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FALLO Nº 402

ROMANO, Jonathan.

Santa Rosa, 18 de junio de 2018.

1. Visto, oído y considerando:

El día 18 del corriente mes y año, en la sede de la Audiencia de Juicio de la Primera Circunscripción Judicial, con
la actuación unipersonal del suscripto, se celebró la audiencia de debate oral y público, de la causa correspondiente al
legajo nº1978/15, caratulado: “Ministerio Público Fiscal c/ROMANO, Jonathan s/Homicidio”, seguida contra Jonathan
Romano, D.N.I. Nº 33.015.902, argentino, soltero, hijo de Mariana González y Juan Romano, con domicilio en calle
Sarmiento N°187 en calle 30 Nº 1226, de esta ciudad.

Intervinieron, en representación del Ministerio Público Fiscal, los Fiscales Franco Churrainco, Luciano Churrainco,
Aurelia Aguilar y Aldo Acuñaz; y como defensores del acusado, Guillermina Baldone, Daniel Larrialde, Agustín
Sonconni y Emilia Borderó.

La grabación audiovisual del debate se registró en el sistema informático de la Oficina Judicial bajo el nº 131242.

2. Las pretensiones de las partes.

Los Fiscales acusaron a Jonathan Romano, alias “El Tanque”, de ser autor material y penalmente responsable del
delito de Homicidio Simple, según lo establecido en el artículo 79 del Código Penal, con fundamento en el siguiente
hecho: el acusado el día 04 de enero de 2015 en la esquina de calle Amenábar y Salta, siendo las 00:45 horas dio muerte a
través de patadas certeras en la cabeza a Ignacio Gutierrez, causándole la muerte. Ello ocurrió luego de que la víctima
llegara al lugar con su novia Tamara Rivero, los cuales venian del local bailable “El Hacker Mate” y cuando fueron a la
parada de de colectivos había tres chicos (Jonathan Romano, Camilo Ortíz y Agustín Salinas) y una mujer (Eugenia De
Luca) que al verlos se rieron en voz baja de ellos, generándose una pequeña discusión. Agustín incitó a la pelea y a
insultarlo a Jonathan, diciéndole “trolo, cagón”, desencadenándose la pelea. Esto terminó con la víctima en el suelo por un
tropiezo con un cartel caído y pegándose la cabeza contra el piso. Allí, Agustín Salinas –menor-, le pegaba estando
encima de la víctima y en un momento cuando quizo levantar la cabeza, Jonathan Romano le pegó una patada en la nuca
produciendo el desmayo de la víctima. Luego le siguió pegando en la cabeza, produciéndose el deceso en el Hospital.
Solicitó se le aplique al encartado la pena de 25 años de prisión por el delito de homicidio simple.

Los defensores consideraron que se está ante una persona inocente, porque el acusado actuó habilitado por la
legítima defensa de un tercero, en el caso su amigo Agustín, y que el medio empleado, los puntapiés, resultaban en la
ocasión un medio razonable e indispensable para evitar la casi segura muerte o grave lesión que la víctima hubiera
ocasionado a Agustín Salinas de no haber intervenido su defendido para evitarlo. Asimismo sostuvieron que a todo
evento, para el caso que hubiera sido las agresiones infligidas por Romano a Gutierrez, éstas nunca fueron aplicada con el
objetivo de provocarle la muerte sino de desactivar la agresión hacia su amigo.

El imputado, previas formalidades de rigor, manifestó sus deseos de declarar y dijo: No fue mi intención matarlo;
la verdad es que Nacho nunca me cayó muy bien que digamos pero de ahí, a querer matarlo hay muchísima distancia. Lo
que decíamos por whatsapp era jodiendo, obvio que no soy -ni somos- unos asesinos. El día en que eso ocurrió, Nacho fue
quien comenzó a atacarnos. Muchos en el barrio sabemos que es re merquero y se pone muy agresivo. Cuando nos mostró
esa navaja que tenía, me pegue un cagazobárbaroy en esas circunstancias uno no sabe cómo reaccionar. Yo tenía miedo
que nos fuera a lastimar, y cuando sacó la navaja ya casi estaba encima de Agustín. En algún momento llegué a pensar
que realmente le iba a hacer algo muy malo a Agustín. Nunca pensé estar en un problema como este. Siento que arruiné
mi vida, recién empecé a estudiar la carrera de administración de empresas y mi viejo me estaba apoyando para poner un
negocio de productos tecnológicos ya que a mí desde chiquito me encanta la tecnología. Yo solo espero no causarles
mucho problema a mis papás y a mis dos hermanos, porque yo no soy un delincuente. Lo que pasó fue un accidente, no un
asesinato, le peque esas patadas para que Gutierrez deje de atacar a mi amigo.

3. La existencia de los hechos y la autoría.


La prueba debatida permite tener por cierto que Jonathan Romano, alias “el tanque”, el día 4 de enero de 2015 en
la esquina de calle Amenábar y Salta, siendo las 00:45 horas dio muerte a través de patadas certeras en la cabeza a Ignacio
Gutierrez, estando este último en un estado de indefensión. Ello ocurrió luego de que la víctima llegara al lugar con su
novia Tamara Rivero -los cuales venían del local bailable “El Hacker Mate”-, cuando fueron a la parada de colectivos
estaban Jonathan Romano, Camilo Ortiz, Agustín Salinas y Eugenia De Luca, que al verlos se rieron en voz baja de ellos,
generándose una pequeña discusión. Agustín incitó a la pelea y a insultarlo a Jonathan, diciéndole “trolo, cagón”,
desencadenándose la trifulca. Esto terminó con la víctima en el piso por un tropiezo con un cartel caído y pegándose la
cabeza contra el piso. Ya en el suelo Agustín Salinas, menor, le pegaba estando encima de la víctima y en un momento
cuando quiso levantar la cabeza, Jonathan Romano aprovecha esa situación sin peligro y riesgos de su persona, y le pega
una patada en la nuca produciendo el desmayo de la víctima. Luego le siguió pegando en la cabeza, produciéndose el
deceso en el Hospital.

Los elementos de convicción que fundamentan esta conclusión son:

En primer lugar, las declaraciones de los testigosque permiten reconstruir históricamente de manera precisa el
suceso.

El policía Cristian Nicora declaró que el día de la fecha, 4 de enero de 2015, recibió una llamada de la Central de
Emergencias sobre una presunta pelea en la intersección de las calles Amenábar y Salta de este partido de La Matanza. Al
llegar al lugar las únicas personas a la vista eran una joven (luego identificada como Tamara Rivero), que en medio de una
crisis de llanto estaba arrodillada junto a un muchacho (luego identificado como Ignacio Gutiérrez) que se encontraba
tirado en el suelo. Casi simultáneamente dijo que llegó la ambulancia municipal. Tras una breve constatación del estado
grave del joven inconsciente lo trasladaron al hospital local. Entretanto, recabó de la joven un relato confuso (fruto de un
estado de nervios muy evidente) del que sólo pudo sacar en limpio que había ocurrido una pelea entre el joven herido y
varias personas más. No encontró rastro alguno que pudiera vincularse al episodio, con la sola excepción de una navaja
tipo cortaplumas, una gorra roja y un celular iPhone 4 tirado a menos de un metro del lugar donde se encontraba el
herido.Fue quien resguardó las evidencias en sobres bajo los números 63044, 63045 y 63046, con su firma. Los que previa
descripción le fueron exhibidos y reconocidos, e incorporados como prueba materialal proceso.

El policía Pedro Pablo Pimienta dijo que el 4 de enero de 2015 y siendo las 00:45 horas, junto a su compañero
Cristian Nicora estaban patrullando cuando recibieron una alerta del Sistema de Emergencias 911 para que ir a la esquina
de las calles Amenábar y Salta. Al arribar al lugar encontraron a una joven arrodillada junto a un masculino, luego
identificado como Ignacio Gutiérrez, quien yacía sobre el césped con sus pies cerca de un cartel de publicidad. La chica se
identificó como Tamara Rivero y dijo ser la novia del chico que se encontraba inconsciente. Minutos después, él y su
compañero Cristian Nicora se entrevistaron con una persona de nombre Alberto De Luca, quien les indicó el domicilio de
Camilo Ortiz, quien habita en el número 23 de la calle Argentina esquina con la calle Mármol. Luego se presentaron en el
domicilio del menor Agustín Salinas en el número 77 de la calle José Martí, a quien previa comunicación e instrucciones
del Fiscal de Responsabilidad Penal Juvenil de turno, se localizó e identificó. Luego hizo lo propio con el imputado
Jonathan Romano conforme sus instrucciones. En lo que concierne al joven Jonathan Romano, alias “El Tanque”, dijo que
se apersonó en el domicilio marcado con el número 211 de la calle Dardo Rocha ubicado entre las calles Cotagaita y
Formosa, fue el propio Jonathan Romano, quien abrió la puerta del domicilio y se identificó como tal. Posteriormente
procedió a detenerlo y hacerle saber sus derechos como presunto responsable del delito de homicidio en contra de Ignacio
Gutiérrez alias el “Nacho Machín”, poniéndolo a disposición de la autoridad competente.

El testigo Alberto De Luca, quien estaba observando la escena en ese momento y dijo vivir a escasos cincuenta
metros del lugar de los hechos, sobre la calle Salta casi esquina con la calle Tomas Justo Villegas, dijo que indicó que su
hija estuvo presente en los hechos así como su sobrino Camilo Ortiz y otros amigos de ellos. También agregó que al
momento que ocurrieron los hechos, estaba acostado viendo unos programas de “Crónica”, cuando llegó su hija Eugenia y
le dijo que Jonathan y Agustín, con quienes había estado en la calle momentos antes, estaban peleando con otro joven.
Que por la pelea, ella y Camilo, su primo, decidieron irse ya que la cosa se estaba poniendo muy mal. Eugenia le contó
que un tal Nacho, sacó una navaja en medio de una discusión y todos se asustaron. Dijo que había querido agredir a su
amigo Jonathan y empezaron a darse piñas.Asimismoseñaló que no le caía bien Romano, que tenía mala fama en el barrio,
al igual que la víctima Ignacio Gutierrez.
La ausencia de otros rastros (no quedaron trazas de sangre, ni improntas, ni huellas en el lugar en el que se
encontraba la víctima mientras era atendida por la ambulancia) hizo inútil la confección de planimetría, y las
documentación del escenario se limitó a la fotografía que fue tomada al día siguiente con luz solar al igual que las
evidencias recolectadas. Las que fueron exhibidas al policía Nicora y reconocidas.

Tamara Rivero, novia de la víctima desde hace 5 años. Relató que ese día fueron al local bailable “El Hacker
Mate”, pero no llegaron a entrar porque Nacho, como le decía ella, tuvo un problema con el tipo de seguridad. Al no
dejarlos entrar se tuvieron que volver a tomar el micro y llegando a la parada se encuentran con los chicos, entre los que
estaba el victimario, y se rieron de ellos dos. Eso hizo que “Nacho” se enojara, y les dijo que por qué no se iban a fumar
paco a otro lado. Entonces uno de ellos Agustin, le dijo que se calme, y Nacho le contestó medio fuerte. Agustín se le paró
enfrente y le empezó a hablar de cerca, como buscándolo para pelear, y otro que tenía un buzo blanco con capucha (el
acusado, a quien reconoció en la audiencia) le empezó a gritar y a decirle “cagón, trolo”. No tenía muy en claro si Nacho
los conocía o no, pero parece que discutían algo. El chico, según relató, lo esquivó, y después le pegó tremendo empujón
que hizo tropezar a Nacho con el caño de un cartel roto que estaba ahí, y se cayó de espaldas pegándose la cabeza contra
en el piso. Se le sentó encima y agarrándolo de una mano, le pegaba con la otra, hasta que en un momento la víctima quiso
levantar la cabeza y el acusado se metió y le dio una tremenda patada en la nuca o entre los hombros produciendo el
desmayo –se dio cuenta la testigo porque se cayó otra vez para atrás-. Todo lo cual represento en la audiencia. Entonces
mientras el que estaba encima le seguía pegando en la panza con el puño cerrado, el otro le metió dos patadas en la cabeza
a Nacho. A preguntas de la defensa reconoció que Gutierrez estaba enojado y se enojó con los chicos de la plaza.

Por su parte, la Dra. NicoleHarfuch, Perito Médico-Legista de la Fiscalía General practicó la autopsia al cadáver
de Ignacio Rodríguez y en la audiencia explicó que la causa de la muerte fue “lesión craneoencefálica traumática”,
pudiendo establecer que la víctima en autos fallece, entre las 00:00 y las 02:00 hrs., del día 4 de enero del año 2015. De tal
magnitud se constataron los golpes en la cabeza que hubo dos improntas compatibles con suelas gruesas y de profundos
desniveles. La primera marca aparece en la frente, por encima del arco superciliar derecho, de unos 6 cm de largo por 2,5
cm de largo. La segunda, en la mejilla y pómulo derechos, tiene una superficie más amplia (9 cm de largo por 5,2 de
ancho), y aparenta corresponder a un golpe aplicado con la suela (a manera de un pisotón o lo que en el fútbol se
denominaría “planchazo”). En el abdomen presentaba edemas posiblemente ocasionados por varios golpes con un objeto
romo y semiduro. En la espalda, en la unión de la última vértebra cervical C7 y la primera dorsal (D1), encontró otra
impronta ubicada casi exactamente sobre la línea media, de unos 4 cm en sentido horizontal y 1,5 cm en sentido vertical,
compatibles con la puntera de una zapatilla con líneas continuas horizontales. Todo lo que mostro en la audiencia sobre su
cuerpo y unas imágenes exhibidas. A la apertura craneal se constató hematoma subdural en área frontal de 100 ml. Se
constata fractura de techo de órbitas y lesión petequial con tumefacción cerebral frontal difusa y en menor medida
temporal. Con hemorragia intraparenquimatosa frontal. Signos de lesión axonal difusa con lesión hemorrágica del cuerpo
calloso. Signos de tumefacción frontal con aumento del volumen cerebral y signos de amígdalas cerebelosas infartadas
por aumento de la presión intracraneana.

Expresó que tanto el hematoma subdural frontal como la lesión axonal difusa son lesiones graves, y cada una de
ellas por sí sola pudo haber causado la muerte en este caso. La lesión en el lóbulo frontal puede asociarse a los golpes
recibidos en la zona facial. La lesión axonal difusa, por su parte, pareció estar más asociada a una violenta torsión del
cuello, como la que podría haber producido el golpe en la mejilla y pómulo derecho antes referido. A preguntas de la
defensa, reconoció que no podía determinar cuál lesión había sido la que provocó la muerte del Gutierrez.

La experta en informática Gabriela Pitus explicó que reviso un celular marca Apple, que confirmó pertenecía al
acusado y encontró en la aplicación WhatsApp un grupo de chateo, pcompuesto por el acusado, Agustín y Camilo, en el
que en un tramo el Sr. Romano había escrito el día 3 entre las 10.49 y 10.56 que si Gutierrez lo bardeaba lo iba a matar, de
lo que se desprendía a su criterio la intención de matar del acusado. A preguntas de la defensa terminó reconociendo que
no podía saber cuál era la intención de Romano.

A su turno Camilo Ortiz dijo que esa noche estaban tomando una cerveza entre cuatro: Jonathan, Agustín,
Eugenia y él, siendo supuestamente la primera y única botella que tenían y no llegaron a terminarla. Estaban contando
chistes, y vino Gutierrez y les dijo algo del paco. Los hizo enojar. Agustín le contestó diciéndole que no insulte. Entonces
la víctima se enojó y los insultó. El acusado le contestó “pelotudo, tomatela”. La victima habría hecho un movimiento,
como que sacaba del bolsillo una navaja, y se le va encima a Agustín, que se corre para que pase de largo, intentando
sacárselo de encima. La víctima, se fue para atrás, se tropieza y se cae de espaldas contra el piso golpeándose la cabeza.
Entonces Agustín trata de inmovilizarle la mano en la tenía el cuchillo o la navaja, pero se resistía, y por eso fue que Jona
se metió en la pelea supuestamente. En ese momento se fue con su prima. Respecto al cuchillo o navaja, no lo vio. Vio
que Jonathan le pegaba unas patadas a la víctima. No supo como terminó la cosa porque se fue hasta la casa de su tío a
dejar a Eugenia que vivía a una calle, y luego a su casa. A la mañana siguiente se enteró que Agustín y Jonathan estaban
presos y la victima muerta. A preguntas de la fiscalía reconoció que no vio la navaja y que tenían un grupo WhatsApp.

Eugenia De Luca dijo que esa noche estaban tomando cerveza en la esquina con Agustín, Jonathan, y su primo
Camilo. Estaban escuchando música y apareció Ignacio Gutierrez con su novia, y les dijo algo así como negros villeros, y
supuestamente los empezó a amenazar. En algún momento Jonathan le dijo algo como “dejate de joder, acá hay minas,…”
Entonces aparentemente Ignacio se enojó más, empezó a putearlos e insultarlos y habría sacado un cuchillo o algo
parecido. Dijo que Agustín se paró, se le puso adelante y le dijo que así no y menos enfrente de minas, Gutierrez estaba
drogado, quería armar quilombo. En eso vio que se le tiró encima a Agustín, el cual lo esquivó, cayéndose de espaldas
contra el piso. Luego no vio más porque le dijo a su primo Camilo que se quería ir. En algún momento se avivó y empezó
a grabar con el celular. Después Camilo la acompañó a su casa que queda a menos de una cuadra de donde fue el
problema. Le contó a su papá lo que había pasado y llamó al 911 y le sugirió que entregara la grabación para no meterse
en líos. Dijo que a Jonathan lo conocía hace un año más o menos. Con Camilo en un boliche, siendo siempre muy buen
amigo, llevándola al cine varias veces, a bailar y el otro día también la llevó a ver un partido de fútbol.Se le hizo escuchar
el audio incorporado a la investigación e indicó sobre el mismo, quienes eran los que decían cada una de las frases
escuchadas. En el mismo identificó a Camilo como el que señalaba: “…tiene una faca…”

Así las cosas, ingresando a ponderar la prueba rendida en el juicio, teniendo en cuenta la declaración del forense,
lo afirmado por Tamara, en cuanto a que Jonathan le aplicó varios golpes en la cabeza, lo que se ve corroborado por lo
manifestado por el médico forense, por una parte al explicar el mecanismo de los golpes, siendo contundentes las marcas
de las patadas en la cabeza y, por otra parte, las lesiones detectadas en el cerebro de Ignacio se acreditan y vinculan a la
elevada magnitud de la fuerza con que los golpes fueron aplicados, violencia compatible con golpes por patadas y que
ante la imposibilidad de defenderse de la víctima, debieron impactar de lleno sobre su cabeza, desencadenando el proceso
causal en el organismo de Ignacio Gutierrez que culminó con su deceso.

El testimonio de Gabriela Pitus, dejó en claro que el teléfono Iphone 4 de serie ABC89790, era propietario de
Jonathan Romano. Y además que en la conversación de “whatsapp” en el grupo denominado “los pibes dela plaza cañon”
(Agustin Salinas, Camilo Ortiz y el acusado), el día 3 de enero de 2015 a las 10:49 horas, el acusado expuso su voluntad
de matarlo si lo llegara a “bardear”, teniendo la idea de “acomodarlo” para hacerle saber quien mandaba, idea que fue
acompañada principalmente por Agustin.

Con eso tengo por acreditado que la intención de matarlo a golpes o acomodarlo existía, y que en el hecho
investigado aprovechó el estado de estado de indefensión de Gutiérrez para cumplir su cometido sin riesgos para su
persona. Es algo que manejaba Jonathan, lo que me permite tener por acreditado la existencia del dolo de darle muerte a
golpes.

Por último el audio incorporado por la Fiscalía, que fuera grabado por Eugenia de Luca y sobre el cual no
encuentro elementos suficientes para dudar de su veracidad, confirman los insultos previos a los golpes y que la víctima
sacó el cortaplumas (si bien no se encontraron huellas dactilares o algún otro elemento al respecto, los testimonios
confirmaron esta cuestión, sin perjuicio de las dudas que Camilo siembra al respecto), que fuera secuestrado en el lugar
del hecho. Se trata del momento previo a la paliza que recibió la víctima. Grabación que sin embargo no exime de
responsabilidad al acusado.

4. La calificación legal.

A mi entender, y sin perjuicio de los dicho por la Fiscalía, se ha configurado el delito de homicidio cometido con
alevosía previsto en el artículo 80 inciso 2 del Código Penal.

En este caso, debe tenerse en cuenta que la utilización de las patadas constituyeron un medio con una
potencialidad suficiente para causar graves daños, la elevada fuerza utilizada en la aplicación de los golpes que se traduce
en las múltiples hemorragias descriptas, la circunstancia de tener inmovilizado a la víctima contra el piso, inerte e
imposibilitado de atinar defensa alguna, facilitando que pudiera ser golpeado directa y reiteradamente en la cabeza. Ello
con las consecuencias lesivas graves que esa reiteración de golpes provocó en el cerebro. De tal modo, semejante agresión
tiene la suficiente aptitud para ser un medio razonablemente idóneo para causar la muerte, actuando a traición y
sobreseguro en tanto la víctima estaba indefensa y el victimario sin riesgo alguno.

La agresión sufrida por Ignacio estaba destinada a matar, su conducta es claramente dolosa y agravada. Según
destaca Nuñez, el autor en estos casos le agrega la cobarde finalidad de obrar sin riesgos para su persona. Conocía la
notoria ventaja que tenía sobre Ignacio quien estaba bajo Agustín sin posibilidad de defenderse, aplicándole de igual
manera certeras patadas en la cabeza. Máxime cuando había adelantado esa intención en una charla de whatsapp con sus
amigos (siendo uno de ellos el que estaba montado sobre la víctima).

Era objetivamente previsible que la severa golpiza que provocó las graves lesiones en el cerebro, pudiera
ocasionar su muerte, siendo indiferente el lapso de tiempo que transcurrió entre el ataque y el desenlace fatal.

En síntesis, los golpes fueron un medio idóneo para causar la muerte, el imputado obró sobreseguro y con la
finalidad de dar muerte Ignacio Gutiérrez, configurándose, de tal modo, el delito de homicidio cometido con alevosía,
previsto en el artículo 80 inciso 2 del Código Penal.

5. Sanción.

En cuanto a la pena a imponer, sin perjuicio de lo peticionado por la Fiscalía y atento a la calificación legal
adoptada corresponde la imposición de la pena de prisión perpetua.

En mérito a lo expuesto, Fallo:

I) Condenando a Jonathan Romano, D.N.I. Nº 33.015.902, argentino, soltero, hijo de Mariana González y Juan
Romano, con domicilio en calle Sarmiento N°187 de esta ciudad; como autor material y penalmente responsable del delito
de homicidio cometido con alevosía, previsto en el artículo 80 inciso 2 del Código Penal, a la pena de prisión perpetuay
costas. Artículos 80 inciso 2, 40 y 41del Código Penal y artículos 355, 474 y 475 del Código Procesal Penal.

II) Protocolícese, notifíquese, practíquese cómputo de la pena, líbrense las comunicaciones de rigor y cúmplase
con la Ley de Reincidencia Nº 22.117.

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