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En la PRIMERA ENTREVISTA con la familia, la actitud del terapeuta consiste en llevar a cabo una exploración
en términos sistémicos: el foco o atención, no se pone sólo en el síntoma sino también en el contexto.
La técnica del diagnóstico familiar se ordena a lo largo tres niveles que se entremezclan:
La confección del "genograma" juega un papel esencial en el diagnóstico. Un genograma es un gráfico que
registra información sobre los miembros de una familia y sus relaciones sobre por lo menos tres generaciones.
Los genogramas muestran la información familiar en una forma que permite contemplar de un vistazo rápido
patrones familiares complejos y además es una fuente rica de hipótesis acerca de cómo un problema clínico
puede estar conectado con el contexto familiar y la evolución del problema y del contexto con el tiempo.
Informaciones concretas que son necesarias ir obteniendo a lo largo de la primera entrevista y en las
sucesivas.
Cuestiones centradas en la organización doméstica: quién se levanta primero, quién lleva los niños al colegio,
quién llega el último a casa y a qué hora, quién lleva las cuentas, quiénes ven más la televisión, quién es el
que controla el mando a distancia del televisor, entre otros.
Sucesos significativos recientes: muerte, nacimiento, matrimonio, separación, jubilación, embarazo, aborto,
retorno después de una larga ausencia.
Algún suceso importante ocurrido en el pasado
¿Algo o alguien ha cambiado por la misma época en que el P.I. empezó a manifestar los síntomas?
El terapeuta, a través de "preguntas directas" y "preguntas circulares" cuida que cada miembro pueda
expresarse. Presta una "atención sostenida" a la manera como se desarrollan las intracciones y las
comunicaciones.
Observa ¿quién habla primero? ¿quién habla más? ¿quién se calla? ¿quien quita la palabra a quién? ¿cuál es
el grado de claridad de los mensajes? ¿cómo se desarrollan las secuencias? ¿cuáles son las pautas
repetitivas? ¿es compartida la centralización, por parte de todos los miembros, en el paciente identificado?
¿existen incongruencias entre lo digital y lo analógico? ¿la familia es capaz de metacomunicar? ¿de
permanecer en el tema? ¿qué alianzas y coaliciones se manifiestan? ¿se detectan descalificaciones? ¿dobles
vínculos? ¿quién es el favorito? ¿y el rechazado? ¿y el "malo"? ¿y el frágil? ¿cuál es la intensidad de los
contactos físicos? ¿cuáles son las configuraciones posturales, gestos, tonos de voz, etc.).
Al mismo tiempo, el terapeuta estará atento a su propia manera de reaccionar y de dejarse impregnar por él
clima emocional de la sesión.
Poco a poco, se dibujan en la mente del terapeuta las constelaciones transaccionales típicas de la familia;
esto le permite elaborar hipótesis sobre el sistema familiar. Los elementos conceptuales que tiene que
manejar los resumimos en los siguientes puntos:
La hipótesis a elaborar, en función del enfoque teórico del terapeuta, podrá basarse:
Debido a que el terapeuta realiza el diagnóstico familiar a través de su unión con la familia", debe saber
establecer una alianza terapéutica (Acomodación) en la que la utilización de su propia personalidad juega un
papel importante.
El terapeuta debe demostrar empatía, calor, utilización de sí mismo, adaptación a contextos cambiantes.
También, debe tener un sentido "autocrítica", un poco de humor, imaginación y sentido lúdico. Tan negativo
puede ser una actitud fría y neutra de "especialista" o de "estratega por encima de todo", como la actitud
inversa en la que el terapeuta tiene un 11 enganche emocional" intenso y mal controlado. Tampoco, no hay
que olvidar que las relaciones que el terapeuta mantiene con su propia familia pueden jugar un papel
considerable en el estilo relacionar que adoptará con las familias que va a tratar.