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UNIVERSIDAD MARIANO GÁLVEZ


FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES
DERECHO ROMANO Y ESPAÑOL

“GARANTÍA Y REFUERZO DE LAS OBLIGACIONES”

MIREYA AZUCENA POLANCO ORELLANA


CARNÉ 5250-21-1470
NATALY AZUCENA ZAMORA CUC
CARNÉ: 5250-21-6723
KARLA GABRIELA PINEDA VELASQUEZ
CARNÉ 5250-21-3216
KARLA MARIELA PERÉZ LÓPEZ
5250-21-4569
ALDO JAVIER GONZALÉZ GARCÍA
5250-21-715
ANA MARCELA BORRAYO ARGUETA
5250-21-2413
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INDICE.
INTRODUCCIÓN.................................................................................................................3
Garantías de las obligaciones:...........................................................................................3
Garantías Reales:................................................................................................................7
EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES..........................................................................11
TRANSMISION DE LOS CREDITOS Y DE LAS DEUDAS........................................18
CONCLUSIONES.....................................................................................................................21
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INTRODUCCIÓN.

Garantías de las obligaciones:

La obligación jurídica se refiere a un vínculo jurídico en virtud del cual


un sujeto se encuentra obligado con otro a realizar determinada prestación.
Para los Romanos la obligación consistía en un vínculo jurídico por el que
estaba constreñido necesariamente a realizar una determinada prestación y
esta obligación se podía garantizar mediante las figuras de la fianza.

Llamamos garantía de las obligaciones en sentido amplio, a aquellos


actos jurídicos encaminados a garantizar o reforzar la posición del acreedor
frente a un posible incumplimiento del deudor.

En Roma. Lo mismo que en la actualidad, el acreedor que quería


precaverse contra la posible insolvencia de su deudor y, en consecuencia, del
riesgo de tener que concurrir con los demás acreedores a distribuirse a prorrata
los bienes del deudor común, podía valerse de dos categorías de seguridades:
Las Garantías Reales y las Garantías Personales.
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Garantías Personales:

Eran aquellas que conferían al acreedor un derecho de crédito contra


un tercero, llamada fiador, que se obligaba conjunta o accesoriamente con el
deudor principal.

Es decir, una garantía personal es aquella donde el solicitante del


crédito pone como garantía su generación regular de ingresos y su patrimonio.
Es decir, se evalúan los fondos que tiene disponibles (y los que se espera que
reciba a futuro).

Igualmente, parte de la garantía personal es la presentación de un


avalista. Esta es una tercera persona que se compromete con cumplir con las
obligaciones del deudor en caso de impago.

Tipos de garantías personales:

Las Arrhas: Se designa con el nombre de Arrhas la cosa que una de


las partes contratantes entrega a la otra al tiempo de la celebración del contrato,
sea para confirmarlo, sea para conferir a ellas el derecho de arrepentirse. Las
Arrhas consiste ordinariamente en una suma de dinero, pero puede también ser
cualquier otra cosa. Las Arrhas funcionaban en los contratos consensuales con
doble carácter: o bien para confirmar la celebración de un contrato y asegurar
indirectamente su ejecución (arrha confirmatoria); o bien para autorizar a ambas
partes a arrepentirse del contrato celebrado a (arrha penitentialis). Sin embargo,
autores modernos se pronuncian en sentido diferente. Los mismos manifiestan
que las Arrhas, era una estipulación a favor del acreedor, que le permitía en
caso de incumplimiento del contrato, optar entre reclamar su ejecución o
quedarse con las arrhas recibidas o exigir dobladas las que él había entregado,
pero ellas no conferían al deudor, por si solas, la facultad de arrepentirse del
contrato, perdiéndolas o restituyéndolas el doble; el derecho a favor del deudor
sólo podía existir en caso de convención expresa en ese sentido.
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Clausula Penal: Es la promesa del deudor por un objeto o suma de


dinero en caso de incumplimiento de la obligación principal. Puede ser
establecida como un simple pacto en los negocios de buena fe o adscripta al
contrato principal mediante una estipulación, de ahí en nombre de Stipulatio
Penae.

Ofrece dos ventajas:

1. Dispone de dos acciones, la de la obligación y la derivada de la


Cláusula Penal, pudiendo optar por una u otra.
2. En esta segunda posibilidad la torna sumamente práctica para
evaluar los daños y perjuicios. En caso de incumplimiento, pues el Acreedor con
pedir el cumplimiento de la Clausula Penal evitaba un largo juicio y obtenía
rápido resarcimiento.

EL JURAMENTO PROMISORIO: Este tipo de garantía carecía de


eficacia jurídica. Bien sabemos que el Pretor por sobre todo amparaba la Buena
Fe, de ahí que en los casos del menor y el esclavo, que eran incapaces de
derecho, reforzaban su compromiso asumido con un juramento, era lógico
entonces que se amparase al acreedor que de buena fe aceptaba tal juramento.
Por es en estos dos casos el juramento tenía eficacia jurídica.

Sponsio: Es una garantía personal preferentemente utilizada en el


Derecho Romano, que sólo podían utilizarlo los ciudadanos romanos y por ello
quedaban excluidos de su utilización los peregrinos. La fórmula utilizada era la
siguiente: “¿Idem dare spondes?” (¿Te comprometes a dar lo mismo?
“Spondeo” (Me comprometo). En esta situación el garante adquiría el carácter
de deudor accesorio a Adpromissores, ya al constituirse la obligación de
manera que, si el deudor no pagaba, automáticamente podía ser obligado al
Spondor. Era una consecuencia muy grave para el garante, ya que por cierto
poseía acciones contra el deudor principal y estaba obligado a responder por
este en cuanto lo reclamase el acreedor.
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Fideipromissio: También igual que la Sponsio es una garantía persona


y que podía ser utilizada tano por ciudadanos como por extranjeros, con la
diferencia de que a estos últimos se les estaba prohibido usar el verbo
Spondere sino la siguiente formula:  “Idem dare fideipromittis?” (Empeñas
fielmente tu palabra para lo mismo). “Fideipromitto” (Lo empeño). Los
fideipromissores estaban sujetos a las mismas reglas que los Sponsores, eran
verdaderos deudores, pero deudores accesorios y mandatarios del deudor
principal; su obligación no pasaba a sus herederos, salvo que se tratare de un
fideipromissor extranjero cuyo derecho civil admitiera la solución contraria.

FIDEIUSSIO O FIANZA. CONCPETO. La Fianza es un contrato formal,


mediante el cual alguien se obliga a pagar una deuda ajena en el caso de que
el deudor principal no pague al vencimiento. La forma es la de la estipulación. El
fideiussor puede ser ciudadano o peregrino. La obligación de este es una
obligación accesoria, destinada a garantizar otra. Está ligada a una obligación
principal sea que esta nazca de un contrato Verbis, ya se trate de una
obligación civil, pretoriana o natural. Debe tener el mismo objeto que la
obligación principal. Es perpetua y transmisible a sus herederos como deuda,
carácter que le distingue de la obligación de los Sponsores y Fideipromissores,
que era limitada en su duración. Los fideiussores son como deudores correales;
el acreedor puede reclamar a cualquiera de ellos la totalidad de su crédito.
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Garantías Reales:

Consistía en la afectación de un objeto determinado, como la garantía


del cumplimiento de la obligación. La enajenación con fiducia, en la que
mediante un pacto el deudor transmitía la propiedad de la cosa o pignus cuando
la afectación recaía sobre objetos cuya posesión debía pasar al acreedor y la
hipoteca cuando la cosa gravada quedaba en poder del deudor.

Se utiliza para dar seguridad en el cumplimiento de un pago o


compromiso. Usualmente la utiliza un deudor que quiere transmitir seguridad a
su acreedor de que pagará el crédito otorgado. Una vez que se cumple con la
obligación, se restituye al deudor la propiedad del bien dejado como garantía.

Tipos de garantía real:

Hipoteca: La hipoteca es el derecho real sobre una cosa perteneciente


a otro, constituido para garantizar una obligación. En virtud él, queda afectada
por el deudor una cosa de su propiedad a favor del acreedor, al cumplimiento
de una obligación; de manera que, si el deudor no paga, el acreedor ejecuta su
derecho real y cobra su crédito de la cosa hipotecada con preferencia a
cualquier otro acreedor, aunque la cosa haya sido enajenada, pues siendo un
derecho real, sigue a la cosa cualquiera que sea su propietario. No obstante, la
afectación jurídica a favor del acreedor, el deudor conserva la posesión de la
cosa, pudiendo usarla, percibir sus frutos, darla en locación, constituir otras
hipotecas y aun venderlas.

Prenda: (Garantía Real) Se constituye por el deudor sobre un bien


mueble enajenable para garantizar al acreedor el cumplimiento de una
obligación y su preferencia en el pago. Para que se tenga por constituida, la
prenda tendrá que ser entregada al acreedor, real o jurídicamente (a un tercero
o que esté en posesión del mismo deudor, previo convenio).
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Refuerzo de las obligaciones

Para el cumplimiento de una obligación existe la manera de reforzar por


medio de una Clausula penal, arras o cesión de créditos.

 Cláusula penal

Se denomina cláusula penal aquella cláusula añadida a un contrato en


virtud de la cual, el deudor se compromete en caso de incumplimiento, a pagar
al acreedor una cierta suma de dinero.

Es también promesa de realizar cierta prestación en caso de no


cumplirse la obligación. La formade establecerse fue a través de la stipulatio
(stipulatio poenae) o en los contratos de buena fe, por un pacto añadido
(pactum adiectum).

Ejemplo: Si no me entregas el carro, me tendrás que pagar 50.000


quetzales.

De conformidad con el artículo 1592 del Código Civil, una cláusula


penal es una disposición contractual en virtud de la cual el deudor de una
obligación se compromete al cumplimiento de una penalidad en el evento de
que no se ejecute o que se retarde la satisfacción de la obligación a su cargo.

 Las arras

Entrega de una suma de dinero realizada por el deudor al acreedor en


el momento de la celebración de un contrato. Puede desempeñar una triple
función: la de ser prueba señal de la celebración del contrato (arras
confirmatorias) soliéndose computar, si la obligación se cumple, como un
adelanto a deducir de la total prestación del deudor; la de constituir un medio
lícito de desligarse las partes del contrato mediante su pérdida (arras
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penitenciales o de desistimiento) y la de establecer una garantía de su


cumplimiento, sin perjuicio, de poder exigirse que se cumpla la prestación (arras
penales).

 confirmatorias
 penales

Consistían en una suma de dinero o cualquier objeto, por ejemplo, un


anillo, que el deudor entregaba al acreedor al concluirse un contrato,
especialmente en el de compraventa.

En el derecho clásico la entrega de las arrha era sólo una prueba o


señal de que el contrato se había celebrado, de ahí el nombre de arrha
confirmatoria.

En el Derecho justinianeo se acepta plenamente la función que las


arras tenían en Derecho griego, esto es, la de una sanción o pena para la parte
que incumplía el contrato (arrha poenitentialis). Las fuentes romanas hablan de
las arras fundamentalmente a propósito del contrato de compraventa. Cuando
el comprador haya entregado una modesta cantidad a título de arras, según la
orientación apuntada en Derecho justinianeo, si es el comprador quien no
cumple su obligación, las pierde y se hacen de propiedad del vendedor; si es
éste el que no la cumple, deberá restituirla al doble.
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 Cesión de créditos:

La Cesión de Crédito es aquel negocio jurídico por el que un acreedor


(cedente) transmite a otra persona (acreedor cesionario) los derechos que el
primero ostenta frente a tercera persona, ajena a la transmisión, pero que pasa
a ser deudora del nuevo acreedor sin que la relación primitiva se extinga.

Al principio, y precisamente en el período de las legis actiones, la


transmisión de una obligación se hacía mediante un contrato verbal por el que
el deudor iussu creditoris prometía al nuevo acreedor lo que debía al primero.
Pero esta cesión estaba subordinada a la voluntad del deudor, quien podía
negarse a ella; además, la cesión creaba una nueva obligación, que sustituía a
la primitiva recayente sólo sobre el mismo objeto, pero el cesionario no
disfrutaba ni las mismas acciones y excepciones ni iguales garantías que el
cedente.

Bien pronto remediaron estos defectos. La negociación de los créditos


sin el concurso del deudor se hizo posible a los romanos con la introducción del
procedimiento formulario, en el que el nuevo acreedor podía intentar las mismas
acciones que el primitivo, cedidas en virtud de la institución de la representación
procesal. Esta transmisión del derecho de accionar se llama en la
representación procesal, cesión del crédito.
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EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES

En Roma los medios de extinción de las obligaciones eran: unos de


derecho civil y otros de derecho pretoriano. Los primeros extinguían las
obligaciones ipso jure y los segundos por vías de excepción. Los modos del
derecho civil eran: El pago, la novación, la aceptilacion, el mutuo disentimiento,
la pérdida de la cosa debida, confusión.

LOS MODOS IPSO DE EXTINCION: Estos se efectuaban por el


ministerio de la ley, el magistrado podía en un pleito, instancia in jure, dar por
extinguida la obligación. En estos casos se decía que había un medio de
defensa y no excepción perentoria, lo cual exigía un debate posterior.

Existen dos tipos de modos de extinción de las obligaciones, unas que


operan de pleno derecho (IPSO JURE) y otras que solo producían sus efectos
extintivos por vía de excepción (EXCEPTIONIS OPE).

Las obligaciones como la propiedad, resisten a la acción del tiempo,


son perpetuas. Estos dos derechos, aunque diferentes en sí mismos, se
parecen por su naturaleza perpetua, pero que en tanto que la propiedad no se
extingue más que por causas accidentales, sucede lo contrario con los
derechos de crédito u obligaciones, pues al acreedor no le interesa que el
deudor le deba perpetuamente una prestación, tiene interés en que le satisfaga
su obligación para que en esa forma él incremente su patrimonio. Los derechos
de crédito son apreciables en dinero y al deudor le interesa cumplir con su
obligación para así desligarse de su acreedor y recobrar su libertad, en esta
forma, se dice que hay “SOLUTIO”, pues el lazo de derecho que los unía se ha
roto.

La prestación de la cosa debida constituye el fin natural y regular de la


obligación; pero esto no fue suficiente en Derecho Romano para liberar al
deudor; sólo en la época clásica el derecho civil reconoció al pago como modo
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de extinguir la obligación. En general, podemos decir que los modos de


extinción de las obligaciones han seguido un desarrollo paralelo al de los
contratos.

De acuerdo con el art. 1156 CC, las obligaciones se extinguen por


el pago o cumplimiento, por la pérdida de la cosa debida, por la
condonación de la deuda (véase condonación en materia tributaria), por la
confusión de los derechos de acreedor y deudor, por la compensación y
por la novación. Además de estas causas puede haber otras, como el mutuo
disenso (contrato dirigido a privar de eficacia a un contrato previo), el
desistimiento unilateral cuando existe por pacto o por ministerio de la ley y la
resolución por incumplimiento o por alteración extraordinaria de las
circunstancias.

El pago es la forma natural de extinción de las obligaciones. Por su


naturaleza, finalidad y función las obligaciones nacen para morir, pues su propio
ejercicio produce su consumación y extinción. Debido a que las obligaciones
nacen con la vocación de extinguirse por el cumplimiento, se llama a esta parte
del Derecho civil la dinámica patrimonial frente a la estática patrimonial
representada por los derechos reales. El pago correctamente realizado, además
del efecto extintivo, tiene el efecto de liberar al deudor y el de satisfacer crédito.

¿QUIÉN PUEDE PAGAR?

El principio básico en relación a quien puede pagar era el siguiente: el


naturalmente legitimado para hacerlo es el deudor y sus herederos en
proporción a sus cuotas en el haber hereditario. El deudor puede pagar
personalmente o por medio de mandatario, siempre que éste actúe a nombre
del mandante.

Puede también pagar cualquier tercero, tanto contando con la voluntad


del deudor, cuanto en contra de ella, y en ambos casos se produce la liberación
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del deudor. Para que se produzca, en ambos casos, la liberación del deudor es
imprescindible que el tercero pague en nombre del deudor y no en nombre
propio, pues si lo hacía en su propio nombre habría incurrido en error y habrá
pagado lo no debido (solutio indebitum) y, por ende, podría ejercitar
la condictio indebiti para repetir lo pagado por error. Este tercero que ha pagado
en nombre del deudor, con su voluntad o contra ella, actúa como agente
oficioso suyo y, en consecuencia, puede ejercitar en su contra
la actio negotiorum gestio para reembolsarse de lo pagado.

Delegación para pagar (Delegatio solvendi): el deudor, llamado


delegante, podía conferir iussum a otra persona, llamado delegado, para que
pagara a un tercero, llamado delegatario que, necesariamente debía ser
acreedor del delegante. Cuando el delegado pagaba al delegatario se
consideraba pagada la deuda que el delegante tenía para con el delegatario y,
en consecuencia, se liberaba de la obligación como si él mismo hubiera
efectuado el pago, de modo tal que en este caso la dación siempre
era solvendi causa.

¿QUIÉN PUEDE EXIGIR Y RECIBIR EL PAGO?

El principio básico es que puede exigir y recibir el pago el acreedor y


sus herederos proporcionalmente a sus cuotas en la herencia, liberando de este
modo al deudor. El acreedor puede recibir legítimamente el pago, liberando al
deudor, personalmente o través de un mandatario a quien especialmente se le
encomendó que cobrara la deuda, o el mandatario a quien se había confiado la
administración general de todos los negocios, entendiendo los juristas clásicos
que el procurador del acreedor tenia siempre la facultad de exigir y recibir el
pago de la deuda.

Podía también recibir legítimamente el pago el tercero a quien el


acreedor mandó (iussum) al deudor que realizara el pago.
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En una stipulatio solo puede recibir el pago, no exigirlo ni novar la


obligación, el adiectus solutionis causa.

El adstipulator, tanto para exigir cuanto para recibir pago, y goza de


todas las facultades de un acreedor.

El pago hecho a una persona distinta de las anteriores, si se había


realizado por error constituía una solutio indebitum y, por lo tanto, quien pagaba
podía repetir lo pagado mediante la condictio indebiti.

¿QUÉ DEBE PAGARSE?

Naturalmente el objeto de la solutio había de ser consistente con el de


la prestación de dar debida, de tal manera, tenía que recaer sobre la cosa
objeto de la datio o el derecho real del cual se trataba, pues de lo contrario el
deudor no resultaba liberado de la obligación.

Como la prestación consistía en una datio (rem o ius) el deudor que


pagaba debía ser dueño de la cosa, pues si el acreedor que recibía el pago
sufría la evicción de la cosa pagada, no se producía la liberación, supuesto que
no había existido datio.

El objeto del pago debía ser integro, pues el acreedor no estaba


obligado a recibir un pago parcial o incompleto, de tal manera que si rechazaba
uno ofrecido así no incurría en mora de recibir (del acreedor).

¿CÓMO HA DE IMPUTARSE EL PAGO?

Si entre el deudor tiene para con el acreedor diversas obligaciones con


prestaciones que recaían sobre objetos similares, una vez que verifica un pago
se plantea la cuestión de determinar a cual de todas las obligaciones debe
imputarse el pago realizado. Una situación semejante podía plantearse si la
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deuda generaba intereses, pues había la cuestión de determinar si el pago se


imputaba al capital o a los intereses.

Los principios que regían la imputación del pago eran los siguientes:

El deudor que pagaba podía declarar en el momento del pago a cual de


todas sus deudas habría de imputarse el pago, sin que pudiera hacerlo
después.

Si el deudor nada declara en el momento del pago en orden a la


imputación, podía el acreedor hacer la imputación en el momento de la solutio y
no después.

Si las partes nada habían declarado en orden a la imputación del pago,


los juristas daban las siguientes reglas:

El pago debe imputarse a la deuda actualmente exigible, y no aquellas


cuya exigibilidad aun pidiera, como si hubiera obligaciones a plazo o
condicionales.

Entre varias deudas actualmente exigibles, la imputación se verificaba


desde la más gravosa y continuaba en orden decreciente con las demás.

Si todas eran igualmente gravosas, la imputación se hacía


proporcionalmente a todas ellas.

En todo caso lo pagado se imputaba primero al pago de intereses y


luego al pago del capital.

¿CUÁNDO DEBE PAGARSE?


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En primer término el pago de la obligación sólo puede ser demandado


por el acreedor desde el momento en que la obligación se vuelve exigible, es
decir, desde que se cumplió el plazo fijado, o se verificó la condición.

En toda obligación, aun cuando no se hubiere fijado un plazo para


verificar su pago, se entendía comprendido el que era necesario objetivamente
para poder verificar su cumplimiento.

Naturalmente, el deudor debe realizar el pago también desde el


momento en el cual la obligación se tornó exigible, pero además, podía
prestarlo aun antes de vencido el término, pues el plazo se entiende concedido
en beneficio del deudor, y como tal beneficio puede ser renunciado.

¿DÓNDE DEBE PAGARSE?

Los principios que regían la determinación del lugar en el cual había de


verificarse el pago en los siguientes:

En el lugar donde había sido convenido por acreedor y deudor.

Si nada se había acordado y la obligación tenía por objeto una


prestación de género 1 ella debía ejecutarse en el lugar del domicilio del
deudor.

Si nada se había acordado y la obligación era de especie o cuerpo


cierto 2 el pago debía verificarse en el lugar ñeque la especie se encontraba, a
menos que el deudor dolosamente la hubiera cambiado de situación, en cuyo
caso debía pagar donde fuera demandada.
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La pérdida: de la cosa debida extingue la obligación siempre que ésta


fuera de entregar cosa determinada y se hubiere perdido o destruido
sin culpa del deudor y antes de haberse éste constituido en mora (art. 1182
CC). Igualmente se extingue la obligación de hacer cuando la prestación resulte
legal o físicamente imposible.

La condonación es un acto de liberalidad del acreedor que supone el


perdón de la deuda y con ello la extinción de la obligación. La condonación, por
participar del animus donandi está sometida a los preceptos que rigen las
donaciones inoficiosas y, cuando es expresa, también debe ajustarse a las
formas de la donación.

La confusión de los derechos de acreedor y deudor se produce


cuando la misma persona reúne los conceptos acreedor y deudor, situación en
la que automáticamente queda extinguida la obligación, pues nadie puede ser
acreedor de sí mismo.

La compensación extingue las deudas concurrentes cuando dos


personas son recíprocamente acreedores y deudores principales la una de la
otra por derecho propio, siendo las deudas de dinero o de cosas fungibles y
homogéneas por su especie y calidad.

Por último, la novación, que también puede ser modificativa de


acuerdo con la doctrina moderna, extingue la prior obligatio sustituyéndola por
una nova obligatio cuando así se declara expresamente, la antigua y la nueva
son de todo punto incompatibles.
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TRANSMISION DE LOS CREDITOS Y DE LAS DEUDAS.

Se habla de transmisión de las obligaciones cuando uno de los sujetos


de la obligación transfiere su posición en el vínculo obligatorio a otro sujeto;
aquellas son susceptibles de ser transmitidas, tanto por el aspecto activo, si es
el acreedor quien transmite su crédito, o por el aspecto pasivo, si el deudor
traspasa su deuda; en ambos casos, la obligación permanece intacta; siendo la
misma tanto antes como después de la transmisión

La transmisibilidad de las obligaciones es en principio una incursión del


derecho moderno. Antiguamente, remitiéndonos exclusivamente al Derecho
Romano, el vínculo obligatorio no podía ser sustituido puesto que estaba
revestido de una concepción enteramente personal

Delegatio: Era el acto por el cual, una persona tomaba el lugar


del deudor o del acreedor.  Delegatio solvendi o Delegatio obligando. Podía
hacerse por estipulación en que se extinguía la primera obligación.

Procuratio in rem suma: operaba como un mandato judicial, no


era una cesión de créditos, porque no se cedía el derecho sustancial
del crédito, se obtenía el mismo resultado y el nuevo acreedor tenía la
actio iudicati para conseguirlo en ejecución forzosa.

Cesión de créditos: aunque se prohibió debido a la tendencia cristiana


del favor debitoris
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La rígida concepción subjetiva del primitivo derecho Romano constituyó


un obstáculo absoluto a la transmisión de las deudas, no obstante lo cual, en
los hechos, el fenómeno de mutación del deudor se operó mediante la novación
subjetiva por cambio de deudor; pero en tal caso se extinguía
la obligación anterior, y se creaba otra nueva, no manteniéndose-por tanto-
la relación previa.

Otro mecanismo empleado fue la delegación: cuando era perfecta,


producía efectos novatorios y, cuando era imperfecta, conservaba
como deudores al antiguo y al tercero que se incorporaba como tal
(adspromitio).

Más tarde se ideó el mandato de pago, con el notorio inconveniente de no


crear vínculo entre el mandatario a quien se encargaba
pagar- en los hechos el nuevo deudor- y el acreedor de la obligación. Y,
todavía, se acudió a la corealidad, cuyo inconveniente más notorio fue
mantener también como obligado al deudor originario.

Con el correr del tiempo el avance de las ideas jurídicas, sustancialmente por
vía de la dogmática alemana, la despersonalización de la relación crediticia
cada vez menos ligada a un sujeto determinado, y la separación de
los conceptos de crédito y de deuda, posibilitaron la transmisión de esta última.

Para que la cesión de créditos pueda ser oponible a terceros, es decir,


a aquellos que no representen interés alguno en la celebración del contrato,
entre los cuales se encuentra el deudor de la obligación, se requiere
indispensablemente la notificación al deudor (siendo que acepte o no)
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La aceptación por parte del deudor puede hacerse sin reservas, en


cuyo caso no podrá el deudor excepcionar la compensación por los créditos que
antes de la aceptación hubiese podido oponer al cedente. En el caso contrario,
es decir, cuando la cesión no ha sido aceptada, el deudor podrá oponer en
compensación todos los créditos, así sólo sean exigibles después de la
notificación.
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CONCLUSIONES

Los Romanos han venido a crear una terminología que tiene la ventaja
de agotar la materia y presenta alguna importancia práctica. Ellos se guiaban
por los principios de las obligaciones naturales y sancionaban cosas
particulares sin reglas generales. Mientras el Ius Gentium se hacía queda vez
más eficaz el Ius Civile perdía su rigor. El romano que no tenía un lazo
obligatorio, relación entre dos personas, no podía invocar a los tribunales
romanos, porque el acreedor carecía de acción (al no poder ejercer su
derecho), por lo tanto, la obligación natural tampoco tenía valor alguno.
Entendemos como obligación, que es el vínculo que nos da la necesidad de
pagar una cosa. Está integrado por dos personas, el acreedor y el deudor, y es
el deudor el que tiene que hacer algo a favor del acreedor. La obligación jurídica
tiene un sentido más fuerte y vigoroso porque lo propio de la obligación es
generar una acción en virtud de la cual el acreedor pueda exigir judicialmente el
cumplimiento de ella.
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