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5.1.

La concentración
En la unidad anterior empezamos a estudiar las disoluciones, en esta aprenderemos cómo
debemos proceder para elaborarlas. Como es lógico, necesitaremos un soluto y un
disolvente para hacerlo.
Cuando elaboramos fórmulas que sean disoluciones, usaremos los solutos que corresponda
y deberemos escoger un disolvente:
En el cual el soluto sea soluble.
Que sea adecuado para el uso a que vamos a destinar la disolución. Por ejemplo, si la
vamos a usar para elaborar un producto bebible destinado a niños no deberemos usar un
disolvente alcohólico.
Una vez que sabemos qué soluto y qué disolvente usaremos, debemos determinar qué
cantidad de cada uno tenemos que mezclar. Si aplicamos una fórmula o un método analítico,
la información estará en la documentación, expresada en forma de concentración.
La concentración de una disolución es la cantidad de soluto que hay en una determinada
cantidad de disolución o de disolvente.
Existen distintas formas de expresar la concentración, como veremos a continuación. En
todos los casos, deberemos hacer los cálculos prestando mucha atención a las unidades
(las que corresponden a la expresión de la concentración, las de los instrumentos o equipos
de medición, etc.) para no cometer errores.

¡Tenlo en cuenta!
El término concentración se refiere a la cantidad de soluto presente en una disolución. Sin embargo, se usa

también para la cantidad de principio activo o excipientes contenidos en cualquier forma farmacéutica, ya sea

una disolución, una suspensión o un comprimido. Por ello el correcto manejo de concentraciones es

imprescindible en la elaboración de medicamentos y en el cálculo de dosis.

5.2. Formas de expresar la concentración


La concentración de una disolución constituye una de sus principales características, ya que
muchas propiedades de las disoluciones dependen exclusivamente de la concentración. Por
ejemplo, las propiedades medicamentosas de un jarabe van a depender totalmente de la
concentración de principio activo que contenga.
Se dice que una determinada disolución está concentrada cuando contiene mucho soluto,
mientras que estará diluida cuando la cantidad de soluto es baja respecto a la de disolvente.
La concentración de una disolución podemos cuantificarla de diferentes maneras, según la
conveniencia de cada caso. Las formas más comunes de expresar la concentración son:
el porcentaje en peso, el porcentaje en volumen, el porcentaje en peso-volumen,
la molaridad, la normalidad y la molalidad.
5.2.1. El porcentaje en peso
El porcentaje en peso (% p/p) expresa los gramos de soluto que se encuentran disueltos
en 100 g de disolución.

Su cálculo requiere conocer el peso de la disolución que será, lógicamente, la suma de los
pesos del soluto y del disolvente.

La concentración de los productos comerciales está


expresada en su etiqueta.

Otra forma de expresar la concentración mediante un porcentaje en peso son las partes por
millón.
Las partes por millón (ppm) expresa los gramos de soluto que se encuentran disueltos en
106 g de disolución.

Las ppm son una forma de expresar la concentración que se emplea mucho en farmacia,
donde muy a menudo las concentraciones de principio activo son muy pequeñas.

5.2.2. El porcentaje en volumen


El porcentaje en volumen (% v/v) expresa los mililitros de soluto contenidos en 100 ml de
disolución.

Esta expresión de concentración se utiliza cuando tanto el soluto como el disolvente son
líquidos.

¡Tenlo en cuenta!
En las disoluciones hidroalcohólicas, es decir, en disoluciones alcohol-agua, el porcentaje en volumen equivale

a los grados alcohólicos. Por ejemplo, un alcohol de 90º contiene un 90% v/v de alcohol.
5.2.3. El porcentaje en peso/volumen
El porcentaje en peso/volumen (% p/v) expresa los gramos de soluto contenidos en 100
ml de disolución.

Existen otras expresiones de concentración que relacionan el peso de soluto con el


volumen de disolución y cuyo cálculo es inmediato. Por ejemplo gramos por litro,
miligramos por mililitro, etc.

5.2.4. La molaridad
La molaridad (M) indica la cantidad de soluto en moles que puede encontrarse en 1 l de
disolución.

Los moles
El mol es la unidad de cantidad de sustancia en el Sistema Internacional y también el
símbolo de dicha unidad.

¡Tenlo en cuenta!
La molaridad se expresa con el valor que corresponda y la letra M, que se lee «molar». Por ejemplo, si vemos

escrito que una concentración es «2 M» leeremos «dos molar».


¡Tenlo en cuenta!
6,022 · 1023 es el número de Avogadro, que se define como el numero de átomos que hay en 0,012 kg de carbono-

12.

La cantidad de sustancia (n) es la cantidad de partículas (átomos, moléculas, iones, etc.)


que contiene esa sustancia.
Un mol es la cantidad de una sustancia que contiene 6,022 · 1023 partículas (átomos,
moléculas, iones, etc.) de esa sustancia.
Por ejemplo, 1 mol de Na es la cantidad de producto que contiene 6,022 · 1023 átomos de
Na. O 1 mol de HF es la cantidad de producto que contiene 6,022 · 1023 moléculas de HF.
Para saber el número de moles de una sustancia debemos tener en cuenta si es
una sustancia simple o un compuesto, ya que en un caso la partícula será el átomo y en el
otro, la molécula.
Las sustancias simples
En la tabla periódica encontramos la masa atómica de cada sustancia simple. Para hacer el
cálculo del número de moles solo debemos tener en cuenta que 1 mol equivale a la masa
atómica en gramos. Por ejemplo, viendo en la tabla periódica que la masa atómica del
carbono es 12,011 u podemos afirmar que:
1 mol de C equivale a 12,011 g de C

En 12,011 g de C hay 6,022 · 1023 átomos de C.
Por tanto, para saber el número de moles que corresponden a un determinado peso solo
hemos de dividir el peso por la masa atómica.

Los compuestos
En este caso la partícula es una molécula. Su masa, que se denomina masa molecular o
peso molecular, se calcula sumando las masas de todos los átomos que la forman. Por
ejemplo, para conocer la masa molecular del agua (H2O) debemos sumar la masa atómica
de dos átomos de hidrógeno más la masa atómica de un átomo de oxígeno:
1,0079 · 2 + 15,9999 = 18,0157 u
Para calcular los moles, en este caso tendremos en cuenta que 1 mol equivale a la masa
molecular en gramos. Siguiendo con el ejemplo:
1 mol de H2O equivale a 18,0157 g de H2O

En 18,0157 g de H2O hay 6,022 · 1023 moléculas de H2O
Para saber la cantidad moles de una sustancia que corresponden a un determinado peso,
seguiremos el mismo procedimiento que en el caso de las sustancias simples, dividiendo el
peso en gramos por la masa molecular.

El cálculo de la molaridad
En la práctica, para calcular la molaridad seguimos tres pasos:
1.Calculamos la masa atómica o molecular del soluto.
2.Calculamos la cantidad de moles de soluto.
3.Aplicamos la fórmula de la molaridad.
También en este caso debemos prestar atención a las unidades y hacer las conversiones
necesarias.
5.2.5. La normalidad
La normalidad (N) expresa el número de equivalentes-gramo de soluto existentes en un
litro de disolución.

Esta forma de expresar la concentración se utiliza sobre todo en disoluciones de iones y en


las reacciones de neutralización de ácidos y bases.

¡Tenlo en cuenta!
La normalidad se expresa con el valor que corresponda y la letra N, que se lee «normal». Por ejemplo, si vemos

escrito que una concentración es «2 N» leeremos «dos normal».

Los equivalentes-gramo
El número de equivalentes-gramo (Eq-g) de un compuesto se obtiene dividiendo el número
de moles de dicho compuesto por su valencia.
La valencia es el número de electrones que un elemento pone en juego cuando forma un
compuesto determinado o durante una determinada reacción química.
Por ejemplo, en el agua la valencia del oxígeno es 2 (comparte 2 electrones) y la del
hidrógeno, 1 (comparte un electrón) por lo que se formarán 2 enlaces combinándose un
átomo de oxígeno con dos de hidrógeno para formar agua (H2O).

¡Tenlo en cuenta!
Si la valencia del soluto es 1, la normalidad coincide con la molaridad.
¡Tenlo en cuenta!
Muchos elementos pueden actuar con más de una valencia. En la tabla periódica se incluyen las valencias con

que puede actuar cada elemento químico.

El cálculo de los equivalentes-gramo


Para calcular los equivalentes-gramo debemos aplicar la definición anterior:
La tabla siguiente recoge ejemplos de cálculos de equivalente-gramo:

Compuesto Cantidad en la Valencia Peso Moles N.º de


disolución molecular equivalentes-
gramo

AgOH 50 g 1 Ag+1 y OH-1 124,8769 50 / 0,4 / 1 = 0,4


u 124,8769=
= 0,4 mol

Mg(OH)2 50 g 2 Mg+2 y 2 41,3119 u 50 / 41,3119 1,21 / 2 = 0,6


OH-1 =
= 1,21 mol

HCl 50 g 1 H+1 y Cl-1 36,4609 u 50 / 36,4609 1,3713 / 1 = 1,3713


=
= 1,3713 mol

H2S 50 g 2 2 H+1 y S-2 34,0758 u 50 / 34,0758 1,4673 / 2 = 0,7336


=
= 1,4673 mol

H2CO3 50 g 2 2 H+1 y CO3- 62,166 u 50 / 62,166 = 0,8042 / 2 = 0,4021


2
= 0,8042 mol

El cálculo de la normalidad
Para calcular la normalidad podemos seguir cuatro pasos:
1.Calculamos la masa atómica o molecular del soluto.
2.Calculamos la cantidad de moles de soluto.
3.A partir del número de moles calculamos los equivalentes-gramo de soluto.
4.Aplicamos la fórmula de la normalidad.

5.2.6. La molalidad
La molalidad (m) es el número de moles de soluto que hay en un kilogramo de disolvente.

Observa que esta expresión de concentración es la única de las que hemos visto que utiliza
la cantidad de disolvente en lugar de la cantidad de disolución.

¡Tenlo en cuenta!
La molalidad se expresa con el valor que corresponda y la letra m, que se lee «molal». Por ejemplo, si vemos

escrito que una concentración es «2 m» leeremos «dos molal».


La molalidad se calcula a partir del peso del
disolvente.

5.3. Preparación de disoluciones


El uso de disoluciones es habitual en cualquier laboratorio, ya sea farmacéutico, químico o
biológico. Por ello es importante aprender a preparar disoluciones correctamente.

El cálculo de las cantidades necesarias de cada


producto y su correcta medición son pasos
esenciales en la elaboración de disoluciones.

En la preparación de disoluciones seguiremos varias etapas: cálculo de las


cantidades, preparación de los materiales y compuestos necesarios, mezcla de soluto y
disolvente, ajuste de volumen final, acondicionamiento, etiquetado y conservación.
(Práctica 05/01)

5.3.1. El cálculo de las cantidades


Lo primero que debemos hacer para preparar una disolución es saber qué cantidad de soluto
y disolvente necesitamos. Teniendo en cuenta el volumen de disolución que queremos
obtener y la concentración que debe tener, podemos calcular la cantidad necesaria de cada
componente, tal como muestran los ejemplos siguientes.

La pureza
Si necesitamos que la concentración resultante sea muy exacta, deberemos tener en cuenta
la pureza del producto comercial que consta en la etiqueta de este, ya que nos indica la
cantidad real del soluto que habrá en 100 g de producto. Por ejemplo, un producto comercial
de NaCl con pureza del 95% tiene 95 g de NaCl en cada 100 g de producto; el resto son
impurezas.
5.3.2. Preparación de los materiales, equipos y
compuestos necesarios

Antes de comenzar cualquier procedimiento debemos preparar los materiales y productos


necesarios:
-Preparación de materiales y equipos. Necesitaremos:
1-Para las mediciones: balanza, cristal de reloj o papel de filtro, vaso de precipitados,
instrumentos volumétricos, espátula, pipeta pasteur, etc.
2-Para hacer la mezcla: un vaso de precipitados y una varilla agitadora.
3-Para ajustar el volumen final: un matraz aforado, un embudo y una pipeta pasteur.
Además, en algunos casos, se precisará el uso de equipos agitadores.
-Preparación del soluto. Antes de elaborar la disolución debemos medir con precisión la
cantidad de soluto que necesitaremos.
1-Si es sólido, lo pulverizamos bien en el mortero hasta obtener un polvo fino y a
continuación, pesamos la cantidad que necesitamos en la balanza analítica o de
precisión.
2-Si es líquido, lo tomamos directamente utilizando un material volumétrico que tenga
la precisión adecuada, como pipetas aforadas o graduadas. No debemos usar
probetas, matraces erlenmeyer ni vasos de precipitados porque, aunque están
graduados, su graduación es solo aproximada.
Una vez preparado el soluto, sea sólido o líquido, lo transferimos a un vaso de
precipitados, en el que haremos la mezcla.
-Preparación del disolvente. Como ocurre con el soluto, debemos preparar el disolvente
que utilizaremos.
El disolvente debe ser de la mayor pureza posible. Cuando se trata de agua es
recomendable que sea destilada y/o desionizada. Si el disolvente es una mezcla de
productos, por ejemplo etanol-agua, debemos preparar esta mezcla antes de hacer la
disolución.
No es necesario medir exactamente la cantidad del disolvente, ya que ajustaremos con él
el volumen final.

5.3.3. Mezcla de soluto y disolvente


El proceso de disolución puede desprender calor, por lo que el recipiente en que haremos
la mezcla soluto-disolvente puede sufrir un aumento de temperatura que en algunos casos
puede ser muy grande. Por esta razón no podemos hacer este proceso en un instrumento
volumétrico de precisión, ya que el calentamiento alteraría su calibrado de volumen.
Utilizaremos siempre un vaso de precipitados o un instrumento similar. La agitación con una
varilla nos ayudará a hacer la mezcla.
El procedimiento general para mezclar soluto y disolvente es sencillo. Colocamos el soluto
en un vaso de precipitados, añadimos una pequeña cantidad del disolvente y mezclamos
con la varilla. Luego vamos incorporando más disolvente con cuidado. En esta etapa
utilizaremos la menor cantidad de disolvente posible (en todo caso menor al volumen de
disolución que vamos a preparar) y reservaremos disolvente para ajustar el volumen al final
del proceso.
En caso necesario, filtramos la disolución con el filtro adecuado. Para hacerlo, colocamos el
filtro en un embudo y hacemos pasar la disolución a través de él.
Normalmente, la mezcla del soluto y el disolvente se lleva a cabo con una varilla a
temperatura ambiente; sin embargo si la mezcla es demasiado lenta o simplemente
queremos acelerar el proceso, recurriremos a equipos agitadores y/o aplicación de calor.

Equipos agitadores
Existen diferentes equipos agitadores, aunque los más utilizados en la preparación de
disoluciones son los agitadores magnéticos. Estos equipos constan de una placa sobre la
cual se pone el vaso de precipitados con el soluto y el disolvente. El interior del equipo
consiste simplemente en un imán alargado, al que se puede imprimir un giro muy rápido.

Agitador magnético. Podemos ver el imán en el interior del


vaso y el giro que provoca en el líquido la atracción de este
imán por parte del que hay dentro del equipo.
Para usar estos equipos se sumerge un pequeño imán recubierto de un plástico fino en la
disolución. Al poner en marcha el agitador, el imán comenzará a girar rápidamente,
arrastrado por el imán que tiene el equipo en su interior. Ese movimiento de giro agitará la
mezcla, facilitando la disolución del soluto en el disolvente.
Los agitadores permiten regular la potencia de agitación, que deberemos ajustar según las
instrucciones y el tipo de mezcla que vayamos a realizar. En todos los casos debemos
verificar que el recipiente en que introduzcamos el líquido no esté complemente lleno, ya
que al agitar se elevará la columna de líquido.

El aumento de temperatura
Como ya estudiamos en la unidad anterior, un aumento de la temperatura implica un
aumento de la solubilidad y de la velocidad de disolución. Por tanto, si elevamos la
temperatura podremos elaborar la disolución con mayor facilidad. Para ello suelen usarse
baños de agua o placas calefactoras. Los baños de agua son más aconsejables porque el
calor es más uniforme que en las placas y es más fácil controlar la temperatura.

¡Tenlo en cuenta!
Muchos de los equipos agitadores magnéticos están dotados de sistemas de calentamiento, de forma que la

agitación y el aumento de temperatura se combinan para facilitar la disolución.


¡Tenlo en cuenta!
No podrá aplicarse calor para preparar disoluciones en el caso de que alguno de los componentes sean

termolábiles, es decir, sensibles al calor.


5.3.4. Ajuste de volumen final
Una vez que el soluto está bien disuelto, transferimos la disolución, con ayuda de un
embudo, del vaso de precipitados a un matraz aforado cuyo volumen sea el volumen total
de disolución que debemos elaborar. Antes de hacerlo debemos asegurarnos de que la
disolución está a temperatura ambiente.
Seguidamente vamos añadiendo disolvente hasta enrasar; los últimos mililitros los
añadiremos gota a gota con un cuentagotas o una pipeta pasteur. El matraz aforado nos
permitirá enrasar hasta el volumen final de disolución con precisión.
Por último, homogeneizamos la disolución, tomando el matraz por el cuello y haciendo
movimientos circulares con la muñeca para que la última aportación de disolvente se reparta
bien.

5.3.5. Acondicionamiento, etiquetado y


conservación
Las disoluciones que hemos preparado deben acondicionarse de forma adecuada en
envases de plástico o cristal con cierre hermético. Para las disoluciones que contengan
algún componente sensible a la luz, usaremos recipientes de color topacio. Las que
requieran conservación en frío, las guardaremos en la nevera.
Todas las disoluciones deben estar debidamente etiquetadas indicando al menos, la
cantidad total de disolución, la composición cualitativa y cuantitativa, la fecha de elaboración
y las condiciones de conservación.

¡Tenlo en cuenta!
Además de estos pasos básicos, algunas disoluciones necesitan unos pasos adicionales para su preparación,

como puede ser ajustar su pH o esterilizarlas. Para regular el pH, muchas disoluciones van a incluir en su

composición buffers o disoluciones amortiguadoras, que estudiaremos al final de la unidad; para esterilizarlas,

podemos utilizar dos métodos que hemos estudiado en detalle en la UNIDAD DIDÁCTICA 3: el autoclave y la

esterilización por filtración.


5.4. Las diluciones
Un procedimiento muy habitual en los laboratorios es la dilución, que se aplica a
disoluciones.

5.4.1. ¿Qué es un dilución?


Realizar una dilución es tomar un volumen conocido de una disolución y añadirle
disolvente, consiguiendo un volumen mayor y una concentración menor.
Una dilución se lleva a cabo con el objetivo de disminuir la concentración de una disolución.
Como la cantidad de soluto permanece constante, a medida que añadimos disolvente
obtenemos una disolución cada vez menos concentrada. (PRÁCTICA 05/02)
En términos numéricos, la relación entre el volumen y la concentración de la disolución inicial
y los que obtenemos después de incorporarle más disolvente es la siguiente:

Los datos de la disolución inicial los conocemos, y el volumen final que damos a la
dilución, también. Por tanto, el cálculo de la concentración resultante es sencillo:

Debemos tener en cuenta que ambos volúmenes de deben medir en las mismas unidades,
y que la concentración que obtendremos tendrá las mismas unidades que la inicial.
Otro dato que podemos obtener a partir de esta fórmula es la relación que hay entre las
veces que aumenta el volumen y las que se reduce la concentración al hacer una dilución.
Veamos cuál es la concentración final cuando aumentamos x veces el volumen (es decir,
para un volumen final igual a x veces el volumen inicial):

Así, vemos que cuando el volumen aumenta x veces, la concentración disminuye x veces.
5.4.2. ¿Cómo se expresan las diluciones?
Como ocurre con cualquier actividad que realicemos en el laboratorio, debemos poder
expresar de forma inequívoca qué es exactamente lo que hemos hecho. En el caso de las
diluciones, lo que se tiene en cuenta es el valor en que aumenta el volumen. Por ejemplo, si
hemos aumentado el volumen 10 veces expresaremos esa dilución como 1:10; si lo
hubiéramos aumentado 100 veces, sería 1:100, y así sucesivamente.
Esta forma de expresión nos informa de las veces que ha aumentado el volumen y, en
consecuencia, de las que se ha reducido la concentración.

5.5. Las disoluciones electrolíticas


En muchas ocasiones, al disolver un soluto en un disolvente el soluto se disocia en sus
iones. Por ejemplo, si disolvemos cloruro de sodio (NaCl) en agua, sus moléculas se
disociarán en los iones Na+ y Cl−.
Las disoluciones en las que el soluto se disocia en iones se llaman disoluciones
electrolíticas.
Las disoluciones electrolíticas se forman cuando el soluto es un compuesto iónico o polar y
el disolvente es polar (como el agua). Las moléculas de soluto se disocian y los iones
resultantes son atraídos por la molécula de disolvente, proporcionando disoluciones muy
estables y que, debido a la presencia de cargas eléctricas, conducen la electricidad. En el
ejemplo de la disolución de NaCl en agua, el soluto se separa en iones Na+ y iones Cl−. Los
iones positivos son atraídos por el polo negativo de la molécula de agua, y los negativos,
por el polo positivo.

¡Tenlo en cuenta!
Las disoluciones electrolíticas son las más habituales, ya que la mayoría de los compuestos químicos son iónicos

y el disolvente más habitual es el agua, una molécula bipolar. Sin embargo, hay muchos solutos que no se disocian

en disolución sino que mantienen su estructura. Por ejemplo, una disolución de agua y glucosa es una disolución

no electrolítica. Estas disoluciones no conducen la electricidad.

En las disoluciones electrolíticas, la disociación de un compuesto iónico no significa que


haya un cambio a nivel químico, sino solamente en los enlaces; así, si retiramos el agua de
una disolución electrolítica podremos recuperar el soluto. Sin embargo, la disociación del
soluto sí que hace que algunas propiedades de la disolución cambien respecto de las que
tenía el disolvente solo, como por ejemplo la conductividad o el pH.
5.5.1. La conductividad
La conductividad eléctrica (ơ) es la medida de la capacidad para dejar pasar la corriente
eléctrica.
Las disoluciones electrolíticas se caracterizan porque pueden conducir corriente eléctrica.
La presencia de iones les da la capacidad de transportar la energía eléctrica si se someten
a un campo eléctrico. Cuantos más iones haya en una disolución, más fácilmente conducirá
esta la electricidad. Esto permite que se pueda usar la conductividad para determinar cuánto
soluto hay en una disolución (concentración): a más soluto más iones y más elevada será la
conductividad. (PRÁCTICA 05/03)

¡Tenlo en cuenta!
La magnitud opuesta a la conductividad es la resistividad, que mide la resistencia de un material a dejar pasar

la corriente eléctrica.

Por ejemplo, el agua pura no es conductora de la electricidad, mientras que una disolución
de cloruro de potasio en agua sí lo es, y su conductividad es mayor al aumentar la
concentración de soluto. De hecho, la conductividad es una forma común de medir la pureza
del agua.
La conductividad se puede medir directamente con un voltímetro, que nos dará la lectura en
pantalla. La unidad de conductividad eléctrica en el sistema internacional es el siemens por
metro (S/m), aunque los organismos de normalización europeos recomiendan utilizar un
submúltiplo, el milisiemens por metro (mS/m).

¡Tenlo en cuenta!
Decimos que el agua pura no conduce la electricidad, pero, en realidad, tiene una conductividad muy pequeña

que puede medirse con aparatos muy sensibles. Esto significa que, si bien en pequeñísima proporción, el

agua debe de estar disociada y que en agua pura debe de haber iones, aunque en concentraciones

extremadamente pequeñas. Este proceso se llama, a veces, autoionización o autoprotólisis del agua.

5.5.2. El pH
Una propiedad importante de las sustancias es su acidez o basicidad, es decir el pH que
producen cuando están en disolución.
El pH es una medida de la acidez o basicidad de una disolución. En concreto, es una forma
sencilla de indicar la concentración de iones hidrógeno o hidrones (H+) en una disolución.
La concentración de hidrones en las disoluciones suele dar cifras tan bajas que resultan muy
difíciles de manejar. Para resolverlo se utiliza el pH, que es el logaritmo negativo de la
concentración de hidrones (pH = −log [H+]).
Así, si decimos que una disolución tiene un pH x, significa que tiene una concentración de
hidrones de 10-x M, es decir, que en cada litro de esa disolución hay 10-x moles de hidrones.
¡Tenlo en cuenta!
El pH es una característica de las sustancias que se utiliza como parámetro de identificación. A partir de un pH

no podemos decir a qué sustancia corresponde; pero conociendo la sustancia que estamos analizando, sí

podemos obtener información a partir de su pH, por ejemplo, sobre su pureza (si tiene impurezas el pH será

distinto del que correspondería a la sustancia pura).

Sustancias ácidas, básicas y neutras


Las disoluciones acuosas tienen un pH comprendido entre 0 y 14 y el agua tiene un pH
neutro, igual a 7.
Las sustancias, según el pH que producen en disolución acuosa, pueden clasificarse en tres
tipos: ácidos, bases y sustancias neutras.

pH Concentración
de hidrones

pH > 7 Básico −

pH = 7 Neutro +

pH < 7 Ácido

Los ácidos
Los ácidos son compuestos químicos que disueltos en agua dan una disolución con un pH
menor a 7, debido a que al formar la disolución se disocian y liberan hidrones (H+).
Por ejemplo, el compuesto HNO3 en disolución acuosa se disocia en sus iones: H+ y NO3−.
Como libera hidrones, es un ácido.

¡Tenlo en cuenta!
Maneja con cuidado los ácidos y las bases. Los ácidos y bases fuertes son sustancias corrosivas y pueden producir

quemaduras muy graves. Es peligroso incluso comprobar el tacto jabonoso de algunas bases.

Dependiendo del grado de disociación distinguimos entre ácidos fuertes que son los que
en disolución acuosa se encuentran totalmente disociados en sus iones correspondientes
y ácidos débiles, que son los que se disocian solo parcialmente cuando están en disolución
acuosa.

¡Tenlo en cuenta!
Los ácidos débiles tienen pH más elevados que los ácidos fuertes. Cuanto más bajo es el pH, mayor es la acidez.
Las bases
Las bases son compuestos químicos que disueltos en agua dan una disolución con un pH
mayor a 7, debido a que al formar la disolución se disocian y liberan iones hidróxido (OH−),
o lo que es lo mismo, reducen la concentración de hidrones.
Por ejemplo, el compuesto NaOH en disolución acuosa se disocia en sus iones: Na+ y OH−.
Los iones hidróxido liberados se combinarán con los iones hidrógeno presentes para formar
agua:
H+ + OH− ⟶ H2O
Por tanto, la liberación de iones hidróxido hará reducir la concentración de iones hidrógeno
porque hará que formen agua; en consecuencia, aumentará el pH.
Dependiendo del grado de disociación distinguimos entre bases fuertes, que en disolución
acuosa se encuentran totalmente disociadas en sus iones correspondientes y bases
débiles, que se disocian solo parcialmente cuando están en disolución acuosa.

¡Tenlo en cuenta!
Las bases débiles tienen pH más bajos que las bases fuertes. Cuanto más alto es el pH, mayor es la basicidad.

Ácidos Bases

Nombre Usos Nombre Usos

Ácido sulfúrico Baterías de coche, usos en la Amoniaco (NH3) Abonos, productos de


(H2SO4) industria petroquímica limpieza

Ácido acético Vinagre Bicarbonato sódico Antiácido, medicamentos


(HC2H3O2) (NaHCO3) efervescentes

Ácido clorhídrico Limpiar, tratar y galvanizar Hidróxido de sodio Industria papelera y textil
(HCl) metales, curtir cueros (sosa) (NaOH)

Ácido Aspirina Hidróxido de Antiácido o laxante


Acetilsalicílico magnesio (Mg (OH)2)

Ácido cítrico Zumo de cítricos Hipoclorito de sodio Limpiador, aguas potables


(lejía) (NaClO)

Las sustancias neutras


Las sustancias neutras son aquellas cuyo pH es cercano a 7. La neutralidad puede deberse
a que:
-Liberan la misma cantidad de hidrones que de iones hidróxido. La sustancia neutra por
excelencia es el agua, en la cual la concentración de ambos iones es la misma (10-7 M),
ya que cada molécula de agua se disocia en un ión de cada tipo.
-No liberan hidrones ni iones hidróxido al disolverse en agua y, por tanto, no alteran el pH
neutro del agua. Un ejemplo es la sal común (NaCl), que se disocia en Na+ y Cl–.
La medición del pH
Se puede hacer de diversas formas; lo más común es usar papeles indicadores o un aparato
específico llamado pHmetro. (PRÁCTICA 04/05)

El papel pH o papel indicador universal


Los indicadores de pH son sustancias químicas que tienen diferente color según el pH. Por
ejemplo, el naranja de metilo es rojo a pH por debajo de 3,1 y cambia a amarillo por encima
de 4,4. Otro indicador muy usado es la fenolftaleína que es incolora por debajo de un pH 8
y rosada-violácea por encima de un pH 8,3 aproximadamente.

Medición aproximada del pH con un papel


indicador.

El papel pH o papel indicador universal son tiras de papel coloreadas, que están
impregnadas de una mezcla de indicadores de pH y que cambian de color según el pH de
la disolución.
Medir el pH con papel indicador es muy simple: se toma una porción de papel y se impregna
con una gota de disolución de pH desconocido. El papel cambia de color a los pocos
segundos, según el pH de la disolución. Habitualmente, el papel indicador va acompañado
de una escala de colores en la que figura el valor de pH con el que se corresponde cada
color. Con este método solo se obtiene una medida aproximada del pH.

Los pHmetros
Los pHmetros son aparatos que sirven para medir el pH con gran exactitud. Estos equipos
son voltímetros que cuentan con un electrodo que se sumerge en el líquido cuyo pH
queremos conocer y una pantalla en la cual podemos leer directamente el resultado.
Antes de utilizar el pHmetro hay que comprobar que está calibrado. La calibración del
pHmetro en los laboratorios suele hacerse diariamente, usando disoluciones patrón de pH
conocido, y siguiendo las instrucciones del fabricante.

PHmetro. A la derecha, una base


con el electrodo; a la izquierda, el
equipo con los botones y la
pantalla.
Las disoluciones tampón
Las disoluciones tampón son aquellas disoluciones que mantienen constante el pH
cuando se les adicionan pequeñas cantidades de ácidos o bases.
También se las conoce como disoluciones amortiguadores, amortiguadores o con el nombre
en inglés, buffers.
Las disoluciones tampón más sencillas son disoluciones de:
-Un ácido débil y una sal del mismo ácido con una base fuerte, por ejemplo, ácido acético
(CH3COOH) y acetato sódico (CH3COONa).
-Una base débil y la sal de esta base con un ácido fuerte, por ejemplo, amoniaco (NH3) y
cloruro amónico (NH4Cl).
La adición de pequeñas cantidades de ácido o base a una solución amortiguadora
o buffer produce solo un cambio pequeño de pH, porque el amortiguador reacciona con el
ácido o base agregado. (PRÁCTICA 05/05)

¡Tenlo en cuenta!
A la hora de preparar una disolución tampón hay que tener en cuenta que la capacidad reguladora de la

disolución tampón es máxima cuando las concentraciones del ácido y de la sal son iguales. Por ejemplo, una

disolución de NH3 1M y NH4Cl 1M.

¿Cuál es la utilidad de las disoluciones tampón?


Muchas de las reacciones químicas que se producen en solución acuosa necesitan que el
pH se mantenga estable dentro de unos límites porque en caso contrario se producirían
reacciones no deseadas, o el producto resultante no tendría las propiedades esperadas.
Las soluciones tampón se utilizan en esto casos, para mantener el nivel de acidez o
basicidad dentro de un intervalo reducido y determinado de pH. Por ejemplo, hay
disoluciones tampón que mantienen el pH en valores cercanos a 3, otras lo mantendrán a
niveles de 4, otras a 8, etc. Será necesario, por tanto, seleccionar una solución tampón que
mantenga el pH dentro de los límites que nos interesen en cada caso.
Todo esto hace que las disoluciones tampón sean necesarias en múltiples aplicaciones en
cualquier tipo de laboratorio, ya que en todos se trabaja con soluciones acuosas, y también
en la industria, principalmente en la agrícola, alimentaria y farmacéutica.
Las disoluciones tampón tienen también gran importancia en la química de la vida. Así, en
nuestro organismo, los líquidos fisiológicos son disoluciones que contienen tampones para
mantener un determinado pH en el cual la actividad biológica de las proteínas, hormonas,
enzimas, bombas de iones, etc. sea óptima.
En los humanos, podemos decir que cada líquido fisiológico tiene un nivel característico
normal de pH que se mantiene gracias a las disoluciones tampón de nuestro organismo:
-Sangre arterial: pH = 7,4.
-Líquido intracelular: pH = 6-7,4.
-Sangre venosa: pH = 7,35.
-Orina: pH = 4,5-8.
-Líquido intersticial: pH = 7,35.
-Ácidos gástricos: pH = 0,8.

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