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El surtido óptimo es la selección más adecuada de productos que permitan satisfacer las
necesidades de la población de forma que dispensarlos sea rentable para la oficina de
farmacia.
El surtido óptimo de productos de una oficina de farmacia depende de la variedad de
productos que seleccionamos y de la cantidad que deseamos tener de cada uno. De forma
general, debe cumplir una serie de requisitos:
-Debe satisfacer uno de los requisitos a que obliga la normativa sanitaria: mantener
suficientemente cubiertas las necesidades de atención farmacéutica de la población.
-Debe acomodarse al resultado del análisis de la demanda y del entorno, es decir, a las
necesidades de la población a la que atiende la farmacia. Esto supone un estado óptimo
en el que nunca falte un producto que nos soliciten, y en el que todos los productos
presentes en la farmacia tengan una buena rotación, hasta el extremo de que no llegue
a caducar ninguno.
-Debe proporcionar la mejor rentabilidad. La selección de productos, sus ventas y la
cantidad que guardamos en el almacén se deben valorar atendiendo a criterios
económicos para obtener la mayor rentabilidad. Así, por ejemplo, no nos conviene tener
almacenada una gran cantidad de un producto caro que se vende muy poco. (DOC. 3.1)
Documento 3.1
Caso de aprovisionamiento
La oficina de farmacia donde trabajas dispensa una media de 20 unidades al mes de una
crema de manos, que es un producto de alta rotación. Una empresa proveedora de esa
crema nos ofrece dos posibilidades:
-Un descuento del 10% sobre el precio de compra y un aplazamiento de pago de tres
meses si se compran 50 unidades.
-Pago al contado sin descuento si se compran las unidades de una en una.
En este caso, probablemente, nos interese aceptar la primera oferta ya que, con ello,
mejoramos la rentabilidad sin cargarnos con demasiada cantidad de producto.
Ahora supongamos que el mismo proveedor amplía la oferta y le añade una tercera opción:
-Un descuento del 20% sobre el precio de compra y un aplazamiento de pago de cuatro
meses si se compran 80 unidades.
Siguiendo con el mismo criterio, deberemos mirar si tenemos espacio libre en el almacén.
Si tenemos suficiente espacio debemos sopesar si nos sale a cuenta usarlo para este
producto o si hay otro que nos da más rentabilidad. También tendremos en cuenta si
disponemos del dinero o de la financiación para hacer la compra. Si consideramos que es
interesante usar espacio de almacén para este producto y podemos hacer frente a los pagos,
será una buena opción aceptar la nueva oferta.
¡Tenlo en cuenta!
Los productos de alta rotación requieren un cuidado especial en su aprovisionamiento: se debe disponer de
cantidad elevada en el almacén y/o acordar una entrega rápida por parte de la empresa proveedora.
espacio disponible. Si el local es grande, se puede tener un surtido más amplio y también disponer una zona de
autoservicio; en locales pequeños se deben seleccionar con más cuidado los productos que se van a ofrecer.
¡Tenlo en cuenta!
Las empresas mayoristas son especialistas en ajustar las existencias de las oficinas de farmacia a las necesidades
de la población, y también las que mejor conocen los consumos de productos farmacéuticos, ya que disponen de
información derivada de su propia actividad que sirve de fuente para sus estudios estadísticos. Piensa que a
cada una le conviene aconsejarnos bien, pues querrá figurar como nuestra principal empresa proveedora.
La información en una farmacia operativa
En este caso disponemos de información histórica, siempre y cuando nos hayamos
preocupado de recogerla, organizarla y almacenarla, de modo que la podamos recuperar
con facilidad en un formato que nos sea útil para la toma de decisiones.
¡Tenlo en cuenta!
La información de ventas, devoluciones, incidencias, etc. de la oficina de farmacia, guardada adecuadamente, es
una herramienta muy útil para hacer previsiones de ventas, planificar campañas y muchas otras gestiones.
Cuando hagamos una previsión de ventas para la que disponemos de información histórica,
la podemos plantear desde tres puntos de vista diferentes, cada uno de ellos con sus
carencias:
-Burocrático. La previsión se elabora tomando los datos del año anterior y aplicando un
incremento o una disminución en porcentaje según la tendencia que se presume del
mercado. Por ejemplo, si se sabe que el consumo sanitario de una región crecerá un 3%,
se aplica este porcentaje de crecimiento a la cifra de unidades del año anterior y se toma
la cifra resultante como la nueva previsión de ventas en unidades. Supone considerar al
conjunto de productos con un comportamiento idéntico en la evolución de sus ventas, lo
cual es una simplificación excesiva.
-Técnico. Se hace la previsión de ventas en función de la oferta existente. Por ejemplo, si
se compra una cantidad elevada de anticelulíticos porque hay unas buenas condiciones
de compra, se aumenta la previsión de ventas de estos productos en una proporción
elevada con la intención de forzar la venta para aumentar la demanda. Si no conseguimos
el objetivo planteado se produce un desajuste en la rotación prevista.
-Volumétrico. Se limita a una visión exclusivamente centrada en la demanda del mercado,
sin tener en cuenta la oferta disponible. Por ejemplo, podemos hacer previsiones de
enormes cantidades de una vacuna específica de la que sabemos que hay una gran
demanda, pero si su suministro está restringido y no podemos disponer más que de un
50% de lo previsto, será imposible cumplir la previsión. Aunque la demanda sea grande,
deberemos efectuar la previsión teniendo en cuenta la cantidad de producto que
realmente podemos conseguir.
Se acaba efectuando la previsión de ventas combinando los tres sistemas. Se tiene en
cuenta la información histórica que es la que sirve de base para definir incrementos o
disminuciones, se matiza y ajusta según las tendencias del mercado en cada familia de
productos y se orienta teniendo en cuenta las posibilidades o los intereses que tengamos en
determinados productos.
El precio de venta
La fijación de los precios a los diversos agentes de la cadena del medicamento empieza con
el Precio de Venta del Laboratorio (PVL).
Cuando un laboratorio recibe la autorización de la Agencia Española de Medicamentos y
Productos Sanitarios para comercializar un medicamento nuevo, formula la solicitud de
autorización del precio. Esta solicitud se basa en lo que establece la legislación que consiste
en la suma de:
-El coste de fabricación.
-Los gastos netos de investigación.
-El beneficio empresarial.
Una vez analizado, si se aprueba la solicitud, el Ministerio de Sanidad y Consumo comunica
a la empresa el PVL y también el Precio de Venta al Público (PVP). Estos precios tienen
la consideración de máximos y la empresa determina si los acepta o los reduce. Si los
reduce, debe notificarlo de nuevo y esperar la aceptación del ministerio.
Entre estos dos precios, el PVL y el PVP, tenemos un precio intermedio, el Precio de Venta
de Almacén (PVA), que es el que ofrecen los mayoristas o distribuidores que actúan como
intermediarios entre los laboratorios y las oficinas de farmacia. Este precio no está regulado
directamente, pero sí de forma indirecta por la normativa, ya que se fija un margen comercial
máximo, tal como veremos a continuación.
Documento 3.2
PVL y PVA
La diferencia entre el PVL y el PVA se debe al coste logístico de hacer llegar los
medicamentos producidos en los laboratorios a las oficinas de farmacia. Si el reparto se
hiciera directamente, los laboratorios incurrirían en costes de transporte muy elevados por
la enorme dispersión geográfica de las farmacias y el limitado volumen de producto
transportado.
El sistema sanitario reconoce la importancia de la figura del intermediario, que compra a los
laboratorios y reparte de forma agrupada a las farmacias, consiguiendo volúmenes de
productos mayores, simplificando la gestión administrativa y aportando eficiencia al conjunto
con un coste logístico más reducido. Por esta razón, la mayoría de las farmacias recurren a
intermediarios, aunque el precio sea un poco más alto.
Podemos distinguir dos tipos de intermediarios:
-Los mayoristas. Las empresas mayoristas de distribución de productos farmacéuticos
disponen de un gran número de referencias y pueden suministrar casi todos los productos
de venta en farmacias. Por lo general, las farmacias elaboran uno o dos pedidos diarios,
que transmiten muchas veces por un sistema informático desarrollado y mantenido por el
propio mayorista. Los plazos de entrega son muy cortos, de unas horas, y suelen ofrecer
también servicio de entrega urgente.
-Los distribuidores. Los distribuidores son empresas comercializadoras que combinan la
venta de algunas marcas o familias de productos en exclusiva con la venta de productos
de uso común, entre los que abundan los productos sanitarios. Generalmente buscan
conseguir un volumen mínimo de cada pedido para rentabilizar su estructura y suelen
ofrecer buenas condiciones de compra.
Los impuestos
En cuanto a los impuestos debemos citar el impuesto sobre el valor añadido y el recargo de
equivalencia.
IVA RE
Este impuesto se aplica solo cuando el comprador es una oficina de farmacia, así podemos
encontrar diversas posibilidades:
-Si el laboratorio vende a la oficina de farmacia: PVL + IVA + RE.
-Si el mayorista vende a la oficina de farmacia: PVA + IVA + RE.
-Si el laboratorio vende al mayorista, este impuesto no se aplica y el precio es: PVL + IVA.
El margen comercial
Hemos hablado de la cadena que sigue el producto desde que se elabora hasta que llega a
la persona usuaria: se fabrica en el laboratorio farmacéutico, se distribuye directamente o a
través del mayorista a las oficinas de farmacia y estas lo dispensan a la persona usuaria.
Entre cada uno de estos agentes se establece un precio de venta, al que se van sumando
los impuestos correspondientes, hasta que se llega al precio final del producto, que es el
que paga la persona usuaria o, en el caso de los productos financiados, la persona usuaria
y la Seguridad Social o la mutualidad que corresponda.
La diferencia entre el precio de coste o de compra y el precio de venta de cada uno de los
agentes que intervienen en la cadena comercial de los medicamentos determina su margen
comercial.
¡Tenlo en cuenta!
Los márgenes comerciales se revisan anualmente teniendo en cuenta la evolución del índice de precios al
consumo, la variación del producto interior bruto y el aumento de las ventas de las oficinas de farmacia. (Artículo
Documento 3.3
La aplicación de la escala de deducciones
Supongamos que el importe de la factura mensual es de 50.000,01 €, que está entre
45.000,01 y 58.345,61.
La deducción que se le aplicará será de:
-Para los primeros 45.000,01 €, corresponde directamente la deducción que marca la tabla:
585,00 €.
-Para los 5.000 € restantes (50.000,01 − 45.000,01 = 5.000) se aplica el porcentaje que
corresponde según la tabla, en este caso, el 9,10%. Así, la deducción que corresponde
es el 9,10% de 5.000: 455 €.
Finalmente debemos sumar el total de deducciones: 585 + 455 = 1.040 €.
Documento 3.4
La cadena del precio de los medicamentos
Supongamos un med. que tiene establecidos un PVL de 2,748 € y un PVP de 4,125 €.
La legislación fija el margen de los mayoristas en el 7,6% sobre el PVA Por lo tanto, para
calcular el PVA, debemos incrementar el PVL (2,748 € en este caso) en el 7,6% del PVA:
PVA = PVL + 7,6% del PVA ⟶ PVA = 2,748 + 0,076 × PVA ⟶ PVA = 2,974 €
A partir de aquí podemos determinar otros precios. Si el IVA es del 4% y el RE que le
corresponde del 0,5% tenemos:
-Del laboratorio al mayorista: PVL + IVA = 2,748 + 0,110 = 2,858 €
-Del mayorista a la of. de farmacia: PVA + IVA + RE = 2,974 + 0,119 + 0,015 = 3,108 €
-Del laboratorio a la of. de farmacia: PVL + IVA + RE = 2,748 + 0,110 + 0,014 = 2,872 €
-De la oficina de farmacia al consumidor: PVP + IVA = 4,125 + 0,165 = 4,29 €
3.3.2. Las condiciones de compra
Respecto a los parámetros económicos relacionados con la compra de productos por parte
de la oficina de farmacia, debemos destacar el descuento comercial, el recargo comercial,
las bonificaciones y el rappel.
El descuento comercial
En la negociación comercial, las empresas proveedoras suelen ofrecer incentivos a sus
clientes para estimular la venta. Uno de estos incentivos es el descuento comercial.
El descuento comercial consiste en restar un porcentaje determinado al precio de compra
del producto.
Se justifica por diversas razones, entre las que podemos destacar:
-La compra de un número de unidades superior al habitual.
-La compra anticipada de productos de temporada.
-El pago avanzado, por ejemplo, si tenemos acordado un pago a 30 días y lo avanzamos
a un pago al contado.
-Un acuerdo para la promoción de un producto nuevo, etc.
El recargo comercial
El recargo comercial consiste en aplicar un porcentaje de incremento al precio del
producto.
Este cargo lo utilizan algunos mayoristas cuyo sistema de facturación consiste en ofertar un
precio mínimo para todos sus clientes y establecer un escalado de cargos para cubrir sus
gastos, que dependen de las condiciones del servicio.
En este sistema a veces se combinan un recargo con un descuento, con lo que aún resulta
más complicado conocer el coste final.
Documento 3.5
Ejemplo de descuento comercial
Si un producto cuesta 24 €, nos ofrecen un descuento del 20% y compramos 20 unidades,
nuestro coste será de:
24 × 20 = 480 €; con el 20% de descuento, el total queda en: 384 €
A esta cantidad deberemos aplicarle los impuestos para conocer el coste total. Si este
producto está sometido al tipo general de IVA del 21% más el RE correspondiente, del 5,20%
del coste total será de:
Coste total = 384 + 80,64 + 19,97 = 484,61 €
Y el coste por unidad será de:
Coste unitario = 484,61 / 20 = 24,23 €
Este coste es el que tendremos en cuenta para determinar el precio de venta. El precio de
venta que pongamos al producto estará compuesto por:
Precio unitario = Coste unitario + Margen comercial.
Si queremos que en cada unidad nos quede un margen del 30%, significa que queremos
que el 70% del precio sea el coste, y el 30% restante, el margen comercial. Sabiendo que el
coste debe ser el 70% del precio, podemos calcularlo fácilmente:
Precio unitario (con un margen del 30%) = 24,23 / 0,7 = 34,61 €
Ahora podemos verificar que el margen será de:
Margen comercial = Precio unitario – Coste unitario ⟶ ⟶ 34,61 – 24,23 = 10,38 €
Y que 10,38 € es, efectivamente, el 30% del PVP.
Documento 3.6
Ejemplo de recargo comercial
Por ejemplo, pedimos las 20 unidades del producto anterior a un mayorista y nos lo factura
a su precio de compra, 24 €, más un recargo por distribución del 4%.
En este caso el coste será:
24 × 20 = 480 €; más el 4% de recargo queda en: 499,2 €
Pero hemos decidido anticipar el pago de 30 a 10 días y por ello nos aplican un descuento
del 1%. El coste quedará en:
499,2 – 4,8 = 494,4 €
A continuación aplicamos los impuestos para conocer el coste total. Hemos dicho que este
producto está sometido al tipo general de IVA del 21% y a un RE del 5,2%. Según esto, el
coste total que nos supone es de:
Coste total = 494,4 + 103,824 + 25,709 = 623,93 €
Y el coste por unidad es de:
Coste unitario = 623,93 / 20 = 31,2 €
Ya hemos dicho que este producto lo suponíamos de venta libre; si lo queremos vender al
mismo precio que en el caso anterior, 34,61 € ¿qué margen obtendremos en este caso?
Margen comercial (%) = (Precio unitario − Coste unitario) · 100 / Precio unitario.
Margen comercial = (34,61 – 31,2) ·100 / 34,61 = 9,85%
Las bonificaciones
Un recurso utilizado por los comerciales en la negociación de compraventa son
las bonificaciones.
La bonificación consiste en ofrecer una parte de productos sin coste junto con los
productos comprados.
Se dan por diferentes motivos, por ejemplo, por la compra de determinado volumen de
unidades, por la exposición de algún material publicitario o en compensación por la
consecución de una cifra de ventas preestablecida.
En estos casos se suelen presentar ofertas escaladas del tipo: 10 + 2, 20 + 5, 30 + 9, etc.
Esto significa que si compras 12 unidades, pagas 10 y te regalan 2; si compras 25, pagas
20 y te regalan 5; o si compras 39, pagas 30 y te regalan 9. Cuantas más unidades se
compran, mejor resulta el coste unitario.
La bonificación se aplica basándose en las unidades compradas y consiste
en entregar unidades adicionales sin coste.
El rappel
El rappel es un estímulo que algunas veces las empresas proveedoras ofrecen a sus
clientes para alcanzar un determinado objetivo.
En el momento de acordar un rappel se establece:
-El objetivo que se quiere conseguir. Los objetivos más habituales son:
1-Una cifra determinada de ventas para el total de productos suministrados por este
proveedor.
2-La venta de un número mínimo de unidades de un producto concreto.
3-El incremento en un determinado porcentaje de las ventas de un producto.
-Un periodo específico para conseguir el objetivo.
-Se proponen las compensaciones que el proveedor ofrecerá si se cumple el objetivo. A
menudo se prevé un escalado, con distintas compensaciones según el porcentaje de
consecución del objetivo.
Una vez transcurrido el periodo previsto se analizan los resultados para decidir si
corresponde alguna de las compensaciones pactadas o no.
Estas compensaciones se pueden instrumentar de muchas formas: una compensación
económica que se deduce del pago de alguna factura, la entrega de productos sin cargo, el
obsequio de algún elemento de decoración o de algún equipo para la farmacia, etc.
En definitiva, el rappel viene a representar un premio por el esfuerzo de potenciar las ventas
de uno o varios productos.
¡Tenlo en cuenta!
Cuando comparamos ofertas con diversos descuentos o recargos o combinaciones de los dos, un aspecto
importante que debemos tener en cuenta es el precio de partida. A veces nos presentan el PVL; otras veces se
trata del PVA, que es superior y, otras, el PVP sobre el que aplican los descuentos correspondientes. No hay que
dar por supuesto que se trata de uno o de otro sino que hay que concretarlo.
3.3.3. La financiación
Este aspecto no está directamente relacionado con el tipo de establecimiento, sino que es
general a cualquier negocio. Básicamente se trata de los distintos tipos de créditos que se
solicitan a entidades bancarias, y que no vamos a tratar en este módulo.
Lo que sí resulta interesante es saber por qué se necesita financiación. Evidentemente, en
la puesta en marcha del negocio suele ser necesario pedir dinero prestado, ya que la
inversión inicial es muy importante.
En cuanto la farmacia está en funcionamiento existen unos gastos previstos: intereses,
personal, suministros, alquiler, facturas de proveedores, etc., y podría parecer que con muy
buena planificación no debería ser necesario recurrir a una financiación externa. Pero la
realidad es que existen diversos factores que hacen necesaria esa financiación; los más
destacados son la necesidad de nuevas inversiones, los desfases temporales entre cobros
y pagos o una previsión de ventas poco ajustada a la realidad.
Nuevas inversiones
Como cualquier negocio, la oficina de farmacia debe llevar a cabo inversiones de forma
periódica para mantener o incrementar sus beneficios.
Lo habitual es que cada año se analicen las inversiones que pueden aportar mejoras de
beneficio, bien sea en recursos físicos (la instalación de unas nuevas cajoneras compactas
que faciliten el trabajo), o de otro tipo (cursos de formación para el personal).
Una vez analizadas las diferentes posibilidades de inversión, se seleccionan las más
interesantes en función de su urgencia, de los beneficios que van a aportar, de su
importancia para el negocio y de las posibilidades de financiación.
¡Tenlo en cuenta!
La ponderación de cada criterio responderá al interés que tengamos en cada uno de ellos según nuestro
planteamiento estratégico. Por ejemplo, si nuestra estrategia es disponer de la gama de productos más amplia
de la zona, daremos prioridad al hecho de que el proveedor pueda suministrar el mayor número de referencias
posible.
La capacidad de suministro
Consiste en analizar la amplitud de la gama de productos disponibles del proveedor y valorar
si se adecua a nuestras necesidades. Nos interesan especialmente los productos que se
adaptan a nuestra estrategia según el análisis de la demanda que hayamos hecho.
Además de la gama, debemos valorar si el proveedor es capaz de atender nuestros pedidos.
Una buena forma de valorarlo es a partir de los albaranes, observando cuántos productos
pedidos y no servidos constan en ellos. Si detectamos que es un problema habitual debemos
plantearnos buscar otro proveedor, ya que estaremos transmitiendo ese problema a nuestro
negocio: nuestra clientela se encontrará con que nos faltan productos, y si eso ocurre a
menudo, la perderemos.
La calidad de la gestión
La calidad de los documentos administrativos de acompañamiento y de su gestión es un
aspecto muy importante, ya que puede complicar o facilitar sensiblemente el trabajo. Se
revisa cómo se recibe la información en albaranes, facturas y recibos y cómo se efectúan
los cobros y los abonos. Se analiza la puntualidad de los plazos acordados y el grado de
concordancia de los documentos citados con nuestro sistema contable.
También es necesario valorar las posibilidades de informatizar las gestiones: se debe
estudiar si se pueden integrar estos procesos en el módulo de gestión que se utilice, si la
empresa proveedora dispone de algún programa de gestión propio, etc.
3.5. El almacenaje
La gestión del almacén es un proceso complicado, que estudiaremos con detalle en
la Unidad didáctica 5. En este momento solamente vamos a explicar de qué modo el
almacenaje influye en la gestión del aprovisionamiento, destacando dos aspectos:
el control de los productos almacenados y la capacidad del almacén.