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1.1.

La salud
La promoción de la salud es una de las funciones que corresponden al personal
farmacéutico. En este módulo estudiaremos las distintas actividades de promoción de la
salud que se llevan a cabo en las oficinas de farmacia, pero antes es necesario definir qué
entendemos por salud.
Definir salud de una manera precisa y universal no es fácil, ya que a través de la historia su
concepción ha variado y, además, cada persona interpreta la salud remitiendo a sus ideas
y a la sociedad y cultura en que vive.

1.1.1. El concepto de salud


El concepto de salud que se ha mantenido durante siglos es el que la define como «la
ausencia de enfermedad o de dolor». Pero esta definición no está aceptada actualmente y
se opta por un concepto más amplio. Según define la Organización Mundial de la Salud
(OMS):

¡Tenlo en cuenta!
La OMS es la autoridad directiva y coordinadora de la acción sanitaria en el sistema de las Naciones Unidas.

Como tal, es la responsable de desempeñar una función de liderazgo en los asuntos sanitarios mundiales,

configurar la agenda de las investigaciones en salud, establecer normas, articular opciones de política basadas

en la evidencia, prestar apoyo técnico a los países y vigilar las tendencias sanitarias mundiales.

La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la


ausencia de afecciones o enfermedades.

El ser humano
En la definición de la OMS podemos comprobar que a la hora de pensar en la salud no solo
se tiene en cuenta el estado físico sino también los estados mental y social. Esto se debe a
que considera al ser humano como un todo integral, en el que se pueden diferenciar tres
partes que siempre van ligadas:
-Un componente biológico o estructura física.
-Un componente psíquico que incluye todos los factores que influyen en el
comportamiento y las emociones.
-Un componente social que remite a la persona en relación con su entorno y con la
sociedad.
Es importante destacar esta multidimensionalidad humana porque tiene que estar siempre
presente en la actitud de todo el personal sanitario. No podemos olvidar que la mayoría de
las personas a las que atenderemos presentan limitaciones o dificultades al menos en uno,
aunque generalmente en varios, de los tres componentes que acabamos de ver.
En la misma línea, la atención y los cuidados que van a precisar todas estas personas
también deben ser integrales en la medida en que atiendan estas tres áreas.
La enfermedad
Los conceptos de salud y enfermedad han evolucionado en paralelo. Antiguamente se
entendía que la existencia de patologías o alteraciones físicas definía la enfermedad, y su
ausencia, la salud. Actualmente ambos conceptos se basan la idea de que el ser humano
es un todo integral, y teniendo esto en cuenta se define:
La enfermedad es el desajuste en el funcionamiento adecuado de un organismo ya sea a
nivel fisiológico, psicológico, sociológico o ambiental.

La concepción dinámica
La OMS se refiere a la salud como un «estado de completo bienestar». Según esto, casi
nadie gozaría de salud, ya que difícilmente se puede hablar de un completo bienestar físico,
mental y social.

¡Tenlo en cuenta!
La OMS definió «salud» en 1947 y desde entonces no ha modificado la definición.

Para matizar este aspecto, diversos autores incorporan al concepto de salud un componente
dinámico, que rompe el binomio salud/enfermedad y permite definir distintos grados de
salud.
Así, salud y enfermedad forman parte de una línea continua: en un extremo está el máximo
grado de bienestar físico, psíquico y sociológico, y en el otro, la muerte. Entre y uno y otro
extremos, hay distintos grados de salud y enfermedad, y una zona neutra en la que no se
distingue lo normal de lo patológico.

Los grados de
salud forman una
línea que va desde
el máximo grado
de bienestar hasta
la muerte.

Este concepto dinámico de salud es el más aceptado actualmente e impregna las


actuaciones que se llevan a cabo en el ámbito sanitario, incluidas las de la propia OMS,
que sin embargo no contempla el componente de dinamismo en su definición.

1.1.2. Las necesidades humanas


Relacionar la salud con factores físicos, mentales y sociales determina que el ámbito de
actuación de la promoción de la salud sea mucho más amplio que el mero cuidado físico.
Para establecerlo, es necesario determinar cuáles son las necesidades humanas.
Podemos definir una necesidad como una sensación de carencia física, psicológica y/o
social unida al deseo de satisfacerla.
En este sentido, para que una persona consiga el máximo nivel de salud debe tener sus
necesidades satisfechas.
¿Cuáles son las necesidades humanas?
Las personas tenemos unas necesidades básicas y otras que no se pueden considerar como
tales.

Las necesidades no básicas son mayores o menores


dependiendo de cada persona, y también del entorno.
Por ejemplo, la necesidad de ropa de abrigo y un
buen calzado será mucho más importante en un lugar
de clima frío que en uno de clima templado.

-Las necesidades básicas. Se trata de las necesidades relacionadas con la propia


supervivencia, como comer, beber, dormir, etc. Si no se satisfacen estas necesidades se
pone en riesgo la vida.
-Otras necesidades. Tenemos muchas otras necesidades que no se consideran básicas
porque la vida no depende de ellas, pero que son igualmente importantes para conseguir
el máximo bienestar. Estas necesidades que no van ligadas a la supervivencia son muy
variadas: higiene, aceptación social, comunicación, movilidad, seguridad, etc. (DOC. 1.1)

Documento 1.1
Modelo de necesidades humanas de V. Henderson
El modelo de necesidades más divulgado actualmente en el entorno sanitario es el
desarrollado por la enfermera estadounidense Virginia Henderson (1897-1996), que
describe 14 necesidades:
1. Respirar normalmente.
2. Comer y beber de forma adecuada.
3. Evacuar los desechos corporales.
4. Moverse y mantener la postura adecuada.
5. Dormir y descansar.
6. Elegir la ropa adecuada (vestirse y desvestirse).
7. Mantener una temperatura adecuada en el cuerpo, seleccionando ropa y modificando las
condiciones ambientales.
8. Mantener la higiene corporal, proteger la piel y tener buena apariencia física.
9. Evitar peligros y no dañar a los demás.
10. Comunicarse con otras personas expresando sus emociones, necesidades o temores.
11. Profesar su fe (es decir, que se deben respetar las creencias religiosas de cada persona).
12. Obrar de manera que se sienta satisfecha consigo misma.
13. Participar en actividades recreativas y disfrutar de ellas.
14. Aprender, descubrir o satisfacer la curiosidad que conduzca al desarrollo normal o a la
salud y acudir a centros de salud disponibles.
¿Las necesidades son iguales para todas las personas?
Las necesidades de cada persona y el orden de importancia que les atribuye varían a lo
largo de la vida, a medida que van cambiando las situaciones y las condiciones.
Así, por ejemplo, una persona cuyas necesidades físicas y psicológicas están debidamente
cubiertas puede sentir necesidad, por ejemplo, de reconocimiento social. En cambio, si esa
misma persona se encuentra con dificultades para alimentarse, la necesidad de
reconocimiento social quedará totalmente relegada y atender su necesidad de alimentos
pasará a ser su prioridad.
Otro ejemplo podría ser el de una persona que ha tenido un accidente de tráfico a
consecuencia del cual se le ha amputado una pierna. En esta situación, verá incrementadas
sus necesidades de movilidad y dependencia y otras necesidades pasarán a un segundo
plano.
Las necesidades y la prioridad que se establece para cada una dependen esencialmente de
factores como la edad o el estado físico, pero también del componente psicológico. Por
ejemplo, una persona que ha perdido la movilidad de sus piernas en un accidente puede
hundirse y no aceptar la situación, mientras que otra puede esforzarse y aprender a
desenvolverse lo mejor posible en esta nueva situación. Así, la segunda irá recuperando su
autonomía en muchos ámbitos y sus necesidades irán variando, mientras que la primera
quedará estancada en el nuevo orden de prioridades que surgió tras el accidente.

1.2. La salud de una comunidad


La salud, entendida desde una visión multidimensional, resulta complicada de valorar o
cuantificar, ya que influyen en ella muchos factores distintos.
Para establecer el nivel de salud de una comunidad y detectar las deficiencias sobre las que
se debe actuar para mejorarlo se tienen en cuenta los determinantes de salud y
los indicadores de salud.

1.2.1. Determinantes de salud


Los determinantes de salud son todos los factores que influyen sobre el grado de salud.
El estudio de estos factores permite actuar sobre ellos, bien para evitarlos bien para
potenciarlos, e incrementar así el nivel de salud de la comunidad.

Determinantes de salud según el informe Lalonde


Según definió en 1974 Marc Lalonde, siendo entonces ministro de Sanidad de Canadá, hay
cuatro factores que determinan el nivel de salud: la biología humana, el medio ambiente, el
sistema sanitario y el estilo de vida.

Los determinantes de salud son todos los


factores que influyen en el grado de
salud.
¡Tenlo en cuenta!
Lalonde describió los determinantes referidos a la salud de una población, pero evidentemente también se

pueden aplicar de forma individual.

La biología humana
La biología humana determina la salud básicamente en dos aspectos:
-La información genética. Todas las personas recibimos, por herencia biológica, una
dotación genética que condiciona nuestra constitución y nuestra predisposición a gozar
de mayor o menor grado de salud.
-La edad. A medida que envejecemos el grado de salud disminuye.
Este factor no se puede alterar, pero el conocimiento de las alteraciones de salud que se
pueden derivar de él sí puede ayudar mitigarlas o ralentizarlas.

El medio ambiente
Entendemos como medio ambiente, aquello que rodea a la persona. Podemos distinguir
entre:
-Factores físicos y químicos. Los elementos que componen el entorno pueden influir
sobre el nivel de salud. Algunos de los más importantes son: la contaminación del aire, la
presencia de plaguicidas, el nivel de ruido, la calidad del agua de consumo, etc.

Muchos factores ambientales son determinantes en el grado de salud.

-Factores biológicos. Se refiere a la acción de otros seres vivos sobre la salud:


infecciones por microorganismos, infestaciones de parásitos, etc.
-Factores sociales. Son aquellos que afectan al aspecto relacional y psicológico de la
salud. Algunos ejemplos son las condiciones de trabajo, el tiempo libre de que se dispone
y la forma de disfrutarlo, las relaciones con la familia y amigos, el nivel de estrés, etc.
Este factor está, en muchos ámbitos, regulado y supervisado legalmente: hay controles de
contaminación ambiental y regulación de emisiones, análisis de la calidad del agua de las
redes públicas de distribución, normativas de seguridad laboral, etc.

El sistema sanitario
Los servicios sanitarios constituyen la respuesta organizada y especializada de la sociedad
para prevenir la enfermedad y restaurar la salud. Como es lógico, un sistema sanitario de
calidad permite mejorar el nivel de salud de la población.
Un buen servicio sanitario debe prestar atención en caso de enfermedad o accidente, pero
también debe intervenir activamente en las labores de prevención. En este sentido, podemos
destacar dos tipos de acciones muy importantes que tienen lugar en la comunidad: las
vacunaciones y los programas de educación sanitaria, que estudiaremos en las próximas
unidades.
El estilo de vida
Hay estilos de vida que favorecen la salud y otros que la empeoran. En general, podemos
decir que un estilo de vida saludable es aquel que tienen las personas cuyas acciones y
actitudes potencian la salud.

¡Tenlo en cuenta!
La OMS, define la sexualidad sana como «La aptitud para disfrutar de la actividad sexual y reproductiva,

amoldándose a criterios de ética social y personal. La ausencia de temores, de sentimientos de vergüenza, de

culpabilidad, de creencias infundadas y de otros factores psicológicos que inhiban la reactividad sexual o

perturben las relaciones sexuales».

Los estilos de vida se componen de una serie de elementos, entre los cuales destacan:
-El ejercicio físico. La práctica continuada de ejercicio adecuado a las condiciones físicas
de la persona condiciona positivamente la salud.
-La alimentación. Una alimentación equilibrada y variada favorece la salud. Además de la
calidad nutricional de los alimentos, también se deben tener en cuenta otros factores
como que la cantidad sea la adecuada a la situación personal, que se coma con
tranquilidad y masticando lo necesario, que se siga un horario regular de comidas, etc.
-La sexualidad. Para conseguir un buen nivel de salud sexual, según la OMS, es necesario
que toda la población tenga acceso a información y servicios de salud sexual y
reproductiva.
-El consumo de drogas. Todo consumo de drogas, ya sean legales (tabaco y alcohol) o
ilegales (cocaína, heroína, hachís, etc.), contribuye negativamente a la salud y, por tanto,
debería suprimirse en un estilo de vida saludable.
-Las conductas agresivas. Todas ellas contribuyen negativamente a la salud: conducir
temerariamente, potenciar agresiones en la comunidad, malos tratos, etc.

Los riesgos para la salud


Un riesgo para la salud es toda situación o actividad que puede tener consecuencias
negativas para la salud.
La identificación de los riesgos se puede efectuar a partir de los determinantes que
acabamos de estudiar. Así, todos esos determinantes pueden afectar negativamente a la
salud y constituir un riesgo:
-La biología humana. La predisposición genética a sufrir una enfermedad, así como una
edad avanzada, son factores de riesgo.
-El medio ambiente. Un entorno peligroso, con contaminantes, etc. afectará
negativamente a la salud.
-La asistencia sanitaria. Un servicio sanitario deficiente supone un riesgo para la salud
de la comunidad a la que debe atender.
1.2.2. Los indicadores de salud
El estudio de los determinantes –y de los riesgos− permite saber qué factores se deben
tener en cuenta para mejorar la salud de una comunidad. Pero en cualquier estudio es
imprescindible cuantificar los datos, para conocer el punto de partida y valorar la evolución.
El estilo de vida. Los factores de riesgo vinculados al estilo de vida son los que cada
persona puede controlar −mejorando su alimentación, haciendo ejercicio adecuado a su
estado físico, etc.−. Por esta razón son el objetivo principal de las campañas de
promoción de la salud.

Los indicadores de salud aportan información sobre el


nivel de salud de un colectivo.

Los datos que se estudian y cuantifican para determinar el estado de salud de una población
se denominan indicadores de salud.
En España disponemos desde hace varios años de un sistema de indicadores de salud que
ofrece un análisis periódico de la situación sanitaria.
Este sistema agrupa los indicadores en:
Esperanza de vida. Incorpora diversos indicadores, como la esperanza de vida al nacer
(EV), la esperanza de vida en buena salud (EVBS) o la esperanza de vida libre de
incapacidad (EVLI).
Mortalidad. Presenta de manera separada este indicador en función de las causas que la
provocan: enfermedades crónicas, enfermedades infecciosas susceptibles de
vacunación, enfermedades infecciosas de transmisión sexual y sida, causas externas
(accidentes, suicidios), consumo de tabaco, alcohol u otras drogas, calidad del sistema
sanitario, etc.
Morbilidad (personas afectadas por la misma enfermedad). Proporciona información
sobre altas hospitalarias y grupos diagnosticados, enfermedades de declaración
obligatoria, incidencia del cáncer o víctimas de accidentes de tráfico.
Incapacidad y salud subjetiva. Se refiere a aspectos como incapacidad permanente o
restricción temporal de la actividad, y también a un concepto novedoso, el indicador de
percepción subjetiva de salud, que muestra cómo valoran las personas su estado de
salud.
Salud materno-infantil. Incluye indicadores como la mortalidad infantil, la mortalidad
perinatal, los nacimientos según la edad de la madre, el peso del bebé al nacer, la
lactancia materna, la interrupción voluntaria del embarazo, la fertilidad o la vacunación
infantil.
Hábitos y estilos de vida. Presenta datos referentes a consumo de tabaco, alcohol y otras
drogas, práctica de actividad física, obesidad o dieta alimentaria.
Todos estos indicadores se presentan desagregados por sexo, edad y comunidad
autónoma. En los últimos años, además, se ha incorporado un análisis de la situación
española respecto de los demás países de la Unión Europea, lo que permite una fácil
comparación con la situación de los Estados vecinos.
Los indicadores de salud son una herramienta para la planificación de
estrategias sanitarias públicas.

El conocimiento de los indicadores de salud es muy importante en todos los aspectos


relacionados con la política y la educación sanitarias, pues conocer el nivel y la evolución de
los indicadores permite establecer prioridades y adoptar las estrategias y actuaciones más
adecuadas a la situación real.

¡Tenlo en cuenta!
Desde mayo de 2013 el sistema europeo de indicadores de salud se denomina European Core Health Indicators

(ECHI). La lista incluye 88 indicadores, agrupados en las siguientes categorías:

Demografía y situación socioeconómica.

-Estado de salud.

-Determinantes de salud.

-Intervenciones de salud: servicios de salud.

-Intervenciones de salud: promoción de la salud.

Por ejemplo, si los indicadores de salud informan de que la tasa de obesidad en personas
de la tercera edad ha crecido cinco puntos en los últimos diez años y supera el 20%,
probablemente consideremos acertada la presentación de un plan o un programa de
prevención de la obesidad en personas mayores de sesenta y cinco años.

1.3. La valoración del estado de salud


El estudio de determinantes e indicadores orienta sobre el estado de salud de una
comunidad y sobre los aspectos en que deben centrarse las actuaciones de forma general.
Pero para valorar el nivel de salud de una persona concreta no podemos recurrir a las
estadísticas, sino que debemos efectuar una valoración personal. En la oficina de farmacia
podemos hacerla mediante:
-Cuestionario referente a su entorno y estilo de vida, que permita detectar riesgos y
proponer acciones para evitarlos o reducirlos. Estos cuestionarios pueden ser generales,
o bien centrados en algún tema sobre el que la persona haya efectuado una consulta. En
las próximas unidades estudiaremos algunas de las cuestiones que se deben plantear
ante ciertos problemas y las opciones que se pueden proponer.
-Medición de parámetros somatométricos y constantes vitales. Estas mediciones
aportan datos que permiten valorar el estado de salud desde un punto de vista
estrictamente físico.
1.3.1. Los parámetros somatométricos
Los parámetros somatométricos o antropométricos son medidas de valores del cuerpo
humano que aportan información indirecta y aproximada sobre su estado.
Los parámetros somatométricos evaluables en la oficina de farmacia son el peso, la talla y
el índice de masa corporal (IMC).

El peso
Mediante el peso expresamos, en kilogramos (kg), la masa o cantidad de materia que
contiene un cuerpo.
La medición del peso
El peso se mide en una balanza o báscula. En las farmacias encontramos básculas
electrónicas y digitales que registran la información en pantalla y por escrito. Muchas de
estas básculas registran además otros parámetros, como la talla o el índice de masa
corporal.
En el caso de los recién nacidos, existen básculas específicas llamadas pesabebés. La
mayoría de ellas son automáticas y solamente es necesario colocar al bebé encima para
obtener la lectura del peso.
El peso ideal
Se define como peso ideal el que, con relación a una talla, se asocia al índice de mortalidad
más bajo para una población estándar.
Hay distintas formas de calcular el peso ideal, pero normalmente lo encontramos en tablas
como las siguientes, que tienen en cuenta la talla, el sexo y la complexión de la persona.
Además, expresan el resultado en un intervalo de pesos y no con una cifra exacta.
En el caso de los bebés, y de los niños y niñas, no se pueden aplicar las tablas anteriores
ya que, como es lógico, mientras dura el crecimiento el peso ideal se debe relacionar
necesariamente con la edad. Para hacerlo se usan las curvas de crecimiento de la OMS,
entre las cuales encontramos las que relacionan peso y edad. Existen curvas para niños y
para niñas y, para edades de 0-5 y 5-19 años.
Estas curvas llevan una línea verde, que es el valor de referencia idóneo, y dos líneas rojas
que delimitan el intervalo de normalidad. Por encima y por debajo de las líneas rojas hay
unas líneas negras: cuando el valor está por encima de la superior o por debajo de la inferior,
se considera que es una situación anómala que requiere una intervención específica.

Muestra de una tabla de crecimiento infantil de la OMS.

La curva que reproducimos es la de peso/edad para niñas de 0-5 años. En la página web de
la OMS (www.who.int) se pueden encontrar las demás curvas de peso/edad, así como las
tablas de talla/edad y de IMC/edad, también en este caso separadas en dos franjas de edad
(0-5 y 5-19 años) y por sexos.

¡Tenlo en cuenta!
Determinar el peso corporal de un bebé permite valorar su estado nutricional y sirve como referencia para

evaluar su desarrollo.

A pesar de que en todos los controles pediátricos se toma el peso, es muy frecuente que la madre o el padre

efectúen un seguimiento adicional del peso de su hijo en la oficina de farmacia. Por esta razón es importante que

el personal farmacéutico esté familiarizado con las curvas de peso y edad para lactantes.
La talla
La talla es la estatura o altura de las personas, expresada en centímetros (cm).
Actualmente la mayoría de las básculas que hay en las oficinas de farmacia miden
directamente la talla, además del peso. Para que la medición sea correcta, la persona se
debe situar erguida, con los tobillos juntos, la espalda recta y la cabeza colocada de manera
que la mirada sea horizontal.

La mayoría de las farmacias tienen balanzas digitales que miden


también la talla

En el caso de personas adultas, la talla se mantiene, aunque durante la vejez se puede ver
reducida. En el caso de bebés y de niños y niñas, en cambio, va aumentando y se debe
controlar para verificar que el crecimiento se está produciendo dentro de los márgenes
normales.
Respecto a los bebés, la valoración de la talla se realiza con un tallímetro para bebés, que
consiste en una tabla metálica provista de una escala graduada con dos soportes o
plataformas, uno de los cuales está fijo mientras que el otro se puede mover para ajustar la
medida, con el bebé tumbado. (DOC. 1.2)
Para valorar la talla medida en bebés y en niños y niñas se utilizan las curvas de la OMS
que, en este caso, relacionan la talla y la edad.
El funcionamiento de estas curvas es el mismo que hemos explicado para las de peso/edad:
hay una línea verde que marca el valor de referencia en cada edad, líneas rojas por encima
y por debajo de ella que delimitan el intervalo de normalidad, y líneas negras aún más
externas. Cuando el valor obtenido se sitúa por encima o por debajo de las líneas negras se
requiere una atención especial.

Documento 1.2
Procedimiento de toma de la talla de un recién nacido
Se hace la medición usando un tallímetro. El procedimiento para usarlo es el siguiente:
1. Dispón la plataforma para los pies en el punto cero.
2. Coloca el bebé en decúbito supino apoyando firmemente las plantas de los pies sobre la
plataforma.
3. Desplaza la plataforma móvil de la zona de la cabeza hasta tocarla procurando mantener
al pequeño estirado.
4. Sobre la escala graduada lee el valor que coincide con la plataforma de la cabeza
correspondiente a la talla del bebé.
El IMC
El índice de masa corporal (IMC) es un indicador simple de la relación entre el peso y la
talla que se utiliza frecuentemente para identificar el sobrepeso y la obesidad en los adultos.
Se calcula dividiendo el peso de una persona en kilos por el cuadrado de su talla en metros.

El resultado es un valor que se interpreta atendiendo al criterio siguiente:

Valor IMC Interpretación

< 20 Por debajo del peso ideal

20 - 25 Peso ideal

25 - 27 Sobrepeso

27 - 30 Ligera obesidad

30 - 40 Obesidad moderada

> 40 Obesidad mórbida

De forma resumida podemos decir que:


-Un IMC igual o superior a 25 determina sobrepeso.
-Un IMC igual o superior a 30 determina obesidad.
En el caso de bebés y niños y niñas, las curvas de la OMS sirven para valorar su IMC,
relacionándolo con el sexo y la edad.

1.3.2. Las constantes vitales


Las constantes vitales son parámetros que se pueden valorar de forma objetiva y que nos
aportan información básica sobre el funcionamiento del organismo.
Es importante conocer los valores normales de cada una de ellas para poder determinar
cuándo existe una alteración. Las constantes vitales evaluables en la oficina de farmacia
son cuatro: tensión arterial, temperatura, pulso y respiración.

La tensión arterial
La tensión arterial es la presión que ejerce la sangre impulsada por el corazón sobre las
paredes de las arterias.
La tensión arterial oscila a lo largo del ciclo cardiaco:
-Durante la sístole alcanza un valor máximo, que se denomina presión arterial
sistólica (PAS).
-Durante la diástole alcanza un mínimo, denominado presión arterial diastólica (PAD).
Valores estándar e interpretación de resultados
La tensión arterial se mide en milímetros de mercurio (mmHg) y se expresa con dos valores:
la PAS o máxima y la PAD o mínima:

¡Tenlo en cuenta!
El registro de la tensión arterial en la oficina de farmacia consiste en el trámite de una hoja de registro, a menudo

proporcionada por las casas comerciales farmacéuticas, en la que consta el día, la hora y las cifras de PAS/PAD,

separadas por una barra inclinada. Por ejemplo: 125/85.

Se debe tener en cuenta que la tensión arterial pueda variar con factores como:
-La edad. La presión aumenta gradualmente a lo largo de la vida debido al deterioro
fisiológico de las arterias.
-La hora del día. Por la tarde es más elevada que por la mañana.
-El ejercicio físico. La presión aumenta con el ejercicio físico.
-El nerviosismo. La presión se eleva en estados de ansiedad.
Si bien tanto la hipertensión como la hipotensión arterial provocan un desequilibrio en el
organismo, la hipertensión es la que ocasiona más problemas y la de consulta más frecuente
en la oficina de farmacia. De forma general, aconsejaremos medidas preventivas destinadas
a limitar los factores que favorecen la hipertensión, como la obesidad, la falta de ejercicio, el
estrés o el consumo excesivo de sal.

¡Tenlo en cuenta!
La hipertensión arterial es un factor de riesgo de enfermedades cardiovasculares graves como la embolia

cerebral, el aneurisma o el infarto de miocardio.

Cuando la lectura supera los valores de 220/120 mmHg, consideraremos que se trata de
una urgencia hipertensiva y deberemos avisar al farmacéutico o farmacéutica.

La medición de la tensión arterial


Disponemos de dos métodos para la toma de la presión arterial: el auscultatorio y
el automático.

¡Tenlo en cuenta!
La revisión y la calibración anual de los aparatos por parte del fabricante o del técnico de mantenimiento

autorizado son imprescindibles.


-Método auscultatorio. Es el método tradicionalmente utilizado en la oficina de farmacia
y requiere un cierto entrenamiento. (DOC. 1.3)
Para hacer una medición por este método se necesitan dos instrumentos:
1-Un esfigmomanómetro, que está formado por un manómetro que mide la presión y
un manguito hinchable que se coloca alrededor del brazo.
2-Un fonendoscopio, para auscultar la aparición y desaparición de los latidos después
de la compresión y descompresión de la arteria braquial.
-Método automático. Es el método más utilizado en las oficinas de farmacia. La toma se
realiza con un esfigmomanómetro digital, con lo que no es necesario el uso del
fonendoscopio.
El uso de estos equipos es muy simple: se coloca el manguito sobre el punto anatómico que
corresponda –brazo o muñeca−, se pulsa el botón de inicio y en unos segundos aparecen
en la pantalla las cifras de tensión máxima y mínima y las pulsaciones por minuto.

Toma de la presión arterial mediante los métodos auscultatorio (a) y


automático (b).

Documento 1.3
Procedimiento de determinación de la tensión arterial
por el método auscultatorio
1. Prepara el material. Comprueba que el equipo funciona correctamente y desinfecta las
olivas del fonendoscopio con alcohol.
2. Lávate las manos y ponte los guantes.
3. Coloca el manguito desinflado en un 80% alrededor del brazo del usuario. El extremo
inferior tiene que quedar a unos 2-3 cm de la fosa cubital para permitir la colocación de la
campana del fonendoscopio.
4. Palpa la arteria braquial y coloca suavemente la campana del fonendoscopio en este
punto.
5. Cierra la válvula que presenta la pera de goma –haciendo girar la rosca– e infla el
manguito hasta 200 mmHg. Comprueba que no se oyen ruidos; si oyes algún latido tendrás
que volver a cerrar la válvula e insuflar unos milímetros más de mercurio por encima de 200
mmHg.
6. Desinfla el manguito poco a poco, aflojando la rosca ligeramente, mientras escuchas con
atención.
7. El primer ruido que escuches corresponde a la presión máxima sistólica y el último a la
presión mínima diastólica.
8. Abre completamente la válvula para dejar salir todo el aire y retira el manguito del brazo
del paciente.
9. Anota las cifras PAS/PAD en la hoja de registro.
10. Recoge y desinfecta el material utilizado.
11. Retira los guantes y lávate las manos.
¡Tenlo en cuenta!
Normas para realizar una correcta medición de la presión arterial:

-El ambiente tiene que ser tranquilo.

-La persona usuaria tiene que estar en reposo, sentada, con el brazo apoyado a la altura del corazón y sin que la

ropa le oprima.

-Se recomienda que no haya bebido alcohol, fumado ni tomado café durante la hora anterior a la determinación.

La temperatura
La temperatura corporal es el grado de calor que presenta el organismo procedente del
equilibrio entre el calor producido (termogénesis) y el calor perdido (termólisis).
Los mecanismos internos que toman parte en la termogénesis son principalmente la
actividad muscular, el metabolismo de los alimentos y la producción de algunas hormonas.
Mientras que los mecanismos internos que toman parte en la termólisis tienen que ver con
la sudoración, la respiración (emisión de vapor de agua) y la vasodilatación.

Valores estándar e interpretación de los resultados


La temperatura varía según la zona en que se efectúe la medición. Así, el valor normal en
una persona adulta oscila entre 36 ºC y 37 ºC en la región axilar, mientras que en la región
bucal o rectal suele ser 0,5 ºC más elevada.
La temperatura corporal se puede ver alterada por diversos factores, como:
-La edad. Los recién nacidos y las personas ancianas presentan mayor dificultad en la
termorregulación asociada a factores ambientales.
-La hora del día. Habitualmente la temperatura corporal aumenta 1 ºC a lo largo del día.
-El ejercicio físico. Las contracciones musculares producen calor, por lo que implican una
elevación de la temperatura corporal.
-La ovulación. En la mujer existe una ligera elevación de la temperatura corporal durante
el periodo de ovulación por efecto de la secreción de progesterona.
-El estado emotivo. Los estados emocionales que impliquen la secreción de adrenalina y
noradrenalina, como el estrés, producen un aumento del calor corporal.
-La temperatura ambiental. La temperatura corporal suele aumentar en ambientes muy
cálidos y disminuir en los fríos.

Los recién nacidos, debido a su inmadurez neurológica, no


regulan bien la temperatura, por lo que se les debe proteger
del frío y del calor.
En general podríamos decir que si la temperatura es superior a la normal hay una
hipertermia, y si es inferior, una hipotermia. Pero desde un punto de vista clínico estos
términos se reservan para desviaciones graves:
-Hipertermia: cuando la temperatura corporal supera los 41 ºC.
-Hipotermia: cuando la temperatura corporal está por debajo de los 35 ºC.
Un incremento o descenso de la temperatura se puede deber a factores externos,
especialmente a la temperatura ambiental, pero también se puede deber a alguna alteración
en el organismo.
Cuando se produce un aumento de la temperatura corporal como respuesta a una
enfermedad decimos que la persona tiene fiebre.
Según su intensidad podemos clasificar la fiebre en:
-Temperatura subfebril o febrícula: entre 37,5 y 37,9 ºC.
-Fiebre moderada: entre 38 y 39 ºC.
-Fiebre alta: entre 39 y 40,5 ºC.
-Fiebre muy alta: más de 40,5 ºC.

La medición de la temperatura
A pesar de que en la oficina de farmacia no es habitual la medición de la temperatura
corporal, creemos que es importante conocer la variedad de termómetros que se dispensan
en ella para poder orientar al usuario en su uso y lectura.
Existen en el mercado diferentes tipos de termómetros, que podemos agrupar
en digitales e infrarrojos:
-Termómetros digitales. Se utilizan para medir la temperatura axilar. Se colocan en la
axila y se mantienen en ella aproximadamente un minuto, hasta que una señal acústica
avise del final de la medición.

Termómetro digital.

-Termómetros infrarrojos. Efectúan la medición en pocos segundos. Los que más se


usan son los siguientes:
1-Timpánicos. Se coloca la sonda del termómetro, con una funda protectora, en el
conducto auditivo.
2-Frontales. Se coloca la sonda sobre la frente.
3-Sin contacto. Permiten la lectura instantánea, colocando el termómetro a una
distancia de entre 5 y 15 cm de la frente.
¡Tenlo en cuenta!
La fiebre normalmente se acompaña de unos síntomas, algunos subjetivos y otros objetivos.

Subjetivos: cansancio, malestar, dolor de cabeza y extremidades, escalofríos o sensación de calor,

hipersensibilidad a la luz.

Objetivos: aumento del pulso y de la frecuencia respiratoria, enrojecimiento y calentamiento de la piel, reducción

de la cantidad de orina, lengua seca, labios agrietados, sudoración profusa sobre todo al bajar la temperatura,

ojos brillantes, intranquilidad, confusión y alucinaciones.

El pulso
El pulso es la dilatación de la arteria causada por la llegada de sangre procedente del
corazón por la contracción cardiaca. Se percibe al palpar una arteria sobre un hueso.
Se pueden estudiar distintas características del pulso, como son la frecuencia, la intensidad
o el ritmo. La que se puede medir e interpretar más fácilmente es la frecuencia cardiaca.
La frecuencia cardiaca es el número de latidos por minuto.

Valores estándar e interpretación de resultados


La frecuencia cardiaca se expresa en pulsaciones por minuto (ppm) y se mide siempre en
situación de reposo.

Debemos tener en cuenta que hay una serie de factores que pueden alterar los valores de
la frecuencia cardiaca:
-La edad (DOC. 1.4). La frecuencia cardiaca va disminuyendo con la edad.
El ejercicio físico. Durante la práctica de ejercicio físico las pulsaciones por minuto
aumentan.
-El estado emotivo. Las situaciones de estrés y ansiedad modifican la frecuencia
cardiaca, elevándola por encima de los valores normales.
-La fiebre. El aumento de temperatura corporal hace que aumente la frecuencia cardiaca.
-La toma de medicamentos. Algunos depresores del sistema nervioso central, como las
benzodiacepinas, disminuyen la frecuencia cardiaca. Por el contrario, ciertos
psicoestimulantes como las anfetaminas, la aumentan.

¡Tenlo en cuenta!
Muchas personas se ponen nerviosas cuando se les toma el pulso y se les aceleran los latidos. Es importante

conseguir que la persona se sienta cómoda y relajada para evitar el efecto del nerviosismo.

La medición del pulso


El pulso se valora mediante la palpación con la porción distal de los dedos índice y corazón.
Los dedos se sitúan sobre una arteria y se presiona suavemente contra un hueso para
percibir el pulso. En cuanto se perciben las pulsaciones, se cuentan durante unos segundos
y se calcula cuántas cor-responden a un minuto. Por ejemplo, se pueden contar las
pulsaciones en 10 segundos y multiplicar por 6 para obtener las pulsaciones por minuto.
Existen diversos puntos anatómicos para la palpación del pulso, aunque los más
recomendados son:
-Pulso radial. Sobre la arteria radial en su recorrido por encima del radio, en la cara interna
de la muñeca.
-Pulso carotídeo. Sobre la arteria carótida, entre la tráquea y el músculo
esternocleidomastoideo.
-Pulso braquial. Se utiliza en el caso de lactantes. Se palpa en la cara interna del brazo,
sobre la arteria braquial.

Pulso radial (a) y pulso carotídeo (b).

¡Tenlo en cuenta!
La persona debe estar en una postura cómoda y relajada.

El dedo pulgar tiene pulso propio, por lo que nunca debemos tomar el pulso con él.

Se debe verificar si la persona se encuentra en tratamiento con medicación que pueda alterar su frecuencia

cardiaca o acaba de realizar una actividad física.

Documento 1.4
Tabla de valores normales de frecuencia cardiaca
según la edad

La respiración
La respiración es el mecanismo mediante el cual el organismo realiza el intercambio de
gases, introduciendo oxígeno en los pulmones y expulsando dióxido de carbono.
Tal como ocurre con el pulso, se pueden valorar distintas características de la respiración,
aunque la más sencilla de medir e interpretar es la frecuencia respiratoria.
Denominamos frecuencia respiratoria el número de respiraciones por minuto.
Valores estándar e interpretación de resultados
La frecuencia respiratoria se expresa en respiraciones por minuto (rpm) y se mide siempre
en situación de reposo.

Hay una serie de factores que pueden alterar los valores de la frecuencia respiratoria:
-La edad. Los valores normales de frecuencia respiratoria son más elevados en los
primeros años de vida y van disminuyendo al acercarse la edad adulta.
-El ejercicio físico. Durante el ejercicio físico aumentan las respiraciones por minuto
debido a los mayores requerimientos de oxígeno.
-El estado emotivo. Situaciones de estrés y ansiedad modifican la frecuencia respiratoria,
elevándola por encima de los valores normales.
-El estado patológico. Dolencias como la neumonía, la insuficiencia respiratoria o la
insuficiencia cardiaca aumentan la frecuencia respiratoria.

La medición de la frecuencia respiratoria


En este caso se hace por observación, contando las respiraciones durante unos segundos
y calculando cuántas corresponden a un minuto. Para hacer una buena medición es
interesante no informar a la persona de que estamos midiendo su frecuencia respiratoria, lo
cual ayuda a evitar que altere los movimientos respiratorios o se ponga nerviosa.

¡Tenlo en cuenta!
Durante el primer año de vida, la frecuencia respiratoria está entre 30 y 40 rpm.

No debemos advertir a la persona de que vamos a medir su


frecuencia respiratoria.

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