Está en la página 1de 23

2.1.

La educación para la salud


La educación para la salud comprende todas las acciones que tienen como objetivo
incrementar el grado de salud.
Esta definición se debe entender desde la perspectiva de la salud como la globalidad
dinámica de bienestar físico, psíquico y social. Por tanto, las actuaciones en el ámbito de
la educación para la salud abarcan los tres componentes de la salud.
Las estrategias que se aplican para conseguir este incremento del grado de salud se
pueden clasificar en:
-Prevención, para evitar la aparición de una enfermedad o sus complicaciones.
-Protección, para controlar factores externos que pueden suponer un riesgo para la
salud: calidad del aire o del agua, condiciones laborales, etc.
-Promoción, para fomentar la adopción de formas de vida saludables.
En esta unidad explicaremos estos tres tipos de estrategias.

2.1.1. La prevención
La prevención consiste en todas aquellas actividades orientadas a evitar la aparición de
una determinada enfermedad o a mitigar al máximo sus efectos.
La prevención se desarrolla en tres niveles: prevención primaria, secundaria y terciaria.

 Prevención primaria
Una prevención primaria es toda acción que tenga como objetivo evitar que la
enfermedad comience.
De forma más detallada, los objetivos de la prevención primaria son:
-Erradicar actitudes, tendencias y hábitos malsanos.
-Promover hábitos y prácticas saludables, tanto en relación con uno mismo como con las
personas del entorno, la comunidad en general y el medio ambiente.
De forma general, en este nivel encontramos acciones muy diversas, como la cloración del
agua para eliminar microorganismos, la mezcla de flúor al agua de bebida para evitar la
aparición de caries, las vacunas para evitar enfermedades, la desinsectación para
combatir a los mosquitos y romper la cadena de transmisión del paludismo, etc.
Como podemos ver en los ejemplos, son acciones preventivas que tienen por objetivo
alguna enfermedad o trastorno concreto. Para poder aplicar medidas adecuadas es
necesario conocer la epidemiología de esa enfermedad o trastorno cuya aparición se
desea prevenir.
La epidemiología
La epidemiología es el estudio de la distribución y de los determinantes de enfermedades
en poblaciones humanas.
Saber en qué zonas hay más riesgo de contraer una enfermedad, qué agente la causa, si
se contagia o no y mediante qué vías, qué factores favorecen su aparición, si hay algún
grupo de población especialmente sensible, etc. es imprescindible para planificar acciones
de prevención primaria.
Toda esta información necesaria la recopilan y estudian las autoridades sanitarias, que
elaboran a partir de ella sus planes de prevención.
Un ámbito en que la epidemiología desempeña un papel muy importante es la prevención
de enfermedades transmisibles.
Las enfermedades transmisibles son aquellas causadas por agentes infecciosos o por
sus productos tóxicos que se pueden pasar de unas personas a otras.
La transmisión de la enfermedad puede ser:
-Directa, por contacto con secreciones, aire espirado, mucosas, etc. de la persona
infectada.
-Indirecta, cuando el agente infeccioso procedente de una persona infectada se deposita
en un soporte inanimado –agua, objeto, etc.– o en un animal y posteriormente pasa a
otras personas.

¡Tenlo en cuenta!
En la transmisión indirecta a través de animales, estos suelen ser roedores o insectos y se los denomina, de forma

general, vectores. Los vectores no sufren la enfermedad pero pueden transmitirla.

Es evidente que solo conociendo la forma en que una enfermedad se transmite se podrá
diseñar un programa de prevención adecuado y se podrán comunicar a la población las
medidas preventivas eficaces que puede adoptar. Por ejemplo, si se sabe que los
mosquitos actúan como vectores, la desinsectación será una buena medida preventiva, así
como recomendar a la población que se aplique repelente de insectos y que utilice
mosquiteras.
La información a la población sobre las vías de contagio y las medidas preventivas que
puede adoptar le permite tomar las precauciones
necesarias o evitar situaciones de riesgo.

Las aglomeraciones favorecen la transmisión de


enfermedades.

Las vacunaciones
Entre las medidas preventivas más visibles se cuentan las vacunaciones. Existen
programas de vacunación infantil, y además, hay vacunas recomendadas para personas
que desarrollan ciertos trabajos o que van a viajar a determinados países.

¡Tenlo en cuenta!
Según UNICEF, aproximadamente el 29% de las muertes de niños menores de cinco años en el mundo se pueden

evitar con la vacunación. Para esta organización, una vacuna que previene de una enfermedad es un derecho básico de

un niño, tan indispensable como la comida o el refugio.


Las campañas de vacunación infantil han permitido reducir la incidencia de muchas
enfermedades o, en algunos casos erradicarlas del territorio en que tiene lugar la
vacunación. Entre las vacunas infantiles se distinguen las sistemáticas,
las recomendadas y las destinadas a grupos de riesgo.
-Vacunas sistemáticas. Son las que las autoridades sanitarias determinan que se deben
aplicar a todos los niños y niñas. El Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de
Salud acordó en marzo de 2013 que en todas las comunidades autónomas se aplicaría
el siguiente calendario de vacunación infantil:

(a)
 En hijos de madres portadoras la pauta es 0-1-6 meses.
 Solo en personas que refieran no haber pasado la enfermedad ni haber sido vacunadas
(b)

con anterioridad. Pauta con 2 dosis.


 Solo a niñas. Pauta con 3 dosis.
(c)

Todas las comunidades autónomas deben aplicar este calendario mínimo, pero pueden
complementarlo añadiendo otras vacunas, si lo creen oportuno.
-Vacunas recomendadas. Son vacunas que no están incluidas en el calendario oficial
de vacunación, pero cuya administración está recomendada. Tienen esta calificación,
por ejemplo, las vacunas frente al rotavirus en lactantes y contra la varicela en niños y
niñas de corta edad.
-Vacunas para grupos de riesgo. Son vacunas recomendadas para niños o niñas que
sufren determinadas enfermedades o que se encuentran en alguna situación de riesgo
especial. En este grupo se pueden incluir vacunas como la de la gripe o la de la
hepatitis A.

¡Tenlo en cuenta!
La campaña de vacunación de la gripe es otra acción de prevención primaria muy conocida, ya que se hacen

campañas publicitarias cada año en los medios de comunicación. Las autoridades sanitarias recomiendan la

vacunación anual a las personas que tienen un riesgo de sufrir complicaciones en caso de padecer la gripe y a las

personas que están en contacto con estos grupos de alto riesgo, ya que pueden transmitírsela. Las personas incluidas

en los grupos a los que se recomienda la vacunación reciben la vacuna de forma gratuita en los centros públicos de

salud.
Prevención secundaria
La prevención secundaria es la que va encaminada a detectar la enfermedad en estadios
precoces en los que el establecimiento de medidas adecuadas puede impedir su
progresión.
En este caso el objetivo es detectar la enfermedad en sus primeras fases y aplicar las
medidas necesarias para evitar que se desarrolle o para mitigar su gravedad. Por tanto, la
prevención de este tipo está estrechamente ligada a la detección precoz de las
enfermedades.
La detección precoz consiste en aplicar métodos diagnósticos cuando aún no se han
detectado signos o síntomas de la enfermedad.
Entre los métodos de detección precoz podemos distinguir:
-La detección precoz masiva o poblacional (mass screening), cuando la prueba se
aplica a una población o a un grupo de población sin que haya ninguna selección
previa. Por ejemplo: mamografías bianuales a todas las mujeres de entre cincuenta y
sesenta y cuatro años.
-La detección precoz oportunista (case finding), a través de una búsqueda activa por
parte del personal sanitario. Se aplica a las personas que acuden al profesional por
cualquier otro motivo. Por ejemplo: tomar la tensión a un paciente cuando el profesional
sanitario detecta que podría padecer hipertensión, aunque la causa de la consulta sea
otra.

¡Tenlo en cuenta!
Las estrategias de detección precoz las puede aplicar cualquier profesional sanitario, pero es conveniente que estén

protocolizadas para conseguir los mejores resultados de forma global.

La educación sanitaria como parte de la prevención secundaria tiene los siguientes


objetivos:
-Informar sobre primeros síntomas de enfermedades de alto riesgo.
-Orientar sobre los lugares a los que se puede ir en busca de diagnóstico y tratamiento
precoces.
-Estimular a las personas para que se sometan a exámenes de salud sistemáticos.

Campaña de promoción de la salud que forma


parte de la prevención secundaria: informa sobre
los valores normales de tensión arterial y anima
a medirla, como prevención de enfermedades
cardiacas.
Prevención terciaria
La prevención terciaria comprende aquellas medidas dirigidas al tratamiento y a la
rehabilitación de una enfermedad para ralentizar su progresión, reducir el riesgo de
complicaciones y evitar las secuelas.
Los objetivos de esta prevención se centran en diagnosticar la enfermedad de forma
rápida y fiable y, conociendo las complicaciones, agravamientos o secuelas que puede
producir, establecer las medidas preventivas necesarias para evitarlos. Lógicamente, al
tiempo que se trata la enfermedad.

Campaña de promoción de la salud que forma parte de la prevención


terciaria: informa a las personas que tienen diabetes sobre las conductas
que deben observar y las que deben evitar.

Un ejemplo de esta prevención terciaria serían las revisiones oftalmológicas anuales a las
personas que tienen diabetes para controlar el riesgo de retinopatías, una complicación
que puede producir la diabetes. Otro ejemplo pueden ser las sesiones de fisioterapia tras
una intervención quirúrgica en una articulación, para prevenir una pérdida de movilidad o
minimizarla tanto como sea posible.
La educación sanitaria en este tipo de prevención tiene como objetivo:
-Informar sobre factores conductuales condicionantes de enfermedades específicas:
cardiopatías, diabetes, cirrosis.
-Enseñar recursos de autocuidado.
-Informar sobre el uso adecuado de los medicamentos.

2.1.2. La protección
Llamamos protección de la salud a aquellas actuaciones que tienen como objetivo el
control de los riesgos para la salud.
Estas acciones no dependen del personal sanitario sino que se llevan a cabo desde
distintos ámbitos, aunque el más destacado es el de las administraciones públicas.
Muchas de las acciones de protección se formalizan legislativamente, como por ejemplo
las referentes a:
-Higiene alimentaria: normas higiénico-sanitarias en la obtención y preparación de
alimentos, controles de calidad de los alimentos, normas de etiquetado, inspecciones,
etc.
-Calidad del aire: niveles máximos de emisión de contaminantes por parte de empresas
y vehículos, tratamiento de los humos y vapores que deben realizar ciertas empresas
antes de liberarlos a la atmósfera, control de la calidad de aire de las ciudades, etc.
-Calidad del agua: cloración obligatoria, controles de calidad de las aguas de la red
pública, de ríos, de embalses, del mar, etc.
-Seguridad e higiene laboral: iluminación y ventilación correctas en los lugares de
trabajo, mobiliario adecuado a la actividad, uso obligado de cascos, guantes u otros
equipos de protección personal, etc.
Pero además de estos, hay muchos otros ámbitos en los que se incluyen aspectos
referentes a la protección, desde los requisitos de seguridad que deben cumplir las
instalaciones eléctricas de los domicilios, hasta barandillas u otros elementos de
protección instalados en espacios públicos, pasando por los protectores y faldones en los
quitamiedos de las carreteras o por sistemas que evitan que determinados
electrodomésticos se calienten más allá de la temperatura establecida.
Más allá de las normativas, cada persona puede aplicar medidas de protección en su
entorno.

Las inspecciones y los controles de calidad de los


alimentos forman parte de las medidas de protección
de la salud.

2.1.3. La promoción
La promoción de la salud engloba todas aquellas actuaciones que tienen como objetivo
conseguir que la población adopte, de forma voluntaria, estilos de vida saludables.
A diferencia de la prevención, que tiene como objetivo evitar la enfermedad, la promoción
trata de mejorar y aumentar los niveles de salud positiva.
La promoción de la salud es la estrategia de educación para la salud que llega a más
población y tiene una gran importancia en las oficinas de farmacia. En el próximo apartado
la explicaremos con más detalle.

2.2. La promoción de la salud


La promoción de la salud engloba todas aquellas actuaciones que tienen como objetivo
conseguir que la población adopte, de forma voluntaria, estilos de vida saludables.
La actual preocupación de la sociedad por la salud puede llevarnos a confundir los
términos y hacer que consideremos la salud como una meta más que como una forma de
vida. Y que, pensando en esa meta, asumamos como un sacrificio todo aquello que debe
hacerse para llegar a ella. Pero este no debe ser el planteamiento: el objetivo es que las
personas adopten estilos de vida saludables como manera de vivir, no que los entiendan
como un sacrificio con fecha de finalización.

2.2.1. Los estilos de vida saludables


El estilo de vida de una persona viene en gran parte definido por los hábitos que va
adquiriendo a lo largo de su vida.
Son muchas las acciones para promover los hábitos saludables tanto
desde las administraciones públicas como desde asociaciones o incluso
empresas. El consumo de frutas, la dieta mediterránea, la actividad física o
la reducción del consumo de azúcares se cuentan entre los hábitos que se
fomentan.

Entendemos como hábito aquella conducta que, una vez aprendida, se tiende a repetir


siempre, aunque las circunstancias externas cambien.
Los hábitos se suelen explicar en el lenguaje popular diciendo que «tengo costumbre
de...», a lo que se puede añadir: lavarme los dientes tras cada comida, tomar zumo de
fruta por la mañana, comer embutidos cada noche, ducharme cada día, etc. Cuando la
persona hace estas acciones en el momento que corresponde, sin siquiera pensar en ello,
es porque ha adquirido el hábito.
Hay hábitos saludables, como hacer ejercicio físico moderado, y otros que no lo son, como
fumar. La educación para la salud busca potenciar los hábitos saludables y suprimir o
modificar los que no lo son, y de esta forma conseguir un estilo de vida más saludable.
Pero no debemos olvidar que, si bien adoptar hábitos saludables y tener un estilo de vida
saludable hace que las personas se sientan mejor y reduce el riesgo de padecer ciertos
trastornos o enfermedades, en ningún caso hará desaparecer la enfermedad de sus vidas.
Una concepción moderna de la promoción de la salud tiene como objetivo no solo una vida
sana, sino también conseguir que la persona entienda y afronte correctamente la situación
de enfermedad y, si es necesario, consiga una aceptable convivencia con ella. En este
sentido cobra importancia un nuevo concepto, la educación para la enfermedad.

2.2.2. Los agentes de educación sanitaria


Las actuaciones de promoción de la salud las llevan a cabo, además de los profesionales
sanitarios, otros agentes sociales y comunitarios, como asociaciones, voluntariado, sector
educativo, medios de comunicación, sociólogos, educadores comunitarios, etc. De forma
general, los denominamos agentes de educación sanitaria.
Un agente de educación sanitaria es cualquier persona que contribuya a hacer que otras
cambien sus conocimientos, procedimientos y actitudes para adoptar estilos de vida
saludables.
Estas actuaciones se desarrollan sobre todo desde instituciones sanitarias como centros
de asistencia primaria, hospitales o farmacias, aunque también en los centros educativos y
en grupos organizados de la comunidad como agrupaciones cívicas, asociaciones de
madres y padres, etc.

¡Tenlo en cuenta!
Como profesional farmacéutico difícilmente podrás conseguir un cambio de comportamiento en alguna persona si tu

comportamiento es inadecuado: por ejemplo si fumas, bebes, tienes conductas sedentarias o sueles comer en un
establecimiento de comida rápida. Así, por ejemplo, es muy difícil que ayudes de manera eficaz a que alguien deje de

fumar, si te ha visto fumando o si cuando entra en el establecimiento tu ropa o aliento huelen a tabaco.

Cualquier persona que actúe como agente de salud puede intervenir de dos formas
diferentes: ejerciendo un rol activo o un rol pasivo.
-Ejerciendo un rol pasivo. El agente actúa como modelo para la persona receptora de
educación sanitaria, que se fijará en sus hábitos y actitudes y los imitará. Un ejemplo
muy claro es el de los maestros y maestras.
-Ejerciendo un rol activo. En estos casos existe una actuación debidamente planificada
del agente sanitario para influir en las personas o en los grupos.
Los profesionales sanitarios, que tienen un trato muy cercano con las personas que tienen
problemas de salud y sus familiares, se encuentran en una posición ideal para actuar
como agentes dinamizadores de hábitos y estilos de vida saludables, ya que pueden influir
directamente en los comportamientos de estas personas y, por extensión, de las que están
cerca de ellas y de la comunidad en general.
Vale la pena reiterar que las actuaciones destinadas a la educación para la salud no se
deben centrar sólo en el aspecto físico, sino que deben estar orientadas a la complejidad
bio/psico/social de las personas.

2.2.3. Los campos de acción


Los campos de acción son aquellas personas, grupos e instituciones a quienes se dirige
la educación sanitaria.
La promoción de la salud va dirigida a mejorar el nivel de salud de la comunidad, pero no
todas las personas tienen las mismas necesidades de educación sanitaria. Por tanto,
algunas acciones se orientan a grupos concretos.
Teniendo esto en cuenta, podemos distinguir dos grandes grupos de actuaciones: las
dirigidas a la población en general y las dirigidas a grupos de población concretos.

Esta acción va destinada a un grupo poblacional concreto: las mujeres


durante la menopausia.

 Actuaciones dirigidas a la población en general


La acción educativa aplicada de forma individual tendrá poco éxito si no va acompañada
de modificaciones en el entorno que ayuden a un cambio de tendencia de toda la
comunidad. Podríamos decir que estas campañas generales crean un ambiente favorable
para que las personas decidan emprender cambios en su estilo de vida.
Las actuaciones dirigidas a toda la población crean un ambiente social
que favorece cambios en el estilo de vida.

Para que las actuaciones puedan llegar realmente a toda la población e influir en ella, las
deben promover las autoridades sanitarias o bien entidades u organizaciones que tengan
una dimensión suficiente y un prestigio reconocido: colegios o asociaciones profesionales,
universidades, laboratorios farmacéuticos, etc. Por ejemplo, las actuaciones individuales
de deshabituación del tabaco que se llevan a cabo desde hace décadas se han visto
apoyadas en los últimos años por campañas y legislación específica que han hecho
cambiar la percepción de la sociedad, lo cual es un refuerzo para las personas que,
individualmente, quieren dejar de fumar.

 Actuaciones dirigidas a grupos de población


Otras actuaciones se dirigen a determinados grupos de personas para controlar algún
riesgo que las afecta de forma específica.
Los grupos se pueden definir según distintos criterios. Los más habituales son:
según la franja de edad, según el estado fisiológico o según el estado de salud.

Según la franja de edad


A lo largo de la vida, el cuerpo humano pasa por distintas fases, y en cada una de ellas
hay distintas necesidades, y también riesgos específicos.
Así, por ejemplo, se plantearán programas de previsión de anorexia en adolescentes,
campañas de prevención de hipertensión en personas adultas o acciones para la
detección de la enfermedad de Alzheimer en personas mayores.

Según el estado fisiológico


En general, se distinguen tres situaciones en las que el organismo experimenta
variaciones en su fisiología que hacen necesaria una atención y un seguimiento especial
del estado de salud. Estas situaciones son la infancia, el embarazo y la vejez.
Muchas actuaciones de promoción de la salud se dirigen a estos grupos poblacionales,
teniendo en cuenta sus necesidades y riesgos específicos.
Es importante destacar las acciones que se dirigen a la población infantil, ya que existen
muchos hábitos saludables que si se adquieren y consolidan durante la infancia luego se
mantienen a lo largo de la vida. Esto significa que son actuaciones cuyos efectos perduran
en el tiempo. Por ejemplo, si un niño adquiere el hábito de lavarse los dientes tras cada
comida y ese hábito se consolida adecuadamente, a medida que crezca seguirá
haciéndolo y en unos años se convertirá en una persona adulta que mantendrá ese hábito
saludable.

Según el estado de salud


Las personas cuyo grado de salud está disminuido requieren consejos específicos de
promoción de la salud. Por lo general, estas personas son muy receptivas a la educación
sanitaria porque desean recuperar la salud o aprender a vivir con la enfermedad o con las
limitaciones que sufran, conservando la mayor calidad de vida y
autonomía posibles.

La oficina de farmacia es un lugar idóneo para proporcionar


consejos de promoción de la salud personalizados a las personas que padecen alguna
enfermedad o trastorno.

En este caso, habrá muchas actuaciones distintas dependiendo de los problemas de salud
a que vayan dirigidas. En general irán dirigidas a:
-Informar sobre los factores de riesgo que pueden afectar negativamente a la evolución
de su salud y enseñar estrategias para evitarlos o modificarlos. Por ejemplo, en el caso
de una persona obesa que sufre una crisis vascular, informarle de los riesgos
cardiovasculares que comporta la obesidad y proporcionarle información sobre lo que
puede hacer para perder peso y soporte para que lo aplique.
-Fomentar el autocuidado. Proporcionar la formación y estrategias necesarias para que
cada persona pueda conseguir el máximo nivel de autonomía personal, teniendo en
cuenta sus posibilidades y capacidades. Por ejemplo, enseñando a las personas
afectadas de diabetes qué dieta y estilo de vida deben seguir, cómo deben medir sus
niveles de glucemia e inyectarse insulina cuando sea necesario, y también ante qué
signos o síntomas deben acudir a los servicios médicos.

2.2.4. Los métodos para la promoción de la salud


Para incidir en la población a la que se dirigen, los agentes de educación sanitaria deben
elaborar mensajes y acciones que impulsen a la gente a adoptar por su propia voluntad
hábitos saludables, para ello contarán con diferentes métodos.
El procedimiento o técnica que hace que el mensaje llegue a los educandos es lo que se
conoce como método de educación sanitaria.
Estos métodos se pueden dividir en dos grandes grupos: los métodos directos o
bidireccionales y los métodos indirectos o unidireccionales.

¡Tenlo en cuenta!
Para obtener buenos resultados en la comunicación con tu paciente, recuerda algunos aspectos que has estudiado en

unidades anteriores y que, como agente de educación sanitaria, deberás aplicar:

Crea un clima de confianza y comprensión mutua.

Ten mucho tacto para evitar recelos del paciente.

Escucha de forma activa y muestra una actitud empática.

Aconseja y motiva el cambio, pero no lo impongas.


Los métodos directos o bidireccionales
Los métodos directos son aquellos en los que existe contacto entre el o la agente de
salud y la persona o el grupo de personas a quienes va dirigido el mensaje.
El método directo más habitual en la oficina de farmacia es la entrevista personal, durante
la cual el agente recibe información, que utiliza para personalizar su consejo. Pero también
hay otros métodos, como la charla o las técnicas de grupo.
Las técnicas de grupo se basan en convocar personas en una situación parecida para que
pongan en común sus dificultades, estrategias, etc., bajo la coordinación y apoyo de un
profesional. Estas técnicas son muy habituales, aunque no en las oficinas de farmacia.
En los métodos directos, el o la agente pueden usar materiales de soporte, como folletos,
videos, carteles, etc., pero la forma básica de comunicación es la oral. Por tanto, es
necesario que el o la agente tenga ciertas habilidades comunicativas.
Técnicas de comunicación en salud
Hablamos de aconsejar a las personas sobre su estilo de vida, pero esto no siempre
resulta fácil de plantear e incluso puede hacer que la persona se moleste. Por ejemplo, si
una persona cuyo sobrepeso es evidente acude a la farmacia a comprar un cosmético
facial, no podemos decirle «y, por cierto, debería usted perder peso porque el sobrepeso
conlleva un riesgo cardiovascular». Posiblemente nos diría que nos ocupemos de nuestros
asuntos y no volvería a la farmacia.
La promoción de la salud no se basa en repartir mensajes indiscriminadamente a todo el
que venga a la farmacia sino en darlos a quien pida consejo o en saber dirigir la
conversación para que el mensaje que creemos importante transmitir no se perciba como
una injerencia. E incluso en estos casos debemos tener en cuenta que, para que podamos
dar un buen consejo, la persona deberá hablarnos de su salud, hábitos y estado de ánimo
y que solo lo hará si nuestra actitud es la adecuada.

¡Tenlo en cuenta!
Es esencial saber escuchar y saber captar el lenguaje no verbal para poder transmitir correctamente mensajes de

promoción de la salud, sin incomodar a la persona que los recibe.

En la actitud que debemos mantener podemos destacar:


-Mostrar respeto hacia la persona usuaria. Esta es una condición indispensable en toda
actividad farmacéutica.
-Mostrarse paciente. Si la persona siente que estamos impacientes, deseando acabar la
entrevista, esta no se podrá desarrollar adecuadamente. La impaciencia no se expresa
solo con palabras: golpear la mesa con los dedos, cambiar de pie frecuentemente, mirar
el reloj, etc. son signos que la muestran.
-Practicar una escucha activa. Esto significa que debemos hacer un esfuerzo para
entender e interpretar no solo las palabras sino también los sentimientos, estados de
ánimo o miedos que se esconden tras ellas.
-Mantener una conducta asertiva. En comunicación, una conducta asertiva es la que
mantienen las personas que expresan adecuadamente sus intereses y objetivos, al
tiempo que saben escuchar, aceptar críticas y admitir los propios errores. Esto significa
no plantear las conversaciones o discusiones como una batalla por ganar sino como un
intercambio de informaciones y experiencias.
-Mostrar profesionalidad. Si la persona siente que está hablando con un/a profesional
se sentirá más predispuesta a explicar su situación y a admitir los consejos que se le
den. En la percepción de profesionalidad intervienen muchos factores, desde el
uniforme y la actitud personal hasta los conocimientos técnicos y la forma de
expresarlos; es importante esforzarse para transmitir esa imagen, ya que es una
condición básica para conseguir la confianza de las personas usuarias.

Dificultades de comunicación en salud


Para conseguir una buena comunicación se deben conocer y evitar las barreras que
puedan interponerse en ella. Las más habituales en la oficina de farmacia son:
-La falta de intimidad. Las oficinas de farmacia deben disponer de un espacio separado
para atender las consultas que requieran un cierto grado de intimidad. Es necesario
saber detectar cualquier situación en la que la persona se podrá sentir incómoda en el
mostrador y ofrecerle pasar a la zona de consulta.
-El vocabulario. Estamos habituados a utilizar muchos términos técnicos que a menudo
las personas usuarias no comprenden o interpretan erróneamente. Es necesario
evaluar la forma en que debemos expresarnos en cada caso, dependiendo de la
persona a la que nos dirijamos.
-Los problemas de comprensión. En ocasiones, debido a algún problema físico de la
persona usuaria o a que no tiene suficiente fluidez con el idioma podemos tener
dificultades para comprenderla. Esta es una barrera que puede hacer imposible la
comunicación, y es conveniente disponer de estrategias para conseguir una
comprensión mínima: dibujos o símbolos para que la persona pueda señalar la zona
afectada, el tipo de dolor u otros datos; cuando hay un colectivo extranjero numeroso,
disponer de un vocabulario básico de ese idioma o de alguien en el personal que lo
hable; etc.
Otras barreras, complicadas de superar, son las psicológicas y las socioculturales. Las
primeras se basan en creencias, prejuicios, etc.; las segundas, en las diferencias de
cultura, religión, nivel económico, etc. entre la persona usuaria y el profesional que la
debería atender. En ambos casos, el respeto y la profesionalidad demostrados de forma
continuada pueden hacer que estas barreras se superen.

El personal farmacéutico debe ajustar su vocabulario y su forma de


expresarse a la persona que tiene delante en cada momento. Lo que
más importa es que el cliente comprenda debidamente los consejos
o instrucciones.

 Los métodos indirectos o unidireccionales


Los métodos indirectos son aquellos en los que el mensaje va dirigido a un grupo de
personas o a toda la población, y llega hasta ellas de forma indirecta, mediante distintos
medios técnicos: televisión, folletos, radio, carteles, etc.
En estos casos la persona usuaria no puede expresar sus intereses ni plantear sus dudas,
y por ello se suele ofrecer una vía alternativa para establecer un contacto directo: llamando
a un teléfono, acudiendo a la farmacia o al centro de salud, etc.
Estos métodos sirven para transmitir a bajo coste información a un gran número de
personas, lo cual los hace idóneos para:
-Sensibilizar a grandes grupos de población, especialmente al comienzo de los
programas.
-Reforzar actitudes positivas ya alcanzadas.
Los métodos más empleados son las acciones publicitarias y las acciones indirectas.

¡Tenlo en cuenta!
La farmacia y los centros médicos son un entorno privilegiado de difusión de mensajes publicitarios, ya sea por

exposición de carteles o mediante la distribución de folletos, pues, generalmente, las personas que acuden al

establecimiento forman parte del público objetivo al que se dirige la campaña.

Las acciones publicitarias


Los materiales publicitarios se utilizan ampliamente en promoción de la salud. Los más
usuales son los carteles o folletos, que se dejan en las oficinas de farmacia, centros de
salud o centros educativos. También se pueden insertar en la prensa o en páginas web, o
bien se pueden hacer cuñas radiofónicas, anuncios televisivos, etc.
Los principios que rigen la elaboración de todos estos materiales son los mismos que los
de cualquier campaña publicitaria, principalmente que atraigan la atención y que el
mensaje sea claro.
Generalmente cuando se prepara una campaña se combinan distintas acciones con el
mismo mensaje para llegar al máximo número de personas. Por ejemplo: folletos y carteles
en la farmacia, carteles insertados como anuncio en los periódicos y webs de salud, cuñas
radiofónicas, tuits de la administración o entidad promotora a sus seguidores, etc.
Las oficinas de farmacia participan en muchas de las campañas de promoción de la salud
que se desarrollan. Para ofrecer un buen servicio es necesario que todo el personal
conozca las campañas que están en marcha y sepa lo que debe hacer ante las solicitudes
de consejo o información por parte de las personas usuarias.

¡Tenlo en cuenta!
Las campañas que se realizan a través de los medios de comunicación pueden tener como objetivo exclusivo la

promoción de la salud y de hábitos saludables (por ejemplo, las campañas que realiza el Ministerio de Sanidad) o

pueden ser campañas publicitarias cuyo objetivo final sea la promoción y venta de un producto o servicio que ayuda a

mantener o adquirir esos hábitos.

Por ejemplo, un fabricante de pasta dental que recomienda cepillarse los dientes con su producto tras cada comida, o

un fabricante de sillas infantiles para coche que destaca la necesidad de proteger a los pequeños frente a los

accidentes.

Las acciones indirectas


Los medios de comunicación que llegan a grandes grupos de población pueden actuar
como agentes de salud no solamente participando en las campañas publicitarias sino
también a través de sus programaciones.
Las conductas y actitudes que muestren en sus series, concursos, etc. así como las que
muestren sus profesionales más destacados podrán influir en parte de la población.
Otra opción es dedicar parte de la programación a la divulgación de temas relacionados
con el medio ambiente, la vida sana, la prevención, etc.

Documento 2.1
La salud en internet
Un rival importante a la hora de proporcionar información y consejo sobre salud a las
personas usuarias es internet. Cada vez es más habitual que lleguen a la farmacia
personas que ya han consultado su situación en internet y que ponen en duda el consejo
profesional basándose en aquello que han encontrado en la red.
Debemos tener en cuenta que, si bien muchas páginas contienen información fiable, hay
muchas otras cuyos contenidos no reúnen unos mínimos requisitos de calidad. En este
sentido, es necesario preguntar cuál es la fuente de la información y, de entrada, fiarnos
solamente de aquellas que pertenezcan a administraciones, entidades u organizaciones
que merezcan nuestra confianza. En estas páginas seguras existen muchos consejos de
salud que es interesante seguir.
Por otra parte, debemos recordar a las personas usuarias que en salud cada caso se debe
valorar de forma individual, y que no se puede dar por sentado que lo que le ha ido bien a
una persona le servirá a otra. Quizás una tiene hipertensión –o una alergia o una
enfermedad crónica– y la otra no, o una hace mucho ejercicio físico y la otra nada, o
siguen dietas totalmente distintas.

2.3. Los niveles de planificación en educación


para la salud
La educación para la salud se planifica en tres niveles de
concreción: plan, programa y proyecto, que explicaremos a continuación.

2.3.1. El plan
El plan es el nivel más amplio de organización y estructuración en educación para la
salud.
Pueden elaborar planes todas las asociaciones, entidades o empresas que vayan a
desarrollar actividades de educación para la salud. Algunos de estos planes están
destinados a grupos muy pequeños de población –por ejemplo, a persona mayores de
sesenta y cinco años usuarias de una determinada farmacia−, mientras que otros tienen
una cobertura mucho mayor, como los planes que elaboran UNICEF o la OMS.
Es importante destacar los planes que elaboran las administraciones públicas, ya que son
los que marcarán la actuación de los servicios públicos de salud y su acción irá dirigida a
mejorar el nivel de salud de la población.
Todas las administraciones tienen sus propios planes de salud, en los que concretan sus
objetivos dentro de su campo competencial y territorial. Encontraremos planes de ámbito
europeo y español que marcan las grandes líneas, y planes de salud autonómicos, que
concretan los objetivos y actuaciones según las necesidades y recursos del territorio.
 Los planes de ámbito europeo
La Unión Europea marca como objetivos que deben hacer suyos los Estados miembros en
el periodo 2014-2020:
-Emprender las reformas necesarias para unos sistemas de salud innovadores y viables.
-Mejorar el acceso de los ciudadanos a una asistencia sanitaria mejor y más segura.
-Fomentar la salud de los ciudadanos europeos y prevenir las enfermedades.
-Proteger a los ciudadanos europeos frente a las amenazas sanitarias transfronterizas.

Documento 2.2
La salud y la Unión Europea
El principal objetivo de la política europea en materia de sanidad consiste en mejorar la
salud pública, prevenir las enfermedades y los peligros para la salud, incluidos los que
están vinculados a los estilos de vida de los europeos, y luchar contra las grandes plagas
favoreciendo la investigación. La acción europea complementa las políticas nacionales, y
la Unión fomenta la cooperación entre los Estados miembros en el ámbito de la salud.

 Los planes integrales de salud


La Ley 16/2003, de 28 de mayo, de Cohesión y Calidad del Sistema Nacional de Salud
(última modificación en diciembre de 2013) detalla los requisitos que deben atender los
planes integrales de salud:
-Establecer criterios sobre la forma de organizar los servicios para atender las
enfermedades de manera integral y semejante en el conjunto del Sistema Nacional de
Salud.
-Determinar los estándares mínimos y los modelos básicos de atención para la
prevención, detección precoz, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de grupos de
enfermedades.
-Especificar actuaciones de efectividad reconocida, identificar modelos de atención de
estas intervenciones, desarrollar herramientas de evaluación e indicadores de actividad,
indicar metas y objetivos para evaluar el progreso e identificar insuficiencias en el
conocimiento para orientar las prioridades de investigación.
El Ministerio de Sanidad y los órganos competentes de las comunidades autónomas, a
través del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, en colaboración con las
sociedades científicas, deben elaborar estos planes sobre las patologías más prevalentes,
relevantes o que supongan una especial carga sociofamiliar.

El Ministerio de Sanidad y los órganos competentes de las


comunidades autónomas elaboran los planes integrales de salud.
 Los planes de salud autonómicos
Según recoge la misma Ley 16/2003, las comunidades autónomas, una vez establecidos
los estándares generales, bases y criterios, pueden organizar sus servicios de acuerdo con
el modelo que más se adapte a sus peculiaridades y necesidades.
Teniendo en cuenta los planes integrales e incluyéndolos, deben elaborar sus propios
planes de salud. El Consejo Interterritorial asesora en la elaboración de estos planes y
evalúa su desarrollo. El Estado se reserva la función de alta inspección:
-Supervisa la adecuación entre los planes y programas sanitarios de las comunidades
autónomas y los objetivos de carácter general establecidos por el Estado.
-Evalúa el cumplimiento de fines y objetivos comunes.
-Determina las dificultades o deficiencias genéricas o estructurales que impidan alcanzar
o distorsionen el funcionamiento de un sistema sanitario coherente, armónico y
solidario.
Así, pues, los planes autonómicos se deben elaborar teniendo en cuenta y tomando como
punto de partida los planes integrales de salud. Cada comunidad autónoma debe
establecer sus necesidades a partir de un estudio que incluya información de distintos
ámbitos: desde la evolución de la incidencia de ciertas enfermedades hasta el grado de
satisfacción de las personas usuarias, el coste de los tratamientos o el perfil de los
profesionales.
Solamente una valoración completa y objetiva puede mostrar en qué aspectos se debe
incidir o qué respuesta están teniendo las distintas actuaciones ya puestas en
funcionamiento.
Todos los planes deben establecer las líneas de actuación prioritarias para el territorio y
los objetivos concretos que se fijan para cada una de ellas. Los objetivos deben ser claros
y cuantificables, y el plan debe desarrollar: el punto de partida que se toma como
referencia en cada caso y el resultado que se quiere conseguir, la línea de actuación que
se seguirá para obtener la mejora, el plazo de tiempo en que se hará y la forma en que se
evaluará el resultado. Es imprescindible que se trabaje cuidadosamente la selección de
objetivos, ya que si no es ajustada a las necesidades el plan carecerá de sentido.

¡Tenlo en cuenta!
La diversidad de planes responde a las distintas necesidades y peculiaridades de cada territorio, y permite conocer la

situación y la evolución de los niveles de salud de forma muy precisa para adoptar las medidas más necesarias en

cada lugar.

2.3.2. El programa
El programa integra el conjunto de acciones interdependientes que forman un plan.
Un programa es mucho más concreto que un plan y define con más claridad los objetivos
que se desea conseguir, aunque no los detalla completamente. Por ejemplo, dentro del
Plan de Salud de una comunidad autónoma se podrían encontrar diferentes programas,
como:
«Programa de alimentación saludable en la infancia».
«Programa de salud maternoinfantil».
«Programa de salud bucodental».
El programa delimita, por tanto, el tema sobre el que se va a incidir, aunque sin concretar
las acciones que se van a emprender.

2.3.3. El proyecto
El proyecto integra el conjunto de acciones interrelacionadas que forman un programa.
Cada programa está formado de una serie de proyectos distintos, que delimitan más el
ámbito de la actuación. Siguiendo con el ejemplo anterior, un «Programa de alimentación
saludable en la infancia», podría estar compuesto por los siguientes proyectos:
«Proyecto de reducción de ingesta de azúcares refinados y grasas industriales».
«Proyecto de adquisición del hábito de ingesta de verduras, frutas y hortalizas».
«Proyecto de hábitos de desayuno completo».
A su vez, cada uno de los proyectos incluirá una serie de actividades, que serán la forma
en que realmente se llega a las personas destinatarias. Por ejemplo, dentro del «Proyecto
de hábitos de desayuno completo» se pueden planificar actividades como la elaboración
de un díptico informativo, una charla por parte de un especialista, un taller de cocina, etc.

2.4. El desarrollo de un proyecto


El proyecto de salud, formado por un conjunto de actividades, es el nivel de mayor
concreción de la programación en educación para la salud.
Podemos distinguir tres fases en el desarrollo de un proyecto:

2.4.1. El diagnóstico
El proyecto que se planifique se debe ajustar a las necesidades. Para conseguirlo hay que
estudiar a la población, la situación sanitaria, el entorno, etc.
Denominamos diagnóstico la fase en la cual se recopila y valora la información y se
define el proyecto de salud más conveniente a las necesidades reales.
Para poder elaborar el diagnóstico será necesario establecer las siguientes etapas:
1.Identificar los problemas y analizar la situación de salud en la zona de influencia.
Para hacer este análisis tendremos que dar estos pasos.
a) Identificar el objeto de estudio. A partir de la propia información, de propuestas de la
clientela o de alguna entidad, etc. definimos a qué tema queremos dedicar el proyecto.
b) Determinar qué información o datos se deben obtener. Debemos valorar la idea y ver
qué información nos falta para poder valorarla convenientemente.
c) Obtener esta información. Para hacerlo podemos utilizar diversos métodos: estadísticas,
entrevistas, cuestionarios, bibliografía, informes, etc.
d) Analizar los datos obtenidos y elaborar conclusiones. Estudiamos la idea inicial, ya con
toda la información, y perfilamos los aspectos en que es más interesante poner en marcha
un proyecto de educación sanitaria.
¡Tenlo en cuenta!
Tras el análisis de datos podemos llegar a la conclusión de que el proyecto que nos habíamos planteado no tiene

mucho interés. En ese caso debemos descartarlo; no debemos sentirnos obligados a defenderlo ni a completarlo si los

datos no lo apoyan.

2.Establecimiento de las prioridades. Gracias al estudio que hemos hecho en la fase


anterior sabremos qué necesidades concretas existen en lo que concierne al tema que
habíamos planteado. Ahora deberemos valorar si podremos cubrirlas todas con nuestro
proyecto o si debemos centrarnos en algunas de ellas y, en tal caso, en cuáles.
3.Determinar a quién dirigiremos el proyecto. En esta fase ya podemos concretar a qué
grupo de población vamos a dirigir el proyecto. Para hacerlo concretaremos:
a) El perfil de las personas destinatarias: sexo, edad, lugar de procedencia (barrio, país de
origen, etc.), estrato social, nivel de ingresos, etc.
b) El número de personas destinatarias: en este caso debemos distinguir entre:
Usuarias potenciales: las personas dentro de la zona que se ajustan al perfil y, por tanto,
podrían recibir el proyecto.
Usuarias reales: las personas que realmente van a recibir el proyecto.
4.Formular el diagnóstico. Podemos entender el diagnóstico como la conclusión a la que
llegamos una vez interpretados los datos que hemos obtenido. A partir del diagnóstico
estamos en condiciones de plantear y enunciar el proyecto, ya que nos ofrece una base
argumentativa o justificación para él.

2.4.2. La planificación
Una vez definido el proyecto que se va a desarrollar, es necesario hacer una planificación.

Una correcta planificación hace que luego el desarrollo resulte mucho


más sencillo.

La planificación o programación consiste en organizar y temporizar todas las tareas que


se deberán llevar a cabo en la fase de ejecución.
La planificación de un proyecto debe dar respuesta a las siguientes preguntas:
-¿Qué queremos conseguir? Debemos concretar y cuantificar los objetivos del proyecto.
-¿Cómo lo vamos a hacer? Debemos concretar de qué actividades se compondrá el
proyecto.
-¿Cómo lo vamos a valorar? Debemos determinar cómo evaluaremos los resultados.
-¿Qué necesitaremos? Debemos valorar qué recursos humanos y materiales serán
necesarios para desarrollar las actividades programadas.
-¿Cuándo lo vamos a hacer? Debemos marcar los tiempos para todas las tareas que
vayamos a hacer para preparar, ejecutar y evaluar el proyecto.
-¿Cuánto nos costará? Debemos presupuestar lo que costará desarrollar el proyecto y
sopesar si es viable.

 ¿Qué queremos conseguir?: los objetivos


La planificación de un proyecto se inicia con la formulación de los objetivos, que deben
responder a la pregunta ¿qué queremos conseguir?
Los objetivos de un proyecto tienen que definir claramente los resultados que queremos
conseguir y por eso deben estar muy bien formulados y tienen que ser:
-Pertinentes, es decir, adecuados al problema planteado.
-Precisos, que no den pie a interpretaciones equivocadas.
-Realizables, que no sean imposibles de conseguir.
-Mesurables, que nos permitan medir el grado de consecución del objetivo.
Se distinguen dos niveles de objetivos: los generales y los específicos.

¡Tenlo en cuenta!
No debemos plantear una lista larga de objetivos, ya que resultaría imposible poder trabajar adecuadamente cada uno

de ellos. Es necesario que seleccionemos los más adecuados y nos centremos en ellos.

Objetivos generales (OG)


Para cada proyecto suele haber un único objetivo general, aunque pueden ser varios.
Estos objetivos definen el propósito central del proyecto y de ellos derivan los demás.
Para que la formulación de un objetivo general sea correcta tiene que incluir la siguiente
información.
-La situación que se quiere conseguir.
-El grupo de población al que se dirige el proyecto.
-El tiempo en el que se espera conseguir el objetivo.
-La cuantificación del cambio que se espera conseguir.
Por ejemplo, el Proyecto de hábitos de desayuno completo, del Programa de alimentación
saludable en la infancia que poníamos como ejemplo, podría tener como objetivo general:
OG: Incrementar el número de niños y niñas de entre seis y doce años, hijos de los
clientes de la farmacia, que toman un desayuno completo en un 15% en los próximos seis
meses.

Objetivos específicos (OE)


Los objetivos específicos concretan los objetivos generales. Normalmente se planifican
dos o tres objetivos específicos para cada objetivo general. Por ejemplo, del objetivo
general anterior se podrían derivar los siguientes objetivos específicos:
-OE.1. Sensibilizar a los clientes con hijos de entre seis y doce años sobre la importancia
de que los niños y niñas tomen un desayuno completo.
-OE.2. Facilitar a las familias información sobre el desayuno más adecuado para los
niños y niñas.
-OE.3. Motivar a los niños y niñas para que aprendan a prepararse ellos mismos un buen
desayuno.

¡Tenlo en cuenta!
Un objetivo específico está bien expresado cuando en su lectura, dos personas diferentes, interpretan exactamente lo

mismo.

 ¿Cómo lo vamos a hacer?: las actividades


El proyecto se materializa a través de unas actividades, que en su conjunto responden a la
pregunta: ¿cómo lo vamos a hacer? Las actividades pueden ser muy diversas: elaboración
de folletos o de carteles, entrega de muestras gratuitas acompañadas del consejo
farmacéutico correspondiente, charlas, toma gratuita de la tensión arterial, etc.

La ficha de actividad
Toda la información que se precisa para hacer operativa una actividad se recoge en
una Ficha de actividad. Estas fichas pueden tener diferentes diseños, aunque
generalmente la información que contienen es la que podemos ver en el siguiente ejemplo:

A1. desayuno saludable

Duración: 2h

Objetivos

OG: Incrementar el número de niños y niñas de 6-12 años, hijos de los clientes de la farmacia, que
toman un desayuno completo en un 15% en los próximos seis meses.
OE.1. Sensibilizar a los clientes con hijos de entre seis y doce años sobre la importancia de que los
niños y niñas tomen un desayuno completo.
OE.2. Facilitar a las familias información sobre el desayuno más adecuado para los niños y niñas.
OE.3. Motivar a los niños y niñas para que aprendan a prepararse ellos mismos un buen desayuno.

Contenidos

Conceptos: Procedimientos: Actitudes:


Pirámide de la Diseñar un desayuno sano y equilibrado. Puntualidad
alimentación Diseñar el aspecto del desayuno. Respeto a los compañeros y a
Hidratos de carbono Combinación de colores y formas. los adultos
Proteínas Preparar un desayuno con la dietista, la Responsabilidad
Minerales farmacéutica y familiares. Participación activa
Vitaminas Desayunar todos juntos. Empatía
Tipos de grasa Asertividad
Colesterol
Beneficios del
ejercicio
Relaciones sociales
Empatía
Asertividad
Autoestima

Desarrollo de la actividad
Presentación del taller por parte de la dietista y la farmacéutica.
Realización de una evaluación inicial para saber cómo desayunan los asistentes.
Lluvia de ideas sobre cómo sería para los asistentes un desayuno sano y equilibrado.
Breve introducción a los conceptos básicos.
Diseño por parte de los asistentes de un desayuno sano y equilibrado asesorado por la dietista.
Diseño del aspecto adecuado del desayuno, mezcla de colores de los alimentos, formas, texturas, que
sea apetecible pos su aspecto, con el asesoramiento de la dietista, la farmacéutica y los familiares.
Preparar el desayuno con todos los alimentos que hay en el taller.
Degustar el desayuno todos juntos, con tiempo suficiente para charlar, entre otros temas, sobre la forma
de introducir el ejercicio en nuestras vidas como complemento a la alimentación sana.

Recursos

Oficina de farmacia. Se hará el taller en una pequeña sala y en la cocina que tiene adosada
Alimentos aportados por la dietista y casas comerciales
Portafolios con papel y bolígrafo
Proyector
Pantalla

Evaluación

Inicial: lluvia de ideas para hacer aflorar los conocimientos previos.


Sumativa: durante todo el proceso se revisará la asimilación de los conceptos y se verificará que se
entiende perfectamente el objetivo del taller mediante preguntas personalizadas a los asistentes.
Final: en el desayuno se valorarán las sensaciones de los asistentes y los cambios de actitud hacia una
alimentación más saludable. Si no se consigue el objetivo, esta evaluación servirá para mejorar y
modificar fases de esta actividad.

A partir de la ficha, es necesario determinar las tareas que se deberán llevar a cabo para


hacer la actividad. Por ejemplo:
-Contactar con la dietista que hará el taller.
-Quedar con la dietista para hacer la programación del taller.
-Preparar una presentación tipo PowerPoint para los conceptos básicos.
-Comprar alimentos adecuados y suficientemente variados para el taller.
-Conseguir menaje para el taller.
-Comprar material de soporte, folios, bolis, etc.
-Etc.

 ¿Cómo lo vamos a valorar?: la evaluación


Todas las actividades incluyen un apartado sobre la forma en que se va a evaluar el
desarrollo de la actividad y el cumplimiento de los objetivos. Esta tarea debe hacerse
también de forma global, para todo el proyecto. De esta forma respondemos a la
pregunta ¿cómo lo vamos a valorar?
La evaluación general debe ser cuantitativa, valorando el grado de cumplimiento de los
objetivos. En la programación se debe incluir la forma en que se van a calcular los
resultados, de dónde se van a obtener los datos, etc.
El sistema de evaluación que programemos debe permitir que, una vez finalizado el
proyecto, podamos dar respuesta a las siguientes preguntas:
-¿En qué medida hemos alcanzado los objetivos previstos?
-¿Los objetivos eran realmente pertinentes, realizables y mesurables?
-¿Las actividades han sido motivadoras? ¿La participación en ellas ha sido la esperada?
¿Alguna de ellas ha destacado en positivo o en negativo?
-¿Ha habido imprevistos? ¿Cuáles? ¿Cómo se han resuelto?
También se debe planificar un sistema de seguimiento durante la ejecución del proyecto –
una evaluación continuada− que permita ajustar o modificar la programación con base en
los resultados o en la información que vayamos obteniendo.

¡Tenlo en cuenta!
Durante la programación se debe estar abierto a modificar o ajustar los contenidos que lo necesiten. Por ejemplo, si

vemos que un recurso costoso puede servir para dos actividades, será necesario que estas no se solapen en el tiempo y

quizás para conseguirlo tengamos que modificar la duración que inicialmente habíamos previsto para alguna de ellas.

 ¿Qué necesitaremos?: los recursos


Una cuestión fundamental de la planificación de un proyecto o una actividad consiste en
dar respuesta a la pregunta ¿qué necesitaremos?

En la fase de planificación debemos prever los recursos


que necesitaremos. Si ya los tenemos en la farmacia, es
conveniente reservarlos para asegurarnos de que
estarán disponibles cuando los necesitemos.

En cuanto hayamos planificado todas las actividades y hayamos determinado la forma en


que evaluaremos cada una de ellas, el total de recursos se puede obtener fácilmente.
También se puede valorar si hay recursos que se pueden usar en más de una actividad.
Deberemos tener en cuenta los distintos tipos de recursos para no encontrarnos con
sorpresas en el último momento. Así, tendremos en cuenta:
-Los recursos materiales: fichas, formularios, bolígrafos, cajas de medicamentos,
muestras gratuitas, folletos, etc.
-Los recursos técnicos: proyector, ordenador, tensiómetro, etc.
-Las infraestructuras y los equipamientos. Las infraestructuras son los locales; los
equipamientos, las mesas, sillas, pizarras y mobiliario en general.
-Los recursos humanos. El personal necesario para llevar a cabo el proyecto.

 ¿Cuándo lo vamos a hacer?: el calendario


Todas las actividades que componen el proyecto y las tareas que requiere cada una de
ellas se deben ordenar cronológicamente, dando respuesta a la pregunta ¿cuándo lo
vamos a hacer?
Para cada actividad y tarea se debe especificar la fecha de inicio y la duración prevista. Un
recurso sencillo para hacerlo es utilizar las agendas que podemos encontrar en
ordenadores y móviles.
La planificación se puede hacer por meses, semanas o días, dependiendo de la duración
del proyecto o de la actividad. Es importante incluir todas las tareas para asegurarnos de
que no olvidamos ninguna y de que dispondremos del tiempo que necesite cada una.

 ¿Cuánto nos costará?: el presupuesto


Una vez definido todo lo anterior es necesario hacer el presupuesto del proyecto, para
responder a la pregunta ¿cuánto nos costará?
Los cálculos se deben hacer de forma cuidadosa y detallada, preferiblemente en una hoja
de cálculo. En caso de que el importe final supere nuestras posibilidades, deberemos
volver atrás y valorar si podemos reducir costes o si debemos plantear un proyecto menos
ambicioso.

¡Tenlo en cuenta!
Muchas acciones son promovidas por empresas que facilitan material promocional para desarrollarlas. En estos casos

debemos valorar si realmente la acción es de interés para la población que atendemos y si se ajusta al tipo de

actividades que realizamos en la farmacia. También deberemos tener en cuenta los gastos que deberemos hacer, a

pesar de que nos cedan material.

2.4.3. La ejecución
La ejecución de un proyecto supone la puesta en práctica de todas las acciones que
hemos programado previamente.
En esta etapa se llevan a cabo las tareas y actividades planificadas, y se registran todos
los datos, contratiempos, comentarios, etc. que sean significativos. Si la programación está
bien hecha, esta fase se simplifica ya que el número de imprevistos, olvidos o errores se
reduce notablemente.

2.4.4. La evaluación
La evaluación supone la comparación entre lo que se ha hecho con lo que se había
previsto hacer.
La forma en que esta comparación se va a hacer y cuantificar estaba ya prevista en la
programación, por lo cual solamente se debe poner en práctica lo proyectado. A
continuación se deben interpretar los resultados y valorar también los comentarios,
incidencias, etc. que sean pertinentes para evaluar la aplicación del proyecto.
Además de esta evaluación final, durante la ejecución debemos ir evaluando las distintas
actividades y adoptando las medidas que corresponda. Por ejemplo, hacemos una
actividad a la que convocamos por e-mail y recibimos muy pocas respuestas, revisaremos
si en las siguientes actividades estaba previsto hacerlo igual, en cuyo caso buscaremos la
forma de reforzar la comunicación.

También podría gustarte