Está en la página 1de 13

LA NARRATIVA DESDE 1936 HASTA LA ACTUALIDAD

La guerra civil y la postguerra

El 18 de julio de 1.936, un grupo de militares comandado por el general Francisco


Franco se sublevó contra el Gobierno de la República. Este golpe de Estado contó con el
respaldo de las élites económicas y de la Iglesia católica. Ej´rercito, capital e Iglesia, los tres
grandes perjudicados por las reformas republicanas, pasaban a la acción para acabar con el
régimen.
La sublevación triunfó en algunas zonas, mientras que otras se mantuvieron fieles a la
República. A pesar de que el golpe de Estado había fracasado, la incapacidad del Gobierno de
restablecer el orden desembocó en una guerra civil que se prolongó durante casi tres años.
Los sublevados contaron con el apoyo de los fascismos y la República con la ayuda de
la Unión Soviética de Stalin. La guerra fue cruenta: intensas batallas, las ciudades fueron
bombardeadas. El 1 de abril de 1939 las tropas franquistas alcanzaron sus últimos objetivos
militares. La guerra había terminado.
Al acabar la guerra, se instauró una dictadura bajo el Gobierno del general Franco. El
nuevo régimen derogó las leyes republicanas e instauró un modelo totalitario y
ultraconservador. El nuevo régimen desplegó una represión constante contra los derrotados.
Además, España se sumió en una prolongada posguerra. Al acabar la guerra, Franco
apoyó a las potencias del Eje (Alemania, Japón e Italia) durante la Segunda Guerra Mundial.
La derrota de estas provocó un aislamiento que, sumado a las extremas políticas económicas
y la destrucción derivada de la guerra, sumieron en el hambre a gran parte de la sociedad.
Sólo a comienzos de la década de los 50 España pudo iniciar su recuperación
económica, íntimamente relacionada con la evolución de la coyuntura internacional.

La Guerra Civil y la dictadura afectaron también al devenir de la narrativa española.


Entre los novelistas que permanecieron en España encontramos dos posturas: el idealismo de
quienes fueron afines al régimen y el realismo existencial de quienes indagaron en el sentido
de la existencia humana dentro del ambiente opresivo del país.

Novela idealista

Dentro de esta corriente idealista se enmarcan dos narrativas distintas, cuyo contenido
se irá diluyendo para dar paso a otras que recuperan un enfoque realista: existencial, en los
años cuarenta; social, en los años cincuenta.

- Corriente política. Está formada por novelas que ensalzan los valores del franquismo,
tradicionalistas y católicos, que generalmente son narraciones tópicas y superficiales. Entre
estos autores se encuentran Rafael García Serrano, con Eugenio, protagonizada por un joven
e idealista héroe falangista, o La fiel infantería, que celebra los valores guerreros y la
intransigencia del nuevo régimen, y José Antonio Giménez Arnau, con El puente, que
presenta la ideología del régimen como vínculo de unión entre las dos Españas separadas por
la guerra.

También es idealista la novela de 1943 de Gonzalo Torrente Ballester Javier Mariño,


que tuvo problemas con la censura porque la consideraron ambigua y excesivamente sensual.
Historia de una conversación en la que un joven burgués, en plena búsqueda del sentido de la
vida, se enamora en París de una noble comunista, y a su regreso a España, tras una

1
temporada en América, acaba apoyando la causa franquista. En estos años también escribe El
golpe de Estado de Guadalupe Limón, una sátira sobre el apego al poder, ambientada en
Hispanoamérica y narrada con gran sentido del humor. A finales de los cincuenta comenzó su
trilogía de ambiente gallego Los gozos y las sombras (1957-1962), que relata la decadencia de
un antiguo linaje de Pueblanueva del Conde en los tiempos de modernización capitalista que
preceden a la Guerra Civil. Más adelante, tras su etapa experimental, se fue acercando a una
línea realista, como en La isla de los Jacintos Cortados (1980) y Filomeno, a mi pesar (1988).

- Corriente de evasión. Está formada por novelas que evitan toda alusión a la guerra y
sus consecuencias, protagonizadas por personajes corrientes de clase media, como Maleni, de
Cecilio Benítez de Castro.

Realismo existencial

Las novelas existenciales reflejan la miseria moral y material, y la frustración que


produce el ambiente de posguerra en unos personajes que se muestran desarraigados y
desilusionados, y que sufren una existencia sin valores a los que aferrare. Algunas de las
novelas que siguen esta corriente son:

- La familia de Pascual Duarte. Esta obra de Camilo José Cela, de 1942, se caracteriza
por emplear la técnica del tremendismo, es decir, un realismo centrado en los aspectos más
truculentos y aberrantes de la realidad, que influyó en escritores posteriores.

Esta obra, con influencias de la novela picaresca y del naturalismo, relata la historia de
Pascual Duarte, un criminal que, antes de ser ejecutado, decide contar su vida para liberar su
conciencia. Se presenta como víctima de unos orígenes familiares y sociales miserables, que
determinaron su carácter violento. Para contarla, Cela recurre a la técnica del “manuscrito
encontrado”, como Cervantes en el Quijote, y finge que se trata de una autobiografía, del
protagonista a la que el “transcriptor” ha añadido otros documentos. Su estilo se caracteriza
por la crudeza con que se relatan los crímenes de Pascual y por el uso de la primera persona
narrativa.

- Nada. Esta obra de Carmen Laforet, de 1944, se ambienta en la Barcelona de


posguerra, un escenario gris e hipócrita dominado por la resignación y los rencores ocultos.
Andrea narra su viaje a Barcelona en los primeros años de la posguerra, donde vivir con su
abuela y otros parientes mientras estudia en la universidad. Asistimos al desengaño d Andrea,
al tiempo que se va revelando el ambiente mezquino que la rodea, y la casa familiar se
convierte en símbolo de un ambiente moral degradado, tanto familiar como social. De esta
autora también destacamos otras obras como La isla y los demonios (1952) La mujer nueva
(1955)

- La sombra del ciprés es alargada. Esta obra de Miguel Delibes de 1948, se sitúa en
la ciudad de Ávila, cuyo provinciano ambiente social está regido por la hipocresía.

Narrativa del exilio

Durante la Guerra Civil, otros escritores tomaron la decisión de partir al exilio para
evitar las represalias del régimen contra los detractores de la dictadura.

2
Francisco Ayala

Este escritor granadino obtuvo sus primeros éxitos con la novela vanguardista de 1929
El boxeador y un ángel y las recopilaciones de relatos de 1949 Los usurpadores y La cabeza
del cordero. Su obra se consolidó con libros críticos con las dictaduras en los que medita
sobre la condición humana, como Muertes de perro (1958) El fondo del vaso (1962).

Aunque comenzó ligado a las vanguardias, su obra evolucionó hacia una representación
crítica de la vida, preocupada por la moral de los personajes, a menudo desde su punto de
vista subjetivo. Su estilo destaca además por su ironía, la escasez de trama y un uso singular
de la metáfora.

Max Aub

Las primeras novelas de esta autor cosmopolita están ligadas a la estética de las
vanguardias, como Luis Álvarez Petreña (1934), en la que se narra el hastío, el desamor el
suicidio de un escritor fracasado, cuyas peripecias continuaron en obras posteriores

Durante la guerra pasó por campos de concentración franceses y después se exilió a


México. Allí escribió El laberinto mágico (1943-1968), ambientado en la Guerra Civil y sus
momentos previos.

Más adelante probó otros estilos, en los que solía mantenerse distante respecto de los
personajes, como la novela experimental con Juego de cartas (1964) o las biografías ficticias
en La verdadera historia de la muerte de Francisco Franco y otros relatos (1960).

Rosa Chacel

Esta escritora y ensayista vallisoletana es autora de narraciones de carácter intelectual e


intimista, gran fuerza evocadora y un tratamiento peculiar del tiempo, que deja traslucir la
influencia de novelistas como Marcel Proust o James Joyce.

Sus títulos más representativos son Teresa (1941), basada en el amor entre el poeta
romántico Espronceda y Teresa Mancha; Memorias de Leticia Valle (1945) o Barrio de
Maravillas (1976).

Ramón J. Sender

La mayor parte de la obra de este escritor oscense fue escrita durante su exilio en
México y en los Estados Unidos. Sus obras previas a la Guerra Civil destacan por un realismo
directo y crítico, como Imán (1930) y Siete domingos rojos (1932).

Tras la guerra comienza la serie de nueve relatos titulada Crónica del alba (1942) donde
recrea su propia infancia.

En Réquiem por un campesino español (1949) reaparece el tema de España. Se trata de


una novela breve en la que mosén Millán, sacerdote de un pueblo aragonés, recuerda la vida
de Paco, el del Molino, un labrador republicano al que entregó a la Guardia Civil bajo la
incumplida promesa de que no lo ejecutarían.

3
Narrativa de los cincuenta

La publicación en 1951 de La colmena, de Camilo José Cela, marcó el paso a un tipo de


novela de contenido social y enfoque realista. A lo largo de la década de los cincuenta al igual
que en la trayectoria de la poesía social, los relatos se llenaron del testimonio de los
personajes de las clases trabajadoras, que padecieron las consecuencias de una situación
laboral, moral y política de injusticia y explotación.

Las novelas representativas de esta narrativa son Los bravos (1954), de Jesús Fernández
Santos; El Jarama (1955), de Rafael Sánchez Ferlosio; Central eléctrica (1958), de Jesús
López Pacheco, y La zanja (1960), de Alfonso Grosso.

Las características de estas novelas de enfoque realista son:

- Influencias literarias. En la obra de estos autores se percibe la preferencia por la


literatura clásica española, el realismo y el naturalismo del siglo xix, el objetivismo francés y
el neorrealismo italiano.

- Reflejo de España. El tema habitual es la situación de España a raíz de la dictadura.

- Personajes tipo o colectivos. Estas novelas suelen estar protagonizadas por personajes
sin demasiada complejidad psicológica, ya que su función es representar a una clase social
determinada.

- Narrador objetivo. El punto de vista suele partir de un narrador en tercera persona que
aparentemente se limita a dar testimonio de la conducta y palabras de los personajes. A veces
se encuentran narradores más críticos, que buscan que el lector tome conciencia de las
injusticias presentadas.

- Estructura lineal. Aunque es lo más frecuente, en algunas obras aparecen situaciones


simultáneas en secuencias breves.

- Espacio rural o urbano. El contexto muestra espacios coetáneos al momento en que se


escribe, mostrando las contradicciones del mundo rural frente al urbano.

- Lenguaje sobrio y claro. La prosa de estos autores se expresa sin artificios y presentan
diálogos que reproducen el modo de hablar de los sectores sociales del momento.

Rafael Sánchez Ferlosio

Recibe el premio Nadal en 1955 por El Jarama aunque ya había escrito la original
Industrias y andanzas de Alfanhuí (1951), que narra de manera plástica y mágica la relación
de un niño con la naturaleza que lo rodea.

El Jarama cuenta la excursión en la ribera del río Jarama de unos jóvenes de Madrid
durante unas dieciséis horas. El ambiente es realista, aunque está impregnado de cierto
fatalismo que anuncia la muerte de una delas jóvenes. El narrador se limita a mostrar con
fidelidad los actos y palabras delos personajes; predominan los diálogos, que reflejan el habla
de Madrid y de la clase trabajadora a la que pertenecen los pesonajes

Sánchez Ferlosio también destaca por una importante obra ensayística, en la que
destacan títulos como Vendrán los años malos y nos harán más ciegos (1993).

4
Ignacio Aldecoa

La capacidad creadora de este autor vitoriano destaca sobre todo en cuentos e historias
breves de trama condensada y tensa, en los que los personajes aparecen desolados y vacíos,
como Young Sánchez, Seguir de pobres, La tierra de nadie o Los pájaros de Baden- Baden.

También publicó dos novelas realistas y críticas, en las que da testimonio de la España
tópica y asfixiante de posguerra, como El fulgor y la sangre (1954) y Con el viento solano
(1956), que forman parte de la trilogía inacabada La España inmóvil.

Carmen Martín Gaite

La extensa obra de Martín Gaite comenzó a despuntar con las obras El balneario (1957)
y Entre Visillos (1957). Esta última, de corte realista y crítico, relata la vida cotidiana de unas
jóvenes de una pequeña ciudad de provincias, que viven sometidas al tedio de un ambiente
monótono y sin expectativas, hasta que aparece en sus vidas un profesor cuya personalidad
choca contra el conformismo dominante y supone una crítica a la falsedad y la hipocresía de
la España del momento.

Otras obras son Retahílas (1974), Nubosidad variable (1992) o Lo raro es vivir (1997).

Camilo José Cela

La obra de este autor gallego es una de las más relevantes de la narrativa española del
siglo xx, por la que en 1989 le concedió el Premio Nobel de Literatura. Además, escribió
algunos libros de poesía y de teatro, además de diccionarios, obras enciclopédicas y
traducciones de obras de autores extranjeros.

Destacó por el empleo de técnicas narrativas distintas en cada obra y por abrir nuevos
caminos de expresión. Aunque admitía la necesidad de la construcción de una estructura,
defendía asimismo una concepción abierta de la novela.

Entre las novelas más representativas de su obra, se encuentran las siguientes:

- La familia de Pascual Duarte. Con esta obra de 1942 se inaugura el tremendismo,


corriente narrativa que saca a la luz los aspectos más sórdidos y violentos del ser humano.
Presenta similitudes con la novela picaresca, como el punto de vista autobiográfico en primera
persona o la carta-prólogo.

- La colmena. Esta novela de 1951 se considera su obra más lograda. En ella relata la
vida de varios personajes de diversa extracción social y distinta visión del mundo, que viven
en el Madrid de 1942 y que son el verdadero protagonista colectivo del relato. No hay un
argumento como tal, ya que el eje temático es la vida colectiva marcada por la miseria
económica y moral de la posguerra y el pesimismo que recorre la novela. Los diálogos sirven
para caracterizar a los personajes.

- San Camilo, 1936. Es una novela experimental, de 1969, en la que el protagonista


ofrece un angustioso monólogo interior ambientado en los días previos a la Guerra Civil.

5
- Oficio de tinieblas 5. Esta obra de 1973, que Cela declaró que no se podía catalogar
como una novela, se construye a través de una sucesión de fragmentos narrativos y
poemáticos surrealistas, en los que el autor deja fluir sus reflexiones.

- Mazurca para dos muertos. Esta novela de 1983 refleja una singular visión de la
Galicia rural. Con el pretexto argumental de una venganza en los años previos a la Guerra
Civil, el autor engarza singulares anécdotas y sorprendentes personajes que guardan algunas
similitudes con el realismo mágico.

Cela experimentó con otros géneros narrativos como el cuento, las fábulas, el ensayo,
los artículos periodísticos, las memorias o los libros de viaje. A parte de sus novelas, cabe
destacar Viaje a la Alcarria (1948).

Miguel Delibes

Miguel Delibes conjugó su labor de novelista con el periodismo y la difusión de su


pasión por la caza y la naturaleza, aunque tuvo que enfrentarse con la censura frecuentemente.

El estilo de este autor vallisoletano se caracteriza por la sobriedad, sencillez y riqueza


del lenguaje, especialmente por su capacidad de reproducir registros lingüísticos y su maestría
en la descripción de ambientes y personajes.

La obra de Delibes, al igual que la de Cela, también es muy extensa y variada. Entre sus
novelas, destacan las siguientes:

- La sombra del ciprés es alargada (1948). Es una novela realista considerada una de
las primeras muestras de la narrativa existencial.

- El camino (1950). Evoca la vida de tres niños en comunión con la naturaleza, que
poco a poco empiezan a conocer el mundo que les rodea. Junto a Las ratas (1962), se
desarrolla en el ámbito rural y se narra a través de la mirada infantil. En ambos relatos
muestra su predilección por personajes humildes portadores de unos valores puros que ya no
se encuentran en el mundo burgués de la ciudad.

- Cinco horas con Mario (1966). Con esta novela, el escritor abre un paréntesis de relato
experimental en su trayectoria. Se trata de un extenso monólogo en el que la protagonista da
cuenta de su vida conyugal, haciendo numerosos reproches a su marido Mario, que acaba de
morir y cuyo cadáver está velando.

- Parábola de un náufrago (1969). Continúa la tendencia experimental con esta novela,


en la que critica la deshumanización de la sociedad y la superficialidad formalista de algunas
novelas de la época.

- El príncipe destronado (1973). Recupera con esta novela una línea realista y sobria en
la que vuelve a recurrir a la perspectiva infantil para criticar a la clase media urbana y para
reflexionar sobre las consecuencias de la ya lejana guerra en una familia.

- Los santos inocentes (1981). Es una magistral fusión de amargo realismo crítico y
técnica narrativa experimental. En ella se denuncia la explotación y la ignorancia padecidas
por los criados de unos señoritos de cortijo, exponentes de una hipócrita doble moral. En esta,
como en ninguna otra narración de Delibes, se revela el cinismo y la violencia de un régimen

6
opresivo que no experimenta siquiera un asomo de compasión por los humillados,
representados en la novela por la familia de Paco el Bajo y la Régula

La novela experimental

La década de los sesenta supuso la vuelta de la necesidad de experimentación, pues las


fórmulas del realismo social se percibían agotadas. Esta nueva actitud creadora estaba influida
por el boom hispanoamericano y la narrativa de escritores europeos como Kafka, Proust,
Joyce o Faulkner.

Los temas tratados en estas obras suelen ser el tiempo y la identidad, que reconstruyen
la memoria del narrador. No se abandonan los problemas sociales, pero la intención crítica se
manifiesta de manera más humorística, irónica, onírica o irracional.

Se emplean técnicas narrativas nuevas y más complejas, que exigen un esfuerzo


interpretativo por parte del lector. Las siguientes técnicas han tenido una repercusión
posterior:

- Cronología desordenada. Desaparece el orden lineal y se recurre con frecuencia a


técnicas como la elipsis, la analepsis (flashback) o la prolepsis.

- Fragmentación. La estructura narrativa también se rompe, dando lugar a secuencias en


las que se interrumpe el discurso o se narran hechos simultáneos.

- Protagonista individual. Desaparece el protagonista colectivo del realismo social y


aparecen personajes intelectuales, con cierta conciencia crítica, en conflicto con lo que los
rodea y consigo mismos.

- Punto de vista múltiple. Pese a que el protagonista es un solo personaje, la narración


no se limita a su perspectiva, sino que también ofrece la interpretación de personajes
secundarios.

- Estilo indirecto libre y monólogo interior. Pierde importancia el diálogo a favor de


técnicas que permiten al lector sumergirse en la mente de los personajes.

Luis Martín Santos

Su novela Tiempo de silencio, publicada en 1961, es paradigmática de los rasgos


narrativos de este período experimental y se erige como crítica de la realidad española del
momento y del ambiente de miseria moral en el que viven las clases sociales.

El argumento se centra en Pedro, un joven médico que investiga sobre el cáncer y que
se provee de ratones para sus experimentos en la chabola del Muecas, porque su equipo de
investigación carece de fondos suficientes. Allí se ve implicado en el aborto y la muerte de la
hija del Muelas, y es detenido. Cuando sale de prisión, su novia es asesinada por Cartucho, el

7
amante de la chica fallecida. Finalmente ha de renunciar a su vocación de investigador y
resignarse a una existencia gris.

En su estilo renovador destaca la mezcla de discursos y de registros lingüísticos y la


meticulosa disección de la realidad mediante descripciones detalladas.

Juan Benet

Su novela Volverás a Región, publicada en 1967, fue una de las más sobresalientes de la
narrativa experimental española. En ella desaparecen la trama y la caracterización de los
personajes al modo realista, y todo parece generarse al hilo del discurso, que destaca por
largas digresiones y descripciones.

Volverás a Región es un relato fragmentario y ambiguo, con abundantes monólogos y


minuciosas descripciones del estado de decadencia de Región (lugar imaginario, correlato de
España), que es un territorio marcado por la guerra, con unos personajes oscuros, solitarios,
víctimas de los fantasmas del pasado y que han fracasado en sus metas vitales. El narrador
juega con el tiempo, hasta crear una sensación de inmovilidad.

La historia de región continúa en Una meditación y en Herrumbrosas lanzas.

Juan Marsé

El realismo social de sus primeras obras, como Encerrados con un solo juguete (1960) y
La otra cara de la luna (1962), dio paso a novelas más experimentales en las que aparecen
personajes más complejos y tramas más elaboradas, en la que se combina el suspense con la
crítica de las diferentes clases sociales. En su obra destacan la capacidad de construir tramas
en las que se unen diferentes historias, su habilidad para trazar personajes creíbles, además de
su ironía y sentido del humor.

De la década de los sesenta destacan sus novelas ambientadas en Barcelona Últimas


tardes con Teresa (1966) y La oscura historia de la prima Montse (1970).

Un poco más adelante, este escritor barcelonés experimentó en Si te dicen que caí
(1973) con la combinación en una misma novela de planos temporales y temáticos diferentes.

Posteriormente ha publicado otras obras como El amante bilingüe, El embrujo de


Shanghai o Rabos de lagartija.

Juan Goytisolo

Empezó su carrera de novelista en los años cincuenta, dentro del realismo social y el
compromiso político, con obras como Juego de manos (1954), Duelo en el paraíso (1955) o
Fin de fiesta (1962).

Más adelante puso en cuestión la eficacia práctica del realismo comprometido y centró
su interés en experimentar con nuevas técnicas narrativas: la presencia de puntos de vista

8
diferentes, la narración en segunda persona, la elipsis, la superposición de planos temporales
o la ruptura de la cronología lineal. Este cambio dio origen a novelas como Señas de
identidad (1966), cuyo protagonista, Álvaro Mendiola, es un exiliado político que regresa a
España en busca de sus raíces, personales y colectivas, tras vivir diez años en Francia.

Su obra de ficción ha continuado con títulos como Makbara, Paisajes después de la


batalla, Las virtudes del pájaro solitario o La saga de los Marx.

También ha desarrollado una extensa obra ensayística, en libros en los que reflexiona
sobre literatura, cultura y política, como El furgón de cola o España y los españoles.

Luis Goytisolo

Al igual que su hermano Juan, se inició en la literatura durante los años cincuenta en el
realismo social con Las afueras (1958) y Las mismas palabras (1963).

En los sesenta comenzó a experimentar con nuevas técnicas narrativas y escribió su


obra más ambiciosa, Antagonía (1973-1983), publicada en cuatro libros: Recuento, Los
verdes de mayo hasta el mar, La cólera de Aquiles y Teoría del conocimiento. Ambientada en
la Barcelona posterior a la Guerra Civil, en ella se narra la vida de Raúl Ferrer Gaminde, en la
que se incorporan numerosos elementos autobiográficos.

Luis Goytisolo ha publicado otras novelas como Estatuas con palomas o El lago en las
pupilas.

De los setenta a los noventa

Se considera que fue en 1975, con la publicación de La verdad sobre el caso Salvolta,
de Eduardo Mendoza, cuando ya se percibió una nueva forma de hacer novela, pese a que
incorporaba elementos formales que aún la entroncan con la novela experimental.

Esta nueva narrativa retomó el interés por la trama. Los temas habituales fueron el
choque entre el individuo y la sociedad y la importancia de la memoria en la construcción de
la historia.

Esta nueva tendencia incluyó a los nuevos narradores y a la mayoría de los que ya
habían publicado en décadas anteriores.

Las tendencias más comunes en este período son:

Novela de intriga

9
Manuel Vázquez Montalbán fue uno de los primeros autores que consiguieron adaptar
con éxito al castellano y la cultura española este tipo de narración, conocida como novela
policíaca o novela negra.

Destacan El invierno en Lisboa, de Antonio Muñoz Molina, o Un asesinato piadoso, de


José María Guelbenzu. También aparecen parodias del género como El misterio de la cripta
embrujada, de Eduardo Mendoza.

Novela histórica

En este género se engloban diferentes textos que sitúan la acción en el pasado. Los
acontecimientos históricos son en ocasiones el soporte para una reflexión sobre problemas
universales y, en otras, suponen una revisión crítica de la época por parte del escritor. A veces
también adoptan una óptica irónica y desmitificadora, como en Fabulosas narraciones por
historias, de Antonio Orejudo, o Las máscaras del héroe, de Juan Manuel de Prada.

Este tipo de relatos ha sido de los que mayor éxito editorial han alcanzado desde los
años ochenta hasta nuestros días, entre los que destacan títulos como El húsar y El capitán
Alatriste, de Arturo Pérez-Reverte; Mansura, de Félix de Azúa, o La vieja sirena de José Luis
Sanpedro.

La Guerra Civil española y la posguerra han sido el marco temporal de muchos relatos
que recuperan con cierta distancia esta época. Destacan títulos como Luna de lobos, de Julio
Llamazares; Beatus ille, de Antonio Muñoz Molina; Las trece rosas, De Jesús Ferrero;
Soldados de Salamina, de Javier Cercas; Los girasoles ciegos, de Alberto Méndez, o la serie
de novelas Episodios de una guerra interminable, de Almudena Grandes.

Ficción metanovelesca

El protagonista de estos relatos suele ser un escritor cuyo conflicto gira en torno a
preocupaciones sobre la creación literaria y el proceso narrativo, además de temas afines
como el sentido de la vida y de la escritura. En esta línea se incluyen obras como Gramática
parda, de Juan García Hortelano, y buena parte de las narraciones de Enrique Vila-Matas,
como Bartleby y compañía o Doctor Pasavento.

Novela intimista

Estos relatos ambientados en entornos urbanos contemporáneos tratan problemas


íntimos, como el desamor o la soledad, que afectan a personajes de mediana edad,
desconcertados y angustiados, que en ocasiones llegan a mezclase con la identidad del
escritor.

En esta corriente destacan novelas como La soledad era esto, de Juan José Millás; La
tierra prometida, de José María Guelbenzu; La escala de mapas, de Belén Gopegui; Juegos
de la edad tardía, de Luis Landero; Opium o Lady Pepa, de Jesús Ferrero, o Historia de un
idiota contada por él mismo, de Félix de Azúa.

Novela testimonial

10
Tendencia minoritaria de relatos realistas sobre problemas sociales, como la defensas de
la condición femenina en Te trataré como una reina, de Rosa Montero, o la vida de los más
jóvenes en Héroes, de Ray Loriga, o Historias del kronen, de José Ángel Mañas.

Novela experimental

Esta tendencia no cuenta con mucho seguimiento después de los años sesenta, aunque
destacaron obras de Miguel Espinosa, como Escuela de mandarines, que ofrecen una visión
ácida de la realidad contemporánea.

Los autores más reconocidos por los lectores son:

Eduardo Mendoza. Se considera La verdad sobre el caso Savolta el punto de partida


de una nueva forma de novelar en España. Otras de sus obras son El misterio de la cripta
embrujada (1979) y El laberinto de las aceitunas (1982), en las que mantiene los esquemas
de la novela negra pero con un tono de humor.

Manuel Vázquez Montalbán. Se especializó en la novela de intriga, influida por el


cine y la novela negros norteamericanos. Muchas de sus novelas las protagoniza Pepe
Carvalho, un detective privado poco convencional. Otras novelas son Tatuaje (1974), Los
mares del Sur (1979) o El premio (1996).

Antonio Muñoz Molina. Los modelos narrativos de la novela policíaca y el cine negro
son algunas de las influencias de este escritor jienense en la creación de unos relatos de
elaborada prosa, en los que suelen aparecer varias intrigas paralelas. Destacan El invierno en
Lisboa (1987), Beatus ille, El jinete polaco y Plenilunio.

Javier Marías. Se caracteriza por su prosa elegante, el desarrollo de personajes con una
profunda vida interior y sus reflexiones sobre el pasado y la propia lengua. Sus obras a
menudo recuperan episodios del pasado como clave de interpretación del presente, como en
Corazón tan blanco (1992) y Mañana en la batalla piensa en mí (1994), o la trilogía Tu
rostro mañana (2002-2007). También ha publicado ensayos centrados en el ámbito literario y
es un articulista habitual en publicaciones periódicas españolas e hispanoamericanas.

Juan José Millás. Este valenciano es autor de cuentos y novelas que suelen estar
protagonizados por individuos de mediana edad que no encuentran su lugar en el mundo.
También es habitual en sus textos la presencia de la literatura dentro de la literatura, con
personajes lectores o escritores cuya actividad determina su vida. Destacan títulos como
Cerbero son las sombras (1975) o El desorden de tu vida (1987).Colabora con publicaciones
periódicas y radios, como articulista y autor de reportajes de actualidad. Sus artículos de
opinión vinculan de forma original experiencias personales con temas de actualidad.

Almudena Grandes. Sus historias están protagonizadas por personajes pertenecientes a


la burguesía urbana, habitualmente mujeres, que desvelan sus vidas complejas. Su novela de
mayor contenido autobiográfico es Malena es un nombre de tango (1994), que relata la
historia de varias generaciones de una familia en la que aparecen enfrentados dos diferentes
tipos de mujeres, las hadas y las brujas. También hay que mencionar Atlas de geografía
humana (1998). En 2010 comenzó a publicar la serie de novelas Episodios de una guerra
interminable inspirada en los Episodios nacionales de Benito Pérez Galdós.

11
Arturo Pérez-Reverte. Este periodista de Cartagena ejerció de reportero de guerra, lo
que dio origen a su novela Territorio comanche (1994), ambientada en la guerra de
Yugoslavia. Integra exhaustiva documentación histórica y cultural con elementos y personajes
propios de la novela de intriga y el cuento maravilloso. Una de sus mejores creaciones es la
serie El capitán Alatriste (1996-2011), cuya acción se desarrolla en el siglo xvii. Otros títulos
son El húsar (1986), El maestro de esgrima (1988) o La carta esférica (2000).

Belén Gopegui. Su prosa destaca por la crítica al sistema económico y social que marca
de forma determinante las relaciones personales. Destacan La escala de los mapas (1993), La
conquista del aire (1998) o El padre de Blancanieves (2007).

Luis Mateo Díez. Destaca su capacidad para combinar varias intrigas en un mismo
relato. A partir de un ámbito geográfico provinciano, construye un ambiente imaginario en el
que se desenvuelve una variada galería de personajes que no consiguen hacer realidad sus
sueños. Cabe mencionar la serie de relatos Memorial de hierbas (1973) y la novela Las
estaciones provinciales (1982).

Novela actual

La heterogeneidad de discursos narrativos del final del siglo xx sigue siendo dominante
en las obras publicadas en los primeros años del siglo xxi.

Entre sus principales características destacan:

- Novelas históricas. Textos que oscilan desde el neocostumbrismo y la revisión crítica


de acontecimientos, hasta la combinación de los acontecimientos históricos con el relato
maravilloso.

- Temas. Entre los más habituales están el descontento o la desorientación del individuo
en su medio, la construcción de la identidad evocando recuerdos, y la presencia de la
literatura como parte esencial del lenguaje.

- Espacio. La mayoría de las novelas se ambientan en grandes ciudades, pero también ha


surgido una corriente neorruralista que vuelve a situar la acción en el mundo rural.

- Mezcla de géneros. Las novelas incorporan elementos de otros géneros como el


ensayo o la biografía.

- Estructuras clásicas. En la actualidad son poco frecuentes las apuestas experimentales.

- Nuevas influencias. La entrada en la narrativa de las nuevas tecnologías ha dado


origen en España a novelas de relieve.

La lista de autores es muy numerosa, pero éstos son algunos nombres que han
incorporado propuestas novedosas.

Ignacio Martínez de Pisón. Construye un lenguaje personal a partir de una base


realista. Hay que destacar Carreteras secundarias (1996), El tiempo de las mujeres (2003) o
El día de mañana (2011).

12
Marta Sanz. Esta escritora madrileña logró sus primeros éxitos con novelas negras y
que después abandonaría. Destacan títulos como Daniela Astor y la caja negra (2013) y
Farándula (2015).

Jesús Carrasco. Autor de microrrelatos y novelas como Intemperie (2013) y La tierra


que pisamos (2016). Intemperie es una de las principales novelas del neorruralismo,
ambientada en un desolado y violento entorno rural.

13

También podría gustarte