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25 DE SEPTIEMBRE DE 1828

HACE 192 AÑOS


EL ATENTADO CONTRA BOLÍVAR
¿ESTUVO SANTANDER IMPLICADO?

Una parte del Estado Mayor del Libertador, junto a miembros de la sociedad
rancia nobiliaria de la Nueva Granada, conformaron el grueso de los
implicados en el atentado contra la vida de Bolívar en el Palacio Presidencial
de Bogotá el 25 de septiembre de 1828.
Los civiles implicados: Ezequiel Rojas, filósofo jurisconsulto; Florentino
González, abogado reconocido por la sociedad bogotana; Wencealao
Zuleybar, noble de distinguida familia antioqueña, Juan Miguel Acebedin un
pábulo menor de edad también de familia noble; Mariano Espina Rodríguez
quien en su vida sería Presidente de la República e irónicamente fundador del
partido conservador colombiano.
Por la milicia, Pedro Carujo, del estado mayor; Cap. Benedicto Triana del
batallón Ceuta; Agustin Hormet, quien ya había intentado una conspiración
contra el Libertador en un baile de máscaras sin éxito.
Ese 25 de septiembre, muy temprano, Bolívar se entera del complot por boca
del subteniente Francisco Salazar quien la noche anterior había sido invitado a
participar de los hechos por el conspirador Benedicto Triana. Bolívar instruyo
a Salazar que diera participación del caso por medio del conducto oficial.
Salazar va ante el Comandante de la Plaza de Bogotá, el Coronel Ramón
Nonato Guerra, otro jefe implicado perteneciente al estado Mayor; y este
envía al capitán Tomás Gómez ante Pedro Carujo para advertirle del
inminente peligro por la conspiración que se tramaba.
Perpetrado la conspiración y atentado ese 25 de septiembre, Bolívar salva la
vida gracias a las sugerencias de Manuelita Sáenz, sin embargo la guardia y
algunos edecanes caen indefensos ante el estruendo de los conspiradores.
Al día siguiente, 26 de septiembre temprano, Bolívar reaparece en el palacio,
sereno y decidido. Presentará su renuncia ante el Consejo de Estado y
Ministros; acordará proclama de despedida para ausentarse definitivamente de
la nación y elaborará un decreto de indulto para todos los implicados.
Enterado Urdaneta de las pretensiones del Libertador, este provocó un círculo
de oficiales leales, reunió al consejo de Ministros, al de guerra y marina y se
anunció ante Bolívar. Convenció al Libertador que no podía abandonar la
patria, “su renuncia representa la disolución de la Republica”, le expresa
Urdaneta. De esta reunión sale el General Urdaneta investido con amplios
poderes pare presidir el tribunal de guerra contra los conspiradores.
Poco a poco los implicados fueron cayendo, algunos se entregaron como
Hormet y Zulaybar; Ezequiel Rojas se le capturó disfrazado de mujer;
Mariano Rodríguez quiso evadirse envuelto en un colchón,
Con ellos comenzaron los juicios, como fiscal de la causa Rafael Urdaneta.
A medida que concurrían los juicios iban apareciendo más y más implicados;
y ya para el 14 de octubre del ’28 habían sentenciado a muerte y fusilados: el
Coronel Ramón Nonato Guerra, el Sargento Flores, y los soldados Ramos,
Fernando Díaz, Isidoro Vargas y Miguel Cuestas.
Las cárceles seguían cada vez más atestadas de implicados y sospechosos,
acrecentando en odio visceral en los políticos hacia el gobierno dictatorial de
Bolívar. En los juicios se sentenciaba indistintamente a muerte, Urdaneta
ratificaba la sentencia y Bolívar ratificaba o conmutaba por presidio; así
salvaron de la muerte por cárcel; Joaquín Acevedo, Emigdio Briceño, Rafael
Mendoza, Teodoro Galindo y Juan José Acevedo. Salvados y liberados de
todo cargo: Pbro. Juan Nepomuceno Azuero, Pbro. Juan de la Cruz Gómez,
Mariano escobar Rivas, José Tomas Gómez y Manuel Antonio Arrubla.
Todos los implicados a Muerte, por conocimiento propio o por escuchas
durante sus interrogatorios, expresaban que el ex vicepresidente Francisco de
Paula Santander estaba en conocimiento de todo el complot. Santander fue
preso al día siguiente del atentado, 26 de septiembre; el 28 fue su primer
interrogatorio donde le expresan, con fundamentos, que él ha dirigido el
atentado. Sin embargo las respuestas que Santander da a dichos careos, en
donde se enfrenta con los implicados, son contestadas por este airosamente.
Mientras, a la fecha, no había aparecido ni capturado el cabecilla principal del
Complot, Pedro Carujo.
El 22 de agosto Santander es sometido a 24 horas de interrogatorio continuo,
este no pierde ni la compostura, ni su versión de los hechos personales.
El 2 de noviembre, ya capturado Pedro Carujo, le ofrecen indulto y
salvoconducto para que entregue a Santander. Y así lo hace, Carujo expresa en
careo que Santander conocía de todo el complot para el asesinato de Bolívar.
Pero la dialéctica y apresto de Santander hacen ver que las acusaciones de
Carujo solo eran especulaciones infundadas para salvar la vida.
Urdaneta y el consejo de guerra no le extienden el salvoconducto a Pedro
Carujo por no presentar pruebas contundentes contra Santander; solo así es
obligado Carujo a declarar a Florentino González como el cómplice que servía
de mandadero entre ellos.
Se trae a Florentino Gonzales a careo y, cuanto había negado con anterioridad,
incluso, su propio delito, en esta ocasión se declara culpable y declara a
Santander culpable.
Ya el 7 de noviembre de 1828 el expediente contra Santander estaba completo
y se llevó ante el Consejo de Ministros, sin embargo, pasó algo grotesco y
muy dramático: El consejo, cuya totalidad de miembros son neogranadinos (y
muchos H) decide no ocuparse de tales asuntos porque no son jueces para
sentenciar, ni asesores de la Comandancia General para acusar.
Urdaneta quedo frío ante tales declaraciones, indignado y sobrecogido solo
pudo expresar: “cuando la política se introduce en los temas de justicia esta
desaparece”.
Así y todo, ese 7 de noviembre de 1828 Santander es acusado por el Fiscal,
dictando sentencia: Se le condena a nombre de la República a la pena de
muerte y confiscación de bienes a favor del Estado, previa degradación del
empleo…
Bolívar estaba presto a aplicar la sentencia, sin embargo volvió a solicitar
opinión ante el Consejo de Gobierno, quienes por supuesto, modificaron dicha
sentencia: Primero, se conmuta la pena de muerte en la destitución del
empleo… Segundo, extrañamiento de la República con prohibición de volver
a pisar su territorio… Tercero, que se conservaran sus bienes como depósito
sin poder ser enajenados, grabados ni hipotecados.
Urdaneta hizo lo posible por sacar a Santander del mundo de los vivos;
Bolívar no será el mismo en adelante, tanto así que el 4 de mayo de 1830
renuncia a su cargo de Presidente de Colombia, la Grande, y emprende su
retiro del País, solo alcanzando llegar a Santa Marta cuando allí se cruza con
su destino.
Disuelta Colombia, Santander es elegido Presidente de la Nueva Granada
estando este aun en el destierro; el 16 de julio de 1832 llega al país,
precisamente por Santa Marta, para el 2 de octubre llega a Bogotá y se instala
en su mandato presidencial.
Un año después su servicio de inteligencia lo alerta que se trama una
conspiración contra su gobierno y, al contrario de lo hecho por Bolívar,
Santander no perdonó a ninguno de los implicados, quienes fueron fusilados,
emboscados, perseguidos y asesinados en los siguientes dos años… En esos
tiempos, el venezolano Juan José Flores era el Presidente de Ecuador y este
enterado de los problemas de Santander le escribe para enterarse de la
situación, a la que Santander le responde: “… por aquí sin novedad, todo
tranquilo…”

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