefiero apearme
y caminar llevando del cabestro á mi caballo.
Como la noche nos sorprende á más de dos leguas de
Chocontá, resolvemos posar en una triste y miserable venta
Uamada Bonitavista, donde, á duras penas, conseguimos un
par de huevos. El lugar es poco favorable para alegrar á un
mortal afligido, y me entrego sin reserva á · melancólicas re-
flexiones sobre la existencia de los ingenieros errantes.
La jornada de hoy, que más bien es media, ha sido de
seis leguas. Yá estamos á más de 70 kilómetros de Bogotá..
DQmingo 4 de Febrero.-Salimos á las 7 a. m., siguien-
do siem pre el río Funza arriba, por la ribera derecha. N ()
- 5 -
hace calor, pero no hay viento, y el termómetro marca 12 0
centígrados. El río sigue BU curso entre páramos, á menudo
muy encajonado entre paredes de peñas de 10 á 15 metros
de altura, y de un ancho que algunas veces se reduce á 4 Ó 5
metros, otras se abre el valle formando un plan donde da en-
tonces infinitas vueltas en culebreo; la corriente es muy
variable, represada en los llanitos, y con chorros cuando se
estrecha; en esta época. del año tiene muy poco caudal.
El camino, que es de herradura, es bueno, seco, an-
cho, sin pasos malos, y se ve que desde hace muchos días
no ha llovido; hay algún tráfico, peones cargados de esteras
hechas con el esparto llamado uche J' estas esteras van para
Bogotá, y sirven para alfom brar las habi taciones cuyos pro-
pietarios no pueden usar alfombras de fieltro 6 de tejido,
porque en Bogotá, en general, hasta el suelo de las casas po-
bres está esterado; tropas de mulas ó de caballo~ con cargas
de sal, petacas, etc. La gente de estos lugares es sumamen-
te afable y cortés, no como en los camino!! que avecinan á
Bogotá ó Facatativá. Nadie pasa sin saludar atentamente y
apartar los animales para facilitar el paso.
Antes de llegar á Chocontá pasamos á la ribera iz-
quierda del río; se ven varias labranzas de trigo y maíz en
las lomas, y en el plan del valle numerosos ganados.
Pasamos una loma, y á las 9t a.. m. atravesamos á Cho-
contá (2)660 metros de altura), antigua plaza fuerte del
Zipa y pueblo de unos 4,000 habitantes; el distrito cuenta
de 9 á 10,000, según me dicen, y efectivamente parece mtty
poblado. El templo está en construcción. U na de las indus-
trias principales es la talabarteria, y sobre todo la fabrica-
ción de sillas de montar.
y á nos ha pasado algo la misantropía de ayer, y cl\mi-
namos alegres y menos preocupados.
El camino que seguimos desde Zipaquirá, ó má~ bien
desde Bogotá, es el camino del Nordeste G de Tunja, capital
del Departamento de Boyacá. La distancia de Chocontá á
Tunja es de catorce y media leguas (72! kilómetros); la dis-
2
-6-
tancia total de Tunja á Bogotá es de treinta y dos leguas.
Continuamos luégo por el plan del valle forme.do por lomas
de faldas tendidas y de poca elevación, cultivadas en parte y
bastante pobladas.
A las 10!, y á pesar de que vamos subiendo, la tempe-
ratura es muy suave: 21°.
Pasamos el río otra vez. La mayor parte de los puen-
tes, aunque hay a.lgunos de piedra y bastante bien construi-
dos, están hechos de postes clavados perpendicularmente en el
lecho del rio y cubiertos por otros palos y una enramada
tapada con lechos de arena y piedras, en forma arquea-
da. Est<?s puentes presentan bastante seguridad cuando están
nuevos y bien vigilados, pero luégo que se pudre la en-
ramada ó los palos del piso, se forman huec08 y agujero!'!
peligrosos para las bestias. Además, no se pueden colocar sino
en los lugares donde el río tiene suficiente espacio para
abrirse en caso de creciente y donde la corriente es muy mo-
derada.
Llegamos al pueblito de Hatoviejo (2,668 metros de
altura) Á. las 12 y 15 m., distante de Chocontá dos J media
leguas. Con las dos leguas de Bonitavista á Chocontá son
cuatro y media las que hemos andado esta mañana . Me dicen
que la distancia de Bogotá á Hatoviejo es de vein te leguas,
lo que aumenta en una y media más la que he apreciado; la
de Hatoviejo á Tnnja es de doce.
El pueblo de Hatoviejo tendrá un os 1,500 habitante!!.
Almorzamos en un hotelito bastante bien servido y á un
- precio sumamente módico; se ve que uos alejamos de Bogotá.;
sól() por curiosidad y por comparac.:ión voy á decir el menu:
un pedazo de carne asada, papas, una tortilla, un plato de
maza.morra, chocolate y pan; i tres reales!
El tiempo es magnifico; temperaturs. á las 12, 24 C1 •
El terreno se vuelve muy pedregroso y el camino em-
peorl\ algo, presentando algunas zanjas, atascaderos y fan-
gales que deben ser muy peligrosos en invierno. Subimos
al páramo de Hatoviejo, largo, melancólico, frío y desiertow
-7-
El de la Tortolita, que viene luégo, es algo más habitado y
tiene varios maizales y trigaies.
Hacia las 3 empieza á soplar el mismo VIento helado de
ayer, y tomo igual partido, es decir, camin0 alegremente
todo el resto de ]a jornada para estirar las piernas, calen tar-
me el cuerpo y aliviar mi caballo.
Franqueamos hacia las 4 p. m. el límite de los Departa-
mentos de Cundinamarca y Boyacá, que pasa entre unas
tres ó cuatro casitas ó ventas llamadas Las Pilas y el río
Albarracín, una de las cabeceras del Upía, afluente de la
izquierda del Meta. Esto es muy digno de observación, dice
á propósito Eliseo Recl us, porque estos ríos nacen sobre
la misma mesa ele la cordillera oriental. Evidentemente el
trabajo cont.inuo de erosión, producido por los torrentes, ha
arruinado el revestimiento oriental de la cadena y excavado
g randes circos en el espesor mismo de] relieve; la especie de
golfo en el cual nacen el U pía _y sus mayores afluentes, es
un ejemplo de esta obra de destrucción de las lluvias y
otros agentell meteóricos. Al sur de Tunja, un paso en el
,Páramo de Ventaquemada, no mide sino 2,989 metros de
altura. Todas las montañas se suceden en amplias ondulacio-
nes, que apenas ofrecen algunas salientes rocallosas, extraídas,
en su base por barrrancas de erosión y flanq ueadas por ta-
ludes; de la base á la cima de los montes las gramíneas
ondulan al vien to, y apenas algunos grupos de árboles se
ven junto á las raras viviendas regadas en las pendientes.
Esta parte de la cadena madre de los Andes no tiene en ma-
nera alguna carácter alpestre.
Atravesamos el río Albarracin por un puente de piedra
llamado Puente de Roaquira; desde este pllDto princifJia
el camino á ser carretero hasta Tunja, es decir, en un tra-
yecto de 36 kilómetros.
Por fin, á las 6 y 15 minutos p. m. nos apeamos en la.
posada de La Cascada, que dista unas diez cuadras del pue-
blecito de Ventaquemada (2,616 metros de altura), situado_
un poco más abajo que la carretera, en el fondo del valle,.
-8-
Alli cerca nace el rio de Turmequé, otra cabecera del río
U pía. El pueblo de Tnrmeq ué queda á una legua y media
de Ventaquemada, hacia el Oriente. De Ventaqu emada á
Tunja hay 34~ kilómetros.
A propósito de estas distancias, y aunque nos gusta
muy poco criticar las obras de los demás, no podemos dejar
de notar los errores que encontramos sobre este particular en
el mapa de Boyacá. DesJe Zipaquirá se puede decir que no
hemos hallado una distancia conforme á la realidad con la
escaJa de dicha carta. Por ejemplo, para no citar más qu~
una entre otras, 'la distancia de Chocontá á. Hatoviejo es de
dos leguas y mijdia, y la de Hatoviejo á Ventaquemada es
de tres leguas y media, es decir, una legua más. En el mapa
el espacioquehayentre Hatoviejo y Ventaquemada es exacta-
mente el triple del que hay entre los puntos de Chocontá
y Hatoviejo, que da, á. la escala del mapa, cinco leguas en
linea recta, en lugar de tres y media, con todas las vueltas
del camino; y podrían multiplicarse los ejemplos nada más
que tocante al corto trayecto que acabamos de recorrer; pero
es también cierto que en una obr3. tan considerable y tan vasta
como la publicación de los mapas de los nueve Departamen-
tos de Colombia, obra que requeriria cuatro ó cinco añ0S de
estudio para cada Departamento nada más, sin que por
esto quede tampoco la obra perfecta, ha sido imposible no
dar lugd.r á críticas y rectificaciones numerosas; pero más
bien se comprenderían errores tan graves para regiones apar-
tadas como el Chocó, el Caquetá ó Casan are, que para los
alrededores de Bogotá. Tampoco la dirección del río Funza
nos parece exacta; los señores geógrafos la trazan casi en
línea recta de Noreste á Sudoeste, dando á la mano que ha
tirado la linea una pequeña trelIlUlación en forma de zigzag,
para indicar las vueltas del río; me permito decir que esto
es pura fantasía. El Funza da vueltas considerables y tiene
cambios de dirección que no se pueden indicar al trazar de
la pluma sin cometer peligrosos errores.
Los páramos que hemos atravesado hoy, lo mismo qu e
-9-
el de Gachaneque (3,700 metros), más al Sudoeste de Tun-
ja, hacen parte de la Oordillera de Sumapaz, la magistral
que divide las hoyas del Magdalena y del Orinoco, y cuya
masa central se extiende en noventa leguas de 10ngitud~
La jornada de hoy ha sido de ocho leguas. Temperatu-
ra á las 9 p. m., 16°.
Lunes 5 de Febrero.-Salida á las 6 y 40 minutos a. m ~
Temperatura, 13°.
La carretera es verdaderamente digna de elogios por su
excelente construcción, buenos desagües y piso, puentes de
piedra sólidos en las quebradas, piedras métricas á cada
kilómetro. A las pocas cuadras después de salir de La Oas-
cada 8e divisa en el fondo del valle el pueblito de Ven ta-
quemada (1,000 á 1,500 habitantes). La carretera pasilo á
media falda y como á unas diez cuadras de distancia; las
lomas de los alrededores están cu biertas de casi tas y de cam pos
cultivados.
Seis kilómetros adelante de La Cascada tomamos el an-
tiguo camino para evitar una larga vuelta que da. la carre-
tera para conservar la pendiente obligatoria. Por esta trave-
sía cruzamos un largo páramo, El Oardonalito, cuya vege-
tación no es otra que la de los que hemos atravesado hasta
ahora: yá no son gramíneas batidas por los vien tos, sino
montecitos de malezas, helechos, entrecortados por árboles
de pequeña elevación. Sin embargo, de trecho en trecho se
alza alguna chocita en medio de un sembrado de maíz.
Poco antes de llegar al Puen te de Boyacá salimos otra vez
á ]a carretera en un punto donde todavía está interrumpida
por la falda de un puente, y luégo, con cierta emoción (estas
emoclones no las sienten únicamente los colombianos: á nos-
otros, franceses, también nos conmueve todo ]0 que de lejos ó
de cerca toca con el principio de libertad, aunque no sea de la
nuéstra de la que se trata), llegamos á los lngares que sir-
vieron de teatro á la lucha heroica de 1819. Oerca del
puente queda, aún sin estat.ua, un pedestal de piedra que
debía recibir la del Libertador, qne de preferencia fue co-
-10 -

locada en la plaza principal de la capital del Departamento.


El propio pueblo de Boyacá queda distante del puente dos
leguas al Oriente. Pedimos algunos informes á nn cantero
que ~'stá labrando piedras cerca del puente, y cada vez que
pronuncia el nombre del Libertador dice: "El señor Bol1-
var," y levanta 3,lgo su sombrero. N o nos reímos de esta ma-
nifestación de respeto; muy al contrario, admiramos esa re-
ligiosidad de los recuerdos para los héroes de la patria en la
gente inculta del pueblo.
El puente, que no tiene nada de particular como obra
de arte, está sobre el río de los Teatin08, fueute también del
Dpía y que nace en los cerros de Guachaneque. Tunja queda
á tres leguas del puente.
Del otro lado, y más arriba, almorzamos muy bien en un
hotelito, y siempre por una modestísima suma. Pero si la co-
mida no es mala ni cara para el viajero duran te todo este tra-
yecto, no sucede 10 mismo para los pobres animales, que
ellos la pasan muy mal, y se puede decir sin comer, porque
todos los potreros de estas posadas y ventas son terrenos pe-
lados donde se encierran bajo llave las bestias, y donde ama-
necen corno han entrado, es decir, ayunas.
Volvernos á emprerHler marcba á las 11 a m., y á las 12,
en nn punto llamado el Puente de Barón, á diez kilómetros
de Tunja por la carretera, dejamos á la jzquierda el camino
que conduce á esta capital, para tornar definitivamente pI de
Soga maso, en dirección Nordeste.
En esta época del año, en q!le no llueve, este camino es
muy transitable, á pesar de que todavía tiene atascaderos y
-fangales, y que hay á menudo necesidad de dar vueltas
para evitar pantanos, pero nos figuramos q ne debe ser pesa-
do en invierno. A travesamos grandes páramos ond uIados y
cubiertos de yerba raquítica y menudas gramíneaR, las cuales,
sin embargo, á lo que se ve, deben ser muy buenas para las
ovejas, que son muchas y están gordas. Bajamos nI pneblito
de Soracá (2,751 metros de altura) á las 2 y 15 minutos p. m.
Allí unos 200 hab itantes apenas, ocn l tao su modestia y po-
- 11-

breza en un bosque <le eucaliptos, inclinados del mismo lado


por efecto de los ásperos vientos del Sudoeste. Dista Tunja
una legua no más de este caserio.
Luégo volvemos á subir á los páramos desiertos y mo-
,n ótonos. A las 3 p. m. divisamos á lo lejos, á unas dos
leguas al Noroeste, desde la venta de La Aurora, á la anti-
gua Hunza (Tunja), residencia del Zaque, soberano de los
muiscas del Norte. Pronto se levanta el viento helado y hay
que caminar á pie. Atravesamos algunos pequeños afluentes
del rio Tuta, que desemboca en el Chicamocha, brazo prin-
dpal del Sogamoso, y vamos bajando, poco á poco, hasta el
punto llamado Rátiva, que también designan con el nombre
de El Hotel, posada donde llegamos á las 5 y 30 minutos p.
m., y donde nos quedaremos por esta noche. Estamos toda-
vía á más de 2,600 metros de altura, y mientras permanece-
mos en el cuarto cerrado, el termómetro marca 16°. Las
bestias están algo cansadas.
También hoy la caminada ha sido de ocho leguas (40
kilómetros); total, treinta leguas de Bogotá. Como calculan
treinta y dos leguas de Bogotá á Tunja, y que á lo menos
estarnos á tres y media de Tunja, suponiendo que hemos
ahorrado corno una legua con no pasar por esa ciudad, siem-
pre habrem08 caminado algo más de treinta y dos desde
Bog0tá; es decir, unos 160 kilómetros en cuatro días, ob-
servando que el primer día no hicimos sino cinco horas de
viaje, el segundo, siete y media, y el tercero y cuarto, diez.
Total, treinta y dos horas y media, lo que da casi exacta-
mente cinco kilómetros, ó sea una legua por hora.
A las 10 de la noche salgo á admirar el cielo; raramen-
te en catorce años de viajes, bajo latitudes diversas y á altu-
ras mayores, había presenciado un espectáculo tan sorpren-
dente por la pureza de la atmósfera: la cúpula celeste parece
literalmente una chapa de brillantes centellando. Paso alli
más de una hora sin sentir el frío picante, embebido ante
esa maravilla, que en algunos minutos paga así al peregrino
,jemanas de cansancio y pri vaeiones.
-12 -

Martes 6 de Febrero.-Salimos á laf! 6 y 40 minutos s .


m. Temperatura, 15°. Siempre los mismos paramillos, on-
dulados, solitarios en general, monótonos; á lo lejos se oyen
los validos de las raras ovejas que despiertan estas inmensi-
dades con sus plañideros llamamientos; el camino sigue
entre tapias que dividen los extensos potreros. Atravesamos
un riachuelo llamado San Isidro, y á unas dos leguas y me-
dia de Rátiva, llegamos al Alisal, haciendita y posada ador-
nada por un gran corral plantado de eucaliptos, donde n08
reciben con amabilidad y nos sirven un frugal almuerzo.
Como siempre, en los cinco días que hace salimos de Bo-
gotá, el tiempo es magnífico y hasta caluroso; temperatu-
ra, 28°.
Luégo atravesamos una serie de cerros y queb7'ada"
pedregosos, entre ]os cuales no hacemos más que bajar y
su bir. Estos cerros rocallosos están rel'estidos en partes de
un bosque bajo, y presentan un aspecto arisco y hasta lúgu-
bre alguna vez. El señor Vergara y VelaElco, q ne casi siem-
pre hace observaciones muy exactas, encuentra que" toda
la mesa de Tunja á Sogamoso está llena de pueblecillos," y
que" al Sur de Tunja sí es al pestre el paisaje en infinidad
de sitios." Pues ni al Sur, ni al Este, porque alpestre supon-
go que vendrá de Alpes, y yo conozco los Alpes de punta á
cabo, y se parecen á esto como un cacique á un cachaco :
estas montañas han guardado mucho su carácter 8alvaje,
solitario y arisco, en tanto que los Alpes están engalana-
dos hasta en los últimos rincones y las últimas cumbres con
chalets, hoteles, restaurantes, ascensores, carreteras, montes
de pinos, etc., y es justamente por este motivo por lo que á
nosotros nos gustan más los montes de por aquí, porque son
los de la paz suprema, donde no se encuentran á cada paso
caravanas de ingleses. Hasta donde alcanza la vista sobre
valles, lomas y cerros, muchas veces no se dese u ore ni una
choza ni un sér viviente.
Pasamos un pequeño caserío cuyo nombre dej é de
apuntar, y empezamos á subir el Alto del Mosto. A las
-13 -

3 p. m. y después de una larga y rápida bajada, caímos á la


Habana Ó altiplanicie donde se extiende el pueblo de Firavi-
toba (2,508 metros de altura), sobre el r10 Chiquito, afluen-
te del Chicamocha, y cuyo aspecto es hermoseado por muchí-
simos sauces elevados; su población no me parece exceder
de unos 1,500 habitantes; dista de Sogamoso unos siete á
ocho kilómetros. Están construyendo un templo cuyas di-
mensiones serían suficientes para una población de 10,000
habitantes.
Puesto que ni nosotros ni el peón somos conocedo-
res de los lugares, vamos preguntando á menudo á qué dis-
tancia estamos todavía de Sogamoso, ó á qué hora llegare-
mos, yen tanto que uno nos dice que en una hora, á los pocos
pasos otro responde que en seis; hacia las 4 p. m. el sol está
yá muy bajo sobre el horizonte, y un tercero nos anuncia que
llegaremos á la una; ¡querría quizás decir de la madruga-
da! Como estas aberraciones se han repetido más de vein-
te veces durante dos días, sacamos en conclusión que la
buena gente de estos lados tiene una idea poco exacta de
10 que son las horas, las leguas y el tiem po que em p]ean en
recorrerlas, y que aun cuando den los informes con ]a ma-
yor benevolencia, hay que hacer poco caso de ellos.
Como hoy 'ha sido día de mercado en Sogamoso, el ca-
mino ofrece el aspecto más animado: todos van en sentido
contrario al nuestro, pues regresan á sus hogares, mujeres
cargadas de ollas y tinajas de barro; hombres con tercios de
panelas de Santander, cabuya, enjalmas, barriles, algodón
cosechado en la falda oriental de la cordillera de Sumapaz
(Pajarito, Zapatoza); la mayor parte van á pie, otros en bu-
rros pequeños, que hay en abundancia; los ricos en bonitos
caballos y corriendo á rienda suelta. También pasan tropas de
caballos sueltos, acabados de comprar ó que no han sido.
vendidos, ganado, marranos, ovejas, etc". Los tipos de hom-
bres no son bellos, y menos los de las mujeres, y hay gran
diferencia con los de la sabana de Bogotá, más blancos y
más finos. El traje de Jos jinetes es siempre el mismo: los za-
-14 -

marros, la ruanA. negra y el sempiterno sombrero forma suaza;


las mujeres andan todas vestidas de negro, con mantón y
sombrero de paja muy aplastado y calado hasta las cejas. No
hay alegria, canto, ni tiple, y muy pocos van borrachos; casi
todos caminan aprisa y serios; no vemos fumar á ninguno.
Por fin, á las 5!, llegamos á Sogamoso (2,536 metros
de altura), que se extiende al pie de un cerrito ó colina llama-
da Santa Bárbara, cubierta de casitas y dominada por una
capilla.
La ciudad (5,000 habitantes; el Distrito tiene 9,000,
4,000 más que Tunja) no se halla sobre el rio Sogamoso, ni
tampoco sobre el Ohicamocha, que dista cerca de una legua,
sino sobre el riachuelo Monquirá, que llaman comúnmen-
te El Bollero, y que es afluente del Ohicamocha. Este último
es el que mucho más abajo, y fuera yá del Departamento,
una vez junto con el Saravita, toma el nombre de Sogamoso.
Sogamoso es el primer mercado de B0jacá: comercia
mucho en ganado importado de Oasanare, y rebaños; pero
según se ve, en los alrt>dedores hay poca agricultura, á causa
de las inundaciones en ~a planicie y del mal terreno en los
cerros, que son muy pedregosos.
Su clima no es muy frío, pero está sujeto á bruscas va-
riaciones, y sopla á menudo un viento fuerte, que viene de la
Laguna de Tota (2,980 metros de altura). Las observaciones
termométricas que hicíruüS durante Jos tres días que nos de-
morámos en Sogamoso, fueron las siguientes: 10 p. m., 17°;
7 a. m., 15°; 12 m., 17°; 9 p. m., 17°; 8 a. m.) 17°.
En Iraca, á 2 kilómetros al Sudeste, está el lugar del
famoso templo del Sol, residencia dEll Sugamuxi, sumo pon
tífice de los muiscas, pero apenas quedan como rastro algunas
pie«ras sin ninguna importancia.
Dista Sogamoso de Tunja unas doce leguas. Hoy hemos
recorrido ocho leguas en diez horas, lo que da una distaucia
total de unas cuarenta de Bogotá á SogamoBo (200 kílóme-
tros), recorridas en cuarenta horas aproximadamente.
Nos hospedamos en ei Hotel americano, que es el mejor
-15 -

de la ciudad, y vamos á saludar al Prefecto, señor D. Octavio


Rincón, quien nos recibe con la mayor amabilidad y corte-
sía. Mandamos un telegrama al doctor Elisio Medina, Inten-
dente de Oasanare, para avisarle nuestra llegada; pero la
comunicación telegráfica no existe con Támara, sino hasta la
Salina de Ohjta; lo demás del trayecto, que son dos días,
.se confia á un peón .
Vemos con alegría que la .,-ida holgazana y viciosa que
hemos llevado en Bogotá durante tres meses, no ha afectado
en nada nuestra salud, y que hemos soportado esta primera
etapa sin la menor fatiga, y caminando á pie buena parte.
Además, v'a mos poco á poco olvidando cierta atmósfera. y
ciertos recuerdos perniciosos, y recobrando otra vez, cOn el
{lorazón tranquilo, nuestra índole natural de expedicionario
J' monteador.
Hoy 7, gracias á los empeños del señor D. Jesús Zamu-
-dio, que ha sido para nosotros en Sogamoso un excelente
amigo, contratamos para mañana las bestias que deben lle-
varnos hasta Támara.
Al dar una vuelta por las calles notamos grande anima-
dón, tanto afuera como en los almacenes y tiendas, mucho
tráfico de animales y cargas, á pesar de ser día ordinario.
Indudablemente Sogamoso es no sólo el punto más im-
portante del Departamento de Boyacá, sino que está llama-
do, con el desarrollo de los Llanos, á ser uno de los princi pa-
les centros comerciales de la Repúhlica .

...
SEGUNDA PARTE

DE SOCAMOSO A TAMARA

T o.litha, cumi.
j Muchacha, levántate!
(Cristo á la hjja de .Jairo).

Domingo 11 de FebreTo de 1894.-Ay-er, por fin, llega-


ron el peón y las bestias á las 12; inmediatamente después
de haber cobrado aquél parte del dinero del flete, desapareció
y no volvió hasta las 3 p. m., hora en que estalló un fuerte
aguacero. Siendo yá muy avanzada la tarde para ponernos
en camino, y sobre todo po~ estar malo el tiempo, tuvimos
que resignarnos á no salir hasta el día siguiente, recomen-
dando expresamente al arriero estuviese listo en el hotel con
las mulas á las 5 a. m. N uestra advertencia fue com pleta-
mente inutil, pues no se presentó hasta las 9! a. m., y no nos
pusimos en camino hasta las 10.
Nos despedimos de algunos compañeros de hotel, C011
los cuales hemos tenido agradables relaciones durante estos
días: el señor D. Avelino Gómez, estanciero santandereano
(de Onzaga), el doctor Samuel Montaña, médico de Bogotá,
y el señor Juan Lozano Carrillo, comerciante de Támara,
que se dirige á. este punto con numerosas cargas de mer-
cancias.
Seguimos por el plan del valle la dirección N .E., al pie
de los cerros que lo guardan hacia Oriente, y atravesamos
ricos potreros y algunas estancias que seguramente quedarían
en excelentes tierras si 'estuviesen al abrigo de las inundacio-
-18 -

nee del Chicamocha, con el cual nos juntámos corno á legua


y cuarto de Sogamoso, frente del pueblecito de Belén chiqui-
to, que queda del otro lado de la planicie y del rio, al pie de
las colinas de Occidente. (El pueblo de Belén está situado
en la vertiente occidental de estas colinas). El valle, que hasta
ahora forma una verdadera sabana, se angosta entonces,
y el Chicamocha, padre del Sogamoso, se halla encerrado>
entre dos cordones de cerros pedregosos y en parte estériles ;
arrolla sus aguas turbias y amarillas, aquí con bastante co-
rriente, en una anchura que no pasa de 8 á 10 metros, yen
esta época tiene poco caudal; sus dns márgenes están adorna-
das con hileras de altos sauces, y su dirección general en
esta parte es hacia el N ..E. En los alrededores de un puente
primitivo de palos y enramada cubierta con cascajos y arena
(Puente HoZguín), y al pie de los cerros, se ven algunas la-
branzas de trigo; pero en estos lugares lag moles de piedra
rodada de las faldas, de color plomizo, han cn bierto las
bandas estrechas de las márgenes, y en el río han formado,.
en varias partes, chorros y represas. El camino se halla alg{)
humedecido y resbaloso por las lluvias de ayer y anoche.
Al pasar el molino de Tópaga, y después de atravesar
por un puente de la misma naturaleza que el Puente Hol-
gnín, el río de Mongui (1), que viene del S.E. muy pedre-
goso, torrentoso y con poca agua, abandonamos al Chicamo-
cha, para trepar hacia el Este los cerros que nos llevan á
Tópaga (2,899 metros de altura sobre el nivel del mar),
pueblecito que se eleva unos 400 metros sobre el nivel del
rio, que corre á sus pies y á m uy poca distancia. Fria y ex-
puesta á los vientos de los páramos, esta pequeña población
tiene aspecto poco halagador, y no contiene en BU recinto
más de 400 á 500 habitantes. Sin embargo, en los alrededores
se ven varios trigales que tienen buen aspecto. A la izq uíer
da, es decir, hacia el N.O., divisamos, en la falda oriental

(1) El pueblo de Monguí, á una y media legua de Sogamoso, es c6lebre


.antuario de una imagen regalo del Emperador Carlos v.
-19 -

del cordón qu~ forma el valle del río Gámeza, del lado opues-
to (derecho), el pueblo de Gámeza, menos elevado que Tó-
paga, y all tiguo cacicazgo en la época muiscR.
Desde las 2 p. m. sopla un viento muy desagradable; el
camino es escarpado, pedregoso y de pendientes muy rápidas.
Hacia las 3 empieza una lluvia recia y helada, acompañada
de una espesa neblina que cubre todo el horizonte.
A las 4 p. m.: y después de bajar una escarpada falda,
llegamos á Mangua (2,970 metr03 de altura), más elevado
todavía que Túpaga, pero quizás algo máti protegido de los
vientos, porg ne se halla rodeauo por algunos cerros. Tiene de
800 á 1,000 habitantes. Se cultiva en los alreded0res, ade-
más del trigo; papas, habas y cebada.
No hallamos posada en el pueblo por estar ocupada la
única que se encuentra, y tenemos que ir algunati cuadras más
lejos á alojarnos en una venta de mala muerte, dondt> en la
única sala que hay y que compartiremos esta noche con otro
vía jera, el señor D. Teodoro Chaparro, de Sogamoso, halla-
mos tendido en el suelo un pobre niño de dos á tres años, cho-
rreando sangre por una oreja y hecho una llaga todo un
lado de la cara; se halla solo, sin que nadie cuide de él;
la faz contra la tierra, pero sin l10rar ni quejarse, mientras
que su madre y otras mujeres están al otro lado de la casa,
como á media cuadra de distancia, vendiendo chicha á los
transeúntes.
Mongua se halla como á tres y media leguas de Soga-
maso (18 kilómetros), trayecto que hemos recorrido muy
lentamente y con esfuerzo, en nuestras dos ma1isimas mulas
que dudamos puedan llegar hasta Támara (seis días).
Temperatura á las 4 p. m., 13°. Hacia el anochecer
ceea la lluvia. Es necesario madrugar: estamos á la entrada
de 108 largos páramos de San Ignacio y de El Bizcocho, por
los cuales debem~s franquear la cordillera Oriental ó de Su-
mapaz dejar la hoya del Magdalena y entrar en la del Ori-
naco.
Lunes 12 de .Febrerp.-Temperatura á las 6 a. m., 130.
- 20 -

Salimos á las 7 y 15 minutos. D irec-ciún: Este E . S., remon-


tando el do de Gámeza y manten iéndonos á media falda
en tre campos cul ti vados.
Oomo á una legua de Mongua se pasa el rió Gámeza,
que aquí no es más que una queb1'ada, por un puente de
palos, y se principia la subida al páramo de San Ignacio; en
dirección recta al Este. El páramo, ondulado, algunas veces
quebrado, sembrado de rocas y piedras, está desierto é inculto;
la única vegetación que hay son innumerables matas de frai-
lejón (espeletia), cuya savia trementinosa se emplea mucho
en Oundinamarca para desinfectar y sahumar las habitacio-
nes; gramíneas raquíticas y musgos de varias especies. De
trecho en trecho se encuentra algún rebaño de ovejas en peque-
ño número. Hasta que no lleguemos á la línea divisoria de las
aguas, la temperatura se mantendrá muy templada, no hay
viento ni neblina, y hace mucho sol (26 0 • Tunjuelo). Pero
apenas hemos llegado á la cuchilla, es decir, al alto (3,300
metros de altura), la temperatura y la atmósfera cambian
completamente en la vertiente oriental; todo el horizonte
está velado por la niebla, y empieza á soplar un viento muy
frío. Son las 10 y 10 minutos a. m., y el termómetro baja re-
pentinamente á 12 0 • (DunU1'a).
Empezamos la bajada, rápida, y por un camino pedre-
goso que se parece en muchas partes á una escalera hecha con
ped rej ones mal colocados; los animales tienen que saltar y
maltratarse mucho para bajar estos peldaños resbalosos y muy
altos. El horizonte se despeja algo, y divisarnos las quebradas
que nos rodean, formadas por altos cerros abruptos, casi
á plomo y cubiertos de monte. Hacia las 112- entramos en
la montaña, al principio muy baja y poco tupida, pero que
va cambiando poco á poco de naturaleza á medida que
bajamos á zonas más cálidas . Los helechos se vuelven
arborescentes, aparecen 108 higuerones, los cedros, las matas
de mora, y se ven á 10 lejos las manchas blancas formadas
por los palos de yurumas, cuyas hojas, enteramente blancas
en la parte superior, parecen como cubiertas de harina.
- 21-
Pasan varias veces tropas de peones cargados con tercios
de algodón, proveniente de Labranzagrande. A las 12 pasa-
mos al Alto del Bizcocho (400 metros más abajo que el Alto
de San Ignacio), y á las 12 y 35 minutos llegamos á R~ncho­
largo, que es la primera casita que se encuentra después del
páramo, y se halla en medio de cerros altos que forman la.
-quebrada donde corre, ruidoso y violento, El Clmscal, una de
las cabeceras del río de Labranzagrande. Puede decirse que
desde el páramo el camino sigue el valle de este rio hasta
Labranzagrande, pero no toma el nombre de rio Lab'ran-
zagrande sino en su confluencia con el río Sismosá, que des-
emboca en su lado derecho. Después del nombre de Chus·
cal lleva transitoriamente los ele río Playón y de La Sa-
lina, á causa de que pasa al pie de la salina de Gámeza ó
Sismosá. Llegamos á esta salina á las 22- p. m. Ni ésta, ni la
otra, que más abajo lleva el nornb , e de salina de Mongua 6
Si'rguazá (por un afluente de la izquierda del río de La-
branzagrande), elaboran sal en este momento, debido á
una cláusula del contrato celebrado por el Gobierno con los
arrendatarios de la salina de Chárneza, y el cual mantiene,
en punto intermediario (Oaicuá), un guarda para, impedir
toda fabricación de sal en estas dos salinas.
Poco hospitalaria es la gente de la salina Gámeza, y se
niega á vendernos un solo plato de comida, no obstante
que vemos pasar una canasta llena de panes, y que estamos
ayunos, desde la madrugada. Pero no se descuidan de co-
brarnos el peaje para el paso, que es de medio real por
bestia,6 sea la contribución para la refección del camino. Esta
salina parece de poca importancia, y los ed.ificios son de as-
pecto qluy miserable.
A las 3 y 45 minutos pasamos por un puente de palos
el río Sismosá, un paco arriba de su confluencia con el de
Labranzagrande ó Labrancero; este río es más bien un to-
rrente violento, lleno de piedras enormes, de aguas cristali-
nas, y de cinco á seis metros de ancho apenas, en este mo-
mento.
3
- 22-

El barómetro ha bajado á 1,600 metros, de modo


que nos hallarnos todavía á 1,700 metros de altura. IJa tem-
peratura ha subido poco á poco, y á las 4 p. m. el ter-
mómetro marca 25°. La dirección que seguirnos es ahora
continuamente Suueste, que es la misma que la del valle.
Llegarnos al caserío de Oat'cuá, de tres á cuatro casas,
donde volvemos á ver las primeras matas de plátano que ha-
bíamos perdido de vista desde hace meses, y á las 4t nos apea-
mos en una casita un poco más abajo. A duras penas hemos
llegado hasta aqui con nuestras bestias cansadas, y hemos t.e-
nido que efectuar á pie casi toda la bajada desd e el Alto de
San Ignacio. A poco rato de est.ar instalados llega el joven
D. Manuel María Medina, hijo del doctor Medina, ntenden-
te de Casanare; joven que regresa á B0gotá, donde va á con-
tinuar sus estudios.
No hemos caminado hoy más de cinco leguas en 9 horas
de marcha, diez y ocho y media de Sogamoso. A las 8 p.
m., 20°.
En unn. casa de Caicuá ha muerto un niño de Riete me-
ses, y los padres están dando un baile en honor del pequeño
muerto; está el cadáver del angelito tendido en una rue1:iu, la
cara descubierta y adornada con flores; el padre baila, y des-
pués de cada baile le da un beso al niño y llora; la madre ha
ido á los alrededores á convidar amigos, y distribuye aguar-
diente y chicha á los visitantes.
Martes 13 de Feb1"e1·o.-Temperatura á las 6 a. m.) 14°;
9 a. m., 22°; 10, 28°; 11 a. m, 31°. Salimos á las 6 y 20 mi-
nutos. Dirección Sudeste.
A los pocos pasos atravesamos el 1'10 Labranzagrande
ó Labrancero, por un puente de palos; de modo que nos ha-
llamos a110ra del lado izquierdo del valle, que es el que se-
guiremos hasta el pueblo que se encuentra también sobre
esta banda. El camino, de pendientes algo menos duras q ne
ayer, es muy quebra.do y siempre muy pedregoso. Dicen que
muchas veces hay qne empejar ciertas partes de esta via para
impedir que se caiga el casco á los ganados que se sacan de
- 23 -

CaSH.nare para Sogaruoso. Refiere el señor Vergara y Velasco


que" t'D el caminó de Lab raozf.grande hay un trozo entera-
mente igual al" de Hog en el Yatse-Kiang. (1) "Lo cierto es
que nos mantenemos siempre á una altura de 400 á 500 me-
tros sobre el nivel del río, con muchas baj 'l das y subidas, que
se hubieran podido evitar con un trazo ~ cuidadoso, pero el
camino no es de los más malos, y Dada menos que en Antio-
quia hemos visto algo peor. El piso es firme, no hay pasos
peligrosos ni fangales. Por esta parte (Cachi, laguna del
Hato, Cocha) el cañón del río va muy cerrado y encajonado
entre unos cerros de pendientes muy ásperas y vertical es, de
modo que hay poca ó casi ninguna agricultura y pocos habi-
tantes. Se puede decir que desde Mongna hasta Labranza-
grande no se halla en esta vía ningún recurso para el viajero,
y hay (lue proveerse de víveres, porque la contestación uni-
forme q ne uno recibe en las escasas viviendas que encuent.ra,
es: "no hay nada."
A las 10 a. m. pasamos por un puen tú de madera la
quebutda Burisé, afluente de la izquierda y llena de enor-
mes piedras. En este lugar hay platanales y cañaverales; se
puede decir que solamente desde allí empiezan en el cañón
del Labrancero las tierras de valor. Siguen pasando cargas
de algodón provenientes de Labranzagrande: como 20 á 25
entre ayer y hoy.
Bajando del alto de Otavita gozamos de una hermosa
vista sobre el río: el valle se va ensanchando y empiezan á
verse n amerosos campos cul ti vados y fértiles potreros en el
fondo, principalmente del lado derecho. El paisaje presenta
un aspecto más pintoresco, oímos el grito melancólico de la
oropéndola (Pleceus lextor), que llaman también mochilera,
y de otras aves, generalmente compañeras de aquéll a, llama-
das a1TendaJos; pasamos en medio de hermosos guaduales
entremezclados con cañas bravas, y observamos una gran

(1) Alude el Coronel Vergara y V. al paso d~ Las Barras, camino de


Labranzagrande á Nunchía.
- 24-

abundancia del palo llamado ceibo ó ceiba (Bomba~ ceiba),


cuya flor roja alegra mucho la vist::\; en esta época del año los
ceibos están en plena florecencia, y COlIJO al mismo tiempo
que florecen pierden su follaje, ofrecen un tinte completa-
men encarnado. Tiene el cdbo otra ventaja mayor, que es
la de producir una sombra benéfica para las matas de café.
Hay tambié'n abundancia dejiq'ltes ó pencas en las vegas del
río; casi es inútil decir, porque todo el mundo 10 sabe, que
de la fibra de esta planta se fa.brican la cabuya (cuerdas),
las alpa1'gatas, hamacas, etc.
Haci::\ la 1 p. m. empezamos á bajar y segnirnoR durán-
te media legua. un camino plano, en cornisa, á media falda
de un cerro muy escarpado; enfrente, es decir, del lado dere-
cho, siguen los cultivos y casitas de labranzas. Por fin baja-
mos del todo á la orilla del río, que en esta época deja al
descubierto grandes playones de cascajos é islotes de verdura;
sus aguas, muy disminuidas, corren en zigzag por varios
brazos, pero el ancho total de su lecho es de 18 á 20 metros
en general. Seguinos la vega misma del río (Vega delfical),
y no tardamos en divisar á Labranzagrande, que ocupa una
explanada no lejos del rio.
Esta población está situada á 1,161 metros de altura.
I Su temperatura media es de 21°, y su clima sano, Tiene ac-
tualmeute unos 1,200 habitantes. Es centro donde se
reúnen las partidas de ganado que se exportan de Casa-
nare; además, los alrededores son muy cultivados y fe-
races; producen el mejor algodón de todo Colombia, no sola-
mente en plantaciones sino en estado silvestre. El algodón
se siembr!l. en Abril, revuelto con maíz, frijol, arracacha (la
arracacha se produce de una manera admirable, las hay que
pesan hasta 9 libras); se cosecha el maiz en Ágosto y el al-
godón en Enero. Se puede avaluar en 1,000 arrobas lo que
produce anualmente Labranzagrande en algodón. En la ac-
tual idad vale la arroba $ 6-40; excelen te café, $ 6-20; hay
caña dulce; la panela vale en este tiempo $ 2-40; maní, al-
mendra muy aceitosa que se come tostada y se emplea ven-
- 25-

tajosRmente para mezclar al cacao en la fabricación de! cho-


colate; hay también, como en Oasanllre, magníficos plátanos
de doce clases djferentes: haTtón, dominico, pacifico, cam-
bure, chirinete, goahivo colorado, goahivo blanco, resplan-
dor, gobernador, manzano, topocho, bocadillo ó titea1'o.
Hay asimismo palmas de dátil y de COTO ZO, pero no se
utiliza todavía el aceite de C01'OZO, como en el Oauca, para el
alumbrado. Igualmente se produce no CRcao superior, pero
todavía en peqneña cantidad, y mucha variedad de frutas.
Oomo l1Jaderas propias para la construcc ión hay: diomate
(q ue tieue semejanza con la caoba, pero es más pesado),
cedTo, m01'al, granadillo, etc.
Nos er.señao un árbol, de magnifica flor colorada, lIamA.-
do palo de C1'UZ (¡ c1'1¿ceto, porque de cualquier manera que
se corte el palo, ó una rama, aparece en el interior, en el co-
razón, la figura de unC\ cruz. Es reconocido corno poderoso
emostático, es decir, para impedir las hemorragias. Nos dicen
que Labranzagrande en los últimos yein te años, en vez de pro-
gresar, ha de('aído, pues tenia más habitantes. Fal ta mueho
para dar más emp uj e á esta región: 1] na línea telegráfica, á lo
menOR hasta Támara y Orocué, llna refecci6n completa. del
camino desde el pámmo de San Ignacio, la cual sería poco
costosa, y algunos puentes sólidos, Hay abajo del pueblo,
sobre el río, un puente de bejucos que se constl'11ye y se daña
regulMmen te todos los años. Muchas personas se hrm nhoq
gado los días de mercado y de fiesta.
Desde Labranzagrande, por abajo, el río torna el nombre
de Oravo, con cuya denominación desemboca á la izquierda
del Meta.
En la orilla derecha, y al Sur de Labranzagrande, se-
levanta el enorme cerro de Oome/ogue, que no tiene menos de
2,500 metros, y se divisa á una legua de Orocué.
Orocué dista de Labranzagrande cinco días de camino,
y es de extrañar que, con todas las comunicaciones que hay
ahora por vapor entre,este puerto y Oiudad Bolívar, los nego-
ciantes de estos puntos (Labranzagrande, N unchía, Támara,
- 26-

etc.) sigan introduciendo gran parte de sus artículos extran-


jeros (telas, ferreteria, vinos, etc.) por la vía de Bogotá, que
dista ocho ó diez días, y cuyas mercaderías van yá recargadas
por el costoso flete de Honda á Bogotá; pero esto proviene de
la fal ta de buenos caminos y de pasos en los rios en invierno.
Labranzagrande no hace parte de la Intendencia de Ca-
sanare; pertenece todavía al Departamento de Boyacá, pro-
vincia de I Sugamuxi; lo mismo que la salina de Chita y
otros pueblos . ele la vertiente oriental, en la parte Norte de la
cordillera, á la provincia de Gu tiérrez. Pensábamos que ló-
gicamente la cordillera de Sumapaz, en su Hnea diyisoria de
aguas, servia de límite entre Boyacá y Casaullre, que for-
man dos administraciones enteramente distintas, como sirve
de división entre las hoyas del Magdalena y del Orinoco.
Llegamos aqaÍ á las 2 p. m., y como traemOR una carta
d e recomendación para el señor D. Oipriano Chaparro, dicho
caballero no nos permite ir á ninguna posada y nos ofrece
hospitalidad en su casa. Además, nos propociona, cnu suma
cortesía, infinidad de informes sobre la región, que conoce
hace muchos años.
De Caicuá á Labranzagrande hay cinco leguas (7 horas).
De modo que se puede calcular de trece y media á ca-
torce leguas la distancia total de Sogamoso á Labranzagrande.
Las distancias en horas, que hemos calculado, son siempre á
paso de car~a. Esto no quiere decir que uno, bien montado, no
se ponga á menudo fn un día de Sogarnoso á LabraTJzagran-
de, como también cld Tunja á Sogaruoso.
Temperatura á las 4 p. m.; 24°.
Miércoles 14 de Febrero.-Tem peratura á las 6 a. m.,
190. Salida á las 8 y 10 a. m. El señor D. Cipriano Chapa-
rro, no contento con darnos la más amplia. y generosa hos-
pitalidad y atendernos en todo con la mayor corteRÍa, re-
suelve acompañarnos hasta Marroquín, y durante todo el
camino nos da mil datos muy interesantes; mientras que el
señor Alcalde, D. Bartolomé Sánchez, para quien trajimos
también carta ~e recomendación, no se dignó ni visitarnos.
- 27-

Seguimos el rio Ora vo (ó Labranzagrande) por su cos-


tado izquierdo, á media falda y á diversas alturas sobre el
nivel de sus aguas. Dejamos á la izquierda, es decir, al no-
roeste, el camino que conduce al pueblo de Pisva, y divisa-
mos á la derecha los páramos y tierra fría (á la izq llierda
del río de Ochica, afluente de la derecha), llamados de Usara,
que prod ucen para estas comarcas más cálidas el trigo, las
papas, habas, etc.
Durante la marcha reconocemos varias especies de ár-
boles y plantas; el azucen o (cinchona, de la familia de las
rubiáceas), con IU hermosa y olorosa flor blanca, que tiene
los principios y propiedadetl de la quin8.
Sobre ciertos palos como el curomacho y el guarín, ve-
mos grandes capullos de seda; estas esencias deben tener sin
duda aiguna similitud con la morera. Trataremos á su tiem-
po el asunto de la seócicultura en Onsanare.
El curornacho es un árbol que produce una lana que se
emplea, después de hervida, para rellenar colchones, almoha-
das, muebles, etc.; es suave é incorruptible después de la
cocción.
El palosanto, que produce magníficas flores rojas, tie-
ne la singularidad de que al tocarlo brota centenares de hor-
migas. Ouentan por aquí que cierto marido para castigar á
su esposa infiel, la ató á nn palo de éstos en el traje de nues-
tra madre Eva. Sería de desear qne en los alrededores ele cier-
tas ciudades hubier::¡, bosques de esta naturaleza para tran-
quilidad y reposo de los maridos.
El algarrobo (himencea curlensis), q ue produce una
vaina ellya fruta es comestible, y que además da muy buena
madera de construcción.
La pitaya, ó más bien la pitahaya (cact~ls metocactus),
planta que en los meses de Mayo, Junio y Julio da una fru-
ta ó higo muy sahroso; es una variedad especial de esta
comarca.
El cara tero, en infusión la corteza de este palo, es un
remedio contra la hidropesía.
- 28-

OJo de venado, bejuco que produce una almendra que,


según refieren, cura las almorranas (hemorroides).
La tua-túa, plant.a de la cual una sola hoja en iNfusión
es un vomitivo, ó un purgante administrada en lavativa.
Oañafístolo ó cañafístula (cassiafistula, Linneo), de lo.
familia de las leguminosas: produce unas vainas que contie-
nen una semilla cubierta de materia pulposa, que es un laxan-
te suave. El extracto de cañaflstula se emplea en las enfer-
medades inflamatorias. En Angola (Africa) las vainas de
cañafístula se vt:'nden en todos los mercados, donue los negros
curandero~ lal: buscan, no tanto lJélrll. que entren en la com-
posición de un remedio, cuanto pan). servirse de ellas, como
de instrumento adivinatorio en SUl:! profeciaR obre el origen
de las enfermedades.
La sirnan'uba (simarruba officinali$, ele ln, fHmilia de las
rutáceas simarrúbeas), árbol elevado, de raíces gruesas que
se extienden á mucha distancia; la parte más usada en me-
dicina es la corteza de la raíz. Tónico enérgico empleado en
los flnjos serosos, hemorragias, fiebres intermitentes, disente-
rías; su acción es parecida á la de la cuasia.
Un hermoso arbusto de hojas rojas, llamado Banderitas.
Totumos (las totumas en Oasanare se llaman taparos J' las
muy grandes, camas os ó barcos). Guásimo~ árbol resinoso.
Bejucos, particularmente el bejuco cadena, ondulado y tor-
cido como un tirabuzón, et.c., etc.
Adelante de Queb?'adaneg?<a párte por la izquierda,
ó sea por el Nordeste, el camino para el pueblo de Paya.
El río ha abierto y ahocinado su lecho á una profundi-
dad de 30 metros bajo el plano de la Yega, donde corría an-
tiguamente, y la zanja tiene de 40 á 50 metro~ de aneto en
su parte superior, y unos 15 en el fondo.
A las diez)' diez minutos pasamos el Rionegro, donde,
desde Agosto último, existe un puente en ruina. Esta que-
brada crece muche;> en invierno é impide el paso. Luégo lle-
gamos al punto llamado El B1'zcocho (no confundirlo con otro
- 29-

Bizcocho cerca del páramo de San Ignacio), dende hay nna


gran roca colgando y que parece amenazar á los transeúntes.
El río corre luégo entre alta~ peñas,ysu lecho está lleno
de rocas, contra las cuales se estrellan espumosas sus aguas
verdes. Desde aquí, antes y después de la Quebrada d~
los Yopos, principian en el camino trozos de vía suspen-
didos contra la peña y encima del vacío por medio de ba-
rras de hierro y palos, cubierto el piso de cascajo y arena;
por esta razón se llama esta sección Las Barras. Estos anda-
mios no están mal constrllÍdos y ofrecen ahora cierta solidez
y seguridad, pero no duración, y requieren contiauas refeccio-
nes y mucha vigilancia; de modo que habría sido más eco-
nómico tallar de una vez el banqueo del camino en la roca,
por medio de la dinamita, y se habría hecho una obra eterna.
Además, en esta parte de camino se cobra un peaj e, para
refección y conservación, de real y medio por bestia, y de cua-
tro real es por cabeza de ganado; como pasan" por término
medio, 7,000 reses anualmente para Sogarnoso, 800 para el
consumo de Labranzagrande, más los pasajeros, da por 10
menos $ 3,500 al año eBta contrihución, y biE'o SE' podía de
una vez hacer este gasto, que era al mismo tiempo un ahorro.
En esta parte hay algunos puntos favorables para es-
tablecer un puente sobre el río Oravo, pu ente de suma nece-
sidad, lo mismo que otro cerca de Labral1zagrande. Los
terrenos que se extienden sobre la derecha del río, soo muy
propios para cafetales, y cerca de QuebTadacueta el señor
D. Oipriano Chaparro ha empezado la fundación de un cafe-
tal, donde ocupa actualmente diez y siete familias; pero se
hace sentir mucho la falta de comunicaciones, sobre todo en
invierno, cuando el río es invadeable: hay que emplear
E'ntonces el sistema de la cabuya, peligroso é inseguro.
Los pasos de Las Barras se extienden, con intervalos,
en un trayecto de 1,500 metros.
A las doce y treinta minu tos llegamos á la Queb1'rda del
Almo1'zadero, limite entre Boyacá y Oasanare, y principia-
mos por fin á pisar el ten:itorio de la Intendencia.
- 30-

Emprendemos la subida al Alto del Oiego con un sol


mny fuerte (33°). Desde allí, y en línea recta hacia el Sud-
-e:,¡te, se alcanza á di visar una parte pequeña de los Llanos:
como á cuatro leguas de distancia, pero la atmósfera está
poco clara.
Almorzamos á las dos y treinta minutos en el punto lla-
mado La Oabuya, y luégo dejamos á la derecha (S.E.) el
camino que sigue por el río Cravo, hacia Santa Elena, Tri-
nidad y Orocué, y tomamos por el Noreste el sendero que
conduce á Marroquín, al través de una montaña que s.e ex-
tiende en pendiente leve hasta dicha población. Yá los cerrOs
van disminuyendo de al tura y suavizando sus faldas, los ríos
-van calmando su corrien te, las pendientes son menos fuertes ,
,la temperatura más alta, y se comprende qlle yá no estamos
.:m uy lejos de los Llanos.
Llegamos á Marroquín á las cuatro y diez minutos p. m.
J\fás bien caserío que pueblo, está en uecadencia, y su cas-
co apenas contiene actua.lmente 100 almas. Sin embargo,
[lOS dicen que los terrenos de los alrededores son muy fera-

ces; elclirn~ no parece muy sa".lO, y SIlS habitantHs están plÍ-


lidos y flacos; hay muchos idiotal':> y cretinos. El Alcalde,
señor D. José Puentes, juveu boya.cense, es inteligente y se
ocupa con actividad en la construcción <le UD peq ueño templo,
e n mandar á la escuela á los niños, cuyos padres sao recal-
citrantes, y en hacer pagar la contribución de degüello que,
·según dicen, presenta por aq uí ciertas oposiciones y <lificul-
,tades fuera ue las poblaciones, ó se ~ en las funuaciones yes-
tancias de los cam pos. El General A. Oodazzi da á esta po-
blación la al tora de 865 metros Robl-e el nivel uel mar, y 24°
de temperatura media; pero á pesar de que hemos encontra-
do perfecta conformid~d con la de Labranzagrande, no ha-
llamos aquí más de 720 metros. Temperatura. á las cinco
p. m., 27°.
En los montes, en los alrededores de Marroquín, sacan
todavía, en pequeña cantiuad, lo que llamaD. aquí acdte de
palo, que es canime ó copaiba (copaife1'a qlficinalis) ; pero
- 31-

por ignorancia ct)sechan este 'precioso aceite tumbando el ár-


bol, cuando basta hacerle sencillamente una iócisión al palo
con nn barreno y recoger 10 que mana, introd uciendo en el
hueco un canuto de caña brava. Esta operación se debe hacer
€11 crecien te de 111 na,

Al anochecer vamos á dar un paseo por la montaña,


donde vemos infinidad de pájaros: tochts, cardenales (tana-
g ra ca1'denal), ca1-pinte1'os (picus1'ob'/,¿stus), tijeretas (hirun-
d o rufa), y nno muy hermoso que llaman madrecho, del
grueso de un arrendajo, con un copete muy ancho, q ne forma.
(lomo una 80m brilla sohre su cabeza, y un peto que cuelga de
la garganta, de 20 centímetros de largo. Oímos el grito de
los monos, y nos dicen que los bay cariblancos, negros y car-
m elitas; también hay dantas (tapirus americanus, paqui- .
de rmo), El ruido de los grillos y cigarras (chicharras) es en-
so rdecedor, y en lontananza recuerda el silbido de la loco-
m otora,
Hay en Marroquín un tejar y un horno bastante bien
construídos, y fabrican tejas de regnlar calidad,
L a. di stancia de Labranzagrande á Marroquín es de seis
leguas, qne h emos recorrido en ocho horas,
Jueves 15 de Febrero.-Como el señor Alcalde tiene la
a mabilidad de acompañarnos hasta el río Paya, para mos-
t rarnos el lu gar donde la Intendencia ha dispuesto cons-
t ruír pronto un puente, y ayudarnos á tomar algunas medi-
das, no salimos sino á las nueve y quince minutos a, m,
Hasta entrar en el valle del Paya el camino sigue, al
t ravés de la montaña J entre colinas, por terrenos que parecen
muy propios, por HU naturaleza, su disposición y temperatura,
para el cultivo del café, Este camino, de Marroquín al río
Paya, sería susceptible, con muy poco gasto, de algunas va-
riantes para modificar varios repechos muy fuertes y 1ugares
pantanosos en invierno.
Cerca de la q'lf,ebTada Aracaleña, en el puent,e llamado
El Aracal, nos llaramos algunos instantes delante de una
.choza, donde se halla tendida una mujer joven, idiota y pri-
- 32-

vada, desde la infancia, del uso de las piernas; 80' padre, que
sufre de un violento herpes abiga1'rado ó iris herpético, que-
es una afección muy común en estas regiones, nos dice, ha-
blando de su hija, que está inhábil p01'que le ha subido la
siática (1). rrodas las personas que vemos en el camino están-
muy pálidas, flacas y parecen anémicas.
Hacia las doce, y cerca de la unión del Paya con la A ra-
caleña, entramos en el valle del Paya, ancho, con partes muy
llanas y faldas suaves, propias para la Agricultura. P or des-
gracia hay pocos habitantes y casi ningún cultivo. Todas
estas vegas son admirables para establecer plantaciones
de café.
El río Paya es afluente de la derecha del río Tocaría,
que es el mismo que desemboca á la izq uierda del río Uravo.
En esta part.e la Aracaleña viene del Oeste, y siguen, una
vez juntos, en dirección Este y luégo Norte. Llegamos á la
li- al lugar llamado Pie de Vanegas, donde almorzamos; á
esta hora marca el termómetro 32°.
Volvemos á ew prender marcha á las 12 y 15' p. m., si-
guiendo por la orilla del Paya, que vamos bajando por su
ribera derecha, 1)1 través de unas vegas enteramente lIanRf'.
(Vega de Paya).
Pronto llegamos al punto donue la s crecientt'f: del invier-
no pasado ~e llevaron el puente. Sobre la ribera izquierda
existe una peña q ne puede Hervi r de estl ibn por este lad o,
pero la derecha no presenta seguridad, y habría nece,.¡idad de
hacer allí un ~ especie de muro de contención y protección (;
dique de cal y canto para aguantar el golpe de la corriente
que, precisamente un pocn más arriba, hace UD codo. El an-
cho del río es allí de 30 metros, lo q ue d~rí~ al puente un
largo total de 32, lo menos, y á pesar de que está ahora en
bajas aguas ó estraje, se comprende que en in vieroo debe Sf'F
peligrosísimo y hasta impa,.; table para los animales. En el
lugar del puente hay actualmente una cabuya.
Pasamos (1) río unos 2 kilómetros más abajo, sin dificul-
tad, y con 40 centímetros de agua en la mayor profllndidad,.
- 33-

y hasta El Gacal, es decir, dos leguas, seguírnos al través de


hermosos llanos en dirección N.E. Estos llanos son cortados
por algunas colinas bajas, pero las elevaciones y ondu laciones
sobre el nivel general de la sabana, no pasan de 50 metros,
j' se comprende que estamos á muy poca distancia de la lla-
n ura completa. Hay ganado no muy gordo y muy afectado
por el gusano, y bastantes casitas que yá presentan del todo
€l aspecto de las de tierra caliente.
A las 5 y 45' p. m. llegamos al Gacal, hacienda de caña
de azúcar, que dista todavía de Nunchía dos y media leguas.
D e modo que no hemos recorrido hoy en ocho horas más de
,c ii,lcO y media leguas, porque la distancia total de Marro-
.quin á N unchía es de ocho.
Hallamos al Gacal una altura de 370 metros, y á las
6 p. m. 31 0 de temperatura.
Viernes 16 de Febre1"o.-Llovizna algo durante la
n oche, y no podemos dormir, porque desde la una de la
noche todo el personal de la estancia está levantado traba-
j ando y moliendo caña; pero la temperatura es sumamente
a gradable, la luna resplandece, no hay un solo mosquito, y
pasamos nuestro desvelo soñando despiertos y recostados
m uellemente en nuestra hamaca, colgada afuera entre dos
g randes árboles.
Amanece muy nublado. Temperatura á las 6 a. m. ,
25°. Salimos á las 6 y 30 minutos. Como seguimos una di-
r ección más hacia el Norte, las ondulaciones van acen-
t uá ndose, particularmente al Occidente, y el camino es algo
m á s quebrado; sigue entre dos filas de cordones de cerros
poco elevados (200 á 300 metros), que forman el valle del
Tocaría. Hay muchas casitas esparcidas en las vegas y ro-
deadas de palmas reales, totumos, cañas, p]átano~, etc., con
algún ganado vacuno; alternan pastales con porciones de
montecitos, y con sitios que han sido quemados ó rozados
para facilitar el cultivo.
Atravesamos la queb?"ada Niscota (afluente de la dere-
cha del río Tocaría), remontándola algunas cuadras por su
ribera izquierda.
- 34-

A las nueve pasamos el punto llamado TIuenavista ;


sopla leve brisa y el cielo está muy encapotado. Temp~ratu­
ra, 29°. Desde allí volvemos á la dirección Noreste. Atrave-
samos machas otras quebradas de poca importancia y muy
cargadas de cascajo grueso. A derecha é izquierda del cami-
no hay pequeños cC'IUenterios de cuatro y cinco tumbas á. la
vez; cada una de ellas eUá cubierta de piedras"! con una
cruz de madera.
A las 10 y 20 minutos a. m. llegarnos á la orilla de-
recha del río Tocaria, que corre en este lugar de Norte-
Noroeste á Sllr Sureste. Ofrece á la vista, en esta época de
año, grandes playas descubiertas, y el ancho total de su
lecho, en parte seco, es de uoos 40 á 50 metros. Ahora no
t.iene en su mayor profundidad, en el vado, más de 30 Cen-
tímetros de agua. No veo en los alrededores (lel camino nin-
gún sitio á propósito para establecer puente; las riberas sor
muy bajas y el río se desparrama en varios brazos. 1\1e dicen
que' en invierno, lo mismo que el Paya, es muy peligroso :-
trabajoso de vadear, y que interrum pe el tránsito.
Como á un kilómetro de distancia, hacia el Noreste, SE:
halla el pueblo de Nunchía, de unos 800 habitantes, 36
metros de altura (A. Oodazzi, 429 metros, temperatura
media, 25° ; Esguerra, 270). UJima sano y muy buenas aguas.
Todas las colinas que forman las pendientes de In. hoya de~
Tocaría son también muy apropiadas para el cultivo del
café. En estas montañas se encuentra el cacao silvestre
(heTrania) .
Los principales productos de Nunchía son, en prime-
ra línea, el café ($ 8 arroba), luégo la caña de azúcar (la
panel a á $ 3-60), maíz ($ 1-20), plátanos, yucas, arroz
($ 3-20) y ganados en abundancia. Matan veinticinco ::-
treinta reses mensualmente (la carne vale $ 4-80.
Se halla actualmente Nunchía algo despoblado, porque
en esta época del año muchos de sus vecinos tienen costumbre
de irse á los llanos, por quince ó veinte días; en caravana, á
cazar venado y á pescar, y vuelven con los trofeos de la caza
- 35-

y la pesca, todo lo cual llaman marisca?'. Hay cuatro mane--


ras de pe.scar en estos ríos: con la planta llamada ba?'basco"
que mata el pescado sin envenenar el agua para la gente ;.
con atan'aya, con dinamita y con anzuelo.
En casi todas las casas particulares hay loros, turplltles
y arrendajos y jardines pequeños con hermosas flores. De
noche revolotean centenares de murciélagos en las habita-
ciones.
El templo, que data del tiempo de los españoles, está
muy arruinado .
. Nos reciben con mucha cortesía y hospitalidad el
señor Alcalde, D. Eulogio López, y el señor. D. Victorin()-
Cuervo, quien nos hospeda en su casa. Este señor, además
de sus ocupaciones de campo y negocios, se dedica también-
á la mineralogía, y ha descubierto algunos filones de cuarzo-
aurífero y cobre en los cerros vecinos.
La distancia del Gacal á N unchía es de dos y media-
leguas; llegamos á las once a. m. (cuatro horas y media) .
Dista Nunchía de Morcote cinco leguas, hacia Occidente, j
seis de Támara en dirección Norte.
A la una p. m., 31°; 6 y 30', 30o~ Viento fuerte que,.
según nos informan, sopla tanto en invierno como en verano_
Sábabo 16 de Feb?'ero.-Salimos á las 8 y 15' 3. m •.
en dirección Noreste; muy nublado y lloviznando. A tres
kil.ómetros de Nunchía, y á las 9 y 10, pas'amos el Nun-
chía, que corre aquí de Norte á Sur. Tiene su cabecera
este río, como todos los que van al Meta, del lado izquierdo"
es decir, corriendo de Occidente á Oriente, en la cordillera-
de Sumapaz ú Oriental (páramo de Canoas). Es uno de los-
que conservan el mismo nombre desde su fuente hasta estaS"
altitudes, donde desemboca en el Tocaría_ No pasa lo mismo
con el Labranzagrande, por ejemplo, que se transforma luégo-
en río Cravo, lleva antes de Labranzagrande, y desde sus
cabeceras, los nombres de Chuscal,P1ayón, la Salina; }()-
mismo sucede con el U pía y el Paya. El ancho del N unchia:
es en invi erno de unos veinte á veinticinco metros; ahora
- 36-

tiene muy poca agua y muchas playas. Veinte centímetros de


profundidad en el vado.
El camino empieza entonces á ser quebrado, inculto y
muy poco poblado en sus cercanías.
A. las diez y cuarenta minutos, y poco después de pasar
la quebrada Tamuría (afluente de la derecha), llegamos á
la orilla derecha del Pauto, que tiene sus cabeceras entre
la laguna del Venado (al Sur) y la de Ocorí (al Norte),
cordillera de Surnapaz, y desemboca á la izquierda del
Meta, bajo el mismo nombre (Oafifi) . Se desparrama en
€stos sitios en invierno, por un cauce de 400 metros, y en
esta época del año deja á descubierto grandes playas de cas-
cajo. Tiene actualmente en sus diversos brazos un ancho que
varía de 8 á 15 metros, una corriente impetuosa, y se puede
juzgar que en invierno debe ser peligroso é impasable mu-
chas veces. Un poco más arriba, hacia el remate de los últimos
estribos de la cordillera oriental, porque aquí estamos á cinco
ó seis leguas de los Llanos, hay sitios convenientes para un
puente; pero en caso de haber dificultades insuperables para
la construcción de puentes de bastante longitud en estas re-
giones, privadas todavía de materiales adecuados y de obreros
expertos, se podría establecer en todos estos ríos anchos, ex-
playados y de muchas aguas en invierno, el mismo sistema
que se observa en los ríos Cauca y Magdalena (Paso Real,
camino de Medellín á la ciudad de Antioquia; Arrancaplu-
mas, camino de Honda á Bogotá), es decir, unas tijeras
de madera, alzadas en ambas orillas con un cable metálico
de 10 á 15 metros de altura sobre el nivel mayor de las
aguas, provisto de una polea á la cual está atada por medio
de otro cable, también metálico, una barca ó barquetona de
casco cha,to, en la que se embarcan, por medio de puentes
volantes (tablas), pasajeros y ocho á diez bestias con sus
cargas, sin peligro alguno, por fuerte que sea la corriente.
Con cierta inclinación que se dé á la barra del timón basta
para. hacer rodar la barca, con la ayuda combinada de la co-
rriente y de la polea, de una orilla á otra. Bastaría hacer
-37 -

venir del interior uno ó dos constructores hábiles en la fa-


bricación de estas barcas, y se evitaría uno de los inconve-
nientes graves de estos territorios, sjn gravar demasiado los
reeursos del Tesoro. Se pu~de calcular que costaría de $ 1,000
á $ 1,200 cada paso; y naturalmente se exigiría un e~iguo
peaje, suficiente para pagar dos marineros y mantener el ma-
terial de paso en buen estado.
El Pauto corre aquí, lo mismo que en su dirección ge-
neral, de Occidente á Oriente, con alguna inclinación hacia el
Sur. En el vado el brazo princi pal tiene 70 centímetros de
profundidad. El pasq. del Pauto se halla como á ocho kiló-
metros de N unchía (poco más de legua y media).
Luégo sigue el camino al través de los cerros; elevándo-
se siempre en dirección Norte- Noroeste, y divisamos en todo
el trayecto hasta Támara el río Pauto, que vamos remon-
tando por su lado izquierdo, pero á una distancia de una á
dos leguas. rrambién se goza- de hermoso panorama hacia el
Oriente, sobre los llanos, que por desgracia en estos tiem pos
de verano están siem pre nublados.
A las doce llegamos al Tablón de Buenavista, que se
puede considerar como punto intermedio de N unchía á Tá-
mara. Allí almorzamos y volvemos á marchar á las 12 y
40', en dirección Noroeste, hasta Támara. De modo que el
paso del Pauto se puede considerar como el vértice de un
ángulo: primero de N un chía al paso, en dirección Noreste;
luégo del paso á Támara, en dirección Noroeste, lo q ne au-
menta mucho la distancia.
El camino va subiendo continuamente, muy quebrado,
pedregoso, pero sin pasos peligrosos; pocos habitantes y
muohos terrenos incultos yarenosos, que serían muy propios
para establecer plantaciones de café.
Atravesamos el alto de San Pedro, donde se halla el
cementerio de un caserío del mismo nomhre, situado en la
falda izquierda del Pauto, y desde allí divisamos el pueblo
de Támara (ciudad íbamos á decir), en una quiebra entre
dos cerritos.
4
- 38-

El doctor Medina, Intendente de Oasanare, n08 hace el


honor de venir á recibirnos, á una legua de Támara, acom-
pañado de varios caballeros de di:;tinción, vecinos de esta lo-
calidad, y regresamos todog juntos al pueblo, donde llegamos
á las 5~ p. m.
Hay seis leguas de N unchía á Támara.
Oomo Támara merece y necesita un estudio de algunos
días, terminamos aquí e3ta primera parte de nuestras notas;
pero este corto viaje nos ha inspirado, si no algunas conclu-
siones, á lo menos algunas reflexiones, que quizás no será
por demás expresar antes de poner el punto final.
Así como en algunas poblaciones hay f;\milias pobres
que llevan una vida oscura, desconocida, á las que se les
mira con indiferencia y hasta con desdén, sin que puedan
mostrar las galas de su talento y el tesoro de sus virtudes,-
así existen' en las nacionalidades ciertas regiones que son
poco conocidas, que llevan una vida sin movimiento, sin fuer-
zas para sacuclir su apatía, sin que haya una mano protecto-
ra que las impulse por la vía del progreso, no obstante su
magnífica posición topográfica, sus riquezas vegetales, capa-
c~s de enriquecer no sólo á una compañía industrial, sino á
una nación entera empresaria y adelantada.
Tál ha sucedido hace mucho tiempo á Oasanare; pero
desde algunos meses para acá, la mano protectora del Gobier-
no se ha abierto, y muy generosamente, para estas regiones;
pero es menester que ella misma ~e ayude también: self help,
ayúdate, como dicen los ingleses, y que ayude á la obra todo
Oolombia.
Una vez que nos hayamos convenciclo-hablo como si
fuera colombiano, porque me creo con cierta autorización
para ello-de que la agricultura es nuestra única salvación;
de que ella su pera al comercio; ele que éste no es, como
erradamente creemos, el único medio para adquirir fortuna;
cuando palpemos que es más meritorio y de mejor utilidad
derribar una ceiba para plantar en su lugar un árbol de cacao,
que negociar una letra sobre el Exterior con un pingüe tanto
- 39-

por ciento de ganancia; cuando nos cercioremos de que más


rendimientos pecuniarios y mayor satisfacción de espíritu da
echar al suelo una selva malsana, cuajada de bichos veneno-
sos, para convertirla en un hermoso cafetal ó plantío de caña
de azúcar, limpio de fiebres y animales, que hacer un pedido
de telas extranjeras, para expenderlas luégo con paciencia
detrás de un mostrador,-entonces la obra del Gobierno en
Casan are comenzará á surtir sus buenos efectos.
La monomanía por las tiendas es casi general en Colom-
bia. La a6piración de todo joven es hacerse comerciante,
tener tienda; y si no es así, no halla cómo trabajar. Si por
sus mientes pasa la idea de internarse en una selva para.
formar una hacienda, desecha este pensamiento como peca-
minoso, y se somete con gusto al sedentario oficio-más
propio de una mujer-d~ vender varas de cinta, rasos y za-
razas.
Causa tristeza ver, en los pueblos sobre todo, jóvenes
robustos, llenos de vida, con excedente de fuerzas físicas y
morales, pasar en inacción absolu ta, las manos en los bolsillos
de los pantalones-signo de la pereza-sin el consuelo de un
libro ó un periódico, porque la afición á la lectura la tienen
pocos; pasar asi, decimos, una semana entera, que se hace
eterna, hasta que llega el domingo, día en que tienen algu-
na ocupación vendiendo regencias. Y en esta vida, que mu-
chos em piezan desde niños, los sorprende la juventud, en cuya.
edad se casan, y más tarde la vejez, en la que vienen sus hijos
á sucederles en el mismo mostrador.
Los jóvenes de las clases altas, que Elon á , los que parti-
cularmente nos dirigimos en estos párrafos, no deben sentir-
se ruborizados cuando, al abandonar los placeres y comodi-
dades de la ciudad, se dediquen al cultivo de un cafetal, á
abrir dehesas ó á ensanchar la navegación de los ríos. Ellos
deben ignorar el modo de vender una chaqueta elástica, un
corpiño, un sombrero de mujer. Su naturaleza de hombres
les prohibe esa ocupación; su dignidad de táles debe sentír-
- 40-

se humillada al tener por oficio el propio del sexo débil, que


por esto mismo está exento de loe trabajos fuertes ,
U n hombre vendiendo moños de cinta, terciopelo, pa-
ñuelos, ropa interior y pañolones, es una ironía, el colmo del
ridiculo.
Los mocetones más robustos y colorados, esos á quienes
las selvas piden á gritos, son precisamente los que arrebatan
el oficio á la m uj er; ellos los que, á r,iesgo de ir afeminándo-
se gradualmente, se convierten en tenderos en vez de hacerse
hacendados, agricultores, prácticos en la construcción de C!l-
minos, hábiles artesanos, etc. etc.
La fortuna no quiere á los tímidos, sonrie á. los atrevi-
dos y bate sus doradas alas para los audaces y los valientes.
Dios quiera que nuestros modestos trabajos y escritos,
muy pequeños para tap grande escenario, ayuden á. realizar
en Casanare las palabras de Oristo á la hija de J airo, con
que encabezamos estas notas.

Támara, 18 de Febrero de 1895.

le.
- 41-

CUADRO DE DISTANCIAS.

De Bogotá á Támara (Casanare).


Legua.s. Kilómetros.
De Bogotá á Zipaquirá ________________ _ 8 40
De Zipaquirá á Chocontá ______________ _ 8 40
De Ohocontá á Hatoviejo ____ -. ________ _ 2 21 12i
De Hatoviejo á Ventaquemada _________ _ 8 40
De Ventaquemada á Rátiv8 ____________ _ 8 40
De Rátiva á Sogamoso _________________ _ 8 40
De Sogamoso á Mongua. _______________ _ 31. 17-}
2
De Mongua á Oaicuá __________________ _ 5 25
De Uaicuá á Labranzagrande ____ • ___ ._ • . 5 25
De Labranzagrande á Marroquín ________ _ 6 30
De Marroquín á El GacaL _____________ _ 51 27~·
2
De El Gacal á Nunchía ____________ . __ _ 2 1 12i
2
De N unchía á Támara ________ • _______ _ 6 30
Total de Bogotá á Támara _________ 76
------
380
(sin tocar con Tunja).
De Bogotá á Tunja ____________________ 32 160
De Tunja á Sogamoso ____ ~ __ , __________ 11 55
De Sogamoso á Labranzagrande. _________ 13i 67j
De Labranzagrande á Támara __________ ... 20 100
- - - 1 - - - . ..
76j- 382i
TERCERA PARTE

EN LOS LLANOS

Voir c'est avoir ; vie errante


est chose enivrante ......

(BERANGER).

Miércoles 20 de .Feb,'ero de 1894.-Hace algunos dfas


vivimos en Támara; hemos entablado relaciones y reco-
gido algunos datos que nos permiten, antes de nue~tra próxi-
ma salida para la ciudad de Arauca y otras poblaciones de
los Llanos, decir algo sobre la capital de la Intendencia de
Casanare.
Támara, situado por 50 39' de latitud Norte y lo 50' de
> longitud Este de Bogotá, tiene en la actualidad unos 800 ha-
bitantes, población que va aumentando con rapi.dez; desde
hace 9 meses á esta fecha se cuentan 21 familias decentes in-
migradas. La altura sobre el nivel del mar es de 1,360 me-
tros (Codazzi 1,400); temperatura media, 20 0. En esta
época del año (verano) sopla generalmente un viento bas-
tante fuerte, y en invierno hay frecuentes tormentas, pero el
clima es muy sano.
Desde un cerrito (Santa Bárbara) que domina en unos
50 metros la villa por el Sudoeste, se goza de un magnifico
panorama hacia el Oeste, sobre el valle del río Pauto, que co-
rre á unos 7 kilómetros de distancia, en dirección N arte á
Sur; y al Este y Snres'te sobre los Lla~os, que empiezan á
- 44-

unas 5 leguas detrás de las líneas de cordones y tabladas de


la cordillera que van bajando gradualmente, y están orien-
tados en lo general de Norte á Sur, hasta confundirse con la
sabana. Desgraciadamente en esta época del año la atmós-
fera est.á nublada y oscurecida por la humareda de las que~
mas de los pastos y montes, y es raro que se alcance á divisar
muy lejos.
Desde hace casi un año que la Intendencia ha organiza-
do su capital en Támara, el pueblo h'1 adq nirido mucha vida,
se edifican muchas casas, y en trie las 120 que hay á la. fecha,
unas 25 están cubiertas de t ejas ó de hojas de zinc.
La imprenta adjunta á la Intendencia publica actual-
mente 2 periódicos: La Gaceta Oficial de Oasanare y El
Eco del Llano (este último ha reemplazado á Oolombia
Oriental).
El Colegio de varones, bajo la din~ ccjón del distinguido
y activo doctor Miguel González Alvarez, está organizado,
así como también el de niñas, regido por 6 Hermanas de la
Caridad, cuya Superiora es francesa.
Los Padres extranjeros, que también son 6, están
ausentes de ordinario (menos uno que queda en Támara
para desempeñar las ceremonias del culto), visitando los in-
dios, educándolos, fundando misiones y pueblos indígenas,
etc. Estarnos aguardando al señor Objspo de Casanare, Re-
verendo ' Padre Moreno.
Támara es esencialmente agrícola, y su principal pro-
ducto es el café; exporta unas 2,000 cargas al año.
Se consumen actualmente 40 Ó 45reses al mes; hay mucha
animación en las calle~, y nadie pide limosna. Hay carpinte-
ros, herreros, sastres, zapateros, almacenes surtidos por Bo-
gotá y Ciudad Bolívar, casas de huéspedes, etc. etc.
Lunes 26 de Febrero.-A las 12 y 40 minutos se ponen
en marcha los que deben efectuar el viaje con carácter oficial:
señor Intendente, D. Elisio Medina, el Subsecretario de
la Intendencia, D. Santiago Jiménez, y el su tor de estas
- 45-

notas; nos acompañan: hasta Tame el señor Adri~no Blanco,


Inspector de Instrucción pública, y hasta Arauca el doc-
tor Seg smundo Vil1ate, abogf:l.do, quien viaja en asuntos dE}
su profesión. Van cuatro cargas de petacas y baúles y dos
peones armados.
Varios amigos y empleados superiores nos hacen la com-
pañía hasta cerca de 1 legua de Támara.
El camino que seguirnos es el de Pore en dirección ge-
neral Sudoeste. Este camino en el estado actual {Os general-
mente malo, pearegoso, con declives muy fuertes y con bajos
y hondonadas que deben formar trabajosos frangales, atasca-
deros y derrumbes peligrosos en tiempo de invierno. Lo que
tratamos de estudiar en 'esta primera parte de nuestra corre-
rúol, es cómo procurar á Támara una vía segura de herradura,
practicable en toda época del año, para poner este centro en
comunicaci6n constante, directa y corta con los Llanos y
principalmente con las vÍaR fluviales navegables que conducen
al río Meta; se sabe que el llanero aborrece el cerro) y, acos-
tumbrado á trotar en su vestia en la sabana, no le gusta
trepar ni re8balar, y hay que hacerle fácil y cómoda la venida.
á estas altitudes.
El puerto de Remolino sobre el Pauto es el punto hasta
donde pueuen subir sin dificultaulos bongos, canoas y lan-
chas de vapor; la Intendencia tiene el proyecto de establecer
este año un servicio de lanchas de vapor entre este puerto y
el Meta, lo que facilitará extrllordinariamente la exportación
del café producido por los pueblos de Ya cordillera á Ciudad
Bolívar y la introducción directa, sin pasar por Orocué,
de los productos de importación que necesita. Dista Remo-
lino de Támara 9 ó 10 leguas.
Según parece indicar la topografía y or~grafia de los
terrenos que tenemos á la vista, se puede iDiciar la ba-
jada desde Támara por una ú otra ladera de los cerros
que forman las q'l¿ebradas Yere y Guchubo, para alcan-
zar la vaguada de la quebrada Bayagua, que se iría si-
guiendo, por la derecha, hasta alcanzar al rio Panto en el
- 46-

punto llamado el Remolino. Naturalmente el t.razo rldiniti-


va de este camino requiere un estudio más largo que las vis-
tas y conceptos generales que podemos formar en tan pocas
horas, y exigirá la. apertura de algunas picas q ne permitan
apreciar, parte por parte, la constitución de los terrenos y las
curvas que habrá que dar nI camino. Pasamos la Bayagua
en un punto donde corre casi rectamente de Norte á Sur, á
pesar de que su dirección general es de Noroeste á Sudeste.
Su lecho en i ovierno alcanza aquí á unos 50 metros, pero
más arriba no presentará grandes dificultades la construcción
de un puente. Su ancho actual uo pasa de 10 á 12 IDAtros, y
su profundidad mayor en , el vado alcanza apenas 10 centí-
metros.
Bajamos las últimas tenazas elevadas que nos sepa-
can de los Llanos, pero á pesar de que atravesamos ex-
planadas pequeñas, de-tiempo en tiempo no deja el terreno de
, ser en general todavía muy quebrado, pedregoso, cortado por
peñas y roído por, el trabajo secular de erosión de las aguas:
en los lugares planos encontramos á menudo casas rodeadas
de cafetales y platanales.
DAjándolos á la izquierda, al Noreste, pasamos á los pies
de los atormentados cerros de Samaricote, dentados como
una sierra y con aspecto mineral y volcánico; bajamos los
últimos peldaños de Guacamaya y de Tibero, que alcanzan
todavía á unos 700 metros de altura sobre el nivel del mar,
y llegamos, sin estar propiamente en los Llanorl, al ameno
y risueño caserío de Pone. Como son las 5 y 35 p. m., y to-
davía faltan unas 3 leguas para llegar á Pore~ resolvemos
pasar aq ui esta primera noche.
Pone, situado en una linda explanada perfectamente ho-
Tizontal, se halla lÍ 640 metros de altura; las tres casitas que
lo componen están rodeadas de plantíos de café, algodón,
tabaco, etc.
Allí vimos por primera vez secándose, en rejos tendidos,
hojas de t.abaco para mascar, preparadas y empapadas con
ambú', es decir, una mixtura producida por el jugo mismo
- 47-

del tabaco hervido. Esta pasta ó mixtura se llama chimo, y


la cousumen los llaneros llevándola en cajitas de cuerno. Las
hoja~, una vez secas, se comprimen en longanizas y se venden
á $ 1 la libra.
Hay además en el jardincito que rodea las habitaciones,
herm08us parásitas (orquidáceas), matas de margaritas, ver-
.b enas) allJahacas, arcance r, etc.
Dista Pone de Támara 4 leguas (20 kilómetros).
A hts 6 p. m. mRrca el termómetro 30°. Temperatura
sumamente 8uave toda la noche, lo cual nos permite colgar
afuera nuestras hamacas, blandamente mecidas por la brisa
de los Llanos; oímos el grito melancólico de la gallineta, de
la guacharaca y del buJío.
Mw·tes 27 de Feb7"e1'o.-A las 6 y 5' a. m. asistimos al
espléndido espectác ulo de la salida del sol sobre el horizonte
de los Llanos; el astro fulgurante emerge como un inmenso
g10bo colorado,-de un diámetro de Om.60, por com paración
y relación con la circunferencia que nos rodea,-enorme, sin
rayos; parece un mundo nuevo que snrge rep-:mtinamente en
el firmam ento ; luégo; cuando ha salido entero, y que va
poco á poco elevándose hacia el zenit, pierde su color de san-
g re y se vuelve amarillento durante algunos minutos, á me-
dida que va disminuyendo de volumen á los ojos del viajero,
admirado y llen o de sorpresa.
El doctor Miguel González Alvarez, Rector del Colegio
de Támara, ha descrito en unos versos, mejor que nosotros,
este admirable espectáculo que reproducimos á continuación
como 10. más fiel fotografía:

Allá de las nubes de Oriente en la comba


Rebordes dorados divísanse yá ....
Yo estático miro .... De ignívoma bomba
De súbito vese la lím pida faz.

Brillante espectáculo! el cielo se tiñe


Del iris en toda su gran variedad;
Diadema que el astro fulgente se ciñe,
Bigante cual boca de inmenso volcán.
- 48-

La luz se difunde; sus rayos no hieren;


Las nubes, montañas semejan al pie,
y encima se apiñan, se enarcan y quieren
Formarle un inmenso brillante dosel.

Creación gigantesca! .... La inmensa llann~a


Se extiende uniforme, remedo del mar ....
El sol se recoge, . .. se aviva .... fulgura,
y ver yá no pueden mis ojos su faz.

j Cuán grande me siento! Si tánta belleza.-


Contemplo, y admiro en ella al Creador,
Es mi alma quien piensa, y aquí en mi cabeza
La cbispa que brill,a destello es de Dios.

Seguimos á las 6 y 15 a. m., y á los pocos minutos atra-


vesamos la queMada de Curama, que tiene su cabecera en el
Samaricote y desagua en el Pauto, abajo de R emolino y del
Desecho. En el lugar del paso tienen sus playones, ahora se-
cos, como una cuadra de ancbo; corl'e casi de Norte á Sur, y
actualmente su único brazo ti ene apenas dolO metros.
Antes de atravesar la quebra,da Jase, afluente de la iz··
quierda de la OU1-ama, se une el camino que seg uimos con
el que viene de N II nchía. D esde un al ti to llamado del Coro-
zo, divisamos al Noroeste á Támara, en la quiebra de los dos
cerros que la dominan. Atravesamos cuatro veces el río La-
sequi, casi sin agua en este tiem po, y que se dirige de
Oeste á Este hasta el río Pauto, y á las 9 a . m. llegamos á
Pore por un camino bastante q ne brado, pedregoso, con in-
tervalos de cortos llanitos, man te claro y muy seco en esta
época.
Antes de entrar en el pueblo se pasa el río Pore, afluen-
te del Pauto, de aguas claras, y apenas suficientes para ali,-
mentar la población en verano.

11

Pore, que antiguamente se llamaba San José de Porer


se halla precisamen te á la en trada ó cabecera de los J.Jlan.oB ;.
- 49-

,¡su altura es de 445 metros. Temperatura á las 10 a. m. 29°;


á las 11 a. ID., 32°. Su población actual, muy disminuída, es
apenas de 300 almas. Dicen que es algo enfermizo y que
reina allí el paludismo; sin embargo vemos varias personas
que nos pareceD de buen color y alentadas, como el Alcalde,
por ejemplo, joven bogotano, que vive en Pore hace anos,
Rin haber enfermado una sola vez. Sopla generalmente mu-
,c ha brisa, como en todos los Llanos. Los terrenos circunve-
cinos son l:iumamen te feraces y producen in<1istintamente
t odo lo que He quiera sembrar: cacao, café, caña, arroz,
m aíz, yuca, plátanos, etc" pero hay escasez de brazos.
Existen los restos ó ruinas de una antigua iglesia espa-
ñ ola del tiempo en que era Pore capital <le Provincia; los
muros de piedra y ladrillo-y los cimientos que hall quedado
en pid, á pesar de que hace años los habitantes vienen des-
moronándolos y destruyéndolos para procnrarse materiales
para construír sus casas, miden 1 metro 20 centímetros de
. .espesor; la lODgitud de la iglesia era de una cuadra y su
ancho de 25 metros.
También existe todavía una cárcel grande, de espesísi-
mas paredes y con 4 calabozos, la cual se ha conservado en
-,b uen estado. En uno de sus departamentos se halla actual-
mente la escuela.
La iglesia nueva posee una hermosa estatua de San
J osé, comprada en Francia, por el Municipio, por la suma
de $ 500 oro.
En Pore vivió mucho tiempo el General colombiano,
prócer de la Independencia, Juan N. Moreno (natural de La
Fragua, llamada hoy Moreno).
Se consumen de 20 á 22 reses mensualmente.
Dista 7 leguas de Támara (35 kilómetros) y 4 de Mo-
reno (20 kilómetros).
N o nos detnvimos en Pore sino pocas horas, y á las 11
::f 30' a. m. seguimos para Moreno.
Entramos entonces definitivamente en los Llanos; y
..seguimos una dirección casi recta hacia el Norte, con una
- 50-

muy ligera inclinación al Este. A nuestra izquierda, es decir,.


hacia Occidente, se elevan los últimos estribos de la cOl'di-
llera; á lo lejos, en dirección Noroeste, se divisan los neva-
dos de la cordillera de Chita ó del Cocuy, y hacia Oriente se
desarrolla en lontananXia, con muy pocas ondulaciones, la in-
conmensurable llanura.
Sopla sin cesar un vieJ;lto fuerte que aynda á tolerar los
ardores del mediodía. Las largas planicies pastadas donde se
cruzan los numerosos senderos que marcnn la dirección del
camino, suelen ser 80n cortadas por cintas de bosque; gene-
ralmente en las cercanías de los ríos y caños hay agrupaciones
de palmeras (morichales), platanales y casitas.
Franqueamos primero La Colorada, afluente del río Gua-
chiria, que pasamos una hora después de nuestra salida de
Pore. El río Guachiría desemboca directamente en el Meta.
A las 2 p. ID. atravesamos los caseríos de Brito, célebres
en los Llanos por sus francachelas y bailes, y luégo la que-
b'r ada del mismo nombre, que se junta con el rio Muese,.
afluente de la derecha del Ariporo.
A las 3 y 15' p. m. llegamos á Moreno, situado cerca de -
un pequeño afluente del Ariporo llamado La Vainilla, 2i
causa del bejuco del mismo nombre (epidendrum vanilla,
orquidácea) que crece en sus márgenes. Moreno, que ha sido
un centro bastante rico de easanare, se halla en el mismo
estado de decrepitud y postración que Pore y tiene actual-
mente casi la misma población. La extensa plaza donde se
eleva la iglesia, sólo tiene casas en dos lados; las demás
se cayeron por abandono. La altura de Moreno difiere ape-
nas 25 metros de la de Pore (420 metros); dista de Támara
(por Pore) 11 leguas. A pesar del triste estado de esta po-
blaci@n, el doctor J nlio Tavera ha abierto en estos días
un colegio particular que cuenta yá 20 alumnos internos de
diversos puntos ele Casanan', yel Intendente acaba de esta-
blecer aquí un almacén de sal (de Mnneque).
Temperatura á las 11 p. m., 25°.
- 51-

lJ!liér'coles 28 de Febre1"o.-Temperatura á las 6 a.


m.21o.
Observarnos en MorelJO mucha afición á las riñas de
gallos, y son pocas las casas donde no los hay de pelea; ade-
más nos manifiestan que entre los habitantes de este pueblo
es grande la inclinación á la bebida, á los bail es, etc.; este
será indudablemente uno de los motivos que han ocasionado
su decadencia.
Actualmeo te el casco de la población contiene unos 30o.
habitantes (800 en el Distrito), En los alrededorel'l se dedican
á la cria de ganado en pequeña escala, y la agricnltura es
también muy poca por la escasez de brazos y la pereza de
los moradores; sin embargo, el suelo produce con facilidad
caña de azúcar, maíz, café, arroz y cacao (este último princi-
pia á sembrarse). También cultivan algunas matas de sa-
rrapia, cuya almendra se exporta á Europa para la fabrica-
ción de ciertos licores (ron especialmente) y perfumes finos ..
Se matan hasta 25 reses mensualmente en invierno,.
pero no así en verano, porque el ganado se retira muy lejos
en busca de aguas y pasto fresco, y á veces falta la carne en
el pueblo durante yarios días.
Las aguas, escasas en verano, son, según dicen, nocivas,
pero sería fácil y de poco costo llevar al pueblo aguas mejo-
res, de un cañito que nace en la meseta misma de Moreno.
Parece que las de la quebrada Vainilla prod ucen enfermeda-
des del estómago y de los intestinos, quizás porque en sus
orillas crecen algunos arbustos de raíces venenosas.
Con trariaruen te á lo que dice Codazzi (copiado, sin decir-
lo, por el doctor F. Pérez y por Esguerra), nos hemos conven-
cido de que Moreno está algo más bajo que Pore, á pesar de
quedar en una meseta que se eleva unos metros sobre el nivel
general de los Llanos, porque antes de encontrar esta meseta
va inclinándose el suelo mansamente y de un modo contra-
rio, no obstante estar situada Moreno, lo mismo que Pore,
al pie de los últimos remates de la cordillera, casi en el mis-
mo meridiano, pero con una ligera inclinación hacia Oriente~

/
52 -

III

Salimos á las 12, y al cabo de una hora nos hallamos á


la orilla derecha del Ari poro, río que desemboca por la dere-
cha en el Oasanare, y no directamen te en el Meta, corno lo
dice el mapa de Oasana?'e de Oodazzi copiado por los señores
Ponce de León y M. María Paz (1). Oorre en esta parte de
Este á Oeste, y su ancho medio con playas es de 180 á 200
metros de orilla á orilla. N os convencernos una vez más de
la imposibilidad de construÍ!" puentes colgantes sobre ríos de
esta naturaleza, con los recursos actuales, y de la necesidad
en que están los habitantes de estas regiones de contentar-
se con pasos de barca y canoas en invierno. Más arriba exa-
minarnos la margen del río, en un lugar ~onde se eleva sobre
su orilla derecha un cerrito, el Morro, que hubiera podido qui-
zá servir de estribo por un lado, y donde el río podía correr tal
vez más estrecho, pero la diferencia de anchura es casi in-
sensible, y el río se ha recostado sobre su margen izquierda.
Después de este examen el señor Intendente decreta el esta-
blecimiento de un paso con canoa y paser~, destinando la suma
de $ 100 para la embarcación (que vale $ 40), fundación
de la casa y roza. Se abonará al pasero corno sueldo el pro-
ducto del peaje de los tres primeros años, pasauos los cuales
se rematará el paso.
En este tiempo el río tiene, en su brazo principal, un
ancho de:30 metros y 50 centímetros de profundidad en
el lugar del vado. Nos dicen que en invierno suben caima-
nes de gran tamaño hasta estas alturas. A distancia de unas
2-} leguas de Moreno tstá el punto de Barranca, á donde
llegan bongos y canoas del Meta.
A las 2 p. m . volvemos á emprender marcha, y á unos
200 metros más al Norte, pasamos el río Tate, que se junta

el) Error ya. apuntado en la Nueva Geografía de Colombia., de Verga-


.ray V.
- 53

con el Ariporo, 400 metros más abajo, es decir, á Oriente, y


tiene unos 80 metros de playones pedregosos. Entramos
.luégo en una serie de sabanas cortadas de trecho en trecho
por barrancos de 10 á 15 metros de a ltura sobre el nivel ge-
neral. Estos barrancos, llamados médanos aq uí , se prolongan
á menudo formando explanadas y mesitas de bastante ex-
t€nsión que dominan la llanura y vuelven luégo á confundir-
se en el nivel general.
El Llano, entremezclado de pastales y bosq uecitos, pre-
sen ta agreste aspecto; hay verdaderos bosques de palmeras
que ofrecen infinidad de variedades en esta familia: la palma
real (chamoerop8 humilis) ó C~besco: de la fruta de esta
palma se saca aceite de alumbrar, del tronco una bebida, y
las hojas sirven para techos de las cabañas; la moriche (1)
(mau?'idaflexuosa), el " Arbol de la vida," de Alejandro de
Humboldt, según la Geografía de E. Reclus, pero más bien
creemos que el sabio alemán ha querido aplicar esta palabra
á todo el género de dichas plantas; lo cierto es que la palma
moriche produce un cogollo con cuya fibra se fabrica la ca-
buya que sirve para tejer hamacas y cuerdas, y una fruta
comestible que se emplea mucho para engordar animales; la
palma araco, que sirve para cercar corrales y otras obras aná-
logas;]a macana (espinosa), empleada por los indios para la
fabricación de sus arcos y flechas; el CO?"OZO, que llaman piña
de corozo en los Llanos, y aquí todavía no la emplean sino
para cebar marremos y gallinas; también extraen de ella un
excelente aceite de alumbrar como 10 hacen en el Cauca; la
palma sa'i'are (ó sa1"ay); ]a palma de coco (cultivada, 110
silvestre), la palma mararay, palma cucurito (parecida á
la de coco); la palma cubarro (espinosa), cuya fruta es un
antibilioso y un remedio conLra los dolores de-estómago. No
vemos palmas de cera ni de dátil (2).
(1) Llaman morichales los lugares donde se produce en abundancia
e~ta palma, porque prefiere los puntos húmedos y bajos (aunque ]a hemos
e?contrad~ y muy abundante en partes secas); ha venido esta palabra mo.
'f",chal á deSIgnar en los Llanos sitios húmedos y pantanosos.
(~) El único lugar de la República de Colombia donde produce frutas
la pa~ma. de dáti~, es en las orillas del Chicamocha (Provincia del Norte en
Boyacá). 5
- 54

Entre las plantas medicinales ó industriales encontra-


mos el albor/ol, hierba curativa de los cólicos; la 2arzam01'a
Ó zamora, buena contra las calenturas; la conopía, cuya fruta
madura da una tintura negra, y antes de madurar colorada;
el aracaco, palo cuya corteza produce una tinta colorada, y
negra cuando se muele con hojas de yuca; el micaco, cuya
fruta es comestible; tamarindos, cuya pulpa extraída de los
frutos (bayas) es un laxante febrífugo; dividivi ó d1'vidive
(coesalpineia), que da los granos que se utilizan en Europa
en las cm'timbres y para fabricar tinta; mangos, mad1'0-
ñ os, canimes (palo de aceite ó copc~iba); el mato, pequeño
bejuco, cuya ruíz amarga, parecida á una papita, es un exce-
lente estomacal, febrífugo y antióbrico.
Los volátiles son muy abuudantes y de herm osos colo-
res: el loro real, él cotorro (azul), el guaybo (verde con
pintas azules en la cabeza); estos dos pájaros pertenecen á
la familia de los loros J' el perico mast?'atero y el perico cas-
cabel (verde y de muy diminuto tamaño) ; golondrinas con
vientre color carmelita; a1'rocer08 (amarillos), etc. etc.
Nos dicen que hay por estos lugares muchos venados, y
efectivamente tenernos ocasión de ver en varias casas de pro-
pietarios de hatos (1) algunos ciervos y ciervas domestica-
das y con sus crías. Hay también armadill08 que llaman
aquí cachicamo, el cual produce una manteca que conside-
ran corno poderoso remedio para las mordeduras de cule-
bra!:!; tropas de ma1Tan08 de rnonte, 080S palme1'os, eepecie
de 080 hormigueTo (mÍ1'mecophabaJ~¿bata), con una trompa
y uñas muy largas y crines abundantes y espesas, particu-
larmente en la cola, bajo la cual se oculta enteram(>nte, lo que
hace á m enudo CJ. ue se le confunda con las hilachas de las
h ojas secas de las palm eras, pnes es del mi smo color y aspec-
to, á cierta di stancia.

(1 ) Se llam a h':do la r euni ó n d e m ás d e 2,000 r eses pertenecientes á un


m i m o dueñ o 6 compañía ; e n m en or cantidatl se d e nomina funda ció n ; se
da el nom b r e de hacienda íi U D1\. propiedad compuesta d e CRsa d e habita-
ció n , se m enter as y bestias, q u e l' e pl'e~e nte una jmp o rtRl1e Ü~ m a yor que el
conu co , q u e es á IR. hacienda lo qu e Jafttnda ción COD res pect o al hato .
- 55-

Como el examen del paso de Aripo1'o nos ha demorado,.


resolvemos no ir hoy hasta Chire, y nos apartamos del cami-
no directo de Moreno á Chire para pasar la noche en La'
Virgen, pequeño caserío habitado por dos familias de gana-
deros y dueños de hatos, y situado una l6gna al Este del
" Camino Rea1." Llegamos á las 4 p. m. y nos hospedamos
en la casa del señor Abelardo Fernández, quien nos recibe-
con la mayor hospitalidad.
Precisamente están (( en trabajo," y vemos á gran
distancia aparecer en el horizonte una madrina (es decir,
una tropa, rennión, manada, punta de ganado [toros, vacas,
novillos, becerros]) que acaban de rodear y apa1'tar (el 1ugar
donde reúnen el ganado en la sabana se llama paradero)
para llev1rlo hasta aquí y encerrarlo en el corral ~' toda esta
primera parte del "trabajo" se llama sabanear. Cuando se·
trata de bestias caballares, con yegüerizo y cría, la tropa no
se llama madrina sino ataJo;" asistimos á la castración y á
la operación de herrar (señalar los animales con el hierro que
representa la marca del dueño): el patrón mismo del hato,
ayudado de tres Ó cuatro peones (vaqueros), enlaza el toro,
lo atrae por la fuerza del 1"eJo (soga) hasta el pie del botalón
(palo en horqueta" plantado en una parte del corral, y por el
cual se pasa el rejo para hacer más fuerza de tracción), lo
tumba coleándolo, y después de manearle las dos patas de
atrás, lo castra con una velocidad y destreza asombrosa, y lo
marca con el hierro candente) haci éndole además una señal
particular en una oreja. El ganado es bonito y bravo, muge,
se defiende, resiste, y hay algunas veces que luchar con toda
fuerza y ligereza (1).
Con la ayuda de los anteojos divisamos á Támara en la
dirección O. S. S. (250 0 ) , á unas trece leguas aproximada-
mente por elevació n. La distancia que acabamos de recorrer

(1) Hay en Los Llanos hatos como Jos del Tigre (Policarpo Reyes),
Mata ~e Palma (Ramón Oropeza) y Cm't'O (Socorro Figueroa), que cuentan
aproxImadamente de 25,000 á. 30,000 reses repartidas en extensiones de.
2,000 8. 2,500 kilómetros cuadrados cada uno.
- 56

de Moreno á La Virgen es de 3~ leguas (17~ kilómetros); le


altura de La Virgen sobre el nivel del mar es de 300 metros.
A las 7 p. m. el termómetro marcó 28 0 •
Jueves 1.0 de Man~o.-La distancia de La Virgen al
río Meta (Oriente) es de unas 60 leguas (8 ó 10 días de ca.-
mino).
Salimos á la!'! 7 y 10 a. m., y á las 8 nos encontramos
otra vez en el camino real ó directo de Moreno á Ohire. La
dirección que se sigue desde el caserío es Noroeste, de modo
que hemos formado un ángulo abierto cuyo costado mayor
es el camino de Moreno á Ohire, y el vértice (hacia el Este)
La Virgen. Volvernos entonces á seguir la dirección Norte.
A las 8 y 15' a. m. pasarnos el Aricaporo, que corre aquí
de Noroeste á Sureste y desemboca en el río Ohire (1), y
dejamos á la izq uierda, ó sea al Occidente, á una distancia de
cuatro á cinco leguas) el pueblecito de Manare (del Distrito
de Ohire), que tiene una iglesia, un local para escuela, y es
célebre en los Llanos por sus romerías. A las 9 y 15' fran-
queamos el río Ohire, afluente de la izquierda del Ariporo (2):
tiene unOR 200 metros de ancho el lecho total, y en sus tres
brazos act.uales la profundidad mayor del vado sólo alcanza
á 20 cent.ímetros. La dirección general es de Noroeste á
Sureste.
Llegamos á Ohire á las 9 y 30'-350 metros de altitud.-
Ohire tiene apenas 150 habitantes en su casco, y no es corrien-
te que aún sea la cabecera del Distrito, cuando hay otros ca-
seríos más importantes en el Municipio: táles son Manare,
OOrdzal y El Palmar. Oomo fue quemado el pueblo viejo en
1815 por los patriotas, el lugar actual no es lo mismo que el
de la antigua ciudad. Ahora tiene aspecto miserable, y no
posee siquiera casa para la Alcaldía ni para la escuela; la
principal industria de los habitantes, que son unos 1,000 en

(1) Tampoco es exacto en el mapa cOl'ográfico el trazo de este río.


Véase la nota sobre Ariporo.
(2) No del río Meta, como aparece en el mapa. Véase la nota sobre
~l Ariporo.
- 57-

todo el Distrito, es la cría del ganado, y no se pide á la agri-


cultura sino lo necesario para el consumo de la familia.
Hay una escuela de varones recientemente creada por la
Intendencia; cuenta unos 20 alumnos del pueblo y de los
alrededores.
Las aguas no son malas, y el aspecto de los habitantes
no demuestra que sea enfermizo este punto.
D e La Virgen á Chire hay 3~ leguas, y la distancia di-
recta de Moreno á Chire (sin pasar por La Virgen) es de
6 leguas. Después de verificada la visita oficial, con el señor
Intendente nos ponemos en camino á las 12 y 15' p. m.,
siguiendo en general una dirección Norte, con ligera inclina-
ción hacia el Oeste.

IV
Atravesamos varios caños, de los que los principales,
por orden, son la q1¿ebrada de Barrera, Matadero, Colorada,
Fique, Chamiza, afluentes del Chire y la queb?' ada Godoy,
pequeño caño que atraviesa el caserío de Corozal, y desem-
boca en la Curubana, afluente de la derecha del río Casa-
nare.
Antes de llegar al caserío admiramos en la sabana el
espectáculo de varias bandas de fuegos (quemas) en el ho-
rizonte, al rededor y no muy lejos de nosotros; las l1amas
se elevan, culebrean, se alargan para desaparecer de repen-
te y alzarse otra vez con más furia bajo el impulso de una
ráfaga de viento; se oye la crepitación de la yerba, y las
nubes de humo y de cenizas arrastradas por las brisas, lle-
gan hasta nosotros.
Al Noroeste se distinguen todavía en la neblina los ce-
rros nevados de Chita. N o sufrimos nada con el calor, gra-
cias á la fuerte brisa, que casi nunca cesa duran te el ve-
rano en los Llanos.
Por fin, á las 5 p. m. entramos en El Coroza1, más po-
blado que Chire, pero c·uyas casas están repartidas en una
gran extensión dé terreno y separadas las unas de las otras.
- 58-

La altura es de 360 metros, y la temperatura, á las 8 p. m.,


28°. La distancia de Chire á Corozal es de 4! leguas. De
éste al río Casanare, en líneit recta hacia el Norte, hay una
legua; de Corozal á San Salvador, hacia el Este, último
puerto sobre el río Casan are, á donde pueden subir los bon-
gos y canoas, se cuentan seis leguas; en invierno pueden subir
los vapores hasta San Salvauor, y las otras embarcaciones
hasta más arriba.
Desde que hemos entrado en los Llanos, y aunque to-
davía no nos hemos internado en ellos, pues desde Pore
hemos seguido hacia el Norte una marcha casi recta, al pie
de los últimos contrafuertes de la Cordillera Oriental, te-
niéndolos siempre á nuestra izquierda (Occidente), y á poca
distancia, hemos podido observar q ne en todos estos puebli-
tos y hatos la base de la alimentación es la carne asada ó
frita, el vlátano y el café; la sopa, el sancocho, la mazamo-
rray el pan son excepcionales; el queso y el chocolate son tam-
bién artículos de lujo: pudiera creer~e que hay abundancia
de leche, pero no es así, y generalmen te hay que solici tarla.
En algunas partes hacen con la yuca una harina que lla-
man manioco (en el Brasil, Argentina y Paraguay se usa
esta harina casi en todos los alimentos, con el nombre muy
parecido de mandoca), y con ella fabrican unas galletas que
Haman de casabe. El café se bebe á todas horas, y es gene-
ralmente bueno, pero lo sirven sin dulce.
Viernes 2 de JJ!Icwzo.-A la madrugada, y al Oeste, en
línea casi recta (280°), divisamos las cu m bres, C11 biertas
de nieves eternas) de los enormes cerros (5,085 metros)
que pertenecen á la Sierra N evada de Ohita; es por el Bo-
querón que se halla entre estos cerros por donde pasa el
camino de Cusirí (actualm ente en construcción), siguiendo
por las vegas del río Lope, afluente ue la derecha del alto
Casanare. Be puede calcular aproximadamente que por ele-
vación la distancia de Corozal al Boquerón no pasa de ocho
leguas. Temperatura á las 5 y 55' (salida del sol), 24°.
Salimos á las 7 y 45' a. m., después de despedirnos del
- 59-

.señor Emiliano Delgado, quien nos ha recibido en BU casa


con la mayor amabilidad, y á las 8 y 30' llegamos al margen
derecho del primer brazo del río Oasanare, que tiene sus ca-
beceras en el páramo de N ovagote y al Norte del alto del
Poleo, al Sur y Sureste del cual tiene sus fuentes el río
Putoa. Entre estos dos nace el Ariporo. El Oasanare tiene
un curso de 500 kilómetros hasta su boclit á la izquierda del
Meta. Los tres primeros brazos se hallan actualmente secos,
el cuarto tiene 45 centímetros de profundidad mayor en el
vado; alllegal' al octavo brazo divisamos dos nutrias jugando
en el agua, cerca de la orma : este brazo mide 65 centímetros
de hondo y 40 metros de ancho; el noveno, que es el más cau-
daloso (en este momento, porqul3 hay que considerar que estos
ríos varian notablemente el cajón de sus brazos cada año) ,
tiene 80 centímetros de profundidad mayor.
Oontamos en todo 11 brazos con un ancho total de
unos 1,200 metros. La dirección general aquí es de Suroes-
te á Nordeste. El paso es completamente imposible en in-
vierno, y por este motivo hay necesidad de bajar hasta el
puerto de San Salvador, donde hay un paso de canoa, pero
esto alarga dos días el viaje para los que van por este camino.
El señor Intendente decreta la creación de un paso en este
punto, llamado paso de La Guerrera, con las mismas condi-
ciones que las del río Ariporo. Perdemos 50 minutos pa,fa
franq uear los playones cascajosos del río Oasanare, pero todo
se efectúa sin contratiempo y sin mojarse las cargas.
Atravesamos luégo la vega que avecina al río, cubierta
de palmas, montecitos y chamizas tostadas por el sol, y en-
tramos en las hermosas y feraces vegas del Tucuragua, cu-
biertas de un magnífico pasto (carretera, una de las clases
mejores en los Llanos). En las partes quemadas se ven en
.abundancia los terrasales ó chicharrones de tierra formados
por los gusanos ó lombrices, lo que es una de las señales de
la buena calidad de los terrenos. Vamos arrimándonos en
dirección norte á la extremidad de un contrafuerte de las
mesas bajas que forman las terrazas de las vegas del río
- 60 -

.Lope, que desemboca más arriba, por la izquierda, en el Ca-


sanare, y á las 10 y 10' hacemos alto hasta las 12 y 20' para
almorzar y dejar descansar las bestias en un hato de la vega
de Tucuragua.

v
A unos 400 metros más hacia el N ort.e encontramos el
río 'llucuragua, afluente izquierdo del Oasanare; tiene unos
500 metros de ancho con los playones, y en este tiempo 4
brazos, de los cuales el primero (derecha) tiene 20 metros
de ancho y 70 centímetros su profundidad mayor en el vado.
La dirección es de Noroeste á Sureste.
A la 1 y 10' p. m. pasamos por el peq neño caño de Ca1-iba-
bare, nombrado así porque cerca de su orilla izquierda hubo
un convento de los Padres J esuítas, en tiempo de los Virre-
yes; no quedan más que las bases de las paredes espesas que
demuestran que la misión era importante, y ocupaba con sus
edificios más de una hectárea (14,000 metros cuadrados).
Corre la voz en Casanare que los Padres en terraron en los
aIred'edores de su convento un tesoro enorme: dícese des-
cubriéronse indicios en algún viejo archivo de Bogotá, y
hubo varios individuos que formaron una sociedad é inicia-
ron hace algunos años los trabajos de excavaciones, que duran
todavía, sin haber dado, es casi inútil decirlo, el menor re-
sultado.
Pasamos las quebradas de La Palma y Zaparay,.
pequeños afluentes por la izquierda del Tucuragua, y á las
4 p. m. encontramos una tropa de algunos jinetes del pueblo
de Tame, los caales vienen á recibir al doctor Medina. A la
cabeza de ellos se halla el señor D. Marco Antoni0 Torres,
recién venido de Venezuela, donde ocupaba el puesto de Se-
cretario de la Legación de Colombia cerca de esta Repúbli-
ca, y casado con la hija del señor D. Víctor Robin, de nacio-
nalidad fmncesa y vecino de 'rame.
A las 4 y 50' llegamos al río Tame, afluente iz-
- 61-

quierdo del Casanare (antes de desaguar en el Casanare el'


Tarne toma el nombre de San Ignacio). Tiene aquí más
de 300 metros de ancho y cinco brazos. Dirección Este á Oeste~
Entramos luégo en el monte y empezamos á subir en suave-
declive y por un camino muy pedregoso hasta el pueblo dE!}-
Tame, á donde llegamos á las 5 y 40' p. m.
La distancia de Corozal á Tarne es de 8 leguas (hay 12-f
leguas de Chire á Tame).
Sábado 3 de Marzo.-Tame, retirado de los Llanos-
unos 8 kilómetros y situado en una vasta explanada que-
domina las cabeceras de las sabanas de Oriente en unos 5()
metros, se halla á 420 sobre el nivel del mar, y tiene 600 ha-
bitantes. Su clima no parece ser insalubre al ver los habi-
tantes, las aguas corrientes q na pasan en las cercanías y al-
respirar las brisas que soplan continuamente. La agricultura,
es casi nula, y la única industria es la pecuaria. Era cabe--
cera de la Provincia de Casanare, antes de ser Támara capi-
tal de la Intendencia, cuando los Llanos hacían parte dd
Departamento de Boyacá. Las calles son anchas y rectas, Y-
á pesar de no tener ninguna casa de teja, hay algunas de-
buen aspecto y desahogadas. La iglesia es nueva y hay loca-
les para las oficinas de la Administración y de la Instruc-
ción pública.
A tres leguas al Norte está el pueblo indígena de Maca--
guane, habitado por indios civilizados; á la misma distancia,
hacia el Este, existió el antiguo pueblo de Beyotes, que co-
rrespoDde á la época de los Padres J esuítas y que actual-
mente no es más que un pequeño caserío de tres ó cuatro>
casas. Temperatura á las 11 p. m., 25°; á las 6 a. m., 23°;
á las 10 a. m" 27°; á las 12 m., 29°; á las 5 p. m., 30°.
N os detenemos aquí hoy para efectuar las operacione8'
de la visita oficial á las oficinas por el señor Intendente"
para arreglar el asunto de los baquianos, prácticos de los;
ríos, víveres para nuestro viaje á Arauca, y para dejar des-
cansar nuestras bestias, bastante maltratadas en' estos cinco;
días de marcha seguidos . .
- 62-

Al volver del baño que fuimos á tomar esta madruga-


da en una de las quebradas vecinas, hemos encontrado el
árbo l llamado anime que produce la ?'esina de tacamachaca,
de olor parecido al petróleo y que arde con suma fa.cilidad.
Se parece mucho á la resina elemí ¡prod ucida por el árbol
icica icicariba, de la misma familia que el anime, que se
emplea en la composición de muchos emplastod y bálsamos.
También hay varios palos de icacos silvestres, que producen
una fruta muy sabrosa, particularmente en dulce. En las
montañas vecinas se haHan excelentes maderas de construc-
ción, en especial la del palo llamado cuen, sumamente fino
é incorruptible, y sin peligro del comején. El mastranto,
planta que es un poderoso remedio para las hemorroides, por
medio del vapor del agua en que se haya hecho hervir (vaos).
El puerto más próximo de Tame es San Salvador, sobre
€l Casanare, á ocho leguas de distancia.
Dos leguas arriba de Tame, sobre el río del mismo nom-
bre, está establecido un paso de cabuya (con alambres). Nos
dicen que en este 1ugar el río no tiene más que 25 metros de
ancho, y unas tres leguas más arriba de este punto se estrecha
todavía más entre peñones altos que facilitarían el estable-
cimiento de un puente, haciendo naturalmente un trozo de
camino banqueado en la roca, para la entrada y saUda del
puente, lo que le haría siempre bastante costoso.
Para ir á Arauca directamente por tierra, se pueden
tomar dos vías diferentes á la salida de Tame: por Pueblo
V iejo (el antiguo Betoyes), Los Aceites, Buenos Aires, El
Limbo (hato del General Gabriel Vargas Santos), ó por Ohi-
canoa, Betoyes, La Esperanza (fundación de Ribero). Se
juntan luégo los dos caminos en el punto llamado Flor Ama-
rilla. Con cargas se emplean generalmente siete días para ir
de Tame á Arauca, y cuatro escotero.

VI
Para ir de Tame á los caserios de Arauquita y Arauca
6.e lleva actualmente el itinerario siguiente:
- 63-

Maeaguane, la Boca del Monte, la Quebrada de Uobala-


fa, ríos Ele, Cusaicito y Cusai; El Tigre, Quiripal, Banco
-de Salib6u, Quebrada de la Colorada y Puertoviejo; yembar-
cado: ríos Banadía, Zatocá y Arauea, Las Delicias (Boca de
(Jatnfí), La Ceiba, La Vigía, San Lorenzo, A ral1quita (El
'Guafal), Santa Rosa, Aguasnuevas (casa de J. M. Seque-
'fa), Las Playitas, La Palmita, Todos Santos y Arauca.,
Por es ta vía eT?Jplean generalmente con cargas, 5 días
para ir á Arauquita, y 6! días para Arauca; escotero, 4~.
En 1891 se abrió una trocha de Tarne á Aral1quita,
'\l ue ofrece un trayecto más corto; y acaba de decretar el
señor Intendente la construcción, por esta pica, de un ca-
m ino de herrad u ra; este n u evo trazado se separa de la vía ac-
tual en el Banco de Salibón, y sigue el itinerario siguiente:
Baja el Banco de Salibón, y se separa en dirección á
La Colorada, atraviesa La Colorada, pasa dos caños, J ujuy
y Jujuicito (cabeceras del río Lipa), La Ceiba, El rJ1otumo,
San Lorenzo (caseríos de Arauquita) y Arauquita.
Aproximadamente calculan los que han transitado esta
'v ía, que tiene de 25 á 26 leguas de rrame á Arauq nita.
Los indios ' Tunebos ó Tames que viven en l as mesas
elevadas de la cordillera del Cocuy, vienen de tiempo en
tiempo á Tame para vender sus productos y objetos fabri-
cados: la ca raña, resina sacada del árbol icicacaragua, y
em pleada en la composición de emplastos y bálsamos; chin-
<chorros (hamacas) y mochilas de p~'taJ' costales y sacos de
fique, cera de abeja, ollas de barro, etc. Dejan á menudo
.algunos hijos, muchachos, en casas particulares para que los
.-eduquen y civilicen, y les dan luégo el nombre del blanco
'que los ha criade. .
En la época actual viven en las cabeceras del río Coba-
ría y del Royatá, afluentes, ó más bien cabeceras del Arau-
tCK; €n las cabeceras del Ele; cabe ceras del Rionegro (afluen-
"te del Casanare); en la parte llamada Tierradentro, al N.O.
·de Muneque y Lope; en al hoyada que existe al Norte del
.Ariporo y al Occidente de rJ1en, en los plmtos denominad os
- 64-

La Guativa; estos últi mas tienen un título real de dona-


ción de tierras que se extienden, según parece, desde el Ari-
poro hasta el Casanare, formando la hoyada de que se habló
arriba, y que limita por el Oriente el cerro denominado Ba-
rronegro.
Son, en general, buenos, aseados, muy ágiles y hOD-
radas.

Domingo 4 de 1Jla1·zo.-Tenemos que detenernos aqut


hoy para continuar las diligencias de la visita oficial é infor-
maciones diversas sobre la región.
Obsequian al doctor Medina con un almuerzo "á la
llanera," en casa del señor Martín Tocaría, al cual asisten.
también los señores Marco Antonio Torres, Rafael Vanegas-
(que acaba de ser nombrado Alcalde por el señor Intendente)
y otras varias personas de Tame.
Temperatura á las 6 a. m., 22°; á las 2 p. m., al 8ol~
41°. A las 5 p. m., 29°.
Lunes 5 de Marzo.- A las 11 y 20' a. m. nos pone-
mos en marcha con una comitiva de unos 20 caballeros 1Ie·
Tame, que nos acompañan hasta una legua de distancia
(Caño de Vicha). Allí nos separamos y continuamos en di-
rección N.E., al través de hermosos pastale!l y alejándonos,
de los últimos contrafuertes de la cordiJ Jera.
Dejamos en Tame dos de nuestros compañeros, el se-
ñor D. Adriano Blanco y el señor Ortiz, pero se han agre-
gado en cambio los señores Pedro León Durán y Gudalupe-
Rodríguez, qne van también para Arauca, lo que eleva á 11
el número de personas de nuestra caravana, con eL baquiano,.
arrieros y peones.
A las 2 p. m. pasamos el caño de Chicanoa; la sa baI16',.
enteramente plana, con bonitos herbazales, tiene pocas pal-
meras y ofrece un aspecto uniforme y monótono; á lo lejos
se divisa.n los humos de las quemas tan numerosas en estas
épocas de sequía y de calor: la yerba resecada arde con fa-'
- 65-

.cilidad y, según dicen, abona la tierra con sus cenizas (1), de


... as cuales renacen pastos nuevos más vigorosos y nutritivos.
Atravesamos el lugar donde existió el antiguo Betoyes,
11amado Puebloviejo; ni siquiera quedan ruinas ó ve¡,;tigios,
y todo está borrado. Mns al Norte hay un pequeño caserío
,de dos á tres chozas, q ne ha conservado el nOlli bre de Betoyes.
Estamos en los Llanos propiamente dichos, y apenas se
distinguen, en lontananza, las copas nevadas de las cordille-
ras de Chita ó el Cocuy, veladas por la bruma. Mañana nos
-despediremos definitivamente de toda clase de montañas,
:por muchos días.
En estas llanuras, la vi~ta, que corre sin encontrar
lb arrera, adquiere, á la larga, una intensidad y potencia ex-
t raordinarias, y los llaneros distinguen á distancias enormes
;y á 'donde nosotros, profanos, no vemos absolutamente nada.
El llan ero, coa su caballo alto y seco, su silla levantada de
.adelante y de atrás, su rejo, del cual no se separa nunca,
sus estribos de plata, sus riendas de cadena de acero, su
.cacho amarrado con un cOl'delito para alcanzar agua en los
,caños sin apearse, su sombrero de fieltro, sin grandes alas
para evitar la fuerza del viento, su cara tostada y flaca, su
,a ire astuto y socarrón, forma un tipo aparte en Colombia,
del cual tendremos que tratar á menudo en estas notas.
A las 3 y 35' p, m. llegamos á Los Aceites, ca baña de
..aspecto algo miserable, donde nos desmontamos y resolvimos
pasar la noche, en vista de 10 atrasado que están las cargas,
los arrieros y peones nuevos contratados en Tame, quienes
e mprendieron marcha en estado de emhriaguez.
Los Aceites (340 metros sobre el nivel del mar) distan
.de Tame 5-! leguas. El río Tame pasa á 100 metros de dis-
\tancia al S.O.

(1) Esto simplemente es un absurdo que á la larga arruinará las sa-


.b anas. Véase el trabajo del doctor J. de D. Carrasquilla sobre las que-
ma:s .-(V. y V.).
- 66-

VII

Cada uno cuelga su hamaca ó chinchorro; 108 unos, Tos-


que temen el frío ó el sereno de la noche, dentro de la casi-
ta, los otros bajo una en,ramada ó entre los palos del corral
Martes 6 de .Marzo.-A pesar de habernos levantado á
las 4 a. m., corno hay que esperar que se haga el desayuno, .
se reúnan las b estias regadas en los alrededores, se cargu ®' Y'
ensille, no lograrnos ponernos en marcha hasta las 7 y
15 a. m.
Pasarnos cerca de varias lagunetas que á pesar del ve- \
rano tienen agua todavía, y en sus alrededores están agru-
pados centenares de patos y de garzas (ardea albazanc~tda),.
Entre las garzas hay muchas variedades, y distinguirnos
entre ellas la garza morena, la paleta Tosada, la candela
(colorada), la garza blanca, grande y pequeña; esta últim a
principalmente da las plumas tan estimadas en Europa y
es la que que vale $ 200 oro la libra. en Ciudad Boliva tr.
mismo.
Los patos se dividen en pato real, güirirí (co!Ol' e'tl-
nela), carrete1'o, más grande que el güiriTí, pecho blanc o>
y alas rayadas; yaguazo, más pequeño q ne el güú'irí, de-
plumas muy finas, empleadas en Europa para adornar los.
sombreros de señora; una sola pluma de las alas reúne cin-
co colores distintos: azul, verde, negro, blanco y gris ;
codúa, de color oscuro, pico agudo: se sumerge m ucho, y se
hacen en Arauca, de su pecho y alas, unas gorras muy origi-
nales, y azulefo, familia del yaguazo .
El tara, ave pescadora, parecida al carTaco/ el martín
p escador. Hay infinidad de otras aves y pájaros: el alcara -
ván (ardea sexestacia, zancuda); el garzón gaván ó pionía
(color negro); el garzón soldado, más grande y blanco; el
chieuaco, pájaro que se parece á un mirlo blanco y pard o ;.
el carrao, especie de zamuro (nombre que dan á los galli-
nazos) ; tórtolas (columba turtur) y t01'cazas (columb a
- 67-

montana); el sangre de toro, pajarito de vientre colorado y


lomo sucio oscuro; el pico de plata, encarnado y pico blan-
co ; la guacamaya (pscittacus macas, trepador).
Para dirigirnos al Lim bo, casa del General Gabriel Var-
gas Santos, cambiamos el rumbo del N.E. por el del S.E.
Matamos con winchester algunas babas (caimanes pe-
queños) en el caño de los Chigüiros, y llegamos al Limbo á.
las 10 y 45' a. m. (distanci a de Los Aceites, 4i leguas; al-
tura, 290 metros).
Allí nos recibe con hospitalidad el General Vargas, due-
ño de un hato de unas 2,000 cabezas. Pos ee otra fundación
en El Mismis (do Casaoare, abajo de Sácama) y una casa
en , la Salina de Chita. Es hombre de progreso y, á pesar de
su edad, agtivo y muy útil en estas tierras. ltnco ntramos
alli al señor D. Héctor Murzi, que nos aguarda para se-
guir con nosotros viaje á A rauca.
Se está secando al sol una piel de tigre, mat.ado ayer, y
que mide 2. metros 10 centimetros del hocico al nacimiento
de la cola. En estos últimos dias devoró siete becerros.
Almorzamos y seguimos marcha á las 3 p. m.
Desde El Limbo entramos en la pampa desierta y nos
despedimos de las 'Dasas (lo mismo que ayer nos despedi-
mos de las cordilleras, alturas y piedras cualesquiera que
sean), hasta Guaratarito, último paradero antes de llegar á
Arauca.
En las montañas vecinas hay buenas maderas de cons-
trucción : el trompillo, especie de cedro, muy adecuado para
horcones de puen tes.
El camo1'uco, que produce una almendra aceitosa, muy
sabrosa una vez tostada.
Una penca fhmada piiíuela (Bromelia Karetas), que
da una fruta comestible.
La guachamaca, árbol venenoso de dos clases diferen-
tes (la savia es parecida á la leche, y la flor amarilla). A las
3 y 35' p. m. llegamos á Florau,larilla (altura, 260 metros),
después de pasar el caño del Totuma, actualmente casi seco,
- 68-

.que desagua en el Cravo del Norte (1). Floramarilla es una


mata de árboles cerca de la cual se juntan los dos caminos
que salen de Tame y de los cuales se ha hablado más arri-
"bao El río Cravo del Norte dista de Floramarilla en línea
recta algo más de una legua, pero el lugar del paso se halla
mucho más distante hacia el E. El Tambor es otra mata á
I'lln kilómetro al E. S. E. Hay dos leguas del Limbo á. Flor-
,amarilla. Temperatura á las 6 p. m., 280.
Pocos momentos después de llagar las cargas viene el
vaquero del General Vargas y nos trae un becerro gordo.
Inmediatamente se procede á. la muerte del animal y á la
<confección de un exquisito asado á la llanera, ósea chu-
~ando los cuartos de carne en palos y asándolos al calor de
una grande hoguera. Mientras tanto, algunos compañeros
-han descubierto una colmena de abe:fas he?-icas en el oora-
zón de un palo, y después de abierto el tronco nos acerca-
mos con nuestras totumatl y cachos á recoger este maná que
brota del árbol, recordándonos un viejo grabado de una His-
toria Sagrada que vimos en nuestra infancia y reprensenta-
bael pueblo de Israel atropellándose para tomar el agua de la.
,fuente abierta por Moisés en una roca. Pero de agua natural
hay escasez, y no hallamos más que un pequeño pozo en un
bajo, de donde sacamos agua barrosa y algo fétida.
Colgadas las hamacas, y á pesar de algunos zancudos y
jejenes que molestan pero que desaparecen avanzada la no-
-che, quedamos sumidos todos en un sueño profundo y re-
parador. Dicen que en invierno la plaga es muy violenta;
,hay el zancudo grande (color negro) y el zancudo peq'uefío,
llamado puy6n.
No hay en estas tierras animales dañinos, porque á
-pesar de haber dejado en todos los campamentos pedazos
de carne y pro",isiones regadas en el suelo, permanece todo
intacto; lo que no sucedería en otros lugares de Colombia.

(1) Entre los geógrafos desígnase así el río Cravo, afluente del Casa-
.nare. para no confundirlo con el Cravo del Sur ó de Labranzagrande.
- 69-

VIII

A la 1 de la madrugada empieza un viento fuerte que


se calma al cabo de media hora.
Mié1"Coles 7 de Marzo.-N os levantamos todos á las 3
3. m., se enciende la leña, se asa la carne, hierve el café, y
á las 6 y 25' estamos todos á caballo, y las cargas en movi-
miento.
Con los compañeros que se nos agregaron en El Limbo,
nuestra caravana se compone actualmente de 14 personas
(12 mont.ados) y 20 bestias.
A las 9 a. LD. l1egamos á la Sanchera, mata de árboles
donde hubo hace algunos años un encuentro de indios con
algunos viajeros (de los cuales uno llamado Sánchez), y
media hora más tarde á Mata de Piedra; hemos atravesado
entre estos dOI:! puntos algunos pantanos y atascaderos, uno
entre otros donde, á pesar de la época de verano, el agua
sube hasta el vientre de los animales. Se comprende que un
viaje por estos lugares debe ser penosísimo, si no imposible,
en invierno.
A las 11 y 30' a. m. llegamos á la orilla derecha del río
Cravo del Norte, que tiene su cabecera en la cordillera de
Chita y desagua en el Casanare unas 12 leguas más arri-
ba de la boca de éste en el rio Meta. Se puede estimar aproxi-
madamente la distancia del Paso de Cravo al punto más
cercano del Meta en u Das 60 leguas (?).
En el lugar del Paso tiene unos 40 metros deancho, y se
halla actualmen te encajonado entre márgenes de arenas blan-
cas de 2 á 2! metros de altura. El rio, dividido "en dos brazos
separados por un banco estrecho de arena (sin una sola piedra
en el lecho ni en parte alguna) , alcanza apenas 50 centíme-
tros en su profundidad mayor. Las dos riberas están guar-
necidas de selvas muy tupidas donde viven, según dicen
(porque no lo hemos Tisto ni admirado siquiera) indios goa q

6
- 70-

hivos y cuivas J'los baquianos y arrieros llaneros le llenan á


uno la cabeza de historias trágicas acprca de los asaltos y ata-
ques de los indios, dan mil instrucciones y anuncian infi-
nidad de peligros; pero lo cierto es que se atraviesan todas
estas hermosas comarcas, que dan al hombre la idea de lo
que haya podido ser el paraíso terrestre, sin el menor tropiezo
de parte de individuo alguno.
El río tiene una con-jen te muy mansa, y en este lugar
da una vuelta, parece venir del Sur y dirigir~e al Este, pero
su dirección general es como la de todos: de Occidente á
Oriente. Este río ha sido muy poco explorado, y parece ser
navegable en invierno hasta más arriba del paso.
Los viaieros se detienen poco en estos lugares por miedo
á los indios, que, según dicen siempre, si no atacan, roban las
bestias que se alejan del campamento. Sin embargo resolve-
mos sestear y dejar pasar las horas más caluroiias del día.
Pero la cantidad de hormigas, insectos, garrapa~as, mosqui-
tos, etc., que hay en el suelo y en el aire, nos deja poco descan-
so. Vemos en los al rededores varios hormigueros de diferen t~B
especies, y con algunos datos de nuestros compañeros pode-
rnos yá nombrar las siguientes: la h01-miga tigre (O m. 01
de largo), amarilla, venenosa, muy dura al tocarla; la zapa-
tera (O m. 015 mm.), venenosa, negra, llamada también gi-
rijara J' la chispita, pequeña,. colorada, causa ligero escozor;
la ti¡jereta, parda, ponzoñosa (O m. 01); la veinticuatro
(O m. 02 aproximadamente), venenosa, produce una fiebre
que dura 24 horas; la arriera, pequeña, negra, duele la
mordedura, muy nómade y come y destruye todo lo que en-
cuentra: ropa, víveres, costales, etc.; la bachaco, grand3,
colorada; la rollona, amarilla, etc. etc.
Vemos varias aves y pájaros: pauJiles (ourax alcetor,
gallinácea), pavas (penelope cristata, íd.); cucaracheros
(regulus, den torostro) ; Oodí ó cantaco, a ve de pico largo y
encorvado, color pardo, que domestican en varias casas de
hatos, y come gusanos, carne, etc.; arrendaJos (zensontle de
México?), y nos dicen que hay abundante cacería de venados,
-71-
dantas (tapires) y marranos de monte. Efectivamente, du-
rante la marcha divisamos varíos venados.
Los principales pescados que se encuentran en estos ríos
como el Meta y el Arauca, y en las lagunas, caño.s, esteros,
raudales, desparrarnaderos y cañadas (hay tántas aguas que
existen infinidad de nombres para olasificar sus formaciones y
direcciones), son en primera línea los llamados de cuero ó sin
escamas: el manatí (cet.áceo mamífero), el atunina (íd.); el
valentón, pescado grande, y de muy buena carne; el itoto,
amarillo, que llaman tamh>ién gaque; el dorado ó dorada
(Orysophis dorata)~' el toruno, el bag1'e (silurus bagre)~'
el barbanche, el caJa7"O, el blanco pobre, etc.
Los de escama son: el monocote ó cachama, la curbi-
nata ó pez-pavón, que tiene encima de cada ojo una piedra
blanca del tamaño de una aceituna, que goza fama de ser
un remedio may eficaz contra el mal de orina; la payara,
de la misma familia que la curbinata; el bocachico ó COP01'O,
el chuvano (más bien habita las quebradas), el c~trito, el
palometa, ]a raya, que hace una dolorosa herida con la sierra
que posee en la extremidad de la cola; el caribe, que
muerde con ferocidad todo ]0 que esté á su alcance; y el
temblador (en francés torpille) , pescado cargado de fluido
eléctrico que produce una conmoción ' fuerte y peligrosa al
que encuentra atravesando un 1'10 hondo, donde lo priva
-del uso de sus fuerzas y lo deja algunas horas sin conoci-
miento y como herido de un rayo, pero sin producir directa-
mente la muerte.
La distancia de Floramarilla al Paso del Cravo es de
siete leguas.
Nos penemos en marcha á las 2 y 35' p. m., en dirección
N .E., que es la general que seguimos desde Tame y que
seguiremos hasta Arauca, q ne S~ halla exactamen te al N 0-
roeste de esta población.
Atravesamos hermosos herbazales enteramente desiertos y
donde no se ve una sola cabeza de ganado, y así será duran-
te Leguas y leguas hasta el río Lipa.
- 72-

Las clases diferentes de yerbas y gramíneas que se ob-


servan en estas sabanas son: la grama (triticum refrens)r
gramalote (panicum jumentorum), gramalotito, paja víbora
(variedad de la g'I'ama), carrete1<a, lamedora, paJa peluda,
cortadera, paJa de agua~' llaman también esta paja. me voy
contigo, porque en los esteros y caños donde crece se enreda
en la proa de la canoa, á la cual se queda muchas veces pe-
gada durante largo trecho de navegación. En las orillas del
río Meta se producen naturalmente los pastos de Pará y
Guineo ó ye1'ba de G'¿¿inea (panicum altisimum).
Se ven varias matitas de añil silvestre ó añilón (indi-
gofera humilis) y otras plantas de la misma familia, que
también tienen propiedades tintóreas: se parece mucho al
añil, y lo llaman Juan Zamora; también hay en ciertas
partes húmedas mucho vihao (heliconia bihai): q ne llaman
aquí vi¡jao.
Atravesamos algunos puntos pantanosos en los alrededo-
res del Oaño de Ohapan<o neg1'O, que más bien es un estero
(llaman muchas veces aquí estos desparramaderos cañadas),
y desagua en el Cravo. Todas estas sabanas, además de
aparecer ent.eramenttl desiertas (á excepción quizás de al-
gunos indios nómades y transeúntes), sin ganados, son mo-
nótonas, hay muy pocas palma~, y todo tiene aspecto algo
triste.
A pesar de que el Llano, cuando se ve por primera vez,
despierta nn sentimiento de melancolía, á la par vaga y
agradable, y presenta en su uniformidad mil aspectos nuevos
y admirables que distraen la imaginación, llega algunas veces-
á engendrar la fatiga y el cansancio, aun para el que por na-
turaleza está mejor constituido y más pn estado de com-
prenderlo y saborear el earácter particular de su belleza.
Llegan ciertos momentos para el viajero en los Llanos
de Casanare, en que se apodera de él repentinamente el deseo
irresistible de ver alturas que llamen sus ojos y su pensa-
miento hacia regiones elevadas, ond ulaciooes de terrenos
hacia las cuales pueda dirigir la mirada y ver las formas en
-73 -
.que la imaginación pueda encontrar fugitivas y maravillosas
semejanzas con lomos de leoneo, contornos de mujeres, perfi-
les de caras y edificios, algo parecido á los que le ofrecen las
colinas, los cerros, las breñas de la tierra natal.
El espíritu y los ojos se cansan de pasearse y de perder-
se sobre este mar de verdura ein límites: necesita cumbres,
precipicios, sombras.
El ganado es la alegria del Llano: esa admirable raza
vacuna, que no tiene rivales por su fecundidad y benefi-
cios, adorna el paisaje con sus innumerables manchitas ne- -
gras, blancas, amarillas, que salpican la inmensa pradera y
dan á toda la región un aire de paz y de descanso que infun-
de en el corazón no sé qué sentimiento de poesía arcadiana
y de serenidad patriarcal: son la vida y la tranq uiia hermo-
sura del Llano.
Donde no hay ganado ni monte, está la soledad de los
enormes espacios; nada que llame la vista, nada que se
eleve, sino la capá de una palmera ó de otro árbol; nada
que baje; á lo lajas, muy lejos, una bruma azulada pa-
rece alejarlo todo; reina una especie de silencio para la vista,
de paz en las líneas y en los colores; un descanso de todo,
que adormece los ojos y magnetiza la imaginación.

____ El Llano gigante, el Llano


En eterno coloquio con el cielo ___ _
y más allá desierto!
Acá ríos que corre n des bordados;
Allá valles que ondean
Como ríos etéreos de verd u ra;
Los bosq ues á los bosques enlazados;
Doquier la libertad, doquier la vida
Palpitando en el aire, en la pradera,
y en explosión magnifica encendida!

Quisiera tener, aunque no fuera sino para escrIbir


.algunas páginas, la pluma descriptiva de un Chateaubriand,
- 74-

para pintar estas escenas; si la pampa argentina, solitaria,


triste, sombría, supremamente melancólica y monótona, con
su cielo encapotado y SUE. vientos helados, ha inspirado estos
versos á Andrade, qué acentos no hubiera arrancado á su'
lira si hubiera conocido los Llanos de Casanare. en donde
bajo cada mata se presiente el insecto alistand'o sus alas
para 1uchar . por la vida; donde sobre cada palmera hay
un pájaro cantando la oda á la luz; donde en cada selva
virgen se adivina la posada del astuto y voluptuoso tigre-
que se prepara para el combate de la vida. Durante doce
horas cada día la tierra cruje bajo el beso continuo del sol in-
candescente, y la naturaleza, en fermentación perpetna, tra-
baja sin descanso en la transformación y reproducción de sus
formas inmortales! ___ _
A las 4 y 45' p. m. llegamos á la Mata de MarrerQ,
(alt. 225 metros). Cuentan, y como me lo han referido lo,
relato, que el General Marrero, acampado en este lugar, lloró
por el sufrimiento que le causaban las plagas de insectos.
La Mata de Marrero no es más que una reunión de
árboles y chamizas en medio de una sabana situada entre el
río Cravo al Este y Sureste y el caño de Cuiloto al Norte
y Noroeste.
Hay un pocito ó Jagüey de un metro de profundidad en
una depresión de la pampa, que suministra en muy pequeña
cantidad un líquido turbio y hediondo, que por cierto no
tiene ninguna semejanza con el agua de Torca,
Del paso de Cravo á la Mata de Man'ero hay 3i leguas;
de modo que desde Floramarilla hay 19~ leguas.
Temperatura á las 6 y 20' p, m ., 26°,
Lo mismo que ayer, cada uno coloca su hamaca entre
los árboles, comemos el asado, bebemos el café, y la tarde
acaba en amenas conversaciones que rueélan, como sucede
en viaje, sobre multitud de asuntos disparatados, problemas
sociales y políticos, cuestiones literarias, etc., al mismo tiem-
po que tratamos de lo que oos interesa más directameute aho-
- 75-

ra, como la geografía y climatología de la región, los indios,


la Historia Natural, las distancias, las comunicaciones, los
paaos de los ríos; pero poco á poco cada uno se va retirando
de la plática, y el campamento queda sumido en el más pro-
fundo sueño.
Jueves 8 de Marzo.-Temperatura á las 5 a. m., 20°;
amanece nublado.
Al momento de recoger las bestias se nota que faltan
eiete, entre las cuales van la del doctor Meclina, dos del doctor
Villate, la mía, y tres de carga; unos se dirigen en busca de
ellas hasta el paso del Cravo; otros hacia adelante de Oui-
loto; las cargas se despachan para el paso del Ele, á riesgo
de irnos á pie como lo propone el doctor Medina. Toda la
mañana se pasa en pesq uisas, inquietudes y su posiciones; y
la idea gener¡:¡,l que domina es la de que las bestias han sido
robadas durante la noche por los imlioEl.

IX

Por fin á las 12 y 15' D. Santiago Jiménez y el baquia-


no (Adolfo Tocaría), que se han metido al monte del caño
de Ouiloto, á riesgo de ser atacados por los indios, aparecen
con todas las mulas, q ne á pesar de estar maneadas se han
ido á la selva, á la sombra y en busca dEl agua. La alegría
es gen~ral, y nos ponemos en camino, abandonando á Mata
de Marrero, que si no nos ha hecho llorar por los mosquitos
como al General, ha estado á punto de dejarnos también
muy mal recuerdo por la pérdida de nuestros animales.
A las 2 y 20' p. m. llegamos al caño de Uuiloto, sin
corriente aparente ahora y con charcos y esteros palu-
diosos. La sabana es admirable y su aspecto encantador:
matas de palmas reales, morichales y herbazales altísimos y
d~ color de esmeralda, á pesar de la estación.
Visitamos el lugar de la antigua misión y pueblo de
Ouiloto; quedan todavía horcones de trompillo y matapalo,
-76 -

restos de los edificios, que se elevan firmes y solitarios en la


pradera desierta. Creen m uchl)s llaneros que hay tesoros en-
terrados en estos lugares por los Padres jesuitas, y han hecho
algunos trabajos de excélvación, abandonados actuaimente.
A las 3 y 50' p. m. llegamos á los alrededores del caño
del Rosario (Flores amarillas), á donde pararon los arrieros
y apearon las cargas por temor de entrarse sin nosotros en
Iguanito y Los Cuarteles, lugares que tienen fama de ser
muy frecuentados por los indios goahivos.
La distancia de Mata de Ma1'rero al caño del Rosario
es de tres leguas (altura, 180 metros B. el n. del m.).
Durante toda la noche los indios prendieron infinidad
de candeladas en el Llano, y se puede decir que estamos
acampados en medio de un círculo de fuego; el efecto es ad-
mirable y de un pintoresco y originalidad increíbles. Sin
embargo, algunos de nuestros compañeros no miran precisa-
mente el asunto desde el punto de vista artístico y pintores-
co, y quedan preocupadísimos con la idea de ~dgún atro-
pello ó ataq ue de parte de los goahi vos. A media noche llega
la inquietud de algunos hasta tal punto, que cualquier ruido
de rama quebrada, de roce de las hojas, de brisa agi tando
las palmas, se transforma en pisada de indios, en espionaje ó
asalto de gueHilla; el silbido de un pájaro se parece mucho
al guaruru, ruido particular que producen los indios soplán-
dose en la mano para darse aviso. Al fin uno de los nuestros,
agitado sin duda por la fiebre que lo tiene agobiado desde
antes de emprender viaje, dispara tres tiros de revólver contra
la sombra de un palo, lo qlle acaba de asustar y meter el des-
orden en la ranchería.
Viernes 19 de Marzo.-Con todo esto, y sin más nove-
dad, nos encontramos sanos y salvos al amanecer, sin ver ni
rastro de indiada. A la mañana hay fuerte rocio y neblina.
Nos ponernos en camino á las 5 y 50' a. m., y á las 6 y 30'
pasamos por la matas de 19uanito.
A los pocos pasos entramos en el estel'O ó raudal de
Iguanito, inmenso lago ó pantano donde el agua, á pesar de
-77-
la estación, Bube al pecho de las bestias. Este punto debe
ser completamente iutransitable sin embarcación en invierno,
y el estero en bre una extensión inmensa de tierras, con cuatro
ó cinco cuadras de ancho. Seria muy útil desviar el camino
y buscar más al Oeste otro paso mejor.
Tenernos que hacer descargar y pasar los baúles y peta-
cas en el lomo de 10B animales.
La sel va que encon tramos á la salida, llamada Los
Cuarteles, porque en estas matas (morichales) acampó el
,ejército libertador del General Bolívar, ofrece el aspecto más
lindo y fera.z: parásitas (orquidáceas), botolo ó carnesto-
lendas, árbol que da un magnífico algodón silvestre, caru-
tos (una fruta comestible), gllásimos (la corteza macerada en
.agua es un excelente depurativo de la sangre), ma.tapalos,
trompillos, laurel negro, guarataros (maderas de construc-
ción); el pionía y el bucare, árboles muy adecuados para
hacer sombra al café; herbazales magnificos; bandas de cen-
tenares dp, garzones y patos, que no se asustan con la presen-
cia del hombre.
Llevau de estos montes parásitas valiosas para Norte
América; las acomodan en jaulas de madera, con el mismo
pedazo de corteza donde han nacido, las llevan por tierra
hasta Arauca, d es de allí á Ciudad Bolívar por l<;>s ríos
Arauca y Orinoco, hasta el Océano, y luégo á Jos inverna-
deros de N ueva York, donde valen 20 ó 25 dollars cada una.
A las 8 y 45 a. m. llegarnos al Ele (ribMa derecha),
afluente del Cravo del Norte. Este río, á pesar de ser más
caudaloso que el Cravo y de haber sido designado por Co-
dazzi corno "principal" y desembocando en el Casanare
(á la izquierda naturalmente), pierde su nombre al juntarse
con el Crave del Norte: el uso llanero no ha ratificado esta
opinión geográfica á la vaguada, y ha consagrado y manteni-
QO el nombre de Cravo hasta la boca en el Casanare. En prue-
ba ele esto ha llevado siempre el nombre de Cravo el hato de
D. Socorro Figueroa, situado entre ]a boca de éste y el bajo
Casanare.
78 -

Antes y después del paso las Municipalidades de Araucs


y Tame han mandado hacer un desmonte de 20 metros de
anchura á derecha é izquierda del camino, con el objeto de
evitar las emboscadas y ataques repentinos de los indios, que
hace algunos años eran freeuentes en estos parajes.
El Ele se halla en este tiempo encajonado entre barran-
eas de arella blanca y arcilla de 5 metros de alto. N o hay
aq uí una sola piedra ni cascajo, como sucede en todos estos
ríos, desde la altitud de 200 metros para abajo. El anchc>
(50 metrus arriba del vado), de barranca á barranca, es de
48 metros 50 centímetros (distancia medida). En esta parte-
viene el río del Noroeste y parece dirigirse al Sur.
Nos hacen observar que sería muy útil y provechosc>
buscar el paso del Ele más arriba, con el fin de desviar el ca-
mino de los peligrosos raudales y pantanos de Iguanito.
La altura del paso sobre el nivel del mar es 160 metros.
La profundidad wayor actualmente es de 1 metro 40 cen-
tímetros (?); la corriente es muy moderada, y la construcción
de un puente de horcones, sumamente fácil y de poco costo;
pero la probabilidad que hay de que dure poco, abandonado
en estos lugares en manos de los indios, mueve al señor In-
tendente á decretar provisionalmente un paso de canoa á
cargo y bajo la vigilancia de la misión católica. que en breve
se establecerá entre Cuiloto y el Ele. La distancia del Ro-
sario (Flores amarillas) al paso del Ele es de tres leguas.
La confluencia del Ele con el Cravo se halla aproxi-
madamente unas 20 leguas más abajo (punto mediano entre-
el paso y la boca del Casanare en el Meta).
Tanto por el lado derecho como por el izquierdo del
río, en las sabanas vecinas hay bancos elevados muy adecua-
dos para la fundación de caseríos y establecimientos, y es
indudable que estas sabanas comprendidas entre el Cuiloto y
el Ele, son de las más fértiles y hermosas que hemos visto en
los Llanos.
Franq ueamos el río á caballo, levantando las piernas
para no mojarno3 el calzado; las cargas se pasan en la cabeza
-79 -

de los peones, que atraviesan sin dificultad, con agua basta


más arriba de la cintura.
El calor es muy fuerte, y marca el termómetro á la 1 y
15' p. ro., 340. Un poco antes de llegar al Lipa empezamos
á ver ganado, el primero desde El Limbo.
A la 1 y 50' p. m. pasamos el Lipa, afluente de la iz-
quierda del Ele (y no del Meta, como indican los mapas).
Según informes tomados luégo en Arauca que todav1a no
hemos podido verificar, desemboca en el Meta, á unas tres
ó cuatro leguas abajo de la boca de Casanare, un caño lla-
mado Lipa, que se forma en los llanos bajos.
El ancho, de barranca á barranca, es de unos 40 metros;
está el río, lo mismo que el Ele, encajonado entre márgenes
ue arena de 4 á 5 metros de alto, sobre las cuales natural-
mente desborda el río (como todos los de el:!tas regiones) en
invierno, desparramándose en los caños y raudales que
cruzan la sabana. El agua no ocu pa ahora más de 15 metros
de ancho, y la profundidad mayor DO excede de 30 cent1-
metros.
La dirección del 1'10 en el lugar del Paso es de N.O. á
S.E., y las dos costas, lo mismo que las de 100 otros ríos y
caños del Llano en general, se hallan bordeadas de selva., en
cintas que miden de 50 á 1,000 metros de anchura.
La distancia del Paso del Ele al del Lipa es de tres leguas.
A las 2 y 40' pasamos el caño de La Bendición, que des-
agua en el Lipa á la jzquierda; tiene generalmente en ve-
rano pocas aguas y 20 metros de ancho.
Yá las sabanas han cambiado mucho de aspecto desde
el Lipa; están muy arrasadas por la cantidad de ganado
aglomerado en esta parte, y son de yerbas cortas y que-
madas por el sol; se levantan, sembrados en la llanura, infi-
nidad de conoe, panes de azúcar, esferas ó globos de tierra
porosos, aglomerados por el comeJén en formas irregulares
que se parecen de lejos á trozos de piedra pómez. Hay muy
pocas palmas.
Encontramos unos arrieros que regresan con bueyes de
- 80-

-carga á Tame; son los únicos seres humanos que hemos visto
durante todo el viaje desde El Limbo.
Oomo toda esta sabana es inundada en invierno, repa·
ramos en ciertas matas y trozos de montaña el trabajo de
las aguas, que han abierto entre los árboles caños naturales
y laberintos de cerca de un metro de profundidad; llaman
este fenómeno surales.
Por fin, á las 5 p. m. acabamos esta larga jornada y
llegarnos á Guaratarito, á la casa del señor D. Pedro Oisne-
-ros. Hemos recorrido 10 leguas desde el Rosario (Flores
amarillas) .
Por frente de la casa pasa el caño Guaratarito, cuyas
aguas van á desembocar en el Orinoco (?). Este río es cabe-
cera del Sinaruco. Más arriba del hato del señor Cisneros lleva
.el nombre de Agua de Limón, y más abajo el de Socorro.
'Este caño tiene un desparramadero en Agua de Oaujaral :
u,na parte forma el caño de Marcote, el cual se une con el
N egro. Estos últimos caños forman el río Oapanaparo, y
abajo de su confluencia reciben el caño de Cubarro; sale éste
del Arauca, 12 leguas abajo de la ciudad.
Guaratarito es el centro de unas S8 banas pobladas por
unas 30,000 reses, divididas en varios hatos, de los que los
principales son lqs siguit'ntes :
La Pastora, al lado izquierdo del caño de La Bendición,
á tres leguas al O. S. O. de Guaratarito; pertenece al doctor
Manuel Forero, y cuenta unas 5,000 reses aproximada-
mente.
La Bendición, 4 kilómetros de Guaratarito, al O. S. O.;
dueño, Demetrio Oamejo; 15,000 reses.
El Socorro, 3 leguas al S.E. de Guaratarito; de Víctor
Machado; 5,000 reses.
El Guamo, t legua al N.; de Agustín Mendoza; 1,000
reses.
La Oascabel, 4 leguas al N.; de Rudesinda Herrera ;
400 reses.
Matas Infanteras, á 1 legua de Guaratarito y 7 al Norte
.del Socorro; de Oarmen Pacbeco; 1,000 reses.
- 81-

El Rosario Morenero, 5 leguas al N.O.; de Eladio Mo-


reno; 800 reRes.
El Roserío Medinero, 5 leguas de Guaratarito, al Este
del Rosario Morenero; propietario, Aristidt's Suárez; 400
reses.
y Gnaratarito, ue D. Pedro María Gisneros, con unas
1,000 reses y bonito atajo de bestias caballares, á 3 leguas al
S. S. O. de Arauca. (Altura, 165 m. s. el n. del m.).
El dueño nos hospeda con la mayor amabilidad, y á
pesar de ser muy numerosa la comitiva y de haberse queda-
do atrás las cargae, q ne no ll egan hasta las 9 de la noche,.
para todos hay comida, hamacas, chinchorros y campechana!)
(hamaca de cuero de res).
Sábado 10 de Marzo.-Salímos de Guaratarito á las 7 y
50' a. m., en dirección N. N. E., por unas sabanas algo pobres
de yerbas, á lo menos en esta época del año; el ganado está
flaco y se amon tona cerca de los charcos de poca agua que se
hallan en los caños á distancias considerables 108 unos de los
otros; el agua falta. ahora, y hasta se ve, por las tropas in-
mensas de aves que se agru pan al rededor de los estanques
casi secos, que si aquel Jíquido sobra en invierno escasea mu-
cho en veranq. Estas pampas aparecen como retostadas y
cansadas por las cantidades de ganados que las pisan desde
hace años, á pesar de que nos dicen que el pasto es muy nu-
tritivo, abonado, magnifico en invierno, y mejor para los ani-
males que el de sabanas nuevas. Siu embargo, da pena vér'
sin utilidad las inmensas, admirables y desiertas praderas.
comprendidas entre Gravo y Lipa.
A las 10 y 5' a. m. llegamos al Venero (casa), distante 4:
leguas de Guaratarito; á las 11 y 15' pasamos el caño de
Ghaparrito, á unas 2 leguas antes de llegar á Arauca, y á las
12 y 45', el caño de Garaballero, que se junta con el de Jinés,.
antes de desaguar en el Arauca, una legua abajo de la ciudad.
En este lugar nos encontramos con algunos caba.lleros.
de Arauca, encabezados por el Prefecto, D. Isidoro Talero,.
que vienen á recibir al doctor Medina. Seguimos adelante &.
toda prisa, y á 'la 1 y 50' estamos en la ciudad de Arallc8~
- 82-
En resumen: este viaje se ha efectuado con perfecta se-
guridad y comodidad, sin tropiezo grave de ninguna clase, en
.en 13 días, con las demoras obligadas de la visita oficial; no
ha presentado dificultad ni peligro, pero se debe añadir que
ha tenido lugar en la época más propicia del año, y que en
invierno, ~e comprende, debe ser sumamente trabajoso.
La distancia total de Támara á Araucel. es de 69-} leguas,
divididas así:

De Támara á Pone _________________ _ 4 leguas.


De Pone á Pore ___________________ _ 3
DePore á Moreno _______ , __________ _ 4
DeMoreno á La Virgen _______ ______ _ 31.
z
DeLa Virgen á Chire ____________ • __ 31.
2
De Ohire á Coroza!. ________________ _ 41.
2
De Corozal al paso del Casanare ___ ~ __ _ 1
Del paso del Casanare á Tame _______ _ 71.z
De Tame á Los Aceites _____________ _ 51.
z
De Los Aceites á El Limbo __________ _ 41.z
De El Limbo á Floramarilla _________ _ 2
De Floramarilla al Paso del Cravo ____ _ 7
Del Paso del Cravo á Mata de Marrero_ 31.2
De Mata de Marrero á caño del Rosario_ 3
Del caño del Rosario al Paso del Ele __ _ 3
Del Paso del Ele á Paso del Lipa _____ _ 3
Del Paso del Lipa á Guaratarito __ ____ _ 4
De Guaratarito á Arauca ____________ _ 8

Distancia de Támara á Arauca ________ 74-} leguas.

Quitando el aumento de trayecto pasando por Pore y


por La Virgen, que equivale el uno á 4 Y el otro á una,
quedan 69 leguas y media de Támara á Arauca, y 146 de
Bogotá. (Dice Codazzi 119 leguas).
CUARTA PARTE

ARAUOA y ARAUQUITA

Esto dirás á los hijos de Israel: El Señor


de vuestros padres, e l de Abraham, el Dios
de Isaac, y el Dios de Jacob, ha mandado
pasarles de aquella tierra á una tierra buena
y espaciosa, á una tiena que mana leche y
miel, al país del Chananeo.
(Libro del Exodo, Cap. TIl).

Domingo 11 de JJla1'zo de 1894.-Arauca es, según 10


-que hemos visto hasta ahora, y los datos generales recogi-
dos, la población más ür!portante de Oasal]are; se halla si-
tuada por 6° 32' de latitud Norte y 30 23' de longitud Este;
á 170 metros de altitud s. el n. del m. (Codazzi, 179 metros,
28° de temperatura media). Tiene actualmente unos 2,000
habitantes en el casco, y 4,000 en el Municipio.
Difícil es, sin haberlo explorado hasta sus fuen tes en
verano, designar de una manera positiva las cabeceras del
Arauca. Los que han recorrido las regiones al Oeste de Arau-
quita nos han dado informes muy vagos, porque en general
son hombres de pocos conocimientos; la única persona que
ha podido darnos alguna luz es el señor D. Víctor Robin, que
conoce bastante bien la parte comprendida entre el Sarare y
Tame.
Según sus datos, los ríos Oabugón (nace en los cerros
Güicán), Margua ó Chitagá, y Oobar1a fonnan el Sarare.
Los ríos Bojaba, Royatá, Satocá, Banadía, La Oolorada y
.el Outufí forman el Arauca. Es bien entendido que esta
distinción se puede hacer solamente en verano, porque en
invierno se forman enormes desparramaderos entre estos d08
- 84-

ríos. Esto viene á oonfirmar la opinión del señor D. F. J.


Vergara y Velasco, que dice con mucha razón: ;c El Sarare-
no es rama madre del Apure; en los desparramaderos da la
mayor parte de su caudal al Arauca y muy poco al Apure,
aun cuando en otra época no sucedía así."
Lo cierto es que muy mal colocados están en el mapa
de Boyacá los desparramaderos del Sarare, porq ne e'3tán jus-
tamente en el lugar que deben ocupar los caseríos y las plan-
taciones de Arauqnita, salvo que también esté errada la po-
sición de Arauca, lo q ne es menllS aceptable.
No existe, ni se conoce, ningún río Ara.uquita, como
marca dicbo mapa.
El Ara..uca pasa en dirección N.O. al S.E. y á unas
10 cuadras de distancia del centro de la población, que se
prolonga hasta su margen derecha: El rio, actualmente en su
mayor sequía, tiene unos 120 metros de a,ncho y 150 de ba-
rranca á ba.rranca. Las márgenes se elevan 4~ metros sobre
el nivel de las aguas en ese tiem po; la profundidad es toda-
via muy considerable en frente de Arauca, y no baja de 8 ~
9 metros.
En invierno desborda el rio por todos lados, cubre la
sabana á leguas de distancia, inunda las calles de la ciudad
y hace el tránsito imposible sin canoa fuera del centro
mismo de la población, que queda como un islote en medio
de un mar. Este es el gran inconveniente de Arauca; des-
truye las casas, quita toda seguridad para los edificios, todos
de barro, pues no se encuentra una sola piedra.
Desgraciadamente este mal es irremediable sin una ca-
nalización completa y costosísima del rio desde muy arriba
de la ciudad y sin largas operaciones de drenaje y de dragaje.
Atraviesa por en medio de la ciudad un brazo del río,
llamado Caño de Arauca, de unos 3 kilómetros de largo, por
donde entran en invierno los bongos (barcas) que vienen de
Ciudad Bolívar por el Oriente y de Arauquita por el Occi-
dente. Sobre este caño se ha construido un bonito puente de
madera de 35 metros de longitud, por 4 de ancho, y cubierto
con hojas de zinc; costó $ 10,000.
- 85-

Hay en Arauca casas de comercio y almacenes bien sur-


tidos, pero todo es carísimo: una. panela vale 5 reales; una.
botella de brandy $ 8; hay escasez de brazos para todo tra-
bajo ú obra: una puerta ó una ventana de madera cuesta
$ 60; una viga sencilla para techo, $ 8 á $ 10, etc.
Pero hay capitales fuertes, desahogo, y pequeño centro
social, representado por personas inteligentes y cultas. Hay
buenatl casas particulares, con comodidades y algún lujo in-
terior; la iglesia es grande, aseada, y bien adornada, en com-
paración con las demás de Oasanare. En este tiempo el culto
corre á cargo de un Párroco de nacionalidad venezolana y
un Padre español con su lego (de las misiones de Oasanare).
La casa de la Municipalidad es espaciosa y tiene un
salón de 40 metros de largo, enlodado con baldosas de mármol.
No se admiten billetes á ningún precio; sólo circula el
oro, la plata de 0'835 y el níquel.
El pueblo del Amparo, situado al frente de A rauca en la
costa venezolana, tiene unos 300 habitantes, 3 ó 4 almacenes
de considerh-ción y teléfono para comunicarse {lntre ellos.
Hay extranjeros en Arauca, principalmente venezola-
nos; luégo vienen los italianos, los tnrcos, algunos franceses,
corzos en su mayoría y un alemán; todos con buena posición
social.
Las señoras visten con gracia y elegancia, y hay con
frecuencia reuniones y bailes; reina gran afición á las riñas
de gallos.
Los vapores de Oiudad B ,)lívar suben en los meses de
Junio, Julio y Agosto, y hacen viaje redondo de ida. y vuelta
en 15 días, y en 18 hasta Trinidad. Se baja al Orinoco en 4
días.
Las estaciones son muy marcadas: sequía absoluta ó
lluvias torrenciales y continuas. Los meses de mayor verano
son Enero, Febrero, Marzo y Abril.
Los bongos tran8itan en toda época de Arauquita á
Arauca y á Oiud~d Bolívar, y ca.rgan hasta 200 quintales.
El bongo es una barca de 8 á 10 metros de largo y 3 de
7
- 86-

ancho, con toldo de guaduas, palmas y bejucos en la parte


media; puede traer un Talor en mercancías de Oiudad Bolí-
var de $ 5,000 á $ 6,000. Los principales negociantes de
Arauca y Arauquita tienen Ims bongos propios. Nece~ita un
bongo cinco hombrt:!s de tripulación.
Se anuncia la. llegada de un vapor por medio de una
guarura, concha de pez agujereada, que produce, soplando
en ella, un silbido agudo que se oye á gran distancil'l.
Hay en el do gran cantidad de caimanes; toninas (aqui
dicen atoninas), tembladores, 11)nchos pescados y mari8COS.
En los montes, al rededor, hay caucho negro, guaduas
y buenas maderas de construcción.
Los araucanos usan mncho el chtmo, extracto de tabaco
en pasta para mascar, y lo llevan en una cajita de cuerno.
Hay una banda de música que, según hemos podido
juzgar por la serenata ejecutada ayer en obsequio del séñor In-
tendente, está compuesta de verdaderos artistas: son italianos.
Arauca es asiento de una Aduana nacional y tit-'ne co-
mercio importante, principalmente la exportación de ganado,
con los pueblos venezolanos del Apure.
Se consumen 70 reses mensuales.
En las sabanas del Distrito de Arauca se calcula que
hay de 90,000 á 100,000 reses.
Hace mucha falta un hotel ó casa para huéspedes: harí",
excelente negocio quien estableciese una de esta clase.
La distancia aproximada de Arauca al Paso del Vif'nto
el! de unas 30 leguas. Hay también camino de tierra: se
emplean 3 días.
El clima no es Bano; reinan las fiebres, princi palmen-
te en invierno, y el calor es excesivo.
Temperatura (dos días de observación): á las 10 a. m.,
300; á la 1 p. m., 32°; á las 2 p. m., 33°; á las 9 p. m., 300;
á las 12 de la noche, 29°; á las 6 a. m., 27°; á las 10 y 30
a. m., 29° (nublado y brisa); á la 1 p. m., 3:2°; á las 7 p.
m., 30°.
Lune8 12 de Marzo.-Montarnos á caballo á 188 8 a. m~
- 87-

y vamos á dar solos unas vueltas ó paseo por ]08 alrededores


de la ciudad. Primero al S.O., donde hallamos bajas caña-
das (secas ahora) y sabanitas entrecortadas de montecito y
matas . Es la parte que corresponde á la ribera derecha del
Arauea, al Occidente de la ciudad. Seguimos el rodeo y de-
jamos á nuestla derecha los senderos que van por la pampa
hacla el Sur (Guaratarito) y nos dirigimos al ;' Oriente, es
decir, bajando el río. Entrarnos en una selva que orilla la
costa en un espesor de media legua, 5 Ó 6 kilómetros al través
de una montaña formada de hermosos árboles, guaduas, her-
bazales que suben hasta los hombros á pesar de ir á caballo¡
~ hasta que desembocamos en una barranca que domina el rio
á unos 5 metros de alt)Jra. El Aranea, completamente recos-
tado sobre la fron tera venezolana, deja al1í descubierto un
inmenso playón de arenas blancas de ancho de 150 metros, y
ocupa un lecho ~e sólo 50, 10 que le da en esta parte II na
anchura total de 200. Corre en la misma dirección que entre
Arauca y Amparo, es decir, de O. á E.
Martes 13 de Marzo.-Temperatura: á las 6 a. m., 25°;
á las 10 y 30, 29i o ; á las 12 m., 31 0 •
Emplearnos el día en hacer un pequeño croquiA de la
ciudad y en preparar nuestro viaje para mañana, en d irec-
ción á A rauquita. El doctor Medina, detenido aqui por
asuntos interesantes de la visita oficial, ha tenido á bien
mandarnos en comisión á Arauquita para estudiar dUJante
algunos días esta feraz región, uno de los puntos agrícolas de.
Casanare y verdadera" tierra prometida," según se dice, por
la riqueza de sus cacaotales y cafetales.
Desde que estarnos aquí hemos adquirido algunas rela-
ciones con los principales ne~ociantes de Anmca, amigos
en general hospitalarios y de agradable trat.o. Entre ellos re-
cordaremos con simpatía á 108 señores Carmelo Carnacho,
Demetrio Camejo, Santiago Mujica, Diego Gavidia, Félix
Valois Colmenares, Héctor Mursi (ita!iano), Vid(,r Rubin
(francés), Juan Domingo Franceschini (francés y Có[)t-ul
'l"enezolano).
- 88-

Hace yá unos siete meses que los goahivos no vienen


á Arauca por motivo de atropellos de lo!> blancos, pues
se cuentan hechos muy vergonzosos y desagradables ejecuta-
dos por estos últimJs, que se han mo!>trado más salvajes en
muchas circunstancias que aqnellos infelices. Por estas razo-
nes no hemos experimentado la satisfacción de verlos duran-
te el viaje, porque, miedosos yá, huyen y se ocultan al mo-
mento que ven una caravana, y tendremos que ~Iguardar para
h~blar con ellos hasta que los encontremos á orillas del Meta.
Sin em b¡¡ rgo, vemos un joven goahivo, de trece á catorce
años, en la casa de los Padres misioneros de Aranca. Tiene
bonita fisonomía y buena estatura; el tipo recnerda algo de
la raza asiática por la forma de los Oj5S y la nariz.
A la 1 y 55 p. m. empieza á lloviznar durante una bora,
y luégo, á las 11 y 45 de la noche, principia una lluvia que
se prolonga hasta cerca <le la una de la madrugada.
Miércoles 14 de Ma1·zo.-Provistos de los documentos
oficiales necesarios para acreditarnos en Arauquita, con el fin
de que se nos facilitasen los datos y auxilioR que pudiéramos
necei'lÍtar, y con varias cartas de recomendación para los se-
ñores Enrique B. Martín, General Policarpo Peraza, Luis G.
Vageon (francés), Julián Marín N. (Alcalde), nos embarca-
mos á las 8 y 50 a. m. en la falúa del Resguardo de Arauca,
con u n piloto y dos bogas; la canoa tiene unos 9 metros de
largo y 7.60 de ancho; es vieja y hace agua. Llevamos víve-
res (carne, plátanos, café, manteca, panela, etc.) para unos
ocho días, que es el tiempo que pensamos emplear en este
viaje (ida y vuelta).
El río conserva todavía durante media legua la misma
anchura que en la parte de Aranca, con excepción del lugar
llamado Playón, donde se abre unos 60 á 70 metros más
y deja descubierta una inmensa playa de arena blanca.
El río, que se halla en su maJor sequía, descubre ba-
rrancos de 4 á 6 metros de altura, y debajo de la capa vegetal
y arenosa se ve-flor de agua-una de greda arcillosa.
Recordamos mucho, por !:Similitud, las orillas del Atrato
- 89-

y nuestras excursiones por los ríos del Ohocó. Vamos encan-


tados entre estas orillas bajas y uniformes, casi desiertas,
cubiertas de montes vírgenes, bajo un cielo triste y encapo-
tado; una brisa templada refresca la atmósfera; un libro
de verso¡:: de Alfredo Musset delante; la brújula, los termó-
metros y barómetros á la izquierda; la libreta de apuntes y
el lápiz á la derecha; conversamos de tiempo en tiempo con
el timonel, Roberto Tailor, viejo lobo marino del Anucn,
interrogándole sobre tal ó cual caño.
Sal ta uno de los bogas sobre un gran plnyón y trae una
docena de huevos de terecay (especi e de tortuga). Estas y
otras de mayor tamaño que la terecay depositan sus huevos
en hoyos, en la arena, hasta 100 y 150 en un mismo nido.
Hay que ten er alguna práctica para reconocer los nidos,
porque quedan perfectamente tapados y al nivel de ll! playa.
Los toninas emergen y la~zan sus resoplidos que se pa-
recen á la tos ó al estornudo humano; este pescado no ea co-
mestible, pero lo cazan con harpón por el aceite, que sirve
pa ra pI alumbrado.
Hay muchas palizadas y troncos atravesados en el lecho
del rio, y la navegación no es fácil; sería muy útil que en
verano ~e manden, de tiem po en tiem po, a 19l1 nos hom bres á
trozar los troncos que estorban y son peligrosos.
Después del punto llamado La Angostura y de pasar á
Playones grandes (Mata de candela), en las orillas dfl lo~
cuales se ven dos ó tres cabañas, desembarcamos á las 11 y 30
en Macoya de guafa (guaja es el nombre dado aquí á la
guadua), donde hay una pequeña choza habitada por un
hombre y una mujer, quienes hicieron tÍ principios del año
una roza de bastante extensión; pero á pesar de ser elevado
el terreno, unos 6 metros sobre el nivel actual de las aguas,
está expuesto en las crecientes fl1~rtes á ser inundado: se
comprende mny fácilmente que con este peligro constante de
todos los años, nadie se dedique de una manera formal á las
labranzas y sementeras cerca de Arauca, y que toda la agri~
cultura haya tenido que retirarse á las partes altas del 1'10,
90 -

como sucede en torios los grandes ríos ele Colombia. (Magda-


lena; Atr'ato): de esto no tienen la culpa los habitantes sino
la uatllraleza, y no hay que acusar á la ligera ciertas pobla-
ciones de tierras bajas, de holgazanes é inútiles. En las re-
giones donde la tier~'a contiene minerales, el hombre se hace
minero; á donde no puede crearse más que ganado, como en
la mayor parte de los Llanos de Casanare, se hace vaq Ilero,
y hace bien porq ne lo guía su ¡nstin too No se debe forzar la
naturaleza de una manera absoluta-algunas veces, á fuerza
de dinero y de ciencia, se la puede mejorar; dominarla
en absoluto, nunca,-el hombre es para ello demasiado
pequeño.
Se puede canalizar un río, hacerlo navegable quitándole
arrecifes y escollos; pero si no tiene bastante agua, es poco
probable que se pueda aumentar ésta; se puede secar un
pantano; hacer menos insalubre una sección reducida; pero
si llueve seis meses al año sobre una área baja, casi sin de-
clive, cerra(la, de 3,000 ó 4,000 leguas cuadradas, ¿ por
d6nue se le harán desagües?
El hombre individualmente, si no es llel todo salva-
je, hace en Ull país lo que se pueue emprender en él; des-
pués, que el Estado lo ayude, aumente las escuelas, las vías
de comunicación, la navegación de los rios, los telégrafos,
los ferrocarriles, si son posibles y si son necesarios (que al-
gunas veces no se necesitan y es mejor agua) dar); este es
el deber de todo Estado.
Pero se debe siempre ser muy prudente cuando se trata
de juzgar la producción de los habitantes de ciertas regiones.
¿Por qué no fabrican allí paños, telas, etc. ? Porque un metro
fabricado en este lugar costaría ahora lo que cuestan diez
introducidos de fuera. ¿ Por qué no han hecho aquí un fe-
rrocarril? Porque no hay ni mercancías ni pasajeros para
sostenerlo, y si se construye 50 ó 100 años demasindo tem-
prano, hay riesgo de q ne la em presa. muera de inacción, corno
ucede actualmente en el Perú. Esto no quiere decir que un
ferrocarril no fomen te algunas veC!-'B con rapidez el tráfico de
- 91-

una reglOn, pero para acometerlo hay que estar muy seguro
de que ésta pueda llenar en breve esas condiciones, y dé el
resultado apetecido.
Es lo mismo en cuestión de inmigración: no hay nunca
que forzarla; ella viene sola y mejor, cuando es ellllomento.
Los Estados U nidos de) Norte, que sepamos, no han estable-
cido nunca agencias de inmigración en Europa. Sin embargo,
han tenido que rehusar gente, q ne moderar la invasión. Vean
la Argentina, ¿ á dónde la ha conducido esta inmigración
provocada? i Oasi al borde de la ruina!
y también hay otros inconvenientes que evitar: el
hombre del páramo nada vale á 100 metros sobre el nivel del
mar (hablarnos en ruasa: no nos referimos á individualida-
des), y el hombre de la Oosta muere en la nieve; el suelo
yel clima hacen la raza, lo mismo que la planta, que muchas
veces perece al trasplantarla!
Hasta las ideas entran en esta misma teoría, lo mismo
que los seres animados y la vegetación; los Gobiernos y las
formas políticas, lo mismo que las artes, las literaturas, las
filosofías, son producto del lugar y del tiempo, del suelo y
del clima, el fruto de una raza y de una época!
N os estábamos extraviando con estos pensa.mientos que
nos habrian llevado muy le.ios yá del origen de eltos, que era
la raza del pobre hombre, cuando nos lla'mó uno de los bogas
para enseñarnos una morrocota (pescado de escama) de color
amarillo como el oro (de allí su nombre), q ue pe~a ba lo menos
media arroba; la acababa de sacar con el guaral y un anzue-
lo grande al cual había puesto por carnada un pedazo de
plátano maduro. La mejor comparación que se puede hacer
de la carne de este exquisito pescado es decir que se parece
á ]a de gallina.
A la 1 y 40 p. m. embarcamos.
A las pocas cuadras encontrarnos una canoa que acaba.
de vol tearse en el Su 1to de Concha, que es una caida del rio
de poca altura, pero donde la corriente es muy violenta: ha
perdido parte de la carga;, que se componía de plátanos de
Arauquita.
- 92-

Eo el Torno hay de trecho en trecho algunas casitas-


con labranzas, que se anegan en invierno. Oomo cayó á.
las cuatro un violento aguacero con tormenta, resolvernos
parar y nos apeamos en una hacienda donde hay tres caba-
ñas de palmas muy limpias, y unas bonitas semf\nteras de
caña dulce, maíz, plátanos, fríjoles, yucas, tomates, cala-
bazas, ahuyamas, ajíes, cebolletas y lechugas; vimos también
allí una clase de fruta etlponjosa que, una vez seca, sirve de
colador para filtrar cualquier líquido; la llaman aquí eltro-
paJo.
El dueño, q ne parece un hOll bre muy trabajador y ac-
tivo, me dijo q ne todo se cu bre de agua en invierno ,y le oca-
siona cada año' pérdidas. Sin embargo ahora está todo muy
bien arreglado y con aspecto muy halagüeño; la zona está
encerrada por magníficos bosques de palmas reales.
Oon las vueltas del río recorrimos unas siete leguas, pero
por elevación este punto no dista de Araca más de unas tres
y media á cuatro leguas, al Oeste. El río da. aquí una gran
vuelta (por este mot·ivo llaman esta parte El Torno) y
corre de S.E. á N.O. Con la parada de dos horas emplea-
mos cinco para subir.
El aguacero refrescó mucho la temperatura: el termó-
metro marcó 25° á las 5 y 30' p. m.
Hay costumbre en todas estas casas aisladas de mante-
ner muchos perros-aquí contamos catorce,-sea para ca-
zar, sea por miedo á los indios ó á los tigres, y en el hato
del señor Antonio Zamudio, La Forzosa, situado en la
costa venezolana, ocho leguas abajo de Arauca, hay más de
cincuenta; cuando viene algún forastero á la casa tiene que
llamar desde la palizada para que venga algún criado á dis-
persar los perros con palos y conducirlo á las habitaciones.
En lo que hemos recorrido hoy, la margen izquierda (Ve-
nezuela) parece más desierta que la de Colombia, y no vemos
una sola cabaña ni lt\branza.
A pesar de que noe dicen ::¡ue hay muchos caimanes, no
hemos visto todavía uno.
- 93-

Hay algunas nuevas variedades de palmas: la que lla-


man la palma de agua, muy parecida á la palma real; tiene
los mismos uSús (aceite de alumbrar, cubrir y empalmar las
cabañas); la maporilla, la macanilla, la palma de leche; al-
gunos palmichos y muchos platanillos (heliconia hirsuta) ;
caimitos, palo que da una resina que al quemarla tiene olor
á incienso.
J~tev¡es 15 d~ Marzo.-Anoche se serenó el tiempo hacia
las 8, y la luna alumb ró una noche deliciosa y sin un solo
mo~q ni to.
Salirnos á las 5 y 45'. Las corrientes son muy variables,
así como la anchura, que varia de 150 á 200 metros. Hay
partes donde las aguas son muy rápidas y la navegación tra-
bajosa por motivo de la cantidad de troncos, palos, paliza-
das, que son un peligro continuo y de los bancos de arena,
donde la canoa se vara con frecuencia; á causa de las pocas
aguas.
A las 7 llegamos á Buenavista (costa venezolana izquier-
da), cabaña en medio de un90 sabana, donde nos demorarnos
cerca de hora y media para el desayuno de los señores mari-
neros del Resguardo. Se pierde así la mitad del día en las
horas empleadas para Jos desaynnos, almuerzos, comidas y
cenas, porque necesitan cerca de una hora para hacer can-
dela, freír la carne y los plátanos, y preparar el café, y luégo
otra hora para toma.r dichos alimentos á todo sabor y como-
didad.
En el jardincito que hayal rededor de la cabaña vernos
la penca cocny, que da un licor espirituoso muy apreciado
en Venezuela (ponen las hojas á la candela y las exprimen) ;
ademas lo toman las mujeres (;omo emenagogo; la tua-tua,
planta medicinal que hemos observado yá en Labranzagran-
-de; el orozuZ, bejuco cuya hoja. sirve, dicen, para curar la
lepra.
Marchamos á las 8 y 15' a. m.; el cielo está despejado y
el calor muy fuerte: observarnos en la canoa: á las 9 y 30',44°;
á las 10 y 15', 46°. El sol bace salir algunos e airnanes á la
playa, pero son pequeños.
- 94-

Antes de llegar á Todos Santos, dejamos á la dere-


cha (subiendo) la desembocadura del brazo del río Viejo, y
seguimos por la ribera derecha (bajando) la fron tera colom-
biana. La isla Grande (tiene más de 1 legua de largo), for-
mada por estos dos brazos, pertenece á Colombia natural-
mente, y es el 1'10 Viejo el que sirve de limites. Esta isla
tiene algún ganado, haciendi ta de caña de azúcar y trapiche.
Las orillas y playas de los dos lados están muy pobladas
de aves y pájaros, alca'r avanes, patos codúas y guachara-
cas, que hacen un ruido ensordecedor.
Vemos también arucos, aves grandes, parecidas en su
forma al pavo real, de color pardo con pintas blancas (sara-
biado) y una pluma erguida en la cabeza como una cresta;
hermosa ave que se pasea majestuosamente en las playas.
La tirana (ó tígana como dicen otros), pájaro pequeño
y muy lindo; por RU forma, color y modo de andar, es una
pava en miniatura.
A la 1 y 30' p. m. atracamos á Todos Santos, caserio
de unas 30 cabañas ó chozas de miserable aspecto y hechas
de guaduas y palmas. Está situado sobre un barranco tajado
á pico, de 4 ó 5 metros, que hay que trepar gateando, en
este tiem po de merma de las aguas, porq ue la indolencia y pe-
reza de los moradores no les perm i te em pl ear una hora en
tallar algunos peldaños en la greda para hacer más fácil el
acceso.
Todos Santos no tiene más de unos diez años de exis-
tencia, y parece yá en decrepitud. Sin embargo, matan aqui
todos los días reses y llevan la carne á Arauquita. Nos
dicen que hay día que matan dos y tres reses, y conversando
con un individuo de allí dícenos que ha venido á llevarse 50.
La agricultura podría ejercerse yá aquí con algún pro-
vecho, porque nos dicen que las inundaciones de invierno no
dnran más de 12 á 15 días al año y son poco daLosas para
las sementeraR; el terreno es excelen te y la capa vegetal tiene
más de un metro de eBpesor.
Del otro lado de la isla. la ribera venezolana está desier-
- 95-

te.. La altura s. el n. del m. es de 180 metros . La distancia


-de Todos San t0S á Arauca por tierra no pasa de 7 leguas y
11 por el río (por las vueltas).
Embarcamos á las 8 y 40' p. m.
Después de ' Todos Santos la navegacJOn se mejol·a
'mu cho~ hay menos troncos y palizadas, y la corriente es más
·mansa; el brazo en el cual estamos tiene de 60 á 70 metros
de ancho.
Hacia las 5 p. m. llegamos á las primeras cabañas de la
¡parte' de esta orilla, llamada La Palmita, y que se prolonga
más de 1 legua, con varias labraucitas y sementeras, cañave-
'mIes y platanales. (Ribera derecha [lJ, Colombia). Luégo
pasamos delante de la cabecera del brazo del río Viejo y del
{}año de Santa Bárbara, que nesemboca á la izquierda (Ve-
mez uela).
A las 6 y 5' desembarcamos en la ribera derecha en
'un a haeieodit.a, donde hay unas dos cabañas ó enramadas de
,p almas, situada frente á una islita llamada Buriguí, formada
po r el río, que se divide otra vez en dos brazos, durante un
.(}orto trayecto. El dueño tiene plantaciones de tabaco y
fabrica -chinw.
Los mosqnitos (puyones y jejenes) y lOA murciélagos
'p ululall y nos dejan apenas poner algunas notas en nuestra
eartera; el río crece con fa pidez.
Viernes 16 de Marzo.-Al amanecer la creciente había
hecho subir el río más de dos metros, lo q l1e estuvo á punto
de retardar nuestra llt>gada á Arauquita, que debía ser al día
siguiente. Había mucha humedad en el aire.
Embarcamos á las 5 y 30' a. m.
Las aguas están mny turbias, mugrosas y cubiertas de
grandes manchas de espuma amarillenta y sucitl; arrastran
muchoR palos y palizadas.
A las 7 y 30' llegarnos á Cañafístula, reunión de dos

Cl~ Siempre que hablamos de derecha 6 izquierda, y que no añadimos


la palabra subiendo 6 bajando, es mirando río abajo, es decir, hacia la boca,
.e~mo se acostumbra cuando se habla geográficamente.
- 96

brazos de río que se separan muy arriba en el punto Ha- -


mado Boca del Cogoyal (abajo de Aguasnuevas, cerca yá de
Arauquita), formando una isla grande que es venezolana
porque el brazo de la izquierda es nuevo y el rio madre 6 ·
viejo está á la derecha y es naturalmente el que forma el
limite.
N os enseñaron un poco más abajo de Cañafístula una·
ceiba que la tradición recuerda como marcando el punto (?)
por el cual atravesó Bolívar viniendo de Venezuela con el
Ejército libertador.
Llegamos á la última casita que hay, hasta tocar en los
primeros caserios de Arauquita (Aguasnuevas). Se halla
precisamente en la unión de los dos brazos Oañafístula y
en la costa venezolana. Desde este punto no volvimos á en-
contrar alma viviente; nos quedamoA algunos momentos en
esta cabaña donde vimos una terecay que pesa unas 10 libras ;
las que llaman tortugas pesan hasta 40 y 50.
A estos animales y á las tortugas los pescan con anzue-
los grandes y carnadas de plátanos maduros.
Hay muchas otras clases de tortugas: el ga lápago, más
pequeñl"\ que la terecay; la hicotea, tortuga verrugosa con
prominenc ias salientes; el morrocoy, anfibio, vive más en la
tierra que en el agua, es la tortuga de tierra en Europa, pero
mucho más exquisita.
Colgados estaban al la.do del pescado seco, cachan ca y
caribe, algunos peda~os de cuero ·de un novillo que acababa
de destrozar un tigre que asola los alreded ores y ha destrui-
do mucho ganado desde hace algunos díA.S . Mataron la tigre,
pero al macho no lo han podido coger todavía.
También hay en la casa una oropénuola ó mochile:o do-
mesticado; llaman aq ui este pájaro conato.
En Cañafístula tornamos por el lado derecho, entre J~
frontera colombiana y la venezolana, es decir, el río Viejo,
que es camÍno mucho más corto qUe el otro, pero en verano
tiene generalmente mny poca agna y está casi seco é innave-
gable; de modo que la crecien te en 1ugar de perj udicarno8
- 97-

.,c omo lo habíamos temido al principio, nos ha servido para


"acortar el trayecto.
A unos 3 kilómetros arriba se divide también este río
Viejo pn dos brazos y entramos en el de la izquierda, que se
IÍamn. La Pelona (sin malicia), y mide unos 25 á 30 me-
tros de anchura por 1,500 de largo, y luégo volvimof{ á salir
~n el río Viejo (100 de ancho).
Las sel vas de los dos lados se com ponen en su mayor
parte de cañas-uravas, glladnales (aquí dicen guafales) y
guamas; se veo también muchas palmera¡;, entre las cuales
:h~y algunas maporas, una de las más graciosas, con su tron-
·.co redondo y grueso en la base; murrapo, que llaman luca-
'tebas, y de cuyo cogo1lo tie saca una buena. PFlja para tejer
sombreros; flor amarillo que llaman en Arauca chicala, ya-
,Y'um<J Ó yagrumo, como dicen, porque estropean todos los
,nombres y cuesta trabajo reconocerse en medio de todos estos
cambios, porq \le el mismo palo se llama de una manera en
Jos llanos de Pare, Moreno y Tame, de otra en los de Oroeué,
de una tercera aquí, etc., sin contar que en Antioquia ó en
el Ohocó ó en el Magdalena la hemos conocido bajo un cuarto,
yseguramente que si existe en el Tolima lleva un quinto nom-
bre; y así pasa con los animales, aves, pájaros, pescados, etc.
Estos montes presentan un aspecto muy pintoresco;
están cuajados de animales y resuenan con rnidos y cantos
flOrprendentes; los gritos de los micos colorados y barbudos,
de UD tamaño mayor que el de la marimonda (aluates), muy
buen bocado, llamados aragatos, se parecen al sopl ido de lo!!
':vientos de tempestad.
A las 11 a. m . dejamos el brazo derecho del río Viejo
(Los Angelitos) y entrarnos en otro llamado Matapalito,
de modo que siem pre vamos costeando á la izquierda (dere-
-cha snbiendo) la isla Grande venezolana, y á la derecha te-
nemos la otra colombiana; dejamos también á la izquierda
el Brazo de la Romería q \le sale de Santa Bárbara (for-
mada por La Oeiba y Oogoyal,-brazos nuevos venezolanos).
A las 11 y 30'-45~o temperatura-vemos grandes cai-
manes de más de dos metros de largo.
- 98-

A las 12 y 10' paramos en una playa para hacer el a l-


muerzo; mientras se cocinaba pescamos dos caribe~, como
de dos libras <:ada uno, con pintas doradas en el lomo, vien -
tre colorad!), boca grande armada de dientes cortos y agudos
qu e, al decir de los bogas, trozan tod o lo que encu entra n -
un bagre de 6 á 7 libras, de la c1a, e llam ada tum ame ( pes-
cad o de cu ero, con una raya ah ondada t' Il el hu eso de la
frent e, y pi.ntas negras) :
Continuamos marcba á la 1 y 50' p. m., y dos cuadras
arriba volvim os á juntarnos co n el río Vit'j o.
Ad emás de los mosq nitos y zancud oR, bay un a mosca
negra llam a da anguleta, cuya piducara es muy dolorosa ; en
invierno hay otra amarilla que llaman mosquilla.
Vimos varios boJade1'os de dantas (tapirus p aquider-
moL· gatos de monte (llamados tambi é n gato sel'va nte.), c7¿i-
quires anfibios, el mismo que llaman poncho en el Magdalt'n a,.
especie de marrano q ne tiene cabt'za de conejo menos las orej as,
que son cortas y redondas, y da carne muy buena qu e se usa
en cuares ma com!) la del pescado; cachicamos (armadillo,.
dasypu8 tricinetus, desdentado), dll que hay tres variedades ::
el armadillo propiamente dicho, el montañero y el sahanero,
siendo el último el más pequeño; la lapa (guagua de An-
tioquia?) dasyprocta c1·~8tata, roedor, llamada taru bién ti-
najá en Venezuela.
U na prueba de las transformaciones que sufren estos-
dos es que pasamos dplunte de 13. boca de un caño llamad (}
Cachicamo, ó más bien del lugar donde estaba esta boca
hace uno!'! doce año:., y yá no hay rastro de nada; todo eHtá
colmado por las arenas y cn bierto de mon tes; por este cañ()
babía en esa époCtt. indios bravos (cllira~), y tenían allí un
pueblo llamado Los ACt'ites. Todo-caño, pueblo é indios-
ha desaparecido radicalmente en menos de cinco añol'l.
A las 4 y 45' p. m. abordamos para paRar la noche en la.
playa de La Tigra (cbñ0 que sale dt'l Troncal y cae al río
Viejo). El Troneal sale del Aral1ca en lú mitad del trayect()
que toca al Municipio de Arauquita y se bifurca á cierta
- 99-

distancia formando las aguas de La Tigra y de Agua de


Limón (?); otras personas de Arauquit,a me han afirmauo
que El Troncal desagua en el Lipa.
Este playón de arena Llanca, que guarua el r ast ro de
los caimanes, se extiende al pie de una montaña de cañas
bravas, guaduas y gunmos.
La distan cia rt'corrida hoyes de unas nueve leguas.
Al mecerme en mi hamaca, colgada entre dos guaduas
clavadas en la arena de la playa, bajo el mosq ui tero, y al
resplanJor de la lnna, miro los bogas moviéndose como es-
pectros al rededor de la hoguera donde cocinan la sopa de
bagre, y recuerdo los versos de l\1adiedo :

.... __ . _cerca de los bogas


Que rebatiendo las callosas palmas,
En derredor de las hogueras danzan!

Dando á los aires la robusta espalda


Sobre la arena que marcado habían
De las tortugas la penosa marcha,
y del caimán la formidable cola,
y de los tigres la terrible garra,
Yo los he visto en derredor del fuego ,
Danzar al eco de sonora gaita,
Mientras silbaba el huracán del Norte
Sobre tus olas con sañuda rabia!

La única diferencia es qne no hay ningún huracán y que


la atmósfera está completamente serena y permite 01r todos
los misteriosos ruidos de la naturaleza virgen! Los bagres
enormes saltan, brincan y revolotean jugando con las aguas
mansas; el canto de la oropéndola recuerda el músico templan-
do su tiple; el de la guacharaca se asemeja al de las castañe-
tas en la mano de una sevillana que baila un bolero andaluz;
)os micos hacen los bajos en esta orquesta. maravillosa. junto
con otros infinitos ruidos inexplicables para el que, como
nosotros, va dtJletreando, ló mismo que un niño, en el libro
de la natoralez'l.
- 100-

De repente cree uno oír el ruido de un psitt! psitt! de


alguien que lo llama en el espesor de la enramada; lnégo es
€l beso de dos enamorados tI ue se ocul tan detrás de un enor-
me tronco; éste es un recién nacido que llora al entrar en la
vida y regaña su nodriza; aquél lo transporta á algunos cen-
tenares de leguas en una línea de ferrocarril y hace sentir en
los oídos el silbido agudo de la locomotora. Es la sinfonía
admirable de la montaña tropical; y fal ta todo lo que no se
ve ni se oye, toda esa vida oculta y silenciosa: esas hormi-
gas enormes que caminan leguas cargadas con un pedazo de
hoja tres V'3ces más grande que ellas; esas arañas del tama-
íio de un huevo de tórtola; esa cult>bra que se arrastra en
la yerba; ese sapo amarillo y manohado que parece vestido
con un pedazo de piel de leopardo; y ese, el rey, su señoría
el tigre, que aguarda con paciencia y ferocidad el tímido ve-
nado que mañana debe servirle de preRa.
Seguiría, sin embargo, mi elucubración poética, pero
los zancudos me hacen el servicio de impedirme escribir más
sandeces y me obligan á retirarme bajo el mosquitero, del cual
me había hecho salir el entusiasmo.
Sábado 17 de Mar·zo.-Amaneceruos empapados por el
rocío de la maurugada, que es muy abundante; pero el sol
pone en fuga los crueles zancudos y em barcaillos á la.s 6 y 30'
dejando el puesto libre á los zamuros (gallinazos), chirigua-
ris (especie de gavilán), y zamuritas.
Las aguas han bajado mucho desde ayer, y varamos
variad veces en este brazo del río Viejo, que no se navega yá
nunca en verano; ayer no alcanzaba la palanca y hoy esta-
mOR con temor de no poder sacar la canoa hasta la cabecera
del brazo por fal ta de agua; los bogas tienen que caminar
mucho arrastrando la embarcaciÓn. El Arauca, como se ve,
es algo caprichoso, tanto en materia de crecientes como en el
curso de BUS brazos, que 110 está sujeto á ninguna regla á
pesar de las estaciones tan marcadas. En ciertas épocas del
invierno, y no todos los años, se producen una~ crecientes
violentísimaR, que llaman de fnm'eta, las cuales bajan con
- 101-
tal ímpetu que es imposib le toda navegac ión, arranc.a n árbo-
les, modific an el curso del río, y aunque duran muy pocos
moment os son peligros ísimas.
Oomo no hay casi agua, tenemos que abando nar el r10 y
vamos á buscar las "Aguas n llevas" por el caño de la Ga-
viota, de unos 20 metros de anchura y bastant e hondo.
A las 9 y 35' entramo s en el Brazo del Oogoya l (río
nuevo). Por eBte brazo ha subido una vez el vapor Oonfian-
za, de la casa francesa de Girón, de San Fernand o.
Dejamo s á la izquierd a la cabecer a del Brazo de la
Oeiba q lle vnelve á desagua r más abajo en el mismo 00-
goyal. En esta parte hubo un caserío llamado La Rompí-
da; se abandon ó desde hace unos cuatro años, y los que lo
habita.b an &e f!leron á vivir en Arauqu ita; quedan todavia
restos de hs semente ras.
La canoa choca con violenci a contra unos palos, se cae
al agua el que Vi'l. remand o y se hace algunas contusio nes
graves (;'n el vieJJtre. .
A las 10 y 35' dese;nh arcamo.s en un ranchito abando
na-
do, y all1 encontr amos gallinas , huevos, plátano s y exquisi-
tas papayas .
Volvem os á embarca r á las 12 y 5'. Temper atura á las '
5 y 30' u. m., 23°; á las 7 y 40,29° ; á las 9 y 50,43° ; á las
12 y 20, 42°.
A la 1 p. m. llegamo s á la Boca del Oogoya l, punto
donde se separa este brazo del río viejo que corre á la dere-
(!ha y casi está enteram ente seco en esta época.
Hay algunos vecinos de Aranca y Arauq \lita, que pre-
tenden que sería fácil volver á llevar todas las aguas por este
antiguo lecho, lo que facilitar ía indudab lemente la navega-
ción en verano y acortarí a el camino entre estas d08 pobla-
ciones; pero aunque se podría hacer este trabajo de acuerdo
ron la vecina Repúbli ca, sería muy costoso por tener que
acomete r la canaliza ción en un largo .trecho, desde arriba
de Hoya del Ganado , y con un río de esta naturale za; á
menos de hacer este trabajo con todas las reglaEl del arte,
8
- 102-

es muy probable que fuera poco duradera esta obra, e lDU-


til, porque como se modifica el curso de sus brazos, cada
creciente abre caños nuevos y cierra otros. l'ara que eete-
trabajo fuera verdaderamente racional y lógico habría que-
canalizar el río desde Arauquita hasta Arauca: sin esta con-
dición lo que se ganaría por un lado, se perdería. por otro á,
las primeras ~recientes,
A la 1 y 35' llegamos á las primeras casitas de Arau--
quita (casas de Cosme Gueré, aotes Jesús María Gequera,.
que se ahogó en el río).
Por lo tanto, hemos efectuado esta travesía en uoos
tres días y medio, y se puede calcular la distancia de Arauea
á Arauquit.a, por el río, en 32 leguas.
Por tierra, la distancia de Santa Rosa, pueblito fren-
te de Arauq uita, al Amparo (costa venezola, por la colom-
biana no hay camino) se puede calcular en 25 leguas.
El Arauca sigue navegable en canoa unas 30 leguas
más arriba (4 días de navegación hasta el punto llamado
Los perros de ag~ta).
Si el clima de Arauca no es sano, el de A ruquita es muy
diferente, como se ve por la temperatura media; la atmós-
fera está más saturada de oxígeno, a causa de la, Hgeta-
ción de las plantaciones y porque no hay aguas estancadas;
cuando el río sale de madre, á las 24 horas vuelve á entrar,
fertilizando el terreno y barriendo los detritus y podredum-
bre que son los que podrían desarrollar los miasmas palúdi-
cos, de modo que se puede asegurar, sin temor de equivoca-
ción, que el europeo y todo habitante de tierra fría se acli-
mata aquí sin dificultad. Hay un francés, varios italianos,
turcos, etc. ; y todos gozan de perfecta salud.
El río arrastra pedazos de carbón de piedra en cantidad
considerable en la época de creciente, y este carbón, que he-
mos examinado, es de buena calidad. PruebA. esto que existe
no muy lejos alguna ullera,
En los 910ntes vecinos y en las hacienda.s mismas hay
mucho caucho blanco y palma ceje (la mli:'ma del Orinoco),
-103 -

llamadS! aquí macupay; esta pRIma da un aceite pectoral y


fortificante que tiene muchas de las propiedades del aceite
de hígado de bacalao y del ajonjolí y sésamo.
Domingo lB de Ma1"zo.-Temperatura á las 6 y 30 8.
m., 22 0 ; á las 5 y 10 p. m., 30 0 i.
Nos embarcamos á las 8 y 40 a. m. y desembarcamos á.
las 9 y 25' en la otra orilla, media legua arriba del caño del
Troncal, que pasa por en medio de los caseríos y plantaciones
de Arallquita y es un inconveniente para las comunicacio-
nes entre las labranzas. Sería muy fácil y poco costoso cons-
truír allí un puentecito de horcones (no costaría más de-
$ 200 en buenas condiciones). Seguimos á pie por uua mag-
nífica avenida, en medio de las plantaciones de cacao, café,
plátanos, yucas, fríjoles, sarrapias, etc., que semejan un pa-
raíso terrenal: 108 racimos de plátanos caídos al suelo por
su propio peso, queda.n allí sin que nadie se moleste para
levantarlos. En catorce años que hace viajamos en Sur
América, raramente habíamos hallado un 1ugar tan feraz y
admirable en cuanto á la producción del suelo, pues no
se puede decir de la agricultura, porque aqní él trabajo del
hom bre es poco, la tierra da sola, de por sí, lo que se le con-
fía, casi sin cuido ni esfuerzo manual. Si a esto se añadiera el
arte del agricultor inteligente, es indidudable que se produ-
cirían maravillas.
Las plantaciones están sombreadas por magníficos cu-
carés, hig~te1"OneS, balsos, de troncos hasta de 1 metro 50
centímetros, y 2 metros de diámetro. Hay hermosísimas
palmas de coco, de mararay, de mapora, etc.
Después de andar así unos 5 kilómetros, llegamos al
pueblito del GuaJa! que, por cierto, después de atravesar
estos encantadores jardines, no nos produjo muy buena im-
presión, con sus 14 ó 15 casuchas, á excepción de ]a casa del
señor D. Enrique Martín, quien está ausente en este mo-
mento; hay unas tres tiendecitas mal provistas, pero no Al-
caldía, cárcel, ni templo, y sí mucho abandono.
Se halla el Guafal á li leguas arriba de Santa Rosa~ y
- 104-

más adelante siguen todavía las haciendas durante 1 legua.


hacia Occidente, hasta La Esperanza; lu égo hay como 5 á 6
kilómetros de mootaña baldía antes de ll~'~ar á San Lorenzo ,
caserío algo más pequeño qne el Guafal. De modo que aquél
se halla como á unas 2 legua::; al Oeete de é"t.e.
Ahora con la apertura elel camino será. bueno pensar en
construír algunos potreros para cuando vengan, como es de
suponer, algunos ganados para el consumo de Alauqllita,
que ca~ü se alimenta únicamente con sus frutos y carne ta-
sajada, llevada de Arauca y de Todos Santos.
Se lJodrían iniciar aquí, con poco capital, muchas pe-
q neñas em presas que serían muy provechosas para. la loca-
lidad y para el que las acometiera; un secador á vapor
para cacao es muy necesario; como lo hemos dicho, porque
pn invierno, que es la época de mayor cosecha, hay poco
bol y mncha humedad, y se pudren y germioan grandes can-
tidades de almendra. También SP, podría establecer una
pequeña máquina de vapor movida por el río, sobre una barca,
para elevar el agua á 4 ó 5 metros de altura, y rega.r las plan-
taciones que sufren de seq nía en verano, etc.
Aq uí todos son patrones, y casi no hay peones, porque
la tierra produce sola ó con mny poco trabajo Lodo lo que se
siembrfl.
N o hay escuela.
Lunes 19 de Ma1'zo.-Nos embarcamos á las 9 y 35' a.
tn.; el Timonel, el viejo Taylor, completamente ebrio, es
iocapaz de manejar la canoa, pero "vamos con la. Vir-
gen!" como dice él despreocupadamente, y llegarerno.! Lo
cierto es que ahora él va con una turca espantosa.
A las 11 y 50' dejamos el brazo de LaOeiba á la izquier-
da, siguiendo El Oogoyal. La Oeiba se vuelve á unir más
abajo en La Peraleña; pasamos también á la derecha la ca-
becera del brazo de La Rompida ó La Gaviota, por el cual
subimos, y contiuuamos bajando por aguas venezolanas
(Cogoyal). De modo que la creciente de la noche del 15 al
16 nos ha procurado la facilidad de subir por el rfo Viejo,
105 -
generalm en te intransi table en esta época. del año; nhora
volvemo s á Arauca bajando por otra vía, es decir, por brazos
nuevos de la izquierd a (Venezu ela), lo que nos ha permiti
do
estudiar el curso del río con mucha ventaja.
Llegam os á La Peraleñ a (junta del Cogoya l y de La
Ceiba) ii la 1 y 35' p. rn.
Podemo s calcular aproxim adamen te la velocida d media
de la corrient e del río en 4 kilómet ros por hora (4}000
me-
tros); pero, como lo hemos dicho, es muy desigua l.
A las 2 }l. m. entramo : en (-'1 brazo de Santa Bárullra ;
estas son agua~ v e nezolan as. A las 4 y 30' pas'lmo s el
río
Madre (Cañasf ítula), y á lr..s 5 y 40' atlacam os en la punta
de arena formada en In extremi dad de un islote de verdura
y monteci to de 10 más lindo que se pueda. imagina r.
Aunque hemos podido perfecta mente llegar hoy á
lugares hnbitado 8, preferim os la libertad de un campa-
mento ¡11 aire libre y bajo la esplénd ida luna llena;
á
dormir en noa de estas cabañ LE; 8streehu s donde se moles-
ta filunhas v<!ces á \lna modesta familia que apen aR cc1be
en pIla.
IA atmósfe ra está tao limpia y tran parente y la. luna
alumbra con tanto esplend or, que se puede leer y escribir
sin
encende r luz alguna.
Pero los mosquit os y zancudo hacen la misma vida
que en La TigTa) es decir} que sangran sin piedad á los
po-
bres guates y fU1'ungo s que se atreven á desemb arcar en
sus
dominio s, y á In. fuerza hay que refugiar se entre el mos-
quitero.
Será bueno explicar , para la intelige ncia de1lecto r, que
la palabra guate se emplea en los llanos de Apure y de Oasa-
nare para designa r todo foraster o y principa lmente el habi-
tante de las tierras frías y altas, y fU1"Ungo, para el extran-
jero: inglés, francés, italiano , etc. ApEcan siempre , como
eg
natural , estos dos amables calificat ivos con cierta intenció
n
despreci 1l.tiva.
i Cómo en estas pOl3adas tranquil as} en medio de estas
- 106-

8oledadel'1, el espíritu vuelve á adquirir nuevos re~orteA, á


-concentrarse, á templar otra. vez su hoja de acero! ¡Cuántas
melancólicas reflexiones vieuen á la cabeza cuando nos acor-
damos de ciertos momentos de nuestra infancia ó de nuestra
juvent,ud; cuántas maravillosas impresiones hemo" despre-
ciado por ignorancia y falta de experiencia! Tal lngar, tal
montaña, tal monum ento ú obra artística, los hemos atra-
vesado ó visto como indiferentes ó ciegos; tal conversación
con esta diosa vu elve á nu estra meule Jiez años más tarde, y
en ella hallamos ahMa horizontes desconocidos. ¿Será una
voluntad, un gozo, acordarse de estos errores? ¿Será un re-
mordimiento? That is the question!" como dice Hamlet.
¿Por qué fuerza natural volvernos por un salto a t rás;
después de tantos años, á recordar como fotografías de-
lante de nuestros ojos, por un puro afecto involuntario de la
imaginaci6n, las escenafl, perE'onajes, circunstancias q ne en
el momento en que los hemos oído ó presenciado nos han pa-
recido 1nsignifican tes; y ahora que han transcurrido años
sobre estos recuerdos, en lugar de borrarlos se ofrecen con
una vivacidad de matices, un relieve, un encanto que no ha-
bíamos siquiera sospechado en ellos cuando acontecieron?
Es la "patina" de los años, como se dice en estilo es-
tético, es ese viejo roce de los lustros que deja á todo lo an-
tiguo ese no sé qué de hechizo, brillante y poético de las
cosas que se sabe han huído, volado, desaparecido ó termina-
do para siem pre!
Es este mismo Rentimiento el que nos hace querer á
nuestra juventud loca más que á la experiencia que nos dan
los años, á las ilusiones más que á las tristes realidades, á
los muertos más que á los vivos!
Como dice Campbell:
This distance lends enchantlllt'n- lo the view.

Martes 20 de Ma1·zo.-Salida á lag 5 y 50' a. m. A las


6 y 55' pasamos delante de la boca del brazo de Santa Bár-
bara, á la izquierda, por el cual se navegaba antes de rom-
per las aguas en Cañafístula.
-107 -

A las 7 y 30' a, m. desembarcamos un momento en


Todos Santos. Volvernos á marchar á las 7 y 85', Y á las 7 y 5',
es decir, ! legua. abajo de Todos Santos, pasamos frente á
la boca del río Viejo que viene por la izquierda.
A las 8 y 25' atracarnos en una pla.yita, al pie de un
rnontecito, para hacer el almuerzo, y marcham os á las 9 y 40.
Sopla muy fu erte brisa, lo que e~ un inconveniente para na-
vegar, porqu e se rizan y chocan mucho las aguas, lo que im-
pide distinguir los troncos y palizadas ocultos,
A las 11 y 20' pasamos frente al caño de Concha, á
la izquiprda (viene de las sabanas de Venezuela), y á las
11 y 15' por nuenavista.
En toda esta bajada vernos más caimanes y micos al'a-
guatos que á la subida.
Por fin á las 3 y 40' p. m. desembarcamos en la Adua-
na de Arauca. Hemos efectuado este regreso de Arauquita
(34 leguas, 2 más que á la subida por la otra vía) en día y
medio, ó más bi en en 16 h.oras, 10 que da un poco más de dos
leguas por hora.
Miércoles 21 de Marzo.-Las diligencias de la visita
oficial no han terminado todavía, y estaremos aquí hasta
el 27.
Hoy ha habido reunión de los principales comerciantes,
propietarios y ganaderos, con el objeto de ver con qué contri-
buye cada uno de ellos á la fundación de la misión católica
en el Ele. Ha sido poco el entusiasmo, y de 500 cabezas de
ganado que se habían pedido á hombres que tienen 10,000,
para una obra de ci vi lización y de progreso, se han podido reu-
nir apenas 160 y $ 90 en plata.
Nos cuentan que algunos propietarios que tenian varias
-quejas contra los indios que inocentemente les roban ganado
para comer (ellos no tienen idea de lo que es la propiedad),
hicieron que se convidara á una especie de banquete á los
prioci pales jefes de ellos, y en el morn~nto en que estaban co-
miendo y bebiendo con ' confianza, 108 hicieron fusilar villa-
-108 -

namente. Asesinaron en esta horrorosa emboscada unos 22,


de los más conspicuos indios conocidos y queridos en Arauca,
á donde venían de visi ta varias veces al año.
Este hecho tuvo lugar hace pocos meses en u II hato si-
tuado en Venezuela, del otro lado del Arauca; y después de
esto se sorprenden de que los iodios mandell algunas flechas
cuando ven pasar blancos por un monte, ó les roban sus caba-
llos. Yo si fuera indio haría otro tanto y mucho más.
Hemos estudiado ciertas modificaciones que se pueden
llevar á cabo en el caño de .LÍ1'auca, para facilit.ar la entrada
de los vapores en invierno hasta el puen Le, y se ordenó por el
señor Intendente que se acometa la obl'ü.
Hubiéramos querido bajar el ArallL:a, si no al Paso del
Viento, á lo meno':! hasta el punto llamado El Botalón, diH-
tan te 110as ocho leguas abajo de Arauca, á donde nos dicen
que hahría gran utilidad en modificar el curso del río, bot::mdo
al río lJlad?'e laH aguas ele un caño designado con el nombre
de Guárico (izquierda), lo que facilitaría la nave~ación en
verano; pero siendo Semana Santa, no se halla nadie que
quiera trabajar.
Hemos aprovtchado nuestra permanencia en estos luga-
res para hacer algunas averiguaciones sobre dos puntos geo-
gráficos de cierta importancia, aunque no sea más que como
curiosidad histórica; pero el éxito no ha coronado nuestros
esfuerzos.
Dice el Laudo arbitral en ]a cuestión de límites entre
la República de Colombia y los Estados U nidos de Venezue-
la, en su sección 5. a :
" Considerando que la Real Cédula de creación de la
Comandancia de Barinas de 15 de Febrero de 1786, que ha
de servir de base legal para la determinación de la línea de
frontera de la 5. a sección, suscita dudas por citarse lugares
desconocidos al presente, á saber: Las Barrancas del Sa-
?'are y el Paso Real de los CasanaTes, etc. S."
En cuanto á La8 Ba1-rancas del Sara're, se comprende
109 -

fácilmente que haya mucha duda, porque éstas eran indu-


dablemente el punto donde empiezan las aguas del Sara-
re á desparramarse en el Aruuca, y han debido ser sometidas
á muchas variaciones p ór efecto del trabajo de erosión de
las agnas.
También e8 oscura la tradición relativa al lugar anti-
guamente d"e signado con el nombre de Paso Real de lo s
Oasana'res, que era el punto pOI' el cual pasaban los casana-
reños ó llaneros el Arauca para ir á la ciudad de Barinas
(Venezuela).
Unos nos dijeron en Arauca que el Paso Real de los Oa-
sanares se ha1laba más abajo que el Paso del Viento J' otros,
al contrario, que estaba mucho más arriba; y hasta nos
prometieron enseñarnos un documento antiguo, escritura de-
una Y('JUta de terrenos, qu e demuestra que el lugar denomi-
nado Paso Real de los Casanares se halla arriba de la ciudad
de Arauca, cerca de Todos Santos. Pero no pudimos ver
dicho documento.
Lo cierto es que se ha perdido por completo toda idea
segura sobre este asunto. De todos modos, d heeho de estar
arriba ó abajo de la ciudacl de Arauca el pnnt~) denominado
verdaderam ':,nte Paso Real de los Casanares, no cambiaría
nada á las frontera s actuales aceptadas de común acuerdo
por ambas Repúblicas en conformidad con el arbitraje de
España, desde el momento en que ésta ha desigrlado geográ-
ficamente el punto matemático de donue arranca la línea
imaginaria que cae diagonalmente de N.O. á S.E. sobre el
Meta y debe servir de limite.
Efectivamente, el artículo del Laudo es t erminante;.
dice asi :
" Por el curso del Oirá hasta su confiueneia con el Sa-
1'are, por las aguas de éste, atravesando por mitad la la-
guna del Desparramadero (1), hasta el lugar en que entran

(1). ~l Despa~'ramadero del Sarare parece ser UD mito, pues los últimos
reconocmll entos de la región no lo han hallado,-V, y V.
-110 -

en el Ara-uca): aguas abajo de éste hasta el punto equidistan-


te de la villa de Arauca y de aquel en que el meridian o de
la confluencia del Masparro y del Apure intercepta tam-
bién el A.rauca; desde este purlto en línea recta al Apos-
tadero del Meta, y por las aguas de éste hasta su desembo-
cadura en el Orinoco."

Era, pues) por puro platonismo científico como habíamos


intentado dilucidar esta cuestión.
QUINTA PARTE

/
DE ARAUCA A OROCUE

1
Cravo -Los indios Goallivos, Sálivas y Piapocos.-Navegaci6n de los ríos
Casanare y Meta.

En la proa del uarco está el dón del


otro mundo; sin eso ¿ qué prisi6n sería
tan fuerte como ese mar blanco y sollo-
zante? Pero en los clavos que unen las
tablas de la proa del barco están los
remaches de la asociación del mundo;
sus hierros hacen algo más que atraer
Jos rayos del cielo: conducen el amor al
rededor de la tierra!
(RUSKJN).

Martes 27 de Marzo de 1894.-Estos últimos días han


·sido muy calurosos (33 0 á las 7 p. m.), y al ponernos en ca-
mino á las 5 y :30' de la madrugada nos sentimos algo debi-
litados y enfermos por estos 15 días de permanencia en lu-
gares insalubres.
La dirección que vamos siguiendo es la de S. S. E. y
S.E.
A una legua de distancia y á las 6 y 50' a travesa-
mos el caño de Jesús, que sale del Arauca cerca de Todos
Santos y vuelve á entrar en el mismo río 15 leguas abajo de
la ciudad; pasamos el estero de Mata de Gallina, donde ve-
mos muchos caimanes y babas.
Toda esta región se inunda completamente en invierno,
-112 -

y su tránsito es muy peligroso por los caimanes y- Jos caños-


represados por las extensiones i o mensa3 de agua y donde tro-
piezan las bestias y se caen.
Pasamos á la vista y al Norte del Venero, casa del hato
del señor D. Oarmelo Oarnacho, y á las 10 y 20' llegamos al
Oorocito, que colinda con las sabanas de Mata de Oaña, que
queda al N.E. El caño del Oorocit,\) es UDa ue las cabece-
ras del Oapanaparo.
Allí divisamos varias bandas de ehigüires (que es el
mismo poncho de las orillas del Magdalena), especie de ma-
rrano anfibio, cuya carne se come.
E ,~ tos caños se represan por lOR dueños de las sabana
vecinas con el objeto d~ conservar en verano agua. para los
ganadOR. Las paliza.das (¡ esel usas las destruye carla estación
de invierno, y hay ql\e volverhs á construír todos los años.
Llegamos al caño del Socorro á las 12 y 50', también
represado, aoeho de un')s 20 lIletros y hondo de mllk de l.
Este caño fcJfllJa parte de las aguas del Siul!lrueo, afluente
izquierdo del Orinoco.
A diez cuadras de este caño se levanta la casa del hato
del Socorro, propiedad del señor Víctor Machado.
Este hato pre,;enta agradable aspecto: las conslruccio-
nes son eSptlCiOHfl.S ((;ssa de habitación, enramad¡.).s, corrale~,
etc.); se ve mucho ganado en los alrededores y más de tres-
cientos cabailos y yeguas con ¡.:us ería¡.; corriendo y jugando
en la llanura.
Hay unas 1,000 cabezas de ganado en ('ste hato.
D. Víctor Machado hizo un corral de ¡¡lambre para en-
cerrar chigüú'es y export~lr la carne al Apure (Venezuela)
durante la última cuaresma; encerraron en pocos días por
medio de batidas unos 400; pero rompieron durante una noehe
parte del alambre, destrozándose ellos mismos las carnes, y
hubo que matarlos inmediatament.e á lanzazos para no per-
derlos todos. Salaron unos 300, que produjeron unas 500
arrobas de carne, las cuales se vendieron con provecho, del
otro lado del Amuca. Esta carne, á pesar de tener algtln olor
-113 -

á pescado, no es desagrada hle y recuerda la del manatí~' es de


mucho alimento.
La distancia de A ranca al 80C01'1"0 es de oc:ho leguas y
media.
Al anochecer fuimos á dar una vuelta en el monte que
guarnece las riberas d el caño, y qnedámos encantados de las
cantidades innumerables de aves y pájaros que revolotean,
eA.ntan y gritan en cada rama; UDS llaman particularmente la
atención unas garzas pE-q ueñas y encarnadas q ne cu bren cier-
tos palos y parecen flore" animadas dt~ color lac1'e; las llaman
aquí C01·OC01°as .
Los animales de pluma no son los únicos que moran en
-estos lugare~, pues en el espacio de media hora podemos ob-
servar muy de cerca manadas de chigüires, algunos venados
que pasan corriendo en tre las ramas, y cai manes y babas que
se arrastran perezosaruen te sobre las orillas del caño.
El señor "Machadu nos recibe con la mayor amabilidad
y nos obseq uja con una excelente comida á la llanera, de
carne de marrano y de novillo, tal como no la habíamos co-
mido desde nuestra. llegada á Arauca, Donde, {'n generaJ, la
{)arne es flaca y de mala calidad, á lo menos en verano.
Aquí el cu.lor se siente lllucho menos que en Arauca, y
toda la tarde, hasta el anochecer, sopla una brí~}\ H:frescante.
Miércoles 28 de lIfa1'zo .-Pasamos una noche infernal,
habiendo colgado nuestra hamaca, con la intenci6n de gozar
de má::; frescura, en una enramada (1); los ronquidos de tigre,
de los peones, los perros, lo s gatos, los marranos, las galli-
nas, patos, en compañia de los murciélagos y de centenares
de aves y pájaros nocturnos, excitauos por el resplandor de
la luna, no cesan de llenar el aire de gruñidos, gritaR, aulli-
dos, ladridos, que se mezclan á 108 bramidos y relinchos le-
janos de los toros y potros, y forman espantosa algarabía en
medio de la cual es imposible conseguir un minuto de reposo.

(1) Edificio abierto cuyo techo de palma está. sostenido con horcones
6 postes; sirve en los hatos pina poner todos los aperos de montar, herra.
mIentas, etc.) y para colgar las hamacas de los vaqueros y peones.
-114 -

Nos levantarnos antes de la aurora, y, cansados, vamos-


á 1 efrescar cuerpo y espíri tu con un baño en una canoa llena
de agua fresca y limpia por medio de una bomba aspirante
que la eleva por tubos -de hierro desde una profundidad de-
5 á 6 metros bajo el nivel de la sabana.
A las 8 y 30' a. m. nos ponernos en camino después de-
almorzar, y por no tener más que un baquiano estamos obli-
gados á ir junto á las cargas la mayor parte del camino~
para. evitar que se extravíen los arrieros.
Muchas veces caminamos en la llanura sin seguir sende-
ro alguno trazado, y orientándonos d<> mata á mata. A pesar
de que dicen que estas sabanas son buenas, presentan nruchas
extensiones yermas y depresiones grandes que forman en in-
vierno inmensos esteros. En todo el trayecto del Socorro á
Palo del Negro no hallarnos agua y vernos muy poco ganado.
Las reses se retiran á gra nde8 distancias en busca de agua;
pero divisarnos varifLs veces, á corta distancia, venados, ca-
chicamos (armadillos) y marranos salvajes. A causa de la.
escasez de agua hay pocos pájaros; algunos mochuel08
(bullos), que hacen sus nidos y casas en la tierra, corno el
cachicamo, que vive muy á gusto en lugares secos, y aves caro.
nívoras (cocHes, zamuros, águilas pequeñas), aglomerados
cerca del cadáver de alguna vaca ó novillo muerto de peste y
del cual nadie recoge el cnero.
En general las matas y los árboles aparecen quemados y
desprovistos de follaje, con excepción de algunos corozales y
morichales en las partes bajas. El calor es muy fuerte, pero
sopla bastante brisa, sin la cual sería insoporta.ble.
U na legua antes de llegar al Palo del Negro atravesa-
mos una cañada ancha, ahora sin agua en esta parte, pero
muy abundante en invierno; dicen que este caño principia
cerca de la Bendición y desagua en el Casanare, abajo de la
boca del Cravo. Lleva varios nombres en sus diferentes partes.
El Laurel, Maiquera, Guarataro, etc.; éste recibe luégo el
Caño Rico, y forma el Samuco, que desagua en el Casanare,
abajo de la boca del Cravo del Norte.
- 115

A las 12 y 50' llegamos al Palo del Negro, fundación


de 800 reses, propiedad del señor Santos Blanco, donde nos
hORpedamos esta noche.
La distancia del Socorro al Negro es de cinco y media
leguas.
En un charco, cerca de la casa, coge uno de nuestros
peones un pescado ó especie de anguila, llamado cuchilla, y
desprovisto de aletas natatorias; tiene debajo del vientre una
membrana flexible que le sirve para evolucionar en las aguas;
es comestible.
La rapidez de nuestra marcha hasta Cravo no nos per-
mite casi hacer observaciones termométricas ni barométricas;
pero según lo que hemos visto hasta ahora, el Llano se extien-
de con muy ligero declive hacia el Este, como naturalmente
lo indica la pendiente de las aguas; y á pesar de que va-
mos bajando, la temperatura es de 2 0 á 30, término medio,
menos calurosa q ae en Arauca.

II

A medida que vamos internándonos en los Llanos y


estudiándolos, vamos también comprendiendo las dificultades
enormes que se presentan para su progreso y desarrollo.
La configuración topográfica é hidrográfica de la región:
inmenso pantano en invierno, es decir, durante seis meses
del año á lo menos, con ríos invadeables que tienen hasta 2
kilómetros de aacho; en verano, enorm'es sabanas sin agua
desde el momento en que nos alejemos de los ríos grandes.
Falta de brazos y dificultad casi insu pera ble para re-
mediar este inconveniente por medio de la inmigración, por
motivo de la insalu bridad del clima.
La escasez de capitales grandes, movilizables y de espi-
ritu iniciador y trabajador en la genera1idad de los habitan-
tes, puramente rutinarios y rebeldes en su mayoría á todo
progreso é idea nueva.
La imposibilidad a9tualmente, Y quizás durante algu-
-116 -

nos siglos, de establecer allí alguna agricultura, hasta que se


canalicen y distribuyan las aguas por trabajos de drenaje,
lo que requiere capitales enormes.
La necesidad de asegurar la propiedad contra las depre-
daciones de los indios, no por medio de venganzas cobardes
y traidoras, sino por medio de su evangelización, de la fun-
dación de misiones con el objeto de utilizar 1uégo el tra-
bajo de estos mismos indios para la creación dR estableci-
mientos en los Llanos y para remediar la falta de brazos,
ero pleando precisamen te los más adecuados, como 10 son los
de éstos, para soportar los rigores del clima.
Instituír una ley favorecedora y especial para fomentar
y facilitar á los habitantes la consecución de los titulo s lega-
les de propiedad justificados por trabajos y esfuerz0s ante-
riores, que á menudo remontan á muchos años. Esto sería
una garantía y un estimulo que hay que tomar en conside-
ración.
Pero una de las principales preocupaciones para los que
se proponen favorecer á Casanare, debe ser el desarrollo de
la navegación en los dos que conservan suficiente caudal de
agua á las mayores alturas (1) sobre el nivel del mm y du-
rante el mayor espacio de tiempo en el año, como el Arauca,
el Cravo del Norte, el Casanare, el Ariporo, el Pauto (2),
para poner las partes sanas de las últimas faldas orientales
de la cordillera en comunicación con las vías del Meta y del
Orinoco.
Son precisamente las vegas de las últimas tabladas y
estribos los que forman, en nuestro concepto, 108 terrenos de
más porvenir y esperanza para la agricultura (precisamente
café y cacao) y para el fomento de la inmigración, por ser
los más sanos y templados y estar al abrigo de las inun-
daciones.

(1) De 200 metros para arriba. sobre el nivel del mar.


(2) Esto naturalmente ti.ene que ser el objeto de un estudio especial y
técnico, para Ter hasta qué puoto y en qué condiciones es realizable esta
idea.
-117 -

Jueves 29 de Marzo.-Nos cuentan que en tiempo en


que todavía no había fLlndación en Palo del Negro, vino
por aquí de paso un negro del pueblo de Oravo, con su mu-
jercita. Al anochecer flleron sorprendidos por un tigre que
les venía siguiendo los pasos; para escapa.r del terrible ene-
migo no tuvieron otro remedio que subirse á un árbol, aguar-
dando allí á que se cansase el tigre de morder y arañar el
palo hasta el amanecer. De allí vino luégo el nombre de Palo
del Neg1'o, dado al Jugar.
Nos levantamos á las 4 a. m. y nos ponemos en marcha
á las 6 y 30'. Oasi podrían reducirse las observaciones de
esta jornada á a puntar las horas de salida y de llegada y
la distancia recorrida, porque pocas ha habido durante nues-
tro viaje tan monótonas y de tan poco interés.
Las mismas llanuras que ayer, con matas y yerbas ra-
quíticas; sin un caño que p_Hsar, ni siquiera una gota de
agna; algunos novillos flacos y perdidos en la inmensidad.
Divisamos dos ó tres venados; un zorro brinca cerca de nos-
otros con un cachicamo en la boca, y nos acompañan de tiem-
po en tiempo algunas golondrinas q ne revolotean al rededor
de llllestras cabezas. Todo presenta aspecto desierto y melan-
cólico.
Recogemos una buena cantidad de raíz de mato, planta
pequeña de la cual hemos hablado yá por sus propiedades
como febrífugo, amargo, estomacal y dentífrico (1), y mas-
camos para apagar la sed que nos devora, bajo el 801 ardiente,
algunas hojas del palo ~nalagueta, que l1aman aqui laurel, y
que es un tónico y estimulante digestivo.
Después de seguir durante una legua 1a orilla izquierda
del Oravo, llegarnos á las 11 y 40' a. m. al pequeño caserío
de Oamoruco (4 casas, ,20 habitantes y 1,500 reses).

(1) Se encuentra en casi toda la extensión de 103 Llanos de Casanare


y San Martín. Altura de Call1onico, s. el nivel del m., 160 met.ros. Tempe-
ratura á las 4 p. m., 330.
9
-118 -

Nos hospedamos en casa del señor D. J eBús Bona, ve-


nezolano (como todos los habitantes de este case rio), el cual
nos recibe con hospitalidad.
El Oravo corre aquí de O. á E.; tiene gran candal de
agua y 40 á 50 metros de ancho; la corriente es mny poca
y está encajonado entre barrancas tajadas de unos 5 metros
de altura; recibe el Ele unas cuatro leguas arriba de Oa-
moruco.
Del Palo del Negro á Oamoruco hay 7 leguas; direcci6n
E.S.E.
El caserío no queda precisamenttl á la izquierda del río,
sino al borde de una laguna que, en invi erno, comunica con
el río y no se seca en verano.
La distancia de Oamoruco al pueblo de Oravo, por tierra,
dirección S.E., es de 9 leguas; por el río hay más, porque es
muy sinuoso. En psta época del año no se puede bajar en
bongo porque hay bancos de arena que impiden el paso
por falta de agua; pero, aunq ue con trabajo, se podría bajar en
canoa. Sopla mucha brisa en verano, y generalmente de N.E.
á S.O. (dirección contraria fí. la orientación de la corriente
del Meta).
Los indios goahivos que hace pocos años vivian y tenían
conucos muy Cérea de este lugar, hacen frecuentes incur-
siones y depredaciones. Entre otras, robaron, hace pocos
meses, dos bongos al dueño de la casa donde estamos hospe-
dados . El uno se 10 llevaron después de haberlo cargado
ellos mismos, durante la noche, de maíz que había amonto-
nado á la orilla, y que el propietario pensaba llevar al pue-
blo (fí. Oravo). Al día siguiente, temiendo que fueran en
persecución de ellos; echaron á pique el otro, arrancándole
algunas tablas para aprovecharse de los fierros y clavos qu~
estiman mucho para fl-lbricar sus instrumentos.
-119 -

III

Vi~rne3 30 de .Mano. -Empezando á recoger la.s bes-,


tias, empacar y ensillar desde las 2~ de la madrugada, al-
canzamos á salir á las 4 y 40' a. m. con una luna clara que
permite ver perfectamente el camino; después de recorrer
unas dos leguas y de atravesar un montecito, á orilla del
Cravo, empieza á aclarar; las estrellas palidecen, y sólo res-
plandece todavía el lucero del alba. Pronto se tiñe el hori-
zonte, hacia Oriente, en dirección al cual vamos galopando,
de color rojo corno de incendio, y aparece, en medio de un
volcán de fuego, el globo enorme y encarnado del astro
del día.
Bajamos á las playas del río para hacer beber las bestias
y buscar un vado que, según dicen, hay aquí cuando el río
está bajo. Los señores Santiago Jiménez y Recamán se des-
nudan y se monta~ en dos caballos en pelo; pero, según
ee ve pronto, el río está algo crecido desde ayer, los anima-
le5 empiezan á nadar y no hay paso. De pronto se encabrita
el caballo de Recamán y corcovea en las aguas hasta que Be
desliza su jinete, que sin embargo queda prendido de las
crines. Vuelven á la orilla jinete y caballo, el último tiri-
tando y asnstadísimo; indudablemente lo ha tocado ó mor-
dido algún animal, pero no le descubrirnos ningnna herida ;
media hora después está todavía la pobre bestia agitada por
un temblor violento.
De ningún modo hay vado por aquí, y seguimos más
abajo hasta el Palital, fundación del señor Antonio Vigo,
adonde llegamos á las 9 y 55' a. m.
La distancia de Oamoruco al Palital es de siete leguas.
Almorzamos allí á las 11 y 20', Y pasamos el río, unos á
caballo, sin mojar más arriba de las ancas de las bestias, y
otros en una canoa grande. El río tiene al11 unos 150 metros ,
de ancho.
Las cargas que han salido de Camoruco, más tarde que
-120 -

nosotros, bajo el cuidado de un baquiano, pasaron el Cravo


en el Paso de barca, á 500 metros del pueblo de este nombre.
Después de pasar el río en tramos en los terrenos de D .
Socorro Figueroa, situados en las sabanas com prendidas
en tre el Ora vo y el Oasanare. .
Atravesamos, bfljo un sol capaz de asar nn huevo, unas
sabanas peladas donde bnscan un pasto problemático algu-
nas reses flaqui simas y feaR. A nuestra derecha, e8 decir, al
S. y S.E., se desarrolla la banda verde de la montaña que
orilla el Oasanare, y á nuestra izquierda, es decir, al N.
y N.E., la del Oravo, que vienen á confundirse en lontananza
hacia Oriente.
A la 1 y 35' p. m. nos apeamos delante de la casa del
señor Socorro Figueroa.
E8ta jornada de siete horas á caballo ha sido de nueve
leguas y media, que es la distancia total de Oamoruco á
Oravo.
El caserío de Oravo tiene unos cien habitantes y unas
diez casas; está situado á poca dil:ltancia y al Occidente de la
confluencia del Oasanare y el Oravo.
El vecindario hasta Oamoruco y con los conucos del Oa-
sanare asciende á 500 almas.
La altura de Oravo s. el n. del m. es de 155 metros.
El gamonal, el reyezuelo de esta región, es naturalmen-
te D. Socorro Figueroa, dueño de unas 12,000 cabezas de ga-
nado y de dinero en oro ee. cantidad desconocida. Es un
viejecito de ochenta y cinco años, muy blanco, entrado en él
mismo, sin Ber precisamen te jorobado, de ojos vi vos y punzan-
tes todavía, bajo cejas blancas como la nieve y espesas como
una montaña de Oasanare; nada de inst,rucción, sino la pre-
tensión natural en todos los que, por la suerte de su destino,
ban sido llamados á dominar á sus semejantes sin tener
para ello las cualidades requeridas; una groseria exagerada
intencionalmente y que es peculiar en los que han pasa-
do la mayor parte de su vida mandando peones, vaque-
ros é indios; bastante astucia y experiencia para poder sin-
- 121-
embargo tratar con gente civilizad a y respetar la hasta cierto
punto, porque la adiviua superio r sin compre nder precisa-
mente por qué; mucho orgullo disimul ado bajo una bonho-
mía fingida y una filosofía falsa, y mucha ironía vulgar
im-
prescind ible en todo sér que se siente poderos o metálic amente;
hombre capaz de buenos sentimi entos, si nó generos os, á 10
menos humani tarios.
En resumen , un motivo más de lamenta r, que el capi-
tal vtlya tan mal distribu ído en este pícaro mundo y que se
duerma y muera en manos de los que no saben, ni pueden
apreciar la palanca que la. casualid ad ha. puesto en sus
manos.
N os recibe con buena hospita lidad; y convers a al princi-
pio con cierta sequeda d, ironía y grosería que, al cabo de
algunas horas, van trocánd ose en confianz a y chistes que mu-
chas veces carecen de gracia y de ocurren cia. Todo esto es
muy disculpa ble en un hombre viejo, que no ha recibido edu-
cación alguna y que ha pasado casi toda su vida en un de-
sierto!
La casa que ocupa con las depende ncias y otras cabañas
de tapias de barro, casi una cuadra de la plaza, es viE'ja y
carcomi da, y está llena de criados, ahijados , hijos naturale s,
indias y sirvient es. Toda la població n de Cravo forma
natnralm ente la corte de eRte viejo llanero qne, al fin y al
cabo, ha fundado esta colonia que antes de su llegada (hace
unos 18 años aproxim adamen te) no era más que una madri-
guera de tigres Cl'azada por los indi08.
D. Socorro es venezol ano, y desde que se establE'ció
en Qravo, no ha salido de la región. Ha sido muy aficiona do
á la cacería de tigres, y tiene fama de haber sido gran mata-
dor de fieras; posee conocim ientos prácticoR en botánic a, y
distingu e toda~ las plantas del Llano con sus usos domést i-
cos, industri ales ó medicin ales.
Es dueño de una hermosa cria de perros tigreros , y tiene
la amabili dad de obsequi arrpe uno de ellos.
El rio Casanar e pasa por el pie de la casa de D. Soco-
-122 -

rro. rriene aqui corno una cuadra de ancho y es navegable


hacia. arriba en bongo, en toda época, hasta San Salvador (1).
Las embarcaciones que cruzan el Oasanare son de tres
clases: l~ Las lanchas de velas que calan 7 á 8 pies y cargan
hasta 27 toneladas; 2. a Los bongos, que calan hasta 2~ pies
y cargan hast.a 7:rr toneladas; 3. a Las canoas. En invierno no
hay brisas; en verano soplan generalmente de N.N.O., desde
las 7 de la mañana hasta las 3 p. m., hora en que empiezan
á calmar.
Darnos al anochecer una vuelta en canoa por el 1'10, y nos
regalan unos pescadores un bagre rayado que pesa más de
una arroba.
Recibimos la visita de algunos indios goahivos y yaru-
ros que viven arriba en las orillas del Ousanare, yá civili-
zados, vestidos y 'q ue hablan castellano.
También hay algunos de la Goajira que han venido
emigrados.
Los goajiros y yaruros vi ven en buena inteligencia: no
tienen aspecto diferente las dos tribus, pero la lengua no ell
la misma, y son dirigidos por sus respectivos capitanes.
Los cuivas ó cnibas son más trabajadores, es decir, más
agricultores que los goahivos, pero no se han civilizado y no
salen á donde hay "racionales" ó "gente," como dicen
aqui; en una palabra, son más salvajes.
Los goahivos se tapan las partes genitales con nn pe-
dazo de género cualquiera que llaman gU!lyuco; las mujeres,
con fibra de palma cumare ó moriche; los cuivas, con la
corteza de un palo que llaman matapalo, que se parece
mucho al panco ó á la damagua del Uhocó.
El clima de Oravo es sumamente sano, y toda la pobla-
ción, hombres, mujeres y niños, tieuen un aspecto de salud,
desarrollo y vigor extraordinarios, en vista de la temperatura
muy elevada (á las 12 y 30', 43° al sol; 3 p. m., 37° en la
habitación).

(1) San Salvador dista de la boca del Casanare en el Meta, 85 leguas .


-123 -

Tenemos noticia de que está varado en Trapichito (arre-


cifes en el Meta á 20 leguas abajo de la boca del Oasanare) el
vapor Libertador (empresa José Bonnet), de viaje para Oro-
ené, por falta de agua.

IV
Domingo 1.0 de Abr·il.-N os despedimos cariñosamente
de D. Socorro, se despachan nuestros arrier?s con las bestias
para rrámara, y nos embarcamos en el bongo á las 10 y 30'.
Pocos momentos antes de la.rgar las amarra!'!, y en los
últimos adioses, el bongo, que es muy "ce1080/' sufre una
fuerte oscilación y]e entra una gran cantidad de agua que
moja parte de la carga y de nuestras personas. Este inciden-
te, ocurrido en la orilla, es un oportuno indicio de que la em-
barcación no es conveniente ni segura para efectuar un viaje
de esta naturaleza, y efectivamente se descubre, por los infor-
mes de los marineros, que hace poco se volteó en el rio y se
ahogaron tres hombres que iban en ella. Oomo hay cerca
otro bongo, casi de tamaño doble, se decide nos embarque-
mos en él con toda la carga, lo que se ejecuta en pocos mi-
nutos.
Por fin nos ponemos á bogar á las 11 y 40'.
El bongo, toldado con una techumbre de unos cuatro me-
tros de largo, tiene diez metros de longitud total y un metro
cincuenta cen timetros de ancho, puede cargar cuatro tonela-
das y media (1), ó sea noventa quintales (cuarenta y cinco
cargas de á ocho arrobas); la tripulación se compone de un
patrón que dirige el timón (espadilla) y tres bogas que re-
man á la bajada y palanquean á la subida; también va á la
vela cuando la brisa es favorable.
La dirección general hasta la unión con el Cravo es de
N.O. á S.E.; un poco antes de la boca de Oravo atracamos

(1) La. tonelada pesa 80 a·rrobas (de 25 libras cada una).


-124 -

á la orilla derecha en el hato del Porvenir (Vespasiano López),


donde embarcamos tres cerdos pequeños para alimentarnos
duraÓte la navegación, y nos demoramos media hora.
Nuestra embarcación se parece al Arca de Noé: nueve
hom bres, un perro, uiez gallinas, tre~ marranos, los eq ui pa-
jes (petacas, baúles, winchesten:, monturas) y el bastimento
(carne de dos novillos, casave, pan, queso, huevos, etc.).
Pasamos delante de la boca del Cravo que viene del
O. y tiene en su desembocadura una anchum de unos
ochenta á cien metros; luégo el Casanare sigue en dirección
S.E. con un ancho que varía de cien hasta doscientos cin-
cuenta metrOd de barranca á barranca, con playones granJes
de arena blanca y finísima.
A la 1 p. m. llegamos á La Ezperanza, casa del señor
Pascual García, que es el pat.rón de nll eH tra barca. La casa.
está situada sobre la orilla izquierda del Casanare y un kiló-
metro abaja d e la boca. del Cravo. Allí almorzamos y com-
pramos panela, t:lbaco y algunos chinchorros (hamacas tra-
madas con cfLbuyn. del cogollo de la palma. moriche) fabrica-
d03 por los indios; preparan la hoja para servirse de la fibra
y torcerla del mismo modo que se prepara la da murrapo
para hacer sombreros de jipijapa.
Los bogas compran tabaco de mascar (madeja ó lon-
ganiza), el cual se prepara del modo siguiente: verde el
tabaco, se tuerce la longaniza y se forma una bola, ponién-
dola tres días al sol; después de esto se pone en prensa. du-
rante quince, volteándola tod0s los días; luégo se ueshace la
bola y se expone la longaniza al aire para que se seque du-
rante otros quince, volteándola también todos los dtas. El
jugo que va escurriendo de la bola. mientras está en prensa,
lo untan otra vez á la misma todos los dtas al darle la vuelta.
Volvemos á embarcar á las 3 y 15' p. m.
Las orillas yá desiertas están cubiertas de montes, á ex-
cepción del pnnto llamado El Gallo (ribera derecha), donde
hay algunos platanales de indios, abandonados actualmente.
Hacemos algunos tiros con winchesters y revólvers sobre-
- 125-

10d garzones, patos y caimanes, y metemos seis balas de cara-


bina á uno de estos últimos, de más de dos metros de largo ~
Saltamos á la playa donde se revuelca todavía el enorme san-
ri:mo, abriendo con furia sus formidables mandíbulas y tiñen.-
do con chorros de sangre la blanca arena; uno de los bogas-
lo agarra por la cola y otro lo enlaza con el mecate (lazo de
manila), de modo que lo podemos examinar á todo gusto
hasta que acaba de expirar.
Sopla una brisa que prou.uce en el río un cierto oleaje
ó marejada, semejante á la u.el mar sereno; cuanu.o viene con
fuerza levanta en estos ríos, y principalmente en el Meta y
en el Orinoco, olas como las del Océano agitado. Esto se pro-
duce en todos los grandes ríos cuando sus valles son muy
abiertos, y sucede también en el Magdalena, abajo de Cala.-
mar, y en el Atrato, abajo ele Riosucio.
A las 6 en punto atracamos á una ancha playa,. sobre:
el costado izquierdo y algunas cuadras arriba de la boca de
caño de Samuco (1).
N o hemos recorrido arriba de LréS leguas desde Cravo.
Los bogas encienden la hoguera, asan la carne, preparan
el café, y después u.e comer á la luz de la linterna, cada uno
arregla su dormitorio: los unos cuelgan sus hamacas clavan-
do dos remos, sostenidos arriba por uoa palanca; otros, que-
no quieren tomarse ese trabajo, se acueatan simplemente en
la arena.
Reina una tranquilidau. completa, no hay casi mosqui-
tos, el cielo está estrellado y la temperatura es delicillsa.
Hemos anotado hoy en la cartera algunas expresiones
especiales que han sonado en nuestros oídos desde que está-
mos corriendo esta parte de los Llanos: la mayor parte de
ellas !lon de origen indio.
Oun'ara, canoa; guapa, canasta india muy 1 lana, se
hace con paji\ de la palma timite; poltona, joven india,. vir-
gen; Jurungo, extranjero; guate, habitante del cerro, de tie ....

(1 ) Samuco en lengua goajil"a significa oll~,


- 126-

rras altas; pusana, planta de la cual I?e extrae una prepara-


ción que, entre los indios, pasa por inspirar el amor en la.
persona á quien se la unta en la mano, en el cuello, por
detrás, etc.; tamofo, palabra india, de cariño, que significa
cuñado; mecate, lazo de manila ó de cocuisa (fique); oreja-
no, dueño de un hato, que cuando hace sus rodeos procura
hacerlos por algunos caños ó lugares afuera de sus sabanas,
juntado asi con su ganado propio becerros y novillos ajenos
que marca inmediatamente con su fierro, etc. etc.
L~tnes 2 de Abt'il.-Salimos del campamento de la boca
de Samuco á las 5 y 20' de la madrugada; durante la noche
'hemos podido observar algunas estrellas fugitivas, que, según
los bogas, son signos de próximo invierno. No hay necesidad
de ser profeta ni de ver las tales estrellas para asegurar esto
en esta época del año.
El río va ensanchándose más y más, y alcanza á menu-
do trescientos metros. Se divide algunas VeCeS en varios bra-
zos formando islotes.
Las vueltas ó codos del rio que en el Atrato y en e~
Magdalena los bogas lIama.n calles, se designan aqui con el
nom bre de cañón.
Pasamos el Cañ6n rIel' Cacho, la Bolina del Becerro
(bolina significa vientos contrarios). Este punto se halla
tres leguas abajo de la boca del Samuco.
Nuestra tripulación, que es muy diestra y compuesta de
buenos marineros, acostumbrados á las faenas de los campa-
mentos en playas, prepara el almuerzo en un momento.
Volvemos á emprender marcha á las 9 y 50', y el rio se
abre todavía más, hasta trescientos cincuenta metros cerca
del caño de Mochuelo y de Morichalito (palmas de moriche
á la derecha).
En el punto llamado Paso de los Indios, donde en Ene-
ro último se ahogaron dos bogas que conducían un bongo,
paramos un cuarto de hora para limpiar la embarcación, muy
infestada por los animales que llevamos, y volvemos á bugar
tí. las 12 y 50',
-127 -

'Touo lo q ue referimoR aqu i pu ede parecer muy inúti l,


muy pálido, sin color y sin gra ci a, pa ra los que no se h an
e ncontrado ell ta.les lugares y en circunstancias selI)eja ntes ;
pero para ot.ros que conocen, que comprenden estas tierras,
.q uiz ás estos pobres apuntes tendrán a lgún encanto, á lo
me nos el de la rf' alidad y exactitud de la observación foto-
g ráfica.

v
Navegació n d e los ríos Casan are y Meta.-La Aduana de San Rafael.-A
bordo del Libert<.tdor.

A las 5 y 45' desembarcarnos en la playa de La J ulia-


7 a, á cuatro leguas abajo de la Bolina del Becerro (lo que
{la -siete leguas de la boca de Samuco), á donde pasamos la
noche en las ru ¡smas circunstancias que ayer. N o hay plaga
n inguna y el tiempo es admirable; los bogas hablan mucho
de los indios b1<avos y de los tigres, pero no se ve rastro ele
n inguno, sino algunas humaredas á grandes distancias, y
a lgunas cañas bravas que han ~ervido para construir balsas
h ace yá muchos días .
lIfartes 3 de Abril. - Embarcaruos á las 5 y 40' a. m.;
la s orillas uel río, entrecortadas de montes y sabana::! de her-
bazaleR, son a lgnnas veces bastante elevadas y ofrecen barran-
cas d e hasta nueve y diez metros de altura; culebrea el río
formando islas y brazos, pueg en esta época deja descu biertos
grandes playones de arena.
A las 6 y 30' a. m. llegamos á la boca del A ri po ro (de-
recha de l Casanare) , q ue viene de O. á E . E l Casanar e si gu e
después de su confluencia en dirección N .O. á S.E . La altura
sobre el nivel del mar es de ciento cuarenta y ocho metros; las
iharrancas son elevadas y al abrigo de inundaciones: este lu-
gar, desie1·to todavía, parece muy adecuado para funda r
Rfl,Zgún estableci miento de agricultura.
A las.8 a. m. pasamos delante de la boca del caño de
- 128-

Agna Clara (derecha), y á las 8 y 15' entrarnos en las n.gua~


del Meta.
A la derecha, es decir, unas tres cuadras arriba de IBJ.
boca del Oasanare, d ivisamos los edificios de la Aduana na-
cional de San Rafael, situados sobre un barranco que actual-
mente se eleva unos veinte metros sobre el nivel de las aguas .
Al pie del barranco tenemos la alegría de distinguir el
vapor L1'bertauoT que nos llevará hasta las Misiones de Ba-
rrancopelado, ahorrándonos así unos diez á doce días de
penoso viaje en -bongo.
A las 9 en punto atracamos al mismo vapor y pasamos>
á tierra.
San Rafael está situado en la orilla del Meta, á ciento
cuarenta y tres metros de al tura sobre el nivel del mar.
La distancia recorrida hoyes de unas cinco leguas, lo
que da un total de quince leguas de Oravo á San Rafael, por
agua. Desde la boca del caño de Lipa, situada una legua
más abajo en el Meta, se va á Oravo en un día.
En resumen, podemos apreciar la distancia de Arauca á
Oravo en treinta leguas, y por consigui ente, en cuarenta y
cinco la de Arauea á San Rafael.
La Aduana de San Rafael está muy bien situada para
formar á su rededor una población, porque queda muy al
abrigo de toda inundación, pero es muy incómoda por dos
motivos: l.o, por la altura del escarpado barranco, que hace
muy trabajosa la subida de los bultos (1); 2.°, por estar>
arriba de la boca del Oasanare, siendo má.s racional que esté
abajo, en el Meta, para evitar el contrabando y facilitar la
llegada de los bongos del Oasanare.
Este lugar ha sido elegido por el General Rafael Ortiz
y el señor Marco An tonio Torres; los ed ificios, que son cinco,
de tabique de guaduas y barro, costaron al Gobierno $ 8,000,>
Y valen en realidad $ 3,000.

(1) La ley colombiana ordena que las visitas se efectúen descargand o


íntegramente el buque, y pesando y examinando los bultos en el mismo
Almacén de la Aduana.
- 12g-
l.0 El almacén de la Aduana , salón de veinte metros
de longitud y cinco de ancho, cubierto con techo de zinc (1).
2. ° Otro edificio de las mismas dimensi one8, con techo
de palma real, sirve de dormito rio para Jos guardas .
3.0 Las piezas del Admini strador y las oficinas .
4.0 Las habitaci ones del Contado r, del Jefe del Res-
guardo y del Fiel de balanza .
5.° La cocin!;\. y el comedo r.
TodoR los ha bitantes de San R:'lÍtlel son en la actualid ad
em pleados de la Aduana naciona l. Oomo lo h emos dicho,
San Rafuel se halla sobre la orilla del Metn, que aq.uí mide
300 á 350 metros de anchura , con inmenso s bancos de arena.
De este lado (derecho ) e::!táu las barruDc as; al otro se extien-
den las playas de la boca del Oasanar e, inundad as en in-
vier no.
La direcció n general del Meta en esta parte es de S.O.
á N.E.
La distanci a de San Rafael á Oiudad Bolívar (2) es de
unas 200 leguas por el río, y la ele San Rafael á Orocué de
75 á 80.
A las 2 p. m. salimos en canoa, parn bajar el Meta unos
2 kilómetr os.. con el objeto de reconoc er las dos orillas abajo
de la boca elel Casan are, y de averigu ar si se halla algún
lu gar más adecuad o para establec er la Aduana Naciona l,
puesto que San Rafael no reúne todas las condicio nes ape-
tecibles. Pero no hallamo s más que playas anegada s en invier-
no y bancos de arena que forman el gran delta del Oasanar e.
La intenció n era, sin alejarse mucho de la desemb ocadura del
Oasanar e, pero evitand o el contrab ando que indudab lemente
se efectúa más abajo por este río, establec er los edificios

(1) Hay que ad vertir que el inteligen te construc tor de estos


al recibir el zinc, declaró que venía dañado porque no adivinó edificios,
de los agujp.ros que hacen en la1! fabriéas á las hojas para el empleo
colocarla s con
torni llos y tuercas, ó hizo otros agujeros para fijarlos
con
techo, guardand o para mejor ocasión los paquetes de tornillosclavos en el
adjuntos á las hojas. que venían
(2) Ciudad Bolívar: S¡;¡ metros sobre el n. del m.; temperat
¡¡00 3. ura media,
-130 -

de la Aduana de modo que á sus reded'ores se creara en lo


futuro un pueblo fomentado precisamente por la navegación-
de este río. Pero parece que habrá quP. renunciar á este pro-
yecto; y si se cambia de lugar la Aduana de San Rafael ,
corno ha de hacerse sin duda alguna para que quede abajo de
la boca del easanare, habrá que llevarla á ]a boca del Oaño de
Lipa (izquierda) , á tres horas de bajada y e;inco de subida en
canoa, ó á Buenavi sta (derecha), mucho más lejos todavía".
á cuatro ó cinco días de distanc:ia por agua.
La prueba de que hay realmente contrabando en esta.
región es que el importe de las en tradas de la Aduana de San
Rafael es inferior al de las de la Aduana de Arauca, cuando
ésta no importa casi más que lo de su propio consumo,.
mientras que por el Meta entran todos los artículos de
importación que se reparten no solamente en Orocué siño
hasta Oabuyaro, Villavicencio y más arriba y á todos los-
pueblos de lél. Cordillera Oriental (Labranzagrande, N unchía,
Moreno, Támara, Pore, etc.).
El termómetro marca á las 2 p. m. 34°, á las 5 y 30'
37°, á las 7 p. m. 34°. La noche es sumamente calurosa, y no
baja la temperatura de 310 hasta las 12; no hay plaga al-
guna.
Miércoles 4 de Abril.-A bordo del "Libe?·tador."-
Embarcamos á las 6 a. m. El vapor salió de Ciudad
Bolivar el 4 de Marzo; llegó á Trapichito el 13, y allí se de-
moró, por fal ta de agua, hasta el l. o de Abril, dia en que
llegó aquí (en cinco horas). Es su tercer viaje.
El Libe1·tador, vapor de rueda trasera, construido por
la Casa Ya1'1'ow and 0.° de Londres, es, en miniatura, la re-
producción de los vapores que cruzan el Magdalena, pp.ro sin
las comodidades, el lujo y los camarotes de aquéllos.
La longitud es ciento cinco pies, y ciento veinte con la
rueda; ancho, veinticuatro; alto, entre la cubierta y la cu-
bierta de pasajeros (donde hay un saloncito, el camarote del
Capitán y del Ingeniero y la cámar3 del timonel), och() pies.
seis pulgadas.
- 131-

La caldera en proa y la máquina en popa junto á la


rueda, tienen fuerza de ochenta caballo.3 y dan ciento cua-
renta á ciento cincuenta libras de vapor; la velocidad media
es de nueve millas por hora, y puede llegar á 12. Cala el
buque catorce pulgadas (leve); carga hasta cien toneladas,
y ha recibido hasta ciento diez cabezas de ganado.
La bodega está dividida en varios compartimentos con
paredes de acero q ne dejan aisladas las fracciones de la carga
en caso de a verías.
El casco es de acero galvanizado.
Costó el vapor cuatro mil trescientas libras esterlinas
en Europa, y fne armado en Trinidad por el Ingeniero Char-
les Rardy, de la misma Casa constructora, y que es actual-
mente el Capitán del vapor.
La tripulación se compone de diez y nueve personas.
Se puede calcular, según nos informa el Capitán, que se
emplean cien to veinte horas de Ciudad Bolívar á Orocué
(subiendo), y sesenta y seis de Orocué á Ciudarl Bolívar (ba-
jando). En el viaje precedente (segundo) gastó veinticinco
horas y media de San Rafael á Orocué.
Según este ti empo y calculando sobre la velocidad media
del buque (1), se puede apreciar aproximadamente la distan-
cia total de Ciuqad Bolívar á Orocué en doscientas noventa
leguas; pero sin el loch (2) estos cálculos son muy inexac-
tos, y el vapor no posee dicho instrumento.
El vapor lleva leña ¡Jara veinticuatro horas, y gasta
tres cuartos de tarea á la hora. La tarea equivale á ciento
ocho pies cúbicos (6+6 y tres pies de alto).
La velocidad de la corriente del río, nos dice el Capitán,
es de ocho millas aprox.imadamente por hora, en la boca,
en el Orinoco; en Trapichito, seis millas (dos leguas), y por

(1) La. rueda da 1,500 vueltas por hora, y tiene cuatro metros ochenta
centímetros de diámet.ro.
(2) Mariposa en forma helicoidal que se bota en el agua y que marca
mecánicamente, por medio de un cuadrante que se halla en cubierta, la
dista.ncia recorrida.
-132 -

~sta parte no creernos que sea inferior á cinco millas en tiem-


po de verano.
El vapor salió con nueve pasajeros de Ciudad Bolívar,
pero dejó el último en Guaramaco (boca del Meta): era un
naturalista alemán; hay á bordo un joven goahivo que el
Capitán compró en Trapichito á sus padres pOI' la suma
de __ - _ una navaja, valor de $ 0-60! ¡ Cuán poco estima-
mos algunas veces nuestra }lobre humanidad!

VI
Navegaci6n del Meta á bordo del Libertador.

Las llfisiones.

MI'. Hardy nos enseña unas muestras arrancadas de


08 arrecifes de Trapichito, donde ha permanecido diez y
o cho dias. Es un conglomerado ferruginoso de tal dureza,
que podernos cortar con él unas planchas de vidrio corno
'Si fnera diamante. Se puede juzgar por esto lo que sufre el
buque cuando choca contra escollos de esta naturaleza, y de
lo que costará, en vista de la longitud considerable que
ocupan en el río en varias partes, la destrucción de ell08 (1).
El buque lleva ahora muy pocos bultos de carga ; por
haber dejado la mayor parte en los puntos intermedios entre
Ciudad Bolívar y San Rafael. El pasaje de Ciudad Bolivar á
Úrocué cuesta $ 82 oro en l.a, y en 3. a la mitad. De bajada, es
decir, de Orocué á Ciudad Bolívar, $ 62 papel. A pesar de
-que la tarifa decretada por el Ministerio de Fomento no es-
pecifica si se debe cobrar en oro ó papel, suponemos qUt:l en
cada República se paga con la moneda que en ella circula.
Los puntos en que toca el vapor de Ciudad Bolívar á

(1) Se obligó el señor D. José Bonnet !Í. esta obra por contrato con el
G·(}bierilo N aciona1.
-133 -

Barrigón (Puerto nuevo), último punto á dond,e ha podido


su bir (á cuatro días de Bogotá), ·son:
Oiudad Bolívar, Moitaco, Mapire, Las Bonitas, Oaica-
ra, Urbana, Gnara\TIaco (Boca del Meta en el Orinoco), Pe-
rico, Aceitico, Oampo Alegre ó Buenavista, San Rafael
(Aduana), Barrancopelado (Las Misiones), Orocué, San
Pedro de Arimena, Oabuyaro, Marayal y Barrigón.
Media legua abajo de San Rafael tocamos reciamente
contra los arrecifes de Macoya de Guafa; se daña el casco
y hay que subir á cubierta parte de la carga y hacer funcio-
nar la bomba para extraer el agua que ha entrado. No hay
duda que en esta época del año es muy peligrosa y trabajo-
sa la navegación en este río, y q \,le cada viaje disminuye la
duración del barco.
El río varía en anchura de cuatrocien tos á quinientos
metros de orilla á orilla., con barrancas bajas, cubiertas de
montecito y herbazalt:ls secos, enormes playones y bancos
de arena é islotes. Pero la vegetl-\ción es en general pobre,
la capa vegetal de muy poco espesor; todo es terreno de
transporte y aluvione~ arenosos, y el aspecto monótono, uni-
forme y malancólico; no se ve ganado, cabañas, ni persona
alguna; todo es desierto é inculto: los únicos seres que se
encuentran son algunos caimanes y patos Car1"eter08.
Involuntariamente vienen á mi memoria estos versos de
Esteban Echeverría, en el canto del Desierto:
Gira en vano, reconcentra
La inmensidad y no encuentra
La vista, en su vivo anhelo,
Do fijar el fugaz vuelo,
Como el pájaro en el mar.
Doquier campos y heredades,
Del ave y bruto guaridas,
Doquier cielo y soledades,
De Dios sólo conocidas,
Que El sólo puede sondar.

y qué esperanza concebir al fin yal cabo en estas orillas


10
-134 -

si sabemos que todo se vuelve en invierno lago inmenso! Sir-


vámonos de estos ríos para comunicar entre ellos los puntolt
convenientes, pero no esperemos nunca hacer vivir en estal
playas otros seres que aves y anfibios. Bien entendido está
que no hablamos sino de esta parte, porque sabemos que más
arriba cambian las circunstancias.
Sin embargo, en Corozal y Vuelta Mala divisamos cerca
de la orilla algunas hogueras de indios.
Según parece el nombre de Vuelta Mala dado á este-
caño del r10, es correcto porque la navegación presenta aqu1
grandes dificultades. Fue en este lugar donde en la última
bajada perdió el Libertador su timón de la izquierda (hay
dos timones), en una virada contra un banco de arena.
Má.s abajo pasamos delante de la boca del caño de Ari-
caporo, que no se debe confundir con el río de este mism()
nombre, afluente del Chire; este caño, que desagua á la iz-
quierda del Meta, tiene sus cabeceras en el Llano, unas och()
leguas tierra aden tro.
A las 5 p. m. llegamos á las barrancas de La Hermo-
sa, donde el río da unas vueltas que forman varios islotes
y bancos de arena, y donde desagua también y del lado iz-
quierdo un caño del mismo nombre.
Al ver el supremo quietismo y la monotonía de esta re-
gión, nos congratulamos una vez más de haber encontrado al
Libertador J. en dos dias nos lleva á Barrancopelado, cuand()
hubiéramos tenido que emplear á lo menos ocho en bong()
para remontar hasta dicho punto.
A las 6 p. m. fondeamos en medio del río, algunas
cuadras abajo de la boca del Guachiria (afluente de la
izquierda) y podemos escribir con toda tranquilidad, ea el
saloncito del vapor, hasta media noche, porque no se presen-
ta un solo mosquito.
Hemos recorrido hoy unas treinta y seis leguas (cient()
ocho millas).
Jueves 5 de Abril.-Durante la noche nos molestan
mucho con sus gritos agudos y sin tregua dos titirijí8 (16-
-135 -

chuzas ó buhos grandes), pájaros nocturnos, rapaces, meti-


dos en una jaula que se halla precisamente colgada á la ca-
becera de mi hamaca. El plumaje es sarabiado, los ojos enor-
mes y magnetizadores, más punzantes todavía que los del
gato, el pico encorvado y las garras fuertes; son las mismas
aves que en el Tolima llaman c'Urrucutús (strix otus).
Partimos á las 5 y 30' a. m., y á las 6 y 20' pasamos
delante de la cabecera del brazo del Meta, donde desagua, á
la izquierda, el Guachiria.
Tenemos á bordo "un nido de caimanes," no el de
nuestro amigo José Lizardo Porras, sino un nido verdadero
de cinco caimancitos; hace tres días, abajo de San Rafael,
uno de los marineros que habían ido á tierra, trajo de una-
playa unos huevos de caimán que apenas traídos estallaron
á bordo y dieron luz á cinco bichitos que ahora están evolu-
cionando, parte del día en un cajón seco, parte en un balde
de agua, y que no son nada menos sino una cría de j~venes
alligatoris palpebrosi que apenas acabados de nacer abren
yá sus formidables mandibulas contra quienquiera que se
les arrime; tendrán unos veinte centímetros de larg@; no han
querido comer desde que han venido al mundo; pero esto
no quita que estén gordos y sean feroces; me río pensando
en que esto que es baladí y cosa común por aquí, valdría
algunos centenares de francos en París para algún aficiona-
do á la caimanería y otras cosas de historia natural.
Reparamos que para el alumbrado del buque se emplea
aceite de coco, y para la limpieza y lubrificación de la ma-
quinaria el de tortuga~' esto es saber emplear los recursos
que nos ofrece nuestra madre naturaleza en los lugares donde
vivimos.
Emplearnos parte de la mañana en examinar las foto-
grafias y catálogos de los Steamers, steam lunches (lanchas
de vapor) y otras clases de embarcaciones de vapor caldeadas
con carbón, nafta, leña ó electricidad, construidas por la.
Casa Yarrow & 0.°, Enyiniers and Schipbuilders, poplar,
London.
-136 -

Esta es especial y sobresaliente en el mundo entero para


la construcción de buques de ríos; ha fabricado las lanchas
que han servido á Livingston en el lago Nyassa, á Stanley en
el río Oongo, al Ooronel Oburch en sus exploraciones del
Amazonas, á la navegación de los ríos Niger, Zambeze, Pa-
raná, etc.; yacths y embarcaciones de vapor para el Virrey
de Egipto, para los Emperadores de Rusia y Ohina, para el
Schah de Persia; torpedos para la Argentina, etc.; y yá hay
que añadir á esta larga lista de construcciones, para gloria
del progreso, un nombre más.: el de Oasanare!
Los modelos que nos parecían más adecuados para la
navegación de los ríos interiores de Oasanare y para el objeto
que se propone el Gobierno, serían uno de cuarenta. y cinco
pies de longitud por siete de ancho, destinado al servicio de
los ríos afluentes del Meta, Casanare, Pauto y Cravo del Sur;
el segundo de sesenta pies de largo por diez de ancho, para
el servicio de las Aduanas (ríos Meta y Arauca).

VII
A bordo del Libertaaor.-Las Misiones de Barrancopelado.-Mata de Palma.
Una colonia agrícola.

Mientras que están sacando agua de la bodega, entrada


por las averías de ayer, sobre los arrecifes, se nos oc;:urre
señalar la dirección de la casa productora de las bombas
aspirantes que nos parecen hasta ahora más adecuadas para
achicar agua (minas, obras públicas, etc.) : J. Stone & V.o,
Depdjo'r d, London.
La temperatura es muy suave, la vegetación se mejora,
y las riberas del río se elevan.
A las 12 y 20' p. m. pasamos delante de la boca del río
Pauto, que tributa al Meta por varios brazos, formando un
delta de aluviones de más de una legua cuadrada, completa-
mente anegado en invierno; entra de N.O á S.E y sigue
luégo el Meta de S.O. á N.E.
- 137

Media leO'ua más arriba empiezan los desmontes y la-


branzas hecho~ por l~s Reverendos Padres ayudados por los
indios, y á las 12 y 50' desembarcamos en Barrancopelado,
distante una legua de la boca elel Pauto por la vaguada del
Meta.
La altura s. el n. del mar es ciento sesenta metros.
Barrancopelado, caserío de unas tres casas de tapias y
cinco cabañas, fue fundado en 1890 por los Reverendos
Padres Manuel, Marcos y el Hermano Isidoro. El Reveren-
do Padre Manuel es el que actualmente está fundando la
Misión del río Ele.
El edificio de la misión (mitad, bahareque, mitad tabi-
que) se compone de cuatro piezas: la capilla, el comedor, el
dermitorio y otro cuarto; está en regular estado y muy aseado.
La población actual se compone de dos Padres, un Her-
mano y tres familias: en todo unos quince habitantes.
En este tiempo hay algunos indios, y vienen continu a-
men te varias capitanías á visi tar á los Padres y á permanecer
algunos días cerca de ellos; huyeron ahora casi todos; porqu e
corrió la voz entre ellos que el señor Prefecto de Orocué, que
permaneció por aquí algunos días de la semana pasada, había
venido para amarrarlos y matarlos pM'a haC6?'Jabón (?) (.') .
La misión es dueña solamente de una mula, dos caballos
y tres vacas.
La distancia de San Rafael á Barrancopelado es de unas
cinc~l)ta y cuatro leguas aproximadamente, porque desde
abajo de la boca del Guachiría, donde fondeamos ayer, no
hemos caminado más de diez y ocho leguas; de Barrancope-
lado á Orocué, por el Meta, hay unas 30.
Oonversamos algo con los indios; que no hablan casi nada
de castellano; los Padres hablan correctamente el goahivo.
U no de estos indios está vestido de mujer, con ropa multi-
color y muy adornado con cin tas y encajes; los otros apenas
están cubiertos con el guayuco. Entre ellos hay también uno
que tiene una mano muy ulcerada por una mordedura-de
culebra.
-138 -

Decidimos montar á caballo inmediatamente para ir á


Mata de Palma y regresar luégo á Barrancopelado, á fin de
recorrer los terrenos designados para los indios de las Misiones
hasta Orocué.
Salimos á las 3 y 45' p. m. y vamos en dirección Norte,
dirigidos por un baquiano; los perros que nos acompañan
se entran en una espesa mata, y oímos pronto muchos ladri-
dos que indican lucha con algún animal que, según n08
dice el baquiano, debe ser algún tigre ó león, que no esca-
sean en los alrededores. Hace seis dítl.3, él mismo, acompaña-
do del Padre, mató uno á una legua de Barrancopelado.
A las 5 y 45' p. m. y después de atravesar una montaña
-d e poca extensión, pero m uy cerrada y donde el baquiano
t iene que cortar ramas para darnos paso; llegarnos á la orilla
derecha del Pauto, en el lugar llamado Paso del Indio; el
río tiene aquí un vado donde actualmente no hay más de
() chenta centímetros de mayor profundidad y apenas cuaren-
ta metros de anchura; corre de O. á E.
El lugar es pintoresco y las barrancas están cubierta
por monte de corozales y otras palmas que se reflejan en las
aguas, del Pauto aquí casi inmóviles. Presenta el Paso del
Indio un aspecto melancólico á la vez que misterioso, bajo
los últimos rayos del sol poniente, en la penumbra del ano-
checer;

En tu vercle ribera solitaria,


j Oh claro río!
Miro los montes,
Los cielos miro j
Doy rienda al pensamiento, y el pensamiento vago
Se ac1uerme de tns ondas al amoroso ruido (1).

y este encanto nos demora algunos momentos, en contempla-


ción, plantados en medio del río, con nuestro caballo lJPbi eq-

(1) M. A. Caro. A. Zas a'res.


-139 -

do, con el freno puesto, como casi todos los caballos llaneros;
pero el baquiano nos llama al orden avisando que hay mu-
chos caimanes y que también es bueno salgamos del monte
antes que se cierre del todo la noche, porque rondea mucho
-el tigre por aquí.
La distancia del Paso del Indio á Barrancopelado es
de unas dos y media leguas. Poco á poco va oscureciendo, y
caminamos por la sabana, en la oscuridad y sin sendero algu-
no, bajo la voz del baquiano, que de tiempo en tiempo nos
señala la dirección que va siguiendo.
Por fin, á las 7 y 50', después de atravesar el Oaño de
Orosio, g ue desagua por la izquierda en el Pauto, arriba del
Paso de Guaratarito y á unas cinco y media leguas de la
boca del río en el Meta, llegamos á La Periquera, casa del
señor Benedicto Díaz, yerno de D. R~món Oropeza, y dueño
de una fundación de unas ochocientas reses.
Después del Paso del Indio hemos ido caminando hacia
el Oeste; La Periquera dista aproximadamente unas cinco
leguas del Meta en línea recta al Es te, porque por aquí el
Meta se abre mucho y da una gran vuelta ó semicírculo hacia
Occidente. De La Periqnera al Pauto, en dirección Sur,
hay cuatro kilómetros. Acabamos de recorrer cuatro y media
leguas desde Barrancopelado.
Viernes 6 de Ab7'il.~N o podemos salir para Mata de
Palma hasta las 7 y 25' a. m., por haber ido á buscarnos ca-
ballosfrescos á bastante distancia en la sabana.
Nos acompaña algunas cuadras D. Benedicto para en-
caminarnos, y antes de separarse de nosotroR nos da un derro-
tero á la llanera, para comprender el c'u al se necesita ser
muy perspicaz. Las explicaciones topográficas de los llane-
ros son en general por un mismo estilo:
"Siga usted esta sabana arriba, arriba, hasta ese puño
de ganado que usted ve allá ____ ¿ usted lo ve ?" insiste el
llanero; son a 19u nas vacas y novillos perd idos en la inmen-
sidad, y uno que no ve absolutamente nada, pero que teme
..desprestigiarse confesando que no distingue muy bien, afir-
-140 -

ma que ve perfectamente, y la explicación sigue adelante:


"Luégo choca á unos corozos, pero los deja afuera (?),
y tira sobre unos guarataros que usted verá desde allá; cuan-
do llegue á lOE! guarataros coge la costa del monte, atraviesa
el Oaño del Tig1'e, que así se llama ese caño, hasta llegar á
.Ll!lacoya de Gua/a (1); allí, en l\lacoya de Guafa está. el
Paso del Oaño, lo pasa, y jaya (en lugar de halla) un mo-
r ichal que queda sobre la izqnierda, pero 10 deja adentro (?),
camina todavía derechito (?) una media hora, y entonces debe
ver las casas!" ¡Uf! yá está el derrotero, y con esto se va
uno feliz, andando con la Virgen, como nos dice D. Benedic-
to; y para rematar las instrucciones, corno nos han dado aqu1
los caballos, añade:
" En todo caso ponga el rucio adelante que él es ba-
quiano."
y hénos aquí solitos y plantados en medio de la sabana.
Pero no nOR desanimamos: resueltamente seguirnos adelante
en busca del puí'ío de ganado, al cual llegamos afortnnada-
mente. ¡ Go ahead.' Seguimos con la misma suerte, y á las
9 a. m. damos con la casa de D. Ramón Oropeza, al que en-
contramos en la puerta del corral dvnde los vaqueros están
castrando y marcando novillos.
Hay tres leguas de La Periquera á Mata de Palma, de
modo que la distancia total de Barranco.pelado á Mata de
Palma es de siete y media leguas.

VIII

Mata de Palma.-Una hacienda cultivada por los indios goahivos.

El señor Oropeza es venezolano y dueño de unas diez y


ocho á veinte mil cabezas de ganado y de una fuerte suma

(1) Macoya de Guafa quiere decir mata de guadua15; se encuentran


en el llano por docenas los puntos llamados COl'o~a{, ]¡I~coya de Gu.a!,:, Gua_
ratllro y Guaratarito, de modo que esto es un motlvo mas de confuslOD.
- 141-

en oro, que nadie sino él conoce. Es hombre de buena estatu-


ra, muy robusto, colorado, pintón, y marcado en toda la piel
con manchitas amarillas, como atigrado; tendrá unos sesen-
ta y cinco años y sufre de gota; su voz es oscura y sus ojos
muy apagados por el abuso del alcohol.
Sin embargo, en este momento se halla en re.gular esta-
do y conversa con cierto tino.
Fundó su hato en 1856, y desde entonces no ha salido
sino una vez ó dos,- hace muchos años, hacia Arauca; no
conoce ni el Meta si'quiera, ni el Oerro (1), y nada afuera, á
excepción de las inmediaciones de su casa.
La casa es nueva: la antigua fue destruida por el co-
mején.
A los alrededores hay algunos sembrados de plátanos,
fríjolel'l, higos, y se ve que si la tierra no se anegara en in-
vierno, seria muy feraz, como se puede cGmprobar á pOC81.
distancia donde está algo más elevada (Santa María).
Vemos también algunas plantas medicinales:
El para, llamado vulgarmente oreja de burro, porque
asi es la forma de sus hojas, que fuman los indios como taba-
co; la raíz de esta planta raspada es un polvo muy eficaz
y
para la curación de los chancros llagas sifilíticas.
La argalla, arbusto cuya semilla, que se halla ~n untr.·
vaina dividida en cinco compartimentos, cura, nOA dicen, el
tétanos, y es además un poderoso contra de las mordeduras
de culebras, que hay en esta región en bastante abundancia ;
se emplea como remedio al interior, haciendo macerar la se-
milla en aguardiente.
La malagueta, palo cuya fruta es también contra.
El cairazco, parásita, cuya hoja grande de .s iete nerva-
duras se frie en manteca sin sal, y caliente se aplica en lo~
miembros adoloridos por el reumatismo,
D. Ramón no tiene confianza en el bien que pueden

(1) Se designa con el nombre de El C/m'o todo lo que no es llano, es


decir, todas las faldas orientales de la Cordillera..
-142 -

hacer las misiones á los indios, á quienes aborrece justamen-


te, pues ellos mataron á su padre.
Sin embargo, es de extrañar que no baya protegido en
nada y para nada á los pobres Padres que se sacrifican desde
hace tres años en Barrancopelado, y que no les haya mandado
nunca ni una res, haciéndoles, al contrario, pagar rigurosa-
mente la carne que necesitan.
Dice que los indios le matan ganado, en compañía con
los tigres, pero que estos son males que no se pueden evitar;
y no alcanza su estrecho concepto á comprender que, aunque
él fuera mahometano ó budhista, conviene á sus intereses,
fuera de toda razón moral, filosófica ó filantrópica, tener
unos hombres racionales y un punto civilizado á proximidad
de sus propiedades y sobre el Meta.
Toda su conversación respira el más completo egoísmo
é indiferencia por el progreso de la región; no se acuerda de
que quizás no hemos comido desde ayer, y sólo nos hace servir
una tacita de café; y corno no ha mandado desensillar nues-
tros caballos, juzgamos que es inútil det.enernos más de unas
dos horas, y nos despedimos para irnoB á Santa Maria, plan-
taciones y labranzas de D. Toribio Oropeza, hermano de D.
Ramón.
Algunos habitantes están agru pados al rededor de Mata
de Palma; la comarca es muy s~ma, no hay fiebres, y la única
enfermedad que reina algunas veces es el sarampión.
El antiguo pueblo de Oafifí, situado á unas seis y media
leguas al E.S.E., sobre el Pauto, y á legua y media de la des-
embocadura en el Meta, se acabó desde 1861, y el lugar no
es sino una montaña.
En vauo el viajador pregunta en dónde
Los restos yacen, y la vista explaya,
j Silencio y soledad! .... Sólo responde
La ola que desmaya
Oon lamento monótono en la playa (1).

(1) M. A. Caro. E~ Huirfano pe¡·egrino.


-143 -

A media hora de Mata de Palma Be hallan los conuco,


-de Santa María, que son, en agricultura, lo mejor que hemos
visto en los Llanos, después de Arauquita.
Las plantaciones son de sarrapia j entremezclada con
café y cacao; la sombra la dan los plátanos primero y luégo
las sarra pias cuando han adquirido suficien te desarrollo.
El palo de sarrapia produce á los cinco años; la cose-
cha es casi perenne, pero da mayormente en los meses de
Febrero, Marzo y Abril.
Vale la libra de al~endra de sarrapia en Oiudad Bolí-
var de quince á veinte reales.
Esta almendra, conocida en Europa. con el nombre de
Haba del Tonkin ó Tunea, además de ser muy empleada
para la fabricación de perfumes finos y de licores, la desi'n-
fección de ciertos medicamentos como el yodoformo, etc., pro-
duce la sal de cumaru ó cumarina, que sirve como principio
activo en la composición de varios medicamentos cordiales y
tónicos.
Don Toribio tiene en este tiempo trabajando en sus
plantaciones, limpiando, sembrando y desmontando, unos
cincuenta indios entre hombres y mujeres.
Son goahivos, robustos, van desnudos (fuera del guayu-
co); el color de ellos es más subido, es decir, más oscuro que
el de los j nd ios del Ohocó y del Darién; esto se puede a tribuír,
en parte, á q ne los de aquí están mucho más expuestos al
801 que los de allá, que viven continuamente á la sombra de
espesos montes; pero el tipo es semejante.
Tienen las narices llenas de yopo, polvo que hacen de la
semilla (en vainilla) de un árbol del Olismo nombre. El yopo
se prepara del modo siguiente: se seca la semilla, se macha-
ca, se tuesta al fuego y se pul veriza; luégo la guardan y llevan
en la concha de un caracol. Aspiran los indios el yopo por
medio de un aparatico de hneso formado de dos cañutos ter-
minados en sus extremidades por dos bolitas de resina muy
dnra que se introducen en las ventanas de la nariz; los dos
<laLutos terminan eo la parte opuesta eo un solo tubo que se
- 144-

int10duce en el caracol. Esto es una prueba más del ingenio>


de los indios, pues ellos han inventado un aparato para
sorber su rapé, mientras que los racionales lo cogen vulgar-
mente con los dedos.
El yopa los hace estornudar mucho y produce una em·
briagnez muy agradable, según dicen.
Llevan pintadas las mejillas con marcas (tatuaje) colo-
radas de caraño, y se cuelgan al cuello dien tes de caimanes y
de tigres, con cuentas de vidrio.
Las indias, cuyo tipo no es feo cuando jóvenes, van ves-
tidas con largos camisones de color que llaman anaco, y se
ocupan en raspar harina de yuca y en confeccionar y cocer
tortas de casabe.
Se paga á estos indios de unG á tres reales diarios, en ni-
quel ó en zarazas, dándoles la comida; y hay algunos, nos dice
D. Toribio, que son muy bu~nos peones. Hace yá como vein-
te días que están aquí trabajando; pero desgraciadamente
todavía no se puede contar mucho con la regularidad del
trabajo de ellos, porque vienen y se van cuando se les antoja.
Esta es una de las capitanías (la de Antonio), que á
menudo viene á visitar á los Padres.
Hay t.ambién en Santa María 8embrados de arroz, maiz r
yucas, tabaco (el año pasado produjo sesenta 1ibras) y hasta
parra de 'uva moscatel.
La tierra es feracísima. Es extraño que no hayan ensa-
yado aqui, ni en Arauquita, ni en parte alguna de Oasanare,
el cultivo de la vainilla (vainilla planifolia) , de mucho más
valor en Europa que la sarrapia. Pero es verdad que las
plantaciones de vainilla exigen ciertos conocimientos especia-
les y gastos mayores.

IX
Las Misiones.-Los jndios Goahivos, Piapocos, Sálivas y Achagualt.

Aquí no nos ofrecen siquiera una taza de café, y tiene


el valor D. Toribio de hacernos pagar veinte reales por una
-145 -

libra de pepas de sarrapia que compramos como muestra,


(}uando hace una hora nos dijo que actualmente la vende á
quince reales en Oiudad Bolívar.
En vista de esta generosidad regia montamos á caballo"
y á pesar de una tempestad que se prepara hacia el Oriente,
;,:'nos ponemos en marcha, solos y sin baquiano.
Poco grato nos será el recuerdo .de la hospitalidad de
los señores Oropezas; para ser justo y verídico hay que ma-
nifestar que en nuestro viaje esto ha sido una rara excep-
c ión, porque en general el llanero es sumamente hospitalario
y generoso, y no hay que hablarle de pago alguno de lo que
d a en su casa. Es bueno demostrar que per~sonalmente he-
mos quedado muy agradecidos en general por la manera
c on que se nos ha tratado.
Pasamos otra vez delante de Mata de Palma, y no nos
paramos á pesar del viento huracanado y de la recia lluvia
que nos azota.
Pronto los relámpagos empiezan á estallar por todos los
l ados y galopamos en la pampa en dirección al Meta, en
medio del fragor de los truenos que no cesan durante una
hora; ejércitos inmensos de nubes se lanzan en la atmósfera,
se acumulan y dan á la llanura un aspecto sombrío y ame-
n azador; el cielo desaparece; por todas partes no Sé ven sino
nubes pesadas y negras que amenazan á todo viviente; una.
calma sofocan te sobreviene; este es el momento terrible; rá-
fagas de viento dislocadas arrancan matas enteras de árboles
enormes, explosiones eléctricas, truenos espan tosos; el cielo
se confunde con la tierra, y todo parece que anuncia la ruina
del universo. Un rayo cae á pocos pasos de nosotros y pro-
duce unas detonaciones tan violentas que nuestros caballos
~e encabritan y tiemblan de t.error; pero seguimos adelaute,
y á pesar de que el aguacero cierra el horizonte é impide di-
visar las matas que deben servirnos de miras, no desespera-
mos de seguir buena dirección.
Efectivamente, á las 2 y 15' entramos en el patio de La
Pedquera, sin habernos perdido, pero empapados de agua y
con un apetito feroz.
-146 -

Aq ui la señora de D. Benedicto nos sirve un excelen te


caldo de huevos, montam os en los caballos descansados que
nos trajeron ayer, y regresamos, guiados por el baquian o
que nos ha proporciouado el . Reverendo Padre Marcos , á la
Misión, adonde llegamo s á las 5 y 45' p. m.
Durante la marcha el peón mata una ' culebra llamada.
mata-ca ballos, porque especial mente ataca á 108 caballos que
transita n por las sabanas . Tiene cabeza de candado, color
oscuro, noventa centime tros de largo por cinco de diámetr o :
es la primera culebra venenosa que encontr amos en Casana-
re desde hRoce tres meses que lo recorremos.
Nos sentamo s con satisfacción, en compañ ia del buen
Padre, á comer la sopa, y pasamo s el resto del dia en amenos
é interesa ntes coloquios que nos hacen olvidar las poco sim-
páticas casas de Mata de Palma y de Santa Maria.
Decidid amente, muchas veces en la choza del humilde-
y del pobre encuent ra el viajero más caridad y humani dad
que en el palacio del rico.
Natural mente que esta palabra palacio la empleam os
al figurado y por antitesi s, porque en Casanar e no hay pala-
cios ni mucho menos.
Sábado 7 de Abril.- Hay mucha neblina á la madru-
gada. A las 6 a. m. el Padre Marcos nos dice la mi ea en la
pequeñ a capilla de la Misión, y á las 7 a. m. nos ponemos en
camino, en dirección Sur, remonta ndo el Meta sobre su lado
izquierd o, pero alejándo nos de su ribera.
Los conuco, de indios (yuca, maíz y plátano s) siguen
por arriba hacia el interior de la montañ a de las orillas del
rio; tiene ésta un espesor variable de media á dos leguas.
A un cuarto de legua al Norte del caño Yanaqu e, el
Padre llama á los indios de una manera particul ar, y pronto
aparece uno que tiene en la mano una totuma llena de granos
de maiz que iba á sembrar ; nos lleva, después que ha habla-
do un rato con el Padre, quien le da, en lengua goahiva , segu-
ridades y explicaciones sobre 10 que somos y á qué venimos,
al interior de un monte en donde á ]os pocos pasos encontr a-
mOl el campam ento.
-147 -

Son como unos veinte, tendidos en sus chinchorros col-


gados bajo enramadas de hojas de palma; las mujeres están
ausentes trabajando cerca, en unos conucos/en el suelo
están regadas algunas ollas, y hay dos ó tres hogueras, mu-
Ch08 niños y perros; conversan largo rato úon el Padre y nos
piden tabacos; é8te les explica que venimos á medirles y de-
signarles con límites fijos las sabanas que se les concede, con
el fin de que nadie los persiga y los moleste. No~ repiten
ellos que se fugaron de los alrededores de la misión, porque
creyeron que veníamos á matar á los niños pa'ra hacer jabón.
Están gordos y se alimentan con todo lo que en-
cuentran además de lo que cultivan: pescado, cacería, fru-
tall, etc.
Luégo nos despedimos de ellos, y seguimos en el monte
por una trochita muy estrecha y embarazada, que apenas da
pal!o á nuestros caballos; á la salida de la montaña pasa.mos
por las ruinas de un caserío indio, de cinco ó seis cabañas;
todavía se ven algunos horcones.
Nos van siguÍJ;mdo, durante más de una legua, algunos
jóvenes indios que nos acompañan desde el campamento.
Como á dos leguas y en medio de la sabana divisamos
desde lejos una capitanía de unos treinta indios goahivos
que vienen al encuentro de nosotros.
Es la capitanía de Antonio que visita mucho á Barran-
copelado; vienen ahora de la Trinidad (La Parroq"uia); hom-
bres y mujeres van cargados de cabuyas de moriche, de ma-
tapalo, de cumare, de flechas y arcos, de muchos niños pe-
queños; hay tipos altivos y fuertes, robusta constitución; se
sonríen mucho y no parecen turbarse con nada; nos venden
por plata varios arcos y flechas, pero rehusan vendernos una
lanza de matar tigres.
Las flechas, de un metro sesenta centímetros á uno
sesenta y cinco, tienen puntas de hierro ó acero de veinte
á veinticinco centímetros; otras son de tres á cuatro decíme-
tros, en forma de harpón; la otra extremidad está provista
de dos plumas, verdes generalmente, y muy corta!!; la made-
- 14:8 -

r a es un junco que prod uce la flor de cañabrava / los al'cos


t ienen dos metros, y son hechos de madera de macana; las
cuerdas son de cumare.
Las mujeres, algunas de las cuales no son feas, pero de
cara muy redonda y llena en las jóvenes, ora van cubiertas
con el anaco, ora desnudas hasta la cintura.
Se agrupan todos al rededor nuestro, riendo, convers an-
-do y pidiéndonos tabacos porque van muy cansados~· les ha-
cemos una distribución general y nos despedimos.
Dos indios de esta capitanía han ido á Bogotá con el
Padre Manuel, y allá fueron retratados.
Los goahivos de esta banda del Meta no pasan de 2,000;
l os cuivas, que hablan el mismo idioma, viven más bien en el
A ri poro y en el Guachiria; no se tra tan con· los racionales
para nada, y son, hasta ahora, rebeldes á toda civilización;
pero muy agricultores y trabajadores.
Los piapocos, que viven en número de unos sesenta, más
a rriba, en la orilla del Meta (caño de María), son de tipo
m ás hermoso y andan vestidos; son muy activos y trabaja-
d ores; hablan una lengua diferente.
Según un cálculo general y basado sobre numerosos in-
f ormes recibidos y recogidos durante todo nuestro viaj e, su-
p onemos que no pasa de 2,500 el número total de los indios
q ue viven en Casanare, es decir, entre la Cordillera Oriental
y la izquierda del Meta: tunebos, goahivos, yaruros, cuivas,
p iapocos y sálivas.
Cuando dejamos á los indios eran las 9 y 15' a. m., y á
las 11, y después de pasar el Guanapalo, nos desmontamos
á almorzar en un abandonado campamento de indios piapo-
cos, donde han asado m ucho pescado.
El punto, que llamaremos el Paso de los Padres, por-
que ellos lo han buscado y abierto, es de acceso trabajoso por
el lado derecho, pues la barranca es muy alta y vertical; la
subida es muy mala, y á pesar de desmontamos y de guiar
los caballos con la Jáquima, ca::lÍ se ruedan. El vado tiene
a penas un metro de profundidad mayor actualmente, y trein-
-14.9 -

ta metros de ancho; las barrancas siete á ocho de altura so-


bre el nivel de las aguas.
Hay cuatro leguas de Barrancopelado al Paso de l08
Padres. El puente de Guanapalo dista trece leguas, arriba,
y el Meta una y media, abajo. '
Montamos á caballo á las 12 m., siguiendo por un monte
muy cerrado en dirección S.S. O., y á la salida de la montaña
directamente al O.
Llegamos con mucho sol y un calor insoportable, á las
2 y 30', á El Hatico, .propiedad de D. Fidel Reyes.
El perro que nos regaló D. Socorro Figueroa, á pesar
de su fuerza y magnífica raza, se ha asoleado de tal ma-
nera que queda ahogándose, en una mata, á algunas cua-
dras an tes de ll egar á la casa; le llevamos agua para refres-
carlo, pero no Pllede caminar, y hay que dejarlo aquí algu-
nos días; luégo lo mandarnos buscar desde Orocué.
Dista El Hatico de Orocué ocho leguas en dirección
S.O. Barrancopelado queda hacia el N.E., á siete leguas de El
Ratico; hay tres desde el Paso de los Padres (río Guanapa-~
lo); de El Ratico al Meta (boca del caño de María, punto
ocupado por los indios piapocos) hay tres leguas en direc-
ción E.
El Ratico es una fundación de unas mil cabezas de
ganado.
Como las bestias nuéstras están muy cansadas, y como
la jornada hasta Orocué es muy larga, tenemos que pasar
aqui la noche.
Queda el Hato de Platanales (Policarpo Reyes) á cinco
leguas de aquí, del otro lado de Guanapalo, y arriba del
Paso de los PadreH; se compone este hato de unas mil bestias
caballares y ocho mil reties.
El hato de El Tigre (Policarpo Reyes) queda á catorce
leguas al O.N.O. de Barrancopelado.
Hay muchos tigres en esta parte del Meta; el mayordo-
mo actual del Ratico ha matado más de cincuenta, y ayer
11
- 150-

tarde no más fue en busca de uno que desde hace aigunos


dias causa mucho daño al ganado . .
N os enterarnos de que mañana hacen una fiesta los p 'ia-
pocos en su pueblo de la boca del caño de Maria. Estas fiestas.
se componen de abundantes libaciones de guarapo y de bailes
al toque de la flauta de siete cañutos llamada ca1'n·zo. En
este pueblo, que lleva el nombre <.le Santa María, los Padres
poseen una casa-misión.
Domingo 8 de AbTil.-Salida á las 4 y 15' de la ma-
drugada.
Pasamos el caño de María, dil:lü1.l1te de la caRa dos kiló-
illt:ltros, á las 4 y 55'. El paso es malo á pesar de que no hay
agua; y como lo efectuamos en completa oscuridad,' en el
monte tenemos algunas dificultades, pero encendemos velus
y franquearnos sin accidente el pedazo de monte.
A las 5 y 50' pasarnos el caño de Oamb aré; la dirección
que seguimos sobre Oroené es S.S.O.
Llegarnos al Rato de Oharanga, de D. Manuel José Re-
• yes, á. las 6 y 45' l\..: ill. A cien m etros al N arte pasa el caño
del Duya.
El Duya tien e unas catorce leguas de curso; más arriba
de este paso, una y rneuia legua al Oeste, se halla otro lla-
mado Paso Real; la d i8 taneia del ha.to de Oharanga al Meta
ee de dos leguas; de aquí al Ratico hay cuatro, y también
cuatro de Oharanga á Orocué.
El mayordomo, D. Primitivo Reyes, está ausente en
busca del mismo tigre que e.3tá haciendo estragos abajo yal
otro lado del caño de Maria.
Atravesamos el Dllya, que tiene bastante agua, y á los
pocos pasos llegamos al pueblo nuevo de 108 indi08 sá1ivas,
situado en una bonita sabana, á salvo de ~as inundaciones,
sobre la margen derecha del caño, casi frente y á muy poca
distancia de Oharanga; se llama este pueblo '-San J'tlanito.
El pueblo, fundado por los Padres y laR sálivas desde
hace tres años, tiene una iglesia de tal>iq ue y unas quince
casas, de las cuales cua.tro ó cinco son también de tabique;
las demás 80n de palmas.
- lü -

Los sálivas viven en su mayoría en las orillas del Orinoco;


vino est.a capitanía, huyendo de 108 caribes, en el siglo XVII;
no pasan, entre todos, de doscientos; los que viven en el
pueblo Bon unos treinta.
El tipo de ellos es más feo q1le el de los piapocos y
goahiV'os.
La lengua es la más dificultosa para compr.mder y
muy nasal.
"La lengua sáliva, dice el Padre Gumilla (1), la más
dificultosa de nuestras misiones, por ser lenguaje q ne se debe
llamar narigal, á. distinción de los quP llamamos gu tur411es,
corno 80n la ayrica y la situ:fa / porque si éstas ahogan la
articulación en el fondo de la garganta, la sáliva arroja, y
mejor diré, confunde la mayor parte de sm silabas, dentro
de las narices de aquella amabilisima gente, la más dócil,
mansa y tratable de las descu biertas en aquellos ríos y bos-
ques, de quienes ningún misionero se quejará de que malo-
gra Sil enseñanu¡ y fatigas."
Pero yá casi todos hablan castellano, están civilizados,
y andan limpios y bien vestidos; no les falta más que religión
é instrucción; son ellos Jos qne fundaron á Macuco, antiguo
pueblo destruido hace cerca ele un siglo, á una y media le-
gua de Orocué, y del cual existen todavía algunos vestigios.
Después fundaron el Guayabal en las costas del Oravo del
Sur, y luégo á Orocué.
San Francisco de Regis, pueblo que existía á orillas del
Tío Guanapalo, abajo del Paso de los Padres, fue edificado
por los indios achaguas, que casi han desaparecido; existen
todavía algunos en Barrancón y en la boca del Ousiana (San
Martín).
"Los achaguas, dice E. Uricoechea (2), antiguamente
la nación más poderosa y ci vilizac1a de aq uel1as regionefl, hoy
reducidos á unos pocos habitantes en Oabuyaro."

(1) Orinoco Ilu!trad".


(2) Viaj~ al Meta (inédito).
/'
152 -

Alcedo (1) coloca á los indios achaguas en los ríos Ca-


sanare y Meta, en 108 bosques del .A ritagua (?), afluente del
primero, y sobre las márgenes del Ele; y el historiador Pie-
drahíta (2), al hablar de las antiguas tribus del Nuevo Reino,
que él clasificó en seis grandes naciones, dice que los Ipuyes,
Oaquetios, Tarnes y Achaguas vivían sometidos á los Laches,
cuyo territorio se extendía hasta el de los Chitareros yesta-
ba separado por el rio Sogarnoso de los estados del Oaciq ue
Tundama.
"Es de snponerse efectivamente, dice Lázaro M. Gir6n,
que los Achaguas vivieran hermanados á los Laehes, puesto
que participaban de las costumbres de éstos y cultivaban con
ellos buen trato y amistad; y aunque creernos, con el ameri-
canista señor Uricoechea (3), que la clasificación del Obispo
Piedrahita es un tanto errónea, juzgarnos que para b'acerla
tenc1ria á la mira las semejanzas de raza y costUnJ bres de las
diversas tribus que agru pó."
En época posterior á la Conquista 108 Padres Jesuitas
lograron reunir muchos indios de éstos en las misiones que
fundaron sobre el Meta, el Casan are X el Atanari, con lo!!!
nombres de San Salvador del Puerto de Casanare (en 1661),
San Joaquin de Atanari (1696), San Francisco Regis de
Guanapalo (1722), Nuestra Señora de la Concepción del
Cravo del Sur (1725), y otros; y entonces su número ascen-
dia, según el Padre GúmiJla, á cerca de tres mil.
Cuando el Coronel Oodazzi visitó la región oriental,
baIló en las riberas del Muco unos quinientos Achaguas,
restos de los de aquellas misiones, cansagrad08 á la agri-
cuU;ura.
Hasta hace poco tiempo qnedaba de esta nación, la más
importante de los Llanos, algunos habitantes en el pueblo de
Cabuyaro; pero es el hecho que de alH se han retirado tam-

(1) Diccionario de Améric:a, 1787.


('2) Historia de la conquista del Nuevo Reino de Granada.
(a) Grameitica y vocabulario de la lengua chibcha.
-153 -

bién hoy, arrojados quizá por algún azote, como el de que


han sido víctimas en este sitio los Piapocos, los Manchay y
los Sálivfis (1); Y viven confundidos con los restos de los en
otro tiempo belicosos Zeonas, que vagan errantes por 188
márgenes del Meta.
Los Sálivas sou muy agricultores y navegan mucho;
y levantan sus conucos en el interior del bosque de la margen
del Meta, que aquí tiene cerca de dos leguas de espesor.
N o hacen chinchorros; algunos tienen hasta cincuenta
y sesenta reses; casi no usan el yopo.
Almorzamos en la casa de uno de ellos: sancocho de
plátanos, carne, caldo, café con leche y casabe; tienen todos
]08 utensilios usuales en los campos para cocina y mesa.
La Capitanía está bajo la autoridad de un Capitán y un
Teniente.

x
Llegada á Orocué.-El clima.-Movimiento comercial.-Lo8 hatolJ.-Dis.
tancias.

Salimos á las 9 y 15' a. m. y pasamos á las pocas cua-


dras el caño de Ñ am¡:¡,be, afluente izquierdo del Duya.
A las 10 y 30' pasamos cerca de la fundación de San
Pedro, de los herederos de Lino Barreto, y cruzamos el caño
del mismo nombre, que desagua en el Meta á cuatro kilóme-
tros. Estamos aquí á una legua de Orocué.
Hay muy bonitos morichales.
Observamos en todos estos hatos que el ganado es de
mejor raza que el de A.rauca, más alto (trepado), de mejores
formas y menos flaco.
A las 12 m. entramos á Orocué.
Orocué, situado por 4 0 56' de latituq. Norte y 3 0 l' de

(1) Doctor Julio Patiño. Informe del Yisitado9' fiscal de Instrucci6n pú.
bZica en el Territorio de San Martín, 1881.
-154 -

long itud Este del Meridiano de Bogotá, se halla á ciento se-


tenta. y cinco metros s. el n. del ru a r.
La posición del pueblo es muy ventajosa, sobre la orilla
izquierda del Meta, encima de barrancos de ditz metros de
altura. y completam ente al abrigo de toda inundación.
El ancho total del Meta, frente á Orocué, contando
loa tres brazos que forman las i~las de éste, es de dos y
medio kilómetros (2,500 metros) aproximadamente.
El pueblo tiene seiscientos habitantes.
Las calles son anchas y lim pias, alumbradas por faroles
de keroaen; hay algunas casas bien construidas. Las :prin-
ci p ~les casas de comercio son las de los señores José Bonnet,
Ramón Re 1, Franzius Aguilar y C.a, que exportan café é
introducen la mayor parte ele los artículos extranjeros que se
reparten en los Llanos.
A mil quinientos metros al N.E. del pueblo desemboca
el caño de Ococué que pasa por el mismo pueblo, pero da,
antes de desaguar en el Meta, una gran vuelta hacia el N.O.;
tiene bastante agua y unos veinte á treinta metros de ancho;
se origina en uu estero situa.do unas diez leguas a l inte-
rior de la sabana; pueden entrar en este caño, en invierno,
balandras, lanchas de velas, bongos y ot,ras embarcaciones,
para refeccionarlas.
El vapor llegó aquí á Ja,s 10 a. m. al día siguiente que
lo dejamos en Barrancopelado, y CuillO el Meta va crecienuo
es probable qu e saldrá muy en breve para Cabl1yaro (1).
El clima es sano aquí y no hay fiebres pernieiosas;
toda la población tiene muy buen aspecto. Las observacio-
nes termométricas hechas durante nuestra permanencia en
Orocné (nu eve días) son las siguientes:
4 y 15' p. ~., 34 0 5'; 8 y 30 p. m., 31 0 ; 12 del día, 3P;
3 p. m., 32 0 ; 6 p. m., 31 0 ; 9 Y 15' p. m. (lluvia), 31 0 ; 11

(1) No pudo salir hasta el martes 17 de Abril, es decir, doce días des-
pué8 de su llegada á Orocué.
-155 -

a. m., 290; 1 Y 30' p. m. (tormenta y fuerte aguacero), 26°;


8 y 30' p. ID., ~8° 5'; 11 p. m., 26°; 6 a. m., 25° 5'; 7 Y 30'
a. m., 260; 9 a. m., 290; 1 y 30' (tormenta), 31 0 5'; 2 Y 30'
p. m. (aguacero), 29°; 7 a. m., 27° 5'; 2 Y 45' p. m. (tormen-
ta y 'aguacero), 30° 5'; 6 Y 30' a. m., 24°; 7 Y 40 a. m., 26°.
En esta época del año no hay un solo mosquito.
El movimiento comercial de Orocué se puede avaluar
de la manera siguiente, sin que tengamos otra pretenElión que
la. de dar un dato estadístico aproximado, según informes
tomados de fuente fidedigna:
Café (1) (del Cerro) $ 360,000 papel. Exportación.
Mercancías: $ 240,000 pa pel. Importación.
Ganado: $ 160;000 papel. Exportación.
Bestias, cueros, etc.: $ 40,000 papel. Exportación.
Movimiento gen~ral del comercio: $ 800,000 papel.
Podemos establecer una comparación con Arauca:
En Arauca:
Mercancías: $ 250,000. Importación.
Ganado ($ 250,000 01'0 al 180 por 100) $ 700,000.
Exportación.
Cacao, café, cueros, !llovimiento de bestias: $ 180,000.
Exportación.
Movimiento general del comercio: $ 1.050,000.
Con la probable y próxima agregación á la Intendencia
de Casanare de los territorios ele la derecha del Meta (Vi-
chada, Gllaviare, etc.) y de la Intendencia de San Martín,
para formar el Depar tamento de los Llanos, nos parece 01'0-
cué llamado á ser futura capital, por su het'illosa situación
topográfica, sus comunicaciones rápidas y facilisimas con Bo-
gotá y con el Extranjero, su posición geográfica, que entonces
será céntrica, su clima 8ano, etc. etc.
Pero uno dt' los puntos que más deben llamar la aten-
ción de los que se preocupan por la futura prosperidad de
Orocné, es que poco á poco, por un tralvajo lento de las

(1) 4,500 cargas d~ café salen anualmente de Orocuó.


- 156-

aguas del Met.a, el do ha ido recost.ándose sobre la orilla de-


recha, dejando aglomerar las arenas arriba de Orocué, donde
se han formado bancos inmensos cerca de las islas. Esto tiene
por consecuencia que en verano hay poquísima agua al pie
del Barranco de Orocné y que puede en brew llegar el mo-
mento en que Orocué tendrá su puerto á grande dist.ancia,
lo que sería un grave inconveniente para el tráfico. Todavia
es tiempo de remediar el mal con un trabajo poco costoso,
haciendo algunas estacadas para dirigir las aguas en verano
y cortando algunos bancos.
En Orocué se matan unas mil reseg anualmente para el
consumo de la población y el abasto de las embarcaciones.
Los principales ganaderos son: Ramón Real, hato de
El P01'venir, lado derecho del Meta, á tr~s leguas de 01'0-
cué: 10,000 reses.
El GuaTiarnena, izquierda, ribera del Meta, caño dE'
Guariamena, á veinte leguas: 13,000 reses.
Mortuoria de Leopoldo Andueza, hato de Ma?-ernaTe,
caño de l\1aremare, á quince leguas de Orocué: 1,000 reses.
Mortuoria de Marcelino Mendoza, hato de Las Mel'ce-
des, Cravo del Sur, á una legua del Meta: 500 reses.
Mortuoria de Lino Barreto, hato de San Pedro, ribera
del Meta, á una legua abajo de Orocué.
BaTTeto, sobre la orilla de Guanapalo, á once leguas del
Meta.
La Candelaria, entre los ríos Duya y Guanapalo, diez
y seis leguas del Meta.
Tienen estos tres hatos unas 12,000 reses.
Reyes Melgarejo hermamos: hatos de San Pablo, sobre
la margen del Cravo del Sur, á diez horas de Orocué; San
Miguel, tres horas al N.O. de Orocué; El Hatico, donde
hemos pasado. Total: 10,000 reses.
La Oeiba, de Ualixto Chaparro, á dos leguas al Occi-
dente de Maremare, tres leguas del Meta y veinte de Orocué:
600 reses.
En el primer viaje el vapor Libm·tador ejecutó el tra-
-157 -

yecto de Orocué á Cabuyaro en veinticinco horas 30 minu-


tos, y gast0 cinco horas para remontar hasta Puertonuevo
(Barrigón); en el segundo empleó veintidós horas hasta Ca-
buyaro; lo que produce empleando el mismo cálculo que
hemos usado para averiguar la distancia de San Rafael á
Orocué:
De Oroeué á Cabuyaro, setenta y seis y media leguas.
De Cabuyaro á Pnertonuevo (Barrigón), quince.
De Barrancopelado á Orocné, veintisiete.
De modo que obtenemos estos guarismos:
De Oiudad Bolívar á San Rafael, doscientas.
De San Rafael á Barrancopelado, cincuenta y cuatro.
De Barraneopelado á Oroeué, veintisiete (doscientas
oche nta y una).
De Orocué á Oabuyaro, setenta y seis.
De Oabuyaro á Barrigón, quince.
Total:
De Ciudad Bolívar al último puerto accesible á vapor
en el Meta, tresci.entas setenta y dos leguas.
Almorzamos en casa de los Reverendos Padres, q ne nos
presentan cinco indiecitas y dos varones de cuatro á seis años,
goahivos, educados aquí en Orocné desde hace unos cuatro ó
cinco meses. Están muy limpios y bien arreglados; las mujer-
citas con sus medias, zapatitos de raso y aretes de oro, rega-
los de las señoras de Oroeué; algunas tienen bonito tipo y
ojos expresivos: todos son robustos, sanos y bien formados.
Estos niños han sido en tregados á los Reverendos Pa-
dres por sus familias, mediante algunas varas de zaraza ú
objeto sin valor; contestan algunas palabras en castellano
y saben yá distinguir las letras.
En casa del señor D. Ramón Real vemos algunos obje~
tos: guapas y hamacas de tejido de palma guanaré muy
finas y de varios colores, fabricados por los indios de Rione-
gro, mucho más hábiles é industriosos que los de aquí.
SEXTA PARTE

/ /
DE OROCUE A TAMARA

Condúce mis pa~os, ¡ oh naturaleza! con·


dúceme hasta un abrigo que me proteja del
viento del Norte y donde un bosque de álamos
me guarde de los ardores del mediodía; y
cuando al anochecer vuel va á mi choza con
los últimos rayos del sol sobre la cara, haz que
encuentre una mujer con un niño en Jos
brazos.
GOKTHE.
(Balada del viajero).

1
Despedida de Ol'ocué.-EJ COl1sejo.-¡ Perdido !-El caño del Duya.-Gua-
napalo.

Por fin, después ueestos diez días de permanencia en


Orocué, nos decidimos con pena á separarnos de esta peque-
ña población, en donde hemos encontrado tán'ta sirupatía. y
buenos amigos, con los cuales hemos ditifru tado ratos agra-
dables que nos han indemnizado ampliamente de las fatigas
del viaje.
Salimos á las 9 y 1-5' a. m . en dirección N.N.E. al
principio, para atravesar el caño de Orocué en el lugar del
paso, q ne es en la boca misma del Meta por donde hemos
venillo, y á las 9 y 40' nos hallarnos otra vez detrás del pue-
blo (fnndación ue María), para seguir en dirección O.N.O.
A las 11 a. m. llegamos al Consejo, fundación de unas
doscientas cabezas de ganado, situada á tres leguas de 01'0-
- 160-

cué y propiedad del señor Domingo Martlnez; allí almorza-


mos y volvernos á caminar á las 12.
Costeamos al principio el caño de Macuquito, que des-
agua en el de Orocué, donde hay boni tos morichales, y 1uég<>
empezamos á remontar el caño del Duya sobre su orilla de-
recha.
Como me ha tocado un malísimo caballo, empiezo, hacia
las 2 p. m., á quedarme poco á poco muy atrás sin que 1<>
noten mis com pañeros, y cuando yo mismo me doy cuenta
es yá muy tarde; no diviso nada en la llanura, y corno n<>
he tomado dato alguno sobre la dirección que debíamos se-
guir para alcanzar al puente de Guanapalo, en la seguridad
de que iba con baquianos, estoy poco menos que perdido;
sé únicamente que debo pasar el caño de] Duya y seguir una
dirección general N.N.O.
Sin embargo, dirigiéndome por el sendero más trillado-
que los demás que lo cruzan, y que presenta rastros frescos
de haber pasado varias bestias, mulas y caballo~, que no-
pueden ser otras, en estos lugares poco transitados, que 19.8
de mis compañeros, sigo adelante, y hacia las 3 p. m. atra-
vieso el Dllya en el lugar llamado Paso R~al; hay poca agua,
a penas cuaren ta cen timetl'os en el vado y unos q nince metros
de ancho; los rastros continúan remontando ahora sobre la
orilla izquierda, y como ésta es también la orientación que
debo observar, no vacilo en seguirlos.
Son las 4 y 20' p. m., y he recorrido unas ocho h'guas
desde Orocué; corno empieza á lloviznar y se prepara una
fuerte tempestad, y además mi caballo está muy cansado y
no sé fijamente hasta dónde habrán seguido mis compañeros r
resuelvo quedarme en una pequeña cabaña india, desierta y
que parece abandonada; ésta, construída de palma, se halla
á veinte metros del monte y á medía cuadra del caño; paso
revista en el interior y no hallo más que un jarro para
tomar agua, un pilón y un banquito rotos, y una hacha vieja
que quizás me puede servir esta noche en este lugar desierto
y frecuentado por los tigres, corno han dicho 10 está toda la
montaña del Duya.
- 161-

Desensi110 mi caballo, 10 llevo á beber al caño, y luégo


10 amarro á un palo con el rejo, á fin de que el animal pueda
pastar esta noche y que yo esté con la seguridad de no que-
darme á pie mañana; como llevo un pollero con carne asada,
comparto un pedazo con mis perros; luégo trato de colgar mi
chinchorro; pero además de que el interior de la cabaña sir-
ve de morada á centenares de enormes lechuzas y murciéla-
gos, los cuales, como va anocheciendo, revolotean locamente
sI rededor de mi cabeza, 108 postes y palos medio podridos,
el techo agujereado y amenazando ruina, no me permiten
hacerlo, y resuelvo colgarlo entre dos chapanos, á orilla del
monte; como empiezan 108 relámpagos, truenos, y el chu-
basco muy recio, me abrigo con mi encauchaJo, y aguardo,
fumando la pipa, que se acabe la tormenta.
Por fortuna no dura más de una hora: se aplaca el hu-
racán, se despeja el cielo, y brilla la luna llena con todo su
resplandor, 10 que me permite observar 10 que puede ocurrir,
-desde mi hamaca, donde me extiendo fatigado.
No paso la noche muy tranquilo á causa de los gritos
-extraños y discordantes de centenares de pájaros y aves que
llenan el aire, de la agitación de mi caballo que relincha á
menudo con terror, y de los perros que, á pesar de estar
muy cansados, se levantan á cada momento dando vueltas
y gruñendo con inquietud. De seguro que no debe estar
muy lejos su señoria el tigre.
Por fin me vence el sueño, y despierto sin novedad con
los primeros albores del día.
Jueves 19 de Abril.-A las 5 y 15' monto á caballo, y
como el aguacero de anoche ha borrado las huellas, sigo á
todo riesgo las que anoche, ant.es de acostarme, habia podido
()bservar más allá de la cabaña, subiendo siempre por la
orilla izquierda del Duya. Atravieso algunas ruinas de cho-
:zas y conucos de indios, y mi inq uietucl aumenta viendo que
-el caño se inclina mucho, hacia el Oeste y que no debo tardar
€n separarme de él para dirigirme, á la ventura, al intf1fior
.de la llanura, hacia el Norte.
- 162-

Pero no me he equivocado: diviso un claro del monte y


en medio una casita, y luégo otra más grande, con corrales y
platanales, sobre la orilla derecba. En la casita, donde en-
cuentro un indiecito, me entero por él, á fuerza de pregun-
tas, que anoche llegaron varios jinetes que paRaron la noche
del otro lado y que todavía están allá..
Efectivamente, paso el Duya otra vez y pronto me reúno
con la comitiva algo preocupada por mi hll sencia; hacia lae
3 de la madrugada ha ido en bu sca m1a Luis María HernlÍn-
dez (1); pero no alcanzó hasta la chocitu. cerca de la cual he
pernoctado.
Este lugat· donde nos reunimos se llama la fundnción
dellJfilag?'o, y pertenece al señor Victor Hérnández. Aquí
ordeñan todos los días u nas setenta VftCas y fabrican q llesos
de una arroba cada uno, que se expenden al precio de dieZé
pesos en Orocué.
Hay nueve leguas de Orocué al Milagro.
Nos ponemos en marcha á las 7 y 35' a. m., volvemos á
pasar el Duya, y seguimos todavía durante media hora BU
ribera izquierda, dejamos el camino de La Candelaria (hato
de los herederos de Lino Barreto, situado en las cabeceras
del Duya), y atravesamos la sabana en dirección Norte hasta
la fundación de Ba1'reto (herederos de Lino Barreto), que
consta de setecientas reses y cincuenta bestias, y distante to--
davía una legua de la costa del Guanapalo.
Se divisa á. dos legnas, anteR de llegar, el monte que ori-
lla el GUllnapalo, y desde el Duya, después de la casa de
Barreto, no se atraviesa sino un cañito de poca importancia.
Durante el trayecto matamos un picuTe, especie de lapa
ó liebre de color gris y orejas cortas: exqui¡;ita comida.
Las primeras lluvias del invierno han uado yá un A.spec-

(1) LUls María Hernández, mi compañero durante esta. parte de mí


correría desde Orocué basta La Trinidad, en donde desempeñaba las fun-
ciones de Alcalde. No penl!aba entonces que pocos meses después yo debía
hacer parte de una comil-i6'ljud-icial encargada de averiguar los motivo. de·
BU muerte. (Véanse 108 Telegrama6 de fine. de Octubre).-J. B.
-163 -

to diferente á estas sabanas, los herbazales están más verdes y


menos quemados; observamos también que el ganado es me-
nos flaco que el de Arauca y de Cravo y de mejor raza; tie-
nen mucha fama en Casanare los ganados de Mata de Palma
y del Tigre.
No hay duda que esta época del año, Abril y Mayo,
tn que va principiando la temporada de invierno, es la más
agradable para viajar en los Llanos; los primeros aguacer08
refrescan ]a temperat.ura; el Bol, generalmente nublado, no
calienta con tánta fuerza; las yerbas empiezan á verdear y
los ganados á engordar; los animales encuentran yá agua en
todas partes, padecen menos con el calor, en tran en bulli-
cio y alegría. que hacen resonar los montes; las nu bes de
polvo no se levantan bajo los pies de los caballos en 108 sen-
deros de la sabana, y viajero~, bestias y perros caminan con
más facilidad y menos cansancio; todavía. no hay a:tascade-
ros, ni r10s Ó caños peligrosos, y el llano, qne apenas princi-
pia 6. empaparse de agua, tiene todavía sus raudales y esteros
secos; las brisas soplan con menos violencia y refrescan má8~
y los relámpagos y truenos que se ven y oyen á 10 lejos dan
á la pampa un color de poesía majestuosa que aumenta su
encanto; es' el momento que el cazador puede escoger de pre-
ferencia para dar libre carrera á sn pasión sin exponerse á
una insolación y sin estar desde los primero8 pasos bañade
en sudor.

11

Guanapalo.-LI\ Trinidad.-Flora y Fauna del Pauto.

A las 12 llegamos al Puente de Guanapalo. Hemos re-


corrido hoy cinco y media leguas, lo que pone el puente á
catorce y rne1iia leguas de Oroeué.
La cOllstrucción de un puente en el Guanapal0 era de
suma importancia y necesidad para asegurar la comunica-
ción en invierno por tierra entre el Meta (Orocué) y las po.,..
-164 -

blacione s del Llano alto y del cerro (La Trinida d, Pore, Mo-
reno, Nunchí a, Támara ); el Guanap alo, á pesar de presenta r
en esta época barranc os descubi ertos de doce metros de ele-
vación vertical sobre el nivel de sus aguas, llena complet a-
mente su cañón y hasta, en ciertos invierno s, r~bosa en la
sabana.
El paso es por lo tanto imposib le en invierno , y como no
hay allí embarca ción alguna, ni habitan te que pueda cui-
darla, y el caño está cuajado de bichos feroces como caima-
nes (1), temblad ores (torpille ), caribes, etc., es peligros isimo
para el que se atreve á pasar á nado; y además de estos in-
<convenientes, el ganado está muy expuest o en el paso, que
se halla situado á unos ciento cincuen ta metros arriba del
lugar del pontead ero, porque si "9aja nadand o algunos metros
más, se halla aprision ado entre dos barranc os inaccesi bles y
se ahoga; ha sido muy acertad a la resoluci ón de constru Ír
un puente en este lugar, que comuni ca en toda época dos
regiones de las más ricas de Casanar e: la de Orocué y la de
La Trinida d (La Parroqu ia).
Ningún correo se atrevía á pasar á nado; de los llane-
ros más arriesga dos y baquian os varios han perecido en este
rio, y el paRO de Guanap alo quedaba como un espanta jo, un
espectro rojo, para todo viajero que i,ba de Orocué á la Tri-
nidad, ó vicevers a, cuando no habia vado.
Pero la construc ción de un puente en est.e lugar ha pre-
sen tado varias dificul tades. Está lejos de todQ recur~o; las
madera s adecuad as no se han encontr ado en la misma mon-
taña del caño, sino en muy escasa cantida d, y ha habido ne-
cesidad de ir á buscarla s eo los montes ' del Pauto, que se
halla distante unas seis leguas. Para traer esta madera hao
faltado no solamen te brazos, sino bueyes, porque los dueños
de los hatos más vecinos se han mostrad o poco dispues tos
para vender ó alquilar los suyos.

y ~ama.
(1) Hay aquí dos clases de $aurianos (además. de los la~artos
! amenCQn1.lS
leones): el caimán (alligator palpebros \u) y el cocodrIlo (cocodnLu
'iIlmphib-ius).
-165 -
N o ha sido esta la única dificultad, pues debe agregarse
la consecución de obreros y peones; los de aquí no sirven
más que para sabanear, castrar y herrar; pero para construir
puentes y caminos ha habido necesidad de traer obreros de
las tiefras frias á un lugar que no pasa por muy sano y á don-
de los tigres vienen de noche (según se dice) á visitar algu-
nas veces la ranchería..
Para compensar esto y la alimentación, compuesta á
menudo de carne sola, ha habido que pagarles jornales muy
elevados: el maestro carpintero, $ 100 mensuales, otros dos á
$ 60; un sobrestante, $ 60; los peones, que han sido gene-
ralmente de quince á veinte, á doce y catorce reales, dándoles
á todos la alimentación.
A pesar de todos estos tropiezos, si 81" puente no está
todavía concluido, lo principal está hecho; los horcones ó
postes, que tienen nueve m etros ele altura, están plantados;
los canes, columnas y pies de .amigo, colocados; fal tan toda-
via las vigas del centro, el piso y el techo; pero las vigas
y el ziné están al borde del do; la-.; maderas del piso están
cortadas y listas para ser trasladadas desde el Pauto, y se
calcula que el puente, que se principió e l 22 de Enero del
presente año (1), será entregado al servicio público á fines
de Junio próximo.
El puente tiene cuarenta metros de longitud y tres de
ancho.
Las maderas empleadas son mny buenas: cedro, laurel,
aceite, yopo y algarrobo, todas maderas muy resistentes á la
acción de las aguas y al comején.
El trabajo de carpin tería (e'lpigA.R, em pates, ajnstes,
etc.) es ordinario, pero el conjunto de la obra. presenta ca-
rácter de solidez y duración.
D e nn lado (izquierdo) el barranco, formado por arreci-
fes (congloLllerados), ofrece gran seguridad; la margen dere-

(1) 1894. Todavía en esta fecha, Enero de 1895, no ha sido entregado


al servicio público.
12
-166 -
cha, del otro lado, compuesta de arenas deleznables, necesita.
ciertos trabajos de contención, en defecto de una obra de cal
y canto, lo que duplicaría el valor del puente, que se ha cal-
culado en $ 5,000.
Es necesario concluír apresuradamente la obra y trasla-
dar con toda brevedad las maderas necesarias desde el Pau to,
porque luégo será imposible á causa del invierno, y el
puente no podria acabarse sino en el verano próxi mo.
Todo lo que precede 10 escribia en un informe oficial
presentado al señor Intendente en Mayo de 1894; algunos
mes¿s después, cuando comprendi mejor á easanare, remitía
á fines de Octubre al señor Ministro de Justicia los datos
siguientes sobre el dicho puen te:
"La única obra pública que ha efectuado la Intenden-
cia desde hace dos años (y no está concluída todavía), es la
construcci6n de un puente de madera sobre el caño de Gua-
napalo. Aprobé esta obra en mi primer iuforme oficial por-
que acababa de llegar, no conocía nada de easanare, veía
todo llevado con mucho lujo y mucho tren, todo me aparecia
bajo un prisma muy brillante; creía que después de estos
primeros gastos vendrían otros mayores y más necesarios; me
enseñaron el pnente de Guaoapalo y me elijeron que costaba
$ 3,000: me pareció caro; pero me expusieron tántas razones,
que me convencÍ. Resulta ahora que costó $ 8,000. Tam-
bién hice observar que este puente quedaba inútil si no se
construía otro del lado de Orocué sobre el caño del Duya, y
otro del lado de La Parroq uia (La TriniJad), sobre el Gandnl,
pero me dijeron que se harían, y me quedé conforme hasta
nueva orden."
Hace poco, en Diciembre últ,imo, expresaba todavía más
claramente mis ideas á este respecto, en el número 2,440 de
El Telegrama:
"No debe pensarse por ahora en constru1r puentes en
los ríos del Lll\uo, porque sobre ser inútiles eo invierno} cos-
tarían ingente suma."
167 -

y el remedio lo tenernos en la mano:


Desde que entrámos á Casan are vimos que existen
dificultades casi insuperables para la conHtrucción de puen-
tes, é insistimos en el establecimiento del sistema que se
observa en el río Cauca y en el Mdgdalena (Paso Real,
camino de Medellin á la ciudad de Antioquia; Arran-
caplumas, camino de Honda á Bogotá, etc.), es decir,
unas tijeras de madera elevadas en las orillas, y unidas por
un cable metálico pasando á una altura de diez á quince
metros sobre el nivel mayor de las aguas. Este cable está
provisto de una polea á la cual está atada por medio ne otro
cable, también metálico, una barca de casco chato, en la que
se embarcan con puentes volantes de tablas, pasajeros y
ocho á diez bestias. de carga, y sin peligro alguno por fuerte
que sea la corriente. Con cierta inclinación que se dé á
la barra del timón basta para hacer rodar, con la ayuda
combinada de la corriente y de la polea, la barca de una.
orilla á otra. Sería conveniente hacer venir del interior uno
ó dos constructores hábiles en la fabricación de estas barcas,
y se evitaría así uno de los inconvenientes más graves de
estos territorios, sin gravar demasiado los reuursos del Teso-
ro: se puede calcular que costaría $ 1,000 á 1,200 cada barca
de esta especie, y se exigiría un pasaje moderado pero sufi-
ciente para pagar dos marineros y mantener el material de
los pasos en buen estado.
Encontramos una descripción de estas ba.rcas, hecha por
un escritor colombiano, del cual desgraciadamente no cono-
cernos el nombre porque todavía prevalece en esta Repúbli-
ca la costumbre de no firmar los articulos en la prensa, y no
podemos resistir al deseo de transcribirla porque seguramen-
te es más clara y comprensible que la nuestra:
" Sobre dos estrihós de guayacán ó cumula está exten-
dido el alambre que soporta la barca, á sesenta pies de altu-
ra, y tiene pulgada y media de diámetro. La barca, asegura-
da como se halla por otro alambre, asido con una polea al que
atraviesa el río, y sujeto á la embarcación t'n dos puntos di-
- 168-

ferentes, por medio del timón y por BU estructura, es impul-


sada por la misma corrien te. Si está crecido el r10, el paso se
efectúa en dos minutos (tiobre un ancho de trescientos metros
con u na corrien te med ia de dos leguas por hora); si no lo
€Btá, dura hasta cinco. La barca, que es de acero, afecta
forma rectangular, y tiene cincuen ta pies de largo por veinte
de ancho; la manejan dos individuos, cala de cuatro á seis
pulgadas; puede llevar en sus bodegas hasta ochenta cargas;
sin peligro alguno se han pasado en un viaje hasta treinta
mnlas cargadas, para lo cual se le pone ad hoc una baranda.
Fácilmente llegan lus viajeros á caballo, y sin desmontarse
toman la embarcación, pasan al otro lado, é igualmente la
dejan."
Insistimos en estos puntos porque no creemos que de
gol pe y por eocan to se puede establecer er. regiones vírgenes
y desconocidas todavía, ferrocarriles, puentes colgantes y as-
censores. Hay q ne ir paulatinamente y ele acuerdo con las
fuerzas de una nación joven y de un Gobierno que goza to-
da vía de pocas reo taRo
Hace unos veinticinco años atravesámos el Rhin entre
Francia Y. Alemania, en pasos de esta clase, y éstas son na-
ciones qne tienen siglos de existencia. Sobre esto tiene que
meditar el señor Intendente de Oasanare: quien mu~ho abarca
poco aprieta!
La riqueza en marisco del Guanapalo há sido varias ve-
ces una grande ayuda para la alimentación de los hombres, y
nada más q ne hoy dos peones q ne han pescado en curiara
(canoa pequeña), durant.e una hora en el río, traen una tor-
tuga que pesa !'lIgo más de una arroba, y dos terecaes de diez
ti. doce libras cada uno.
Estel tortllga y los tert!caes han sido cogidos con anzue-
los; los indios, según nos dicen, los agarran también, en las
aguas c1arl'ls, con flechas de punta de hierro, y á pesar de la
d nreza de la concha q \le hay q 118 trozar con hacha para co-
cinar la carne, la traspn.<;a el harpón.
Luis MaríA. Hprnández en algunos momentos coge un
-169 -

morrocoy (1) Y mata un pauJil/ muy cazador y conocedor de


las cosas del Llano y de la montaña, recoge también varias
frutas de guayabo silvestre, muy agradables al paladar y
astringentes, y ciruelas del palo llamado Oedrón del Llano,
que además de ser una fruta gustosa es febrífuga.
Hacemos exquisito almuerzo y comida con nuestro pi-
cure y un carapacho (la tortuga asada viva en su concha).
Desde el lugar del puente hasta la boca del Guanapalo
en el Meta, hay catorce y media leguas.
El Guanapalo tiene sus cabeceras al Sur de La Plata
y cerca de ésta (último puerto sobre el Pau to), es decir, ocho
leguas arriba de La Trinidad.
Viernes 20 de Abril.-La noche es magnifica á pesar
de haberse levantado ayer tarde, hacia las 4 p. m., un fuerte
vendaval y chubasco, y amanece el cielo muy despejado. Sa-
limos á 1as8 a. m., y al franquear el r10 en el lugar del vado,
un poco más arrriha que el ' puente (intransitable todavía),
reconocernos en la arena los rastros frescos de un tigre que
vino durante la noche á beber ó bañarse: ¡telJíamos buen
vecino!
Seguimos en dirección Norte, y al cuarto de hora divi-
samos hacia el N.O. una linea ondulada que se eleva sobre
el horizonte; son los cerros de la cordillera, probablemente
los de N uncbía, arriba de El Desecho, distante á lo menos
treio ta leguas.
A las 9 y 50' negamos al hato del Gandul (Natividad
Pinzón, 1,000 reses), distante to'davía una legua del caño del
mismo nombre.
El caño del Gandul, de pocas aguas, nace en el estero
llamado Santa Rita; lo pasamos á las 11!. Continuamos sin
demorarnos hasta el Pauto, adonde llegamos á las 2 p. m.
Antes de llegar al Pauto se atraviesa durante más de

(1) Para la descripci6n de todos estos animales, véase más arriba la.
parte titulada Arauca y Arauquita.
-170 -

una legua muy bonitas vegas en trecortadas de mon teci to y


corozales.
Al llegar á la margen derecha del Pauto se \'e en frente
el pueblo de La Trinidad, situado á la izquierda.
El rio no se desparrama aquí y no tiene sino un solo
brazo de unos ochenta metros de ancho de barranca á barran-
ca. Ahora, y á pesar de que el lio lleva yá bastante agua y
no presen ta vado, no tiene más que unOR cincuenta metros de
lecho, y deja playas descubiertas del lado de La Trinidad
(izquierda). La corriente es bastante fuerte y pasa de dos
leguas por ocho; la orientación en esta parte es de N.O. á
S.E.
Pasarnos en curiara (canoa) y desensillamos nuestras
bestias, que atraviesan á nado.
La distancia del puente de Guanapalo á La Trinidad es
de siete leguas.
La Trinidad (altura s. el n. del mar, ciento noventa
metros) se llamaba a ntiguamen te La Parroq liia; tiene el
casco de la población unos ciento cincuenta habitantes y
ochocientos el Municipio.
Es uno de los más ricos en ganado en todo Oasanare, y
cuenta más de cien mil cabezas.
Entre cuatro hatos hay más de sesenta y cinco mil.
Mata de Palma, propietarios, Ramón Oropeza y familia;
treinta mil reses, entre todol::!.
El Tigre y Platanales, de Policarpo Reyes é hijos: vein-
tiseis mil reses.
San Emigdio, á cuatro leguas al Oriente de La Trini-
dad, de Aquiles Lugo, quince mil reses.
De La Trinidad á La Plata, último puerto sobre el
Pauto, los bongos emplean tres días: hay unas ocho leguas
. de distancia por tierra.
Los bongos, que s6lo pueden subir en invierno, gastan
seis días desde la boca del Pauto hasta La Trinidad. De
modo que son nueve del Meta á La Plata, que es el pner-
171 -

io donde se embarca el café producido en las faldas orienta-


les de la cordillera, para Orocué.
Emplean un día y medio para bajar de Orocué á la boca
del Pauto (río Meta).
Sábado 21 de Abril.-Llueve durante parte,de la noche
y continúa por la mañana; á las 4 de la madrugada, tempe-
ratura 22 0 ; á las 7 a. m., 24 0 •
Tomamos datos geográficos con los prácticos del pueblo
sobre algunos caños y puntos de la región; los transcribire-
mos aquí para la ~tilidad de la construcción del mapa.
El caño indicado en la carta de la Comisión corográfica
con el nombre de Agua Verde tiene su nacimiento en La
Mata del Papayo, á una y media legua al N.E. de La Tri-
nidad, y lleva primeramente el nombre de Caño de los Po-
zon~s, luégo los de Piñal~'to, Ag'lta Verde, Mal Paso, Mata
de Vaquero, y tres leguas antes de su desembocadura en el
Pauto, el de O¡·osio. El Orosio recibe por su derecha el caño
de Bnruro. (Plantaciones de Santa María. Oropeza).
El caño de El Ceibal, formado por el estero de La Plata
y por un desparramadero invernal, del Pauto, recibe por la
izquierda el caño de Curimina, que nace abajo de Pare, y
desagua por la derecha en el Guachiría con el nombre de Ca-
rúpana.
Macarabu1'e, y no Maracabure, es una fundación que
pertenece al señor Carmen M. Bona, y se halla á éinco le-
guas al S.O. de La Trinidad, sobre el Pauto (izquierda).

III

Datos geográficos.-Flora del Pauto.-El Ceibal-j Tristeza! -En direc-


cÍnn á- la cordillem.

El caño de Palmarito desagua á la izqúierda del Gua-


oapalo, y el punto designado con este nombre en el mapa es
el hato de La Providencia.
-172 -

Naranjito era antiguamente una hacienda que hoy no


existe.
El caño de Arrecifal se llama Yaguarapo.
La distancia de La Trinidad á Orücné es de 21~ leguas.
A la 1 p. m. fuerte temporal, truenos, recio aguacero.
Temperatura, 27°; continúa el temporal con interrupción de-
lluvia toda la tarde; á las 4 p. m., 27°; al anochecer cesa la
II uvia y el vendaval, pero el cielo q neda encapotado: el in-
vierno parece declararse definitivamente. Temperatura ti las
8 p. m., 26°.
En todo el Llano designan La Trinidad con el nombre
de La Parroquia, y lo mejor es que xli tiene Cura ni siquie-
ra una capillita (1); hay unos locales algo regulares para.
escuelas de varones y de niñas, y una pequeña casa muni-
cipal.
EstamoR hospedados en la escuela, para dormir, y re-
cibimos la alimentación en casa del señor Fidel Rengifo, ve-
nezolano, quien nos trata con cortesía y amabilidad.
Durante las noches que pasamos en La Parroquia, el
ganado, reunido en bastante cantidad al rededor del pueblo,
no cesa de bramar y mugir, los toros principalmente, lo que
produce nn efecto singular para el que no está acostumbra-
do á semejante concierto; muchas reses se pasean por las
calles (2), y vemos varios toros gordísimos y de bonita raza
que serían dignos de los pinceles de Pablo Potter y de Rosa
Bonheur.
Particularmente nos llamó laatenci6n una lucha entre dos
toros bravos y serreros que se provocaban, mugiendo 6 más
bien rugían con rabia lanzando hacia atrás con las manOS
terrones y yerba á gran distancia; nos demoramos largo rato
para mirarlos, pero no tuvimos tiempo de asistir al desenlace

([) El R. P. Alberto está actualmente ocupándose en recoger algunas-


limosnas para edificar una.
(2) La mayor parte de las casas, lo mismo que en Arauca, están prote-
gidas exteriormente por barandas de guadas para defenderlas de las cor-
nadlUl y atropellos de las reses. :
-173 -

del duelo, que, á juzgar por el furor de los dos adversarios,


debía ser motivado por los celos que les inspiraban los encantos
de una hermosa vaca blanca qne pastaba sosegadamente á
corta distancia:
............................ Ella,
Novilla hermosa, en honda selva pace;
Ellos en tanto envístense sañudos,
Toros valientes, en igual porfía; .... (1)

Las cercanas vegas del Pauto son fértiles y producirían


café y sarrapia en abundancia si hubiera brazos; hay exce-
lentes maderas de construcción en las montañas riberf'lñas.
El Caruto, palo sumamente fino que podría utilizarse
para el grabado.
Palo de Mora, que no utilizan todavía aqui y que se
exporta ele las montañas del Atrato (Chocó), con gran prove-
cho, para Hamburgo, donde sirve para teñir paños y otros
tejidos.
La Oopaiba (copaifera officinalis), cuyo uso es dema-
siado conocido para vol verlo á exponer aq ní; llaman este
árbol en Oasanare palo de aceite.
Ipecacuana (cephoelis ipecuacuanha), bejuquillo de la
familia de las rubiáceas, cuya raíz se emplea en la composi-
ción de los eméticos y tiene mucha aplicación en medicina.
Vainilla silvestTe, orquidea trepadora y parásita, de la
cual hemos hablado yá varias veces en el curso de esta rela-
ción.
Dicen también que hay Sándalo (Santalum album),
que produce un aceite muy empleado en la perfumeda, y en
mediéina contra las blenorragias y el catarro vaginal; la ma-
dera sirve también en Europa para la fabricación de articu-
los de piedad y de lujo (cruces, rosarios, abanicos, cajitas,
etc.), por su olor penetrante y agradable.

(1) M. A. Caro: Georg. Libro 111


- 174-

Domingo 22 de Ab1·il.-A las 8 a. m. me pongo en mar e

cha con el arriero como baquiano y dos bestias cargadas con


los equipajes.
Deegraciadamente poco después de salir empieza á cor-
covear una de las mulas de carga, bota los baúles, rompe la
enjalma y se escapa á la sabana.
Se pierde así el tiem po hasta las 2 de la tarde, hora en
que volvemos á llevar los bultos al hombro á L~ Trinidad,
se refecciona la enjalma y se busca la mula, que á nado había
pasado al otro lado del Pauto; yá es muy tarde para salir
hoy, y no hay más remedio que aguardar hasta mañana.
Es de sentir que no hayamos podido ponernos en camino
hoy porque durante el día está el cielo nublado, no hace calor
y la temperatura es sumamente propicia para viajar; además
es un día perdido y el invierno se adelanta á grandes pa-
sos; 108 caminos van á ponerse fangosos, los ríos crecidos; la
vuelta será menos agradable que la salida, y varias veces habrá
que ~aminar con aguacero y mojados hasta los huesos.
Lunes 23 de Abrit.-Salida á las 7 y 15 a. m.; la di-
rección hasta La Plata es al principio N.O., y luégo O.N.O.,
siguiendo durante todo el trayecto la vega izquierda del PalI-
to, del cual nos alejamos luégo bastante hasta las 2 p. m.
que volvemos á encontrarlo.
Durante todo este trayecto, que es de unas seis leguas,
no hay caño alguno.
Las sabanas son muy bonitas, y el pasto verde y espeso
se parece á yerba de pará J' los ganados están gordos y son de
hermoso aspecto; las aguas del Pauto son muy salobres,
princip:11mente en verano, cuando recoge pocas lluvias, por-
que en la Oordillera recibe varios arroyos salados (1); cuando
está crecido, en invierno, este gusto salobre desaparece casi
por completo; la cantidad de sal que contiene influye pro-
bablemente sobre la fertilidad de sus orillas J' el estado de
prosperidad de las reses que pacen en sus vegas.

(1) Salinas de Minas, de El Melo, etc.


-175 -

El tiempo es nublado y fresco hasta medio dia, momento


en que se despeja el cielo y hace mucho sol y calor fuerte; el
camino está mejor que lo que se esperaba después de los
aguaoeros de estos días, y bastante seco.
Dejamos adentro, para conformarnos al estilo llanero,
la fundación de Macarabure, es decir, á nuestra izquierda,
-entre el Pauto y nosotros.
Poco antes de ll egar al caño oel Oeibal, la otra mula de
carga oorcovea y bota las petacas; ' perdemos cerca de una
hora el arriero r yo en volver á cargar la bestia que patea y
Lrinca cada vez que le arrimamos una petaca; estamos en
pleno sol, sudando ]a gota gorda, el estómago vacio (son las
2 p. ID.) Y muy divertidos.
Por :fin á las 2 y 45 p. m. ll egamos á la fundación del
OeilJal, donde comemos algo,
A unas cinco cuadras de la casa pasa el caño del Oeibal
formado por el estero de La Plata y por un desparramadero
del río Pauto eo invierno; recibe lu égo á la izquierda el caño
de Ourimina, que nace abajo de Pore y desagua á la derecha
del Guachiría bajo el nombre de Oarúpano. Lo cierto es
que en jnvierno el Pauto da una parte de sus aguas al
Guachiría por este caño y que se prod uce aq uf, en pequeño,
un fenómeno idéntico al que sucede entre los ríos Sarare y
Arauca, Este desparramadero está protegido por una serie
de médanos y baocos formados al S.E. de este caño y abajo
de sn cabecera en el Pauto; en este tiempo, como el Pauto
está todavía muy bfljO, no tiene agua.
Después de pasar el Oeibal y como la atmósfera está
muy limpia, divisamos toda la línea de la cordillera, pero no
.:Son todavía más que masas generales de un azul algo más
subido que el del cielo, sin que se pueda distinguir las pri-
meras tabladas y los estribos.
Hubiera creído que mi ~ensacióo sería muy diferente al
divisar los primeros cerros que pedía á gritos á mi entrada
.:en los Llanos.
Siento ahora a lgo como pena al dejar estas sabanas
-176 -

donde camino tan sabrosamente desde hace tres meses y con


las que he vivido en tan buena inteligencia; me fastidia, me
enoja trepar de nuevo á donde reinan el frío y la neblina.
No sé si se mezcla tambi én á mi repulsión el senti-
miento de que se va acabando este viaje efectuado tan feliz-
mente.
Lo cierto es que si no fuera porque el cumplimiento del
deber me llama á 1,400 metros de altura, daría media vuel-
ta á la mula y me volveria.
Pero consolémonos, que, Dios mediante, pronto volvere-
mos á bajar, y esta vez será q l1iz ás para ir más lejos, para co-
nocer tierras más vírgenes: el Viehada, el Guaviare, el Oasi-
quiare! ¡Dno de mis sueños dorados desde hace muchos añost
¿ y por qué no se rea1izaria este deseo como se han rea-
lizado tan tos otros ?
Quitle ir á Patagonia, fuí; quise conocer la Tierra del
Fuego, pasé all1 dos años; deseé ver los grandes volcanes de
la Oordillera de los Andes: el Ohimborazo, el Ootopaxi, el
Tunguragua, el Soratá, los visité; tuve empeño en recorrer
la hoya del Atrato, la conocí á fondo; en una pal&.bra, desde
hace catorce años formé el proyecto de estudiar á toda Sur-
amé rica, en SllS partes más curiosas y virgen es, y phulatina-
mente voy realizando mi atrevido propósito.
¿Por qué mi estrella, que me ha sido siempre favorfLble
y á quien n(} he pedido nunca ni fortuna, ni gloria, no me
concedería también este nuevo favor?
Además, no somos como esos viajeros ó expecliciona-
rios ilustres q ne necesitan un tren de sirvientes, escolta,
equipajes, bestias, yacbt: nosotros hacemos auestras explora-
raciones con una piragua y dos bogas, ó una mula con peón:
ó sin él; y si la mula falta, la reemplazamos con nuestras
piernas, que son muy fuertes toda·da.
Decididamen te vamos al cerro, y _ - - ¡ paciencia!
Después del Oeibal la sabana es algo más poblada, y se'
ven á lo lejos varias fundaciones antes de llegar á La Plata.
A las 6 p. m. nos apeamos delante de una de las diez ó
- 177-

duce cabañas diseminadas sobre la orilla izquierda del Pauto,


en una extensi6n ele unos 2 kilómetros, y que llevan el nom-
bre de Puerto de la Plata. Hay también una bodega cubierta
de zinc, destinada á recibir las remesas de café que embarcan
aquí en bongos, para Orocné, de donde sale para Oiuda.d
Bolívar.
Del lado de La Plata (izquierda) el Pauto está encajo-
nado por barrancas que se elevan actualmente unos ocho me-
tros sobre el nivel de las aguas; al frente hay playas.
Aquí, y sobre unos 3 kilómetros, no hay monte al borde
del rio, y la sabana se extiende hasta la orilla.
De la Trinidad á La Plata hay ocho leguas.
La altura ele La Plata sobre el nivel del mar es de 210
metros.
N uestra cena consiste en nn cachicamo (buena comi-
da) que agarramos á la mano eu el camino y que pesaba
como dos libras.
En la cabaña donde pasamos la noche están colgados
de la pared, como en muchas casas 10 hemos visto yá, el tiple
y las maracas, totumas llena!') de semillas . clavadas en un
mango y que se agitan al compás para acompañar al tiple
durante el baile del J01'Opo. t'

La palabra}o1<Opo, en Oasanare, no significa una clase


especial de baile; es el norn bre genérico con que Re designa
la reunión misma que concurre al baile.
Durante la noche los rnujidos de los toros de La Trini-
dad son reem plazados aq ui por el can to de las ranas, que pa-
rece abundan mucho.
Martes 24 de Abril.-Salimos á las 8 y 15' siguienelo la
dirección N.N.O., casi recta hasta Pore. El Río de P01'e
baja á nuestra izquierda encajonado del lado del Llano, es
decir, al E. por un barranco, de 15 á 18 metros de altura,
que él mismo ha cavado por un lento trabajo de erosión;
tiene m ny poca agua.
Llegamos á Pore á las 12 en pnn Lo después de pasar un
.cañito llamado Sural que desagua a la jzquierda en f-\I I j , ¡
de Pare.
-178 -

H ay, unas cuatro leguas de La Plata á Pore, y por eon-


siguiente doce leguas de La Parroquia á Pore.
Al pisar por la primera vez á Pore, corno nos demnrá-
mos muy pocas horas y bajábamos directamente del Cerro, no
pudimos determinar de una manera exacta la altura de esta
población sobre el nivel del mar, y nos conformarnos con la
que indica Codazzi; pero ahora que venimos de Orocué y
de La Trinidad con anotaciones seguras, y que sabernos que-
desde la orilla izquierda del do Meta en dirección N.O.
hasta Pore, el Llano se extienJe con una pendiente acsi
insensible sobre un trayecto de treinta y dos á treinta y
tres leguas, la altura de Pore no puede exceder, en manera
alguna, de 220 metros, que es la que marcan actualmente,
con pocas variaciones, nuestros aneroides. Efectivamente,
Pare se halla al pie de las primeras ramificaciones y ondu-
laciones de la cordillera, pero está completamente situado
en el Llano; al Norte se extiende el largo cerro de Samari-
cote, pelado, áspero y verrugoso, semejante á un gigantes-
co caimán puesto alli por alguna divinidad. maléfica, para
asustar y prohibir la entrada á los llanos á los guates y iu-
rungos atrevidos.
En Pore volvernos á ver piedras, lo que es una noveda<:t
para nosotros, pues hace meses no vernos un solo cascajo.
N os ponernos en camino á la 1 Y 30 p. ID.; seremos aho-
ra muy breves, puesto que vamos á recorrer un trayecto que
hemos observado yá (1); hay que asegurar la baticola y la
cincha porque empezarnos á subir y bajar sin interrupción, y
si al principio nos hemos quejado de la falta de ondulaciones,
ahora nos sobran.
Llegarnos á las 5 y 40 p. m. á Pone, del cual habíamos
guardado un simpático recuerdo por su aspecto risueño, por-
ser el último tablón 6 llanito elevado que se halla al bajar de
la cordillera, y por haber presenciado desde a111 por primera
vez la escena grandiosa del &01 fulgurante, leTl\ntt\:ndo~e sobre
la llanura.

(1) Véase l~ parte IJI, pigina. 45 yeiguientes.


- 179-
Miércole8 25 de Abril.-Amanece muy nublado, pero á
los primeros rayos del dia Sfl despeja el cielo, y contraria-
mente á nuestras previsiones, acabarnos el viaje sin una gota
de agua. Salimos á las 6 y 15' a. m.; se cansa nuestra mula,
que es llanera y no entiende nada de cerros y pedriscos, y te-
nemos que hacer gran parte del camino á pie. j Oh, cómo pa-
recen infernales estos caminos cnando uno sale de las sabanas!
A pesar de todo llegamos á Támara á las 10 y 30 a. m.
No será quizás inútil reunir en un cuadro general las
principales distancias de la zona que hemos visitado duran-
te este viaje de tres meses.
Son las siguientes:
De Bogotá á Támara ________________ _ 76! leguas.
De Támara á Arauca ________________ _ 74!
De Arauca á Arauquita ______________ _ 32
De Arauquita á Arauca (por otra via)_ .. 34
De Arauca á Cravo __________________ _ 3O!
De Cravo á San RafaeL __________ o • __ _
15
De San Rafael á Barrancopelado ____ . __ . 54
De Barrancopelado á Mata de Palma (ida
y vuel ta) ___ ________ . ___________________ _
~
15
De Barrancopelado á Orocué __________ _ 27
De Orocué á puente de Guanapalo _____ _ 14
De puente de Guanapalo á La Trinidad_ 7
De La Trinidad á Támara ____________ _ 19
Total del trayecto recorrido __ _ _ ___ _ _ __ _ 398! leguas.

Hemos concluido esta primera correría de cerca de cua-


trocientas leguas, y corno ha podido ver el lector, si ha teni-
do la paciencia de acompañarnos hasta aquí, no hemos esta-
do expuestos á peligro alguno, ni hemos sufrido, ni enferma-
do un solo día; al contl'ario~ parece qUtt volvemos un poco
más gordos!

-
SEPT IMA PART E

UNA COMI SION JUDIC IAL

JJfiércoles 25 de J 'ulio ·de 1894.- Por fin, á la 1 de la


tarde, después de infinida d de idas y vueltas, despedi das,
olvidos, etc., nos ponemo s todo_s en camino con un aguacer o
diluvian o, regalo de cada dia en la bendita capital de la In-
tendenc ia.
El cuerpo expedic ionario se compon e de 10 individ uos:
-6 forman la comisió n: el doctor Epifani o Oom bariza, que va
en calidad de Secreta rio general de la Intende ncia y que tam-
bién servirá de médico perito para practica r la autopsi a del
cadáver de Luis Maria Hernán dez; el Juez 2.° del Oircuito ,
señor D. Santos Lozano ; el Fiscal, D. Belisari o Rincón, un
Secreta rio; el jefe acciden tal de la policía, D. J u1io T. Oastillo ,
yel autor de estos apuntes , encarga do de levanta r nn plano de
los terrenos que interesa n en el asunto; más un baquian o y
tres policiale s.
El objet o de la, diligenc ia es la averigu ación de la muer-
te del señor Luis Maria Hernán dez, Alcalde de La Trinida d,
cuyo cuerpo se halló el 2 de Julio, al parecer, ahogado , á
orillas del caño de La Palmita , distante 4 kilómet ros del
hato de San Emigdi o: el señor Luis Maria Hernáll dez volvía
á La Parroqu ia (nombre que dan general mente en Oasanar e
al pueblo de La Trinida d), después de perman ecer algunos
dfas en Mata de Palma, hato del señor D. Ramón Oropeza .
13
-182 -

Emprendemos la marcha en dirección á Pore por el ca-


mino llamado de los Yopos y de Tasajeras, algo más largo
que el que se sigue en verano por Yere y Pone, pero más
seguro en esta época de invierno, porque evita, faldeando
los cerros de Samaricote, los pasos peligrosos de las queb1'a-
das de La Bayagua, La Ourama, etc,
El primer día, el único inconveniente con que tropeza-
mos fue el vado de la quebrada Honda, algo crecida por las
lluvias continuas de los últimos días; pero llegamos todos,
sanos y salvos, á las 6 de la tarde al Tablón de Quitevé, y
nos hospedamos en la casa del señor Esteban Gnanay, bas-
tante ancha para permitirnos colgar nuestros chinchr:n<ros
(hamaca de pita ó de cabuya).
Oompartimos allí los víveres que en previsión llevába-
mos, pues en las pocas casas que en el trayecto se hallan,
no se encuentran provisiones.
Oomo es la primera vez que bajan al Llano la mayor
parte de los miembros de esta comisión, se les lee en el sem-
blante un vago temor á las fiebres, á lo.:; esteros, raudales y
caños, á los tigres, caimanes y tembladores, etc., que son Jos
fantasmas con que aterran de antemano y con mucba exage-
ración al pobre guate (1) que se atreve á entrar en las saba-
nas de Oasanare.
Oonversamos mucho, antes de dormirnos, sobre el asunto
que nos lleva por estas tierras, y algunos He ponen pálidos
al pensar en la exhumación r en lag operaciones de la autcp-
sia que habrá que practicar y presenciar en el cadáver de un
individuo muerto hace más de un mes, en medio de una
pampa pantan08f-t, poco Sfma por sí misma, y bajo un solazo
de 30°, ó una lluvia torrencial.
Por cierto que la estación es pé ima para viajar por los
Llanos; los rios y caños están crecidos; las sabanas inundadas
en su mayor parte; hay que costear con prbcaución esteros y

(1) Palabra. con que los llan eros designan IÍ, los habitantes de las tierras
altas y frías,
- 183-

pantanos hondos, escogiendo los bancos (partes de las llanu-


ras elevadas algunos centímetros sobre el nivel general), y
más de cuatro veces tendremos que desvestirnos, desensillar y
pasar quizás á nado ó en el bote de cuero, lo que es una ope-
ración algo pesada cuando hay falta de costumbre.
Oomo es encantador cabalgar por la llanura en verano,
en los meses de Diciembre á Mayo, así es fatigoso y no exento
de peligros hacerlo en los mes es de invierno.
Jueves 26.-Tocamos la diana á las 4 de la madrugada,
y á las 5 y 30 todos estamos á caballo.
El día no se presenta muy feo, algo nublado, pero qui-
zás estaremos favorecidos por el corto veranito qu e cada año
se deja sentir á principios de Agosto.
Llegamos á Tasajeras á las 8 y 30'; empleamos una
hora en almorzar cerca de la única casa que allí se encuen-
tra, y en dejar resollar las bestias, que verdaderamente lo nece-
sitan despu és de trasmontar los últimos estr ibos de la cordi-
llera oriental; y á las ll-k en tramos á Pare. El macho que
monta el doctor Combariza se ha caído en un paso malo y ha
q u'e dado impo sibilitado para continuar el viaje.
La distancia de Tasajeras á Pore, por este camino, es
de algo más de seis leguas, que hemos recorrido en once ho-
ras; yá estamos en el Llano, vamos á despedirnos de las cor-
dilleras y de las piedras. '
Sábado 28.-N os demoramos para aguardar al 'doctor
Julio Tavera, que es el segundo médico designado para la au-
topsia y que ciebe j un tarse aquí eDn nosotros) y para tomar
declaraciones á algunas individuos que por casualidad se ha-
llan de paso en Este momento en Pore y estaban en Mata
de Palma durante la pei-manencia del señor Hernández en
este hato.
Por fin recibimos de :Moreno noticia de que el doctor
Tavera no puede acompañarnos por estar en la actualidad re-
gentando solo nn colegio que ha fundado en dicho lugar
hace algunos meses, y por tener además que cuidar algunos
individuos gravemente enfermos.
- 184-

A las 8 y 15' a. m. y después , de mil dificultades para


conseguir una bestia de remuda para el doctor Oombariza,
salirnos en dirección á La Plata, pequeño puerto sobre el
do Pauto y distante unas cuatro leguas de Pore.
El camino es todavía mny bueno, pues siendo esta parte
cabecera del Llano, el terreno es algo declivado; no hay ni
caños ni esteros, pero sí algunos pantanitos de corta ex-
tensión y de muy poca profundidad.
Llegamos á las 12, y nos detiene hasta las 3 la prepara-
ción del almuerzo.
Oorno no queremos acercarnos de noche á los esteros que
avecinan el caño del Oeibal, no seguimos sino unas cuatro
horas más, y hacemos alto en la casa del señor Bonifacio
Gualdrón, á orillas del caño de Ourimina.
Pocas cuadras antes de llegar dan muerte á una culebra
matacaballo mapanw'e, de 60 centímetros de largo y unos
3 de diámetro.
Vemos la lluvia caer del lado del Oerro (1), pero no al-
canza el aguacero hasta nosotros. Hemos recorrido hoy unos
28 kilómetros desde Pore. Al anochecer se leva nta una fLler-
te brisa que nos protege de las criminal es e mpresas de los
zancudos {puyones), jej enes y otras plagas; á pesar de esto
algunos de nuestros comp;:\ñeros, que tem en mucho la pi-
cadura de un mosquito, cuelgan sus mosquiteros y prefie-
ren ahogarse de calor á respirar libremente el fr esco de una
noche estrellada.
Domingo 29.-A la madrugada se nota la desaparición
de mi macho, que se ha escapado por haberme fiado de la pa-
labra del baquiano y de los tres policiales, quienes me garan-
tizaron varias veces que estaba amarrado con toda seguridad;
con estos cuatro individuos se alcanzaría á duras penas á
formar un sér q ne pudiera servi r para algo.
Se manda hasta Pore á uno de ellos con el objeto

(1) Nombre general con que los llaneros designan la cordillera.


-185 -

de ver si alcanza á la bestia que es volvedo ra, y natu-


ralment e se ha ido para sus comede ros del cerro, y mientra s
tanto monto en la mula del bllq uiano, y éste caminal á á
pie, en justo castigo de su im becilida d. De todos modos
pierdo mucho con el cambio : yo tenía un animal fuerte, ro-
busto y gordo, en el que podía confiar para atraves ar los
puntos trabajos os, y ahora voy en una bestia fl'10a, <lébil Y
pequeña .

II

Oada vez que, en vIaJ e, me he fi ado de peones, baq uia-


nos, soldado s, policiale s, ú otras nuliJad es de la laya, ha sido
castigad a mi creduli dad: el viajero no se d ebe fiar sino de
sí mismo, y amarrar su bestia, darle de comer y beber, ensi-
llar y desensil lar, etc.
Amanélce un día esplénd ido, pero con aquel con tra-
tiempo, y á pesar de que estamos en pie de<3de las 4 de
la' madrug ada, no nos ponemo s en m a. rcha sino hasta las
6 y 15'.
A las 7 y 30' llegamo s á orillas del caño del Oeibal,
que es nn brazo que comuni ca en invierno las aguas del
Pauto con las del Guachi ría; en verano no tiene una gota
de agua., pero actualm ellte mide unos 35 metros de anchura ,
y el agua llega á mojar los contraf~ertes de las montur as.
La carga de petacas que contien en nuestro s chincho rros,
algunas ropas y víveres, se pasa en el botecito de cuero que
hemos descrito yá en otra parte (1), y á las 8 y 15' está ter-
minado el trasbor do; no se ha visto ni rastro de caimán,
tem blador ú otro bicho.
Al ponerno s en movimi ento llega el policial con mi ma-
cho que han atajada en La Plata; lo vuelvo á ensillar con
SR. tisfacció n.

(1) Véase la parte Uf.


- 186-

Almorzamos en lafundación (1) del Ceibal, distante un


kilómetro del caño.
Desde este puerto el camino va desmejorando notable-
mente, á pesar de que en los días anteriores no ha llovido,
pues hace tres meses está establecido el invierno; la sabana
está Cl) bierta por un pie de agua en grandes extensiones;
las bestias se hunden hasta las rodillas en los atascaderos;
nos sal picamos de agua y barro hasta los ojos; los pajonales
se levantan hasta 108 hombros y estorban la marcha.
Vemos menos animales que en el verano: cuando pasa-
mos por aquí en el mes de Abril veíase la llanura cruzada á
cada instante por venados, cachicamos (2), etc.; no divisa-
mos hoy más que un solo vl:mado, algunas garzas y garzones
y pocos pájarDs.
Pasamos cerca de las fundaciones de Maca1'abu1'e y del
Oaimán, con el objeto de costear el Pauto para evitar las de-
presiones que se hallan en el trayecto del camino que se si-
gue en verano, las cuales se hallan act:1almente muy anega-
das; este semicírculo ó rodeo aumenta la ruta en cerca de
una legua.
A las 5. p. m. estamos en La Parroquia; desde Curimi-
na hemos caminado unos 30 kilómetros.
Lunes 30.-Sigue el tiempo bueno, lo que produce en
todos nosotros un entusiasmo muy natural é induce á resol-
ver inmediatamente la exhumación y el examen del cadáver.

III

Desde las prim eras horas de la madrugada han veni-


do de varias casas á traernos el maldito café á la llanera,
es decir, sin rastro ue dulce y amargo como la quinina; pero

(1) La fundación es menos importante que el hato, y no pasa de 80 O


á 1,000 reses.
(2) Armadillo.
-187 -

hay que tomar esta horrible bebida con grandes muestras de


contento, so pena de pa.sar por un sér completamente des-
naturalizado.
A las 8 y 50' estamos todos reunidos. La comisión se
~ompone ahora de 14 personas, porque se han agregado á
ella las autoridades de La Parroquia, y los que hicieron el
hallazgo y entierro del muerto.
Los principales puntos que df'ben fijar la atención de la
justicia y han sido especificados por el doctor Elisio Medina
en BU calidad de Intendente, son los siguientes:
Si el camino de San Emigdio al paso del caño de San
Miguel tiene alguna semejanza con el que tomó el señor
Hernández para extraviarse.
Si el pun to donde lo hallaron tiene parecido con el del
paso de San Miguel, por donde debió atravesar.
Si en el punto donde lo hallaron hay algún camino ó
vereda que lo indujera á buscar vado.
Si este lugar es atollo so, 6 tiene ramas, inconvenien-
tes, etc.
Qué causa pudo haber, en concepto de los médicos, para
que el cadáver estuviera boca abajo en vez de boca arriba,
que es lo qlle acontece en los cadáveres de los ahogados.
Si la tarde estaba lluviosa ó si se distinguía la carrera
del 801 para orientarse.
Si desde el punto en que se calcula que principi6 á
extraviarse (debe procurarse fijar bien este punto), se veian
las costas del Pan to, ó las matas del caño de Baraj uste ade-
lante del de San Miguel.
Si hay esteros cerca de Sa.n Emigdio en dirección á La
Trinidad que lo hubieran obligado á costear ó á buscar
vado.
¿ Qué fue de los botines? ¿ qué del sombrero? ¿ qué
de los gallos que traía? Si el freno de la bestia estaba en su
lugar y las riendas puestas, ¿ cómo se explica este hecho
después de cinco días de estar solo aquel animal?
¿ Oómo pudieron reventarse las correas de las alforjas
y q nedar la baticola puesta? ¿ Sería una ficción preparada?
-188 -

¿Estaría la bestia extenuada, ó con seña. de haber comi-


do en los dias anteriores?
¿ Cómo se t:xplica que esa bestia no se hubiera. presen-
tado en la casa de San Ernigdio desde el 26 por la tarde ó el
27 temprano, viendo que no hay un inconveniente local?
Los médicos verán si el agua penetró en el cadáver an-
tes ó después de la muerte, etc. etc.
¿ Saliendo á las 3~ de San Emigdio alcanzaria á La
Trinidad de día? En caso cont,rario, ¿sería posibl@ que le ano.
checiera antes del punto donde se extravió?
¿ En Mata de Palma cuánto ganó á los gallos? ¿ cuán-
to á los dados? ¿ á quién le ganó? ¿ de cuánto se desqui-
taron? ¿ cuánto oro traÍa.? ¿ quién le dio los billetes que
traía? (1)
:Mantener incomunicado, pero tratarlo bien, al peón que
traía los gallos, étc.

La dirección general que se sigue desde La. Parroquia


hasta el hato de San Emigdio (propiedad de los señores Lu-
gos, 8,000 reses), es al E.N.E. La distancia total es de tres
leguas.
La sabana está todavía más inundada que desde El Cei-
bal á La Trinidad, los pajonales más altos, se ve poco
ganado, y presenta la pampa, en general, un aspecto solita-
rio y melancólico; las matas y los montes que hay en la ori-
lla de los caños son poco vigorosos y ba.jos; no se pierde de
vista la costa del Pauto en dirección S. y S.E.
A las 9 y 55' llegamos al paso del caño de Barajuste (á
4 kilómetros de La Parroquia), que tiene un puente para
peatones; aquí hay que desensillar y pasar las bestias á nado,
llevándolas del cabestro desde el puente.
El caño de Barajuste desagua en el río Pauto; tiene

(1) Le en('"ontr-domo!l encima unos $ 600 en billetes, pero ninguna moneo


da de oro.
-189 -

unos 30 metros de ancho, corriente moderada, y unos 2 me-


tros 50 centímetros de hondo actualmente en SU parte media.
Dad kilómetros después de pasar el Barajuste llega-
mos al vado del caño de San Miguel; este vado presenta.
poca dificultad; caando el caño está crecido hay que bajar-
unos dos kilómetros más, hasta el lugar llamado Paso Real"
por el cual debía pasar el señor Hernández. Vamos todos á.
él por la ribera izquierda; allí está el monte abierto sobre
un corto espacio, y no hay modo de confundirlo con el caño
de La Palmita, cuyo aspecto es enteramente diferente l como
tendremos ocasión de comprobarlo más tarde.
La distancia de La Parroquia al Paso Real del caño de
San Miguel, es de 8 kilómetros.
Franqueamos luégo el estero y caño de Merecure que-
desaguan en el mismo San Miguel, y llegamos ai punto
donde se supone debió extraviarse el finado, cerca de las ma-
tas y caño de Queseritas .
Desde este punto se distinguen yá las casas de San
Emigdio como á 4 kilómetros, y se necesita poca práctica en
los lagares para perderse. Indudablemente debía ir el seña r
Hernández muy distraído el día 26 de Junio, que es el en
que lo vieron pasar por última vez por San Emigdio á las 3
de la tarde, ó debía estar, corno en efecto dicen que estaba, la
sabana muy anegada para no reparar inmediatamente en él
error.
Lo cierto es que en lugar de seguir la dirección _O.S.O.,
empezó á dirigirse por algunos senderos marcados por el ga-
nado hacia el N.N.O.; al cabo de unos 3 kilómetros de tra-
yecto llegó al caño de La Palmita q l1e desagua en el Ya-
guarapo, que tributa sus aguas al Guachiría, y cayó pro-
bablemente en él sin darse caenta de que llegaba á una ca-
ñada; efectivamente no está orillado corno la mayor parte de-
los caños y ríos del Llano por algún espesor ó faja de bos-
que ó monte, y no presenta en sus márgenes sino algunas<
árboles ráquiticos á alguna distancia uno de otro.
Dicen que el dia en que debió ahogarse el señor Hernán-
- 190-

dez, reboRaba el agua del caño sobre la sabana, la tarde esta-


ba muy lluviosa, no se distinguia el sol á. lo lejos, montaba
una mula que él no conocia y que acababa de comprar en
Mata de Palma; además iba llevando hamaca, bayetón, ga-
llos, etc., y por consiguiente, poco libre en sus movimientos.
Después de recorrer un banco algo más elevado y más
Beco que la orilla del caño y distante de éste algunas cua -
dras, llegamos al lugar de la sepultura, que se halla á
500 met.ros del borde del agua y á 3 kilómetros al N.O. de
San Emigdio.
El cadáver se encontró siete días después de la muerte,
del otro lado del caño (ribera izquierda), á algunas varas de
las barrancas y deposi tado allí por las aguas al retirarse,
cerca de unas matas llamadas Ohiverito ; la mula apareció á
poca distancia de San Emigdio, dos días antes que el cadá-
ver, y su demora se debe atribuir á la difieultad que encon-
tró para volver á pasar el caño, que seguramente había fran-
queado el día de la muerte, hasta que bajaron algo las
aguas.
El lugar de la sepultura ocupa un metro de ancho por
dos de largo, y tiene u na pequeña cruz de palo hacia el
Norte.
Son las 12 y 15', Y como estarnos con mucha hambre,
comemos un bocado rociado con tragos de aguardiente para
darnos ánimo antes de proceder á la exhumación.
Luégo el doctor Oombariza prepara una solución de áci-
do fénico, derrama algunas gotas sobre la fosa y sobre nos-
otros mismos; se observa la dirección del vien to para poner-
nos en la contraria y no recibir las emanaciones mefiticas, á
pesar de que está casi probado que las exhumaciones pre-
.sen tan muy poco peligro, y se da principio á las prim eras
paladas y golpes de azadón por los dos peones que han ve-
nido al efecto.
A 10 centímetros apenas de profundidad yá em pieza á
hacerse sentir el olor sofocante y se descubren algunas ropas;
luégo, con el fin de no dañar el cuerpo, se emplean las ma-
- 191-

'DOS para sacar la tierra empapada de agua y casi hecha


barro; se descubren las piernas, los brazos, la cabeza, y
por fin el cuerpo entero que ha sido enterrado al revés, es
decir, boca abajo y los pies hacia la cruz; se saca el cadáver
fuera de la fORa y se extiende 80 bre la yerba: está en com-
p leta. deseo m posición: las manos no existen y no se en-
cuentran los huesos; 16s pies se caen á pedazos, pero ha-
llamos 108 huesos principales; el cráneo y la cara están
desproviRtos de carnes y apenas conservan algunos ca-
bellos .
.Afirman 108 testigos que el dia del hallazgo, el cadáver
<{\staba ya muy dañado por el sol y por las aves carnívoras;
y que el olor era peor.
Revolotean al rededor de nosotros algunos zamuros (ga-
ll inazos) a traidos por la putrefacción) y aúllan 1úgu bremen-
t'e nuestros perros.
Rájan~e con cuchillo las ropas interiores, que están abo-
tonadas y sin rasgadura; el pantalón está remangado hasta
la rodilla y sostenido á la cintura .por una correa; no lleva-
ba botines el señor Bernándéz ese día, según averiguación .
El doctor Combariza procede á la autopsia, á pesar del
estado del cuerpo: r('gistra la lengua y el cuello, descubre el
e sternón, abre el pecho y reconoce las señas de la asfixia por
:submersión.
La mayor parte de los miembros ele la comisión están
s ufocados por el asco y la hediondez, pero todo el mundo
>c umple su deber.
El R. P. Alberto, que vive por algunos días en La
P arroquia y nos ha acompañado, recita el oficio de los di-
funtos y bendice el cadáver, que se reintegra en la fosa, colo-
cándole esta vez la faz hacia el zenit y la cabeza hacia la
cruz, que se ha desmoronado y q na se restablece; caen las
paladas de tierra, bebemos un trago y nos lavamos las manos,
que á pesar de todas las abluciones guardarán todavía du-
rante algunos días olor fétido.
-192 -

La convicción de todos está yá formada: no ha habido-


crimen, sino muerte causada por imprudencia ó ignorancia.
Son las 3 y 30'; todos montamos á caballo, y los unos
se van á San Emigdio á pasar la noche, mientras regresa-
mos los otros á La Parroquia, adonde llegarnos á las 6 p. m.
La permanencia de la comisión en La Trinidad es nece-
saria algunos días todavía, á lo menos la de las autoridades:
judiciales, pues hay que completar el sumario con todas las
declaraciones de los testigos é individuos que se han visto
mezclados de cerca ó de lejos con la vida y la muerte del se-
ñor Luis María Hernández.

La Parroquia, 2 de Agosto de 1894.

'.'
OCTAVA PARTE
/
DE TAMARA A LACUNASECA

(CINCUENTA LEGUAS Á PIE POR LA CORDILLERA ORIENTAL)

Después de la reorganizacíón de la
instrucción pública, la necesidad más
apremiante para Oolombia son las vías
de comunicación. El país no puede sa-
lir de la crisis económica actual sin
buenos caminos. Este es el único reme-
dio eficaz que puede, en corto tiempo,
mejorar las industrias, desarrolJal' las
riquezas y levantar el comercio de )¡:\
postración en que se halla.

Doctor MANUEL N. LOBO.

, Informe del comisionado del Departamento de Santander á la exposición


de Ohicago).

OAPITULO 1.0
Objeto de la excursión.-Salida de Támara.-Rl Tablón de Ariporo.-Peña-
negra.-Aguasblancas.-Algunas reflexiones aguardando al baquiano.

El objeto de esta correría es doble: el primero es el


trazo de una vía ó camino de herradura corto, sólido y segu-
ro, para poner la capital de la Intendencia de Oasanare en
relación fácil y rápida con el interior de la República.
No se trata aquí sólo de una vía cómoda para 10B viaje-
JOS y correos, sino principalmente de una salida para Jos pro -
-194 -

dnctos de Casanare, es decir, para las cargas de algodón, co-


cos, café, y sobre todo para los ganados mayores que se lle-
van de 108 Llanos para Socha y Sogamoso, para Chita y
Santander, etc., y para los productos del interior y de las
mesas frías que se necesitan aquí, como los trigos, papas,
arvejas, habas, etc.
Casan are tiene actualmente cuatro vías principales que-
lo comunican comercialmente con el interior de Colombia, ó
sea con el occidente:

La del Meta, por Cabuyaro y Villavicencio.


La de Nunchia, Labranzagrande y Sogamoso.
La de Lope, por Cusir1.
La de Tame, por el Sarare.
Falta la de Támara, directa para la Intendencia, por-
que los dos caminos actualmente existentes, el de la Salina
de Chita y el de Minas á Socha, están en malisimo estado,
sin puentes, y no ll enan las condiciones requeridas; condicio-
nes que estudiaremos á medida que avancemos en el examen
que vamos á hacer.
El segundo punto que nos ocupará durante este viaje
es la rectificación del mapa corográfico de Boyacá, aumen-
tando así las correcciones que hemos hecho anteriormente du-
rante la exploración de los Llanos.
Como tenemos que reconocer una extensión de montaña.
de mnchas leguas, por una pica abierta en el mes de Febrero
de 1893 (hace por consiguiente más de año y medio), y
probablemente habrá necesidad de abrir otras trochas para
el estudio del trazo, hay que efectuar la correría á pie.
El día 17 de Agosio ( viernes) á la. 1 Y 15 p. m. sali-
mos de rr ámara acompañados por cuatro peones maleteros,
que van cargando nuestro ~avío, es decir, víveres para unos
diez dias, que es aproximadamente tI tiempo que pasaremos
en la montaña antes de llegar á lugares poblados, y nuestra
cama; además llevamos nue8tro wíochester por si se pre-
sentan algunas pavas 6 paujfes en el monte, 6 algún ve-
-195 -

nado en los páramos, y nuestra buena peinilla. Collins para


cortar las ramas y abrir el paso.
Empezamos alegremente la subiua del alto de La Ro-
chela, que es el que domina á Támara por el Norte, y con
regocijo nos acordamos de tantas otras salidas nuestras, efec-
tuadas en idénticas condiciones y que nos han ocasionado
ratos ele gozo y satisfacción.
Seguiremos el camino que se llama de Minas y del Mp.lo,
que conduce á Socha, basta la quebrada de Aguas Blancas,
donde debemos juntarnos con el baquiano Agapito Márquez.
Este señor, cazador de quina, conocedor de toda esta cordi-
llera, fue quien abrió el año pasado la pica que vamos á exa-
minar, la cual, según afirma, presenta grandes ventajas, como
reducción do distancia, facilidad de construcción, etc.
Vamos al principio dando una vuelta en semicírculo de
S. á N. Y N.O., al rededor de las cabeceras de la quebTada
del Picacho, afluente de la izquierda del Pauto, y cuya
orientación es de N.E. á S.O. La cuchilla que seguimos y
que lleva el nombre de Cuchillita del Miradero, nos conduce
hasta la punta del Tablón de Neblina. Casi durante tono el
trayec:to, que 8S de unos 8 kilómetros, no se pierde de vista
el pueblo de Támara en dirección S.
El camino es algo barroso, con pendientes de unos 15 á
20 por 100, y pasa á menudo en corniza, á grandes al turas
aplomadas, muy estrecho y peligroso para 1 eses, que se
atropellan y ruedan algunas veces. No hay habitantes ni cul-
tivo alguno y todo es montaña.
A las 2 y 35' p. m. ll egamos al punto más elevado de
la cnchilla (1,820 metros); desde all1 podemos divisar, á pe-
sar de la espesa neblina que se va acumulando por instan-
tes, el valle del Pauto hacia, el E. y S.E., y sobre el Aripo-
ro y los Llanos al E.
A las 3~ dejamos la hoya del Picacho, y también la del
Pauto, para inclinarnos hacia la vertiente del Ariporo, pero
no pasamos quebrada alguna; atravesamos el Tablón de
Cuneque, dejando á rren á nuestra derechá. en dirección
- 196

S.N.E., y á Barronegro hacia el N.N.E., y llegamos al


Tabloncito de A riporo á las 4 y 30' p. m.
Alli hay una casita, ó más bien choza, de cuatro me-
tros cuad rados, donde nos agru pamos para pasar la noche eu
compañía de algunos ganaderos que llevan desde San Emig-
dio (La Trinidad) unas treinta reses á Ohita.
A las 5 y 30' empieza un fuerte aguacero con vendaval;
el termómetro marca 17°; el barómetro aneroide 1,680 me-
tros. Hemos caminado 13 kilómetros.
Sábado 18 de Agosto.-Oomo era de suponer, estando
tan oprimidos (diez á doce), en un espacio tan reducido,
pasé nna noche infernal, gracias á los empellones, golpes,
J:onquidos, olores de guara po agrio y otros aún más fétidos.
j Es preferible, solitario, colgar mi chinchorro entre dos
palos en el monte, á la luz de las estrellas, á riesgo de un
aguacero, que dormir bajo techado en estas condiciones!
En viaje me privo (sin quejarme) de comer, tenga de-
masiado frío ó calor, esté rendido de cansancio, mojado, etc.;
no me importa: pero hay dos inconvenientes a los cuales no
he podido todavía acostumbrarme en veinte años que llevo
de peregrino: la promiscuidad intima cou los peones, y
llevar con frecuencia durante mnchos días las mismas ropas
interiores, por la imposibilidad de mudarme.
La noche ha sido muy clara y amanece el día seco
pero algo nublado; pica el frio del amanecer; temperatura, 14°.
Salimos á las 7 y 10' a. m. Remon tamos por cnchillas y
tabloncitos, teniendo á nuestra izq uierdn. el Pauto y el Ari-
poro á l!:lo derecha; se oye el fragor de los dos ríos sin verlos;
el cañón del Pauto es abierto y aocho, y se dirige dando
vueltas de N.N.O. á S.S.E.; el del Ariporo más estrecho,
quebrado y culebreado de O.N.O. á E.S.E.; en dirección
N.N.O.; se ven los nevados de GÜicán. El rurubo general
que hemos seguido desde Támara ha sido el N.O.
Los ganaderos van con nosotros hasta la hoya de Aguas-
blancas, en donde dejarán descansar unos 15 días las reses
- 197 -

para llevarlas luégo más arriba, pues hay que trasladar con
sumo cuidado y precaución el ganado que viene de los Lla-
nos, de temperaturas de 30 0 y 35 0 , de altitudes de 50 á
200 metros sobre el nivel del mar, á alturas y páramos que
pasan de 3,000 metro¡s y ofrecen durante las noches tempes-
tuosas temperaturas que varian de O á 100; hay que llevarlo
muy despacio por estos senderos pedregosos, por estas cimas
heladas, por estos pastos diferentes; el esfuerzo que hace para
subir y bajar esas pendieotes que halla por primera vez, el
fria, la diferencia de presión del aire, todo contribuye á en-
fermarlo, y si el ganadero no va con prudencia llega á Lagu-
naseca ó á Chita con la mitad apenas de sus reses; gene-
ralmente hay que emplear de seis á ocho semanas de Pare,
por ejemplo, á Chita.
Los vaq lleras nos enseñan dos indiviuuos que van si-
guiendo la mad'r ina con el objeto de aprovechar, á un precio
ínfimo ó de balde, las reses que se. ruedan, como sucede con
frecuencia por estos seo(leros en laderas; es un oficio que ig-
norábamos.
Pasamos el Suspiro, que es una quiebra honda entre el
tabloncito de Ariporo y el tablón de Peüanegra. N o hay que
confundir este Peñanegra con un cerro de 3,310 metros de
al tura que se halla eu la parte N.N .E. d~ la cuchilla de
Cara de Perro, es decir, entre los páranlos de Pisva y los de
Motuba, Cal::¡,rca y el Romeral (1).
El Peñanegra, al pie del cual se extiende el Tablón del
mismo nombre, es -un cerro que se halla de Pi'1te lado uel Pau-
to, es decir, sobre la izq uierda, y al Oeste de la. quebrada de
Agua Blanca. Dicen que este cerro atrae mucho los rayos, r

(1) Como se ve por el croquis adjunto, el páramo de Canoas está abso-


solutamente fuera de su lugar en el mapa oficial. Efecti vamente en el punto
marcado con el nombre de Páramo de Canoas se halla el alto del Púlpito. Al
N.E. de este alto se hallan los páramos de Culebreada y de Novagote, y al
S. y al S.O., la V\guna Limpia, El Romeral, Calarca, Motuba, la Laguna de
las Estrellas y el cerro de Peñanegra, y por fin e l páramo de P isva hacia
el S. S. O.
14
-198 -

pasamos alIado de una crucecita elevada en el lugar donde-


hace algunos años fue herido de muerte un peón maletero (1) ~
La sabana del rrablón es extensa y tiene como 4 kilóme-
tros de largo de E. á O.; el pasto es abundante; la meset.n..
está atravesada por dos arroyos que toman sus fuentes en el
cerro: el uno desagua en el Pauto, el otro en el Ari poro; en
la pared del tablón que mira hacia el Pauto, en un derrum-
be de reciente formación, descubrirnos una veta de ca.rbón .
En los fianc,os del cerro, orientados hacia el N. y N.O .
nos diceu que existen tres lagunitas.
Acabamos de dar media vuelta al rededor, es decir, ha-
cia el O., pasamos en medio de un caos de rocas caídas des-
de la cumbre, y llegam<,?s al Tablón de Aguas Blancas que
domina la queb?'arla del mismo nombre; ésta desemboca en
el Pauto (á la izquierda naturalmente) y la llaman indistin-
tamente Aguasblaocas ó Aguasclaras, tiene bastaote cau-
dal, y sus cabeceras están muy arriba, corno tendremos oca-
sión de observarlo lllégo, hacia el N.O.
Empezamos á bajar unos 400 metr08 hacia su orilla iz-
quierda} por una falda de peña muy pendiente, y malísima.
para los animales, por estar compuesta de gradas de piedra.
de mucha elevación: dura la bajada como media hora, atra-
vesamos algunos chorros q ne se forman en el cerro de Peña-
negra y caen á Aguasblancas, y llegamos á las 12 y 40' á.
una de las tres casas que componen toda la población de
este valle.
La 'altitud es de 1,170 metros (más baja que la de Tá-
mara); el cañón es muy abrigado de los vientos en esta parte
y de temperatura muy templada; se producen aquí hermos0
algodón, café, caña y maiz, como se puede juzgar por las poca.s
labranzas que rodean la habitación; las faldas van perdién-
dose de vista. hacia el N~rte, desiertas y cubiertas de mon te
virgen.

(1) Llaman peón maletero ó sencillamente maletero el que lleva las:


cargas por estas cordilleras.
- 199-

No puedo acostumbrarmE', á pesar de que hace yá algu-


nos años que cruzo á Colombia de Norte á Sur y de Oriente
á Occidente, á atravesar sin admiración y sin tristeza estos
inmensos espacios solitarios, desprovistos de colonos en leguas
y leguas de extensión; pero á esta melancolía se mezcla cierta
alegría y regocijo, porque tengo la firme convicción de que
estos valles ar:dientes, estas faldas templadas, estas cordilleras
frías, que brindan al hombre, al mismo tiempo que todos los
climas, todos los productos naturales y agrícolas, serán un
dia la riqueza y prosperidad de est.a República; el hacha del
inmigrante destruirá esta montaña; el pico del minero perfo-
rará esta peña; el buque de vapor hará huir los caimanes de
estos ríos, la locomotora hará resonar estos páramos; el ara-
do, la sembradora, la trilladora mecánica surcarán estas sa-
banas!
Trabajemos por este objeto; puede tardar años, siglos!
¿Qué es un siglo en la evolución de las naciones? El llegará
porque es matemático, invencible, inviolable; porque es la
ley natural, inquebrantable!
Qué im porta que nosotros no gocemos de estas l'iq ue-
zas, ó de estas prosperidades, ó de esta felicidad, si tenemos
la seguridad de que gozarán de ellas nuestros descendientes,
nuestros hijos, nuestros nietos ó biznietos, en una palabra,
nuestros hermanos de la gran familia humana!
Los unos buscan ese medro, este perfeccionamiento, por
medio de las luchas apasionadas de la política, haciendo pro-
gramas, cambiando las formas de Gobierno y la letra de las
constituciones; otros lo persiguen por medio de ]as febriles
aventuras, de las especulaciones, como los panamistas, que
lOE! hay en todas las naciones; otros, como los nihilistas y
anarquistas, quieren precipitar la hora por medio de la dina-
mita y del asesinato; muchos, pausadamente, la aguardan
trabajando en sus haciendas ó detrás de sus mostradores; al-
gunos, y entre ellos se cuentan los ministros de la religión,
esperan alcanzarla por medio de la mora], refrenando las Pl\-
siones; un08 pocos, y hacemos parte de esta última fala.ng'e,.
- 200 -

se figuran hallarla caminando, brújula en mano, á la sombra


de las selvas ó á boruo de una piragua de indio!
Todos tendemos hacia el progreso, hacia el mejoramien-
to de nuestra suerte, consciente ó inconscientemente, impulsa-
dos por la ley de evolución, y esta fuerza irresistible que nos
empuja hacia adelante es la esencia misma, indestructible, de
nuestro instinto vital!
Pero dejémonos de entusiastas ilnsiones, aunque no sean
ilusorias, porque todo entusiasmo embarga el sano juicio, per-
turba la observación recta de las realidades positivaEl, y vol-
vamos á nuestro trazo.
Desde esta parte los dos ríos Pauto y Ariporo, que entre
los Tablones de Ouneque, de Ariporo y de Peñanegra, se han
acercado mucho el uno al otro, van apartando su curso
superior; el Pauto para abrir sus fuentes muy arriba, en
los páramos de N ovagote y de Oulebreada; el Ariporo, mu-
cho más abajo, por el lado opuesto, ,es decir, al N.E. de la
quebrada Aguasblancas, y al S.O. del Alto del Aguila
y de la laguna del Reposo, cuyos derrames caen al río de la
Salina (Oasanare) (1).
Tenemos que esperar aquí al baquiano que debe llegar
mañana de Minas.
Las observaciones termométricas hechas el luneEl 20 dan
lo siguiente: 6 y 30' p. m., 23°; 6 a. m., 17°; 7 Y 30' a. m.,
190; 9 a. m., 21° y 5; 12 a. m., 26°; 4 p. m. (al sol), 30°.
Hay un mosquito muy diminuto, llamado fumito ó hu-
mito, que apenas se ve, pero sí se siente, porque fastidia
mucho.
Vernos varias veces durante el día pajaritos-moscas, que
llamarnos colibrí ó picaflor y que por aquí designan con el
nombre de quinchita (tominejo-frochilus).

(1) Dan el nombre de río de La Salina al curso superior del Casanal'e


desde lag cabeceras hasta Bácama. Desde Sicama lleva propiamente el nom-
bre de río Casanare.
- 201-

CAPITULO II

En la montaña.-La cuchilla de la Camarera.-La quina.-Rancho de la


Pérdida.-Ca beceras de Aguasclaras.-Com bitá.-La nevada.-Des.
pedida.

Lunes 20 de Agosto.-Desde anoche llegó Agapito,


de modo que esta mañana á las 7 a. m. nos pqnemos, los seis,
en camino, remontando al principio, por la izquierda, la
queb1 ada Aguasblancas.
0

Al cabo de un poco más de 1 kilómetro concluye el sen-


dero que conduce hasta la úl tima semen tera de maíz, y en-
tramos machete en mano en el monte, en dirección N. N. O.
Seguimos abriéndonos paso, durante unos 2 kilómetros
de travesía, sobre la falda del cañón que mira hacia el Ponien-
te, hasta empatar con la pica antigua que había abierto Aga-
pito desde la punta del Tablón de Aguasblancas, sin bajar
hasta las casas, pero dirigiéndonos desde allí al Occiden te;
atravesarnos una corriente q ne cae del cerro de Peñanegra
y que forma la q~¿ebrada de Aguas blancas. Como va mos
á seguir durante largo trayecto la cuchilla que divide
estas dos cabeceras, designaremos la de la. derecha, es decir,
del Oeste, con el nombre de Aguasclaras, y la del Este, con
el de A ga pi ta; la cuchilla por la cual trepamos se llamará
ele La. Camarera, por abundar en el monte este palo que pro-
duce una u va comestible y tiene su raíz formada por gruesos
bulbos.
Observamos algunas plantas de más ó menos interés: el
uvo, palo enorme que da también racimos de frutina comes-
tible; la palma de San Pablo, cuya fruta es colorada y cuya
raíz, que es muy dura, se emplea como molinillo para rebu-
llir el guarapo; el maromo, que produce una gruesa almen-
dra; camarones, palos de sabor dulce y agradable al paladar;
Palo de La China, bejuco cuya raíz pulposa, raspada y mace-
- 202-

rada en agua, es un remedio interno para las bemorragias y


fll]jos de sangre.
Oardos, guicbes y parásitas, gran recurso <le ios monta-
ñeses en las cuchillas elevadas y desprovistas de agna, por-
que guardan -en verano como en invierno, entre su corazón; el
rocío de la mañana: reuniendo todas las hojas y volteán-
dolo en una totuma, cada guiche mediano da un vaso
de agua limpia y sabrosa; dicen que tomándola por la maña-
na, ayunas, cura las enfermedades secretas; la aguadera ó
maicillo, boja muy á propósito para empajar los ranchos y
los techos de casas; bay muchos palos de incienso (1) que
dan la savia resinof'a que se quema en nuestras iglesias y vale
ba.sta $ 1 la libra; también ayuda mucho esta resina para
bacer candela en el monte cuando no hay leña seca; la
corteza del palo es colorada, y basta darle algunos cortes con
el macbete para que brote la resina, que se cuaja al rede-
dor y se puede recoger á los pocos días, lo mismo q u~ el
cancbo.
Pal mas de araco, que es una variedad de la macana;
el chl1sque paramero, yerba alta, muy enredadora, con un
vello que molesta mucho; hacen canastas con esta paja; otra
yerba que llaman cabello de ángel, que produce dolorosas
cortaduras en las piernas desnudas de los pobres peones; ca-
nelo, palo duro como hierro, madero. excelente para horcones,
vigas, postes.
Hay infinidad de parásitas ú orquidáceas, musgos, líque-
nes, helechos, hongos, etc.; se ven pocos cedros (larix ce-
drus).
A cada instante encontramos rastros de osos, palos ara-
ñados, cardos y guiches hechos pedazos, excrementos, etc.
Hay muy pocos animales; se oye el ruido de alas de
algún paujil (2) Ó pava (3), y saltan dos ó tres ardi-

(1) De la familia de las terebintáceas: Boswellia serrata.


(2) Oura", alceto'1'.
(3) Penelope cristata.
- 203-

nas (1) al trozar las palizadas ó tapazones (como dice Aga-


pito), que son las barreras naturales que forman muy á me-
nudo partes de monte caido y derrumbado.
Muchas veces la pica antigua se halla completamente
cerrada y se pierde su huella, pero el baquiano, con su admi-
rable olfato de cazador, no tarda en volver á dar con ella.
Pronto comprendJ que esta trocha no servirá nunca para
base de un trazo de camino: es muy quebrada; pasa por lu-
gares peñascosos y sembrados de rocas inmensas y ha sido
abierta sin cá1culo alguno, al azar del calabozo, por un exce-
lente buscador de quina, como se verá luégo.
A las 3 p. m. estalla un fuerte aguacero, y como ú las 3t
llegamos á un punto de la cuchilla donde hay abundancia de
guiches en qué recoger el agua necesaria para cocinar el
avío y el café (pues agua corriente nos queda ahora muy
lejos por abajo), y donde hay un aracal (palmas de araco),
para construir la posada de la noche.
A las 2 y 30' terminamos el rancho bajo una lluvia too
rrencial y em pezamos á esforzarnos por prender candela, 10
que no dura menos de una hora, con ayuda de una vela y la
fortuna de haber encontrado, por casualidad, debajo de una
roca, un pedazo de corteza de palo un poco menos empapada
de agua que todo lo demás.

CAMPAMENTO NÚMERO l.o-EL VENTORRILLO DE LAS CABRAS.

Lo denominamos asi por haberse dejado oír durante toda


la noche el grito de un pájaro que imita el balido de la cabra.
Altitud, 2,320 metros sobre el nivel del mar.
Distancia recorrida desde la casa de Aguasblancas, 16
kilómetros.
Direcci6n general seguida desde la Punta del Tablón,
O.N.O.
Temperatura á lad 5 p. m., 18 0 ; á las 6 p. m., 17 0 •

(1) Scitwus t·ari.gatus.


- 204-

Martes 21 de Agosto.-Temperatura á las 6 a. m., 16a...


Hay muchas colmenas de abejas al rededor de nuestro ran-
cho; son ue dos clases; las de la abeJa cumaí (grande, color
venado), y las angelitas (de tamaño pequeño); muy pocos
pájaros; sólo algunos carpinte7'Os (1) turban el silencio de
la montaña con el ruido seco de sus picos contra los palos.
Salida á las 8 a. m., por repecho muy pendiente; el
tiempo está nublado y ha llovido durante toda la noche sin
in terrupción.
La dirección es ahora N.O.
A las 9 a. m. llegamos á un al to (siempre de la cuchi-
lla de La Camarera), desde donde divi~amos el Tablón de
Aguasblancas y las labranzas de las faldas de la quebrada; lo
bautizamos El Mirador (altura 2,600 metros).
N o hay agua en ninguna parte sino en los musgos y
lamas, ni tampoco se ve animal alguno; entramos en la zona
de la quina (2); aquí se hallan uos variedades: la tuna ó
colorada (que es la más estimada) y la lancifolia (:Mutis).
Entre el Pauto y el Ariporo, hasta el pie ele la Soliniana,
pueden recogerse más de 10,000 cargas de cascarilla; desgra-
ciadamente desde hace muchos años el precio de la quina,
que en Chita era de $ 48 la carga, ha bajado tánto que ya no
vale siquiera el flete.
Diez hombres, á ocho ó diez reales de jornal cada uno,
pueden sacar aq ui con facilidad una carga al día; se puede
juzgar por esto (1 uo el negocio no sería malo, Desgraciadamen-
te las grandes plantaciones establecidas desde hace algnnos
/ apos en las Indias inglesas, las cuales han producido una
excelente calidad de sulfato de quinina, han hecho caer
el precio de la cascarilla de veinticinco á tres francos, lo
que hace el envio absoln tamente improductivo-una otra
causa de esta baja ha sido también el descubrimiento de

(1) Ave trepadora: picus ,'obustu,s.


(2) Género Cinchona, familia de las Rubiáceas; en los países intert,ro-
picales se produce entre 1,000 y 3,000 metros de altura; hay más de cua·
renta especies de quina.
- 205-

sustancias farmacéuticas que reemplazan ventajosamente-


el sulfato de quinina ;-además, la quinina de las Indias.
Asiáticas da á la preparación una cantidad superior de sul-
fato á la que producen las cascarillas de Bolivia, el Perú y
Oolombia (1).
Hay tembién en esta montaña muchas palmas de ra-
mos, tan apetecida y buscada por los chitanos para la fabri-
cación de sombreroB; palos de damagua que produce una
corteza muy ancha, la cual, una vez machacada, da unos cortes
de t ejido muy fuerte; en el Ohocó los negros é indios los em-
plean como cobija y para vestirse; aquí le llaman chiveche.
Majagua con cuya corteza se hacen lazos muy fuertes, pita 1
fique (cabuya, etc.).
A medida que vamOR subiendo cambia naturalmente la
fiara; el monte está cuajado de gaitas, especie de junco ó
bambú muy elevado y lleno de agua, y de cerbatanas, planta.
de hojas muy grand~s, casi como las del plátano, y muy có--
modas para empajar ranchos.
A carla momento se pone peor el mon-te y el tránsito es-
más penoso; toelo es charrascal y capote; los palos están en-
teramente revestidos de lama que forma infinit.as gu ¡maldas,
cinturas, astragalos y festones de un aspecto muy pintoresco -
y fantástico; el suelo se hunde bajo los pies , las piernas se
entierran hasta la rodilla en hoyos y htmdiduras tapadas por
el musgo em pa pado d e agua.
N os tenemos que col ga r con las uñas y los pies para
poder trepar; los infelices maleteros van trop ezando, tamba-
leando y cayendo de un lado y otro.
A lFls 3 p. m. perdemos del todo el rastro de la pica, se
turba el baquiano y vamos dando vueltas y revueltas en el
monte hasta llegar á orillas ele una lagunita negra y panta-
nosa, al rededor de la cual el andar se hace casi imposible.

(l~ Sin embargo han seguido en Bolivia, principalmente, mandando


cas?anlla á .E!u:opa para la fabricación de los vinos d~ quina. El kilo de
sulfato de qu.mma vale actualmente sesenta y cinco francos en Francia;
cuarenta y CinCO francos en Alemania. La cascarilla es reputada buena,
cuando da de 5 á 6 por 100 de sulfato.
- 206-

Al cabo de más de una hora de marchas y contramar-


chas para salir de estas honduras, resuelvo dejarlo más bien
para mañana, y ordeno acampar en un banquito algo más
elevado y menos anegado; bien que mal hacemos una espe-
cie de rancho donde nos abrigamos como podemos hasta el
amanecer.

C AMP AMENTO NÚMERO 2. O-RANCHO DE LA PÉRDIDA .

Altura sobre el nivel del mar, 2,820 metros.


Distancia recorrida: 11 kilómetros.
Miércoles 22 de Agosto.-Llueve toda la noche, y á la
madrugada el termómetro marca 13 0 •
Se va temprano el baquiano, solo, á estudiar el modo de
salir de la laguna que hemos llamado la Laguna de la Le-
l í a por ser muy jabonosas sus aguas y casi impotables.
A las 9 a. m. emprendemos marcha y llegamos pronto á
una sabanita seca y descubierta, que bautizamos Sabanita
de San Nicolás, como recuerdo de uno de nuestros peones,
llamado Nicolás, que duran te la pérdida de ayer, asustauí-
simo y creyendo no salir vi vo de estos atascaderos, no cesaba
de invocar á cada paso á su santo patrón.
Penosísima es la marcha de hoy y cada vez más veo la
dificultad que hay en abrir camino por estos lugares que son
seguramente de los peores de la cordillera en su configura-
ción orográfica.
Dejamos atrás, es decir, al N.K, las cabeceras de La.
Agapita, que turna sus fuentes en los mismos cordones de
cerros que del otro lado dan nacimiento á las primeras aguas
del Ariporo, y nos dirigimos hacia la de Aguasclaras, es
decir, al O.N.O.
La lluvia no cesa, y estamos todos mojados desde ayer;
pasamos varias cascadas y torrentes que caen de peñoles en
peñoles, suspendiéndonos sobre palos medio podridos que se
qu iebran con nuestro peso, y á las 2 y 20' llegamos á una
- 207-

cueva formada por una sola roca, inclinada hacia adelante,


.de más de diez metros de largo por cinco á seis de al to; de-
bajo de la roca hay tres pisos de piedras sobrepuestas en
forma de peldaños; este trabajo parece antiguo y hecho pro-
bablemente por los indios tunebos.
Ahora tenemos que inclinar nuestro rumbo al S.O. para
-dar vuelta á un elevado cerro de peña que domina toda la
región, y es intransitable, según nos dice Agapito; denomina-
mos este peñón Cerro de la Cascarilla, por elevarse en el
,centro de esta zona de la quina.
A las 4 y 10' p. m. y á media falda de una cllchilla,
n acemos pGr acampar, y corno es muy reducido el espacio
plano del cnal se puede disponer para construír el rancho,
tenemos que hacer dos para dividirnos en fracciones de á tres
cada una, y tenemos la suerte de hallar á poca distancia mu-
c has hojas de cerbatana y un chorro de agua.

C AMPAMENTO NÚMERO 3. 0 -CABECERAS DE AGUASCLARAS.

Altura sobre el nivel del mar, 2,960 metros.


Distancia recorrida, 15 kilómetros.
Dirección general S.S.O. (en lugar de O.N.O., que es la
q ue debemos buscar lógicamente). Este cambio de rumbo es
debido, como lo hemos dicho más arriba, al obstáculo que
.ofrece el Cerro tie la Cascarilla.
El tiempo es malísimo, lluvia continua, espesa neblina
que impide toda viRta al horizonte; truena á los lejos del lado
,de la laguna del Venado, estamos ateridos de frío y hume-
,dad; para hacer candela tenemos que sacrificar el cabo del
hacha, que es el único pedazo de madera seca que hallamos
.á 'nuestro alcance.
Jueves 23 de Agosto.-Sufrimos con el frío durante la
noche; temperatura á las 6 a. m. 9°.
Salida á las 7 y 35 a. m.
A las 8 y 45 llegamos al filo de la cuchilla de las Bobas
- 208-

(3,040 metros); desde donde divisamos entre E.S.E. y S.E.


el Tablón de Peñanegra y de Aguasblancas, y más lejos.
hasta el cerrito de Santa Bárbara (Támara).
Esto es una especie de páramo corto, en medio de la
montaña, donde yá aparece el frailejón (espeletia grandijlo?'a,
seriantérea); el panqué (remedio para las llagas, úlcems y
bubas); las lunarias, que sirven para la composición de un
bálsamo y cataplasmas para contusiones y lastimaduras, é
infinidad de yerbas parameras, medicinales y aromáticas en
su mayor parte; romeros (rosmarina8-chilens~'8, labiada),.
gramíneas; chusques, chite, caminad era, yerba con hojitas en
punta aguda, en forma de oruga, que las campesinas de tie-
rra fría amarran en las corvas de los niños débiles y pre-
dispuestos á aflojar las piernas, para obligarlos á caminar y
activar la circulación de la sangre en las piernecitas entume-
cidas por el frío y la humedad de estos climas.
Como se ve, la flora es un verdadero barómetro aneroi-
de en estas region es, y se puede medir casi con exactitud de
200 en 200 metros la al ti tud por la misma vegetación de la
zona.
Esta cuchilla de Las Bobas es la línea divisoria entre
las hoyas de Aguasblancas y de la quebrada de Minas (río
Pau to). En dirección N.E. se halla la quebTada de Sácama
(río Casf~nare). Como se ve, una vez más, está muy errado
el mapa corográfico de Boyacá; las cabeceras del Ariporo,.
como hemos referido yá, quedan más abajo entre E. y
E.S.E. (1).
Desde la cuchilla tomo algunas orientaciones:
La laguna del Venado (nI lado de la cual pasaremos
mañana) queda entre N. y N.N.O.; El Poleo, al N.N.E.; la
Salina de Chita, ídem; el pueblo de Chita, en la misma di-
rección que el Venado; Socha (Lagunaseca), O.S.O. A la'8'
10 y 15', que es la hora en que empezamos á bajar, el tennó-
metro marca 13°.

( 1) Véase nuestro croquis.


- 209-

Esta larguí~ima bajada casi vertil:al y peligrosísima


(p or estar abierta en su mayor parte sobre lajas muy lisas, y
eotre volcanes (derrumbes) donde hallo alguna.s piritas de
hierro 6 sulfuro de hierro y pedazos de cuarzo, es una prueba
más de la iou tilidad de esta pica para el trazo del camino des-
de el momento en que hay que subir otra vez dos tantos más
hacia Oom bi tá y los páramos del Venado; pero no hay otra
salida, estamoR en medio de lajlls y peñones infranq l1eables.
Además, en mediG de estas breñas, ¿en dónde se po-
J. rian fstablecer potreros para hacer pastar los ganados de
trán8ito ~ dónde habría agua, cuando ahora, en pleno in-
wierno, estamos reducido~ para cocinar á extraerla de las
lamas y guiches ?
Hay que decir la verdad, annque de buenas á primeras
parezca chocante y anticientifica la afirmación; pero desde
hace diez años que trazamos caminos en Suramérica, los más
racionales, prácticos y cortos son: l. o Los de los indios;
2: 0 Los de los españoles.
No nos apedrefln, pero déjennos exp1icar y diremos como
'Temístocles : péga pero escúcha !
Se nos concederá que los indios conocen y recorren los
"montes mucho más que nn ingeniero, cazador, cascarille-
ro, cauchero ú otro de la laya, por la sencilla razón de que
nacen, viven y mueren en ellos.
Los senderos hallados por ellos son indudablemente los
más cortos púa ir de un punto á otro; ellos no se apartan
nunca durante muchos días de los lugares donde hay agua;
ellos no tienen dinamita ni instrumentos para romper rocas
y peñascos, por consiguiente los evitan.
¿ Dónde está esa vía célebre que conducía los Incas del
CllZCO á Quito en siete días a pie, como es probado por la
historia, cuando ahora por los caminos de los ingenieros,
,que son infernales (hemos hecho el viaje), se emplean 50 días
.á caballo?
Vamos á los españo les: ellos venían á conquistar, te-
tIli~n q ne defenderse de los indios, que dominar las regiones,
- 210-

seguir las cuchillas, evitar los pantanos, las honduras y


las emboscadas; procuraban no bajar lo que tenían que
volver á subir luégo, principio sencillo y excelente en todo
trazo de camino.
Los mejores caminos que tiene Antioquia y el Alto
Cauca (Túquerres, Pasto y Popayán) son los trazados por
Jorge Robledo, Sebastián Belalcázar, Almaguer, etc. ; y son
los que tendrá siempre, refeccionándolos, se entiende.
Naturalmente queremos hablar aquí solamente de los
caminos de montaña ó de piso de herradura y nó de los ca-
rreteros, y tampoco pretendemos decir que estos caminos no
sean susceptibles de muchas correcciones y mejoras; nos re-
ferirnos al trazo en general y á grandes líneas por las vagua-
das de los ríos, por mon tañas y cordilleras.
En los países muy quebrados y fragosos todo explora-
dor que no tiene en cuenta la hidrografía de la región,
yerra!
A las 3 y 20' llegarnos á Com bitá, que es una sabani-
ta [aramosa, en forma de comba ó cuenca de un cañón,
que da nacimiento á las fuentes de la quebrada de Minas;
hemos salido por fin del monte, pero muy maltratados y
estropeados.
De sobremesa, y al momento de hacer el rancho, cae-
una fuerte nevada, todo se cubre y oscurece, el termómetro
baja á 50, los peones, ateridos, tiritan y se entrechocan las
mandíbulas.
A pesar de todo se acaba, mal que bien, la habitación,
pero no hay esperanza de hacer candela, y tenemos q ne acos-
tarnos con nn pedazo de pan mojado y una tablita de choco-
late en el estómago.

CAMPAMENTO NÚMERO 4. 0 -COMBITÁ.

Altura, 3,120 metros sobre el nivel del mar.


Distancia recorrida, 16 kilómetros.
Dirección general, O.N.N.
- 211-

Viernes 24 de Agosto.-Sigue la lluvia toda la noche,


pero la nieve se derrite al caer; amanece el dio. claro.
Temperatura á las 7 a. m., 8°.
Salida á las 9 a. lll., con 120 de temperatura.
Empiezan á molestar los moscos parameros, llamados
moscos bobos porque se en han en las orejas, los ojos, la
boca, y pican pero no muy fnertewBnte.
De N. á S. va este catón de Minas yen el mismo Oom-
bitá, un poco hacia el E. están las cabeceras. Por el otro
lado, es decir, hacia el N.O., están las fuentes de la queb?<a -
da Sácama (Oasanare).
De un punto alto de Oombitá tomo las direcciones si-
guientes :
Alto del Melo, S. S.O.
Alto de Las Lochas, S.O.
Alto de La OascfHilla, E.S. E.
Rancho de Oombitá, E.
De modo que ahora caminamos en dirección O.
La Solimana: O.N.O. La Solimana, que es cuchilla
y lagunita, sirve de línea divisoria entre las aguas de la
quebrada de Minas (Pauto) y de la quebrada de Sácama
(Oasanare).
Llegamos á la punta de la cuchilla de La Solimana,
que separa la quebrada de Vanegas á la derecha y la de
Oombitá á la izquierda (las dos naturalmente son cabeceras
de Las Minas).
A las 11 a. m., y después de habernos guiado en direc-
ción del camino de Sácama al de Socha (1), que cruza de
N.E. á S.O. sobre el páramo del Venado, se separa de nos-
otros el baquiano.
En estos días no he podido menos que admirar el

(1) Este camino de Sácama lÍo Sochanuevo (Lagunaseca), pasa por los
puntos siguientes desde Sácama: El Poleo, Alto del Cuzco, Laguna del
Reposo, Alto del Aguila, AltiplaniciE> de Los Cacaos, Laguna de La Soli-
mana, Páramo y Laguna del Venado, y JUlÍgo empata con el camino de
Támara y Minas !l Lagunaseca.
- 212-

maravilloso instinto <le este hombre, sin instnlCción alguna,


que se orienta sin brújula y sin sol en estas montañas ló-
bregas, en estos laberintos de cañones y peñas, en medio de
una niebla impenetrable. i Con qué rapidez corta un palo,
arregla un paso peligroso, empaja un rancho, hace candela
con algunas hojas de frailejón! i Qué arrojo, qué vivaci-
dad, qué agilidad para colgarse, mantenerse en equilibrio
sobre una rama ó una laja lisa como un espejo! '
Por cierto que Riento más simpatía y más considera-
ción por un individuo de este temple, que por tal ó cual ca-
balleri to de chi8tera, guan tes y cuello parado, que sólo sabe
saludar con gracia á una dama ó componer un soneto melin-
droso para encantar á una niña.

CAPITULO III

Los páramos.-El Venado.-El Arbolito.-Leyendas. Las lagunas que true·


nan.-Novagote.-Culebrea,da.-El Púlpito.-Oorral de Piedras.-La.
gunaseca (Nuevo Socha).

A las 12 y 20' llegamos al páramo del Venado y en-


'tramos en el camino de Sácama que nos conducirá al de
Támara á Socha, y seguimos en dirección O. hasta la La-
guna del Venado, lago veranero (así se designan las lagu-
nas que conservan sus aguas en verano como en invierno).
Esta laguna, que derrama sus aguas al río de La Sali-
na (1) (Casanare), tiene corno un kilóm~tro de largo y
poca anchura, nnos 200 á 300 metros; está situada en lu-
gar pintoresco, y dicen que es muy honda (3,360 meiros de
altura sobre el nivel del mar). Una legua más al Oeste
dejamos al N. E. del camino, y como á 4 kilómetros de dis-
tancia, las Lagunas de U cuvi (2) y de La Ciega, separadas
por un estreoho istmo.

(1) Dan el nom bre de Río de la Salina á todo el curso superior del Ca·
-sanare desde las cabeceras hasta Sácama.
(2) y nó Ocovi, como dice el mapa corográflco.
- 213-

Volvemos á la direeción O.N.O.


Atravesamos Los Hoyos, páramo quebrado, cortado en
invierno por pantanos y barrizales hondos; franqueamos la
quebrada de Garrapatas, que es cabecera del Casanare, y
entramos en el camino de Támara y Minas á Socha, en la
parte de páramo llamada rrravesías de Marabre ; se ven al-
gunas reses parameras.
Para buscar posada nos dirigimos hacia la derecha del
ca~ino de Socha para seguir en dirección á Chita, durante un
cuarto de legua, hacia la cabaña del Arbolito, situada á 3,400
metros de altitud. Esta miserable choza, que apenas sirve de
abrigo contra la lluvia y el frío, es el pu~to de cruzada de
los caminos de Chi ta á Minas y Támara, y de Lagunaseca
(Sochaviejo) á La Salina.
Todas las aguas que fl.traviesan por este lado del pára-
mo caen al río de La Salina; hacia el O.S.O. forman la que-
brada de Viscles, que tiene sus cabeceras en la lag~na de La
Batanera y cae también al Casanare.
En El Arbolito, donde llegamos á las 5 p. m., tenemos
la satisfacción de encontrar al Coronel J 0aquin Buitra-
go, que ha venido de Uhita á recibir unas 40 reses que
llevan por su cuenta desde El Ceiba1 (llanos, entre el puer-
to de La Plata sobre el Pauto y La Trinidad).
Hemos caminado hoy 22 kilómetros.
T'emperatura á las 8 p. m., 7°.
Sábado 25 de Agosto.-Temperatura á las 6 H. m., 5°.
Salida á las 8 y 95" a. m., en dirección O.S.O.
Pasamos la lagunita de Las Gallinas, el alto del Zorro,
·del cual caen dos chorros Ó cascadas q ne forman la Laguna-
colorada (cabeceras del Pauto). ' Este lugar romántico y dig-
no de una descripción á la Walter Scott, ha sido poetizado
por la leyen ua.
A propósito de leyendas, cuentos fantásticos y mara-
villosos, observamos q ne entre estos hombres de las tierras
altas: vaq Il eros, peones mal et eros, a,costurn braGos á largas
jornadas por los páramos helados, á las privaciones y fati -
15
- 214-

gas, existe un gran sentimiento religioso, un alto respeto y


amor á Dios; pocas palabras dicen sin añadir: "Dios pri-
mero," " Oonfianza en Dios y en nuestra Señorita de Ohi-
q uinq nirá," etc.; de esto los felici tamos altamente, pero es-
tas honorables creencias están generalmente mezcladas é
identificadas con supersticiones absurdas y miedos irrazona-
dos; tienen la cabeza llena de historias pavorosas sohre tal
ó cual cueva (1), peña, laguna, sin hablar, por ejemplo,
de la Mancarita, que los 'lectores indudablemente habrán
oiclo nom brar, y que es la bruja ó hach ma1éfica que se lleva
á los viajeros aislados ó extraviados en las montañas de la
Oordillera Oriental; hay también el cuento del indio que ha
escondido un zurrón de plata en los chorros del Zorro, cerca
de la Lagunacolorada, y lo ha dado á guardar á un dragón
ó serpiente; el que el día de San Juan atravipse, completa-
mente desnudo, el páramo de Novagote de un extremo á
otro, le podrá sacar, etc.
Tam biéo tienen por se¡l;uro que ciertos días del año son
predestinados infaliblemente para las nevadas, como el de
Santa Ana (26 de Julio), El Tránsito (15 de Agosto), el de
San Bartolomé (24 de Agosto), Santa .Rosa (30 de Agosto),
etc. Es cierto que como esta., fechas se hallan precisamen-
te en la época de más crudo invierno, hay probabilidad para
que en alguna parte de estos páramos, que se extienden des-
de el de San Ignacio hasta la Sierra N ev~~da de Ohi ta, ¡;obre
cerca de un grado ele latitud, caiga alguna nevada en esos
dias, pero no hay absolutamente nada de fijo eo esto.
Sin embargo, todos cueotan estas historias con la mayor
seriedad y se admiran si lino ríe ó muestra duda; ¿ y por qué
los criticaríamos á ellos? Las conversaciones de las veladas de

(1) llay muchas cuevas en estos páramos; están formadas por rocas
inclinadas hacia adelante, y sirven de posada y abrigo á los transeúntes.
Muchas veces durante larguísimos trechos no hay otra habitaeión que
éstas, para protegerse de las noches frías y de las nevadas. Son los únicos
ranchos que da la Pl'Ovidencia en estos desiel't,os, donde la vegetación se
reduce á f¡'ailejones, gramíneas y musgos.
- 215-

aldeas en nuestros valles de los Pirineos ó de Sabaya, hasta


en nuestros castillos de Bretaña, ó d~ las orillas de los la-
gos de E'lcocia, no son otras que la repetición de estos cuen-
tos fa.ntásticos, de estas fábulas misteriosas y lúgubres que
hacen palideeer á los que las escuchrLD temblando!
Nosotros mismos, que por nuestra educación, la escue-
la á la cual pertenecemos y q ne rehusa en principio la posi-
bilidad de cualquier fenómeno que no se pueda explicar
científicamente; que por nuestra profesión estamos acostum-
brados á concretarnos a las pruebas matemáticas,-hemos
guardado la influencia, desde la cuna en la cnal nos han
mecido nuestras abuelas, de este amor á lo maravilloso y no-
velesco, á los cuentos de nodrizas que hemos mamado con
la leche en nuestra querida Alsacia, tan predispuesta por su
naturaleza y configuración física á estas leyendas de hadas
y de Walkiries.
Toda la filosofía positivista, experimental y materialis-
ta de Augusto Comte, de Littré, de Carl Vogt y otros, no
bastará para quitarnos del todo este .poco de espiritualismo
que queda todavía escondido en una pequeña celda de nues-
tro cerebro. ¿ Será tan lindo este pobre planeta que no pue-
da uno alcanzar algunas veces á inventar ó á suponer otro
mundo más bello y hermoso? La adorable mitología grie-
ga, los poemas de Homero y Virgilio, Ovidio, Ossian, el
Ariosto, los Caballeros de la Mesa Reclonda, el Encantador
Merlir., Sakuntalá, hasta las novelas de Ana Radcliff y de
Walter Scott, hasta las Historia8 extrañas <;le Bdgardo
Poe y de Hoffman, siempre 10 fantástico nos dominará,
siempre este mundo oculto de las Driadas y de l~s Ondinas,
/
de los fantasmas y de los duendes, nos atraerá !
Fausto, D. Juan y Roberto, serán los predilectos; la
Alquimia, la Nigromancia y la Astrología, tendrán indul-
gencia entre nosotros!
Desgraciadamente este fin de siglo gusta más de la Pa-
rodia que de la Epopeya, de la risa estrepitosa que del sueño
melancólico; prefiere la canción de una ramera al canto poé-
- 216-

tico de Desdémona 6 de Titania, el baile extravagante de


una griseta, al paseo romántico de Lady Rowna ó de J u-
lieta; los Hamlet y los Werther son ridículos y pasados de
moda: vivan Falstaff, Botom y Zola !
Al lado de todas estas patrañas de los parameros hay
algunas veces algo serio y verdadero quizás en el fon-
do, verbigracia, lo de las lagunas que relampaguean y
truenan. Raro es el paramero q ne no cuente que pasando
cierta noche al lado de tal ó cual laguna ó pozo veranero,
ha visto Ú oido brotar rayos de la lagu na y tronar aden tro.
Caminando por el páramo, oye el viajero trueno sordo sin
ver rayo alguno, y el baquiano le dirá: "Está brava la lagu-
na del Venado," ó sencillamente" El Venado," como dicen,
6 "truena el U cu vi."
Lo cierto es que estando nosotros en Puno, á orillas del
lago de Titicaca (entre el Perú y Bolivia), que es uno de los
lag0s más elevados del mundo (1), presenciamos una ver-
dadera tempestad estando el cielo serbno y no habiendo vien-
to : las olas se alzaban y formaban una marejada igual á la
del Océano, á tal punto que tuvimos que demorar hasta el
día siguiente nuestro embarque para Puerto Pérez.
¿ No dicen que sucede lo mismo en la laguna de
Tota? (2).
¿N o puede suceder que ciertas lagunas elevadas se hayan
formado, como es probable, en el cráter de volcanes apaga-
dos temporalmente, en el interior de los cuales pueden, sin
embargo, en ciertos momentos, producirse hendiduras que
dejen escapar gases que crucen las aguas y q ne al llegar á
la superficie se inflaman al contacto con las capas de la at-
mó::;fera?
O también, como las aguas son muy conductoras de la
electricidad, ¿ no podría suceder que estas lagunas, muy altas,

(1) 3,800 metros sobre el ni vel del mar.


(2) 2,980 metl'os sobre el nivel del mar. Reclus, traducción de F. J.
V. y V.-N uta. sobre el particular.
- 217-

atraigan especialmente los rayos eléctricos que estallarian en


su misma superficie?
No tenernos la pretensión de afirmar ó negar, y menos
explicar el fenómeno, y ojalá si estas líneas pasan bajo los
ojos de alguno más competente que nosotros, no deje caer la
cuestión al agua.
Dejarnos á la derecha, en dirección O.N.O, el camino
dicho de los Canoveros, que conduce á las estancias de las
faldas del páramo de Canoas (1), y atravesamos el páramo
de Novagote, donde se halla una ancha cueva de roca que
puede abrigar hasta veinticinco hombres.
Encontrarnos ahora bastante gente; peones que bajan á
Támara ó á la Salina de Chí ta, llevando de los Distritos de
Lagunaseca (Socha) ó de Socotá, cargas de quesos, huevos,
harina de trigo, cuchuco de cebada, papas, cebollas, habas,
arvejas, garbanzos, fríjoles, panela de Santander, alparga-
tas, etc. Poca cosa llevan para arriba al regreso: algunas car-
gas de algodón; cacao, arroz, muy poco café (todo nuestro
café se va por Orocué á Ciudad Bolívar).
Entramos á la Hoya de Castro, hondonada entre las al-
tas peñas calcáreas.
En dirección S.S.E. divisamos el Alto del Rayo.
A las 2 y 15' llegamoH á la cuchilla divisoria de las
aguas del Pauto y del Chicamocha, y por consiguiente pasa-
mos ele la hoya del Meta y del Orinoco á la del Magdalena.
Altura en el lugar de la quiebra de la Culebreada, 3,440
metros.
Dejamos á nuestra izquierda el alto del Púlpito, al pie
del cual pasamos, y empezamos á bajar hacia la quebrada
Corral de Piedrás.
Este torrente que baja de E. á O., se jun.ta luégo con
la quebrada del Arzobispo y la del Rucbical (ó de los Moli-
nos, ó del Pozo), y forman las dos el rio Socotá. (afluente de
la izquierda del Obicamocba). .

(1) U nos dicen Canoas, otros Canovas; pero el verdadero nombre es


Canoa,.
- 218-

De este cañón, muy peñascoso, de faldas muy eleva-


das y movedizas, sale por la derecha, es decir, hacia el N.O.,
un camino para Socotá.
N osotros atravesamos los caserios de Oorral de Piedras,
pasamos la quebrada, que necesita un puente porque es muy
fragosa y tiene crecientes muy vio'l entas, según que el pára-
mo está bravo Ó manso, y nos hospedamos en nna casita, en
un punto llamado Yerbabuena.
Llaman Oorral de Piedras estos caseríos porque las fal-
das de los dos lados están cubiertas de cercas y corrales de
paredes de piedras sobrepuestas, en el interior de los cuales
cultivan papas, ó turmas, como dicen; hay muchas cabras y
ovejas.
Al bajar matamos de un balazo una lapa, animal anfi-
bio que llaman aquí guartinajo y cuya carne es una excelente
comida.
Hemos recorrido hoy 19 kilómetros.
Altura, 2,830 metros.
Hemos seguido una dirección general E. á O. con una
ligera curva hacia O.S.O.
Domingo 16 de Agosto.-Temperatura á las 6 y 30'
a. m., 7°.
Salida á las 7 y 30'.
Todas estas faldas muy pedregosas, está n sem bradas de
rocas sueltas, caídas de las cumbres; el terreno pa.rece muy
movedizo y poco seguro eu caso de temblores; ha habido de-
rrumbes muy fuertes; sin embargo, cultivan mucho todos
los espacios que pueden aprovecharse.
A las 9 pasámos la queb'r ada del Arzobispo, que co-
rre con violencia entre enormes roras; viene c1t; Peñanegra
de Pisva, es decir, de E.S.E á N.N.O.; por esta queb?"ada
arriba va un camino á Pisva.
Seguimos la dirección del Oañón sobre la fcdda izquier-
da entre O. y O.N.O.
Luégo franquearnos la quebrada de Ruchical, tan bo-
rrascosa como la del Arzobispo, y sobre la cual hay varios
- 219-

molinos; esta queb?'ada toma su cabecera, cerca y del lado


opuesto, al río de Labranzagrande; divisamos todavía los pi-
cachos altos del páramo de N ovagote en dirección N,E.
Llegamos á los caseríos de Coscativá á las 12; estos
caseríos y labranzas de trigo, cebada, papas y maíz, se extien-
den sobre la falda izq uierda del río de Socotá.
Pasamos el alto de Sagra, división entre los Distritos
de Socotá y Socha, y divisamos el pueblo de Lagunaseca
(nuevo Socha), adonde llegamos, por tra~@s1as, á las 3 p. m.
Lagunaseca es el nombre que se ha dado al nuevo
pueblo de Socha, fundado hace veintiún años (1873);
el antiguo pueblo, que existe todavía bajo el nombre de
Socha, se halla á una legua al S.O., del lado izquierdo de
la quebrada del Tirqué, que viene del S.S.E.
Lagunaseca está situado á 2,680 metros de altitud
sobre el nivel del mar, sobre la orilla derecha del fío Ohica-
mocha, pero á una altura de más de 400 metros sobre el
nivel de sus aguas, y distante de ellas unos 4 kilómetros.
El cambio 'de 1ugar del pueblo fue consecuencia de un
tem blor y derrumbes de tierras q ne vencieron la iglesia y
varias casas; el nombre ae Lagunaseca viene de que en
este punto se recogían en invierno las aguas de lluvia, pero
actualmente todo está perfectamente plano y seco.
El pueblo, que contiene apenas 250 hahitantes (el Dis-
trito cuenta 2,000 almas), posee un bonito templo empezado
desde la época misma de la fnndación de la población, pero
DO terminado todavia; tiene 60 metros de largo por 10
de ancho) con c!os capillas laterales y un órgano; es de pie-
dra bien labrada y será uno de los mejores edificios q ne
pueda apetecer un pueblo de la importancia de Lagnnaseca.
Hay muy pocas casas, pero son en genera.l espaciosas, bien
construidas, de dos pisos, con balcones, y cubiertas con
tejas.
También están construyendo desde hace dos años una
vasta casa consistorial y una cárcel.
Hay en medio de la plaza una pila de piedra con seis
- 220-

bocas de Rogua, regalada por el señor Obispo N epomuceno-


Rueda, en memoria de su hermana, que descansa en el Campo
Santo de Lagunaseca.
La población, según nos dicen, va disminuyendo en
lugar de aumentar, y hay bastante emigracion para Santan-
der y alguna para Casanart>.
Hay abundantes minas de ulla ó carbón de piedra
(carbón mineral) en los alrededores.
/
Extrtl.en de la Mesa de Socha, muy abundante en es-
quisto bituminoso, una sustancia negra que se derrite al
calor y se sol idifica al fria, parecida al asfal to y que llaman
cao / es de mucha duración y muy apropiada para endurecer
y revestir el suelo; la mezclan con arena para emplearla.
También hay una de. otra clase que llaman mode y que ex-
traen de la Mesa de Tasco ..
En dirección O.S.O. se divisa el alto ()e1'ro del Tibé,
del otro lado del Chicamocua.
Al S.S.O. domina sobre el antiguo Socha el páramo 11a-
mado la Mesa de Socha.
Al E.S.E. La Ensillada del Morro.
Hacia el S. queda el páramo de San Ignacio.
El Chicamocha corre por esta parte, dando un rodeo de
O.S.O. á N. y rueda sus aguas amarillas muy encajonado
entre altas paredes de peñas.
Lunes 27 de Agosto.-Temperatura á las 6 a. m., 17 0 ; á
las 12, 18 0 ; á las 6 p. m., 17. o
La vida es aquí sumamente barata, y para uno que vie-
ne de Támara le parece que todo es regalado. La arroba de
trigo vale $ 3-20; la cebada se vende al palito, que es una.
medida que equivale á arroba y media; vale actualmente $ 1;
las paI as á ocho reales el palito.
En Támara estarnos pagando la harina á $ 6 y las pa-
pas á $ 4 la arroba.
El Distrito de Lagunaseca exporta bastantes productos
agr1colas y S6 baeta á sí mismo.
- 221-

Hacen un pan exquisito y venden muy buena carne de


oveja.
El clima parece muy sano y toda la gente ' es robusta y
colorada.

DISTANCIAS

RECORRI DAS DESDE TÁMARA A LAGUNASECA (SOC HA NUEVO).

De Támara á Tabloncito de
Ariporo ______________________ _ 13 ks.
De Tabloncito de Ariporo á
Aguas Blancas ________________ _ 10
De Aguas Blancas á Ventorri- 1
llo de las Oa bras _______________ .
De Ven torillo de las Cabras á
16
-1I Pica ó trocha.

Rancho de la Pérdida __________ . 11 -~ 58 ks.


De Rancho de la. P érdida á
Cabeceras de Aguasclaras _______ _
De Cabeceras de Aguascla-
ras á Combitá _________________ .
15

16
-1J
11 19s. con 3
ks.

De Oo~bitá á Arbolito _____ _ 22


De Arbolito á Corral de Pie-
d ras _____________________ . ___ _
19
De Corral de Piedras á Lagu-
na8eca _______________________ _
17

Total de Támara á Laguna-


seca, por la pica ________________ 139 ks.,
Ósean 27 legu&.8 y 4 kilómetros (13 miriámetros 9 kiló-
metros).
- 222-

CAPITULO IV

El Chicamocha.-Socotá.-Jericó.-EI páramo de Canoas.-EI Encomen.


dero.-Alto del Melo.-Minas.-Regreso á Támara.

Martes 28 de Agosto de 1894. Llueve toda la noche y


amanece nublado; temperatura á las 5 a. m., llo.
Nos ponemos en camino á las 7 y 30'.
Dirección al principio, N.N.E., y después de la primera
legua, E.S.E. hasta Socotá.
El camino de Lagunaseca á Socotá es bueno; casi todo
de travesía y con pendientes moderadas; este camino ha sido
abierto hace unos ocho aüos.
Atravesamos terrenos que tienen aspecto volcánico; hay
muchos derrumbes de rocas erráticas y lavas antiguas.
Al principio vamos caminando á media falda, en la
misma dirección que el 1'10 Chicamocha, qne corre entonces
al N.N.E., y podemos divisar hasta la playa de Ura, donde
desagua el río de Chita. El pueblo de Ohita queda al N.E.,
relativamente á la posición de Lagunaseca.
El Chicamocha sigue hacia el N., y nosotros nos incli-
namos á la derecha, es decir, al E.N.E.
Pasamos el río de Socotá por un puente de madera
de diez y ocho metros de longitud con un metro setenta
centímetros de ancho, barandilla y techo de tejas; se eleva
unos doce metros sobre el nivel de las aguas; está construÍ-
do sobre dos estribos de peñas naturales; tiene dos años, y
parece presentar condiciones de solidez y duración; ha sido
construído con fondos del Distri to, y ha costado, según me
informan, $ 550.
El río es generalmente poco caudaloso, tiene crecientes
muy violentas y ha destruído varios puentes anteriore~; corre
con mucho declive de S.S.E. á N.N.O., entre paredes muchas
veces aplomadas; pero a l Iado de recho, donde se halla situado
- 223-

Socotá, á unos trescientos metros sf?bre el nivel del río y á


media falda, las pendientes se suavizan y forman como una
~pequeña vega cubierta de labranzas y sementeras.
La distancia de Lagunaseca á Socotá es de 13 kiló-
metros.
Llegamos á las 11 y 30' a. m.
El pueblo de Socotá, que también cambió varias veces
de lugar, es de fundación más remota que Lagunaseca;
data de 1810; tiene corno unos 500 habitan tes en el crntro
de la población y unos 8,000 en los partidos.
Exporta muchos articulas agricolas para Oasanare y
Santander, como trigo, cebada, etc., y hasta ganado ceba-
do para este último Departamento.
El clima es más templado que el de Lagunaseca; la al-
tura sobre el nivel del mar es de 2)470 metros. Tem peratura
á:Ja 1 p. m., 20 0 ; á las 6 y 30' p. m., 16 0 • 5'; á las 8 p. m., 12 0
(fuerte lluvia y vendaval).
En Socotá, lo mismo que en Lagunaseca, se acercaron
á nosotros varias personas notables de las dos poblaciones,
con el objeto de instarnos para que hagamos presente al Su-
premo Gobierno la falta grave que les hace una linea tele-
gráfica.
Goma encontramos la observación muy digna de interés,
nos guardaremos muy bien de pasarla en silencio. ;
La linea existente según el trayecto es como sigue:
Sogamoso, Belén, Sátiva, Soatá, La Uvita, Ohita; es
muy necesario el ramal de Sogamoso, Oorrales, Tasco, Socha
(Lagunaseca), Socotá, Jericó, Ohita.
Todos estos Municipios ofrecen los locales de la esta-
ción, los p08tes en los límites de cada Distrito respectiva-
mente, y el trabajo personal para la construcci6n de la línea . .
Este ramal será todavía de más trascendencia, y se
puede decir indispensable, una vez establecido el telégrafo
-en Oasanal'e, porq ne esta región es la despensa de Tá-
mara y otros pueblos de la falda oriental eo productos de
tierra fria.
- 224-

N o pudimos visitar la iglesia por motivo de haber ocu-


rrido, el 8 del corriente mes, algunos desórdenes que obliga-
ron al señor Cura á retirarse y dejar cerrado el tem plo.
Lo mismo que en Lagunaseca hay aqui varias vetas de
carbón mineral.
Miércoles 29 deAgosto.-Llueve y ventea la mayor par-
te de la noche, pero amanece el tiempo despejado; tempera-
tura á las 7 a. m., 170.
Salida á las 8 y 30' a. m., al principio en dirección N.
N.E.
Al cabo de unos 4 kilómetros atravesamos por un puente-
la quebrada Mausa, que toma su cabecera en el páramo de
Culebreada y desagua por la derecha en el Ohicamocha;
remontamos durante cerca de 1 legua sobre el flanco derecho
de este torrente, y llegamos á los caseríos del mismo nom-
bre. Estos caseríos, que, según nos dicen, presentaban hace
menos de un año nn aspecto risueño por la fertilidad de sus
labranzfl.s, ofrecen ahora una vista triste y de.solada, á conse-
cuencia de una catástrofe que sufrieron á fin es del año pasa-
do; las lluvias del invierno, que habían sido mnyabundantes ,
empezaron á minar poco á poco las faldas, y cuando vino la
época. de seq nía se derrumbó una gran extensión de la falda
derecha. Este movimiento de los terrenos se efectuó por felici-
dad paulatinamente, de modo que no hubo desgracias perso-
nAJes que lamentar; pero numerosas casas y sementeras que-
daron selJUltadas Y destruídas, y la mayor parte de los habi-
tantes del valle emigraron.
Como lo hemos observado, todas estas faldas del Chi-
ca mocha, del Socotá y de sus aflnente,;¡, son muy mo-
vedizas, muy pendientes en general y ofrecen ciertos peli-
gros para las poblaciones en caso de grandes 11 nvias ó tem-
blores; estas han sido las razones <le la traslación de Socha
á Lagunaseca y de las mudanzas anteriores de Socotá (pare-
ce qu~ el terreno actual no ofrece tampoco completa seguridad
en ese pueblo).
Pasamos al lado de una veta de carbón, y continuamos
- 225-

-en dirección N.E. hasta el Alto de Mausa, adonde llegamos á


las 12 y 30'.
Entramos en la hoyita de la quebrada del Muerto, tam-
bién afluente del Ohicamocha, y que sirve de limite entre los
Distritos de 80cotá y Jericó.
Desde un alto llamado Lt'.>mapelada, tenemos ~n magnifico
panorama sobre el valle del Ohicamocha, que se desarrolla de-
lante de nosotros en una inmensa curva~ convexa hacia el Este,
y orientada de 8.S.0. á N.N .O.; divisamos á Sátiva Norte
y Sátiva Sur, en dirección recta al O. y á 80atá al N.N.O.
A las 5 y 30' llegamos á Jericó, después de haber recorrido
desde Socotá un trayecto de 19 kilómetros.
r.remperatura á las 8 y 30 p: m., 14°.
Jueves 30 de Agosto.-Durante toda la noche reina un
verdadero huracán con lluvia y nieve, y á la madrugada ama-
necen todas las cimas de la Oordillera, hasta el páramo ' de
Pamplona, S<utaneja, cnbiertas de nieve. Esta vez l~ creencia
~n estas regiones no ha mentido, y Santa RORa de Lima no ha
perdido su reputación de ser día de nevada infalible.
A las 7 a. m. la temperatura es 8°, y sigue el temporal
con extrema violencia.
Jericó, situado á unos 3,000 metros de elevación, es un
pueblo de menos importancia que Laguoaseca y Socotá, yape-
nns contará en Sil casco unos 150 habitantes; tiene aspecto
pobre y triste: no sé si es efecto del mal tiem po y del frío, pero
en una vuelta que damos en la mañana por las calles yen la
plaza, plantada de encaliptus, no encontrarnos á nadie con
quien conversar ó pedirle un informe; los habitantes deben,
sin embargo, estár acostumbrados á estas borrascas, porque la
situación del pl1eb10, en la ~ona pararnera, á media falda de
unas la.jas peladas, lo expone á un clima poco benigno.
Enfrente, en dirección entre N.E. y E.N.E., se ve el
I'io de Chita ó Ohitano, á Ohita sobre las faldas dtJrechas
entre el río Tobal, que toma sus cabeceras en el cerro Pelado
al N.E . y el lío de la Salinita ó Saocarrón; e1it.os dos
rios forman el ue Chita, que recibe un poco más abajo la
- 226-

quebrada de Canoas que toma sus fuen teo en el páramo


del mismo nombre; luégo corre el Chita hacia el Chicamocha,
en dirección N.O.
A propósito deestos diferentes nombres, haremos observar
la dificultad que encuentra el viajero para darse cuenta exac-
ta de los diferentes nombres que lleva un río en un trozo deter-
minado, sin con tar q ne m uchas veces se los dan estropeados.
Por ejemplo: todos los campesinos en Coscativá dicen la
quebrada del Arobisbo; por aquí le nombran, por ejemplo,
Puentecalle en lugar de Puntacalle, Canovas en lugar d&
Canoas, Ocoví por U cuví, etc.
Una sola quebrada, como se ha visto más arriba, lleva 108
nombres de Ruchical, del Pozo, de los Molinos, etc. ; de modo
que uno pregunta á un transeúnte, ó en una casa vecina:
"¿Cómo se llama esta quebrada? "-"Del Pozo, sumarced! "
A los pocos pasos se encuentra otro y se le hace la misma in-
terrogación: "Euchical, mi amo! "; Y sí así no se entera uno
diez veces, sale muy mal parado con sus informes y se forma
una gran confusión.
Si con tales inconvenientes tropieza el pobre ge6grafo
que va recorriendo paso á paso los lugares que estudia, ¿qué
resultará para los que trabajan en el gabinete?
Tocante al río de Ohita, sucede lo mismo: rio de la Sa-
linita, Sancarrón, Chita no, etc.
En la hondonada que forma este río entre Jericó y Chi-
tarse hallan la laguna y los caseríos de Oheva, en dirección
S.E., sobre la izquierda del río, y todas las faldas hacia el
Este, que son las que caen del páramo de Oanoas, están cu-
biertas de caseríos y ricas labranzas de trigo, cebada, papas,
arvejas, habas, maíz, cebollas, etc.
Seguimos de travesía, en dirección recta al Este: el vien-
to es tan violento, que en ciertos momentos casi nos derriba
y nos corta la respiración.
Hacia la tarde pisamos la hoya de las quebradas de 00.-
noas, que más abajo se unen en una sola: el páramo del mis-
mo nombre nos queda por arriba hacia el E.S.E. y S.E.; DC)
- 227-

perdemos de vista á Chita, y vemos ahora muy adentro por


el cañón del Tobal hacia el N.N.E.; Jericó nos queda al N.O.
Todas estas faldas están muy pobladas y muy cultivadas;
el viento se calma algo y nos deja anotar algunas plantas aro-
máticas y medicinales que se hallan en grande abundancia á
las orillas de estos chorr08.
La mano del león, llamada así porque BU hoja tiene algo
parecido á l¡~ forma de la p~ta del rey de 108 animales; plan- -
ta muy estimada como remedio contra 108 cólicos; aquí DO di-
cen ni cólico ni dolor de ba'Tiga; toda enfermedad de los in-
testinos se llama "mal de estómago," y no dicen estómago,
Bino estógamo.
Ye1'ba del dedo, muy empleada para curar las úlcí:lras
y las llagas.
BU8cón (arbusto de flor blanca): preparan con sus hojas
bebidas para. las mujeres que tienen parto difícil.
La yerba llamada enofolia (?), lo mismo que la anterior.
Otra planta muy aromática, que llaman aquí chicoria ó
achicoria, dicen que es un remedio contra la hidropesía. (No
tiene esta planta nada de común con la achicoria amarga ó sil-
vestre) (sichorium intivus).
Vira-vira, planta de hojas blancas corno la nieve; cura
la blenorragia. Se administra en infusión.
Venadillo, para los cólicos.
Artemisa (artemisia vulgaris, s~nanteria senecionidea),
emenagogo, anti-histérico; la he empleado ventajosamente en
el Chocó paca la epilepsia, que es una enfermedad bastante
frecuente ent.re los negros.
Orégano (origanum vulgare, labiada); rechicana, condi-
men to para las carnes y otras comidas.
Ye1·ba de 1"ucio, se emplea en gargarismos para curar ~as
aftas, las irritaciones de la boca y de las encüls.
Yerbamora, se usa para la pulmon1a y otras enfermeda-
des del tejido pulmonar que llaman aqu1 el bastardo.
Mastuerzo (nastursium sylvestris, crucífera), que no hay
que confundir con el mastranzo ó mentastro (mentha rotudi-
,- 228-

Jalea labíada); el mastuerzo se emplea aqu1 contra la disen-


teria,
Anisillo (anis silvestre); mangles (rhisopho1'a mangle) j
alcaparra, que squ111aman alcaparro (capparií espinosa),
mortiño (Hesperomeles, e1·icácea, etc.).
A las 3 y 30 llegarnos al Moral, parte superior de la
quebrada de Oanoas, y nos hospedamos en uno de los varios
molinos (1) que abundan en esta parte; yá estamos á la
entrada del páramo de Oanoas, á 3,200 metros de elevación,
y mañana. nos dirigiremos otra yez al Arbolito, para des-
de alli volver á Támara por el camino de las Minas, que que-
remos examinar para ver las refecciones, desvíos y mejoras de
que es susceptible~ y compararlo con las picas de Aguasblan-
cas y de Oascarilla.
TemperatlHa á las 5 p. m., 11°.
Viernes 31 de Agosto.-Antes de salir los peones hacen
un cuchuco de cebada, con papas, t:1rveja<¡ y rechicana: es
un plato exquisito y fortificante, corno se necesita en estas
tierras frías.
El cuchuco de cebada es lo que queda después de tostado
y molido el grano y cernida la harina.
Lo mismo que en el Ecuador, usan mucho por aquila
harina ·de cebada tostada y la comen con agua, seca, con
dulce ó cualquiera otra cosa.
Se hace también CUCh1.tCO de trigo; mutes de cebada
de trigo y de maíz.
El mute se hace con granO' remojado, despojado del sal-
vado ó afrecho, entre dos piedras, y cocinado luégo con carne
ó sin ella.
Mazamorras de los tres granos.
Aiiacos, que son envueltos de maíz molido.
Arepas de trigo, especie de pan sin levadura.
Esta es la base de la alimentación de la gente del

(1) Estos molinos m uelen en general 4- á 5 carga~ d~ trigo. (la ~arga


en Boy¡¡,cá es de 10 arrobaR) en 24 ho.ras. Se paga al molmero a l'azon de
libra y media por cada arroba de harma.
- 229-

cam po en éstaA regiones; muy poca carne; cuando la hay


casi ¡¡iempre es de oveja ó de cabra; nada de leche, todo se
guarda para la fabricación de los qnesos y mantequilla que
se venden hasta en Támara.
Sigue el temporal y la nevada durante toda la noche;
Temperat.nra á las 6 a. m., 7°.
Salida á las 8 y 15' a. m. El tiem po ha mejorado algo,
pero signe siempre el viento muy helado y fuerte, y hay b0-
rraRcas de agua y nieve. A la t hora (~e camino, en (lirec-
ción Este, estamos en el páramo de Canoas.
Pasamotl la línea divisoria de las aguas á las 10 y 30' a.
m., fi. 3,660 metros de altura, con un vendaval que no nos
p ermite hablar, ni casi respirar.
El punto por donde volvemofl á pasar á la hoya del
Orinoco t;e llama el Alto <le lOil I-hrvederos. E"tamos, en
efecto, rodead OH de rocas ígneas de formas muy ntormenta-
dns, y que parecen haberse solidificado en plena efervescencia
plu túnica.
El 'lIto de La Caña (p'hamo de Ohita) queda á nuestra
izquierda, y dejamos tallibíén á este lado el camino que con-
duce de Ohita á La Salina.
La laguna de La Batanera se halla á nuestra derecha,
entre Oulebreada. y los Hervederos.
También está encantada esta laguna, y cuentan que en
ciertos días se ve allí un pueblo maravilloso, todo reluciente
J chispeante (esto es efecto de las peñas metamórficas de
gnei8l;, muy cargadas en partes de láminas de silicato, de alú-
mina y de potasa y que relucen mucho con 101'1 rayos del
Bol). Hay días que la laguna se pOlle muy brava y no deja
arrimar á nadie porq uo se tira contra el que á ello se atreve.
Lo cierto es que hay en los alrededores de La. Batanera
alguna veta metalífera que debe ser muy rica, porque se
producen allí conmociones atmosféricas y eléctricas que son
innegables.
Muy pobre creo toda esta parte de la. Cordillera. en
vetas de metales preciosos (oro y plata), pero si contiene
16
- 230-

mucho carbón mineral, en muy buen estado de formación,.


y minas de bierro y cobre.
Durante esta excursión, el único punto donde he visto
riegos de cuarzo e.n notable cantidad y mezclado con e~qnis­
to micáceo y talcoso es en la vertiente N.N.O. del Arbolito ;.
en los chorros que forman la queb1'ada de VicIes, por este
mismo lado, he recogido tam bién varios pedazos de cuarzo
hialino (ó cristal de roca), cristalizado en pri s mas exágonos,
terminado~ por pirámides de seis lauos.
Entramos €n dirección S.S.E. en la b oya de Las Por-
queras (quebrada de Vascles ó Boscles), donde hay pastan-
do algunas reses param unas.
Vamos, sin seg uir huella alguna, con el obj et.o de caer
so1i>re el camino de Chita á Millas, que debemos cruza r forzo-
samente más abajo; á pesar de los baqllianoH, que son l(l s dos
peones, hay a1gtlDOS momentos de confusión, porque todo el
páramo está completalllente cerrado por la niebla, no se ve á
diez pasos adelante y la lluvia cae sin cesar.
A pesar de todo) hacia las 12 pi!:'amoG en el camino
buscado, y á la media hora llegamos al Arbolito.
Esta posarla es tan sucia, fría é in cómoda, con todos
los maleteros y arrieros que la l1 ellan cada noche, q ne tuvi-
mos la malhadad¡~ idea de seguir adelctnte á pesar de que
estábfl.mos muy cao ados y tení;:¡mos la stimado 111) }.ie hacía
algunoB dia~. Como no nos parece que sean más de las 12,
queremos Il.lcanzar hasta el Encomendero; pero desgraciada-
mente no nos damos Cl1ent~ de que nuetitro relnj está para-
do, quién sabe desde cuándo (probablemente por efecto del
frío), yel sol no nos puede se rvir de guía porque el cielo está
completnmente nublado; además en las travesías de l\1ara-
bre se nos imposibilita del todo el pie.
La noche se acerca, y los peones nos aseguran que es-
tamos todavia á más de una legua de let caGa del Encomen-
dero. 'En medio de esta mala. situación hallamos un mise-
rable rancho dé' chusq ue y frailejón, con st ruído hace unos
pocos días por los vaqueros que llevaban el ganado del
señor Bui trago, y DOS sen tamos debajo.
- 231-

No hay que pensar en hacer candela., pues llueve adentro


casi tanto corno afuera, y pasamos toda la noche en medio
del huracán, que no cesó ni un cuarto de hora hasta el ama-
necer.
Tra.yecto recorrido: 18 kilómetros. Altura, 3,120 ' m.
Sábado lo de Septiembre. - Temperatura á las 6 a.
ID ., 5. 0
Nos ponemos en camino á las 7 y 30', desp ués de haber
podido hacer una taza de café para calentarnos algo; todo
el horizonte está cerrado por espesa neblincl y DO se puede
tornar ninguna orientación, sino la de la LHújula, que nos in-
dica que caminamos en dirección E.S,E. y luégo S.S.E.
Atravesamos Los Rornitos, que son unas faldas cubier-.
tas de rocas de las ouales algunas forman una especie de gruta
donde se arriman los pobres cargueros, ó viajeros cuando 108
Borpren<.le la. noche ó el' tem poral.
E8 de suma nesecidau, si nunca el Gobierno rearza la
idea de hacer un camino medio transitable <.le Támara á ta-
gunaseca, hacer construír dos ó tres posadas en este trayecto:
una en el Encomendero, donde el rancho e:') tan horrible
como el del Arbolito; otra en la bifurcación del camino de
Támara á LagunatH:ca y á Ohita, para evitar el ir al Arbo-
lito, y otra en Páramo N ovagote, doude tam bién tienen los
viajeros q lÍe alojarse en cuevas.
A las 8 y 50' Y después de una larga y pedregosa bajada
pasamos la quebTada del Encomen<.lero (límite de la In-
tendencia), sobre un malí"imo puente que no tiene yá sino
algunos días de vida, y llegamos á la miserable y fea choza
del mismo nombre (2,740 m.) .
Detide allí empezamos de nuevo á subir hasta el alto de
Las Lochas, para luégo tomar una nueva bajaua de má¡> de
dos leguas de' largo. Para evitar este inconveniente y acortar
al mismo tiempo el trayecto se podría, según nos pare0e,
desviar el camino desde el pie de Las Loéhas, coger á media
falda hasta pasar la quebrada de Minas y volver á salir al
camino del lado izq uierdo de esta quebrada, al pie de la cu-
- 232-

chilla de Las Bobas. Este desvío evi ta taJa la su biJa del alto
de Las Lochas, la bajada de la montaña en tre las dos boca'!
del monte, y el alto del Mela (derecha de la queb?-ada de
Minas); además de suprimir bajadas y su bidas inútiles, acorta
el trayecto en cosa de una legua.
Atravesamos el alto de LaR Lochas (2,930 m.), el alto
del Trigo en dirección S.S.E., y la montaña por donde vamos
á bajar durante dos leguas.
Desde medio día la lluvia, espesa y fría, no cesa un
minuto; caminamos por entre canalones hondos donde el agua
corre corno en una quebrada y nos sube hasta media pierna,
ó en hoyos de barro donde nos enterramos hasta la rodilla.
Por fin, y entrada yá la noche, llegamos á la primera
casa que hallamos á la salida dt'~ monte (2,070 ID.).
Nada. nOR queda sec{) en el cuerpo ni en las dos maletas
de los peones, y la posada es del mismo género que la del
Arbolito· ó el Encomendero, porque duran te toda la noche nos
cae el agua y estamos acostados en un pantano, Hobre un
cuero de res mojado y podrido, cuyo olor insoportable se junta
; al fdo y á la humedad.
Hemos caminado hoy desde el rancho de BLlitrago, 24
kilómetros en dirección S.S.E.
En esta solitaria montaña no hemos visto durante todo
el trayecto más sér animado que una pava.
Parece que la creciente del Pauto debe ser muy fuerte,
porque durante toda la noche se oyen desmoronar, con un
ruido que se parece á descargas de artillería, las faldas y ba-
rrancos del rio.
Sigue el temporal y la nevazca en los páramos durante
toda la noche.

Domingo 2 de Septiembre.-Temperatura á las 6 a m.,


12°. Salida á las 8 a. m. Dirección S.E.
Oaminamos ahora cerca del Pauto] pero á grand~ altu-
ra toaavia, sobre la falda jzquierda del cañón.
El rio vie~e del O. y co~re al E.; dejamos á nuestra
- 233-

derecha las saliuas del Melo (1), sobre el lado derecho Jel
1'10 y en dirección S.S.O.
La Laja ó páramo de Pisva al O.S.O. ; el cerro de la
Oascarilla al N.N.E.; el de Peñanegra, hacia el cual nos
dirigimos, al E.
Llegamos al alto del Melo, donde hay unas casitas, y
seguimos bajando hasta la quebrada de Minas, que pasa-
mos por un puente que se mantiene en equilibrio y va á
caer con un soplo; ]c:t quebrada es caudalosa y violenta, y
sin puente es invadeable; desagua en el Pauto, dos kilóme-
tros más abajo; un poco más arriba del ponteadero está la
salina de Minas (2), actualmente abandonada (1,380 m.).
Se poede decir que se van derrumbando, momento por
momento, el camino y todas 13.8 faldas comprendidas entre el
alto del Melo hasta Minas; los cañaverales, platanales, etc.,
que se hallan cerca del camino y del puente, están yá casi
destruiuos, y lc:ts casas de la orilla de la quebTada están muy
expuestas. _
Por esta parte el Pauto va muy encajon9.do entre pa-
redes casi verticales, y se puede decir que muchas veces
corre iÍ. 100 metros de proÍLlllc.;iidad perpendicular, cuando-
apenas á eHta alturc:t tiene el cañón 25 á 30 metros de am-
plitud de lado á lado.
Signe el estruendo de 108 volcane:;, es decir, de los de-
rrumbes, á cada instante : este ruido y el espectáculo que
se ofrece en ciertos momen tos, de pedazos de fulJas que se
ven desmoronar cerca de nosotros y casi por donde vamos
caminando, no deja de ser imponer;tte.
Aqui hemos llegado al punto donde empata el primer
desvío, é inmediata.m ente SA puede hacer otro para ahorrar
la subida de la cuchilla de Las Bobas, pasando á media falda

(1) Esta salína no tiene sino 40, y necesita más de 48 horas de fuego
constante para compactar la sal. Se han establecido allí varias veces em.
presas de elaboración que han fracasado.
(2) Esta salina no puede utilizarse sino en verano, porque en invierno
la tapan las crecientes. Está muy mal situada y en Jugar muy incómodo.
- 234-

-sobre el Pauto. Estt-l desvío viene á ¡ier más indispensable


todavía á causa de l os derruID bes actuales del terreno.
La parte derecha del Pan to, en fren te de la boca de
la quebrada de Minas, donc1e hay a.lgunas labmnzaf:, se
llama El Refugio.
Pasamos la queb?-ada de Las Lnjas, q llE' también requie-
re otro puente; el que tiene actualmente, sólo para pl'atones,
se compone de tres ó cuatro palos ma.l colocados ; t~sta qt¿e-
b?-ada .está ~;njeta, como todas las que caen al Pauto, á cre-
cientes violentísimas <lue atajan el paso.
Abajo, sobre el río, hay un puente para pasar al Am-
paro (caRedos y labranzas del lado derecho) ; dicen que el
ponteadero es muy bueno y que pasan con facilidad por allí
ganado; pero el camino no va más allá del Amparo.
A las 3 y 30' llegamos á nn punto llamado Aguajal,
donde hay una Cft¡;la un poco mejor que las demás; y reso1-
Vf:m08 pasar allí la noche para reponernos de los sufrimien-
tos de las dos an teriores, <lile no han sielo ID uy agradables.
Altura, 1,320 metros.
Trayecto recorrido, 16 kilómetros.
Temperatura á las 6 a. m., 20°.
Lunes 3 de Septiem,b?'c.-Amanece tiempo claro; Íf'ffi-
peratura á las 6 a m., 17°. Salida á las 7 y 5'.
Pasamos la quebrada (le San Pedro ó del Volcán, que,
como las tres ant.eriore¡;, necesita un puente.
Desde Agunjal conviene otro cambio en el trRZO del ca-
mino act.ual, faldeando de travesía. la i7.quierda del Pauto y
evitando de alto de Ohingllilá; esta quebrada de San Pedro,
que actualmente necesitaría dos puentes, porque donde
pasa el camino forma todavía dos cabeceras, más abajo Sé
franqllPará con uno Qolo.
El tiempo por fin ha mejorado y vemos el 801; es lloa
satisfacción después de tántos días de humedad, de fdo,
de viento, bajar ú. estas tierras templadas y 8eotir~e con la
piel algo seca.
Está todo el horizon te m uy despejado, y llegamos al
- 235-

-alto de Chinguilá (1,445 ro .), donde almorzam08 y gozarnos


de una hermosa vista sobre el valle del Pauto} yá mas ancho
y menos agreste que arriba de MÍnafl.
Desde Chinguilá emprendemos una larga bajada. hasta
la orilla misma del río, adonde llegámo8 j un to á la boca de la
queb'r ada Yurumal (1), qlle también requiere un puente
nuevo y menOR costoso que los de Minas bajas y San Pedro
(altura s. el n. del m., 960 ID.).
El Pauto, más explayado, divide con mucha corriente
sus aguas espesas y turbias, en cuatro ó cinco brazos, dejan-
.do descubiertos playones de cascajo, sobre un ancho total de
120 á 150 metros.
La creciente ha bajado mucho desde ayer.
El camino:va ahora por la Yega misma elel Pauto hasta
abajo hasta el Merey (Bocas de Aguasblancas, derecha).
A la izquierda de la desembocadura de esta queb?·ada
se halla una sabanita bastante elevada, donde nos dicen
que existió un pu eblo d~ indígenas con una iglesia: este
lugar se llama La Parroq uÍa.
Allí propondríamos un cuarto é importante desvío: en
lugar de remon tar cerca de 4 kilómetros la queb?·ada de
Agllasblancas, subir el Tablón, atmvesar por el lado Norte
de Peñanegra, siguiendo 10>1 tablones de Ariporo, Cune-
que y Neblina para caer Robm Támam por La R0chela,
después de haber efectuaelo ascensos y elecensos largos,
fatigosos é inútileR, nue stro trazo franquea la quebTada
Aguasblancas cerca de la boca por un pu~nte (este seria el
más importante de toJo el trayecto, y su valor se puede cal-
cular en unos $ 1,500), faldea á Peñanegra por la vertiente
del Pauto y atravi es a por medio de la hoya del Picacho
hasta Támara; la reducción del trayecto no sería inferior,
creemos, á tres kilómetros para. este trozo.

(1) Se deberla (lecir Yal'um:\l, porque el nombre viene de Yarumo


(5 eC1·opia.petb,ta.), ál'bol<le laf<tmilia de las cortíceas; pero ac¡ni tallos lliceu
Yurumo y YurumR.L •
- 236-

Por abora tenem0S que remontar la. quebrada sobre el


lado derecho como unos 29 kilómetros, hasta el lugar del
puente actual, que está, lo mismo que todos los demás, en muy
mal estado y es hasta peligrosisimo porqne se halla completa-
mente ladeado y no resistirá una creciente como la de la spma-
na última; la queb7-ada es ancha, de nno~ 12 á 15 metros,
caudalosfl, y muy borrascosa. Es indisp ensable constl'llir inm e-
diatamente un puente sólido por es ta pn.rte.
Seguimos todavía un kilómetro remontando sobre el
lado izquierdo, y ll egamos á la casa donue nos hospedamos
hace 15 días y antes de salir á la montaña.
Allí nos dicen que antes de ayer, al momento de la
creéiente, pasando la queb'r ada rOl' un pllentecito de palos
q ~le habia más arriba para el st'rvicio de las labranzas, se
cayó un hombre con puente y todo, y se ahogó. Hoy mismo
hallaron el cadáver. Tenernos ocasi6n ele verlo algnnas horas
más tarde, completamen te desfigurado y con el cráneo frac-
turado contra las rocas.
TemperA.tura á las 5 p m., 26 0 (sombra); 41 0 (sol).
rrrayE'cto recorrid0, 18 kilómetros.
Yá hemos terminado aqui, puede decirse, nuestra correría:
la parte que nos queda por atravesar mañana. rara regresar
á Támara nos es conocida yá.
Por lo tanto, resumiremos las distancia desue Laguna-
seca (Soacha nuevo) hasta Támflra.
De Lagunaseca á Socotá. ________ . __ . 13 kil6metros .
De Socotá IÍ Jeric6. ____ . ____________ 19
De Jericó á Moral. ________ . ____ . ___ _ 11
D6 Moral á Rancho de Buitrago ... ___ _ 18
De Rancho de Buitrago á Boca del
Monte (abajo). ____________________ .____ 24
De Boca del Monte (abajo) IÍ AguajaL 16
De Aguajal á Aguasblancas. ____ . __ _ _ 18
De Aguasblancas á Támara. ____ .. ____ 23

TotaL __________________________
--------
137 kilómetrofl,
ósea 27 leguas con dos kilémet.ros.
- 237-

De modo que durante esta excursión de 19 días hemos


recorrido un trayecto total de 55 leguas y 1 kilómetro.
La distancia de Támara á Lagunaseca por Minas, el
Encomendadero, N ovagote y Corral de Piedras, es decir, sin
dar la vuelta por Socotá, Jericó y el páramo de Canoas,
es de 22 leguas. De modo que se puede asegurar que si se
abre el camino nuevo por la pica propuesta por el señor Aga-
pito Márquez, se aumentaría el trayecto á lo menos en 5
leguas, en tan to que por las rectificaciones que pro ponemos,
se reduciría la distancia de 19 á 20 leguas. Es verdad que
en nuestro proyecto hay más p:¡entes que construir: el de
Aguasblancas puede costar, como lo hemos dicho más arriba,
$ 1,500 aproximadamente, laR tres de San Pedro, las Lajas
y Minas $ 1,000 cada uno, los de Yamural y del Encornenda-
dero $ 800: total, $ 6,100 en puentes.
Tres paraderos ó posadas en los lugares indicados, á
$ 200 cada uno, son $ 600.
PMA. In. constrllcc:ión de los cllatrG deRvío~ apuntadoR,
compo:>ición de pasos malos, ensanche de 108 banqueos cnaodo
va el camino en lugares peligrosos para el gllnado, empedra-
dos de los puntos anegados, desagües , etc., se puedp. fija .. UD
presupuesto que no baje de $ 10,000.
Así pues, creemos que votando una suma de $ 16,700
se podría conseguir nn camino de herradura practicable,
corto y duradero entre Lagnnaseca y Támara, cuando
por Aguasclal'as y La Cascarilla dudo q ne se alcance el
fin con $ 50,000, á causa de las numerosas peñas' que
habría que romper, y siem pre quedaría u na via irracional
más larga, sin agua en largos trozos y pésima para 108 ga-
nados.
El martes .4 de Septiembre salimos de Aguasblancas
á las 6 y 45' a rn . ; llegamos al tablonci to de Ariporo, donde
almorzamos, á las 11, y á las 2 de la. tarde entramos á Tá-
mara, después de haber efectuado nuestra exploración de 55
leguas, íntegramente á pie, por serranías, y en 19 días, y
- 238-

si no con las piernas muy dispuestas para bailar, á 10 menos


en perfecto estado de ",alud general.
Si este "diario" no les ha parecido á los lectores dema-
siado insípido y soporífero, dentro de unos dos meses les
mandaré el de mi próxima excursión á La Salina, á Chita y
á la Sierra N evada del Oocny y de Güican, con lo cual
pienso perfeccionar mi estndio de la Oordillera Oriental.
NOVENA PARTE

EXOURSION A LA SIERRA NEVADA DEL OOOUY

i Oh mi amabilísimo Cosmiel: ¿ qué


veo? Suuamos más de prisa, os lo supli-
co: ¡qué hernoso es eso! i qué incom-
parable esplendor! ! qué luminosa pu-
reza! i Oh mi buen Cosmiel ! ¿ Hay nada
en el mundo más maravilloso y más
soberbio ? ....................................... .

El viaje extáctico del Padre Atanasio Kircher


[Rema, 1656].

CAPITULO 1

Objeto del viaje.-Paso del Ariporo. - Barronegro. - El Degl'edo.-


Casana1'9.-Sácama.-La Salina de 1l1uneque.-Río Negro.

Al regreso de nuestra última con:eria por el camino Llel


Pa.uto y los páramos que separan esta hoya de la del Chica-
mocha, comprendimos la falta grande que nos hacia, para
formar un croquis de algún valor geográfico, el reconocimien-
to de las cabeceras del Casanare y de lo:'! nevados del Cocuy.
Con la intención de llenar este vacio dirigimos al señor
Intendente una solicitud para obtener la alitorización de
ausentarnos durante nn mes. L >\ Intendencia, sin duda
con la benévola intención de guiar y amparar nuestra inex-
periencia, con testó á esta petición con un largo decreto en que
,- 240-

se nos hacían varias indicaciones sobre ciertos trabajos y exá-


menes que debíamos hacer durante nuestro itinerario, con-
cerniente especialmente al camino que pone las Salinas de
Ohita y de Muneque en relación con Támara y los Llanos.
Es inútil que enumeremos desde ahora , estos diversos
puntos: ellos mismos 5e presentarán en nuestro análisis á me-
dida dd la correría.
Por lo tanto, montados en una mula y acompañados de-
un peón que llevaba nuestros abrigos de noche y algunos ví-
veres, salirnos de Támara el domingo 16 de Septiembre, á la.
1 y 30' p. m., en dirección al pueblo de Ten.
La salida de Támara por Ten es al principio, por el
mismo camino que conduce actualmen te á Pore y á Moreno,
ps decir, en dirección N.E. ; pero á los 200 metr08 se bifurca
la vía, y sale de la izquierda hacia el N.N.E.
Oomo todos los caminos á los alrededores de la capital
de la Intendencia (el de Nunchía, el de Lagnnaseca), este es
horrible durante los primeros kilómetros, pero á medida que
se alarga va mejorando, y cllando llega á los caseríos del Oa-
cical, yá empieza él pobre viajero á salir de los barrizalés y
atascaderos que parecen la defensa natural de este pueblo
contra cualquier visita enemiga g amiga.
Dejamos á la izquierda el cementerio de La Palma, ca-
serío y qttebrada q \l e desagua por la derecha en el Ari poro, y
atravesamos la de Guaseqne, que se junta. más abajo con la
de Oncuruchía; eRta. última baja de los cerrOH de SamaricotET
(q ue conservamos á nuestra derecha hasta llegar al Ari poro), y
desagua también, más abajo y por la derecha, en el mÜ'Imo río.
Al llegar al alto de El Mosco, que domina el valle de}
Ari poro hacía. el N., Y como eran más de las 5 p. m., pedi-
mos posada en una de las casi tas que forman el caserío de
Ohitacote.
Hemos recorrido unos 15 kilómetros desde Támara.
La altura es 940 metros sobre el nivel del mar.
Como la casa está llena de araña8 enormes, de cucara-
chas, sin contar los mosquitos y otrus Lichos, pasamos parte
de la velada en defendernos de estas plagas, y no dormimos.
- 241-

Lunes 17 de Septiembre.-Temperatura á las 5 a. ID.,


18 0 ; salida á las 6 y 30'.
A las 8 a. m. llegamoR á orillas del Ariporo, que
tiene aqu1 un ancho medio de 40 á 45 metros COfre con y
mucha rapidez de O. á E.
Aqu1 hay establecido un puente de beJnco, que llaman
hamaca, porque imita efect ivamente esta forma: media le-
gua arriba en el sitio en donde sale el Ariporo de entre una
quiebra muy estrecha, hay varios puntos bastante ade-
cuados para la construcción de un puent.e colgante de alam-
bre sobre estribos naturales de roca.
Un kil6metro más almjo del pUl'nte de peFttones Ó de
bej uco está el vado (1); pero como el do nos parece algo
crecido y no conocemos el paso y nuefoitro peón tampoco, man-
damol:l á buscar un baqniano, que llega á las 9 .
.Nos felicitamos mucho después de haber tomado esta
medida de prudencia, porq ne, á ]>e .~ar de que el hombre
camina delante de nosotros cn.beHtreando nuestra mula, te-
nemos algunas dificultades y el paso nos parece trabajoso.
El 1'10, en el lugar del vado, tieue más de 50 metros de
ancho; sin embargo, la fuerza de la corriente es muy violenta
en partes; hay qne dar vueltas y hay remolinos hondos de
más de 1 metro, hoy que el do no está muy crecido.
La corriente es tan violenta en ciertos puntos, que uno
se siente irresistiblemente atraido, cuando se halla en medio,
á inclinar el cuerpo hacia el lado opuesto; y esta propen-
sión inconsciente q ae he observado yá varias veces, y en
otras personas, se debe combatir por s'er muy peligrosa,
porque puede acarrear la falta del equilibrio en la montura,
y la ca1da.
Luégo remontamos, durante un kilómetro, el do sobre
los elel'udos barrancos (70 á 80 metros de e1evación sobre el

(1) Hay ttl.mbién otro vado (50 metro!!) abajo de la ha.maca,


- 242-

nivel de las aguas) de la izquierda, y llegarnos á Ten, situado


á una milla de la confluencia del río Tenecito y del Ariporo
y á 680 metros sobre el nivel del mar.
Ten es un pueblo que no pasa de 100 habitantes, for-
mado por una aglomeración de ranchos esparcidos, siu calle
alguna.
Allí tenemos la satisfacción de encontrarnos con nues-
tro amigo el doctor Julio Tavera, que acaba de llegar de
Moreno, llamado por un enfermo de este caserio.
La distancia de Támara á Ten es de 22 kilómetros.
No nos demoramos en Ten sino lo preciso para almor-
zar, y seguimos adelante á las 11 a. m.
El camino sigue hacia el N.; 9.1 principio se remonta, á
la derecha, por las vegas del río Tenecito, cuya orientación
general es de N.N.O. á S.S.E.
Por allí han hecho como un intento de composición del
camino, poniendo algunos palos sobre los pautanos y rozando
las orillas, pero se ve que ha sido practicado sin conocimiento
y sin cuidado.
El r10 corre muy exp:~yudo sobre un ancho total de 35
á 40 metros, con bancos de cascajo muy grueso y rocas.
Se encuentran varias casa~, plantacionfls de café, cauas
y plátanos; hay una vegetación muy abundante, hermosas
palmas de mOTiche, de coco y guaduales.
Pasamos el Tenecito por un vado bastante cómodo, que
se halla arriba del punto donde se divide el río en dos bra-
zos, y llegamos á los ca,s eríos de Sabaneta, distantes de Ten
como una legua.
Atravesamos una cabecera principal del Tenecito, que
es la quebTada Sawmbre, que desagna por la izquierda; va-
deamos otra vez el Tenecito y empezarnos á subir en direc-
ción al alto de Barronegro por los Pasos de Gua1'aque; la
quebrada Guaraquera, que es otra. cabecera dpl Tenecito f
queda á la izquierda, subiendo, tiS decir, al O., y desemboca
por la derecha en el Tenecito.
Estos pasos de Guaraque son, seguramente, la sección
- 243 -

más fea que Be halla en todo el camino de Támara á las Sa-


linas, porque se han formado f1l1i pantanos por falta de des-
agüe y por la naturalezá del terreno, que es muy arcilloso;
pero la composición es fácil, haciendo una calzada de pie-
dras en todo el trayecto; actnalmente no ex iste sino por
trozos, y en lPo mayor parte las piedras están mny mal colo-
cadas y ladeada!:l.
Para evitar este inconvenientp, y al mismo tiempo para
acortar el trayecto, - porque es cierto que paíiundo por
Ten se da una vuel ta inútil hacia el N.N.E., en luga r de
seguir inmediatamente la dirección N.O., que es la de Tá-
mara á Sácama,-se han propuesto \Tarios proyectos, en tre
otros el de abrir nn camino desde El Oacical di rectallen te ti
108 llanos de La Guativa (q~u;, brada de Lagunaseca) , de-
jando Ilsi á la derecha á Ten y Barronegro.
N o aprobarnos este proyecto por varias razones.
La pi illera es que, como no creemos que Támara esté
destinado ti ser enternamente capital de Oasanare, y que, al
contrario, de!'Jtro de pocos años no lo ser á, corno es mcional,
no juzgamos corriente, en vista de 108 pocos recnrsos de que
goza Ja Intendencia para obras públicas, la ccnstrucción de
caminos costosos exclmlÍvarnente destinados al fomento de
Támara.
El camino que va de la Salina á Sácama, á Bal'1'one-
gro y á Ten, se divide 1uégo en tres ramales: uno para Tá-
mara, otro para Moreno y Los Llanos y el tercero para
Lope, Tame, etc.; sirve, por consiguiente, para mantener
siempre los Llanos en comunicación, por esta parte, con el in-
terior y las SalinaR.
Si al Gobierno le sobrara dinero y pudiera mantener
en perfecto estado tantos caminos como hay, seríamos natu-
ralmente de opinión que mientras más caminos abra, tanto
mejor; pero no habiendo sino apenas para refeccionar los
absolutamente indispensab les, rechazamos todo gasto que no
!lea de urgencia.
Hay otra razón: por la parte del Ari poro, donde ven-
- 244-

dría á atravesar este camino, no hay vado en iaviern o; dQ


modo que seria de toda necesida.d para utilizar esta vra, la
construcción de un puente de alambre, que es muy factible en
esta parte, mediante $ 18,000 á 20,000, pero sin el cual ha-
bria siempre que recurrir al vado, aba.jo de Ten, lo que hada
el camino in servible en invierno, para otros que para los pea-
tones, yeso construyendo en todo caso un paso de bejuco; y
precisamente seria en invierno cuando habría qne transitado
más, puesto que en verano Barronegro y los pasos de Gua-
raque están huenos.
El gasto de est.e desvío, con el puente colgante sobre el
Ariporo, seguramente no bajaría de $ 25,000; con $ 3,000
se puede componer perfectamente la subida de Barronegro,
sin aislar asi á Ten, y conservar en buen estado la vÍP. del
alto Casanare para el Ariporo, los llanos ele Moreno y la
capital actual de la Intendencia.
Ouando Casanare tenga pasos de barcas ó puentes en
sus ríos principales: Pauto, Casanare, Al'iporo, Paya, etc.;
cuando esté construido el camino de Támara á Pore, de Tá-
mara á Lagunaseca por Minas y El Encomendero; cuanélo
haya telégrafo desde La Salina á rrámara y de Támara á
Arauca y Orocl1é,-entonces se podrá mny útilmente abrír
por aqui un camino nuevo, especial para los que vayan de
La Salina á Támara; pero por ahora nos parece suficiente
que se arregle éste.
Hay tanto q l1e hacer en Casanare en. el ramo de Obras
públicas, y hasta ahora se puede decir no hay nada, porque
€l célebre puente de Guanapalo, del cual se ha hablado mucho
por aquí, nos parece muy poco, en vista de todo lo demás
que queda por emprender.
A las 3 y ' 50' p. m. llegamos al al to de Barronegro
(1,175 m.), donde hay varias casitas esparcidas, plantaciones
de café, algún ganado y una escuela.
La población de Barronegro se compone de unas 20 fa-
milias, y dista de Ten 2 leguas.
Abundan estos lugares en culebras, y nos dice el dueño
- 245-

de la casa donde n08 alojamos por la noche, que no pasa año


en que no sean mordidos cinco ó seis individuos de Barrone-
gro; él mismo lo hn. siJo dos veces, y acaba de curarse de la
última mordedura, que lo tuvo tres meS€!8 inhabilitado; su
mujer y su hija mayor han sielo mordidas también.
N os habló largamente de las exigencias que le hacen
los comuneTOS de Ohita que han venido á cobrarle arriendo,
como han hecho con todos los habitantes de estas comarcas.
Efectivamente, unos descendientes de Gabriel Oviedo
de la Fuente y otros herederos colaterales poseen una Oé-
- dula del Rey de España concediénd.oles una vasta exten-
sión de terrenos entre el Oasanare y el Pauto. Esto fue una
donación que se les hizo en recompensa de qne habían lle-
vado al Apure 800 cargas de harina en un momento de gran
necesidad.
Están en pleito hace años ante los Tribnnules de Colom-
bia para qlle se les reconozca la propiedad de estos inmen-
sos terrenos, y pretenden cobrar arriendo ó expulsar á todos
los que se hnn establecido en esas tierras creyéndolas bal-
d'1us, como Jo eran efectivamente, y han construido en ellas la
morada de SUB familias y las cultivan desde hace medio siglo.
A media legua de Barronegro y en una sabanita que se
extiende á la orilla izquierda de la queb?'ada de Lagunería,
se ven las chozas indias de Macheq ue, donde vi ven algunos
Tunebos.
],{a?"tes 18 de Septiembre.-Temperatura á las 5 y 30'
a. m., 16°. Salimos á las 6 y 45' y empezamos á bajar el alto
de Barronegro, divisorio de las aguas del A ri poro y del Ca-
sanare, por la vertiente N.N.O., que es la que mit~a bacia el
easanare.
y á empezamos á entrar en la boya de este rio, el más
grande que atravi~sa los Llanos que llevan su nombe; y todo,
efectivamente, anuncia un sistema fluvial é hidrográfico de
la mayor importancia. '
Los cordones largos y cubiertos de espesas montañas se
nasa.rrollan hasta perderse de vista; enormes cerros pelados y
17
- 246-

rocallosos se levantan á. uno y otro lado del inmenso valle;.


todo toma de repente proporciones colosal ea, y hasta el fragor
del r10, que sentimos mucho antes de verlo, anuncia que
estamos en presencia de alguna obra majestuosa de la natu-
raleza.
Para completar este grandioso espectáculo y darle toda-
vía aspecto más gigantesco é imponente, asoman en las nu-
bes, hacia el N.N.O., las cumbres, centelltl.ntes á fuerza de
blancura, de los nevados del Cocuy ó de Güicán.
Pa8amos la quebrada de Lagunería, dejamos á la dere-
cha el camino que conduce á la fundación del Mismis (pro-
piedad del General Vargas Santos), sobre el Casanare, yen-
tramos en los bonitos llanos de La Guativa.
Vamos bajando poco á poco en dirección O.N.O. hacia
el easanare, y nos demoramos algunos minutos, para tomar
alimento, en una choza del Degredo (820 metros) que ~e
compone de dos ó tres casitas miserables. Allí observamos
la gran abundancia de las moscas de gusano, ó nuchías; efec-
tivamente los niños de la casa y Jos perros están todos con
enormes llagas.
En frente y del otro lado del Casan are ee extiende el lar-
go tablón de A.guablanca, detrás del cual desag ua á la iz-
quierda, más ahajo que el Degredo, el lÍo Agu ablanco. ó
Tunebero, de importante cauual de agua; el orden en qne
desembocan, á la izquierda del Cssanure, los afluentes abajo
del Tunebero, es : una queb7"ada llamada La Colorada, el río
Mundonuevo, el río Curipa y el río de Lope.
A propósito de las innumerables queb7'adas de Agua-
blanca, Clara, Colorada ú Honda, que se hallan en estas
cordilleras, no puede uno menos que admirarse de las pocas
facultades inventivas de que han dado prueba los geógra-
fos de esta. región, cuando no han podido aplicar el nombre
indígena ó indio á causa de ignorase ó de haberse perdido la
tradición, y no han buscado otro sino el que les sugería el
a8pecto mismo de las aguas, no comprendiendo la confnsión
que 8e originaria luégo con la repetición continua de los
mismos nombres á. tan corta distancia.
- 247-

500 metros al O. del Degredo atravesamos otra que-


brada Colorada; ésta es afluente por la derecha del Casanare,
y para distingurla de las demás, la desiguaremos como Co-
lorada del Degredo; el vado es bueno y se extiende sobre
un ancho de media cuadra, arriba del punto donde se divide
la quebrada en dos brazos.
Después de pasar la quebrada del ' Degredo remont.a-
mos en dirección O., sobre la ribera derecba del Casanare, á
unas alturas que varían de 200 á 300 metros sobre el nivel
de su curso, y oyendo únicamente el bramido ensordecedor
de BUS olas.
A las 11 }' 40' a. m. bajamos por fin á la orilla del río;
corre aquí muy encajonado y sin playas, de O.N.O. á. E.S.E.,
con una velocidad extrema; el decÜve es violento,' las aguas
se; cubren con blanca espuma y 111 masa del río es yá muy
considerable; el ancho medio es de unOB 40 metros y la pro-
fundidad, en el talweg (1), excpde de 2 metros. El fragor no
deja. eir palabra alguna.
Allí pasamos dos veces nn brazo del Casan are que mide
apenas 200 metros de longitud; actualmente ti~ne 8 á 10
metros de ancho y 50 cen tím etros de profundidad mayor, pero
cuando hay creciente es peligroso; desgraciadamente á la de-
recha (izquierda subiendo) se levantaun enorme peñasco que
no permite desviar el camino sino haciéndole pasar muy arri-
ba y da ndo un largo y costoso rodeo basta salir al Tablón de
Sabanalarga; el decreto llama nuestra atención sobre este
punto; de dos llna: cuando las aguas están en su estado nor-
mal, el brazo no pre8enta dificultad alguna; cuando hay cre-
cientes son d~ tal violencia, que romperían y arrastrarían todo
estacado destinado á encauzar el río por este lado y á cegar
la cabecera del brazo, que tiene más de 70 metros de anchu-
ra; de modo que para ser duradera habría necesidad de cons- I

truir allí alguna obra de arte muy costosa.

(1) Línea de máxima pendiente en un valle: en español se llama..


vaguada. (F. J. V. V.).
- 248-

Lo único q n8 nOR parece hacedero económicarnen te sería,


en vera.no, probar sacar de las orillas mismas del río, en-
frente y abajo de la cabecera del brazo, cantidades de piedras
gruesas, y amontonarlas en furma de dique; paralelamente á
la COlTÍen te ordinaria de las aguas del do mayor.
Se podría asi quizás ahondar más el cauce del brazo
principal, pues si una creciente arrastra. laR piedras, siem-
pre servirán para elevar el nivel del brazo qUA se quiere
suprimir; también podria suceder que l¡¡s arenas, troncos
y lodo que acarrea el rio ayuden alli á formar poco á poco
una palizada que luégo resistiría á cualquier aveuida.
Lo cierto es que en tiempo de grande invierno se cubre
casi toda la isllla que separa los dos brazos) y habda que
efectuar un trabajo artificial cóstoso y que preeeu taría poca
garantía. De hacer el gasto, mejor seria entonces dt'sviar el
camino por arri ba y por detrás del peñón.
Luégo pasamos una quebrada llamada Aguaclara, cuyo
vado ahora es malo porque se ha descom puesto con las últi-
mas crecientes; y su bimos al Tablón de Sabanalarga, que
se extiende á la derecha del Oasanare por más d\:: una legua.
Sobre este Tablón hay alguna a.gricultura: cafetales, caña-
verales y hasta sementeras de papas criollas.
Bajamos luégo al chorro de Macueque por una laja muy
pendiente y peligrosa para laa bestias; no le veo otra com-
posición que algunos tacos de dinamita ó de pólvora. Ma-
cueque, que apenas mide 10 metros de ancho y donde se po-
dría construir fácilmente un puentecito, tiene también ahora,
á causa de las últimas avenidas, un paso peligroso.
A las 4 llegamos, por una bajada de más de 200 me-
tros, al puente q ne construyó el General Vargas sobre el
r10 de Sácama, el cual compró la Intendencia el año pasado
en $ 800.
Este puente, que parece sólido, tiene 29 metros ele 100-
gitud y 2 ele ancho, techo de paja y 12 metros de altura so-
bre el nivel ordinario de las aguas.
- 249-

El río de Sácama, que representa una tercera parte del


caudal del Casanar\", nbajo de la confluencia, viene dando
aquí una vuelta de S.S.E. á E.N.E., teniendo l ~ parte con-
vexa hacia el O.; 2 kilómetros más abajo desagua en el Ca-
aanare, que baja de O.N.O. La cuchilla que separa estos dos
ríos se termina bajo el nom bre de San Ignacio, y á 2 leguas
hacia el O. forma el alto de El Poleo, por donde pasa un
camino de Sácama á La Salina, q lIe da nn ramal para. La-
gunaseca (Socha) pasando por El Arbolito.
Antes de llegar al puente se divisa el cañón de Aguas-
blancas de Mnneque, que desagua por la izquierda en el ea-
sanare, abajo de la salina de Muneqlle, viniendo del N.N.O.
y más al O.N.O., es decir, má.3 arriba. de la boca de Rione-
gro, que viene del N.O.
Nos dice el Decreto que el estribo oriental del puente de
Sácama ha sufrido con las últimas crecientes; efectivamente,
han socavado algo las Rguas debajo de las piedras sobrepues-
tas que forman la parte de este estribo q ne recibe el gol pe de
las aguas. Le han hecho una refección provisional, pero ,'ale
el puente la pena. de hacerle una obm más segura de cal y
can to y poner dos horcones que im pielan el vencimiento del
estribo hacia el O., es decir, hacia la parte interior del río;
estos trabajos pueden costar unos $ 150, Y aseguran la con-
servación dE'l puente por algunos años más.
He visitadó el mencionado estribo en compañía de 108
seüores EvariRto Millán y Ramón Cuadra, de Sácama, á
quien he explicado detalladamente el género de la refección.
También ha sido desquiciada, por una mano criminal,
la puerta oriental qllfJ cierra la entrada al puente. '
E3te puente presenta buenas condiciones de solidez,
princi pa1mente por las vigas y horuones, que son de magni-
fica madera, y no nos parece caro el precio en que lo ha
comprado la Intendencia.
El pontazgo está rematado, y el producto de este re-
mat(l destinado, por decreto, á la refección del camino; pero
hasta hoy no se ha pnesto en ejecución el mE:'Dcionac1o de-
cteto y no se ha refeccionac1o nada.
- 250-

A las 4 y 30' Y después de subir otro repecho de 200


metros de elevacióo, tan penlliente y pedregoso corno el del
otro lado, llegamúg al tablón donde está construido Sácama.
Por la parte Norte del pueblo y al pie de los cerros que
]0 separan del Oasanare, corre la queb1'ada de Sacami ta, que
desagua más abajo en el río de Sácama.
Sácama., que no cuenta más de 250 habitantes, se halla
á 1,3'20 metros de elevación sobre el nivel del lDar; exporta
alguoas cargas de café y vive del comercio de tt ánsito para
Los Llanos; phsan por aqní unas 1,000 reses a.l año exporta-
das para el interior.
Al llegar no encontnnnos á nadie qua nos diera posada, y
tomamos la determinación de q ueelarnos en la calle hasta la
llegada del señor Alcalde, D. LuiR Medina, quien se encon-
traba en ese momento en l\1uneque.
Al cabo de una hora llegó, y nos alojamos, por fib, en
la Aloaldía municipal.
Mié-rcoles 19.-Temperatura á las 5 y 30' a. m., 16°, y
á las 10 a. m., 19° (llnvia). Nos pusimos en marcha después
del almuerzo, á la& 12 y 30', para lasalina de Mnneque, dis-
tante de Sácama una legua en dirección N.
Pasamo~ la quebrada Sacamita, que tiene un puentecito
para la gente de á pie, y después (le atravesar una sabanita
que llaman el Llano de Muneqne, que forma corno la punta
arriba ele la confluencia de los do..; río~, Oasanare y Sacama,
empezamos á bnjar el primero) que pasamos por un puente
qne lJamún de Muneque.
Este vuent.e, admirablement.e sitllado, en una angos-
tura del río, á una elevación de más de 20 metros sobre el
nivel de las aguaR, apoyado ¡;obre dos eRtribos natlll'aJes y
completament.e al abrigo de todo alcance de laR a~l1as, está
yá en muy mal estado y H!1l<.'nnza ruina; le reforzaron úl-
timamente con algnnos pies de a!1lj~o, pE'ro las viglls del cen-
tro eHtán podridras; el techo de paja t'stá tanlbién medio
caído, pero no vale la pena de refeccionarlo hasta q lle ~e haga
un puente nuevo.
La longitud es de 22 metros y el ancho 1.50.
- 251-

Como opinamos más bien porque se mantenga en buen


-estado este camino á La Salina de Chita por Muneque y
Rionegro, que por El Poleo; á pesar de ser este último más
corto, seria de toda urgencia decretar la construcción de un
puente que se puede hacer aqui en muy buenas condi-
ciones y utilizando el tendido antiguo para colocar el otro,
por $ 1,500, que es lo que costó éste, y ponerle techo de
tejas fabricadas en el mismo 1ugar donde hacen las vasijas
para la elaboración de la sal de Muneq ue (quebrada Aguas-
blancas de Mun~que).
Se construyó este puente ~n 1886.
El rio corre aquí de O.N.O á E.S.K, y más arriba ape-
nas da vado en veranOj la orientación del puente es de S: S.O.
áN.N.E.
La altura del puente s. el n. del m. es 1,140 metros.
A 300 metros de distancia, por arriba y á orilla del rio,
sobre la ribera izquierda, se halla el casedo y la salina de
Muneque, que antes de crear laIntendencia erá cabecera Mu-
,nicipio, la cual S6 trasladó á Sácama; quedaron aqui "Única-
mente los edificios de la salina y una media docena de chozas,
-en su mayor parte hoy abandonadas.
La altura de la Salina sobre el nivel de mar es 1,120
metros.
Nos recibe aquí el Administrador, señor Isaías Marti-
nez, quien elabora la sal por cuenta de la sociedacl Alvarez)
Parra & C.", que contrató con el Gobierno esta salina al
mismo tiem po que la de Chita, desde hace dos' años .
Inmediatamente empezarnos á visitar las fuentes ú ojos
de sal, que son tres principales, pero de los cuales no se uti-
liza actualmente más que uno; está situado éste á pocos
pasos del horno y á 5 ó 6 metros apenas del rio y al mismo
nivel; indica boy 9° ue saturación.
Según nos dicen, ~u estado es ml~y variable y baja hasta
4°, elevándose algunas veces hasta 14; otro pozo, que tam-
bién se halla á la orilla y al mismo nivel y está completa-
mente abandonado, indica en el pesasal 5°.
- 252-

Indudablement,e si estoB ojos se protegieran de las ave-


n idas del 1'10 Ó de las aguas que les vienen de los cerros al
pie de los cuales brotan, su fuer ... a salitrosa aumentaría.
Los pozos se hallan sucios, miden poca profundidad, 2 á
3 metros apenas, y están emparedados con maderas podridas;
se necesitaría aquí una obra de cal y canto de 10 metros de
profundidad lo menos, bien cimentada y que garantice com-
pletamen te la fuen te con tra las a venidas y til traciones de
agua dulce.
Pasarnos luégo al horno, que fue refeccionado hace po-
cos meses y no está en mal estado; el calnero de concentra-
ción, que apenas tiene 2~ metros cúbicos de capacidad, está
malo y hace agua por varias rajaduras.
Hay también una alberca para saturar, que contiene
aguasal desde mediados de Julio, y yá marca 12 0 ; podrá
prod ucir 70 arrobas de sal.
000.10 queda lejos la leña, hay que emplear para aca-
rrearla el mismo sistema que en la Salina de Ohitn, es decir,
bajarla de los cerros vecinos por medio de tendidos de
cables.
Aq uÍ se necesitan 20 tendidos de 60 brazadas cada uno;
cada tendido requiere una arroba de fique, la cual vale $ 5,
más la torcedura, que se hace en la Salina de Ohita, y vale
$ 2; más el unto de sebo y cera, que cuesta $ 1 la libra, ne-
cesitando 5 libras para cada tendido, lo cual pone cada ten-
dido á $ 12.
Estos tendidos sirven para llevar aquí dos hornadas de
leña, y resulta, por este sistema, cada tercio á tres reales
(valdría lo menos el doble acarreado á espaldas) . Un ter-
cio se compone de 20 astillas, una astilla es el palo Ó los pa-
los que se pueden coger en la mano.
Para compact.ar una arroba de sal se calcula que 8e ne-
cesitan tres tercios.
La loza que se saca de la quebrada de ...\.guasblancas, á
media legua de la salinA, vale $ 2-80 el juego, que se com-
- 253-

pone de 6 piezas; 1a. mayor se ,l lama setrero, luégo cato1'cero~


asiento, madre y dos ternos.
Se necesita6 40 juegos, aproximadamente (á 30 arrobas
cada juego), para compactar 1,200 arrobas, y 3,000 tercios
de leña.
Pero esto depende naturalmentCl de los grados de satu-
ración.
No puede esta srdina dar, á lo sumo, tal como está, más
de 1,000 arrobaR mensualmente (100 cargas), y esto em-
pleando continuamente 40 peones (á 6 reales diarios, man-
teniéndose ellos).
Esto es lo que se llama aquí una hornada, ó má.s bien
una operación de elaboración, la que requiere 18 á 20 días.
de fllego continuo.
Todavía, desde hace trés meses que se está reorgani-
zando algo esta salina, no se ha podido hacer una sola ela-
boracióll, por la escasez de peones, de leña, de víveres, de-
vasijas de Larra, etc.
Para arreglar esta salina habría q ne gastar unos $ 2,000
para m ejorar y proteger los ojos de sal con pozos de cal y
canto y con muros de contención.
Otros $ 1,000 para las enramadas, que están en muy mal
estado y dejan pasar la llu via casi como al aire libre.
$; 1,000 más para un caldero de mayor capacidad y en
mejor estado; el que hay costó $) 500 ($ 200 para la traída).
El barro de la loza no es muy bueno, resulta poroso y
quebradizo; pero creemos que esto proviene de la falta de
buena preparaci6n; se evitaría con facilidad este inconve-
niente mezclándole con algunas clases de arenas que conocen
los tej eros y se encuentran en los ríos dé esta cordillera.
El almacén de sal y la. habitación del empleado princi-
pal están regulares.
N os dicen que antiguamente y estando en muy buen es-
tado las fuentes y el material, hacia 1854, se elaboraban
aquí hasta .400 cargas de sal al mes.
De todos modos, no nos parece provechoso que el Go-
- 254-

bierno inicie aq uí por su cuenta alguna em presa. En donde


apenas puede mantenerse una Oom pañía particular, perde-
ría indudablemente la administración oficial, que tiene siem-
pre mayores gastos, menos economia. y menos interés.
Hay un decreto de la Intendencia, que ordenó el esta-
blecimiento ae un almacén de sal de Mnneqne en Sácama,
pero no se ha llevado á efecto.
El precio actual de la sal en Muneq tIe es $ 1-40 la arro-
ba. En Sácama, es decir, á una legua de distancia, vale yá
$ 1-60.
Jueves 20 de Septiembre. -Tem peraturA. á las 5 y 30'
-3. m' l 15°. Salida á las 7 y 30', en direcciún O. N.O., por la
falda izquierda del cañón del Oasanare, por un camino de
travesía qu.e baja y sube continuamente á alturas muy va-
r iables hasta llegar al Altomira (1,530 ro.), que domina por
l a izquierda la boca de Rionegro.
El camino no es malo y necesi ta poca refección: algu-
nos pasos derrUID bados, ensanchar el banq ueo en algunos
puntos y una roz~ completa de las orillas, porque como se
transita poco , casi 3e halla cerrado en ciertas partes y estor-
ban mucho las ramas .
Desde el Altomira. se ve ele frente, es decir, al N .O., el
alt.o cerro de Sizagoque, qu e llamaban antiguam ente Ohim-
borazo y que se hallA. en la confluencia del río Oasanare, que
viene del O., y del Rionegro, que baja del N.; se comprende
ahora mpjor la dirección general de e~t08 dos ríos q 'le cuando
la indiquemos antes de pasar el río de Sácama.
Luégo empezamos á bajar ha.sta. el puent.e de Rionegro,
situado unos 2 kilómf'trOR arriba de la confluencia.
Este puente está en bnen estado; tiene 19 tlletros de
longitud y cerca de 2 a.ncho; buenas ba.randas y techo de
paja. Su altura sobre el nivel del río pasa de 25 metro.;;, y se
apoya á ambos lados sobre paredes de roca .
El Rionegro, que abre s us cabeceras al pie de los ne-
vados de Güicán , corre aq uf en cerrado en tre peñones, hasta
- 255-

'Bl punto de no tener, en ciertas partes, más de 3 á 4 metros


de ancho y grande profundidad.
Aq u1 la orientación del río es de E.N.E. ti O.S.O., y la
del puente de N.N.O. á S.S.E.
La altura sobre el nivel del mar es 1,280 metros.
El puen te fae construído en 1888, y costó $ 1,300.
Despué8 de pasar el puen te empezamos á t.repar hacia
.el ti I tu de Rionegro, en dirección O.N.O. ; y antes de llegar á
la cima, como empieza la lluvia y nuestra mula está muy
o.e:;peada, resolvemos pedir posada en una casita. qne se halla
á la orilla del camino.
Hemos recorrido unos 12 kilómetros desde Muneque, y
108 I\neroides marcan 1,570 metros de a.ltitud.
Temperatura á las 12 y 30',18.0 (lluvia); 2 y 30' p. m.,
19° (nublado).
A la tarde viene un convoy de unas 15 bestias cargadas
de sal para. Tame; nos dice el conduc~or qus esta sal, qne
costó á $ 1-40 en la Salina ele Ohita, se venderá en Tame,
por lo meno'l; á $ 4-80 la arroba .

OAPITULO II

La Salina de Chita.--Rodrigor¡ue.-Caueeeras del Ca~anare.-púrl\mo de


Las Cañils .-Chita.-Río I\echíniga.-Alto del PeJildo.-Llegada al
Cocuy.

Vie1'nes 21 ele Septiembre.-Temperatum á las 5 y 30',


13°, Salimos á las 6 y 20' a. m. en dirección O.S.O., y á las
8 llegarnos al alto ue Rionegro (2,350 m.), llamado también
alto del Medio.
Por la. parte N.N.E. cae UI11'\. queb7'ada á Rionegro, y
por la. S .O. baian las aguf\S q ne van á la quebrada de
La Qnilarubria, afluente izquierdo del Oasanare y que tiene
sus cabeceras en el páramo del Oardón, que divisamos al
D.N.O., como á 2 leguas di> distancia por elevación.
- 256-

Al N. N.O. se ven distintamente y como á 5 leguas las:


crestas nevadas que dominan á. Güicán.
Hasta estos parajes vienen haciendo cortes de leña para
La Salina de Ohita, que bajan de las alturas por el sistema
que hemos indicado hablando de Muneque.
Nada más original q ne la vista de estos tercios de leña
que atraviesan el espacio como aer61itos, conducidos por un
cable que muchas veces no se distingue y con un chirrido
particulllr que hace el garabato a l frotar contra el lazo.
Pasamos la quebrada de Quilambria, q ne necesitaría
un pllen te porq ne el paso es malo y la qttebrada debe ser
peligrosa. en tiempo de invierno; franq\leamos una cuchillita
que la separa del río Ohinib~ql1e, que atravesamos por un
puente in seguro y que tiene pocos días de vidfl., y llegamos á.
Oórdoba, salin a y caserío sitnado precisamente en la con-
fluencia de este río con el Oasanare.
Esta salin a depende de la misma administración que la
Salina Granll~ Chita.
El Ohinibaque es un torrente que tiene unos 10 metros
de ancho y tiene SllS cabeceras en los cerros de Rec:híoiga.
Oórdoba dista todavía de la Salina de Ohita Ilnoi'l 1,500
metros; hay que pasar IÍ la falda izquierda del Oas~l nare,
atravesarlo la primera vez por un puente d0 9 metros de
largo y 15 de altllra soLre las a,gnas, lI8.mado Pllente de
Guatinajo, y repasarlo otra vez por otro pnente algo más
largo y situauo precisamen te frente á La Fábrica.
EIOasanare corre aquí de S.O. á N,O" muy encerradÜ"
entre paredes de peñas perpendiculares, y fm cnudal es toda-
vía considerable; como se halla tan encajonauo, sufre cre-
cientes que elevan el nivel de sus aguas repentinamente de
4 á 5 metrop, lo que ha obligado á hacer consll1erables tra-
bajos de cal y canto para proteger las fuentes ue sa l y los;
hornos que se hallan en las orillas.
La configuración del cañón del Oasanare en esta secciórr
presenta un aspecto muy quebrado; el río da numerosas
vueltas Rn uo radio muy reducido, y las capas de terreno que
se hallan visibles indican violentas dislocaciones.
- 257-

La Salina dista por el río Casanare dos leguas de la


boca del Rionegro.
El camino de Córdoba á La Salina estn en muy mal es-
tado, porque las faldas del cañón, muy pendientes y delezna-
bles, se derrumban continuc\mente, y hay necesidad de des-
montarse en casi todo el trayec:to.
El pueblo que se ha formado al rededor de la Salina (1),
J cuya población no es inferior á 1,800 habitantes, ee divide
.en tres partes: la parte baja, q ne com prende La Fábrica; la
parte media, algo más arriba, que se llama La Plazuela,
donde se hallan las oficinas de la Administración,.. almacenes
y algunas otras casas; y la parte alta, que designan con el
llombre de La Parroquia, dunde se hallan la iglesia, casas
particulares de aspecto regular y varias tiendas de mercancías.
El pueblo de La Salina parece constrnido en el fondo de
un embudo, porque de todos Jos latlos se elevan los cerros por
efecto de ciertas vueltas que efect,úa el río en medio de
las peñas.
La altura de la Fábrica sobre el nivel del mar es 1,440
metros, y la de la parte superior del pueblo ¡:;e halla unos
-40 metros arriba . Todas las cal1eE' son m ny pendientes, y las
casas parecen verdaderamente colgadaR: tan pronunciado es
el declive de la falda.
Nos recibe con la mayor cortesía el Coronel Benjamín
Lizarazo, que es aqui el representante del Gobierno Nacional
y que tiene la bondad de alojarnos en su casa, y como hemos
llegado temprano, á las 11 a. m., aprovechamos la tarde para
visitar las fnentes saladas, los hornos, la fábrica de loza,
etc., en compañía del señor D. Félix Soto, Director de la
-saJioa por cuenta :de la Sociedad Alvarez, Parra & O.a, el
cual con extrema paciencia se esfuerza en ponernos al cOl' rien-
te de todo lo que nOR puede interesar.
N o tenemos la pretensión, después de tan corta visita,

(1) La Salina de Chita existía antes de la Conquista, y allí elaboraban


1Iaj 108 indígenas.
- 258-

de dar aqui una reseña minuciosa. de La Salina de Chita, que-


es todo un pequeño mnndo aparte y que requiere no algunas
horas de estudio, sino semanas enteras.
Nos limitaremos á analizar brevemente las mejoras y
adelantos de los cuales hemos podido darnos cuenta y que
han sido introducidos aq ui hace apenas dos años.
Hay que decir antes de todo qlle estas mejoras están
apenas en vía de ejecución, por destrucción de los hornos
vi('jos y construcción de los. nu e vos, y que, si hay lugar de-
creer que de aq ui á algunos meses la salina podrá producir
de 15,000 á 20,000 arrobas mensual es, apenas alcanza actual-
mente á dar 7,000 á 8,000, lo que significa para la Compañía
una pérdida enorme, estandl), como está, oblig~lda á pr:.gar un
arriendo de $ 13,500, produzca ó nó la cantidad de 16,000
arrobas, que es lo que autoriza el contrato.
Sabernos que los contratistas han pres entado nn memo-
rial al COllgreso pidiendo la rescisión del contrato, lo que in-
dudabl emente sería un gran perjui cio para el adelanto y por-
venir d e esta salina que se hallará dentro de poco tiempo y
bajo la dirección elel señor Soto, en mucho mejores condi-
ciones qne la de Zipaquirá, en cuanto á progreso industrial,
á pesar de todas las dificul tudes de la región (mano de obra,
leña, vías de comunicación, etc.).
Del lado de la fábrica, es decir, de los horn os (izquierda
del Casanare), está el Pozo Azul, qu e tiene generalmente 17 0
de saturación; del lado derecho y enfren te se balla el Pozo
Bravo 6 Pozo Grande, q ne tiene 20 0 y es seguramente el gran
porvenir de la salina.
Este pozo, que produce una cantidad de 37 litros de
agua por segnndo, E\S termal y alcanza 60 0 de calor; enfriada
el agua, Bube la concentración á 22°.
Para proteger este pozo de las avenidas del río se ha hecho
una obra de cal y canto de mucha consideración y muy bien
com prendida.
Se extrae el agua del pozo y Be sube basta La Fábrica"
del otro lado del r10, por medio de bombas de guaduas.
- 259-

Este manantial fue descubierto por D. Félix Soto, ba-


ñándose, en verano, en el río, al darse cuenta de la tempe-
ratura más elevada de las aguas en {un punto determinado.
Hay en esta sección del Oasanare varias otras fuentes
saladas q ne brotan en el lecho mismo del río; si se cortara el
rio arriba de esta parte, abriendo otra vía en la roca, seria
probablemente ésta una de las salinas más ricas de Sur
América.
Por ahora, y en vista de la explotación posible, son más
que suficientes las fuentes actuales; pero cnando la elabora-
ción se haya perfeccionado, como indudablemente tiene que
suceder (sea por la presión, sea por hornos de fuego continuo
y sin pérdida de calórico, etc.), quizás sea. entonces muy ven-
tajosa esta cortada.
Actualmente están costruyenc1o en la fábrica dos hor-
nos grandes, formando el lino con el otro un ángulo recto,
cuyo vértice es un buitrón ó ventilador que servirá para
los dos.
El mayor de estos hornos, uautizado el ~~Gran Liuerta-
dor, tiene 26 metros de longitud por 4,30 de ancho, y está
construído sobre una base de cal y canto con piedra labrada
de 3t 1t
metros de alto; las paredes tienen metros de espesor.
El otro, de dimensiones algo menores, se construye en
iguales condiciones de arte.
Anteriormente toda la loza se fabricaba en Rodrigoque,
distante 1 legua; úl timamente se construyó una enramada
de 40 metros de largo por 14 de ancho, con horno, donde se /'
pueden fabricar 900 piezas (90 juegos de 10 piezas) á la vez~
ahora mismo están horneando grandes cantidades de ladri-
llos para la construcción de los hornos; 108 1,000 ladrj}jos
vienen á costar $ 80.
Se ez:.trae el barro á poca distancia, y lo llevan á la en-
ramada también por el sistema de tendidos de cables; allí lo
muelen y lo preparan las mujeres.
Una gran reforma ha empezado también á introducirse>
en la fábrica desde hace algunas semanas: se Tan reemplazando.-
- 260-

Jos tendidos de fiq ue por cables metálicos y los gaTabatos


por poleas que se fabrican en un. torno en la salina misma.
U no de lo~ grandes tropiezos es la cuestión leña, y cuan-
do se calcula que se nece~itan 30,000 tercios para elaborar
20,000 arrobas, se com prende la ¡m portancia del asun lo (10
días de fuego con t,i n uo para In. com pactación).
A pesar de haber gast.ado la Compañía como $ 3,000
en exploraciones del terrpno y de haber hecho venir un inge-
niero experto, señor Miguel Triana, no se ha podido descu-
brir en las cercanías ningún yacimiento de ulla.
Generalmente en la proximidad de las salinas es donde
se encuentran más fácilmente vetas de carbón mineral, yade-
más se sabe q \le toda. la Cordillera orien tal abunda en esta
sustancia; están las vetas á flor ele tierra en casi todos los
páramos. Aquí mismo á los alrededores de esta salina hn.y'
muchas rocas de pizarra e~quistosa y bituminosa, que es otra
señal evidente; sin embargo, hasta ahora no han sido coro-
nados los esfuerzos, y cuando se acabe verdaderamen te la
leña: que no habrá modo de acarrearla, por la enorme dis-
tancia, por medio de los tendidos de cables metálicos, no
quedará otro recurso, como nos dice hoy el señor Soto, que
es de Antioq uia, el país de los yankees de Colombia, que
llevar el carbón del páramo á la salina por medio de unfe-
rrocarn'Z aéreo!
Ultimamente se ha puesto más espinosFL la cuestión de
la leña por haberse prohibido ciertos cortes en terrenos veci-
nos que han sido reclamados como propiedad particular, y
el Gobierno puso su veto.
Otro trabajo muy importante ha sido iniciado por el
actual Administrador: en vista de ciertos indicios geológi-
cos se ha supuesto con fundamentos científicos que pue-
den existir bancos de sal gema (cloruro de sodio) en la cu-
-chilla que divide el Chinibaque del Oasanare, y se ha empe-
zado en una parte del cerro un socavón que alcanza yá á cien
metros de longitud y ha dado lugar al descubrimiento de una
¡fu~nte salada de 12°; otra galería se abrió también sobre
- 261-

la falda izquierda del Chinibaque y alcanza yá á sesenta


metros.
Sabemos que el doctor Miguel Triana ha escrito un mi-
nucioso informe sobre la Salina de Chita, y ojalá se publique
para el cDnocimiento y adelanto de todos los que se interesan
por el progreso de Colombia.
La Salina de Chita provee de sal á más de 200,000 ha-
bitantes de la República, emplea continuamente 300 Ó 400
trabajadores, sin contar más del cuádrn plo á quien da la
vida, y merece, por lo tanto, toda la atención y la protección
de los que desean el desarrollo de estas regiones.
N os hubiéramos demorado aquí algunos días más, con
mucho gusto; pero desde mañana entran los habitantes en
un periodo de tres ó cuatro días de fiesta en honor de la
Virgen de Las Mercedes; y los preparativos que vemos hacer
para una representación teatral de aficionados (1), una co-
rrida de toros en la plaza, la banda de música del Cocuy
que ha llegado hoy, etc., nos obligan á huir á los páramos,
donde encontraremos tranquilidad y paz.
La distancia de Muneq ue á La Salina de Chita por Rio-
negro es de 24 kilólIletros.

Distancias de Táma?"a á'la Salina de Uhita:


De Támara á' Ten __ . _______________ _ 22 kilómetros.
De Ten á Alto de Barronegro ________ _ 10
De Alto de Barronegro á Degredo ____ _ 7
De Degredo á Sácarua ________ ' _______ 22
De Sácama á ~uneque---- _________ _ 5
De Muneque á Sali~a de Chita. ______ _ 24
TotaL _______________ 90 kilómetros,

ósea 18 leguas de Támara á La Salina de Chita.

(1) La María, de Jorge Isaac, trasladada en drama y en verso.


18
- 262-

Sábadú 22 de 8eptiernb'r e.-1'em peratura á las 5 a. m.,


15°. Salida á las 6 y 30' a. m., en dirección S.O., remontan-
d.Q sobre la falda izq uierda del Casanare.
A unos 2 kilómetros de distancia, por arriba, pasámos
por un puen te de 13 metros d~ longitud y 1 metro 70 cen-
tímetros de ancho, sobre el lado derecho del río.
Este puente, que se eleva sobre el nivel de las aguas
unos 10 metros, tiene techo y baranda y no está en mal
estado.
La orientación del río aquí es de S.S.O. á N.N.E., Y la
del plJente, de N.O. á S.E.
El valle sigue m ay angosto, y caen de las cuchillas va-
rias cascadas, en tre las cuales merece mención especial la
d.el Chorro de Chirca, que se desploma por la izq nierdn á
una altura de 70 metros.
Hay varias casitas á la orilla del camino, y encontramos
durante todo el trayecto mucha gen te, maleteros, recuas
de bestiAS cargaJas, etc., que vienen, sin duda, atraídos en
gran nÚlllero por las fiestas de La Salina.
La línea telegráfica que nos aco'mp~ña ahora nos indica
que vamos entrando en tierra civilizada; desgraciadamente
está en muy mal estado; la mayor parte de los postes están
podridos, y precisa me n te media legua arriba de Rodrigoq ue
el alambre se halla por el suelo en este momento, á causa de
la ruptura de varios postes; por consiguiente, debe estar in-
terrumpida la comunicación.
Pasamos la quebrada del Confite (que baja del S.S.E.)
por un puente cubierto, muy viejo y carcomido; la que-
brada no tiene más de 8 metros de ancho, y desagua á la
derecha del Casanare, 300 metros más abajo.
Llegamos á Rodrigoq ue, distante 5 kilómetros de La
Salina; eSte caserío, de bastante importancia, es el centro
de la fabricación de las gachas ó vasijas de barro para la
compactación de la sal. Está situado sobre la derecha del
río, y la altura es 1,620 metros sobre el nivel del mar.
Dejamos á nuestra d~recha la quebrada del Papayito,
que baja del O. y desagua á la izquierda.
- 263-

Seguimos ahora en dirección S.S.O., pasamos por un


IDalísirn-o puente de 6 metros de largo, y luégo, á media cua-
dra de distancia, por otro de 10 metros, los dos brazos de
la queb'i'ada de Ucuvi, que sale de la laguna del mismo
nombre y parece venir aquí de S.S.E.
El camino inclina ahora al O.S.O., luégo al O.; el
Ossanare baja con extrema violencia, como una cascada ó
chorro, y con 30 por 100 de pendiente á lo menos, de O.S.O.
á E.N.E.
Fran~uGarnos por un puente descubierto, de 11 metros,
la queb?<ada de Garrapatas, que viene de Los Hoyos y baja
delS.O.
Oambia continuamente la. dirección del camino siguien-
do los culebreos del río, en sentido inverso, y lo remonta
mas: O.S.O., S.S.O., N.N.O.
A las 2 p. m. llegamos al Morro, cuchilla de 2,700 me-
tros <le elevación sobre el nivel del mar en esta parte, de
donde arranca, en dirección O.S.O., un sendero para El Ar-
bolito.
Des<le aqnl divisamos el Alto de las Oañas (páramo de
Chita), al O.N.O.
Empieza la lluvia y sigue toda la tarde.
Después de bajar del Morro, unos 300 metros de eleva-
ción perpendicular, pasamos por un puente descu hierto, y
por última vez el río Oasanare, que yá no es más que una
quebrada borrascosa, con moles enormes de piedras: tiene
aquí 11 metros de ancho y baja del O.S.O.
Esta última cabecera principia en el páramo de Las
Oañas ó de Ohita.
A las 3! franqueamos el alto de Las Oañas (3,320 me-
tros). Este alto, que forma prute del páramo de Ohita, es el
di \'"i80rio entre las aguas del Oasanare y las que forman el
río Chitano.
S~guimos ahora bajando en declive poco rápido y por
bllen camino, en dil'ección N.N.O. y N., hasta Ohita.
AtraveSa'l10,i la quebrada de L1- Ohorrera, cabecera del
-264-

Chitano, una vez juntado con el Rechíniga, y la queb?"ada


del Hato ó de Canoas, y des~gua en el Chicamocha á la de-
recha.
A las 7 de la noche y en plena oscuridad llegamos á
Chita, y, gracias á la hospitalidad del señor D. Benjamín
Botía, encontramos excelente posada.
La distancia de La Salina á Chita es de 35 kilómetros.
Domingo 23 de Septiembre.-Chita es una población
de unos 2,000 habitantes (el Distrito cuenta más de 10,000),
situada á 2,900 metros de altitud sobre el nivel del mar.
La fecha de la fundación del pueblo remonta á media-
los del siglo XVIII, pero anteriormente existía más abajo
un pueblo indígena llamado La Candelaria, que se trafilad ó
al punto donde hoy está Chita, por motivo de una grieta
que se abrió en el terreno.
N o hemos podido averigua.r bien el motivo ni la signifi-
cación de la palabra Chita, pero se supone que proviene de
nn nombre semejante con que designaban los indígenas una
cierta yerba que se halla en abundancia en las cercanías.
La iglesia es grande, y á pesar de tener una fachada
muy poco artística, contiene altares antiguos de madera es-
culpida y dorada, estatuas y algunas pinturas al óleo no
carecen de algún mérito; tiene 55 metros de longitud por
7 metros de ancho, dos naves laterales en forma de cruz y un
órgano; fue erigida en 1764.
El M unicipio posee buenos edificios: una vasta Casa
Consistorial donde están la Alcaldía, J u7.gado, Tesorería,.
Cárcel, etc., y dos buenas escuelas.
Al pie de los cerros que dominan á Chita al E.N.E.
y al E. (1) Y el mismo pueblo se extiende en un llanito},
llamado de San Antonio, de más de un kilómetro cuadrado,
que se presta á tojo aumento y ensanch€ de la pDhlación.

(1) Estos cerros llevan los nombres de Meseta A Carasucia. y San-


tísima Cruz de Jerusalén.
- 265-

En la cordillera, á. legua y media en dirección E., se


halla una laguna importante, que no está apuntada en nin-
gún mapa y lleva el nombre de Eucas. Dicen que parte de
sus derrames van al río Ohinibaque (?).
Ohita dista de Tunja 32 leguas y del Cocuy 6~. Jericó
queda á 3 leguas en dirección O.S.O.
Las observaciones termométricas que pudimos hacer
durante el día de hoy, en su mayor parte despejado, fueron
las siguientes: 6 a. m., 11°; 8 a. m., 13°; 11 a. ID., ídem;
1 p. m., 16°; 3 p. m., 14°; 6 p. m., ídem.
Lunes 24 de Sept7:emb'f'e.-Tel!lperatura á las 6 a. ID.,
120. Salimos á las 9 ~. m. en dirección N., remontando al
principio sobre su falda izquierda el río Rechíniga. A un ki-
lómetro de distancia de Ohita dejamos sobre nuestra izquier-
da, en dirección N.O., el camino que condnce á La Uvita.,
Boavita y Soatá.
Después de las estancias del Mortiño y de Chone pasa-
mos sobre la falda derecha del río por un puenté descubierto,
de nueve metros de longitud, é inclinarnos la dirección hacia
el N.N.E.
Llegarnos al punto denominado La Cortadera, desde .el
cual se divisa á todos lados cerros enormes de aspecto gran-
dioso y lúgubre. Estos cerros son en general de peña y des-
provistos casi completamente de vegetación, ]0 que da al
paisaje un aspecto triste y agreste, y los nombres mismos que
se han dado á estos cerros ayudan mejor que ninguna des-
cripción á comprender el carácter de ellos:
Al S.S.O. te,n emos la ensillada del monte de La Diabla.
Al S.S.E., la Laja del Burrugo del Hato Viejo.
Al S.E., las cordilleras del Chusqué, que dominan á
Chita.
Al N.E., el cerro del cascajo de La Hoya del Casadero.
Al O. y O.S.O., el cerro de Peñanegra (lado de La.
Uvita).
Al E., el cerro de la Cueva del León que separa el río
Rechíniga, que dejamos ahora hacia el N.K, y la quebrada
- 266-

de Avena que viene de la misma dirección y desagua en el


Rechíniga, del lado derecho.
Seguimos ahora remontando hasta sus últimas cabece-
ras la queb'rada del Volcán Amarillo, ó del Verde, que se
junta {¡, la derecha con la de Avena.
Atravesamos regiones desiertas y salvajeR, terrenos muy
quebrados y dislocados, entrecortados de lajas y peñas que
parecen haberse sublevado en todas direcciones por efecto de
terribles convulsiones igneas.
y á estamos en la cuenca del Yerde, á más de 3,400
metros de elevación sobre el nivel del mar; la atmósfera está
sumamente tranq nila y transparente; por casualidad, duran-
te una hora, no ha.y niebla alguna, ni viento, y se perciben
los sonido.s y ruidos á grande distancia y con txtraordinaria
claridad.
Subimos todavía unos 260 metros más, y entrarnos en
el páramo del Pelado del Cocuy (3,660 metros), bien llamado
así porque tiene por toda vegetación, y esto por partes no
más, raquíticos frailejones; lo demás es arenisca amarillen-
ta y rocas cretácicas.
Atravesamos el páramo en dirección N., y al llegar el
momen to de em pezar la bajada tenemos que hacer un rodeo
para evitar un enorme volcán á plomo, de formación recien-
te, que ha hundido parte de la vía á una profundidad de
más de 30 metros, dejando abiertas á los alrededores varias
grietas peligrosas.
Empezamos la baja,da de más de 600 metros verticales,
siguiendo sobre el lado izquierdo de la q~tebTada del Ccnrizal
que nace en el mismo alto, hasta el pl'lente de Arrayanes,
donde :'le j un ta con la quebrada H)-\,to del Padre, que nace
en la Hoya de Vera, CdroJa de la Sierra N evada, y sigue nna
dirección E. á O.
En el mismo punto de Los Arrayanes confluyen estas
dos quebradas con el río Pan tano Grande que nace en la la-
guna del mismo nombre, cerca del al to de Rechíniga y pasa
al pie y al Occidente del Cocuy.
- 267-

Llegámos á esta ciudad á las 5 p. m. y hallámos allí el


más cordial recibimiento de nuestros amigos los doctores
Olim po Gallo, Lucas Oarreño; Lorenzo BotÍa y Ooronel J u-
lián Arango, á quienes debemos la agradable permaoencia qua
tuvimos en el Cocuy, lo que hará el objeto de otro capÍtu lo.

OAPITULO III

El Cocny.-El camino del Cl1sirí.-Los Nevados.-Un poco de geología.-


El Boquerón.

El Oocuy, capital del extinguido Departamento de Gu-


tiérrez y actualmente cabecera de la Provincia del mismo
nombre, cuenta en su recinto unos 3,000 habitantes (el Di:l-
trito tiene 12,000), y se halla situado á 2,970 metros sobre
el nivel del mar.
Es seguramente uno de los pueblos de Boyacá que, á
pesar de la época crítica que atraviesa el país, han podido
conservar un bienestar relativo: tiene vida propia y se basta.
á sus necesidades.
La principal industria es la agricultura, y todas las fal-
das de los dos lados del valle del río Pantano Grande están
cubiertas de hermosos campos de trigo, y la tierra vegetal á
los alreuedores es eX,calente; el otro ramo im portan te de pro-
ducción es la ceba de ganaJo, y se exportan de aquí para
Santander (Piedecuesta y Pamplona) y otros puntos unas
2,000 reses por año.
Tiene el Oocuy dos mercados semanales: el del viernes
que es el principal, y el del jueves que es local, y ofrece du-
rante esto~ dos días el aspecto más animado.
El origen de la palabra Oocuy proviene, según unos, del
número cinco en lengua indígena, y según otros, de la pala-
bra cocuyo Ó 1uciérnag!1..
La iglesia, de dimensiones algo más redl1cidas que h de
Chita, tiene mny bonitos altares de madera esculpida y do-
- 2{)S -

rada, algunas pinturas al óleo bien conservadas, y un órgano;


fue fundada en 1769. Era el Cocuy parroquia desde 1765.
La distancia del Cocuy á Tunja es de 34 leguas; á
Chita, 6!; á Güicán, 2.
Hay en el Cocuy unos cinco ó seis al macenes bien sur-
tidos, que se proveen los unos con mercancías introducidas
por San José <le Cúcu ta y Bucaramaoga (en su mayor parte
fabricación alemana), y los otros con efectos que vienen de
Bogotá, donde 'predomina la introducción francesa é inglesa.
U no de los inconvenientes del Cocuy es el agua, que
tiene un gusto algo desagradable, producido por la cal que
contienen las are.naR calcáreas de los terrenos cretácicos que
atraviesa para bajar á la ciudad. Este inconveniente se re-
mediará pronto con una acequia que está trazando el doctor
Olimpo Gallo, el distinguido ingeniero de las minas de Bofa
y Vetas, y que llevará á la población agua de la Sierra N e-
vada.
El tipo de los habitantes de la población es robusto,
bonito y muy blanco, y se diferencia notablemente del de
Chita, donde predomina todavía, en la plebe, el indígena.
La Sierrá Nevada que queda hacia el E. no se divisa
desde 11\ ciudad, porque se interpone el estribo de la cordille-
ra llam>ido Llanogrande, y para verla hay necesidad de
subir parte d e la falda izqnierda del río Pantano Grande que
COrre de S. á N. como to hellos dicho más arriba, al pie y al
Oeste del Cocu)'.
La Sierra NevadA, bastante mal denominada con el
nombre de Sierra Nevada de. Chita, no teniendo ninguno de
sus nevados en ·el mismo paralelo que este pueblo (empezan-
do la línea de las nieves 3 leguas más al Norte), y que por
consiguiente debería más bien llamarse Sierra Nevada del
Cocuy y de Güicáo, se extiende sobre un trayecto de 9 á 10
leguas, de Sur á N arte, y un ancho variabll-l de 100 metlos
á 5 kilómetros, desde el cerro de La Nievecita hasta Ruidibán.
Sus cumbres principales soo, empezando por el Sur: el
cerro del Cllsirí, el Púlpito, el Cóncavo, dos Pabellones y
- 269

otros más, y En altura mayor, medida, asciende á 5,985


metros.
El río Pantano Grande conserva el mismo nombre hasta
Pfj,n(lueba ,luO'ar de la confluencia con el de La Nieve;
este últim~ na~e en la Sierra Nevada con el nombre de Cón-
cavo, y recibe los de San Paulino y Lagunillas, que tam-
bién tienen sus fuentes en los nevados.
Sigue este río de La Nieve una dirección de Su r á Norte
hasta más abajo de Güicán, donue recibe el Mosco, y cone
entonces de Oriente á Occidente hasta la unión con el Pan-
tano Grande.
Con el nombre de Guacamayas continúa entonces hasta
las juntas con el Chicamocha.
Antes de desembocar en el Chicamocha, el GU8.ca-
mayas recibe el tribu to del Chiscas, que nace en Pajar] to,
arriba y á la derecha del alto de Siachoque y baja de la cor-
dillera de Oriente á Occidente hasta Escarbache, que es el
punto de unión con el Guacamayas, distante 4 leguas de
la boca de éste en el Chicamocha.
La Cuenca del río Pantano Grande tiene una dirección
general de Sur á Norte desde el páramo del Escobal hasta la
confluencia con el Chiscas, en donde tuerce hacia el Occi-
den te hasta el Ohicamocha. En este valle se encuentran las
siguientes poblaciones: á 2 leguas de la cabecera del valle
está la del Cocny; á 2 leguas del Cocny, hacia el N.E., se
halla Güicán; á 3~ al N N.E., Chiscas; 'hacia el N., y á 1
legua, Panqueba; á 2~ ea la misma dirección, el p~eblo del
Espino; al N.O. y á 2~, el de Guacamayas; á 5-!, en la misma
orientación, el de Macarabita (Santander).
La Laguna Verde, punto muy interesante para los geó-
10gos y paleontólogos, por haberse encontrado en ella varios
fragmentos de fósiles (mastodonte y megaterium), queda hacia
la banda derecha del Pantano Grande) como á 300 metros
de distancia.. Relativamente al Cocuy está si tuada al S.E. y
á 2 leguas de trayecto.
U no de los pri oci pa.les moti ~'Ofi q u,e nos habían cond u-
- 270-

cido al Cocuy era el de informarnos, " de visu " de lo que er&


el camino de Cusirí, sobre el cual habíamos oíuo hablar mu-
cho y nos interesaba especialmente esta obra como una de las
que más importan al progreso y desarrollo de Casanare.
Se iniciaron los primeros trabHjos del camino hace unos
6 años por una Empresa denominada Oompañía del CUSil'
á Casanw'e, dividida en 14 acciones, con privilegio. Est~
fue anulado por un nuevo contrato de construcción cele-
brado en Noviembre de 1893, entre el Gobierno y el señor
D. Julián Amngo, por el cual se le concedía nn privilegio
por 15 años, y se cüm prometía el señor Arango á constru ir
por cuenta dd Gobierno de Boyacá la parte del trayecto com-
prendiua entre el Boquetón de Cusirí á Capitanejo (De-
partamento de Santander), y por el Gobierno Nacional des-
de el Boquerón á Lope (Intenuencia de Casana.re), á razón
de $ 600 el kilómetro.
De Lope al Cocuy la distancia es de 16 leguas, y del
Cocny á Capitanejo, de 9.
Se debía entregar la vía al cabo de 18 meses con UllS
prórroga de 6, pero en Julio último se interrumpieroil los
trabajos por motivo del invierno y por i:npuntualidad en el
pago por el Gobierno Nacional.
El camino está construído desde el Cocny hasta el Bo-
querón, á excepción de los dos primeros kilómetrofl, desde el
Cocuy hasta el Alto del Llano Grande. En la parte corres-
pondiente á la Intendencia de Casanare faltan 7t legua s.
En la sección comprendida entre el Cocny y Capitaneja
faltan la refección y composición de la vía y algunos desvíos.
indicados.
En la parte de Cusirí á Lope existen dos puentes sobre-
las quebradas del Diamante y del Pescador; qued'ln para
construír: uno sobre el río Lope y los sobre la quebrada de
Uruguay, que probablemente serán cuatro.
Habíamos divisado el Cusirí desde el Corozal, conocidÚ'
los Llanos de Lope, y deseábamos saber de qué ma nera se-
había atacado el paso de la Sierra Nevada del lado occidental
- 271-

Con la mayor amabilidad se ofrecieron lO>l doctures


Olimpo Gallo, Lorenzo Botía, Lucas Carreño, Eliseo Mon-
taña y los señores J ulián A rango, Aníbal Barbosa, Amílcar
Gutiérrez y José Terrani, en formar una ezpBdición hasta el
Boquerón del Cusirí, lo que para nosotros fne, al mismo
tiempo que nna grata compañia, un motivo más para ilus-
trarnos sobre los pormenores de la vía.
Al salir de la población en dirección oriental, que es la
general del camino del Ol1sirí, trepamos la falda del Llano
Grande recorriendo terreno de detritus destinado á 1a agri-
cultura.
Habiendo llegado al, Al to del Horcón, línea hidrográfica
de las aguas que se dirigen al río Pantano Grande por el lad o
Sur y al de la Nieve por el Norte, tuvimos á la vitSta la im-
portante hoya del Cañaveral, cuyos terrenos constituyen la
parte más rica del vecindario de la ciudad y están destinados
á la ceba de ganados y á la agricultura.
N os sorprendió el elevado precio de las tierras, que as-
ciende á más de $ 500 la hectárea, á pesar de que distan de
la ciudad dos leguas y que tienen por límite hacia el Oriente
los páramos de la Sierra Nevada, que son valla para. el trá-
fico en esta dirección.
A nuestras espaldas dejamos la laguna del Terne(l ero,
cuya extensión superficial es de un poco más de una hectárea.
Siguiendo nuestra ruta por el plano inclinado que pone
límite á la Hoya del Cañaveral, abandonamos el t erreno de
detritus y marchamos sobre lajas ó es tratas del terreno ulle-
ro, cubiertos por una capa de tierra vegetal, cuyo espesor es
superior á 1 metro, hast.a el punto denominado Alto de la
Cueva. Al frente observamos la cuenca del río de La Nieve
(Oóncavo), en donde se hallan las importantes haciendas de
Las Ouevas, '
Siguiendo la misma línea hidrográfica antedicha, aban-
donamos el terreno ullero (esquistos rn'za1-rosos y aspero-
nes) y entramos en terrenos calcáreos pertenecientes al
cTetácico hasta el al to de Las Adoberas, lJamado así pOI> el
- 272 -

'8.spectó que presen ta el estrato su perfi cial, semejante en un


'todo á. un patio c ubierto de gigantescos adobes.
Por demás está decir que este aspecto pToviene de la
oCorr0sión del calcáreo po_r los agentes atmosféricos.
Entramos luégo otra vez en el terreno u1lero, franquea-
mos el alto llamado Puerta de Lagunil1as, y con una contra-
pendiente suave llegarnos al sitio de las casas de Lagunillas,
.que distan del Cocuy tres leguas.
Estamos á 4)500 metros de alti tud.
Como son las 5 p. m. resolvemos pernoctar allí para
gozar del espectáculo de los Nevados en las primeras horas
<lel día, que es cuando hay menos brumas.
Efectivamente, á las 7 a. m. estamos todos á caballo en
dirección al Cusirí:
Nos encontrarnos actualmente en la hoya de la queb1"ada
Lagu nillas, cuya dir ecc ión es de S. á N., y , está formada di-
rectame nte por las aguas provenientes de la fusión 'ele las
.nieves. E~ta q7¿ebracla es u na de las cabeceras del río de
La Nieve.
El valle está f orma do por la Cordillera N evada hacia el
Orie nte y por el cordón de los altos de La Cueva, Las Ado-
beras y la Puerta de Lagunillas hacia el Occidente.
Remontam08 por La banda lzq uierda de este '1rroyo sobre
-aluviones y detritus de las cordilleras vecinas, atravesando
.grand~s trechos casi horizontales y disfrntando del aspecto
poético de las aguas cristalinas, tanto de la misma quebTada,
como de algunas lagunitas que se hallan, en número de siE'te,
·diseminadas en la cuellca y á inmediaciones del camino.
A nuestra i¿-,quierda se nos presenta la majestuosa Cor-
-dill era cubierta de nieves apoyadas en inmensas moles de
.- asperón ullero, cuyas estratns han sufrido las más violentas
dislocaciones.
La humilJad de la vegetación contribuye, con cierta
monotonía, á hacer más imponente el panorama.
Sólo el enano frailejón) la árnica. blanca) el 'panqué, la
.neblina y otras pequeñas plantas medicinales acompañan al
- 273-

liquen, ó los musgos y á la paja, en esta zona donde la tem-


peratura baja diariamente algunos grados bajo cero.
Hacia la mitad del trayecto, entre Lagunillas y Ou.s id,,.
observamos en la Cordillera N evada el fdmoso Púlpito, in-
mensa mole de roca que se destaca en medio de un ma.r
de hielo.
Las aguas q \le provienen de la fusión de la nieve, en.
este punto, salen al valle por una inmensa desgarradura de-
la cordillera y son recibidas por una larga y dificultosa ace-
quia, con el objeto de llevarlas á la ciudad.
Desgr[¡,ciadamente se ha tropezado con dos inconvenien-
tes para la realización de esta obra: l.fl>, la falta de recursos"
y 2.°, que fue confiada á la dirección de hombres que no
podían dirigirla en conformidad con las reglas del arte.
Sería de desear que se lleve á cabo este trabajo por l~
mejora de las aguas potables destinadas a.l consumo del 00-
cuy, como lo hemos observado antes.
Llegamos á las cabeceras de la quebrada, empezamos á
subir al Boquerón y enoontramos las primeras nieves eternas ..
El Boquerón ae Ousirí es un cuello del cordón principal
de los Andes orientales comprendido entre los nevados d~
Ousirí 6 La Nievecita al Sur y el Púl pito al Norte.
Se llega al Boquerón por un plano inc1inado que cons-
tituye el fondo de un cañón de piso firme y de una extensión
de unos 250 metros.
El punto culminante de esta garganta es la línea diVI-
soria de las aguas que se dirigen al Oasanare por el lado.
ocien tal y al Chicamocha por el opuesto, ó en términos más
generales, es la separación de las grandes cuencas de los ríoS'
Orinoco y Magdalena.
A nuestra llegada encontra.mos el paso obstruídopo}\"
una capa de nieve de un metro de espesor aproximadamente,.
proveniente de un fuerte temporal que había tenido lugar el
día anterior.
Por los datos qu'e obtuvimos se sabe que este fenómenol
no se presenta sino en la época de las grandes nevadas y quel
-- 274 -

basta el término de dos ó tres días de bonanza para que des-


aparezca esta dificultad eo el tránsito.
La altura del Boquerón es la del límite de las nieves
perpetuas, ósea 4,700 metros.
No pudimos divisar los llanos de Lope y Moreno por
estar completamente nublado el horizonte.
La distancia del Oocuy al Ousirí es de 18 kilómetro~,
que se recorren á caballo cómodarrente eu 3~ bor"ls.
La única parte del trayecto que nos ha parecido nota-
blemente defectuosa, y basta peligrosa en tiempo de in-
v ierno, es la comprendida pntre el Oocuy y el Alto del Llano
Grande, ó sea los dos primeros kilómetros, q ne, según nos
aseguró el Ooronel J 1l1ián A rango, se arreglarán en el mes
-entrante.
Lo demás de la vía es perfectamen te bueno, y ofrece las
comodidades apetecibles de un buen camino de montaña, en
cuanto á piso, anchura, pendiente, desagües, etc.
Las temperaturas que obseryamos durante la madruga-
da en Lagunillas, fueron: 5 a. m., 2°; 6 y 30',0°; 7 a. m., lo
bajo O.

CAPITULO IV

El Juncal.-El páramo del Gavilán.-Peñanegl'a.-Páramo de Rechíniga.


Adi6s á la Sierra Nevada.-El alto de Las Lajas.-Bajada de 3,000
metros.-El Card6n.-Boca del Monte.-Barroblanco.-Chinibaque.-
La Salina.-El Alto del Poleo.-Sácama.-Regl'eso á Támara.

Sábado 29 de Septiemb1'e.- Oon pena dejamos el 00-


cuy, donde hemod encontrado la más amable hospitalidad y
disfrutado de fino trato y agradable sociedad en algunos sa-
lones. Somos presa de más tristeza todavía porque se trata
de regresar á Támara, cuya vida burocrática y aspecto ofi-
cial nos había n engañado al princi pio, h::Lciéndonos creer
- 275-

cándidamente que (j,llí gozaríamos de alguna vida social,


pero que 00 ha tardado en sernos profundamente anti-
pático cuando lo hemos conocido mf-jor y clasificado como
lo merece, en la vu 19ar categoría de los cacicazgos del
Chocó y del Darién, con relación á Bogotá ó á cualquier
centro intelectual y cultivado de Cojorn bia.
Naturalmente que aquí nos referimos únicamente á
Támara, que para nosotros es absolutamente distinta de
C asanare, donde en toda parte en general, y especialmen-
te en Arauca y Orocué, viviríamos gustosos.
DespuéJ de despedirnos detenidamente ele nuestras rela-
c iones, nos ponemos en camino á las 12, y no pasamos hoy de
a h oya del Juncal, afluente de la derecha del río Pantano
G rande.
Como se com prende, según las i nel ¡caciones hid rográ-
fi cas hechas anteriormen te, hemos seguido en dirección
E.S.E. y S.E. una línea divisoria entre las aguas del Caña-
l'eral á la izq uierda y las del Pantano Grande á la derecha.
La casa donde nos hospeelamos, por ser allí rlonde nos
alq uilan la bestia que debe llevarnos á La Salina, por estar
la ouéstra completamente despeada é inservible desde Chita,
d ista solamente 7 kilómetros del Cocuy.
Has á los alrededores buenos p'otreros para la ceba del
ganado, y labranzas de papas.
A l~ de kilómetro de este punto en dirección N.K se
encuentra una laguna lla~ada Laguna Grande; y á 3 kiló-
metros al S.S.E. la Laguna Verde, de la que hemos habla-
d o yá y que se halla actualmen te casi sin agua por efecto de
u n desagüe artificial.
La alt.ura s. el n. del m. es 3,}80 metros.
rremperatura á las 5 p. m., llu; á las 6, 8°, y empieza
una fuerte granizada que deja reve<;tida de una capa blanca
l a mayor parte de las faldas q ne tenemos {i. la vista. Dura
l a. nevada casi toda la noche, acom pañada de un fuerte tem-
poral y violen tos truenos.
- 276-

Domingo 30 de Septiembre.-Ternperatura a las 6 a.


m,4o.
Empezamos la subida del páramo del Gavilán y de Pe-
ñanegra (cabecera del río Pantano Grande), en dirección
general S.S.E., por un viento muy helado, y divisamos como
á 2 kilómetros los últimos nevados de la extremidad sur de
la Sierra del Cocuy y de Güicán. (Lagunillas, La Nievecita).
Estamos yá otra vez casi al límite de las nieves eternas
y el alto y páramo de Rechíniga que atravesamos no es
inferior á 4,300 metros.
Pasamos al pie y al Oeste de inmensas lajas de pizarra
esquistosa, cuyo levantamiento formidable se ha etectuado
por un ángulo de unos 40°, quedando el filo, es decir, la
parte más alta cortada á pico del laQ.o Oriental.
El Alto de Rechíniga, adonde llegamos á las 9 y 45',
es la loma hidrográfica entre las agnas del río Richíniga y el
Pantano Grande.
Pasamos á orillas de las lagunas de Rechíniga y Las
Lajas, y subimos por escaleras ' de pizarra tI alto de Las Lajas
que es divisorio de la Cordillera Oriental en esta parte; está
este cerro completamente desprovisto de vegetación y alcan-
za en el paso 4,650 metros.
Desde este punto in.iciamos, en dirección S.E., y S.S.E.,
para no terminar hasta La Saliaa de Chita, '~n descenso se-
guido más de 3,000 metros por un camino que parece una ba-
jada á Los I nfie1'nos del Dan te, PO¡q ue las vueltas, las gra-
das, los saltos, los atascaderos parecen haber sido destinados
á propósito para decoyuntar y acabar con bestias y jinetes.
D na lluvia torrencial y una espesa neblina no cesan un
solo instante, y la noche nos sorprende después de bajar el
páramo del Cardón, y yá en la zona de los montes; á más de
una legua todavía de La Salina, en unos caseríos llamados
de Barroblanco.
Hemos caminado desde el Juncal 32 kilómetros.
Lunes 1.° de Octubre.-La lluvia sigue toda la noche;
salimos á las 7 a. m, y continuamos bajando todavía cerca
de una legua.
- 277-

Luégo de haber pasado el caserío de Chinibaque llegamos


al río del mismo nombre, que pasamos por un puente si-
tuado á unos dos kilómetros arriba del Córdoba, y llegamos
á La Salina después de atravesa.r la cuchilla que separa el
río Chinibaque del Casanare.
Nos dicen que el camino que conduce de Córdoba á La
Salina, por abajo, que hemos señalado hace ocho días corno pe-
ligroso, está actualmente del todo intransitable á consecuen-
cia de los últimos inviernos, y qne antes de ayer rodó un
peón que se ahogó y cuyo cadáver no ha podido todavía ser
hallado.
El trayecto de hoy ha sido ele 6 kilómetros, lo q na pro-
duce un total de 9 lt'gul'l.s del Cocny á La Salina por este
camino llamado generalmente de Aguas Coloradas, por lla-
marse así algunos chorros que caen arriba del Cardón y hacen
parte de las cabeceras del Chinibaque.
Martes 2 de Octuore.-Salrt.1los de la Salina á las 7l
&. m. en dirección á Rodrigoque, lo que parece un contrasbn-

tido, puesto que vamos á Sácama y, por consiguiente,


deberíamos bajar el Casanare en lagar de remon tarlo; es
decir, que vamos en dirección S.O. cuando deberíamos ir
hacia el S.E., que es la posición de Sácama relativam_e nte
á La Salina.
Así es q ne,. después de pasar el puen te del Casanare, en
lugar de continuar hasta Rodrigoque, aprovechamos un dese-
cho de maleteros donde podemos pasar yendo á pie por estar
completamen te inservible nuestra mula, y suelta puede tam-
bién trepar sin mucho peligro.
En vista del exceso del precio de fletes que nos piden en
La Salina P?r una cabalgadura hasta Sácama no más (5
leguas: $ lO), y de los pocos recursos con que hace-
mos nue'ltras excursiones desde que estamos al servicio de
la Intendencia de Uasanl:l.ce, resolvemos regresar á Támara á
pie, como lo hemos hecho últimamente en nuestra correría del
Pauto y de Socha.
Empatamos, al cabo de media legua, con el camino que
19
- 278-

viene de Rodrigoque, y empezarnos la subida al alto del Po-


leo, adonde llegarnos á la 1 y 30' p. m. (2,620 metros sobr~ el
nivel del mar).
Bajamos luégo por IJeldaños de roca dura.nte cerca de
una legua, y entramos ~n la vaguadl'l. del río Sácama (izq uier-
·da), que nos conduce, en pendiente muy moderada, durante
-dos leguas, hasta Sácama.
Em pezaron hace ocho días una refección de la primera
legua de este camino, desde el pueblo, pero la efectúan tan
irracionalmente que selÍa mejor que 10 dejasen tal corno está.
Efectivamente, en lugar de desaguar los pantanitos ó
chambas que se hallan con bastante frecuencia en estos bajos,
ó en lugar de cubri'rlos con piedras ó palos tendidos, los relle-
nan cuidadosamen te de tierra vegetal, lo que den tro de poco
formará una mazttmorra donde el pobre viajero se hundirá
hasta el sombrero.
El trayecto de la SLLlina de Chita á Sácama, por el al-
to del Poleo, es de uuas cinco leguas, una legua menus qua
por Mun8q Uél y Rionegro.
A pesar de edto opinamos, como anteriormente lo he-
mos dicho, que la Intendencia se dedique más bien á la
-conservación de esta última vía, por motivo de que por ella
guarde la vida á la salina de Muneque, que mantiene la co-
municación con la ribera izquierda del Casanare por el puen-
te de Muneque, que el piso de este camino es mucho mejor
para el ganado y las bestias que el del Poleo, y que los gastos
de efección son menores.
Todo el trayecto entra La Salina y Sácama por el Poleo
es abtlolutamente desierto, por entre la montaña; y sin un
11011: abrigo; mi en tras que por la vía de Rionegro se en-
cutntran caseríos de trecho en trecho y á cortas distancias
los unos de los otros, y potreros.
Terminaremos la relación d~ esta excursión; lo que nos
-q ueda que recorrer hasta Támara lo hemos descrito yá.
Empleamos todavía dos días hasta Támua, adonde llega-
mos el día 4 en perfecto estado de salud, como siempre, y con
~l cuerpo entero á pesar de los camino!!.
- 279-

Duadt'o de las distancias 1"eco1'ridas durante la excu't'sión


á la Sierra Nevada .

De Támara á 1'en _____________ . ___ _ 22 kilómetros .


De Ten al alto de Barronegro_ -. - ~ - -- 10
Del al to de Barronegro á Degredo. -. -- 7
De Degredo á Sácama - - - - - - - - - - '" - -- 22
De Sácama á la Salina de Muneque __ _ 5
De la Salina de Muneque á la Salina
de Ohita (por Rionegro) ______ • ________ _ 24
De la Salin¡l de Ohita á Ohita ___ . ___ _ 35
De Ohita al Cocuy _____________ "' __ _ 32
Del Cocuy á boquerón de Cusirí (ida
y vuelta) _______ - _- - - - - - - - - - - - . - - - - - - - 36
Del Oocuy á la , Salina de Chita (por
A guas Coloradas) __ - - _- -. - - - - - - - - - - - . -- 45
De la Salina de Chita á Sácarna (por el
alto del Poleo) ___________ . ___ _______ _ 25
~ .

De S á cama á Támara ______ . _______ _ 61

TotaL _______ . __________ 324 kilómetros.

ósea 64 leguas con 4 kilómetros (32 miriámetros con 4 ki-


lómetros), recorridas en 19 días.

Aquí terminarán por ahora estas notas, escritas siu pre-


tensión alguna y calamo currente~' muy satisfechos estaríamos
!li hubiéramos podido dar una ligera idea de estas regiones
que no tiene-n de temible más que la fama que han querido
darles; pero sospechamos, con sobradas razones, que muy dé-
bil y muy defectuosa haya sido nuestra pluma para pintar tan
grande escenario, y qua no haya hecho más que estropear y
martirizar la hermosa lengua castellana.
¡.ojalá que otros más, y de más talento, se interesen
por eüas COffiucas y vengan á estudiarlas y á trabajar en
- 280-

ellas con mas competencia! Nos contentaremos con haber


llevado nuestro humilde granito de arena á la obra de la ci-
vilización y del engrandecimiento de Casanare, principiando
el primer mapa del territorio, mapa que aumentarán yacaba-
rán poco á poco nuestros sucesores.
Hay por esta parte del mundo un pueblo (1) legítima-
mente orgulloso de su pasado y lleno de confianza en su por-
venir, que dice con altivez á las otras naciones: "Todo 10
que era posible está hecho, y lo que es imposible se hará\"
Digamos nosotros siquiera: "Lo que es posible no está hecho,
pero se hará! "
En cuanto á )0 imposible, "amanecerá y veremos,u
como decia un ciego!
y con esto, lector amigo, te dejamos en paz: quédate"
pues, con Dios, y EL te bendiga, que por nuestra parte

Con estas cosas que digo


y las q ne paso en silencio,
A mis soledades voy,
De mis soledades vengo.

Bogotá, Enero de 1895.

(1) Los Estados Unidos de Norte América.


Apéndice
LITERATURA LLANERA

El pueblo que habita los llanos de San Martín y Cata-


nare en reemplazo de los indios que combatió y extirpó,
forma una especialidad entre todos nuestros pueblos. El lla-
nero es un tipo único entre los granadinos, ni tiene en
la América otro parecido que el apureño de Venezuela y el
gaucho de las Pampas Argentinas. La imagen del desierto
en que vive, y sn lucha eterna contra una naturaleza feroz .,
grandiosa; su vida en el de~üerto y en la 1ncha, y su hogar
nómade y su único oficio de pastor, han creado en aquella
población un carácter origina1isimo. Como hijo del desierto,
es en tm¡j:,l.sta aman te de la poesía y de la música; 1.1 na noche
entera puede pasar, y noches seguidas también, bailando}
tocando su tiple ó bandolín, y cantando sus coplas Ó susjá-
caTas. Un poeta que les compusiera bellos romances &obre
sus hazañas y montara un caballo con tanta soltura y agilidad
como ellos, se haría adorar; habría ripsgo de que le procla-
maran su rey. El alma del llanero no recibe de la sociedad
culta otras impresiones simpáticas que las de la poesía, la
música y el valor; es refractario á toda idea de elegancia y
de refinamif.nto. Ouatro veces ha salido el llanero á las ciu-
dades á defender las leyes. En todas ha vnelto alborozado á
sus pam pas, llevando un recuerdo odioso de las leyes que ha
defendido; de -las ciudades enque ha habitado, sin poder ha-
cer pastar su caballo al pie de su cabaña; de las mujeres
que no han quericlo bailar con él, de los hombres qne no viven
sobre el caballo; de todo lo que h~ visto, en fin. Durante su
corta y aZ "Hosa perm'loencia en las ciudades, no ha envidiado
sino la posesión de los caballos buenos y de las mujeres her-
- 284: -

mosas. Nada más es necesari o elecir sobre este tipo del ára-
be de América . El llanero es el único pueblo entre nos-
otros que tiene su poesia especial que nunca abandon a. No
ha habido ningún poeta culto de Los Llanos; el pueblo com-
pone lo que canta, y canta lo que compon e. :So acepta co-
plas de otras tierras.
Sus compos iciones favorita s son largos romance s conso-
nantado s, que llaman galerón ) y que entonan en una eRpe-
cie de recitado con inflexio nes de canto en el cuarto verso. E.
el mismo romance popular de España , y contiene siempre
la relación de alguna grande hazaña en q ne el valor y no el
amor es el protago nista: el amor es persona je de segundo or-
den en 108 dramas del desierto . Indudab lemente tomaron la.
forma del metro y la idea de los romance s español es; pero
desecha ron luégo todos los original es y compus ieron roman-
ces suyos para celebrar sus propias proesas. Por el mismo
estilo son todas sus ostentos as poesías. Oonocem os, por des-
gracia, ml1y pocas, porqne aún no ha merecid o la atención
de nuestro s literato s est.a abunda nte fuente de poesía popu-
lar. El que Re tome el trabajo de recoger romance s llaneros y
cantare s de los negrOR, entraría con ellos en la literatu ra es-
pañola como entm el Meta en el Orinoco : llevaría una gran-
deza á otra grandez a.
(H~sto"ia de la Literatura de N tMt'a GranadlJ" por Jo~é María Vergara y
Yergara) .

Hé aquí una muestra ue estas poesías:

Más acá de sí sé dónde,


.Juntico de la quebrau a,
Iba yo, ya nocheci ta,
y hallé la tigra cebada;
N o sé qué estaría pensand o
El dianche de condena da,
• - 285-

Que así que me vido encima


Me tiró una manotada.
,í Huiste! le dije á la indina,
No sea busté tan malcriada,
Que pa saludar á un hombre
N o se le tira á la Cára.
¿ No ve que el morcillo es potro
y que se asusta de nada?

Para saltos, el conejo;


Para carrera, el venao:
Yo me parezco á los tigres
y al león en lo colorao.

Yo no soy de por aq uí,


Yo soy de Barquisimeto :
N aides se me ta con migo,
Que yo con naides me meto.

Por aquellos llan'o abajo,


Donde llaman Para para,
Me encontré con un becerro
-Con los ojos en la cara;
El rabo lo tenía atrás,
'Tenía pelos en el cuero,
Los cachos en la cabeza
y las patas en el suelo;
Abajo tenía los dientes
y arriba no tenía nada,
y en medio de las quijadas
Tenia la lengu'a enredada.

Yo -soy nacido en Aroa


y bautizado en el Pao,
No hay zambo que me la haya hecho
Que no me la haya pagio.
- 286-

Que anoche comí culebra:.
y esta mañana pescao ;
Que los dedos tengo romos
De pegarle á lo malcriao.
De los hijos de mi mama
Sólo yo salí malcriao;
Los brazos los tengo blancos
De vivir enchaq lletao.
No hay zambo que me la haya heche>
Que no me la haya pagao.

El que cantare conmigo


Ha de ser muy estudiao,
Porque 10 tengo é dejar
Como faldriquera á nn lao.

Conmigo y la rana, es gana.


Que se metan á cantar,
Que no me gapa Ii moler
Ni la piedra de amolar;
Porque tengo más quintillas
Que letras tiene un misal.

Yo fui el que le dio la muert«-·


Al plantano verde asao ;
Cuancl,o me lo dan lo como,
Cuando no, aguanto callao ..
Por si acaso mo mataren
N o 'me en tierren en sagrao,
Entiérrenme en un llaoito
Donde no pase gana9 :
U n brazo déjenme afuera
y un letrero colorao,
Para que digan las muchachad :.
" Aq ui murió un desdichao;
N o murió de tabardillo
Ni de dolor de costao,
287 -

Que murió de mal de amores-


Que es un mal desesperao."

Mi mujer está muy brava


Porque otra me agasajó ___ _
j Si yo tengo mi modito
y me quieren, qué haré yo !

A ninguno le aconsejo
Que ensille sin guru pera;
Que en muchos caballos mansos
Los jinet.es van á tierra.

Yo te di mi medio real
Porque me hicieras cariños;
Sólo me hiciste una vez,
Me estás debiendo un cuartillo.

Mi mama me dio un consejo:


Que no fuera enamorao,
y cuando veo una bonita
Me le voy de medio lao ;
Como el gallo á la gallina,
Como la garza al pescao,
Como la tórtola al trigo,
Como la vieja al cacao.

Yo no soy de por aquí,


Yo vengo del otro lao,
y me trajo un capuchino
En las barbas enredao.

Si hubiera alguno en la meda


Que con yo esté incomodao,
Sálgaseme para afuera:
Lo pondré patiarribao
Con este brazo invencible
Que Jesucristo me ha dao,
- 288-

'Que en esos lIaDos de A chagua.


Yo BOy el zambo mentao:
Yo fui el que le di la, muerte
Al plátano verde asao,
'Con nn cabito de vela
y un padre nuestro gloriao.

Por los yanas de seten ta,


Onde se colea ganao,
Me dieron para mi siya
Un cabayito rnelél.o.
Me echaron un toro joseo,
Los cachos a borcelaos ;
Le di tan fuerte jalón
:Que le dejé mancornao.
Vino el mayoldomo y dijo:
" No me martrate el ganao.'
Yo le dije: "Cabayero,
Sea usté mejor hablao,
Que me yaman t~ntas muelas,
Aunque nos las he mostrao,
Pues si la s yego á mostral,
Se ha de ver el sol clisao,
La luna teñía en sangre,
Los elemen tos trocaos ;
Que jumo tabaco en bomba
y escupo de medio lao."

La guacharaca de Apure
Le dijo á la de Apurito:
Emprestame tu trabuco
Pa echa le plomo al godito.

Da guachraaca de Apure
Le dijo al pájaro baco :
Emprestame tu trabuco
. Para encender mi tabaco.
- 289-

De los males que padezco>


Yo s~lo soy cirujano:
Yo me curo, yo me aliento",
Yo mismo me doy la mano_

En mi ca bayo eotro y salgo",


Por el yano me paseo,
y soy como el gavilán
Que en el aire me volteo.

Quisiera, pero no puedo,


Hacer mi casa en el aire,
Para no servir de estorbo
Ni hacerle perjuicio á nadie-_

La vara de lajusticia,
Si ampara al pobre la ley,.
O se vuel ve de bototo
O de caña de maguey.
Me dijiste que eras firme
Como la palma en desierto :::
Si la palma fuera firme
No la tramoliara el viento:..

Muchacho, si vas al monte,


Díle á la perdiz que can te;
y si la encuen tras dormida
Le dirás que se levante.

El que bebe agua en taparfk


y se casa en tierra aj ena,
Ni sabe si la agua es clara
Ni si la mujer es buena.

Ouando me vaya de aq uÍ
De mí no tienf'n que hablar,
Que es mañll del q ne se q upda;,
Hablar de los que se van.
- 290-

Por l¡:los sabánlls de Apure


Voy comiendo maiz tostao;
Con el ruido de las muelas
Se me alborota el ganao.

El corazón te daré,
No la alma, porque es de Dios;
Que si el alma fuera mía,
Fuera de nosotros dos.

¿ Cómo podrá un cabo é vela


Alumbrar dos aposentos?
¿Cómo podrá un coraz6n
Querer dos á un mismo tiempo?
"EN L OS LLANOS

Lejos, m uy lejos del hogar querido,


P.aréceme que estoy en nn desierto;
'Sin el tibio calor que da mi nido,
El eepíritu está desfallecido
y Gasi el mustio corazón yá muerto.

Cuando entre vivo rosicler la aurora


Muestra la fresca faz eo el Oriente,
En vano busco á mi gentil señora,
En vano á la hija qlle mi alma adora,
PaTa besarlas ambas en la frente.

CHando la noche con su negro manto


Envuelve tierra y mar, astros y polo,
No me hallará entre risas ni entre canto:
Estoy mojando mi retrete en llanto,
O en él, con mis reeuerdos, triste y solo 1

Cierto es que ante mis ojos su belleza


Despliega regio el cornscante Llano:
Tiene su asiento en él Naturaleza;
Ni en tesoros, ni en mitos, ni en grandeza
Podrá vencerlo el formidable Oceano.

Vaga por él la vista en tusiasmada ___ _


En su extensión inmensa no hay un monte;
No bay muro que detenga la mirada,
Hasta que el vuelo pliega, fatigada,
Sin poder hallar fin al horizonte.
- 292-

Ni una vp tusta roca, ni una piedra,.


Ni centenarios troncos en los campos ___ ~
U n silencio solemne al alma arredra,.
y en el gramal, que desmedido medra,
La luz se rompe en fulgurantes lampoB ___ _

¿ En dóu tle está de la Misión la aldea?


¿ Dón lle la ergnida cruz del campanario?
El ave yá en ~l\:'l brazos no gorjea;
El polvo de SIl" ruinas no blanquea:
Aldea y cruz no son sino un sl1dario ___ _

Derramados se ven por la llanura


Cien b08q ues y otros cien, de trecho en trecho:
Son como islas flotantes de verdura,
En cuyo seno reina la espesura
y salta el1 tumbos el cristal desh @cho.

Allí césped y juncos tembladores,


Arbustos, ceibas de gigantes troncos,
Pájaros mil de vívidos colores;
y en medio ó j unto á las ignotas flores ,..
D el tigre se oyen los bramidos roncos.

Los líquenes, las hiedras y las lianas


Ya forman cortinajes gigan tescos;
Ya una mansión para diez mil sultanas,..
Con torre y mirador de filigranas,
Con ojivas y sala's de arabescos.

y dentro de ellas la ilusión divisa


Diosas, de su elta veste, en rauda da nza,..
Agiles y sutil es cual la brisa:
De sus labios de am or brota la risa,
y de sus hojos chispas de esperanza.

Qué llulce amar allí! sin qu e de cpl os-


La aleve sierp e al corazón se enro sq ue::
-- 293-

i Ql1é grato amarse, solos y sin duelos!


¡ Qué bello amarse allí, viendo los cIelos
'rras la convexa opacidad del bosque!

Los carrizos, las cañas, los guaduales


Labran, al enredarse en los canelos,
Fantásticas columnas desiguales
Que sostienen aéreas catedrales,
Sus agujas lanzando hacia los cielos.

y encima de ellas la imperial palmera,


Con el plumón de !lU penacho abierto,
Sacude la soberbia cabellera,
y se proclama, altiva y placentera,
La reina, sin rivales, del desierto.

y vainillas, Rarrapias y úlo'r osos


Difunden por doquier su rico aroma;
Y, cerca de los nidos caprichosos,
De cámblllos al pie yacen Jos osos
Y en su cum ure medrúso el mono asoma.

IJa cierva, con su prole, va á la 'fuen te,


De inusitado cazador ajena;
Pero corre veloz, alt.a la frente,
Cuando del boa deslizarse sien te
La tremenda espiral sobre la arena,

y en vano corre: el atrayente aliento


Del crótalo la sigue y la entumece;
~liembla, vacila, párase un momento,
Y, oyendo apenas el filial lamento,
Entre las fauces del reptil perece.
En tanto, en plenu llano, bosque afuera,
Muge, patriarca de la grey, el toro;
Si descubre al rival, escarb.1, espera,
La lid se tra.ba, fiera contra fiera,
y en tono agrúpase el pecuario coro,
20
- 294-

Comol esa lid, al eco justiciero


De independencia que en los aires zumba~
El valiente español con el llanero
Entrambos hacen relucir su acero,
Buscan entrambos envidiada tumba.

Aún se hoye aquÍ el fragor de la pelea,.


Aún de los heridos suena el grito,
Parece que la sangre aún se orea,
y que la tierra gi me y tambalea,
Asustada, en sus ejes de grani too

Como suele gemir, cuando rimbomba.


En estos llanos la invernal borrasca:
Desciende ¿n lluvia la celeste comba,
y el huracán en desatada tromba
Greyes y pueblos cambia en hojarasca

El cárdeno relámpago se enciende,


Cruje el olimpo, tremen las esferas;
Rápido el rayo los espacios hiende,
La seca paja, con lns chozas, prende
y reduce á cenizas las palmeras.

Las aguas van después desenfrenadas :


Corren, murmuran, saltan valladares,
L os torren tes convierten en cascadas,
En lagunas sin fin las hondonadas,
Los arroyos en ríos y éstos en mares.

Pero volV'eu la vista hacia el Orientet


y á va á nacer el so 1, roj o en tre llamas:
Sal ta del horizon te de repente,
y las nubes se visten gayamente
y baten celestiales oriflamas.

N o lentamente en el espacio gira


Corno en los climas suele de OClJidente:
- 295-

Brinca., resalta, súbese en espira,


Luégo al pararse, en inflamada pira
Circunda y yergue la radiasa frent.e.

Oh qué prodigios! qué Leldad! El hombre


Débil se siente y pobre en su presencia.
No hay nada aquí que el corazón no asombre,
En todo escrito está de Dios el nombre,
Todo pregona aquí su Omnipotencia.

Yesos prodigios de inefable encan to


Que guarda aquí la tierra, el aire, el polOt
No me hallan entre risas ni entre canto:
Estoy mojando mi retrete en llanto,
O en él, con mis recuerdos, triste y solo.

y á esos prodigios que mi mente ansiosa


Eternamen te, al con tem plarlos, fija,
Prefiriera en mi alcoba silenciosa
U n solo abrazo de mi tierna espo'3l'l.,
Un solo beso de mi dulce hija ___ _

f
RICA.RDO DE FRANCISCO

1893.
INFORME

PRESENTADO Á SU SEÑORÍA EL INTENDl"~NTE NACIONAL DE


CASANARE POR EL INGENIERO OFICIAL

República de Colombia.-Intendencia ..t.Vacional de Oasa-


na1'e.-Ttlma1·a, 7 de lJfayo de 1894.
Señor Intendente Nacional de Casanare.

El territ.orio de la Intendencia de Casanare se divide


físicamente en dos partes absolutamente distintas por su
configuración topográfica é hidrográfica y por su clima; por
consiguiente requiere que se haga una distinción radical en
el sentido de las obras públicas que en estas dos regiones se
inicien.
U na parte, q ne se compone de las faldas de la Cordillera
Oriertal, de clima tero pIado, de ríos y torren tes pedregosos,
de forma arrugada y quebrada, requiere puentes y camin0s
de herradura de pendientes que no pasen de 12 por 100.
La otra, llano absoluto, con ríos desbordados en invier-
no, no admite puentes (á Jo menos por ahora con los recur-
sos actuales), ni necesita construcción de caminos, que cada
uno puede trazar á su antojo en verano, en la sabana, pero
sí pasos de ba1'cas ó canoas en los rios no vadeables en in-
vierno; debemos al mismo tiem po explorar detenidamente
las artarias fluviales que guardan, á las mayores alturas y
durante el mayor tiempo en el año, un caudal suficiente de
aguas para permitir la navegación de las lanchas de v3por,
bongos, etc.
La primera región, la alta, de 300 metros sobre el nivel
- 297-

del mar haci:1. arriba, merece toda nuestr,l. atención porque es


el porvenir de C¡-Lsanare desde el punto de visti:l. agl'Ícola; es
alli d onde se extienden las falda.s y ta,blones insubmersibles
por las aguas invernales, los que, una vez que en ellos se haya
radicado, sin miedo, un[\, inmigración inteligente y robus-
ta, secubrirán ele cafe tales y de plantaciones de cacao.
La segunda es digna de todo nu est ro respeto, porque es
la morada de esta adm irabl e raza vacuna que enriquece por su
fecundiua ll touos los que se dedican á su cría.
E 1 río madre de Casan are es el Meta, que elen tro de
algunos años, cua.ndo la ciencia y el dinero lo hayan desem-
barazado uealgunos arrecifes ó escollos que hacen su navega-
ción lenta é insegum en verano (Trapiche, Tmpichito, Ma-
coya de Guafa, etc. ), ponurá la capital ele Colombia y el
corazón de la República en relación más corta y di-
recta con el Océano q ne por la vía de del Magdalena, elejanelo
únicamente tres elias ele camino terrestre q'le luégo se reco-
rredin en diez horas por ferrocarril.
Por lo tanto, el primer punt.o que nos ocupa. es la nave-
gación del Meta, y es nn (leuer proteger, favorec8l' y alla-
nar las uificulta.des y los tropiezos, sin exclusión alguna,
para to(los los que se elirijan á este objetivo.
En los trece meses que cuenta de vida la Intendencia de
Casanare, los trabajos preliminares de un gobierno nuevo en
uoa región de cOn1u(li..:¡tcione:3 t0uavía penosas en invierno
y de muy pocos habitantes, gaR tos extraordinarios de su pri-
mera instalación en todos los ramos ele la administración,
y una continua escasez de fondos, han obligado á la Inten-
dencia á ser muy moderada. y circunspecta en la iniciación
de obras públicas.

PUENTE DE GUANAPALO

l. o El puente de Gztanapalo :
La construcción de un puente sobre el río Guanapa-lo
(afluente izquierdo del Meta), era de suma importancia
para asegnrar la comunicación en invierno, por tierra, entre
- 2G8-

brocué (río Meta) y las poblaciones del Llano Alto y con el


Cerro (La TrinidaJ, Pore, N unchía, Moreno, Támara;
etc.). El Guanapal0, á pesar de presentar en verano (de Di-
ciem bre á Abril) barrancos descu biertos de 12 metros de ele-
vación vertical sobre el nivel de sus aguas, llena comple-
tamente su cauce en invierno, y en ciertos ~ños hasta, rebo-
sa en la sabana.
El paso es por lo tanto imposibl e en invielllO, y no hay
allí embarcación alguna, ni habitante que la cuide: además,
el caño está cuajado de bichos feroces como caimanes, tem-
bladores, caribe~, etc., y es por lo tanto peligrosi~imo para el
que se atreve á pasar á nado. A lo dicho debe agregarse que
el ganado está muy expuesto en el paso, que se halla situado
unos 150 metros arriba del lugar del ponteadero, porque si
baja nadando algunos metros más, queda aprisionado entre
dos barrancas inaccesibles, y se ahoga: ha sido un gran be-
neficio resol ver la construcción de un puen te en este lugar,
que comunica en toda época dos regiones de las más ricas de
Casanare: la de Orocué y la de la Trinidad (La Parroquia).
Ningún cond uctor del correo se atrevía á pasar á nado;
de los llanerus más arriesgados y baqueanos, varios han pere-
cido en este río, y el paso del Guaoapalo quedaba como un
espantajo, como un espectro rojo para todo viajero que iba
de Orncué á La TrinidaLl, ó viceversa, cuando no había vado.
Pero la ronstr~cción del }.JUente en este 1ugar ha'
presentado grandes dificultades. Está lejos de todo recur-
so; las maderas adecuadas rro se han encontrado en la mis-
ma montaña del caño, sino en muy escasa cantidad, y ha
habido necesidad ele ir á buscarlas en los montes del Pauto,
que se halla á unas seis leguas de distancia, Para traer esta
madera han faltado no solamente brl:lzos sino bueyes, porque
los dueños de los hatos má:'l vecinos se han motltrado poco
dispuestos para vender ó alq uilar los suyos.
La mayor dificu ltad ha sido la. consecución de peones y
obreros; pues como los de aq ui no ¡,;irven más que para sa-
- 299-

banear, castrar y herrar, ha habido necesidad de traerlos de


las tierras frías á un 1ugar que no pasa por muy sano, y á
donde suelen venir los tigres á visitar algunas veces la ran-
chería.
Para cornr ,e nsar esto, y teniendo en cuenta que la ali-
mentoción se compone á menudo de carne sola, ha habido
que pagarlos á precios elevados: el maestro carpintero, á
$ 100 mensuales, otros dos obreroR, á $ 60, un sobrestante,
$ 60, los peo;es, que han sido generalmente de 15 á 20, á
14 reales, dándoles á todos la alimentación.
A pesar de todos estos tropiezo!', si el puente no está
concluido todavía, lo principal q~leaa hecho; los horcones ó
postes, que tienen 9 metros de altura, están plantados; los
canes, columnas y pies de amigo colocadoR; faltan todavía
las vigas del cen tro, el piso y el techo; pero las vigas están
al borde del río, el zinc tam b.ién; las maderas del piso est.án
cortadas y listas para ser trasladadas desde el Pauto, y
se piensa que el puente, que fue principiado el 22 de Enero
del presente año, se entregará' al servicio público á fines de
Junio próximo.
El puente tiene 40 metros de longitud por 3 de ancho.
Las maderas empleadas son de muy buenas eRencias :
cedro, laurel, aceite, yopo, algarrobo; todas maderas muy
resistentes á la acción de las aguas y al comején.
El trabajo de carpintería (espigaR, empates, ajustes, etc.),
es algo basto, pero el conjunto de 19. obra presenta carácter
de solidez y duración.
De un lado (izquierdo) el barranco, formado, por arreci-
fes (conglomerado), ofrece gran seguridad; la margen dere-
cha, ó del otro lado, compuesta de arenás deleznables, nece-
sita ciertos trabajos de contenciólJ, en defecto de una obra
-de cal y canto que duplic¡:.tría e l valor del puente (en vista
de las dificultades de la región), valor que se ha cr.lculado
en $ 5,000.
Es necesario trasladar con toda brevedad las maderas
necesarias desde el Pauto y concluir apresuradamente la
- 300-

obra porque luégo será imposible á causa del invierno, y el


puente no podría acabarse sino hasta el verano próximo.

CAMINO DE TAME Á ARAUQUITA

2. 0 Camino de Tame á .A1'auqu.ita:


Con recursos suministrados por los vecinos de Arauqui-
ta, el señor D. Félix N orzagaray, Prefecto de la extinguida
Provincia, abrió en 1891 una trocha de Tal11e á Arauquita
por el Banco de Sn.livón, La Colorada, las cabeceras del
Lipa, La Ceiba, El Totumo y San Lorenzo, la cual evitaba
los inconvenientes de la navega.ciQn por el B¡-¡nauÍa y el Sa-
tocá, y ponía á Aranquita á unas veintiséis It'g uas de Tame.
La feraciuau de los terrenos ue Arauq ni ta, la produc-
ción admirable de sus cacaotales y la necesidad de facilitar
á este punto, sano y templado, la introuncción ue una inmi-
gración inteligente y activ3, yal mismo tieolpo la exporta-
ción de los productos, indujeron al Intendente á decretar la
construcción de un camioo por la vía más arriba indicada.
Hace dos meses se empezaron los trabajos, y se puede
suponer que se acabarán para el próximo verano.
La Intendencia destina para este camino una parte de
la renta de degüello y $ 800 más de lela rentas especiales
(aguardiente).

CAÑO DE ARAUCA

3. o El cafío de .A rauca:
En vista de la.s indicaciones de las personas más conspi-
cuas' de Arauca, y del propio examen del caso, se decidieron
algunas rectificaciones y mejoras en el caño de Arauca para
facilitar la entrada de los vapores hasta el centro mismo de
la ciudad, y evitar así al comercio gastos extraordinarios y
averías de mercancías en tiempo de inundación.
Oído nuestro informe, el señor Intendente decretó la
obra y votó para ella $ 1,500, tomados también de la renta
de ag~ardieD te.
- 301

Tocante á canalización (lel río de .A.rauca para evita-u-


la anegación de gran parte de esta ciudad en invierno, ha.
habido que renunciar á ello, después de atento examen, eTh
atención á los enormes gastos que originaría tal obra.
Tam bién señalaremos á los fu tu ros ingenieros de esta
región el interesante trabajo de la modificación del curso del
río Arauca en el punto llamado El Botalón, distante unas..
ocho legnas abajo de Arauca, en donde conviene recojer en
el cauce principal las aguas de un caño lateral designad<Y
bajo el n om bre -:le Guarico (izquierda), lo cual permitiría.
la navegación de los vapores en todo él año y no sería muy
costoso.
PUENTE DE SÁCAMA

4. ° El puente de Sácama :
Compró la Intendencia dicho puente al seño r Genera r
Vargas SantoR, en la suma de $ 800. Este puente, que pro~·
duce $ 600 al año, está comprendido en el camino de Tá-
mara á La Salina de Ohita, y el producto se invierte integro>
en la com posición de esa vía.

CAMINO DE MINAS

5. ° Oamino de Minas:
Se contrató la reparación de dicho camino, que condac&
á La Salina de Melo, yestá comprendido en el trayecto de-
'rárnara á Sacha y Belén, des tinando para subvenir á lo.:.
gastos el producto de dicha salina.

El Gobierno Nacional ha ejecutado tres ohras de tras-


cenJen tal alcl-ince para el desarrollo ele Oasanare.

NAVEGACION DEL META

1.° La Subvención de $ 3,200 :


El Gobierno general ha concedido al señor D. Jos é
R)I1Det un'.1. snbvención de $ 3,200 para ayudarle en cada,.
- 302-

viaje que etectúa en el río Meta el vapor Libe?·tado1·, hasta


Barrigón (Puertonuevo).
Hemos oído á ruucha'3 personas apreciar como muy ven-
tajoso para el empresario el contrato celebrado por el señor
Bonnet con el Gobierno nacional. D espués de todos los da-
tos que hemos podido reunir de visu en este últ.imo viaje á
hordo del LibeTtador, desde Sun Rafael hasta Barrancopela-
do, y despué:l de examinar detalladamente la letra del con-
trato, no creemos que el dicho negocio deje por ahora pingües
beneficios al señor Bonnet.
No tenemos que apuntar los motivos que nos inducen
á estampar este concepto; el GoLieroo no necesita de defensa,
n i el señor Bunnet de protección, y menos hecho por nues-
tra h umilcle personalidad.

CA~IINO DEL CUSIRÍ

2. o El camino del Ousú'í :


Esta empresa, á cargo del Coronel Julián Arango, es
un& importanLísirua obra.
El camino sale de la poLlación de L ope, y después de
reco rrer una" uos leguas de sabana en tra al bosque en te-
rreno mon tañoso, sigue por toda la margen izquierda del río
Lope, hasta un ¡HlutO llamado El Mortiño, donde lo atravie-
-sa por un puente de palo;;; desp ués sigue por la queb'r ada
UrLlguay arriba h asta llegar al rra.mbo; d e allí trepa las fal-
das de la Cordillera Oriental hasta llegar al B oquerón de
Cusirí, donde franq u e.':!. el nevado y b lja hacia el O cciden te
hasta llegar al Oocuy.
Tiene un trayecto aproximativo de veinte leguas desde
L-ope hasta el COClly.
El terrt'110 e:i sumamente deleznable en todas las faldas
q lle quedan en las márgenes del río Lope, lo que produce
.continuos derrumbes; en toda esta parte hay pendientes
muy pronunciadas que hubieran quizá podido evitar::ie ha-
ciendo alguna otra exp loración por la margen d~recha del
do Lope, suprimiendo así el paso de l Mortiño.
- 303

CAMINO DEL SARARE

3. o El camino del Sara1 e :


Parte este camino de 'rame, atravesando el lío Cravo,
el caño de Macaguane, pasando por ese caserío, y 8igue haElta
el Puerto ue Banauía: de allí se desprende hacia la izqner-
da dt>jando al Norte la vía de agua para Arauquita, para
buscar la -hoya del Barare, atravesando varios ríos, entre
ellos el Cu bugón, bastante peligroso por su caudal de aguas
y por el uesparramadero que forma en el paso, el cual difi-
culta el establecimiento de puentes ó de barcas; sin embargo,
los empresarios han buscado nn punto donde han puesto úl-
timamente una canoa.
Desue allí sigue por toda la hoya del Sarare hasta salir
á La Bateca, población situad" en el valle de Las Angus-
tias, donde se divide en dos vías: la una que conduce, hacia
e l OccidentP, á Pamplona, y la otra, al Norte; á Chinácota
hasta San José de Cúcuta.
La empresa está á cargo ele una compañía particular
que goza de privilegio.
El camino se halla en muy mal estado actualmente. Los
-empresarios han formado algunas Jehes~s ó puntos de para-
da para los ganados. La vía es muy 1 ecta, pf:lro sólo se pue-
de utilizar en el verano por el inconveniente que presentan
¡Jos mnchos ríos que cruza; pero sí es una de la.s mejoreB
lPorq ue los ganados van á los sebaderos si n tener que atrave-
-sar los nevados y páramos.
El trayecto aproximativo entre Tame y La Bateca es
de unas cincuenta leguaR; se recorren en seis días en verano.
Otras muchas obras y trabajos ha efectuado y empren -
dido la In tendencia que se relacionan de cerca ó de l~jos con
nuestras atribuciones; y que es un deber no pasar en silencio.

PASOS DE BARCAS
1.4> Les pasos de los ?'íos :
Desde que entramos á Casanare vimos que existen
·dificultades casi insuperables para la constnicción de puen-
- 304-

tes, y hemos insistido por que se adopte para el paso


el mismo sistema que se observa en los ríos Oanca y Magda-
lena (paso real, camino de Medellín á [la ciudad de Antio-
quia, Arrancaplurnas, camino de Honda á Bogotá, etc.), es-
decir, unas tijeras de madera levantadas en las orillas y uni~
das por un cable metálico, pasando á una al tura de 10:>,,-
lb metros sobre el nivel mayor de las aguas. Este cabI€
está provisto de una polea á la cual está atada, por medio
de otro cable también metálico, una b3rca de casco chato?
la que se em barcan, por medio de puentes volantes de ta-
blas, en·pasajeros y 8 á 10 bestias cargadas, sin peligro al-
guno por fuerte qne sea la corriente. Oon cierta inclinación
que se dé á la barra del timón basta para hacer rodar la
barca de una orilla á otra, con la ayuda combinada de la
corrien te y de la polea. Sería eonveniente hacer venir de
interior uno ó dos constructores hábiles en la fabricación de
es tas barcas, y se evitaría uno de los inconvenielltes más
graves de estos territorios, sin gravar demasiado los recnrsos
del Tesoro. Se puede calcular que costaría de $ 1,000 á
$ 1,200 caela paso de esta naturaleza, y se exigiría un peaje
moderado pero snficiente para pagar dos marineros y mau-
tener el material de los pasos en buen estado.
Mientras tanto, y con-lo resnltano de nue stro inform e, e~
señor In tendente decretó el establecimiento de dOH paHolS pú-
blicos de canoa en los ríos Ariporo y Oilsanare, en los puntos
denominados del Morro y de La Guerrera, y en let vía qu e
conduce de Támara á Arallca, pasando por Moreno y Tame
Para el servicio de estos pasos se ordenó la compra de-
dos canoas, In. construcción de dos ca8as peq neñas, y Uo,
auxilio de $ 40 para la labranza de cada uno de los pase ros.
Para estos gastos se destinó una suma de $ 300 tornada
de las rentas especiales de la Intendencia, y se cedió á los pa-
seros, por el término de un año, el producto bruto del derech<>
del pa.so que ha sido fijado por tarifa.
- 305-

POBLACIONE~ DE LOS INDÍGENAS

2.° Las sabanas y pueblos de los Indios:


La Intendencia ha comprendiuo la necesidad de facilitar
á las Misiones católicas del Meta la realización de su obra
ci\'ilizadora y filantrópica, reservando en medio de estas in-
·mensidauel:i algunas pampas, bien delimitadas y destinadas
á. la erección ue poblaciones de indígenas, donde se puedan
-concentrar con toda tranqnilidad y seguridad las tribus de
goahivo8, ue sálivas y de piapocoB, sin q u~ estén expuestas á
las vejaciones y pers8ljuciones de los ganaderos, y sometidas
también directamen te á la influencia benéfica de los Reve-
rendos Padres Misioneros.
Para llenar esta necesidad, durante la visita oficial,
hemos delimitado, acompañando al señor Intendente y al
R. P. Marcos, las circuuscri pciones siguen tes, segregadas de
.los Municipios de La Trinidad y Orocué y comprendidas en-
d re los ríos Pauto y Duya :
1.° La población de BUl'rancopelado (Misión del Meta).
2.° La de Santa María (piapocos).
3.° La de San Juanito (sálivas).
También se decretó el establecimento de otra Misión en
'Ü uiloto (río Ele), para lo cual se destinaron los recursos que
el R. p, Manuel, uno de los misioneros, creyó necesarios
)or ahora,

LANCHAS DE VAPOR

3. ° Lanchas de vapo1' :
Oorno lo manifestamos más arriba, una de las mayo-
'Tes preocu raciones del Gobierno en Oasanare es fa vorecer
y desarrollar la navegación de los ríos; en vista de esto el
doctor Medina, de acuerdo con nuestro parecer, ha resuelto
pedir á la Oasa Ya1'row & 0. 0 Enginiers and SchipuuildeTs,
POpla1", de Londres, dos lanchas de vapor (steam Zunches),
La primera de 45 pies de longitud por 7. de ancho, des-
- 306-

tinada al servicio de los rios afluentes de la izquierda del


Meta: Casanare, Pauto y Oravo del Sur.
La segunda de 60 pies de largo por 10 de ancho, p.ua el
servicio de las Adnanas nacionales (ríos Meta y Arauca).
Estas lanchas son los modelos más adecuados para el
objeto que se propone el Gobierno y para las regiones en qUil'
serán llamadas á navegar dichas embarcaciones.

MAPA COROGRÁFICO

4. o La const1'ucci6n de un mapa corográfico:


Acompaño á este informe un croquis preliminar desti-
nado á servir de base para la construcción definitiva de un
mapa general de I a Intendencia de Casanare.
En este croquis nos hemos esforzado en rectificar los
errores que hemos podido observar en la carta geográfica de-
Boyacá, reducción del trabHjo corográfico del General A_
Codazzi por los señores Manuel Ponce de León IY Manuel
María Paz': cursos y desem bocad uras de los ríos, poblaciones
que han nacido ó desaparecido, distancias, etc.
IHemos añadido y señalado los límites actuales de la In-
tendencia, la posición de las Misiones, de loi'! principales ha-
tos que hemos visi tado, pasos de ríos, puentes, caminos nue-
vos, caños, esteros, etc.
Desgraciadamente nuestro trabHjo es todavía muy im-
perfecto é incompleto en razón al poco tiem po que hace
estamos en Casanare y á la pequeña porción de su territorio
que hemos podido recorrer hast.a la hora presente.
Acabando de analizar brevemente las obras efectuadas
ó iniciadas por el Gobierno en Casanare, nos permitiremos
ahora señalar algunos puntos import.antes que yá han lla-
mado su esclarecida atención.

TELÉGRAFOS

l. o Líneas telegráficas:
En cabeza de todas las obras públicas que tiene el pro-
yecto de emprender el Gobierno en Cas8nare, se halla la COI}-
- 307-

tinuación dp la línea telegráfica desde La SaliDa de Chita


hasta Támara, para poner la capital de la Intendencia ~m
comunicación con la de la República.
Prolongar esta linda por un Indo hasta Arauca por Mo-
reno, Chire, Turne y Arauquita, y pOI' el Sur, hasta Orocué
por Pore y La 'rrinidad.
Si no estuviera yá hecha la construcción de la línea
hasta La Salina de Chita, hubiéramos preferido el trazo de
Sogamoso á Labranzagrande, Marroquín y Nunchía, como
más fácil y más corto para ligar á Bogotá cun O. ocné.
El Gobierno nacional dispuso (Decreto número 392 de
17 de Enero de 1893) la construcción de una Hnea de La Sa-
liDa á Támara, con dos ramales q ne debían seguir, uno á
Aranca y otro tí. Orocué. Posteriormente se reso lvió qUé' Ja
línea parta de Chita á Támara, donde se bifurcará para Oro-
cué y Arauca. El Gobierno pidió á Londres el alambre ne-
cesario para la primera de esas lín eas (veinticinc0 leguas
más ó menos), y la Intendencia lo snLirá desde Ciudad Bo-
lívar, para hacer la construcción por su cuenta.

CAMINOS PARA EL INTERIOR Y LOS LLANOS'

2.° Caminos de la caphal 'TámaTa J pa1'a el interior


y para Los Llanos:
U no de los proyectos import.antes es la construcción de
un camino de herradura, que ponga la capital de Casanare en
comunicación fácil y rápida,con el interior de la República,
evitando el paso de ríos peligrosos en invierno, y eludieD-
do uesarrollos innecesarios; hasta ahora ni el de N unchía,
por el páramo de San Ignacio á Sogamoso, ni el q:ue· va á
La Salina de Ohita, llenan las condiciones requeridas.
EBte camino debe natura.lmente prolongarse desde Tá-
mara hasta Los Llanos, poniendo esta capital en comunicación
cómoda, en todo tiempo, con Los Llanos, con un puerto so-
bre un río navegable hasta el Meta, sea el Pauto, sea el Al'i-
poro, si como hay indicios es también navegable, y también
con las poblaciones de N unchía, Pore, Mon'no, Ten y Tame.
- 308-

No queremos terminar este informe sin tocar, aunque


<de paso, tres asun tos que han preocu pado desde hace algún
"/tiempo la opinión pública en Cal3anare y que se relacionan
-d-e l-ejos con nuestra misión:

CAMBlO DE LA CAPI'rAL

Ql. Cambio de la capital: 1

Es muy cierto que si, como es probable en el porvenir,


-el supremo Gobierno erige la Intendencia de Casanare en un
.d-éoimo Departamento, y le agrega, como es racional, los te-
nitorios de la derecha del río Meta, con ríos Vichada y Gua
'Via1'e, hasta el Ol'inoco y el Casiquiare, después que la Co-
misión de limites entre Venezuela y Colombia haya demar-
.cado realmente el Laudo de la Reina de España; es muy
cierto, decimos, que entonces el pueblo de Támara dejará
de ser la capital apropiada para Casanare, porque cesará de
:gel' punto central; y porque además, lo rppetirellios otra
v ez, se deben aprovechar las magníficas circunstancias que
-nos brinda el Meta para fáciles y rápidas comunicaciones,
Entonces parece designado para futura capital del De-
{lartamento el puerto de Orocué,
Mientras tanto, sería un acto poco consecuente mudar
l a capital de la Intendencia á cualquier otro piloto, siendo
:así qu-e la situación climatérica de éste facilita la introdu-
.cción paulatina del elemento administrativo y colonizador,
.a costumbrando á los inmigrantes á entrar poco á peco y
:5m mi-edo á la región de Los Llanos.

LIMITES DE LA INTENDENCIA

-2.'<> Límites de la Intendencia :


Parece lógico y racional que los límites de la Intenden-
~ia los forme la Cordillera Oriental, ó línea divisoria de las
aguas, que divide naturalmente los dos Departamentos de
Boyacá y Casanare, como los divide adroinistrativllmen te, y
- 309

q lle no se escojan líneas ficticias y caprichosas como existe


actualmente.
Las fronteras naturales deben ser elegidas siempre de
preferencia entre los Departamentos como entre las naciones.

ADUANA DE SAN RAFAEL

3.0 La Aduana de San Rafael (do Meta):


Mucho se ha discutido este punto, criticando lo elevado
del barranco q ne dificul ta la descarga de los bnq nes para la
visita aduanera en la forma que lo exige la ley; la situación
enfrente, y algo ar-riba de la boca del Casanare, etc., pero
además de que se sabe que muy raros en el mundo son los
puntos aduaneros qLlel'l~únan todas las condiciones requeridas,
este lugar ha sido elegido con conocimiento de causa por dos
hombres expertos y versados en la topografía de toda la. re-
gión, los señores D. Marco A. Torres y General Ortiz, y antes
de pronnnciarse sol)l'f~ un tran slado, hay que hacer de esta
parte del Meta un atento reconocitl1if'nto.
En toJo C,.\SO, si el cambio se efectúa, deberá siempre ha-
cia abaJo (Caño de Lipa, Bl.lenavi~ta, etc.) y en ninguna
man era arriba de la boca del Casanare.

CONCLUSION

En resumen, en nuestro concepto, tuda la lnz, toda la


(lirección nos viene del centro; y debf'mos buscar nuestra pri-
mera comunicación con el timón para guiar el bnque que em-
pezó á navegar hace algunos me~e~, y el timón está en Bogotá.
Por lo tanto: teléglafo y buen camino al interior; esto
es 10 primero que debe preocu parnos en cuestión úe obras
públicas.
Tiene Su Señoria que dispensarnos todo lo superficial
que es este informe; lo e~tamo~ escribieudo á los tres meses
de haber tenido el honor de ,;;er elevados al puesto q \le ocu-
pamos y sin e"tll ,li\)s snfi; ientes de la región.
21
- 310-

Los conc:eptos que emitimos en él son debidos en su


menor parte á lo que hemos podido observar por nuestros
propios ojos, y en su mayor, á las indicaciones de hombres de
la tierra que, sin opiniones políticas y movidos por intereses
puramente generales y casanareños, han te~ido la generosi-
dad y amistad de darnos sus conceptos; y de a 111, coligándo-
los con nuestras impresiones personale3, con las de la mayo-
ría, y el asenso que podíamos acordar á las personas consul-
tadas, hemos escrito estas apreciaciones de acuerdo con lo
que nos ha dictado nnestra conciencia.

El Ingeniero oficial de la Intendencia,

JORGE BRISSON.

Támara, 7 de Mayo de 1894.

-------.--
CARTA COROGRAFICA DE CASAN ARE

Sabedores de q ne el señor Jorge Brisson, en su calidad


de Ingeniero civil al servicio del Gobierno de Oolom bia, ha-
bía presentado á éste, en una nueva Oarta Oorográfica de
Oasanare, el resultado de sus trabajos oficiales en aquella
importante región; impulsados por el interés que natural-
mente debía despertar en nosotros esta obra.; con la concien-
cia del conoeiruiento práctico y repetido de aquel territorio;
ayudados en parte por algnnos de los planos topográficos le-
vantados y hechos allí por el señor Agustin N orzagaray U.,
y en parte animados por los escasos conocimientoe adquiri-
dos en el estudio de este ramo; con el in terés patrio por
-móvil y la rectitud de intenciones por guhl., hemos querido~
sin rigorismo científico, alguno, puesto que 'Di Ja obra misma
por su naturaleza y circunstancias lo exige, ni nosotros po-
dríamos satisfacerlo, hacer un estudio deten ido de la Carta
pre&entada por el señor Bris80n, y emi tir público concepto
acerca de ella, sin que,al hacerlo aSÍ, se tenga nuestro dicta-
men en más de lo que justamente vale, esto es, como resul-
iado de una serie de hechos que no son para e" ta blecer dogma
alguuo, pero en los cuatet! sí entran por mucho nuestra buena
voluntad, la buena fe y el voto del baqueano.
La obra del 'señor Brisson e"tá publicada en una escala
de llTc1000 (?), que es la emplead,t por el geógrafo Codazú
en su mapa de la misma región, y se halla comprendida entre
el 5° y 7° de latitud Norte y lo Y 3° de lon~í tud Este con
respecto al meridiano de Bogotá, con una ex tensión aproxi-
mada ue 6.000,000 de hectáreas repartidas desigualmf.nte el}
- 312

parte montañosa y parte llalld., siendo ésta tres veces ma-


yor que aquélla; limitada por dos hoyas hidro;;ráfi0Cl.s prin-
cipales, la del Meta y la del Arallca, y snrcc\ua por varias
secunuarias, entre otras la del Casallare y la uel Palito, touas
ellas con fuentes abiertas eu la región paramosa de la úl-
tima ramificación de la Coruillera Oriental.
Princi pi anuo, pues, por el A rauca al Norte y acabando
al Sur con el Meta, hemos estudiado atentamente el curso
general de las corrieutes desde sus cabeceras hasta su des-
embocadura, y observamos:
En la región uel río Arauca, Ilota bies innovaciones y
.detalles importantes, entle Jos cuales Olelecen mencionan,\:;:
la posición de Arauquita, que aunque no e¡;tá determinada
astronómicamente, sí es corrientp y corregida con é~Ül. la del
Del'parramadero del Sarare, llJal determinada. por Codazzi;
el caño del Troncal, el Carabayero, el caño del Socorro, el
M~iquero y demás afluentes del río CapalJaparo, faltando
entre éstps el Sinaruco; y aun cuando Codazzi no los trae
eomo deb~ ser, faltan en el mapa del señor Brissotl el río
, E~narlía, afluente del Satocá) y éste tributario del Arauca,
corrientes qUR son de impqrtancia, puesto que ellas han ve-
nido sirviendo desde hace mucho para la navegación en bongo
ó champán.
En J~ nUeVbl. carta, y á diferencia de lo que se ve en la
del s,eñor Codazzi, se hallan bien establecidas las siguientes
afluencias: la del Oaño d.e la Bendición, qne es tributario
<lel río Lipa y n6 del Capanaparo; la del río Lipa, que des-
~mboca en el Ele y nó en el Meta; la del Cravo-Nortt>, que
se un~ al Casanare die~ miriámetros aotes de la desemboca-
dura de éste en el Meta, después de haber recibido las aguas
del Ele, las del 1'io San Ignacjo y del Curu bana, tribu ta-
rios del Oasanare; la del río Chire, afluente del Ariporo y
no del Mf;'ta; la del Aricaporo, q ne desagua en el río Chire
y no en el Meta; las del Tate y Muese en el Ariporo, y la
de éste en el Casanar!:'; siendo de notar en el ruapa del señor
Brisson 1~ fal ta dQ La Maraure y La Vayagua, q~¿ebradas de
- 313-

alguna importancia y en cuyas cabeceras tuvo asieoto la an-


tigua ciudau de Ohire.
Al Sur, en Id región uel Pauto, hacernoL notar, en adición
á la Oarta del señor Brisson, que los caños de Piñalito y
Aguaverde forman en el ángulo Norte de las Rabanas de San
Emigdio el caño Y i1gllarapo, q \le al Noroeste del Oorregi-
miento de Mata de Palma, en el punto denominado Los Bra-
citos, se diviue en dos: el Yatea y el Yáguarapo, así como
también observamos que el caño Malpaso nace con este
nombre en las dichas sabanas y que al recibir El Guayabo y
La Mi!:'l, por SIl bunda derecha, sigue el curso indicado por el
señor Brisson; y ¡Jor último, que el caño Boruro arranca
desde muy al Norte, y sigue, con el nombre de cañada de
San Emigdio, hasta penetrar en la sel va de Boruf0, á la cual
debe su nombre en la última parte de su curso.
Por lo que hace á la regi6n del Meta, en la parte que
conClcemos no encontrarnos observación qne hacer, siendo ' la
direccióII de su corriente la misma, tanto en la nueva corno
en la antiana
n Cart~.
Las cabeceras de los ríos Lipa, Ele, San Ignacio, Oasa-
nure, Ariporo, Pauto y Oravo-Sur están notablemente modi-
ficadas y enriquecidas con apreciables porQ)enore~, como que
ellas fueron el objeto de estudios especiales por parte del
señor Brisson.
En re~umen, el rumbo general de las corrientes y sus
confluencias se hallan sp.llsiblemente corregidos, y toda la red
hidrográfica ha ganado mucho con las exploraciones del In-
geniero francés, y tan a"i es, que de la lectura de la Oarta en
este punto puede nno formarse idea clara del _sentido de in-
clinación de la. su perficie ó plano en q \le las aguas se mueven;
pnes que In. llanura no es, como se la supone de ordinario,
un plano horizontal sin declive ni sistemas de desnivel mar-
cados en el relieve, y de aquí el que nos sea sensiLle el hecho
de que el señor Brisson no hubiese podido internarse en el
corazón de la llanura y explorar la zona comprendida entre
el OaRanare y el Ariporo y entre éste y el Guachida, porque
- 314

de seguro allí habría encontrado la clave que le diera la es-


tructura del terreno, la razón de ser del relieve, y con esto el
sentido natural de las corrientes.
Partiendo de Támara, hoy capital de la Intendencia,
recorrimos sobre el mapa las vías de comunicación qne cono-
cemos, que son casi tod3s las existentes, y eucontrámos en lo
general perfecta S11 orientación y bien apreciadas las distan-
cias que en ellas fueron medidas. En este estudio nos llama-
ron la atención, por parecernos ventajosas, la~ variantes indi-
cadas en la exploración del camino de LagunasecCl. á Pare, y
especialmente la señalada entre este lugn.r y Támara, evitan-
do la vuelta por Pone. De ignal manera hacemos notar como
labolioso y correcto, hasta donde es posible, en casos análo-
gos, el plano del camino de Las Ba1'1'as, refiriéndonos á lo q ne
conocem05, q ne es casi su total idael.
La nueva Carta viene últimamente acotada sobre el
nivel del mar en los lugélres centros de población, y aunqne
para poder apreciar la vl:'rdad de f'stflS altip'as necesitn.lÍamos
hacer una rectificación práctiCtl, obsel vamos q ne el aneroide
del señor Bris80n no habría de ser menos fiel que el de nnf-'~­
tro uso, y que por comparación vimos que las cifras de acota-
ción guarde·m buena proporción relativa.
En cuanto á las courdcnadas ge(lgráficas de los lugares,
ellas son las mi ·lila., qn' dett>rminó el ~eü()r Coclltzzi, ni po-
dría en justicia ser <le 0tro modo, }mesto qne el tiempo de
que dispuso el Reñor Brisson y las circunstancias en que hizo
uso de este tiempo, según sabemos, no le permitían hacer
más, lo que bien puede servir de sólida base para una triangn-
Iación geodésica ulterior; y á este resppcto observamos que
aunque las posiciones de las 10calicJades de Arauquita, S'ln
Salvador, Cravo y San Rafael, que H¡Jarecen en la nneva
Carta, no están matemáticamente determillada~, sí son poco
ruás ó menos la" q lle les corresponden.
En lo relativo á caminM y Ingare8, también ablmua, la
nueva. Carta en detalles que selÍa prolijo eUllruerar, )' Hi á la
vez adolece de insnficiencias, éstas n parecen como ligeras
- 315-

imperfecciones que se pierden y ahogan en el vasto conjunto


de la obra.
Por todo lo expuesto no vacilamos en conceptuar:
Que el señor Brisson ha mejorado notablemente por
aquella parte de nuestro suelo la obra del inmortal Oodazzi,
acerca de la cual bien puede decirse que se perfecciona y
realza con el tiem po;
Que la nueva labor es meritoria, que ella por sí sola
abona á su autor, y que por tanto éste ha desempeñado, en
la medida de sus esfuerzos yen las circunstancias de tiempo
y lugar, la importante misión que le fue encomendada. De-
seamos, por consiguiente, que le sea dado á su autor comple-
mentaria, para lo cual puede cootar con nuestra débil coope-
tración.

JULIO O. MURZI.-LEOi\TJDAS NORZAGARAY E.

Bogotá, Enero de 1895.

--.~.--
CHOCÓ Y CASAN ARE

i Ohocó y Oasanare ! i El Atrato y el Meta!


i El Occidente y el Oriente de Oolombia !
i La mina y el oro! i La agricultura y t-'l ganado!
Dos regioneM poco conocidas y uespobladas , con fama UET
insalubres, y que presentan alojo uel economista y del geógra-
fo dos secciones de un interés trascendental para Oolombia,
porq ue están destinadas, ambas, á recibir la fu tura inmigra-
ción que, ttlrde Ó tem prano, vendrá á vivificar y hacer pros-
perar esta República.
Presentan ambas diferencias y semejanzas extraordi-
narias :
Ambas, como intertropicales, tienen épocas de lluvias
torrenciales, temperatura media de 25 á 30 grados, altura
80bre el ~ivel del mar que no pasa de 300 metros:
Están atravesadas por dos ríos majestuosos, navegables
por vapor, por "infinidad de caños que permiten cruzarlas en
todas direcciones con embarcaciones;
Han estado hasta la hora presente al abrigo de las epide-
mias y de las pestes q ne en ciertas épocas han diezmado la
humanidad como el cólera, fiebre amarilla, influenza, etc.
Tienen inmensidades de tierras baldías y desiertas á dis-
posición del colono, donde él puede sem brar todos los vege-
tales que req uiere su alimentación; tienen bosq ues inconmen-
surables donde él puede encontrar todas las maderas, plantas,
remedios y sustancias que necesita para su vida;
Ambas poseen, para exportar sus prouuctos y para sus
introducciones, dos fl.rterias que las ponen en comunicación
directa con el resto del mundo.
- 317

Pero ofrecen dos. caracteres esencialmente distintos: la


una, el Ohocó, es una mina de oro; la otra, Oasanare, es un
inmenso potrero donde se puede producir la carn(l necesaria
para la alimentación de millones de individuos.
En la una se anda en canoa;
En la otra se camina á caballo;
Ohocó está poblado por la raza africana;
Oasanare por la sangre azul;
De la una se pueden extraer millones en metal,
De la otra se pueden sacar millones en nnimales, en
cueros, en esencias, en café, en cacao.
Una de las gran<.les críticas en contra de la colonización
de e:;as tierras es In. insalubridad del cLima.
Sin embargo, queda demostrado que todos los extran-
jeros que viven en Quibdó, en Bagadó, en Arauca, en Oro-
cué, gozan, hasta la edad más avanzada, de admirable salud.
La vida de los indígenas en 'e stas dos regiones es rela ti-
vamente más larga que en Bogotá ó en Cartagena, y sin em-
bargo, en el Ohocó los negros pasan la mitad <.le la existencia
zabullendo en el agun, á tres y cuatro ruetros de profundi-
dad, para buscar el oro; se alimentan únicamente con plá-
tanos y chontaduros, sin probar carne durante meses, y fati-
gan continuamente los pulmones por efecto de la sumersión.
En el Llano, el ganadero duerme en su chinchorro, reci-
be los aguaceros sobre sus espaldas abrigadas por una sencilla
camisa, pasa diez horas á caballo, come un pedazo de carne
asada y bebe una tasa de café, y á los sesenta años derriba
un toro bravo y laucea un tigre.
¿Qué joven bogotano, en la fuerza de la edad, soportaría
esa vida quince días? y sin embargo creen que al entrar á
Oasclnare Ó al Ohocó, si no se mueren <.le una fiebre palúdica,
se morirán de la picadura de una culebra!
DlHante un año casi que hemos caminado en las monta-
ñas del Atrato, abriendo 200 kilómetros de trocha, en bosque
virgen, con catorce peones descalzos, ningllno de nuestros
hom bres fue por ellas mordido.
- 318-

En Casanare, en donde hemos recorrido más de 700 ki-


1ómetros, sólo vimos dos culebras.
Creo que hay más víboras en el bosque de Boloña, á me-
dia legua de París, que en una selva del Casanare.
En el Chocó y en Casanare pueden vivir con toda con-
fianza, no solamE'n te el colombiano, sino el francés, el ingl és,
el alemán, el italiano; puede vivir el minero, porque encon-
trará oro y platino; el agricultor, porque podrá produci r
café y cacao que sobrepujarán á todos los que se venden en
los mercados de Venezuel"a, del Brasil ó de Nueva York; el
ganadero; porq ue criará razas vacunas y caballares que podrán
competir con las de Holanda y de Inglaterra; el médico, el
botánico, porque cosecharán plantas admira bIes y panaceas
para aliviar todas las dolencias; el carpintero, el grabador, el
escultor, "porq u,e hallarán esencias que se prestan maravill o-
samente á sus artes; el químico, el tintorero y el tejedor, por-
que recogerán colores, sustancias y productos que renova -
rán la industria; puede vivir, en fin, el horn1;re, en la más
bella y noble acepción de la palabra, porque encontrará ~Ilí,
á la sombra de la más amplia libertad, la facultad de desarro-
llar, por medio de su trabajo y de su intelige ncia, las cua-
lidades con que le ha dotado Dios!

JORGE BRISSON

Bogotá, 21 de Noviembre de 1894.

(Artículo publicado en El T elegmma de B ogo t á)"


INDICE
P ág.

INTRODUCCIóN.-Oasanare. _ .. , •.•.. _ ..•.. _ . . .. . . _ .. 1

rRIMERA PARTE

De Bogotá á Sogarnoso ... - . .. ~ .... . - - - ... - . - - - . '. 1

SEGUNDA PARTE

De Sogarnoso á Táma1"a ... ... _........... _........ _ 18

TERCERA PARTE

En los Llanos _..... ...... ..... . ... ... . . .. . . ... . ... . 44

CUAR'I'A PARTE

A ra~tCa y A rauqu.ita . .. . . _.... . ..... ___ _ 83

QUINT A P AR']'E
• • I

De A1'a~iCrt á Orocué
1 á IV -Oravo-Los indios Goabivos; Sálívas y Piapo-
cos-Navegadón de los ríos Gasanare y Meta.. 110
V-Navegación de los ríos Oasanare y Meta-La adua-
na de San Rafael-A bordo del Libertwdor:. . . . . 117
VI-Navegación dell\feta á bordo de:I ,Libertador-Las
misiones . , .................... _. ' . _.. _. . . . . . 132
ÍNDICE

Pág.
VII-A bordo del Libel'tadm"-lúts misiones ue Barran.
co Pelado-Mata ue Péllma-Una colonia agrío
cola....................................... . 136
VIII-Mata de Palma-Una hacienda cultiva(la por
los indios Goahivos. . . . .. .. . . ... . . . . ... . . . . .. 140
IX-Las misiones-Los indios Goabivos, Piapocos, Sá·
livas y Achag-uas .......... " ...... . . . . .. . .. 144
.K-Llegada á Orocué-EI clima - Movimiento comer-
cial-Los hatos-Distancias . ........... _. . . . 153.

SEXTA PARTE

De Or'ocué Ú Tárna1'a
I-Despedida de Orocué-El Uonsejo- j Perdido! - El
caño del Duya-Guanapalo.. . . . . .. . .... . . . . . . 159
II-Guanapalo-La Trinidad-Flora y Fauna del Pauto. 143
nI-Datos geográficos-Flora del Pauto-El Ceibal-
j '.rristeza !-En dirección á. la cordillera. . . . ... 171

SÉPTI1\fA. PARTE

Una comisión j~¿aicial " .......... . ..... . ............ _ 181

OCTAVA PARTE

D e Támanl á Lagunaseca (cincuenta leguas á pie por


la cordillera orielltal).
I-Objeto de la excursión-Támara-Tablón de Ari·
poro-Peñanegra-Aguas blancas-Reflexiones 191
n-En la montaña-Cucbilla de la Camanera-Cabe·
ceras ue Aguasclaras-Com bi tá . .. . . .. . . . . . . .. 201
IIT-Los páramos-El Venado-El Arbolito-Leyen·
das-Novagote-Culebreada-El Púlpito- Ca·
nal de Piedras-Lagunaseca (nuevo Socha). . .. 21Z
IV-El Chicamocha-Socotá-El páramo de Canoas-
El Encomendero-Alto uel Melo-Reposo-Sa.
!in as ...... ...... ...... .................. .... 222
íNDICE
Pág.

NOVENA PARTB

Exc't¿rsi6n ti la Sierra N evada del Ooc'uy


I-Objeto del viaje-A.riporo-Barronegro-Degredo-
Casanare-Sácama-Salina de Muneque-Rio-
nl'gro ____ ... _.... _____ - __ __-. _- . - - - - - .. - - - - 239
II-Saliua de Chita-Rodrigoque-Páramo de las Ca-
ñas-Chita-Rechíniga-Pelado-Bl Cocuy _- _ 255
llI-El Cocuy-Camino de Cusil'Í-Los nevados-El
Boquerón ____ . ______ . ______ . _. ____ . _______ - 267
IV-El Juncal-Los páramos del Gavilán, Peilanegra
y Rechíniga-Adiós á la Sierra Nevada, - El
Oardón-Boca tlel Monte-Chinibaque-La Sa-
lina-Sácama-Regreso á Támara ____ . _ . ' ___ . 274

ApÉNDCCE-Literatura llanera (poesías populares) ..... , 283


Informe oficial del Ingeniero de la Intendencia de Ca-
sanare .... . ... ___ . __ .. _. ____ . __ .. __ . . .. ____ 296
Carta corográfica de Casanare ..... . ... , . ___ ... _ _ ... 311
Chocó y Casanare . .. , . _... __ . . ... _. __ . _.. __ . _. . . . . . 316

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