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Tema 60: Modernismo y 98 como fenómeno histórico, social y estético.

1.-Introducción.
Críticos e historiadores son unánimes a la hora de reconocer la existencia de una
crisis universal de las letras y del espíritu, que inicia hacia 1885 la disolución del siglo XIX
y que se había de manifestar en el arte, la ciencia, la religión, la política y gradualmente
en los demás aspectos de la vida entera, por lo tanto, un hondo cambio histórico.
Agotada la fe en la técnica y el progreso que venía sustentando la burguesía
conservadora, se extiende a finales del siglo XIX una ola de desencanto ante los
resultados de la industrialización y de rebeldía contra la estructura social.
El nuevo arte era la manifestación de un mundo en crisis y, naturalmente, implicaba
la ruptura con los medios de expresión propios de esa sociedad.
1.1.-La reacción intelectual: el irracionalismo.
La reacción vital de los artistas va unida a un cambio de los valores intelectuales.
La tradición próxima les marcaba la senda del racionalismo positivista. Al revolverse
contra ella, empieza lo que podríamos denominar filosofía contemporánea. Las raíces hay
que buscarlas en una línea de pensamiento antirracionalista que nace en la época
romántica. Schopenhauer pone el acento en el carácter fenoménico de la realidad y, por
tanto, en la subjetividad. Por otro lado, Kierkegaard , Nietzsche. Reivindica la borrachera
creadora e irracional El filósofo más característico de la cultura finisecular es el francés
Bergson sustituye el análisis racional por la intuición como vía de conocimiento.
El psicoanálisis, configurado por Freud, es también una de las aportaciones más
reveladoras. En medio de la agitada atmósfera de irracionalismo, Freud se sumerge,
precisamente, en el análisis de los impulsos irracionales (o subconscientes) del hombre
Finalmente citaremos el marxismo, que pretende ser más que una doctrina
política, una total concepción del mundo. Los distintos sistemas vigentes, basados en la
propiedad privada, han dividido a los hombres en explotadores y explotados; de ahí la
lucha de clases. La infelicidad y las angustias humanas tienen para el marxismo causas
histórico-sociales. una ola de religiosidad que adopta formas muy diversas. La más
conocida es la tendencia renovadora dentro de la iglesia católica. Otra de esas
manifestaciones es el misticismo,. Se pusieron de moda la teosofía, el espiritismo, el
esoterismo, la cábala, el ocultismo, la alquimia, la magia…todo ello dejó indeleble huella
en los artistas finiseculares.

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1.3.-Marco histórico y social español.
la España del siglo XX.
a) De principios de siglo a 1923. El punto de arranque es la crisis de fin de siglo con el
“Desastre del 98”, que señala el ápice de la decadencia española. Durante los
primeros años de siglo se perpetúa la política habitual en la etapa anterior: turno de
partido dinásticos (conservadores y liberales), juegos parlamentarios, etc. Dos grandes
convulsiones sociales jalonan este período, la “Semana trágica” de Barcelona (1909) y
la huelga general revolucionaria de 1917. Mientras tanto, la 1ª Guerra Mundial (1914-
1918) divide ideológicamente a los españoles entre progresistas y conservadores que
coinciden con “aliadófilos” y “germanófilos” respectivamente. Tras la guerra europea la
situación española se agrava (recesión económica, agitación campesina) la crisis llega
a ser total.
b) De la dictadura a la república (1923 – 1931). La gravedad de la situación condujo al
general Primo de Rivera a concentrar en su mano, por concesión real, los máximos
poderes. La institución monárquica está debilitada y el 14 de Abril de 1930 se
proclama la Segunda República
c) La 2º República y la Guerra Civil. Hay en la República una etapa de ambiciosas
reformas (1931-1933) que sucede a un bienio contrarreformador que ha de reprimir
fuertes movimientos revolucionarios.
d) d) La “era” de Franco (1939-1975). Los años que siguen a la guerra están
marcados, ante todo, por las secuelas del conflicto: destrucción, hambre, aislamiento
internacional, odios, represiones, censura… Paralelamente se produce la 2ª Guerra
Mundial. Durante los años 50 hay una tímida liberalización, España entra en la ONU.
Movimientos obreros, universitarios. En los años 60 se inicia un proceso de desarrollo
con lo que España se incorpora a la Europa industrial. Franco muere en 1975 y en la
transición democrática es proclamado rey Juan Carlos con el posterior gobierno de
Adolfo Suárez en 1976.
2.-Movimientos estéticos finiseculares.
Entre 1880 y 1920 se produce en España la renovación poética que ya vivió Europa
durante el Romanticismo, retrasando en España esta renovación porque las condiciones
socio-políticas no permitían el verdadero desarrollo romántico para Octavio Paz..
se produce una reacción al racionalismo-utilitarismo del Realismo y Naturalismo, se
huye de la objetividad

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Los movimientos anteriores que influyen en la renovación finisecular son:
▪ Prerafaelismo: Escuela de Dante Gabriele Rosseti y seguidores que propugna lo
sutil, delicado, puro y etéreo de la Edad Media,
▪ Parnasianismo: Surge en Francia, en el segundo tercio del SXIX, con Théophile
Gautier, Leconte de Lisle,. Sus bases son el arte por el arte (no sentimentalismos
ni implicaciones sociales) por eso se vuelcan en las culturas idealizadas, antiguas
(y los poemarios se llenan de faunos, bacantes, ledas y odaliscas, jardines
versallescos...) Los modernistas tendrán en cuenta estas ideas y los recursos que
ayudan a esta transmisión: el arte de sugerir, la musicalidad, el intimismo, la
utilización de símbolos...
▪ Decadentismo: El exacerbado esteticismo parnasiano desemboca en una
ostentosa admiración por la belleza. Se relegan los valores éticos del arte y se da
culto al encanto de los placeres prohibidos, a lo malsano, escandaloso y raro. se
oponen a la sociedad que tiene la lucha por la vida como norma, haciendo del sexo
tema capital (en oposición al puritanismo victoriano) y del placer transgresión de las
normas sociales. Decadente es también el consumo de drogas en busca de
paraísos artificiales (absenta...). Son reseñables las elegancias decadentistas de
Annunzio o Valle o el refinamiento de Wilde. Así, el Dandismo, en ocasiones se
considera movimiento diferenciado y, en otras, se incluye dentro del Decadentismo,
y se caracteriza por ser una actitud de protesta contra la sociedad. De extremo
refinamiento funde el espíritu y el cuerpo con la máxima de “ser es parecer”,
destacándose por su empleo de la ironía y la impertinencia, consecuencia del
“Ennui” finisecular que provoca lo materialista en el artista. Es, pues, un concepto
literario de rebeldía representado por figuras como Byron, Baudelaire, Wilde,
Annunzio o Valle. La actitud decadentista se extendió por Europa y se confundió
con la Bohemia y el Dandismo y acabó acuñando tópicos literarios y un cliché
repetido hasta la saciedad.
▪ Simbolismo: Es la tendencia a representar mediante elementos tangibles los
misterios e intuiciones que no tienen expresión directa en el lenguaje (constante
histórica opuesta al Realismo en todas las épocas). Se usa el símbolo ante la
insuficiencia del lenguaje para reflejar el mundo interior y el trascendente). Los
precursores del Simbolismo Baudelaire, Mallarmé, y Rimbaud, Se opta por la
sugerencia y el matiz El recurso poético característico es la sinestesia (que expresa
lo percibido no por asociaciones lógicas sino por resonancias irreales: da pie a lo
irracional, clave en la literatura contemporánea,

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▪ Impresionismo:. Es movimiento artístico-pictórico del último tercio del SXIX que
desintegra las figuras y las recrea con pincelada de expresión de luz, que el
espectador reconstruye. En las obras literarias se manifiesta en descripciones
vagas, imprecisas (con imágenes sueltas, aisladas, detalles llamativos,) que el
lector recompone desde la subjetividad.
2.-Modernismo.
Definición y rasgos.
Los cambios sociales, económicos y culturales de los últimos años del siglo XIX y los
primeros del XX, están íntimamente ligados con los nuevos movimientos literarios. Desde
los últimos años del siglo XIX se observan en España, el resto de Europa e
Hispanoamérica una serie de corrientes ideológicas de tipo disidente o inconformista, fruto
de la crisis de conciencia que en esos momentos atravesaba la burguesía. Los autores
modernistas, influenciados por la herencia romántica, se sienten al margen de la sociedad
y se rebelan contra ella (artista = maldito). Protestan contra el orden burgués, contra el
espíritu utilitarista de la época, la vulgaridad y el industrialismo (que, según ellos, lesiona
al hombre). Así, adoptan una actitud de aislamiento aristocrático y una serie de actitudes
inconformistas que los llevan a la bohemia, el dandismo y el decadentismo.
Los jóvenes partidarios de esta renovación recibieron el nombre de decadentistas,
reformistas, novísimos y también de "modernistas", una denominación, esta última, que,
con sentido peyorativo, impusieron aquellos que se negaban a admitir los intentos de
renovación A pesar del carácter despectivo inicial, hacia 1890, y en el ámbito de las letras
hispanoamericanas, Rubén Darío y otros autores asumen, con orgullo ese mote que les
habían puesto. Rubén Darío representaba a un grupo de poetas y prosistas que
compartían su inconformismo y su espíritu innovador, e impulsaron el movimiento. Entre
estos autores se encontraban: Amado Nervo, , José Martí, , José Asunción Silva, Estos
autores constituyen el origen del Modernismo.
A partir de entonces, la palabra modernismo irá perdiendo poco a poco su sentido
peyorativo y se convertirá en un concepto fundamental de la historia literaria. Aún así, el
concepto modernismo, todavía hoy no está perfectamente definido, y existen diferentes
interpretaciones sobre su extensión y sus límites. Así, nos encontramos con dos líneas:
1.-Por un lado, la concepción más estricta, que considera modernismo como un
movimiento bien definido y cuya cima es Rubén Darío.
2.-Por otro lado estarían aquellos que creen que el modernismo no es un simple
movimiento literario, sino una época y una actitud que se identifica con los nuevos
tiempos. Esta interpretación fue defendida por Juan Ramón Jiménez

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Si intentamos conciliar las distintas interpretaciones, podemos entender por modernismo
el conjunto de tendencias artísticas y literarias que florecen en España e Hispanoamérica
durante el período que abarca desde 1890 y 1915, y que coincide con la crisis cultural de
fin de siglo.
Influencias.
El Modernismo expone su voluntad de alejarse de la tradición española. Tal rechazo
lleva a volver los ojos hacia otras literaturas, con especial atención a las corrientes
francesas. Así, se advierte la huella de los grandes románticos franceses (Victor Hugo es
uno de los ídolos de Rubén). Pero los modelos fundamentales proceden de dos corrientes
de la segunda mitad del siglo:
El Modernismo hispánico es, en buena medida, una síntesis del Parnasianismo y el
Simbolismo. De los primeros se toma el anhelo de perfección formal, los temas exóticos.
Del Simbolismo, el arte de sugerir y la búsqueda de efectos rítmicos dentro de una
variada musicalidad.
Pero habría que añadir otras influencias. De EEUU se admira a Poe (modelo de
perfección y misterio) y a Whitman (cantor de ritmo solemne). De Gran Bretaña les llega el
arte refinadísimo de Oscar Wilde y de los “prerrafaelitas”. Y de Italia llega la influencia de
Grabielle D`Annunzio, ejemplo de elegancia decadentista.
Temas del modernismo.
En primer lugar, en los modernistas hay una desazón romántica, según señalan
numerosos críticos. De hecho, son notables los puntos en común entre románticos y
modernistas: malestar, rechazo de una sociedad en la que halla lugar la poesía, parecida
sensación de desarraigo, de soledad.
Pero lo más importante son las manifestaciones de tedio y de profunda tristeza. La
melancolía, a veces la angustia, es un sentimiento central. Sintomático de este talante es
la presencia de lo otoñal, lo crepuscular, de la noche
En segundo lugar, destaca el escapismo, una actitud que se explica por lo anterior.
También el modernista, al igual que el romántico, se evade a veces de su mundo por los
caminos del ensueño. Hay una evasión en el espacio, ese conocido exotismo cuyo
aspecto más notorio es lo oriental, y una evasión en el tiempo, hacia lo pasado medieval,
renacentista, dieciochesco...
En tercer lugar, el cosmopolitismo. La temática cosmopolita suele relacionarse con la
anterior, ya que es una consecuencia más de la necesidad de evasión, del anhelo de
buscar lo distinto, lo aristocrático. El cosmopolitismo desemboca, sobre todo, en la

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devoción por París, meta de tantos modernistas e inspiradora de tantos versos, con sus
cafés, sus salones elegantes, sus bohemios, sus dandis, sus damas galantes...
Otro de los temas sería el amor y el erotismo. En la estética modernista se advierte un
contraste entre el amor delicado y el erotismo intenso.
Novedades técnicas.
Los modernistas utilizan con gran maestría todos aquellos recursos estilísticos que se
caracterizan por su valor ornamental o por su poder de sugerir. Así utilizan numerosos
recursos fónicos, que responden al ideal de musicalidad, simbolismos fonéticos, o simples
aliteraciones. El léxico se enriquece con cultivos o voces de exóticas resonancias, o con
adjetivos ornamentales. La importancia de lo sensorial se manifiesta en el uso frecuente
de sinestesias.
En cuanto a las innovaciones métricas, El deseo de armonía se manifiesta aquí a través
del deseo de ritmo. El enriquecimiento de ritmos es inmenso. El verso preferido es, sin
duda, el alejandrino, enriquecido con los esquemas acentuales españoles.
También a la influencia francesa se debe el uso de los dodecasílabos y de los
eneasílabos, apenas usados en nuestra poesía. También usaron los versos más
comunes, como los octosílabos y los endecasílabos. El verso libre ocupa un lugar
importante.
Las innovaciones métricas también son importantes en el campo de las estrofas. Son
muchas las nuevas modalidades que los modernistas inventan o que toman de la métrica
francesa. Así, el soneto recibe un tratamiento especial: se escriben sonetos en los más
variados versos, especialmente en alejandrinos, Con todo, lo esencial es no limitarse a las
estrofas consagradas. Así, la métrica modernista se enriquece con múltiples artificios
complementarios: uso especial de rimas agudas o esdrújulas, rimas internas, armonías
vocálicas, paralelismos y simetrías de construcción que refuerzan el ritmo...
Así, podemos considerar que el modernismo es, en definitiva, una revolución, como ya
había habido otras, que incorpora nuevos temas, nuevo vocabulario, nuevos símbolos... a
nuestra literatura.
El modernismo de Valle-Inclán.
Sonatas, La lámpara maravillosa, La pipa de Kif, Aromas de leyenda, El pasajero
Valle-Inclán es uno de los autores más interesantes del grupo modernista. Su obra,
tanto narrativa como lírica y dramática, experimenta una evolución conjunta que va desde
el impresionismo estetizante y decadente de sus primeras producciones
En su etapa modernista inicial cuida el ritmo y la sonoridad de la frase, tanto en prosa
como en verso. El vocabulario está escrupulosamente seleccionado para que concuerde

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con el mundo decadente que refleja. Se acumulan los adjetivos, que a menudo forman
sinestesias. En su segunda fase (como veremos más adelante),
En esta parte del tema (correspondiente al Modernismo), analizaremos las siguientes
obras: Sonatas, La lámpara maravillosa, La pipa de kif, Aromas de leyenda, El
pasajero, que son algunas de sus composiciones modernistas más importantes.
Las Sonatas son, para la crítica, la más hermosa muestra de la prosa modernista
española.. Las otras tres que completan la serie aparecerán en años sucesivos: Sonata de
estío, Sonata de primavera y Sonata de invierno.
Se presentan como un libro de memorias del Marqués de Bradomín, un don juan
excéntrico y decadente, que en la vejez evoca sus aventuras eróticas vividas con distintas
mujeres y en lugares y tiempos diversos. Los valores formales alcanzan su punto más alto
en esta prosa sensual y sonora que refleja un mundo refinado y perverso en el que lo
galante y lo erótico juegan un papel trascendental.
El modernismo de Juan Ramón Jiménez.
Arias tristes, Jardines lejanos, La soledad sonora, Platero y yo.
Juan Ramón Jiménez representa el prototipo de poeta convencido de su
singularidad respecto a su especial capacidad por captar la belleza y el sentido misterioso
del universo. Se consagró por entero a la poesía, revisando y corrigiendo hasta su muerte
sus obras, incluso las escritas en su juventud. Su trayectoria poética arranca desde el
modernismo . En este tema estudiaremos la primera de ellas, la época sensitiva, que es su
única etapa modernista.
Lo más destacado de esta etapa es la trilogía formada por Arias tristes (1903) o
Jardines lejanos (1904), o Pastorales (también de 1904, pero que no se publicó hasta
1911), en el que se percibe el influjo de Francis Jammes.
La huella del modernismo se observa también en su prosa, que destaca por sus
calidades poéticas. En este sentido, destaca su célebre libro Platero y yo (1917;
El modernismo de Antonio Machado. Soledades.
De nuevo en Madrid, colabora en la revista modernista Helios, cuyo redactor jefe es
Juan Ramón Jiménez, y vive intensamente las preocupaciones de los jóvenes grupos
literarios. La publicación de Soledades (1903) lo revela como poeta extraordinario. En
1907 obtiene la cátedra de Francés en el Instituto de Soria. Allí pasará una etapa
fundamental en su vida. En 1909 se casa con Leonor Izquierdo, una muchachita de 16
años. Con ella va a pasar un año en París y asiste a las clases de Bergson, pero en julio
de 1911, Leonor sufre una violenta hemoptitis y regresan a Soria, en donde ella morirá.

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Antonio, desesperado, abandona la ciudad castellana y se traslada a Baeza, pero su
corazón queda en Soria, en el "alto Espino", el cementerio en donde reposa Leonor.
En 1919 se traslada a Segovia, en donde desarrolla una intensa actividad de cultura
popular. Es elegido miembro de la Real Academia Española en 1927. Conoce por entonces
a Pilar Valderrama, la Guiomar de sus últimos poemas amorosos. Y, en 1931, obtiene
una cátedra en el Instituto Cervantes, de Madrid. En Madrid le sorprende la guerra. Firme
partidario de la defensa de su España, hasta 1938, en que va a Barcelona, para refugiarse
al año siguiente en Francia con su madre. Ambos, muy enfermos, son acogidos en
pequeño hotel de Collioure. Allí, el 22 de febrero de 1939, muere el poeta. Dos días
después fallece su madre.
En cuanto a su perfil humano, Antonio Machado fue un hombre de gran sensibilidad,
que se identificó en el austero ambiente castellano. Muy humilde, rehuyó siempre los
honores. Le gustaba pasear solo o escuchar en silencio a sus contertulios de café.
Mainer resumió su trayectoria ideológica como "del institucionismo al populismo". Su
tradición familiar y su formación en la ILE lo situaban en la línea del liberalismo reformista
de las clases medias. Pero sus ideas se radicalizarán con el tiempo, sobre todo al contacto
con las desigualdades sociales de Andalucía y ante el incremento de los movimientos
obreros, con los que simpatizó pronto. Su idea de fraternidad le llevó, en sus últimos años,
a proclamaciones claramente revolucionarias.
Desde este punto de vista puede comprenderse hasta qué punto su trayectoria es
opuesta a la de los noventayochistas, y qué poco afortunada es su adscripción al 98. Su
relación con los autores del 98 fue escasa y tardía. Admiró sobre todo a Unamuno, a pesar
de sus grandes diferencias ideológicas. Machado mostró, hasta el final de su vida, una
ejemplar consecuencia con sus convicciones profundas.
OBRA POÉTICA. El propio Antonio Machado confesó que, para él, "la poesía es la
palabra esencial del tiempo". Con estas palabras sintetizaba su doble objetivo: captar la
esencia de las cosas y su fluir temporal.
Su lenguaje poético está influenciado, hasta sus últimas obras, por el modernismo y el
simbolismo francés. Sin embargo, este autor pronto empezó una depuración estilística que
le llevaría a alcanzar una sobriedad y una densidad excepcionales. En su voluntad
antirretórica coincide con otros escritores de su tiempo, como Juan de Mairena.
En su trayectoria se observan varias etapas:
1.-Período modernista y romántico. (Primer ciclo- es el que aquí nos interesa):
Soledades. En los años en que triunfa el modernismo, en 1903, cuando tenía 27 años,
Machado publicó Soledades, su primer libro de poesía, que contenía 42 poemas breves.

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En 1907 apareció una edición revisada, bajo el título Soledades, galerías y otros
poemas, en donde sólo se recogen 29 poemas del libro anterior y el resto, hasta un total
de 95, son nuevos. En la edición definitiva de Poesías completas, esta obra lleva el título
de Soledades, y contiene 96 poemas divididos en 6 secciones. En estas primeras
composiciones se observan, a pesar de la sobriedad, muchos elementos modernistas. Eso
sí, se trata de un modernismo intimista, con un aire romántico que en ocasiones recuerda a
Bécquer y a Rosalía de Castro. Él mismo se define como "poeta intimista", asegura que
escribe "hacia dentro", en un "íntimo monólogo", por eso aparecen temas como el tiempo,
la muerte o Dios. Trata el problema del destino del hombre, pero se incluyen también
nostálgicos recuerdos de la infancia, finas evocaciones del paisaje y un amor más soñado
que vivido. Es evidente la influencia del simbolismo francés: aparecen en su obra motivos
como la tarde, el agua (que, al brotar, simboliza la vida y, cuando corre, la fugacidad, como
los ríos de Jorge Manrique o el río de Heráclito) la noria, las "galerías"...
Del modernismo y el simbolismo también toma Machado ciertos tipos de ritmo. Así,
compone versos dodecasílabos y alejandrinos, y tiene algún ejemplo de métrica basada en
pies acentuales. Sin embargo, se observa ya su gusto por las formas sencillas, como la
silva, y predominan los versos heptasílabos, octosílabos y endecasílabos. Parte de su
léxico y sus imágenes también se deben a la influencia modernista. A pesar de todo,
Machado posee la voz propia que él había buscado. El ciclo de Soledades es un conjunto
de hondísima poesía, y algunos críticos lo colocan incluso por encima de Campos de
Castilla.
Teatro modernista en verso.
Como reacción contra el pedestre realismo decimonónico, surgió el llamado “teatro
poético” . Eduardo Marquina. Francisco Villaespesa:
3.-Generación del 98.
3.1.-Concepto de generación del 98.
El rótulo de “Generación del 98” parte de una serie de artículos de Azorín
publicados en 1913. Según él, integraban la Generación del 98 autores como Unamuno,
Baroja, Maeztu, Valle-Inclán o Rubén Darío. Los rasgos que permiten aunarlos no son
sólo un espíritu de rebeldía, sino también un profundo amor por el arte, y entre las
influencias se destaca también a parnasianos y simbolistas. Más adelante, afirma que la
Generación del 98 “ama los pueblos y el paisaje, intenta resucitar a los poetas primitivos
(Berceo, Juan Ruiz, Santillana) rehabilita a Góngora, se declara romántica, siente
entusiasmo por Larra... se esfuerza, en fin, por acercarse a la realidad”. Estas últimas son
las características que habrían de calar más en la crítica. Mainer señala que los artículos

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referidos a esta generación se escriben con posterioridad a los hechos, lo que, para él,
supone una deformación, consciente o inconsciente, de la realidad, y destaca también
que tanto en estos artículos como reflexiones posteriores de Machado, Unamuno y Baroja
están concebidos desde la nostalgia o la crítica autojustificación de radicalismos y
rebeldías juveniles.
Simultáneamente, el concepto de “Generación del 98” entró en la historiografía literaria.
Lo hizo de la mano de un sistema de periodización –la teoría de las generaciones- muy
típico de la cultura de entreguerras. Fueron esquemas alemanes, en especial los de
Petersen, los que se convirtieron en armazón argumental al que se acomodaron las
características de la hipotética generación, muchas veces utilizados en oposición al
término “Modernismo”. Ante la caracterización de estos dos movimientos la crítica se
divide en tres posiciones: los que consideran Modernismo y 98 como dos fenómenos
opuestos, los que los incluyen en un amplio movimiento, tildado frecuentemente bajo el
rótulo de modernidad, y los que mantienen una postura ecléctica, matizando las
consideraciones anteriores.
MODERNISMO Y 98
▪ El planteamiento bipolar, que considera Modernismo y 98 como dos movimientos
antagónicos, tuvo uno de sus más férreos defensores en Guillermo Díaz-Plaja, que
en Modernismo frente a 98 estudió cada uno de los conceptos en oposición al otro
en todos los aspectos: fuentes, temas, estilo... También Pedro Salinas en su
ensayo El problema del modernismo en España, o un conflicto entre dos espíritus
oponía ambos movimientos. En este ensayo Salinas destaca tres diferencias que
considera básicas:

▪ En contra de estos planteamientos se levantan quienes consideran que se debe


englobar Modernismo y 98 en un movimiento común. Ricardo Gullón en La
invención del 98 Para Gullón el rótulo de 98 mueve a separar equivocadamente lo
español de lo universal, y obvia las raíces foráneas de la renovación literaria y la
conexión de los escritores españoles con los extranjeros.. A su lado, Juan Ramón
Jiménez, postuló la necesidad de un solo rótulo: Modernismo, movimiento
envolvente que aúna Parnasianismo, Simbolismo e incluso Vanguardias, y que se
caracteriza porque es la expresión “en busca de algo nuevo hacia el futuro”.
▪ Por último, hay autores que matizan estas consideraciones totalizadoras y, aunque
distinguen entre Modernismo y 98, no los consideran movimientos antagónicos. En
este sentido, es significativa la posición de Aullón de Haro,

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▪ CIRCUNSTANCIAS HISTÓRICAS
La inestable situación política de España contribuyó a acentuar la crisis finisecular:
“turnos” de gobierno conservadores y liberales, la regencia de María Cristina en la que se
produce el levantamiento de Marruecos (que provocó los tristes sucesos de la Semana
Trágica de Barcelona) y la pérdida de Cuba y Filipinas. La pérdida de las últimas colonias
da nombre al “desastre del 98” y a una generación de escritores que verían en este
acontecimiento un símbolo de la decadencia española.

TEMÁTICA
Los comienzos de estos autores estuvieron dominados por doctrinas revolucionarias:
Unamuno perteneció al PSOE, entonces marxista, Maeztu era socialista, y Azorín y
Baroja sentían simpatías por el anarquismo, que se reflejaron en sus artículos. Sin
embargo, cuando los tres últimos formaron el “grupo de los tres” y publicaron su
manifiesto (1901) sus posturas se habían suavizado, alejándose de los compromisos
políticos: para solucionar los problemas de España, ya no vale el dogma religioso ni el
doctrinario republicano o socialista, ni siquiera el ideal democrático. Sólo una ciencia
social puede mejorar el estado de vida de los miserables. Su posición es ahora más bien
regeneracionista:

TEMÁTICA EXISTENCIAL
El pensamiento existencial cobra singular importancia en los autores con visiones
particulares en cada uno. Para Unamuno, la contradicción íntima del hombre es el ansia
de serlo todo y la inmortalidad, la gran cuestión de que depende el sentido de la
existencia.. El sinsentido de la vida también afecta a los personajes de Baroja, como
Andrés Hurtado, que también acabará suicidándose, mientras que en Machado es fuente
de infinitas preguntas “¿a dónde el camino irá?”
La preocupación existencial dará lugar a la obsesión por el tiempo, de hecho, esta ansia
vitalista es una variante más del carpe diem horaciano. El tempus fugit se retoma en
Machado mediante el símbolo de la noria. También la soledad es un tema dominante: a
Machado se le ha denominado el poeta de la soledad.
PREOCUPACIONES RELIGIOSAS
. Los noventayochistas se habían declarado agnósticos en su juventud, pero con el
tiempo, algunos modificarían sus actitudes (Maeztu, el caso más palpable, pasó a
posturas católicas tradicionales) Los demás mantiene en común su oposición al
catolicismo tradicional, en particular, al clero conservador, en quienes encuentran vicios
tan poco cristianos como la avaricia, la hipocresía y la falta de caridad. Machado profesó
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una religiosidad sincera y explícita y en general, a los del 98 les mueven valores tan
cristianos como la caridad y el amor por el prójimo.
EL TEMA DE ESPAÑA
Debe insistirse en el paralelismo entre la desazón existencial de estos autores y su
desazón nacional. El tema de España ha sido destacado por la crítica como uno de los
rasgos definitorios de esta generación, sin embargo, la preocupación por España ha sido
una constante en nuestras letras.
Se bucea en busca de una supuesta “alma española” donde se pretende acceder a la
explicación de sus actuales desdichas y también a sus solución. Además, en la misma
época estada de moda el estudio psicológico de las nacionalidades, preocupación que
traspasó a los del 98. La novedad, como señala Ramsen es que esa búsqueda de lo
nacional no se ciñe a los actos de reyes, políticos, generales u obispos, sino en la vida de
las humildes, anónimas e inmutables gentes de España. Unamuno habla de “la vida de
los millones de hombres sin historia”, Baroja se declara “enamorado de las vidas
humildes”. El énfasis en el carácter inmutable del pueblo español y su intrahistoria produjo
una enorme intensificación del conocimiento de lo hispano: una nueva sensibilidad para
los paisajes, a los que se atribuirán la formación de la idiosincrasia nacional y regional, y
un renovado interés en los diferentes aspectos de la vida provinciana. Importancia
decisiva tuvieron las teorías deterministas de Taine, que relacionaban paisaje, carácter y
cultura.
ESTILO
El 98 huye del barroquismo y del retoricismo, busca un lenguaje sereno y sobrio. Azorín
señala que “escribimos mejor cuanto más sencillamente escribimos” y Unamuno que “del
fondo brota la forma”. Todo ello va acompañado de un constante cuidado del estilo. Así,
Díaz-Plaja señaló el hecho de que el lenguaje estuviera “al servicio de la inteligencia”.
. Todos estos autores gustan de palabras tradicionales y dialectales, utilizadas como una
forma de enriquecimiento funcional de la lengua.
Por último, señalaremos las innovaciones en los géneros literarios. Ante todo, en el 98 se
configura un ensayo moderno, con su flexibilidad para recoger por igual pensamiento,
intimidad, lirismo... En la novela, se produce una ruptura con la narrativa realista mediante
la introducción del subjetivismo. La novela se ha convertido en el género más importante,
quizás el más idóneo para verter el pensamiento reflexivo y la evolución psicológica, de
todas formas, muchos noventayochistas, además de Machado, escribieron también
poesía, que hoy es la gran desatendida.

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ELEMENTOS NOVENTAYOCHESCOS EN LOS AUTORES MÁS REPRESENTATIVOS
Ángel Ganivet: Está considerado el precursor de la generación. En lugar de relacionar el
problema español con la situación política o social, cree que sed trata de un problema
espiritual. La mentalidad nacional es la culpable. Es la abulia, la ausencia de voluntad, el
desinterés por la acción, el mal que aqueja España. Se necesitan nuevas creencias para
vitalizar el país.. La abulia, que identifica con la forma de ser española, será una
constante en los personajes de Baroja y Azorín.
Maeztu:
Miguel de Unamuno:
a) Narración.
El escritor vasco considera a la novela un instrumento idóneo para expresar sus dudas
existenciales. De ahí que su principal aportación consista en la nivola (capítulo XII de
Niebla), que quiere renovar hasta en el nombre las convenciones novelescas Le interesa
el drama personal e íntimo mientras la narración se reduce al diálogo de los personajes
que exponen sus ideas con una perspectiva dialéctica. No importan las descripciones ni la
acción sino solamente la recreación del ambiente de la España de principios de siglo;
según Felipe Pedraza porque no desea distraer al lector.
Obras: Paz en la guerra, Amor y pedagogía, Niebla, Abel Sánchez, La Tía Tula, La novela
de don Sandalio, jugador de ajedrez, San Manuel Bueno Mártir.
b) Poesía.
En sus versos encontramos los mismos motivos e inquietudes que en el ensayo, la novela
y el teatro. Luis Cernuda subraya que su poesía gira en torno a tres círculos temáticos:
familia, patria y religión.
Obra lírica: El Cristo de Velázquez, poema agónico y desesperanzado.
c) Teatro.
Pedraza opina que sus obras teatrales nacen muertas para la escena. La acción es muy
escasa. Casi todo se nos cuenta a través de densos diálogos, cuajados de reflexiones
filosóficas; rara vez somos testigos directos de los hechos. En consecuencia, son obras
estáticas: no hay evolución ni en los caracteres ni en las pasiones.
Los dramas, como sus nivolas, se apartan de las características habituales del género,
por eso el autor las denomina caprichosamente DRUMAS.
d) Ensayo.
Unamuno se adjudicaba el papel de agitador de espíritus, quería hacer pensar a los
lectores, sacarles del letargo mental en el que estaban sumidos.

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Casi toda la labor gira en torno a dos centros de interés: el problema de España y
el sentido de la vida. Entre los ensayos de tema histórico ha de destacarse En torno al
casticismo Contrapone lo que llama falsa historia de héroes y hechos gloriosos a la noción
de “intrahistoria”, es decir, la que vive y construye el pueblo sencillo que con su trabajo
participa de forma silenciosa en los acontecimientos históricos pero que nunca es
mencionado en los documentos.
Otro gran tema de la obra de Unamuno se centra, como ya hemos dicho, en el
sentido humano de la vida. Dos obras importantes reflejan esta actitud Del sentimiento
trágico de la vida y La agonía del cristianismo.
Azorín: La novela azoriniana integrará de manera constante los tres motivos
fundamentales:
- Tiempo. Es la preocupación tremenda y abrumadora por el interminable sucederse
de las cosas a través de los tiempos.
- Paisaje. El escritor debe interpretar la emoción del paisaje,. No se trata de una
descripción tópica, sino impresionista, resultando los pequeños detalles
insignificantes pero simbólicos y dejando en la penumbra los grandes rasgos.
- España. Intentará rescatar el pasado español, histórico y literario.
En su obra no siempre resulta fácil deslindar el ensayo, el relato y hasta la crítica literaria.
La voluntad está compuesta por una trilogía. Con ella nace el impresionismo literario. Los
personajes carecen de consistencia, salvo Azorín, y no existe un argumento lineal que
progresa en el tiempo. El espacio externo es el lugar de la sensibilidad más que el de los
datos topográficos. Anticipa la novela lírica y la vanguardista por un lado y, por otro, tiene
algo de novela de tesis,
Destacamos su obra Castilla,
Antonio Machado: Campos de Castilla. El libro está dominado por el largo poema “La
tierra de Alvargonzález”, que responde a un cambio estético respecto a Soledades.
El poeta se abre a una nueva concepción del mundo y de la poesía: “un corazón solitario
no es un corazón”.
Las líneas temáticas son las siguientes:
Poemas intimistas Poemas dedicados al paisaje, destaca el carácter de símbolo de los
elementos que aparecen, así como su componente subjetivo.
La preocupación patriótica. Machado se une al núcleo temático noventayochista, que hará
de Castilla el símbolo de la España crítica y progresista, casi en la línea revolucionaria.

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Pío Baroja: De sus páginas se desprenden incesantemente unas ideas sobre el hombre y
el mundo que se inscriben a la perfección en la línea del pesimismo existencial. Para
Baroja, el mundo carece de sentido. La vida le resulta absurda y no alberga ninguna
confianza en el hombre. Ideas como estas explican el hastío vital de muchos de sus
personajes.
Para él la novela es un género multiforme, proteico; lo abarca todo: el libro filosófico, el
psicológico, la aventura, la utopía... Es la típica novela abierta, permeable.
Su obra: Tierra vasca, La vida fantástica, La lucha por la vida, La raza, Las ciudades, El
mar. Fue un escritor fecundísimo: 34 de sus novelas se agrupan en trilogías, cuyos títulos
indican el rasgo común de las novelas que las componen.

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4.-Modernismo y 98.
Ante la caracterización de estos dos movimientos la crítica se divide en tres
posiciones: los que consideran Modernismo y 98 como dos fenómenos opuestos, los que
lo incluyen en un amplio movimiento, tildado frecuentemente bajo el rótulo de modernidad,
y los que mantienen una postura ecléctica, matizando las consideraciones anteriores.
El planteamiento bipolar, que considera Modernismo y 98 como dos movimientos
antagónicos, tuvo uno de sus más férreos defensores en Guillermo Díaz- Plaja, que en su
libro Modernismo frente a 98, estudió cada uno de los conceptos en oposición al otro en
todos los aspectos: fuentes, temas, estilo... También Pedro Salinas publicó en 1938 un
ensayo titulado “El problema del modernismo en España, o un conflicto entre dos
espíritus”, donde oponía ambos movimientos. En este ensayo Salinas destaca tres
diferencias que considera básicas:
1.-Aún teniendo raíces comunes en la insatisfacción y en la rebeldía, el movimiento
americano sólo busca la renovación de lo poético, mientras que el español es de mayor
envergadura, aspirando a conmover hasta sus cimientos la conciencia nacional.
2.-Mientras los modernistas se manifiestan expansivamente con una ambición
cosmopolita, los del 98 se recogen y enclaustran toda su tensión en Castilla y España.
3.-Paralelamente, dice Salinas, mientras el hombre modernista se vuelca en el
mundo exterior y las realidades gozosas de la vida, los hombres del 98 desarrollan en su
literatura un inmenso examen de conciencia.
En contra de estos planteamientos se levantan quienes consideran que se debe
englobar modernismo y 98 en un movimiento común. El primero en hacer constar la
dificultad de separar modernismo y 98 fue Federico de Onís. Ricardo Gullón (“La
invención del 98”) considera la imposición del rótulo “Generación del 98” como “el suceso
más perturbador y regresivo de cuantos afligieron a nuestra crítica en el presente siglo”,
porque considera que escinde la unidad de la literatura española, que es una evolución, y
que mezcla historia y crítica. Para Gullón, el rótulo de 98 mueve a separar
equivocadamente lo español de lo universal, y obvia las raíces foráneas de la renovación
literaria y la conexión de los escritores españoles con los extranjeros. Modernistas y
noventayochistas se inscriben en el amplio cuadro de no sólo un vasto movimiento, sino
una época marcada por un cambio en la sensibilidad y en las actitudes, que tendrá como
uno de sus indicios la renovación estética. A su lado, Juan Ramón Jiménez postuló la
necesidad de un solo rótulo: modernismo, movimiento envolvente que aúna
parnasianismo, simbolismo e incluso vanguardias, y que se caracteriza porque es la
expresión “en busca de algo nuevo hacia el futuro”. Aunque con una visión menos amplia

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del término, Carlos Mainer señala que el deslinde del Modernismo y 98 no es posible por
rasgos como la identidad de fuentes extranjeras, la semejanza de actitudes en la
consideración de la expresión artística y la utilización de los mismos canales de
publicación, destacando la frecuencia con que unos y otros son tildados de modernistas
por público y críticos.
Por último, señalar que hay autores que matizan estas consideraciones
totalizadoras, y aunque distinguen entre Modernismo y 98, no los consideran movimientos
antagónicos. En este sentido, es significativa la posición de Aullón de Haro, para el que
los autores del 98 se deben instalar dentro de la Modernidad, y sus obras como resultado
de la crisis general europea del fin de siglo. Para Haro, modernismo y noventaiochismo no
son respuestas a una misma crisis que se repelen, sino que funcionan como anverso y
reverso de una misma moneda. Aún así, no cree conveniente hacer desaparecer el
membrete de Generación del 98 porque considera que son dos movimientos discernibles
con rasgos caracterizadores. A su juicio, lo específico del 98, a diferencia del
Modernismo, es la crítica directa de la realidad y el tema de España.

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